Angulo Morales-hidalgos y Mercaderes Del Norte Peninsular

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País Vasco, sociedad, economía

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  • LA CANTERA NORTEA DE AGENTES FISCALES.HIDALGOS Y MERCADERES DEL NORTE PENINSULAR

    (SIGLOS XV-XVII)*

    alBerto anGulo MoralesUniversidad del Pas Vasco

    Abstract: This work aims to reflect about the existence of a peculiar migratory culture in the north of the Iberian Peninsula developed between XVth and XVIIth centuries. Those northern immigrants expressed a high consideration around his juridical nobility. This point was defen-ded by the presence of migrant confraternities in some big atlantic cities. Those kind of webs (Seville, Mexico, Lima, Flanders) or his partners have supported the contact with the institutions of their birthplaces looking for the conservation of his natural nobility. Those communities also offered protection and accommodation to young migrants. In the Seventeenth century we find list or catalogues of those basque migrants, trying to legitimize the teoretical and ideological causes of his social success. A lot of those ones, in different moments of his lifes, have been working as fiscal agents in the political and economic markets of Portugal, the Iberian Peninsula, Flanders and the Americas.Keywords: Emigrant; Northernn; fiscal agent; merchant; confraternity; boundary; nobility; migra-tory culture; trust; honour; honourableness; Atlantic market.

    El padre Fray Domingo de Bez (1528-1604, dominico, confesor de Teresa de Je-ss y martillo de molinistas)1 se cri en Mena (Burgos), Valladolid y Medina del Cam-po aunque sus orgenes llegaban de Mondragn2. Este telogo aconsej entre 1584 y 1591 a Felipe II sobre un emprstito para la Hacienda Real3. Bez y otros religiosos como el jesuita Bartolom de Sicilia, el agustino Gaspar de Melo o el franciscano Juan de Ovando, disuadieron al monarca de acudir a los banqueros prefiriendo pedir pres-tado a nobles y alto clero de Castilla.

    Bez se encarg de las iglesias del norte de Castilla y del obispado calagurritano. En el Valladolid de junio de 1591 trat con un caballero vizcano Diego de Avenda-o de quien deca es honrado cavallero que aunque su hacienda es buena todo el mundo sabe esta pobre por muchos pleitos y ocasiones de servir de Su majestad en aquella tierra haciendo gente para Inglaterra, que en esta parte puede mucho por ser

    * Trabajo inscrito en el Proyecto de Investigacin del MICINN, Poder, sociedad y fiscalidad en el entorno geogrfico de la Cornisa Cantbrica en el trnsito del Medievo a la Modernidad, HAR2011-27016-C02-01, UPV/EHU). Forma parte del Proyecto Coordinado HAR2011-27016-C02-00, junto con el Proyecto de Investigacin HAR2011-27016-C02-02 de la Universidad de Valladolid, as como participa en la Red Arca Comunis. Realizado en el Grupo de Investigacin Pas Vasco y Amrica: vnculos y relaciones atlnticas.1 Garca Cuadrado, 1998: 209-229.2 En su tratado De fide, spe et caritate se presenta como un nativum Cantabricum y en la dedicatoria al consejero Juan de Idiquez de sus Institutionis minoris dialecticae da su afecto a totius nostrae Vasconicae gentis. Beltrn, 1972: 14.3 Beltrn, 1927: 1-29.

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    cabeza de Vando4. Hidalgua y honradez identifican a un hombre de frontera ligado a las armas y significado poltica y socialmente como cabeza de Vando. La pervivencia en la memoria de alaveses, vizcanos y guipuzcoanos de la estructura social banderiza dominante hasta no haca mucho tiempo fue un aliado ms de Felipe II en el norte peninsular. En Valladolid, un banderizo vizcano y un telogo de origen guipuzcoano debatieron y negociaron respecto a una ayuda financiera para la cabeza dirigente de la mayor potencia europea del Quinientos.

    Los agentes intermediarios entre el monarca y las voluntades de los hombres de frontera vienen de mbitos sociales lejanos a las vicisitudes financieras de la Hacienda Real y a los objetivos polticos de sus gobernantes. Su categora profesional, esta-mental, jurdica o social no fueron bice para participar en esta negociacin ni para actuar como agentes intermediarios al servicio de la Corona. Criados en el comercio, educados en las universidades castellanas y francesas, formados en diversas plazas fi-nancieras y mercantiles peninsulares y europeas, este elenco de norteos se integrar en los empleos ligados a la fiscalizacin del esfuerzo blico de los Habsburgo en el Quinientos y Seiscientos. En ello, las comunidades de naturales de Sevilla, Potos, Lima o Mxico fueron una clave ms para entender el xito de estos norteos al acceder a empleos y honores de los que las autoridades de sus lugares de origen aspiraban a sacar partido. Estas comunidades fueron semilleros y criaderos de los agentes capaces de satisfacer las necesidades administrativas y econmicas de los Habsburgo.

    I. CRIADOS EN EL COMERCIO Y LA PLUMA

    El papel de los hombres llegados del norte peninsular en tiempos de los Tras-tmara y Habsburgo resulta un lugar comn historiogrfico desde hace dcadas. Las investigaciones sobre los procesos migratorios de tales norteos en especial, de las provincias vascas (lava, Guipzcoa y Vizcaya) y Reino de Navarra desde los aos noventa del siglo pasado sugiere aspectos novedosos sobre las diversas explicaciones histricas de su xito5. Madrid, Andaluca (Sevilla y Cdiz) e Indias (virreinatos del Per y Nueva Espaa) amparaban el esfuerzo de investigacin y anlisis centrado en el Setecientos6.

    La influencia de Julio Caro Baroja ha hecho predominar nuestros conocimientos sobre el Setecientos y ha oscurecido etapas anteriores7. La hora navarra naca de una fuerte onda migratoria sentida en el viejo Reino que gener un sentimiento o percep-cin de navarrenes8 a ambos lados del Atlntico desde el Seiscientos. El debate sobre la originalidad del ejemplo navarro se abri en la dcada de los ochenta9. Burgaleses

    4 Lo define como hombre de confianza y mas atento a la honra que al inters. Archivo General de Siman-cas, (AGS). CCA., DIV., 30, 1-1. Valladolid, 17/07/1591. En una misiva anterior comenta que: Acertado fue venir yo a dar la Carta a D. Diego de Avendao porque como es vizcaino honrado, honrose de que por solo el viniese de Madrid. Ibidem, 16 de junio de 1591. 5 Vzquez de Prada, 1994: 469-478. Azurmendi, 2000. Garca Fuentes, 2003: 29-249. Otazu y Daz de Du-rana, 2008.6 Luque, 1996: 205-218. Martnez del Cerro, 2006. Blanco, 2011. Angulo, 2012a: 53-72.7 Caro Baroja, 1969. Priotti, 2005. Grafe, 2005. Angulo, 2005: 79-116.8 Herzog, 2000: 117-133. Angulo, 2011: 482-503.9 Garmendia, 1982: 403-426.

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    y vascos (juntos, ocasionalmente, a los navarros) gozaban de una longeva experiencia en el arte del asentamiento ora en el sur peninsular ora en otros espacios europeos desde la Edad Media10. Bien bajo la frmula del consulado, hospital, colegio de pi-lotos y, sobre todo, bajo el manto protector del modelo confraternal por excelencia la cofrada, estas asociaciones de emigrantes formaron el ncleo cultural, poltico, devocional, asistencial y econmico de muchos eso s, nunca de todos emigrantes norteos que pululaban por los diversos reinos de los Habsburgo.

    En las cofradas vascas, la disparidad de naturaleza de sus miembros se mantuvo hasta fines del Seiscientos. La naturaleza fue menos homognea de lo esperado. Del cerrado criterio inicial de Nuestra Seora de la Piedad de Sevilla (solo aceptaba a los naturales de Vizcaya y Guipzcoa)11 a una imagen ms extensa (alaveses, navarros y montaeses junto a los costeros) en Potos (1589), Lima (1612), Cdiz (1626) o Mxi-co (1681). Los estatutos, reglas o constituciones de las cofradas peruanas incluan a hombres y mujeres de las tres provincias junto a navarros y a los de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar (Santander, Laredo, San Vicente de la Barquera y Castro Urdia-les) bajo la advocacin de Nuestra Seora de Arnzazu. Tras la cada de Burgos en la segunda mitad del Quinientos como centro difusor de agentes financieros y mercan-tiles fuera de territorio peninsular, estas comunidades de emigrantes en Per son otro reflejo ms de la hora nortea. Las experiencias gaditana y mexicana incluan a las tres provincias vascas aadiendo al Reino de Navarra. Los navarros en Madrid desde 1684 y los montaeses en el Madrid y Mxico del Setecientos erigieron sus propias cofradas (otro tanto los gallegos bajo Santiago y los asturianos con Nuestra Seora de Covadonga) de modo autnomo a los vascos.

