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Anuario de Psicologia 1993, no 56, 49-144 O 1993, Facultat de Psicologia Universitat de Barcelona Sobre Objetos con mente: reflexiones para un debate Ángel Rivikre Universidad Autónoma de Madrid La mente es nuestro objeto. Los objetos con mente en tanto que la tienen. En 10s Últimos años, la psicologia ha renovado su ancestral interés por esos suce- sos arcanos, por esos asuntos evanescentes a 10s que llamamos ((funciones men- tales)). Después de una época en que amplios sectores de la psicologia habian entregado su entusiasmo y su paciencia al ideal conductista de depuración con- ceptual de cualquier clase de residuos mentalistas, el vocabulario de 10s psicólo- gos ha vuelto a saturarse de ténninos que emanan el inequivoco aroma de 10 mental: imagenes y esquemas, planes y proposiciones, modelos mentales y redes concep- tuales, lazaros resucitados de la mano de la psicologia cognitiva. Nociones que, revestidas del prestigio de la ciencia cognitiva, han permitido un asedio a 10 men- tal mucho mas riguroso y efectivo que el logrado en muchos siglos de pensamiento sobre la mente. Como ha señalado acertadamente Manuel de Vega (1984, p. 23), en su ya clasica Introducción a la psicologia cognitiva, ctnunca se habia dispues- to de tal cantidad de datos relevantes sobre 10s procesos mentales ni se habia pro- gresado tanto en su comprension teorica)) como en 10s últimos treinta años de desarrollo de la psicologia cognitiva. El cometido obvio y comúnmente aceptado de la psicologia cognitiva es, si, construir una ciencia objetiva de la mente, concebida como sistema de conoci- miento. ¿Una ciencia objetiva y a la vez de la mente? Sin duda, es ésta una tarea dificil, desmesurada, llena de trampas y laberintos conceptuales de dificil solu- ción. En Objetos con mente (1991) he querido reflexionar sobre 10s fundamentos de la psicologia cognitiva. A sabiendas, me he aventurado por esos laberintos y, sin quererlo, he tropezado quizas en muchas de sus trampas (eso ya tendran ocasión de ilustrarlo, mas lúcida y distanciadamente que yo, 10s seis criticos que participan en este número y otros lectores). Me propongo, en estas paginas, abrir el debate sobre Objetos con mente, presentando un resumen de las reflexiones que se contienen en el libro. Creo que hay en 61 un doble eje, que puede servir para articular esta síntesis: la mente con- cebida como artefacto natural para la interacción y la mente como sistema de Dlreccidn del autor: Ángel Rlvikre. Departamento de Psicologia Bbs~ca, Social y Metodologia, Facultad de Psicologia, C~udad Universitaris de Canto Blanco 28049 Madrid.

Angel Riviere

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Anuariode Psicologia 1993,no 56, 49-144 O1993, Facultat dePsicologia UniversitatdeBarcelona Sobre Objetos con mente: reflexiones para un debate ngel Rivikre Universidad Autnomade Madrid La mente es nuestro objeto. Los objetos con mente en tanto que la tienen. En 10s ltimos aos, la psicologia ha renovado su ancestral inters por esos suce- sos arcanos, poresos asuntos evanescentes a 10s que llamamos ((funciones men- tales)). Despus de unapocaenque ampliossectores de la psicologia habian entregado su entusiasmo y su paciencia al ideal conductista de depuracin con- ceptual de cualquier clase de residuos mentalistas, el vocabulario de 10s psiclo- gos ha vuelto a saturarse de tnninos que emanan el inequivoco aroma de 10 mental: imagenes y esquemas, planes y proposiciones, modelos mentales y redes concep- tuales,lazaros resucitados de la mano de la psicologia cognitiva. Nociones que, revestidas del prestigio de la ciencia cognitiva, han permitido un asedio a 10 men- tal mucho mas riguroso y efectivo que el logrado en muchos siglos de pensamiento sobre la mente. Como ha sealado acertadamente Manuel de Vega(1984, p.23), en su ya clasica Introduccin a la psicologia cognitiva, ctnunca se habia dispues- to de tal cantidad de datos relevantes sobre 10s procesos mentales ni se habia pro- gresado tanto en sucomprension teorica)) como en 10sltimostreintaaos de desarrollode lapsicologia cognitiva. El cometido obvio