Anonimo Medieval Ingles. Herne El Cazador

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  • ) 1 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Herne, el CazadorAnnimo Medieval Ingls

  • ) 2 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    EL BARBA AZUL DE INGLATERRA

    NRIQUE VIII, REY DE INGLATERRA, segundo de la di-nasta de los Tudor, rein desde el ao 1509 hasta1547. Su reinado se ha hecho famoso por las le-

    yendas sobre su vida azarosa, por sus crueldades y capri-chos. Era un Barba Azul que mataba a sus esposas y gober-naba por el terror, enviando a la horca a todo el que se opo-na a su voluntad.

    En esos tiempos, los seores feudales posean grandesdominios e influan poderosamente en el gobierno del reino.

    An no del todo civilizados, esos pueblos crean en milsupersticiones y teman ms al diablo que a sus enemigos decarne y hueso.

    Vamos a narrar la famosa leyenda de Herne el Cazador,hroe de novela, quien provoc durante varios aos no sloel terror entre los ignorantes paisanos, sino tambin hastaentre los nobles de Inglaterra.

    Herne el Cazador, con su careta negra, su casco coro-nado de cuernos de venado, su magnfico caballo negro ysus dos perros de presa, infunda pavor a todos los morado-res cercanos al palacio de Windsor.

    Nadie saba quin era ese joven misterioso, y el rey

    E

  • ) 3 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Enrique VIII haba ofrecido la mitad de su corona por su captu-ra.

    Pero ms que el mismo rey, profesaban odio a Herne el Ca-zador el conde Godofredo de March, jefe de la casa real, y SimnRochefort, capitn de los arcabuceros del rey.

    Una noche, el soldado Toms Longcoat montaba guardia enlos torreones de la fortaleza de Windsor con su arcabuz al hom-bro y su silbato en la boca, cuando de pronto comenz a temblary en su afiebrada imaginacin vio destacarse la pavorosa figurade Herne el Cazador.

    Iba a mover ya el gatillo del arcabuz, cuando sinti pasoscercanos y un individuo se detuvo frente a l.

    Bandido, por qu apuntabas el arma contra m? interro-g el capitn de los arcabuceros.

    Yo cre que usted era Herne el Cazador balbuce, tem-blando, Toms Longcoat.

    Imbcil! replic Simn Rochefort. Si Herne el Cazadorviviera, tendra ms de ciento cincuenta aos, pues fue en tiem-pos de Enrique II cuando ese fantstico personaje provocaba elterror en los bosques de Windsor. Y como no era inmortal...

    Seor capitn insinu el soldado, Herne el Cazador noes mortal. Es el diablo en persona.

    Simn Rochefort sac su espada de la vaina y amenazandocon ella a Toms Longcoat, le dijo:

    Si vuelvo a orte nombrar a Herne el Cazador, te har azo-tar, te despojar de tu uniforme y te encerrar en las mazmorrasde la Torre. Qu significa ese miedo estpido por una sombra?Los ciudadanos de Windsor se apertrechan en sus casas al atar-decer, ninguno se atreve a salir al bosque por la noche; pero noes posible que este terror, esta cobarda que enloquece a todo elpas, invada tambin a los hombres de mi guardia.

    Un trueno reson en la lejana y el soldado palideci.Yo vi a Herne... dijo Toms.

    Dnde lo viste? inquiri Rochefort.Anoche lo vi trepar a las almenas de la torre, como un gi-

    gantesco murcilago. Con sus brazos extendidos sobre el para-peto, lanz una diablica carcajada.

    Por qu no comunicaste este suceso a la guardia? pre-gunt Rochefort.

    Porque a usted le enfada que tratemos de esa leyenda replic el soldado.

    Haces bien, Longcoat. Y ahora escucha: si oigo otra vez co-mentar sobre Herne el Cazador, y si descubro que t refieres a tuscompaeros de armas las visiones de tu mente afiebrada, te harcolocar en la rueda del tormento y en seguida te mandar ahorcar.

    Simn Rochefort continu su visita nocturna a la fortalezay, en seguida, se dirigi al departamento que ocupaba en el cas-tillo del rey.

    El conde Godofredo de March lo aguardaba all.Su Alteza me honra con su visita dijo Simn al jefe de la casa

    real. Voy a ordenar que traigan una buena merienda. Tenemosmucho que discutir antes que llegue el rey al castillo de Windsor.

    Encontr este pergamino sobre mi mesa, clavado con unadaga dijo el conde. Es una amenaza firmada por Herne elCazador. Lala usted.

    Simn ley en alta voz:

    En guardia, Godofredo Baybrook, falso conde de March, infielamigo, delator y asesino del conde Ricardo Hotham. Tu fin estcercano. Te advierto que tus planes para arruinar al conde deMornington y apoderarte de sus bienes y estados son conocidos.Abandona ese proyecto y arrepintete antes que sea tarde, porqueni el rey ni tu ambicioso amigo Simn Rochefort, jefe de la guardia,podrn salvarte.

    Herne el Cazador

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  • ) 4 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Patraas exclam Rochefort. No existe Herne el Caza-dor... Yo buscar al canalla que ha inventado esa farsa.

    Pero hay algo de sobrenatural en esa misiva insinu elconde. Cmo han podido descubrir mis intenciones respectoa Mornington? Slo t conocas mis proyectos.

    Tienes razn admiti Simn; mustrame la daga.El conde sac de su faltriquera una daga tan delgada como

    una navaja de afeitar y con el puo en forma de cuerno de venado.Nunca haba visto una daga semejante murmur Simn.

    Maana har investigaciones, y si encuentro al...En ese momento, una carcajada sonora, estridente, llen el

    espacio...Ja, ja, ja!...El conde y Simn, convulsos de terror, volvieron su mirada

    hacia una gran cortina y vieron, dibujada en la sombra, unaenorme silueta con la cabeza coronada por cuernos de venado.

    Simn Rochefort sac su espada de la vaina y dijo al condede March:

    Pronto, saque su espada; el villano est tras la cortina.Ambos individuos corrieron a la ventana y, al descorrer el

    cortinaje, advirtieron que nadie se ocultaba tras l.A la puerta orden Godofredo; seguramente ha escapa-

    do por all.Pero la puerta no slo estaba con llave, sino que los gruesos

    cerrojos estaban corridos por el interior. Las ventanas tambinestaban cerradas.

    Truenos y relmpagos! exclam Simn Rochefort, es eldiablo en persona, como asegur ese imbcil arcabucero, TomsLongcoat.

    Pero un ser irreal no escribe sobre un pergamino, ni deja elmensaje clavado con una daga objet el conde de March. Yocreo que no es el demonio en persona, Simn, sino un sujeto decarne y hueso que ha jurado perdernos.

    Toms afirm que lo haba visto trepar por el parapeto explic Simn. Yo lo amenac con la horca si divulgaba esavisin, y ahora...

    Antes que el conde replicara a las palabras de Rochefort, unruido formidable atron el espacio. El capitn de la guardia realcorri a la ventana y vio al soldado Toms Longcoat disparandotodas las balas de su arcabuz.

    Momentos despus, el soldado caa sobre las baldosas depiedra con un sncope causado por el terror.

    El capitn Rochefort sali de la sala, seguido de cerca porGodofredo de March. Ya la explosin del arcabuz haba alarma-do a los soldados de la guardia y, armados de lanzas y dagas,suban a las almenas.

    Traigan a ese bandido rugi el capitn, indicando el cuer-po inerte de Toms.

    El arcabucero abri los ojos y se incorpor. Dos sargentoslo cogieron brutalmente y lo arrastraron hasta el sitio donde sehallaba Rochefort.

    Por qu motivo disparaste, imbcil? interrog el capitnde la guardia real.

    Vi a Herne el Cazador contest Longcoat; estaba en elparapeto y dispar contra l. Pero el demonio, en vez de caerherido, vino hacia m, hacindome perder los sentidos.

    Mientes rugi Rochefort; yo observaba desde la venta-na. No haba ser viviente en el parapeto. Maana sers ahorca-do. Sargento, conduce a este individuo a las mazmorras del sub-terrneo y crgale de cadenas para que, no huya. Ya veremos enqu rbol del bosque se balancear su cadver; as tendrn unescarmiento todos los que crean en fantasmas y apariciones.

    Toms Longcoat fue conducido a las mazmorras y, entre-tanto, el conde de March deca a Rochefort:

    Supongamos que ese soldado vio a Herne. Acurdate de larisa diablica y...

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  • ) 5 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    No importa que tenga o no razn ese arcabucero interrumpi Simn; de todas maneras ir a la horca. Volva-

    mos a la sala, conde, y continuemos desarrollando nuestros pla-nes antes de que el rey llegue a Windsor.

    Ambos facinerosos subieron a la sala de Rochefort; perocuando quisieron abrirla, descubrieron que estaba cerrada pordentro.

    Por San Jorge! exclam Rochefort, quin est ah? Abrano...

    Una siniestra carcajada respondi a la orden del capitn. ALARMA EN EL CASTILLO DE WINDSOR

    UDESE USTED AQU, CONDE DIJO SIMN, mien-tras voy en busca de la guardia. Rodear de tro-pas el castillo y ese rufin quedar cercado.El conde Godofredo de March se coloc fren-

    te a la puerta y, espada en mano, se dispuso a afrontar la salidadel misterioso personaje, decidido a atravesarlo con el arma siintentaba salir.

    Los arcabuceros del rey llegaban con piquetas, hachas, ba-rras de fierro y otras herramientas.

    He colocado veinte hombres en cada puerta del castillo dijo Rochefort a March. Derriben ustedes la puerta, aunque seconvierta en astillas. Smith, ten listos a tus arqueros y que todaslas flechas caigan sobre el bandido que se oculta detrs.

    Cayeron las hachas y piquetas sobre la maciza puerta deencina y transcurrieron varios minutos antes de que se abrierauna brecha. Por ella entraron March y Rochefort con sus espa-das desenvainadas.

    La sala estaba vaca, las ventanas cerradas por dentro y elpiso intacto. Los soldados registraron armarios y muebles, sinresultado alguno. El aire estaba impregnado de olor a azufre.

    Herne el Cazador ha estado aqu; eso es indudable dijo

    Q

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  • ) 6 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    March a Rochefort en voz baja. Sientes el olor a azufre que hadejado?

    Demonio u hombre, lo cogeremos rugi, furioso,Rochefort. El castillo est cercado y tengo soldados apostadosen el bosques a orillas del ro y en los puentes. Ya veremos si eseridculo personaje se atreve a afrontarlos.

    El capitn daba rdenes y ms rdenes; golpeaba con suespada a los que manifestaban temor y dispona que toda la guar-dia real montara a caballo y se distribuyera por el bosque.

    Y si llega el rey? insinu March. Qu pensar de todaesta movilizacin?

    Que piense lo que quiera respondi Rochefort. T y yosomos los favoritos de Enrique VIII. Para silenciar a los habla-dores, ahorcaremos a Toms Longcoat al amanecer y te aseguroque todos pensarn que es mejor no meterse en este asunto.

    Pasaban las horas y el infeliz Toms Longcoat, confinado enuna abyecta mazmorra, temblaba de fro y de horror.

    Aunque me cuelguen suspiraba el arcabucero, yo vi aHerne el Cazador, y por eso dispar. Maldita suerte y malditodemonio.

    Al pronunciar esa frase, Longcoat fij su vista en el pavi-mento y advirti que se levantaba lentamente una piedra. Por laabertura comenz a aparecer un cuerno de venado y en seguidala careta negra que cubra el rostro de la diablica aparicin.Una gruesa cadena penda de su cuello y terminaba en la cinturacon un manojo de llaves.

