ALONSO. TÓPICOS

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    TR T DO DE LOS TOPICOS DI LÉCTICOS

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    BIBLIOTI IECA PHILOSOPHICA LATINA MEXICANA

    INSTITUTO

    DE

    INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS

    INSTITUTO

    DE

    INVESTIG CIONES

    FILOSÓFIC S

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    Eray lonso de la

    Vera Cruz

    TR T DO

    DE

    LOS

    TÓPICOS

    DI LÉCTICOS

    Int~oduccióiz rav2scripclón tradzlcción y notas

    de

    M URICIOEUCHOT

    UNIVERSID D N CION L UTÓNO M DE MÉXICO

    MÉXICO 989

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    ESTTJDIO INTRODU TORIO

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    de agustinos que marchaban hacia México a evangelizar. Ellos habían que

    rido llevar a alguien culto para que enseñase a los frailes estudiantes

    en esas tierras, y, al no contar con ningún profesor de su orden que los

    quisiese acompañar, habían invitado a Alonso.

    É l

    aceptó y, así, dejando

    su brillante carreia, en 1536 se traslada a la Nueva España

    y

    toma el

    hábito agustino al llegar al mismo puerto de Veracruz, en memoria de

    lo cual adoptó el nombre de ese lugar.

    Fray Alonso de la Vera Cruz enseña artes

    y

    teología en Colegios cuya

    fundación se debe en gran parte a él mismo: Tiripetío en 1540, Tacám-

    baro en 1545, y poco después en Atotonilco. Fue el primero en fundar

    cátedras y bibliotecas y el primero en publicar sobre filosofía. Por ello se

    le considera como el iniciador de la reflexión filosófica (al menos la cs-

    colástica) en nuestra patria.

    Sobre todo hay que destacar

    que

    fray Alonso frie

    en

    1553 profesor

    en la, recién fund ada Universidad Real Pontificia d e México, donde

    enseñó Sagrada Escritura y teología escolástica, impulsando siempre la fi-

    losofía. Sus obras filosóficas, las primeras editadas en el Nuevo Mun-

    do, aparecen en México en 1554 y 1557. Fray Alonso desempeñó otros

    cargos eclesiásticos, como el de vicario de don Vasco de Quiroga, así

    como algunas dignidades y oficios en su orden agustina.

    Y,

    después de

    muchos años dedicados a promover los cstudios filosóficos y teológicos,

    muere en la Nueva España en 1583.

    Fray Alonso escribe 10 que con todo derecho puede Ilamarse el primer

    curso filosófico del Nu evo Mu ndo . Éste abarca la lógica menor, la

    6

    gica mayor

    y

    la física en el sentido aristotélico. Los títulos de sus tres

    obras filosóficas son los siguientes:

    Recogrzitio Szlmmulurum Reverendi

    Patvis I l le fonsi a Ver a C u c e .

    Mexici: Ioannes Paulus Brissensis, 1554;

    Salmanticae: Ioannes Baptista a Terranova, 1562, 1569, 1573, 1579;

    Dia-

    lectica R esolt~tio ruin text u Avistofelis edito per Rezle ~endu mPatvern

    Alphonszam a Vercr Cruce. Mexici: Ioannes Paulus Brissensis, 1554;

    Salmanticae: Ioannes Baptista Terranova, 156 2, 1569, 157 3;

    Physicd

    Speczllatio Ae dit a pei

    R.

    P. F. Alphonsum n Vev a Cr t~ce . Accessit

    cotnpendium Sphevae Campani n cornplenzetztzlm tractutus de coelo.

    Mexici: Ioannes Paulus Brissensis, 1557; Salmanticae: Ioannes Baptista a

    Terranova, 1562, 1569, 1573. Tales son sus obras propiamente filosófi-

    cas. En otras áreas

    -teología, derecho, etc. dejó también escritos que

    ahora son muy apreciados.

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    El tratado d e lo s tópicos di zlécticos

    Según puede verse, el curso de fray Alonso abascaba la lógica

    y

    la

    física o filosofía natural. Dio la mayor importancia a la lógica, como

    se desprende de las dos obras que le dedicó. En la primera, sobre la 1ó

    gica, form al (con e l títu lo de Súmulas o compendios, como se llamaba

    entonces), estudia los elementos d e la form a lógica del raciocinio: térmi-

    nos, proposiciones, inferencias. En la DiaIectica Resolütio estudia lo re-

    lativo a las categorías o predicamentos, la predicación misma,

    y

    la teoría

    de la ciencia.

    Al acabar su programa de Iógica formal, como apéndice de la Rccogni-

    t o Stlnzmzllamm fray Alonso añade el libro de los tópicos y el l ibro de

    los elencos. Les da, pues, cabida en su enseñanza de la lógica; y es que

    constituyen la parte que podríamos llamar de lógica dialógica, que tanta

    importancia tuvo desde Aristóteles, y fue muy ponderada en la escolástica,

    a causa del lugar predominante que concedían a la discusión. Era una

    parte po r lo menos d e la Iógica del diálogo

    y

    de la disputa.

    Además de otros tratados, coino el de las

    obZigati.ones

    (de origen me-

    dieval) y como e l d e los sofismas o falacias, el tratado d e los tópicos

    era, po r así decir el n úcleo d e la Iógica dialógica o , como era llam ada

    en ese entonces, dialéctica . Era para los escolásticos u n trata do d e ca-

    pital importancia, y debe seguir siéndolo en la actualidad, a pesar de algu-

    na,s dificultades q ue suscita. Esta Iógica d e la discusión, Iógica q ue se

    inscribe necesariamente en el contexto d el diálogo, postula como algo im-

    prescindible la intervencibn de dos interlocutores como mínimo. Se ve,

    pi*es, como algo distinto de la lógica afzalitica (en el sentido aristotélico)

    que es de suyo un monólogo, o que, por lo menos, no exige la presencia

    de otro interlocutor además del propio investigador que la uti1iza.l

    Para descubrir la importancia de la Iógica dialógica, concretizada en la

    dialéctica o tópica habrá que señalar los aspectos en los cuales nñade

    algo interesante a la lógica no-dialógica. Salta a la vista que la primera

    y más fundamental diferencia que la dialéctica añade a la lógica analítica

    es la exigencia d e un interlocutor (hay otras diferencias, com o los prin-

    cipios sólo probables en una y axiomáticos en la otra, etc.). Pero, podemos

    preguntarnos: jpor qué no prescindir de él y efectuar el razonamiento

    d e manera m ono loga l?, jes ventajosa esa dialogicidad d e la tópica-dialéc-

    tica, o puede reducirse a la Iógica analítica cualquier beneficio que pre-

    Cfr.

    N

    Rescher, Dicrlectics Albany: State Univeriity of New

    ork

    Press,

    1977,

    pp

    xii SS.; P. Lorenzen, ógica

    formal

    Madrid:

    Ed.

    Selecciones Científicas,

    1970, pp 138-149.

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    tenda aportar? A fin de intentar una solución a éste y otros interrogantes

    parecidos, presentaré primero someramente la doctrina de fray Alonso,

    para después extraer de ahí algunos elementos de respuesta que nos aporta

    para este problema planteado.2

    Lógica tópica lógica andítica

    ¿Cuál es el lugar y el significado que da Alonso a los tópicos? LOS

    ubica en una de las dos líneas en las que se despliega lo que podemos

    llamar la racionalidad aristotélica , es decir, la lógica que los escolásti-

    cos heredaron de Aristóteles.3 En efecto, Alonso recoge del Estagirita las

    dos vertientes de la Iógica que éste desarrollaba. Una de ellas era la lógica

    dialéctica o tópica (llamada así por estar tratada en el libro de los Tó

    picos y en dgunas partes de la Retórica) y la otra era la lógica analítica

    (llamada así por estar tratada en los libros Analíticos, tanto Primeros

    como Segundos). La Iógica tópica (LT) se distinguía de la lógica analí-

    tica (LA) en que LT era una lógica para la discusión, mientras que LA

    no parece implicar la disputa necesariamente. Además, LT no produce

    ciencia, sino sólo opinión, porque sus premisas

    so

    opinables y no eviden-

    tes o apodícticas; es decir, las premisas usadas en LT dependen de la

    aceptación por parte del interlocutor como algo a lo que puede conceder

    su opinión; en cambio, LA utiliza premisas necesarias, apodícticas y cien-

    tíficas, por eso produce auténtica demostración o ciencia. LT es, por tan-

    to, una lógica de lo opinable, plausible, probable, en tanto que LA es

    una lógica de lo cierto, apodíctico, demostrativo o científico.

    Esto no significa que LT sea menos rigurosa que LA -cosa que podría

    parecer-, como si se tratara de una Iógica más débil o con menos fuerza

    inferencial; tienen ambas el mismo rigor silogístico o inferencial, pero

    difieren en que los enunciados de LT son opinables o probables, en oposi-

    ción a LA, cuyas premisas son ciertas y evidentes. Pero la fuerza inferen-

    cial de ambos tipos de Iógica es la misma. Sólo se distinguen en el con-

    Para una presentación ás amplia de fray Alonso de la Vera Cruz, véase

    W. Redmond M. Beuchot, La

    lógica mexicana en el siglo de oro

    México: Ins-

    tituto de Investigaciones Filosóficas, UNAM, 1985.

    Cfr. E Weil, The Place of Logic in Aristotle's Thought , en

    J.

    Bames,

    M. Schofield y

    R.

    Sorabji (eds.)

    Avticles on Aristotle

    London: Duckworth,

    19 15,

    vol. 1, p. 92; M. Beuchot, La teoría de la argumentación de Aristóteles , en

    Revis ta de

    Fhrofia México,

    18 1985),

    pp.

    79-88,

    recogido en C. Pereda (ed.)

    Teorías de la argumentación México,

    UAM

    1986 y en M. Beuchot, Ensayos

    marginales sobre Aristóteles

    Mhico: Centro de Estudios Clásicos, UNAM,

    1985.

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    tenido -no en la estructura lógica-, pues una tiene enunciados necesarios

    en tanto que la otra, los tiene sólo probables.*

    Había entre las dos lógicas o ramas de la lógica) otras diferencias

    de distinto orden. Por ejemplo, en cuanto a la estructuración o procedi-

    miento inferencial, LT procede sólo por reglas de inferencia, como 10

    hace el actual método de inferencia natural, y LA procede por axiomas

    reglas, lo cual le sitúa en la línea del actual método axiomáti~o.~simic-

    mo, LT ostenta un dinamismo de tipo dialógico, mientras que LA puede

    muy bien prescindir de la disputa.

