Upload
others
View
14
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
1
AMERICA LATINA: CAMBIO TECNOLOGICO, COMPLEJIDAD E INSTITUCIONES: los dilemas no resueltos del desarrollo económico Miguel Ángel Rivera Ríos, Verónica Robert y Gabriel Yoguel Introducción En los últimos 30 años se ha producido un crecimiento casi explosivo de nuevos
desarrollos teóricos centrados en el estudio del cambio tecnológico en sí y en la relación
de éste con el crecimiento y desarrollo económico. Los soportes más avanzados de esos
desarrollos se encuentran en la teoría del conocimiento, del aprendizaje organizacional,
de los sistemas complejos, unificados por la concepción evolutiva de los procesos
económicos, que a su vez ha experimentado importantes replanteamientos. Dicho
desarrollo de la teoría está en conexión con el cambio histórico actual, que al afectar las
bases de la organización de la producción y especialmente de la producción de
conocimiento, demanda una renovación de los enfoques y tratamientos teórico-analíticos.
Evidentemente los enfoques estáticos y a-históricos del mainstream han encontrado
diversas dificultades en explicar esos procesos, a pesar de los esfuerzos realizados con la
aparición de los modelos de crecimiento endógeno.
Diversas corrientes de la economía heterodoxa están convergiendo tanto por el
tipo de respuesta que dan a las transformaciones actuales del capitalismo global como por
la disposición a considerar la problemática del desarrollo económico, que implican una
renovación del interés en la dimensión estratégica sobre todo desde la crisis de las
llamadas reformas estructurales en América Latina y otros países. En relación a esto
último, esos tratamientos se distinguen por hacer hincapié en un conjunto de
determinantes que parecen necesariamente vincularse entre si, aunque de manera no
deterministica: i) el aprendizaje y la subsecuente acumulación de capacidades
tecnológicas, ii) la calidad de los procesos de destrucción creativa y apropiación, iii) el
perfil de especialización productiva, y iv) el tipo de instituciones que gobiernan el
funcionamiento de la sociedad, sobre todo, las conductas innovativas de los agentes.
Uno de los objetivos centrales de este articulo es interrelacionar algunas de las
corrientes que convergen, con frecuentes traslapes y duplicaciones, en sus premisas y
2
agendas de investigación. Se trata de la microeconomía de la innovación, el enfoque
sistémico sobre revoluciones tecnológicas y técno-organizacionales y la teoría del cambio
institucional de North y co-autores. El eje común que permiten vincular estas
aproximaciones teóricas está constituido por la noción de path dependence que, en el
contexto más amplio del enfoque de sistemas complejos, permite comprender la
especificidad de los senderos de desarrollo y los fenómenos de retroalimentación que dan
cuenta de la gran heterogeneidad reinante en materia crecimiento y desarrollo económico.
Este ejercicio de interrelación teórica permitiría dar respuesta a la pregunta de por qué en
algunos países la estructura productiva y las instituciones se configuran de manera que se
abren trayectorias de innovación o creatividad social en general y en otros casos no. Este
artículo intenta resolver esta cuestión dentro del marco histórico y teórico establecido por
las corrientes y autores citados, buscando su integración analíticamente coherente de las
mismas. En última instancia, el objetivo del trabajo es la aplicación de ese herramental
teórico para dar cuenta de la debilidad de los procesos de innovación en América Latina.
Varios estudios de caso en Argentina y México nos servirán para fundamentar
empíricamente los rasgos de la organización productiva e institucional que diferencian a
ambos países y a los del resto de América Latina de las economías dinámicas de Asia.
Pese a que este artículo hace énfasis en los factores adversos, no se soslayan las
posibilidades que se abren a partir de la creatividad, la innovación y la emergencia de
nuevos actores que se enfrentan al marco institucional establecido.
El planteamiento anterior, en que se diferencia el comportamiento de los países de
desarrollo tardío, nos exige agruparlos en dos categorías. Hableremos a lo largo de la
exposicion de países tardíos tipo “A”, que alude a los economías que a base del
aprendizaje tecnológico y social y una integración estratégica a la economía global han
abierto una trayectoria exitosa de cambio estructural y competitividad internacional, con
repercusiones sociales que implican la atenuación de las desigualdades. En contraste, por
paises tardios tipo “B” nos referimos a aquellos que no han logrado éxito en romper la
trampa del atraso y aunque algunos nuestran islotes o brotes de dinamismo y creatividad,
no hay dinámica de conjunto que permita hablar de desarrollo sostenido en el sentido
definido por Amsden (1989, 1998, 2001) bajo su concepto de industrialización vía
aprendizaje.
El artículo se organiza de la siguiente forma: la primera sección está dedicada a
3
presentar brevemente las principales corrientes que este artículo intenta hacer dialogar.
En la segunda sección se propone el marco teórico evolucionista ampliado, tomando
como eje la complejidad y las capacidades de absorción y conectividad de los agentes,
con énfasis en los efectos feedback entre ellos, para potenciar los procesos de
apropiación, cambio estructural y destrucción creativa. Seguidamente, la tercera sección
presenta en forma estilizada los resultados de dos trabajos empíricos llevados a cabo de
manera independiente en industrias argentinas y mexicanas que muestran y tipifican las
fallas de aprendizaje y el limitado desarrollo de competencias y vinculaciones, esto es,
bajo grado de complejidad de las redes o estructuras sectoriales. Ambas investigaciones
corroboran resultados de una generación de estudios llevados a cabo con enfoques
evolucionistas o neo-estructuralistas, pero aquí ponemos de manifiesto la existencia de
agentes que “juegan contra las reglas”, como explicaremos más adelante. La cuarta
sección expone los aspectos de la teoría del cambio institucional de North que
entendemos ayudan a comprender la persistencia de la “trampa del atraso” en el sentido
de prolongación en el tiempo de condiciones originarias adversas y fallas recurrentes de
coordinación para impulsar el aprendizaje tecnológico. Finalmente, en la quinta sección
se hace una propuesta de unificación del enfoque “tecnológico” con el institucionalista
pero no en la perspectiva de Nelson de co-evolución, que consideramos insuficiente por
las razones que se exponen más abajo (confinamiento al nivel microeconómico y
definición estrecha de institución como tecnología social).1 Para ello proponemos, como
conclusión, una agenda tentativa de investigación enmarcada en una nueva teoría del
desarrollo (Hoff y Stiglitz, 2002) que sigue la orientación establecida por North pero
incorporando las herramientas conceptuales y metodológicas propuestas por el enfoque
de los sistemas complejos, crecientemente incorporado en la bibliografía evolucionista en
la línea de Metcalfe, Dosi y Antonelli.
1. Diferenciación de corrientes teóricas y propuesta de integración
1. Nos referimos al trabajo de Nelson (2005, cap. 5) donde además de delimitar microeconómicamente la relación entre tecnología e instituciones, presenta éstas últimas como instancias reflejas de la tecnología, lo que en cierto modo niega el análisis clásico de Veblen (inercia institucional, ver 1899), o de mismatch de Freeman y Pérez (1988). En todo caso la argumentación de Nelson es válida, dentro de ciertos límites, para un país que tiene instituciones pro-innovativas; decimos hasta cierto punto porque aun en esas sociedades está presente el problema del pasaje del conocimiento de primer orden al de segundo orden que perturba el equilibrio institucional vigente en una época de estabilidad tecnológica.
4
Vistos en general y para los propósitos que nos ocupan, los avances de mayor interés en
el campo del cambio tecnológico se han dado en cuatro direcciones principales: a) la
teoría microeconómica de la innovación (Nelson y Winter, 1982: Dosi, 1988, 2004; Dosi
et al, 1993: Antonelli, 2001); b) los tratamientos sistémicos centrados en el estudio de las
revoluciones tecnológicas u ondas de desarrollo mundial (Freeman y Pérez, 1988; Pérez,
2001) y c) la teoría del aprendizaje organizacional (Shanon, 1993, March, 1996;
Levinthal, 1996; Volberda, 1998) y d) la del cambio institucional (North, 1984, 1993,
2005 y North y Thomas, 1978) junto con los estudios que conceptualizan el desarrollo
económico como cambio en el funcionamiento de la sociedad (Hoff y Stiglitz 2002, Hoff,
2002; Acemoglu, Johnson y Robinson, 2001; Banerjee, 1998), influidos por las trabajos
de North. Igualmente hay una notable afinidad ente esos enfoques y los del late
development de Amsden (1989) y otros, que tomaremos en cuenta también.
La influencia del pensamiento evolucionista es más patente en los avances
planteados en los tres primeros incisos, mientras que las propuestas teóricas relativas al
último inciso se basan en la concepción del cambio institucional. No obstante existe una
conexión entre ambas corrientes que se manifiesta en la relevancia que le otorgan al path
dependence y a la teoría del conocimiento. Ambos elementos resultan cruciales para
enfatizar procesos que forman parte de la complejidad como lo es la acumulatividad de
los procesos de aprendizaje, la irreversibilidad de los procesos económicos y la existencia
de efectos feed-back que conducen a soluciones múltiples, no determinísticas y que
frecuentemente culminan en situaciones lock-in.
No existe una interpretación única de los sistemas complejos o la teoría de la
complejidad aplicada a la economía, pero se reconoce que agrupa un número amplio de
herramientas teórico-metodológicas (como el path dependence, vinculado a los estudios
de David y Arthur)), que se han formulado como reacción al enfoque neoclásico
ahistorico y de equilibrio general con retroalimentación negativa (persistencia de un
equilibrio único). Entre los practicamentes de este enfoque tenemos autores de formación
evolucionista y neoschumpeteriana y al grupo heterogeneo agrupado en el Instituto Santa
Fé 2. Entre los primeros están los que utilizan la complejidad para explicar la dinámica
2 Muchas de las inferencias logradas por el enfoque de sistemas complejos han encontrado aplicación en muy diversas disciplinas (mecánica de los fluidos, meteorología, ciencias sociales y economía). Quizás el desarrollo más importante de la teoría de la complejidad, desde la perspectiva de la termodinámica, se
5
schumpeteriana de evolución y cambio del capitalismo guiado por la innovación
(Silverberg, Dosi and Orsenigo, 1988; Dosi, 1991; Dosi and Kaniovski, 1994; Dosi and
Nelson, 1994) y otro grupo que enfatiza la naturaleza de autoorganización y cambio
estructural partiendo de la obra de Marshall3 (Antonelli 2007, 2008; Metcalfe, 2007,;
Foster, 2005); estos autores explican la dinámica diferencial de los sistemas productivos
bajo el supuesto de reacciones creativas de agentes heterogéneos. En la perspectiva del
Instituto de Santa Fe y en la tradición de Arthur, Durlauf y Lane (1997), Holland (2004)
se identifica un tipo particular de sistema complejo: el sistema complejo adaptable (con
capacidad de aprendizaje), que refleja también algunas de las propiedades sociales de los
sistemas de innovación (Broker et al, 2005, efectúan un balance de los avances de los
estudios del Instituto en la dirección de los sistemas artificiales y sociales). Por ende nos
apoyaremos en la amalgama complejidad-evolucionismo para el estudio del cambio
tecnológico y en el path dependence para una aproximación al desarrollo económico.
La vertiente que tiende a situarse en la vanguardia de la investigación de los
procesos de innovación asumiendo la perspectiva de la complejidad parece ser la teoría
del aprendizaje organizacional. Ésta mantiene los puntales de variedad, selección y
replicación y construcción de rutinas, tal como se formularon en la obra fundacional de
Nelson y Winter (1982) aunque su estudio se complejiza en avances ulteriores en los que
revisualiza la rutina como la dimensión inercial del ciclo cognoscitivo (ver, por ejemplo,
Levinthal, 1996 y March, 1996; Cowan, David y Foray 2001; Johnson, Lorenz y
Lundvall, 2001; Erbes et al, 2006).
A su vez, dentro del aprendizaje organizacional se ha producido una muy
interesante diversificación de enfoques y tratamientos, formándose distintas
subcorrientes, portadoras del legado evolucionista, que traspasan lo que antes eran
barreras disciplinarias. La adopción del enfoque de sistemas complejos nos permite
diferenciar entre un tratamiento evolucionista básico o estándar, definido en el libro de
1982 de Nelson y Winter y los avances posteriores unificados por la teoría del
aprendizaje organizacional, al que se han adherido autores como Witt, Saviotti y
encuentra en la obra Prigogine y Stengers (1984). El atributo de autoorganización que expresan alto grado de complejidad se puede considerar un atributo de los sistemas avanzados de innovación (ver sección 2). 3 Metcalfe ha rescatado algunos aspectos de la obra de Marshall que lo alejan del pensamiento neoclásico tales como la idea de agentes heterogéneos más que la de agentes representativos, rendimientos crecientes y desequilibrio.
