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Cuicuilco ISSN: 1405-7778 [email protected] Escuela Nacional de Antropología e Historia México Henríquez y España, Mercedes Una aproximación teórica a James C. Scott Cuicuilco, vol. 11, núm. 31, mayo-agosto, 2004, p. 0 Escuela Nacional de Antropología e Historia Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35103108 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Análisis Scott, teoría de la resitencia

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Análisis resistencias, subalternidad

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  • CuicuilcoISSN: [email protected] Nacional de Antropologa e HistoriaMxico

    Henrquez y Espaa, MercedesUna aproximacin terica a James C. Scott

    Cuicuilco, vol. 11, nm. 31, mayo-agosto, 2004, p. 0Escuela Nacional de Antropologa e Historia

    Distrito Federal, Mxico

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35103108

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  • Una aproximacinterica a James C. Scott

    Mercedes Henrquez y EspaaEscuela Nacional de Antropologa e Historia

    RESUMEN: En este trabajo se retoman las aportaciones ms relevantes de la obra de James C. Scott: losconceptos de las relaciones de poder, la hegemona, la resistencia y la subordinacin, los cuales aparecenplasmados en su libro ms relevante, Los dominados y el arte de la resistencia, a fin de insistir, conbase en el modelo expuesto por el doctor Manuel Gndara para el anlisis del conocimiento, en lascontradicciones intrnsecas a los planteamientos de Scott, todo ello segn la teora de que el conocimientoes falible pero perfectible.

    ABSTRACT: James C. Scotts most outstanding contributions in his works are: power relations, hegemony,resistance and subordination. These concepts are used in his excellent book: Los dominados y el artede la resistencia, and I of insist that I was based in doctor Manuel Gndaras Understanding AnalysisModel, in the intrinsical contradictions to such statements given by Scott, and in accordance to thetheory that understanding is subject to error (is fallible), but can be improved (is perfectible).

    NOTAS INTRODUCTORIAS

    Este texto est basado en la obra de James C. Scott Los dominados y el arte de laresistencia. Discursos ocultos [1990]. James C. Scott es profesor y director del programade estudios agrarios en la Universidad de Yale.

    Entre las obras de Scott estn Agrarian Studies: Synthetic Work at the CuttingEdge, Political Ideology in Malaysia; Reality and the Beliefs of and Elite, ComparativePolitical Corruption (1972), The Moral Economy of the Peasant: Rebellion and Subsistencein South-East Asia (1976), Weapons of the Weak: Everyday Forms of Peasant Resistancein South-East Asia (1985), Seeing Like a State: How Certain Schemes to Improve theHuman Condition Have Failed (1997), The Countryside in the Age of the Modern State:Political Histories of Rural America (2001), y Presidents, Parties and the State: A PartySystem Perspective On Democratic Regulatory Choice, 1884-1936 (2002).

    PALABRAS CLAVE: hegemona, poder, epistemologa, falibilismo

    NUEVA POCA, volumen 11, nmero 31, mayo-agosto, 2004, Mxico, ISSN 1405-7778.

  • 2 MERCEDES HENRQUEZ Y ESPAA

    Los dominados y el arte de la resistencia es quiz la obra que mayor relevanciaha cobrado en el mbito internacional y, hasta ahora, la nica obra de Scotttraducida al espaol.

    A lo largo de su vida profesional, Scott ha intentado contestar a algunas de lassiguientes preguntas: cmo sobrevive la gente oprimida bajo regmenes represivos?,qu hace posible las revoluciones? o, en un momento en que los gobiernos hanllegado a ser tan eficaces para controlar el comportamiento de los gobernados, es laresistencia un acto significativo?

    Trabajando a travs de las disciplinas de la ciencia poltica, de la antropologa,de la ecologa y de los estudios culturales, Scott expresa su conviccin de que

    [] la nica manera de aflojar el apretn casi hegemnico de las disciplinasseparadas, en cuanto a cmo se enmarcan y se contestan las preguntas, esconcentrarse en temas significativos para varias disciplinas [Scott, 1990].

    En Los dominados y el arte de la resistencia, Scott recuerda su investigacin enMalasia, pero ya no se enfoca en las formas cotidianas de la resistencia campesina,como lo hizo en Weapons of the Weak: Everyday Forms of Peasant Resistance in South-East Asia, sino en la construccin de los discursos dentro de las relaciones socialesde clase. El autor afirma que en su trabajo de campo le llamaron la atencin lascontradicciones que se dan entre el planteamiento de la gente pobre cuando estfrente a los ricos y cuando est a espaldas de ellos. As, provoc situaciones en lasque hubiera solamente pobres, una mezcla de ricos y pobres, o bien, ricos solos.Con este mtodo de triangulacin inici sus reflexiones en torno al discurso ocultoy al discurso pblico de las clases sociales en las relaciones de poder marcadas porla esclavitud, la servidumbre y la subordinacin de castas. Estas formas de domi-nacin, agrega, consisten en la institucionalizacin de un sistema para apropiarsedel trabajo, de los bienes y de los servicios de una poblacin subordinada.

    Las posiciones de inferioridad y superioridad son reconocidas en ritos yprocedimientos que regulan los contactos pblicos entre los distintos rangos. Lasociedad es un sistema relacional de diferencias en el que se dan una serie decampos, cada uno con reglas de juego particulares: todas las sociedades se pre-sentan como espacios sociales, es decir, estructuras de diferencias que slo esposible comprender en verdad si se elabora el principio generador quefundamenta estas diferencias en la objetividad. Dicho principio no es ms que laestructura de la distribucin de las formas de poder o de las especies de capitaleficientes en el universo social considerado que, por lo mismo, varan segn loslugares y los momentos.