    Otras diferencias notables son que

    LT

    es preponderantemente una 1ó-

    gica inventiva o del descubrimiento, mientras que LA es más bien una

    lógica demostrativa o de la justificación. Por eso Alonso dice -siguiendo

    a Aristóteles- que los tópicos sirven para descubrir la materia de los

    silogismos, es decir, inventan los términos para construirlos; especialmen-

    te descubren el término medio silogístico (inventio medí;), que es la clave

    de la argumentación. Además, LT puede tratar de cualquier cosa, puede

    aplicarse a cualquier a,sunto que se esté debatiendo entre dos interlocu-

    tores, da instrumentos para defender las dos partes de una contradic-

    ción, pudiéndose argumentar hacia cualquiera de sus lados;

    y,

    a diferencia

    de esto, LA restringía su dominio de aplicaciíun a las cosas que pudieran

    demostrarse con evidencia científica total.

    También se ha encontrado en la reflexión reciente otra relación distin-

    tiva que se da entre estas dos lógicas. LT es, por así decir, el andamia-

    je, si no es que el fundamento, de LA; con lo cual podría decirse que LT

    era el modelo o paradigma de toda la Iógica aristotélica. Resultaba así lo

    que ahora se considera que es la relación que gua,rda la Iógica de enun-

    ciados con la Iógica de predicados, pues se considera a la primera como

    la base y el fundamento de la segunda. Y este carácter de lógica enuncia-

    tiva

    y

    más básica que atribuimos a LT puede constatarse en la paulatina

    transformación histórica de los tópicos a~istotélicosen las

    conseqtlentide

    de los escoIásticos, las cuales eran, justamente, su Iógica de enunciados,

    en la que se fusionaba la tradición aristotélica con la e~toica.~n vista de

    todo ello, puede considerarse la argumentación tópica, o el silogismo

    de los Tópicos como el esquema general de silogismo, y el silogismo de

    Cfr.

    W A

    De Pater,

    Les top ique s d Aris tote et la dialectique platonicienne,

    Fribourg (Suisse ) Editions St. Paul, 1965,

    pp

    74 ss

    Cfr.

    H

    Scholz, The A ncient Axiom atic Theory , en

    J

    Barnes, M. Sclio-

    field

    y R.

    Sorabji (eds.)

    Op cit., pp

    50-64.

    6

    Cfr. E. Stump, Topics: their development and absorption into consequen-

    ces , en N Kretzmann, A Kenny

    y J

    Pinborg (eds.)

    The Cambridge Hisiory

    of Later Medieval Philosophy,

    Cambridge: University Press, 1982,

    pp

    273-299.

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    los Analíticos venía a, ser sólo una de sus formas, resultando dos tipos

    de lógica que se distinguían no por la mayor o menor fuerza inferen-

    cial, sino por los diversos requerimientos que se daban para las premi-

    sas: las de la LT eran sólo opinables, probables o plausibles, y las de la

    LA eran ciertas apodícticas.

    Pero 10 que más nos interesa es que para Alonso los tbpicos son el

    aspecto dialógico de la lógica aristcntélica. Ya el mismo Aristótelcs esta-

    blece la función dialógica de los

    Tópicos

    al decir que tienen como finali-

    dad encontrar un método por medio del cual podamos argumentar

    s l l l o g i ~ e s t h~ i )obre cuadquier problema propuesto, basándonos en pre-

    misas probables, y evitar el contradecirnos al ser examinados [en l a discu-

    sión]

    .7

    D e esta forma, que es una lógica dialógica se ve claro porque nos

    da la regimentación te ndiente a evitar contradecirnos , y esto tien e lugar

    en el marco d e la disputa dialéctica, ya que justamente la principal función

    del oponente por relación al proponente es llevarlo a la contradicción o

    hacerle ver que ha incurrido en ella; además, que es la lógica inventiva

    se encuentra expresada por el buscar argumentos sobre cualquier pro-

    blema propuesto , ya que busca el material d e los silogismos para cual-

    quier ocasión (los términos, principalmente el medio).

    Y

    en ambas

    partículas o cláusulas de la definición de su finalidad se encuentra osten-

    siblemente el carácter dialógico o la exigencia del interlocutor: el interlo-

    cutor es el que se esfuerza, po r llevarno s a la contradicción o descubrirnos

    en ella, y es asimismo el que propone preguntas

    o

    problemas para ser

    resueltos 31 paso que avanza la discusión. Alonso conjunta ambos aspec-

    tos diciendo qu e el dialéctico debe poder disertar con otros sobre cualquier

    cosa que se le proponga, y hacia ambas partes de una contradicción.s

    En efecto, la

    LT

    es dialógica porque regimenta la disputa dialéctica, dado

    que nos da reglas para efectuar inferencia al paso de una discusión.

    Pero, a,demás, la LT contiene el método de invención que

    la LA

    requie-

    re, po rqu e tiene los lugares tópo i ) donde encontrar los términos y las

    premisas con las cuales construir el silogismo. Los tópicos, pues, tienen

    que ver con una clase de argumentos, por lo que antes de seguir, urge

    precisar qué tipo de regla argumentativa es el tópico.

    Aristóteles Topird, 1

    6, 102 a 35; en Opera ed. 1. Bekker (revisada p r

    O. Gigon , Berlin: W alt er de Gruyter, 1961.

    A.

    de la Vera Cruz, De

    locis dialecticis

    n apéndice a

    Recognitio Summu-

    lczrarn,

    México: Ioannes Paulus Brissensis, 1554, fols. 66ra-67ra.

    XII

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    Argumetztdción

    avgumento y

    tópico

    Alonso distingue entre argumento y argumentación, pues se relacionan

    como la parte con el todo. El arg um ento -dice, y en esto se avecina a

    Bo ec io- es aquello qu e prueba o q ue hace crelble una cosa que antes nos

    resultaba dudosa. Por ello, el argumento sólo son las premisas, mientras

    que la conclusión es justamente lo que resultaba dudoso. En cambio, la

    argumentación es el mismo argumento más la proposición que se prueba

    con dicho argumento, i.e. la concl~sión.~e acuerdo con ello, podríamos

    llamar el argumentar a la serie de argumentaciones en las que se ins-

    cribían los argumentos que se daban en una discusión. Por otra pal;te, la

    argumentación se basa en alguna regIa lógica. Las reglas pueden ser

    tópicas o analíticas; pero unas y otras -en cuan to reglas de inferencia-

    serán igualmente ciertas y seguras, pues la diferencia entre silogismo ana-

    lítico o tópico se dará no dependiendo de las reglas, sino de que las

    premisas sean ciertas o probables -además, en la, LA encontramos la pre-

    sencia de axiomas además de las reglas de inferencia. Así distinguía

    Alonso entre argumento y argumentación, y colocaba los t6picos como re-

    glas inferenciales o argumentativas.

    Per o la noción de tópico ha sido muy discutida, sobre todo -como lo

    vemos en Alonso- porque se entrecruzan varias tradiciones. Los autores

    que cita expresamente Alonso a proposito de los tópicos son Aristóteles,

    Temistio, Cicerón, Quintiliano, Boecio, Rodolfo Agrícola y Francisco

    Titelman. Los dos grandes pilares de sendas tradiciones son Aristóteles

    Boecio. Y es que, en efecto, sus concepciones de los t6picos difieren,

    como lo veremos en relación con Alonso de la Vera Cruz. Hemos de tomar

    en cuenta la noción de tópico presente en Aristóteles

    y

    en Boecio si que-

    remos comprender la de Alonso.

    En la concepción de Aristóteles, un tópico es una estrategia para argu-

    mentar, frecuentemente justificada o explicada por un principio. Lo po-

    demos ver en los dos ejemplos siguientes: i) Un tópico es considerar

    si [tu oponente] ha puesto como accidente lo que pertenece de otra ma-

    nera [a la cosa]. Pues el predicado de un géne ro nunca se dice como

    parónimo de la especie [de ese género], sino que todos los géneros se

    predican inequívocamente de sus especies, ya que las especies toman tanto

    el nombre como la fórm~ilade sus géneros .lO (i i) [Otro tópico es]

    definir qué clases de cosas se han de llamar como la mayoría las llama

    9 Era algo muy discutido en ese entonces si la conclusión formaba parte

    del

    silogismo o

    si

    sólo las premisas eran de

    la

    esencia de Cste.

    1

    Aristóteles,

    Topica 11 1

    iwa34-b7; Cfr .

    A. de

    la Vera Cruz, Ibidem

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    15/204

     

    qué clases de cosas no se han de IIamar así, pues esto es útil para esta-

    blecer y para derribar [una tesis] .ll Como se ve en estos dos ejemplos, la

    primera parte es una estrategia argurnentativa, y la segunda es el princi-

    pio que la justifica o la explica. Además, Aristóteles divide los tópicos

    en comunes y propios, según se puedan aplicar a todos los temas o sólo

    a algunos temas específicos.

    En cambio, Boecio -que es el autor seguido más de cerca por Alon-

    s o - entiende el tópico como principio (que rige y fundamenta la estra-

    tegia). Dice que un tópico es una

    proposición

    máxima, que es como un

    género que se divide en diferencias, por eso sus clases son diferencias

    de alguna máxima.

    Y

    hay tres tipos de diferencias: intrínsecas, extrín-

    secas e intermedias, según se argumente por algo más o menos relacionado

    con la cosa. Por ejemplo, una proposición máxima es Las cosas cuya

    definición es distinta son ellas mismas distintas , y, ya que hay varias

    clases de definición, habrá varias diferencias de esta máxima según las

    cuales se podrá proceder: por la definición nominal, por la definición

    real, por la descripción, por la explicación; si éstas son distintas, las cosas

    a las que pertenecen serán distintas.

    Alonso sigue más de cerca la formulación boeciana de la estructura de

    los tópicos que la aristotélica. En efecto, él formula los tópicos como

    proposiciones máximas que se dividen en diferencias de dicha máxima.

    Con esos tópicos se regimenta el diálogo entre dos oponentes.

    Y,

    como la

    disputa dialéctica es de lo apinable, se requiere la presencia del otro inter-

    locutor para que conceda su adhesión (o la niegue) a las premisas que

    utiliza el otro, ya que son premisas que dependen de la opinión común; y

    entonces, cuando son aceptadas, se opera con ellas mediante los tópicos a

    fuer de reglas de inferencia y estrategias de argumentación.

    Y

    cuando

    se rechaza alguna premisa que se deseaba utilizar como prueba, tiene que

    probarse ella misma tomando como base premisas aceptadas por el inter-

    locutor además de los tópicos mismos que sirven para efectuar la inferencia.

