Actas Congreso LIyJ Chile 2010

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    A C T A S Y M E M O R I A

    D E L C O N G R E S O

    Congreso Iberoamericanode Lengua y LiteraturaInfantil y Juvenil

    Santiago de Chile, 24 - 28 febrero 2010

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    Panorama de la investigacin de la LIJ en Iberoamrica . Gemma Lluch. ................... 130 Hacia un canon iberoamericano de LIJ . Victoria Fernndez. ....................................... 144

    Apuntes para una historia de la ilustracin infantil iberoamericana .Istvan Schritter.............................................................................................................. 154

    Panorama de la historia de la edicin de literatura infantil y juvenil en Iberoamrica. Mara Dolores Prades y Masa Kawata. ........................................... 188

    Para celebrar la independencia. Una aproximacin al campo de la LIJ en Iberoamrica al comenzar el siglo XXI. Daniel Goldin. .......................................... 198

    SEGUNDA PARTE:El presente de la LIJ Iberoamericana.

    Panorama actual de la Literatura Infantil y Juvenil en Espaa . Teresa Colomer. ........ 206

    Panorama actual de la Literatura Infantil y Juvenil en Latinoamrica .Luis Cabrera Delgado. .................................................................................................. 220

    Tendencias con nombres propios . Mesa redonda preparada y conducida por SylviaPuentes de Oyenard: .................................................................................................... 238 La literatura como discurso artstico. Liliana Bodoc. ............................................. 244 La literatura como liberacin social. Jorge Eslava.................................................. 247 La literatura realista. Los dientes del lobo. Jordi Sierra i Fabra. ............................ 251 Pasajera en trnsito por las fronteras inciertas de la literatura. Yolanda Reyes. ... 257

    El humor de viaje. Francisco Hinojosa. .................................................................. 262 Ilustracin de libros para nios en Amrica Latina . Mesa redonda preparada yconducida por Fanuel Hann Daz. .............................................................................. 266 ngela Lago ................................................................................................................ 268 Enrique Martnez ....................................................................................................... 283 Alas y races de la ilustracin mexicana. Fabricio Vanden Broeck. ........................ 288 Ediciones Ekar y el legado de Mnica Doppert. Rosana Fara. ............................ 293

    Quin y qu se est haciendo hoy a favor de la LIJ en Iberoamrica

    .......................... 303 Organismos gubernamentales: Las polticas gubernamentalesde promocin del libro y la lectura. PNLL: Plano Nacional do Livro e Leitura.Jos Castilho Marques Neto. ...................................................................................... 304 Organismos no gubernamentales. La Asociacin Lectura Viva, de Chile. MaraGraciela Bautista. ....................................................................................................... 311 Instituciones asociativas de carcter internacional. AELE: Asociacin Espaolade Lectura y Escritura. Estela DAngelo Menndez. ................................................. 315

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    Instituciones Nacionales. Fundalectura, un precioso tejido de aos.Carmen Barvo. ........................................................................................................... 320 Plan Nacional de lectura y bibliotecas de Colombia. Bibliotecas vivas, paracultivar lectores. Beatriz Helena Robledo.... ............................................................ 324 Movimiento cultural por la lectura en Passo Fundo.

    Tania Mariza Kuchenbecker Rsing.... ....................................................................... 329 Reexiones sobre el Consejo Puebla de Lectura, CPL. Alma Carrasco.... ................ 346 Por qu necesitamos a IBBY y cmo podemos ser ms efectivos. Patricia Aldana .... 362

    Una interpretacin del momento actual de la literatura infantil latinoamericana: luces y sombras . Manuel Pea Muoz. ........................................................................ 368

    TERCERA PARTE:El futuro de la LIJ iberoamericana.

    El futuro de la LIJ pasa por la escuela. Ana Siro. ......................................................... 384 El futuro de la LIJ fuera de la escuela. Carlos Silveyra. ................................................ 395

    Qu papel les compete en el futuro de la LIJ a Autores e ilustradores. Vctor Carvajal....................................................................... 401 Editores. Mara Osorio.... ........................................................................................... 416 Expertos y crticos. Marcela Carranza.... .................................................................... 420 Mediadores y promotores. Pedro C. Cerrillo Torremocha.......................................... 429

    Seleccionadores de lecturas. Mara Beatriz Medina.... .............................................. 443 Bibliotecarios. Alicia Salvi.......................................................................................... 448

    Experiencias de futuro : ................................................................................................. 456 La experiencia de Imaginaria, o de cmo promover la lectura y la literaturainfantil a travs de Internet. Roberto Sotelo ............................................................ 456 Cuatrogatos. Maullidos en el ciberespacio. Sergio Andrican ................................ 462 Leitores em rotao: Dobras da leitura. Peter OSagae .......................................... 467

    La biblioteca virtual Miguel de Cervantes. Ramn Llorns .................................... 473 Formas mixtas de LIJ: papel y ciberntica. Elsa Aguiar .......................................... 482 Leer y escribir literatura al margen de la ley. Daniel Cassany ............................... 497 Literatura infantil y videojuego. Isabel Mesa Gisbert ............................................. 515 La LIJ y el audiovisual: de sagas y series. Gemma Lluch ....................................... 529

    MANIFIESTOnal del Congreso / MANIFESTOnal do Congresso. .......................... 537

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    RECREAR LO NUEVO

    La Historia nos ensea que los grandes saltos cua-litativos dados por el ser humano casi siemprecomenzaron con una pequea idea, una preguntasimple, un planteamiento sencillo. Luego vinieronlos desarrollos sosticados y complejos de esaidea, pregunta o planteamiento inicial.

    Cuando en 1977 se cre la Fundacin SM, la raznfundamental inicial result ser el devolver a lasociedad en forma de educacin y cultura los be-necios econmicos de Ediciones SM, y que esosbenecios lleguen a los ms desfavorecidos.

    La forma de hacer operativa esa intuicin funda-cional consisti en establecer cuatro grandes nali-dades de la Fundacin SM:

    1. La investigacin educativa que genere mejoraen la calidad y equidad de los sistemas edu-cativos.

    2. La formacin y capacitacin de los profesoresque mejore su desarrollo profesional.

    3. El fomento de la lectura y escritura entre losnios y los jvenes, as como contribuir al de-sarrollo de una especca Literatura Infantil yJuvenil.

    4. La promocin de programas sociales y educa-tivos que lleguen a los sectores sociales mspobres y que mejoren sus condiciones de vida.

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    Y, desde el ao 1977 hasta hoy, la Fundacin SM cumple su compromiso. Lo hace en lospases donde est presentes como Proyecto SM y que son Argentina, Brasil, Chile, Colom-bia, Espaa, Mxico, Per, Puerto Rico y Repblica Dominicana.

    Por qu desde el primer momento se incorpor la tercera nalidad mencionada a los nes

    de una fundacin educativa como lo es Fundacin SM?Porque est sucientemente acreditado e investigado que un nio capaz de leer y escribircon soltura y con un buen nivel de comprensin, tiene bastantes ms posibilidades deconseguir el desarrollo correcto de otras capacidades intelectuales y educativas. Y comoesta armacin se reconrma, los nios y jvenes necesitan adems una buena literaturapropia, que aborde sus intereses y motivaciones, que les atraiga, les haga ms lectores,ms capaces y, en denitiva, mejores personas.

    Por otro lado, la gran familia de la Literatura Infantil y Juvenil en Iberoamrica tiene enla Fundacin SM un gran aliado para su crecimiento y desarrollo. Escritores, editores,ilustradores, investigadores y todos los que tiene algo que aportar en este mundo de la LIJ(Literatura Infantil y Juvenil) necesitan sentirse protagonistas de un ambicioso deseo dehacerse el merecido hueco en el mundo cultural y educativo de nuestras naciones.

    Con esta gran ambicin de fondo y, sobre todo, con el deseo de poner en marcha a tantaspersonas implicadas y comprometidas en este mundo iberoamericano de la LIJ, nacila idea del Congreso Iberoamericano de la Lengua y de la Literatura Infantil y Juvenil

    (CILELIJ).

    En las pginas siguientes tiene el lector un relato exacto de lo que se expres en las in-tervenciones acadmicas del Congreso de Chile. Pero, como es habitual en este tipo deencuentros, la riqueza de lo vivido es an mucho mayor en las relaciones, en los dilogosy encuentros que el propio Congreso propici. Eso ocurre siempre, y el CILELIJ de Chile nopoda ser una excepcin.

    Pero en lo que result ser una excepcin el CILELIJ de Chile fue en la sacudida que la tierra

    chilena vivi el 27 de febrero de 2010 a las 3,35 horas de la madrugada. Ese tremendoterremoto, adems de sus trgicas consecuencias para la ciudadana chilena, gener entoda la familia LIJ de Iberoamrica unas relaciones de cercana, hermandad y de uninimpensables un da antes. Porque la experiencia de miedo e inseguridad que provoca unmovimiento ssmico de las caractersticas del ocurrido en Chile, genera una necesidad decercana, de arroparse entre todos, de sentir el abrazo y el consuelo de los otros. Vivir ysobrevivir a esa experiencia mueve y remueve muchos entresijos del alma.

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    Algo nuevo naci en el CILELIJ chileno. Algo nuevo que ir germinando en los prximosaos y que esta familia Iberoamericana quiere volver a crear y recrear en Colombia en elao 2013. Porque en el cumplimiento del compromiso de entregar estas Actas a todos losinteresados en el tema, la Fundacin SM se compromete a que en 2013, en nuestra queriday hermana tierra colombiana, volveremos a recrear lo nuevo.

    Leoncio Fernndez BernardoDirector de la Fundacin SM

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    INTRODUCCIN

    Un mundo ancho y cada vez menos ajeno

    El Congreso Iberoamericano de Lengua y Literatura Infantil y Juvenil (CILELIJ) que se de-sarroll en Santiago de Chile entre los das 24 y 28 de febrero de 2010 tuvo bien pocode espontneo. No hubo, por ejemplo, mesas redondas en las que los participantesintervinieran libremente1, al hilo de lo que la conversacin les fuera sugiriendo en ese mo-mento; tampoco hubo (con la excepcin de una arrebatada intervencin de Ligya Bojunga)espacio para preguntas del pblico (esas preguntas que no pocas veces devienen enminiponencias por parte del preguntador). Alguien pudo tener sus reservas sobre esta faltade aportaciones espontneas; pero es que la tarea que nos habamos propuesto era mo-numental: nada menos que condensar, en solo tres das, el pasado, el presente y el futurode la Literatura Infantil Iberoamericana. Para eso haban venido los setenta expertos dediecinueve pases y las ms de cuatrocientas personas que se haban inscrito satisfaciendolas tasas correspondientes, hasta completar el limitado aforo del Museo de Arte Contempo-rneo de la capital chilena, lugar de la celebracin del evento.

