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Año 2 BUENOS AIRES, 31 DE ENERO DE 2000 Núm. 13 San José de Flores UN BARRIO CON MEMORIA La idea de patrimonio cultu- ral ha sido muchas veces aso- ciada a las obras que expre- san la excelencia de la cultu- ra y con este sistema de valo- rización se han rescatado al- gunas y se ha olvidado el res- to. Sin embargo, la memoria de la comunidad es un todo. No es posible entender nues- tra historia si sólo se rescata el bronce, cuando por cada kilo de este material, la comu- nidad ha producido y usado toneladas de ¨fierro¨, cuero y barro. Creemos que es nece- sario equilibrar el mensaje que conforma la memoria hu- mana, sin pasarlo previamen- te por el filtro de lo que debía ser. Patrimonio no debe ser sólo aquello que brilla sino que debe ser integrado por todas aquellas cosas que nos permiten una lectura integra- da de la memoria colectiva. El patrimonio tiene distintas es- calas relativas. Tenemos me- moria y patrimonio, cuando guardamos aquella foto de fin de curso que nos vinculó a un momento y circunstancia de nuestra vida. Tenemos memo- ria y patrimonio a escala de la familia, cuando conserva- mos la sopera que usaron nuestros abuelos o una histo- ria que nos contaba nuestra abuela de cuando ella tenía nuestra edad, la más de las veces en una remota aldea de un país lejano.Tenemos me- LA CASA DE MARCÓ DEL PONT Memoria y patrimonio en el barrio de Flores la historia es memoria, presente y futuro moria y patrimonio en la es- cala de una cuadra o en ma- yor dimensión de un barrio cuando nos acordamos de aquellos referentes que sobre- vivieron a los años. Cuando nos acordamos o más bien nos cuentan del corso de Flores, cuando vemos a la iglesia San José de Flores, cuando pasea- mos por Rivadavia la de los tiempos lejanos, cuando se abrió la galería -toda una no- vedad-, y en esas memorias encontramos muchos referen- tes, la hoy transformada casa de Millán en avenida Juan B. Alberdi, las casas señoriales que alguna vez marcaron el tono de un Flores, donde el aroma de las cosas del campo no era lejano, donde las ca- sas, apenas salían del centro, ya tenían jardines con verjas y árboles, a través de los cua- les se asomaba un mirador. Mirador que vigilaba este pai- saje de un pueblo que quería ser un poco el campo con sus quintas y por otro era la ciu- dad, que con su cultura, por su cercanía terminaría absor- biéndola. Pueblo de San José de Flores, al que un día leja- no llega nuestro primer tren, un tren al que poco después se le une el tranvía y el pue- blo de a poco deja de serlo, con la federalización de Bue- nos Aires pasa de ser un par- tido de la provincia a un ba- rrio de la ciudad. Y como ba- rrio, su historia ya es la his- toria de la ciudad de la que en este siglo, al poblarse Almagro y Caballito, tendría un paisaje urbano continuo. UN BARRIO CON PATRIMONIO Y también en Flores vamos a encontrar patrimonio y me- moria de la escala regional y nacional. Ese largo camino Real sobre lo que se fundó el pueblo es uno de los ejes prin- cipales que unían las distin- tas regiones del país con el puerto, o en otra medida el camino a las Cañuelas, que unía a la ciudad con la cam- paña. Cuántos viajeros, cuántos bienes, cuántas ideas pasa- ron por estos caminos y mu- chos de ellos hicieron noche en Flores, y comunicaron cosas antes que a su lugar de destino. El Ferrocarril del Oeste, un elemento moder- nizador y trascendente a la historia regional y nacional dejó marca, ya no es La Por- teña que tardaba 30 minutos desde la estación del Par- que. Hoy muchos millones de viajeros pasan anualmen- te por el mismo lugar, atra- vesando el barrio de este a oeste. Con una visión de pa- tios traseros y tapias cerra- das, sin embargo antes no fue así. El tren con su hu- meante locomotora era un espectáculo placentero, no una molestia. La casa de Marcó del Pont, la Antonia y otras que bordeaban las vías abrían sus fachadas de orgullosas casonas con altas columnas neoclásicas como corresponden a la época. En nuestra circunstancia cultural se hace imprescin- dible una reflexión profun- da respecto a ¿por qué con- servar el patrimonio? Una pregunta que tiene respues- ta en nuestra necesidad de identidad. Raíces que a los jóvenes los unen a sus pa- dres, a sus abuelos, o tan- tos recuerdos que nos hacen sentir como alguien con identidad en un mundo como el actual que tiende a lo anó-