    Así pues -concluyendo esta parte-, Alonso conjunta las concepcio-

    nes aristotélica

    y

    boeciana de los tópicos. A la tradicional definición de

    tópico aportada por Aristóteies, integra la de Boecio, quien define el tó-

    pico como la sede del argumento, o aquello de donde se saca el argu-

    mento conveniente a la cuestión propuesta .12 Para que se entienda esta

    definición boeciana, Alonso explica que el tópico, que viene de

    tópos ,

    11

    Aristóteles,

    Topíca, 11

    2 110a4 16.

    l Boecio, De dif ferent i l~ opicis, en J. P. Migne (ed.), Patrologia Latina,

    vol. 64 1174: Locus autem sedes est argumenti ve1 id unde ad propositam

    quaestionem conveniens trahitur a'rgumenturn ,

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    16/204

      lugar , es el lugar (común) o sede del argumento porque, así como la

    sede es donde una cosa se asienta y puede encontrarse, así el tópico

    es donde puede apoyarse o encontrarse el argumento para causar la creen-

    cia de la cosa que debe ser probada13 Alonso añade una locución metafó-

    rica para decir que el tópico es una regla inventiva: es como una ma-

    driguera donde busca el cazador la presa (de acuerdo con la idea de que

    la búsqueda del término medio era también una cacería:

    ven tio medi i .

    Finalmente, Alonso sólo se fija mínimamente en la definición de Agríco-

    la, la cual pretende ser más sucinta: [el tópico] es cierto conocimiento

    común de la cosa por cuyo aviso puede encontrarse lo que es probable

    en cualquier asunto .l* Y le adjudica un papel auxiliar mnemotécnico,

    Le. para ser un aviso de la memoria donde pueda encontrarse lo que

    conduce a probar una cosa. Pero Alonso no usa mucho en este punto

    Ias

    disquisiuones de Rodolfo Agrícola. Y, así, con haber relacionado a

    Alonso con Aristóteles y Boeuo tenemos una idea suficiente de las in-

    fluencias que cuajan en su obra sobre los tópicos dialécticos.

    d

    di léctic

    o

    tópicd y l n lític omo lógic s irreductibles

    La dialédica o tópica es una Iógica dialógica: supone el diálogo entre

    interlocutores. Pero

    ¿qué es lo que en definitiva distingue fuertemente

    a la lógica dialógica de la Iógica no-dialógica (i.e. Ia tópica de la analí-

    tica) ¿Qué es lo que la Iógica dialógica añade a la no-dialógica de

    modo que valga la pena cultivarla como algo diferente

    y

    no reducirla a

    aquélla? Porque, si hay una diferencia que consista en una aportaciíhn

    positiva y valiosa, entonces se garantiza la existencia y utilización de

    la dialólgica o tópica. Se ha dicho que la Iógica dialógica se reduce a la

    Iógica no-dialógica porque, aun cuando la dialógica es una secuencia

    de intervenciones alternadas de oponentes, mientras que la no-dialógica es

    una secuencia lineal de demostraciones, de todas formas la dialógica pue-

    de convertirse en una secuencia lineal y hacer prescindible la presencia de

    los polemistas.

    Y

    lo que interesa, para salvaguardar a la dialógica, es

    ga-

    rantizar la actuación de los interlocutores.

    Hay argumentos que no me parece que garanticen tal presencia del otro

    interlocutor. Por ejemplo, se ha dicho que la lógica dialógica añade a la

    3 A.

    de

    la Vera Cruz, Ibid., bbva.

    l R.

    Agrícola,

    e

    inventione

    ditdectica,

    Colonia: Ioannes Gymnicus,

    1539

    lib. 1 c. 2 p. : Non. aliud est locus quarn cornmunis quaedam rei nota,

    cuius admonitu quid in quaque re probabile sit potest inveniri .

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    puede prescindir de la actuación de uno de ellos, pues es parte esencial

    de ese proceso de cambio.

    Es muy problemático examinar este proceso dialógico en el ámbito de

    la filosofía, más difícil que hacerlo en el terreno del devenir científi-

    co. A decir verdad, no deseo entrar en el análisis de la polémica que

    puede haber entre dos filósofos de escuelas rivales, aunque es un tema de

    suma importancia. Más sencillo se presenta detectar la dinámica del carn-

    bio de creencias en el terreno científico después de los estudios de Kuhn

    y

    Lakatos.

    De

    acuerdo con estos autores, el cambio científico se da por

    virtud de la comunicación entre los integrantes de la comunidad cientí-

    fica, es en una suerte de polémica como s va dando el avance en la

    ciencia. Como una muestra de ello, citaremos el testimonio de Nicholas

    Ressher

    La visión tradicional [de l quehacer científico] -contra la que se ha

    rebelado una buena parte de la reciente filosofía de la ciencia desde

    Polanyi hasta Tou lmin y Kuhn- requiere de hecho una revisión drás-

    tica. Pues, en la medida en que tenga algún mérito el modelo dis-

    putativo de la empresa científica en términos de procedimiento con

    adversario dialéctico, resulta claro que se busca una actitud muy dife-

    rente hacia el conflicto y la controversia. En efecto, ahora comienza

    a ser no una marca de malignidad, sino de salud, el que las escuelas

    de pensamiento rivales se esfuercen en argumentar a favor de las teo-

    rías conflictivas mediante los argumentos de mayor fuerza que puedan

    dirigir. La rivalidad, la competencia y el conflicto no deben verse ya

    como aberraciones infelices, como manifestaciones desviadas

    y

    lamen-

    tables de la humana perversidad que impide el avance suave de la

    ciencia; más bien, vienen

    a

    ser un componente natural y obligado del

    proceso activo del avance científico.15

    dturulezd

    de

    los tópicos

    Alonso acude a las definiciones de tópico que, en seguimiento de Aris-

    tóteles, aportan Boecio y Agrícola, como ya hemos visto.

    A

    ello añade

    la finalidad o el objetivo de los tópicos, que complementan bien esa

    definición y nos redondean su naturaleza. Alonso nos dice que los tópicos

    sirven para discutir o disertar acerca de cualquier cosa, para discutir hacia

    ambas partes de una contradicción)

    y

    para dar la materia a los silogismos

    o descubrir fnventio).16 Esto está dentro del espíritu de Aristóteles, pues

    l

    N Rescher, O p . cit.

    pp 123 124.

    l Cfr. A. de la Vera Cruz, Op cit.

    GGva .

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    Lugares intrínsecos

    pajtir del todo o de la definición

    De las partes que configuran o que dividen el todo

    De la notación o designación)

    Lugares de las cosas relacionadas con la cosa de la que se pregunta

    De los conjugados o coordinados)

    Del género

    De la forma o especie

    De lo semejante

    De la diferencia

    De los contrarios

    De los privativos

    De los relativos

    De los negativos o contradictorios)

    De los asociados

    De los antecedentes

    De los consecuentes

    De los repugnantes o incompatibles)

    De la causa

    Del efecto

    De la comparación de lo mayor

    De la comparación de lo menor

    De la compa,ración de los iguales

    Lugares extrínsecos

    De la autoridad o del juicio de la cosa.

    En cambio, la lista de Temistio s ésta: l

    Lugares intrínsecos

    De la substancia

    De la definición

    De

    la

    descripción

    De la interpretación del nombre

    9 Cfr. Temistio Opera

    Omtzia

    Venecia, 1534

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    De los consecuentes

    Del todo o del género

    De las partes o de la especie

    De los eficientes

    De la materia

    De la forma

    Del fin

    De los efectos

    De las corrupciones

    De los usos

    De las cosas que acaecen comúnmente

    Extrínsecos

    Del juicio de la cosa

    De los semejantes

    De lo que es mayor

    De lo

    que es menor

    De los opuestos contrarios

    De los opuestos relativos

    De los opuestos privativos

    De los opuestos negativos contradictorios

    De la proporción

    De la transunción

    Medios

    De los casos o flexiones

    De los conjugados o coordinados

    De la división.

    Sin embargo, Boecio se ocupa principalmente en la división de los tó-

    picos,

    y

    después de haber estudiado por separado a Cicerón

    y

    Temis-

    tio, los reconcilia, y hace ver que la división de Cicerón está contenida de

    alguna manera en la de Temistio, que es más amplia y mejor estructu-

    rada. De hecho, la división de Boecio coincide en lo esencial con la de

    Temistio.2 Además, Quintiliano también en cierto modo es absorbido

    Cfr.

    E.

    Stump, en el ensayo Dialectic

    in

    Ancient and Medieval Logic ,

    añadido a su traducción anotada de Boecio,

    De topicir differentiis

    Ithaca and

    London: Cornell University Press, 1978 pp. 139-141 79 196.

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    en la clasificación de Boecio pues n o debemos olvidar qu e Boecio -al

    igual que Quinti l iano - dio una gran importancia a los tópicos retóricos

    además de los tópicos dialécticos y en consecuencia fu e atento a las

    preocupaciones de Quintiliano como

    t a l

    vez n o lo fue ron tan to los medie-

    vales posteriores a él H e aq uí la clasificación d e Boecio:

    Lugares intrínsecos

    De la substancia de la cosa

    De la definición

    D e l a descripción

    De la interpretación del nombre

    De las cosas que acompañan a la sustancia de la cosa

    Del todo o del género

    Del todo integral

    D e la parte de la especie

    De las partes integrales

    D e la causa eficiente

    De la materia

    Del in

    De la forma

    D e la generacion o d e los efectos

    De la corrupción

    D e los usos

    D e los accidentes asociados

    Lugares extrinsecos

    Del juicio sobre la cosa

    De los semejantes

    De lo que es más

    De lo que es menos

    De la proporción

    e los opuestos contrarios

    D e los opuestos privativos

    D e los opuestos relativos

    D e los opuestos contradictorios

    De la transunción

    Cfr.