    Ja, ja, ja! dijo Herne el Cazador al aterrorizado arcabucero.Toms Longcoat, he venido a salvarte, con ciertas condiciones.

    El prisionero tembl de miedo. Si era el diablo, pretenderacomprarle el alma.

    Qu condiciones? pregunt Toms.Herne coloc sobre el pavimento la linterna que traa en la

    mano y desenroll un pergamino escrito en letras latinas.

    Vas a firmar con tu nombre al pie de este escrito replicHerne, y hecho esto, formars parte de mi bando y te entrega-rs a Herne el Cazador.

    No lo har declar Toms Longcoat, horrorizado.Si rechazas mi proposicin insinu Herne, maana mo-

    rirs en la horca. Yo soy el Rey del Bosque, como Enrique VIIIes el rey de Inglaterra. Todas las noches mi bando sale a cazarpor los bosques; si nos atacan, combatimos con nuestros enemi-gos y los vencemos. Somos amigos de los pobres y enemigos delos ricos opresores del pueblo. A mis sbditos slo pido lealtad yobediencia. Toms Longcoat, has trabajado durante largos aoscon el tirano Rochefort. Por qu no firmas este pergamino?

    No tengo pluma ni tinta dijo el soldado.Yo tengo de todo respondi Herne.De uno de sus bolsillos extrajo un pequeo pual y, levan-

    tando la manga de su chaqueta, hundi el pual en una vena ypresent a Toms la punta ensangrentada.

    Haz una cruz en este pergamino orden Herne, sealan-do el sitio donde deba colocar el signo de vasallaje.

    Herne recogi el pergamino y lo volvi a guardar en su cin-tura. En ese instante, se escucharon voces en las galeras subte-rrneas y Toms exclam:

    Estamos perdidos!Herne desat su manojo de llaves y comenz a abrir los can-

    dados que sujetaban las cadenas del prisionero. Uno a uno fue-ron abrindose los aldabones.

    Desciende por la trampa dijo Herne a Toms. Ya lleganmis enemigos.

    En efecto, la puerta del subterrneo se abra para dar paso auna veintena de soldados, seguidos por Simn Rochefort y elconde de March.

    Una cascada de risa alegre y desvergonzada recibi a losatacantes.

  • ) 7 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    A l, soldados grit Rochefort. Es Herne el Cazador.Disparen flechas, balas, puales, dardos...

    Pero los soldados, aterrorizados, no se atrevan a dar un pasoadelante.

    Herne, de pie sobre los primeros peldaos de la escalera se-creta, alz su espada y respondi a la arenga del capitn Rochefort:

    Ni flechas ni balas herirn a Herne el Cazador. Rochefort,me llevo a Toms Longcoat. Ya es de mi bando. Repito que t yel falso conde de March, estn sentenciados. Ja, ja, ja!

    La risa de Herne se perdi entre el estruendo de las balas yel silbido de las flechas. Cuando se desvaneci la humareda de laplvora, Simn Rochefort alcanz a ver la punta de los cuernosde venado desapareciendo por la trampa subterrnea.

    Sigmosle orden el capitn; el castillo est cerrado. Nopuede escaparse, aunque sea el mismo demonio.

    La risa diablica de Herne el Cazador enloqueci de rabia aRochefort.

    Adelante, sin torcer ni a derecha ni a izquierda, camaradadeca Herne a Toms. Coge la linterna, y cuando llegues a unaescalera ascendente, me aguarda all.

    Toms obedeci; al volver la cabeza, vio a Herne cerca deun barril y tras l a sus perseguidores.

    Mtenlo! gritaba Rochefort, furioso por la risa estridentedel Cazador.

    En el momento que los soldados se aproximaban al barril,estall una formidable explosin y el techo de ladrillo cay so-bre el muro, formando barricadas infranqueables. Arriba, ca-marada! exclam Herne. Ya no pueden pasar. Yo sealar elcamino.

    Despus de un cuarto de hora de marcha por oscuros labe-rintos, Herne levant una pesada piedra que les dio salida alexterior.

    Se encontraban en una colina circundada de rboles.

    Veo que el capitn ha colocado tropa por todas partes dijo Herne al ver las lanzas que brillaban como el oro a la luz dela luna. Sgueme, Toms aadi el enmascarado, y salta trasde m al corcel.

    Entre los matorrales se detena un hermoso caballo negro.Herne subi a la montura y Toms al anca. Los lanceros y ar-queros apostados en el bosque lanzaron un grito al divisar a Hernegalopando por entre los rboles.

    Herne el Cazador! gritaron los soldados.A l! grit Rochefort.El misterioso personaje cogi su cuerno de caza y dej esca-

    par tres largos sonidos. Al momento aparecieron sus dos grandesperros de caza, tan negros como el corcel.

    Fue vana toda persecucin. Herne volaba como el viento,seguido de sus perros, a tiempo que March y Rochefort llegabanal bosque.

    Han visto ustedes a Herne el Cazador? preguntRochefort a un oficial.

    S respondi el lancero, por all se escurri, llevando alanca a Toms Longcoat.

    Simn Rochefort palideci de rabia y de temor.El cuerno de caza de Herne resonaba en el silencio del bos-

    que, con amenazante y estruendoso vigor.

  • ) 8 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    EL EDICTO DEL REY

    OMS LONGCOAT, AFERRADO A LA MONTURA DEL NEGROcorcel, escuchaba los gritos de la jaura que perse-gua a Herne el Cazador.

    Aqu nos detenemos dijo, por fin, el misterioso enmasca-rado. Baja del caballo y aguarda al pie de ese rbol.

    Un grupo de individuos con caretas negras rodearon a To-ms Longcoat apenas baj del caballo.

    Vndenle los ojos y tenle las manos a la espalda ordenHerne a sus secuaces.

    Manos vigorosas cogieron al arcabucero y, maniatado, lo hi-cieron entrar a un tnel. Se cerr una puerta con aldabas y cade-nas; Toms sinti el calor de una hoguera muy cerca de su cuerpo.

    Retirada la venda de sus ojos, el arcabucero slo distinguien la oscuridad un gran brasero, y tras l, un crculo de hombresen una inmensa caverna.

    Dos individuos vestidos de color rojo calentaban un fierroen el brasero. Los dems hombres, vestidos de uniforme caf,cubran su rostro con capuchones que slo dejaban los ojos a lavista.

    Herne el Cazador se hallaba sobre una alta tribuna de pie-dra.

    Cazadores dijo el jefe: Toms Longcoat ha jurado for-mar parte de nuestro bando. El conde de March y SimnRochefort haban decretado ahorcarlo; pero yo le he salvado lavida; l nos ayudar a proteger a los desvalidos y a vengarnos delos tiranos. Toms Longcoat, ests decidido a seguir a Herne ya obedecerle?

    S respondi Longcoat.Juras guardar secreto, lealtad y obediencia, aun a costa de

    tu vida?Lo juro.Descbranle el pecho y traigan la marca de fuego orden

    Herne.Inmediatamente, dos de los encapuchados se aproximaron a

    Toms, entreabrieron su camisa y lo sujetaron por ambos bra-zos.

    Toms pestae nerviosamente cuando acercaron la marcaa su pecho y se dispuso a aceptar con valenta la terrible prueba.

    La marca tena la forma de un cuerno de venado y estabaenrojecida por el fuego.

    Toms Longcoat dijo el ejecutor, vas a ser marcado conel signo de Herne el Cazador, a fin de que, donde quiera quevayas, todos sepan que eres de los nuestros.

    Y, acercando ms el fierro enrojecido a la carne delarcabucero, fingi que la hunda en ella; pero no lo hizo as.

    Si Toms Longcoat se hubiera movido o hubiera tratado deesquivar el cuerpo, su suerte habra sido fatal.

    Toms Longcoat dijo Herne, descendiendo de la tribuna,la ceremonia de la iniciacin ha terminado. Tu valenta te acre-dita como miembro de nuestro bando. Ejecutores, haced el ta-tuaje con mi divisa en la forma acostumbrada. Si hubieras de-mostrado cobarda, antes del amanecer estaras colgado de unrbol, frente al palacio de Windsor.

    Toms dio un suspiro de alivio.

    T

  • ) 9 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Seor dijo el arcabucero, mi madre, mi padre y mis her-manos viven en Windsor, y cuando el rey sepa que usted me harescatado, se vengar en toda mi familia. Cuando pienso en ellos,considero que habra sido mejor dejarme morir en el calabozo.

    No temas, valiente soldado repuso Herne, yo los defen-der. Vestid al nuevo cazador con el uniforme caf y tatuadlecomo os lo he ordenado.

    Toms fue conducido a una pequea caverna y pronto eltatuador de oficio, por medio de agujas finsimas y tintas indele-bles, dibuj los cuernos de venado en el pecho de Toms.

    Dios tenga piedad de ti si algn da pretendes traicionar aHerne el Cazador declar el tatuador al terminar su tarea.

    La maana estaba ya muy avanzada cuando el centinelaapostado en la torre del castillo de Windsor hizo or la cornetade alarma.

    El rey Enrique VIII llegaba a su palacio.El pueblo se aglomeraba para ver la real comitiva.La reina Ana Bolena viajaba en una suntuosa litera recamada

    de oro y plata. La segua el rey Enrique VIII sobre un briosoalazn, enjaezado con mantas color prpura y galones de oro.

    Los caones de los fuertes atronaban el espacio y acallabanlos vtores de la muchedumbre.

    El rey entreg su corcel al palafrenero y entr al castilloseguido del conde Godofredo de March, jefe de la casa real, ydel capitn de la guardia, Simn Rochefort.

    Parece que has trabajado bien, March dijo Enrique VIII:el castillo est limpio y hermoso. Qu novedades hay?

    Antes que March respondiera, el rey lanz una maldicin.En el nombre del demonio, qu significa esto?! excla-

    m, sealando a la puerta de encina destrozada.Los carpinteros, que an no haban terminado de reparar los

    destrozos, se alinearon a ambos lados de la puerta.Respondan! grit Enrique VIII. Quin ha destruido esta

    puerta? Ahora comprendo por qu ustedes queran llevarme alala izquierda. Por menor delito he ahorcado a un centenar dehombres.

    Fue Herne el Cazador murmur Simn Rochefort.Herne el Cazador? Esa es una historia de viejas comadres.

    Ustedes dicen que ha vuelto Herne el Cazador? Quin lo havisto?

    No slo lo hemos visto, Sire respondi Simn sino quevarias veces ha invadido el castillo real. Ayer se encerr en lasala de armas y por ese motivo tuvimos que destruir esta puerta.Una docena de balas le hicieron fuego, pero el maldito se evapo-r.

    Triganme al soldado que vio a Herne orden el rey.Lo tena encadenado en las mazmorras subterrneas ex-

    plic Rochefort. Herne lo rescat y huy con l hacia los bos-ques. Ningn soldado pudo darles alcance.

    Ustedes creen que soy un nio ingenuo para creer seme-jantes patraas? rugi Enrique VIII.

    Tengo pruebas replic el conde de March; ayer me en-vi un mensaje clavado con una daga.

    Mustrame el mensaje y la daga orden el rey.March entr a la sala de armas y abri el cajn donde haba

    dejado el mensaje y la daga. Ambos objetos haban desapareci-do.

    Posiblemente se los ha llevado Herne el Cazador dijoGodofredo, temblando de miedo.

    Cuidado con las mentiras! exclam el rey, furioso.Puede Su Majestad interrogar a los arcabuceros insinu

    Simn Rochefort; muchos de ellos vieron a Herne huyendo conel soldado.

