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La ONU lanza la alerta de hambre por la subida del precio de los alimentos El encarecimiento del 6% de los cultivos básicos conlleva aumentos del 30% en países pobres La FAO recuerda que las personas hambrientas en el mundo han pasado este año a 1.040 millones El gesto anodino de abrir una nevera en un país desarrollado como España puede ofrecer, a una mirada atenta, una explicación sobre por qué la FAO, la agencia de la ONU para la agricultura y alimentación, lanzó ayer una alarma mundial sobre una nueva ola de hambre. El aumento de los precios de las materias primas, que han subido un prome- dio del 6%, se traduce dentro de la nevera en leves encarecimientos para el ciudadano de un país desarrollado, que, sin embargo, están resultando fatales para más de 115 millones de personas. Es el número de los que en las últimas semanas han pasado a engrosar las filas de quienes hoy, viernes, se acostarán sin haber comido lo imprescindible para sobrevivir. O sea, con menos de un dólar al día para gastar. En sus países y por causas distintas, los alimentos han subido más de 30%. En el 2008, los hambrientos eran 1.000 millones y la comunidad internacional se propuso reducirlos a la mitad antes del 2015. A principios de este año, habían descendido a 925 millones, pero ahora vuelven a ser 1.040 millones. La nevera ofrece, en miniatura, una radiografía de lo que ha sucedido estos meses en la bolsa de Chicago, donde se establecen los precios mundiales de las materias primas. Han subido las maizenas, así como los palitos de pan que se usan en los aperitivos y también el azúcar, mientras que la leche y los bistecs y lomos han permanecido más o menos con el mismo precio. O sea, han subido el trigo, el maíz y el arroz. Desglosando los datos de la FAO, el 12% de encarecimiento del azúcar, que desde marzo seguía bajando, se ha debido a «las lluvias a destiempo que hicieron más difícil la recolección de la caña de azúcar en Brasil, el mayor exportador mundial». Si el trigo al por mayor ha subido el 19% ha sido debido a «un empeoramiento de las perspec- tivas de producción en la Federación de Rusia» y a que el maíz que los ganaderos daban a los animales ha aumenta- do de precio. Estos lo han sustitutido por el trigo, provocando una mayor demanda que ha disparado todavía más los precios. EEUU AYUDA AL SECTOR/ Los productos hechos con arroz han subido «por el retraso de la llegada de los monzones en la India» (los arrozales se han secado) y porque «en Australia ha llovido poco». El maíz ha aumentado un 23% principalmente a causa de las sequías en EEUU, donde el Gobierno federal ha tenido que volcarse en ayudas al sector. La lección sobre el hambre que ofrece la nevera doméstica puede proseguir, desglosando aún más los datos de la FAO. Las revueltas del 2011 en varios países árabes han provocado cambios estructurales que afectan, por ahora, a una disminución de alimentos. El final de la guerra en Libia provocó que cientos de soldados entraran en el vecino Malí, se aliaran con la población de los tuaregs de la región, provocaran un golpe de Estado en el país, que marginaba a dicha población, con la consecuente espantada de cientos de miles de habitantes, el abandono de las huertas y el hambre consiguiente. La FAO y otras organizaciones que trabajan en la región, como Oxfam Internacional, atajan la crisis comprando comida básica. LUCHA POR LA TIERRA / En la zona de Kivu (Congo), donde se concentran algunos minerales estratégicos para las multinacionales que fabrican ordenadores, móviles y armamento, el conflicto solapado ha vuelto a recobrar fuerza. Los habitantes huyen despavoridos y se produce un nuevo cortocircuito de los alimentos. Lo mismo sucede en Nigeria, donde no pasa mes que no se produzca un atentado contra los cristianos, que después se vengan con los musulmanes. No hay una guerra de religión, sino una lucha por las tierras, generalmente controladas por los cristia- nos. La FAO está dando apoyo en estos meses a 36 países, con 113 proyectos agrícolas distintos, distribuyendo semillas, aperos y abonos para paliar el hambre, producido por los desperfectos del clima y de las locuras bélicas. MAYOR VOLATILIDAD / Según la organización, los precios de los alimentos serán aún más volátiles en los próxi- mos 20 años y mucho tendrá que ver la producción de biocombustibles. Esta tendencia revierte en la escasez cada vez mayor de tierras y de agua, ya que tiende al acaparamiento de tierras fértiles. Y aún así, la FAO denuncia que «el mundo produce actualmente alimentos suficientes para todos sus habitantes, aunque muchos no tengan acceso a ellos.

