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Alejandra Pizarnik POEMAS ESCOGIDOS BIBLIOTECA VIRTUAL BEAT 57

Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

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Pizarnik prosa escogida

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Page 1: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

Alejandra Pizarnik

POEMAS ESCOGIDOS

BIBLIOTECA VIRTUAL BEAT 57

Page 2: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

Alejandra Pizarnik nació y murió en Buenos Aires, Argentina (1936-1972).

Es una de las poetas más importantes de Argentina, que realizó su obra en la década del sesenta

siendo una de las voces más representativas de esa generación. Su poesía, lírica, que roza el

surrealismo, fue una de las que más marcó a las posteriores generaciones poéticas de este país.

Alejandra Pizarnik re-trabajó en su poesía las tradiciones románticas, simbolistas y surrealistas.

Su poesía se encargó de poner en escena lo desgarrador del silencio creativo, abriendo una puerta

para las nuevas mujeres poetas, para trabajar sobre ese material. En esta página encontrarás una

importante selección de su obra; incluyendo por primera vez poemas de su primer libro.

Page 3: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

La tierra más ajena

Este fue el primer libro de Alejandra Pizarnik. Lo publicó en 1955 y lo firmó como Flora

Alejandra Pizarnik. Si bien la poeta nunca quiso re-editarlo, creo que es bueno dar a conocer

unos pocos poemas del mismo para que se pueda observar cómo en estos primeros poemas ya se

encuentran algunas líneas temáticas que más tarde caracterizarían su poesía.

Page 4: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

Lejanía

Mi ser henchido de barcos blancos.

Mi ser reventando sentires.

Toda yo bajo las reminiscencias de tus ojos.

Quiero destruir la picazón de tus pestañas.

Quiero rehuir la inquietud de tus labios.

Porqué tu visión fantasmagórica redondea los cálices de estas horas?

Noche

correr no sé donde

aquí o allá

singulares recodos desnudos

basta correr!

trenzas sujetan mi anochecer

de caspa y agua colonia

rosa quemada fósforo de cera

creación sincera en surco capilar

la noche desanuda su bagaje

de blancos y negros

tirar detener su devenir

Page 5: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

La Última Inocencia

La última inocencia fue el segundo libro de poemas de Alejandra Pizarnik. Fue editado en 1956,

bajo el sello Poesía Buenos Aires, que dirigía el poeta y traductor Raúl Gustavo Aguirre.

En 1976 la editorial Botella al Mar (dirigida por el poeta Arturo Cuadrado) re-editó este libro

junto con "Las aventuras perdidas", incluyendo el famoso prologo escrito por el poeta y pintor

surrealista Enrique Molina. Dicha edición cuenta con grabados en madera realizados por Luis

Seoane.

Los poemas incluídos en esta página están tomados de dicha edición.

Page 6: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

Sueño

Estallará la isla del recuerdo.

La vida será un acto de candor.

Prisión

para los días sin retorno.

Mañana

los monstruos del buque destruirán la playa

sobre el vidrio del misterio.

Mañana

la carta desconocida encontrará las manos del alma.

La Última Inocencia

Partir

en cuerpo y alma

partir.

Partir

deshacerse de las miradas

piedras opresoras

que duermen en la garganta.

He de partir

no más inercia bajo el sol

no más sangre anonadada

no más formar fila para morir.

He de partir

Pero arremete ¡viajera!

Page 7: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

A la espera de la oscuridad

Ese instante que no se olvida

Tan vacío devuelto por las sombras

Tan vacío rechazado por los relojes

Ese pobre instante adoptado por mi ternura

Desnudo desnudo de sangre de alas

Sin ojos para recordar angustias de antaño

Sin labios para recoger el zumo de las violencias

perdidas en el canto de los helados campanarios.

Ampáralo niña ciega de alma

Ponle tus cabellos escarchados por el fuego

Abrázalo pequeña estatua de terror.

Señálale el mundo convulsionado a tus pies

A tus pies donde mueren las golondrinas

Tiritantes de pavor frente al futuro

Dile que los suspiros del mar

Humedecen las únicas palabras

Por las que vale vivir.

