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273 ESCRITORES POLÍTICOS: AMÉRICA LATINA EN LOS SESENTA Germán Alburquerque Fuschini (*) INTRODUCCIÓN El objetivo de este trabajo es explorar la relación entre los escritores latinoamericanos de los años sesenta y el poder político. Para ello se considera al escritor como un intelectual, es decir, no como un artista centrípeto, sino de cara a la sociedad, participando en ella. Se analiza luego la articulación de estos escritores en una red intelectual, y desde ese ángulo se establece que los escritores se relacionaron de tres formas con la política: emitiendo una opinión, actuando en la escena pública y siendo funcional a las fuerzas del poder. ¿Cómo se desarrolla la cultura? ¿Qué determina su dinámica? ¿De qué depende, o es simplemente autónoma? ¿Cuál es el origen de la creación, del pensamiento y del conocimiento? Estas interrogantes, que se vienen planteando desde hace mucho, inquietan a los intelectuales, desorientados hoy frente a la caída de los grandes paradigmas, al posmodernismo y al relativismo. Quizá por ello sea pertinente volver la mirada al Revista UNIVERSUM . Nº 18 . 2003 . Universidad de Talca (*) Magíster en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile. Email: [email protected]

Alburquerque- Escritores Politicos

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Intelectualidad latinoamericana

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    ESCRITORES POLTICOS: AMRICA LATINA EN LOS SESENTA

    Germn Alburquerque Fuschini (*)

    INTRODUCCIN

    El objetivo de este trabajo es explorar la relacin entre los escritoreslatinoamericanos de los aos sesenta y el poder poltico. Para ello se considera alescritor como un intelectual, es decir, no como un artista centrpeto, sino de cara a lasociedad, participando en ella. Se analiza luego la articulacin de estos escritores enuna red intelectual, y desde ese ngulo se establece que los escritores se relacionaronde tres formas con la poltica: emitiendo una opinin, actuando en la escena pblicay siendo funcional a las fuerzas del poder.

    Cmo se desarrolla la cultura? Qu determina su dinmica? De qu depende,o es simplemente autnoma? Cul es el origen de la creacin, del pensamiento ydel conocimiento?

    Estas interrogantes, que se vienen planteando desde hace mucho, inquietan alos intelectuales, desorientados hoy frente a la cada de los grandes paradigmas, alposmodernismo y al relativismo. Quiz por ello sea pertinente volver la mirada al

    Revista UNIVERSUM . N 18 . 2003 . Universidad de Talca

    (*) Magster en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile.Email: [email protected]

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    pasado para acceder a otras coyunturas en las que tambin la cultura experimentconflictos que demandaron definiciones urgentes. En este trabajo, por tanto, intentoelucidar las directrices que ordenaron el campo cultural de una regin y de un perododeterminados: Amrica Latina en los aos sesenta. Con ese horizonte examinar unsegmento, una muestra de la cultura de esa poca tan efervescente y atrevida. Mepregunto as por los intelectuales, especficamente por los escritores, y por la redintelectual que ellos formaron.

    Al observar la vida literaria de los sesenta salta a la vista que los escritores seconvirtieron en figuras pblicas. De la mano del fenmeno literario conocido comoboom, novelistas, poetas y ensayistas asumieron con propiedad la calidad deintelectuales, en tanto transmitieron un discurso perceptible por la sociedad.

    Paralelamente, estos escritores articularon una agrupacin sobre la base de lasrelaciones y contactos personales que mantenan entre s. A esta agrupacin ladenomino red intelectual, es decir, un conjunto de individuos ocupados de la culturaque se organiza en funcin de distintos objetivos. En nuestro caso, los escritoresmontaron una red flexible e informal que se reuni en sucesivos encuentros, seexpres a travs de revistas como Casa de las Amricas y Marcha y emprendi campaaspor medio de declaraciones y cartas abiertas. Integraron esta red Mario Vargas Llosa,Carlos Fuentes, Gabriel Garca Mrquez, Julio Cortzar, Juan Rulfo, Alejo Carpentier,Roberto Fernndez Retamar, ngel Rama, Jos Donoso, Marta Traba, Gonzalo Rojasy Mario Benedetti, entre otros.