    Todo lo que en el Congreso se present fue, en efecto, fruto de trabajos preparados concien-zudamente con anterioridad, en algn caso durante ms de un ao. Y en no pocos casosse trat de asuntos totalmente nuevos, que no haban sido presentados en ningn otroforo todava (la historia de la ilustracin infantil en Amrica, por ejemplo; o el panoramaactual de la investigacin sobre LIJ, o la historia de la edicin del libro infantil...). Y es queeste primer CILELIJ (primero, puesto que la iniciativa parte con la intencin de celebrarsecada tres aos) se present a s mismo como fundacional; en el sentido de estudiar los fundamentos de lo que ha sido, y tambin de lo que hoy est siendo, la literatura infantil

    y juvenil ibero-americana, esto es, la que se hace a ambos lados del Atlntico, en lenguaespaola y portuguesa. Unos fundamentos sobre los que levantar un buen edicio a partirde ahora.

    Este propsito parta de la constatacin de que, salvo en casos muy especiales, poco es loque las personas que trabajan con la LIJ en uno de esos continentes saben sobre lo que se

    1 S hubo entrevistas abiertas y mesas redondas en los actos que cada da, al nalizar el Congreso, se organi-zaron abiertos al pblico general.

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    Quedan algunas colaboraciones magistrales (la mayora); varios verdaderos prodigios deconcisin de quien es capaz de destacar en pocas palabras lo mejor del pasado y delpresente; unas reexiones agudas y valientes sobre nuestros valores y nuestras carencias;exposiciones entusiasmantes sobre iniciativas de promocin de la lectura en todo el conti-nente americano; unas pistas claras de futuro (basadas en realizaciones del presente). Las

    pginas que siguen son el testimonio de esos logros.Queda tambin la sensacin que te invade cuando sientes la solidez de la gente que teacompaa. Los latinos tenemos cierta fama de prosopopeya y de inclinacin por los gestosampulosos y vacos; pero aqu hubo poco lugar para alharacas y palabrero, empezandopor el estricto control de los tiempos de todas las intervenciones. El pblico y la ocasinpedan, y obtuvieron, un Congreso bien armado, bien preparado, bien realizado. En tresdensos das fuimos capaces de colocar los cimientos de que hablbamos antes, como sinos urgiera a los all presentes una responsabilidad histrica, dicho sea sin el menor atis-

    bo de prosopopeya.Los documentos que siguen son, nos parece, otras tantas piezas sobre las que asentar laLIJ de nuestra comunidad iberoamericana: de dnde venimos y a quin le debemos lo quehoy podemos presentar con orgullo en el campo de la narrativa infantil, de la ilustraciny de la promocin de la lectura; qu estamos haciendo hoy que podamos presentar comociertamente vlido; por dnde vamos a ir y qu experiencias actuales adelantan ya ahorael futuro de la LIJ. A eso dedicaron sus mejores esfuerzos durante meses un pequeo bata-lln de expertos, y eso fue lo que, con el patrocinio de la Fundacin SM y de la Direccin

    de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile (DIBAM), presentamos en el Congreso y reco-gemos ahora en las Actas.

    Es justo avisar al lector de que los documentos de la tercera parte (los que se reeren alfuturo de la LIJ) tuvieron una andadura accidentada y, en gran parte, se presentan aqu porprimera vez. La irrupcin de la madre naturaleza en el Congreso, en forma de terremotodel 27 de febrero en Chile, si bien aadi al acto acadmico una experiencia humana decario y solidaridad inolvidables, impidi que estos temas fueran expuestos en pblicocomo estaba previsto. Por otro lado, su presentacin sobre el papel resulta siempre ms

    problemtica, al tratarse de temas que estn en la frontera entre lo analgico y lo digital,y que por tanto requieren el concurso de medios electrnicos difcilmente plasmables enuna hoja de papel. Creemos de todos modos que, con lo expuesto, se dan pistas sucientespara comprender y poder ampliar todos estos asuntos.

    Hemos titulado este libro Actas y tambin Memoria. Un Congreso que desde el princi-pio cont con una fuerte componente emocional (vernos, conocernos, sentirnos, disfrutar-nos), no poda contentarse con unas fras Actas acadmicas. Por eso hemos enriquecidoeste volumen con algunas fotografas y algn breve comentario sobre el desarrollo del

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    Es mi trompo y mi yo-y, mi camin de madera, mis soldados de plomo, mis inestablespalitroques, mi pelota de trapo, mi trompo, mi pirinola ( pierdes dos, toma todo ).

    El nio y el escritor viven entramados en el mundo en una comunidad de afectos e impul-sos que no requieren de ninguna batuta autoritaria que los ordene.

    Lamentablemente, elMundo es un estricto jefe de albailes y, por razones prcticas, deter-min que haba queentrar a picar .

    Elnio prolongado esa especie rara que es el escritor termina as siendo el custodio de lootro, de lo latente, de lo oscuramente intuido, de la informuladamente deseado. Con esosmateriales construimos nuestras cciones. Hacemos tangible lo imposible: Esa cantidad delatencias, el tesoro de magias que sobrevive a la demolicin, es para el escritor-nio comola banda sonora del lm de su vida. Quienes no escriben pero aman leer admiten confrecuencia que encuentran en la literatura situaciones y personajes que expresan emocio-

    nes que les son muy entraables desde hace tiempo. Seales de identidad.De all que no es extrao que la pugna entre lo compuesto y lo alborotado est presente enmuchos de los libros que nos han tocado en nuestra infancia, justamente porque se haceneco, con numerosas variantes, del conicto entre orden y aventura.

    No s si ya en el libro de lecturas El nio chileno haba un poema que memoric confervor y que la tumultuosa vida posterior a la escuela le hizo decantar hasta signicacio-nes polticas.Acaso ustedes an lo recuerdan:

    Qu linda en la ramala fruta se ve!Si lanzo una piedratendr que caer.No es mo este huerto,no es mo, lo s:mas yo de esa frutaquisiera comer.Mi padre est lejos,mam no me ve,no hay otros nios...quin lo ha de saber?Mas no, no me atrevo,yo no s por quparece que siempreunos ojos me ven.

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    Es que, entre todas las facultades del ser humano, est posedo por la fantasa. Esa queOrtega y Gasset llama la loca de la casa.

    Collodi quiere predicar a los nios en sus libros la tica de la disciplina y la escolaridad.Pero en lo hondo de su mente de moralista hay un narrador travieso que va afectivamentecon el mueco en sus desvos y desvaros. De ah que lo meta en los mortales y lo saque.La cantidad de resurrecciones y levitaciones que hay en esta obra no le van a la zaga a lade nuestro adorable realismo mgico.

    Al nal, no son las lecciones escolares las que redimen al chico de madera y lo transfor-man en un aprovechado nio, sino la irreducible capacidad del mueco de ser el con susamores: el perro que lo ayuda, la Hada que lo salva, y una y otra vez el pobre y generosopadre Geppetto que tambin sucumbe a la aventura, y que a la larga es salvado por supropio hijo, en cuyas espaldas sale otando hacia la vida desde las tinieblas del tiburnque se lo ha tragado.

    Quiero terminar diciendo que yo tambin tuve un padre Geppetto. Terminada la escuelasecundaria, decid que lo nico que quera en el mundo era ser escritor, y as se lo hice sa-ber a mi padre. Al or la mala noticia, se rasc pensativo la cabeza y, por un largo minuto,tem que, como era habitual en esa poca, me mandara al psiquiatra. Pero, al igual queCollodi, mi viejo era pura poesa en movimiento.Dale no ms, loco! exclam.

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    En la escuela primaria, mi nico contacto con la creatividad verbal fueron las crnicas deftbol de ngel Fernndez, quien converta el ms tedioso de los partidos en la guerra deTroya. Cuando un fornido defensa alemn avanzaba por la cancha, el locutor deca: Ahviene Hans Peter Briegel, que en alemn quiere decir Ferrocarriles Nacionales de Alema-nia. Si la cmara enfocaba el pecho de un jugador sovitico, con las siglas CCCP, deca:

    Ustedes se preguntarn qu quiere decir eso. Muy sencillo: Cucurrucuc Paloma.Una maana, mi profesor, Herr Reinhold, me pregunt por la celebracin del Da de Muertos.Estaba asombrado de la forma en que los mexicanos nos comunicbamos con los difuntos.

    Por elStruwwelpeter , yo saba que Alemania aprecia las historias truculentas. Para que-dar bien, dije algo horrible: esa noche me comera una calavera de azcar que llevaba minombre y pensara en la dulzura de mi propia muerte. Herr Reinhold qued encantado.Cuntame ms, dijo con la mirada encendida del antroplogo. Expliqu que cada 2 denoviembre ponamos cubiertos para mi abuelo, que haba fallecido, y contbamos chistessobre su esqueleto, al que le faltaban dos costillas (se las haba arrancado para tocar untambor y pedir dinero en el ms all). Sin darme cuenta, habl de los muertos con la pa-sin con que mi dolo ngel Fernndez hablaba de los futbolistas. Esta primera narracinfue seguida por otra, sobre los sacricios humanos, en la que exager el cario con quedescubramos las virtudes sacriciales de nuestros parientes. A peticin de Reinhold, mitercer relato tuvo que ver con las sirvientas, seres misteriosos que vivan en la casa sinincorporase a ella. Le expliqu que eran brujas y podan predecir el futuro, aunque nuncael da en que se iran de la casa sin despedirse. En pocas palabras, debut en la narracin

    como autor del realismo mgico.El profesor Reinhold me alent a participar en un concurso sobreel himno nacional, tema tan abstruso que le ped a mi madreque me ayudara. Segn mi memoria, ella escribi con delibera-da sencillez una composicin que fue la mejor de todas. Gan elconcurso y durante unos das me dijeron el escritor. Disfrut elapodo, pero no pens en hacer nada para merecerlo.

    Muchos aos despus cont la historia y mi madre, que es psicoanalista, opin que se tra-

    taba de un recuerdo encubridor. Ella asegura que jams hubiera aceptado la ilcita tareade ser mighost writer . Si su versin es ms exacta que la ma, me inici en la fabulacinpensando en escribir como lo hara mi madre tendencia claramente edpica y arruin unpoco el texto para que pareciera mo. El error era mi sello de verosimilitud.