    Cmo se llama ese soldado?Toms Longcoat.Hijo del zapatero de Windsor? interrog el rey

  • ) 10 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Lo conozco... Simn Rochefort, enva a los heraldos del rei-no a pregonar el edicto que voy a redactar y, en seguida, hazvenir a mi presencia al zapatero Longcoat, a su mujer y a sushijos. Si el pueblo protesta, hars quemar todas sus casas.

    Simn Rochefort no se hizo repetir la orden y, acompaadode un destacamento de la guardia real, se dirigi a la ciudad deWindsor.

    Tres veces tocaron su corneta los heraldos y en seguida le-yeron el edicto del rey:

    Oigan! Oigan! Oigan! Habiendo llegado a nuestro conocimientoque un bandido disfrazado de Herne el Cazador recorre la comar-ca, ultrajando al soberano, mandamos y ordenamos que todo sb-dito adicto a nuestra real persona coja vivo o muerto al impostor. Y,por lo tanto, como el arcabucero Toms Longcoat ha trabado alian-za con ese bandolero, ordenamos que ese traidor vuelva al castilloreal y se entregue a la justicia. Ordenamos, adems, que su padre,Toms Longcoat; su madre, Ana y sus hermanos, Eduardo y Jua-na, sean arrojados de su casa y que ningn ciudadano les d abrigoni alimento.Si el arcabucero Toms Longcoat no se presenta en veinticuatrohoras, toda su familia perecer en la horca.Escrito de nuestra propia mano y sellado en el castillo de Windsorel 22 de junio de 1533.

    Enrique VIII

    EL REY DESAFIADO

    UANDO LOS HERALDOS DEL REY TERMINARON DE PREGONARel edicto, el pueblo manifest su disgusto con airadasprotestas.

    Qu vergenza! exclam un hombre; no hay en todo elreino un ciudadano ms leal que el zapatero Toms Longcoat.Es una injusticia que el rey ordene su destierro y lo condene amorir de hambre y fro, con toda su familia.

    Simn Rochefort alz la fusta con puntas de acero e hiri enel rostro al individuo que defenda a Longcoat.

    Guardias orden a su tropa, coged al viejo Longcoat, asu mujer y a sus hijos y arrojadlos fuera de su hogar.

    El viejo zapatero, al verse tratado tan brutalmente, pregun-t:

    Por qu nos tratan as, seores?T lo sabrs replic Simn. Est oculto en tu casa el

    traidor Toms?Mi hijo no es un traidor protest el anciano; a esta hora

    est de guardia en el castillo real.Anoche huy con el bandido Herne el Cazador inform

    Rochefort. Fuera con l y los suyos!En medio de las vociferaciones del pueblo y de los gritos de

    C

  • ) 11 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Eduardo y Juanita, hermanos del arcabucero Toms Longcoat,el padre fue arrastrado fuera de su casa. Los soldados prendie-ron fuego a la morada del zapatero hasta que no qued piedrasobre piedra.

    Enrique VIII, sentado sobre su trono, interrog durante msde una hora al zapatero Longcoat.

    No niegues ruga el rey. T eres cmplice del bandido.Confiesa!

    Soy inocente y mis hijos tambin, Graciosa Majestadresponda una y otra vez el zapatero.Ya lo sabes dijo el rey: si en veinticuatro horas no com-

    parece ante m; t, tu mujer y tus pequeos hijos seris ahorca-dos. Simn Rochefort, haz encerrar en las mazmorras subterr-neas a este individuo.

    Enseguida, el rey se retir a sus departamentos privados ycomenz a vestirse para el banquete de la noche.

    Las noticias han de haberle llegado ya a Herne el Cazador deca el rey a su favorito, el conde de March, y es seguro quetendremos aqu al soldado Toms Longcoat antes del atardecer.Pero pienso que, aun cuando se entregue, haremos ahorcar al vie-jo para que sirva de escarmiento a los que creen en el fantasma...

    En ese instante, reson una formidable explosin en la an-tecmara del rey y un olor a azufre se extendi por la habitacin.Disipada la humareda, Enrique VIII divis un pergamino clava-do con una daga sobre la mesa, que deca:

    Cuidado, rey Enrique. Un acto de injusticia no puede remediarsecon otro crimen. Da libertad a Longcoat, a su mujer y a sus hijos.Si no lo haces, caer sobre ti la desgracia.

    Herne el Cazador.

    Esto es demasiado! exclam furioso el rey.

    March, haz venir aqu a la guardia real. Juro que no comerni beber mientras no tenga bajo mis plantas a ese bandolero.

    El conde de March sali de la antecmara, en tanto queEnrique VIII, pistola en mano, entraba de nuevo a la habitacindonde haba encontrado el mensaje.

    El rey cerr con llave la puerta por donde haba salido elconde de March y otro tanto hizo con la que daba acceso altocador.

    De pronto le pareci sentir una corriente de aire y, volvien-do la cabeza, observ que se dibujaba en la penumbra una gi-gantesca silueta, cuyos cuernos casi topaban el techo. EnriqueVIII examin al extraordinario personaje: vesta con cueros cur-tidos de venado y de su cuello colgaba una gruesa cadena queterminaba con un gran manojo de llaves.

    Qu buscas aqu, bandido? Soy el rey.Por qu has aprisionado al viejo Longcoat? interrog

    Herne el Cazador.Devuelve a Toms Longcoat o, por mi corona, que maa-

    na har ahorcar a toda su familia exclam Enrique VIII.No podrs hacerlo dijo Herne, porque ya les he dado

    libertad.Har atar a su mujer y a sus hijos amenaz el rey.Tambin estn ya a mi cargo y tus soldados nunca los en-

    contrarn.Por dnde entraste a mi castillo? pregunt el rey, lvido

    de furia.Por una de las cien puertas que yo conozco.Las har bloquear.No hay muro ni piedra que puedan impedirme la entrada

    declar Herne; yo puedo volar sobre las torres y atravesar losros bajo el agua.

    En nombre del demonio, qu deseas?Justicia para la familia Longcoat y para Ricardo Hotham,

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  • ) 12 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    hijo de sir Hotham, quien fue traidoramente asesinado por elfalso conde de March y por Simn Rochefort para apoderarse desus dominios.

    Hotham fue un traidor exclam el rey; cmo te atre-ves a discutir con tu soberano?

    Me atrevo a pedir justicia, y si no lo haces, ay de ti, rey deInglaterra!

    Enrique VIII alz la pistola cargada y grit:Hombre o demonio, ah tienes mi respuesta.La habitacin se llen de humo. Una carcajada estridente

    repercuti en el aire, y cuando se disip el humo de la plvora,Herne el Cazador haba desaparecido. La bala habase incrusta-do en el zcalo de madera.

    Creyendo que el misterioso enmascarado estaba oculto trasel cortinaje, el rey sac su daga. En ese momento llegaban a lapuerta de la antecmara Simn Rochefort y un destacamento dearcabuceros.

    Has llegado a tiempo, Rochefort dijo el rey. Herne elCazador est en esta habitacin, tras el cortinaje. Cojan al villa-no y condzcanlo al cuarto de las torturas.

    Los soldados invadieron la antecmara, y mientras unos des-corran la cortina, otros preparaban sus armas. La alcoba estabavaca y los cerrojos de las ventanas con sus aldabones.

    Despide a los soldados orden el rey a Simn: quierohablar contigo a solas de este asunto.

    El capitn de la guardia real mand a sus soldados que salie-ran de la estancia y que lo aguardaran en las galeras contiguas.

    Rochefort habl Enrique VIII, es preciso arrestar a esebandido que se hace pasar por el famoso Herne el Cazador, aun-que tenga que demoler hasta los cimientos de este castillo.

    Antes que Rochefort respondiera una voz que pareca surgirde las paredes de la alcoba grit:

    Cuidado!...

    El rey y Rochefort examinaron los muros, descorrieron tapi-ces y herldicas, a fin de buscar alguna puerta secreta, sin resul-tado alguno.

    Yo le dispar una bala a quemarropa dijo el rey al capi-tn. Mira dnde qued la bala. Es extraordinario. Quera que leconcediera el perdn a la familia de Toms Longcoat. Para quese d cuenta de que el rey de Inglaterra no le teme, maana alamanecer ser ahorcada toda esa traidora gente. El viejo To-ms est en el calabozo de la torre?

    S, Majestad.Herne el Cazador me dijo que ya se haba llevado a sus

    dominios al viejo, a su mujer y a los nios. Vamos a visitar loscalabozos.

    En la puerta del subterrneo, montaba guardia un soldado.Ha vigilado el calabozo? interrog el rey al centinela.S, Majestad balbuce temblando el centinela.Nadie ha entrado?Nadie, Majestad, y, como puede ver, los cerrojos estn con

    candados y mi capitn tiene las llaves.Abre la puerta, Rochefort orden el soberano.Una docena de soldados, llevando linternas, escoltaron al

    rey hasta la abyecta mazmorra.Sire murmur aterrorizado Rochefort, el prisionero no

    est aqu.Enrique VIII no caba en s de furia.Mientras los soldados removan la paja y escudriaban los

    muros, el rey juraba que matara a todos los centinelas.Uno de los soldados encontr clavado, con una daga con

    cuernos de venado, un mensaje escrito con sangre. Deca as:

    ENRIQUE, CUIDADO. RECLAMO JUSTICIA.

    Herne el Cazador

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  • ) 13 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Rochefort, id en busca de la mujer y los hijos del zapateroLongcoat orden el rey, y colgadlos en la Plaza de Windsor.

    NUEVA AUDACIA DE HERNE

    UANDO SIMN SALA A CUMPLIR LA ORDEN DEL REY, se encon-tr con el conde Godofredo de March y le comunic losacontecimientos.

    Peligra nuestro favoritismo dijo Simn a su cmplice;pues si Herne el Cazador quiere perdernos, no se detendr enmedios para malquistarnos con Su Majestad.

    Simn Rochefort lleg a casa de los Longcoat, y all supoque la mujer y los dos hijos de Longcoat haban desaparecido.

    Volvi Simn al rayar el alba y, como haba pasado toda lanoche en vela, se dirigi a su dormitorio. No haba pasado me-dia hora cuando el rey lo mand llamar.

    Enrique VIII se desayunaba en su regia sala, con un par depavos, un jamn, dos truchas y veinte huevos. Coma grosera-mente y, con la boca llena, pregunt a Rochefort si haba colga-do a la mujer y a los hijos del zapatero.

    El capitn ocup un asiento en la mesa real, como era sucostumbre, y ya iba a servirse un ala de pavo.

    No los pudimos encontrar contest.Y te sientas a comer, idiota grit el rey, cuando no has

    cumplido mis rdenes? Sal inmediatamente a los bosques contus soldados.

    C

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  • ) 14 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Simn sali desesperado. Haca veinticuatro horas que noprobaba bocado ni tena reposo.

    El comandante Neil, administrador de los bosques reales,se admir al ver a hora tan temprana al capitn de la guardia.

    Qu le trae por aqu al amanecer, capitn? pregunt Neil.Ando en busca de la familia Longcoat.Un carbonero divis esta maana al viejo Toms, a su mu-

    jer y a sus dos hijos en compaa de Herne el Cazador, quien losllev a la encina donde tiene su guarida inform Neil.

    Haz venir a mi presencia al carbonero orden Simn.No puedo hacerlo respondi el comandante, porque mis

    soldados lo ahorcaron en un rbol.Que me sealen entonces la encina de Herne el Cazador

    insisti Simn Rochefort.Tampoco puedo hacerlo respondi Neil, porque hay ms

    de cien encinas semejantes y slo el carbonero poda indicar cules la de Herne.

