A Veces Ni Yo Me Entiendo

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    A mis padres:

    A mi padre por el respeto y la admiracin que siempre tuvo

    hacia las mujeres fuertes con capacidad para dirigir sus vidas.

    Pap,nunca olvidar aquella mquina de escribir.

    A mi madre,por su necesidad de saber ms

    y su deseo constante de superacin.

    Mam,nunca olvidar tu cara de paz hilvanando tejidos.

    Creo sinceramente que,gracias al deseo de los dos,

    he podido hilvanar muchas palabras.

    A todas las mujeres que quieran saber algo ms de su vida.

    Y estn dispuestas a luchar.

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    NDICE

    AGRADECIMIENTOS . . . . . . . . . . . . . . . . 11MIRARSE CON OTROS OJOS . . . . . . . . . . . . . 13

    VII. Enfermedades del alma . . . . . . . . . . . . . 21VII. Al borde del ataque de nervios . . . . . . . . . . 43III. Mis primeros descubrimientos . . . . . . . . . . 63

    I IV. La cada de la mscara . . . . . . . . . . . . . 85IIV. Esos locos bajitos . . . . . . . . . . . . . . . 109IVI. El inconsciente y sus espejos . . . . . . . . . . . 143

    VII. Los temidos cuarenta . . . . . . . . . . . . . 175EPLOGO. El vaco o la insoportable levedad de ser . . . . . 209

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    AGRADECIMIENTOS

    Me parece casi imposible escribir esta pgina sin olvidarme a al-guien que en mi trayectoria haya tenido un significado especial. Hansido muchas las personas que de una manera u otra han hecho posi-ble que este libro llegara a ti.A todas ellas, a todas sin excepcin, mims sincero agradecimiento.

    A mis padres, sin duda alguna, gracias a ellos estoy aqu y soycomo soy. La enseanza ms clara que me inculcaron fue que apren-der a leer y a escribir era algo realmente importante.

    A los cinco hombres que han sido columnas importantes en mivida. Mi padre,por la confianza que desde muy nia deposit en m.A mi marido, por su respeto, su cario, su comprensin y su granayuda con nuestros hijos.A mi hermano Miguel, gracias a cuyas pa-labras se me abri el inmenso campo de la escritura.A mis hijos porlas renuncias que han sido capaces de hacer alentndome a continuartecleando en el ordenador, sus besos y sus palabras han sido un granestmulo.

    A las cuatro mujeres que con su cario, su fuerza, su sabidura y

    su instinto han hecho posible que estas lneas estn entre tus manos.A mi madre (que no es la del libro!), por convertir su vida y la maen una aventura de incertidumbres, preguntas y respuestas; a Con-chi (Elena), por su entusiasmo y por el camino que durante veinteaos hemos recorrido juntas; a Enza Appiani (Luca), mi terapeuta ymaestra, por su saber, sus enseanzas, su apoyo inestimable y por ha-

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    ber sido capaz de ayudarme a sacar lo mejor que haba en m; a Syl-via de Bjar, por confiar en su instinto, luchar y hacer posible que es-tas pginas y mi andadura lleguen a ti.

    Tambin quiero agradecer, y mucho, a otras amigas que han es-tado a mi lado en los peores momentos y siempre con una palabra deentusiasmo. A mi suegra Haydee y a mi cuada Yolanda por ser msque familiares.A mi prima Montse por creer en mi capacidad de es-cribir este libro aun antes de que fuera un proyecto.A mi prima Ma-ra, por su ayuda incondicional.A Lidia,mi bruja preferida,por susensibilidad y sus mimos. A Isabel, mi enfermera, por su complici-

    dad y su ilusin. A mis compaeros de trabajo por su sinceridad ycolaboracin.A mis pacientes porque me han ayudado con sus histo-rias en la elaboracin de este libro.

    Gracias, a ti por leerme...

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    MIRARSE CON OTROS OJOS

    Un sbado cualquiera.Acabo de salir de la ducha y l, como siem-pre, pegado al ordenador. Cualquiera dira que slo llevamos cincomeses casados.No se supona que el primer ao es como una prolon-gacin de la luna de miel? Pues no lo entiendo. En vez de estar comobobos,mirndonos a los ojos y retozando todo el fin de semana,l selo pasa rodeado de libracos y tecleando informes sobre alguno de susengorrosos casos.Comprendo que est a punto de convertirse en so-cio de la firma, pero esto no es vida.Ya me lo deca mi madre:Tienes

    que casarte con alguien de tu edad. Doce aos de diferencia son mu-chos,hija,y t querrs salir a divertirte y l ya estar de vuelta de mu-chas cosas. Pero si Luis slo tiene 36... ni que fuera un abuelo.

    Cario, quieres hacer el favor de dejar tu juguetito y arreglar-te de una vez? Vamos a llegar tarde!

    Ya voy, ya voy... Menudo tostonazo de noche. A ver, cmohay que ir vestido a la fiesta de tu queridsima! amiga Elena?

    Pues, ya sabes, lo normal: arregladito, informal, cmodo,co-rrecto...

    Pasan unos minutos, que a m me parecen horas. Me estoy po-niendo de los nervios, lo hace a propsito, claro, como l no quiereir... Finalmente, se digna a aparecer.

    Ya estoy!Por Dios, Luis, te has visto? Si parece que vayas a una fiesta

    de fin de curso, ni que fueras a una reunin del bufete.

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    Pero qu dices?Ya me has odo. Cmo se te ocurre ponerte ese traje tan gris

    y tan serio con una camisa azul? Si pareces un nio de San Ildefonsoa punto de cantar el gordo.

    Mira, cario, para ir cmodo voy con pijama; que quiero in-formal, pues con bermudas, y para ir puesto me pongo un traje,como todo hijo de vecino!

    Cmo te pasas! Siempre tan cuadrado. Cmo se nota queeres abogado.

    Laura, no hay quien te entienda! Me quieres decir exacta-

    mente qu tengo que ponerme y as acabamos de una vez con estadiscusin?Pues, lo que te he dicho: unos pantalones y una camisa mona

    con una americana a juego.Luis sale del cuarto de bao con cara de estar hasta las narices.

    Unos minutos despus, vuelve.Pero, Luis, hombre!, tejanos no.Escucha, Laura: quien te entienda que te compre. Si quieres

    que sea un mueco,pues vsteme t.

    Vamos a ver, Luis, parece mentira, no es la primera vez quesalimos a cenar con amigos y yo no quiero un mueco, quiero unhombre! Te enteras? Quiero un hombre! Un hombre hecho y dere-cho, capaz de decidir qu ha de ponerse.

    Mira, Laura, no s exactamente lo que quieres, pero lo queyo quiero es que me dejes en paz y si sigues as vamos a ir bien con-tentos a la fiesta.La ltima vez que nos reunimos con ellos, te pasas-te toda la noche criticando los pantalones de Juan porque no pega-ban con los cuadros de su americana y con las rayas de la camisa, y

    ahora pretendes que yo vaya as. La verdad es que no consigo enten-derte. Mira que sois complicadas las tas.Complicadas? Complicadas? Tan difcil es entendernos?T dirs: para una cosa tan simple como vestirse y la de ener-

    ga que derrochis.Y no te digo cuando algo es realmente importan-te, entonces... Es que sois imposibles! Para colmo, t todava no es-

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    ts arreglada. Ja! Ahora viene lo mejor. Laura, cario, vida ma, co-razn, qu te vas a poner para ir a juego con tu mueco?

    Portazo de Luis, que se va refunfuando. Me miro al espejoasombrada.

    Ser verdad que somos tan difciles? Adems, y ahora qume pongo? Y yo qu s! Lo cierto es que, a veces, ni yo me entiendo.

    A las mujeres no hay quien las comprenda!Mira que sois complicadas!Quien os entienda que os compre!

    Y ahora qu ms querisLa de veces que hemos escuchado frases como estas, cuando no

    otras peores,y nosotras, a aguantar el tipo para que no puedan decirque tienen razn.

    Por qu es tan difcil ser mujer?Por qu hemos de esforzarnos tanto para no caer en lo de mu-

    jercitas histricas?Pues sabes lo que te digo? Que estoy harta y no pienso jugarles

    el juego.Que me acusan de ponerme histrica? Pues s, a veces me pon-go histrica, y qu?

    De ser complicada? Pues tanto como unas trenzas afros.Que no hay quien me comprenda? Pues que se compren un

    diccionario.Y sabes por qu me resbala (o al menos lo intento)? Pues por-

    que he llegado a la conclusin de que

    lo importante no es lo que los dems piensan sobre nosotrasy lo imprevisibles y complejas que somos,sino que

    nosotras nos conozcamos y entendamos un poco mejor.

    Slo si sabemos de verdad cmo somos, cules son nuestrosmiedos, nuestras fantasas, nuestras frustraciones, dnde acaba nues-

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    tra imaginacin y empieza nuestra realidad, conseguiremos pasar detantas situaciones y comentarios que hieren nuestro coranzoncito ynuestra inteligencia, dejando por los suelos nuestro sentido del hu-mor. Con ello podremos rernos ms de nosotras mismas y de losridculos chistes machistas que circulan por ah!

    Yo, posiblemente al igual que t, tu amiga, tu madre o cualquierotra mujer, he atravesado en mi vida por muy diferentes aconteci-mientos y estados de nimo, unos buenos, otros no tanto y muchoshorrorosos, en los cuales miles de preguntas, todas sin respuesta,asaltaban y zarandeaban en mi cabeza:

    Cuntas veces has sentido que te dejas llevar por la inercia en lu-gar de vivir de verdad?

    Cuntas veces no sabes lo que te ocurre porque crees que lo tie-nes todo y aun as te sigue faltando algo?

    Cuntas veces te razonas lo muy afortunada que eres, pero no sa-bes por qu no puedes disfrutarlo?

    Cuntas veces le daras una patada a todo, te meteras en la cama yesperaras? Qu esperaras? No lo sabes, verdad?

    Cuntas veces borraras parte de tu pasado y empezaras de nue-vo para que todo o algo fuera diferente? Cuntas veces crees que has llegado a hacer lo que t, y solamen-

    te t queras? Repito, t. Cuntas veces sientes que lo has hecho todo mal y ests pagando

    un alto precio por ello? Cuntas veces querras volver a nacer y borrar las injusticias del

    mundo y de tu mundo? Cuntas veces te gustara disfrutar ms de tu pareja y de tus hijos

    (si los tienes) en lugar de estar malhumorada y estresada perma-nentemente? Cuntas veces al da te dices: Ya no puedo ms y sigues? Cuntas veces te levantas feliz y dispuesta a seguir con el mejor

    de tus nimos y la alegra te dura menos que un rayo de sol en unda nublado?

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    Cuntas veces piensas que todo lo que te sucede es una cruz quedebes aprender a llevar a cuestas, incluso un castigo del cielo?