Alerta de la ONU

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Artíuclos sobre el hambre en el mundo

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Page 1: Alerta de la ONU

La ONU lanza la alerta de hambre por la

subida del precio de los alimentosEl encarecimiento del 6% de los cultivos básicos conlleva aumentos del 30% en países pobres

La FAO recuerda que las personas hambrientas en el mundo han pasado este año a 1.040 millones

El gesto anodino de abrir una nevera en un país desarrollado como España puede ofrecer, a una mirada atenta, una

explicación sobre por qué la FAO, la agencia de la ONU para la agricultura y alimentación, lanzó ayer una alarma

mundial sobre una nueva ola de hambre. El aumento de los precios de las materias primas, que han subido un prome-

dio del 6%, se traduce dentro de la nevera en leves encarecimientos para el ciudadano de un país desarrollado, que,

sin embargo, están resultando fatales para más de 115 millones de personas. Es el número de los que en las últimas

semanas han pasado a engrosar las filas de quienes hoy, viernes, se acostarán sin haber comido lo imprescindible

para sobrevivir. O sea, con menos de un dólar al día para gastar. En sus países y por causas distintas, los alimentos

han subido más de 30%.

En el 2008, los hambrientos eran 1.000 millones y la comunidad internacional se propuso reducirlos a la mitad antes

del 2015. A principios de este año, habían descendido a 925 millones, pero ahora vuelven a ser 1.040 millones.

La nevera ofrece, en miniatura, una radiografía de lo que ha sucedido estos meses en la bolsa de Chicago, donde se

establecen los precios mundiales de las materias primas.

Han subido las maizenas, así como los palitos de pan que se usan en los aperitivos y también el azúcar, mientras que

la leche y los bistecs y lomos han permanecido más o menos con el mismo precio. O sea, han subido el trigo, el maíz

y el arroz.

Desglosando los datos de la FAO, el 12% de encarecimiento del azúcar, que desde marzo seguía bajando, se ha

debido a «las lluvias a destiempo que hicieron más difícil la recolección de la caña de azúcar en Brasil, el mayor

exportador mundial». Si el trigo al por mayor ha subido el 19% ha sido debido a «un empeoramiento de las perspec-

tivas de producción en la Federación de Rusia» y a que el maíz que los ganaderos daban a los animales ha aumenta-

do de precio. Estos lo han sustitutido por el trigo, provocando una mayor demanda que ha disparado todavía más los

precios.

EEUU AYUDA AL SECTOR/ Los productos hechos con arroz han subido «por el retraso de la llegada de los

monzones en la India» (los arrozales se han secado) y porque «en Australia ha llovido poco». El maíz ha aumentado

un 23% principalmente a causa de las sequías en EEUU, donde el Gobierno federal ha tenido que volcarse en

ayudas al sector.

La lección sobre el hambre que ofrece la nevera doméstica puede proseguir, desglosando aún más los datos de la

FAO. Las revueltas del 2011 en varios países árabes han provocado cambios estructurales que afectan, por ahora, a

una disminución de alimentos.

El final de la guerra en Libia provocó que cientos de soldados entraran en el vecino Malí, se aliaran con la población

de los tuaregs de la región, provocaran un golpe de Estado en el país, que marginaba a dicha población, con la

consecuente espantada de cientos de miles de habitantes, el abandono de las huertas y el hambre consiguiente. La

FAO y otras organizaciones que trabajan en la región, como Oxfam Internacional, atajan la crisis comprando comida

básica.

LUCHA POR LA TIERRA / En la zona de Kivu (Congo), donde se concentran algunos minerales estratégicos para

las multinacionales que fabrican ordenadores, móviles y armamento, el conflicto solapado ha vuelto a recobrar fuerza.

Los habitantes huyen despavoridos y se produce un nuevo cortocircuito de los alimentos. Lo mismo sucede en

Nigeria, donde no pasa mes que no se produzca un atentado contra los cristianos, que después se vengan con los

musulmanes. No hay una guerra de religión, sino una lucha por las tierras, generalmente controladas por los cristia-

nos.

La FAO está dando apoyo en estos meses a 36 países, con 113 proyectos agrícolas distintos, distribuyendo semillas,

aperos y abonos para paliar el hambre, producido por los desperfectos del clima y de las locuras bélicas.

MAYOR VOLATILIDAD / Según la organización, los precios de los alimentos serán aún más volátiles en los próxi-

mos 20 años y mucho tendrá que ver la producción de biocombustibles. Esta tendencia revierte en la escasez cada

vez mayor de tierras y de agua, ya que tiende al acaparamiento de tierras fértiles.