    Si no la encuentras, t tambin sers ahorcado amenazSimn al administrador de los bosques reales. El rey ordenaque antes de la noche la familia Longcoat sea capturada.

    La tropa del capitn Rochefort y los guardabosques de Neilse esparcieron por el bosque en todas direcciones.

    Tal como das anteriores, pero por otro tnel secreto, Herneel Cazador haba libertado al viejo Longcoat y lo haba conduci-do con los ojos vendados a su guarida del bosque. All encontrel zapatero a su esposa Ana y a sus hijos, Eduardo y Juanita.

    Aqu permanecers con tu esposa y familia dijo Herne alzapatero, y esta noche, si lo aceptas, formars parte de mi bando.

    He odo decir que usted libert a mi hijo Toms exclamel zapatero. Est vivo mi hijo?

    S, y me jur lealtad. Lo vers esta noche. Te recomiendoque no salgas de esta caverna, porque los soldados del rey hanrodeado el bosque.

    Yo temblaba con la sola idea de ver a Herne el Cazador deca la mujer de Longcoat a su esposo; pero, ahora creo que esun hombre bueno y que es el protector de los desvalidos.

    Tambin yo lo creo as replic el zapatero.Sin embargo, el viejo no estaba tranquilo, y cuando vio que

    su mujer y sus hijos dorman, se introdujo por los tneles de lacaverna y andando lleg hasta una escalera de fierro, por la cualtrep en seguida hasta llegar al tronco hueco de una enormeencina.

    Se hallaba en medio del bosque y, desobedeciendo la ordende Herne, se aventur por una sombra avenida.

    Cuando quiso volver al rbol por el cual haba subido albosque, no pudo hacerlo, y en ese momento se vio rodeado delos arcabuceros.

    Aqu est Longcoat dijo uno de los soldados. CapitnRochefort, lo colgamos de un rbol?

    No replic Simn, triganlo aqu para que lo interrogue-mos.

    Sera mejor llevrselo al rey insinu el comandante Neil.De ningn modo protest Simn Rochefort. Tengo co-

    nocimiento de que el conde Juan de Mornington es Herne elCazador.

    Imposible exclam Neil; el conde Juan es un fiel servi-dor del rey.

    Calla, idiota increp Simn. Mornington es un traidor.Ven ac, Longcoat, no es verdad que Herne el Cazador es elconde de Mornington?

    No lo s murmur el zapatero.Pero t venas de su castillo vocifer el capitn. Habla o

    te har ahorcar.Yo vena de la encina de Herne el Cazador balbuce

    Longcoat.Seala esa encina orden Simn.

  • ) 15 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    No pude encontrarla.Ya ven ustedes que este hombre miente dijo Simn. Aten

    al villano a un caballo. Lo confrontaremos con el conde deMornington y despus llevaremos a esos traidores ante el rey.

    El comandante Neil, que saba lo intil que era protestarcontra las rdenes del capitn de la guardia, favorito de EnriqueVIII, guard silencio y en seguida orden a sus guardabosquesque continuaran buscado a la familia de Toms Longcoat.

    La idea de Simn era dejar al viejo Longcoat en casa de Juany en seguida invitar al rey a dicho castillo, a fin de que sorpren-diera all al cautivo y tuviera la prueba de la culpabilidad deljoven conde.

    Pero aconteci que, al llegar al castillo, sali a recibirlo elpropio conde de Ornington.

    Era ste un gallardo joven, muy hermoso y ricamente ata-viado. Colgaba de su cinto una espada de oro y sobre su pechocruzbanse dos finas dagas de acero.

    El joven frunci el ceo al ver a Simn y sus veintearcabuceros.

    Qu nueva villana proyectas, facineroso? pregunt elconde a Simn Rochefort, y por qu traes al prisioneroLongcoat a este castillo?

    Porque aqu deben estar tus protegidos replic Simn.Ya todos sabemos que t eres el falso Herne el Cazador y que tedisfrazas con la figura del legendario fantasma de Windsor paraentrar al aposento del rey.

    No comprendo exclam Juan. T afirmas que yo soyHerne el Cazador?

    S; nigalo si puedes.Mientes deneg Mornington. Conozco tus intrigas y las

    del conde de March. Puedo afirmar que hace un ao que noentro al castillo de Windsor.

    Soldados orden el capitn, apodrense del traidor y, si

    opone resistencia, golpenlo hasta dejarlo aturdido. Entretanto,yo registrar el castillo a fin de buscar el traje con que se disfrazaeste bandido.

    Por cierto que Rochefort no encontr nada sospechoso enlas habitaciones del conde. Sin embargo, continu su intriga de-clarando que tena pruebas suficientes para mandar al patbuloal joven conde.

    La tropa parti del castillo llevando prisionero a Juan deMornington.

    Neil grit Simn al llegar junto al comandante de los guar-dabosques, tengo pruebas irrefutables de la traicin de este ban-dido. La tortura le har confesar todos sus crmenes contra elrey.

    En ese momento reson en el bosque la corneta formidablede Herne el Cazador y, antes de que los arcabuceros y soldadosse pusieran en guardia, la caballera de Herne cay sobre lossoldados del rey, los arroll y, en medio del desorden producidopor la sorpresa, Herne cogi por la brida al caballo sobre el cualestaba atado el conde de Mornington y orden a uno de sus hom-bres que huyera con l hacia los bosques. Mientras tanto, el restode la banda de Herne libertaba a Toms Longcoat padre.

    Condzcanle a mi encina, dijo Herne a uno de suslugartenientes.

    A cul de ellas? interrog Rinaldo.A la encina seca que est cerca de la Laguna Negra. Pronto,

    pronto, a la Laguna Negra repiti Herne; el rey se acerca.En efecto, Enrique VIII avanzaba por el bosque con la guar-

    dia real.

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  • ) 16 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    LA ENCINA SECA

    IMN ROCHEFORT, QUE FUE UNO DE LOS PRIMEROS en caerdurante el sorpresivo ataque, oy la orden que Hernedaba a su lugarteniente.

    Apenas se alejaron los atacantes, el capitn de la guarda seincorpor y, tambalendose, porque haba recibido un rudo gol-pe en la cabeza, busc con la mirada a sus prisioneros.

    Seor djole un arcabucero, los prisioneros han huido; elcomandante Neil, jefe de los guardabosques, ha desaparecido, yall viene el rey.

    Simn Rochefort dijo Enrique VIII, que llegaba en eseinstante con su escolta de soldados. He sabido que has captu-rado a Toms Longcoat. Te felicito. Dnde est ese bellaco?

    Lo habamos capturado, pero Herne el Cazador lo rescat,Majestad. Sin embargo, hemos ganado otra victoria. Yo s dn-de est la guarida del traidor.

    Ya lo he odo repuso Enrique VIII, en una encina seca.Pero hay tantas encinas destruidas por el rayo. No son menos decincuenta.

    Esta encina est junto a la Laguna Negra puntualiz elcapitn.

    La comitiva real se dirigi a la Laguna Negra y pronto des-

    cubrieron un inmenso tronco de encina, cuyos ganchos secos selevantaban a diez metros del suelo. En uno de esos ganchos seposaba una lechuza.

    De pronto, por la cavidad central del rbol, comenzaron asurgir los cuernos de venado y poco a poco destacse la fantsticasilueta de Herne el Cazador entre diablicas fosforescencias.

    All est el villano grit el rey: disparad contra l!Una docena de arcabuceros formaron fila y dispararon con-

    tra la gigantesca figura de Herne el Cazador. Fue una fusilada atres metros de distancia y con un blanco luminoso.

    La plvora reson como un trueno en la montaa y la huma-reda oscureci completamente el espacio. Cuando se disip elhumo, la lechuza negra y Herne el Cazador haban desaparecido.

    Derriben el rbol orden Enrique VIII, y traigan los des-pojos de ese villano. Quiero ver su rostro.

    Los soldados cortaron los ganchos secos y aserrucharon eltronco, pero no encontraron entre sus races ni el cuerpo delfantstico personaje, ni indicios de una excavacin o tnel sub-terrneo.

    En ese instante reson el cuerno del Cazador y los soldados,atnitos y estupefactos, divisaron a Herne corriendo en su mag-nfico corcel negro, seguido de sus negros mastines.

    A l! grit el rey.Herne el Cazador daba un fenomenal salto a travs de la

    Laguna Negra y se perda de vista en la penumbra del atardecer.Herne haba pasado a ser la pesadilla de Enrique VIII, Des-

    pus de su derrota, y aconsejado por sus favoritos, el condeGodofredo de March y Simn Rochefort, el rey decidi redactarun edicto poniendo a precio la cabeza de sus enemigos.

    Los heraldos salieron por todo el pas leyendo por campos yciudades el siguiente edicto:

    Cien barras de oro del tesoro del rey sern obsequiadas a la perso-

    S

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  • ) 17 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    na que aprisione a Herne el Cazador; y cincuenta a quien capturea los siguientes traidores: Juan de Mornington, Ricardo Hotham,Toms Longcoat, su mujer y sus hijos Toms, Eduardo y Juana.Quien ampare a esos traidores, sufrir torturas y descuartizamien-to.

    Enrique VIII

    Simn Rochefort encontr al comandante de los guardabos-ques dirigiendo la corta de lea en el bosque.

    Adnde se dirige usted, mi capitn? pregunt Neil aRochefort.

    Al castillo de Mornington dijo el capitn. Su Majestadme lo ha obsequiado y fijar mi residencia all. El rey y su corteirn esta noche a cenar conmigo en ese castillo.

    El edicto del rey, con la recompensa ofrecida, se vea blan-queando en todos los rboles del bosque.

    Lo cogeremos deca Simn a sus arcabuceros, mientrassegua su camino hacia el castillo de Mornington. De pronto,uno de los soldados divis a lo lejos a Herne el Cazador, arran-cando con su espada los edictos reales.

    Mi capitn grit el arcabucero, all diviso al diablicoenmascarado.

    Simn Rochefort emprendi veloz carrera tras Herne el Ca-zador.

    Se ha desmontado dijo uno de los soldados; veo al negrocorcel cerca de una encina.

    Hemos pillado al bandido en su madriguera declar el ca-pitn de la guardia aproximndose al animal que pareca ame-drentado.

    Rochefort pretendi coger por la brida al caballo de Herne;pero en ese instante vol una lechuza que se hallaba posadasobre un gancho de la encina, y con sus alas golpe el rostro de

    Simn. En seguida, dos enormes mastines negros mordieron laspatas de los caballos de la guardia real, alborotndolos y obli-gndolos a huir en desorden.

    Por el tronco de la encina surgieron los cuernos de venado yluego apareci Herne. Saltando de rama en rama, lleg hasta elsitio donde se hallaba su corcel. Fue obra de un instante montarsobre su lomo y emprender una carrera desenfrenada, dejandotras s un insoportable olor a azufre.

    A l, soldados! grit Simn.Los arcabuceros, reunidos otra vez en perfecto orden, persi-

    guieron por bosques y lomas al Cazador, hasta que lo perdieronde vista.

    Simn Rochefort, vencido y furioso, dijo a su tropa:Prohibo que digis que nos hemos encontrado con Herne

    el Cazador. Si alguno de ustedes habla, le har cortar la lengua.Pero, qu responderemos argument un soldado si el

    rey protesta porque han desaparecido los edictos reales de todoslos rboles?

    Dirn que se los llev el viento replic el capitn.Simn lleg con un atraso de hora y media al castillo de

    Mornington. El falso conde Godofredo de March le aguardabaimpaciente en la escalinata del magnfico palacio.