  • 3UNA APROXIMACIN TERICA A JAMES C. SCOTT

    Esta estructura, entonces, no es inmutable, y describe una continuidad(continuum) con un estado de posiciones sociales que permite fundamentar unanlisis de la conservacin y de la transformacin de la estructura de distribucinde las propiedades actuantes y, con ello, del espacio social. Esto pretendetransmitir el autor cuando describe el espacio social como un campo, es decir,a la vez como un campo de fuerzas, cuya necesidad se impone a los agentes quese han adentrado en l, y como un campo de luchas dentro del cual los agentesse enfrentan, con medios y fines diferenciados segn su posicin en la estructuradel campo de fuerzas, contribuyendo de ese modo a conservar o a transformarsu estructura.

    En estas prcticas sociales se niega el derecho de los dominados a responder,de tal forma que la humillacin y la ofensa quedan sin respuesta, al menos en elmbito pblico. De esta forma se generan los discursos ocultos de los dominados,como una crtica que se realiza a espaldas de los poderosos. El discurso oculto sehace expreso aunque la crtica est disfrazada de chisme, de rumor, derepresentaciones teatrales, etctera.

    Este trabajo est organizado en tres partes: en la primera, se intentar definirel rea valorativa, en la segunda el rea epistemolgica-metodolgica, y en latercera el rea ontolgica.1

    1 La organizacin de este trabajo, as como el anlisis de las posiciones tericas, est basadoen las propuestas de Manuel Gndara Vzquez, doctor en arqueologa por la ENAH, Mxico.En El anlisis de posiciones tericas: aplicaciones a la arqueologa social, el doctor Gndara intentacontestar primordialmente a la pregunta cundo podemos decir que una teora ha sidorefutada (rechazada o superada)?, o inclusive, podemos decir que una teora haquedado refutada? Segn Gndara, para algunos autores tal pregunta carece de sentido,puesto que: a) no es posible evaluar teoras; b) la pregunta no tiene sentido, dado que todose vale. No obstante, afirma que hay consecuencias considerables que se desprenden deestas respuestas, tanto en trminos directamente cientficos como en torno a sus conse-cuencias polticas y ticas ms amplias. Para contestar a la pregunta inicial, el doctor Gndaracomienza por clarificar el sentido del trmino teora, como un complejo de creencias,supuestos y enunciados que orientan la produccin de teoras sustantivas. Algunos autoresle llaman a esto paradigma (como Kuhn) y otros programa de investigacin (Lakatos);por su parte, Gndara lo denomina posicin terica. En trminos gandarianos, podemosdefinir una teora sustantiva como: a) un conjunto de enunciados sistemticamenterelacionados, b) que incluye un principio general tipo-ley, c) que es refutable en principio,y d) que se propone para explicar/comprender un fenmeno o proceso. Por su parte, unaposicin terica es: a) un conjunto de supuestos valorativos, ontolgicos y epistemolgico-metodolgicos, b) dichos supuestos guan el trabajo de una comunidad acadmica particular,c) dichos supuestos permiten la generacin y el desarrollo de teoras sustantivas, y d) algunasde estas teoras sustantivas cumplen un papel especial en la socializacin de nuevosmiembros de la comunidad, al ser consideradas como ejemplos a seguir cuando se aplica la

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    REA VALORATIVA

    En trminos generales, el objetivo de Scott consiste en:

    [] mostrar cmo podramos mejorar nuestra lectura, interpretacin y com-prensin de la conducta poltica, muchas veces casi inaprensible, de los grupossubordinados. Cmo podemos estudiar las relaciones de poder cuando los quecarecen de l se ven obligados con frecuencia a adoptar una actitud estratgicaen presencia de los poderosos y cuando stos, a su vez, entienden que les convienesobreactuar su reputacin y su poder? Si aceptramos todo esto literalmente,correramos el riesgo de confundir lo que tal vez sea slo una tctica con toda laestructura de las relaciones de poder. Mi propsito es otro: trato de darle sentidoa un estudio diferente del poder que descubre contradicciones, tensiones yposibilidades inmanentes. Cada grupo subordinado produce, a partir de susufrimiento, un discurso oculto que representa una crtica del poder a espaldasdel dominador. El poderoso, por su lado, tambin elabora un discurso ocultodonde se articulan las prcticas y las exigencias de su poder que no puedenexpresarse abiertamente. Comparando el discurso oculto de los dbiles con elde los poderosos, y ambos con el discurso pblico de las relaciones de poder,accedemos a una manera fundamentalmente distinta de entender la resistenciaante el poder [ibid.:21].

    Scott considera que la comparacin de estos discursos es relevante paracomprender las convulsiones que agitan violentamente las sociedades humanas:

    La idea de un discurso oculto nos ayuda a entender esos raros momentos deintensidad poltica en que, con mucha frecuencia por primera vez en la historia, eldiscurso oculto se expresa pblica y explcitamente en la cara del poder [ibid.:22].

    El objetivo de este artculo, al analizar Los dominados y el arte de la resistencia,es similar al del autor original, slo que en este caso, adems de entender las

    posicin terica. Finalmente, en la propuesta del doctor Gndara podemos distinguir tresprincipales reas dentro de la posicin terica: el rea valorativa, el rea ontolgica y elrea epistemolgico-metodolgica. Estas tres reas, compuestas tanto por supuestos comopor formulaciones explcitas, se combinan en algunos casos para generar teoras sustantivas,algunas de las cuales pueden convertirse en ejemplares. En el rea valorativa define el paraqu de la posicin, y en ella se establece la justificacin (tica y poltica) de la investigacin.En el rea ontolgica se determina qu se estudia, y en ella se encuentran los supuestossobre cmo es la realidad a estudiar (por ejemplo, si es material, ideal o mixta), de qu tipode unidades se compone, si est sujeta o no a leyes causales, si est jerarquizada, etctera.Por fin, en el rea epistemolgico-metodolgica se propone indagar cmo debe estudiarseaquello que se defini en el rea ontolgica, a fin de cumplir los objetivos cognitivos esta-blecidos en el rea valorativa.

