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ANTE LA NAVIDAD Richard Simonetti 1 – Tradicionalmente, se evoca en la Navidad la fraternidad, presentándose el mensaje de Jesús como gloriosa convocación a la edificación de una sociedad solidaria. No obstante estamos muy lejos de semejante realización. ¿Por qué? El mensaje de Jesús aun es, para la mayoría de los hombres, una bella historia que no se cansan de apreciar, particularmente en el conmovedor episodio del pesebre. Raros perciben que se trata, sobretodo, de un camino de renovación para la Humanidad. 2 – ¿Qué está faltando para la vivencia del Evangelio?

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1 – Tradicionalmente, se evoca en la Navidad la fraternidad, presentándose el mensaje de Jesús como gloriosa convocación a la edificación de una sociedad solidaria. No obstante estamos muy lejos de semejante realización. ¿Por qué?

El mensaje de Jesús aun es, para la mayoría de los hombres, una bella historia que no se cansan de apreciar, particularmente en el conmovedor episodio del pesebre. Raros perciben que se trata, sobretodo, de un camino de renovación para la Humanidad.

2 – ¿Qué está faltando para la vivencia del Evangelio?

Usando un término actual, nos falta empatía. Según el diccionario Aurelio, es la tendencia para sentir lo que sentiría en el caso estuviese en la situación y circunstancias experimentadas por otra persona. Es nuestra sensibilidad que debemos obrar el prodigio de

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convivir en una buena comunión con la miseria de la periferia, con los indigentes de los hospitales, con la carencia de las criaturas de la calle, como si todo eso hiciese parte de un mundo distante, y no de la ciudad donde moramos, de la comunidad donde vivimos.

3 – ¿Cuál es el termino equivalente en el Evangelio?

Es la solidaridad que se expresa en la compasión por las miserias ajenas. Quien no se compadece, no se envuelve, no se empeña, no se dispone a aquella adopción permanente de su tiempo, de su vida, en favor de los necesitados de todos los matices, donde está la fuerza mayor del Evangelio.

4 – ¿El Evangelio está más en la cabeza de las personas que en el corazón?

Exactamente. Sabemos que la miseria debe ser combatida. Es preciso socorrer al necesitado, alimentar al hambriento, educar al analfabeto…

Tal vez hasta contribuyamos con una parcela de nuestros recursos, de nuestro tiempo. No obstante, sin solidaridad, el sentir el dolor del otro, lo hacemos en proporción ínfima ante lo que podemos ser capaces. Un mentor espiritual acostumbraba a decirnos que, en el esfuerzo del Evangelio, lo que hacemos está siempre muy distante de lo que podemos hacer.

5 – ¿La Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) sería un ejemplo de esa empatía misericordiosa?

¡Si, sin duda! Ella fue por sentirlo la que dedicó la vida a los sufridores de todos los matices, lamentando ser su esfuerzo una gota de agua en el gran océano de las miserias humanas. En un mundo orientado por el egoísmo, la Madre Teresa es reverenciada por tratarse del espantoso fenómeno de una mujer decidida a vivenciar en plenitud el Evangelio y, por eso, dedicada íntegramente al prójimo. Cierto día un hombre, viéndola bañar a un leproso, le dijo que ni por un millón de dólares haría aquello, a lo que ella respondió: yo tampoco; solo por amor se puede dar un baño a un leproso.

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6 – ¿El voto de pobreza, el total desprendimiento de los bienes materiales, como vimos en la Madre Teresa, sería el camino para esa empatía misericordiosa?

No necesariamente. No es pecado tener dinero, ni bienes, materiales. Si el hombre se sirviese de la riqueza, sin tornarse su siervo, podrá realizar prodigios en favor de la multitud carente.

7 – ¿Podría dar un ejemplo?

La princesa Diana (1961-1997), cuya muerte conmovió al mundo, fue dotada de esa empatía. Más de cien asociaciones asistenciales cuyos representantes fueron convidados para las ceremonias que procedieron a su sepultura, testimoniaron que ella ejercitó la solidaridad. Las imágenes más emocionantes, inmortales en la memoria popular, son aquella en la que ella aparece abrazando a los que padecían de Sida, mutilados de guerra, a los niños y viejos, con aquella espontaneidad propia de las personas solidarias.

8 – ¿Teniendo en vista el gran movimiento desenvuelto por las entidades espiritas en el campo social, podemos decir que los espiritas son solidarios?

Caminamos en esa dirección, orientados por la Doctrina Espirita. Estamos conscientes de que es preciso hacer todo el bien al semejante, como recomendaba Jesús. El empeño de servir, aunque por mera conciencia del deber, es la antesala de la solidaridad.

Traducido por: M. C. R