y comnmente aceptado de la psicologia cognitiva es, si, construir una ciencia objetiva de la mente, concebida como sistema de conoci- miento. Una ciencia objetiva y a la vez de la mente? Sin duda, es sta una tarea dificil, desmesurada, llena de trampas y laberintos conceptuales de dificil solu- cin. En Objetos con mente (1991) he querido reflexionar sobre 10s fundamentos de lapsicologia cognitiva. Asabiendas,meheaventuradoporesos laberintos y,sin quererlo, he tropezado quizas en muchas de sus trampas(eso yatendran ocasin de ilustrarlo, mas lcida y distanciadamente que yo, 10s seis criticos que participaneneste nmeroy otros lectores). Me propongo,en estas paginas,abrir el debate sobre Objetos con mente, presentando un resumen de las reflexiones que se contienen en el libro. Creo que hay en 61un doble eje, que puede servir para articular esta sntesis: la mente con- cebidacomoartefacto naturalparala interaccin y la mente como sistema de Dlreccidndel autor:ngel Rlvikre. Departamento dePsicologia Bbs~ca,Social yMetodologia,FacultaddePsicologia, C~udadUniversitarisdeCanto Blanco28049 Madrid. computo. Por una parte, esta la mente como un sistema con el que entendernos a nosotros mismos yentender a fos dems en nuestras relaciones cotidianas. Es decir, tenida (con independencia de todo compromiso ontolgico acerca de 10 que seaademsde eso) como algoque sedice y se piensade unomismoyde 10s otros: como una estructura conceptual universal de la que nos servimos 10s hu- manos para sabernos mutuamente, para entendernos unos con otros. Esa mente de la que hablamos implicitamente cuando, en nuestra inevitable calidad de ccpsi- clogos naturales)), decimos que alguien (o nosotros mismos) hizo tal o cual cosa porquecreia que ccx)), deseaba que ccy)), recordaba que ccz)) o pensabaque ccn)). Es porasi decirlo,ctlamente de la calle)), la que usamos paraandarporcasa, para manejarnos en 10s nichos comunes de 10s hombres. La que nos permite atri- buirrazn,emocin y tambinresponsabilidad moralalas acciones propiasy ajenas.La que se refleja en el uso ordinari0 de verbos como creer, recordar, de- sear o pensar. Todos 10s lenguajes naturales contienen un amplisimo arsenal de verbos mentales como stos,aunque incluyan distinciones semanticas diversas en la codificacin lxicade 10mental(por ejemplo, en lengua hopise emplean afijos verbales diferentes para marcar si alguien sabe algo porque 10 ha visto, porque 10cree como verdad general, o porquesupone que hasucedido; unadistincin que no marcalamorfologiadelcastellano). Si: cada vez que se explicita, a travs de esos verbos, el sistema conceptual de 10que 10s filsofos llaman ccactitudes proposicionales)) -esdecir, relaciones intencionales con proposiciones-se predica mente, de forma tacita, de 10s obje- tos a que se atribuyen tales actitudes. En Objetos con mente, se denomina ccpsi- cologia natural)) al sistema conceptual, o si se quiere a la competencia, que sub- yace a ese modo ineludible de verla accin humana (y buena parte de la accin animal).A esa compulsiva tendencia de nuestro sistema cognitivo a explicar la conductaen trminosdecreencias ydeseos. Uno de 10s supuestos basicos del analisis planteado en el libro es el de que esa competencia natural de atribucin mentalista,a la que hemos denominado ccpsicologia natural)), esta ligada irremisiblemente a la fenomenologia interna y huidiza de la conciencia humana.Desde la perspectiva del interaccionismo cog- nitivo que se apunta en Objetos con mente, la propia conciencia puede ser enten- dida, al menos en parte, como una especie de herrarnienta cuya evolucin en nuestra especie debi estar muy ligada a las exigencias de las interacciones psicosociales. Como ha destacado Nicolas Humphrey (1987, p.14),ccfueron las circunstancias de la vida social del hombre primitivo -elpertenecer a una comunidad humana con interacciones complejas, su necesidad de ayudarse mientras al mismo tiem- po ayuda a 10s demas-las que, mas que nada, hicieron al hombre como especie, la criatura astuta y penetrante que hoy conocemos)). Un animal ((listo>>,que pre- cisamente basaria su eficiente estrategia de cchomo psychologicus)) -porusar