    La red fue el vehculo que permiti a los escritores instalarse en la contingencia,emitiendo una voz concerniente a temas culturales, sociales y polticos. Sobre estoltimo se ocupa este trabajo: la antigua relacin que en Amrica Latina lig a losescritores con a la poltica. En la dcada del sesenta afirmo que la red intelectual seplante frente a la poltica de tres modos: emitiendo una opinin referida a lo poltico,actuando en la escena pblica nacional e internacional, y sirviendo como instrumentodel poder.

    1. OPININ

    La formulacin de ideas y su propagacin conocieron en este tiempo laconsagracin de las declaraciones como su medio principal. Una buena muestra deello es la Declaracin de Via del Mar, en 1969:

    El ideal que como escritores independientes propugnamos para lahumanidad que sufre, y en particular para nuestra Amrica Latina, es unacomunidad que termine con todo gnero de explotacin fsica y espiritualde la criatura humana, aspirando a una sociedad sin clases, donde todostengan acceso a la cultura y a los bienes materiales. Los escritores debenasumir en esta tarea un papel de vanguardia. Por razones ticas e intelectuales

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    han de llevarlo hasta sus ltimas consecuencias, como hombres y comocreadores (Jara, pp. 40-41)

    Un anlisis de los documentos generados por la red, como declaraciones,manifiestos, resoluciones y cartas; permite confeccionar su discurso y advertir, a lavez, los motivos fundamentales de su expresin. As se obtienen los siguientesconceptos, sntesis de las preocupaciones, inquietudes y sensibilidades de losescritores:

    1) Promocin de la integracin cultural entre los pases de Amrica Latina y delmejor conocimiento de sus autores y obras.

    2) Elogio y defensa de la revolucin cubana.3) Fomento de la lucha revolucionaria en Latinoamrica y de la liberacin de los

    pueblos tercermundistas.4) Condena del imperialismo estadounidense en sus mltiples expresiones:

    bloqueo a Cuba, intervencin en Santo Domingo, infiltracin cultural y Guerra deVietnam.

    5) Denuncia de las persecuciones a intelectuales y universitarios en pases deAmrica y del resto del mundo.

    Resulta evidente pues la marcada presencia de contenidos polticos. Esto reflejala naturalidad con que los escritores desbordaron los tpicos propios de su profesinpara manifestar una posicin poltica. La red pretende influir en la opinin pblica,imponiendo una determinada sensibilidad o ideologa. De esa manera participaindirectamente en el terreno poltico, una participacin presunta e imposible decuantificar. Ahora veremos mtodos ms concretos.

    2. ACCIN

    Diversos hechos denotan el anhelo de la red por transformarse en un actorinternacional que alternara con gobiernos y organismos internacionales, incluso MartaTraba lo confes explcitamente:

    Tratemos de convertirnos en grupos de presin, a nivel nacional einternacional. Cmo actuar? Descartando toda convivencia con el Estado(menos en el aspecto prctico que compete a editores). Peridicos, revistas,entrevistas. Campaas dirigidas, persistentes, no solitarias. Conocimientode unos y otros hechos. Ataque de instituciones oficiales de cultura. Programade estrategia como la guerra de guerrillas. (Mundo Nuevo, N 47, mayo 1970)

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    A continuacin se presenta un listado de aquellos sucesos en que la red intervinoactivamente:

    1) La carta firmada por los asistentes al Congreso de Intelectuales de Concepcin(1962) dirigida al director de la editorial Fondo de Cultura Econmica ligada alEstado mexicano- solicitndole la creacin de una coleccin de autoresiberoamericanos.