    Boecio

    Op cit. vol 64 75 SS

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    De lo que es concomitante la substancia

    Del todo universal o del género

    Del todo integral

    De la especie o de la parte subjetiva

    De la parte integral

    Del todo temporal

    Del todo modal

    De la parte modal

    Del todo cuantitativo

    Del todo local

    De la causa eficiente y de su efecto

    De la causa material y de su efecto

    De la causa final de su efecto

    De la causa formal y de su efecto

    De la generación

    e

    lo generado

    De la corrupción

    De lo corrupto

    De los usos

    De los accidentes comunes

    Lugares extrínsecos

    e la autoridad

    De lo semejante

    De lo mayor

    De lo menor

    De la proporción

    De los opuestos contrarios

    De los opuestos privativos

    De los opuestos relativos

    De los opuestas contradictorios

    De l transunción

    Lugares intermedios

    De los casos o flexiones del térinino

    De los conjugados o coordinados

    De l división

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    de primera figura). Como consecuencia de ello, los tópicos servían para

    manipular predicados o para encontrar predicados (términos medios)

    convenientes a la argumentación plausible.

    es aquí donde resulta iluminadora la interpretación de Alonso, una

    de sus aportaciones. Pues esto se ve muy a las claras en Aristóteles, el

    autor del que Alonso toma sus ideas básicas en cuanto a los tópicos. Para

    el Estagirita los tópicos se ordenan

    y

    van surgiendo de acuerdo y con

    arreglo a los cinco modos supremos en que algo puede predicarse de un

    sujeto. Tiene, pues, fundamento su clasificación en una teoría de la pre-

    dicación lógica, a saber, en los predicados que se pueden recibir en un su-

    jeto, de acu erdo con los cinco modos que su co mentarista Porfirio de Tir o

    denom inó los cinco predicables , qu e son el género, la diferencia, la

    especie, el predicado propio y el predicado accidental o contingente, re-

    movible. Así, Aristóteles organiza sus tópicos en lugares argumentativos

    del género y de la especie, lugares de la diferencia, lugares del predicado

    propio y lugares del predicado removible o accidente.

    Los tópicos aristotélicos, según se encuentran en Alonso, se coordinan

    de acuerdo con una teoría lógica (y ontológica) bien establecida por el

    Estagirita

    y

    sus comentaristas, a saber, la teoría de los tipos lógicos de pre-

    dicados, que se estratifican según la inclusión de conjunto que permite

    pasar inferencialmente de unos a otros, o usar a algunos para que sirvan

    de enlace lógico, por transitividad del conectivo condicional, de unos tér-

    minos a otros.

    Algo parecido encontramos en la lista de tópicos elaborada por Boecio.

    La clasificación de Boecio - q u e es la misma seguida por Alonso, aña-

    diend o sólo algunos tópicos particulares, pero no otros géneros de ellos-

    viene estructurada según el grado de atingencia a la cosa de que s trate,

    en lugares o tópicos intrínsecos, extrinsecos e intermedios, con varias

    clases en cada uno de esos tres géneros principales. La ciasificación tie-

    ne, entonces, como criterio de orden la conexión que tenga el tópico con

    la misma cosa en cuestión.

    Dentro de los lugares intrínsecos, los que se toman de la substancia

    de la cosa pertenecen a la definición,

    y

    corresponden a la definición esen-

    cial, a la definición accidental (la descripción) y a la definición nominal

    (la interpretación). Los que se toman de los elementos que acompañan

    a la substancia de la cosa corresponden a la relación de todo y partes, se-

    gún diversas modalidades; a la relación de causa a efecto; a la relación

    de gene ración-corrupc ión, y a los usos y a las cosas acostumbradas. Los

    lugares extrinsecos se toman de la autoridad, de las relaciones de compa-

    ración, de las relaciones de oposición y de transferencia.

    Y,

    finalmente, los

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    lugares intermedios proceden por la expresión lingüística de la cosa

    flexio nes) y por otras relaciones más cercanas a la cosa qu e las extrínse-

    cas como las relaciones d e coordinación y división, que son comple-

    mentarias).

    La misma clasificación d e Boecio, seguida e n lo principal p or Alonso,

    nos refuerza en la tesis -ya sustentada en otra ocasión- d e q ue la

    lógica tópica, dialéctica o dialógica, es de carácter tal que supone al in-

    terlocutor y que no puede ser suplida por la lógica analítica o no-dialó-

    gica. En efecto, los lugares intrínsecos son aquellos que, por pertenecer

    a la naturaleza o esencia de la cosa, harán más fuerza al interlocutor y le

    urgirán a opinar como el que propone la argumentación, cambiando inclu-

    sive sus creencias, porque, si son otras distintas, van contra la misma na-

    turaleza d e la cosa en cuestión. Los luga res extrinsecos se presta n más

    a l a redargución

    a

    ser rebatidas por el interlocutor, ya que pertenecen a

    circunstancias exteriores a la esencia de la cosa y que, por lo inismo, no

    tienen la fuerza probativa de los lugares intrínsecos.

    Y

    algo parecido

    puede decirse de los lugares intermedios.

    Pues bien, en el hecho de que figura en los tópicos extrinsecos, se ve

    la ubicación limitada

    y

    siempre contextuada que se concedía al tópico

    de la autoridad, a diferencia d e lo que se ha creído corrientemente y se ha

    propalado sin veracidad en ciertas críticas apresuradas a la escolástica. Se

    ha querido hacer creer que en la escolástica todo se movía por argumento

    de autoridad, que toda discusión se zanjaba con el

    mdgister

    dixit ,

    aquí tenemos la prueba de que eso no era cierto. El argumento de auto-

    ridad n o podía funcionar cuando sencillamente el interlocutor no aceptaba

    la autoridad que se aducía, porque si no hab ía acuerdo entonces no podía

    ser valiosa y presionante la autoridad para uno de los interlocutores, con

    10 cual el argumento caía por sí solo.

    Esto nos manifiesta que el argumento de autoridad requería en el alega-

    to un consenso previo o supuesto, un convencimiento del oponente con

    respecto a la autoridad que se esgrimía. De otra manera, sería una simple

    falacia de petición de principio, una argumentación circular viciosa, que

    n o prueba nada, ya qu e argumenta con cosas qu e el otro no acepta, aduce

    como prueba creencias que el otro no tiene por válidas, y por ello se

    prueba lo mismo po r lo mismo i.e. en otra formulación d e la falacia de

    petición de principio: se argumenta algo dudoso con algo igualmente du-

    doso) . Y consiguientemente, para que no fuese un tópico falaz, se pre-

    suponía que era posible llevar al contrincante a la aceptación de esa auto-

    ridad,

    y

    ello implicaba el suponer la posibilidad del cambio en el sistema

    de

    creencias de cada uno de los oponentes.

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    Nuevamente vemos que el cambio de creencias se exige en la dialécti-

    ca, y que es lo que garantiza la no reducción de la lógica tópica a la

    analítica. Por lo demás, dada esta dificultad de hacer aceptar a una auto-

    ridad, y dada la misma falibilidad humana, un escolástico tan típico como

    Tomás de Aquino

    decía:

    .

    el tópico o argumento de autoridad es el

    más déb il, según B o e c i ~ . ~ ~Hasta podemos notar, con cierta ironía, que

    combate el argumento de autoridad con un argumento de autoridad, i.e.

    el argumento de autoridad es el más débil, como dice Boecio ). Así le

    mostraba a su adversario que la autoridad que concedía a Boecio no se ba-

    saba en la mera arbitrariedad, sino en lo sensato de sus pensamientos, y

    que, además, la disputa no apoyaba su peso en la autoridad, sino en la

    razón. Se presuponía una razón dinámica, que, movida por la fuerza

    de la argumen tación, podía cambiar sus creencias -aunque fuera m íni-

    mamente- sin sentirse angustiada ni dogmatizar con argumentos de au-

    toridad mal entendida. Había toda una teoría y una lógica de la autori-

    dad.28 Y ya de suyo el sentido del argumento de autoridad era : a los

    sabios y a los expertos hay que hacerles caso (o podemos hacerles caso)

    en aquello que conocen .

    Adve,rtencia sobre la traducción

    El texto que he seguido para traducir es el de edición salmantina

    (1562) de la

    Recogt~it ioSummuldrum

    de Alonso de la Vera Cniz, uno

    de cuyos apéndices es el

    Trdc tatus d e locis dia1ectl;cis

    (junto con el

    Liber

    e l e ~ z c h o r m . n las notas al texto latino he puesto las variantes con res-

    pecto de la primera edición de México (1554).

    En la traducción ha procurado ap egarme lo más posible al texto origi-

    nal. Sólo cuando resultaba demasiado violento en castellano he añadido

    algún término, encerrado entre corchetes. Así se distinguirán las pocas

    añadiduras que he hecho. Finalmente, deseo agradecer las sugerencias de

    los maestros Roberto Heredia y Julio Pimentel en algunos pasajes de la

    traducción.

    7

    T. de

    Aquino

    Summa Theologiae

    1 q 1 a.

    8

    arg. 2. Los pasajes

    en

    los

    que

    Boecio habla

    d e

    eso son

    In Topica Ciceronis

    1

    6

    Patrologia

    Latina,

    vol. 64

    1166 y De differentiis fopicis 1

    3

    Patrologia Latina vol. 64 1199.

    28

    Cfr.

    1.

    M.

    Bochenski

    ¿Qué es la autoridad?

    Barcelona:

    Herder

    1979.

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    TRACTATVS

    DE LOCIS DIALECTICIS,2 EDITUS A REUER ENDO

    PATRE FRATRE ALPHONSO A VERA CRUCE. ARTIUM

    ET THEOLOGIAE SACRAE DOCTORE, OR DINIS

    EREMITARUM SANCTI AUG USTINI

    CA P V T P RI M V M

    Postqvam absoluimus tractatum syllogismorum, consequenter

    de locis

    Dialecticis disserendum erit. Qu ipp e qua e materiam praebent ad syl-

    logismos formandos, et sunt velut thesaurus quidam reconditus, et rese-

    ruatus, et ad manum positus, quotiescumque opus sit. Et quid em apud

    Aristotelem liber ipse, qui Topicorum nuncupatur, sicut vtilis, sic et

    cuicumque obuius. Ob id non multu m curant magistri in scholis discipu-

    lis haec tradere: non quia inutilia, aut non necessaria ad perfectum dia-

    lecticum: sed quia clara sunt, et quicum que voluerit hum eros appon -

    ere, sine praeceptore duce, consequi poterit. Et post Aristotelem et

    Ciceronem, vnicus nostris temporibus. Rodolphus agricola de inuentione,

    et de locis dialecticis edidit libros eruditissimos, simul et eloquentissimos.

    En nuestra transcripción del texto latino hemos seguido la edición de Sa-

    lamanca (Ioannes Baptista a Terranoua, 1572); señalamos en estas notas las dife-

    rencias con respecto a la edición de México (Ioa nne s Paulus B rissensis, 1554) .

    Designaremos la edición salmantina como S y la mexicana como M. Cabe notar

    qu e n o señalamos diferencias en el mod o de escribir las palabras ni e n la p un-

    tuación (Le. en la ortografía) . En cambio, señalamos cuándo se cambia d e palabra

    o de frase; asimismo, cuándo

    s

    añade o se omite algo. Igualmente señalamos

    cuándo se camhia

    de caso en la declinación del nombre o de conjugación del

    verbo. Por lo demás, omitimos los acentos, completamos las abreviaturas más usa-

    das

    y

    enmendamos alguna palabra cuando se ve obviamente que se trata

    de

    una errata. Cuando la edición mexicana cambia una palabra, p. ej. proficuus

    en lugar de vtilis lo señalamos como M: proficuus ; cuando añade algo, p. ej.

    sic , pone mos M addit: sic y cuando o mite algo, p. ej. et , lo señalamos

    corno M o mitt it: et . Cuand o preferim os la lectura de M en lugar de la de S

    (por tratarse de algíin error palpable) lo hacemos constar.

    omittit:

    EDImS..