    Cuntas veces te puedes rer de ti y de casi todo lo dems?

    Despus de cuestionarte todo lo anterior y no encontrar las res-puestas que te gustaran, te aconsejo que sigas leyendo.

    Me llamo Lourdes, de profesin mdico psicoanalista. Paso, peromuy poquito!, de los cuarenta (y ms no me sonsacars), estoy ca-

    sada y tengo dos hijos preciosos. Qu voy a decir si soy su madre!Cuando me encargaron escribir un libro sobre nosotras, es de-cir, sobre los pensamientos, los sentimientos, los sufrimientos, lasrisas escandalosas, las emociones, las depres y las neuras de nuestracondicin femenina, me pareci una idea fantstica. Conseguirlo eratanto un reto personal como profesional. Por fin podra transmitirmi experiencia y mi aprendizaje! Lograr que despus de leerlo cadalectora pudiera entender algo ms sobre su vida de mujer, de madre,de esposa, de hija, de hermana, de amiga, de profesional y de tantas

    cosas ms, era sin duda alguna un proyecto genial.Para escribir sobre nuestro complicado interior o las muy dife-rentes sensaciones y reacciones que cada una de nosotras tiene a lolargo de su vida, deba conseguir que te identificaras y sintonizarasconmigo como si yo fuera esa amiga con la que te juntas de vez encuando a tomar un caf para contaros vuestras cosas y a la vez trans-mitirte todo mi aprendizaje y saber como terapeuta. Slo de estaforma te podra ayudar a pensar y reflexionar sobre tu vida: tus an-gustias, tus decepciones, tus frustraciones, tus miedos, tus insatis-

    facciones, tus exigencias, tus ilusiones, tus alegras, tus deseos y tusplaceres. Esa amalgama de emociones que nos acompaan a lo largode nuestra existencia.

    Desde mi posicin de mdico, poda preparar un tratado de de-presiones, fobias, miedos, crisis de angustia o de pnico, y el consi-guiente tratamiento para todo ello consistira en una larga lista de

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    medicamentos antidepresivos, ansiolticos, hipnticos, miorrelajan-tes, y la pldora de la felicidad como se le llam en su da al Prozac.Pero si tengo que serte sincera pens que escribirlo sera un palo

    la verdad: no me apeteca lo ms mnimo y para ti leerlo seraun tostonazo de esos que se empiezan, pero jams se terminan.Yadems: para eso ya estn los tochos de medicina y psiquiatra.

    Otra postura era afrontarlo simplemente como mujer. En estecaso, salvo contarte mis andanzas y las de alguna amiga o conocida,poco podra ofrecerte aparte del mero relato que te ayudara aentender tu propia vida.Y, sinceramente, para eso te lees una buena

    novela y, si puedes, con un final de esos que te hacen seguir soandocon el prncipe azul.La ltima posibilidad era escribirlo como mujer y psicoterapeu-

    ta a la vez.Yo, sin dudarlo, eleg esta opcin, porque adems de con-tar con mi experiencia de mujer y mi capacidad para entender aotras, tambin podra aprovechar mi aprendizaje y formacin comomdico psicoanalista.

    As pues, a lo largo de los siguientes captulos, irs viendo, en unlenguaje coloquial a veces irnico, otras serio o tierno, incluso en

    ocasiones espero que divertido,las situaciones de la vida cotidianaen las cuales las mujeres solemos quedar atrapadas por la angustia, elestrs, las enfermedades y un largo etctera de emociones y senti-mientos que no nos permiten ser felices.Aprenderemos juntas prime-ro a identificarlas y despus a ser capaces de vivirlas de otra manera.

    Djame que te lo explique con un ejemplo:Imagnate que tu vida es una pelcula.Hasta ahora slo la has vivi-

    do como un personaje. Mi objetivo es que, tras la lectura de estas p-ginas, tambin puedas vivirla con la perspectiva de un espectador, lo

    que te permitir comprender mejor tu papel y lo que te est pasando.Las pginas que siguen relatan unos aos de la vida de una mu-jer, desde los veintipocos a pasados los cuarenta. Los personajes, susnombres y las situaciones son ficticios: podran pertenecer a cual-quier mujer, y estn sacadas de relatos de muchas mujeres, incluidayo.Todo empieza con un sntoma, una enfermedad y mucho estrs,

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    que provocan que por primera vez, Laura, la protagonista, tomeconciencia de que necesita aprender a vivir de otra manera.No pue-de ni quiere que el sufrimiento se convierta en su compaero. Porsuerte para ella, y espero que para ti, sus preguntas y las respues-tas comienzan pronto. Poco a poco, va entendiendo algunos de loscomportamientos que inconscientemente repite una y otra vez de-

    jndola anclada o bloqueada. Quiero narrarte su historia, tomn-dome la licencia de hacerlo en primera persona, para que puedasreflexionar sobre tu forma de ser y cmo te gustara que fuera tuexistencia. Unas veces espero que muchas reiremos, otras

    aunque no nos guste la idea sufriremos y en todas mi propsi-to es contribuir a que te conozcas y te entiendas un poco ms. Porello, no pienses que slo vas a leer.T tambin tendrs que poner detu parte, porque por mucho que me esfuerce en ayudarte, slo tpuedes responder los grandes interrogantes de tu vida:

    Por qu te acompaa tan a menudo la sensacin de que nadie teentiende empezando por ti misma!?

    Por qu tu compaero es este y no otro?

    O por qu no lo tienes? Por qu tus amigas muchas veces te dan ms problemas que satis-facciones?

    Por qu tu madre te hace sentir que no eres la hija ideal? Por qu tu padre es como es y no como (t crees) debera ser? Por qu tienes miedo a descubrir que quiz no los quieras tanto

    (como ellos a ti)? Por qu tus hermanos no le tocaron en suerte a otra? Por qu tus hijos, si los tienes, no son o s son como habas ideali-

    zado? Por qu tu trabajo no es todo lo maravilloso ni te llena tantocomo habas imaginado?

    Y as un largo etctera.

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    Nadie mejor que t para averiguar por qu tu vidaes de una determinada manera y no de otra.

    Como dijo Scrates: Una vida sin interrogantes no es una vida(o segn otras versiones: no merece ser vivida). Y as rezaba en eltemplo de Delfos: Concete a ti mismo.

    Leer es fantstico o aburridsimo, en este ltimo caso dejas dehacerlo. Pero si con un libro te res, lloras, piensas, hablas e inclusocomentas, entonces es enriquecedor.Y eso es lo que pretendo. Espe-ro conseguir que estas pginas te ayuden a mirarte con otros ojos.

    Vvelas y disfrtalas! Eso es todo lo que te deseo, que no es poco.

    GUA DE LECTURA

    Antes de empezar a leer es importante que tengas en cuentaque en las siguientes pginas encontrars dos voces. Una perte-nece a la protagonista, Laura, que te ir explicando su vida cro-

    nolgicamente y todo lo que va descubriendo.La otra voz tambin es de ella, pero unos veinte aos ms tarde,

    convertida ya en psicoanalista, lo que le permite analizar su propia his-

    toria pasada. Para ayudarte a distinguirlas he utilizado dos tipos de le-

    tras claramente diferenciadas.

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    Enfermedades del alma

    Dos aos despus. Septiembre, un calor de justicia y yo conmedias y zapatos recin estrenados destrozndome los pies. En questara pensando esta maana? Si hasta a la nia le he puesto chaque-ta y ahora llora que te llora. Anda, si se me han roto las medias! Sies que me lo merezco por imbcil. Quin me manda, a finales deverano, buscar regalos de Navidad! cuando podra estar sentada enuna terraza con un granizado y la cra y yo tan contentas? Pero no,qu va!: la nia berreando de calor, yo destrozada de los nervios,

    cansada de llevar el cochecito que se atasca en todas partes, vestidade otoo, con un carrern en plena rodilla, el bolso cado a mitaddel brazo, sudando la gota gorda y todo esto a tres meses vista dela Navidad.No s dnde tengo la cabeza, bueno, s s dnde tengo lacabeza, pero esta Navidad es muy importante para m, es como miexamen de licenciatura. Creo que me estoy poniendo nerviosa,pero cmo es posible que est as de alterada por unos cuantos re-galos? Debo tranquilizarme, si total es una fiesta familiar, una tonte-ra sin importancia, nada grave!

    Paz y alegra.Este ao s.Este ao iba a ser feliz, muy feliz.Estar contenta, muy contenta.Sentirme unida, muy unida a los mos.Estaba convencida.

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    Este ao lo iba a conseguir!Se acercaba la Navidad, como si no lo supieras ya!, y como ha-

    ca muy poco que mi marido, mi hija de un ao y yo que acababade cumplir los 26 nos habamos cambiado de casa, la ilusin deestrenarla con todos nuestros familiares me llev a organizar la co-mida navidea. No iba a faltar ninguno. Aquello era un aconteci-miento importante, as que decid deslumbrarlos con los regalos, losmanjares y, por descontado, mi nuevo hogar.

    Siempre lo haba celebrado en casa de mis padres, de mi suegrao una de mis cuadas. Ellas son estupendas cocineras y anfitrionas.

    Ao tras ao dese poder hacerlo yo. Algn da, me deca. De mpensaban que era un caso perdido y por eso nunca entr en la rueda.No me atreva. Lo cierto es que las sartenes y yo nunca hemos sidomuy buenas amigas excepto para hacer ruido! Era una de tantasasignaturas pendientes que ese invierno haba decidido aprobar ycon nota. Juntarlos a todos era un reto ms al que debera hacerfrente, pero seguro que saldra airosa. Me lo repeta como si fuerauna letana: Me saldr bien, me saldr bien, me saldr bien... Creoque en el fondo intua la debacle que se me vena encima, pero mis

    ganas de demostrarles que poda ser igual o mejor que ellas hacanque me engaase a m misma.Empec por los regalos, decid ampliar el presupuesto de aos

    anteriores y encontrar un obsequio mucho mejor.A las madres, unajoyita; a los suegros, una cartera de piel para que siguieran acumu-lando sus ahorros; a mi hermana Julia,un maletn de diseo para im-pactar en el bufete al cual se iba a incorporar; para los cuados, con-segu encontrar regalos originales y divertidos. Los nios, comosiempre, son los ms fciles: cualquier cosa que se anuncie en televi-

    sin vale.Paz y alegra.Compr el mejor pavo, el mejor marisco trado de las ras galle-gas, me apunt a un cursillo rpido de cocina y reun las mejores re-cetas para no estropear tan ricos alimentos. Ah! Y los vinos: me ase-sor e hice lo que pude. Incluida la factura extra de una docena decopas de baln para impresionar al tiquismiquis de mi suegro.

