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AAA 024 Mayo 2006Archivos de Arquitectura Antillana Director/Editor Gustavo Luis Mor Consultor de Diseo Massimo Vgnelli i Diseo Grfico Noly Navarro Ivelisse lvarez Fotografa Ricky Briones

Comit Internacional Amrica Latina y Gran Caribe Antillas Francesas: Gustavo To r res, Serge Letchimy, Jack Sainsily, Bruno Carrer Argentina: Ramn Gutirrez, Mario Sabugo, Julio Farfn Brasil: Roberto Segre, Ruth Verde Zein, Hugo Segawa Chile: Humberto Eliash, Sonia Tschorne, Sebastin Irarrzabal, Horacio Torrent Colombia: Silvia Arango, Carlos Nio Murcia, Alberto Saldarriaga Roa, Claudia Fadul, Daniel Bermdez Costa Rica: Bruno Stagno Cuba: Mario Coyula, Eduardo Luis Rodrguez, Jos Antonio Choy, Omar Lpez El Salvador: Francisco Rodrguez Guatemala: Blanca Nio Norton Jamaica: Patrick Stanigar, Jaquiann Lawson, Patricia Green Mxico: Carlos Flores Marini, Louise Noelle Mereles, Ernesto Alva, Jaime Garca, Eliana Martnez Panam: Silvia Vega, Eduardo Tejeira Davis, Sebastin Paniza Puerto Rico: Manuel Bermdez, Segundo Cardona, Luis Flores, Emilio Martnez, Ricardo Medina, Andrs Mignucci, Jorge Rigau, Enrique Vivoni Rep. Dominicana: Rafael Calventi, Jos Enrique Delmonte, Mauricia Domnguez, Eugenio Prez Monts, Esteban Prieto Vicioso, Omar Rancier, Lowell Whipple Trinidad y Tobago: Mark Raymond, Jenifer Smith Venezuela: Ramn Paolini, William Nio, Enrique Larraaga, Martn Padrn, Acier Calvo Estados Unidos de Amrica Honolulu: William Chapman Miami: Andrs Duany y Elizabeth Plater-Zyberk, Roberto Behar New York: Joaqun Collado, Rafael Albert y Germn Prez Washington D.C.: Aurelio Grisanti, Francisco Ruz Comunidad Europea Austria: Mayra Wn t e r i Espaa: Antonio Vlez Catrain, Lluis Hortet, Oswaldo Romn, Vctor Prez Escolano Francia: Patricia Tolentino, Kyra Ogando Italia: Carmen A. Corsani, George Latour Heinsen, Stefano Topuntoli, Julia Vicioso

Remodelacin del edificio del Alma Mter, UASD Franc Ortega

Editorial Gustavo Luis Mor / 24 AAAs: 10 aos de arquitectura antillana Ensayo Crtico Roberto Segre / Identidades caribeas reveladas: diez aos de AAA Remodelacin del edificio Alma Mter Universidad Autnoma de Santo Domingo Franc Ortega

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Superintendencia de Pensiones Daniel Pons

Superintendencia de Pensiones Daniel Pons Ilumel: una estrategia urbana en 4 actos Antonio Segundo Imbert y Christian Ricart Avelino Abru: Audi y Volkswagen el elevado y la curva de la esquina Antonio Segundo Imbert Showroom de Omar Muebles en Santo Domingo: transparencia e ingravidez Lawrence Bertrn Oficina de Abogados Len & Raful: del barrio a la ciudad Lui y Atilio Len Guerra Hodelpa y Ocean Hotels: el cuadrado rojo en el rectngulo Lui y Atilio Len Guerra La esquina de Excel Dominicana Amando Vicario y Mara Jos Gonzlez del Rey

Detalle de la fachada este de la sede de la Superintendencia de Pensiones (SIPEN), Arquitecto Daniel Pons. (Fotos de la portada y en la pag. 80 de Jochi Marichal).

Gerente Administrativa Mara Cristina de Mor Gerente de Ventas Patricia Reynoso Secretara Raquel Suero Correctora de Estilo Mara Cristina de Mor Preprensa e Impresin Editora Corripio, S.A. Suscripcin, venta y publicidad Santo Domingo Patricia Reynoso Tel 809 687 8073 Fax 809 687 2686 Miami Laura Stefan Carolina Piernavieja 305 471 0409 305 715 7354 San Juan Emilio Martnez 787 726 7966

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Ilumel: una estrategia urbana en 4 actos Antonio Segundo Imbert y Christian Ricart

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Condominio D-12-4 Snchez & Curiel Arquitectos

Condominio D-12-4 Snchez & Curiel Arquitectos Torre Las Terrazas Alejandro Marranzini y Jos Horacio Marranzini Torre Michelle Natalia en el Polgono Central Mara Fernanda Rosario y Ja'el Garca

Torre Michelle Natalia en el Polgono Central Mara Fernanda Rosario y Ja'el Garca

La traviesa Furgovilla de Daniel el arquitecto Daniel Pons An Siento: Residencia Pons Pieyro Daniel Pons Residencial Colina Verde: las virtudes de la privacidad en comunidad Alfredo Marranzini y Enrique Garca Pecci

AAA es una edicin cuatrimestral. Publicada en enero, mayo y septiembre. Santo Domingo: Nmero 24, mayo 2006. Para envo de colaboraciones, cartas o informaciones favor contactar al editor en: Gustavo Luis Mor / AAA, E.P.S. P-4777, 7801 NW 37th. St. Miami Florida 33166 USA. Direccin oficinas de redaccin: Calle Benigno Filomeno Rojas #6, Penthouse 7 Norte, Torre San Francisco. Santo Domingo, Repblica Dominicana. Tel.: 809 687 8073. Fax: 809 687 2686. E-mail: [email protected]. Sitio Internet: www.archivosdearquitecturantillana.com Permitida la reproduccin parcial siempre que se admita la fuente. El editor no se hace responsable de los conceptos emitidos por los articulistas. Publicacin registrada con el No. 83238 del 15/4/96 en la Secretara de Estado de Industria y Comercio de la Rep. Dominicana . ISSN 1028-3072.

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Residencial Villas del Mirador Roberto Rijo

Residencial Villas del Mirador Roberto Rijo Tercer Congreso de la FCAA Oranjestad, Aruba 14-16 Junio 2006 Carta a AAA Carlos Flores Marini CARIMOS Mxico

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Indice Bibliogrfico AAA Mayo 1996 - mayo 2006

Editorial

24 AAAs: 10 aos de arquitectura antillanaGustavo Luis Mor Ha llegado el momento de escribir sobre nosotros. Tras nuestros 25 aos de experiencia editorial, los Archivos de Arquitectura Antillana cumplen diez aos de continua aparicin en la escena internacional. Ocasin propicia para celebrar, pero tambin para reflexionar. La idea original de equilibrar artculos de fondo, la investigacin y la crtica con la publicacin de proyectos y obras, parece ser la caracterstica que ha mantenido el tono a lo largo del proceso. Ms all de hablar de un estilo o de una forma de trabajar -aspecto que deber ser identificado por el lector ms que por nosotros mismos- percibo una actitud especfica en la toma de decisiones relativas al enfoque editorial. Es la actitud de promover una cierta trascendencia de lo publicado, de construir una suerte de clima cultural capaz de producir el reconocimiento y eventualmente la mejora del oficio del diseo en la regin y muy particularmente, en la Repblica Dominicana, epicentro de accin de AAA. De ah que sea importante no slo la eleccin de qu publicar, sino cmo hacerlo, y dentro de qu contexto. Esto ha permitido la paulatina conversin de la revista en una serie empacada de carcter monogrfico, dentro de la usual flexibilidad que una publicacin peridica exige a fin de servir a su audiencia la mayor informacin posible. Uno de los logros que quiero admitir es la de haber precipitado una nocin documental antes inexistente entre la comunidad profesional. Hoy hemos logrado que muchos de los autores reseados escriban sus propios textos y preparen sus grficos, promoviendo as una actuacin mucho ms participativa, una concepcin ms articulada del proyecto editorial. Cul hubiera sido la situacin actual de la prctica con y sin la actuacin de AAA? Imposible de predecir, probablemente... Con el propsito de tener una percepcin real del camino recorrido en estos 24 ejemplares, invitamos al crtico Roberto Segre a colaborar con un texto, orientado a situar en perspectiva crtica el trabajo realizado y a interpretar los cambios ocurridos en la regin dentro del perodo de estudio, 1996-2006. Segre, frecuente articulista de AAA es posiblemente el conocedor ms certero de la escena arquitectnica caribea, por no decir latinoamericana. Sus estudios sobre el tema, realizados durante una larga carrera acadmica y editorial de ms de 40 aos, le confieren a nuestro entender, la capacidad suficiente para situar el proyecto en su contexto apropiado. Ms all de los elogios -que recibimos con la debida reserva y la consabida gratitud- su anlisis detecta con sutileza extrema la pera orquestada en la regin por sus principales autores y los cambios de paradigmas ocurridos tanto en la prctica profesional, como en el universo terico. La transcisin de una economa agroindustrial a una de servicios se evidencia en la obra construda y en las actuales tendencias de inversin. La realidad de una integracin horizontal de la cultura arquitectnica en la regin ha sido un proyecto acariciado por AAA desde su inicio, inspirado por iniciativas tales como el Plan CARIMOS y por las Bienales de Arquitectura del Caribe, organizadas en su formato original por el Grupo Nueva Arquitectura en Santo Domingo. Hoy la Federacin Caribea de Asociaciones de Arquitectos (FCAA) promueve su 2do. encuentro, a ser celebrado en Aruba del 14 al 16 de junio venideros (ver programa en esta misma edicin). Esta integracin es entonces un bien alcanzable, un proyecto en evolucin continua, que podr concretizarse una vez se logre sensibilizar a las instancias polticas de sus bondades. La idea de organizar concursos de diseo en torno a temas comunes ha sido ya asumida por al menos una administracin local, como el caso de la competencia para la Casa de las Amricas en Fort-de-France, Martinica, gestada por el alcalde Arq. Serge Letchtimy en el 2005. Esta edicin celebra nuestro dcimo aniversario con dos acciones precisas. Una de ellas es el rediseo grfico, llevado de la mano por el excelente diseador editorial italiano Massimo Vignelli junto a nuestra colaboradora Noly Navarro. Creo que la experiencia de Vignelli, su impecable buen gusto y su trato de caballero han logrado poseer la pgina impresa, hecho que nos llena de orgullo y de satisfaccin. La temtica de esta edicin es la de la reciente obra arquitectnica construda en la ciudad de Santo Domingo. Y aqu quiero aclarar algo para mi importante. AAA es una revista dominicana para todo el mundo. Las implicaciones son mltiples: la frase todo el mundo tiene una connotacin literal, eminentemente geogrfica. Pero tambin tiene una metafrica, referida al colectivo social que accede a ella sin distinciones cada 4 meses. El hecho de que abordemos la temtica caribea no limita, al contrario, ampla las posibilidades de conocimiento de la realidad propia. Y esta realidad es fundamentalmente, dominicana. De aqu que la celebracin haya motivado esta mirada atenta a lo mejor que se est produciendo en esta Ciudad Primada de Amrica, re s p o nsabilidad de arquitectos de notable prctica, sin limitaciones de gnero o edad. La tendencia a situar en bloques cronolgicos a los autores siempre me ha parecido perversa y oportunista. Estas recopilaciones espordicas o estos concursos para arquitectos jvenes menores de x aos constituyen en el fondo estrategias de mercadeo banales e intrascendentes. La buena arquitectura no tiene nada que ver con la edad o el sexo de quien la realiza. En este sentido ha sido estimulante identificar primero, y luego trazar este itinerario de obras meritorias por causa propia que hoy les presentamos. El ndice de las obras reseadas sigue una organizacin ms bien tipolgica. Los proyectos institucionales son seguidos de los domsticos; las obras de mayor escala por la de menor; las de generosos presupuestos por las de economia modesta. Todas son, a mi juicio, representativas del momento que actualmente vive el pas en su desarrollo urbano y social, producto de la economa de mercado y del clima democrtico imperantes. Las agudas restricciones impuestas en el cuatrienio 2000-2004 por la deficitaria administracin central comienzan a ser superadas. Si bien el turismo demuestra un crecimiento sorprendente -y desorganizado- en las franjas mayormente costeras del este y del norte del pas, la ciudad capital asume sin pudor el control de la escena en el mundo de los bienes races, con proyectos de torres de apartamentos y de oficinas cada vez ms audaces y de diseo ms actualizado. La empresa privada es protagonista principal. La obra pblica es escasa y generalmente de anodina factura, a pesar de que actualmente se encuentran en carpeta, pendientes de iniciarse, proyectos de la ms variada ndole de la autora de arquitectos de renombre. Un cambio de actitud esttico es advertido con facilidad. La posmodernidad es hoy un fenmeno de categora filosfica, cultural, ms que una estilizacin formalista de la arquitectura. Las vanguardias han asumido de nuevo la modernidad de la abstraccin, la limpieza del volumen puro, el acompaamiento de las protecciones solares, la integracin de las infraestructuras y redes de alta tecnologa. El paradigma es otro, y se propone sin temor tanto en el universo institucional como en el habitacional, en el pblico como en el privado. La modernidad, ese fetiche que llega al Caribe con dcadas de atraso -si es que llega- asoma sus slogans con determinacin a travs de la arquitectura dominicana reciente: sern los conos del ePalantismo? Despus de 10 aos, hay mucho que recordar, hay mucho que compartir. En honor a la brevedad, slo quiero permitirme el agradecimiento: A mi esposa Cristina, cmplice desde el momento en que se me aloj en la imaginacin irremediablemente el concepto del proyecto aquella tarde del 1995 en la Biblioteca del Congreso, en Washington... A todos los que creyeron en l desde su inicio... A nuestro equipo de trabajo... A los miembros del prestigioso Comit Editorial... A nuestros anunciantes y patrocinadores, por entender que somos el mejor medio para divulgar el producto de sus esfuerzos a un pblico cada vez mayor y ms exigente... A los colegas arquitectos de todo el mundo, quienes han confiado sus proyectos y sus textos a nuestra labor editorial... A los amigos y colaboradores por su constante apoyo y sus crticas respetuosas... Al lector desconocido que con su apoyo hace del proyecto una aventura frtil y misteriosa... Gracias en fin a todos. Brindemos por otros 10 aos de reconocimiento!AAA024/45