Y aún así, la FAO denuncia que «el mundo produce actualmente alimentos suficientes para todos sus habitantes,

aunque muchos no tengan acceso a ellos.

Page 2: Alerta de la ONU

Tras la especulación financiera, llega la

especulación con los alimentos La mayor sequía de los últimos cincuenta años en Estados Unidos, amenaza

con generar una de las mayores crisis alimentarias del siglo. Al mismo tiempo, son muchas las multinacionales que acaparan cultivos

ofreciendo precios a las cooperativas por encima del mercado. Y no sólo eso, también adquieren grandes extensiones de terreno en el ter-

cer mundo. Ni en Europa ni en Estados Unidos, parece haber iniciativa alguna para

reformar la Política Agraria Común y las Farm Act.

En la portada de este viernes del diario Financial Times se anuncia la llegada de una nueva crisis alimentaria, algo que ya

anunciaba Hispanidad en los últimos meses.

De acuerdo al rotativo británico, el principal motivo de la inminente crisis alimentaria es que Estados Unidos está padecien-

do la mayor sequía de los últimos cincuenta años, algo sin duda de notoria gravedad, ya que EEUU es el principal productor

a escala mundial de materias primas tan básicas como la soja o el maíz -EEUU produce más de la mitad de este último-. No

obstante, la cuestión de la crisis alimentaria requiere un profuso análisis ya que los fenómenos naturales -como la sequía-

contribuyen únicamente de manera parcial a que se produzca la carestía alimenticia, que no tendría lugar si no ocurriesen

otros factores mucho más peligrosos.

Aunque parezca sorprendente, la previsible crisis alimentaria es en su esencia una crisis análoga a la financiera, ya que

ambas se definen por un aspecto clave: la especulación.

No es un secreto que, al igual que se especula con la deuda de los países o con los ahorros de las personas, se especula

también con el precio de los alimentos. No obstante, en la actualidad se están produciendo fenómenos especulativos en

materia alimenticia que constituyen una auténtica novedad. En esta tendencia, uno de los métodos especulativos más

sorprendentes es la adquisición por parte de grandes multinacionales -principalmente fondos de inversión- de la producción

desarrollada por las cooperativas agrícolas, a las que las multinacionales les ofrecen un precio superior al del mercado y,

así, pueden fijar libremente el precio futuro que desean por las materias primas -ya que son ellas las que controlan las

materias primas-.

Todo ello nos lleva a un modelo especulativo absolutamente igual que el financiero, pero más peligroso, ya que pone en

riesgo que millones de personas puedan contar con los alimentos básicos.

Otro hecho sorprendente, es que se ha conocido que también algunas multinacionales se están dedicando a adquirir gran-

des extensiones de terreno en el tercer mundo -principalmente en los países menos desarrollados de África y Asia-,

terrenos que adquieren a un precio muy reducido debido a la imperiosa necesidad que arrastran sus dueños, y así logran

frenar la producción en los países del Tercer Mundo, lo que ineludiblemente lleva a un aumento del precio de los alimentos,

cuando no a la hambruna.

No obstante, además de la especulación alimentaria y la climatología adversa, existe un tercer motivo que acelera la llegada

de la crisis alimentaria. Un motivo permanente que viene de atrás: la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea -

que absorbe la mayor parte del presupuesto comunitario- y su proceso paralelo, las Farm Act, en Estados Unidos. Ambas

políticas se han dedicado a subvencionar a los agricultores del primer mundo para que no produjesen alimentos, con el

consiguiente perjuicio a los productores del tercer mundo, bajo el famoso lema de que el mundo occidental estaba plagado

de ‘montañas de mantequilla y lagos de leche’. Pues bien, la especulación y la subvención descontrolada, han hecho que en

esas montañas, antaño llenas de mantequilla, no quede más que valle y que esos blancos lagos se hayan quedado secos, al

mismo tiempo que cada día se incrementan los precios de las materias primas más básicas, que ya no sobran sino que más

bien escasean.

Todo ello presagia la llegada de una crisis de calado profundo, que puede ser aún más grave que la financiera, ya que el

hambre lleva al ser humano a la desesperación, y no estamos precisamente en una situación histórica en la que las personas

puedan soportar mucha más desesperanza.

Hay que tener en cuenta que las crisis económicas del siglo XX han sido crisis de sobreproducción (sobraban alimentos

pero los países ricos protegían a sus agricultores por la vía del subsidio). Ahora, en el siglo XXI, por vez primera, por mor

de la especulación con los alimentos, podemos estar abocados a una crisis alimentaria. Más que porque falten alimentos

porque se mantendrán en unos precios inasumibles para los países pobres.

Gabriel López