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    Estaba tan ensimismada en mi nuevo papel de mujer perfecta,que cuando mi marido me coment preocupado: Cario, no esta-rs exagerando un poco? Te veo un tanto alterada. Le mir con alti-vez y pens que no se enteraba de nada. Todos los hombres soniguales. Su mundo era tan diferente al mo que jams podra com-prender lo que aquello significaba para m. Pero he de admitir quetena su punto de razn, si no estaba alterada por qu me pillabacada dos por tres dicindome a m misma:Tranquila. Es la primeravez que organizas algo as, pero todo saldr bien. Con la cantidad deveces que se lo has visto hacer a tu madre, no vas a lograrlo t, que

    tienes carrera universitaria? Paz yalegra

    ?Y lleg elgran da.Los haba citado a la una.Yo madrugara para prepararlo todo y

    as cuando se presentaran podra dedicarme por entero a lucirme y aensearles la casa.A las dos todava no haban dado seales de vida.Ninguno! De todos los que se supone que deberan venir a comer...Ni uno! Por momentos me iba poniendo nerviosa, en contra de mivoluntad claro, a la vez que me deca: No pasa nada. Es Navidad yhas de estar feliz y contenta. Pero mis argumentos de poco me ser-

    van, me empezaba a sentir maltratada y poco o nada valorada en mireciente faceta de anfitriona de una fiesta familiar.Yo sera incapaz dehacer algo semejante. Llegar tarde es una falta de respeto hacia el queespera. Si mi padre siempre nos lo haba inculcado: Por qu mi ma-dre siempre tena problemas de ltima hora? Y los dems, qu ex-cusa tenan los dems?

    Los aperitivos calientes se estaban enfriando y los fros empeza-ban a tener cara de asco, a juego con la ma. De nada me servira lalimpieza de cutis, la peluquera, el nuevo maquillaje y el traje recin

    planchadito de ese tejido nuevo y maravilloso que con slo mirarlose arruga. Las dos y media y nadie haca acto de presencia. Ni uno.Mi marido hizo su primera y genial sugerencia respecto al tema:

    No te pongas nerviosa ni te preocupes, que no vale la pena.Ya ve-rs, les llamamos y averiguamos qu les ha pasado. Por qu te lo to-mas as? Si ya sabes que entre las virtudes de tu madre y tu hermana

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    no est la de la puntualidad y a mis padres seguro que la hora les haparecido muy pronta para comer y directamente han decidido apa-recer a la que crean ms conveniente. Parece mentira que a estasalturas no los conozcas! Vamos... Que sin los hombres, que piensantanto (cuando les conviene) y siempre tan tranquilos (cuando no lestoca a ellos), qu sera de nosotras?

    Pero el gran esfuerzo lo haba hecho yo y segua sintindomemuy mal!

    Los telfonos de unos sonaban sin respuesta, los de otros comu-nicaban y, a la tercera va la vencida, cuando mi suegra contest, tan

    tranquila, como si la cosa no fuera con ella. Qu? A qu hora?Qu pasa? Reljate, que es Navidad. Paz y alegra.A las tres, s, s, a las tres, dos horas ms tarde de lo previsto!,

    aparecieron mis suegros, mis padres, mis cuados, mi sobrino y mihermana con su novio, Paco.Ya estbamos todos.

    La palabra disculpa, yo todava espero orla. Por qu se deberandisculpar si haban llegado bien y contentos? Pero si es Navidad,de-can. Qu prisas tienes? No ves que el mundo entero se paraliza?Evidentemente, como siempre, era yo la histrica, la manitica y la

    amargada. Era yo la que careca de paciencia y sentido del humor.Qu arregladitos, educados y simpticos parecamos todos sen-tados alrededor de la preciosa mesa. Pero no te dejes engaar. Lesfalt tiempo para acabar de arreglarme la cara.Te explico: la comidaqued desmenuzada, pero no precisamente por los dientes. En elmomento en que yo, la nica que estaba levantadafaenando, me dis-pona a cortar el pavo, mir a mi madre de reojo. En el fondo de mialma saba que no iba a conseguir su aprobacin, pero me negaba aaceptarlo y sinceramente hubiera agradecido tanto una sonrisa.

    Pero no. Su cara era de incredulidad total y no pudo contener la len-gua: Si est dursimo! Le falta horno y relleno. Vaya por Dios! Pa-rece mentira, hija ma, tanta carrera universitaria y, ya ves, algo tansencillo... Con la de veces que te he enseado cmo se prepara y to-dava no has aprendido. Mi padre la mir y sin decir palabra alguna,pronunci doscientas con sus gestos: Ni en estos momentos pue-

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    des callarte! Yo no pude reaccionar, me qued muda, sin articularpalabra alguna. Apenas poda contener las lgrimas y me sent pe-quea, muy pequea, dentro de un cuerpo grande. Dese que mipadre me abrazara y sentirme protegida. Pero no poda ser: ya soymayorcita y no queda bien.

    Tampoco se libr el marisco.Aqu mi cuado Alberto, el finolis:Te han engaado! Ni por casualidad es de las ras gallegas. Lo hashervido slo cinco minutos? Si no sabe a nada! Seguro que es depiscifactora. Le toc el turno al vino; ya me extraaba que mi sue-gro estuviera calladito: Cmo no se os ha ocurrido airearlo? Mu-

    cha copa para tan poco esmero en el cuidado del caldo. En fin, loselegidos no eran los apropiados para cada plato, ni eran del ao ade-cuado, ni estaban a la temperatura correspondiente,ni nada de nadade nada! Y por supuesto mi marido tampoco daba la talla: Hijomo, qu pena que no hayas heredado el paladar de tu padre.

    Y el postre? A los golosos les falt el pastel o por lo menos unmsero helado (ya ni me acuerdo de quin lo dijo) y a los fruterosles sobr el surtido de turrones que con tanto esmero haba elegido,de pastelera en pastelera, pidiendo explicaciones de cmo y de qu

    estaban elaborados. Total para eso! Paz y alegra.A lo peor hasta era cierto que me haban engatusado en todo yadems lo haba cocinado y presentado mal, pero y el cario y lailusin que haba puesto? Eso s, los comentarios fueron de una suti-leza exquisita, digna de las mejores convenciones de polticos, don-de todos se odian a muerte con la mejor de sus sonrisas.

    Todava quedaba el reparto de regalos y seguro que esto s quesera divertido. Con la de tiempo y dinero que les haba dedicado!Les gustaran. Sin duda alguna... Ingenua de m.

    An recuerdo vivamente la cara de mi suegra y la de mi madrecuando abrieron sus paquetes. Las dos se miraron como si buscaranla complicidad y la diferencia, una dira lo contrario de la otra.Y asfue, la primera con cara de circunstancias me mir y exclam:Cmo se te ha ocurrido comprarme esto? Ja, ja, ja... Con la debrillantes que tengo y no me pongo nunca. Y sutilmente aadi:

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    Te acuerdas de la joyera donde lo has comprado? Mi respuestaincontrolada fue cara de disgusto segua sin poder balbucear pala-bra o acaso no estaba ella menospreciando mi regalo? La otra, osea mi madre, mientras iba diciendo lo muy preciosa que era lajoyi-ta, miraba sin perder de vista ni un segundo mi expresin, deseandoque a ella le dedicara un gesto ms agradable. Me cost, porque suscrticas durante la comida an me pesaban mucho.

    Los dems hicieron sus comentarios y elocuencias, unos msoportunos que otros, pero encantadores y agradecidos de coraznninguno! Gracias al cielo, quedaban mi pequea y mi sobrino: sus

    sonrisas fueron autnticamente sinceras,y entonces por un momen-to yo tambin regres a mis alegres recuerdos de las Navidades demi infancia.

    Faltaba la decoracin de la casa. Supongo que a esas alturas de latarde-noche, las ganas y la mala leche haban decrecido y los comen-tarios al respecto no fueron tan incisivos. Incluso alguno fue amabley alentador: Nunca te has planteado dedicarte a la decoracin?Un halago! Si hasta saben decir algo agradable! No, si an deberaestarles agradecida. Paz y alegra.

    Haba sido una comida de Navidad o unamerienda de canbales?

    Al da siguiente, cuando me fui a levantar de la cama, la cabezase me iba: estaba mareada, con nuseas y todo me daba vueltas.Ape-nas poda moverme. En un intento de sobreponerme, me puse enpie y fui al bao. Qu dolor de riones! Nunca me haba sucedidoalgo as. Me acerqu al armario de los venenos, como mi marido lla-

    maba a todos mis potingues, y busqu algo que me calmara. Metom dos o tres cosas diferentes que me duraron en el estmago unamedia de dos minutos antes de que las vomitara. Tendran razn yla comida estara medio envenenada? Para una vez que comprabamarisco fresco y lo cocinaba yo, vaya xito!

    Tena que mejorar antes de que Luis me viera en ese estado. No

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    lo acabo de entender, pero los hombres cuando te encuentras mal seenfadan como si fueras la causante de tu enfermedad y a ellos les fas-tidiaras la vida. Saba lo que me iba a tocar or:Con que no estabasalterada! No, qu va! Yo era el pobre tonto que no entenda tu mun-do.T te empeaste en organizar todo y, claro, ahora ests terrible-mente cansada y te quejas.Y yo,el muy imbcil, primero cargu contodos los preparativos y tus neuras, y ahora te enfermas y me hacessentir fatal como si yo fuera el culpable y no te hubiera ayudado.Tegusta hacerte la mrtir.

    Slo imaginando semejante sermn, la sangre y la angustia se

    me iban removiendo, algo as como las olas del mar cuando cambiany se convierten en marejada. Pero mis rezos (en los peores momen-tos me vuelvo muy beata) y las pastillas no me hicieron efecto y al fi-nal tuve que pedir auxilio a Luis.

    Dos horas ms tarde supe que no haba sido exactamente slo lacomida y los comensales, sino el rin y una piedra.Un clico de ri-n. Una piedra! Para piedras las que haban tirado sobre mi tejadoel da anterior.Aquello s que haba sido una pedrada.

    Mejor enseguida, bueno es un decir, porque volv a recaer el

    resto de las Navidades con unas amigdalitis de caballo. Debera ha-berme sentido apenada por perderme el resto de celebraciones yfiestas familiares, pero a pesar de lo muy enferma que me senta, loviv como una bendicin del cielo. Me libr de la manera ms educa-da de tan agradables reuniones y, por si no bastara, todos me discul-paban: Pobrecita, si est a cuarenta de fiebre, cmo va a venir.

    Pero como no hay dos sin tres, an faltaba lo peor: cuando yacre haber recuperado mi paz y mi alegra, porque haca un par de se-manas que haban pasado las fiestas, haba conseguido olvidarme de

    lo sucedido y de mis enfermedades ni me acordaba, cul no es misorpresa cuando una maana me levanto y sucede lo imprevisible.Me miro al espejo y me veo la cara y vaya cara! Qu es esto? La te-na plagada de granos o eritema o ampollas o cualquier equivalente apiel anormal. Como si se tratara de un huracn que por donde pasadeja huella, la alegra se haba transformado en alergia.