    Mi conversin a la palabra escrita ocurri tardamente, a los 15 aos, en las vacacionesprevias al bachillerato. Le la novelaDe perl , de Jos Agustn, que trata de un muchachoen las vacaciones previas al bachillerato. Fue una lectura en espejo, la inmersin en un

    Descubrir el placerde la lectura me llev de

    manera simultneaa la escritura.

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    TERESA CASTELL (Pascuala Corona), de Mxico, investigadora, cuentista e ilustradora.Por su labor literaria y como recopiladora de relatos infantiles populares de fuentes direc-

    tas. Por su inuencia en el desarrollo de la literatura infantil mexicana.ALICIA MOREL, de Chile, poeta, narradora, investigadora y ensayista. Por su dilatada obraen favor de los nios en libros, radio, revistas y teatro, as como por su apoyo a las institu-ciones dedicadas a la promocin de la lectura y del libro infantil.

    MONTSERRAT DEL AMO, de Espaa, en reconocimiento a su larga trayectoria profesionaly humana de creacin literaria, y por el ejemplo de una vida dedicada a la creacin ydifusin de la narrativa infantil y a la promocin de la lectura.

    MARA ELENA WALSH, de Argentina, autora, compositora e intrprete argentina.Juglaresa. Por su contribucin a la literatura argentina y universal, que marca un antes yun despus en la LIJ de su pas. Por su compromiso social y su capacidad de rebelda.

    LYGIA BOJUNGA, de Brasil, mulher da escritura e do teatro. Pela sua contribuo litera-tura infantil e juvenil, com relatos dum grande realismo atravessados pela fantasia; pelasua apreciao das crianas como leitores responsveis, pelos que no refuga temas, e aosque oferece uma viso crtica do mundo.

    HOMENAJES En esta sesin inaugural se quiso rendir un homenaje a cinco autoras contempor-neas que encarnan lo mejor de nuestra LIJ iberoamericana, con sus obras y con su vida. Ellas son:

    Lygia Bojunga, Montserrat del Amo y Alicia Morel pudieron recoger personalmente su reconocimiento.

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    La primera Jornada del Congreso acadmicoestuvo destinada a examinar el pasado de la LIJ enIberoamrica. Se quera recorrer su evolucin, suslogros y sus carencias; tomar conciencia de susaspectos singularizantes (si los hubiera) y de losposibles denominadores comunes entre pases ycontinentes. Y, en cualquier caso, examinar con elmayor rigor posible ese de dnde venimos que nosayude a comprendernos y a valorarnos.

    PRIMERA PARTE:DE DNDE VIENE LA LIJIBEROAMERICANA

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    Johnson, mulher do reverendo Johnson, em Cambridge, Massachussets, que, na primeirametade do sculo XVIII elaborou artesanalmente um rico e variado material de leitura,muito interessante, em linguagem informal e divertida, para seus quatro lhos7. No tenhoconhecimento de iniciativas semelhantes na Amrica Latina, mas pode ser que existam.Talvez sejam mais raras, talvez ainda no tenham sido descobertas, talvez fssemos socie-

    dades menos igualitrias nessa ocasio e menos alfabetizadas. De qualquer modo, parecevlido supor que h mais do que uma simples coincidncia no fato de que tais objetos deleitura infantil, ainda do sculo XVIII, tenham sido descobertos exatamente no pas ameri-cano que primeiro se tornou independente de sua metrpole europia, e justamente ondeas escolas dominicais haviam feito parte da paisagem indispensvel das colnias desdeo incio de sua fundao, dentro da noo de que todos deviam ser alfabetizados desdecedo, inclusive as meninas mesmo que inicialmente o objetivo fosse apenas ler a Bblia,receitas culinarias, cartas e bilhetes.

    Ou seja, tudo indica que no h uma relao de causa e efei-to entre o desenvolvimento da literatura infantil e o iluminismoque aglutinou as idias que levariam independncia das anti-gas colnias europias nas Amricas. Mas sem dvida houve umparalelismo entre as preocupaes com a educao das crianase o conjunto de mudanas que veio a caracterizar a sociedade dapoca iluminista: a valorizao da razo, a ampliao do campode discusso de idias, a disseminao crescente de material im-presso com o aumento da circulao do escrito (permitindo atin-gir quem no estava presente), a incorporao da esfera pblicaburguesa ao debate pblico. Essa rede de ideias e fenmenos

    agindo na sociedade se reete nas relaes entre a educao e os ideais de cidadania, au-tonomia poltica e econmica, governo democrtico e o conjunto de conceitos sintetizadospelo lema revolucionrio deliberdade, igualdade e fraternidade .

    tambm a poca da chamada revoluo da leitura que, como j foi amplamente assi-nalado, de Rolf Engelsing a Roger Chartier, substitiu uma leitura intensiva, em que o leitortinha acesso a um nmero reduzidssimo de obras e as lia repetidamente (muitas vezes emvoz alta para outros leitores), por uma leitura extensiva em que passou a ser possvel seter acesso a um nmero crescente de ttulos, varios deles em edies bem baratas, e comfrequencia podendo ser apanhados de emprstimos em bibliotecas pblicas, livrarias quetinham uma seo com esse m, ou mesmo nos cafs que ento surgem e se consolidam,oferecendo livros e revistas aos clientes, para serem lidos e discutidos no local.

    7Reading lessons from the Eighteenth Century: Mothers, children and texts , Pied Piper Publishing Ltd, Lich-eld, 2006.

    Tudo indica que noh uma relao de

    causa e efeito entre odesenvolvimento daliteratura infantil e o

    iluminismo que aglutinouas idias que levariam

    independncia

    das antigas colniaseuropias nas Amricas.

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    No coincidncia tambm que essa conuncia chegue mesmo a se incarnar num dosgrandes lsofos iluministas, Jean-Jacques Rousseau que, em sua obraEmile (1762), ma-nifesta sua preocupao com a educao das futuras geraes e exerce uma profundainuncia sobre a sociedade letrada da poca. As idias de Rousseau despertaram polmi-cas na ocasio, ao propor que as crianas se mantivessem mais prximas da natureza e -

    zessem mais atividades fsicas ou ao defender a naturalidade e a espontaneidade infantis,incompatveis com a vida nas cidades. Hoje nos parece mais discutvel sua desconanaem relao aos livros, pois propunha descart-los da infncia e, em matria de leituras, selimitava a sugerir que, durante muitos anos na formao do jovem esprito,Robinson Cru- soe fosse a nica obra a ser lida, pois ajudaria nas conversas sobre ciencias, estimularia ofuncionamento do crebro diante das diculdades do nufrago para recompor sua vida nailha, e, ao mesmo tempo, causaria prazer.

    Essa incorporao da noo de entretenimento, porm, j era positiva e sinal de que os

    tempos comeavam a mudar. Poucos anos antes, (1750), John Newbery fundara em Lon-dres a primeira biblioteca infantil de que se tem notcia, ecomeara tambm a desenvolver um trabalho de editor narea, publicando livros baratos para criancas.

    Mas apesar da revoluo e de cabeas rolando da Frana, osmodelos dos livros continuam semelhantes. Apenas se troca-vam os heris modelares; em vez de So Francisco de Assis,o exemplo passava a ser Joseph Bara, um mrtir da revolu-

    o8

    . Em Hispanoamerica, apenas no incio do sculo XIXsurgiro as primeiras obras destinadas infncia. Provavelmente a primeira foi no Mxico,em 1802, a coletnea de fbulas morais de Jos Ignacio Basurto9. As dcadas seguintesvo assistir publicao de silabarios em Cuba, no Chile e na Venezuela. Mas no havianenhum recurso fantasia nem a elementos divertidos. A inteno continuava sendo me-ramente instrutiva e pedaggica.

    Isso equivale a dizer que, no alvorecer dos nossos pases ibe-roamericanos, no se pode realmente falar na existncia de

    uma literatura infantil digna desse nome livre, solta, ldica,mais voltada para o entretenimento do que para o didatis-mo. Ou seja, os livros que os prceres das independnciasde nossos pases leram se que leram ou as histrias queouviram quando eram pequenos no lhes traziam essa insis-tncia na liberdade e na cidadania como metas a serem bus-

    8 Poslaniec, Christian (2008):Des livres denfants la littrature de jeunesse , Gallimard,BNF, Paris.9 Segn Antonio Orlando Rodriguez, op.cit.

    Em Hispanoamerica, apenasno incio do sculo XIXsurgiro as primeiras obrasdestinadas infncia.Provavelmente a primeirafoi no Mxico, em 1802.

    No alvorecer dos nossospases iberoamericanos, nose pode realmente falar na

    existncia de uma literaturainfantil digna desse nome livre, solta, ldica, maisvoltada para o entretenimentodo que para o didatismo.

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    cada. O que os motivou a lutar pela autonomia foi a prpria realidade. As leituras que osinfuenciaram foram de juventude ainda mais se levarmos em considerao que a grandemaioria deles cruzou o oceano e foi estudar na Europa. No fundo, eles foram lhos de suapoca e da informao, do conhecimento dela que adquiriram por meio da educao. Ou,no dizer de Daniel Goldin: no son las ideas de los ilustrados que generan la revolucin,

    sino ms bien es la revolucin la que construye su propia parentela y sus antecesores, yson la prticas de lectura las que generan una cultura crtica, una cultura distinta10.

    Roger Chartier no apenas concorda com essa observao, acompanhada pela defesa deum sistema educacional que permita a pluralidade de textos que possam ser livrementeescolhidos, mas chega a propor uma operao de deduo provocadora, em que a Ilus-trao seria um invento da Revoluo, quanto construo retrospectiva de umcorpus deidias e autores que a Revoluo deniu como seus precursores. E sugere que isso podeser feito igualmente para as revolues inglesa, russa, chinesa ou mexicana11. Evidente-

    mente, numa investigao desse tipo, essencial ter em mente o conceito de apropria-o que dominante no pensamento de Chartier, diferente do de Paul Ricoeur ou do deFoucault. Para ele, no se trata de um leitor car dono de um sentido nico para o texto emonopoliz-lo como propriedade sua mas, ao contrrio, de ver o que posvel fazer como que recebe daquele texto e explorar a pluralidade de seus usos, a multiplicidade latentede suas interpretaes, a diversidade possvel em sua comprenso. Uma noo complexae fecunda, denida como um emprego inventivo e criador do texto pelo leitor, abarcandoos textos precursores cannicos (ainda que eventualmente descobertos e estabelecidosa posteriori ) mas tambm os textos efmeros, vinculados ao quotidiano das mudanas pol-ticas como jornais, panetos, libelos, etc. relacionados a uma rpida sucesso de fatos.