Massimo Vignelli y Gustavo Luis Mor mientras trabajaban en el rediseo de AAA en NYC, febrero del 2006.

Ensayo Crtico

Identidades caribeas reveladas: Diez aos de AAARoberto Segre

La Nueva Atlntida: los lmites difusos del Gran Caribe Al celebrarse el dcimo aniversario de la publicacin de la revista AAA, caben algunas reflexiones sobre la situacin actual y las perspectivas futuras del sistema geogrfico, social, econmico y cultural, denominado Gran Caribe. La revista AAA asume el papel de vocero de la cultura arquitectnica y urbanstica caribea. Su mrito principal ha sido revelar al mundo el pasado y el presente del entorno antillano en sus diferentes vertientes lingsticas y culturales1; y entrelazar las islas con la produccin ms significativa de Venezuela, Panam, Colombia, Mxico y Costa Rica, pases partcipes del Caribe continental. No resultan halageos los vaticinios sobre el incierto futuro, no slo de las Antillas sino tambin de Amrica Latina continental. El siglo XXI est dominado por tres grupos econmicos principales: los Estados Unidos, el conjunto de pases que forman la Comunidad Europea y China. Si en el presente, Estados Unidos conserva la primaca militar y econmica a la que las Antillas estn unidas por un frgil cordn umbilical los analistas prevn que en esta centuria Asia constituir el bloque planetario hegemnico, denominado Chindia. Concentrando casi la mitad de la poblacin del mundo, China (1.32 billones) e India (1.10 billones) a los que se suman Japn y Pakistn , llegarn a ser en el 2050, la primera y la tercera economas del mundo2. Escasa beligerancia alcanzar Amrica Latina con excepcin de Chile y Brasil3 , ante la prdida de liderazgo tecnolgico e industrial en el sistema productivo de la globalizacin neoliberal. De all la imprescindible integracin econmica entre los pases que aspiran a formar parte del bloque norteamericano (ALCA), o los independientes, reunidos en la alternativa del Mercosur, cuyo eje, ahora tambin poltico, trasciende los lmites originarios. Desde su insercin en el mapa histrico de Occidente, el Caribe tuvo una evolucin densa de tensiones y contradicciones. Las Antillas surgieron de un error de Coln, quin crea haber llegado a la tierra firme de Cypango. Una vez descubierto el Continente, Espaa perdi inters en la conservacin de la totalidad del sistema isleo pese a su importancia estratgica , apropindose de algunas, naciones euro p eas enemigas: Inglaterra, Francia, Holanda, Suecia. Piratas, corsarios y flotas de galeones poblaron el clido mar turquesa, en constantes conflictos blicos que se prolongaron hasta el siglo XIX4. Verificadas las condiciones climticas propicias a los viajes, desde y para Europa, las Antillas constituyeron el centro principal de las comunicaciones con Amrica, y escenario de la beligerancia entre las potencias coloniales; conformando el Mediterrneo de Amrica y la Frontera Imperial, segn lo denominara Juan Bosch5. La hipottica vida paradisaca de los habitantes indgenas, luego diezmados por los colonizadores y sus enfermedades, fue convertida en el infierno verde de las plantaciones, ante la presencia de diez millones de esclavos africanos dedicados a la produccin de azcar. Con la apertura del Canal de Panam en 1914, EEUU transform el mar del Caribe en un gran lago norteamericano. Esta constante presencia cohesion los pases de las Antillas y de Centroamrica, sometidas a la tutela del Coloso del Norte.

Estas contradicciones polticas y econmicas repercutieron en las relaciones entre naturaleza y sociedad. Desde los tratadistas del siglo XVIII, las Antillas fueron asociadas al Paraso Terrenal. Imagen fortalecida por Humboldt en el siglo XIX, quien afirm que cultura, produccin y sociedad deban relacionarse ntimamente con el exuberante entorno fsico6. Anticipacin inconsciente de la vocacin turstica de la regin, fortalecida en la segunda mitad del siglo XX. La compleja dinmica social acompa las antitticas imgenes de los intensos paisajes, desde la beatitud de las blancas playas a la furia inesperada de huracanes y ciclones. La mezcla de razas indios, blancos, negros, hindes y chinos , de culturas, idiomas y religiones, crearon una multifactica identidad cultural que entrecruzaba elementos artsticos, musicales, poticos, literarios y gestuales, estableciendo un fuerte dilogo entre las manifestaciones populares y la alta cultura de ascendencia europea7. Carcter indito descubierto en los aos treinta por los escritores y artistas surrealistas, maravillados ante la visin de un mundo desconocido, natural y social. La visita a Martinica y a Santo Domingo de Andr Breton y de Eugenio Granell; el contacto con la obra del poeta Aim Csaire y del pintor Wifredo Lam experiencia descrita en el libro Martinique. Charmeuse de Serpents (Pars, 1948)8 , anticiparon el surgimiento de la categora literaria de lo real maravilloso americano imaginada por Alejo Carpentier, despus de su visita a la fortaleza La Ferrire del rey Christophe en Hait9. Proceso de interpretacin de la cultura caribea que culmin con Gabriel Garca Mrquez y su libro Cien aos de soledad Macondo es una metfora de la realidad caribea , quien obtuvo en 1982 el primer Premio Nobel de la Literatura otorgado a un escritor de esta regin. xito que despert el inters universal por la realidad poltica y cultural antillana: los intelectuales del Primer Mundo, conocieron las luchas libertarias y el estro potico de Jos Mart, Nicols Guilln, Jos Lezama Lima, Max y Pedro Henrquez Urea, Pedro Mir, Ren Depestre, Frantz Fanon, Pedro Albizu Campos, Jos Antonio Corretjer, entre otros. En la dcada de los aos ochenta circul por el mundo el libro Caribbean Style10 que difundi la belleza nave de la arquitectura popular antillana. Imagen paradisaca coincidente con el acelerado desarrollo turstico de la regin y la proliferacin de hoteles, resorts, Clubs Mediterrane, en todas las playas y costas de las islas, cuya utilizacin por los visitantes provenientes del Primer Mundo, moviliz las frgiles economas locales, sometidas a progresivas crisis por los acelerados cambios en el sistema mundial globalizado. Al reducirse al mnimo los precios de la produccin agrcola en particular el azcar, y cerrar los aislados polgonos industriales ante la competencia de los pases asiticos, el turismo constituy la tabla de salvacin en algunos de los pases caribeos. Sin embargo, la proliferacin de soluciones arquitectnicas estereotipadas del kitsch falso vernculo, llevadas a cabo por las grandes corporaciones internacionales que dominan el sistema turstico antillano, destruyeron el ancestral secreto, misterio y valor simblico de las islas lejanas, al terminarse los mares tenebrosos, las tierras en blanco, las distancias11. Proceso que fue acompaado por un alarmante deterioro ambiental y ecolgico, el surgimientoAAA024/47