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    Estaba plantada delante del espejo y, como comprenders, laimpotencia y el llanto me desbordaron. Entonces volv a or la vozde mi padre: En los peores momentos hay que mantener la serenidad.Y lo intent. Intent calmarme dentro de lo posible. Pero nadie mehaba enseado cmo hacerlo. Cmo se calma una con esta cara?Socorro!

    Todos tenemos un lenguaje personal con el que sera bueno que apren-

    diramos a jugar. A partir de ahora, intenta fijarte en aquellas palabras o

    frases que han circulado de generacin en generacin en tu familia y que

    repites casi inconscientemente, sin reflexionar, y que influencian tupeculiar

    manera de entender e ir por la vida. Cuando hayas terminado de leer el li-

    bro seguro que le dars nuevos significados a tu diccionario particular. Y

    con ello te entenders mejor.1

    Saba que no era una enfermedad grave, pero estaba muy angus-tiada y as cualquiera piensa con claridad. Cre que lo ms acertadosera ir al hospital.Aquellosgranitos me picaban cada vez ms.Apare-cieron como dos puntitos pequeos que fueron multiplicndose,

    creciendo y unindose entre s. Se hacan grandes por momentos.Era como un ejrcito que se ana para ganar en fuerza frente al ene-migo que deba de ser yo!, porque cada vez me senta mas dbil.

    En el hospital las batas blancas iban, venan y volvan una y otravez hasta que una decidi pararse frente a m. Por fin me han vis-to!, pens. Me tumbaron en una camilla y empez el interrogato-rio. (Lo que ms te apetece en esos momentos es justo eso: entrete-nerte en las mil y una preguntas y respuestas, como si jugaras alTrivial. En el fondo todos desearamos que los mdicos fueran adivi-

    nos.) Iba contestando a todas rigurosamente (me las saba de memo-ria, para algo estaba en el ltimo curso de la carrera de medicina),mientras me rascaba como un mono al que le faltan manos.

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    1. Te recuerdo que el cambio de letra indica que quien habla es la propiaLaura, aunque veinte aos despus, convertida ya en psicoanalista.

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    Cmo ha empezado?No me acuerdo, de repente sin ms.Toma algn medicamento?Los de siempre, analgsicos para la cefalea y para la regla,

    pero ahora ninguno.Cules son los ltimos alimentos que ha ingerido?No he comido desde ayer por la noche, y slo cen fruta.Ha bebido algo distinto en los ltimos das?No, nada.Ha tenido algn disgusto?

    Yo? Qu va!Est muy estresada?Para nada.Le ha sucedido algo parecido antes?Nunca... Bueno, s: pequeos granos s, pero tanto es la pri-

    mera vez.Cundo?No s, yo siempre cre que era la crema hidratante.Cmo?

    Por la cara unos cuantos y a lo largo del da se me marchaban.Se marchaban sin ms?No, solos no, como estudio medicina me tomaba una pastilla

    de antihistamnico y me lo solucionaba, pero lo de hoy es diferente ypor eso he venido.

    Cunto tiempo hace desde la ltima vez?No me acuerdo, pero bastante, es posible que aos.Y t que sabes tanto, a qu crees que se debe lo de hoy?No s, por eso estoy aqu.

    No hace falta que siga verdad? Seguro que te has encontrado enesta situacin u otra parecida en alguna ocasin.El tratamiento lleg rpido. Inyeccin de corticoides. El pincha-

    zo no me gust, pero el efecto fue inmediato. Qu alivio! Se acabel picor. Pero... Y la causa que lo haba provocado? Eso era otra his-toria. Me eliminaron o me sugirieron que prescindiera de unos

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    cuantos alimentos, curiosamente, los que ms me gustaban: fresas,melocotones, chocolate, marisco... Adems de suprimir todos losmedicamentos que me salvaban de mis migraas y de mis monstrua-ciones. Qu hara ahora sin ellos? Quera llorar. Bueno la verdad esque casi acab sus existencias de kleenex.

    Pero hay ms. La historia sigue.El sabio de la bata blanca continu: Si esto se repite habr que

    hacer pruebas de alergia. Si no ceden o remiten estos episodios bus-caremos otras causas, como el polvo, la humedad,el sol, los caros yalgunos alimentos. Bueno todo eso t ya lo sabes no? S, s, ya me

    lo conozco.A lo largo de ese ao y con los ltimos exmenes los brotes seme fueron repitiendo de manera irregular. Intentaba convencermede que eran los nervios de las ltimas asignaturas y que despus todoacabara. Sin embargo, aquella alergia sala de manera totalmenteimprevista: en unas ocasiones era el polvo de la casa, en otras el pas-tel de fresas del cumpleaos de mi suegra, cuando no eran las cre-mas hidratantes de la cara, la primavera y el polen, el otoo y la ca-da de la hoja, lo que haba comido en la ltima fiesta y as un largo

    etctera. O al menos eso pareca.Todo se fue desarrollando segn lo previsto por el especialista.Al no cesar las reacciones tuve que pasar por todas las pruebas y an-lisis oportunos. Finalmente, me dijo que nada era concluyente: Nohaba culpable! Haba que esperar, seguir con el tratamiento y tenerpaciencia. Muy inquieta, llam por telfono a Luis para contrselo,estaba tan desconcertada que no poda esperar a verlo en casa.

    Luis, cario.Qu te ha dicho el mdico?

    Nada.Cmo que nada?Bueno, que no se sabe.Que no se sabe qu?Que no se sabe por qu me sale la alergia. Que no tengo

    nada.

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    Eso son buenas noticias, no? Deberas estar conte...Buenas noticias?! le cort gritando. Cmo que bue-

    nas noticias?S, claro, eso quiere decir que ests perfecta, que no es nada

    grave. Lo ves? Ya te lo decimos todos: tienes que aprender a tomar-te las cosas de otra manera.

    Qu quieres decir?!Ya lo sabes.No, no lo s!A veces me desesperas. Nunca ests contenta. Siempre ests

    nerviosa o preocupada por algo. Muchas veces pienso que no te gus-ta tu vida, parece como si quisieras ser otra persona. Se me hace im-posible entenderte.

    Pero esto a qu viene? Slo te llamaba porque he salido he-cha polvo de la consulta, y t vas y me sueltas que quiero ser otrapersona.

    Laura, intenta comprenderme.No! No puedo!Le colgu.Y acab con otro paquete de kleenex.

    Tan difcil es entenderme?, me pregunt. Igual s.Todos me lodicen y no puede ser que todos estn equivocados. Si lo pienso bien,tal vez Luis tenga su parte de razn. Hay ocasiones en las que desea-ra ser otra persona; una de esas a las que siempre se les ve felices,tranquilas y seguras de s mismas.A lo mejor Luis est en lo cierto yvoy yo y le cuelgo el telfono. Ahora me empiezo a sentir fatal, esque a veces, ni yo me comprendo.

    Aquella noche, cmo no!, empec disculpndome. Hablamosun buen rato y, al final, decidimos que sera bueno pedir una segun-

    da opinin. Record un profesor de la facultad que me haba pareci-do fantstico y lo localic. l encontr alteraciones en mi anlisis desangre.Aleluya, este s que era un buen mdico! Creo que todas es-peramos una explicacin lgica y razonable para nuestro malestar.Cuando omos:No tiene nada o No le encontramos nada, senti-mos por una parte un gran alivio y por otra, una gran disconformi-

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    dad, pues si no tenemos nada, qu hacemos con nuestros dolores?Dnde los ponemos? Eso quiere decir que somos unas quejicas o talvez unas histricas...Ya est: Los hombres tienen razn! Pero afor-tunadamente en esta ocasin era diferente. Mis males tenan unacausa y yo no era una histrica... aunque lo pareciera!

    La informacin la transcribo exacta letela de corrido; salvoque te vaya la medicina, no hay quien la entienda y despus te ex-plicar qu significa.

    El especialista: Tu tasa de inmunoglobulinas y depsitos decomplejos antgeno-anticuerpo est algo elevada y pensamos que

    podra ser una enfermedad inmunolgica.En conclusin (para que lo comprendas):resultaba que yo me loorganizaba todo solita.

    Te pongo un ejemplo: cuando pillamos la gripe, nuestro enemi-go es el virus que nos invade.Entonces, se produce la batalla entre ly nuestras defensas (que son nuestros amigos-salvadores). Mientrasdura la lucha estamos enfermos y a medida que nuestro cuerpo ganaal contrario comenzamos a mejorar hasta la total recuperacin. Enmi alergia, sin embargo, no exista un virus externo! El enemigo

    era yo! El enemigo era una parte de m! Mi propia sangre se estabarebelando.

    Si no has sufrido alergias, quiz te preguntes qu tiene que ver todo esto

    contigo. Has de saber que hay muchos otros sntomas, enfermedades, ma-

    lestares o dolores que pueden darte pistas de que necesitas conocerte mejor

    o de que te est sucediendo algo y no te ests enterando (o no quieres o no

    puedes). Seguro que alguna vez has tenido alguno de los siguientes proble-

    mas, en mayor o menor medida, en perodos largos o cortos, con mucha o

    poca intensidad, pero los has tenido. Bscate, que seguro te encuentras.

    Vrtigos, mareos, vmitos, provocados unas veces por el odo, otras por

    lo que hemos odo y otras por lo que no queremos or, nos avisan de que

    algo en relacin con todas esas palabras nos est provocando malestar y

    vrtigo.

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    Tics. Esos movimientos que no puedes controlar a pesar de lo mucho que

    lo intentas: guiar el ojo, mover compulsivamente la cabeza, la pierna

    que no para...

    Problemas de columna. Ser lo que intento echarme a las espaldas?

    Ser el peso de la vida que me duele tanto?

    Molestias gstricas o ardores o dolores de estmago. Ese nudo que no te

    deja pasar la comida y hasta respirar te cuesta. Algunas veces no es slo la

    comida, sino todo lo que tienes que digerira lo largo del da, lo que realmen-

    te te cuesta. Cuntas veces omos: Con todo lo que tengo que tragar.

    Migraas o cefaleas que sabes cundo empiezan, pero no cundo aca-

    ban. Pensar da dolor de cabeza y con dolor de cabeza no se puede pen-

    sar. Qu hacemos entonces?

    Crisis de asma por el polvo o por las peleas con la madre, el marido, ex

    marido, amante, novio o ligue, que vienen a ser lo mismo!

    Sofocaciones que te ruborizan o blanquean desde el dedo gordo del pie

    hasta la punta de tu ltimo cabello.

    Enfermedades cutneas. Por qu sufres a flor de piel?

    Dolores precordiales. S, esos dolores delante del corazn, en el pecho,

    casi siempre despus de discutir con tu madre, hermana, jefe, novio o

    suegro.

    Palpitaciones. Tu reloj biolgico te marca el ritmo de tu sufrimiento.