    A aproximao entre literatura e anseio pela liberdade ter muitomais a ver com o romantismo, no momento histrico seguinte. Emlinhas gerais, possvel dizer que a autonomia literria de nossospases coincide com a independncia poltica de nossas naes.Teremos, ento, traos de poca, comuns a outras culturas comouma nfase generalizada no culto rebeldia e at mesmo mar-ginalidade social, aos ideais de autonomia, aos heris libertriose justiceiros.

    No caso de nossos pases, essas caractersticas se acoplam valorizao do nacionalismo,no apenas no culto ao passado nacional pr-colonial mas tambm celebrao de umpresente mais prximo natureza tropical. Todas essas marcas vo orescer em nossas

    10Cultura escrita, literatura e historia: Conversaciones con Roger Chartier , Fondo de Cultura Econmica,Mxico, 1999.11 Idem.

    Em linhas gerais, possvel dizer que a

    autonomia literria denossos pases coincidecom a independncia

    poltica de nossas

    naes.

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    nos deixaram. Ou ento, muitas vezes, quando o tema doslivros no era exatamente o das antologias de historias fol-cloricas, como no caso de poemas originais, no deixa de servisvel sua inuncia formal, seja no ritmo deretahillas ouna reinveno decanciones de cuna.

    Deixo aos varios palestrantes que viro em seguida o examedos autores especcos dos diferentes pases, bem como detodo o panorama histrico que nos permitir acompanharesse processo. A organizao do programa nos permitir oaprofundamento dessas observaes. Limito-me, apenas, a assinalar que foi no sculo XXque se consolidou essa possibilidade nova: a de que a literatura infantil iberoamericanapudesse crescer como uma fora original, uma criao de caractersticas prprias e mar-cantes, subversiva e libertaria. Uma energia expansiva capaz de derrubar todos aqueles

    modelos antigos que pregavam a obedincia infantil. Textos que recusam a atitude domi-nadora do passado, ampliam as possibilidades de deciframento por parte do leitor e, comisso, se marcam por uma dinmica de transformao que lhes garante permanente atuali-zao, acompanhando as mudanas de sua recepo15. Enm, uma literatura infantil dignadesse nome, feita de ruptura e subverso, como dene Maria Lucia Machens16.

    Talvez nada a encarne tanto, com seu poder de sntese, quanto a resposta que d Emlia, aboneca de pano criada pelo brasileiro Monteiro Lobato, quando lhe perguntam:

    Anal, quem voc bonequinha?

    E ela diz, repetindo a expresso que se atribui a Dom Pedro no momento de proclamar aindependencia do Brasil:

    Eu sou a Independencia ou Morte!.

    Essa capacidade subversiva de livros para crianas, que podem passar a ser rebeldes eantiautoritarios em diversos aspectos, j se exercia eventualmente na literatura de outrospases. Para carmos apenas em nosso hemisfrio, basta lembrar a obra de Mark Twainnos Estados Unidos. Mas ela s consegue realmente se desenvolver a partir do sculo XX,

    na medida em que os livros deixem de ser vistos como um mero instrumento pedaggi-co ou ferramenta didtica, e passem a ter uma ressonncia no terreno artstico. Ou seja,quando forem deixando de ser ligados ao currculo escolar ou doutrinao religiosa, mo-ral e comportamental, e possam romper a clausura do ensino. S quando os textos passama ter uma dimenso literria em sua origem, seu processo e seus resultados que se d o

    15 Conforme to bem demonstram Regina Zilberman e Lgia Cadermatori Magalhes emLiteratura Infantil: Autoritarismo e Emancipao , Atica, So Paulo, 1982.16Ruptura e Subverso na literatura para crianas , Editora Global, So Paulo, 2009.

    No de admirar que asprimeiras obras que sedestinam s crianas emnosso continente sejam,

    predominantemente, umapanhado do que as vriasmatrizes nos deixaram.

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    LA LITERATURA INFANTILY JUVENIL EN ESPAA.

    Siglos xix y xx, hasta 1980

    Ofrecer una sntesis amena y able de la rica, variada ycompleja evolucin experimentada por la Literatura Infan-til Espaola durante ms de un siglo, desde 1885 a 1980,adems de su dicultad intrnseca, se enfrenta a dos pro-blemas previos y bsicos para orientar la exposicin: pri-

    mero, la delimitacin lingstica y, despus, la delimita-cin cronolgica.

    Esa primera delimitacin lingstica ha de precisar que lascuatro lenguas espaolas proclamadas como ociales delEstado desde la Constitucin de 1978 tienen su propia li-teratura infantil, fruto de particulares procesos histricos,sociales y polticos, bien distintos y diferenciados. As, enel Pas Vasco o Euskadi y en Galicia no ha existido una

    evolucin ms o menos consolidada hasta el ltimo ter-cio del pasado siglo, por lo que sus tmidos orgenes sesitan en el primer tercio de ese siglo XX (Extaniz, 2000;Roig-Rechou, 2000), momento en el que tanto la literaturainfantil en castellano como la escrita en cataln (Durn,2000) disfrutaban ya de una cierta consolidacin.

    Para la delimitacin cronolgica establecer unos momen-tos histricos diferenciados en el tiempo, desde lo que

    Jaime Garca Padrino(Espaa)Catedrtico de Didctica dela Lengua y la Literatura en laUniversidad Complutense deMadrid (Espaa) y Director delDepartamento de Didctica dela Lengua y la Literatura entre2000 y 2008. Ha participado ennumerosos congresos y simposiosnacionales e internacionales.Desde 1989 ha codirigido losCursos de Verano de LiteraturaInfantil organizados por laUniversidad de Castilla-LaMancha. Es autor o coautor,entre otros, deLibros y literaturapara nios en la Espaacontempornea , Didcticade la Lengua y la Literatura ,Diccionario de LiteraturaEspaola, Historia ilustrada del libro espaol . En colaboracincon Luca Solana ha publicadouna antologa potica infantil,Por caminos azules... y El teatro de Pinocho . Ha colaborado conLas lecturas infantiles en laobra colectivaHistoria de laEdicin y de la Lectura (s. XIX).Desde el curso acadmico 2007-2008 dirige la CtedraTelmaco para la promocin de la lecturay la escritura, creada entre la

    Fundacin SM y la UniversidadComplutense de Madrid. Esmiembro Correspondiente dela Academia Latinoamericanade Literatura Infantil y Juvenil,fundada en 2002 con elManiesto de Ayacucho(Universidad de Huamanga).

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    Los suplementos de revistas comoBlanco y Negro (Gente Menuda), Estampa o Crni- ca, junto con revistas infantiles comoPinocho , Macaco, Jeromn(1929-1935) yEl perro,el ratn y el gato con el subttulo de Semanario de las nias, los chicos, los bichos ylos muecos (1930-1931), ofrecan un notable nivel de calidad y de inters, gracias a lacolaboracin en sus pginas de escritores e ilustradores interesados por llevar al nio unas

    creaciones que abordasen las categoras ms autnticas del mundo infantil.

    Grandes corrientes creadoras en la literatura infantil anterior a 1936

    Lejana ya la actitud de aquel adulto decimonnico preocupado por encontrar cualquierdisculpa literaria para aleccionar e instruir a los destinatarios infantiles, los primeros trein-ta y seis aos del siglo XX fueron el marco para una nueva preocupacin por estimular ydesarrollar las capacidades innatas de la infancia, bien aligerada de las anteriores tenden-

    cias hacia el paternalismo agobiante y moralizador.

    La poesa

    Al inaugurarse el siglo XX, la poesa de carcter infantil discurra, con tonos apagados,por las sendas ya caractersticas durante las postrimeras del XIX. Los libros de poemasinfantiles tuvieron escasa presencia entre las ediciones infantiles, y se reeditaban ademscreaciones inspiradas en gustos y criterios decimonnicos, desde una bien disfrutada per-

    vivencia de las posturas ms conservadorasal acercar la poesa al nio.Mientras la poesa como gnero instructivo semantuvo en dicho papel dentro de los librosescolares de lectura, la primera bocanada deaire fresco vendra por la ventana ya abiertahacia el folclore de los nios. Sus manifes-taciones versicadas, presentes en la vidacotidiana y en los juegos de la infancia, reci-

    bieron conLo que cantan los nios (1915), deFernando Llorca, una atencin heredada de lalabor realizada aos antes por Augusto C. deSantiago y Gadea conLolita. Canciones y jue- gos de las nias (1901), obra consagrada a larecopilacin de los cantares y entretenimien-tos de las primeras edades. Despus, EnriqueSnchez Rueda ofrecera otra muestra recopi-

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    Los rasgos formales de la seccin de El Teatro de Pinocho, en la revista infantilPi- nocho , eran claro testimonio del propsito de Bartolozzi por animar la promocin delteatro infantil. Su continuidad, semana a semana, y sus notas de calidad nunca descui-dada fueron las bases esenciales de su labor, donde se aprecia asimismo la colaboracinde Magda Donato, autora de El duquesito de Ratapln (Comedia bufa representable)

    (1925), adaptacin de un cuento ya publicado en las pginas infantiles deLos lunes de El Imparcial y caracterstico de su actualizacin de los elementos de la narrativa tradicio-nal. Otras colaboraciones aparecidas en esa misma seccin fueron Matarile, rile, rile(1926), de Jos Lpez Rubio un digno ejemplo de lo que poda y puede ser un teatroinfantil dominado por el tratamiento del humor y del absurdo, junto con El prncipe noquiere ser nio, de Antoniorrobles (1925), una peculiar visin de la psicologa infantil,ornamentada y mezclada con los elementos habituales en el tratamiento del absurdoo del disparate fantstico. Dentro del panorama general de las creaciones dramticasinfantiles, el teatro pensado para los escolares ha sido siempre una interesante va parael acercamiento del nio a la realidad dramtica. En esa larga tradicin destac entoncesAlejandro Casona, por ofrecer algunos ejemplos representativos de las posibilidades ydel inters educativo de esas dramatizaciones, ligadas adems a su trayectoria profesio-nal como docente.

    La narrativa

    Del mismo modo que en la poesa y en el teatro, las manifestaciones narrativas dedicadasal nio conocieron una paulatina y profunda renovacin en sus componentes literarios.