    T saliste del castillo de Windsor dos horas antes que yo exclam March. Dnde has estado?

    Con el mismo diablo replic el capitn, desesperado,Herne se me atraves en el camino; pero todos deben ignorarlo,porque si lo sabe el rey, su ira caer sobre nuestras cabezas.

    Rochefort dijo March a su cmplice, comienzo a tem-blar ante ese diablico fantasma. Tal vez no debimos apresurar-nos a despojar de sus tierras al conde de Mornington, y menostodava invitar al rey a un banquete en este castillo. Qu tepropones con la venida de Enrique VIII aqu esta noche?

    No comprendo tu preocupacin murmur Simn.

  • ) 18 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Djame explicarte prosigui Godofredo. Cuando llegu,descubr que todos los criados de Mornington haban desapare-cido y tambin la vajilla de oro que t codiciabas, los cristales,nforas y vasos. Quin preparar la comida?

    Enva mensajeros a Windsor y ordena que vengan los coci-neros, mozos y pajes con todo lo necesario replic SimnRochefort. El rey piensa dormir aqu esta noche. Mis soldadospueden acompaar a los mensajeros y traer a la servidumbre.

    Los preparativos se efectuaron tal como lo haba sugeridoSimn y el banquete se organiz sin contratiempos.

    Me habis preparado una oppara cena deca el rey a susdos favoritos.

    Y nos hemos salvado de un traidor aadi Simn el con-de de Mornington ha hecho alianza con Herne el Cazador y pre-tenda destronarnos.

    Sire dijo el conde Godofredo, es preciso que nos deisplenos poderes para perseguir a esos traidores.

    Os los he dado respondi Enrique VIII; pero an no locapturis. Supongo que no se encontrar oculto en este castillo.

    No, Sire protest el capitn de la guardia real; desde tem-prano, nuestras tropas rodean las fortalezas y resguardan todoslos puentes.

    Bien exclam el soberano, que vengan esos faisanes y esosjamones.

    Una procesin de cocineros y mozos entraba a la gran salacon apetitosos guisos.

    Pero en el momento en que los criados colocaban las fuen-tes, un rayo de luz ilumin el pasaje de la cocina, como si por lpenetrara el sol de medioda, y la figura de Herne el Cazadorpareci salir del muro de piedra.

    EL DESAFO

    E UN SALTO, EL ENMASCARADO SE TREP SOBRE LA MESA,espada en mano. Su risa diablica llen el espacio ylos criados, temblando de miedo, volcaron las fuen-

    tes y huyeron despavoridos.Herne el Cazador atac a los ms valientes, obligndolos a

    retroceder hasta las cocinas del palacio. Ni un cocinero, ni unpaje se atrevi a desobedecerle. Efectuada la hazaa, Herne elCazador desapareci.

    Lvido y furioso, el rey de Inglaterra ech atrs su silla ydaga en mano se dirigi a la puerta.

    Godofredo y Simn orden el soberano, cerrad las puer-tas y haced levantar los puentes del castillo. Encerraremos a esedemonio y le buscaremos hasta en las hendiduras de los muros.Triganme una ballesta...

    Enrique VIII se coloc en una puerta mientras los cortesa-nos daban rdenes a los soldados. Slo se oa el rumor de lasarmas y armaduras de arcabuceros, lanceros y espadachines.

    All viene! grit de pronto Godofredo de March, y en elacto dispar su pistola contra Herne.

    La explosin del arma slo provoc la risa del enmascarado,quien salt por encima de la cabeza del rey, entr a la sala del

    D

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  • ) 19 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    banquete y cerr tras l la puerta, Los cortesanos trataron dealcanzarlo, pero Herne apag una a una las bujas de cera queiluminaban la sala y quebr cuanta espada se opona a su paso.

    Despus de una bsqueda infructuosa, Enrique VIII ordenque ensillaran su caballo.

    Cuando vine a cenar contigo, Simn dijo el rey al capitnde su guardia, no cre que iba a quedar privado de alimento.Estoy por creer que has hecho alianza con Herne el Cazador.

    Si Su Majestad cree tal cosa respondi el farsante capi-tn, haga cortar mi cabeza.

    Tal vez lo haga replic el rey, si no consigues aprisionaral Cazador.

    Cuando el rey se alej rodeado de su escolta, Simn dijo aGodofredo:

    Qu hacemos ahora, Godofredo?Aprisionar a ese demonio murmur March, o perder el

    favor del rey.Capitn acudi a decir un arcabucero, las puertas de la sala

    del banquete estn cerradas por dentro. Yo mir por el ojo de unacerradura y divis a Herne el Cazador con toda su banda, recogien-do la vajilla de oro y guardndola en sacos. Qu hacemos?

    Derriben las puertas orden Simn.Mientras los piqueros cogan sus hachas para derribar las

    macizas puertas, Godofredo de March y Simn Rochefort mira-ban por las hendiduras a Herne el Cazador, sentado en la sillaque poco antes ocupara el rey, dando rdenes a su gente.

    Era una tropa de vagabundos harapientos que coman a dosmanos los faisanes volcados sobre la mesa y beban el vino delas nforas de oro, las que luego guardaban en grandes sacos.

    Derriben las puertas gritaban Godofredo y Simn,pateando de rabia.

    Cuando consiguieron abrirse paso hacia la sala del banque-te, sta se hallaba vaca de gente, de manjares y de vajilla.

    Godofredo insinu el capitn, hemos perdido la batalla.Creo conveniente abandonar el castillo y volver a Windsor.

    Y encarar la furia del rey? protest March.Nuestra nica salvacin es permanecer aqu y probar que

    no le tenemos miedo a Herne.Simn ofreci a su cmplice una jarra de vino; l tambin

    bebi hasta embriagarse y en seguida se retiraron a descansar alos dormitorios del conde Juan de Mornington, a quien habanusurpado el castillo y sus tierras.

    Pero el descanso que buscaban se vio turbado por una fuer-te humareda y un insoportable olor a azufre.

    Simn y Godofredo cogieron sus espadas y corrieron comolocos escaleras abajo.

    El palacio arde por los cuatro costados gritaban los mo-zos, cocineros, pajes y soldados; no podemos bajar los puentes.

    El capitn de la guardia estaba desesperado. El rey le habaobsequiado ese magnfico palacio cuando Simn acus aMornington de traicin. Ahora lo vea arder como pavesa.

    Huyamos por los fosos insinu Godofredo.Fue una desbandada frentica; algunos soldados caan des-

    de los parapetos; otros, presas de un terror incontenible, se aho-gaban al saltar los fosos, y slo un pequeo grupo, dirigido porlos favoritos del rey, logr salir fuera del castillo.

    De sbito se escuch una siniestra carcajada en la torre msalta del castillo y Herne el Cazador, iluminado por torrentes deluz, grit a sus enemigos:

    Rochefort y March, vuelvan al castillo de Windsor; perosepan que estn condenados. Le han robado sus bienes aMornington... Sin embargo, jams entrarn en posesin deellos.

    Simn hizo la cruz al diablico enemigo y le grit desdelejos:

    Ya nos vengaremos.

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  • ) 20 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Horrenda era la furia del rey al volver a su palacio a media-noche, sin haber cenado.

    Desmontndose en la escalinata del castillo real, dio un pun-tapi al palafrenero y le dijo:

    Ordena al mayordomo que me sirva en el acto la cena.Pero, Majestad exclam el palafrenero, estupefacto, vues-

    tros servidores crean que ibais a comer en el castillo deMornington y...

    Haz lo que te ordeno, animal rugi el rey; fui invitadopor Simn Rochefort al castillo de Mornington; pero Herne elCazador asust a los cocineros y arroj los manjares a diestro ysiniestro.

    Para apresurar el cumplimiento de su orden, Enrique VIIIfustig con su ltigo al palafrenero y a los dems criados quehaban acudido a recibirle.

    La ira del rey se fue apaciguando mientras coma con suacostumbrada glotonera, y por fin, terminada la cena, arroj laservilleta al rostro de un oficial que se detena en la puerta de lasala aguardando que Su Majestad le diera permiso para hablar.

    Qu deseas, idiota? interrog Enrique VIII.Sire, desde la torre se ve un gran incendio tras los bosques

    de Windsor. El centinela cree que es el castillo de Mornington.Ah, ah, ah! exclam el rey. Cmo estar de rabia Simn

    Rochefort. Yo le haba obsequiado ese palacio que le quit altraidor conde de Mornington.

    Y al pensar en la desesperacin de su favorito, el rey gozabacomo si hubiera obtenido una gran victoria.

    Entretanto, Simn Rochefort haba partido del castillo deMornington, resguardado por la guardia de arcabuceros a caba-llo y a pie.

    Durante tres das se colocaron mil quinientos soldados ro-deando el bosque y estacionados a dos metros de distancia cadauno; pero Herne el Cazador no sali de su guarida y todo indivi-

    duo sospechoso fue sometido a terribles torturas y, en seguida, ala horca.

    Al dar parte al rey de la imposibilidad de capturar al enemi-go, Simn Rochefort se vio seriamente amonestado.

    Herne debe morir dijo Enrique VIII, pues estdesprestigiando mi poder. Ayer, uno de los supliciados declarque prefera servir a ese demonio que a m, y agreg que Herneera un gran seor y yo un patn. Simn, t deberas desafiarlo...

    De qu manera, Sire? interrog Rochefort.Se dice que t eres el mejor luchador de mi corte, y que

    nadie te gana en bravura. Pues bien, vamos a ofrecer a Herneque acepte una lucha cuerpo a cuerpo contigo. T sers el cam-pen del rey. Ser una lucha a muerte. Qu te parece, Simn?

    Simn Rochefort no experiment una gran alegra con lapropuesta del rey, y sus mejillas se tomaron densamente plidas.

    Sera para m un gran honor luchar por mi rey dijo des-pus, con forzada sonrisa.

    Habr, entonces, lucha, Si Herne acepta declar EnriqueVIII. Haz publicar las bases del desafo en las puertas del casti-llo y en los bosques. Todo el mundo sabr que hemos desafiadoa Herne.

  • ) 21 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    UN TORNEO REAL

    NO BIEN TERMIN DE HABLAR EL REY, se escuch unacarcajada alegre y bulliciosa.Enrique VIII y Simn se miraron asombrados y corrie-

    ron hacia las ventanas. En ese instante se entreabri una cortina quecubra la puerta interior de la sala, y Herne el Cazador, con sigilosospasos, avanz hasta la mesa y coloc sobre ella un pergamino.

    En seguida volvi a su escondrijo y lanz tan estruendosocarcajada que los dos personajes volvieron la cabeza a un tiempo.

    Enrique VIII se aproxim a su mesa y descubri el pergami-no clavado con una daga en cuyo puo se dibujaban los cuernosde venado.

    Herne ha estado aqu en esta misma habitacin! excla-m, inclinndose sobre el pergamino, que deca:

    Al rey Enrique VIII y a sus favoritos Rochefort y March. Yo,Herne el Cazador, acepto el desafo que propone el rey en el Coli-seo o en cualquier sitio que ordene el rey, con la condicin de que seme deje libre cuando termine el combate. Estoy seguro de que obten-dr la victoria.

    Herne el Cazador.

    Por mi corona! exclam el rey, ese loco ha cado en mipoder. Vendr a Windsor y le cerraremos las puertas, y por mireino y mi mujer, juro que no saldr vivo de aqu.

    Al da siguiente comenzaron los preparativos para el torneo:grande fue el entusiasmo de la gente por concurrir al grandiosoespectculo que se preparaba en el Coliseo de Windsor.