Año 2 BUENOS AIRES, 31 DE ENERO DE 2000 Núm. … · cultural se hace imprescin-dible una reflexión profun-da respecto a ¿por qué con-servar el patrimonio? Una pregunta que tiene

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Año 2 BUENOS AIRES, 31 DE ENERO DE 2000 Núm. 13

San Joséde Flores

UN BARRIOCON MEMORIA

La idea de patrimonio cultu-ral ha sido muchas veces aso-ciada a las obras que expre-san la excelencia de la cultu-ra y con este sistema de valo-rización se han rescatado al-gunas y se ha olvidado el res-to. Sin embargo, la memoriade la comunidad es un todo.No es posible entender nues-tra historia si sólo se rescatael bronce, cuando por cadakilo de este material, la comu-nidad ha producido y usadotoneladas de ¨fierro¨, cuero ybarro. Creemos que es nece-sario equilibrar el mensajeque conforma la memoria hu-mana, sin pasarlo previamen-te por el filtro de lo que debíaser. Patrimonio no debe sersólo aquello que brilla sinoque debe ser integrado portodas aquellas cosas que nospermiten una lectura integra-da de la memoria colectiva. Elpatrimonio tiene distintas es-calas relativas. Tenemos me-moria y patrimonio, cuandoguardamos aquella foto de finde curso que nos vinculó a unmomento y circunstancia denuestra vida. Tenemos memo-ria y patrimonio a escala dela familia, cuando conserva-mos la sopera que usaronnuestros abuelos o una histo-ria que nos contaba nuestraabuela de cuando ella teníanuestra edad, la más de lasveces en una remota aldea deun país lejano.Tenemos me-

LA CASA DE MARCÓ DEL PONTMemoria y patrimonio en el barrio de Flores

la historiaes memoria,

presentey futuro

moria y patrimonio en la es-cala de una cuadra o en ma-yor dimensión de un barriocuando nos acordamos deaquellos referentes que sobre-vivieron a los años. Cuandonos acordamos o más bien noscuentan del corso de Flores,cuando vemos a la iglesia SanJosé de Flores, cuando pasea-mos por Rivadavia la de lostiempos lejanos, cuando seabrió la galería -toda una no-vedad-, y en esas memoriasencontramos muchos referen-tes, la hoy transformada casade Millán en avenida Juan B.Alberdi, las casas señoriales

que alguna vez marcaron eltono de un Flores, donde elaroma de las cosas del campono era lejano, donde las ca-sas, apenas salían del centro,ya tenían jardines con verjasy árboles, a través de los cua-les se asomaba un mirador.Mirador que vigilaba este pai-saje de un pueblo que queríaser un poco el campo con susquintas y por otro era la ciu-dad, que con su cultura, porsu cercanía terminaría absor-biéndola. Pueblo de San Joséde Flores, al que un día leja-no llega nuestro primer tren,un tren al que poco despuésse le une el tranvía y el pue-blo de a poco deja de serlo,con la federalización de Bue-nos Aires pasa de ser un par-tido de la provincia a un ba-rrio de la ciudad. Y como ba-rrio, su historia ya es la his-toria de la ciudad de la queen este siglo, al poblarseAlmagro y Caballito, tendríaun paisaje urbano continuo.

UN BARRIOCON PATRIMONIO

Y también en Flores vamos aencontrar patrimonio y me-moria de la escala regional y

nacional. Ese largo caminoReal sobre lo que se fundó elpueblo es uno de los ejes prin-cipales que unían las distin-tas regiones del país con elpuerto, o en otra medida elcamino a las Cañuelas, queunía a la ciudad con la cam-paña.Cuántos viajeros, cuántosbienes, cuántas ideas pasa-ron por estos caminos y mu-chos de ellos hicieron nocheen Flores, y comunicaroncosas antes que a su lugar dedestino. El Ferrocarril delOeste, un elemento moder-nizador y trascendente a lahistoria regional y nacionaldejó marca, ya no es La Por-teña que tardaba 30 minutosdesde la estación del Par-que. Hoy muchos millonesde viajeros pasan anualmen-te por el mismo lugar, atra-vesando el barrio de este aoeste. Con una visión de pa-tios traseros y tapias cerra-das, sin embargo antes nofue así. El tren con su hu-meante locomotora era unespectáculo placentero, nouna molestia. La casa deMarcó del Pont, la Antoniay otras que bordeaban las

vías abrían sus fachadas deorgullosas casonas con altascolumnas neoclásicas comocorresponden a la época.En nuestra circunstanciacultural se hace imprescin-dible una reflexión profun-da respecto a ¿por qué con-servar el patrimonio? Unapregunta que tiene respues-ta en nuestra necesidad deidentidad. Raíces que a losjóvenes los unen a sus pa-dres, a sus abuelos, o tan-tos recuerdos que nos hacensentir como alguien conidentidad en un mundo comoel actual que tiende a lo anó-