    2) Las resoluciones adoptadas por la Comunidad Cultural Latinoamericana enArica el ao 66, recomendando a los gobiernos del continente crear entes estatalespara la promocin de la cultura y un organismo continental independiente quecoordinara una poltica cultural conjunta. Otra resolucin sugiere a los gobiernos, alParlamento Latinoamericano, a la UNESCO y a la Asociacin Latinoamericana deUniversidades la celebracin del ao de Ruben Daro.

    3) Los telegramas enviados por los escritores reunidos en Mxico en 1967 aLyndon Johnson, presidente de Estados Unidos. El primero peda el retiro de Vietnamy el segundo el fin del bloqueo a Cuba.

    4) Los encuentros y conversaciones, oficiales o espontneos, entre los escritoresdel Congreso de Chile del ao 69 y organizaciones obreras y estudiantiles.

    5) La carta emanada del mismo evento dirigida al presidente de Boliviasolicitando la liberacin de Regis Debray.

    6) Las resoluciones acordadas por la Comunidad Latinoamericana de Escritoresen Venezuela (1970), solicitando gestiones de diversa ndole a los gobiernoslatinoamericanos, al Convenio Andrs Bello, a la UNESCO y a las universidades dela regin.

    7) Las cartas que escritores latinoamericanos suscribieron a Fidel Castro, inquietospor la suerte de Heberto Padilla, en 1971.

    Ahora bien, la simple apelacin a instituciones oficiales no convierteinmediatamente a la red en un actor. El actor, por definicin, genera accin y reaccin,y es dudoso, por ejemplo, que Lyndon Johnson se sintiera presionado por la red.Hasta aqu slo se ha probado la intencin de los escritores por intervenir en elterreno poltico, pero no se puede hablar an de dilogo, sino de monlogo. Msall del dilogo con estudiantes y obreros en Valparaso, no consta hasta ahora unarespuesta, una rplica de los gobiernos en direccin a los escritores. No obstante, esposible apreciar indicios, quiz ms sutiles, de la reciprocidad de la relacin.

    Sin embargo, hay pruebas que s testifican la calidad de actor de la red. En primertrmino, es innegable que hubo gobiernos que dialogaron directamente con ella.Tenemos el caso del gobierno demcrata cristiano de Eduardo Frei en Chile (1964-1970), que tanto en Arica el 66 como en Santiago-Concepcin-Valparaso el 69 noslo patrocina el evento, sino que se involucra directamente en l. En 1966 el propioFrei recibe a los escritores en una cordial ceremonia, y personeros de gobierno como

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    el canciller Gabriel Valds intervienen en el programa. El mismo Valds, en 1966, sedirige a los escritores y los denomina conciencia crtica. En ambas ocasiones elgobierno chileno encomienda la tarea a los intelectuales de trabajar por la integracincultural y de lidiar por la emancipacin de los pueblos de Amrica Latina.

    A este respecto, es sintomtica la ruptura que estall con el retiro de NievesEspresate y Emmanuel Carballo del congreso del 1969. En una carta dirigida alpresidente de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH), Luis Snchez Latorre,censuraron la actitud partidista, afn a la democracia cristiana chilena y al reformismolatinoamericano, que ha impedido el libre y efectivo intercambio no de palabrassino de concepciones sobre el destino inmediato de los pueblos latinoamericanos(Jara, p. 38). A esta defeccin se agreg la de los chilenos Armando Casigoli y GermnMarn, acusando a la SECH de servir a un gobierno demcrata cristiano que hautilizado el evento con fines publicitarios. Recuerdan en ese sentido las visitas deGabriel Valds y de Radomiro Tomic, candidato DC a la presidencia de la repblica(eleccin que perdera frente al candidato de la Unidad Popular Salvador Allende.La proximidad de las elecciones explica en parte el lgido clima que rode elencuentro).

    Con el gobierno cubano, en cambio, la red entabl un vnculo frontal e ntimo,que bien puede resumirse en una ancdota de 1967. Ese ao el jurado del concursoCasa de las Amricas -compuesto entre otros por Julio Cortzar, Mario Benedetti yMario Vargas Llosa- sostuvo una reunin espontnea con Fidel Castro que se prolongdesde las 11 de la noche hasta las 7 de la maana. En ella se habl con franqueza delas virtudes y defectos de la Cuba revolucionaria..