Pero ese instante sudoroso de nada

Acurrucado en la cueva del destino

Sin manos para decir nunca

Sin manos para regalar mariposas

A los niños muertos

Balada de la piedra que llora

a Josefina Gómez Errázuris

la muerte se muere de risa pero la vida

se muere de llanto pero la muerte pero la vida

pero nada nada nada

Page 8: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

Poema para Emily Dickinson

Del otro lado de la noche

la espera su nombre,

su subrepticio anhelo de vivir,

¡del otro lado de la noche!

Algo llora en el aire,

los sonidos diseñan el alba.

Ella piensa en la eternidad.

Sólo un nombre

alejandra alejandra

debajo estoy yo

alejandra

Page 9: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

Las aventuras perdidas

Las aventuras perdidas fue el tercer libro de poemas de Alejandra Pizarnik. Fue editado en 1958,

bajo el sello Altamar, que dirigía el poeta RubénVela.

En 1976 la editorial Botella al Mar (dirigida por el poeta Arturo Cuadrado) re-editó este libro

junto con "La última inocencia", incluyendo el famoso prólogo escrito por el poeta y pintor

surrealista Enrique Molina. Dicha edición cuenta con grabados en madera realizados por Luis

Seoane.

Los poemas incluIdos en esta página están tomados de dicha edición.

Page 10: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

Tiempo

a Olga Orozco

Yo no sé de la infancia

más que un miedo luminoso

y una mano que me arrastra

a mi otra orilla.

Mi infancia y su perfume

a pájaro acariciado.

La Carencia

Yo no sé de pájaros,

no conozco la historia del fuego.

Pero creo que mi soledad debería tener alas.

Azul

mis manos crecían con música

detrás de las flores

pero ahora

por qué te busco, noche,

por qué duermo con tus muertos

Fiesta en el vacío

Como el viento sin alas encerrado en mis ojos

es la llamada de la muerte.

Sólo un ángel me enlazará al sol.

Dónde el ángel,

dónde su palabra.

Oh perforar con vino la suave necesidad de ser.

Page 11: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

La única herida

¿Qué bestia caída de pasmo

se arrastra por mi sangre

y quiere salvarse?

He aquí lo difícil:

caminar por las calles

y señalar el cielo o la tierra.

Page 12: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

Árbol de Diana

Este libro fue publicado por primera vez en 1962 por la editorial Sur, dirigida por la escritora

argentina Victoria Ocampo. Esa edición contaba con un prólogo del escritor mexicano Octavio

Paz. En 1988 la editorial Botella al Mar lo re-editó, esta vez con un prólogo escrito por la

profesora Susana Puente.

Page 13: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

1 sólo la sed

el silencio

ningún encuentro

cuídate de mí amor mío

cuídate de la silenciosa en el desierto

de la viajera con el vaso vacío

y de la sombra de su sombra

5

por un minuto de vida breve

única de ojos abiertos

por un minuto de ver

en el cerebro flores pequeñas

danzando como palabras en la boca de un mudo

13

explicar con palabras de este mundo

que partió de mí un barco llevándome

18

como un poema enterado

del silencio de las cosas

hablas para no verme

23 una mirada desde la alcantarilla

puede ser una visión del mundo

la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos

31

Es un cerrar los ojos y jurar no abrirlos. En tanto afuera se alimenten de relojes y de flores

nacidas de la astucia. Pero con los ojos cerrados y un sufrimiento en verdad demasiado grande

pulsamos los espejos hasta que las palabras olvidadas suenan mágicamente.

Page 14: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

Los trabajos y las Noches

Alejandra Pizarnik publica en 1965 su libro "los trabajos y las noches", que junto a "Árbol de

Diana" está considerado como uno de los puntos más brillantes de su poesía.

Page 15: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

Mendiga Voz

Y aún me atrevo a amar

el sonido de la luz en una hora muerta,

el color del tiempo en un muro abandonado.