    La mezcla de gentes del norte la refleja las fuentes literarias. El viajero francs Acarette, en su relato del viaje al Ro de la Plata (1657-1659), abonaba la presencia en Potos de franceses, la mayora de los cuales son de St. Malo, Provenza o Bayona y pasan por gente de Navarra y Vizcaya12. Es franca la facilidad con que los hombres de la costa atlntica francesa e incluso la Provenza se hacan pasar por vizcanos o navarros. Acarette tambin convierte al viejo Cerro rico en la Arnzazu del Potos, como muestra del control de la comunidad migratoria vasco-navarra sobre la principal mina de plata. Una imagen que, dcadas ms tarde y tras la Guerra entre Vicuas y Vascongados, segua vigente13. Esta mezcla de gentes del norte peninsular (desde Burgos, Logroo o Vitoria hasta la costa cantbrica y el rea fronteriza pirenaica) encontr fcil asiento en los puertos andaluces y en los centros polticos de los virreinatos americanos. Ellos fueron los protagonistas de una temprana hora nortea y no tanto por su origen sino ms bien por la capacidad de integrar sus diversas naturalezas en proyectos ligados por el origen jurdico, social, cultural y econmico de los emigrantes enriquecidos que instituan y gobernaban tales cofradas. Muchos eran hidalgos pobres o plebeyos que buscaban una carrera exitosa en la carrera mercantil, en las actividades financieras, mineras o del transporte y otros llegaban desde las oficinas de las estructuras administrativas de los Habsburgo.

    10 Casado, 2004. Palenzuela, 2003. Angulo, 2010a: 15-32.11 Junto a los habitantes del Labort, aceptados hasta la fijacin de los estatutos de 1561. Garmendia, 1979: 435. Aragn, 2010: 73-116.12 Relacin de un viaje al Ro de la Plata y de all por tierra al Per con observaciones sobre los habitantes, sean indios o espaoles, las ciudades, el comercio, la fertilidad y las riquezas de esta parte de Amrica. Buenos Aires, Alfer and Vays, sin ao, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.13 Angulo, 2012b: 241-256.

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    Un anlisis de estas cofradas muestra el predominio de mercaderes, cargado-res, peruleros, cambiadores, banqueros, mineros, capitanes de navos, contadores, pagadores y tesoreros. Junto a los burcratas y los hombres de Iglesia, la feligresa confraternal la integraban los hombres de negocios que, con frecuencia, solan ocu-par al mismo tiempo otros empleos de gobierno y justicia. A modo de temprano ejemplo, el doctor Sancho Ortiz de Matienzo cannigo de la Catedral de Sevilla encontr hueco en la tesorera de la Casa de la Contratacin (1503)14. Los cannigos y magistrados involucrados en los negocios de Indias15 ofrecan buenos servidores a una Corona siempre necesitada de agentes (contadores, tesoreros, pagadores, vee-dores). El capital relacional y de noticias o informacin capaces de concentrar este tipo de asociaciones laicas integraba las redes familiares y profesionales de muchos de sus socios voluntarios16.

    Juan Lpez de Recalde caballero de Santiago, contador mayor de Carlos I y pro-veedor general resida en la sevillana colacin de Santa Mara como apoderado de sus paisanos guipuzcoanos y gobernando la contadura de la Casa de la Contratacin (1507-1528). Su cese en 1522 trajo el jbilo de los quejosos tratantes en Indias por ha-ber sido tan seor de esta contratacin y sospechoso de compatibilizar su oficio con tener tratos y naos en las Indias y Flandes17. Matienzo y Recalde ejemplifican el rpi-do enriquecimiento sevillano de principios del Quinientos, seguido despus por otros banqueros como Juan de Alzola, Pedro de Morga, Juan de Arregui o Pedro de Arriarn y, ms tarde, por los compradores de metales preciosos afincados en Andaluca18.

    El juez factor de la Casa de la Contratacin, Ochoa de Isasaga (1509-1518), Domingo de Ochandiano (factor en 1523 y sobrino poltico de Matienzo) o Diego de Zrate (1535-1555, yerno de Recalde y contador) vislumbraron rpidamente las ventajas del servicio a la Corona, como muchos otros. Entre 1577 y 1583 ocuparon la contadura de la Casa de la Contratacin Antonio de Eguino, Martn Ochoa de Urquizu o Juan Lpez de Zubi-zarreta (tenedor de libros de Domingo Martnez de Zabala, contador mayor del almoja-rifazgo de Sevilla y consejero de Hacienda). La frontera entre el servicio a la Corona y el oficio de mercader resulta intencionadamente imprecisa. Los burcratas y eclesisticos socios de las cofradas de Sevilla, Cdiz, Potos, Lima o Mxico mantuvieron activos sus tejidos empresariales y productivos. Los burcratas norteos insertos en los aparatos de fiscalizacin de la actividad mercantil e impositiva se valieron de su pertenencia a una comunidad organizada y solidariamente agresiva para proyectar carreras exitosas19.

    La agenda de negocios de eclesisticos y burcratas-mercaderes era extensa y va-riada necesitando para su gobierno de amigos, factores, familiares, paisanos y socios. La presencia de cohortes de aprendices y criados (paisanos y familiares en su mayora) formndose en aquellos emporios mercantiles para luego comenzar una carrera que mejorase su hacienda y extendiese su honra o la de sus herederos fue algo habitual en el siglo XVI. Muchos siguieron este camino como factores y luego encomenderos20.

    14 Mena, 2004: 243.15 Garmendia, 1986: 556.16 Casado, 2008: 35-68.17 Carande, 1965: 284 y 391.18 Angulo, 2012b.19 Otazu y Daz de Durana, 2008: 153-154.20 Lucas, 2009.

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    Una alternativa ligada a la escasez de contratos de aprendizaje o aparejamiento. De 650 contratos de aprendizaje localizados en el Archivo Foral de Bizkaia solo cinco (1560-1586) eran destinados a servir y formarse en casa de un mercader junto a ocho de mercero (1561-1588), cuatro de drapero (1544-1588) y dos de escribano (1582- 1598). Todos representan un 3% de la muestra de anlisis. Ms an, no estamos ante contratos de aprendizaje para jvenes que quisiesen formarse en Bilbao sino que buscan fortuna fuera (en Soria, Cuenca y Alfaro).

    La va familiar y el servicio domstico fueron relevantes vas de formacin de los jvenes que buscaban fortuna en los negocios mercantiles. En Bilbao, la figura del husped promocionar a muchos negociantes que, bajo el amparo de empresas como la de Simn Ruiz, encontraban facilidades en las negociaciones, inversiones e informacin de los mercados europeos21. Un servicio domstico que, con las ventajas formativas de estos aprendices, les encaminaba a ganarse la confianza o la bolsa de amos o seores22. Los Recalde, representados por Francisco (tesorero de los marque-ses del Cenete entre 1524 y 1542) son un ejemplo ilustrativo. En ese cuarto de siglo, paralela y ocultamente, Francisco mantuvo una compaa mercantil junto a un comer-ciante bilbano, Juan de Lezama y actu de intermediario del licenciado Sancho Daz de Leguizamn23. Algunos caudales y servicios financieros del marquesado del Cenete financiaron los negocios privados de Recalde, amigos y socios. Las familias de la alta nobleza mantuvieron altas lneas de crdito con banqueros y mercaderes24. El conde de Miranda y el de Aguilar, el marqus de Poza, el duque de Ciudad Real o el de Me-dinaceli fueron clientes de los comerciantes bilbanos desde la dcada de los sesenta del Quinientos. En otras ocasiones, aquellos mercaderes gestionaban las haciendas de las familias ennoblecidas que residan en Corte25.