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LOS TRANVÍAS A CABALLO

n 1869 Billinghurst obtuvo la concesión para es-tablecer una línea de tranvías de Plaza de Mayo a Flo-res. Se instaló así el denominado "Tramway Argenti-no". El periódico El Nacional comentaba: "Con el sóloanuncio de la llegada de los tramways a Flores ha co-menzado una gran demanda de terrenos y se están cons-truyendo gran número de casas sobre todo en el cami-no que recorrerá la vía del Sr. Billinghurst..."Finalmente las vías llegaron hasta la Plaza de Flores ylos empresarios programaron un viaje inaugural conun convoy compuesto por 31 carruajes tirados por ca-ballos que ocupaban Rivadavia desde 25 de Mayo has-ta Chacabuco y allí los señores Billinghurst recibieronal presidente de la Nación Domingo F. Sarmiento, algobernador Emilio Castro y su comitiva, a los que ins-talaron en el primer vagón. Una multitud se había tras-ladado en tren a Flores para esperar la llegada de losviajeros y en la plaza del pueblo algunas bandas demúsica imprimían un aire de contagiosa alegría ge-neral....Como parte de los festejos, Sarmiento,entre otros conceptos, brindóporque "Flores fuese algún díacapital de la República".

En: San José de Flores, de ArnaldoCunietti-Ferrando.Buenos Aires, H.C.D., 1997.

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viene de Tapa.

nimo y al hombre masa ybuen consumidor, si puede.Los referentes culturales ensu época fueron partes de unsistema cultural en una cir-cunstancia urbana o rural.En nuestro tiempo, cuandoalguno de estos referentes esrescatado del olvido sueleocurrir que se lo rescatacomo un objeto aislado y porello se pierde gran parte desu mensaje cultural. Un re-ferente aislado y descon-textualizado da como resul-tado un mensaje dis-torsionado y confuso. Mu-chas veces el único mensajeque resulta es el de caráctersimbólico; sin la necesaria

relación humanista con lasociedad actual.

EL PATRIMONIOY LA GENTE

Otra reflexión que surge esquerer vincular el patrimo-nio y la gente con el objetivode darle un verdadero sen-tido democrático a la cultu-ra. La mayoría de la genteestá como ausente de la ne-cesidad de tener afecto alpatrimonio y a la memoria,que pareciera una cosa dealgún grupo de nivel cultu-ral. Creemos que gran par-te de la razón de conservarel patrimonio se pierde sila gente en general no lo

entiende, diluyéndose la ri-queza espiritual que éstepodría aportarle.En función de ello creemosque una propuesta para laconservación del patrimo-nio San José de Flores, consus distintas etapas de laMemoria, deber ía serestructurada en sistemasde lectura integradas .Como la de las quintas y elferrocarril, integrando laCasa Marcó del Pont, laAntonia, otras casas, in-cluyendo lo que está den-tro del predio del ferroca-rril en Donato Álvarez y laestación de Flores, recupe-rando la calle de entrada yvincularlo en lo posible conlos potenciales espaciosverdes que bordean lasvías. Esto, a no dudarlo,será una imagen de fuerteimpacto para los millonesde pasajeros del ferroca-rril y un espacio para el es-parcimiento y la actividadcultural barrial, será comorescatar la antigua llegadaa Flores del ferrocarril.Otros elementos de valorpatrimonial, son la iglesia,el colegio de la Misericor-dia, los conjuntos de vi-viendas sociales como elrealizado por el arquitec-to Beretervide (1919) sobrela calle Yerbal, la EscuelaN° 1, las avenidas de cir-cunvalación, etc.El barrio tiene por suerteinstituciones que han lu-chado por mucho tiempopara rescatar, afirmar yhacer conocer su memoria,destacándose la Junta deEstudios Históricos.Flores no está solo, tiene asu gente con muchos afec-tos comprometidos y tieneamigos que tratan de ayu-dar con los objetivos, y hoynos sentimos todos muybien, un hito del barrioestá recuperado y a pocoestará en funcionamientola Casona de Marcó delPont, sobre la calle Artigasy éste no debe ser más queun primer paso en la recu-peración de una memoriatan fuerte y que prestigiaa la ciudad toda.

por Carlos Moreno

¿Quiénes eranlos Marcó del

Pont?