    Los primeros nmeros de la fiesta serviran para acallar lassospechas de Herne y a las tres en punto se iniciara el desafoentre aqul y Simn Rochefort.

    El reloj de la torre daba las tres y la impaciencia del pueblono tena lmites.

    Ese bandido pretende hacerme esperar? exclam el rey.Simn Rochefort, montado sobra su enjaezado corcel y cu-

    bierto de frrea armadura, temblaba de miedo.De pronto cay casi a los pies del rey un tubo de metal que

    estall ruidosamente.El bandido me ha querido asesinar grit furioso Enrique

    VIII.Godofredo de March recogi el tubo y hall dentro de l un

    pergamino que deca.

    Rey de Inglaterra: nunca un caballero falta a su palabra. Si que-ris que entre a la lid, haced retirar a los soldados que estn aguar-dando mi salida para prenderme. Sois o no caballero? Conocislas leyes de los torneos y justas de vuestros antepasados? Respon-ded.

    Herne el Cazador

    Soldados grit el rey, buscad a Herne el Cazador yprendedlo.

    Desde el alto parapeto del castillo, Herne apareci entre ful-gurante esplendor.

    N

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  • ) 22 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    En buena lid, yo combato! exclam el fantstico perso-naje.

    El pueblo gritaba entusiasmado.Herne! Herne! Herne! repetan con atronante vocero.Dejadle luchar en buena lid insinu Godofredo al odo

    del rey; despus lo aprisionaremos.La gente se amotinaba y creca por momentos el prestigio

    del Cazador. Por fin el rey alz la mano y jur que respetara lalibertad del desafiado. Slo entonces baj Herne a la liza...

    No llevaba armadura ni casco, y en vez de lanza con puntasde acero, el luchador cargaba un gancho de encina, malamentetorneado.

    Sin embargo, a la segunda embestida de los corceles, Hernehizo saltar a Simn Rochefort fuera de su cabalgadura, y a latercera, lo arroj de espaldas sobre el csped.

    Ah tenis a vuestro campen, Majestad! exclam Herne.Soldados, coged al bandido orden furioso Enrique VIII.Pero ya el enmascarado hua velozmente, seguido de sus

    negros mastines, y se perda entre el sombro bosque.Simn, todava inconsciente, fue trasladado a una tienda de

    campaa.Por mi cetro y mi corona rugi el rey, har ahorcar diaria-

    mente veinte hombres inocentes hasta que Herne se entregue. Sies tan generoso y tan compasivo, como dicen, sabr sacrificarse.

    As lo har dijo Herne al conocer la decisin del rey. Ira entregarme.

    Pero si Enrique VIII haba inventado tan vil manera paraprender a Herne, ste a su vez tena otra intriga preparada...

    Antes del amanecer, se vean los caminos del bosque llenosde soldados que recogan a los carboneros y a otra gente humil-de, llevndolos prisioneros al castillo de Windsor.

    Simn Rochefort, con su guardia de arcabuceros, segua acaballo la hueste de infelices cautivos.

    Has interrogado a los prisioneros? pregunt el cruel ca-pitn al comandante Neil. Confesaron que pertenecan a labanda de Herne el Cazador?

    No repuso Neil. He usado mi ltigo en sus espaldas, perotodos aseguran que no conocen a Herne.

    Les refrescaremos la memoria en la sala de los tormentos murmur Simn, y si Herne es tan compasivo como dicen, ven-dr en auxilio de sus vctimas.

    Los prisioneros fueron conducidos a los calabozos del casti-llo, mientras arcabuceros y soldados quedaban en los bosquesaguardando la salida del Cazador.

    Herne haba presenciado la captura de los pobres inocentesdesde el hueco de una encina y, una vez que los vio entrar al cas-tillo, baj de ella, salt a su negro corcel y, seguido de sus masti-nes, desapareci entre las rocas que rodeaban la Laguna Negra.

    Llevando de la brida al caballo, Herne se introdujo por unobscuro tnel. De pronto el estrecho pasaje se vio iluminadopor la luz de una linterna.

    Quin va ah? pregunt una voz.No conoces mis cuernos? replic Herne; lleva mi caba-

    llo a la pesebrera, Toms Longcoat, y dale de comer. Volver asalir muy pronto.

    Toms Longcoat, ex arcabucero del rey, estaba de centinelaen una de las guaridas subterrneas de Herne. Obedeciendo almandato de su jefe, el joven condujo el caballo a la pesebrera.

    Entretanto, Herne continuaba avanzando por el tnel hastallegar a una inmensa caverna, iluminada por hachones y fogatas.

    Un grupo de individuos dispona la mesa, otro preparaba lamerienda y varios hombres reunidos en un extremo de la caver-na discutan con calor.

    All estaban los secuaces de Herne el Cazador. Seguiransindole fieles, despus de la terrible sentencia del rey, dictadacontra numerosos inocentes?

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  • ) 23 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    EN LA SALA DE LOS TORMENTOS

    S DE TREINTA PERSONAS QUE NUNCA HANOFENDIDO al rey estn prisioneras decaun hombre de edad madura. Por cierto

    que yo agradezco a Herne que haya salvado la vida de mi hijo, lade mi mujer y mis chicos. Pero preferira morir antes que ator-menten a esos treinta inocentes. La intencin del rey es que Hernese entregue a fin de evitar la tortura de esos prisioneros. Lo harel enmascarado? Quin es l? Y por qu hemos de seguir a unser que no conocemos y que puede ser un demonio?

    Porque es nuestro deber, Toms Longcoat respondi unjoven muy distinguido y hermoso. Herne salv tambin mi vida;yo les aseguro que es bueno y justo. Si tienen fe en l, sabrn queno es ni un traidor ni un demonio.

    Nada tenemos que protestar contra l declar otro de loscircunstantes. Qu tienes que reclamar, viejo Longcoat? Es-tamos mejor al servicio de Herne que esclavos del rey. Herne esjusto...

    Mientras se desarrollaba esta conversacin, Herne bajaba ala caverna por un cordel.

    Bien dicho, camarada exclam el Cazador. Herne es jus-to.

    Todos rodearon al temido jefe.Esta maana prosigui l han aprisionado a ms de trein-

    ta inocentes. Juan de Mornington aadi, dirigindose al joveny apuesto conde, Simn Rochefort ha hecho prisioneros a tuhermana Judith y a su marido...

    Simn Rochefort, el conde Godofredo de March y el reyEnrique VIII efectan esos desmanes con el fin de que yo meentregue a ellos en rescate de los prisioneros. As lo har, cama-radas, para evitar que mueran los inocentes.

    No, Herne clamaron los cazadores. Qu haramos sinti? El rey nos quemara vivos a todos. Herne, ten piedad de no-sotros.

    Me entregar al enemigo insisti el enmascarado, peroel rey no me har torturar y los prisioneros quedarn en libertad.Aproxmense todos y escuchen lo que voy a decirles.

    Todos se agruparon alrededor del misterioso jefe cuya faznadie haba contemplado al desnudo.

    Yo atraer a los soldados que me buscan en los bosques dela Laguna Negra. Escucha, Juan prosigui Herne, llamando asu lado al conde y hablndole al odo.

    Has entendido lo que espero de ti? pregunt Herne aJuan de Mornington. Me comprendiste bien?

    Perfectamente respondi el joven conde, y tus rdenessern cumplidas.

    No contentos con los prisioneros que haban cogido por lamaana, los soldados del rey continuaban merodeando por losbosques y, al atardecer, ya fatigados, bajaron de sus cabalgadu-ras y reposaron a la sombra de los rboles.

    De pronto un centinela grit:All va Herne el Cazador!Al momento los soldados saltaron a sus caballos, esgrimie-

    ron sus armas y emprendieron la carrera en seguimiento de Herne.Por todas partes resonaban las cornetas de alarma.

    M

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  • ) 24 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    El Cazador pareca acorralado y su caballo cojeaba de unapata.

    Esto envalenton a los soldados, quienes gritaban como lo-cos.

    Ya es nuestra la recompensa de mil libras! decan los deavanzada. El caballo cojea y casi no puede dar un paso.

    Herne oa los gritos de sus perseguidores y murmuraba: No tan cojo, verdad, mi negro corcel? Ya veremos si re-

    sisten a tus patadas.El corcel cojeaba porque Herne le rozaba con la espuela el

    ijar izquierdo, sin daarlo, y slo como una indicacin, que elinteligente animal comprenda.

    Al llegar a la Laguna Negra, ya los soldados daban alcanceal Cazador,

    Rndete gritaron los ms atrevidos.Herne alz ambos brazos sobre su cabeza, simulando rendi-

    cin. Mas al primero que se aproxim le dio tan feroz bofetadaque lo arroj a tres metros de distancia. Otro fue derribado porlas patas delanteras del magnfico corcel del Cazador, que sealzaba relinchando, mientras la risa de Herne repercuta en elespacio.

    De pronto se escuch el ruido de una formidable explosiny los soldados del soberano de Inglaterra temblaron de espanto.Algunos fueron arrojados de sus monturas y otros no tenan va-lor para usar sus armas.

    De improviso, surgieron como fantasmas numerosas silue-tas que apresaban a los despavoridos soldados, les quitaban suscaballos y los ataban amordazados a los rboles.

    La risa estridente de Herne aterrorizaba ms an a los derro-tados, que murmuraban, temblando:

    El demonio! El demonio!Despus que despojaron de sus trajes y armaduras a los sol-

    dados, la silenciosa legin se equip con ellos, formse en com-

    paas y se dirigi al castillo de Windsor fingiendo que llevabaprisionero a Herne.

    El rey Enrique VIII se hallaba muy enfadado desde la maa-na. Para distraer su mal humor se entretena haciendo torturar alos prisioneros, quienes se encontraban hacinados en el patio y,llorando, se lamentaban de su suerte.

    De pronto lleg un soldado con la noticia de que el enmas-carado haba sido capturado y que lo traan al castillo.

    Por fin! exclam el rey, dando un golpe sobre la mesa.Los soldados entraron al gran patio llevando en medio a

    Herne el Cazador. Le haban atado las manos a la espalda y,privado de sus armas, pareca el ms sumiso de los hombres.

    Los arcabuceros arrastraron al cazador a los pies del trono yEnrique VIII dijo a su mortal enemigo:

    Al fin te tengo en mi poder, bandido.Majestad replic Herne, me he entregado voluntariamen-

    te para salvar a los inocentes aprisionados por mi causa.Y crees que voy a darles libertad porque t vienes a entre-

    garte?Su Majestad ha dado su palabra indic Herne.Mi palabra no tiene fuerza tratndose de un traidor repu-

    so el monarca; te har torturar, villano, y a los otros los harahorcar.

    Yo no soy traidor, majestad refut el prisionero soy unleal y verdadero sbdito del rey. Hay cerca de Su Majestad trai-dores alevosos que atentan contra su vida y su reino. Pero yo nosoy traidor.

    Djame ver tu faz, a fin de saber quin eres exigi el rey.Y ya extenda la mano para arrancar la careta a Herne, cuandouno de los soldados se lo impidi, diciendo:

    No lo toque, Sire. Es un rprobo, un demonio. El brazo deSu Majestad puede quedar atrofiado por un maleficio. Entrgue-lo al verdugo y que l corte esa cabeza con cuernos de venado.

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  • ) 25 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Tienes razn replic Enrique VIII; condzcanlo a la salade torturas.

    Escoltado por los arcabuceros que lo haban trado a pala-cio, Herne se dirigi a la sala de tormentos.

    El rey se traslad tambin al lbrego recinto, donde la cruel-dad ms siniestra haba inventado cuanta tortura cabe para en-loquecer a un ser humano.