    Al arte de sacar jugo a la influencia de estos grandes se aada la habilidad de los norteos en los oficios de la pluma. Su presencia en las escribanas de las ciu-dades castellanas fue otra va de fcil acceso a las grandes casas nobiliares26 y otras instituciones. En las tres provincias, las sagas o linajes de escribanos mantuvieron una intensa relacin con el sector mercantil invirtiendo en aventuras pesqueras27 o en la lana28. Otras sagas llegaban de los viejos linajes o parientes mayores29. Muchos eran propietarios o administradores de las ferreras, bosques y recursos hidrulicos de su entorno. Los escribanos Vicua o Plazaola de Legazpia, por ejemplo, controlaban afamadas ferreras en su jurisdiccin. Los puestos aduaneros se convirtieron en un fecundo campo profesional para estos hombres de pluma30. Buen ejemplo sera la entrega del condestable de Castilla, Iigo Fernndez de Velasco, a su tesorero Martn Ochoa de Sasiola de la escribana de los Diezmos de la Mar de Valmaseda y su partido

    21 Priotti, 2002: 55-59.22 Diago, 2009: 843-876.23 Daz Lpez y Muoz, 2012: 269-289.24 Priotti, 2002: 45-72.25 Archivo Foral de Bizkaia, (AFB). Corregimiento. Leg. 1238/008 y 0416/003.26 Mora, 2010: 119-144.27 Lacabe, 2010: 401. Huxley y Barkham, 1996: 349-388.28 Prez Hernndez, 2001: 193-202. 29 Aragn, 2012b: 349-388.30 Daz de Salazar, 1983. Angulo, 1998: 637-656. Vtores, 2001: 241-264. Ortega, 2010: 215-235.

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    en 151331. Los Sasiola formaban una saga de escribanos de la villa costera de Deva localizada a caballo entre los siglos XV y XVI32.

    El acceso al mundo mercantil por medio de contratos de aprendizaje era limi-tado debido al propio carcter familiar de las empresas mercantiles. La figura del criado, dependiente o asalariado de los mercaderes, burcratas, hombres de leyes y religin o al servicio de grandes casas nobiliares fue cada vez ms frecuente. Nobles, instituciones locales33 o la Corona necesitaban personal para ejercitar la-bores de tesorera, contadura y recaudacin. La cantera de agentes formados en la gestin y administracin financiera de los territorios e instituciones del norte peninsular abasteci a otros territorios. La cercana a escribanas, a grandes casas nobiliares o a las mismas comunidades de emigrantes generar una riada de bien formados e informados agentes econmicos que mostrarn su utilidad en diversos mbitos profesionales.

    II. LA TOMA DE CONCIENCIA Y DE LA DEFENSA DE LA HIDALGUA UNIVERSAL

    Cada territorio elabor y gestion su discurso de frontera desde finales del Tres-cientos. Dos centurias ms tarde tal prctica era un elemento cohesivo entre lava, Vizcaya y Guipzcoa. Las instituciones alavesas completaron la parte central de su discurso hacia 1556 ligndolo a la defensa de su libertad mercantil con Navarra. Las actas de sus juntas aclaran que por estar en frontera la dicha ciudad de Vitoria y provincia y hermandades de alava necesitaban proveerse de Navarra para evitar un despoblamiento que minorase las Rentas Reales34. Las oligarquas gubernativas provin-ciales manejaron hbilmente estos discursos ante la Corona y sus propios gobernados.

    La negativa a proyectos conjuntos de lava y Guipzcoa en 151435 (sala propia en la Chancillera vallisoletana) y 1587 (un tribunal de tres oidores y un regente) ejem-plifican el valor de la frontera. Guipzcoa, defenda en los alegatos de 1587, que era

    frontera e tierra martima donde ay mucha contratain y mercaderes naturales, y acuden as vien de los rreynos de Frania e Yngalaterra y Escoia y otras prouinias, e lo mismo al seoro de Vizcaya, y a tratar y contratar sus mercaderas36.

    Un espacio de bajas tasas fiscales, sin gravmenes aduaneros y con oportunidades para los hombres de negocios del Atlntico noreuropeo. El proyecto traera menores gastos e incomodidades a los provincianos ya que la audiencia fortificara las fron-teras y estaran muy en comarca, ans para lebantar gente [] como para acudir a qualquiera nezesidad [] en estas fronteras37.

    31 Archivo Histrico Nacional, (AHN). Seccin Nobleza, Toledo. Fondo Fras, leg. 491/15. 32 Barrena y Herrero, 2006: III.33 Aragn, 2011: 77-155 y 2012a: 313-336.34 Archivo del Territorio Histrico de lava, (ATHA). Documentacin Histrica, 277-1.35 ATHA. Actas de Juntas Generales de lava. Libro 1. 10/05/1514, fols. 210r.-210v.36 ATHA. Actas de Juntas Generales de lava. Libro 7. 23/11/1587, fol. 82v. 37 Ibidem. Buscaron las voluntades Bajo de lava, Vizcaya y la ciudad de Vitoria. Guipzcoa deca que para conseguilla thena personas priuadas azerca del Rrey nuestro seor que le podran ynformar de lo mucho que a su seruiio convena. Ibidem. Truchuelo, 2009: 299-314.

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    El discurso del argumento fronterizo (junto al servicio a la Corona o la defensa de las Rentas Reales) tom carta de autoridad muy pronto. Siendo tierras de frontera est-riles y pobres, sus habitantes necesitaran libertad total de trfico para tener poblado y defendido este estratgico espacio. La aplicacin de este corolario plante problemas de gran calado. Los rumores sobre las novedades en el captulo de Toledo (1560-1562) de las rdenes Militares llevaron a las tres provincias a elevar memoriales al Consejo de Castilla desde 1563. Los hidalgos alaveses decan que, por costumbre, se dedicaban a tratar y contratar dentro y fuera del Reino de Castilla38. Por ello, el nuevo requisito de no ser nieto de mercaderes les resultaba lesivo. La incompatibilidad entre la hidalgua y la implicacin en actividades mercantiles, al parecer, no eran tan clara para muchos de estos hombres de frontera.

    El discurso fronterizo se vertebr con la defensa confesional y la necesidad de mantener su limpieza de sangre. La presencia de negociantes portugueses ejemplifica tal dinmica. En Vitoria surgir una alcabala de los portugueses. La menor reaccin en Vizcaya choca con el conflicto de inicios del Seiscientos en Guipzcoa39. Las fun-ciones mercantiles, el carcter fronterizo y la defensa de la pureza de sangre eran antemurales defensivos de la frontera. La fracasada peticin de expulsin pretenda evitar que los mercaderes portugueses del barrio del Santo Espritu de Bayona o de San Juan de Luz mancillasen la natural hidalgua de los guipuzcoanos.

    La definicin terica e ideolgica de la hidalgua universal de guipuzcoanos y vizcanos se desenvolvi en las ltimas dcadas del Quinientos. Adems de justificar las ventajas fiscales y aduaneras de sus habitantes confera a sus hombres de nego-cios una prerrogativa vital en los mercados. Muchos agentes fiscales se formaron en el seno de este marco atlntico donde el contacto con negociantes portugueses, franceses, ingleses o flamencos aliment bien por pura emulacin sus necesidades formativas40. La presencia de mercaderes, agentes, encomenderos y factores de diver-sas nacionalidades equilibr la falta de instrumentos formativos de los aspirantes a integrarse en el mundo de los negocios. La defensa de la naturaleza provinciana se una a la necesidad de aprovechar la presencia de unas comunidades de mercaderes forneos atenazadas por restrictivas legislaciones forales que impidieron con cierto xito la implementacin de consulados en las capitales costeras vascas.

    La hidalgua no era un asunto domstico. La decimonovena ley del primer ttulo foral (segn la edicin de 1575) defenda tambin la hidalgua fuera del Seoro41. Las instituciones gubernativas provinciales establecieron a mediados del Quinientos (como el Reino de Navarra) agencias representativas estables en Valladolid y Madrid42. Su presencia coincide con la movilizacin de los paisanos

    38 Estos hidalgos negociaban en todo lo que se ofrese en las fronteras de los rreinos de Frania y Navarra, donde est sita y moran los dichos vezinos desta prouinia Y porque ay la mesma rrazn en las prouinias de Guipzcoa y Vizcaya que an sentido el mesmo agravio. ATHA. Actas de Juntas Generales de lava. Libro 6. 4/05/1563, fol. 191v. 39 Angulo, 2001: 151-184.40 Priotti, 2005.41 El Fuero, privilegios franquezas, y libertades de los caballeros hijosdalgo del Seoro de Vizcaya. Medina del Campo, Francisco del Canto, 1575, pp. 20r.-20v. Portillo, 1998: 425-437. Hernndez, 1997. Gonzlez Prieto, 2005: 23-24.42 Angulo, 2010b: 23-99. Salas, 2006: 909-958.