    Disfona o afona, dicho de otra manera: prdidas de voz cuando ms te

    gustara hablar o gritar, pero a lo mejor es que no debes hacerlo.

    Rinitis, conjuntivitis, amigdalitis, lagrimeo, y todo tipo de itis y de se-

    creciones. No bastan los pauelos.

    Diarreas incomodsimas en los actos menos oportunos o estreimientos

    pertinaces que no se solucionan con las prescripciones mdicas, reme-

    dios caseros, terapias alternativas ni el infalible recetario de la abuela.

    Hambre, mucha hambre, siempre estaras comiendo, la sensacin de ple-nitud no existe. Picoteas como las gallinas todo el da.

    La temible anorexia. No se come nada. No hay deseo de nada. Se pierden

    las formas externas femeninas, y las internas, como la regla, dejan de acom-

    paarte.

    Las depres. Todas en algn momento estamos depres, llamamos a una

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    amiga y se lo soltamos en medio de la conversacin sin ms trascenden-

    cia que la de tener un mal da. Maana ser diferente. Otra cosa es cuan-

    do se prolonga y no lo decimos con tanta ligereza, ni a la amiga ni a na-

    die. Nos escondemos.

    Miedos que te impiden salir de casa y disfrutar con los tuyos: a la oscuri-

    dad, a las alturas, a la gente, a hablar en pblico, a estar sola...

    Las alopecias o la cada del pelo. Que casi siempre son hormonales, salvo

    que sea porque alguien nos toma el pelo ms de la cuenta.

    Un resfriado detrs del otro. Todos los virus y bacterias son para nosotras,

    acabamos siendo ntimos.

    Esos dolores indefinidos que empiezan en un hombro, se trasladan por la

    espalda pasando por la cintura y acaban siendo dolor de ovarios, o cual-

    quier otro dependiendo de dnde se pare o focalice.

    El insomnio. Una cosa es estar en brazos de Morfeo plcidamente y otra

    muy diferente es enfrentarte con Morfeo, porque no te transporta al

    mundo de los sueos, y otra que Morfeo no te suelte y pases todo el da

    dormida (mientras duermes no vives y no sufres).

    Sueos repetitivos que impiden que pases la noche en armona con Mor-

    feo. La angustia los convierte en verdaderas pesadillas.

    Pensamientos obsesivos como: Mi marido me abandonar, mi marido

    me abandonar, mi marido me abandonar o Enfermar, enfermar,

    enfermar o Mi hijo no es normal, mi hijo no es normal, mi hijo no es

    normal o Me echarn del trabajo, me echarn del trabajo, me echarn

    del trabajo, que te persiguen como un Romeo a su Julieta.

    Agresivas y enfadadas permanentemente con el marido, novio, ligue,

    amiga, hijos, dependienta o vecina... Lo importante es que hay que estar

    de mal humor y/o enfadarse con alguien.

    La angustia. Esa sensacin que no sabes explicar y que te hace sentir fa-

    tal. Irritable, amorosa, triste, intranquila, insegura, culpable, enfadada ylo que se tercie.

    Lloreras, s, has ledo bien. Ese estado en que slo tienes ganas de llorar y

    llorar y no hacer nada, que deseas que te quieran pero no sabes cmo

    pedirlo. Te sientes la mujer ms incomprendida del mundo. Me entiendes

    perfectamente, verdad?

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    Dolor crnico de cansancio o cansancio por el dolor crnico.

    Nuestras pequeas o grandes crisis. Estoy atravesando una crisis con mi

    novio, mi marido o mi amante, estoy pasando una crisis con una de mis

    mejores amigas, esto es una crisis profesional; menuda crisis la que est

    viviendo mi madre, mi crisis como hija ya pas y mi crisis como mujer

    tambin? Mi vida entera es una gran crisis.

    La famosa tensin premenstrual que no nos exime ni nos exculpa de

    nuestro mal humor. Slo faltara! Pero sabes que en algunos pases los

    jueces la utilizan como atenuante a la hora de aplicar penas? Slo en los

    casos graves, lo de cada da, es leve. Como ellos no la tienen!

    La regla de cada mes... La regla de cada mes! Bueno, aqu hay mucho de

    que hablar, no te parece? Porque seguro que te ocurre algo parecido.

    Viene cuando quiere, unos meses se nos salta a la torera, otros nos hace

    compaa dos veces; de repente en una poca del ao que tal vez no le

    guste demasiado, desaparece una temporada de vacaciones y nosotras a

    sufrir y a marear al pobre gineclogo, que en la mayora de las ocasiones

    tiene el cielo ganado! La llamada contndole que no me viene, he perdi-

    do un poquito o me he desangrado como un cerdo la tienen asegurada.

    La de pasta que ganaran si cobraran las consultas telefnicas, porque ya

    sabemos que no es para pedir visita, simplemente necesitamos contrse-

    lo y que nos tranquilice. Ah! Y en esos momentos en que te coge por

    sorpresa, ests manchada hasta la cintura y no tienes nada a mano qu

    se te pasa por la cabeza como una pelcula? Todos los anuncios de com-

    presas. Nos bombardean: son superabsorbentes, no traspasan, no hue-

    len, no pesan, no mojan, son extraplanas, finsimas, con alas, sin alas, de

    colores, blancas y puras, casi transparentes y todo para que tengamos la

    regla y ni siquiera nosotras lo sepamos. Uf! y que no se me olvide. Siem-

    pre estn anunciadas por chicas jovencsimas, monsimas, delgadsimas y

    con unas braguitas de lo ms seductoras, y que evidentemente estn en-cantadas de tener la regla. Si es que es fantstica! El mejor invento. Que

    nos lo digan a nosotras. Te sentirs limpia, te sentirs bien. Ja. No me

    extraa que en el lenguaje popular muchas veces oigamos aquello de

    este mes la monstruacin se me ha adelantado. Porque ms que una

    menstruacin hay meses que parece una asquerosa monstruosidad. Esta

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    es nuestra cruz, con la que convivimos durante unos cuantos aos. Eso s,

    la llevamos con dignidad! Puede que nos retorzamos de dolor algunos

    meses, pero no hay que quejarse, no vaya a ser que nos suelten aquello

    de otra vez est con la regla. Si total es fisiolgico. No duele. Mira

    cmo doy volteretas! As que nosotras al trabajo, como si no pasara

    nada. Agotamos el cajn de los analgsicos, pero nadie se entera! Dig-

    nidad ante todo: la debilidad femenina no se lleva. Pero te has enterado

    de que en muchos convenios laborales constan dos das de baja por de-

    sarreglos menstruales? Cuntas de nosotras hacemos uso de dicho pri-

    vilegio aun en los peores meses? Es que no podemos quedar mal: ya sa-

    bes, ante todo muy dignas! De acuerdo, admito que te acabo de soltar

    un mitin, pero para muchas mujeres no es para menos.

    Hiperactividad. A lo mejor esa eres t y todo este rollo te parece un lata-

    zo. Si yo estoy perfecta!, dirs. Slo saco a pasear al perro a las seis de

    la maana; llevo a los nios al cole; hago la compra; organizo la casa;

    voy a la oficina; no como porque no tengo tiempo; escucho a mis ami-

    gas o me escuchan delante de un caf; recojo a los nios; me voy al cur-

    so de decoracin y despus al de ordenadores para que no me echen del

    trabajo; dos das a la semana hago ingls (no hay quien pueda con el in-

    gls, pero los idiomas son muy importantes); tres das voy al gimnasio a

    mantenerlas caderas; uno a nadar porque va muy bien para la circula-

    cin; cada quincena a la depiladora, peluquera y masajista; de vuelta a

    casa, el perro otra vez, la cena, el polvo con el marido y a dormir. No

    hay nada mejor que un sueo placentero para que al da siguiente, que

    slo faltan cinco horas!, pueda seguir con el mismo ritmo. Pero no me

    duele nada! Me siento genial! Y no me quejo! Y adems estoy inten-

    tando dejar de fumar porque estoy cada da ms convencida de que per-

    judica seriamente la salud. Te sentirs limpia, te sentirs bien.

    Y puede que no te pase nada de esto, pero sientas que te falta algo.

    Si alguna vez has tenido alguno o varios de estosproblemillas (aunque

    parezca mentira puedes tener otro que se me haya olvidado), sigue leyen-

    do. Te encontrars sorpresas sobre ti y tu mundo interior.

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    El tratamiento funcion y todo haba vuelto a la normalidad,hasta el punto en que un da en que hice limpieza general tir los fr-macos que me haban sobrado. Pero mi tranquilidad dur poco. Po-cos meses despus de finalizar la carrera, consegu mi primer traba-

    jo. Encontr trabajo!Desde que obtuve la nota del ltimo examen, dese ejercer. Se

    haban acabado las noches en blanco, el estrs de los exmenes, lasprimaveras encerrada estudiando con la piel ms blanca que el mr-mol. Por fin dejara de ser una simple universitaria mantenida pri-mero por mis padres y despus por mi marido. Por fin podra llevar

    una vida de adulta:un ttulo, un trabajo, independencia econmica yun sueo hecho realidad. Estaba entusiasmada.El primer da llegu a la consulta con mis dos libretitas milagro-

    sas. Me las haba confeccionado con ndice incluido. En una apuntlos sntomas de las enfermedades ms graves y en la otra, los trata-mientos. No poda tener un olvido y mucho menos un error! Lleva-ba tambin conmigo unas cajitas con medicamentos para casos deurgencia. Todo pensadsimo! Por si no bastara, estaba rodeadade los libros densos y pesados de la propia consulta que deban

    acompaarme y dar seguridad. Estaba completamente protegida,pero temblaba.Y, para colmo, tena que disimular mi inseguridad.Quin va a confiar en un mdico que no cree en s mismo?

    Estaba yo sola frente a un paciente, es decir, una persona que sefiaba de m, me iba a contar su dolor y esperaba que yo inmediata-mente adivinase la causa y adems se lo quitara. Esa era mi idea deun gran profesional! O acaso no era eso lo que yo misma haba esta-do buscando desesperadamente: alguien que interpretara mi dolor!Y, zas!, aparecieron otra vez. Esa misma noche, se presentaron de

    nuevo: los granos pequeitos que se hacan grandes por momentos.Al da siguiente... En fin, slo te dir que los pacientes, lgico!,me miraban con cara de pensar:Y esta cmo nos va a curar, si no secura ni ella. Y eso que slo me vean la cara!

    En esta ocasin ya no fui a mi mdico, el tratamiento me lo co-noca de memoria. Resignada, me pas por la farmacia.A partir de

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    ese momento, se repitieron los brotes o reacciones en diferentesocasiones y con distintos motivos y vuelta a empezar: me peleabacon mi madre o con mi hermana y al da siguiente estaba llena degranos; sala a cenar y las ampollitas famosas aparecan al volver acasa; tena una conversacin-discusin con mi marido y como unvolcn irradiaba calor; mis amigas no me escuchaban todo lo quequera y roja como un tomate, pero no precisamente de timidez;cualquier intercambio de opiniones con compaeros de trabajo yme rascaba con desespero...