Los Marcó del Pont eranuna antigua familia catala-na que llegó a Buenos Ai-res a fines del siglo XVIII.Venían con una larga expe-

BARRIO TRANQUILO

os días eran tranquilos. Flores era un barrio dequintas, Palermo ídem, Belgrano igual, Caballitotambién, Vélez Sársfield idénticamente. Quintas,cercos, bardales, madreselvas, glicinas, el aire delos crepúsculos estaba tan embalsamado de flores enel verano, que la ciudad parecía un pequeño injerto enla perfección de los campos subdivididos. No había prisaen el vivir.»

Aguafuertes porteñas, de Roberto Arlt. Buenos Aires,Bureau Ed., 1999.- pp. 37-38.

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Antonino Marcó del Pont. Feliciana Reyna.

Escudo familiar.riencia en la actividad co-mercial ya que hacían ex-portación e importacióncon América. De los miem-bros de la familia, Agustínparticipó activamente ycon honores en las guerrasde la Independencia, lle-gando al grado de coronel.Ventura Miguel se dedicó ala exportación de cueros,para lo que adquirió unabarraca por e l ParqueLezama; fue Regidor del Ca-bildo y participó valientemen-te en las Invasiones Inglesas,tomando un estandarte queconservaba todavía el últimoMarcó del Pont fallecido en1970. Ventura viajaba a Espa-ña con frecuencia por negociosy en 1836 murió en una ciudadde Andalucía.Fue padre de seis hijos, de loscuales interesa particularmen-te Antonino.Antonino continuó la actividadeconómica familiar y acrecen-tó su fortuna personal consti-tuyéndose en un fuerte accio-nista del Ferrocarril CentralArgentino y de los Caminos deFlores y de Gauna; ocupó con

eficiencia diversos cargos pú-blicos, distinguiéndose la fami-lia entre la alta sociedad porte-ña de la segunda mitad del si-glo XIX.En 1860 Antonino junto a sushermanas María y Gregoriacompraron la propiedad de lacalle Artigas 206 frente al ferro-carril, que será usada por lafamilia como lugar de descan-so.En sus tiempos de gloria fuevisitada con frecuencia por elpresidente Bartolomé Mitre.En la revolución de 1880, lacasona funcionó temporalmen-te como hospital de sangre.

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Casa Marcó del Pont

Existen divergencias sobre lafecha de construcción de laCasa Marcó del Pont. Algunosla datan en 1871, año en quehabría sido habitada por susdueños precisamente cuandoBuenos Aires era castigadapor la fiebre amarilla. Otros,sin embargo, opinan que fueerigida antes de la inaugura-ción en 1857 del Ferrocarrildel Oeste, pues de otro modono justifican su proximidad alas vías. Lo más probable -yasí lo dejan entrever algunasparticularidades de cons-trucción advertidas durantesu restauración- que la casahaya sido levantada sobreotra ya existente. La mandóconstruir Antonino Marcó del

Pont, descendiente de una an-tigua familia de comerciantescatalanes arribados a BuenosAires hacia 1785. Continua-dor de esa tradición familiar,se dedicó a la importación demaquinarias, animales de

VISITAS ILUSTRES

n la casa de Antonino Marcó del Pont solían reu-nirse junto a su hijo José, historiador, numismático ygran filatelista, personalidades de la época comoBartolomé Mitre, Ángel Carranza, Enrique Peña, Ale-jandro Rosa, todos integrantes de la Junta Numismáti-ca Americana, antecedente de la actual Academia Na-cional de la Historia.»