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    relaciones de poder, la hegemona, la resistencia y la subordinacin (aportacionesque consideramos muy relevantes en el planteamiento bsico de Scott), se tratarde insistir en las contradicciones analticas intrnsecas a dichos planteamientos,con apoyo en la teora de que el conocimiento es falible pero perfectible. Junto aScott, en este artculo se tratar de hacer un aporte, por mnimo que sea, a laexplicacin del surgimiento (que en ocasiones parece intempestivo) de lasmanifestaciones sociales violentas conocidas como revoluciones, que tantodesangran y enlutan a naciones enteras. El objetivo de esto sera, en un futuroideal, evitar que el descontento producido por dichas relaciones de poder deriveen acontecimientos nefastos como los antes mencionados.

    Empezaremos el estudio de los planteamientos de Scott con la exposicindel tipo de conocimiento que desea producir, para lo cual me parece muyrepresentativa la siguiente cita:

    A pesar de que hemos evitado deliberadamente el uso del trmino verdad2 paracaracterizar el discurso oculto, resulta demasiado obvio que tanto el hablantecomo aquellos que comparten su condicin viven generalmente la declaracinexplcita del discurso oculto ante la cara del poder como un momento en el cual,en lugar de las ambigedades y las mentiras, se expresa finalmente la verdad. Sialgn sentido posmoderno de lo tenue que puede ser cualquier pretensin detener la verdad nos impide usar el trmino, ciertamente no debera impedirnosreconocer, como Vaclav Havel, que quienes se atreven a dar ese paso lo vivencomo un momento de verdad y de autenticidad personal [ibid.:245 y s].

    Esta posicin scottiana, como l mismo reconoce, est ntimamenterelacionada con la sostenida por Foucault, cuando ste dice:

    La funcin de decir la verdad no debe adoptar la forma de ley, sera asimismovano creer que la verdad reside en pleno derecho en los juegos espontneos dela comunicacin. La tarea de decir la verdad es un trabajo sin fin: respetarla ensu complejidad es una obligacin de la que no puede zafarse ningn poder, salvoimponiendo el silencio de la servidumbre [Foucault, 1991:25].

    En la Microfsica del poder, Foucault afirma:

    Por verdad debe entenderse un conjunto de procedimientos reglamentadospor la produccin, la ley, la reparticin, la puesta en circulacin, y el funcio-namiento de los enunciados [...] la verdad est ligada circularmente a los

    2 Volveremos sobre el concepto de verdad de Scott en las reas epistemolgica y ontolgica.

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    sistemas de poder que la producen y la mantienen, y a los defectos de poder queinduce y que la acompaan. Rgimen de la verdad [Foucault, 1979:199].

    En esta concepcin del trmino verdad resulta evidente la conexin linealentre los acontecimientos, a la vez que la evolucin teleolgica de categorashumanas universales se desmorona ante una historia de rupturas, de discon-tinuidades, de la desintegracin de su sentido trascendente. Una historia quedeja, pues, de ser historia, que slo es simple expresin de una voluntad depoder circunstancialmente desplegada hacia un sujeto plenamente objetivado[Foucault, 1991:56]. Por lo mismo, si queda algo por hacer al historiador, ser laarticulacin de medios y datos para conseguir unos resultados propuestos comoprobables, que sirvan para desmontar los mecanismos disciplinares deidentificacin, clasificacin y procesamiento de los integrantes de unas sociedadeshumanas encerradas en sus propios discursos.

    Por lo antes mencionado, Los dominados y el arte de la resistencia comparte conel postmodernismo y con la hermenutica la conviccin y la afirmacin de queno existen ni un elemento social ni una posicin analtica desde la cual se puedadeterminar la veracidad de un texto o discurso,3 ya que la concepcin de Scottde la realidad es como un producto cultural, como una entidad no preexistenteal proceso social de creacin y captacin simblica de la misma. Por ello suobjetivo es describir, interpretar y comprender, no explicar los fenmenos sociales.

    La historia de discontinuidades propuesta por Scott se contrapone a las reasvalorativa y epistmico-metodolgica de la posicin expuesta en este artculo,la cual se identifica ms bien con la historia social y con las ideas expresadas porGndara en lo que se refiere a la arqueologa social iberoamericana y pospro-cesual: una sociedad no slo debe ser conocida o entendida, sino que el objetivodebera ser transformarla, sobre todo si, como lo expresa Gndara:

    En la realidad social se presentan fenmenos de asimetra y explotacin que noslo producen calidades de vida diferentes a miembros de segmentos de clasesdistintas sino que, en el proceso, atentan contra el propio mbito natural de laactividad humana, como consecuencia de la lgica de explotacin del capitalismo[Gndara, 1990:13].

    3 Bajo la visin postmoderna se desconfa de las visiones totalizadoras [...] la gran historiase disuelve en muchas micro historias. El objeto no es ya tanto la verdad como la ve-rosimilitud [Ramrez, 1986:21].

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    Desde esta lgica, se parte de una teora en que La explicacin de la historiaes una de las precondiciones de la modificacin del presente y la prediccin delfuturo. A lo cual agrega:

    Al plantearse como objetivo cognitivo central la explicacin [...] se puedecontribuir a dilucidar los procesos que desembocan en la situacin actual; y sumotivacin es, a la vez, tico-poltica y cientfica, ya que se pretende que elconocimiento generado no slo nos proporcione una mejor comprensin de latrayectoria humana, sino que puede ser un factor en la comprensin del presente.A lo que es necesario agregar que mi concepcin de la particularidad de lainvestigacin histrica no supone una lnea demarcatoria del objeto de estudiode la disciplina respecto a otras ciencias sociales ni en sus dimensiones estruc-turales ni histricas. Por lo que se convierten en materia de investigacin concretay de formalizacin terica muchos problemas rigurosamente contemporneos[ibid.].

    REA METODOLGICA Y EPISTEMOLGICA

    Una de las aportaciones ms valiosas de Scott en el libro analizado es suconcepcin de que la resistencia est inmersa en la cotidianidad de las relacionesen la sociedad campesina, y que sta se mueve a travs de redes de complicidady solidaridad en formas ocultas. En este sentido tambin se relaciona con Foucault,cuando ste dice:

    [...] que no existen relaciones de poder sin resistencias; que stas son ms realesy ms eficaces cuando se forman all mismo donde se ejercen las relaciones depoder; la resistencia al poder no tiene que venir de fuera para ser real, perotampoco est atrapada por ser la compatriota del poder. Existe porque est alldonde el poder est: es pues como l, mltiple e integrable en estrategias globales[Foucault, 1992:171].