En mi mirada lo he perdido todo.

Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.

Poema

Tú eliges el lugar de la herida

en donde hablamos nuestro silencio.

Tú haces de mi vida

esta ceremonia demasiado pura.

Los trabajos y las noches

para reconocer en la sed mi emblema

para significar el único sueño

para no sustentarme nunca de nuevo en el amor

he sido toda ofrenda

un puro errar

de loba en el bosque

en la noche de los cuerpos

para decir la palabra inocente

Page 16: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

Extracción de la Piedra de Locura

El sol, el poema

Barcos sobre el agua natal.

Agua negra, animal de olvido. Agua lila, única vigilia.

El misterio soleado de las voces en el parque. Oh tan antiguo.

Continuidad

No nombrar las cosas por sus nombres. Las cosas tienen bordes dentados, vegetación lujuriosa.

Pero quién habla en la habitación llena de ojos. Quién dentellea con una boca de papel. Nombres

que vienen, sombras con máscaras. Cúrame del vacío ­ dije. (La luz se amaba en mi oscuridad.

Supe que no había cuando me encontré diciendo: soy yo.) Cúrame ­ dije.

Como agua sobre una piedra

a quien retorna en busca de su antiguo buscar

la noche se le cierra como agua sobre una piedra

como aire sobre un pájaro

como se cierran dos cuerpos al amarse

Vértigos o contemplación de algo que termina

Esta lila se deshoja.

Desde sí misma cae

y oculta su antigua sombra.

He de morir de cosas así.

En la otra madrugada

Veo crecer hasta mis ojos figuras de silencio y desesperadas. Escucho grises, densas voces en el

antiguo lugar del corazón.

Desfundación

Alguien quiso abrir alguna puerta. Duelen sus manos aferradas a su prisión de huesos de mal

agüero.

Toda la noche ha forcejeado con su nueva sombra. Llovió dentro de la madrugada y martillaban

con lloronas.

La infancia implora desde mis noches de cripta.

La música emite colores ingenuos.

Grises pájaros en el amanecer son a la ventana cerrada lo que a mis males mi poema.

Page 17: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

El Infierno Musical

Cold in hand blues

y qué es lo que vas a decir

voy a decir solamente algo

y qué es lo que vas a hacer

voy a ocultarme en el lenguaje

y por qué

tengo miedo

En un ejemplar de "Les Chants de Maldoror"

Debajo de mi vestido ardía un campo con flores alegres como los niños de la medianoche.

El soplo de la luz en mis huesos cuando escribo la palabra tierra. Palabra o presencia seguida por

animales perfumados; triste como sí misma, hermosa como el suicidio; y que me sobrevuela

como a una dinastía de soles.

Signos

Todo hace el amor con el silencio.

Me habían prometido un silencio como un fuego, una casa de silencio.

De pronto el templo es un circo y la luz un tambor.

Lazo mortal

Palabras emitidas por un pensamiento a modo de tabla del náufrago. Hacer el amor adentro de

nuestro abrazo significó una luz negra: la oscuridad se puso a brillar. Era la luz reencontrada,

doblemente apagada pero de algún modo más viva que mil soles. El color del mausoleo infantil,

el mortuorio color de los detenidos deseos se abrió en la salvaje habitación. El ritmo de los

cuerpos ocultaba el vuelo de los cuervos. El ritmo de los cuerpos cavaba un espacio de luz

adentro de la luz.

Endechas IV

Las metáforas de asfixia se despojan del sudario, el poema. El terror es nombrado con el modelo

delante, a fin de no equivocarse.

Page 18: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

LA CONDESA SANGRIENTA

Si bien Pizarnik escribe el texto de la Condesa durante los años sesenta, publicándolo en 1966

(edición a la que no he podido acceder por el momento), la edición que aparece como oficial es

la de 1971 publicada por la editorial Aquarius, en junio de ese año. De dicha edición han sido

extraídos los capítulos que se incluyen en esta página.

Page 19: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

El espejo de la Melancolía

Todo es espejo!