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    vizcanos para el expurgo del libro de Juan Garca de Saavedra43. El Seoro quera eliminar ciertos pasajes ofensivos sobre la hidalgua de sus naturales e inform al Consejo Supremo de Justicia que su caudal no son riquezas sino nobleza e ydaguia44. Toda mancha limitara el disfrute de sus emigrantes para lograr hono-res y pretensiones de emparentar o casar en Castilla45. Aquel emigrante era tan consciente de la ventaja competitiva que supona la hidalgua universal como de la necesidad de protegerla46.

    El hombre del Seoro en Madrid, Francisco Ibez de Mallea, tom la iniciativa en 1589. Los expurgadores fueron reclutados segn en la calidad y onor del questan en las dichas iudades y villas (emigrantes reclamados por un do ut des foral), asi casados como en sus negoios, que son hombres prinipales y muchos dellos criados y ofiiales del rey, nuestro seor, y de quienes se esperaba una inequvoca respuesta. El emigrante exitoso integraba la legin de Vizcaya ubicada en el trazado urbanstico castellano del Quinientos. La misin lleg al resto de reinos peninsulares (Aragn, Valencia, Catalua, Navarra, Galicia y Portugal) y ultramarinos (Per y Mxico). El expurgo plasma el protagonismo de los emigrantes vizcanos y su coordinacin con las autoridades gubernativas provinciales47.

    Con armas de papel se desplegaron por Reales Chancilleras y Audiencias Reales (Granada, Valladolid, Sevilla), puerta de Indias (Sevilla), virreinatos (Per y Mxico), reinos y principados cantbricos (Galicia, Len y Asturias) y muchas ciudades cas-tellanas. Profesionalmente, los elegidos son un agregado heterogneo predominan-do los servidores de la Corona e Iglesia, profesionales del comercio (mercaderes, mineros, contadores, pagadores) y de oficios administrativos (juristas, dignidades eclesisticas, inquisidores y familiares del Santo Oficio, autoridades municipales, secretarios y criados del Rey). En tierras de Sevilla, Crdoba y Andaluca los repre-sentantes fueron el contador de la Casa de la Contratacin, Martn Ochoa de Urquizu (lequeitarra asentado en Sevilla y caballero de Calatrava), y el mercader Pedro de Bustinza (procurador por Ermua y conocido personal del agente del Seoro en la Corte, Ibez de Mallea).

    El dao econmico superaba con creces al puro discurso jurdico e ideolgico. Bustinza, en 1595, peda la ayuda de

    sus agentes y personajes que tiene en Madrid [] para les ayudar en esta causa y libertad de sus personas [] porque este dagno no solo resultaria para ellos pero tanvien para to-dos los venideros, y porque seria en dagno notable e general y causa para pereer y perder del todo el trato e comerio que ay en la dicha iudad de los vizcaynos y probinianos48.

    Ochoa de Urquizu argumentaba que el xito en Andaluca deba mucho a la hidal-gua universal de vizcanos y guipuzcoanos. Urquiza y Bustinza, hombres vinculados a la comunidad mercantil vizcana de Sevilla, representan oficialmente a Vizcaya en la proteccin de la clave del xito de los emigrantes venideros.

    43 Poza, 1997. Bennassar, 2006: 114-115. lvarez-Ossorio, 2000: 42-43. 44 Angulo y Merino, 2012: 1787.45 Angulo y Merino, 2012: 1781-1791.46 Gil, 2006: 410.47 Priotti, 2001: 323-343.48 Angulo y Merino, 2012: 1788.

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    Entre 1476 y 1478, transportistas y mercaderes vizcanos (Sancho de Leura y Pedro Ochoa de Beci) presentaron quejas por ataques a sus naves y alteracin de sus rebajas fiscales49. Leura actu en calidad de procurador del Condado de Vizcaya y Beci como representante de la comunidad de mercaderes vascos que actuaba en los mercados andaluces. Una dcada despus (1490-1492) la comunidad mercantil vizcana repre-senta a los mercaderes residentes en Sevilla (Mallea, Ibez de Hernani, Arrazola, Vergara o Aguina). Los repartos de hombres e impuestos motivaron la solicitud de resguardo de las prerrogativas jurisdiccionales de sus ordenamientos forales. Estas quejas continuaron en 1495 y se resolvieron en 1500 con certificacin de la Corona de estimarles por hidalgos50. Un lustro despus, los transportistas y mercaderes de Vizcaya y Guipzcoa lograron representados por Pedro de Urquiza la preeminencia de carga para sus navos.

    La defensa de los intereses jurisdiccionales, econmicos, sociales y fiscales de la comunidad mercantil vasca en Sevilla refleja el relevante papel de la existencia y mantenimiento de una comunicacin activa y una poltica coherente con los plantea-mientos de las autoridades gubernativas provinciales. Las cofradas de Potos y Lima ejemplifican la conciencia que mantuvieron los emigrantes y sus autoridades sobre la importancia de la hidalgua para lograr el xito en el mundo de los negocios. Juan de la Plaza, vizcano asentado en Lima en los aos veinte del Seiscientos, fue uno de los siete hombres que consigui licencia para fundar un banco.

    Al permiso de 1621 se opuso el consulado limeo con argumentos jurdicos. La legislacin deca que todo banquero deba ser persona llana y abonada en su perso-na y sus bienes. Plaza era vizcano e hidalgo y tal condicin le exima de ser preso por deudas. La defensa del vizcano jugaba con la predisposicin de los nobles para ser ms llanos (puntuales, honrados, fieles y profesionales) que los plebeyos. Plaza fortalece su demanda aludiendo a que los vizcanos de Sevilla fueron banqueros p-blicos o compradores de metales sin menoscabo alguno por ser caballeros vizcanos. Luego deca que los monarcas siempre eligieron para tales negocios a los de la dicha nacin vizcana por averse hallado [] en ellos puntualidad, verdad y fidelidad51. Tres virtudes que tejan un idealizado corolario atlntico que proporcionaba la suficiente y oficial ptina de confianza sobre la que algunos de estos mercaderes construyeron sus pequeos imperios personales y/o familiares.

    Negocios e hidalgua fueron de la mano convirtindose en tesoros que abran puertas en la carrera hacia los oficios pblicos. En 1605, el duque de Lerma perdi a un valioso colaborador, Juan Pascual. Este hombre de negocios medr a la sombra del valido llegando, en 1599, a ser tesorero general de Hacienda52. Poco antes compr al condestable de Castilla el seoro de Villabrgima. Las irregularidades contables de-tectadas al morir un desfalco rayano a los 16 millones de maravedes fueron uno de los primeros escndalos del valimiento de Lerma53. Caballero de Santiago, escribano de raciones de Npoles y consejero de Hacienda fueron otros honores y empleos que manej Juan Pascual54.

    49 Garca de Cortzar, 1966: 284.50 Ronquillo, 2004: 351-353.51 Surez, 2001: 71.52 Cuartas, 1981: 77-94.53 Martnez Hernndez, 2009: 108-109.54 Prez Bustamante, 1950: 123. Thompson, 1981: 110-112.

  • 326 Agentes de los sistemas fiscales en Andaluca y los reinos hispnicos (siglos XIII-XVII): un modelo comparativo

    Hijo de Sebastin Pascual (Torrecilla de Cameros), Juan naci en Medina del Campo. Entre otros negocios, en 1591, padre e hijo llevaron el asiento de la sal para los alfoles de Castilla, Galicia y Asturias55. Juan cedi a Torrecilla de Cameros un juro de ochenta mil maravedes de renta anual sobre las alcabalas sevillanas que les liberase de sus pechos56. Esa magnanimidad se entiende mejor al saber que el padre del donante, Sebastin, nunca fue considerado hidalgo en Torrecilla. La venganza del vstago es manifiesta. Ms an, al saber que el apellido provena del valle de Zrate (Ochandiano, Vizcaya). Los Pascual o Paschagoiti ejemplifican uno ms de los dispa-res caminos migratorios emprendidos por los hombres de negocios que se movan entre Sevilla, Burgos, Flandes, Bilbao, Vitoria, San Sebastin, Santander, Logroo, Va-lladolid, Madrid o Indias57. La fbrica de hidalguas fue una constante de los agentes fiscales y mercantiles formados en los principales mercados de la poca.