    Paradjicamente, ser con Cuba que se desarrollar el conflicto ms agudo delperodo y el que mejor exhibe a la red actuando poltica e internacionalmente. A razde la detencin en 1971 del poeta cubano Heberto Padilla (el caso Padilla), escritoreslatinoamericanos residentes en Europa lanzaron una misiva dirigida al mismo FidelCastro solicitando la reconsideracin de la medida. En una segunda carta alertaronacerca de la estalinizacin de la cultura. La liberacin de Padilla, por tanto, bienpuede considerarse fruto, en parte, de la oposicin y del revuelo causado por losescritores. Aunque pronto Fidel rompera con estruendo su alianza con losintelectuales, a quienes ya no necesitaba, el caso Padilla marca el cenit de la redcomo actor internacional, si se concede que su posicin en algo pes para decidir elfuturo de Padilla. Nunca antes ni despus un gobierno, al menos en apariencia,accedi de manera tan manifiesta (aunque no confesada) a las demandas de la redde escritores.

    3. INSTRUMENTO

    Es posible que la manera ms adecuada de acreditar que la red fue un actorpublico sea descubriendo cmo diversas manifestaciones del poder poltico

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    intentaron aliarse con ella. Esto corroborara a Pierre Bourdieu cuando establece queel campo intelectual dispone de una autonoma relativa, pues en l intervienen lasmismas fuerzas del campo de poder. El campo cultural, por tanto, sera una extensindel campo poltico o, mejor, un modelo a escala.

    La red de escritores se ver tironeada desde distintos ncleos de poder, losque desearn utilizarla, controlarla o al menos aproximarla a sus propios intereses.Sin duda, el ente poltico que mayores xitos obtuvo fue Cuba, al conseguir la lealtadincondicional, hasta mediados los sesenta, de la red y de muchos otros intelectuales,no slo latinoamericanos. La estrategia de Cuba fue ms que exitosa, logrando opacarlos logros de los otros bloques. Con todo, no puedo afirmar que detrs de la polticade la isla estuviera la Unin Sovitica, aunque al ser Cuba un socio de Mosc eso sehace presumible.

    En verdad, que Cuba se sirviera de la red de escritores obedeca a una estrategiainformal del gobierno para relacionarse con el mundo; por otro lado, los escritoresaceptaron sin reparos cumplir con el cometido. La investigadora Mara E. Mudrovcicafirma que:

    Con el auxilio de este prestigioso batalln discursivo, Cuba logr articularuna red alternativa de opinin, capaz de competir con las agencias de prensainternacional en un momento en que ambas fuentes de informacin parecanhaber entablado una lucha sin cuartel por apoderarse del control de lainterpretacin. (Mudrovcic, p.83)

    Jorge Castaeda, en tanto, declara:

    Cuando se aisl totalmente a la Revolucin Cubana de la oficialidadhemisfrica, los intelectuales del continente sustituyeron en gran parte agobiernos y embajadas. Todo intelectual latinoamericano digno de su pluma,su lienzo o su cancionero hizo su peregrinaje a La Habana en un momento uotro.(Castaeda, p. 204)

    La red, en definitiva, signific para Cuba una suerte de agencia propagandistaen el extranjero que cautiv a muchos partidarios. El caso Padilla slo vino a reafirmarel tenor de este compromiso, porque cuando la red se puso en su contra, Cuba cortlos lazos desechando sus servicios.