    Empec a sospechar que las medicinas sirven para muchas en-

    fermedades, pero no para las del alma.Como dice Platn:El alma sabe quines somos desde el primerinstante.

    Gracias a mi actual formacin como terapeuta s que estas enferme-

    dades son lo ms parecido a las denominadas psicosomticas. Nunca has

    odo la palabra? Sabes cuando no te encuentran nada, no te curas del

    todo con los medicamentos y te empiezan a mirar como si estuvieras chala-

    da o histrica o loca? O dicen: Qu le pasar a esta que siempre tiene

    algo? Es que es un poco rara. Pues esas.

    Son enfermedades o dolores relacionados con la psique, es decir, con un

    sufrimiento o sentimiento o algn deseo que no podemos realizar aunque no

    sepamos ni cul es ni de qu se trata. Muchas veces el motivo lo podemos lle-

    gar a pensar, saber o intuir porque el suceso est presente; otras veces perte-

    nece al inconsciente (esa parte oculta nuestra, de la cual hablaremos ms

    adelante) y no es tan fcil de averiguar. En el caso de Laura, bueno yo, irs vien-

    do cmo mi enfermedad estaba relacionada con mi forma de ser, de ir por la

    vida y de entenderla.

    Por alguna razn, lo que me estaba sucediendo me record lafa-mosa Navidad. Ms bien se convirti en algo en lo que no poda dejarde pensar. Mi cabeza no paraba de darle vueltas.Y, finalmente, ca enla cuenta de que una sola comida con toda mi familia haba bastadopara hundirme. Pero por qu me haba afectado tanto?

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    Qu me haba pasado?Por qu me haban hecho sentirme tan pequeita?Por qu me haban atacado?Por qu me qued sin poder decir ni mu?Por qu?Ellas las mujeres de mi familia siempre me haban parecido

    tan seguras y contentas, tan en su sitio, que me costaba entender porqu yo estuve tan fuera de lugar. Como una niita que juega feliz consu cocinita y de repente vienen unos gamberros y le dan una pataday plaf... todo por tierra. Ese era el sentimiento! Estuve nerviosa

    bueno, lo admito, histrica intentando que todo quedara bue-no, fuera precioso, estuvieran contentos y yo les pareciera una mu-jer muytrabajadora, muydispuesta, muyorganizada, muyencantado-ra y muysimpatiqusima.

    Para m, la preparacin de aquella fiesta tena un significado muyespecial y estaba claro que la nota haba sido un suspenso como unacatedral. Por supuesto que ni se me ocurra mencionrselo a Luis;l hubiera zanjado el tema rpidamente: Ya te lo advert, no habaninguna necesidad de que la organizaras t, siempre hemos ido de

    invitados y sin ningn problema. Mira, no te engaes, t solita tebuscas pasarlo fatal. As que no te quejes! Era un dilogo que yame conoca,mejor dicho,un monlogo, porque lo que es yo, ni sus-pirar. l no poda entender a veces me pregunto si los hombresson capaces de comprender algo que yo tambin quera ser unabuena anfitriona como ellas y me haca mucha ilusin demos-trarles de una vez por todas mis numerosas virtudes.

    Antes del acontecimiento,cuando Luis me vea con las neuronasdisparadas me iba haciendo comentarios insinuantes, supongo que

    porque me conoce ms de lo que yo creo,y se deba temer el bataca-zo que me iba a pegar: No te esfuerces tanto, cario,Seguro quete saldr muy bien, No te preocupes demasiado, que ya conocesde qu pie cojea cada uno. Acaso no saba que lo ms amable queiba a or de mi hermana era algn comentario como: Ese vestido note hace tan delgada como imaginas? Acaso no haba entendido an

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    que para mi suegro no hay mejores vinos que los que l compra ybebe? ... que para mi cuado el marisco debe llevar certificado depedigr? ... que para mi madre, a lo que no le falta sal le sobra pi-mienta y, si no, est demasiado cocido, pero nunca en su punto? Y ami suegra, que tiene grandes joyas, cmo le iba a gustar una mi-nscula? (Mi padre, por suerte, siempre es la excepcin. Es el mejorinvitado: todo est siempre riqusimo, los regalos son preciosos ytodo el mundo es bueno. Viva!)

    No saba yo todo esto?No quera saberlo. No quera ni poda aceptarlo.

    Recibir palabras de halago de mi madre o de mi hermana y hastade mi suegra y cuadas segua siendo un reto inalcanzable del cualtodava no haba aprendido a prescindir. Me repeta una y otra vez lomismo: Suponiendo que todo fuera tan incomestible y los rega-los un desastre, al menos mis buenas intenciones, mi esfuerzo y midedicacin se merecan un gesto agradable, un poco de cario ycomprensin, incluso una pizca de amor, aunque fuera por haberlosinvitado a todos e intentar que se reconciliaran de esos malos enten-didos familiares que siempre circulan. Acaso no me mereca algo

    de reconocimiento por el trabajo que me haba tomado queriendopreparar una Navidad inolvidable?Inolvidable! Esa es la palabra para mi recuerdo.Aquella Navidad

    nunca ms se ha vuelto a repetir. Parecidas, s!

    En muchas ocasiones, la ilusin y la imaginacin nos llevan a fantasear

    y falsear la realidad, creyendo que va a ser como nosotros queremos que

    sea y no como es.

    Alguna vez te has parado a pensar en la cantidad de sentimientos,

    pensamientos, malos entendidos, silencios malinterpretados, palabras nodichas o dichas a destiempo, miradas o ausencia de ellas, que se dan conti-

    nuamente en nuestras relaciones?

    Cuntas preguntas nos surgen despus de cualquier encuentro o con-

    versacin? Por ejemplo:

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    Habr entendido bien lo que le he querido decir?

    Por qu me habr contestado de esa manera?

    Le habr sentado mal aquello que le coment la ltima vez?

    Por qu me habr mirado as?

    En el fondo, qu querr?

    Qu estar pensando de m, le gustar o le parecer absurda?

    Pareca enfadado/a, ser yo la culpable? Qu le habr hecho?

    Qu a gusto estuve, qu ser lo que me hizo sentir as de tranquila y

    feliz?

    Por qu me siento tan relajada con unas personas y tan mal con otras?

    Por qu tengo la sensacin muchas veces de estar interpretando una

    obra de teatro en lugar de poder ser yo?

    Por qu necesito ampararme en alguien para no sentirme expuesta y/o

    ridcula?

    Por qu me cuesta tanto mirar a la cara de los dems cuando les hablo?

    Seguro que recuerdas situaciones en las que te hayas preguntado (o

    hayas sentido) algo as, incluso puede que te est sucediendo ahora. Pero

    despacio. No quieras correr. Has de ir paso a paso. Por ahora tan slo basta

    con que empieces a identificar esos pensamientos y emociones y saber cu-

    les de ellos te proporcionan tranquilidad y bienestar y cules angustia y su-

    frimiento. Es importante, ya sabes que cuerpo y mente no estn separados,

    y una de las muchas formas en que nuestra psique puede expresar sus con-

    flictos es hacindonos enfermar.

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    II

    Al borde del ataque de nervios

    A ojos de los dems yo debera ser completamente feliz. Ni mimadre, de la que siempre anhelaba or palabras de consuelo, era ca-paz de entenderme:Deberas estar contenta.Con la de problemasque hay en el mundo! En cambio t, t lo has tenido todo demasiadofcil.Tienes una carrera universitaria; acabas de estrenarte en tu pri-mer trabajo, porque decas que ejercer era lo que ms deseabas; hasconseguido un piso mejor y ms soleado para esa nia tan preciosa;un marido muy responsable y trabajador y que te quiere o al menos

    eso parece, porque te quiere, no?S, mam, mira que eres pesimista!Pues vaya que t... Con todo lo bueno que tienes y va y te sale

    la alergia. Mira que eres rara! Pero en fin, no te preocupes, que noes nada grave, el da menos pensado desaparecer igual que lleg ytodo solucionado. Si ests en la flor de la vida. Ay, hija!,a ti lo que tepasa es que ests demasiado estresada y no entiendo por qu.

    Pues s. Estaba en lo cierto, deba estar contenta, tena muchascosas, pero haba algo no s el qu, algo que me impeda ser fe-

    liz. Sera realmente el estrs? Menuda tontera! Con mi madre nose puede hablar, porque cuando se trata de ella todo es gravsimo,encambio cuando se trata de m nada tiene importancia, todo es pro-ducto de mi imaginacin y de lo complicada que soy desde pequea.Me hubiera gustado poderle contar mis conflictos con Luis, que mequera mucho,no digo que no, pero qu difcil es ponerse de acuer-

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    do con la pareja o aprender a ceder parte de tu territorio! Y con mihija, y con el trabajo, y con mi hermana, su nia mimada y con...

    Por encima de todo, deseaba sentirme bien conmigo misma, enpaz, pero no haba forma: a veces me angustiaba ms de la cuentapor cualquier cosa de mi pequea y senta que no la disfrutaba, otrasme senta culpable por no pasar ms rato con ella o por descuidar ami marido, otras me agobiaba por culpa del trabajo o de alguna ami-ga con la que haba tenido un malentendido y a menudo me sentadesilusionada, incluso rabiosa porque nadie me entenda. El caso esque le daba vueltas a mi cabeza todo el santo da, hasta casi la para-

    noia, pero era incapaz de frenarme hasta que ella misma encontrabala solucin:una fuerte migraa que la obligaba a detenerse y de pasome colapsaba durante dos das debajo de las sbanas, huyendo de laluz o de cualquier ruido. Despus, cuando me encontraba mejor,ella volva a ponerse en marcha, esperando encontrar salidas a todosmis planteamientos y preocupaciones, que eran muchsimos. Comomujer, como madre, como esposa, como amiga, como hija, comoprofesional... En fin, todas esas comidas de tarro que nos organiza-mos para no llegar nunca a ninguna conclusin.

    En busca de mi bienestar, que no consegua con los frmacos!,recorr las medicinas alternativas: acupuntura, aromaterapia, taichi, flores de Bach, musicoterapia...Todas me proporcionaron aliviotemporal, pero tarde o temprano, adems de mi cabeza, era micuerpo el que volva a recordarme que algo no andaba bien y reapa-reca la alergia o las cefaleas o las amigdalitis.Y yo segua buscando,pero no saba qu! (Incluso, lo confieso, fui a que me echaran lascartas y me viera una vidente, qu vergenza me da ahora recono-cerlo, pero hay veces que una ya no sabe a quin recurrir.)