6
Meltcalfe, entre otros.
Al tratar de ordenar estos aportes tomando, por ejemplo, la perspectiva de la
teoría del desarrollo encontramos diversos problemas de falta de unificación e
integración. En ese contexto sobresale la cuestión de la unidad de análisis. Ciertamente
los evolucionistas como Dosi razonan a partir de marcos sistémicos, como los
paradigmas tecnológicos o los sistemas de innovación (ya sean nacionales, sectoriales o
locales), pero el énfasis se sitúa en la unidad empresarial o en sus redes y el marco de
sistema económico e institucional se vuelve difuso, como lo reconocen Coriat y Dosi
(2002)4.
El vigoroso giro a la teoría del aprendizaje organizacional ha reforzado la
orientación microeconómica, sobre todo por aislar teóricamente a la organización con su
entorno nacional o regional. Paradójicamente, el énfasis microeconómico se da cuando el
pasaje a una nueva época histórica, caracterizada por los cambios arriba mencionados,
exige pensar sistémicamente, sin desestimar, desde luego, la importancia de los procesos
de aprendizaje e innovación al nivel organizacional.
Otra cuestión relevante por sus implicaciones en los programas de investigación
sobre desarrollo es la importante difusión, en los círculos académicos e intelectuales de
América Latina, del pensamiento evolucionista básico pero también del ampliado
propiciados por el reconocimiento de las implicaciones más amplias del estudio del
cambio tecnológico.5 Bell y Pavitt (1992) y luego Bell y Albu (1999) al igual que otros
autores proyectaron las herramientas analíticas evolucionistas y neoschumpeterianas al
estudio del desarrollo económico, centrado en la categoría de aprendizaje tecnológico
despertando el interés de las nuevas generaciones (cada vez más distantes del
mainstream) como estudiosos formados en el estructuralismo o en el pensamiento de la
CEPAL (ver por ejemplo Katz, 1998, Cimoli y Porcile, 2004, Cimoli, et al. 2009). Bell y
Pavitt hicieron una importante crítica a los enfoques tradicionales al señalar que: por más
de 200 años, el debate sobre la política (especialmente la comercial) en los países de
4 En apoyo de lo anterior, por ejemplo, en durante el Seminario de la Schumpeter Society 2008 (Río de Janeiro) Winter señaló como una de las debilidades del enfoque evolucionista radica en la integración de los niveles macro y micro. También se dedicó en el mismo seminario una sesión plenaria en la que expusieron Dosi y Foster diversos enfoques metodológicos y epistemológicos para avanzar en esa dirección. 5. Para una aplicación del enfoque de sistemas complejos a países desarrollados ver Erbes, Robert y Yoguel, 2008.
7
desarrollo tardío se centró en las medidas para fomentar la acumulación de capacidad
productiva. El dinamismo tecnológico era considerado un sub-producto de la política
comercial y de la inversión en capacidad productiva. Para aquellos que invocaban el
proteccionismo, el dinamismo tecnológico fue visto frecuentemente como una propensión
inherente de los sectores protegidos…” (pp. 261-262).
La línea de investigación de Bell y Pavitt influyó en otros autores
“metropolitanos” como Ernst y Kim (2002) que al estudiar los efectos de las redes
globales en el desarrollo local de nuestros piases, se apoyan en los conceptos de
capacidad de absorción y path dependence. Reinert (2004 y 2007) al comparar la
trayectoria histórica de países ricos y pobres también adopta una perspectiva
evolucionista.
Esta propagación de enfoques y tratamientos teóricos, aunque positiva, puede
presentar ciertos problemas, en la medida en que la metodología del pensamiento teórico
moderno convierta procesos históricos en objetos o modelos teóricos (ver Blaug 1992,
pp. 137 y ss; Fogel, 1997; Stiglitz, 1992), que como tales puedan trasponerse a países
que siguen una trayectoria “tardía”. Por ejemplo, ¿cuál es el estatuto epistemológico para
enfocar desde la perspectiva de los Sistemas Nacionales de Innovación las actividades de
empresas, gobierno, universidades, etc., en países que, debido al patrón de
especialización productiva predominante muestran una baja dinámica innovativa?
La clave para preservar las aportaciones evolucionistas y lograr una integración
de las cuatro líneas principales que identificábamos arriba parece exigir en dos soportes
analítico-metodológicos; Uno de ellos deriva del referido enfoque de sistemas complejos
en tanto ve al sistema económico como un conjunto de cajas chinas: sistemas y
subsistemas que implican diversos grados de agregación, pero que son irreductibles6, y
que están en constante interacción tanto horizontal como jerárquica. El otro soporte
radica en la incorporación de la dimensión política del proceso económico que se puede
lograr a través del estudio del cambio institucional en la vertiente de North y coautores.7
A su vez un tratamiento evolucionista basado en la teoría de los sistemas
complejos, permitiría revisar algunas de las premisas presentes en North para hacer 6 Es decir, existen propiedades emergentes que no son explicables a partir de la simple adición de las partes 7 Hay numerosos antecedentes en el estudio de la relación entre economia y política aplicada a las experiencias de América Latina (O’Donnel, Evans, Hirschman e incluso Messner), pero en la mayoría de ellos la dimensión del aprendizaje tecnológico estaba ausente.
8
hincapié en los determinantes de esta matriz institucional tanto en los niveles micro, meso
(desde la visión más tradicional en la línea de Nelson y Winter) como también en el
macroeconómico (a partir de la constitución del perfil de especialización productivo). El
enfoque de sistemas complejos contribuye a interpretar estas determinaciones en el marco
de relaciones mutuas, con tendencia a la retroalimentación a través del concepto de
propiedades emergentes, que son la consecuencia del desarrollo de capacidades y
procesos en firmas e instituciones. La interrelación de esos conceptos esí básicamente el
objetivo de las siguientes secciones
2. Marco teórico evolucionista ampliado: Capacidad de absorción y conectividad en
un sistema complejo
El objetivo de la presente sección es presentar los conceptos claves del marco teórico que
combina evolucionismo con sistemas complejos, con el fin de proponer un modelo que
interpreta el funcionamiento de un sistema económico cuya dinámica depende de la
innovación. El enfoque de la complejidad permite proyectar el sistema económico en
varios niveles ontológicos: firmas, redes de firmas, regiones o países, enfocados siempre
desde la misma perspectiva dinámica. Así, se considera que el sistema cambia de acuerdo
a dos propiedades fundamentales la de auto-organización y la de adaptación. La dinámica
guiada por la auto-organización obedece a transformaciones en el sistema resultado de
sus propias reglas y rutinas, es decir es el cambio condicionado por la trayectoria
adquirida (dependencia del sendero o path dependence). En este sentido la dinámica
impresa por la auto-organización obedece cambios derivados de incentivos internos al
sistema. Por otra parte, la propiedad de adaptación da cuenta de la habilidad del sistema
para realizar reconfiguraciones frecuentes que respondan a los cambios generados en el
ambiente. De esta manera, esta propiedad produce cambios en el sistema que son
respuesta a incentivos externos. Estas propiedades convierten al sistema en un sistema
complejo. No obstante, desde la perspectiva del desarrollo, existen dos atributos
adicionales: capacidades y procesos, en la medida que éstos explican su dinámica
innovadora con capacidad de retroalimentación.
Las capacidades se refieren a las competencias de los agentes en términos de
absorción y conectividad que apuntan a la generación y circulación de nuevo
conocimiento. Específicamente, la capacidad de absorción del sistema puede ser
9
considerada como “la habilidad para reconocer nueva información externa, asimilarla y
aplicarla” (Cohen y Levinthal, 1989). Esta capacidad no está relacionada únicamente con
la posibilidad de acceder al conocimiento existente en el ambiente, sino que también
implica la habilidad de identificar el conocimiento útil y de generar nuevo conocimiento.
En este sentido, puede ser asimilada a las ideas de construcción de rutinas (Nelson y
Winter, 1982), de capacidades dinámicas (Teece y Pisano, 1994) y de competencias
endógenas (Roitter et al, 2007). La capacidad de conectividad está asociada al potencial
con el que cuenta el sistema para establecer relaciones y generar interacciones con otros
sistemas con el objetivo de incrementar su base de conocimiento. La capacidad de
conectividad excede a la simple interacción e involucra interacciones seleccionadas y
priorización de relaciones que se establecen con otros sistemas en función de lo que estos
pueden brindar.
Desde la perspectiva de los procesos –influidos por las mencionadas capacidades-
destacan los de cambio estructural, apropiación y destrucción creativa. Si el sistema
evoluciona en la dirección de reasignar con mayor eficiencia (tanto estática como
dinámica) sus recursos productivos, aumentar los esfuerzos de innovación y a la par
disminuir el grado de heterogeneidad incrementando la complementariedad de sus
componentes, se considera que el sistema desarrolla procesos de cambio estructural
(Ocampo, 2006). Si el sistema tiene capacidad de apropiarse de las rentas derivadas de la
innovación con independencia del régimen de apropiabilidad y de la posición en las
cadenas globales, entonces decimos que el sistema genera procesos de apropiación. Por
último, la generación de ímicrodiversidad y de mecanismos eficientes de selección (ya
sea vía el mercado o no) deriva del desarrollo de procesos de destrucción creativa.
En este sentido las propiedades de autoorganización y adaptación son las que
conducen la dinámica global del sistema (independientemente del nivel ontológico que se
trate) a través del desarrollo de procesos de cambio estructural, apropiación y destrucción
creativa que vuelven a un sistema económico proclive a la innovación. A través del
proceso de destrucción creativa el sistema elimina las capacidades obsoletas y las
reemplaza por capacidades nuevas, o en sentido sectorial, el establecimiento de un diseño
dominante, descartando otros diseños8. Siguiendo a Metcalfe, Foster y Ramlogan (2006)
8 Por ejemplo, el caso Betamax vs. VHS, la corriente eléctrica alterna vs. continua, etc. (ver David, 1985).
10
asumimos que estos procesos conducen la dinámica de autotransformación del
capitalismo, basada en dos pilares fundamentales. Por un lado, el componente creativo
sustentado en la actividad de innovación que se lleva adelante a nivel de la firma es la
responsable de la generación de microdiversidad. Por el otro lado, el componente
destructivo, que implica la reducción de esa microdiversidad: la selección. Los
mecanismos de selección operan en un nivel ontológico superior al de la firma, sea el
mercado u otras instituciones de selección que otorgan premios o castigos según la
conducta del agente económico. Este proceso está profundamente permeado por la
matriz institucional predominante, la que a la vez se puede analizar desde las perspectivas
de las propiedades, capacidades y procesos mencionados. Si la matriz institucional es
adversa a la innovación, el proceso de destrucción creativa funciona deficientemente
generando concentración económica y de poder no relacionada con la conducta
innovativa. Por el contrario, en una matriz institucional innovadora las cuasi-rentas que
obtienen los agentes en el mercado están positivamente asociadas a la intensidad y
calidad del proceso innovador.
Por otro lado, un sistema económico que tiene la habilidad de transformar en
riqueza el conocimiento generado puede desarrollarse sobre la base de un crecimiento
retroalimentado. Este proceso está relacionado, con la estructura de derechos de
propiedad definida en la matriz institucional (ver cuarta sección) pero también depende
de las habilidades que tienen las firmas para definir estrategias de apropiación que se
complementen con los derechos de propiedad intelectual definidos en el marco jurídico.
Por otra parte, a pesar de que la literatura generalmente define del proceso de
apropiación a nivel de la firma y como un fenómeno circunscrito a la esfera
microeconómica (Schumpeter, 1947; Arrow, 1962/2002; Teece, 1986), las
transformaciones en los planos organizacionales e institucionales inscriptas en el nuevo
paradigma tecnológico obligan a considerar los planos meso y macro económicos de la
apropiabilidad. La emergencia de tramas productivas, los desarrollos tecnológicos
colaborativos, la aparición de clubes de innovación (Antonelli, 1999) y la creciente
importancia del plano territorial de la competitividad en la descripción de los procesos de
innovación, ponen de manifiesto los determinantes mesoeconómicos de la apropiabilidad.