el rnismo trmino que Humphrey-en el empleo de un cuadro privilegiado del propio yo(i.e.enelempleo delaconciencia reflexiva) comomodelode10que es ser otra persona. Si el10fuera asi, y en tanto que la psicologia natural es heredera (y quiza al mismo tiempo condicin) de la evolucin de la conciencia, se veria constrei- da a establecer la gama limitada de distinciones sobre 10 mental que la concien- SobreObjetos conmente:reflexiones paraundebate51 cia efectua, y seria tan miope como ha demostrado histricamente ser la propia conciencia (la introspeccin), con relacin a10s mecanismos de produccinde 10 mental.Despus de mas de cien aos de psicologia cientfica, hay muchas ra- zones para pensarque la conciencia no se desarroll evolutivamente con la fun- cinnarcisista de hacerse transparentela maquinariamisma de la mente,sino al cuidado de otras funciones adaptativas mas obvias como las de objetivar reali- dades,seleccionar conocimientos relevantes al contexto, guiarinteracciones in- traespecificas, definirrelaciones con 10s objetos y conocimientos (las llamadas ccactitudes proposicionales))), planificar la accin y controlar parcialmente la ac- tividad cognitiva. Toda la historia de la psicologia introspectiva fue una elocuen- te demostracin,al menos en el primer asalto del combate de la psicologia con la mente, de 10 peligrosa que puede resultar esa engaosa transparenciacon que 10 mental simula ofrecerse a si mismo a travs de la conciencia. Si: la maquinaria de lamenteesmuchomasocultade 10quesupone laconciencia. Cuando hablamos de esa maquinaria oculta de la mente, nos situamos, desde una perspectiva cognitiva, en el segundo eje de la reflexin que estarnos resumiendo: ahora hablamos de la mente como sistema de cdmputo. Sin la metafora o la con- sideracin literal de la mente como una maquinaria que computa representacio- nes,no es posible entendereldesarrollode la psicologia cognitiva. Uno de 10s intentos de Objetos con mente es el de relacionar y cotraponeresos dos sentidos de 10mental:porun lado,la mente como experiencia que se produceesencial- mente en primerapersonade singular y quese atribuye, ensegunda o tercera, en virtudde competencias naturales y universales que poseemos como sistemas cognitivos; por otro, la mente entendida, a la forma propia, estrictamente ttcog- nitiva)), como maquinaria de cmputo. Esta perspectiva ha resucitado 10 mental, al justificar10no yadesde la siempre dudosa y escurridiza fenomenologia de la conciencia, sino con el marchamo de cientificidad otorgado por una doble ope- racin: la de usar observaciones estrictamente objetivas (t(extensiona1es))y exter- nas,en tercera personade singular, y no en primera) como base emprica de la psicologia, y la de construir modelos tericos con vocacin (no siempre lograda) algoritmicay mecanicista. Modelos esencialmente formales,enqueciertas es- tructurasinternas e intencionales (que es como decirctmentales))) seformarian y transformariangracias a10shelados trasiegos de 10sprocesos decomputo. ~Has t aqu punto ha permitido esta nueva consideracin de la mente resol- verlas viejas aprensiones de la psicologia sobre el estatuto cientfic0 de 10men- tal? La respuesta que da a esta pregunta Objetos es indecisa, compleja, llena de matices. Creo que no podia ser de otra manera. Es verdad que hemos acumulado mas conocimientos especificos que nunca sobre el funcionamientode la maqui- nariade lamente,perotambin10esqueelpaisajetericoen cuyomarcose han producido esos nuevos conocimientos puede resultar inaceptablemente limi- tado, lleno de peligros conceptuales y poc0 inteligible cuando se considera desde la otra perspectiva a la que hemos apuntado: desde la atalaya privada de la sub- jetividady la conciencia, desde esa estructuraconceptual, y porasi decirlo ccde sentido comun)),que se deriva de la psicologia natural, no resultan faciles de aceptar algunas de las consecuencias menos intuitivas de tomarseen serio la idea de la mentecomosistema decmputo. Eso no debe extraarnos.Sabemos que conocer la mente esdificil, y esa es la primera y trivial constatacin de la que parte la reflexin hecha en Objetos. Es dificil por muchas razones. La