de problemas sociales y agudas tensiones entre la dinmica autnoma territorial del turismo internacional y las condiciones de vida de la poblacin urbana local del universo caribeo12. A los albores del siglo XXI, feneci la imagen idlica que tradicionalmente caracterizaba la visin de las Antillas. Ahora, su poblacin tambin es actora y protagonista del drama que viven los pases perifricos en un mundo globalizado, dominado econmicamente por las potencias del Primer Mundo. La pobreza y la explotacin ya no es un privilegio local, sino que une el Caribe a Amrica Latina, Asia y frica, con angustias y ansiedades similares. Constituye una universalidad que coloc la regin en el sistema cultural mundial, al otorgarse nuevamente a dos escritores antillanos el Premio Nobel de la literatura: Derek Walcott13 de Santa Luca, en 1992; y V.S. Naipaul de Trinidad, en 2001. Acaso lo recibieron por poetizar las ancestrales bellezas idlicas de los paisajes tropicales? Ensalzaron la cultura de las lites locales, siempre dependientes de Europa o Estados Unidos? Todo lo contrario. Ambos expresaron la dureza e inhumanidad de la esclavitud, de la explotacin de indefensas poblaciones, africanas, hindes o chinas, tradas desde sus lejanas aldeas para trabajar en las plantaciones isleas. Lograron transmitir la pica del dolor y de la amargura cotidiana de una poblacin annima, an pobre y relegada, en las sufridas islas. Posicin similar asumida por Harold Pinter, Premio Nobel de la Literatura (2005), al citar con lujo de detalles las contradicciones polticas generadas en el rea del Gran Caribe, tanto en las dramticas consecuencias de la injusta guerra desatada en Nicaragua por los Contra; como la prisin ilegal de centenares de supuestos terroristas islmicos, cautivos en la base norteamericana de Guantnamo, irnicamente situada en territorio cubano14. Sin embargo, este sombro panorama no constituye la totalidad de la imagen posible del universo caribeo, lleno de voluntades creadoras que luchan por mejorar la calidad de vida de la poblacin local, por salvaguardar la naturaleza y el medio ambiente urbano y rural, por crear una arquitectura y un urbanismo identificados no slo con las necesidades materiales de los usuarios, sino tambin con sus aspiraciones espirituales. Sin duda, aqu tambin existe el deseo poltico, social y cultural, de concretar los 8 Objetivos del Milenio planteados por las Naciones Unidas. Se trata de una batalla mundial y local, en la que la idea de lmite, de regin, resultan cada vez ms difusos. Recordemos las palabras de Jos Mart al enunciar la importancia del dilogo entre lo propio y lo ajeno al decir: Injrtese en nuestras repblicas el mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repblicas (1891); o Simn Bolvar, quin en la Carta de Jamaica (1815), imaginaba el Gran Caribe como el emporio del universo, o que [...] el Istmo de Panam fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos [...]. Si fue premonitoria la propuesta del dominicano Eugenio Prez Monts, de dilatar el Gran Caribe hasta el Pacfico por el Canal de Panam15; ahora, adems de integrar las costas de los pases continentales y las de Estados Unidos, el escritor cubano Antonio Bentez Rojo, al establecer el vnculo con Europa y frica lo que l llam la cultura afroatlntica16 , sugiri que se sumasen las islas del Atlntico

Las portadas y el diseo de las ediciones AAA-01, 02 y 03 siguieron un patrn similar, obediente del atractivo formato cuadrado de 11 x 11 mantenido desde el inicio hasta hoy. De los tentativos manejos de la primera edicin al diseo actual la evolucin es evidente. Con AAA-02 se inician las reseas del tema turstico -representado por el Hotel Capella de Miguel Vila y la primera etapa del Aeropuerto de Punta Cana, de Oscar Imbert-, constante que se ha incrementado a lo largo de la dcada. Dos artculos de fondo realmente importantes dan contenido crtico a la AAA-03: la primera instancia de la insuperable investigacin de Ramn Gutirrez sobre la historiografa de la arquitectura latinoamericana y el ensayo sobre la situacin de la arquitectura dominicana contempornea de Jos Enrique Delmonte. La AAA-04 presenta una nueva banda horizontal superior para el logotipo y una foto de mayor tamao, esquema que se mantendr por 5 ediciones ms. Roberto Segre inicia una serie de entregas sucesivas de los captulos de su libro ganador de la Bienal Iberoamericana del 2004, Arquitectura Antillana del siglo XX.

Tropical, as como parte del territorio brasileo, hasta la ciudad de Salvador, en Baha, creando una renovada unidad territorial. Constituira la Nueva Atlntida, definida por patrones sociales y culturales similares, que abarcara ms de 45 millones de habitantes. Acaso la ciudad de Nueva Orlens, arrasada por el huracn Katrina, no confront problemas ambientales y sociales homlogos a los de cualquier ciudad islea? No existe una numerosa poblacin caribea en Los ngeles, Miami o Nueva York que trata de salvaguardar su identidad social y cultural en un contexto adverso? O sea, que la precariedad y la pobreza de nuestra regin, as como la originalidad de sus componentes culturales, no tiene lmites ni fronteras. No es casual entonces, que el presidente Chvez en Venezuela, aspire a crear la unin bolivariana entre el Gran Caribe y el resto del continente. Optimismo y esperanzas de cronopios antillanos Para comprender la trayectoria de AAA durante la ltima dcada, es necesario remontarnos al contexto arquitectnico dominicano y a la personalidad de su director, Gustavo Luis Mor (1956), quin defini con firmeza, desde su fundacin, los alcances y objetivos de la revista en el panorama caribeo y latinoamericano. Relaciones que poseen una significacin particular ante las diversificadas actividades de Mor, que abarcan campos dismiles como la msica, la crtica, la historia, la arquitectura, el urbanismo y el trabajo editorial; cuyos valores, segn Eugenio Prez Monts, respondieron a la conjuncin de tres cerebros: la del maestro, del escribano y el juglar17. A la que agregara el apelativo de cronopio verstil, entusiasta, generoso y bondadoso , a partir de la clasificacin bsica de los seres humanos establecida por Julio Cortzar en su libro sobre cronopios, famas y esperanzas18. Caben estos sealamientos, porque resulta poco comn que el director de una revista especializada siempre absorbido por un arduo trabajo cotidiano , sea al mismo tiempo un prestigioso arquitecto, un conocido msico y un serio historiador. De all que, como en aislados casos similares, los contenidos y la orientacin de la publicacin estn indisolublemente unidos a la personalidad del director: recordemos los ejemplos de LArchitecture dAujourdHui de Pierre Vag; LArt dAujourdHui de Andr Bloc; Casabella-Continuit de Ernesto Rogers; A rchitectural Review de Reyner Banham; A rquitectura/Cuba de Fernando Salinas. Al finalizar la dictadura de Leonidas Trujillo en 1961, y luego de un perodo de convulsiones polticas, la Repblica Dominicana entr en un proceso semi-democrtico, al regir Joaqun Balaguer los destinos del pas durante dos dcadas. Hasta finales de los aos ochenta, se produjo un intenso crecimiento econmico y constructivo a pesar de la llamada dcada perdida en Amrica Latina , que tambin alcanz Puerto Rico. La proliferacin de obras estuvo relacionada con el vuelco poltico ocurrido en Cuba (1959); cuya orientacin socialista motiv el embargo norteamericano y el posterior vnculo del gobierno con los pases de Europa del Este y la URSS. Ello gener su aislamiento dentro del sistema caribeo, cuya incidencia principal radic en la suspensin del turismo internacional, paralizado hasta la reactivacin iniciada en la dcada de los aos ochen-

ta. Por lo tanto, las inversiones europeas y norteamericanas en este sector se orientaron masivamente hacia Repblica Dominicana, Puerto Rico, y las restantes Antillas. Los recursos disponibles del Estado benefactor promovi numerosas obras pblicas a partir de los aos setenta citemos el importante conjunto de la Plaza de la Cultura en Santo Domingo19 ; acompaado por el surgimiento de una nueva generacin de arquitectos, bajo la tutela de figuras paradigmticas tales como Rafael Calventi y Eugenio Prez Monts; listemos adems a Eduardo Selman, Miguel Vila, Plcido Pia, Oscar Imbert, Cristbal Valdez, Gustavo Luis Mor, Omar Rancier, Marcelo Alburquerque, Eduardo Lora, Juan Mubarak, y otros. En coincidencia con las actividades constructivas de esta dcada, Mor, Omar Rancier, Emilio Brea entre otros, orientaron a un activo colectivo de jvenes arquitectos en el Grupo Nueva Arquitectura (GNA). Ellos impulsaron un intenso debate sobre el valor social de la profesin; el difcil dilogo de los profesionales con el Estado; la crtica a los errores arquitectnicos y urbansticos cometidos por el poder pblico y la iniciativa privada, y el rescate de las figuras olvidadas de la arquitectura dominicana, tales como Guillermo Gonzlez. Escribieron cientos de polmicos artculos que aparecieron en los peridicos El Nuevo Diario, El Siglo y en la fugaz revista Arquivox (1984-1986); as como en De Arquitectura y Arquitiempo, publicadas por la UNPHU20. Mor se interes por el Movimiento Moderno, la arquitectura y el urbanismo republicanos el barrio de Gazcue , as como el negado perodo de Trujillo, que coincida con la realizacin de los mejores ejemplos de los cdigos racionalistas; temas que profundiz en sus investigaciones21. A su vez, colabor con Rafael Calventi en el libro que presentaba el primer panorama de la arquitectura contempornea dominicana22. El empuje de este grupo de jvenes culmin en la organizacin de la Primera Bienal de Arquitectura de Santo Domingo (1986), base de las siguientes Bienales de Arquitectura del Caribe, iniciadas en 1990 con el objetivo de congregar a los profesionales del universo antillano en un dilogo e intercambio de experiencias. Iniciativas que se expandieron en el Continente, al asistir Mor a los encuentros del SAL (Seminarios de la Arquitectura Latinoamericana) y a las Bienales Iberoamericanas de Arquitectura, organizadas por el Ministerio de Fomento de Espaa. A su vez, en 1996, cre el ncleo dominicano del DOCOMOMO, para el estudio de la arquitectura del Movimiento Moderno, actividad que culmin con la preparacin del primer nmero del DOCOMOMO Journal publicado en Pars en tres idiomas (2005) , dedicado a la arquitectura moderna antillana. En esta dinmica internacional verific el escaso conocimiento en Amrica Latina, y ms an en Estados Unidos y Europa, sobre la arquitectura caribea y sus protagonistas. Ignorancia en gran parte motivada por la inexistencia de publicaciones de calidad, que permitiesen la difusin del quehacer profesional de la regin. Las escasas revistas editadas en las Antillas tuvieron siempre una circulacin local Urbe en Puerto Rico, Codia y Arquitexto en Repblica Dominicana, Axis en Jamaica, o se frustraron los intentos de ir ms all de sus fronteras, como ocurri con Arquitectura/Cuba en diversas ocasiones, entre los aos setenta y noventa. O sea, las condiciones objetivas estaban maduras para iniciar la aventura de publicar una nueva revista que pudiera proyectarse a escala internacional.AAA024/49

Coincida con un momento de efervescencia poltica el fin abrupto de la presidencia de Joaqun Balaguer, la ampliacin del debate cultural en otras reas, como las bellas artes: se iniciaba el site Periferia de Carlos Jorge; Marianne de Tolentino, vocero de las artes dominicanas, publica la revista Cariforum y las Antillas logran una presencia destacada en los 34 tomos del Dictionary of Art, editado en Londres y Nueva York23. El 3 de mayo de 1996 apareci el primer nmero de AAA, modesto en su inicio, con la esperanza de arquitecturizar crticamente entre todos, una identidad regional, y romper con el aislamiento, la fragmentacin de este universo antillano, poniendo en prctica las palabras del puertorriqueo Eugenio Mara de Hostos (1881), ...El fin histrico de las Antillas no es constituir fracciones de sociedad, sino reunirse en la sociedad una y total que geo grficamente e histricamente constituye.... Y desde su punto de partida AAA se proyecta hacia el Gran Caribe, haciendo suyas las palabras de Platn en Timeo: ....y los viajeros de aquellos tiempos podan pasar de una isla a las dems y desde estas islas podan ganar todo el continente. A lo largo de estos diez aos y en sus 24 ediciones, AAA ha crecido fsica y espiritualmente. Los primeros nueve nmeros, tuvieron un contenido de carcter general y fueron todava ligeros. A partir del volumen 10 (2000) que abri el siglo XXI, asumi una nueva dimensin: casi un libro de gran formato con ms de 200 pginas y una estructura frecuentemente monogrfica. El lmite de las Antillas qued rebasado al relacionar en l La Habana con Miami, y dedicar tres nmeros a Puerto Rico, dos a Mxico y uno a Colombia y Venezuela. La integracin con el continente no se produjo slo con obras y arquitectos, sino tambin con las contribuciones de los alumnos de las principales escuelas de arquitectura de la regin, al versar el No. 21 sobre las tesis finales de grado presentadas en sus respectivas universidades. Result loable la apertura de las pginas de la revista a los principales crticos, investigadores, tericos y profesionales, tanto dominicanos como del continente, quienes no slo desarrollaron sus ensayos e investigaciones, sino tambin vieron reseados sus principales libros publicados durante esta dcada. No cabe aqu realizar un recuento de la multiplicidad de volmenes comentados desde el primer nmero de la revista, pero cabe resaltar el creciente inters por el desarrollo urbano de Santo Domingo, San Juan y La Habana en los seminales estudios de Eugenio Prez Monts, Jorge Rigau, Anibal Seplveda, Enrique Vv o n i , i Edwin Quiles, Roberto Segre y Mario Coyula. A su vez, tambin fue profundizada la arquitectura colonial de la regin: entre ellos Edward Crain privilegi las islas de colonizacin inglesa y francesa; Mara de los ngeles Castro, el San Juan neoclsico y Thomas Marvel, las iglesias parroquiales; Joaqun Weiss resumi tardamente la produccin cubana entre los siglos XVI y XIX. Costuras tericas en el frgil tejido ambiental Desde el comienzo, una de las principales caractersticas de AAA fue otorgar un generoso espacio al debate terico, hecho poco comn en las actuales revistas de arquitectura, conformadas a partir de la primaca de las espectaculares imgenes cromticas sobre los textos, asimilando