Por otra parte, la forma colusiva o clásica de difusión de los beneficios del progreso
11
tecnológico9 (Reinert, 1995) vinculada con el perfil de especialización productiva y
comercial da cuenta de las dimensiones macroeconómicas de la apropiación.
De esta forma, la dimensión macro de la apropiabilidad está en estrecha conexión
con el desarrollo de procesos de cambio estructural. De acuerdo con Ocampo (2006), el
proceso de cambio estructural se define como “la habilidad del sistema para innovar, la
habilidad de las innovaciones para generar complementariedades y la reducción del
dualismo estructural”. Esta idea implica la generación de cambios en los patrón de
inserción externa, orientándolo hacia productos diferenciados con una mayor elasticidad
ingreso y rendimientos crecientes a escala (Reinert, 2007). Por lo tanto, un giro en la
especialización productiva en esta dirección implicaría, entre otras cosas, mayores
posibilidades de aprendizaje e innovación, mayor productividad, ampliación del mercado,
y mejoras asignación de recursos en la sociedad tanto estáticas como dinámicas derivadas
de una profundización de la división del trabajo. En síntesis implicaría ingresar en un
sendero de crecimiento retroalimentado. No obstante, como ya hemos hecho mención, e
insistiremos más adelante, el desarrollo de este tipo de proceso está condicionado por la
constitución de la élite de poder (Cimoli y Rovira, 2008) y su capacidad de determinación
de la matriz institucional.
En síntesis, los tres procesos que guiados por la dinámica de auto-organización y
adaptación y por el desarrollo de capacidades describen la evolución de un sistema
económico, están estrechamente asociados a la matriz institucional dominante. Es difícil
determinar causas y efecto, ya que partimos del marco teórico provisto por la
complejidad, donde la indeterminación, el desequilibrio y la retroalimentación tienen
mayor relevancia que las explicaciones lineales. Todo proceso de cambio presenta límites
en la asociación mencionada porque existen distintas velocidades de transformación en
los procesos y capacidades. Es posible pensar que no solo estos procesos, sino también la
propia matriz institucional surgen como propiedades emergentes del sistema que se
gestan en la interacción de los agentes económico con especial énfasis en las capacidades
de absorción y conectividad desarrolladas por éstos (Erbes, Robert y Yoguel, 2008).
El modelo evolucionista estándar propone la imagen teórica de una población de 9 Mientras la primera describe un proceso de reducción de costos y precios en el marco de rendimientos marginales decrecientes, la segunda alude procesos de innovación asociados a generación de variedad y aumento de cuasi-rentas acompañados de incrementos salariales factible bajo la forma de competencia imperfecta y rendimientos crecientes.
12
firmas que compiten por la solución que más contribuya al progreso económico. El
mecanismo seleccionador, una combinación entre elementos mercantiles e
institucionales, posibilita la innovación empresarial: la apropiación de rentas económicas
y el progreso económico. Sin embargo, esta formulación básica, deja abiertas diversas
interrogantes ya discutidas en la literatura reciente. La más conocida es la
incompatibilidad entre rutinas e innovación radical, lo que exige tomar elementos de la
teoría del aprendizaje organizacional (capacidad de absorción-conectividad). Por otra
parte es preciso trascender el modelo evolucionista básico para llegar a la noción de
sistema complejo, es decir, una representación de la capacidad del sistema económico de
auto organizarse a partir del aprendizaje. En esa dirección una ventaja del abordaje de
sistemas complejos es que más que pensar la dinámica en términos de rutinas puede
interpretarse en términos de capacidades de absorción y conectividad y de procesos de
apropiación, cambio estructural y destrucción creativa, los que –a partir de los
mecanismos de retroalimentación-pueden transformarse muy radicalmente cuando se
generaran desajustes entre las expectativas de los agentes y los resultados efectivos que
éstos observan en el mercado (Antonelli, 2008).
Por ejemplo, en un país desarrollado, los atributos de autoorganización se
expresan en alta absorción y conectividad, lo que hace posible la destrucción creativa, el
cambio estructural y la apropiación de rentas económicas. En contraposición, un país en
desarrollo se caracteriza por niveles reducidos en las capacidades y procesos
mencionados. En particular las bajas capacidades de absorción y conectividad derivan
del patrón de especialización adoptado y de la limitada complementariedad entre los
agentes, que actúan en una estructura institucional que limita el crecimiento con
retroalimentación, rasgos estructurales predominantes en las economías latinoamericanas.
A su vez, los feedback o procesos de retroalimentación en los países en desarrollo se
manifiestan en una persistencia de la heterogeneidad estructural que limitan o
imposibilitan el desarrollo de procesos de cambio estructural. El aporte de la complejidad
a la teoría evolutiva radica en la endogeinización de los procesos de innovación
(Antonelli, 2008) y la influencia que los niveles de capacidades y procesos mencionados
tienen sobre las propiedades emergentes.
Con apoyo de este marco teórico examinaremos a continuación las actividades de
empresas argentinas y mexicanas en algunos sectores industriales para definir el alcance
13
de sus actividades de aprendizaje e innovación. Al efectuar este examen discurrimos en
un marco con bastante similitudes al explorado por los autores latinoamericanos ya
citados. La diferencia radica en que acentuaremos rasgos contradictorios de la trayectoria
de aprendizaje y del patrón de especialización que exigen una explicación más amplia
que la puramente tecnológica, lo que abre la puerta al estudio del proceso político-
institucional, que esta reservado para los dos siguientes apartados.
3. Las fallas en el aprendizaje tecnológico en empresas argentinas y mexicanas
Ambos países han sufrido, desde que entró en crisis la llamada industrialización
sustitutiva una mortandad generalizada de firmas y la aparición de nuevos agentes para
dar lugar a un nuevo patrón de especialización productiva basado mayormente en
commodities industriales y de origen agropecuario así como en actividades intensivas en
recursos naturales.
La mortandad de firmas o su cambio de identidad productiva que se expresa en la
reducción del valor agregado y el abandono de ramas de ingeniería (Kosacoff, 1994)
generado el despido masivo de trabajadores, los procesos de outsourcing y
subcontratación, la elevada elasticidad de las importaciones respecto al ingreso (Cimoli y
Porcile, 2004) deriva de una serie de choques endógenos-exógenos; el más importante de
ellos fue la apertura comercial acelerada de fines de los 1970s en la argentina y durante
los 1980s y 1990s en ambos países, que pretendía, bajo la lógica del tratamiento de
choque, hacer más eficientes a las empresas y por ende a las economías. También
tuvieron un fortísimo impacto la liberalización financiera (que en Argentina tuvo su
mayor impulso durante la última dictadura militar) y la creciente participación de
empresas extranjeras con tratamiento no discriminatorio en relación al capital de origen
nacional. En conjunto ese proceso fue fallido y muchas empresas perecieron antes de
poder modificar su trayectoria y el núcleo endógeno se vio debilitado (en el sentido de
Fajnzylber, 1983). En el sentido de Antonelli (2008), las fuertes diferencias entre las
perspectivas de los agentes y las condiciones objetivas de funcionamiento provocadas por
la apertura acelerada y la liberación financiera provocaron una pérdida de los incentivos
al cambio de los agentes que juegan contra las reglas y una desaparición o fuerte
debilitamiento de los sectores que previo a las reformas eran los más avanzados (Reinert,
2007). Adicionalmente, como razonóseñaló Dosi al referirse a los efectos de la apertura
14
comercial en América Latina, por los condicionantes de acumulatividad (el
comportamiento de la empresa está guiado por su path dependencefuturo una proyección
de lo que), el aprendizaje tecnológico en el nuevo contexto de apertura y reinserción
global fue débil.
Como lo explican Reinhardt y Wilson Peres (2000) y otros autores (ver
igualmente Benavente et al, 1996; Yoguel, et al, 2008) Argentina y México, dentro de
una herencia común propia de trayectoria ISI, se integran al “nuevo modelo económico”,
presentando ciertas diferencias. Empezando por los rasgos comunes del periodo post-ISI,
en ambos destaca el peso de las industrias especializadas en commodities industriales,
dominada por grandes empresas nacionales que pasan de la fase ISI a la post-ISI. En
ambos países la sucesión de choques endógeno-exógenos tienen una faceta negativa que
implica destrucción parcial del tejido social y productivo (con regeneraciones
posteriores), se desintegran a un grado significativo las estructuras institucionales,
tendiendo a sobrevivir las instituciones inferiores, en tanto que las superiores,10 tiende a
quedar incompletas” (Hoff y Stiglitz, 2002) Es significativo en ambos países que las
filiales de las empresas transnacionales dominen los sectores de tecnología media-alta o
alta, pero donde los esfuerzos de innovación son básicamente incorporados, lo que limita
los spill-overs al resto del sistema productivo. Esto último ha sido conceptualizado por
Amsden crowding out (2001), en el sentido de desplazamiento de la empresa nacional por
la extranjera en los sectores más dinámicos y por ende más lucrativos, principalmente el
automotriz, no sólo terminales sino también proveedores de ensambles y subensambles.
La citada autora (op. cit. ver pp. 207 y ss.) subraya esa diferencia al hablar de los
emuladores de Japón (Corea del sur y Taiwán, en primer lugar) y los emuladores de
EEUU (los países latinoamericanos). Las implicaciones son decisivas para el aprendizaje,
ya que en los países tardíos tipo A, el agente empresarial nacional actuará, ceteris
paribus, cohesionando el aprendizaje a partir del desarrollo de capacidades de absorción
y conectividad. Ello sucede débilmente en las empresas de los países tardíos tipo B.
Una diferencia en la trayectoria de ambos países es que por su ubicación
geográfica, en el caso mexicano, proliferó con mayor naturalidad la industria 10. Hoff y Stiglitz entienden por instituciones inferiores aquellas que perpetúan el atraso económico (el aparecería, por ejemplo) en tanto que las superiores son las que apoyan el aprendizaje y en general la incorporación de la población al proceso de desarrollo, incluyendo las instituciones políticas que posibilitan el control social o ciudadana de las actividades gubernamentales (op. cit., pp. 395 y 419).
15
maquiladora de exportación. Tal como lo remarcan Reinhardt y Peres (2000), México se
inserta a cadenas globales de producción a través del sui generis vehiculo de la
“maquiladora”; a la par sufre una perdida de industria domestica (electrónica,
metalmecánica, textil-confección, etc.) y los gigantes nacionales especializados en
commodities industriales, permanecen en estancamiento y se involucran muy
limitadamente en las redes de proveedores de las empresas maquiladoras, aunque se
expande externamente gracias a un tipo de cambio sobrevaluado. Ese tipo de cambio
sobrevaluado facilita su expansión, vía inversiones a espacios económicos vecinos. La
misma estructura productiva de estos países es que provoca revaluación continua del tipo
de cambio que se traduce en los que fue descripto en la bibliografía como la enfermedad
holandesa (Corden y Neary, 1982).
Argentina al formar parte del MERCOSUR, continua en cierto modo un ISI
modificada y ampliada (con atenuación de la competencia global, con un arancel común
tipo alemán). El predominio de las commodities industriales es más fuerte, a la vez que la
dotación natural de recursos es determinante para sostener a industrias como maquinaria
agrícola. La desindustrialización provocada por el régimen de convertibilidad desató una
fuerte mortandad de firmas y el pasaje a una economía de importación (compradora). La
devaluación constituyó una suerte de choque exógeno que devolvió a la industria a una
trayectoria de aprendizaje aun vacilante o insegura, lo que demuestra la importancia pero
a su vez la insuficiencia de la política cambiaria para el desarrollo industrial. La
devaluación es necesaria para superar la enfermedad holandesa pero en muchos casos el
tiempo necesario para generar aumento de las competencias de los agentes de menor
productividad no es sufieciente y/o no se generan politicas industriales y tecnológicas
efectivas. En conseciuencia la enfermedad holandesa vuelve a actuar y la devaluación se
hace nuevamente necesaria. En este proceso recurrente las limitadas capacidades de
absorción y conectividad de los agentes pero tambien la debilidad de los procesos de
destrucción creativa, cambio estructural y apropiabilidad se hacen notorios.