    SANCTI AUGUSTINI.

    M addit: et.

    M: qui.

    M: praebent.

    6 M omittit: magistri.

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    TRATADO DE LOS LUGARES DIALÉCTICOS [O TóPICOS],1

    EDITA DO PO R EL REVERENDO PADRE FRAY ALONSO

    DE LA VERA CRUZ, DOCTOR EN ARTES Y E N

    SAGRADA TEOLOGIA, DE LA ORDEN DE

    E R M I T A Ñ O S D E S A N A G U S T Í N

    Después que hemos terminado el tratado de los silogismos,2 consiguien-

    temente habrá que disertar sobre los lugares [o tópicos] dialécticos,3 los

    cuales ciertamente aportan la materia para formar los silogismos

    y

    son

    como cierto tesoro recóndito y reservado y puesto a la mano cada vez que

    sea necesario. Y ciertamente en Aristóteles el libro mismo que se llama

    de los

    ópicos

    [es considerado] tanto útil como obvio para cualquiera. Por

    ello no se cuidan mucho los maestros en las escuelas de enseñar estas

    cosas a los discípulos, no porque [sean] infitiles o no necesarias para el

    perfecto dialéctico, sino porque son claras y cualquiera que quisiere me-

    ter los hombros

    podrá

    conseguirlo sin

    un

    preceptor conlo guía. Y

    des-

    pués de Aristóteles y Cicerón, Ro dolf o Agrícola [es] el único [que] en

    nuestros tiempos ha editado libros sobre la invención

    y

    los lugares dialéc-

    ticos, eruditísimos al mismo tiempo que elocuentísimos. Los cuales juzgo

    * Se pueden usar lugares y tópicos de manera intercambiable, pues su

    significado en la dialéctica escolástica es el mismo.

    l tratado de los silogismos, al que alude fray Alonso, fue el último de su

    obra

    ecognitio

    SummuZarum y el presente libro de los tbpicos, junto con el

    de los elencos sofísticos, constituyen los apéndices de esa obra.

    Dialéctica es aqu í lo mismo que lógica , según era la usanza escolástica;

    y no debe entenderse como dialéctica lieracliteana,

    ni

    platónica, ni mucho menos

    como hegeliana, sino en el sentido escolástico de lógica en general.

    Rodolfo Agrícola (Rolef Huysmann) fue un sacerdote holandés iniciador

    del humanismo alemán. Nació en Bafloo, en 1444 murió en Heidelberg, en 1486.

    Supo conjuntar a Aristóteles, Cicerón, Quintiliano y Lorenzo Valla en su obra

    De jnoentione dialectica

    (eicrita de

    477

    a

    1480 y

    con edición en Colonia, 1 5 3 2 ) .

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    que deben ser leídos por aquellos que toman con ánimo serio el penetrar

    cuidadosamente esta parte de la dialéctica que llaman Tópicos. Allí mis-

    mo será explorado que la erudición está adunada a la gravedad y majes-

    tad del discurso, lo cual no es raro en este nuestro tiempo.

    Y

    ciertamente

    este libro no sólo es útil al dialéctico, sino muy necesario en toda facul-

    tad: al retórico, al físico y, sobre todo al teólogo, proclamador de la

    palabra de Dios, y, finalmente, a cualquiera que diserte sobre alguna

    cosa. Por eso, sin temeridad, el sagacísimo Aristóteles sudó mucho ense-

    ñando los lugares dialécticos

    y

    como de nuevo, llevando ciertas innova-

    cienes a un orden, los refundió de modo no tan perspicaz y claro como

    había solido hacerlo en otras cosas. Por lo cual, Temistio y Severino

    Boecio nos los enseñaron de manera ordenadísima, con cierta destreza

    singular.5 Después de ellos, nosotros al presente compondremos el trata-

    do de los tópicos cuan compendiosamente fuere lícito. Como relata e

    dolfo en el lib. 1 De inventione cap.

    3

    Aristóteles escribió el libro de los

    Tópicos;

    pero, aunque [lo hizo] con sumo ingenio, elocuencia y pericia

    del asunto, sin embargo [fue] un hombre, al cual se le pudo ocultar

    al

    guna cosa, y

    así

    como no lo encontró todo, el primero, así dejó después

    a otros algunas cosas que debían ser descubiertas. Estas palabras [están

    tomadas] de Rodolfo, el cual también aduce a Cicerón, quien dedicó a

    Trebacio los

    ópicos

    [que había] compuesto, y Quintiliano, Boecio

    y Temistio, todos los cuales, aunque con bastante pericia, al mismo tiem-

    po que con estilo elocuente, trataron el argumento; y aunque algo más

    amplia

    y

    claramente que el mismo Aristóteles, sin embargo, no enseñaron

    la cosa con claridad, de manera que el mismo Rodolfo no haya hecho

    algo que valga la pena en esta parte de la dialéctica sobre la inven-

    ción, siguiendo como autor la razón para ayudar a los afanes de otros,

    para pintarla así ante los ojos: con estilo moderado, no afectado, claro

    e inteligible. No como él mismo refiere de Aristóteles -al único que

    abraza como oráculo toda escuela-: que a propósito templó el cálamo

    de tal manera que difícilmente puede ser entendido no sólo por el in-

    genio tardo y humilde, sino también por el perspicaz. Pues aquél, ade-

    más del difícil acceso a las cosas mismas, en las palabras con que las

    enseña añadió a propósito enigmas, de modo que difícilmente hay uno

    o dos que entiendan con exactitud.

    Y

    para que no parezca que hablamos

    gratuitamente, está el testimonio de Ternistio, que habla con estas pala-

    bras: Muy de otra manera fueron editadas todas las cosas afuera,

    a

    como fueron enseñadas en casa.

    Y

    sería semejante a la demencia si

    al-

    Ternistio

    y,

    sobre todo, Boecio, representan

    otra

    corriente: la helenistica

    (o neoplatónica) de los tópicos,

    que

    desemboca en la Edad Media.

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

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    simile esse, si quis legendis libris ipsius speret illius se sententiam con-

    sequutunun. Sed quid Themistij testimonio opus est?

    urn

    ipsemet Aris-

    toteles ad Alexandrum conquestum, quod libros ediderit, et in publicum

    legendos proposuerit ait. Sic ea quae ad philosophiam tradidisse, vt intel-

    ligat nemo: nisi qui ab

    o

    audierit, et sic perinde esse, ac si edita non

    essent eius opera. Haec in sententia licet Ludouicus Viues de epistolae

    veritate dubitet.) Haec omnia adduxi,

    vt sicut labor Rodolphi non solum

    non vanus, sed vtilis l6 fuerit in locis tradendis post Aristotelem, Cice-

    ronem, Quintilianum, Boetium, Themistium, eo quod clarius quam illi,

    hic noster l7 conatus non erit reputandus vanus, quia ad profectum illorum

    erit, quibus ve1 non est copia Rodolphi, ve1 non tantarn peritiam habent

    Romani sermonis, vt eum valeant intelligere. In his enim, quae a nobis

    de locorum ratione tradentur, ex proposito18 sermonem temperabimus

    vt etiam infimis ingenijs

    possint esse obuia: alios in nullo defraudantes,

    quibus ad Rodolphum et caeteros in aperto est aditus. Nostris contenti

    terminis, satisfactum erit nostris laboribus, si fructum senserint discipuli.

    Et quia catholicis tradetur legendus tradatus, exempla ex sacris literis,

    quando comrnode fiet, proponentur. Sicut

    et

    fecit doctus simul et deuotus

    Titelmanus l9 in sua Dialectica.

    Quam sit necessarium istorum locomm peritia, inunus dialectici ma-

    nifestat: cuius est de quacunque re proposita, ad vtranque partem disse-

    rere, et argumenta in medium producere: qui velut mutus haerebit, si non

    habeat in promptu, vbi tanquam ex penu, quae formet argumenta, ad

    quam voluerit probare partem edu~at.~Oua ratione haec definitio loci

    proponabr.

    Locus, est communis quaedam rei nota, cuius admonitu, quid in qua-

    que re probabile sit, potest inueniri. Sic Rodolphus. Haec definitio clare

    ostendit in quem finem loci dialectici sint inuenti, velut quaedam moni-

    menta memoriae, vbi inuenitur quid ad rem probandam conducat. Boetius

    tamen

    ait

    Locus est sedes argumenti: et merito quidem. Nam sicut sedes

    est vbi res conquiescit, et inueniri valet: sic etiam locus est, vbi argumen-

    G hf: proficuus.

    7

    M :

    illi nostri hic.

    8 M addit: sic.

    9 M: Titilman.

    2 M omittit: educat.

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    40/204

    guien espera que leyendo los libros de aquel mismo él alcanzará su sen-

    tencia . Pero,

    ¿qu é necesidad hay d el testimonio d e Temistio, si el mismo

    Aristóteles, a Alejandro que se quejaba de que hubiera editado libros

    los hubiera propuesto para qu e fueran leidos en público, le dice: q ue

    d e tal manera entregó esas cosas qu e [atañen] a la filosofía, qu e nadie las

    entiende, a no ser el que de él las oiga, y así era como si no hubieran

    sido editadas sus ob ras ? Estas cosas [se dicen] en la [común] sentencia

    (aunque Luis Vives dude acerca de la autenticidad de la epístola). He

    aducido todas estas cosas pues, así como el trabajo de Rodolfo no sólo

    no h a sido vano, sino fructífero, al enseñar los tópicos después de A ristó-

    teles, Cicerón, Quintiliano, Boecio y Temistio, ya que [lo hizo} más

    claramente que ellos, este nuestro afán tampoco habrá de ser considerado

    vano, porque será para provecho de aquellos que

    o

    no tienen la rique-

    za de ingenio de Rodolfo, o no tienen una pericia tan grande en la lengua

    romana, que alcancen a

    entenderlo. Pues en estas cosas que serán ense-

    ñadas por nosotros sobre la razón

    o

    noción) d e los tópicos, a propósito

    tempetaremos de tal manera el discurso, que puedan ser obvias aun los

    ingenios ínfimos; sin defraudar en nada a los otros, para los cuales está

    abierto el acceso hacia Rodolfo y los demás. Encerrados en nuestros 1í

    mites, será satisfactorio para nuestros esfuerzos si sintieren el fruto los

    discípulos. Y ya que el tratado se dará a leer a católicos, se propon-

    drán, cuando resulte cómodo, ejemplos [tomados] de las Sagradas Escri-

    turas. Al modo como hizo el docto a la vez que devoto Titelman en su

    Didéctica F

    Cuán necesaria sea la pericia en estos tópicos, lo manifiesta el oficio

    del dialéctico, al que pertenece disertar sobre cualquier cosa propuesta,

    hacia ambas partes,

    y

    poner a la vista los argumentos; el cual se paralizará

    como mudo si no tiene

    al

    punto de dónde sacar, como de una despensa,

    argumentos que forme para la parte que desee probar. Por la cual ra-

    zón, propóngase esta definición de lugar

    [o

    tópico]:

    El tópico [o lugar] es cierta nota común de la cosa, por cuyo aviso

    puede encontrarse lo que es probable en cualquier asunto. Así Rodo lfo.