Con una foto del Arq. Emilio Martnez en la portada, AAA-05 inicia la serie de monografas internacionales con la primera de tres ediciones centradas en Puerto Rico, endosadas por el Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas de Puerto Rico (CAAPPR). La AAA-06 recoge los daos ocasionados en la ciudad de Santo Domingo por el cicln Georges, en septiembre del 1998, y resume muchas de las transformaciones en curso de realizacin en esta ciudad iniciadas por la gestin central 1996-2000. De la AAA-08 se destaca el itinerio grfico del fotgrafo milans Stefano Topuntoli sobre varias obras de Aldo Rossi.Con la AAA-10 consolidamos la presencia en la regin a travs de un pionero especial vinculador de la cultura arquitectnica cubana tanto en la isla como en Miami, nueva sede del exilio post 1959.

la dinmica del mundo meditico y del zapping que caracteriza la cultura contempornea. En este sentido, AAA, en el equilibro mantenido entre la presentacin de obras y los ensayos tericos, se identific con la postura intelectual de algunas pocas revistas latinoamericanas: A rquine en Mxico, P rojeto/Design en Brasil y Summa+ en Argentina. El diseo, como proceso creativo e innovador que culmina en un artefacto cultural y colectivo parafraseando a Mor , no existe sin la reflexin de la teora y sin la historia, como afirmaba Le Corbusier, al decir: Se me tacha hoy de revolucionario. Les voy a confesar que yo no he tenido ms que un maestro: el pasado; y que una formacin: el estudio del pasado. [...] Yo he tomado del pasado la leccin de la historia, la razn de ser de las cosas24. De all la presencia de innumerables artculos que escrutan el pasado antillano y latinoamericano, en busca de las fuentes, de los elementos que tejen la compleja identidad caribea. Esta categora, llmese regionalismo crtico por Alexander Tzonis y Kenneth Frampton, o regionalismo de resistencia, por Marina Waisman; o sincretismo ambiental caribeo, por Roberto Segre y Bruno Stagno, perme el debate terico que se desarroll a lo largo de estos diez aos. Pero, en que trminos? Definiendo la identidad como una categora genrica, cerrada, excluyente, abstracta como la belleza platnica o hegeliana , o una definicin real, variable y dialctica? La identidad, depende, tanto de los atributos heideggerianos de tiempo y lugar, como de las estructuras sociales que definen los valores culturales. Entonces, por una parte, cada grupo social, concibe la identidad con representaciones icnicas diferentes, as como el contexto fsico y econmico incide radicalmente en los atributos estticos. De all que Mor, ya en el segundo nmero de A A A, al preguntarse si resultan conceptos antagnicos el regionalismo y el cosmopolitismo parafraseando a William Curtis, lleg a la conclusin de que es un conflicto inexistente. Tesis en la que juega un papel fundamental su educacin musical y su experiencia jazzistica, tpico gnero en el que se une intensamente lo regional y lo universal. El problema esencial radica en no copiar, en no caer en la mmesis y recorrer un camino propio recordando la frase de Simn Bolvar, djenos hacer tranquilos nuestra Edad Media , en comprender las posibilidades y limitaciones de cada situacin real, sobre la que se forja la solucin personal e innovadora. No cabe duda que con la alta concentracin de edificios en los centros urbanos, surgieron tipologas cosmopolitas similares a escala planetaria: tanto en Nueva York, Shangai, Kuala Lumpur o San Pablo. Pero al mismo tiempo hay territorios naturales con fuertes particularidades geogrficas, que establecen otros parmetros ambientales con los que debe relacionarse la arquitectura, sin olvidar los grupos sociales a los que va dirigida. Ello lleva a la conclusin que existen mltiples identidades: en el caso de Estados Unidos, sera representada por los edificios de Philip Johnson en Nueva York, o por las casas en Mississipi de Samuel Mockbee? O existira un lenguaje unificador como las formas sinuosas de Frank Ghery, que se aplican igualmente en el proyecto del museo Guggenheim de Nueva York, o en el Ohr-OKeefe Museum of Art en Biloxi, semidestruido por el huracn Katrina? De all que no sorprenda que a lo largo de los 24 nme-

ros de AAA, apareciesen realizaciones europeas, norteamericanas y latinoamericanas, cuya lectura e interpretacin permitiran evaluar crticamente su significado y utilidad para los arquitectos caribeos: la obra de Aldo Rossi, de Vittorio Gregotti, de Ricardo Bofill; los polmicos centros comunitarios en Crdoba de Miguel ngel Roca; los proyectos presentados al concurso de la Biblioteca Nacional Jos Vasconcelos en Mxico D.F.; o el ambicioso Centro de Cultura, Convenciones y Negocios de Guadalajara, en el que el empresario Jorge Vergara Cabrera aspiraba reunir la obra de Daniel Libeskind, Zaha Hadid, Carme Pins, Toyo Ito, Jean Nouvel, Tom Mayne, Wolf Prix de Coop Himmelblau, Williams y Tsien, acompaados por Enrique Norten. Sin lugar a dudas, el mayor conjunto de textos publicados versaron sobre la arquitectura dominicana y en particular la ciudad de Santo Domingo. Su evolucin histrica, los problemas de su desarrollo, las contradicciones existentes entre los poderes pblicos que actan sobre la ciudad y la iniciativa privada, los proyectos tericos y la especulacin edilicia, estn contenidos en los ensayos de Eugenio Prez Monts, Cristbal Valdz, Pablo Bonnelly, Luis Eduardo Delgado, Pedro Jos Alfonso, Omar Rancier, Emilio Brea y Jos Enrique Delmonte, entre otros. Agudas interpretaciones en las que afloraron las profundas tensiones vividas en las estructuras urbanas dominicanas y caribeas, a raz del sistema social y econmico imperante, la penetracin del capital extranjero, la corrupcin estatal, el narcotrfico y el lavado de dinero, la arbitrariedad de la iniciativa privada y las trgicas condiciones ambientales de los estratos ms pobres de la sociedad. En este sentido, cabe sealar la valenta de Mor, no slo al publicar duros anlisis crticos, sino en dedicar medio nmero de AAA (17/2004) a la produccin del sistema inmobiliario local, en general de psima calidad arquitectnica el estilo neototumista en total contradiccin con el sistema de valores culturales defendidos por la revista. En contrapartida, aparecen estudios sobre obras y arquitectos dominicanos que fueron relegados hasta el presente: Guillermo Gonzlez, Toms Aun, Jos Manuel (Nani) Reyes Valds, la historia del barrio de Gazcue, el Faro de Coln, la Feria de la Paz, y el Art Dec. En resumen, se trata de la persistencia de una posicin poltica coherente, que se mantuvo desde los aos ochenta por el Grupo Nueva Arquitectura el Manifiesto a los 10 Aos (1989) ; la publicacin del Manifiesto al Gobierno y al Pas (2000); y culmina con la creacin del CEDARQ (Centro de Estudios de la Arquitectura, el Urbanismo y el Habitat) (2004), coordinado por Mor. Aunque todava persiste la ausencia de ensayos sobre la arquitectura y el urbanismo de las Antillas Menores, los diez aos transcurridos permitieron documentar en profundidad las lecturas interpretativas de las realizaciones del Gran Caribe. Con paciencia y tesn fue publicado en su totalidad por sucesivas entregas recordando los romances de Honor Balzac y mil Zola en el siglo XIX, el libro de Roberto Segre Arquitectura Antillana del Siglo XX , as como varios ensayos sobre los caminos divergentes de la arquitectura cubana del perodo revolucionario, corrigiendo y madurando la precedente visin esquemtica y apologtica sustentada por el autor en sus escritos, y contrapuesta aAAA024/51

la interpretacin de signo contrario de Nicols Quintana; y de Ricardo Porro, ste entrevistado por Mor. Tambin una visin original de conjunto result la investigacin de Giovanna Riggio sobre la participacin de las arquitectas en el contexto antillano. De Puerto Rico, Enrique Vivoni Farage rescat la figura de Henry Klumb, mientras Juan Marqus Mera, la de Toro y Ferrer, pioneros del Movimiento Moderno puertorriqueo. Un justo reconocimiento a Efran Prez-Chanis de origen panameo y director de la revista Urbe durante una dcada (19621973), la que considero la principal predecesora de AAA, surgi del dilogo con Mor y su esposa Cristina con el esforzado luchador por la consolidacin de una identidad, no slo arquitectnica, sino tambin cultural antillana. El panorama se extendi a las costas continentales del Golfo de Mxico con los ensayos de prestigiosos crticos e historiadores como Vincent Scully y Andrs Duany sobre Miami; William Nio Araque sobre Caracas; Louise Noelle sobre la reciente arquitectura mexicana y Alberto Saldarriaga Roa sobre la colombiana. Visin del contexto latinoamericano que se complet con el anlisis del desarrollo historiogrfico en la regin desarrollado por el eminente investigador argentino Ramn Gutirrez. Semillas del pasado, germinacin del futuro. Las Antillas y el arco costero del Golfo de Mxico fueron los primeros territorios coloniales descubiertos por los espaoles, quienes, adems de los asentamientos urbanos estables, crearon el extendido sistema de fortificaciones. Posteriormente, Francia, Inglaterra y Holanda, reafirmaron su presencia en las islas del Caribe con importantes edificaciones urbanas y rurales: recordemos los lujosos palacios seoriales en las plantaciones de Jamaica. El lento crecimiento econmico y urbano del sistema isleo posibilit la conservacin de la herencia histrica, a pesar de la ansiedad m o d e rnizadora desatada en el siglo XX, y cierto menosprecio por la arquitectura colonial de origen peninsular por parte de las burguesas locales, influenciadas por los estilos acadmicos provenientes de Francia e Inglaterra. Afortunadamente, en la segunda mitad del siglo pasado, el impulso otorgado al turismo y la toma de conciencia por parte de polticos e intelectuales de la necesidad de salvaguardar el patrimonio artstico, arquitectnico y urbanstico nacional, favoreci el rescate y conservacin de edificios y conjuntos monumentales significativos, tanto del punto de vista histrico como por su valor esttico. Sera excesivo enumerar los especialistas que en cada pas lucharon para exigir una responsabilidad social sobre la importancia de esta herencia, pero cabe citar algunos de ellos: en Repblica Dominicana, el estudio detallado de los monumentos por Erwin Walter Palm, fue seguido por la accin concreta en el centro histrico de Santo Domingo impulsada por Eugenio Prez Monts quien tuvo el gran mrito de crear el CARIMOS (1982) a escala del Gran Caribe, integrando entre s a historiadores y restauradores, Esteban Prieto y Manuel Salvador Gautier; en Puerto Rico, Ricardo Alegra, Jorge Rigau, Anbal Seplveda y Efran Prez-Chanis; en Cuba, Joaqun E. Weiss, Eusebio Leal, Isabel Rigol y Omar Lpez; en Mxico, Carlos Flores Marini; en Venezuela, Graziano Gasparini y Ramn Paolini; en Panam, Eduardo Tejeira-Davis; en Colombia, Germn Tellez, entre otros.