    Y mientras tanto, todo el mundo insista: Lo que te pasa es queests estresada. Acab harta de tanto escuchar la palabra estrs,que tiene la culpa y la responsabilidad de casi todo, el casi o el restolo tienen las hormonas femeninas o nuestra condicin de mujeres.Acaso no te pasa lo mismo? Contstame: cuntas veces has escu-chado frases del tipo: Vives demasiado estresada. Necesitas una se-

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    mana en un balneario antiestrs, Han inaugurado un centro nuevodonde hacen tratamientos y masajes antiestrs, Venden unas nue-vas lociones (o pastillas o cremas o pcimas) antiestrs? Y por si nobastara: existe el sndrome del cansancio por estrs; tienes fiebre yes el estrs; ests dolorida y es por estrs; se te olvidan las cosas y esel estrs; ests agotada, no puedes con tu cuerpo, y es el estrs; noduermes porque tienes demasiado estrs; no te quedas embarazaday puede ser por estrs; te fallan los mtodos anticonceptivos y es elestrs; no tienes orgasmos y es el estrs; tienes colesterol y es el es-trs; ests gorda y es el estrs; ests flaca y es el estrs; se te cae el

    pelo y es el estrs, las hormonas te funcionan mal y es el estrs quea ellas tambin las estresa! No te parece que son demasiados estre-ses? Y mi madre todo el da repitindome lo muy estresada queestaba!

    Pero qu es realmente el estrs?

    Te transcribo directamente lo que encontr en diferentes dic-cionarios:

    1. Toda condicin o influencia anmala que tiende a desequili-brar las funciones psquicas y fsicas normales de una persona.

    2. Situacin de un individuo vivo o de alguno de sus rganos oaparatos que, por exigir de ellos un rendimiento muy superior alnormal, les pone en riesgo prximo de enfermar.

    3. Es el resultado de la interaccin entre un estmulo externoo interno vivido como amenazante. Esta amenaza tiene, por un ladorespuestas fisiolgicas de los sistemas nervioso, hormonal, cardio-

    vascular, respiratorio y muscular y tambin procesos o respuestaspsicolgicas como miedo, ansiedad, frustracin o agotamiento.

    Lo has ledo, pues vuelve a leerlo despacito. Y no te deprimas,no te vayas a estresar!

    Voy a intentar explicarte lo que yo deduje de dicho significado.

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    Todo lo que rodea mi vida puede en un momento u otroconvertirse en una amenaza:angustiarme y estresarme.

    Intu que la palabra estrs no era demasiado correcta, cog unahoja de papel (te recomiendo que hagas lo mismo) y apunt todas lassituaciones o condiciones que me desequilibraban: unas ms y otrasmenos, pero todas en algn momento y en diferentes ocasiones con-seguan sacarme de mis casillas. Llegu a la conclusin de que noslo hay un es-tres hay un es-montn! Las enumero sin ordende importancia dado que para cada una de nosotras es diferente:

    Es-uno. El trabajo nicamente como responsabilidad,es decir, losquebraderos de cabeza que te produce la ocupacin por s sola sintener en cuenta a los que trabajan contigo.

    Es-dos. El ambiente: el jefe como relacin y como obediencia(mirarle la cara por la maana ya puede ser todo un poema; a par-tir de ese momento ya casi puedes predecir el resto de tu jornadalaboral) y los compaeros, unos buenos, otros no tanto y, los ms,malvados, envidiosos, irnicos, incluso muy diplomticos, pero

    con el pual en la mano! Es-tres. Los dems: hay que saludar con buena cara al antipticorecepcionista no vaya a ser que se ofenda y trate mal a tus visi-tas!; a la seora de la limpieza, para que cuide tu despacho con unpoco ms de cario; a la telefonista, para que te localice cuandotu madre, tu marido, tus hijos o la asistenta te buscan desespera-damente.

    Es-cuatro. Tener que trabajar, odiando el trabajo que realizas, elsitio, el jefe y los dems... Slo por dinero.

    Es-cinco. No encuentro trabajo. Mira que busco y busco, pero lascosas estn muy mal y ms para las mujeres. El mercado laboralest dirigido y copado por los hombres. Si ests casada en el pri-mer embarazo peligra tu puesto laboral. Si eres inteligente lo vi-ven como una amenaza. Guapa y lista no se puede ser.

    Es-seis. El marido, el ex marido, el ligue, el novio, qu te voy a

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    decir aqu que no sepas de carrerilla: son pesados, no hay quienlos entienda (aunque ellos dicen lo mismo de nosotras), siempreliados con lo suyo y sin hacernos ni puto caso. Les da lo mismovernos cansadas, tristes, malhumoradas, preocupadas... que ellosvan a lo suyo. (Podra seguir y hacer otro libro, pero creo que esmejor que lo hagas t, te servir de terapia y despus, eso s!,rmpelo. Hay que aprender de ellos, nunca se deben dejar pistasen contra y siempre hay que negar lo evidente.)

    Es-siete. Los hijos.Si son pequeos son una gozada y un cansanciofsico de narices: cuando no duermen, lloran todo el santo da;

    unos no comen y otros se atiborran y, si no, las dos cosas juntas. Sison mayores son guapsimos, pero dscolos y conflictivos. El cam-bio generacional es como una competicin Y las madres a lo lar-go de toda la historia de la humanidad siempre hemos tenido laculpa de todo! Hagamos lo que hagamos y no importa cmo lohagamos siempre nos equivocamos.

    Es-ocho. Mi madre: s, mam; no, mam; a veces, mam; vendrpronto, mam; soy feliz, mam; el nio ya no tiene fiebre, mam;la nia ya no come porqueras y adems la he apuntado a hacer ba-

    llet para que ande como una seorita, mam; mi marido es muybueno,mam;qu pesada eres, mam;ya s que me estoy equivo-cando en algunas cosas, mam; quieres dejarme tranquila de unavez por todas, mam. S, ya s que debera haber sido como t,mam, pero yo quiero ser yo, mam.

    Es-nueve. Mi padre. Mira que le quiero y de pequea le adoraba yl ni darse cuenta, siempre prendado de mi hermana, como se leparece a l en todo! Ahora est delicado de salud y mi hermanapasa de l; yo lo intento, pero me paso el da llamndole.Todava

    no he perdido la esperanza de que valore lo que hago por l y mequiera ms que a ella. Es-diez. Mi hermana. Si yo de pequeita era simptica, divertida,

    graciosa y lista, por qu necesitaron mis padres una segunda hija?Por qu no fui capaz de colmarlos? Todava no he encontrado larespuesta.Toda la vida ella ha sido la preferida y lo sigue siendo.

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    Yo siempre, el patito feo parecindome a la rama menos agracia-da de la familia. Le he dicho mil veces que no me pida prestada miropa, su olor es diferente al mo, lo nico bueno que tengo y tam-bin intenta arrebatrmelo.Y encima, critica a mi marido, ni queestuviera casada con l.Anda que el suyo: menudo cursi y cmopasa de ella! Julia siempre tan sabionda de las leyes y delicada paragustar a pap dejndome a m el peor lugar. Ha sido la nia mima-da y siempre lo ser. (Yo me he referido a mi hermana, pero en tucaso puedes tener ms y tambin hermanos. Lo que cuenta es elestrs que te ocasionan.)

    Es-once. El resto de la familia. En las vacaciones no acertasteisen el destino y por eso os ocurrieron tantas cosas. Quin podradecir esto? Los intrpidos cuados. Te han timado con el cochenuevo. Si me lo hubieras consultado. Ese, mi endiosado suegro.Su mujer tampoco se quedaba corta: Mi hijo,cada da ms delga-do. No me extraa, comiendo lo que le das. Me falta alguien?Claro que s. Cada da ests ms gorda, te tienes que cuidar msy comer mejor. Hay gimnasios estupendos. Adivinas quin contanta sutileza podra lanzarte este mensaje? Apuesto a que ya lo

    sabes: las cuadas, que para eso estn. La familia es encantadora ysiempre est de lo ms acertado en sus comentarios y, por su-puesto, dispuesta a ayudar en cualquier momento. No te parece?Feliz Navidad!

    Es-doce. La hipoteca, las facturas, Hacienda, las multas, los ex-tras, los seguros... El problema dinero. La lotera que no tocanunca. Llegar a final de mes.

    Es-trece. Los vecinos: desde el que le molesta el agua de la tube-ra cuando te duchas no te cuento el ruido de los nios, has-

    ta la vecinita coqueta y asqueada del marido que piensa que eltuyo es una joya y se dedica a flirtear con l cada vez que se cruzanen el ascensor o cuando decide cocinar y siempre, siempre le fal-ta algo cuando t no ests.

    Es-catorce. La casa, la compra, la limpieza, la plancha, la comida,los regalos de los cumpleaos, santos y dems fechas sealadas.

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    Quin lleva la mayor de las cargas con respecto a esto? Contesta.Alguna seguro que ha tenido suerte en el reparto. Qu me dices,por ejemplo, cuando se estropea un electrodomstico? La aven-tura telefnica para conseguir quedar con el tcnico es ms com-plicada que encontrar la salida de un laberinto. Finalmente acudeun sbado y te cobra el extra de cliente VIP, evidentemente, es fin desemana. A ti quin te manda ser una mujer liberada y trabajarde lunes a viernes? El sbado y el domingo tambin curras, peroen tu casa y eso a quin le importa. Como no sea a tus huesos.

    Es-quince. Las amigas, que son nuestra mayor alegra y consuelo.

    Sin desmerecerlas: son como los tampax, sirven para todo. Quharas sin amigas? Eso s, siempre hay alguna que no sabes por qudeja de serlo o se enfada y te lleva un gasto excesivo de energaaveriguarlo y solucionarlo.

    Es-diecisis. El taxista que te cobra el suplemento que le da lagana y sin explicaciones; la carnicera que te ha dado una carneque no la puede masticar ni el perro (y a saber si la vaca no estaraloca); la portera que te ha dejado de saludar porque no has tenidoun detalle en todos sus cumpleaos; la gra que se te ha vuelto

    a llevar el coche; la seora de la limpieza que te deja tirada cuan-do ms compromisos y cenas tienes. Es-diecisiete. Suena el despertador y adems hay que levantarse.

    Siempre he pensado que yo pondra este el primero, porque nopuede ser bueno romper los ritmos biolgicos durante tantos aosde tu vida.Esto s que nos arruga. No son los aos ni los kilos! Es eltrabajo.Y si no te lo crees fjate en Isabelita. Ella no creo que se le-vante antes de la once y mira qu cara tiene! No altera sus ritmosbiolgicos y los ritmos biolgicos no la alteran a ella.Ha hecho un

    pacto con el tiempo. No seas mal pensada Se te ha ocurrido queiba a decir con el cirujano plstico o con el diablo? A que s? Es-dieciocho. Las compras, me refiero a los trapos nuestros y de

    los dems que siempre compramos nosotras! Pensars que estono es ningn estrs.Tal vez no, pero encontrar lo mejor al mejorprecio no es fcil.Volver a casa con la sensacin de haberlo conse-

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    guido es estupendo pero t sabes que muchas veces no es as: nossentimos engaadas, estafadas, compramos lo que necesitamos ylo que necesitaremos.Como dice el novio de una amiga ma: Lasmujeres tienen los armarios llenos de nada y nunca tienen nadaque ponerse. Y luego estn esas compras que realizamos cuandoestamos depres, despus nos arrepentimos y a cambiarlotodo! Gastamos ms de la cuenta y luego vienen los remordi-mientos de conciencia y adivina qu ms: el estrs!