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raza, materiales de construc-ción, paños y vinos, fundan-do en 1840 la firma que lleva-ba su nombre. Fue un fuerteaccionista del FerrocarrilCentral Argentino y de la So-ciedad Caminos de Gauna yFlores. También ocupó cargospúblicos, siendo el primerpresidente de la Lotería Na-cional y directivo del BancoArgentino. Se casó conFeliciana Reyna y tuvo nuevehijos, entre los cuales se des-tacaron Ventura Miguel, pin-tor paisajista; José, historia-dor y numismático y Augus-to, abogado e integrante de lacomisión redactora del Códi-go Civil.Aunque lejos de toda suntuo-sidad, la casona tiene valoressuficientes como exponente delas construcciones rurales delos alrededores de Buenos Ai-res. Representativa de la ar-quitectura típicamente italia-na, es la única que ha sobrevi-vido casi intacta en Flores y seha conservado como testimoniode las casas señoriales erigidasen el barrio durante el sigloXIX.En sus salones solían reunirseJosé Marcó del Pont, EnriquePeña, Bartolomé Mitre, Ale-jandro Rosa, Aurelio Prado yRojas, Ángel Carranza y otrosinvitados, quienes gestaron laJunta de Numismática Ameri-cana, convertida posterior-mente en la actual AcademiaNacional de la Historia. En lallamada Revolución de 1880, lacasa sirvió como hospital desangre, y su último morador,José Antonino Marcó del Pont,en 1929 la vendió al Ferroca-rril del Oeste para la frustradatraza de la cuarta vía. A partirde allí, el abandono.Todos estos antecedentes, in-

vestigados por la Junta de Es-tudios Históricos de San Joséde Flores, fueron elevados ala Comisión de Museos, Mo-numentos y Lugares Históri-cos con el fin de que la casafuera declarada MonumentoHistórico Nacional, hechoque se concretó por Decreto1388/76. Sin embargo, el ol-vido y el abandono continua-ron. Más adelante, la casafue ocupada ilegalmente porindividuos de mal vivir. Nofue raro, entonces, que su-

friera el saqueo de marcos,ventanas y rejas. Hasta unhermoso aljibe fue impune-mente robado. Día a día lacasa se fue deteriorando másy más, hasta que pareció queya se derrumbaba, que surecuperación sería imposi-ble. Pero la movilización delos vecinos e instituciones deFlores permitió su desalojoy restauración. Ahora espe-ra un destino digno.

por Ángel Prignano

La casa en plano catastral de 1940.

esta publicaciónfue preparada por el

Dto. de Investigación del

Avda. Córdoba 1556, 1er. piso(1055) Buenos AiresTel: 4813-9370 / 5822

E-mail:[email protected]

Directora:Lic. Liliana Barela

Jefa Dto. Investigación:Prof. Lidia González

Textos:Jorge Gómez

María Alejandra JonesCarlos Moreno

Diseño:Jorge MalloFabio Ares

Colaboradores: Ángel Prignano

Junta de Estudios Históricosde San José de Flores

Edición:Lidia GonzálezRosa De Luca

Daniel ParedesMaría del Carmen Caeiro

Agradecimientos:Ercilia Marcó del Pont

(Fotos actuales) ySr. Enrique Speranza

Dir. de la Casona de Pque.Avellaneda - Dirección Gral. de

Espacios Verdes

GOBIERNO DE LA CIUDAD

DE BUENOS AIRES • CULTURA

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Una lucha por la identidadFlores es noticia: Los vecinos defienden la casa Marcó del Pont

La vieja Casona Marcó delPont en el barrio de Flores,construida en 1870 como cas-co de la quinta de los herma-nos Marcó del Pont y decla-rada Monumento HistóricoNacional parece no encon-trar su destino. Luego desufrir un prolongado aban-dono y un pronunciado de-terioro, el edificio fue res-taurado pero sus recuerdossiguen buscando su lugar enel mundo, que según los ve-cinos tendría forma de unaCasa de la Cultura de Flo-res.La sugestiva publicación delllamado a licitación del EnteNacional de Administraciónde bienes ferroviarios(Enabief) un día antes deltraspaso del Gobierno Na-cional , del cual se hicieroneco diversos medios de co-municación, pone luz a lassombras de las sospechas.Los pliegos establecen uncanon mínimo de 50 pesos yque los oferentes deberánllevar adelante un proyectocultural; y, si bien el precioes bajo está bastante aleja-do del precio real porque sepone como condición hacer-se cargo del mantenimientode la Casa: algo que seríaabsolutamente imposiblepara las agrupaciones de ve-cinos de Flores. Por lo tan-to, se abriría paso a la ges-tación de una empresa pri-vada, que comenzaría atransitar la desvirtua-lización del uso de la Casa.La Casa Marcó del Pont estáadministrada por el Enabiefporque está ubicada dentrode los terrenos del ferroca-rril. Es una de las 6 casonasde las 32 que están en terre-nos ferroviarios que la Legis-latura porteña intenta prote-ger y declararlas área de Pro-tección Histórica.En una nota titulada "Entrela memoria barrial y el nego-cio" publicada el 13 de eneropor el matutino El CronistaComercial, la Subsecretaria