En el estudio efectuado por Yoguel, Robert, Milesi y Erbes se comprueba
empíricamente la limitada acumulación de capacidades tecnológicas entre una muestra de
empresas industriales en Argentina11. El estudio desarrolla una metodología de
11 El estudio de campo efectuado entre 2006 y 2008 abarcó a 408 empresas pertenecientes a 6 tramas o
16
estimación de las capacidades de absorción y conectividad de los agentes aplicada al
conjunto de tramas estudiadas. Las capacidades y procesos interactúan de acuerdo a dos
propiedades emergentes: autoorganización y adaptación. En un marco general de débiles
competencias agregadas en términos de gestión de calidad, organización del trabajo,
capacitación y equipo de I&D, pueden señalarse algunas diferencias claves tanto en la
importancia que adquieren cada una de estas dimensiones como las características
específicas que destacan a cada una de las tramas estudiadas. En primer lugar, sobresale
la gestión de la calidad como un determinante fundamental de las competencias de las
firmas, en especial entre aquellas pertenecientes al complejo automotriz. Por el contrario,
una dimensión escasamente desarrollada es la organización del trabajo y los factores que
las determinan. La reducida importancia que le atribuyen los agentes al proceso de
trabajo, independiente del conjunto de variables estructurales y de las tramas, constituye
un indicador de las limitaciones de los procesos de aprendizaje en las firmas. Desde la
perspectiva de la conectividad de los agentes, destaca una reducida calidad de las
vinculaciones. Si bien éstas aumentan al considerar los procesos de asistencia técnica y
transferencia de tecnología, tienen niveles bajos o inexistentes en la mayor parte de las
firmas. En ese contexto, los modelos econométricos estimados muestran que el grado de
complejidad de las vinculaciones depende positivamente de la capacidad de absorción de
las firmas, controlado por el tamaño, propiedad del capital y trama de pertenencia.
En un marco de fuerte heterogeneidad sectorial de las capacidades de absorción y
conectividad muy desiguales predominan reducidos niveles y cierto grado de asociación
entre las mismas. En ese contexto, en el que las capacidades de absorción determinan las
capacidades de vinculación fueron identificados efectos feed-backs entre ambas
dimensiones (Erbes, Robert y Yoguel, 2008). Esto es relevante, en especial en las
relaciones que las firmas entablan con universidades e instituciones de ciencia y
tecnología e instituciones comerciales. Por el contrario, las vinculaciones que las firmas
entablan entre si, más allá de las relaciones comerciales tradicionales, no están asociadas
a las competencias que poseen, lo que es la consecuencia de la fuerte debilidad de la
mayor parte de las tramas productivas estudiadas. Cabe subrayar que los esfuerzos de redes definidas sectorialmente en las industrias: a) automotriz, b) siderurgia, c) maquinaria agrícola, d) confección con diseño, e) servicios petroleros y f) embarcaciones,; y dos tramas definidas por su localización g) industria manufacturera localizada en el partido de Morón y h) industria metalmecánica del mismo partido
17
innovación en los últimos tres años son prometedores, pero siguen más bien la modalidad
de incorporación de maquinaria, para dar lugar primordialmente un tipo incremental de
innovación de proceso (Yoguel et al, 2008).
La evidencia y conclusiones sobre las fallas de aprendizaje tecnológico coinciden
en general con una amplia gama de estudios efectuados por Katz, Cimoli, Benavente,
Reinhard, Peres y una lista amplia de neo-estructuralistas, otros investigadores adscritos a
la CEPAL. La mayoría si no todos toman como referente el milagro asiático y tendieron
a ver el problema como de falta de iniciativa, es decir, de incapacidad de adoptar las
políticas correctas, en un marco en el que separan la esfera política de la económica,
replicando la tradición analítica estructuralista de los 1950s-1960s, criticada por Chenery
en su celebrado artículo (1975).
En el caso de México, la “nueva” industria maquiladora de exportación,
protagonista del auge exportador de los 1990s atrajo un extraordinario interés de
investigadores principalmente nacionales (ver Lara; Contreras), pero también del
extranjero. Se efectuaron muy amplios estudios de caso en las aglomeraciones
territoriales alrededor o dentro de varias ciudades del norte del país, como Tijuana-
Mexicali (audio-video), Sonora, Ciudad Juárez-Chihuahua (autopartes), Guadalajara
(electrónica) y Torreón (confección de jeans de “paquete completo”). La mayoría de
estos estudios no distinguían metodológica y analíticamente entre empresas nacionales y
extranjeras, tomando como unidad de estudio a la empresa “maquiladora de exportación”.
La colección de estudios de campo que tomamos aquí como base, la efectuamos entre
2005-2008, enfocaban a las empresas doméstico locales integradas a las cadenas globales
de producción (ver principalmente Dabat, Ordóñez y Rivera, 2005; Rivera, 2004).12
Las empresas doméstico locales se integraron a las redes de proveedores en
manufactura global, como es el caso de equipo de cómputo, de telecomunicaciones y
componentes electrónicos, en el llamado cluster electrónico de Guadalajara. Usando el
concepto de sistemas de conocimiento vs sistemas de producción (Bell y Albu, 1999),
estimamos el aprendizaje a través de los procesos de upgrading, esto, es el ascenso en las
cadenas de proveedores, enfocando a innovaciones de proceso y producto, que se
12 En los años que se mencionan se encuestaron unas 100 empresas y organizaciones no empresariales (cámaras empresariales, agencias gubernamentales, centros de capacitación laboral y profesional, laboratorios de investigación).
18
expresaran en cambios en la organización de la firma y los flujos de conocimiento
(usando entre otros la proporción de ingenieros en la planta laboral). El resultado es el
referido crowding-out, confinamiento a las empresas locales a los productos de menor
valor agregado. Al igual que en las tramas estudiadas por Yoguel et al (2008) y de la
taxonomía propuesta por Erbes et al (2006), se encontraron “islotes” de innovación (caso
del software embebido en Guadalajara). En autopartes, el número de empresas
nacionales ha disminuido continuamente y varias empresas de “maquinados” (partes
automotrices) se han vuelto exportadores independientes y/o se han orientado al mercado
interno. La competencia china ha tenido un efecto devastador en confección y electrónica
y desde la crisis de 2001, la industria ha cedido terreno en una diversidad de categorías de
producto, principalmente los de alto volumen y baja o relativamente baja diferenciación,
perdiendo al mismo tiempo los primeros lugares que tuvo en EEUU (Dabat et al, 2005).
Para comprender lo que ha pasado, los enfoques tecnológicos en nuestra opinión
no ofrecen una explicación adecuada como lo reconoce Katz (2008) y más recientemente
Cimolli Y Rovira (op. cit.) entre otros. Sea que se estudie el fenómeno normativamente
(como debe ser el mundo en lugar de cómo es), descriptivamente o de manera positivista
se tiende a mantener el nivel descriptivo más que analítico. Lo que queda claro del
examen anterior es que las empresas, por decirlo de manera directa, no aprenden lo
suficiente porque no hay los incentivos para hacerlo o porque no necesitan aprender mas
allá de cierto umbral y cuando existen los incentivos organizacionales chocan contra una
serie de obstáculos que están más allá de las firmas; como dirigía North la matriz
institucional es adversa a la innovación.
4. El desarrollo económico como cambio en el funcionamiento de la sociedad. Poder
político, derechos de propiedad y matriz institucional
La obra de North al plantear que el cambio tecnológico o la acumulación de capital no
debe ser el punto de partida de la investigación, sino el punto de llegada, ha abierto una
nueva perspectiva en el estudio del cambio socioeconómico.13 Lo que debemos explicar,
dice North, es por qué unas sociedades (las pertenecientes al Mundo Occidental), han
13 . “No podemos por menos que preguntarnos: si la innovación son todo lo que se requiere para el crecimiento económico ¿por qué algunas sociedades no la han conseguido?” (North, 1984 ).
19
alcanzado un alto grado de prosperidad y otras (que representan la mayoría de la
humanidad) no han escapado de la pobreza, la desigualdad extrema y/o el estancamiento
(North y Thomas, 1978, pp. 5-6). La clave del crecimiento, como lo pone de manifiesto
las economías “Occidentales”, radica en una organización económica conductiva a la
innovación14, o sea, una matriz o marco institucional y una estructura de derechos de
propiedad capaces de canalizar los esfuerzos individuales hacia actividades que supongan
una aproximación de la tasa privada de beneficio a la tasa social de beneficio (Ibíd.).Lo
anterior significa, de acuerdo a North, que la capacidad de innovación de una sociedad
esta por así decir repartida entre las organizaciones (las empresas, pero también las no
empresariales) y las instituciones, unificadas por los derechos de propiedad, que expresan
la acción del poder sobre el funcionamiento de la sociedad. A su vez, Reinert (2007),
inscripto en la visión evolucionista y siguiendo autores pre-smithianos, plantea que el
perfil de especialización productivo elegido se convierte en una variable condicionante
del desarrollo y del crecimiento económico. Por lo tanto, podría establecerse algún tipo
de relación entre el modo en que un país se inserta en la economía mundial y su matriz
institucional15.
Considerando lo anterior, la pregunta crucial es: ¿por qué las instituciones “conductivas a
la innovación” no se han propagado al resto del mundo como de hecho esperaban los
autores clásicos? La respuesta requiere un tratamiento teórico que explique cuales son las
consecuencias de la estructuración del poder político en las sociedades en general, para
de allí pasar a las reglas que el estado le impone a la sociedad para reglamentar la
producción y apropiación de riqueza; esa reglamentación constituye su armazón
14 . En lugar del binomio conceptual neoclásico de eficiencia/ineficiencia usando por North al referirse a las instituciones, preferimos el concepto pro-innovativas, o en el caso opuesto, adversas a la innovación porque ese binómico conceptual remite al modelo de equilibrio general walrasiano, que formalmente se expresa como un modelo básico de la mecánica clásica, cuya utilidad analítica es puramente abstracta. Este modelo conduce a un equilibrio que se alcanza a través de predeterminaciones con independencia de las condiciones iniciales y garantiza la eficiencia paretiana. Cuando North centra el cambio institucional en el logro de “eficiencia” arrastra la herencia neoclásica de la que se despoja gradualmente, pero solo la completa en su libro de 2005 donde declara que “la teoría neoclásica no fue creada para explicar el cambio económico” (p. vii). En todo caso optamos por la mantener entre paréntesis o en cursiva el uso del concepto de eficiencia por las razones mencionadas. 15 En esa dirección, cabe aclarar que no cualquier estructura de derechos de propiedad promueve el desarrollo de una matriz institucional proclive a la innovación. Características como el espacio que deben tener los comunes (ya sea conocimiento científico o educación y salud), la política de DPI y la política impositiva y tarifaria (derechos de exportación, regimen impositivo) son claves en los países que intentan hacer catching up.
20
institucional. La parte fundamental de esas reglas, o sea, los derechos de propiedad,
definen lo que esa misma sociedad, si la consideramos en si misma, es capaz de alcanzar
en materia de crecimiento o desarrollo. North afirma que la existencia misma del estado
como solución a las necesidades de las organizaciones humanas complejas pone de
manifiesto una paradoja. El estado es la fuente del progreso humano, pero a la vez es la
esencia misma de los conflictos que explican la declinación o estancamiento de muchas
sociedades (1984, p. 20). Lo anterior se explica porque a través de una combinación de
un cuerpo no escrito de códigos de conducta y de complejas formulaciones
constitucionales, acopla los derechos de propiedad para maximizar las rentas económicas
que van a manos del grupo que controla el estado. En el marco de ese objetivo y
subordinado al mismo, los grupos en el poder buscaran reducir los costos de transacción
para maximizar el producto social y así elevar la parte que le regresa por tributación.
North insiste en que esos dos objetivos están en tensión. En segundo objetivo abre
la posibilidad de definir derechos de propiedad que apunten a la maximización del
producto social, en tanto que el primero está concebido para maximizar el ingreso de los
que detentan el poder y por ello cabe en la definición normativa de “ineficientes”. Esta
dicotomía esta en la raíz del fracaso que experimentan la mayoría de las sociedades al
tratar de lograr el crecimiento sostenido (op. cit., p. 25).