AAA-011 contina la evolucin grfica de la portada con una nueva cinta para el logotipo, sugerida por Tobas Rijo en una de las sesiones de diseo en el Taller. El contenido ofrece una visin comprensiva de la mejor arquitectura mexicana del momento, compilada por Louise Noelle y Martn Gmez Tagle. AAA-12 es una edicin memorable agotada velozmente, que se concentra en la Repblica Dominicana, definiendo los perfiles de accin en los campos de la arquitectura privada, pblica, el urbanismo y los proyectos entonces en proceso. La segunda de las tres ediciones boricuas es la AAA-13, esta vez con una foto del Parque de los Nios de Andrs Mignucci en portada. La AAA-14 resume los proyectos presentados en el relevante encuentro de las Ideas Urbanas para Santo Domingo 2002, organizado por los arquitectos Antonio Vlez Catrain y Pablo Bonnelly, a la sazn representante del Plan Director de la Ciudad para el ADN, administracin 1998-2002.

Tampoco cabe aqu relatar el cmulo de ensayos e investigaciones contenidos en numerosos libros publicados sobre el tema en las ltimas dcadas en su mayora reseados en los nmeros de AAA, no slo escritos para eruditos especialistas, sino tambin dirigidos a un pblico general, sensibilizado en las vivencias del pasado histrico pro m o v idas por la dinmica de la cultura postmodern a25. No sorprende, entonces, el inters de la Junta de Andaluca en Sevilla por cubrir con detalladas guas, algunos de los principales centros urbanos y conjuntos monumentales de Amrica Latina y el Caribe. De Cuba, aparecieron las guas de La Habana, de las provincias orientales, de Trinidad y el valle de los ingenios; estn en preparacin las de Santo Domingo y San Juan de Puerto Rico. A su vez, la UNESCO integr numerosos ejemplos caribeos en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad: los centros histricos de Santo Domingo (1990) y San Juan de Puerto Rico (1983); en Cuba, La Habana (1982); Trinidad (1988); Cienfuegos (2005); las plantaciones de caf en la Sierra Maestra (2000) y el Morro de Santiago de Cuba (1997); en Hait, la Ciudadela y Sans Souci (1982); en Saint Kitts y Nevis, la Fortaleza de Brimstone Hill (1999); en Dominica, el Parque Nacional Morne Trois Pitons (1996); en Venezuela, Coro y su puerto (1993); en Colombia, Cartagena de Indias (1984); en Panam, Portobelo (1980); en Honduras las ruinas mayas de Copan (1980) y en Mxico, el centro histrico de Campeche (1999)26. La persistente accin del CARIMOS en pro de la conservacin y restauracin de la herencia monumental, a travs de seminarios, cursos, exposiciones y publicaciones es antolgico el conjunto de lminas sobre la arquitectura verncula y el sistema de fortificaciones caribeas generaron, a partir de los aos ochenta una significativa labor de re s c ate de los centros histricos de Santo Domingo, San Juan de Puerto Rico, La Habana y Cartagena de Indias, accin tambin asociada con las conmemoraciones del Quinto Centenario del Descubrimiento (1992). El tema ms polmico, que an se mantiene vigente, fue el contradictorio dilogo entre lo viejo y lo nuevo, as como la refuncionalizacin y el reciclaje de los monumentos para nuevos usos, en general relacionados con el turismo. Ello tambin conllev al debate sobre la significacin del centro histrico en el contexto general de la ciudad; o sea, si es asumido como un silencioso museo conformado por edificios en perfecto estado de conservacin lo que genera la duda sobre su veracidad, al semejarse a las falsas imgenes de Disneylandia un espacio segregado socialmente, o un ambiente de vida urbano que acompae y se integre a la dinmica de la modernizacin general de la vida comunitaria27. Los resultados obtenidos fueron dismiles: en Santo Domingo, el esplndido conjunto monumental, seriamente restaurado, an carece de vitalidad funcional; en San Juan y Cartagena de Indias, las mansiones coloniales fueron ocupadas por residentes de alto nivel econmico28; en La Habana Vieja, el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, dentro de la situacin de precariedad econmica de Cuba, realiz un encomioso trabajo de restauracin y de refuncionalizacin de los palacios coloniales convertidos en hoteles y posadas, que dio nueva vida al mayor conjunto monumental urbano del Caribe. Un aspecto que diferenci esta iniciati-

va respecto a las anteriores, fue la obra social realizada para la poblacin de escasos recursos que se mantuvo residiendo en el espacio tradicional. Sin embargo, algunas desviaciones kitsch desmerecieron el rescate coherente de la refinada arquitectura colonial habanera. AAA document las principales iniciativas llevadas a cabo en la dcada reciente. En el conjunto de obras que revitalizaron el centro histrico de Santo Domingo, tales como la restauracin de las murallas, la creacin del aledao puerto turstico, el rediseo del espacio pblico que rodea el palacio de Coln, algunas sutiles intervenciones adaptaron los palacios a posadas y restaurantes. Entre ellas sobresalen el Caribbean Blue/Aqua Lounge de Frank Hatton y el Hotel Sofitel Nicols de Ovando en la calle Las Damas, del colombiano Miguel Soto, sobria composicin moderna integrada con construcciones y patios coloniales, que dialoga equilibradamente con el entorno preexistente. En Puerto Rico, tanto en San Juan como en los pequeos pueblos del interior de la isla, fueron realizados interesantes rescates, no slo de los monumentales y prestigiosos edificios neoclsicos el Viejo Mercado convertido en el Museo de San Juan por Eduardo Bermdez; el Antiguo Hospital de Nuestra Seora de la Concepcin, el Grande, por Emilio Martnez, sino tambin de construcciones cuyo valor radica ms en su significado como memoria social de la poblacin que en su calidad arquitectnica. Guillermo Acevedo y Norma Ilia Fster, prcticamente redisean el edificio de la antigua Tabacalera de Aibonito, adaptado al Mercado de las Flores; Eduardo Bermdez, Amrico Delgado y Astrid Daz, rehabilitan la antigua plaza del Mercado en Manat, incluyendo un Centro de Artes; y Jorge Rigau y Juan Penabad, prcticamente inventan de los recuerdos populares, el Teatro Oliver de San Juan. Result intenso y cargado de metforas, el dilogo entre lo viejo y lo nuevo en la plaza del Mercado de Santurce, proyecto de Emilio Martnez. Todas obras, en las que no hay concesiones a historicismos gratuitos en las ambientaciones interiores, con una expresin totalmente moderna. Sin embargo, fueron conservadoras las eruditas y premiadas restauraciones de dos importantes monumentos de Cartagena de Indias: la Casa de la Moneda, de Alberto Herrera Daz y Germn Bustamente Patrn y el Palacio de la Inquisicin, de Alberto Samudio y Fidias lvarez Muoz, que recibi el Premio Carlos Arbelez Camacho en la XIX Bienal de Arquitectura Colombiana (2004). En ambos museos, el sistema expositivo responde a los ms avanzados criterios de la museografa contempornea29. Las dos casas de Rogelio Salmona constituyen los ejemplos recientes ms significativos de Cartagena: la casi urbana por su tamao y libre organizacin a lo largo de las circulaciones externas Casa de los Huspedes Ilustres (1978-1979), en la que se retoman las sombras de las galeras de los patios coloniales y la rstica textura de piedra de las cercanas fortificaciones; y la compacta casa de Gabriel Garca Mrquez (1992-1995), cuyas bvedas de ladrillo resuenan el recuerdo de las Maison Jaoul de su polmico maestro Le Corbusier.30 En La Habana, el equipo de arquitectos de la Oficina del Historiador de la Ciudad recuper mltiples edificios del centro histrico, adaptados a actividades administrativas y tursticas: qued totalmente remodelada la eclctica Lonja de Comercio, dediAAA024/53

cada a oficinas de empresas extranjeras y varios palacios se convirtieron en hoteles: Florida, Santa Isabel, Saratoga y Telgrafo. En este ltimo, los jvenes diseadores se liberaron de las ataduras historicistas en la configuracin de los originales espacios interiores. Un dilogo provocador: regionalismo Vs. cosmopolitismo Al intentar resumir la produccin arquitectnica caribea de la ltima dcada, documentada por AAA, percibimos un repliegue generalizado de los arquitectos de Amrica Latina hacia soluciones ms realistas, acordes a las condiciones econmicas y sociales imperantes en la regin, utilizando un lenguaje que intenta reinterpretar la herencia positiva del Movimiento Moderno, tanto en sus contenidos sociales, as como su esttica de formas abstractas simples, basada en la solucin de las necesidades cotidianas del individuo comn. Afortunadamente no se verific su fin, decretado por Paolo Portoghesi y Charles Jencks31, ni ocurri el apocalptico fin de la historia anunciado por Fukuyama. Al frenes de modas y estilos, sucedidos en el fin del milenio, se contrapuso la calma y la reflexin. Quizs una actitud forzada por los traumticos acontecimientos recientes el atentado a las torres del World Trade Center y la guerra en Irak, que demostraron el incierto destino del capitalismo y de la globalizacin neoliberal, as como el concepto de progreso y racionalidad, que el Iluminismo defini como meta de la civilizacin occidental. Desaparecidos los eternos valores universales, el problema consiste en reencontrar los modestos condicionantes locales que definen los parmetros de la vida comunitaria. Por ejemplo, el desarrollo del concepto de una arquitectura sustentable basada en el ahorro de energa y de los recursos materiales no renovables. Sera interesante establecer una comparacin entre las obras publicadas en AAA a lo largo de estos aos, con las presentadas en las revistas de mayor circulacin en Amrica Latina: por un lado Architectural Record, El Croquis, LArchitecture dAujourdHui y Arquitectura Vi v a; por otro SUMMA+, Arq u i n e, Escala, y las brasileas P rojeto y AU. Quedara evidenciado que el paroxismo formal imperante en la produccin del Primer Mundo, en las obras realizadas por los miembros del jet set internacional Zaha Hadid, Daniel Libeskind, Peter Eisenman, Tom Mayne, Jean Nouvel, Coop Himmelblau, Norman Foster, Herzog & De Meuron, Carme Pins, Ricardo Bofill, Frank Gehry, Bernard Tschumi, Rem Koolhaas y otros, no repercuti en los profesionales de la regin. O por lo menos, en lo que podramos llamar la produccin estndar, y no de algunas estrellas, que basan sus proyectos en la persistencia de lo inslito: es el caso de los brasileos Oscar Niemeyer y Ruy Ohtake; del argentino Clorindo Testa; de los mexicanos Enrique Norten y Teodoro Gonzlez de Len; del cubano Ricardo Porro. O sea, agotados el brutalismo, el post-modernismo, el deconstructivismo, el exhibicionismo high-tech, el regionalismo kitsch y el minimalismo a ultranza, las aguas retoman su nivel en un discurso basado en los determinantes del contexto, la geografa y el clima; la particularidad de la vida social; los recursos materiales y tcnicas constructivas locales y una mano de obra artesanal. Sobre esta base se construir el