    Esta definición muestra claramente para qué fin fueron inventados los

    tópicos dialécticos, como ciertos avisos de la memoria, donde se encuentra

    qu é conduce a prob ar la cosa. Boecio, sin embargo, dice: el tópico es

    la sede del argumento, y ciertamente con motivo, pue s así como la sede

    es donde la cosa reposa y puede encontrarse, así también el tópico es

    Francisco Titelman, franciscano que enseñó en Lovaina y publicó unos Insti

    tutionum Dialecticarunz ibri

    sex

    Lugduni,

    1545,

    muy apreciados por fray Alonso.

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    41/204

    tum ad fidem rei probandae faciendam inueniri potest. Exemplo sumpto

    a venatoribus: narn si quis errabundus ignam sque loci vbi delitescant

    ferae vagetur frustratu r spe saepe: verum qu i latibula eanun habet cog-

    nita licet in vno ve1 altero loco non inueniat tandem voti sit comp os:

    quia vbi sedeant ferae prius cognouit. Sic etiam merito qui locorum

    dialecticorum habeat peritiam cum argumentorum sint sedes inueniet in

    promptu de quacumque re oporteat verba facere lautam supellectilem.

    Oportet tamen intelligere non idem esse argumen tum et argumentatio-

    nem. Hoc enim totum illud pars est. N am argumentatio et ipsum argu-

    mentum et res quae per argumentum p robatur est. Argum entum tamen

    solum id quod probat ve1 rei dubiae fidem facit. Vt si quis a defini-

    tione 21 argumentetur: Om ne animal rationale disciplinae capax est:

    22

    Omnis homo est animal rationale: ergo Omnis homo disciplinae capax

    est. Propositio dubia quae probatur est Om nis homo est disciplinae

    capax. Argumentum probans sunt illae duae propositiones maxime maior:

    Omne animal rationale est disciplinae capax: et id argumentum dicitur

    sumptum a Ioco certo nemp e a definitione ad definitum . Totu m aggrega-

    turn

    scilicet ipse syllogismus perfectus dicitur argumentatio: ab arguendo

    quod significat aliquando idem quod probo. E t sic argumentatio tanquam

    id quod probat argumentum t ipsum quoque argumentum.

    Oportet

    hic in principio duos distinguere locos praecipue vnum qu i

    maxima dicitur: t alterum qu i differen tia maximae nuncupatur.

    Locus qui maxima dicitur appe llatur in proposito: propositio aliqua

    per se nota et generalis:

    ex

    qua desumptum argumentum argumentatio-

    nem causat t probandum probat. Et23 neganti tale argumentum opponi-

    tur ipsa maxima

    vt z

    assentiat argumento.

    Vt

    in exemplo adducto

    t

    in

    isto syllogismo. Omne animal rationale est beatitudinis capax: 25 Omnis

    homo est animal rationale: ergo Omnis homo est beatitudinis capax.

    Ecce quom odo argumentum sumptum a definitione. Si quis negaret tunc 2e

    a maxima illa propositione per se nota: Cuicunque conuenit definitio

    conuenit definitum: sed definitioni hominis conuenit esse capax beati-

    tudinis: ergo et homini qu i est definitum. Similiter si quis argurnen-

    z M addit: sic

    z M

    addit:

    et.

    23

    M addit: sic

    z 4

    M addit: sic

    25 M

    addit: et

    6 M

    addit: sic

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

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    donde puede encontrarse el argumento para dar crédito a la cosa que debe

    ser probada. Sea un ejemplo tomado de los cazadores; pues si alguien

    vaga errabundo e ignorante del lugar donde se esconden las fieras, mu-

    chas veces se frustra en la esperanza. Pero el que tiene conocidos sus

    escondites, aunque no las encuentre en un lugar u otro, finalmente se

    hace realidad su deseo, porque antes ha conocido dónde yacen las fieras.

    Así también con mérito el que tiene pericia en los lugares dialécticos, ya

    que son las sedes de los argumentos, encontrará prontamente, sobre

    cualquier asunto que convenga hablar, abundante instrumental.

    Sin embargo, conviene entender que no son lo mismo el argumento

    y la argumentación. En efecto, ésta es el todo, aquél es la parte. Pues la

    argumentación es el mismo argumento y la cosa que se prueba por el argu-

    mento. Empero, el argumento sólo [es] aquello que prueba

    o

    que produce

    la fe de la cosa dudosa. Como si alguien argumenta por la definición:

    todo animal racional es capaz de disciplina [y] todo hombre s animal

    racional; luego todo hombre es capaz de disciplina . La proposición

    dudosa que se prueba es todo hombre es capaz de disciplina , el argu-

    mento probatorio son esas dos proposiciones, máxime la mayor: todo

    animal racional es capaz de disciplina , y ese argumento se dice tomado

    de un lugar cierto, a saber, de la definición a lo definido. El todo reu-

    nido, a saber, el mismo silogismo perfecto, se llama argumentación, de

    argumentar , que significa a veces lo mismo que probar . así la

    argumentación [se toma] como aquello que prueba el argumento y tam-

    bién el argumento mismo.

    Conviene aquí al comienzo distinguir dos lugares [o tópicos], princi-

    palmente: uno que se denomina máxima y otro que se llama diferen-

    cia de la máxima .

    Tópico que se denomina máxima a propósito se llama a alguna pro-

    posición conocida por sí y general; tomado de la cual el argumento causa

    la argumentación y

    prueba lo que hay que probar. al que niega tal

    argumento se le opone la máxima misma, para que asienta al argumento.

    Como en el ejemplo aducido y en este silogismo: todo animal racional

    es capaz de felicidad; todo hombre es animal racional; luego todo hom-

    bre es capaz de felicidad . He aquí cómo [opera] el argumento tomado

    de la definición. Si alguien lo negara, entonces, por esa máxima [se le

    responde con] una proposición conocida por sí: a todo lo que le conviene

    la definición, le conviene lo definido ; pero a la definición del hombre le

    conviene ser capaz de felicidad; luego también l hombre, que es lo defi-

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    43/204

    tetur: Homo est rationalis: ergo non est irrationalis. Brutum est sensibile:

    ergo non est insensibile. Homo decedens in gratia saluabitur: ergo non

    condenabitur . Qui crediderit e t baptizatus f ~ e r i t ~ ~aluus edt: ergo

    non damnab itur. H oc argum entum innititur illi maximae Cuicunque co-

    nuenit vnum contrariorum ab eo et remouetur reliquum. Et merito istae

    propositiones generales loca dicuntur in quibus virtute continentur de-

    prompta argum enta: similitudine sumpta a corporali loco vbi quantitas

    locati posita est: sic quaedam virtualis quantitas rerum probandarum in

    illis maximis posita est et resema ta.

    Et et iam eo maximae dicuntur quia non habent alias su p e r i o r e ~ ~ ~

    per quas hae probari possint sed ex terrninis veritas eam m constat. Et

    sicut in syllogismo maior dicitur propositio vnd e vis argum enti t in

    qua virtute minor continetur: sic istae maximae in quibus virtute aliae

    propositiones sunt ex quibus potest argumentum sumi.

    Est alius locus qu i differentia maximae vocatur. Et est qua maxim a

    a maxima differt. Vt verbi gratia. In exem plis supra positis sumptum

    est argumentum a maxima:

    Cui

    conuenit definitio et definitum. Ibi defini-

    t io et defini tum p i t a sunt: in secunda maxima Cui conuenit vnum con-

    trariurn remouetur oppositum: ibi contrarium e t oppositum. Et isti sunt

    termini qui vocantur differentiae maximae id est qu o maxima

    a

    maxima

    differt.

    Nam

    ista maxima Cui conuen it definitio conuen it t definitum

    diffe rt ab alia Cui vnum contrarium conuenit remouetur et reliquum in

    illis terminis. Quia ibi a definitione et definito hic a contrario et oppo-

    sito sumptum est argumentum. Et quidem hae differentiae maximamm

    vocantur etiam loca quia consideratione eorum argum entum sumatur.

    V t dicendo defin itiane Ab oppositis ve1 a contratijs etc.

    27 M: credideret

    28

    M omittit: et baptizatus fuerit

    2 se priores

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    44/204

    nido.

    D e mane ra semejante, si alguien argumentara: el hombre es

    racional, luego n o es irracional , el bruto es sensible, luego no s insen-

    sible , el hom bre que muera en gracia se salvará, luego no se condena-

    rá , el qu e creyere y fuere bautizado se salvará, luego no se conde-

    na ~$ ''.~ ste argumento se apoya en esa máxima: a todo lo que conviene

    uno de los contrarios, también de

    él

    se remueve el resto [de los contra-

    rios] .

    Y

    con razón estas proposiciones generales se llaman lugares en

    los que virtualmente se contienen los argumentos que de ellos se extraen.

    Con una semejanza tomada del lugar corporal, donde está puesta la

    cantidad del [cuerpo] colocado, así, cierta cantidad virtual de las cosas

    que han de ser probadas está puesta

    y

    reservada en esas máximas.

    Y

    también se llaman máximas porque no tienen otras superiores,

    po r las qu e ellas puedan ser probadas, sino que por 10s términos consta

    su verdad. Y como en el silogismo se llama mayor la proposición de

    donde [se toma] la fuerza del argumento, y n la cual se contiene vir-

    tualmente la menor,S así [son] estas máximas, en las que virtualmente

    están otras proposiciones, de las cuales puede tomarse el argumento.

    Hay otro lugar que se llama diferencia de la máxima . Y es aquella

    por la cual una máxima difiere de [otra] máxima, como verbi gratia,

    en los ejemplos puestos arriba, está tomado el argumento de la máxima:

    a lo que le conviene la definición, también l o definido . Allí están

    puestos definición y definido ; e n la segunda máxim a: a lo que le

    conviene

    u n

    contrario se le remueve el opuesto , allí [están] contrario

    y opuesto .