primera de ellas es que la mente fenomnica, que se ofrece a una supuesta percepcin interna -ala innere Wahrnehmung que decia Wundt-de un ctojo interior)) (Humphrey, 1993)... esa mente de la que ha- blaba William James (1890) cuando definia la psicologia como la ctciencia de la vida mental)), no se identifica con la mente subyacente, que computa representa- ciones simblicas, de la que hablamos 10s psiclogos cognitivos. La que podria- mos llamarccmenteuna)),que nosofrece su desnudacohorte de imagenes eva- nescentes y palabras interiores, como sombras proyectadas en la sutil y huidiza pantallatransparentede la conciencia, no esla misma que laccmentedos)); es decir, que aqulla que se define como una maquinaria actuante en virtudde re- presentaciones mucho mas impenetrables y secretas, que el psiclogo cognitivo deberia descifrar. Y,siendo asi, se le planteaal psiclogounaprimera cuestin dificil:jcualeslarelacinentre lactmente1)) y lactmente 2 ~ ?RayJackendoff(1987) hadestacado,de forma brillante,que,del mismo modo que existia un problema tradicional de relaciones entre la mente fenomni- ca y el cuerpo, tambin 10hay para relacionar la mente fenomnica con la com- putacional.Como en aquelcaso,cabensoluciones alternativas para este nuevo problema de ccrelacin entre mentes)); soluciones interaccionistas (mente 1 y 2 se influyen e interactan),paralelistas (las mentes se corresponden sin interactuar causalmente), epifenomenistas (solo tienen virtualidad causal 10s procesos de cm- puto, y la conciencia es su residuo epifenomnico, sin un papel causal) o de iden- tidad (que identificaria a 10s cmputos con 10s sucesos conscientes, siendo quiza stos una expresin molar de aqullos). Es la conciencia un mero epifenomen0 de las computaciones?, jsonrealidades paralelas que no se influyen?, jes posible que interacten? Y,si 10 es, ;como?No seran dos formas de hablar de 10 mismo? Lo cierto es que la psicologia cognitiva ha conseguido, de entrada, conver- tir un problema en dos (quiza sea esa una demostracin de que es buena ciencia): antes solo teniamos el viejisimo, y hasta entraable, asunto de las relaciones en- tre mente y cuerpo. Ahora tenemos ademas un problema de relaciones entre mente 1 y mente 2.Lasituacin actual presenta ademas la paradojade que se vislum- bran,a travs del conexionismo, vias de solucin al problema de como entender la relacin entre el sistema nervioso y la mente computacional,pero las relacio- nes entre sta y la mente fenomnica siguen siendo oscuras y mal comprendidas (apesarde Baars,1988,Johnson-Laird,1988, yJackendoff,1987, y como ha visto lcidamente Searle, 1992). En definitiva, y como sealaba un poc0 tragica- menteenObjetos,ctnosabemos bienqupapelasignaralaconciencia enese guinquedirige elfriodramade lascomputaciones)~. La tragedia es fcil de comprender: el concepto de computacin so10 tiene sentidoen elmarco de la nocindeautmata, y enesepaisaje conceptual,la conciencia no tiene sitio facil. Eso ya 10 veia claro William James (1890), cuando se enfrentaba a las teorias mecanicistas de su poca: tcjCua1 podria ser -decia- segn este punto de vista la funcin de la propiaconciencia? Si se trata de fun- cin mecanica, ninguna [...Iseria una cadena de sucesos completamente autno- ma, y cualquiera que fuera la mente que la acompaara no pasaria de ser un ctepi- SobreObjetoscon menta'reflexiones paraundebate53 fenmeno)), unespectadorinerte,unaespeciedeo de ctsubirse a uno mismo sobre 10s propios hombros>>?~Acasono es posible formular en psicologia unaespecie de teorema de incompletitud -a10 Godel-que establezca que ninguna mente po- dra explicarse de forma completa, a si misma, sirvindose de su propia compleji- dady desupropiolenguaje, esdecir,dellenguaje de 10mental? Losresultados obtenidos en treintaaos de investigacin cognitiva desa- consejan rendirse de entrada a estas melancolias epistemolgicas. Es posible que paraexplicar la mente haya que renunciar finalmente al lenguaje de 10mental. Acaso so10 sea ste un modo metafrico de hablar de propiedades globales y fun- cionales, que emergen en un nivel molar, del complejo funcionamiento en para- lelo del sistema nervioso entendido