Aunque la constitución del poder, de acuerdo a North, implica anteponer una
estructura de derechos de propiedad ineficientes y esa puede prolongarse a lo largo del
tiempo, ese atributo tiene limitaciones. El gobernante siempre tiene rivales de dos tipos:
a) otros estados deseos de expandirse y abarcar los recursos y población del primero y b)
otro grupo interno potencialmente capaz de hacerse con el poder. Siendo la discusión de
ambas limitaciones de gran importancia, para los fines del desarrollo económico, el
primero es el que tiene efectos más determinantes en las trayectorias históricas en la que
coexisten economías con alta capacidad para la innovación, en tanto que la mayoría
carece de ella.
Este determinante (la existencia de estados rivales deseosos de expandirse) puede
modificar los resultados del primero (la tendencia a establecer derechos de propiedad no
conductivos a la innovación), pero no en una medida determinista, universal o lineal,
porque el acotamiento del poder del gobernante no se puede ajustar a un patrón
invariable, de modo que podemos decir que rigen las leyes de los sistemas complejos. Lo
21
que la historia parece demostrar, añade North, es que ciertas amenazas externas sobre el
estatuto del gobernante, generaran cambios decisivos en la relación entre el poder y la
sociedad que se traducen en ganancias materiales para los grupos más amplios y para el
progreso nacional. El ejemplo más elocuente citado por North es el de la transformación
de las ciudades estados griegas primero de una monarquía a una oligarquía y luego (en el
caso de Atenas) a una democracia. Esa transformación ocurrió a consecuencia de un
cambio en la tecnología militar (el desarrollo de la falange) que exigía un ejército de
ciudadanos; el precio que tuvo que pagar el gobernante fue la disolución del poder
establecido (Ibíd.).
Podemos ver que al igual que en los sistemas complejos es posible identificar en
el estudio efectuado por North un estado inicial (el efecto de la constitución del poder en
la definición “ineficiente” de los derechos de propiedad a nivel nacional), la fuerte
tendencia histórica a mantener la trayectoria original, pero coexistiendo con ella, una
gama de fuerzas tanto internas como externas que pueden alterar la trayectoria,
rompiendo el lock in del sistema.
Tomando esta perspectiva analítica, Hoff y Stiglitz han extendido el estudio de
North a los problemas del desarrollo que tiene una enorme importancia para completar
nuestra explicación de la persistencia de la trampa del atraso, o la aversión a la
innovación (como se desprende del apartado 3), de modo que la discutiremos con cierto
detalle mas adelante. De momento es indispensable pasar a explicar, tomando la
perspectiva y la evidencia proporcionada por el libro de North y Thomas de 1978, como
se combinaron esos tres factores en la emergencia del Mundo Occidental. La emergencia
del Mundo Occidental significa que gracias a una gama de fuerzas se rompió el lock in
feudal (el “sacudimiento del pasado”), lo que posibilito que los países europeos
encabezados primero por Holanda y luego Inglaterra siguieran una nueva trayectoria
crecientemente orientada a la innovación en sentido amplio, una de las bases de la
emergencia del capitalismo industrial. Ese proceso, sin la explicación de los fundamentos
históricos originarios, es decir la ruptura del lock in, ha sido ampliamente descrito,
analizado y discutido por los historiadores de la tecnología, del crecimiento y de
desarrollo.
North y Thomas se sitúan en la Europa en el siglo XIV para ilustrar la acción de
las fuerzas anteriormente señaladas. Podemos asociar, de acuerdo a North y Thomas, la
22
ruptura del lock in del feudalismo a una especie de choque “exógeno”16 que consistió en
un descenso demográfico absoluto en Europa provocado por una combinación de hambre
generalizada con epidemias que se presentaron de manera intermitente a lo largo del siglo
XIV e inicios del XV. El acontecimiento más espectacular, continúan, fue una
combinación entre la peste negra, la peste bubónica y la neumónica entre 1348-1351,
proveniente de Crimea. La decadencia demográfica europea parece haberse extendido
casi un siglo de 1350 a 1470. La repercusión más importante fue el aumento del precio de
la mano de obra en relación con el precio de la tierra (North y Thomas, op. cit., pp. 116-
124, 129-135, 140 y 149). En otras palabras, la decadencia demográfica significó una
conmoción social de una escala mucho mayor al cambio de la tecnología militar en el
mundo antiguo, que reconfiguro la relación de todos los elementos que intervienen en la
reproducción social. Cabe subrayar, como apuntan North y Thomas, que la subsiguiente
desintegración de la servidumbre feudal desencadeno una amplísima movilización social
que condujo a la llamada revolución agrícola y a una gama enorme de microinvenciones,
que constituyeron el fundamento de la revolución industrial inglesa, o sea, del
advenimiento del capitalismo industrial.
La hipótesis de North y Thomas concerniente a la emergencia del Mundo
Occidental es revolucionaria y por lo mismo deja abiertas diversas interrogantes. Un
aspecto clave es que el mundo de la baja edad media en Europa, pese a su
conservadurismo y estancamiento estaba enmarcado, por así decir, en un contexto hasta
cierto punto distante de creatividad e innovación, pero cuya asiento estaba en China,
como lo han documentado una corriente muy vigorosa de historiadores.17 Durante los
16. North no usa el concepto de choque o conmoción para referirse al cambio en la estructura de los derechos de propiedad y en los otros fundamentos de la reproducción social; el concepto de choques se le debe a Hoff y Stiglitz en la citada obra. 17. Aunque la capacidad de ese país pionero se perdió, sus logros, sumados a la influencia árabe en la entrada del conocimiento científico en Europa (Stokes, 2002), favorecieron la emergencia de la Europa moderna (North y Thomas, 1978), en especial desde el renacimiento. El renacimiento, como parte de la movilización social posterior al choque exógeno, permitió la revaloración de la producción y creatividad individual y la idea de necesidad de bienes comunes que promuevan la innovación y el desarrollo. En este contexto, la innovación fue vista como una nueva fuente de riqueza en el marco de una especialización productiva con rendimientos crecientes derivados del aumento de población en las ciudades y de la división del trabajo asociada. De acuerdo con Reinert (2007) para los autores pre-smithianos es el progreso económico la resultante de la combinación dinámica de sinergias e innovación bajo condiciones específicas de especialización y división del trabajo, en las que primen actividades con rendimientos crecientes. En esa dirección, tener producción de manufactura, un virtual monopolio de materia prima claves y sacar provecho del comercio exterior era la tríada que garantizaba prosperidad a las ciudades estado mercantilistas tales como Holanda, Venecia y Florencia.
23
siglos XI a XIV, la sociedad china genero una corriente extraordinaria de innovaciones
que abarcan desde la metalurgia a la navegación. Esa capacidad de innovación, declino
paulatinamente, pero se difundió por diversos canales a Europa donde encontró
entusiastas receptores cuya mentalidad abierta los inclinaba a tomar del mundo exterior
todo aquello que fuera útil o novedoso.18
Lo que parece haber representado una ventaja decisiva para Europa en
comparación con China fue la fragmentación político-territorial que dio lugar a la
multiplicidad de estados-nación, en continua competencia y por lo tanto dispuestos a
utilizar la creatividad social como instrumento de sobrevivencia y preservación del status
del poder.
Este proceso de competencia por la supremacía de los emergentes estados-nación
puede describirse desde la lógica de los sistemas complejos, porque no hubo linealidad,
sino retroalimentación positiva y shocks exógenos (Arthur, 1989). Bajo esta lógica
algunas regiones profundizaron su conocimiento científico y tecnológico, desarrollaron
instituciones conductivas a la creatividad social y se insertaron en la división
internacional del trabajo a partir de la elección de las actividades con rendimientos
crecientes a escala. En los casos exitosos esto favoreció el crecimiento de las ciudades y
la ampliación del tamaño de mercado que permitió una mayor diversidad productiva y
una profundización de la división del trabajo. En la conformación de la Europa moderna
los emergentes estados nación que parecían destinados a ser líderes se convirtieron en
“segundones” (según la expresión de North y Thomas, op. cit.). En lugar de ser España19
18 . Este es un rasgo cultural decisivo como hace hincapié Mokyr (1990) que diferencia la matriz cultural europea de la China antigua (no la de Japón), en la curiosidad y receptibilidad que contrasta con la vieja actitud china de considerar todo lo externo como muestra de barbarie, que debe ser repudiado. Conexo a ese rasgo cultural esta, como lo señala atinadamente Rosenberg (1993), la convicción occidental que la naturalaza es el laboratorio del ser humano, sobre el que tiene derecho ilimitado de explotar a su arbitrio, rasgo considerado extraño en las sociedades orientales. 19 El caso de España es visto en la literatura de la época como ejemplo del tipo de economía y política económica que una nación debería evitar. En oposición a Inglaterra en vez de proteger la manufactura a fines del siglo XVI España protege su producción agrícola y se desindustrializa a partir de ese momento. Al respecto Giovanni Botero plantea que las mercancías de Milán valen mucho más que las minas de Potosí y Jalisco de España. La idea de que la manufactura es la verdadera mina de oro está presente en casi todos los economistas pre-smithianos desde 1500 hasta bien avanzado el siglo XVIII que planteaban la relevancia de dos diferentes instituciones claves que definen la estructura de derechos de propiedad: la protección del nuevo conocimiento mediante patentes y la apropiación de ese conocimiento a partir de la política comercial..
24
fue Inglaterra20, que se convirtió en el líder cerrando la brecha con Holanda y Venecia
(Reinert, 2007). En los siglos posteriores Alemania y Francia lograron alcanzar a
Holanda e Inglaterra sobre la base de un modelo basado en las sinergias entre
rendimientos crecientes y crecimiento de las ciudades y del sector manufacturero.
En este sentido, la historia muestra casos contrapuestos en los que los efectos de
retroalimentación conducen por un lado a la generación de nuevas capacidades y por el
otro, a la destrucción y desindustrialización. El enfoque de sistemas complejos, expuesto
en la sección anterior, apoya el estudio del cambio institucional, ayudando a explicar
como la construcción de capacidades asociada a los procesos de destrucción creativa,
apropiación y cambio estructural devienen en crecimiento económico y desarrollo solo en
algunos casos en los que se cumplen las condiciones políticas ya expuestas.
Como veremos a continuación, al incorporar el planteamiento de Hoff y Stiglitz, en la
trayectoria de los latecomers exitosos del siglo XX se advierte que fue decisivo también
un choque o conmoción que cambió la forma de funcionamiento de la sociedad y con ello
dio paso a la constitución de una matriz institucional proclive a la innovación, el epitome
de lo que hoy conocemos como el milagro asiático. Sin embargo, como sabemos esa es la
excepción a la regla, ya que en la mayoría de los latecomers, persisten instituciones no
conductivas al aprendizaje y a la innovación.
Hoff y Stiglitz en la obra citada plantean que el lock in institucional al que
hicimos referencia en el caso europeo también están presente en el desarrollo tardío
actual, señalan, y constituye el fundamento del círculo vicioso de la pobreza: en un
momento pasado se creó en un país pobre una estructura institucional adversa entera o
parcialmente a la innovación o al aprendizaje que limitó la posibilidad de abrir un
sendero de desarrollo (op. cit., p. 396). Hoff y Stiglitz hablan de mecanismos culturales
de transmisión intergeneracional, que limitan por ejemplo el acceso a la educación o al
crédito, ingredientes indispensables para la generación de capacidades que den lugar al
desarrollo económico21. En este sentido las diferencias iniciales persisten por un proceso
20 La Inglaterra de los Tudor de 1485 logro el catching up a partir de (i) una política explícita para desarrolla la manufactura, sacar provecho del comercio exterior y de las rentas de materias primas basada en algodón. En este caso, el desarrollo económico se basó en un proceso colectivo de rent seeking., originado en feedbacks positivos entre rendimientos crecientes en la manufactura de algodón, innovación y división del trabajo. 21. Estos autores señalan que “… un individuo con ninguno o pocos activos podría ser relativamente
25
de retroalimentación positiva, pero a diferencia del crecimiento retroalimentado, en este
caso es la pobreza y la distribución desigual de la riqueza lo que se perpetúa. La trampa
del atraso prevalece porque los mecanismos de exclusión se institucionalizan, o sea, dan
lugar a reglas formales e informales que sirven a ese fin, moldeando la conducta, las
competencias y capacidades de los agentes e instituciones y la visión colectiva de la
realidad social.