    De fines del Cuatrocientos a otro tanto del Seiscientos, Vizcaya dirigi una poltica de defensa de la hidalgua fuera de su jurisdiccin. El deseo de extender la aplicacin y aceptacin de la hidalgua universal a todos los rincones del Imperio fue un anhe-lo del Seoro. Estos hidalgos emigrantes sacaron provecho del discurso que Plaza emple en Lima. Una realidad valorada y atestiguada por los mismos tratadistas que abogaban por que los criados de las administraciones fuesen hidalgos para garanti-zar la honestidad en sus funciones58. Cierto o no tal argumento la realidad es que el factor del paisanaje se convirti en una relevante puerta de promocin para quienes pretendan abrirse camino en el sur peninsular o en Indias59. La ayuda de la familia y la proteccin de las comunidades de naturales fueron otros elementos cruciales al entender el xito de unos jvenes que, como criados o dependientes, encauzarn sus procesos migratorios y carreras profesionales.

    Julio Caro Baroja sostena que a la hidalgua colectiva de Vizcaya y Guipzcoa se lleg merced a las teoras de Esteban de Garibay como por

    una necesidad, en parte tcnica, de tener a los marinos controlados y al servicio de la Corona [] Y por necesidad de proteccin de la frontera, lo que hace que las hidalguas colectivas se den ms en las tierras de frontera, para tener a los habitantes en plan de gue-rra, con un estatuto superior60.

    En 1607 y junto a las Cuatro Villas de la Costa de la Mar se form la escuadra de Cantabria con su cadena de pagadores, veedores, contadores y tesoreros. El perso-nal militar y administrativo de esta unidad defensiva se conformaba con naturales de los territorios. Ello unido al desarrollo del conflicto flamenco desde mediados del Quinientos provocar que muchos provincianos lograsen una prometedora carrera a travs de oficios y empleos destinados al abastecimiento, mantenimiento y funciona-miento eficaz de la escuadra de Cantabria.

    Las activas relaciones comerciales desde el Cuatrocientos en los Pases Bajos (Bru-jas y Amberes) no se debilitarn hasta las guerras civiles. A partir de 1575, la colonia

    55 Schaub, 2001: 72.56 Senz-Dez, 1992: 30.57 Guerrero, 1993: 24.58 Yelgo, 1614.59 Angulo, 2011: 482-503.60 Caro Baroja, 1985: 364.

  • Alberto Angulo Morales: La cantera nortea de agentes fiscales. Hidalgos y mercaderes del norte... 327

    nortea en Flandes qued yerma de hombres de negocios, lo que se compens con la llegada de numerosos servidores de la Corona. Y, entre ellos, muchos montaeses y vascos61. Algunas dificultades econmicas en el norte de Espaa, la especializacin de zonas portuarias (Bilbao como puerto lanero, San Sebastin puerto ballenero y del hierro), la fcil comunicacin con Flandes, el nivel de alfabetizacin de los septentrio-nales con la Universidad de Oate (1548) como buque insignia, las peculiaridades institucionales de Vizcaya y Guipzcoa y la similitud climtica explican la relevancia de la comunidad nortea hasta mediados del Seiscientos62. En ella nacer un grupo de autores mercantilistas: Juan de Gauna (oatiarra con delegacin comercial en Burgos, Amberes, Florencia y Francia), Ortuo de Urzar, Juan Lpez de Ugarte, Antonio de Juregui, Francisco de Anchieta o Martn de Arstegui63. La mayora provena de la baja o media nobleza, ostentaba hbitos militares y resida muchos aos en Flandes al igual que lo muestran los ejemplos de los montaeses (Fernando Caldern padre de Rodrigo, el favorito de Lerma, Juan de Escobedo secretario de Juan de Austria, Juan de la Guerra, Sancho de Londoo, Gaspar de Arredondo o Pedro de San Juan).

    En el terreno poltico, el libro de Joseph Lefvre sobre la Secretara de Estado y de Guerra refrenda el dominio monopolstico de los peninsulares cantbricos en tal institucin64. Los designios de Olivares aplicando nuevos registros de las mercancas con Flandes no fueron bien aceptados por los agentes mercantiles, sobre todo de las ciudades del eje Flandes-Bilbao-Sevilla. Las quejas desde Bilbao o San Sebastin soli-citaban suprimir tales registros por ir contra el espritu de libre comercio sostenido por el Fuero o que tal accin se ampliase a todos los puertos para evitar cualquier agravio exclusivo65. Entre los aos cuarenta y sesenta del siglo XVII veremos una llegada no masiva pero si relevante de flamencos reclamando su naturaleza como vizcanos y que, poco ms tarde, penetrarn activamente en el mundo de las finanzas espaolas66.

    Otros linajes de mercaderes encontraron hueco en los mercados portugueses de la poca. La familia de los Prez de Arrieta, dispersa entre Oate y Vitoria, se dedic desde principios del siglo XVI a negociar con armas, hierro y prstamos en la plaza de Lisboa67. El principal negocio de tales mercaderes norteos fue la venta de armamen-to. El bilbano Pedro de Imenza o Mimenza resida en la capital portuguesa al declarar, en 1517, un contrato para transporte y venta de hierro y coseletes de Marquina (Viz-caya). Otro mercader bilbano, Juan Ochoa de Oate, fue quien adquiri las licencias para saca de armas y otras mercancas68. Los hijos de Mimenza, muerto en Lisboa, reclamaban en los aos treinta de esta centuria las mercancas llegadas de Flandes y

    61 Gonzlez Arce, 2009: 77-97.62 Echeverra, 1998: 135. Gonzlez de Len, 2009.63 El efecto flamenco se aprecia en Andrs de Poza, 1530-1595: en Esteban de Garibay, 1533-1599) o en la traduccin de los Seis Libros de la Repblica de Jean Bodin, 1590) por Gaspar de Aastro, tesorero general de la duquesa de Saboya. El mercader Aastro (Vitoria, 1551-Madrid, 1603) fue cnsul de la Casa de Vizcaya en Brujas (1577-1578). Desde 1593 fue Proveedor General de las galeras de Espaa y una dcada antes conspir en Amberes para asesinar al estatder Guillermo de Orange.64 Lefvre, 1934.65 Echeverra, 1998: 210.66 Zabala, 2006: 147-184.67 Archivo de la Real Chancillera de Valladolid, (ARCHV). Escribana Zarandona. Olvidados. Caja 1507/7. 1522-1529. Ibidem, Escribana Varela. Olvidados, Caja 49/3, 1530-1531.68 AGS. Cmara de Castilla. Memoriales y expedientes, leg. 117/140.

  • 328 Agentes de los sistemas fiscales en Andaluca y los reinos hispnicos (siglos XIII-XVII): un modelo comparativo

    almacenadas en casa de Luis Cruzat (San Sebastin). Los herederos encargaron parte de la negociacin al factor de su padre en Flandes, Diego de Tobalina69.

    Este negocio con Portugal se increment, legal e ilegalmente, en el Quinientos. La unin dinstica de 1580 reforz los viejos negocios entre los productores de armas y el mercado portugus. Los intereses de los norteos se acercaban tambin al sector de la construccin naval. Antes de quebrar, la compaa fundada en 1582 por Juan Ochoa de Urquizu (elorriano residente en Lisboa) y el irundarra Juan de Astigar se dedic a lastrar, reparar y guarnecer naves para la India70. A los mercaderes y constructores de naves se uni la marinera destacada para las campaas militares del Quinientos. Prue-ba palpable es el hospital de los vizcanos de Lisboa, fundado en 1587 con cien ca-mas71. A finales de la centuria, el vitoriano Cristbal de Aldana encabezaba en Lisboa una compaa creada en 1586 con otros financieros castellanos (Antonio Surez de Vitoria, Juan Luis de Vitoria y Juan Pascual) e italianos (Carlos Veluti y Anbal Cambi)72.