Octavio Paz

...vivía delante de su gran espejo sombrío, el famoso espejo cuyo modelo había diseñado ella

misma...Tan confortable era que presentaba unos salientes en donde apoyar los brazos de manera

de permanecer muchas horas frente a él sin fatigarse. Podemos conjeturar que habiendo creído

diseñar un espejo, Erzébet trazó los planos de su morada. Y ahora comprendemos por qué sólo la

música más arrebatadoramente triste de su orquesta de gitanos o las riesgosas partidas de caza o

el violento perfume de las hierbas mágicas en la cabaña de la hechicera o -sobre todo- los

subsuelos anegados de sangre humana, pudieron alumbrar en los ojos de su perfecta cara algo a

modo de mirada viviente. Porque nadie tiene más sed de tierra, de sangre y de sexualidad feroz

que estas criaturas que habitan los fríos espejos. Y a propósito de espejos: nunca pudieron

aclararse los rumores acerca de la homosexualidad de la condesa, ignorándose si se trataba de

una tendencia inconsciente o si, por lo contrario, la aceptó con naturalidad, como un derecho más

que le correspondía. En lo esencial, vivió sumida en su ámbito exclusivamente femenino. No

hubo sino mujeres en sus noches de crímenes. Luego, algunos detalles, son obviamente

reveladores: por ejemplo, en la sala de torturas, en los momentos de máxima tensión, solía

introducir ella misma un cirio ardiente en el sexo de la víctima. También hay testimonios que

dicen de una lujuria menos solitaria. Una sirvienta aseguró en el proceso que una aristocrática y

misteriosa dama vestida de mancebo visitaba a la condesa. En una ocasión las descubrió juntas,

torturando a una muchacha. Pero se ignora si compartían otros placeres que los sádicos.

Continúo con el tema del espejo. Si bien no se trata de explicar a esta siniestra figura, es preciso

detenerse en el hecho de que padecía el mal del siglo XVI: la melancolía.

Un color invariable rige al melancólico: su interior es un espacio de color de luto; nada pasa allí,

nadie pasa. Es una escena sin decorados donde el yo inerte es asistido por el yo que sufre por esa

inercia. Éste quisiera liberar al prisionero, pero cualquier tentativa fracasa como hubiera

fracasado Teseo si , además de ser él mismo, hubiese sido, también, el Minotauro; matarlo,

entonces, habría exigido matarse. Pero hay remedios fugitivos: los placeres sexuales, por

ejemplo, por un breve tiempo pueden borrar la silenciosa galería de ecos y de espejos que es el

alma melancólica. Y más aún: hasta pueden iluminar ese recinto enlutado y transformarlo en una

suerte de cajita de música con figuras de vivos y alegres colores que danzan y cantan

deliciosamente. Luego, cuando se acabe la cuerda, habrá que retornar a la inmovilidad y al

silencio. La cajita de música no es un medio de comparación gratuito. Creo que la melancolía es,

en suma, un problema musical: una disonancia, un ritmo trastornado. Mientras afuera todo

sucede con un ritmo vertiginoso de cascada, adentro hay una lentitud exhausta de gota de agua

cayendo de tanto en tanto. De allí que ese afuera contemplado desde el adentro melancólico

resulte absurdo e irreal y constituya "la farsa que todos tenemos que representar". Pero por un

instante -sea por una música salvaje, o alguna droga, o el acto sexual en su máxima violencia-, el

ritmo lentísimo del melancólico no sólo llega a acordarse con el del mundo externo, sino que lo

sobrepasa con una desmesura indeciblemente dichosa; y el yo vibra animado por energías

delirantes.