Los historiadores de la escuela de Stanford (ver Engerman y Sokoloff, 1997 y Grief,
2002) sugieren que el punto de partida de lo que aquí llamamos el lock in institucional que pesa
sobre América Latina se encuentra la inserción colonial que se produjo a raíz de la expansión
capitalista en el último cuarto del siglo XIX. Sin embargo, esos autores subrayan que no hay una
relación determinista, sino modalidades o vías de inserción al sistema colonial. La modalidad mas
desfavorable al desarrollo parece ser aquella en que la abundancia de recursos naturales propicia
el aprovechamiento inmediato de las rentas del suelo, lo que se en general se asocia a la
instauración de una economías que Jonathan Levin (1971) llama de enclave de exportación y que
los historiadores latinoamericanos han caracterizado por su legado de despotismo y fuerte
polarización social (sobre la aplicación del concepto de vía de desarrollo ver Dabat 1994). Más
adelante se expone la opinión de Amsden (1989) sobre la especificidad del colonialismo japonés
en Corea, que muchos sentidos contrasta con la vía latinoamericana. Convalidado la existencia de una relación no determinista o lineal entre el
desempeño económico y los choques o conmociones que pueda sufrir una sociedad, nos
encontramos que estos últimos puede ser contraproducente al generar la destrucción de
instituciones avanzadas o superiores (Hoff y Stiglitz, op. cit. p. 419). La clave parece
radicar, por lo tanto, en el tipo e intensidad de conmoción, ya sea interna o externa, y en
la forma como la sociedad reacciona a la misma. Como lo refrenda el estudio del
dinamismo del Mundo Occidental, las conmociones que además de ser profundas sean
duraderas son las que tienen mayor probabilidad de cambiar positivamente el
funcionamiento de la sociedad. Una conmoción profunda, pero fulminante, como la
derivada de la relación crisis de la deuda-reforma neoliberal en América Latina, tenderá a
desencaminar los procesos de movilización social y con ello entorpecerá los mecanismos
de aprendizaje colectivo (ver apartado 5). Igualmente los choques poco profundos no improductivo… y si existen muchos individuos con ninguno o pocos activos, las tasas salariales serán bajas. Con salarios bajos, los individuos con riqueza baja desde el inicio dejarán poca herencia a la próxima generación. Por ello, una distribución altamente desigual de la riqueza como la que caracteriza a América Latina puede durar siempre y puede limitar permanentemente el crecimiento.” (op. cit, p. 395)
26
colocan a las elites ante la necesidad de reformas de mayor alcance (ver Cimolli y Rovira,
2008), en tanto no implican una amenazado a su poder. Además, como explican Hoff y
Stiglitz, partiendo de un lock in las elites políticas tienden a actuar de manera racional
(evalúan el impacto futuro de las reformas sobre el equilibrio del poder)22. Dicho de otra
manera, aunque una reforma puede generar beneficios para todos, las elites la descartaran
porque asumen que provocara una serie de repercusiones que les arrebaten el poder.23
Como había dicho Evans mucho antes (1995), la racionalidad de las elites
latinoamericanas es consustancial al status de estado depredador prevista, en tanto el
mayor enemigo del progreso son los grupos que detentan el poder, que no tendrían cabida
en una sociedad más prospera y dinámica. En la misma dirección, es posible pensar que
cuando los grupos que detentan el poder están asociados a actividades con rendimientos
decrecientes y escasas sinergias, por ende con derechos de propiedad “ineficientes”, el
modo de inserción internacional limita las posibilidades de desarrollo.
En cambio una conmoción profunda y más duradera, por ejemplo que amenace la
sobrevivencia nacional, probablemente provocará lo que Hoff y Stiglitz llaman
intervenciones estatales profundas. En esa dirección, la preservación del poder en su
sentido más amplio, implicara cesión del mismo a la base de la sociedad, abriendo con
ello la posibilidad de la movilización en la que se basa el desarrollo. En tal caso
podríamos hablar de un proceso de destrucción creativa activada por un choque, cuya
canalización como cambio estructural depende de la forma en que se movilice la sociedad
y se generen paulatinamente estructuras de derechos de propiedad que favorezcan a las
actividades con rendimientos crecientes, innovación y spill-overs tecnológicos.
En síntesis, el desarrollo económico requiere la movilización social, que a su vez,
partiendo de situaciones de lock in que traban el desarrollo de las capacidades de
absorción y conectividad, depende de un cambio que afecte la estructura del poder y
permita la construcción de instituciones superiores o conductivas a la creatividad social e
individual o a la innovación. En consecuencia la fuerza más conductiva al progreso es
22. Esta posición se encuentra también en Antonelli (2007) cuando plantea que los cambios solo son posibles cuando estas conmociones producen mismatch entre expectativas y condiciones objetivas de la dinámica económica. Si estos mismatch son muy pequeños o muy grandes los incentivos al cambio son bajos. 23 . Por eso es que Mobu Sese Seko, uno de los gobernantes mas sanguinarios de África le decía a su contraparte de Ruanda, no construyas carreteras, eso no es favorable a su permanencia en el poder. Ahora dice Mobuto, los guerrilleros, viajan es esas carteras para derrocarlo (citado por Hoff y Stiglitz, op. cit.).
27
una suerte de amenaza persistente sobre el gobernante, o sobre los grupos que detentan el
control del estado. Ese proceso complejo es el que crea la diferencia entre el estado
depredador y el estado como impulsor del desarrollo. Así formulado, este postulado es el
fundamento de lo que Hoff y Stiglitz llaman una nueva teoría del desarrollo, que
explicaría no solo el dinamismo del Mundo Occidental, sino también el ascenso de los
tigres asiáticos, de China y la India.
5. Cambio institucional y capacidad de innovación: una referencia comparativa al
caso de América Latina. Hacia una agenda tentativa de investigación
Lo que sigue en calidad de conclusión es un ejercicio teórico-analítico prospectivo para
abrir una discusión más amplia y proponer temas a investigar, bajo una perspectiva
comparativa, tomando como base inmediata las secciones anteriores. Además de asumir
como eje conductor la exposición de North-nueva teoría del desarrollo, complementada
con elementos clave de la teoría de los sistemas complejos, nos apoyaremos en el
tratamiento del desarrollo tardío (Amsden, 1989; Wade, 1999). La hipótesis de las ondas
mundiales de desarrollo de Pérez, (2004) y de cambio histórico (Dabat, 2002) constituyen
también parte del marco referencial sistémico. Hay aportaciones individuales y en cierto
modo avanzadas para su tiempo como la de Evans que mantendremos en mente. Las
limitaciones de espacio hacen inevitable el esquematismo y explican la renuncia a
profundizar la relación entre la teoría del cambio institucional y la de los sistemas
complejos, pero no obstante el reconocimiento de ese nexo es crítica en esta parte de la
exposición.
Lo señalado en la sección 4 nos propone una breve explicación teórica e histórica
de la persistencia de las instituciones contrarias a la innovación y al aprendizaje y el
efecto de los choques o conmociones sociales. La limitada capacidad de innovación entre
empresas latinoamericanas (apartado 3) pone de manifiesto la persistencia de las
trayectorias institucionales adversas y corrobora empíricamente la ausencia de
conmociones profundas y duraderas.
Para avanzar en la exposición habría que poner de manifiesto como las
conmociones que han sufrido los países de América Latina en el siglo XX y hasta la
actualidad no caen en la categoría de profundas y duraderas. En esa medida
frecuentemente esos choques han resultado contraproducentes, sea porque, como dice
28
Antonelli generen un mismatch entre las expectativas de los agentes y los datos objetivos
de la estructura económica. De acuerdo con este último autor, si estos ajustes son
reducidos o de bajo umbral, los agentes no requieren cambiar su conducta, pero
igualmente si irrumpen súbitamente con alta intensidad pueden dar el mismo resultado
adverso, ya que los agentes no tendrían la capacidad de respuesta positiva al cambio.
Los países de América Latina experimentaron la conmoción provocada por el
agotamiento de la SI, la crisis de la deuda y la bancarrota del sector público. A
continuación vinieron las reformas neoliberales, que en sí representan otra forma de
choque. En ambos casos el desarrollo de capacidades endógenas, el aumento de
competitividad y la capacidad de aprendizaje de los agentes fue precario. A pesar de que
las reformas produjeron una importante transformación en la estructura productiva de la
región, ello no implicó el desarrollo de procesos de cambio estructural en el sentido de
Ocampo (ver igualmente la noción de empobrecimiento de los ya pobres de Reinert, op.
cit p. 166 y ss.). Tampoco esas reformas activaron procesos de destrucción creativa y
apropiabilidad que son precondición de las conductas innovativa en las firmas.
De acuerdo a lo señalado en el tercer apartado el resultado “óptimo” de una
conmoción o choque radica en cambiar el balance de poder a favor de los grupos más
dinámicos con capacidad de promover el cambio estructural. Cabría subrayar que el tipo
fundamental de conmoción que afecta el balance de poder debe interpretarse en el sentido
de Gramsci, de amenaza al bloque histórico nacional, o sea, al poder y a sus fundamentos
materiales de reproducción (que en casos extremos implica la capacidad de mantener la
integridad nacional). En tal situación, como ya señalamos, para mantener la estructura de
poder se requerirá hacer uso de expedientes nuevos, el más fundamental de los cuales es
la movilización de la sociedad en su conjunto, a fin de incrementar las capacidades de
absorción y conectividad de los agentes y promover procesos de cambio estructural,
apropiación de rentas dinámicas y destrucción creativa. Por ende conceptualizaremos la
movilización social y la movilidad de recursos ocultos en el sentido de Hirschman (1964)
como el otro fundamento del crecimiento económico moderno.
En este punto es donde podemos establecer la diferencia de trayectoria entre los
países tardíos tipo A (países tardíos exitosos) y las economías más grandes de América
Latina, pertenecientes al tipo B (dejando de lado las llamadas economías de menor
desarrollo relativo, que a su vez tiene diversos subtipos).
29
Procederemos en consecuencia diferenciando una fuerza de primer orden24 y
fuerzas de segundo orden que concurren en el cambio socioeconómico. Los países que
más han progresado económicamente en Asia, son lo que partiendo de determinadas
condiciones “objetivas” favorables, fueron sometidos a una muy persistente o continua
amenaza externa a la integridad nacional y a la elite en el poder (es la fuerza de primer
orden). Ello, frente a determinados factores detonantes (fuerza de segundo orden)
condujo a generar condiciones actuales y potenciales para la movilización social (también
fuerzas de segundo orden). La más importante de esas condiciones fue el “estado
desarrollista” definido por Amsden y Wade. Existen, empero, otras “instituciones” que la
acompañan o lo suplen hasta cierto punto al estado desarrollista: una administración
pública con cierto grado de eficiencia (la India) y frecuentemente el cultivo de la ciencia
con fines defensivos (caso de India y China). Los países asiáticos que experimentaron un
asombroso progreso económico a fines del siglo XX e inicios del actual no parecen
apegarse a un modelo único de fuerzas secundarias, pero si de una fuerza primaria.
Las oportunidades de especialización exitosa en los países que lograr el sustento
institucional requerido los especifica con mucha claridad Amsden (1989) al ubicarlas en
las industrias “adolescentes o intermedias”, que pese a su proximidad a la madurez,
generan rentas económicas que favorecen la continuidad del desarrollo. En este caso es
decisiva un fuerza secundaria: el sistema educativo que favoreció la formación masiva de
ingenieros de producción, cuyo foco de atención esta en el shopfloor, para supervisar la
adaptación de la tecnología importada. Pero en si, la formación masiva de ingenieros no
es el punto de partida para explicar el desarrollo en Corea del Sur. En una sociedad con
alto grado de atraso económico y social el impulso a la formación masiva de ingenieros y
técnicos vino de un cambio decisivo en la estrategia estatal, que es la fuerza de primer
orden. Pero por qué el estado cambio su orientación depredadora (su status natural) a una
orientación desarrollista. La respuesta general es la que se ha ofrecido a lo largo de toda
la exposición anterior.25
24 . Aunque no lo designa como esa terminología North 1984 desarrolla esa idea en el cap. 4. Queda entendido entonces que la fuerza de primer orden es la amenaza persistente a la integridad nacional que activa la movilización social. 25 . Pese a sus invaluables aportaciones, la omisión de la literatura desarrollista encabezada por Amsden radica en no plantear la fuerza de primer orden en Asia Nororiental y empezar por las de segundo orden: el estado desarrollista, dejando abierta la pregunta de por que el desarrollismo fracasó en nuestra región. En hasta cierto punto natural que este enfoque haya desconcertado a algunos autores en América Latina, que
30
En el caso de Corea del Sur como también en Taiwán la fuerza de primer orden, o
sea el factor que posibilita la movilización social (vía educación, correlación entre
productividad y salarios, etc.) fue la amenaza proveniente de la insurrección comunista,
exacerbada por ubicarse en la frontera entre el mundo comunista y el capitalismo. En el
caso de China lo es principalmente la amenaza de las potencias occidentales y en la India
la amenaza persiste de China y las secuelas de la “partición”. Pese a su estado de atraso y
pobreza durante la época maoísta China preserva ciertas rasgos institucionales que
detonan al insertarse a la globalización; probablemente el mas importante de ellos fue el
cultivo de la ciencia que es la base actual del desarrollo de microelectrónica, computación
y nanotecnologia.