    Esta posicin se ve reforzada por las afirmaciones de Moore, en cuanto que:

    [] la sociedad es un amplio cuerpo social de habitantes de un territorioespecfico que tienen un sentimiento de identidad comn, viven bajo un conjuntode acuerdos sociales distintivos y lo hacen con un grado de conflicto que siempreest cerca de la guerra civil [Moore, 1990:25].

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    Estas formas ocultas de las que habla Scott son las armas de los dbiles en tiemposdesfavorables en cuanto a la correlacin de fuerzas. Se trata de actos cotidianos,realizados en forma individual y no premeditados, que carecen de bandera ydirigencia organizada, y estn dirigidos en contra de los que buscan imponerlestrabajo, alimentos, impuestos, rentas e intereses. Sus objetivos son inmediatos y, engeneral, buscan bienes concretos como el descanso o el alimento. Estas formas deresistencia cotidiana evaden a toda costa la confrontacin directa con la autoridad yse quedan cortas respecto de lo que podra ser un desafo colectivo abierto.

    La propuesta de Scott es, por tanto, investigar lo que l llama el continuumde la resistencia. En otras palabras, hasta ahora la investigacin de losmovimientos campesinos ha estado enfocada en los momentos de crisis o deconvulsiones sociales, que por lo regular son temporalmente cortos, condesenlaces que a menudo resultan inconvenientes para los campesinos, ya seapor la represin o por las traiciones a sus ideales cuando triunfan lasrevoluciones. Segn Scott, la resistencia que se manifiesta de forma abiertadurante la rebelin debera ser estudiada en los momentos de calma aparente.Esta premisa se sustenta al comprobarse que la resistencia se gesta en procesosde larga duracin. Estos momentos incluyen los de calma social aparente y losde conflictos armados. Si estudiamos la resistencia como un continuum,abriramos la puerta a la comprensin ms profunda de las rebeliones. En esteaspecto tambin resaltan las similitudes con lo expresado por Foucault:

    La obra representada sobre ese teatro sin lugar es siempre la misma: es aquellaque indefinidamente repiten los dominadores y los dominados[...] la relacin dedominacin tiene tanto de relacin como el lugar en que se ejerce tiene de nolugar. Por eso precisamente en cada momento de la historia, se convierte en unritual; impone obligaciones y derechos; constituye cuidadosos procedimientos[...] Universo de reglas que no est en absoluto destinado a dulcificar, sino alcontrario a satisfacer la violencia. Sera un error creer, siguiendo el esquematradicional, que la guerra general, agotndose en sus propias contradicciones,termina por renunciar a la violencia y acepta suprimirse a s misma en las leyesde la paz civil. La regla, es el placer calculado del encarnizamiento, es la sangreprometida. Ella permite relanzar sin cesar el juego de la dominacin [Foucault,1979:17 y s].

    As, para Scott, las relaciones entre dominados y dominadores se asemejan auna puesta en escena teatral (heurstica), y por ello habla del dentro y fuerade escena, del disfraz, del poder y actuacin. Segn el autor, las exigencias

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    teatrales que generalmente se imponen en las situaciones de dominacinproducen un discurso pblico que corresponde mucho a la apariencia que quieredar el grupo dominante. El dominador nunca controla totalmente la escena, peropor lo general logra imponer sus deseos. A corto plazo, al subordinado le convieneactuar de una manera ms o menos verosmil, usando los parlamentos y haciendolos gestos que, l sabe, se espera que l haga. De esto resulta que excepto encasos de crisis el discurso pblico es sistemticamente desviado hacia el libreto,el discurso, que es representado por los dominadores.

    Estas formas brechtianas4 de lucha de clases tienen ciertas caractersticascomunes, por ejemplo, el uso de entendimientos implcitos y redes informales;tambin representan una forma de autoayuda. Tales formas de resistencia sonfrecuentemente ms significativas y efectivas, como ya se apunt, a travs deperiodos de larga duracin.

    Con base en lo anterior podemos afirmar que para Scott el conocimiento esposible, es doxstico, ya que considera que para conocer las relaciones de poderdebemos tener un estado de creencia sobre cmo se estructuran stas.

    Es escptico y particularista, pues para l no hay una sola verdad, sino questa depende de la percepcin o de la posicin social de cada cual. Intentaresponder a la pregunta qu significa?, es decir, interpretar.

    Es idealista subjetivo, ya que piensa que aun cuando las relaciones de poderno se dan conforme a los enunciados aceptados tradicionalmente, s se danconforme a una lgica que rompe con la interpretacin de los anterioresestndares de observacin.

    Es constructivista en cuanto a que, para l, la realidad es producto de laprctica social: lenguaje, gestos, canciones, etctera, y en que los elementossimblicos requieren un soporte material (cdigo) y ser externos. En la medidaen que estn materializados y se hacen colectivos, estos elementos tienenpropiedades que los hacen diferenciables para un tiempo t, y en principio sonindependientes.

    4 Las formas o herramientas brechtianas nos capacitan para distanciarnos y prever lasconsecuencias al escoger ente distintas acciones, tratando de comprender los mecanismosen que se basa nuestro comportamiento. La capacidad de escribir la verdad se ve []daada por la accin de fuerzas polticas hostiles a la crtica social; el intelectual, para vencerlas dificultades, tendr que dar muestras de las cinco virtudes brechtianas: el valor deexpresar la verdad, la perspicacia de reconocerla, el arte de hacerla manejable como unarma, el criterio de escoger a aquellos en cuyas manos ella se haga eficaz, y la astucia paradifundirla ampliamente [Navarro, 2001, en www.habanaelegante.com/Winter2001/Ver-bosa.html].