Al melancólico el tiempo se le manifiesta como suspensión del transcurrir -en verdad, hay un

transcurrir, pero su lentitud evoca el crecimiento de las uñas de los muertos- que precede y

continúa a la violencia fatalmente efímera. Entre dos silencios o dos muertes, la prodigiosa y

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fugaz velocidad, revestida de variadas formas que van de la inocente ebriedad a las perversiones

sexuales y aun al crimen. Y pienso en Erzébet Báthory y en sus noches cuyo ritmo medían los

gritos de las adolescentes. El libro que comento en estas notas lleva un retrato de la condesa: la

sombría y hermosa dama se parece a la alegoría de la melancolía que muestran los viejos

grabados. Quiero recordar, además, que en su época una melancólica significaba una poseída por

el demonio.

Alejandra Pizarnik

Page 21: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

Diario

París, 1960 1 de Noviembre

Falta mi vida, falto a mi vida, me fui con ese rostro que no encuentro, que no recuerdo.

18 de diciembre

Noche crucial. Noche en su noche. Mi noche. Mi importancia. Mí misma. La asfixiada ama la

ausencia del aire. Memorias de una náufraga. Sueños de una náufraga. Qué puede soñar una

náufraga sino que acaricia las arenas de la orilla.

21 de diciembre

Anoche tomé agua hasta las tres de la madrugada. Estaba un poco ebria y lloraba. Me pedía agua

a mí como si yo fuera mi madre. Yo me daba de beber con asco.

23 de diciembre El bosque estaba oscuro. Por eso las hojas suspendidas de las ramas amenazaban con un color

negro, no verde. "Es mentira todo", pensé, "hasta lo que me decían del color de las hojas". Tenía

tanto miedo que no sabía si avanzaba o retrocedía.

24 de diciembre Desperté viéndome como un cuerpo sin piel, una llagada.

31 de diciembre Cuando entré en mi cuarto tuve miedo porque la luz ya estaba prendida y mi mano seguía

insistiendo hasta que dije: Ya está prendida. Me saqué los pantalones y subí a la silla para mirar

cómo soy con el suéter y el slip; vi mi cuerpo adolescente; después bajé y me acerqué

nuevamente al espejo: Tengo miedo, dije. Revisé mis rasgos y me aburrí. Tenía hambre y ganas

de romper algo. Me dirigí a la mesa y quise escribir un poema pero temí aumentar el desorden de

los libros y papeles. Me mordía los labios y no sabía qué hacer con las manos. Me asustaba

saberme andando por la piecita desordenada, con la boca devorándose y la memoria petrificada.

París, 1961 3 de Enero

Escríbame, dijo, escríbame de usted. Escríbele hasta que te enredes en los hilos del lenguaje y

caigas herida de muerte.

5 de enero

El horror de habitarme, de ser- qué extraño- mi huésped, mi pasajera, mi lugar de exilio.

7 de Enero

Todo lo que le dije lo arrojaba por inservible. Mi amor en harapos volaba como un paquete

absurdo y nauseabundo.

9 de Enero Odio mi cara pues la miro a través de sus ojos. Esta cara no supo fascinarlo.

Amo. ¿Qué se hace en este mundo cuando se ama así?

Page 22: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

27 de Febrero

Imagino situaciones horribles para obligarme a actuar. Así la visión de los clochards para

impulsarme a trabajar frenéticamente en la oficina sin pensar en las pocas probabilidades que

tengo para llegar a ese estado pues en cualquier momento puedo volver a Buenos Aires- a mi

hogar burgués. Lo mismo el viernes pasado cuando vi la obra de Brecht y me asusté mucho

como si mi caída en la miseria fuera inminente.

París, 1962 22 de julio

Pequeños suicidios silenciosos. Extraño haber caído tan al fondo después de tantas precauciones.

Se caminó toda la noche a tientas: no se lloró; no se gimió; ni siquiera se respiró todo lo que se

necesitaba. Pero te descubrieron igual. Como si nada.

7 de septiembre. St. Tropez

Esta voz aferrada a las consonantes. Este cuidar de que ninguna letras quede sin enunciar. Hablas

literalmente. No obstante, se te comprende mal. Es como si la perfecta precisión de tu lenguaje

revelara en cada palabra un caos que se vuelve más evidente en la medida en que te esfuerzas por

ser comprendida.