En contraste Indonesia y Filipinas experimentan un amenaza externa atenuada (la
insurrección guerrillera), que fortaleció la represión, el monopolio del poder, la
corrupción y al estado cleptómano (con Ferdinand Marcos y Suharto).
En lo que concierne a los efectos de la fuerza de primer orden, los países de
América Latina, comparten con Indonesia y Filipinas la atenuación de la amenaza
externa, pero además la generosidad de la naturaleza ha trastocado el papel impulsor de
las condiciones objetivas iniciales, condicionando su modalidad de inserción al sistema
colonial que llamamos en el apartado anterior y siguiendo a Levin de enclave (op. cit.).
Siendo intermitente la fuerza primaria, la movilización social y su estructura institucional
ha sido precaria e incompleta.26
El patrón recurrente en AL a lo largo del siglo XX y hasta el presente ha sido la
sucesión de conmociones o choques endógeno/exógenos. Después de una intensa
conmoción social, comienza a favorecerse la movilización (impulso a la educación, la
construcción o modernización de la infraestructura, la ampliación de la democracia-
derechos civiles, el acceso al crédito, la creación de pequeñas empresas, etc.) y se
empiezan a crear instituciones “superiores” (para usar la terminología de Hoff y Stiglitz),
adoptaron un enfoque normativo: ha prevalecido la trampa del atraso porque el estado no adoptó la estrategia asiática. 26. Comparando los efectos de la dominación colonial de Japón sobre Corea con la experiencia de otros países, Amsden concluye que fue en cierto modo constructiva. Dice: “los japoneses desmantelaron las instituciones de mil años [de la dinastía Yi] de la noche a la mañana, instaurando lo que esa dinastía había ignorado o fallado en lograr: la abolición de la esclavitud, la codificación de la ley civil y mucho más. Los japoneses al mismo tiempo crearon una moderna infraestructura en el área de finanzas, transporte y comercio. No obstante, el colonialismo japonés tuvo más éxito destruyendo los viejos fundamentos que estableciendo los nuevos (1988, p 32).
31
que favorecen la innovación y el aprendizaje. La duración del proceso de construcción
institucional, depende de la aparición de un nuevo auge de la renta internacional del
suelo, que acota la complejidad del emergente sistema institucional (Dabat et al, 2007).
Podemos decir que el auge de la renta de la tierra limita el efecto de los choques en la
emergencia de los procesos y capacidades que sustentan un sistema complejo. En ese
contexto es más probable que las instituciones inferiores destruyan o limiten a las
superiores (ver Hoff y Stiglitz, op. cit.).
Sin embargo, es importante otra secuela del anterior proceso, que puede incluir
elementos de destrucción creativa y no sólo destructiva (en el sentido de Reinert, op. cit).
Muchos individuos con capacidad y talento (que gozan de los beneficios de los avances
parciales en el sistema institucional) eligen la “salida” para usar la expresión de
Hirschman, lo que pueden conducir a la creación de diásporas, que favorezcan el
aprendizaje al establecer circuitos que reconectan con sus comunidades o localidades de
origen (los casos más profusamente estudiados son el de Taiwán e India, pero se
reconoce la importancia de los brasileños y argentinos en el extranjero). 27
Pero no solo cuentan los que eligen la “salida”, cuentan los que eligen la “voz”,
que en la tipología de North se les califica como jugadores contra las reglas (North,
1993). También la sucesión entre creación/destrucción institucional deja nichos de
creatividad que pueden favorecer el aprendizaje, la educación, el cultivo de la ciencia,
etc. Muchos de esos nichos adquieren constitución organizacional y pueden sobrevivir
hasta cierto punto en un medio hostil.
En el caso de los jugadores contra las reglas28 el éxito radicaría en su oposición a
las elites dominantes, para constituir la semilla de las nuevas elites, cuya fuente de renta
esté centrada en sus esfuerzos de innovación.29 Pero ese éxito no está garantizado, los
jugadores positivos contra las reglas no abundan y tienen limitado poder de negociación,
además de que tienden a ser manipulados por los poderes tradicionales.
27. No obstante de ninguna manera habría que considerar que esas diásporas son necesariamente generadores de bienes públicos; tenemos el caso de la diáspora somalí que ha convertido la piratería en el Golfo de Adén en una industria moderna; igualmente se reconoce una suerte de diáspora mexicana ligada a la criminalidad. 28 . La regla básica es no innovar. 29 . En Argentina la conmoción provocada por la crisis de la caja de convertibilidad, tuvo efectos ambivalentes, pero favoreció cierto grado de unificación de los jugadores contra las reglas y los nichos institucionales, en sectores “nuevos” (servicios de software y biotecnología, entre otros).
32
Sintetizando las secuelas, es posible pensar que una vía de progreso se abre al
interrelacionarse la acción de las diásporas, los jugadores positivos contra las reglas y los
nichos institucionales. Los países más grandes de América Latina muestran a diferente
grado islotes de creatividad derivadas de la acción de los factores anteriores, como se
pone de manifiesto en la sección 3. Si se tratara de apuntar a un país que más parece
haber avanzado en esta dirección Brasil parece la elección más obvia, aunque no exenta
de controversia. Tomando como punto de apoyo los trabajos de Evans (op. cit), diremos
que el factor más relevante ha sido cierta continuidad de las conmociones, que dieron
como resultado el mantenimiento de un más alto grado de integridad institucional, el
cultivo de la ciencia y la apertura de vías de movilización social. La mayor amenaza a la
integridad institucional fue la reforma neoliberal, pero el gobierno de Cardoso supo, por
decirlo figurativamente, captar los factores de necesidad de esa reforma y neutralizar al
menos parcialmente sus facetas destructivas y parasitarias. En comparación Argentina y
México que sufrieron a grado mayor esa destrucción.
Aunque en Brasil el papel de las diásporas es muy inferior, en comparación con
Argentina30 se distingue del resto de América Latina por el cultivo de la ciencia y por
ende el repunte de algunas industrias adolescentes que dependen de la ciencia. En sí, la
enorme desigualdad social que caracteriza a este país, es un factor ambivalente. Por un
lado dificulta la movilización social, pero la amenaza de una rebelión, nunca enteramente
atenuada, obliga a las elites en el poder a establecer contrapesos que garantice cierta
movilidad y por ende la continuidad del cambio institucional. El mismo proceso de
ruptura del círculo vicioso de la pobreza, puede significar desequilibrios nuevos en el
sistema educativo, por ejemplo. El esfuerzo en educación superior, para mantener el
impulso de la ciencia, implicó desatender la calidad de la educación básica, lo que ha ido
en detrimento de la población más pobre y en consecuencia limita el desarrollo de
capacidades claves para promover procesos de apropiabilidad, destrucción creativa y
cambio estructural.
Este es el momento de subrayar la incidencia de la economía mundial o global.
Los autores citados raras veces toman en cuenta la incidencia de los factores 30 . En el caso de Argentina entre los jugadores contra las reglas destaca la pequeña clase empresarial de nuevo cuño vinculado con los sectores de tecnología media como servicios de software y biotecnología. El reconocimiento de su existencia no equivale e negar su limitado poder de negociación y la precariedad de los nichos institucionales en los que se apoyan.
33
internacionales, que aquí eludimos como “factores detonantes”. La excepción a esta regla
es Carlota Pérez (ver también Dabat, 2002).
En el marco de los que Pérez (2001) llama la doble ventana de oportunidades el
paulatino avance hacia la integración global de la producción elevó dramáticamente,
como dice Ernst y Kim (2000), la transferencia internacional de conocimiento
tecnológico, cambió enteramente el entorno de las economías tardías. Ambos autores
pasan en seguida a centrar su atención en la “capacidad de absorción”, pero
circunscribiéndola al espacio local, no al nacional. Ciertamente lo que crea la diferencia
entre las economías tardías tipo ‘A” frente a las “B” es la capacidad de absorción, pero
entendida como transformación de la matriz institucional y por ende mediada por el
ejercicio del poder y el funcionamiento de la sociedad. Ciertamente una alta capacidad de
absorción nacional se traduce en alta capacidad de absorción empresarial, pero
difícilmente a la inversa: si como excepción hubiera alta capacidad de absorción
empresarial, ello por si solo no es suficiente para modifica la matriz institucional.
Pero la simple exposición a fuerzas globales podría mantener la estructura
institucional adversa a la innovación, aunque en dicho contexto, en tanto existan las
precondiciones o secuelas parcialmente favorables, habrá más opciones de progreso
social que en un medio externo recesivo o de limitada integración global.
Referencias Acemoglu, Daron, S. Johnson y A. Robinson. 2001. “The Colonial Origins of Comparative Development: An Empirical Investigation”, American Economic Review, num. 91, diciembre. Amsden, 2001. The Rise of the ’Rest’. Challenges to the west form Late-Industrializing Economies, Oxford University Press, Oxford. Amsden, Alice, 1989. Asia´s Next Giant: South Korea and Late Industrialization, Oxford University Press, Oxford.
Amsden, Alice y Wan Chu, 2003. Beyond Late Development: Taiwan’s Upgrading Policies, MIT Press, Cambridge.
Arrow, Kenneth. “Economic Welfare and the Allocation of Resources for Invention”, en P. Mirowski y Esther-Mirjam Sent (eds.), Science Bought and Sold. Essays in the Economics of Science, The University of Chicago Press, Chicago.
Antonelli C. 1997. Percolation Processes, Technological Externalities and the Evolution of Technological Clubs, Empirica, Vol. 24, Numbers 1-2 / January of 1997 Springer Netherlands
Antonelli, C. 2007. “Technological Knowledge as an Essential Facility”, Journal of Evolutionary
34
Economics Vol. 17, Numero 4, agosto, Heidelberg, Springer Berlin.
Antonelli, C. 2001. The Microeconomics of Technological Systems, Oxford University Press, Oxford
Antonelli, C. 1999. “The Evolution of Industrial Organization in the Production of Knowledge”, Cambridge Journal of Economics, Vol. 23:
Arthur, B. 1989. “Competing Technologies, Increasing Returns, and Lock-In by Historical Event”, The Economic Journal, Vol. 99, No. 394
Arthur, W. B. 1988. “Competing Technologies: An Overview” en G. Dosi, C. Freeman, R. Nelson, G. Silverberg y L. Soete (eds.), Technical Change and Economic Theory. Eds. Pinter, London.
Banerjee, Abhijit. 1998. “Information, the Dual Economy and Development”, Review of Economic studies 65 (0ctubre). Bell, Martin y M. Albu. 1999. “Knowledge Systems and Technological Dynamism in Industrial Clusters in Developing Countries”, World Development, vol. 27, núm. 9.
Bell, Martin y K. Pavitt. 1992. “Accumulating Technological Capability in Developing Countries”, Annual Conference on Development Economics.
Benavente, J, G. Crespo, J. Katz. y G. Stumpo. 1996. “La transformación del desarrollo industrial de América Latina” en Revista de la CEPAL, núm. 60. Diciembre.