    HERNE TRIUNFANTE

    L MONARCA EN PERSONA DIJO AL CAPITN de los atormen-tadores:Es preciso que todos los prisioneros asistan a la flage-

    lacin y agona; de Herne. T mismo irs a buscarlos, y ordenoque cada prisionero traiga al cuello la soga... pues, en cuantofallezca este villano, sern conducidos a la horca.

    De esta manera, el rey faltaba a su palabra, ya que habaprometido la liberacin de los inocentes apresados para expiar laaudacia y temeridad de Herne el Cazador, si ste se entregabapara salvarlos.

    Enrique VIII se detuvo en la galera que daba a los calabo-zos e, impaciente, escuchaba el rechinar de las puertas que seabran y los lamentos de los prisioneros que vean llegar su lti-ma hora.

    Por fin los soldados subieron a la galera escoltando la largafila de prisioneros. Pero ninguno traa la soga al cuello ni venacon ellos el capitn de los atormentadores.

    Al pasar junto al rey, los arcabuceros, en vez de entrar a lasala del tormento, treparon por las escaleras que conducan a lapuerta principal del castillo.

    Detnganse grit Herne, y los soldados le obedecieron.

    E

  • ) 26 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Dnde estn los verdugos? exclam estupefacto el rey.No han acatado mis rdenes. Ningn prisionero trae la soga alcuello.

    Enrique VIII fij su mirada en uno de los soldados que es-coltaban a los prisionero, y aunque llevaba un casco de acero enla cabeza, el cual cubra parte del rostro, el rey lo reconoci.

    Por mi reino, t eres el Conde Juan de Mornington, traidory ruin!

    Soy Mornington, pero no traidor, seor replic el jovenconde.

    Pero perteneces a la banda de Herne el Cazador.Herne me salv la vida, seor, y se lo agradezco.Y qu haces t en mi palacio?Vine con Herne a salvar a estos inocentes contest Juan.

    Lamento mucho que os hayamos engaado, Alteza, pero eranecesario.

    Guardias grit el rey. Dnde est la guardia del rey deInglaterra?

    La encontrar Su Majestad en los calabozos subterrneosreplic Juan de Mornington.

    Y diciendo esto, el joven dio orden a los falsos soldadospara que salieran del palacio con los prisioneros.

    Los verdugos y su capitn tambin haban quedado en loscalabozos.

    El rey, desesperado y furioso, corri a la sala del tormento,donde crea que an se encontraba Herne, pero hall la puertacon llave.

    Abran, abran. Soy el rey.La puerta se abri lentamente y tras ella apareci Herne.Herne en libertad! exclam despavorido el rey.S, estoy libre respondi el enmascarado, y tambin lo

    estn todos esos carboneros y gente inocente que Su Majestadquera ajusticiar. Todos libres y camino de los bosques.

    Demonio! rugi el soberano, y qu has hecho de SimnRochefort y Godofredo de March?

    All los encontrar Su Majestad repuso Herne, mostrn-dole otra sala de tormentos.

    Enrique VIII corri al sitio indicado por Herne, y ste salial patio con sus ltimos acompaantes.

    Entretanto, el rey, no encontrando a nadie en la segundasala, volvi sobre sus pasos y se encontr encerrado.

    Bloqueado yo, el rey de Inglaterra! gritaba, cogindose lacabeza a dos manos.

    Para mayor furia, por la ventana vea Enrique VIII el desfilede los prisioneros, rodeados de los falsos soldados que habanaprisionado no slo a su guardia, a sus favoritos y corte, sinotambin al mismo rey.

    Desesperado, recorri otra vez la segunda sala de torturas yde sta pas a la tercera, que era la de los tormentos ms brba-ros.

    All divis a Simn Rochefort atado a un tablero, al condeGodofredo de March con los pies y las manos metidos en uncepo y a los torturadores ligados como salchichas en un extremode la sala.

    Idiotas! vocifer Enrique VIII. Cmo es posible queno conozcan a sus propios soldados? Me dan ganas de dar movi-miento a la rueda y al cepo... Simn y Godofredo, son ustedeslos ms grandes imbciles que he conocido.

    Majestad balbucieron los favoritos.Idiotas! repiti el rey. Yo ir en persona a capturar a

    Herne, y por mi reino y mi corona juro que ese villano no se meescapar.

    Y como un loco daba de puntapis a los atormentadoresque estaban atados de pies y manos. Luego desat a dos de ellosque, segn la costumbre de esos tiempos, llevaban careta negra.

    Canallas, traidores gritaba el monarca, en el paroxismo de

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  • ) 27 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    la furia. Los har ahorcar por haberse dejado atar por ese hom-bre endemoniado.

    El rey se acerc en seguida al sitio donde estaba Simn yrugi:

    Eres el ms idiota de los idiotas. Dar una vuelta a la ruedapara que tengas el castigo que mereces.

    El capitn de la guardia real lanz un agudo grito y el reyces el tormento.

    Villanos orden Enrique VIII a los atormentadores, desa-ten a estos necios. Los perdono por esta vez.

    Simn Rochefort y Godofredo de March se pusieron de pie,vacilantes, como si hubieran salido de una grave enfermedad.

    Muy bien les dijo el soberano cruzndose de brazos. Us-tedes que son mis favoritos, las personas en quienes ms confo,se han dejado burlar por Herne como un par de estpidos. Mere-ceran la horca.

    El conde Godofredo pens por un instante contestar al reyque a l tambin lo haban engaado. Pero habra sido peligrosoenfurecerlo ms.

    Bien repiti el rey, como adivinando el pensamiento deljefe de la casa real, dejemos este asunto fastidioso y vamos a laobra. Simn Rochefort, rene a cuanto individuo est en edadde cargar armas; preparen mi traje de cazador y alstense parauna larga jornada. Vamos a perseguir sin demora a Herne. Esposible que an no haya llegado a su guarida.

    Media hora despus, el rey y sus favoritos galopaban por elbosque a la cabeza de un regimiento de caballera.

    La cacera en busca de Herne result un perfecto fracaso.Cerca de la laguna Negra encontraron a los arcabuceros de laguardia real atados a los rboles y en paos menores.

    El espectculo era para encender la furia del monarca.Corten las ligaduras de esos villanos grit el rey, y den-

    les de latigazos. Tropa de cobardes que no pudieron luchar con

    la banda de harapientos y miserables que capitaneaba el traidor.Lanzando aullidos de rabia y dolor, los arcabuceros fueron

    arreados como rebao hasta el palacio real.Otra vez estamos derrotados dijo Enrique VIII pero an

    tengo prisioneros a los dos cuados de Juan de Mornington y asus dos hermanas. Hoy har conducir a la Torre de Londres aRocksley y a Winter, y ordenar que los juzguen y condenen amuerte. Rochefort manda a los heraldos que proclamen por to-das partes esta orden y redobla el precio ofrecido a quien entre-gue a Herne, vivo o muerto.

    Esa misma maana, los cuados de Mornington fueron re-cluidos en la Torre de Londres, donde se dobl la guardia que lacustodiaba.

    El sol se perda en el horizonte cuando Enrique VIII, salien-do de sus habitaciones particulares, se encontr frente a Herneel Cazador.

    El rey mir hacia atrs, a fin de llamar a su ayuda de cmara.Su servidor, Alteza, est atado de pies y manos inform

    el enmascarado, con irona.Bandido, piensas asesinarme! exclam Enrique VIII.Perdone, Su Majestad, mi falta de respeto replic Herne;

    quera, solamente, entregarle una carta.Al decir esto, Herne desapareci, dejando en manos del

    monarca un pergamino.Enrique VIII llam a su guardia, dando grandes voces; pero,

    como en otras ocasiones, fue imposible encontrar al Cazador.

  • ) 28 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    EL REY BURLADO

    UN INDIGNADO POR LA INFRUCTUOSA BSQUEDA DE SU ene-migo, el rey abri el pergamino y ley lo siguiente:

    Rey de Inglaterra: yo, Herne el Cazador, le ruego que crea que soysu leal y verdadero sbdito. Si quiere estudiar mi conducta y anali-zar con justicia mis actos, ver que siempre he defendido a los quefueron injustamente perseguidos. Y porque deseo continuar mi obrade justicia, solicito de Su Majestad el perdn de Winter y de Rocksley,a quienes ha enviado a la Torre de Londres. Son inocentes y anadie han hecho mal. Si Su Majestad quiere saber definitivamentesi soy su amigo o su enemigo, le ruego que graciosamente acepte miinvitacin de ir al bosque esta noche, a reunirse con su perseguido,pero leal sbdito.

    Herne el Cazador.

    Despus de leer dos veces el mensaje de Herne, el rey llama Simn Rochefort y a Godofredo de March y, sin darles a cono-cer la misiva de Herne, les dijo que pensaba salir esa noche albosque.

    Ir a cazar al Cazador dijo el rey a sus favoritos no quie-

    ro que me acompaen los perros de caza. Slo vendrn conmigocien hombres bien montados. Escojan los mejores jinetes delreino.

    Pasendose por su saln, el rey meditaba sobre las palabrasde Herne. Nadie mejor que l saba que Winter y Rocksley eraninocentes de todo crimen y muy leales servidores del rey. Sunico delito era ser cuados de Juan de Mornington, el jovenconde alistado en las huestes de Herne el Cazador.

    Esperar que tenga lugar mi entrevista con Herne para fir-mar la sentencia de esos individuos, se dijo Enrique VIII, ce-rrando el cajn de la mesa donde se hallaban los pergaminospara la firma real.

    Pero si se hubiera detenido un poco a examinar los pergami-nos, sin duda habra advertido que el manuscrito con la ordenfatal haba desaparecido y tambin otro pergamino en blanco,pero con el sello real.

    Despus de saciarse en un opparo banquete, Enrique VIIIparti en una excursin nocturna a los bosques de Windsor.

    Lo acompaaban Simn Rochefort, Godofredo de March yuna centena de jinetes bien armados.

    De sbito, reson en la selva el cuerno de caza de Herne.All est dijo el rey. Separa a tu gente, Simn; que unos

    vayan al poniente, otros al oriente, y el resto rodee las salidas.Yo correr a enfrentarme con l.

    Dispersas las fuerzas reales, Enrique VIII y sus favoritosemprendieron veloz carrera.

    Herne, seguido de sus negros mastines y de su caballera,galopaba vertiginosamente, sin que el rey pudiera darle alcance.

    Por qu no tengo yo caballos tan corredores en mis esta-blos? deca el rey a sus favoritos. Cualquiera dira que es Herneel soberano.

    Y por ms que hunda las espuelas en su brioso corcel, el reyno daba alcance a las huestes del Cazador.

    A

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  • ) 29 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Alteza murmur Godofredo de March, no sera mejorvolver atrs? Nos hemos distanciado de la tropa, y Herne noslleva hacia las ruinas de la abada de Monckwell.

    Y qu importa? replic Enrique VIII, pensando por qumotivo March llevaba el rostro cubierto por una careta.

    Su majestad recordar que el prior y los monjes de esa aba-da fueron quemados vivos por orden real. La gente dice que allhay fantasmas, nimas del purgatorio...

    No creo en fantasmas exclam el rey; nuestros soldadosno deben estar lejos. Quiero seguir a Herne y capturarlo a todacosta.

    Godofredo de March guard silencio y continu junto conSimn Rochefort, a pocos pasos del rey.

    Pronto estuvieron cerca de las ruinas de la abada. EnriqueVIII no vacil y sigui a Herne por entre los escombros y lascolumnas ruinosas de la nave del templo.