    El democristiano sera otra fuerza a considerar. En el significativo evento deGnova (1965), el Instituto Columbianum, ligado a la Democracia Cristiana de Italia,impuls la creacin de la Comunidad Latinoamericana de Escritores (CLE), as comola revista Amrica Latina, tal vez como una forma de penetrar en estos pases y derestar protagonismo al modelo cubano. En Chile, el Partido Demcrata Cristianohaba triunfado en las elecciones de 1964, justamente enarbolando la bandera de la

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    revolucin en libertad, una va distinta a la insurreccional propugnada por LaHabana. Lo curioso del caso es que en Gnova los cubanos saludaron y fundaron lanueva entidad, pero la hiptesis se confirmara al considerar que los mismos cubanossabotearon la CLE en Mxico el 67, inconformes por no cobijar en su senoexclusivamente a escritores de izquierda. Al menos esa fue la versin oficialVolviendo al gobierno de Frei en Chile y considerando ahora el de Rafael Caldera enVenezuela ambos socialcristianos- se revelar la obsequiosa actitud con que sedirigieron a la red, certificando nuevamente la voluntad de convertirla en uninstrumento.

    Un tercer agente que intent seducir a la red provino de Estados Unidos. Estaofensiva cultural imperialista, como la bautizaron en Cuba, se revel primero conlos simposios de Chichen Itz y de Puerto Azul (1965, 1970), que a simple vistabuscaban crear lazos de confraternidad entre intelectuales latinos y norteamericanosy que solapadamente pretendan captar la simpata de los escritores hacia las polticasreformistas que EEUU propugnaba para Latinoamrica. Si bien no fue un evento deenvergadura, la cobertura que le dedic Casa de las Amricas es muy sugerente. Enuna declaracin fechada el 5 de octubre del 67, o sea, antes de su inicio, aunqueaparecida con posterioridad (Casa de las Amricas, N46, enero-febrero 1968), sereseaba la historia de estos simposios. Los dos primeros, en Bahamas y PuertoRico, fueron auspiciados por la Revista Show y por el Inter American Comittee. Eltercero y cuarto, en Mxico y Venezuela, fueron gestionados por la FundacinInteramericana para las Artes, y su propsito, explcito en las invitaciones, consistaen fomentar, por medio del contacto personal, un intercambio de ideas y deinformacin sobre los problemas artsticos, sociales y polticos que afectan a todoeste hemisferio. Empero, segn Casa, el verdadero origen fue la preocupacinnorteamericana ante la inquietud social de los intelectuales latinoamericanos por lacrisis de Amrica Latina y tuvo por objeto asociar a estos intelectuales al programade reformas que luego propugnara la Alianza para el Progreso. En consecuencia,los simposios seran slo una forma ms de penetracin cultural y los escritores queparticiparan en ellos, pese a su presunta buena voluntad, se transformaran encmplices de EEUU.

    Un segundo esfuerzo aflor con la revista Mundo Nuevo, financiada por elCongreso por la Libertad de la Cultura y, en ltima instancia, por la CIA. A travs deMundo Nuevo los EEUU, en teora, impedan la utilizacin hegemnica de la red porparte de Cuba, aunque en la prctica, segn mi opinin, permitieron la expresin deun sector de la red que en nada simpatizaba con Norteamrica. Es probable que laintencin original de los norteamericanos fuera fortalecer un foco de opinin tolerablede izquierda, pero independiente de Cuba y ajeno a los dogmatismos del bloquesovitico.

    En suma, es posible afirmar que el campo cultural latinoamericano de la pocafue disputado por distintos poderes, reproduciendo, con matices, el esquema que

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    ordenaba el escenario poltico planetario en plena Guerra Fra, esto es, con dospotencias antagnicas, la capitalista y la socialista, y una tercera rbita alternativa,la social cristiana o socialdemcrata; es decir, los mismos bloques que pretendancontrolar la cultura de nuestro continente, como ya se ha visto.

    La red de escritores se relacion con la poltica, como vimos, de tres modosdiferentes. Se prob as la participacin, en calidad de actor, de los escritores en laescena pblica. Pero as como la red tuvo injerencia en lo poltico, lo poltico aplicsobre la red y sobre la cultura latinoamericana de la dcada- no ya una influencia,sino un control determinante.

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