como sistema de computo (a la manera cone- xionista). Es pronto para decirlo. A mi entender, tambin es pronto para abandonar del todo el modo tradicionalde hablarde 10mental en elenfoque ctclasico>)de la psicologia cognitiva: es decir, en trminos de procesos de computo realizados sobre objetos intencionales, sobre estructuras de conocimiento. Esa forma de ver ha dado demasiados dividendos, en el conocimiento de 10 mental, como para de- jarlade ladoalas primeras dudas. Sin embargo, tambin parece obvio que la psicologia actual ha entrado en una fase que presenta todas las caracteristicas establecidas por Kuhn (1975) para definir las crisis paradigmaticas: hay una conciencia generalizada de 10s agujeros del paradigmaaun dominanteen psicologia cognitiva, unaforma alternativa y emergente de explicar 10mental, y un debate importante sobre las virtualidades respectivas de 10senfoques clasico y conexionista (vase, porejemplo, Fodory Pylyshyn,1988; Pinker y Prince,1988; Smolensy, 1987,1988; Graubard,1933). En estas condiciones se impone una reflexin sobre 10s fundamentos mismos de SobreObjetosconmenta'reflexiones paraundebate55 la psicologia cognitiva, y en ese marco hay que entender la pretension, quiza ex- cesivaparalasfuerzasdelautor,deObjetos conmente. Supongo que el primer pasodado en esa reflexin,que consistia en ilus- trar la trivialidad de que conocer la mente es difcil, sera aceptable para casi todo el mundo. El segundo es, si cabe, an mas obvio. Consiste en detenerse a pensar en la tambin trivial observacin de que las personas dividimos naturalmente el mundo en dos amplias cluses de objetos; de unos pensamos ydecimos que tienen mente; a otros no se la atribuimos. Como usuarios de 10 que hemos llamado ccpsi- cologia natural)), predicamos intuitivamente 10 mental cada vez que decimos que algo(generalmente ccalguien))) piensa,cree,percibe,recuerda o siente.Siempre que usamos esos verbos para referirnos a algo (a alguien), estamos atribuyendo mente.Noesinexacto decirque 10que hacemos 10spsiclogos, enesencia, es trabajar con esos verbos: con sus significados y referentes. Tratamos de conocer cientficamente en qu consisten esas funciones de ciertos peculiares objetos, ta- les como desear, pensar, recordaro sentir. Nosinteresan 10sobjetosde 10sque se dicen funciones mentales (Fm), como las personas y 10s animales, y no aque- llos otros de 10s que no se dicen (-Fm),como 10s tenedores y 10s planetas. Nues- tro campo de estudio puede definirse, asi, de forma muy escueta: Fm; es decir, la investigacin de la naturaleza, estructura, gnesis y funcionamiento de las fun- ciones mentales. Tenemos entonces dos categorias de objetos, a las que llamaremos ccFm)) (la categoria de 10sobjetos a 10s que atribuimos mente) y cc-Fm))(la formada por objetos de 10s que no la predicamos). El asunto se complica un poc0 cuando caemos enlacuentadequeesascategorias noson tannitidas,ensus bordes, como parecenaprimeravista.Nosoncomo las clases lgicas bienformadas, que se definenporposeerelementos igualmente representativos -esdecir, con el mismo grado de pertenencia-,limites claros e inequivocos, y rasgos que brin- dan una definicin comprensiva meta.La categoria de 10s objetos con mente tie- ne,porel contrario,fronteras difusas y una estructura distribucionalsemejante a la de las llamadas cccategorias naturales)) (Rosch, 1978). Del mismo modo que 10s gorriones son mas representantivos -masprototipicos-de la categoria na- turalde las aves que 10s pingiiinos (Malt y Smith,1984), las personasson mas representantivas de la categoria Fm que las moscas o las bacterias. Una conside- racin intuitiva de esa categoria lleva a una observacin muy significativa: existe en realidad un importante hiato, un corte brusco, entre el grado de tipicidad como objetosconmente quese atribuyea las propiaspersonas,desde la perspectiva de la psicologia natural,y la que se otorga a cualquierotro objetodel mundo. Clar0... esoes10quecabiaesperar desde la consideracin de lamentecomo instrumento naturalal servicio de la interaccin con las personas!Tendemos a llamarccsujetos)) a10selementos masrepresentativos de la categoriaFm,y en