    Era perceptible un notable cambio en los elementos formales es-tructuras narrativas, caracterizacin de personajes y ambientes,recursos expositivos... y en los contenidos, asuntos y argumentos.Se haca as patente una inequvoca preocupacin por desarrollarnuevas relaciones entre emisor y receptor, entre autor y destinata-rios infantiles, donde ya no se trataba de imponer la cosmovisindel adulto, ni se consideraban indiscutibles los valores transmiti-

    dos desde tal concepcin al nio.La presencia de las narraciones infantiles en los peridicos y revistas contribuy, sinduda, a reforzar la vinculacin del gnero con las corrientes artsticas generales de lapoca. El cuento y la novela breve no estaban marginados, sino que esa misma difusinserva para una convivencia sin demrito en el conjunto de colaboraciones ofrecidas encada publicacin a sus lectores. Y tal correlacin artstica permiti alcanzar, en bastantesde aquellos relatos de tono infantil, cotas innovadoras y vanguardistas que an mantie-nen hoy su actualidad.

    Ya no se trataba deimponer la cosmovisin

    del adulto, ni seconsideraban indiscutibles

    los valores transmitidosdesde tal concepcin

    al nio.

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    posibilidades al ofrecer un reejo creble de las autnticas reacciones infantiles, en unejercicio ms intuitivo que consciente a la hora de recrear una imagen psicolgica de susprotagonistas, en sus series dedicadas a un peculiar reejo de la personalidad infantil(Celia, Cuchifritn, Matonkik, Mila).

    En cuanto a la narrativa fantstica, las posibilidades combinatorias partan de la basecomn de la ruptura del orden conocido, de la irrupcin de lo inadmisible en el seno dela inalterable legalidad cotidiana (Todorov, 1972, 34-36). Tan fantsticos resultaban as losasuntos protagonizados por animales que hablaban con los que el autor correspondientehaca llegar a sus lectores sus propios pensamientos o su visin del mundo, como aque-llos otros cuyas peripecias presentaban la animacin de objetos sin vida en la realidadcotidiana, la visin de las cosas y del mundo desde inusitadas perspectivas, o la interven-cin de elementos sobrenaturales o de guras casi divinas.

    Humor, fantasa, absurdo, realismo, aventuras, cuentos de hadas... han sido y suelen serepgrafes utilizados segn las conveniencias de determinadas descripciones o clasicacio-nes. Sin embargo, los elementos aludidos en tales denominaciones aparecen mezcladosen las ms diversas creaciones. En esa misma intencin, las recreaciones de los rasgoscaractersticos en las narraciones orales y folclricas tendan a una ruptura de los moldesconvencionales, mediante una original misticacin de elementos fantsticos y realistasque adquiran, a veces, un claro valor simblico y de crtica social a partir de moldesclsicos en los cuentos de hadas, como presentaban Magda Donato, por ejemplo, en Laprincesa que no tena sentido comn (1921), Elena Fortn con De cmo poquito a poco, el

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    la poca anterior a 1936, trataron de colaborar, desde su particular experiencia, al combateideolgico desarrollado en torno a la formacin de los ms jvenes. Tambin otros autoresse incorporaron a esa tarea en el denominado bando nacional: Fernando Fernndez deCrdoba o Jacinto Miquelarena; con ms entusiasmo que acierto, y animados por llevarla exaltacin militante de aquellos momentos a la infancia y a la juventud de cada zona.

    Aquellos creadores debieron superar adems las tremendas dicultades para la corres-pondiente difusin de sus obras, bien a travs del libro, de la prensa, o de cualquier otromedio. De ah tambin que la atencin a la literatura infantil reejada tanto en las propiascreaciones como en las correspondientes ediciones resultase ms espordica en la zonanacional, como resultado de una escasa labor sistemtica, frente a las realizaciones delbando republicano, de ms cuidada planicacin y superior profesionalidad en los plan-teamientos literarios, editoriales y propagandsticos.

    La literatura Infantil en la sociedad de postguerra (1939-1952)

    El nal de la Guerra Civil complet la frustracin de lasposibilidades ms innovadoras que haban animado lascreaciones dedicadas a la infancia y a la juventud du-rante el perodo anterior a 1936 (Garca Padrino, 1992 y1996a).

    Durante la larga y difcil postguerra, la ruptura con el pa-sado inmediato se uni a la bsqueda de un nuevo sen-tido y de unos nuevos valores humanos y espirituales,dentro de una actitud de cierre a las inuencias exteriores, calicada ya con acierto comoaprovincianamiento cultural (Alvar, 1976). Las muy duras condiciones para la propiaexistencia de la gran mayora de los espaoles aumentaron las dicultades derivadas deaquella depauperacin cultural. As, la pobreza material de las publicaciones infantiles yjuveniles vena impuesta por la escasez en el aprovisio-namiento de papel, por el mal estado de la maquinariade los talleres de artes grcas y por la ruina econmica

    de buena parte de las empresas, lo que se traduca enuna industria editorial casi desmantelada. Difcil situa-cin a la que se trataba de hacer frente durante los pri-meros aos cuarenta, y, en lo que respecta a las revistasinfantiles y las publicaciones dirigidas al nio, con labo-res ms entusiastas que innovadoras, como la desarrollada por los Talleres Offset, de SanSebastin (Abella, 1976; Bozal, 1969). Dicultades a las que se aadan entonces el papeldesempeado por el servicio de la censura gubernativa, celosa aplicadora de las orienta-

    El nal de la Guerra Civilcomplet la frustracin de lasposibilidades ms innovadorasque haban animado lascreaciones dedicadas a lainfancia y a la juventud durante

    el perodo anterior a 1936.

    La censura gubernativa,celosa aplicadora de lasorientaciones ideolgicas y,a la vez, encargada de la purgay expolio de los fondos debibliotecas y editoriales.

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    ciones ideolgicas en los contenidos de aquellas publicaciones y, a la vez, encargada de lapurga y expolio de los fondos de bibliotecas y editoriales anteriores al inicio de la guerra(Cendn, 1986).

    De los creadores ms representativos en el perodo preblico, pocos continuaron con sudedicacin a la literatura infantil una vez terminado el conicto. Unos, por verse inscritosen la extensa lista de espaoles transterrados (Antoniorrobles, Salvador Bartolozzi, MagdaDonato, Elena Fortn, M Teresa Len); otros, por romper con su anterior labor en la narrati-va dedicada al nio (Jardiel Poncela, K-Hito, Lpez Rubio, Tono); mientras algunos debieroncontinuar esa labor en condiciones bien distintas a las conocidas en aos anteriores (Ma-nuel Abril, M Luz Morales). De los autores transterrados, Antoniorrobles pudo empren-der bien pronto, en Mxico, la continuidad de su labor creadora, a la vez que se le ofrecala posibilidad de dedicarse a la formacin de maestros (Garca Padrino, 1996b). Aunqueen 1943 an se mencionaba a Bartolozzi como director de la revistaPinocho (Irua, 1943),

    su rma desapareca de las ilustraciones de los volmenes de la serie Pinocho y Pino-cho contra Chapete, una vez que la editorial Calleja reanud sus reediciones. No menosacusado result el cambio o inexin ideolgica apreciable en los relatos de Elena Fortn,con respecto a sus constantes en la etapa anterior de 1928 a 1936. A partir de 1939, fecha depublicacin deCelia madrecitay de las reediciones de las primeras aventuras de Celia, deCuchifritn y de Matonkik, Elena Fortn conoca el exilio en Argentina y sufra sus conse-cuencias en una declarada y momentnea incapacidad creadora (Garca Padrino, 2001a).

    De esta forma, la mayor parte de los escritores e ilustradores que continuaron entre tre-

    mendas dicultades con su labor en la literatura infantil, ofrecan una visin escasamenterenovadora de las posibilidades en la relacin del nio con la literatura, si bien hay quereconocerles sus intentos por cubrir la laguna creada por las circunstancias trgicas del an-

    terior perodo blico. Recordemos, entre ellos, las particularesaportaciones de Matilde Ras, de Josena Bolinaga, de AureliaRamos o del ilustrador Serny (Ricardo Summers).

    Por otra parte, y con el evidente afn de suplir las notoriascarencias formativas en la educacin de aquellos nios de la

    postguerra, se reeditaron con cierta asiduidad obras del pa-dre Coloma, de Ortega Munilla o del cannigo Schmidt, comoreejo de una orientacin marcada por la vuelta a unos crite-rios bien decimonnicos y rotundamente conservadores. Otro

    ejemplo revelador de tales cambios, como consecuencia directa de la pasada guerra, loofreca Rafael de Penagos, el gran ilustrador de los aos veinte y treinta, al ilustrar losCuentos del to Fernando (1940), de Fernando Fernndez de Crdoba, con imgenes derotunda dependencia a inequvocos mensajes maniqueos. Tambin fueron signicativos

    Se reeditaron concierta asiduidad obras,

    como reejo de unaorientacin marcada porla vuelta a unos criterios

    bien decimonnicosy rotundamenteconservadores.

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    de tales circunstancias el modo como la edi-torial Juventud reanud bien pronto sus edi-ciones, con ttulos comoPor amar bien a Es- paa (1940), de Vctor Ruiz Albniz (El TebibArrumi), oLos cuentos del viejo reloj (1941),

    de Elisabeth Mulder; o cmo Josep M Folch iTorres deba esconder su nombre tras el seu-dnimo Jim Fit, para ttulos de humor como Palomino inventor sinttico (1945?).

    En resumen, la superacin de tales circunstan-cias sociales y polticas de notoria inuenciatanto en los aspectos relativos a la creacin,como en los relacionados con la promocin y

    difusin de las obras literarias dedicadas alnio, caracterizaron la difcil dcada de loscuarenta como un perodo bien peculiar en lahistoria de nuestra literatura infantil.

    La poesa

    Tales carencias fueron compensadas en buena medida con una estimable atencin quela poesa dedicada a la infancia recibi desde las pginas de las revistas infantiles, loque facilit notables incorporaciones a esta labor potica: Carlos Edmundo de Ory, GloriaFuertes, ngeles Amber... En las pocas pero muy cuidadas ediciones en libro vieron la luzpoemas de Palmira Jaquetti (Mis canciones , 1943), de Fernando Gutirrez (Canciones de los aos nios , 1943), de Alfredo Marquerie (Arquita de No , 1946) y de Celia Vias (Cancintonta en el sur , 1948).

    El teatro

    Tambin en el teatro dedicado a la infancia y a la juventud, a pesar del predominio de lostpicos ms conservadores en los tratamientos dramticos y de los propsitos ms instruc-tivos que animaban a muchos de los textos de la poca, se apreciaron ya algunos intentospor ofrecer espectculos de una mayor dignidad esttica para ese pblico especco. Desdeuna clara percepcin de sus valores formativos se impulsaron algunas iniciativas insti-tucionales especialmente, desde la Seccin Femenina y el Frente de Juventudes, sobretodo en las pginas de la revistaBazar , y con la creacin de grupos y compaas establesdedicadas a la puesta en escena de espectculos para la infancia y la juventud.