    Las relaciones entre Portugal y la cornisa cantbrica entre 1580 y la revuelta de 1640 se entienden mejor al calor de una demanda de mediados del Seiscientos. El gobernador de Buenos Aires adverta la presencia de navos de Guipzcoa con paos y hierro para internarlos en el Per y regresar sin tocar Sevilla desde 1606. Una buena muestra del inters de estos negociantes por lograr una conexin directa con Indias. A mediados del Seiscientos y aprovechando el sistema de navos de permiso, San Se-bastin se erigi en puerto principal de comercio ilegal con Indias a travs del Ro de la Plata73. Los intentos ingleses por establecer un agente consular en esa ciudad a fines del XVII se deban a ser la puerta de salida de vino de contrabando hacia Inglaterra (vino francs de baja calidad con vitola de espaol)74. El inters madur en Vizcaya y, en 1646, el consulado de Bilbao encarg a sus Juntas Generales pedir una licencia para despachar dos navos a Buenos Aires. El memorial de Diego de Mendoza recor-daba que el levantamiento portugus aminor el negocio del hierro y el acero (de los frutos de Vizcaya) que, por la va lisboeta, se transportaban al Ro de la Plata75. El descalabro por la prdida del mercado portugus oblig al Seoro a buscar nuevos objetivos y espacios de accin en Indias.

    Los mercados atlnticos integraban un espacio propicio para la formacin de los jvenes emigrantes norteos. El vitoriano (de origen Oatiarra) Juan de Narria o Narriaondo76 recorri tierras flamencas en su periplo formativo junto a los mercade-res de Vitoria, Aldana e Isunza. A finales del Quinientos, Juan resida en una Sevilla donde, entre otros negocios (Almera77, Medina del Campo, Vitoria, Bilbao, Nantes y Flandes), inverta en la compraventa de esclavos caboverdianos para Nueva Espaa78. Tambin apareca en las listas de cargadores y peruleros, un comerciante vasco ms

    69 ARCHV. Escribana Fernando Alonso. Fenecidos, Caja 750/1, L. 149, 1531-1538)70 ARCHV. Escribana Lapuerta. Fenecidos. Caja 2012, L. 403, 1584-1602.71 Gracia, 2006: 772.72 Angulo, 2005: 100-108.73 Alberdi, 2010: 175-188.74 Santoyo, 2008: 49-60.75 Mariluz, 1981: 46-47.76 Zumalde, 1998: 8-10.77 Muoz, 2007: 463-490.78 Larrazabal, 1975: 42. Lorenzo, 1987: 275.

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    de Sevilla que reciba caudales negociados en Tierra Firme79. Al morir, sus acreedores reclamaron sus deudas a los sobrinos de Narria (Pedro de Gamboa en Sevilla y Diego de Bermeo en Nueva Espaa).

    El testamento resulta clarificador. Gamboa, testamentario y albacea, declaraba que su to haba residido en la colacin de Santa Mara (barrio marcado por la presencia de mercaderes vascos) y sera enterrado en una capilla de su propiedad (en el convento de Santo Domingo de Vitoria) pero declaraba igualmente que, si el fallecimiento fuese en Sevilla, suplicaba a los seores mayordomos de la capilla de san francisco de los vizcaynos dejasen reposar su cuerpo hasta llevarlo a Vitoria80. El fervor alcanzaba a unos mercaderes ansiosos del auxilio de la comunidad vasca afincada en el convento franciscano de Sevilla. Llama la atencin la presencia del licenciado Andrs de lava (inquisidor apostlico de Sevilla) entre los acreedores. Segn el inquisidor de origen vitoriano, Narria le deba diez mil ducados.

    Otro acreedor, Luis de Aldaz, afirm que el vecino de Rouen y hermano del in-quisidor, Pedro de lava81, quiso embargar los caudales de Narria. Aldaz reclam su turno quejndose de que la demanda de los lava provena de cambios y en ello no hay ms que obligacin personal y el dicho seor inquisidor tiene Resguardos82. El alumbre almeriense, los paos nanteses, los esclavos africanos, los cambios en Medina o Rouen y el transporte de mercancas integraban los negocios de un Narria formado en inicio en Vitoria y luego en Flandes hasta afincarse en Sevilla. Avalado y apoyado por otros norteos consigui una estimable fortuna sangrada por el proceso iniciado por sus acreedores tras su muerte.

    III. LOS HIJOS ILUSTRES. UNA LECTURA DEL SERVICIO A LA CORONA

    En 1625 y 1626 Lope Martnez de Isasti redact su Compendio Historial de la M. N. y M. L. Provincia de Guipzcoa. Este texto corri en forma manuscrita hasta la edicin (1850) de Ignacio Baroja. El compendio recorre la geografa e historia provin-cial y finaliza con un listado de servidores y servicios (libros tercero y quinto) que la gente noble de Guipzcoa realiz a los Seores Reyes de Castilla83. Un breve esbozo biogrfico del autor y su familia nos permitir conocer mejor el sentido y alcance del catlogo de hijos ilustres que despliega Martnez de Isasti.

    Lope se form en la escuela de Andrs de Irazabal, a quien llamaba Gran Contador84. Los estudios mayores los realiz en Salamanca junto a dos hermanos y un criado. Isasti fue primero beneficiado en Lezo para luego convertirse en abad de Nigrn (obispado de Tuy) y confesor de las casas de los obispos Francisco de Tolosa (Tuy) y Lorenzo Otaduy (vila). En 1606 alcanz la fiscala de la Cmara Apostlica del obispado de Pamplona y luego fue confesor y predicador para la Corte y el Arzobispado de Toledo. Desde 1612 lo documentamos como tenedor representando a su hermano Onofre de los astilleros

    79 Garca Fuentes, 1997: 275.80 Archivo General de Indias, (AGI). Contratacin, 234, N. 2, R. 6, 1589-1591.81 Establecido en la costa francesa desde 1576. Dardel, 1966. Vinculado a la casa de Simn Ruiz. Gentil, 1969: 617. Angulo, 2005: 98.82 AGI. Contratacin, 234, N. 2, R. 6, 1589-1591.83 Tales listas de servidores no se reproducen en la obra de Henao. Henao, 1689.84 Martnez de Isasti, 1850: 8.

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    reales de Lezo hasta que, en 1618, fue a Madrid residiendo hasta 1625 para dar sus cuentas y las de su difunto hermano. Durante esta estancia vive en un Madrid donde se prodigaba la edicin de historias locales y/o municipales85.

    Lezo, puerto de mar en el canal entre Pasajes y Fuenterraba, fue tierra natal de Lope. Una familia trasmigrada de Oyarzun a Lezo por su padre, Onofre. La semblanza del padre se inicia en la oficiala de la Tesorera de los Estados de Flandes (Amberes) mientras el eibarrs Domingo Martnez de Orbea fue Tesorero General86. Se mantuvo en tierras flamencas en calidad de comisario de artillera para enrolarse en la armada de Magallanes (1581) fabricando y armando una nao por su cuenta junto al capitn Juanot de Villaviciosa (Pasajes). Ms impreciso es el relato de su actuacin como proveedor de las Armadas en la Sevilla de 1587. Como vemos, el autor era un buen conocedor de los mercados atlnticos y de los servicios que ofrecan sus paisanos.

    Lope fue uno de los nueve hijos de Onofre en su periplo vital y profesional (oficial de tesorera, comisario de artillera, armador, proveedor). Destacan otros dos hijos, Juan y Onofre. El primero fue Comisario de la Fbrica Real de Galeones (de Antonio de Urquiola y Domingo de Idiquez) como ayudante de su hermano Onofre, a la sa-zn tenedor de bastimentos. Desde 1621 ostent el empleo de teniente del veedor y contador en la armada del pasaje al Brasil. Por su parte, Onofre, sirvi de capitn en la jornada de Magallanes junto a su padre y, ms tarde, en la armada de Juan Martnez de Recalde llevando las cuentas del pilotaje. Desde 1596 se haba ocupado de los as-tilleros de Lezo y Rentera y en 1607 ejerci de tenedor (luego pagador) en la fbrica de quince navos por encargo de la Corona. Falleci en Madrid el 2 de enero de 1612 dejando la tenedura a su hermano. El padre y los hermanos no desaprovecharon las ventajas del mundo fronterizo descrito. El servicio en Flandes o en la fbrica de navos (en Lezo y Rentera) fueron las fuentes del ascenso social de los Martnez de Isasti entre mediados del Quinientos y primeras dcadas del Seiscientos. Amberes, Sevilla o Madrid les resultaban tan cercanas como su terruo natal. La defensa de la frontera y el abasto de las necesidades militares87 son ofertas de servicios polticos continuamen-te subrayadas en las actas de las juntas de las tres provincias.