carcter de las obras que aspiran a poseer un significado cultural, un valor esttico relacionado con los patrones sociales vigentes, que a la vez constituya un ejemplo educativo y aleccionador, en la transformacin del nivel de vida de la poblacin. Resulta fcil lograr este objetivo? Desafortunadamente no lo es. En la cultura contempornea, la arquitectura ha perdido beligerancia y significado, en comparacin con el resto de la produccin artstica: literatura, pintura, cine, msica, ballet, teatro. Los estratos ms pobres, reducidos al hbitat de la miseria, realizado con sus propias manos y sin la intervencin de los profesionales, carecen de motivaciones para asimilar la buena arquitectura o el buen urbanismo, que no se produce para ellos. El tema habitacional est casi desaparecido del repertorio de obras estatales dirigidas a los estratos ms necesitados de la poblacin. La burguesa asume por lo general posiciones conservadoras, especialmente en el tema de la vivienda, o es dependiente de los modelos externos, que aplica en sus oficinas o edificios comerciales. Los polticos, en general, no resultan sensibles a las propuestas innovadoras y tienden siempre a la construccin de edificios pblicos clsicos y monumentales, que eternicen el fragmento de poder de la figura de turno. El gran capital inversor llega a Amrica Latina con sus proyectos, sus profesionales y las tecnologas importadas, que poco se interesan en la adecuacin de sus obras al contexto local en las torres de apartamentos, de oficinas y hoteles, similares a los difundidos en las metrpolis. A ello se suma el lavado de dinero, el narcotrfico y los recursos provenientes de los emigrados en Estados Unidos, quienes integrados en el sistema, asumen los patrones del wellfare state, para reproducirlo en las obras construidas en las islas. Queda, entonces, poco espacio para la produccin de buena arquitectura. Sin embargo, aunque aislada, existe una arquitectura de calidad en las Antillas. La produccin de las islas es bastante irregular comparada con aquella de los pases mayores del Continente. Todava resulta escasa la informacin sobre las obras llevadas a cabo en los territorios de colonizacin inglesa, francesa y holandesa: los pocos ejemplos publicados en AAA de Jamaica y Guadalupe; o persisten en un lenguaje vernculo tradicional, o utilizan los cdigos High Tech mal digeridos. Tampoco Cuba -as como Hait, sumido en el caos poltico y sometido a una ocupacin militar de la ONU- ha estado presente en esta dcada. Con la crisis del sistema socialista, el pas entr en un colapso econmico del que no consigui recuperarse, con la consecuente paralizacin de las construcciones. Las inversiones extranjeras orientadas hacia el turismo, llegaron con sus propios proyectos de hoteles kitsch, transformando la bella playa de Varadero en un Cancn de baja calidad. Jos Antonio Choy fue el nico sobreviviente de la debacle, al construir dos pequeos y creativos ejemplos: el Banco Financiero Internacional (2000) y el Centro de Estudios para la Vida y Obra del Che Guevara (2005), ambos en La Habana. O sea, Repblica Dominicana y Puerto Rico son los nicos pases isleos que dieron la tnica en este perodo, como evidencian la serie de nmeros monogrficos editados por AAA. Si cabe definir que en Quisqueya existe una arquitectura verncula y cosmopolita, ello ocurre en la anttesis ciudad-campo. Con el acelerado

crecimiento de Santo Domingo, y la densificacin de las edificaciones en la trama urbana, se abandonaron algunos intentos folklricos experimentados por Oscar Imbert en los aos ochenta. Su lenguaje, persistentemente ligado a los motivos compositivos de origen indgena, y a la cana y la madera, definieron la inslita configuracin del aeropuerto internacional y libertad espacial de su residencia, ambos en Punta Cana, tambin presentes en las lujosas mansiones de Miguel Vila Luna y del venezolano Francisco Feaugas en La Romana. Ms sofisticada, por las referencias palladianas en su distribucin axial, fusionadas con los materiales vernculos de las haciendas azucareras, result la casa campestre de La Cuaba, de Plcido Pia, Andrs Julio Snchez y Csar Curiel, sin duda la mejor obra verncula de esta dcada. Con referencias menos directas a la herencia de las plantaciones, el Aeropuerto Internacional de La Romana de Juan Prez Morales retom el tema de las estructuras metlicas de los viejos almacenes rurales. Sin duda, la obra regional ms importante es el Barcel Bvaro Convention Center, del espaol Tolo Cursach y Ramn Farrs, quienes, a pesar de la escala del conjunto, supieron asimilar el espritu de los ambientes y espacios locales, as como la aplicacin de tramas y filtros de los sistemas de protectores solares. En Santo Domingo, con excepcin de las torres de apartamentos y los centros comerciales, que responden a la ms cruda especulacin inmobiliaria, -un ejemplo paradigmtico de agresin urbana es el Templo de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das-, un pequeo grupo de arquitectos elaboraron una arquitectura de gran simplicidad, sin alardes formales ni tecnolgicos, intentando compensar con la seriedad de sus obras, el caos urbano y el desorden formal circundante, son ellos Pedro Jos Borrell, Gustavo L. Mor, Plcido Pia, Rafael Selman, Luis Guzmn e Ismael de Pea Tactuck, Carlos Jorge, Guaroa Noboa Pagn, Alejandro Herrera, Csar Curiel y Andrs Julio Snchez, Mara Fernanda Rosario y Jael Garca. Estos dos ltimos equipos de profesionales jvenes lograron disear dos edificios de apartamentos -el D-24 y la torre Tayme- dentro de los parmetros econmicos impuestos por la especulacin inmobiliaria, con una calidad inexistente en la mayora de los ejemplos construidos. Carentes de toda decoracin estilstica o de cromatismos alucinantes, la ligereza y transparencia de los espacios interiores y el tratamiento refinado de las fachadas basado en el uso de brise soleils y terrazas, demostraron que era posible lograr soluciones estticas vlidas dentro del opresivo condicionamiento financiero. Entre las obras pblicas realizadas por el gobierno dominicano en esta dcada, sobresale la sede de la Suprema Corte de Justicia & Procuradora General de la Repblica (1997-2005), obra densa y madura de Mor, realizada en equipo con Juan Cristbal Caro, donde abandona toda referencia estilstica a modas y estilos postmodernismo o deconstructivismo para rescatar con respetuosa madurez la herencia de la libertad interpretativa de los cdigos del Movimiento Moderno desarrollada por Guillermo Gonzlez en el conjunto de edificios de la Feria de la Paz y la Confraternidad del Mundo Libre, promovida por Trujillo en 1955. Colocada a la entrada de la Feria desde el Malecn, asumi una actitudAAA024/55

Producto de la investigacin del editor de AAA para su eventualmente ganador proyecto del concurso para el Parque Central de Santiago (Mor+Mignucci), AAA-015 presenta el inventario de los jardines ms relevantes de esa ciudad y el elenco completo de todos los proyectos presentados a la competencia en junio del 2002. Lowell Whipple inicia sus colaboraciones con AAA con la hermosa foto de la cubierta. De nuevo la arquitectura dominicana se resalta en esta edicin de AAA-16. El cambio de paradigmas es notorio, en esta primera avanzada. Se publica el primer compendio de la Bibliografa de Arquitectura del Caribe, posteriormente descontinuado hasta su edicin comprensiva en un volumen dedicado al tema, actualmente en preparacin. AAA-17 recoge una serie de proyectos de los arquitectos venezolanos Enrique Larraaga y Vilma Obada, al igual que un excepcional artculo de William Nio sobre la ciudad de Caracas, ilustrado con las esplndidas fotos de Ramn Paolini. Mxico es el protagonista de la edicin AAA-18, particularmente la vigorosa arquitectura de la costa caribea -Veracruz, Mrida, Xalapa, Campeche, etc.-que hoy alcanza niveles de prestigio internacional.

contextualista en el dilogo sostenido con los edificios preexistentes. La complejidad del tema qued expresada en la articulacin volumtrica diferenciada de las funciones y el tratamiento de llenos y vacos las grandes superficies de vidrio protegidas por un diseo de brises tropicales, que eluda toda axialidad monumental del edificio, logrando un sistema de cubiertas ligeras y suspendidas en el aire, negando el tradicional clasicismo que identifica el carcter adusto de la funcin. Por ltimo, el gran atrio central en general tratado como un espacio opresivo y atemorizador, es aqu un luminoso local de trnsito sin lmites precisos, al dilatarse en las transparencias de los pisos superiores y en el dinamismo de la escalera central, casi escultrica. Elementos formales en particular el sistema de brises horizontales que protegen los paos de vidrio aplicados en menor escala en la sede administrativa de Codetel (2002) que llega al segundo lugar en el concurso, proyecto realizado con Guaroa Noboa; y en las oficinas de la Fundacin Global Democracia y Desarrollo, construida en Santo Domingo (2002-2003). Un factor que cohesiona algunos edificios pblicos, consiste en el deseo de no agredir el espacio urbano con formas inesperadas, y en lo posible, recuperar espacios libres para el peatn. Ello fue logrado en el local de venta de muebles Domus, ligero volumen aislado en una manzana ajardinada de Plcido Pia; en la ligera fachada translcida de la planta industrial de la Cervecera Nacional Dominicana de Pedro Jos Borrell; en la sucursal Charles de Gaulle del Banco de Reservas, de Carlos Jorge; y el sutil dilogo del edificio de usos mixtos del Banco Central de la Repblica, logrado por Luis Guzmn e Ismael de Pea Tactuk, con la torre paradigmtica realizada por Rafael Calventi en los aos setenta. Mimetizacin con el entorno a la que se opusieron Guaroa Noboa Pagn y Alejandro Herrera, en los cromticos volmenes del colegio New Horizons de clara inspiracin legorretiana. La arquitectura puertorriquea se caracteriza por una coherencia poco comn en el panorama caribeo y latinoamericano. Una causa radica en el tamao reducido de la isla y las fciles conexiones entre San Juan y los restantes ncleos urbanos; pero tambin en el equilibrio entre la calidad de la obra pblica y de la iniciativa privada. Su historia no result tan convulsa como la de Cuba o de Repblica Dominicana. A pesar de los conflictos creados por la lucha independentista desde el mtico Pedro Albizu Campos, la pertenencia a Estados Unidos estableci una continuidad institucional, poltica y administrativa sin los sobresaltos de dictaduras, golpes militares, corrupciones generalizadas y polticos megalmanos. A su vez, al recibir los recursos del Tesoro norteamericano, el rango econmico de las inversiones no fue nunca el del Tercer Mundo, sino el del Primero, condicionamiento material que incidi en la calidad de las obras construidas. No olvidemos, que desde los aos cincuenta, la isla fue utilizada como vitrina para demostrar a los latinoamericanos la eficiencia del sistema. Tambin ocurri una continuidad generacional en la produccin arquitectnica. A partir de la presencia de Richard Neutra en la dcada de los aos cuarenta, y la radicacin de Henry Klumb en la isla, la cadena seguida por Toro y Ferrer, Efran Prez-Chanis