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    Su punto de vista es mico, ya que parte del nativo. El razonamiento de Scottpuede resumirse como sigue:

    Cuanto ms grande sea la desigualdad de poder entre los dominantes y losdominados y cuanto ms arbitrariamente se ejerza el poder, el discurso pblicode los dominados adquirir una forma ms estereotipada y ritualista [Scott,1990:26].

    Es decir que, cuanto ms amenazante sea el poder, ms gruesa ser la mscara.Las tcnicas de obtencin y anlisis de datos del autor son: historia oral,

    observacin, literatura, narraciones y documentos, a partir de los que realizauna crtica de la calidad, credibilidad y representatividad de los datos partiendode su objetivo de estudio.

    Compartimos con Scott la idea de que el conocimiento es nmico, perodiferimos en cuanto a su afirmacin de que la verdad es algo personal, ya que,como dira Gndara, para que algo sea una teora tiene que tener principiosgenerales del tipo de una ley, que establecen relaciones causales entre variables,conjuntos o sistemas de variables. Nuestro punto de vista tambin falsacionista,ya que no es posible confirmar teoras, sino solamente intentar refutarlas. Estasteoras se producen procurando explicar/comprender un fenmeno.

    Adems, como Gndara, nuestra posicin es materialista marxista, gnstica:

    [] la realidad es cognoscible; dialctica: el conocimiento es producto de la accintransformadora sobre el mundo, y es siempre dinmico; social: el sujeto que conocees producto de su sociedad; histrica: el sujeto y la realidad estn en continuocambio, y el proceso de conocimiento est limitado por el contexto histrico; sesostiene una nocin de la verdad como correspondencia, cuyo criterio es la praxis;y una posicin no-fundamentalista, falibilista en torno al estatuto del conocimiento:el conocimiento es falible, pero perfectible. Esta posicin se identifica con unametodologa falsacionista, de corte metodolgico sofisticado (al estilo lakatosiano),en que no hay refutacin sin una alternativa que mejore lo que refuta, y para lacual el cambio cientfico es, al menor a escala mayor, sujeto de crecimiento va lacrtica racional [Gndara, 1993:17].

    REA ONTOLGICA

    La atencin de Scott se centra en la lucha ideolgica dentro de un pueblo, que noes meramente una lucha por el trabajo, los ingresos, los derechos de propiedad,

  • 11UNA APROXIMACIN TERICA A JAMES C. SCOTT

    por granos o por dinero. Ms bien se trata de una lucha por la apropiacin de lossmbolos, sobre la definicin de la justicia, una lucha sobre cmo han deentenderse el pasado y el presente, una lucha para identificar las causas y asignarlas culpas, un esfuerzo continuo por otorgar sentido a la historia local.

    Scott afirma en la introduccin de su libro que uno de los autores en quebas su planteamiento terico es Pierre Bordieu:

    La actividad pblica entre los dominadores y los dominados es en parte unaespecie de cuadro escenogrfico del poder que simboliza la jerarqua: ComoPierre Bordieu seala, el poder se ha infiltrado en la representacin: Lasconcesiones de cortesa implican siempre concesiones polticas [...] los impuestossimblicos que deben pagar los individuos [Scott, 1990:74].

    Por ello considero necesario precisar algunos puntos significativos delpensamiento de Bordieu, en cuya obra tiene una particular importancia elconcepto de capital simblico:

    El capital simblico es una propiedad cualquiera, fuerza fsica, valor guerrero,que, percibida por unos agentes sociales dotados de categoras de percepcin yde valoracin que permiten percibirla, conocerla y reconocerla, se vuelvesimblicamente eficiente, como una verdadera fuerza mgica: una propiedadque, porque responde a unas expectativas colectivas, socialmente constituidas,a unas creencias, ejerce una especie de accin a distancia, sin contacto fsico[Bordieu, 1997:171 y s].

    El capital simblico (Bordieu pone como ejemplo, entre otros, el honor enlas sociedades mediterrneas) slo existe en la medida que es percibido por losotros como un valor [ibid.:108]. Es decir, no tiene una existencia real, sino un valorefectivo que se basa en el conocimiento, por parte de los dems, de un poder quese le concede a ese valor. Para que ese reconocimiento se produzca tiene que haberun consenso social sobre el valor del valor, por decirlo de algn modo.

    Bordieu se manifiesta en varios momentos de la obra en contra de las teorasde la accin humana como inters, lo que l explica como una aplicacinabusiva de las reglas de un campo determinado, el econmico, a otros distintos.Esa nocin de inters implicara una accin basada siempre en el clculo, esdecir, consciente. Bordieu tiene su propia propuesta:

    La teora de la accin que propongo (con la nocin de habitus) equivale a decirque la mayor parte de las acciones humanas tienen como principio algo

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    absolutamente distinto de la intencin, es decir disposiciones adquiridas quehacen que la accin pueda y tenga que ser interpretada como orientada hacia talo cual fin sin que quepa plantear por ello que como principio tena el propsitoconsciente de ese fin [ibid.:46].

    Bordieu propone el ejemplo del juego, en el que los jugadores, una vez quehan interiorizado sus reglas, actan conforme a ellas sin reflexionar sobre ellas nicuestionrselas. De alguna forma, se ponen al servicio del mismo juego.

    Considero que el propsito final de Bordieu sera la deduccin de las reglasdel juego partiendo de las acciones observables de los jugadores. El historiadortendra que determinar primero que tras ciertas acciones se esconde algn tipode juego; tendra que establecer quines estn jugando; cul es el espacio en quese desarrolla ese posible juego (campo) y, una vez establecidas todas estas cosas,deducir de las acciones qu tipo de juego estn practicando. El juego es el conjuntode todo: acciones posibles, reglas, jugadores, beneficios que se obtienen, estra-tegias para conseguirlos, terreno, etctera.