28 de Septiembre

Escribir un solo libro en prosa en vez de poemas o fragmentos. Un libro o una morada en donde

guarecerme.

París, 1963 2 de enero

No eres tú la culpable de que tu poema hable de lo que no eres.

2 de Febrero

En suma, se trata de un problema musical o de un temblor en ese lugar al que se refieren los

demás cuando dice "alma".

Buenos Aires, 1964 15 de octubre

La soledad de cada uno. No ser objeto de las miradas. Mirar en vez de ser mirada. Usar los ojos.

Límites. No escribir, no preocuparse por escribir. No jugar a ser Flaubert. S. comprende. La que

no comprende soy yo.

Page 23: Alejandra Pizarnik - Poemas Escogidos

19 de octubre

Artaud. Deseos de escribir una página sobre su sufrimiento. Su tensión física; sus conflictos con

el pensamiento, las palabras. Pero sin retórica, por favor, sin retórica. Lo que me asusta es mi

semejanza con A. Quiero decir: la semejanza de nuestras heridas.

Buenos Aires, 1965 18 de abril

No escribo más este diario de una manera continuada. Tengo miedo. Todo en mí se desmorona.

No quiero luchar, no tengo contra quién luchar. Todo esto es tan viejo, tan cansado. Ojalá

pudiera no mentir nunca.

29 de Mayo

Sin saber cómo ni cuando, he aquí que me analizo. Esa necesidad de abrirse y ver. Presentar con

palabras. Las palabras como conductoras, como bisturíes. Tan sólo con las palabras. ¿Es esto

posible? Usar el lenguaje para que diga lo que impide vivir. Conferir a las palabras la función

principal. Ellas abren, ellas presentan. Lo que no diga será examinado. El silencio es la piel, el

silencio cubre y cobija la enfermedad. palabras filosas (pero no son palabras sino frases y

tampoco frases sino discursos).

Imposibilidad de fraguar símbolos. De allí la imposibilidad de escribir obras de ficción.

Buenos Aires, 1966 18 de enero

MUERTE de papá

30 de abril

Este no saber dialogar, esta imposibilidad de acceder a los otros, sean personas vivas, sean

autores. Il m'a fallu appendre mot par mot la vie. Esta imposibilidad de ver a los demás como

seres humanos (nunca miro a los ojos de nadie o si lo hago es para buscar aprobación).

Heme aquí llegada a los 30 años y nada sé aún de la existencia. Lo infantil tiende a morir ahora

pero no por ello entro en la adultez definitiva. El miedo es demasiado fuerte sin duda.

Renunciar a encontrar una madre. La idea ya no me parece tan imposible. Tampoco renunciar a

ser un ser excepcional (aspiración que me hastía). Pero aceptar ser una mujer de 30 años... Me

miro en el espejo y parezco una adolescente. Muchas penas me serían ahorradas si aceptara la

verdad.

Buenos Aires, 1967 1 de Junio

Deseo estudiar muy seriamente el poema en prosa. No comprendo por qué elegí esta forma. Se

impuso. Además, está en mí desde mi libro primero. Nunca leí nada al respecto. Poemas en prosa

abiertos (con silencios) y cerrados­compactos y casi sin puntos y apartes. Poemas en prosa muy

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breves ­breves como aforismos (Rimbaud- Phrases ). Leer alguna vez -o estudiar más que leer-

los de Char, Eluard, Ungaretti, Michaux, Eliot (por Jiménez). Octavio. Borges. Libros de

Chumacel -de los muertos.

Buenos Aires, 1968 14 de Junio

Exasperación espacial. Ignoro en dónde están mis escritos. Son demasiados y son demasiado.

Imposible saber dónde estoy si antes no los ordeno...

27 de junio

Necesidad de romper los textos muy mediocres o simplemente mediocres. Aunque rompa la

mitad de lo que tengo escrito, el resto necesita, para curarse y ser reparado, que su autora viva

varias vidas. Acaso mi terror a la muerte me lleve a postergar indefinidamente "la obra maestra

desconocida" (debo releer este librito, naturalmente)...