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    La narrativa

    En el mbito de la narrativa, Mara Luz Morales volva a ofrecer muy dignas versiones deobras clsicas (Historias del Romancero , 1939), recreaba con originalidad elementos de loscuentos tradicionales (Doa Ratita se quiere casar , 1944), o de las no menos clsicas na-rraciones de aventuras (Maribel y los elefantes , 1945). Otra escritora, la ya citada ElisabethMulder que antes de la guerra haba recibido buenas crticas por una interesante novela,Historia de Java publicaba en 1941Los cuentos del viejo reloj , que contribuan tambin arecuperar la labor del ilustrador cataln Joan Junceda. Carmen Conde, aunque obligada autilizar el seudnimo de Florentina del Mar, realizaba una interesante labor desde laspginas del suplemento infantil de la revistaLa Estafeta Literaria, donde aparecieron algu-nos relatos que despus vieron la luz en forma de libro.

    Promocin social de la literatura infantil: De la liberalizacina la sociedad del desarrollo (1952-1979)Con el inicio de la dcada de los cincuenta, una nueva poca se abra para la literaturainfantil espaola. Tal transicin no responda a un mero cambio cronolgico, sino queestuvo marcado por diversos acontecimientos sociales y polticos, que reejaron entoncesun nuevo ambiente en la propia vida espaola. A una cierta liberalizacin intelectual seuna la apertura poltica internacional, con la ruptura del cerco impuesto por las potenciasvencedoras de la II Guerra Mundial. Los difciles condicionamientos de la autarqua ante-rior dejaban paso en Espaa a una ligera mejora econmica. 1952 fue el ao del n del

    racionamiento en los alimentos bsicos, del adis a las cartillas de cupones. La pocadifcil, los aos del hambre y de la autarqua cultural quedaban atrs.

    Estas y otras circunstancias socio-polticas y econmicas contribuyeron al inicio de uncambio profundo en la sociedad espaola, con la correspondiente proyeccin en las di-versas manifestaciones de la cultura y, como es lgico, en la literatura infantil de aquellapoca. De tal forma, fueron aos dominados por la bsqueda de un tratamiento ms dignopara las creaciones literarias dedicadas a la infancia y a la juventud; por el deseo de loscreadores para encontrar nuevos modos y nuevos temas a la hora de buscar al nio y al

    joven como destinatarios; por los intentos de los editores por mejorar la presentacin ypor orientar nuevas trayectorias en la edicin de las obras de carcter infantil y juvenil. Ytambin por los intentos institucionales para conseguir una promocin ms ecaz de talespublicaciones, tanto para animar o fomentar la propia labor creadora como para acercaresas creaciones a su pblico natural.

    Fueron aos, pues, de un notable apogeo de las creaciones literarias dedicadas a nios y ajvenes, que de nuevo conocera otra notable inexin o cambio de actitudes en torno alinicio de la dcada de los setenta.

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    Acerca de los premios se reconoca su impor-tancia para descubrir nuevos valores en un mo-mento como aquellos aos, y la necesidad deofrecer ms informacin sobre sus convocato-rias y concesiones. Hecho bien signicativo era

    la creacin de los Premios Nacionales, en 1978,con los siguientes apartados: labor editorial(Ediciones La Galera), ilustracin (Ulises Wen-sell y Asuncin Balzola), creacin (Montserratdel Amo y M. Osorio), y el premio a la realiza-cin por libreras de actividades destacadas enla promocin y apoyo al libro infantil (Libre-ras Talentum y Garbancito, de Madrid).

    La labor editorial aportaba entonces iniciativascomo la coleccin Moby Dick, dirigida porJos M Carandell, primer ejemplo del formato

    libro de bolsillo en las ediciones infantiles y de un concepto de la literatura infantil plena-mente incardinado en el concepto general de la Literatura.

    La editorial Lumen acababa de lanzar la coleccin A favor de las nias, con una acti-tud entonces vanguardista en el tratamiento del sexismo, y mantena el prestigio de susGrandes autores, iniciada a principios de los sesenta. Otras editoriales que destacaban

    entonces eran Juventud, Noguer, Molino, Bruguera, Doncel y su Ballena Alegre en losltimos momentos, frente a Min, que iniciaba una anda-dura muy ambiciosa, o las brillantes aportaciones de Edicio-nes Alfaguara, que introdujo entonces en Espaa clsicos dela literatura universal como Sendak, Ungerer, Lobel, MaraGripe, Rodari, junto aEl hombrecito vestido de gris , de Fer-

    nando Alonso;Lo que saba mi loro , de Moreno Villa;Las hadas de Villaviciosa de Odn,de Mara Luisa Gefaell;La nueva ciudad , de Javier del Amo, yEl pequeo monstruo de las casas , de Mara Luz Uribe. Sin olvidar que an se comentaba el triunfo conseguido porla coleccin de Los Derechos del Nio, de Ediciones Altea, adems de sus coleccionesBiblioteca Activa, con el ratn Camenbert, o Las fbulas de ahora mismo, del fecundoe innovador tndem que entonces componan Miguel ngel Pacheco y Jos Luis GarcaSnchez (Garca Padrino, 2004).

    Otro argumento para calicar aquel momento de 1978-1979 como fecha clave lo ofrece laconvocatoria del I Simposio Nacional de Literatura Infantil (El Paular, 10 a 12 de diciembrede 1979). Su importancia radic en la oportunidad que busc la Administracin del Esta-

    Hecho bien signicativo erala creacin de los Premios

    Nacionales, en 1978.

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    - BOZAL, Valeriano (1969): La edicin en Espaa. Notas para su historia, enCuadernos para el Dilogo , extraordinario XIV, pp. 85-91.

    - CARRIN GTIEZ, Manuel (1972): La Literatura Infantil en Espaa Remanso o estanca-miento?, prl. aCatlogo crtico de libros para nios (1966-69) . Madrid: Direccin Generalde Archivos y Bibliotecas. Servicio de Publicaciones del MEC.

    - CENDN PAZOS, Fernando (1986):Medio siglo de libros infantiles y juveniles (1935-1985) .Madrid: Fundacin Germn Snchez Ruiprez/Pirmide.

    - DURN, Teresa (2000): Sinopsis de la historia de la Literatura infantil y juvenil catala-na, en Aa. Vv.,Actas del II Congreso de Literatura Infantil y Juvenil: Historia Crtica de laLiteratura Infantil e Ilustracin Ibricas . Mrida (Badajoz): Consejera de Cultura, Junta deExtremadura, pp. 85-91.

    - EXTANIZ, Xabier (2000): Un recorrido por la Literatura Infantil vasca, en Aa. Vv.,Actas del II Congreso de Literatura Infantil y Juvenil: Historia Crtica de la Literatura Infantil e Ilus- tracin Ibricas . Mrida (Badajoz): Consejera de Cultura, Junta de Extremadura, pp. 41-49.

    - GARCA EJARQUE, Luis (1961): Prlogo, enCatlogo crtico de libros para nios (1957- 1960).Madrid: Servicio Nacional de Lectura.

    - GARCA PADRINO, Jaime (1992):Libros y literatura para nios en la Espaa contempor- nea. Madrid: Pirmide/Fundacin GSR.

    (1996a): La literatura infantil en la posguerra espaola (1939-1952), en Aa. Vv.,Literatu- ra espaola alrededor de 1950: Panorama de una diversidad . Cdiz: Servicio de Publica-ciones de la Universidad de Cdiz, pp. 257-285.

    (1996b):Nuestro Antoniorrobles . Seleccin, edicin y bibliografa. Madrid: AsociacinEspaola de Amigos del Libro Infantil y Juvenil.

    (2001a): El mundo literario de Elena Fortn, enAs pasaron muchos aos... (En torno a la Literatura Infantil Espaola) . Cuenca: Ediciones de la UCLM, pp. 65-96.

    (2001b): Bartolozzi, El dibujante de los nios, enAs pasaron muchos aos... (En

    torno a la Literatura Infantil Espaola) . Cuenca: Ediciones de la UCLM, pp. 32-63. (2002): El Pinocho, de Salvador Bartolozzi: un caso particular de intertextualidad, enDidctica (Lengua y Literatura), vol. 14, pp. 129-143.

    (2004):Formas y colores. La ilustracin infantil en Espaa. Cuenca: Ediciones de laUCLM.

    - IRUA, Fermn de (1943): La evolucin del peridico infantil en Espaa. De Los Niosa Flechas y Pelayos, pasando enS , suplemento deArriba, nm. 103.

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    LITERATURA INFANTIL Y JUVENILLATINOAMERICANA.

    De los orgenes a los aos 1970: algunos hitos y tendencias

    Este breve acercamiento a la evolucin de la literaturainfantil y juvenil de Amrica Latina, desde sus primerasmanifestaciones hasta nales de los aos 1970, se proponemostrar algunos hitos y vertientes signicativos dentro de

    un amplio corpus que, es importante subrayarlo, no pre-senta una evolucin uniforme en todos los pases.

    El punto de partida insoslayable es el folclor. La rica ymltiple herencia de la tradicin oral donde conuyen mi-tos, leyendas, relatos, rimas, nanas, rondas, adivinanzasy otras expresiones procedentes de las culturas indgenas

    prehispnicas y del patrimo-nio que trajeron consigo los

    colonos e inmigrantes (princi-palmente espaoles y portu-gueses) y los esclavos llegadosde distintas regiones del frica

    subsahariana. Este legado es, an hoy, una importante re-ferencia y una fuente de inspiracin.

    A inicios del siglo XIX comienza una suerte de prehistoriadel libro infantil en Amrica Latina con la edicin de cate-

    Antonio OrlandoRodrguez (Cuba)(Ciego de vila, Cuba, 1956)Escritor, editor e investigadorliterario. Licenciado enPeriodismo en la Universidad deLa Habana. Ganador del PremioInternacional de Novela Alfaguara2008 por su libroChiquita. En1991, en Costa Rica, fue asesor delprograma nacional de lecturaUnlibro, un amigo , y coordinadordelTaller Modular de Promocinde Lectura, proyecto desarrolladopor la Ocina Subregional deEducacin de la UNESCO paraCentroamrica. Entre 1994 y1999 residi en Bogot. Alltrabaj como subdirector de laFundacin para el Fomento de laLectura, Fundalectura. Fue editorde la Revista latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil , delas secciones latinoamericanasde IBBY. Actualmente edita, conSergio Andrican, el portal sobrelibros para nios en espaolCuatrogatos.

    El punto de partida

    insoslayable es el folclor.La rica y mltiple herencia

    de la tradicin oral.