y luego por Thomas Marvel y Luis Flores, culmin con el grupo de los jvenes de la generacin de fines del siglo XX: Segundo Cardona, Jorge Rigau, Manuel Bermdez, Hctor Arce, Emilio Martnez, Andrs Mignucci, Edwin Quiles, entre otros. Grupo de diseadores y proyectistas partcipes de las labores docentes, primero en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico, y recientemente en la Nueva Escuela de la Universidad Politcnica, dirigida por Jorge Rigau. Y el hecho ms importante es que, en su mayora recibieron encargos estatales, realizndose obras pblicas de alta calidad: viviendas, escuelas, sedes universitarias, edificios administrativos, hospitales, centros culturales. Sin embargo, el wellfare state no llega a todos los habitantes de la isla que viven en la miseria: no es casual que en Nueva York residan ms puertorriqueos que en San Juan. Es as encomiable la obra de Edwin Quiles, dedicado a crear espacios pblicos y soluciones de viviendas en los barrios pobres de la capital, lo que le vali el Premio Henry Klumb (2001), por el rigor del diseo de su obra social.32 Experiencia tambin desarrollada por Elio Martnez-Joffre, en las viviendas de inters social para realojar a los habitantes de barriadas precarias. En los tres nmeros dedicados a Puerto Rico, AAA public algunas de las obras de los arquitectos citados. Primero los maestros, an actuantes como Thomas Marvel autor del Plan Maestro de la Universidad del Sagrado Corazn, en Santurce y Luis Flores, quin dise un dinmico, compacto y articulado conjunto de viviendas Los Clusters en Dorado Beach; y las oficinas de la Editorial de la Universidad de Puerto Rico, ejemplo claro de adecuacin al clima con su espacio central abierto de circulacin, luminoso y transparente. Cabe sealar que, despus de los excesos postmodernistas de Flores y Marvel en los aos ochenta, la obra reciente, retoma la herencia de Neutra y Klumb, filtrados por la ptica compleja y fragmentada del mundo actual. En esta escala reducida, y de dilogo con los maestros, se encuentra la expansin de la Escuela de Derecho en Ro Piedras de Sierra Cardona Ferrer, volumen cuidadosamente adosado al ncleo original realizado por Henry Klumb. Citaciones fragmentarias de Antonn Nechodoma aparecen en el Centro Comunitario de la Pennsula de Cantera, de Guillermo Acevedo y Norman Fster, y en la pequea aedicula de la cafetera del Jardn Botnico de la Universidad de Jorge Rigau y Juan Penabad. Otra iniciativa poco comn en las ciudades de Amrica Latina, es el diseo elaborado por Manuel Bermdez para los edificios modelo de la polica municipal de San Juan, basados en una tipologa elemental de planta y elevaciones, cuyas combinaciones varan en cada ejemplo construido. Pero sin lugar a dudas, la obra ms importante de este fin de siglo es el conjunto de proyectos ejecutados por la oficina de Sierra, Cardona y Ferrer, en las que prima un alto rigor tecnolgico aplicado a los diferentes temas, dentro de los cdigos del high tech, con reminiscencias postmodernistas. En el Portal del Parque del Yunque en el Caribbean National Forest, las transparentes estructuras metlicas son utilizadas para lograr la continuidad espacial de los ambientes en sombra, indispensables en el clima tropical. Principios aplicados tambin en el Centro de Gobierno de Bayamn, al Pabelln

La presencia de varios arquitectos colombianos en Santo Domingo permite articular la iniciativa de AAA-19. Uno de los pases de la regin de ms slida tradicin de arquitectura moderna, Colombia ostenta hoy un avance significativo y un campo frtil en su produccin contempornea, aqu reseada con la colaboracin de Silvia Arango, Alberto Saldarriaga, Carlos Nio, Peter Bright y Daniel Bermdez. Dedicada a cubrir obras de carcter ms bien institucionales en Santo Domingo y Santiago de los Caballeros, AAA-20 presenta adems un especial de la arquitectura del chileno-costarricense Bruno Stagno y una reveladora entrevista al famoso arquitecto cubano Ricardo Porro. AAA-21 es una edicin singular. Se concentra en dos focos; uno es la asombrosa presentacin de un primer recuento de proyectos de grado recogidos en la regin y el otro el estudio a profundidad del destacado edificio sede de la corporacin Verizon en Santo Domingo, del Arq. Franc Ortega.

de Puerto Rico en la Expo de Sevilla de 1992 y al complejo y elaborado Coliseo Olmpico de Puerto Rico. En resumen, las obras presentadas, realizadas en las diferentes islas, demuestran la vitalidad y el deseo de expresarse seria y poticamente, por parte de los jvenes arquitectos. Asumen la identidad como un componente dialctico de la realidad local, e interpretan los aportes universales crticamente, cuya reelaboracin de las ideas innovadoras son filtradas por su confrontacin con las condiciones objetivas del contexto circundante. No se encandilan con tecnologas sofisticadas ni con materiales exticos, ajenos a la necesidad del ahorro de energa o del concepto de una arquitectura sustentable. Ecologa, naturaleza y estilos de vida, son componentes indispensables de la arquitectura caribea, surgida del dilogo con la exhuberancia del paisaje, el persistente clima trrido, la extroversin de la vida social, que a pesar de la generalizacin de la pobreza y la miseria, tiene en la msica, en la religin y en las fiestas, la compensacin espiritual a las insalvables dificultades de la cotidianidad. De all que si existe un estilo antillano, estara definido por las transparencias, la fluidez y flexibilidad de sus espacios, la ligereza de sus estructuras, las cubiertas dilatadas, los muros translcidos, los necesarios filtros de luz, el rechazo del aire acondicionado y la presencia constante de la brisa, la interaccin entre materiales tecnolgicos y artesanales, la relacin con la naturaleza, y la negacin de toda monumentalidad acadmica. Factores cuyas relaciones cambian en los pases continentales de Amrica Latina, al existir diferentes determinantes sociales, culturales y geogrficos, como se verifica en los nmeros monogrficos de AAA dedicados a Venezuela, Mxico, Colombia, Panam y Costa Rica, en los que la produccin caribea de un diseo vlido resulta escasa, comparada con las obras realizadas en el territorio interior, que identifican la personalidad expresiva de sus arquitectos. En Venezuela, sigue vigente la tutela de Carlos Ral Villanueva (19001975), maestro indiscutido y reconocido mundialmente como uno de los arquitectos latinoamericanos que sent las bases de los nuevos cdigos de la modernidad regional y perifrica, sin complejos de inferioridad respecto al Primer Mundo, asimilando las influencias positivas de la vanguardia universal. De all que a tres dcadas de su desaparicin, sus herederos mantengan viva su llama creadora: la Facultad de Ciencias Jurdicas y Polticas de la UCV, de Enrique Larraaga y Vilma Obada, situada en los terrenos de la Ciudad Universitaria de Caracas, con su cuidadosa y modesta insercin, y las transparencias internas, prolonga los enunciados conceptuales del Maestro. Si bien la situacin poltica actual del pas no resulta favorable a la experimentacin arquitectnica, ya que son otras las prioridades planteadas por el gobierno de Chvez, algunas obras realizadas en la dcada reciente muestran una vocacin caribea: las ligeras cabaas del Campamento Turstico Cayo Crasqui en el Parque Nacional del Archipilago Los Roques (1991-1994), de Jorge Rigamonti33; el conjunto habitacional La Lechera, diseado por Fruto Vivas (1995), con su bloque suspendido en el aire, que mezclan las megaestructuras metlicas con los soportes nimeyerescos de hormignAAA024/57

armado34; la pequea casa verncula Simbiosis II de Alejandro Borges Gonzlez en la Isla de Margarita (1997-1999)35. Realizada con materiales locales, sin embargo, posee una distribucin espacial y volumtrica totalmente moderna en la que sobresalen los finos troncos de rboles utilizados como brises. Colombia y Mxico son dos pases con una ancestral tradicin arquitectnica basada, tanto en la herencia recibida de las primitivas civilizaciones americanas, como de sus particulares contextos geogrficos: tropicales, desrticos y montaosos. A ellos se suma la presencia del oro y la plata, saqueada durante la colonia por los espaoles, pero tambin utilizados en la construccin de lujosos y monumentales iglesias y palacios. De all que los fundadores del Movimiento Moderno en ambos pases el colombiano-espaol Fernando Martnez Sanabria (1930-1993)36, y el mexicano Luis Barragn (1902-1988)37 , nunca negaron el pasado; y en sus obras constantemente se refirieron a la continuidad existente en las tradiciones populares, la fusin sincrtica entre las religiones indgenas y el catolicismo, los materiales, el cromatismo, la luz y el paisaje. Resultan atributos que persisten en la generacin actuante a finales del siglo XX: en Colombia, la maestra en el uso del ladrillo de Rogelio Salmona, tanto en pequeas residencias como en severos edificios pblicos el Archivo Nacional de Colombia, la Biblioteca Pblica Virgilio Barco; la misteriosa espacialidad de la Sala de Exposiciones Temporarias del Banco de la Repblica en Bogot, de Enrique Triana; las plataformas y escaleras en el nuevo acceso a la Universidad de Los Andes de Daniel Bermdez; la monumentalidad virtual en el Templo de las Cenizas de Medelln, de Mauricio Gaviria. Sin embargo, ligereza y transparencia, tambin resultan componentes de los cdigos arquitectnicos colombianos: el areo Pabelln del Caf de Colombia en el Museo Nacional de Leonardo lvarez, casi desapercibido en el interior del patio colonial del museo; las dos pequeas capillas de Daniel Bonilla, del Colegio de los Nogales y la Porcincula de la Milagrosa, en La Calera, ejemplos paradigmticos de la conjuncin entre componentes vernculos y lenguaje cosmopolita. Sntesis tambin lograda por Simn Hosie Samper en la Casa del Pueblo y Biblioteca Pblica Guanacas en Inz, que obtuvo el premio Fernando Martnez Sanabria en la XIX Bienal Colombiana de Arquitectura (2004). Una excepcin caribea resulta el Instituto de Estudios Caribeos de la Universidad Nacional de Colombia, de Santiago Moreno, situado en la isla de San Andrs, cuyos volmenes simples se articulan a lo largo de una circulacin cubierta. Estas obras de arquitectura estn acompaadas de importantes iniciativas urbanas en Bogot y Medelln, con el rescate de los espacios pblicos de las reas centrales. Cabe citar el sistema de transporte del Transmilenio, y las plazas de La Rebeca y de San Victorino en la primera; y el parque juvenil de Los Deseos en la segunda. En Mxico se percibe con claridad el choque generacional entre la vieja guardia Teodoro Gonzlez de Len, Abraham Zabludovsky, Ricardo Legorreta, Agustn Hernndez y Francisco Serrano, Fernando Gonzlez Gortzar, Alejandro Zohn, quienes basaron su repertorio formal en la continuidad de los macizos volmenes puros, las rugosas texturas del hormi-