    Otro de los planteamientos tericos de Scott, que pienso debemos cuestio-nar, es su autopostulacin como estructuralista, ya que en el siguiente apartadoafirma que:

    El aire de familia estructural es un pilar analtico fundamental de mi propuesta.En otras palabras, no intentar hacer declaraciones esencialistas acerca de las carac-tersticas inmutables de los esclavos, de los siervos, de los intocables, de las razascolonizadas o subyugadas. Pero s quiero afirmar que, si todos los demselementos son iguales, existen estructuras similares de dominacin que tiendena provocar respuestas y formas de resistencia muy parecidas entre s. Mi anlisis,por lo tanto, no considera diferencias y condiciones especficas que a otros les pare-ceran esenciales para tener una visin ms amplia. No slo ignoro las enormesdiferencias entre cada forma de subordinacin, sino tambin la gran singularidadde cada caso en una forma dada [Scott, 1990:21].

    Con base en esta afirmacin podramos creer que Scott se encuentra dentrode la tradicin estructuralista; sin embargo, en otra parte de su obra, en susmismas afirmaciones, se advierte una contradiccin, cuando precisa:

    Es obvio, por las estructuras que escog explorar, que privilegio las cuestionesrelacionadas con la dignidad y la autonoma, las cuales en general han sidoconsideradas como secundarias en la explotacin material [ibid.:20].

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    Yo postulo que a los grupos que carecen de poder les interesa, mientras no recurrena una verdadera rebelin, conspirar para reforzar las apariencias hegemnicas. Elsentido de estas apariencias slo se podr conocer si las comparamos con el discursosubordinado en situaciones ajenas a la relacin de poder. Puesto que oculta a lavigilancia directa es como mejor se desarrolla la resistencia ideolgica, sernecesario que examinemos los puntos sociales donde puede surgir esa resistencia[ibid.:21].

    Segn mi opinin, estas afirmaciones se traducen en una concepcin de larealidad individualista, idealista subjetiva y como producto cultural, comoentidad no preexistente al proceso social de creacin y captacin simblica de lamisma (historia cultural).5 La consecuencia inmediata sera la consideracin dela verdad como expresin de prcticas sociales concretas dotadoras de sentidode una realidad cuyo significado (hermenutica), indeterminado apriors-ticamente, slo se produce por medio de dichas prcticas y dentro de un consenso[Rorty, 1996:28].

    5 Por lo que atae a la nueva historia cultural, esta corriente historiogrfica surge de undoble intento de superacin. De la historia de la cultura tradicional historiaintelectual por una parte, y de los modelos macroestructurales de la historia de lasmentalidades, segn la Escuela de los Annales, por otra. El trabajo de Roger Chartierexpresa mejor la nueva perspectiva. En un libro que recuerda a Foucault, El mundo comorepresentacin. Historia cultural: sobre prctica y representacin, Chartier alude a una historiaencaminada hacia los procedimientos reguladores de la produccin de significado.Convirtiendo los textos en mediatizadores discursivos de las prcticas sociales concretasdesde las que aqullos cobran vida, predica que las obras, en efecto, tienen un sentidoestable, universal fijo. Estn investidas de significaciones plurales y mviles, construidasen el reencuentro entre una proposicin y una recepcin, entre las formas y los motivosque les dan su estructura y las competencias y expectativas de los pblicos que se adueande ellas [Chartier, 1995:xi]. Esta historia se asienta en un marco, decididamentehermenutico-fenomenolgico. Gndara hace una afirmacin en cuanto a la arqueologapostprocesual (aplicable a la historia postprocesual) que se puede referir a Scott: Lonico que finalmente interesa son las significaciones. Estas significaciones podrn tenersoportes materiales, cuya existencia no solamente se reconoce sino que es el objeto de estudio,pero lo crucial es que las significaciones son siempre significaciones para alguien. Elloasume y privilegia el papel del sujeto como constructor del mundo e, indirectamente, unapostura idealista subjetiva [...] se tienden a ubicar solamente secuencias tpicamenteaccidentales o contextuales de acciones, sin necesariamente comprometerse causalmente,privilegiando las ideas sobre los factores materiales [1993:16]. Para Scott, todo puede sercausa de todo, dependiendo del ngulo desde el que se vea.

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    Al respecto Moore seala:

    No siempre las condiciones de vida negativas como la injusticia y la opresinvan a provocar respuestas colectivas similares entre los grupos sociales, sinoque es la percepcin y la significacin que se le otorga a estas condiciones lo queorienta las respuestas [Moore apud Rorty, en ibid.].

    As, la realidad queda convertida en discurso social. Y ste es un espacioenunciativo configurador y habilitador de un objeto emergente de la nada [Foucault,1987:57]. Un discurso que en s se pluraliza sin medida ni valoracin en las prcticasque lo generan y donde el sujeto ya no se realiza mediante disolucin del otro en elmismo, sino en la ilimitada dispersin que deja a los dems ser lo que son. El pen-samiento deja, pues, de ser un neutralizador absoluto de la diferencia en la unidad,para operar como organizador fenomenolgico-hermenutico del dilogo infinitocon el otro [Gadamer, 1998:143].

    Se privilegia, de esta manera, en nombre del giro lingstico, el anlisisdel discurso sobre cualquier otro tipo de divagaciones relativas a un mundosocial material exterior al mismo. Mediante la identificacin que establece entrerealidad humana y universo simblico que la configura, se culmina en un estrictoreduccionismo cultural de lo social, que no permite las viejas distinciones entrehistoria de las mentalidades e historia socio-estructural.

    Para Scott hay un papel previamente determinado segn el lugar que ocupendominadores y dominados en la sociedad. Cada uno de estos asume las reglasque constituyen, regulan y le dan sentido a las acciones individuales. Es decir,que el juego precede al jugador y a la jugada, y en este sentido, considero queScott se ubica en la caja superior derecha de la clasificacin de Hollis (juegos) yno en la superior izquierda. Scott busca la comprensin, no la explicacin.