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    jabuti y A ona e o bode. Otro precursor esAs nossas histrias , publicado en 1907 por labrasilea Alexina de Magalhes Pinto, quien mezcla cciones autctonas con variantes na-cionales de la narrativa oral portuguesa (Sandroni, 1987: 35-39). El rescate del folclor comoliteratura para nios tambin se maniesta tempranamente en Argentina con la aparicinde Leyendas argentinas , de Ada Mara Elein.

    La costarricense Carmen Lyra (seudnimo de Mara Isabel Carvajal) recoge, como parte deCuentos de mi ta Panchita(1920), una decena de relatos del ciclo de To Conejo, el eternoburlador de la Ta Zorra, el To Tigre y el To Coyote. Posteriormente, otros autores, comoel venezolano Rafael Rivero Oramas (Aventuras del To Conejo , 1935) y el colombianoEuclides Jaramillo (Cuentos del pcaro To Conejo , 1950) tambin pondrn por escrito lashazaas del conocido personaje.

    En 1925, otro famoso pcaro llega a los libros cuando el chileno Ramn A. Laval compilaCuentos de Pedro Urdemales . Este personaje folclrico, que al salir de Espaa en el sigloXV se llamaba Pedro de Urdemalas, adopta diferentes apellidos en el Nuevo Mundo, segnel territorio donde se evoquen sus andanzas: Urdimal, Rimales, Malasartes...

    El nfasis en la reelaboracin de la tradicin oral criolla y campesina se pone de relieve enel trabajo desarrollado en Mxico por Pascuala Corona (seudnimo de Mara Teresa Cas-tell Iturbide), autora deCuentos mexicanos para nios (1945) yCuentos de rancho (1951).

    Durante la dcada de 1970, en las sociedades latinoamericanas se hace notorio un cre-ciente inters de las artes por nutrirse de las tradiciones nacionales, lo cual se reeja en

    la narrativa infantil y juvenil con un mayor nmero de ttulos que abordan la mitologaindgena, algunos de ellos desde una perspectiva antropolgica y otros con una mayorlibertad en la fabulacin.

    Los personajes y relatos del folclor de raz africana tienen escasa presencia dentro de laliteratura para nios y jvenes en este perodo. Por supuesto, hay notables excepciones,comoO Saci (1921), de Monteiro Lobato;Ponolani (1964), de la cubana Dora Alonso, yLos cuentos del hermano araa(1975), del costarricense Quin-ce Duncan, quien rescata las historias de Anancy, un cono-

    cido personaje del folclor africano trasplantado al Caribe.Otra tendencia narrativa que aparece a inicios del siglo XXes elrealismo de carcter testimonial , que se aproximaal entorno rural o urbano de los nios, sus familias y co-munidades. Una obra pionera esSaudade (1919), del brasi-leo Thales de Andrade, novela que describe el desarraigodel pequeo Mrio cuando su familia abandona la hacienda donde vivan para instalarseen la ciudad, y a continuacin su retorno al campo, presentado como un protector y fecun-

    Otra tendencia narrativa que

    aparece a inicios del siglo XXes el realismo de carctertestimonial, que se aproximaal entorno rural o urbanode los nios.

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    do paraso rural. TambinCazuza(1938), novela del brasileo Viriato Correa, se aproximaa la vida de un nio del campo, pero con una mirada crtica a un sistema de enseanzargido, donde el castigo es una herramienta aceptada.

    La liacin comunista de algunos autores impulsa unrealismo de denuncia social . lva-ro Yunque (seudnimo del argentino Arstides Gandol) testimonia la vida de la infanciahumilde de los suburbios en una extensa produccin que se inicia conBarcos de papel (1926). Si bien el inters por la narrativa de Yunque ha disminuido a causa de lo explcitode sus mensajes y de sus registros melodramticos, su valor historiogrco resulta indu-dable. Dentro de su obra merece ser destacadaMuchachos del Sur (1950), una novela quesorprende por su riqueza de recursos composicionales.

    En 1931, el peruano Csar Vallejo escribe en EspaaPaco Yunque , su primera y nica obrapara nios: una denuncia del racismo y de la severa estraticacin clasista de la sociedadde su pas. En su momento no vio la luz, al ser considerada demasiado dura por la edito-rial que la haba encargado, y se public pstumamente en 1951.

    La observacin de la realidad se enriquecer con nuevos matices y problemticas en obrasposteriores, comoMiguel Vicente Pata Caliente (1970), del venezolano Orlando Araujo,sobre un nio limpiabotas de Caracas, oRomn El (1978), de la cubana Nersys Felipe,alegato contra la discriminacin racial y la injusticia social.

    Otra vertiente narrativa se relaciona con laccionalizacin de episodios y personajeshistricos . Se trata de textos que fomentan el sentimiento nacionalista, el civismo y el

    conocimiento de las vidas de los prceres, comoContos ptrios (1904), de los brasileosOlavo Bilac y Coelho Neto, yLeyendas del tiempo heroico (1905), del ecuatoriano ManuelJ. Calle, por mencionar dos precursores. Esta lnea se prolongar, con diferentes matices,en libros comoHistoria en cuentos (1953), del colombiano Eduardo Caballero Caldern, yRelatos heroicos (1963) yDos nios en la Cuba colonial (1966), de la cubana Rene MndezCapote.

    El uruguayo Horacio Quiroga se centra en el vnculo ser humano-naturaleza, pero desdedos caminos estilsticos diferentes. En el clsicoCuentos de la selva(1918) explora lanarra-

    tiva con personajes animales antropomorzados a travs de textos como Las mediasde los amencos, La guerra de los yacars o La gama ciega. En cambio, en series derelatos posteriores (comoEl hombre frente a las eras , publicada en 1924 en las pginasde la revistaBilliken, y De la vida de nuestros animales , que aparece en 1925 enCaras y caretas ), recurre alrelato realista sobre la naturaleza para referir sus vivencias en laselva de Misiones.

    La opcin del cuento con animales antropomorzados se prolongar en un sinfn de crea-ciones. Algunas darn un atrevido giro a este antiguo recurso composicional para intro-

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    ducir temas complejos y novedosos. Es el caso de El bagrecico, del peruano FranciscoIzquierdo, donde se reexiona sobre el ciclo de la vida y el relevo generacional, o de Elcanto de la cigarra, del cubano Onelio Jorge Cardoso, cuento escrito al calor de un lgi-do debate sobre la funcin social del artista, que forma parte deCaballito blanco (1974).Tambin el relato realista sobre la naturaleza incorpora

    variantes que van de la memoria de infancia comoBus- cabichos (1972), del uruguayo Julio C. Da Rosa a novelasde aventuras comoLa danta blanca(1965), del venezolanoRafael Rivero Oramas, yEl tigre de Santa Brbara(1975),del argentino Jos Murillo.

    Con la irrupcin delrelato maravilloso moderno , la narrativa empieza a explorar mun-dos imaginarios desde ngulos originales, contrastados a menudo con costumbres y es-cenarios de lo cotidiano, lo cual propicia un tratamiento ms elaborado de lo fantstico.

    Saltoncito , del uruguayo Francisco Espnola, yLas aventuras de Juan Esparraguito , delchileno Agustn Edwards, ambas de 1930, anticipan esta corriente con historias de evidentepropsito tico, pero recorridas por una cndida y potica fantasa.

    Laimbricacin de los planos real y fantstico , un tipo de acercamiento ms complejo alo maravilloso, explorado con fruicin por Monteiro Lobato, es retomado por autores quelo convierten en un ecaz instrumento para cuestionar su entorno como hace la brasileaAna Maria Machado enRaul da ferrugem azul (1979) o para potenciar la imaginacincomo medio transformador propsito de la cubana Dora Alonso enEl cochero azul (1975),entre otras mltiples posibilidades. Novelas enmarcadas en esta rica corriente, comoAbolsa amarela (1976) yCorda Bamba(1979), de la brasilea Lygia Bojunga Nunes, estnentre las ms valiosas contribuciones de Amrica Latina a la literatura infantil universal.

    Cuatro ttulos de 1947 evidencian la rearmacin de la narrativa infantil como fenmenoesttico y el paulatino trnsito de una literatura represiva e impositiva a una literaturaliberadora e inquisitiva.Rutsi, el pequeo alucinado , de la pe-ruana Carlota Carvallo de Nez, relata el viaje de un nio in-dgena por la geografa de su tierra, desde la perspectiva de lo

    real maravilloso. En el cuento loscoCocor , del costarricen-se Joaqun Gutirrez, un nio negro se adentra en la naturalezacentroamericana, en compaa de una tortuga sabia y un monotravieso, para hallar la respuesta de una difcil pregunta.Cuen- tos de Apolo , de la cubana Hilda Perera, tambin tiene comohroe a un nio negro y pobre, pero en el entorno realista de un pueblo rural. La tetralo-ga se completa con la novelaPapelucho , de la chilena Marcela Paz (seudnimo de EsterHuneeus Salas), concebida como el diario humorstico de un nio de clase media urbana.

    La opcin del cuento conanimales antropomorzadosse prolongar en un sinfnde creaciones.

    Cuatro ttulos de 1947evidencian el paulatinotrnsito de una literaturarepresiva e impositiva auna literatura liberadorae inquisitiva.

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    Larevisin pardica y satrica del cuento de hadas tiene un delicioso antecedente enLaescuela de las hadas (1953), del argentino Conrado Nal Roxlo. Cordelia, la nia que asistea la escuela de magia dirigida por Merln, pregura, en algunos aspectos, a las heronasindependientes y cuestionadoras que se harn sentir, al calor de las reivindicaciones feme-ninas, en la narrativa de dcadas posteriores.

    En el Brasil de los 1970 esta vertiente adquiere un carcterms trasgresor. En medio de la censura de la dictadura mi-litar a todas las disciplinas artsticas, espacios fantsticos ypersonajes arquetpicos fueron utilizados para abordar, aleg-ricamente, temas prohibidos como represin, autoritarismo ylibertad de expresin, en obras comoA fada que tinha ideas (1971), de Fernanda Lopes de Almeida, yO reizinho mando (1978), de Ruth Rocha.

    La narrativa de lalibertad imaginativa y el absurdo , en algunos casos con inquietantessubtextos sociales, tiene un paradigma enCuentopos de Guluby Dailan Kifki , obraspublicadas por la argentina Mara Elena Walsh en 1966. El humor, el surrealismo y el co-nocimiento de la fantasa infantil alimentan esta corriente, que se enriquece con aportesde otros autores en distintos pases, entre ellos la cubana Ivette Vian, quien en 1977 reneen Como te iba diciendo...cuentos publicados una dcada atrs en el semanarioPionero .