    El soberano se encontr solo. Simn y Godofredo ya no es-taban a su lado.

    Cobardes vocifer Enrique VIII.De pronto, la nave del templo se ilumin con el fuego de

    cien antorchas, y en medio de la sbita claridad apareci el fan-tstico Herne.

    Salud, Enrique, rey de Inglaterra dijo el Cazador temaque no os decidierais a salir esta noche.

    Qu fin tiene esta entrevista? inquiri el rey.El perdn de Winter y de Rocksley, Majestad. Aqu tengo

    un pergamino, el cual ruego a Su Majestad que firme.Qu pergamino es se?Una orden para que den libertad a los parientes de Juan de

    Mornington respondi Herne.Antes ver las cenizas de tu cuerpo quemado vivo.Si Su Majestad rehsa firmar, otros servidores suyos pere-

    cern en la horca.

    Qu significa esa amenaza? interrog Enrique VIII.Mostrad a Su Majestad nuestros prisioneros orden Herne

    a sus secuaces.En un extremo de la derruida nave flamearon las antorchas

    y su fulgor permiti al rey ver dos cuerdas colgadas a las venta-nas del templo, cuyos extremos estaban alrededor del cuello dedos individuos encapuchados. Por los trajes, Enrique VIII reco-noci a Simn Rochefort y Godofredo de March.

    Alteza indic el Cazador, colocad vuestra firma en estepergamino y yo enviar un mensajero a la Torre de Londres, a finde que salgan en libertad los inocentes que tenis prisioneros.

    No firmar, villano rugi Enrique VIII.Entonces, temo que no vean la luz del nuevo da vuestros

    favoritos ... Compaeros, apretad la cuerda dijo Herne a sussoldados.

    Enrique VIII vacil un instante; pero al ver que se realizabala amenaza de Herne, grit:

    Verdugos, deteneos. Firmar la orden de libertad bajo lapromesa de que Simn y Godofredo quedarn libres.

    Lo juro por mi honor prometi Herne.Dadme el pergamino orden el rey.Inclinndose sobre la montura, Enrique VIII coloc su fir-

    ma sobre el pergamino con el sello real.Herne enrroll el papel y al punto sali a toda carrera un

    mensajero, llevando a la Torre de Londres el perdn de Winter yRocksley.

    El conde Godofredo de March y Simn Rochefort monta-ron de nuevo en sus corceles y salieron de la abada tras el rey.

    Por esta vez has ganado, Herne grit el monarca antes departir; pero juro por mi corona y por mi reino que al fin serscapturado.

    Enorme fue la sorpresa del rey al llegar al castillo de Windsory ver que acudan a recibirlo el conde Godofredo de March y

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  • ) 30 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Simn Rochefort, en tenida de etiqueta. Sus dos acompaanteshaban desaparecido.

    Qu significa esto? exclam Enrique VIII. No fueronustedes quienes me acompaaron al bosque?

    Alteza dijo Godofredo. Alguien nos narcotiz en el ban-quete de anoche y hemos dormido hasta esta hora.

    Me quieren decir ustedes que no salieron conmigo? Qui-nes eran, entonces, los dos individuos que me escoltaban?

    Simn y Godofredo corrieron hacia la puerta del castillo;pero no haba seales de los dos hombres.

    Es posible? gritaba Enrique VIII, furioso. He llegadosolo a la abada de Monckwell y Herne se ha burlado de m.

    Explquense, imbciles.Alteza murmur Godofredo, cuando termin el banquete

    yo me qued, profundamente dormido. Simn tambin, y aca-bamos de despertar, con la cabeza afirmada en la mesa real.

    Pues bien, yo les digo replic el rey que he cabalgadocon dos sujetos que imitaban hasta sus voces y sus movimien-tos.

    El rey les refiri la odisea de la noche.Fui un necio al no dejar que colgaran a esos individuos

    termin diciendo el soberano.Simn y Godofredo llevaron sus manos a la garganta, como

    si sintieran ya la soga que los haba de ahorcar. En ese instante,el rey record que tena la venganza en la mano y orden quedecapitaran en el acto a los cuados de Juan de Mornington.

    Sire dijo el comandante de la Torre de Londres, que venallegando, anoche recib una orden real y, cumplindola, di liber-tad a los dos prisioneros y a sus esposas.

    EL FALSO HERNE

    IN PODER CONTENER LA IRA MOTIVADA POR SU DERROTA, el reyEnrique VIII convoc al consejo de ministros de Esta-do y les expuso su manera de pensar.

    Ministro Cromwell dijo el rey al jefe del gabinete es pre-ciso hacer cuestin de Estado de ese bandido que desafa al reyy mantiene la alarma en mi reino. Yo no tendr calma ni reposomientras no se haya capturado a Herne el Cazador.

    Toms Cromwell, individuo ambicioso que pretenda el po-der y odiaba a los favoritos Simn Rochefort y Godofredo deMarch, replic:

    No veo dificultad en esa captura, Alteza; el capitn de laguardia, Simn Rochefort, tiene a sus rdenes un numeroso ejr-cito y me admira que an no haya aprehendido a ese sujeto.

    Te sorprender la respuesta, Cromwell dijo el rey; peroes el caso que Simn es torpe y perezoso; ya me estoy cansandode sus inepcias. El individuo que no cumple las rdenes de surey es un traidor. Otro tanto podra decirse del conde Godofredode March.

    Enrique VIII sali de la sala del consejo golpeando la puertacon furor. A poco acudieron el conde Godofredo y el capitnSimn a conversar con Toms Cromwell.

    S

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  • ) 31 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    Qu ha ocurrido? pregunt Godofredo.Su Majestad se ha mostrado muy disgustado. Creo que t y

    Simn deben andarse con cuidado contest el intriganteCromwell. El rey los culpa porque an no han capturado a Herneel Cazador.

    Yo he tratado de hacerlo interrumpi Simn, y he fraca-sado. El rey tambin sufri una vergonzosa derrota. Ahora heideado un nuevo plan.

    Que te resulte dijo el ministro, porque si no capturan alCazador, caern en desgracia.

    Toms Cromwell, sonriendo con perfidia, se retir. Enton-ces Godofredo inquiri:

    Qu plan es se, Simn?Me disfrazar de Herne el Cazador y llevar al bosque una

    compaa de soldados, vestidos tambin con indumentaria se-mejante a la que usa la banda de Herne. Y cuando me encuentrecon la gente afiliada al bandido, ir con ellos a la madriguera deHerne.

    Me parece bien aprob Godofredo. Te deseo buena suerte.Tres noches despus Simn Rochefort, vestido como Herne,

    con la mscara negra y los cuernos de venado, sala al bosquecon una pequea tropa escogida entre sus ms leales arcabuceros.

    Enrique VIII alcanz a ver la comparsa que sala del castilloy dio la alarma.

    Traicin! gritaba el rey. Herne el Cazador se halla a laspuertas del castillo real. Que salga la guardia.

    Capitanes y soldados se armaron en cortos momentos y abrie-ron de par en par las puertas del palacio. Diez minutos ms tardesala Enrique VIII con ms de cien soldados a dar caza al enig-mtico personaje de cuernos de venado.

    Entretanto, Simn Rochefort, ignorando que su salida habasido descubierta, corra velozmente por los bosques con sus vein-te soldados.

    Habran galopado una hora, cuando una risa estridente ydiablica estremeci de espanto a los soldados de Simn.

    Sganme orden el capitn, el bandido se oculta tras esasencinas.

    Pero, cuando llegaron al sitio de donde surgiera la estridentecarcajada, no hallaron ni huellas del Cazador.

    Simn torci en otra direccin y, ya iba a entrar en una granavenida, cuando divis un convoy de mulas cargadas y de paisa-nos a caballo. Una pequea escolta acompaaba los viajeros.

    Alto! grit Simn, yendo a enfrentase con la gente quecuidaba de las mulas.

    Los viajeros, creyendo que estaban en presencia del verda-dero Herne, huyeron despavoridos, y los que no pudieron huircayeron de rodillas, implorando misericordia.

    Piedad, piedad murmuraban los tmidos muleros.A dnde se dirigen y a dnde llevan las rguenas? inte-

    rrog Simn Rochefort.Vamos al castillo de Windsor contest un mulero. So-

    mos los sirvientes del ministro Cromwell y llevamos el tesoro dela abada de Blundell.

    El malvado Simn bendijo la idea que haba tenido al dis-frazarse de Herne. En vez de perseguir al enmascarado, se apo-derara del tesoro y, en seguida, llevara una mnima parte al rey.

    Sigan a Windsor orden el falso Herne; les perdono lavida, pero me quedo con el tesoro.

    Los aterrados servidores no se hicieron repetir la orden yhuyeron rpidamente.

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  • ) 32 ( Pehun Editores, 2001

    ANNIMO MEDIEVAL INGLS HERNE, EL CAZADOR

    DERROTA DE SIMN ROCHEFORT

    IMN ORDEN ENSEGUIDA A SUS SOLDADOS que guiaran trassu squito las mulas cargadas de oro.No haban caminado media hora, cuando reson en el

    bosque el cuerno de caza de Herne y, a poco, apareci el Caza-dor sobre su negro corcel. Lo seguan sus negros mastines y unaveintena de individuos bien armados.

    Simn form a su tropa y le orden que rodeara a Herne;pero ste los envolva corriendo de un lado a otro y dispersndo-los con admirable estrategia.

    Entretanto, los servidores de Toms Cromwell llegaban aenfrentarse con el rey y su comitiva, que avanzaba por el bos-que.

    Seor balbuce uno de los servidores, conducamos eltesoro de la abada de Blundell en nuestras mulas y Herne nosdespoj de todo.

    Por mi reino y mi corona! grit el rey. Herne me devol-ver ese tesoro.

    Resonaron de nuevo el cuerno de caza de Herne y el ferozaullido de los negros mastines.

    Sganme orden el rey, el villano no est lejos.Atravesando los matorrales, la caballera real sigui corrien-

    do en persecucin del fantstico Cazador, hasta llegar a una granmeseta que descubra el abierto valle.

    All va exclam el rey, mostrando los cuernos de venadoque coronaban la cabeza de un jinete.

    Y sucedi que Simn Rochefort, persiguiendo al verdaderoHerne, era a su vez perseguido por la comitiva real. Herne se ha-ba perdido a la distancia y los cuernos de venado que haba divi-sado el rey eran los del falso Herne, o sea, los de Simn Rochefort.

    El capitn de la guardia no mir hacia atrs y sus soldadosestaban demasiado ocupados en arriar las mulas con el tesoropara preocuparse de lo que suceda tras ellos.

    Sbitamente, mientras bajaban hacia el valle, apareci elverdadero Herne y, sorprendiendo a los soldados que arriandolas mulas haban quedado a retaguardia, los atac y les arrebatel tesoro.

    Simn Rochefort acudi en auxilio de sus soldados y, sacan-do la espada de su vaina, exclam:

    Al fin, Herne. Tu vida o la ma...Pero la espada de Rochefort fue lanzada a dos metros de

    distancia y Herne apoyado en su montura, lanz una alegre car-cajada.

    Eres t, Simn Rochefort, quien tomaba mi disfraz? Rezala oracin de los moribundos, traidor; recuerda que fuiste t quienacus falsamente a Ricardo Hotham, hacindolo morir en lahorca. Acurdate de todas las vctimas que has sacrificado.

    Y diciendo esto, Herne acercaba su corcel al de Rochefort,coga las riendas del caballo y arrojaba al jinete sobre el csped.

    Herne salt tambin al suelo y, colocando su espada sobreel pecho de Rochefort, le dijo:

    Acur