    TEORAS SUSTANTIVAS

    Scott esboza lo que para l pueden ser algunos ejemplos de estas formas deresistencia cotidiana: se dividen en actos lingsticos y boicots individuales a laautoridad. Se trata de mostrar qu tan importantes, ricas y complejas puedenser las relaciones locales de clase y qu podemos aprender nosotros de un anlisisque no se centra en el Estado, las organizaciones formales, la protesta abierta olos conflictos en escala nacional.

    Podramos imaginar, en este contexto, situaciones que van desde el dilogoentre amigos de rango social y poder similares, por un lado, hasta el campo de

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    concentracin, por el otro, en el cual el discurso pblico de la vctima est marcadopor el miedo a la muerte. Entre estos extremos se encuentra la gran mayora decasos de subordinacin sistemtica. De este planteamiento podemos deducir dosteoras sustantivas intrnsecamente contradictorias:

    1. Todo es resistencia. Los hombres al ser libres resisten al poder siempre, enforma cotidiana, abierta u oculta y, por lo tanto, generan una lucha eficazcontra el poder.

    2. Pero la resistencia est desprovista de proyectos polticos, no conduce acambios, ya que tambin la dominacin existir siempre, por lo que lasrevoluciones son ineficaces. Esto tiene que ver con la naturaleza de lo social,que siempre se impone, hay algo, que Scott no analiza, que impone estecarcter de dominacin.

    Es decir, Scott critica un concepto de hegemona, pero no responde lassiguientes preguntas: Por qu los dominantes imponen sus condiciones a losdominados? Por qu tienen la fuerza de hacerlo y en qu reside esa fuerza?Tiene esa fuerza un origen divino? Se encuentra en la naturaleza? Por ello losdominados deben aceptar su situacin como algo inamovible? Por ello sus esfuer-zos son ineficaces y siempre lo sern?

    Es decir, Scott le otorga una gran importancia a la libertad individual(postmodernismo):

    Un reciente desarrollo en la Psicologa social llamado la teora de la reactanciarecurre abundantemente a los hallazgos de la teora clsica de la agresin. Peroen vez de fundarse, como dicha teora de la agresin, en los impulsos instintivos,parte de la premisa de que hay un deseo humano de libertad y autonoma que,cuando se ve amenazado por el uso de la fuerza, lleva a una reaccin de oposicin[...] Es muy improbable que el uso de la mscara cambie notablemente el rostrodel subordinado, a menos que ste considere el acto como el resultado de unaeleccin ms o menos libre. Y, si se es el caso, hay ms posibilidades de que elrostro detrs de la mscara tienda, como reaccin, a diferenciarse de la mscaraen vez de parecerse a ella. En otras palabras, mientras ms grandes sean lasrazones extrnsecas que determinan nuestra accin [...] menos necesidad tenemosde darnos razones satisfactorias para explicarnos nuestra conducta [Scott,1990:138 y s].

    Sobre el voluntarismo, el autor afirma:

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    Quin ser el primero en declarar abiertamente el discurso oculto y exactamentecmo y cundo lo har son cuestiones que rebasan con mucho el alcance de lastcnicas de las ciencias sociales. Tras tomar en cuenta todos los factoresestructurales que pueden contribuir a la comprensin de este problema, siemprequedar un residuo significativo e irrecuperable al voluntarismo. Las conductascaprichosas, las circunstancias personales y la socializacin individual hacenposible que, en una misma situacin, sean factibles muy diversas respuestas a lasubordinacin sistemtica [ibid.:255 y s].

    Sin embargo, en contradiccin con sus anteriores afirmaciones de libertadindividual (1 teora sustantiva), tambin afirma que el discurso pblico, graciasa su tendencia acomodaticia, casi siempre ofrecer pruebas convincentes de lahegemona de los valores dominantes, de la hegemona del discurso dominante(2 teora sustantiva). Los efectos de las relaciones de poder se manifiestan conmayor claridad precisamente en este mbito pblico; por ello, lo ms probablees que cualquier anlisis basado exclusivamente en el discurso pblico llegue ala conclusin de que los grupos subordinados aceptan los trminos de susubordinacin y que participan voluntariamente e incluso con entusiasmoen esa subordinacin.

    Scott expresa:

    Quin puede dudar que la situacin real de los grupos subordinados a lo largo dela historia ha siempre tenido el aspecto, bastante verosmil, de algo dado einmutable. Si un argumento como ste es plausible en el caso de la clase obreracontempornea, que cuenta con derechos polticos y conoce los movimientos detendencia revolucionaria, para no mencionar las revoluciones de verdad, histri-camente debera ser an ms cierto, y de manera contundente, para los esclavos,los siervos, los campesinos y los intocables [ibid.:102].

    Puesto que los levantamientos de esclavos y de campesinos son muyfrecuentes y fracasan casi siempre, se puede argumentar con bastante razn quecualquier mala interpretacin de la realidad que prevaleciera sera msesperanzadora de lo debido [ibid.:109].

    En otras palabras, Scott manifiesta, en trminos optimistas, que los individuostienen la aspiracin de superar su dependencia, lo cual es bueno, correcto ynatural, y en ello reside la libertad; pero es pesimista, cuando agrega que no hayesperanza ni posibilidad de superar esa dependencia, ya que esta aspiracinslo se cumple en el individuo, porque la naturaleza de la sociedad no permite

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    esa aspiracin de libertad: el individuo no es socialmente libre. Esto genera unacontradiccin intrnseca entre las aspiraciones de libertad (libre albedro) y laposibilidad de alcanzarlas (causalidad): existe una voluntad de subordinacinde los dominados. Se entra en un crculo vicioso, ya que siguen resistiendo aunqueno exista posibilidad de superar su subordinacin.

    Esta postura de Scott va en contra de todos mis valores derivados de losheredados del marxismo: Destacando el contenido de clase como central, a las queagregara cuestiones de gnero, de identidad tnica, e incluso de grupo de edad,etctera [Gndara, 1993]. Es decir, que a m, como a Gndara, no me interesaque cada cual escriba la historia que mejor le convenga, sino recuperar la historiareal, y de ella los elementos que permitan planificar un mundo mejor, y nosolamente imaginado por sectas o facciones, por as convenir ahora a objetivostcticos de lucha.