    El tercer libro se inicia con una hagiografa de San Ignacio de Loyola para pasar a un recuento de los naturales ilustres e hidalgos de Guipzcoa que alcanzaron empleos y honores que justificaban los argumentos descritos en los libros anteriores (nobleza e hidalgua). El elenco es extenso. Hombres de religin (captulos II a V)88; ttulos de Cas-

    85 El Compendio se levant sobre cuatro tipos de memorias. Las viejas e inditas recogidas en Guipzcoa antes de 1618; las lecturas de autores y libros conocidos; las derivadas de su conocimiento y experiencia, y, las ltimas, las que le enviaron del pas o le dieron en la Corte los mismos naturales a encargo suyo, o pidindoselas l. Los naturales que concurran a negocios en Madrid le informaron de los Reyes de Armas as como de otras historias y nobiliarios. Isasti se excusaba ante los agraviados que estando en Madrid, no se pudo alcanzar ms. Martnez de Isasti, 1850: 119.86 Caballero de Santiago y tesorero general del Emperador Carlos V. Junto a Domingo destaca Juan de Orbea, Regente y Tesorero General del Reino de Aragn, su hija Ana cas con el conde de Oate, Pedro Vlez de Guevara. Sobre las relaciones con Eraso y el partido Ebolist: de Carlos, 1992: 107-136. El ayuntamiento vitoriano entendi que la llegada de la mujer del secretario Eraso que por ser seora y mujer de quien es exiga un regalo segn la calidad de la Seora. Archivo Municipal de Vitoria. Libro n 16. 17/03/1559, fol. 83r.87 Priotti, 2001: 332-358.88 Un elenco de doscientos treinta y dos individuos. Martnez de Isasti, 1850: 321-358.

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    tilla (cap. IX)89; burcratas civiles (caps. X a XIV)90; ministros de las Casas Reales (cap. XXII)91; ministros del Rey en otras provincias (cap. XXIII)92 y caballeros de las rdenes militares (cap. XXIV)93; militares (caps. XXV a XXVIII)94 y otros ministros (cap. XXI)95.

    Este elenco de personajes se enriquece por los que Isasti incluye en otros cinco ca-ptulos (XV a XX)96 listando a contadores mayores de los Reyes y consejo de Hacienda, contadores de resultas y entretenidos (ochenta personas); tesoreros (ocho)97; provee-dores (once)98; veedores generales y particulares (veintinueve)99 as como tenedores (ocho)100 y pagadores (diecisiete)101. Esto es, parte del engranaje de agentes fiscales bsicos para el mantenimiento de la maquinaria burocrtica de los Habsburgo. Unos ciento sesenta individuos (varios repetidos al ocupar diversos empleos en su carrera y que representan un 20% del total) integraban el elenco de agentes fiscales que Guipz-coa haba tenido al servicio de la casa de los Habsburgo hasta el reinado de Felipe IV.

    89 Alonso de Idiquez, duque de Ciudad Real, conde de Aramayona y de Biandra; su hijo Juan Alonso Emanuel de Idiquez, aade el marquesado de San Damin y condado de Tribiana y Lorenzo de Balda y Crdenas, conde de la Puebla.90 Unos ciento veintids individuos. Martnez de Isasti, 1850: 339-374.91 Cerca de una treintena. Martnez de Isasti, 1850: 391-394.92 Veintids notables. Martnez de Isasti, 1850: 394-397.93 Orden de Santiago, ochenta y dos individuos, doce comendadores de la orden de San Juan de Malta y Rodas, siete; Calatrava, veinticinco y cinco comendadores; Alcntara, once: orden de San Esteban, el comen-dador Martn de Irizar; orden de la Jarretera, Menjn Gonzlez de Andia y Jos Ibez de Sasiola; orden de San Lzaro, Juan de Andoanegui.94 Veintisis generales y otros tantos almirantes, treinta y cuatro capitales de galeones y navos, y treinta y seis alfrezes. Martnez de Isasti, 1850: 431-442.95 Suman diecisis personas. Martnez de Isasti, 1850: 389-391. Destacar los cuatro intrpretes de lenguas y siete administradores de las Rentas Reales Domingo y Juan de Galds, administradores diezmos de la mar y puertos secos; Baltasar de Orn, administrador de lanas; Miguel de Manchola, puertos de la mar; Diego Vlez de Idiacaiz, administrador Puerto de Santa Mara; y Miguel de Arstegui y Domingo de Echeverri, administrador de lanas.96 Martnez de Isasti, 1850: 374-388.97 Domingo Martnez de Orbea, Juan de Lastur, tesorero y pagador general en Flandes; Pedro de Zuazola, tesorero general y secretario del consejo de Guerra; Gernimo de Ubillos, tesorero en Per; Martn de Lizarazu, tesorero alcabalas de Burgos; Esteban de Lartaun, tesorero en Lima; Miguel Prez de Idiquez, conservador patrimonio real de Sicilia; San Juan de Eizaguirre, tesorero Santa Cruzada y Andrs de Ojirondo, tesorero Honduras. Martnez de Isasti, 1850: 382.98 Juan Lpez de Recalde, proveedor general; Francisco de Ibarra, proveedor general, comendador y caballero de Santiago; Miguel de Olaverra, proveedor y visitador de Chile, 1585; Juan de Olaegui, proveedor; Miguel de Mendvil, proveedor del ejrcito en Portugal, 1580; Francisco de Arriola, proveedor de galeras y presidios de San Sebastin y Fuenterraba; Juan de Gamboa, proveedor general, caballero de Santiago y consejero de Hacienda; Ochoa Ibez, proveedor de la armada del general Juan Fajardo; Juan Sez de Oyanguren, proveedor general; Martn Arano de Valencegui, proveedor de los presidios de San Sebastin y Fuenterraba y su hijo Martn de Valencegui, proveedor de los mismos presidios desde 1621. Martnez de Isasti, 1850: 382-383.99 Martnez de Isasti, 1850: 383-386.100 Sancho y Juan de Gamboa, tenedores de bastimentos y pertrechos de armadas y presidios de Fuenterraba; Miguel de Beroiz y Miguel de Ercilla, tenedores de bastimentos y mayordomos de la artillera de San Sebastin; Onofre de Isasti, tenedor de pertrechos de los navos y galeones de Su Majestad desde 1595 hasta 1612; Pedro Fernndez de Zaraa Bolvar, tenedor de la fbrica de armas de Guipzcoa, 1598-1605; Juan de Betelu, tenedor de bastimentos del Reino de Navarra y Francisco de Oyarzabal, tenedor de pertrechos de los navos y galeones en Lezo, 1624. L. Martnez de Isasti, 1850: 386-387.101 Martnez de Isasti, 1850: 387-383.

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    El catastro de Isasti cifra un total de ochocientos servidores de la Corona. Los hombres de religin (34,50%), los agentes fiscales (19,12%) y los burcratas civiles (15%), suponan los conjuntos ms copiosos. Las repeticiones de honores y empleos en los mismos individuos hacen aproximativos estos porcentajes. Ahora bien, en tr-minos absolutos justificaban el discurso que Guipzcoa elaboraba desde el Quinien-tos. Los servidores de la Corona defenderan su frontera y, por su lealtad e hidalgua natural, satisfaran otras necesidades en los sectores que integraban la estructura ad-ministrativa, poltica, fiscal y econmica fijada por los monarcas espaoles hasta 1625.

    En lnea al Compendio de Isasti, la villa guipuzcoana de Eibar contaba con su pro-pio historial de hijos ilustres. Un impreso de siete pginas sin autora ni data listaba a los naturales o descendientes de Eibar que fueron servidores desde los tiempos del Emperador Carlos V102. Un catlogo de hijos ilustres. Los cargos se desempean en lugares dispares (Francia, Italia, Alemania, Flandes) y lejanos (frica, Indias y cerca de Extremo Oriente). Una relacin de ciento dieciocho eibarreses que respondiendo a lo que su nobleza y lealtad libremente los llamaba se sealaron en servir a la Corona Real de Castilla103. Encontramos una lgica y razonable repeticin de estos hijos ilus-tres con los ya citados en la obra de Lope.