    Y

    éstos son los términos qu e se llaman diferencias de

    la máxima , esto es, en lo que una máxima difiere d e [otra] máxima.

    Pues esta máxima: a lo que le conviene la definición le conviene tam-

    bién lo definido difiere de la otra: a lo que le conviene un contrario,

    se remueve también el resto [de los contrarios] en esos términos. Por-

    que allá se ha tomado el argumento de la definición y lo definido,

    aquí de lo contrario y lo opuesto. Y ciertamente estas diferencias de las

    máximas también se llaman lugares , porque por consideración de ellas

    se toma el argumen to. Com o diciendo por la definición , por los

    opuestos o por los contrarios , etc.

    Mc

    16 lG.

    La cantidad

    virtu

    es la fuerza o capacidad de una cosa para hacer algo

    en este caso, el tópico tiene capacidad para brindar argumentos.

    Como se sabe, el silogismo consta de tres proposiciones y tres términos

    repartidos en ellas. Los términos son, según su extensión lógica, el mayor, el

    medio y el menor. El térinino medio es el enlace. La proposición en la que figura

    el término mayor se llama premisa mayor , y la otra menor . El término menor

    y el mayor se unen en la conclusión.

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

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    Isti loci, qui vocantur differentia maximae, multo pauciores sunt, quam

    sint ipsae maximae: eo quod contingat in vna differentia maximae, plures

    includi maximas. Patet. Nam in vna differentia maximae, scilicet, a

    definitione, sunt istae duae rnaximae, Cui conuenit definitio, eidem et

    definitum;

    t

    e contra. Et alia, A quo remouetur definitio, et remouetur

    definitum. Si non est animal rationale, neque homo erit. Et de quocumque

    verificatur definitio aliquo superaddito, de eodem et verificatur defini-

    tum, eodem superaddito. Et locus differentiae maximae solet sic signari,

    per ly .a. sic. definitione, a specie, a genere, a contrario, ab oppositis,

    etc. Interdum sic. definitione ad definitum, a parte ad totum, ab

    specie ad genus, etc. Et tandem tam maxima, quam differentia maximae,

    locus est. Et merito sedes argumenti vocatur vt dicit Boetius) quia ab

    vtroque sumitur argumentum.

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

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    Esos lugares qu e se llaman diferencias de la máxima son mucho

    menos numerosos que las propias máximas. Porque acontece que en una

    diferencia de la máxima se incluyen muchas máximas. Es patente, pues

    en una diferencia de la máxima, a saber, por la definición, hay estas dos

    máxim as: a lo que le conviene la definición a eso mism o también lo

    definido, y

    al

    contrario Y [esta] otra : de lo que se remueve la de-

    finición también se remueve lo definido . Si no es animal racional,

    tampoco será hombre . Y de cualquiera que se verifique la definicibn

    con algo sobreañadido, de lo mismo también se verifica lo definido, con

    el mismo añadido .

    Y

    el lugar de la diferencia de la máxima suele se-

    ñalarse así, mediante el por , de la siguiente manera: por la defini-

    ción , por la especie , por el géne ro por el contrario , por los

    opuestos , etc.

    A

    veces así: de la definición a lo definido , de la parte

    al todo , de la especie al género , etc. finalm ente tanto la máxima

    como la diferencia de la máxima son lugares. con raztvn se llaman

    sedes del argumen to (como dice Boecio), porque de ambas se toma el

    argumento.

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    47/204

    CAPITVLVM

    Solent comm uniter diuidere loca in extrinseca intrinseca et media.

    Rodolphus tamen

    4

    c. lib. distinguit prim o in internos

    t

    externos. Et

    rursus externos diuidit in eos quae necessario coniuncta sun t: qu ae cau-

    sae ve1 effectus v0cantur.~0 Et alia sunt loca qu ae nu lla necessitate rei

    cohaerent: q uae dicuntur accidentia. Hae c vocantur cornmuniter externa

    seu extrinseca: Et illa quae circa rem sunt vocantur media. Sequentes

    ergo communem declarationem. Locus intrinsecus ille est: quando argu-

    mentum sum itur ab his quae sunt de substantia rei de qua quaeritur. Et

    extrinsecus erit quand o sumitur a b eis quae sunt om nino a re separata.

    Et medius erit qu i participat de vtroque extremo et partim separatur

    a re: et partim coniungitur ei. Exemplis reddamus omnia clara. Vt si sit

    quaestio nunqu id homo sit sensibilis? fiat argumentum. Om ne animatum

    est sensibile: Homo est quid animatum: ergo Homo est sensibilis. Locus

    vnde desumptum est argumentum est internus seu intrinsecus: quia a

    substantia rei de qua erat quaestio sci licet a defini tione e i ~ s ~ ~ocus.

    Differentia m aximae est internus: et locus maxima: Cui conuenit species

    et conuenit differ entia constituens speciem. Vel cui conuenit genns et

    conuenit ratio generis.

    Etiam si fieret argumentum ad probandum hominem esse corruptibi-

    lem. Omne compositum ex contrarijs est corruptibile: Homo est composi-

    tus ex contrarijs: ergo est corruptibilis. Ta m m axima scilicet Cui conuenit

    causa et effectus qui necessario sequitur: et differentia m aximae: A

    causa ma teriali 32 su nt loca intrinseca.

    Loca extrinseca vocantur qua ndo argumenta sumuntur ab illis quae

    sunt extra rem. Vt si quis petat nunqu id hom o sit rationalis? fiat argu-

    1nentum.~3Ho mo non est irrationalis: e rgo rationalis. Sumitur et maxima

    3

    M addit: etc.

    31 M

    addit: Ecce.

    8 M

    addit

    etc.

    M

    addit

    sic.

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    48/204

    CAPITULO

    D E

    L D I V I S I Ó NDE

    OS

    LUG RES

    Suelen comúnmente dividir los lugares en extrínsecos, iiltrínsecos e

    intermedios. Rodolfo, sin embargo, en el cap. del lib. 1 distingue

    primeramente en internos y externos, y después divide los externos en

    los que necesariamente están conjuntos,lO los cuales se llaman causas o

    efectos.

    Y

    hay otros lugares que no son coherentes a la cosa por nin-

    guna necesidad, los cuales se llaman accidentes. Éstos se llaman común-

    mente externos o extrínsecos,

    y

    los que son cercanos a la cosa se llaman

    intermedios. Siguiendo, pues, la declaración común, el lugar es intrínseco

    cuando el argumento se toma de aquellas cosas que pertenecen a la subs-

    tancia de la cosa sobre la que se pregunta, y será extrínseco cuando se

    toma de aquellas cosas que están por completo separadas de la cosa.

    Y

    será intermedio el que participa de ambos extremos: en parte se separa

    de la cosa y en parte se junta a ella. Volvamos claro todo con ejemplos.

    Verbi gratia si la cuestión es si el hombre es sensible; hágase el argumen-

    to: todo anim ado es sensible, el hombre es algo animado, luego el hom-

    bre es sensible . El lugar de donde está tomado el argumento es interno, o

    intrínseco; porque [está tomado] de la substancia de la cosa de la que

    era la cuestión, a saber, de su definición. El lugar por la diferencia de

    la máxima es interno, y el lugar máxima: a lo que le conviene la espe-

    cie también le conviene la diferencia qu e constituye la especie . O a lo

    que le conviene el género también le conviene la razón del género .

    Asimismo, si se hiciera el argumento para probar que el hombre es

    corruptible: todo compuesto de contrarios es corruptible; el hombre

    está compuesto de contrarios; luego es corruptible . Tanto la máxima,

    a

    a saber, a lo que l e conviene la causa también el efecto que necesaria-

    mente se sigue , como la diferencia de la máx ima: de la causa mate-

    rial son lugares intrínsecos.

    Los lugares se llaman extrínsecos cuando los argumentos se toman

    de aquellas cosas que están fuera de la cosa. Por ejemplo, si alguien

    pregunta si el hombre es racional, hágase el argumento: el hombre n o

    1 1.e. conjuntos o unidos a la cosa n cuestión como propiedades suyas.

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    49/204

    et differentia maximae ab extrinseco. Similiter si quis petat nunquid

    virtus sit fugienda? faciat

    S4

    argumentum. Solum vitiurn est fugiendum:

    et virtus vitium non est: ergo virtus non est fugienda. Ab extrinseco

    sumitur.

    Loca media vocantur quae

    5

    partim intrinseca et partim extrinseca:

    quia surnitur argumentum ab eo quod partim conuenit rei et partim

    ect extra rem. Vt si quis quaerat nunquid humilitas bona si t? sumat

    argumentum: Humilis est bonus: ergo humilitas bona. Sumit argurnen-

    tum ab humili: a concreto ad abstractum: a denominato ad denominantem.

    Quae partim conueniunt t partim differunt. Conueniunt in principali

    significato: quia tam humilitas quam humilis humilitatem important.

    Differunt tamen in finali terminatione quia vnum concretum aliud

    abstractum.

    Locum intrinsecum aliqui subdiuidunt in locum qui a substantia rei

    sumitur: et in eum qui a concomitantibus ipsam substantiam. Exemplum

    primi. Vt si quis dubitet: nunquid Homo sit immortalis? desumat ar-

    g ~ m e n t u m ~ ~omo habet animam rationalen~ immortalem: ergo ipse

    est secundum animam immortalis. Sumptum es: argumentum a substantia

    rei. Et huic adiungitur locus a descriptione et a nominis interpretatio-

    ne. Quia saepe contingit rem describere quia nescimus definitionem

    propriam ex genere

    t

    differentia signare. concomitantibus rem:

    vt

    quando a causa efficiente et finali. Et etiam posset concomitans subs-

    tantiam dici si a oausa materiali ve1 formali sumeretur si considerentur

    vt partes substantiae et non vt tota substantia. Et ab accidente et

    De quibus in specialli erit sermo.

    4 addit: sic

    5

    M:

    seu

    36

    addit: sic

    7

    M addit: etc

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    50/204

    es irracional, luego racional . La máxima y la diferencia de la mkxiina se

    toman de lo extrínseco. De manera semejante, si alguien pregunta si la

    virtud ha de rehuirse, haga el argumen to: sólo el vicio debe rehuirse,

    y

    la virtud no es vicio, luego la virtud no ha de rehuirse . Se toma de lo

    extrínseco.

