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ACOSO ESCOLAR ¿EN QUÉ ESTAMOS FALLANDO? Esa es la pregunta que nos deberíamos de hacer todos, no solo como padres, sino también como sociedad: en qué estamos fallando para que nuestros propios hijos sean capaces de manipular la mente de otro hasta tal punto que la única salida que encuentre esa víctima sea la de acabar con su vida para así poder sentirse bien y a salvo. Los casos de bullying son cada vez más graves y preocupantes; el último lo encontramos en Asturias. ¿Estamos creando una generación intolerante? ¿Dónde está el problema: en la educación o en la permisividad de los padres? Ante cualquier problema, únicamente se escucha “solo son niños” y “se estaban divirtiendo, pero sin maldad”, pero estas palabras parecen solo dar carta blanca a sus acciones. En ocasiones, oigo a mis padres decir “esto en mi época no pasaba”, y me pregunto ¿qué es lo que ha cambiado? Personalmente, creo que la falta de respeto hacia los demás; alabando y mimando únicamente el “yo” y el “mío”, donde todo “me la sopla”, pero donde todos se entienden, llegando a desencadenar actitudes

Acoso escolar

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Page 1: Acoso escolar

ACOSO ESCOLAR ¿EN QUÉ ESTAMOS

FALLANDO?Esa es la pregunta que nos deberíamos de hacer todos, no solo como

padres, sino también como sociedad: en qué estamos fallando para

que nuestros propios hijos sean capaces de manipular la mente de

otro hasta tal punto que la única salida que encuentre esa víctima sea

la de acabar con su vida para así poder sentirse bien y a salvo.

Los casos de bullying son cada vez más graves y

preocupantes; el último lo encontramos en

Asturias. ¿Estamos creando una

generación intolerante? ¿Dónde está el

problema: en la educación o en la

permisividad de los padres?

Ante cualquier problema, únicamente se

escucha “solo son niños” y “se estaban

divirtiendo, pero sin maldad”, pero estas palabras parecen solo dar

carta blanca a sus acciones.

En ocasiones, oigo a mis padres decir “esto en mi época no pasaba”,

y me pregunto ¿qué es lo que ha cambiado?

Personalmente, creo que la falta de respeto hacia los demás;

alabando y mimando únicamente el “yo” y el “mío”, donde todo “me

la sopla”, pero donde todos se entienden, llegando a

desencadenar actitudes grupales en las que se persigue

aquello o aquellos que son diferentes, objetivos fáciles

para la burla o mofa, mermando la autoestima y la

personalidad de los que no siguen sus normas, o de los

que ellos creen que no merecen seguirlas.

Seguro que son muchos los que dicen, “es hora de

reflexionar sobre lo que ha pasado”, pero ahora, tras una nueva

víctima, no caben las reflexiones. Los cambios de actitud han de

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llegar ya, no mirar hacia otro lado, no restar importancia a lo que se

cree una chiquillada, respetar y ser respetado. Eso es lo que importa.

Este trabajo es tanto de los padres como los educadores, ambos

deben trabajar conjuntamente para evitar todo esto, porque la

educación no se basa solo en transmitir conocimientos sino en

trabajarlos, ¿dónde queda sino la

educación en valores de la que tanto

se habla? Si ese contenido se

estuviera trabajando adecuadamente

muchos de los casos sobre acoso

escolar no hubieran existido.

Y los padres, ¿Qué clase de educación

prestan a su hijos? Sus hijos no son mejores cuanto más fuertes o

listos sean, son mejores cuando mejor persona demuestren que son.

Está claro que estoy hay que pararlo ya, y todos debemos aportar

nuestro granito de arena.