gn a la vista y la escala monumental de las obras, asumidos de la herencia maya y azteca; y la nueva generacin, ms vinculada a la vanguardia internacional, a la utilizacin de materiales industrializados, con un lenguaje minimalista de escasas referencias vernculas. Citemos entre ellos, a Alberto Kalach, Enrique Norten, Bernardo Gmez-Pimienta, Felipe Leal, Abraham Metta, Isaac Broid, Javier Snchez, Michel Rojkind, Juan Carlos Tello, Mauricio Rocha Iturbide, E. Duarte Aznar. Difcil dilogo que se evidencia en las contradicciones formales y espaciales existentes, tanto en el Centro Nacional de las Artes conjunto heterogneo de edificios, cuya planificacin estuvo a cargo de Ricardo Legorreta, como en el desarrollo suburbano de Santa Fe, nuevo centro financiero, administrativo y cultural de Mxico D.F, caracterizado por el choque entre edificios corporativos autnomos, cuyo paroxismo se alcanza con la torre Arcos Corporativo Bosques de Teodoro Gonzlez de Len, Francisco Serrano y Carlos Tejeda; y el arbitrario Centro Corporativo Calakmul de Agustn Hernndez, cuyo formalismo gratuito no supera los viejos esquemas del lejano brutalismo de los aos sesenta. Ms actuales resultaron las experimentaciones de Migdal Arquitectos en Ciudad Mxico, con la gigantesca imagen en silkscreen del edificio de oficinas Las Flores; el rescate del traslcido hotel Habita de Enrique Norten; la Torre de Ingeniera en la UNAM, de Luis y Flix Snchez; el reciclaje de una estructura de hormign armado de los aos cincuenta, transformada en un conjunto de viviendas por la oficina Higuera y Snchez; y el mercado de San Pablo Oztotepec de Mauricio Rocha Iturbide, premio Medalla de Oro de la Bienal de Arquitectura de Mxico (2004)38. Bastante inslita resulta la produccin de los arquitectos radicados en la pennsula de Yucatn, perteneciente al rea caribea de Mxico. Carlos Gonzlez Lobo39, realiz una detallada resea de la evolucin histrica de los arquitectos operantes desde el inicio de la Revolucin (1910) recordando el famoso Manuel Ambilis, cuyo estilo neomaya fue aplicado para representar Mxico en la Feria Internacional de Sevilla de 1929. Llama la atencin que, en esta regin, la influencia de las corrientes internacionales europeas y norteamericanas, sirvieron de hilo conductor en la definicin del lenguaje arquitectnico local; o sea, que no enfatizaron los reperto- rios extremos, tanto de las expresiones vernculas caribeas los elementos folclricos populares, mal interpretados en las cabaas kitsch de las actuales instalaciones tursticas ; como la herencia barraganiana, que influy en mltiples arquitectos mexicanos. Cmo se define esta arquitectura? Ella asume la libertad compositiva de geometras complejas presente en el deconstructivismo; la utilizacin de formas simples, minimalistas; el uso de las estructuras metlicas high tech, reintepretadas localmente y transformadas en low tech; y el rescate de la densidad volumtrica de la tradicin maya, pero vaciados en su interior por las continuidades espaciales de la modernidad. Mientras una expresin modesta y recatada identifica a la generacin joven en el diseo del Mercado del Barro de Santa Ana en Mrida (2002) de E. Duarte Aznar40; y la low tech es utilizada con maestra por Enrique Murillo en la Unidad de Servicios Bibliotecarios USBI, Mocambo; la figura paradigmtica resulta Augusto

Quijano Axle. Sus obras se caracterizan por el manejo creador e innovador de las formas geomtricas simples, cuyos volmenes cerrados exteriormente presencia en el subconsciente de la herencia maya, no anticipan la sorpresa de las transparencias y la continuidad espacial de los ambientes interiores. No es casual, entonces, que su casa Larga (2003) diseada dentro de los mismos parmetros que la casa Madahuar (AAA 18), obtuviese el Primer Premio Internacional, en la 8. Bienal Internacional de Arquitectura de San Pablo (2005)41. Cabe finalizar esta visin actual de la arquitectura caribea con la obra del chileno-costarricente Bruno Stagno, apasionado luchador por un diseo regional adaptado a las particulares condiciones climticas del trpico hmedo: sus esfuerzos por definir los fundamentos cientficos de los condicionantes ecolgicos, motiv la creacin del Instituto de Arquitectura Tropical, cuya produccin ha alcanzado resonancia internacional a travs de congresos y publicaciones42, presentndose en la sala Identidad Tropical, conjuntamente con Frank Gehry, en la 9. Bienal de Arquitectura de Venecia, dedicada al tema Metamorfosis (2004). Su trayectoria como diseador ha demostrado el rigor formal mantenido a lo largo de dcadas en obras que expresan la lectura detallada de la vivienda verncula y de las construcciones de las plantaciones bananeras centroamericanas, sin por ello caer en reproducciones mimticas, sino, por el contrario, logrando sutiles transposiciones a los cdigos arquitectnicos de la contemporaneidad. Tampoco la obsesin por la adaptacin al clima, las protecciones solares, la ventilacin natural, la perenne necesidad de la sombra en los interiores, establecieron rgidos parmetros tecnocrticos, atenuadores de la expresin creadora en el diseo de las obras. Su trayectoria fue marcada por una constante experimentacin, en busca de diferentes soluciones formales, espaciales y climticas: citemos las sucursales del Banco de San Jos, con sus ligeros y areos techos metlicos; los ondulantes aleros en el Centro Artstico del Colegio Humboldt y las finas pantallas metlicas cubiertas por enredaderas, en las fachadas del edificio Prgola y en las oficinas J&R. Sin lugar a dudas, la obra ms original es la reciente sede de las oficinas de la fbrica de cemento Holcim (2004) en San Rafael, Alajuela, Costa Rica, realizada en colaboracin con Carlos Araya. Un innovador sistema de brises metlicos y cubiertas tensadas de lona, conforman un lenguaje esttico de gran libertad plstica43. Naturaleza y artificio en un mundo urbanizado Histricamente, las Antillas fueron caracterizadas por la hegemona del mbito rural sobre el desarrollo de las estructuras urbanas, ante la primaca de las estructuras productivas del sistema de plantacin. La colonizacin espaola fortaleci la presencia de ncleos urbanos Santo Domingo, San Juan de Puerto Rico y La Habana, identificados con la creacin de las instituciones polticas, administrativas y comerciales que repetan el esquema de la Madre Patria. Nada semejante ocurri en el resto de las islas, consideradas slo como centros de produccin azucarera basados en la utilizacin de la mano de obra esclava, explotada por propietarios absentistas, para quienes las ciudades eran bsicamente el puerto de exportacin de las materias priAAA024/59

Una de las ediciones mejor logradas es la tercera dedicada a la arquitectura puertoriquea contempornea, AAA-22. En ella se destaca el avance institucional demostrado por las recientes realizaciones tanto en el campo urbanstico como en el arquitectnico. Despus de varios aos en proceso, AAA-23 asume el importante tema del desarrollo turstico en la Repblica Dominicana con un primer itinerario de proyectos y obras recientes distribudas por todo el pas. Un ensayo del grupo Sudaca introduce la temtica desde la perspectiva regional. AAA-24 hace un primer balance, despus de 10 aos de labor ininterrumpida, demostrando los avances obtenidos tanto crtica como comercialmente. Massimo Vignelli se une al equipo como consultor de diseo grfico.

mas. De all la compacidad y monumentalidad de las ciudades hispnicas y la precariedad de los asentamientos franceses, holandeses e ingleses. Desaparecido el sistema colonial en el siglo XX, las burguesas locales asumieron los modelos urbanos, europeos o norteamericanos. Por una parte, la influencia del academicismo haussmaniano parisino; y por otra la expansin residencial del suburbio anglosajn, establecieron el contraste entre San Juan y La Habana, ciudad que hasta los aos cincuenta constituy la nica metrpolis antillana. Santo Domingo, debido a las dificultades polticas y econmicas del pas durante las primeras dcadas del siglo pasado, sumadas al arrasador cicln de San Zenn (1930), recin asumi principios estructurantes de la evolucin urbana con la dictadura de Leonidas Trujillo. El proceso de dilatacin de las ciudades ocurri en la segunda mitad del siglo XX con el desarrollo de las economas locales y el acelerado incremento de la poblacin; las inversiones del estado en infraestructuras viales; el fortalecimiento comercial, financiero y turstico; las inversiones extranjeras y la especulacin inmobiliaria. Con excepcin de La Habana, cuyo desarrollo urbano se detuvo a partir de 1959, al instaurarse el rgimen socialista, en las principales islas surgi una lite social y econmica que se distanci de la mayora de la poblacin, progresivamente sumida en la pobreza, ante la desaparicin de las estructuras productivas tradicionales agricultura y manufactura, que oblig a los trabajadores manuales a emigrar hacia los centros urbanos en busca de oportunidades laborales. Las ciudades crecieron aceleradamente, asumiendo las tipologas del mundo globalizado: torres de oficinas y de lujosos apartamentos, introvertidos centros comerciales, barrios exclusivos de residencias individuales en las reas suburbanas, acompaados de villas miserias y bidonvilles: en Puerto Prncipe, Hait, la mayora de la poblacin pobre vive en los violentos asentamientos espontneos de Cit Soleil y Bel Air. A su vez, la expansin de los enclaves tursticos se produjo a lo largo de las costas, distantes de los centros urbanos, prcticamente desarrollados en funcin de los usuarios provenientes del Primer Mundo. No cabe aqu profundizar sobre el tema, ante los detallados anlisis de la realidad urbana, dominicana y caribea, publicada en las pginas de AAA, durante sus diez aos de existencia. Sin embargo, recordemos el acalorado debate entre especialistas ocurrido en Repblica Dominicana, as como la concrecin de iniciativas urbansticas en Puerto Rico, y el surgimiento de esperanzas futuras en la isla de Martinica. La capital de Quisqueya particip del dilogo iberoamericano de las Antillas, tambin Santiago de Cuba al organizar la ciudad de Santiago de Compostela, un extendido concurso en Amrica Latina, promovido por Antonio Vlez Catrain, para sugerir soluciones innovadoras aplicables en determinados espacios de las 11 ciudades participantes. El sitio seleccionado fue la neurlgica entrada del ro Ozama y sus dos orillas, todava con serios problemas de configuracin territorial. Ante el xito de esta iniciativa, el alcalde de Santo Domingo Juan de Dios Ventura Soriano, adems conocido msico local facilit en el ao 2002 una amplia confrontacin entre urbanistas iberoamericanos,

que abarc 27 sitios conflictivos de la ciudad, organizado por Vlez, con Cristbal Valdez y Pablo Bonelly. Sin dudas, constituy una explosin de ideas valiosas que sacudi a los profesionales locales A A A 14 public los proyectos, entre los que sobresalen los del cataln Manuel de Sol Morales, el argentino Clorindo Testa y el holands Henk Dll, del grupo Mecanoo, aunque con escasos resultados prcticos. Desafortunadamente, fueron precarias las intervenciones realizadas con un diseo de calidad: cabe recordar el polmico espacio pblico kisch de la avenida 27 de Febrero. A su vez, con el reciente concurso para el Parque Central de Santiago de los 30 Caballeros la segunda ciudad del pas, diseado por Mor en asociacin con el puertorriqueo Andrs Mignucci, se logra mejorar el paisaje urbano. La originalidad de