Blaug, Mark. 2002. The Methodology of Economics or: How Economists Explain, Cambridge University Press. Cambridge. Booker, L, S. Forrest, M. Mitchell y R. Riolo, Introduction, en Lashon Booker et al (eds.) Perspective on Adaptation in Natural and Artificial Systems, A Volumen in the Santa Fe Institute Studies in the Science of Complexity, Oxford University Press, Oxford. Cimoli M. y S. Rovira. 2008. “Elites and Structural Inertia in Latin America: An Introductory Note on the Political Economy of Development”, Journal of Economic Issues, Vol. XLII, No. 2, junio. Cimoli, Mario y G. Porcile. 2004. Especialización, tecnología y crecimiento en el modelo Ricardiano.
Cohen, W. and Levinthal, D. 1989. “ Innovation and Learning: The Two Faces of R & D”, The Economic Journal, Vol. 99, No. 397, septiembre, Blackwell Publishing for the Royal Economic Society
Coriat, Benjamin y Giovanni Dosi.2002. “The Instituional Embeddedness of Economic Change: an Appraisal of the ‘Evolutionary’ and ‘Regulationist’ Research Programme”, en G. Hodgson (ed.) A Modern Reader in Institutional and Evolutionary Economics, Edward Elgar, Cheltenham. Cowan, Robin, Paul A. David and Dominique Foray. 2000. “The Explicit Economics of Knowledge Codification and Tacitness”, Industrial and Corporate Change, Vol. 9, núm. 2.
Chenery, Hollis. 1975. “The Structuralist Approach to Development Policy”, American Economic Review, 65 (2), mayo.
35
Dabat, Alejandro. 2002. “Globalización, capitalismo actual y nueva configuración espacial del mundo”, en J. Basave et al (coords.), Globalización y cambio tecnológico. México en el nuevo ciclo industrial mundial, Universidad de Guadalajara-UNAM, UCLA-Program on México, PROFMEX y Juan Pablos Editor, México. Dabat, Alejandro. 1994. Capitalismo mundial y capitalismos nacionales, Fondo de Cultura Económica-UNAM, México. Dabat, A. M. A. Rivera R. y S. Sztulwark. 2007. “Rentas económicas en el marco de la globalización: desarrollo y aprendizaje. Implicaciones para América Latina”, en Problemas del Desarrollo, vol. 38, num. 151, oct-diciembre. David, Paul. 2001. “Path Dependence, its Critics and the Quest for ‘Historical Economics’, en P. Garrouste y S. Ioannides (eds.) Evolution and Path Dependence in Economic Ideas, Edward Elgar, Cheltenham.
David, Paul. 1985. “Clio and the Economics of Qwerty”, The American Economic Review, vol. 75, núm. 2.
Dosi, G. (1991): Some Thoughts on the Promises, Challenges and Dangers of an “Evolutionary Perspective in Economics, Journal of Evolutionary Economics, 1: 5–7.
Dosi G and Kaniovski, Y. (1994): On “Badly Behaved” Dynamics, Journal of Evolutionary Economics, 4: 93-123.
Dosi, G. and Nelson, R., (1994): An Introduction to Evolutionary Theories in Economics, Journal of Evolutionary Economics, 4 (3): 153-72.
Dosi, Giovanni, Keith Pavitt y Luc Soete. 1993. La economía del cambio técnico y del comercio internacional, SECOFI/CONACYT, México. Douglas, Mary. How Institutions Think, Syracuse University Press, Nueva York. Engerman, Stanley y Kenneth Sokoloff. 1977. Factor Endowments, Institutions, and Differential Path of Growth Among New World Economics; A View From Economic Historians of the United States”, en Stephen Haber (ed.). How Latin America Fell Behind. Essays on Economic Histories of Brazil and Mexico, 1800-1914, Stanford University Press, Stanford.
Evans, P. 1995. Embedded Autonomy. State and Industrial Transformation. Princeton University Press, Princeton.
Erber, A., V. Robert y G. Yoguel. Complex systems and economic development, ponencia presentada en el Seminario Internacional, Innovación tecnológica y rentas económicas en las redes globales de producción. México, 6-7 de marzo de 2008. Ernst, Dieter y Linsu Kim. 2002. “Global Production Networks. Knowledge Diffusion and Local Capability Formation” en Research Policy, vol. 31.
Freeman, C. y Carlota Pérez. 1988. “Structural Crises of Adjustment: Business Cycles and Investment Behaviour”, en G. Dosi, R. Nelson, G. Silverberg, y L. Soete (eds.), Technical Change and Economic Theory, Pinter Publishers, Londres.
36
Fogel, R. W. 1997. Douglass C. North and Economic theory, en J. Drobak y J. Nye (eds.), The Frontier of the New Institutional Economics, Academic Press, San Diego. Fajnzylber, Fernando. 1983. La industrialización trunca de América Latina, Nueva Imagen, México
Gramsci, Antonio. 1971. Selections from the Prison Notebooks, Institutional Publisher, Nueva York. Greif, Avner. 2006. Institutions and the Path to the Modern Economy, Cambridge University Press, Cambridge Hikino T. y Alice Amsden, 1998, “ Staying Behind, Stumbling Back, Sneaking up, soaring Ahead: Late Industrialization in Historical Perspective, en Patrick O’Brien (ed.), Industrialisation. Critical Perspective on the World Economy, Vol. II, Routledge, Londres. Hirschman, A. 1996. “La economía política de la industrialización a través de la sustitución de importaciones en América Latina” en El Trimestre Económico, vol. LXIII (2), abril-junio.
Hirschman, A. 1961. La estrategia del desarrollo económico. Fondo de Cultura Económica, México.
Hoff, Carla y Joseph Stiglitz. 2002. “La teoría Económica moderna y el desarrollo”, en G. Meier y J. Stiglitz (Eds.), Fronteras de la economía del desarrollo. El futuro en perspectiva histórica, Banco Mundial-Alfaomega, México. Holland, John. 2004. El orden oculto. De como la adaptacion crea la complejidad. Fondo de Cultura Económica, México.
Johnson, B.; Lorenz, E. and Lundvall, B-A. (2000): Why all this fuss about codified and tacit knowledge, Industrial and Corporate Change, Vol. 11, Num. 2.
Katz, Jorge. 2008. Una nueva visita a la teoría del desarrollo, CEPAL, Santiago de Chile.
Katz, Jorge, 1998. “Aprendizaje tecnológico ayer y hoy”, en Revista de la CEPAL, octubre. Levin, Jonathan. 1971. “Las economías de exportación, en Theberge, J. D. (Comp.), Economia del comercio y el desarrollo, Amorrortu, Buenos Aires. Levinthal, Daniel. 1996. “Organizational Adaptation and Environmental Selection: Interrelated process of Change, en en M. D. Cohen y Lee Sproull (eds.), Organizational Learning, Sage Publications, Thousand Oaks, March, James. 1996. “Exploration and Exploitation in Organizational Learning”, en M. D. Cohen y Lee Sproull (eds.), Organizational Learning, Sage Publications, Thousand Oaks, 101-123. Marx, Carlos. s/f. Prologo de la contribución a la critica a la economía política, en C. Marx y F. Engels, Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú y Ediciones de Cultura Popular, México. Messner, Dirk. 1997. The Network Society. Economic Development and International
37
Compertitiveness as Problems of Social Governance, Frank Cass, Londres.
Metcalfe, S. Foster, J. and Ramlogan, R. 2006. Adaptive economic growth, Cambridge Journal of Economics, Num. 30,
Mokyr, Joel. “Innovation and its Enemies: The Economic and Political Roots of Technological Inertia” en M. Olson y S. Kahkonen (eds.). A Not-So-Dismal Science. A Broader View of Economies and Societies, Oxford University Press, Oxford. Mokyr Joel. 1990, La palanca de la riqueza. Creatividad tecnológica y progreso económico, Alianza editorial, Madrid. Nelson, R. R. 2005. Technology, Institutions, and Economic Growth, Hardvard University Press, Cambridge.
Nelson, R. R., y Winter, S.G. 1982. An Evolutionary Theory of Economic Change. Cambridge: Harvard University Press.
Nonaka, I. y H. Takeuchi. 1999. La organización creadora de conocimiento, Oxford University Press, México Nooteboom, Bart. 2000. Learning and Innovations in Organizations and Economies, Oxford University Press, Nueva York. North, Douglass. 1993. Instituciones, cambio institucional y desempeño económico, Fondo de Cultura Económica, México. _____________ . 1997. Prologo (adaptación del discurso ‘mi evolucion como economista’, en el Trinity Collage, Texas), en J. Drobak y J. Nye (eds.) The Frontiers of the New Institutional Economics, Academia Press, San Diego. _____________ . 1984. estructura y cambio en la historia económica, Alianza Universidad, Madrid. _____________ y Robert Thomas, 1973. El nacimiento del mundo occidental. Una nueva historia económica 900-1700, Siglo XXI editores, México.
Ocampo, J. A. (2006): Crecimiento económico y la dinámica de la estructura productiva, in Ocampo (ed) Más alla de las reformas. Dinámica estructural y vulnerabilidad macroeconómica CEPAL-Alfa Omega, Santiago de Chile.
Pérez, Carlota. 2004. Revoluciones tecnológicas y capital financiero, Siglo XXI Editores, México. ___________. 2001. “Cambio tecnológico y oportunidades de desarrollo como blanco móvil”, Revista de la CEPAL núm. 75, diciembre.
Prigogine, I. y Stengers, I. 1984. Order out of chaos. Man’s new Dialogue with nature, Bantam Books,
Rivera Rios, Miguel Ángel. 2006. “Inserción internacional, aprendizaje y coordinación en México”,
38
en A. Dabat, M. A. Rivera Ríos, y J. Wilkie (coords.), globalización y cambio tecnológico. México en el nuevo ciclo industrial mundial, UdG, UNAM, UCLA-Program on Mexico y Juan Pablos Editor, México. Rivera Ríos, Miguel Ángel. 2005. Capitalismo informático, cambio tecnológico y desarrollo nacional, UdG, UNAM, UCLA-Program on Mexico y Casa Juan Pablos, México. Rivera Rios, Miguel Angel y Rene Caballero Hernández. 2004. “Cambio tecnológico y reproducción social. El perfil de una nueva teoría económica”, Economia Teoría y Practica, num. 21.
Reinert, E. (2007): How rich countries got rich and why poor countries stay poor, Constanble, London, UK.
Reinert, E. (1995): Competitiveness and its predecessors--a 500-year cross-national perspective Structural Change and Economic Dynamics, Volume 6, Nº 1. Elsevier Science.
Reinhardt, Nola y Wilson Peres, 2000. “Latin America’s New Economic Model: Micro responses and Economic Restructuring”, World development, vol. 28, num. 9.
Roitter S, Erbes A, Yoguel G, Delfini M y Pujol A (2007) Conocimiento, organización del trabajo y empleo en agentes pertenecientes a las tramas productivas automotriz y siderúrgica, Electronic paper http://pav-tramas.ungs.edu.ar/tramas/Ungs/25_07_07/comparacion.pdf, Buenos Aires.
Rosenberg, Nathan. 1993. Dentro de la caja negra. Tecnología y economía, Llibres dels Quaderns, Barcelona. Saviotti, Pier Paolo. 2007. “On the Dynamics of Generation and Utilization of Knowledge; the Local Character of Knowledge, Structural Change and Economic Dynamics, 18, pp 387-408. Schumpeter, J. 1968. Capitalismo, Socialismo y democracia, Aguilar, Madrid.
Schumpeter, J. A. 1934. The Theory of Economic Development. Cambridge, Harvard University, Cambridge.
Shanon, B. 1993. The Representational and the Presentational, Harvester, Nueva York
Silverberg, G., Dosi, G. and Orsenigo L. 1988. “Innovation, Diversity and Diffusion. A Self-Organization Model”, Economic Journal, 98.
Stiglitz, J. 1992. “Comments on ‘Toward a Counter Revolution in Development Theory by P. Krugman” en Proceedings of the World Bank Annual Conference on Development Stokes, D. 2003. The Pasteur’s quadrant, Basic Science and Technology innovation, Brookings Institution Press 1997. Teece, D. and Pisano, G. (1994. “The Dinamic Capabilities Firms: an Introduction, Industrial and Corporate Change. Vol. 3, no. 3. Veblen, Thorstein. 1899/1963. La teoría de la clase ociosa, Fondo de Cultura Económica, México. Volverta, H. 1998. Building the Flexible Firm, Oxford University Press, Oxford.
39
Wade, Robert. 1999. El mercado dirigido. La teoría económica y la función del gobierno en la industrialización del este de Asia, Fondo de Cultura Económica, México.