    Pero, adems, Scott comenta:

    El problema que el partido poltico y su intelligentsia [sic] esperan resolver, esque la clase obrera en el sistema capitalista est empeada en una lucha concretade consecuencias revolucionarias, pero que, a causa de encontrarse prisioneradel pensamiento social hegemnico, es incapaz de sacar conclusionesrevolucionarias de sus actos [Scott, 1990:116].

    Y, despus agrega:

    As como se podra decir que el anlisis tradicional marxista le da prioridad a laapropiacin de la plusvala como espacio social de la explotacin y la resistencia,este anlisis nuestro le da prioridad a la experiencia social de los ultrajes, elcontrol, la sumisin, el respeto forzado y el castigo [...] la resistencia surge noslo de la apropiacin material sino de la sistemtica humillacin personal quecaracteriza la explotacin [ibid.:140 y s].

    Es decir, que para reforzar su posicin individualista y socialmente pesimista,Scott critica a la teora del poder marxista. Registra un elemento importante parael anlisis de las relaciones de poder, pero, como es claro (incluso para l mismo),no considera la base, las relaciones de explotacin, no explica conceptos comoclase, grupo social, modos de produccin, acceso a los medios de produccin,entre otros; descubre las necesidades de resistencia y dominacin, pero no explicalas condiciones de superacin. La resistencia es una relacin estructural, las reglasson inmanentes, los actores no pueden cambiarlas. El marxismo, en cambio,reconoce adems de las significaciones, que la libertad est en la praxis y que la

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    relacin dominantes-dominados es histrica y no estructural. Se vuelve estructuralcon la aparicin de las clases, por lo que el proceso puede cambiar si las estructurascambian por condicin histrica: si se elimina el poder se elimina la resistencia.

    En este sentido, y al contrario de Scott, mi posicin es como la de Gndara,heredada del marxismo: materialista, dialctica y realista; tambin pensa-mos en:

    [] lo social como una totalidad, pero una totalidad jerarquizada con una eficaciacausal que, en general, debe ubicarse en las bases materiales de la vida, y enparticular, en la forma en que las relaciones sociales de produccin se organizana partir de formas de la propiedad [...] se entiende que hay niveles de autonomarelativa y formas diversas en que la prioridad de lo material se expresa, pero seinsiste en que la jerarqua existe de otra manera, los programas polticos nohubieran estado siempre orientados a, por principio tomar el poder paraprecisamente modificar las reglas de propiedad y a partir de ellas crear unasociedad nueva [Gndara, 1993:15].

    A MANERA DE CONCLUSIN

    Resumiendo el anlisis de la posicin de Scott, podemos afirmar que es un autoreclctico, porque conjuga posiciones hermenuticas, de la Escuela de los Annales,de historia cultural y del postmodernismo, principalmente.

    En cuanto a nuestra evaluacin de su posicin, considero muy valiosa yrenovadora su visin de las relaciones de poder, pero a diferencia de Scott,consideramos que, aun cuando la historia est plenamente inmersa en los terrenosinestables y cambiantes del lenguaje, sta no debe dar la espalda a la accin, a lasprcticas, a los acontecimientos como indicios de los conflictos que realmenteacucian al hombre en su situacin socio-histrica particular. Adems se puedeagregar que podramos ser ms ambiciosos en esta estrategia de la confrontacin.Un discurso slo se combate con otro discurso capaz de englobar al otro en suscategoras. Es decir que, aun admitiendo los sesgos subjetivos e ideolgicos quetoda teora social conlleva como indica Manuel Cruz:

    Entre dos teoras sociales antagnicas, el primer paso (y slo el primer paso, apuntoyo) para saber cul de las dos tiene un valor cientfico mayor es preguntarse culde las dos permite comprehender a la otra como fenmeno social y humano yhacer patentes, a travs de una crtica inmanente, sus consecuencias y lmites[Cruz, 1991:146].

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    Pero, tambin, una accin slo se combate con otra accin; esta ltima generara,como respuesta la imposicin de un discurso alternativo, cuya relativa, y nuncadefinitiva superioridad residiese en su capacidad integradora. Slo as ser posibleproyectar en la conciencia colectiva mundos diferentes ms deseables. Cul seraese nuevo marco terico desde el cual proceder? Su construccin, como lo ha apun-tado reiteradamente Gndara, es una tarea pendiente que ha de estar abierta atodo aquello que pueda satisfacer los objetivos planteados, con independencia desu origen intelectual. En tanto aceptemos el fin de los absolutismos de cualquiersigno, debe ser una autntica tarea intertextual en conexin con fines de autnticanaturaleza emancipadora. En este sentido, prescindiendo de prejuicios acadmicosinstrumentalizados polticamente, y desechando toda versin catequstica yortodoxa del marxismo, creo que no ser una labor estril, entre muchas otrasintegrar en ese trabajo heterogneo una relectura, adaptada a los nuevos tiempos,de la obra de Marx. Pienso que en ella no encontraremos lo que muchos han credover hasta ahora: un intil determinismo metafsico economicista unilineal de razhegeliana, sino que se nos develara un compromiso no dogmtico con el problemade la emancipacin humana en las sociedades industriales. Un compromiso envirtud de un realismo prctico abierto a las posibilidades concretas que ofrezcacada circunstancia social especfica. Al fin y al cabo, una de nuestras tareasesenciales como humanos es la de reivindicar la utopa. Opino que la salud de unasociedad debe basarse en su capacidad para seguir proyectando universossimblicos renovadores. Se trata, en definitiva, de recuperar la historia y de irperfilando procesos de transformacin social habilitadores de las mayorassilenciosas. La historia debera reconstituirse desde su originaria lucha con el poder;debera ser fundamentalmente utpica. El poder de que habla Scott aspira pornaturaleza a la permanencia; la historia, ante todo, debera ser una energarenovadora. Predisposicin al cambio.

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