grado eminente anuestroscongneres. Mas alla de 10sseres consideradospro- piamente ccsujetos>),las dudas de todo tipo nos asaltan:itienen mente las mos- cas?, iperciben, piensan, aprenden? Quiza la mejor expresin de estas dudas sea el astuto comentari0 de una niapequea,sobre mentes y perros:(clos perros piensan-decialania-;10que no tienensonideas)). Las fronteras de la categoria Fm no so10 son difusas, sino que han demos- trado ser movedizas, tanto en el desarrollo de las personas como en la evolucin histrica y cultural del hombre. El fenmeno del animismo es una buena demos- tracionde ello. Elconcepto de ctanimismon hace referenciaa la tendenciaque tienen 10s nios y 10s miembros de otras culturas a atribuirfunciones mentales (y vida) a objetos que no se incluyen en la categoria Fm de 10s adultos occidenta- les. El anlisis del animismo ofrece un doble inters: por una parte, tomado como fenmeno cognitivo, demuestra hasta qu punto puede sesgarse el conocimiento de 10 real por parte de un sistema cognitivo especialmente diseado y dotado para la relacin intraespecifica, para comprender y atribuir estados mentales (Asting- ton, Harris y Olson, 1988; Whiten, 1991). Por otra, el analisis del animismo como fenmeno cultural ilustra como se reduce la extensin de la categoria Fm en aquellos individuos que interiorizan, al menos parcialmente, las consecuencias de la enor- merevolucinconceptualquetuvo lugarapartirdel nacimiento de laciencia moderna en el renacimiento. Las adherencias animistas del pensamiento cosmo- lgico, presentes en muchos filsofos griegos y en la Edad Media o el renacimiento, fueron barridas por Newton, en su demostracion de que las leyes de la cosmolo- gia no aadiannadacualitativamente distintoa las de la mecanica, enlas que nocabrianatribucionesdefunciones mentales. Si.En la ciencia renacentista y barroca,la eliminacin de 10sinsidiosos residuos animistas para la comprension del mundo fisico -queno se logr del todo hasta Galileo y Newton-permiti establecer una escisin tajante entre 10s enunciados de la ciencia de la naturaleza,extensionales y objetivos, y 10s de ca- racter intencional, que permitirian comprender la conducta humana en trminos de creencias y deseos. Esa escisin se cimento en una visin mecanica de la natu- raleza. Desde ella, se planteaba un desafio fascinante: ir ganando, para una con- sideracin extensional y mecanicista, dominios cada vez mas amplios de conoci- miento.Estascoordenadashistricaspermitencomprender10sdosgrandes programas de investigacin que dieron origen a la psicologia moderna: el de 10s empiristas, en elmundo privadode unasFm identificadascompletamente con la conciencia y entendidas en trminos puramente fenomnicos, trataba de defi- nir pautas de orden y ctasociacin)) semejantes a las del mundo fisico (las ctleyes de gravitacin universal de la menten de Hume); elde 10s racionalistas, bajo la sombra del infranqueable muro infinit0 levantado por Descartes entre 10 extens0 y 10 intencional, solo tenia dos carninos: o definir de un nuevo modo todo el mundo material,hastapoderincluir la mente como propiedadentraada en sufunda- mento (Leibniz), o incluir a 10s propios animales (como hizo el propio Descartes) en la categoria -Fm(10sobjetos sin mente), tenindolos por meras maquinas sin conocimiento, como maquinas muy perfectas ((como hechas porlas manosde Dies)) (en piadosas palabras de Descartes)... pero tan despojadas de mente como 10stenedores y 10s planetas. Mas ac de estas cuestiones metafisicas, el testamento dejado por mil qui- nientos aos de lucha porcomprender la naturaleza,yen especial el legado de la gran revolucin paradigmatica protagonizadaporGalileo y Newton,dejaban al hombre modern0 en una situacin relativamente cmoda en relacin al viejo problema de delimitar 10s objetos de 10s que podrian predicarse funciones men- tales: serian, en ultimo trmino, objetos vivos, organismos. Fueran 10 que fueran SobreObjetos conmente:reflexiones paraundebate57 las funciones mentales, serian funciones de un organismo. Es verdad que no es- taba nada clara la naturalezade tales funciones y que, como ha dicho Johnson- Laird, la mente era algo de 10