    Como enriquecedora alternativa, otros creadores se inclinan por la vertiente dellenguajepotico y la alegora , entre ellos la argentina Laura Devetach, quien en los cuentosLatorre de cubos (1966) oMonigote en la arena(1975) habla de huelgas, del derecho a serdiferente o de la relatividad del tiempo. La introduccin de temas como los conictosfamiliares o polticos, el amor o la sexualidad, evidencian la voluntad de un conjunto deautores de abordar todo tipo de experiencias con el nimo de convertir sus creaciones enespacios de cuestionamiento y reexin.

    Obras que se enmarcan dentro de corrientes como lo detectivesco y la ciencia ccin di-versican las propuestas narrativas, y la publicacin deFlicts (1969), del brasileo Ziraldo,

    anuncia bsquedas futuras en el lenguaje del libro lbum.

    Pero se impone que nos detengamos, aunque sea somera-mente, en otros dos importantes gneros: la poesa y el teatro.

    Poesa

    La lrica recorre un largo camino que parte, como la narrativa,de expresiones de carcter religioso y moralizante, hasta incorporar una mirada estticadel mundo objetivo y subjetivo susceptible de ser compartida con los nios.

    En medio de la censura dela dictadura militar,

    espacios fantsticos ypersonajes arquetpicos

    fueron utilizados paraabordar temas prohibidos.

    La lrica recorre un largocamino que parte deexpresiones de carcterreligioso y moralizante,

    hasta incorporar unamirada esttica del mundo.

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    El humor, la hiprbole y la fantasa aparecen en este gnero, a contracorriente, de la manodel poeta colombiano Rafael Pombo. Sin embargo, susCuentos pintados (1867) yCuentos morales para nios formales (1869), obras que recrean, en buena medida, personajes ymotivos de las Nursery Rhymes de la tradicin anglosajona, constituyen excepciones enel panorama de la poesa infantil latinoamericana del siglo XIX. El camino del cuento

    versicado de corte humorstico e imaginativo, con estructuras vinculadas a la poesa po-pular, encontrar, ms adelante, otros ingeniosos cultores, como las chilenas Marta Brunet(Aleluyas para los ms chiquitos , 1960) y Mara de la Luz Uribe (La Doa Piones , 1973).

    En un registro diferente, el nicaragense Rubn Daro incursio-na tambin en el cuento en versos conA Margarita Debayle (1908), compendio de la esttica modernista. Y es que, lite-ratura al n, la que se escribe para los nios no es ajena alinujo de tendencias y escuelas como la poesa pura, la poesa

    negrista o el coloquialismo.Los poemas para nios de Gabriela Mistral, que recrean elmundo de las nanas y las rondas, comienzan a difundirse enChile y otros pases a partir de 1916 a travs, primero, de loslibros de lectura escolar del profesor Manuel Guzmn Maturana, y luego de obras comoDesolacin(1922) yTernura (1924), irradiando una importante inuencia.

    En las primeras dcadas del siglo XX, el mexicano Amado Nervo (Cantos escolares , 1908)y los argentinos Jos Sebastin Tallon (Las torres de Nuremberg, 1927) y Germn Berdiales( Joyitas , 1930) proponen, en sus mejores composiciones, un acercamiento fresco y lumino-so al mundo infantil, que privilegia al nio como sujeto lrico.

    En los aos 1940 y 1950, la poesa se enriquece con los aportes de la puertorriquea EsterFeliciano, el boliviano Oscar Alfaro, el mexicano Gabilondo Soler, la cubana Emma PrezTllez, la argentina Fryda Schultz de Mantovani, los venezolanos Aquiles Nazoa y ManuelFelipe Rugeles, y la salvadorea Claudia Lars (seudnimo de Carmen Brannon), quienesrearman la naturaleza esttica y expresiva de sus versos, emancipndolos del didactismoms pragmtico.

    ConTut Maramb(1960), de la argentina Mara Elena Walsh, irrumpe una explosivacombinacin de lirismo, absurdo, humor, desautomatizacin y multiplicidad de conno-taciones. La saludable revolucin se multiplicar con otros poemarios, comoEl reino del revs (1965) yZoo loco (1965), y con canciones que extienden su radio de inuencia a granparte de la Amrica Hispana.

    Los 1960 traen otros aportes valiosos. La brasilea Ceclia Meireles exalta la musicalidady la afectividad de las palabras en un libro paradigmtico:Ou isto ou aquilo (1964). En

    Literatura al n, la quese escribe para los niosno es ajena al inujode tendencias y escuelas

    como la poesa pura,la poesa negristao el coloquialismo.

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    Argentina, Edith Vera transita caminos poticos personales con la aparicin deLas dos naranjas (1969). En Cuba, David Chericin difunde en revistas los poemas que reunir enel excelenteCaminito del monte (1979). Otra autora cubana, Mirta Aguirre, hace escuelacon la aparicin en 1974 de Juegos y otros poemas ; atrados por su riqueza de referentesculturales y su inteligente rescate de formas primigenias de la mtrica castellana, creado-

    res jvenes de la isla empiezan a escribir y publicar poesa para nios.Por ltimo, la prosa potica e intimista tiene en el brasileo Bartolomeu Campos de Quei-rs un formidable representante, con obras comoO peixe e o pssaro (1971).

    Teatro

    La presencia del gnero dramtico en la literatura latinoamericana para nios tambin seremonta a las primeras dcadas del siglo XIX, especialmente con comedias de carcter

    costumbrista o inspiradas en cuentos de hadas, muchas concebidas para escenicar enlas escuelas. El argentino Javier Villafae protagoniza en los 1930 una importante reno-vacin, cuando recorre pueblos y ciudades de su pas brindando funciones de tteres. Deesa experiencia nacern clsicos comoLa calle de los fantasmas , El soldadito de guardia y El casamiento de doa Rana. Aunque sobresali igualmente como poeta y narrador,con obras comoEl gallo pinto (1944) yLibro de cuentos y leyendas (1945), Villafae es eltitiritero por excelencia.

    De vuelta a Ro de Janeiro, tras estudiar teatro y danza en Pars, la brasilea Clara MariaMachado funda en 1951 el Teatro Tablado, con el que estrena creaciones suyas de granencanto e indudable ocio dramatrgico, comoO rapto das Cebolinhas (1952) yPluft, o fantasminha (1955), escenicadas en diversos pases. Con el trabajo de esta artista, el tea-tro infantil llega a un estadio superior de calidad.

    Los aos 1970 traen una notable diversicacin que da cabida a lo pardico, la farsa de in-tencin social o poltica, la alegora y la teatralizacin de mitos y leyendas de las culturasindgenas. El quehacer de la cubana Dora Alonso, el panameo Rogelio Sinn, la peruanaSara Joffr, el colombiano Carlos Jos Reyes y la argentina Adela Basch, entre otros, ejem-plica esa riqueza de caminos.

    Toda esta evolucin de la literatura para nios est estrecha-mente relacionada con la aparicin de revistas comoEl Peneca (1908), en Chile;Billiken(1919), en Argentina;Chanchito (1933),en Colombia;Tricolor (1949), en Venezuela; oRecreio (1969), enBrasil, que realizan un destacada labor de renovacin y difusin.

    A mediados de los 1970 se materializan una serie de condicionesque propiciarn un despegue de la literatura infantil y juvenil en

    A mediados de los 1970se materializan una

    serie de condiciones quepropiciarn un despeguede la literatura infantil y juvenil en el continente.

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    el continente. Entre ellas, la incipiente conquista del derecho del nio a ocupar un espacioen los sistemas culturales; el surgimiento de acciones relacionadas con la crtica y la in-vestigacin; el establecimiento de premios nacionales e internacionales para estimular lacreacin literaria; la aparicin de editoriales especializadas (como Gente Nueva, en Cuba,o Ekar, en Caracas) y la irrupcin de autores con una slida formacin humanstica y una

    visin contempornea del ocio de escribir para nios.Este recuento llega, segn lo convenido, hasta nes de los aos 1970. La principal con-quista de la literatura infantil, tras ms de un siglo de existencia, es el reconocimiento desu carcter esttico, ms all de otros posibles valores. Existe una literatura infantil deAmrica Latina? S, si aceptamos que pueda existir una literatura infantil europea, asiticao africana, entendidas estas como la suma de un conjunto de literaturas nacionales conpeculiaridades artsticas, desarrollos y logros diferentes entre s. En nuestro caso, con ele-mentos histricos y culturales cohesionadores.

    Indudablemente 1979 (proclamado Ao Internacional del Nio por la UNESCO) es un buenmomento para cerrar este repaso, pues la celebracin genera un considerable auge en lacreacin y difusin de libros para nios en Latinoamrica. En Argentina, Graciela Montesha dado a conocer sus primeros cuentos. En Brasil,Una idea toda azul (1979), de MarinaColasanti, demuestra que los cuentos de hadas an pueden decir mucho en el mundocontemporneo. En Mxico, Gilberto Rendn Ortiz escribeGrillito Socoyote en el circo de pulgas y otros cuentos de animales . Y en Cuba, el poeta Arams Quintero est a punto dedar a conocerMaz regado . La dcada de 1980 traer crecimiento y consolidacin. Pero,

    como dira Michael Ende, esa es otra historia y se contar en otra ocasin...

    Referencias bibliogrcas

    - GUERRERO, Teodoro (1864):Lecciones de mundo . Habana: Imprenta del Gobierno por S.M.

    - MART, Jos (1980):La Edad de Oro . La Habana: Centro de Estudios Martianos / EditorialLetras cubanas. (La cita, tomada del prlogo de esta edicin facsimilar, proviene de la cartaque Mart dirigi a su amigo mexicano Manuel A. Mercado el 3 de agosto de 1889).

    - RODRGUEZ, Antonio Orlando (1993):Literatura infantil de Amrica Latina. San Jos,Costa Rica: UNESCO.

    - RODRGUEZ, Antonio Orlando (1994):Panorama histrico de la literatura infantil en Am- rica Latina y el Caribe . Bogot: CERLALC.

    - SANDRONI, Laura (1987):De Lobato a Bojunga: as reinaes renovadas.Rio de Janeiro: Agir.

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    En este repaso por el pasado de la LIJ en Iberoamricanos resultaba reconfortante detenernos (brevemente)en algunos de esos nombres que son como los pilaresen los que se sustenta el presente de la LIJiberoamericana. Rescatar unos cuantos nombresde los que sentirse orgullosos, con los que dejarpatente que no carecemos de races, que contamosen nuestro pasado de LIJ con algunas personas(no solo narradores) que lo hicie