    Las categoras de Isasti y del redactor de la hoja eibarresa son claramente dife-rentes. La ltima incluye un elenco de cinco conquistadores104, tres secretarios105, tres gobernadores106, tres presidentes y oidores de audiencias107, tres consejeros108, seis ministros de las casas reales109, tres obispos110, un inquisidor111, un capelln112 y un juez ordinario de testamentos, capellanas y obras pas del arzobispado de Mxico. stos dejan paso al contingente militar en calidad de capitanes (cincuenta

    102 Galds, 1929: 231-254.103 Galds, 1929: 233.104 Diego de Ibarra, Santiago y conquistador de la Nueva Galicia: su sobrino Francisco de Ibarra, Santiago y conquistador de la Nueva Vizcaya: Ortuo de Ibarra, conquistador de Nueva Espaa: Martn y Francisco Lpez de Ibarra. Estos dos ltimo y Ortuo adems de conquistadores resultaron ser tesoreros de los reinos conquistados.105 Martn de Inarra, Santiago, secretario y de la Cmara del Serensimo Infante Cardenal: San Juan de Iturrao, secretario en Flandes y Juan de Larreategui, Santiago, Secretario y cuestor del magistrado ordinario de Miln.106 Pedro Ibez de Ibarra, oidor Audiencia de Sevilla, gobernador de Santo Domingo: Esteban de Ibarra Emparn, maestre de campo general y Juan Bautista de Elijalde, Santiago, corregidor de vila y Badajoz.107 Miguel de Ibarra, presidente Real Audiencia de Quito: Antonio de Ibarra, oidor Real Audiencia de Charcas, Per y Antonio de Mallea, oidor Real audiencia de Granada.108 Francisco de Ibarra, Santiago, comendador de Santa Cruz de la Zarza, Comisario General en Flandes y del Consejo de Guerra: Juan de Ibarra, Calatrava, comendador de Moralataz, Consejo de Indias y Secretario de Cmara, Obras y Bosques y Martn de Larreategui, Santiago, Consejo Supremo de Castilla.109 Juan de Isasi Idiquez, Santiago, conde de Piedeconcha, Maestro del Prncipe Baltasar Carlos: Diego de Elijalde, Santiago, Paje de Felipe IV y Teniente de Caballos en Italia del general duque de Nochera: Juan Bautista de Orbea Urquizu, Alcntara, Secretario de S. M. y gentilhombre de su Real Casa, Secretario de la Cruzada y Guerra: Jos Idiquez Isasi, Calatrava, Gentilhombre de Boca y gobernador de Conchucos, Per: Francisco Fernando de Inarra, Santiago, Gentilhombre de Boca: Cristbal de Ibarra, Santiago, boca del Emperador.110 Fray Ignacio de Mallea, obispo Ro de la Plata, Per: Fray Andrs de Ubilla, obispo de Chiapa, Nueva Espaa y Fray Esteban de Alza, obispo de Cuba.111 Martn Sez de Ibarra, inquisidor apostlico en Logroo.112 Francisco de Orbea, capelln mayor de la Real Capilla de Granada.

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    y seis militares que representan un 47% del total) en Italia, el Mediterrneo (em-presa de Tnez e islas de Cerdea, la Goleta, socorro de Malta), Inglaterra, Viena, Flandes e Indias as como en las guerras de Catalua y de Portugal de mediados del Seiscientos.

    El elenco de agentes fiscales de la relacin (tesoreros113, contadores114, auditores115, veedores116 y pagadores117) supone un estimable 17% prximo al de Lope de Isasti. Geogrficamente, Flandes, Italia, Sevilla y los virreinatos americanos se llevan la par-te del len. Este superficial intento de categorizacin estadstica desvirta ejemplos como el de un hijo de Esteban de Ibarra Emparn (maestre de campo general en la empresa de la Goleta, 1574). Con el mismo nombre, el hijo sirvi en Italia y en Flandes bajo el mando del duque de Alba siendo nombrado proveedor general del Reino de Portugal, secretario del consejo de Guerra, veedor general del ejrcito de Aragn y de los Consejos de Hacienda y Guerra. Dnde catalogamos al joven Esteban? Una difcil respuesta para definir a un criado y secretario del duque de Alba que se mova por Italia, Flandes y Portugal en quehaceres de representacin, gestin y servicio.

    Esta riqueza de empleos en la Europa e Indias del Quinientos y Seiscientos, si la analizamos desde el prisma familiar se centra en menos de una decena de linajes ligados de manera endogmica (Orbea, Ibarra, Mallea, Iturrao, Isasi, Idiquez, Inarra, Unceta y Elijalde) lo que permite apreciar la existencia de varias sagas familiares de contadores, tesoreros, conquistadores y oidores. Sin lugar a dudas no son todos como el propio editor de la relacin reconoce en su texto (por no ocurrir al presente a la memoria los nombres de cada uno ni los puestos que han ocupado) o como lo dic-taban las memorias de Lope Martnez de Isasti.

    Asimismo, estas relaciones de servidores de la Corona tenan un fin poltico y pa-negrico; bien como memorial de mritos de una villa o un territorio provincial, bien confirmando los argumentos del discurso que abonaba la idoneidad de la hidalgua nortea para monopolizar el servicio a la Corona. Una cantera nortea de agentes fiscales, burocrticos, polticos, administrativos, militares y econmicos que abasteci a los Habsburgo del Quinientos y Seiscientos. La mayora de ellos provenan de casas solariegas ocultando el riesgo de otros jvenes emigrantes que iniciaban su andadura a travs de la va de los negocios mercantiles. De cualquier modo, ambos caminos se dirigan a las capillas y cofradas de naturales asentados en el Imperio hispnico de estas centurias. Desde all se defenda y vigilaba la pervivencia de las peculiaridades

    113 Domingo Martnez de Orbea, tesorero general del Emperador: Juan de Orbea, Regente y Tesorero General del Reino de Aragn: Gregorio Lpez de Unzueta, tesorero de la Real Hacienda de Cuzco) y Pedro Lpez de Inarra, cannigo de Toledo, Tesorero y Obrero Mayor.114 Asensio de Eguiguren, contador principal de los Ejrcitos de Flandes: Pedro de Ibarra Eguiguren, contador de resultas en Italia, Flandes y Madrid: Bartolom de Ibarra, contador en Mxico: Andrs de Zabala, contador mayor de la cruzada del Reino del Per y Francisco de Ibarzabal, contador diputado de las averas de Armadas y flotas en la Real Casa de la Contratacin.115 Antonio de Ibarra, auditor general en Alemania, Camarero de Paulo III, Abad de Santa Vitoria de Miln y Cannigo de Len y el doctor Ochoa Lpez de Unzeta, auditor general de los Ejrcitos de Miln.116 Pedro de Ibarra, Calatrava, veedor de los Ejrcitos de Miln: Sebastin Lpez de Mallea, Santiago, veedor en las Fbricas Reales de Cantabria: Diego de Ibarra, santiago, comendador de Villahermosa, veedor general del Reino de Sicilia: Domingo de Orbea, Santiago, consejo de Guerra en Flandes, y veedor general de sus Ejrcitos y Francisco de Unzeta, santiago y veedor del Ejrcito de Extremadura.117 Francisco de Elixalde, pagador general de los ejrcitos de Flandes: Lucas de Ibarra, pagador general y revisor de cuentas en Sicilia y Martn de Unceta, pagador general de los ejrcitos de Flandes.

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    jurisdiccionales que les conferan sus Fueros, al tiempo que protegan la llegada de nuevas generaciones de emigrantes.

    La conexin a veces, superposicin entre los mercados del norte y centro de Europa con Sevilla o Lisboa, unida a la presencia de comunidades organizadas de emigrantes en el sur de la Pennsula Ibrica, Flandes e Indias les permiti a muchos norteos contar con una proteccin aadida. Bien como dependientes, factores o cria-dos de terceros, en calidad de servidores de las cortes nobiliares castellanas o en otras categoras encontramos a los jvenes que dirigirn sus carreras profesionales hacia los oficios de intermediacin en los mercados internacionales de la poca. La pervivencia del sentido de natio medieval perdurar hasta finales del Seiscientos confirindole seguridad al recin llegado y un trampoln del que supieron o, al menos, lo intenta-ron sacar provecho tanto ellos como las autoridades gubernativas provinciales. La es-trecha vinculacin entre los emigrados y las autoridades gubernativas norteas activ una cultura migratoria peculiar (amparada por el concepto de la hidalgua nortea y la presencia del Fuero) que favoreci la presencia de agentes fiscales y mercantiles de origen norteo en las actividades mercantiles y financieras as como en los aparatos administrativos de Castilla.

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