    (Y la Navidad,qu pesada soy!, pero es que, es que, es que...Nopuedo con ella! Ya sabes: poca de compras por excelencia. Hay

    que comprarlo todo: comida, regalos adivinar el mejor, el msestupendo y el que ms ilusin le va a hacer al agasajado y sin salir-se del presupuesto!, los juguetes de los nios pasearse con lacarta, porque no hay quien se aprenda el nombre de las maquinitascon las que juegan, y no te digo los jueguecitos de las maquini-tas. Vamos de hipermercado en hipermercado, comparandoprecios y cuando te decides zas! algn conocido lo ha compradoms barato y,de nuevo, la frustacin y el estrs.Ah,y que no me ol-vide: los regalos del amigo fantasma veinte obsequios a 500 pe-

    setas,y Pap Noel y los Reyes Magos y quin da ms?! Despusde tanto esfuerzo no hay recompensa.Conoces el chiste que dice:Cmo lo has pasado estas Navidades:bien o en familia?)

    Es-diecinueve. Otros males, que ojal fueran menores. Si fumome siento culpable. Si no fumo, como, y me como a los dems. Elcaf: si tomo me altera los nervios, y si no lo tomo no hay quienme altere. El t: tres cuartos de lo mismo. Qu tengo que hacerpara estresarme menos? Suerte de la coca-cola: que ahora existesin cafena y, por si no bastara, light! Pero no hay quien se la

    beba. El caso es estresarse. Es-veinte. Nosotras. S, nosotras. Nuestro interior y nuestro ex-terior. No hay peor enemigo que uno mismo. Somos el mayor detodos los estreses. Porque, como deca mi abuela: Nia, la vidahay que vivirla y tomarla segn viene; no hay que sufrir tanto.Mi abuela era sabia. Qu pena que ya no est mi abuela.

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    Yo he encontrado estos es-veinte, y porque me he puesto un l-mite, pero en tu vida busca y encuentra todas aquellas situaciones enlas que a lo largo del da (como indica el diccionario) te tengas queexigir algo ms, adaptarte, remodelarte, pensar una cosa, sentir otray decir o hacer la que menos te vaya a distorsionar, alterar, angustiar,desequilibrar o complicar la existencia. Que cmo se sabe? Nor-malmente, hasta despus de decirlo o hacerlo y sentirnos mal, no losabemos.

    Quin de nosotras no se exige un poco ms o le exige a algunode sus rganos que acelere el rendimiento? A la cabeza para que pien-

    se,recuerde, memorice y aprenda;a las piernas para que corran y ga-nen la maratn del da a da; al estmago para que digiera y trituretodos los alimentos rpidos y mal comidos y se atreva con las dietasmilagrosas; a la voluntad, que no s dnde situarla,para que nos ayu-de en todo aquello que necesita mucha fuerza de voluntad; al cora-zn para que no sufra tanto como t y al alma para que te entienda.

    Era un final de otoo, la cada de la hoja y un da gris ceniza, ms

    bien cenizo para m. Hasta los diseadores me haban descubierto ypara no desentonar el color de moda de ese ao era el gris. Estabaespesa, triste y malhumorada. Sal del trabajo peor de lo que entr.Una vez en la calle y con multitud de recaditos por hacer, no supe qudireccin deba tomar. No me apeteca hacer nada. El dilema era sicomprar un billete para la China y desaparecer hasta que Paco Loba-tn volviera con su Quin sabe dnde o quedarme aqu, llorar y gritara los cuatro vientos: Todo esto es una mierda. De optar por estoltimo: me escuchara alguien? O pensaran que estoy loca? Ante

    la posibilidad de acabar en el psiquitrico y dando explicaciones deno saba qu al sabio de la bata blanca, decid que llamar a unabuena amiga y comer con ella sera la mejor alternativa.

    Ponernos de acuerdo se convirti en toda una odisea. Los mvi-les, aunque ahora nos parezca mentira, no existan y las cabinas: to-das rotas! Finalmente,encontr una y logr localizar a Elena.Para col-

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    mo, las dos tenamos un da de decisiones fciles y rpidas. No saba-mos si queramos comer o no, tampoco dnde hacerlo o no hacerlo ytodo dependa de que primero decidiramos lo que queramos.Mediahora despus (no te explico la cola que se form y la cara con la que memiraban), acordamos juntarnos en uno de esos locales buenos, boni-tos y baratos, donde comes o hablas o picoteas o tomas un caf. Nossentamos,nos miramos a la cara y las dos pensamos lo mismo:remoso lloramos? Somos un desastre y estamos muuuuy estresadas.

    Acudi el camarero y pusimos a prueba su paciencia; muy pro-pio de nosotras, te suena? El pobre tuvo que repetir varias veces lo

    que tenan para comer: caliente, fro, hecho o por hacer. La bebidahelada, templada o del tiempo; agua o un refresco; caf, cortado,con leche, descafeinado o desgraciado (lase, cortado con leche des-natada, caf descafeinado y, como mucho, sacarina). Nos decidimospor una clarita, que est congelada, sobre todo, no se olvide: con-gelada!, y un bocata recin hecho, y por favor, no recalentado!,y nos arrepentimos, claro!, tres segundos despus, o sea, en cuantoel pobre hombre se gir: Oiga, oiga... espere, que hemos cambia-do de idea, mejor nos trae algo de picar. Qu tiene?

    Cuando por fin conseguimos pedir algo, mejor no te describo lacara del camarero, nosotras a lo nuestro: ella intent consolarme,aunque cada vez me daba ms pena a m misma, hasta que a la terce-ra clarita congelada empez a levantarse mi moral y vi congran cla-ridad, que tena que tomar cartas en el asunto.

    Y ahora qu? Era uno de esos pocos instantes en que te sientestotalmente compenetrada con una amiga, en los que sabes que tepuedes sincerar sin temor a herir o ser herida. Hay ocasiones en queuna amiga sabe ms de ti que t misma. (Seguro que te ha pasado al-

    guna vez.) Supongo que por ello se atrevi a decirme algo que se ca-llaba desde haca tiempo. Ante mi insistente pregunta: Elena, tque me conoces tan bien, qu es lo que he hecho mal? En qu de-bera cambiar mi vida?, se puso muy seria y me lo solt: Tal vez teests equivocando de planteamiento.

    Qu quieres decir?, me alarm.

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    Que tal vez en vez de preguntarte en qu deberas cambiar tuvida, deberas preguntarte si no eres t la que debera cambiar yaprender a vivirla de otra manera.

    Me sorprendi.Qu era exactamente lo que me estaba diciendo?

    Era yo la que deba cambiar!

    Era algo tan simple. De hecho, creo que ya lo haba odo algunavez, incluso muchas, hasta puede que yo misma me lo hubiera dichoen ms de una ocasin. Pero de repente me son diferente. S.Tal

    vez era eso. Quiz tuviera razn. Pero cmo poda cambiar y vivirmi vida de otra manera?

    Cmo poda levantarme cada maana pensando Hoy puede serun gran da, aunque mi intuicin me dijera lo contrario.

    Cmo quererme sin depender tanto de la aprobacin y del amorde los dems.

    Cmo vivir las situaciones con las que no poda, de una manerams tranquila, menos alterada.

    Cmo, sin varita mgica y sin la nariz de la Embrujada, podaaceptar el carcter de mi marido, mi padre,mi madre, mi jefe, mihija y toda la larga lista de parientes que ya conoces.

    Cmo adaptarme en lugar de cambiar de trabajo o de jefe cuandono me gustan una y otra vez, ni lo uno ni los otros.

    Cmo llevarme bien con los vecinos que me odian, sin tener quemudarme de casa cada dos por tres.

    Cmo lograr que mis hijos (Mnica no iba a ser la nica) valorenmi esfuerzo,cario, broncas y castigos en lugar de pensar:Mam

    est otra vez histrica, no hay quien la aguante. Cmo quitarme de encima la alergia, las cefaleas y las amigadalitisde repeticin sin tanto corticoide.

    Cmo aceptar mi cuerpo en lugar de pasarme el da pensando encambiar algo: mis pechos, mi nariz, mis pies, mis piernas, mi tra-sero o mi piel.

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    Cmo vivir siendo una superwoman, sintindome orgullosa de mmisma, en lugar de estar deprimida y hecha un asco da s y da no.

    Por qu la vida me trata tan mal o yo me trato tan mal en la vida.Qu es primero, el huevo o la gallina?

    Cundo conseguir saber quin soy de verdad y aceptarme, en lu-gar de intentar gustar a los dems.

    Por qu las cosas buenas son normales y las malas son verdaderosdramas.

    Cundo ser de otra manera. Cundo me tratar bien la vida.

    En qu momento conseguir ser feliz.Qu es la felicidad?

    Cmo? Cundo? Por qu? En qu momento? Las preguntaseran casi las mismas que haba odo durante mi visita al hospital.Estavez me las haca yo y la respuesta siempre era la misma: no s o noentiendo nada.

    Qu significa ser feliz? Indudablemente, darle una definicin universal

    a la felicidad no es fcil. De hecho, no existe. Es lo ms parecido al voto:per-

    sonal, secreto e intransferible. La felicidad es absolutamente personal; la ma-

    yora de veces, un secreto que no consiguen descifrar ni los que la perciben o

    la creen tener, y que es imposible transferir como si fuera un objeto. Se siente.

    La felicidad no es como un vestidoprt portersino uno de alta costura,

    hecho especialmente para cada una de nosotras, pero antes de ir a encargar-

    lo debes conocer tu estilo, tus medidas, tus colores preferidos y tus tejidos fa-

    voritos; slo de esta forma no te quedars con el que los dems elijan para ti.

    T debes encontrar el tuyo a tu gusto, diseado especialmente para ti. Dicho

    de otra forma, para que puedas conseguir tus momentos de felicidad debes

    primero saber qu es lo que a ti y slo a ti te hace feliz, y para eso primero de-bes conocerte.

    Si nuestra existencia funcionara como un ordenador, cuntas veces no

    pulsaramos la tecla Suprimir y listo! Todas nuestras incertidumbres, esas

    que te acabo de plantear, habran desaparecido. Pero no nos hagamos ilu-

    siones y volvamos a la realidad.

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    Nuestra vida es as por algo y de