    Se llaman intermedios los lugares que [son] en parte intrinsecos y en

    parte extrínsecos, porque el argumento se toma de aquello que en parte

    conviene a la cosa y en parte está fuera de la cosa. Por ejemplo, si al-

    guien pregu nta si la humildad es buena, tome el argumento: el humilde

    es bueno, luego la humildad es buena . Toma el a rgumento a partir

    del humilde, de lo concreto a lo abstracto, de lo denominado a lo de-

    nominante.11 Las cuales en parte convienen y en parte difieren; convie-

    nen en el significado principal, porqu e tanto humildad como humil-

    de comp ortan la humildad. Pero difieren en la terminación final, porqu e

    uno es concreto y otro abstracto.

    Al lugar intrínseco algunos lo subdividen en lugar que se toma de

    la substancia de la cosa

    y

    en aquel que [se toma] de las cosas concomi-

    tantes a la misma substancia. Ejemplo de lo primero: como si alguien

    duda de si el hombre es inmortal, tome el argumento: el hombre tiene

    alma racional inmortal; luego él mismo es, según el alma, inmortal . El

    argumento está tomado de la substancia de la cosa.

    Y

    a éste se le añade

    el lugar por la descripción y por la interpretación del nombre. Porque mu-

    chas veces acontece que describimos la cosa porque no sabemos asignar

    la definición propia por género y diferencia. Por las cosas que son con-

    comitantes a la cosa, como cuando [es] por la causa eficiente y final.

    también podría llamarse concomitante a la substancia si se tomara de

    la causa material o de la formal; si se consideran como partes de la subs-

    tancia, y no como toda la substancia. del accidente y del lugar. e los.

    cuales se hablará en especial.

    Denominante es el término abstracto, del que

    surge

    la denominación de la

    cosa, como humanidad , justicia , etcétera; denominado es el concreto, como

    hombre , justo , etcétera.

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    51/204

    DE

    LOCO DEFINITIONE

    Locus a definitione, qui merito primum obtinet locum, quippe q u P

    rei substantiam ostendit,sQdefinitur. Locus a definitione, est habitudo defi-

    nitionis ad definitum. Locus ergo primus, qui differentia maximae vocatur,

    hic est: A definitione ad definitum. Vbi considerata habitudine, quae est

    definitionis ad definitum, tanquam termini inferentis, ad terminum illa-

    tum depromitur argumentum, ad probandam rei veritatem. Supposita ergo

    definitione definitionis quid rei, et qu id nominis de qu o in principio

    dictum est)

    et

    quomodo quid rei diuiditur in quidditatiuam, quae phy-

    sica, et mefaphysica est: et in descriptiuam et causalem per quatuor cau-

    sarum genera, sumitur argumentum ab isto loco differentia maximae,

    quatuor modis. Duobus affirmatiue: et duobus negatiue. Affirmatiue,40

    sit quaestio21 nunquid homo sit capax beatitudini~?~tmne rationale

    animal beatitudinis capax est: ergo Horno beatitudinis capax est. A de-

    finitione ad definitum. Item si quis petat, vtrum homo sit risibilis?

    43

    Omne animal rationale risible est: ergo Omnis homo est risibilis. Item

    si quis dubitet, vtrum humilitas prosequenda, et superbia fugienda?

    Omnis virtus est prosequenda: ergo Humilitas. Et omne virtutis con-

    trarium fugiendum: ergo superbia fugienda. Locus differentia maximae

    est, A definitione. Locus maxirna est, De quocunque de quo dicitur de-

    finitio: diutur et definitum. Hae quaestiones et argumentationes se te-

    nent ex parte subiecti propositionis: de qua dubitatur, t ex parte prae-

    dicati, sic. Nunquid Concha sit animal?

    45

    Concha est Corpus animatum

    sensibile: ergo Concha animal est. Similiter si quis petat, nunquid tem-

    perantia sit virtus?

    46

    Temperantia est habitus bonus: ergo temperantia

    8

    M:

    quae

    39 M

    addit: sic

    4 M

    addit: sic

    4 M

    addit: exempli gratia

    4 M addit: fit sic

    48 M

    addit: sic

    44

    M

    addit: sic

    6 M

    addit: fiat sic

    46 M

    addit: sic

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    52/204

    CAPITULO

    El lugar por la definición, que con razón tiene el primer lugar, pues

    muestra la substancia de la cosa, se define: El lugar por la definición

    es la relación de la definición con lo definido. Luego el lugar primero,

    que se llama diferencia de la máxima , aquí es: de la definición

    lo definido . Donde, considerada la relaciíhn que va de la definición

    a lo definido como de un término inferente a un término inferido, se

    toma el argumento para probar la verdad de la cosa. Luego, supuesta

    la definición de la definición del

    de la cosa y del

    del nombre

    (de la cual se habló al principio)lZ

    y

    cómo la del

    de la cosa se

    divide en quiditativa?s que es física y metafísica, y en descriptiva

    causal por los cuatro géneros de causas, se toma el argumento por este

    lugar-diferencia de la máxima, de cuatro modos. De dos [modos] afir-

    mativamente

    y

    de dos [modos] negativamente. Afirmativamente, sea la

    cuestión de si el hombre es capaz de felicidad: todo animal racional

    es capaz de felicidad, luego el hombre es capaz de felicidad . De la de-

    finición a lo definido. Igualmente, si alguien pregunta si el hombre es

    risible: todo animal racional es risible, luego todo hombre es risible .

    Igualmente, si alguien duda si la humildad se debe seguir y la soberbia

    rehuir: toda virtud se debe seguir, luego la humildad [se debe seguir];

    todo lo contrario a la virtud se debe rehuir, luego la soberbia se

    debe rehuir . El lugar-diferencia de la máxima es: por la definición ;

    el lugar máxima es: de cualquier cosa de la que se dice la definición,

    tainbiéil se dice lo definido . Estas cuestiones

    y

    argumentaciones se to-

    man de la parte del sujeto de la proposición, de la cual se duda,

    de la parte del predicado, así: jacaso la ostra es animal? : la ostra

    es un cuerpo animado sensible, luego la ostra es animal . De manera

    semejante, si alguien pregunta si la templanza es una virtud: la tem-

    planza es un hábito bueno, luego la templanza es una virtud . El lugar di-

    2 Es decir, al exponer el modo de saber por la definición,

    n

    la parte corres-

    pondiente, al inicio de la Recognitio Summuldrum

    8 Quiditativa se usa en la filosofía escolástica

    n

    el sentido de esencial .

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    53/204

    virtus est. Locus differentia maximae

    A

    definitione. Maxima est De quo-

    cunque de quo dicitur definitio: et dicitur definitum.

    Negatiue duobus modis etiam: ex parte subiecti: et ex parte praedi-

    cati. Si quis petat nunquid Elephas sit disciplinae capax?

    47

    Nullum

    irrationale animal est disciplinae capax: ergo Nullus Elephas est disci-

    plinae capax. Item nunquid virtus reddat hominem malum ve1 vilem? 8

    Nullus bonus habitus potest malum reddere hominem: ergo nulla vims

    facit eunl m a l u m . 4 ~ u l l u s abitus malus potest possessorem bonum

    reddere: ergo nullum vitium bonuin facit habentem. Locus differentia

    maximae a definitione sumitur: et locus maxima est: D e quocunque de

    quo negatur definitio de eodem et definitum negari necesse est.

    Ex parte praedicati 50 sit quaestio nunquid Simia homo sit? eo quod

    imitatur hominem in multis.51 Simia non est animal rationale: ergo Homo

    non est. Nunquid homo sit brutum? Homo animal irrationale non est:

    ergo Homo brutum non est. Est locus maxima De quocunque negatur

    definitio et definitum. Et differentia maximae dicitur: definitione

    ad definitum. Et isti quatuor modi duobus includi p0ssent 5~Cui conue-

    nit definitio et conuenit definitum: et cui non conuenit definitio. nec

    definitum conuenire debet.

    Ponit hic Rodolphus definiendi recte regulas in generali: compendiose

    satis in haec verba. Sunt a~item n sumrna recte definiendi leges vt

    definitio neque plura complectatur quain definitum neque pauciora:

    sed de quocunque vnum dicitur dicatur et altenim. Deinde

    vt

    quid sit

    res hoc est substantiam eius explicet. Praeter haec vt aperta hoc est

    neque ambiguis nominibus quae in multas ducuntur significationes: ne-

    que obscuris aut ex Ionginquo translatis constet. Haec ex 53 Rodolpho.

    Si quidem ad vsum loci huius maximae conducit

    curn

    potissimum in

    qualibet re probanda sit eius definitio a qua efficacissimum argumen-

    tum trahi potest.

    Sub isto modo definitione ad definitum comprehenditur defini-

    to ad definitionem. Vt Cuicunque conuenit definitum et conuenit

    definitio et

    A

    quocunque remouetur definitum et remouebitur defini-

    tio. Et hoc continget quando sit quid notius definitum quam defi-

    47

    M addit:

    sic

    fiat

    4 addit: sic

    49

    M

    addit: sic

    5 M addit: sic

    5 1 M addit: sic fiat

    52

    M addit:

    sic

    M: est

    54 M dddit: sic

  • 8/16/2019 ALONSO. TÓPICOS

    54/204

    ferencia de la máxim a: por la definición ; la máxima es: de cual-

    quier cosa de la que se dice la definición también se dice lo definido .

    Negativamente también de dos modos, por la parte del sujeto y por

    la parte del predicado. Si alguien pregunta si el elefante es capaz de

    doctrina: Nin gún animal irracional es capaz de doctrina, luego ningún

    elefan te es capaz de doctrina . Igualm ente, [si alguien pregunta] s i la

    virtud hace al hombre ma lo o vil: ningún hábito bueno puede hacer

    malo al hombre; luego ninguna virtud lo hace malo . Ningún hábi-

    to malo puede volver bueno al poseedor, luego ningún vicio hace bueno

    al poseedor . El lugar diferencia de la máxima se toma de la definición,

    y el lugar máxima es: de cua lquier cosa de la qu e se niega la defin i-

    ción, de la misma también es necesario negar lo definido .

    Por parte del predicado, sea la pregu nta: jacaso el mo no es hom-

    bre? , p orque en muchas cosas imita al hombre: el mo no no es animal

    racional, luego no es hombre . ¿Acaso el hombre es bueno? : el hom-

    bre no es animal irracional, luego el hombre n o es bueno . El lugar

    má-

    xima es: de cualquier cosa de la qu e se niega la definición, también

    lo definido . Y la diferencia de la máxima se llam a: de la definición

    a lo definido . Y estos cuatro modos pueden inc luirse en dos: a 10

    que le convien e la definición, también le conviene lo definido y a lo que

    no le conviene la definición, tampoco le debe convenir lo definido .

    Aquí pone R odolfo las reglas para d efinir correctam ente en general, de

    manera bastante compendiosa, en estas palabras: Son, empero, en suma

    las leyes para definir correctamente: que