de Acción Cultural, LilianaBarela, ve con preocupaciónesta decisión y aclara que estalicitación llama poderosamen-te la atención sobre todo por-que "el Gobierno de la Ciudadofreció hacerse cargo de laCasa y compartirla con elCentro de Gestión y Partici-pación de Flores. Además,nunca estuvimos de acuerdocon delegar la responsabili-dad de su mantenimiento yexplotación a las ONG de lazona".Por otra parte, cree que "elaparente gesto de ‘generosi-dad del Enabief’ al poner un

piradora de la imaginaciónde algunos que divagaroncon la posibilidad de insta-lar allí varios negocios, has-ta se pensó en una bailanta.Finalmente, gracias a la ini-ciativa de los vecinos y losamigos del barrio, se logróla reconstrucción que co-menzó en 1996. Sin embar-go, era un cuerpo sin vida.Seguía buscando su lugar enel mundo.Esta Casona por cuyas habi-taciones pasaron personali-dades como los ex presiden-tes Bartolomé Mitre yMarcelo Torcuato de Alvear,o Ángel Carranza, EnriquePeña permanecían cerradassin que el Gobierno Nacio-nal emitiera señal de abrir-la a las actividades cultura-les y barriales que reclama-ban las organizaciones de lazona. La licitación trajonoticias pero no del todobuenas para los vecinos.Mientras tanto, la historiaesa lucha infatigable con-tra el olvido, sigue bregan-do por una solución en fa-vor de l barr io. Porquesólo desde la historia seráposible comprender los la-zos y la conciencia queunen a una comunidad,sólo desde la recuperacióndel pasado como instru-mento de identidad. Por-que a los lugares que se losaleja de su historia, soncomo una flor arrancadade la tierra fértil: se mar-chitan y mueren. La ViejaCasona sigue en busca desu destino. Como todo des-

tino, largo y complicado.Sigue soñando su sueño,cobijar a todos los vecinosde Flores.

canon bajo y pliegos baratos,tiene el sentido de ‘no hacer-se cargo’. Barela contó que elgobierno porteño había ini-ciado en 1999 gestiones anteel Enabief para lograr el tras-paso de la casa a la órbita dela ciudad, que fueron ‘gestio-nes engorrosas y que no lle-garon a buen puerto’."Por último, para la Licencia-da, la Casa Marcó del Pontdebería constituirse en laCasa de la Cultura de Floresque es lo que el barrio necesi-ta. "Debe ser un espacio parala gente de Flores desde don-de se pueda recuperar y pro-fundizar la identidad ba-rrial."Por esos días, el diario LaPrensa publicó que los veci-nos de Flores ven con recelola medida del Enabief, porqueeste sitio histórico pueda serutilizado con fines políticos,

y se puede descuidar la con-servación del patrimonio cul-tural del barrio. Titula "Elhistórico edificio de Marcó delPont es causa de una polémi-ca".La Nación, por su parte, in-forma que el Enabief dejó lapuerta abierta para que laCasa de Marcó del Pont ter-mine en poder de una uniónentre asociaciones vecinalesy el sector privado. Unosmeses antes Clarín habíapublicado que la casa esta-ba desocupada, y los vecinostenían la preocupación deque fuera, nuevamente, ocu-

pada ilegalmente.La gente del barrio, reuni-da en la Junta de EstudiosHistóricos de San José deFlores, en la Comisión deVecinos de Flores, y distin-tos amigos de la zona tienenel temor de que la Vieja Ca-sona sea explotada comer-cialmente por alguna institu-ción ajena a los intereses dela zona, y agregan: "Tieneque tener un uso social y cul-tural porque es un bien pú-blico". Existe también lapreocupación de diversos le-gisladores porteños que hantrabajado y trabajan por elbarrio.En 1994, un proyecto de leyplanteaba la necesidad deque el Estado Nacionaltransfiriera el inmueble, enforma gratuita, a la enton-ces Municipalidad de la Ciu-dad de Buenos Aires, que seharía cargo de su conserva-ción y mantenimiento parareparar así "un olvido histó-rico y dar satisfacción a losreclamos de la comunidad".Pero la medida transitó porel laberinto de los olvidos.Mientras tanto el edificio seseguía desmoronando. Su-frió saqueos en los que per-dió el aljibe, la rejaperimetral, las puertas y lasventanas. Sirvió de aloja-miento para "sin techos" dela zona. También fue ins-