A Plena Voz N69

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APV Contenido4 6 9 15frica y nosotros los afroamericanos Jos GreGorio Linares esttica, estereotipo y racismo Casimira monasterios

6947Conversacin con marie Clie agnant poeta haitiana yenny GonZLeZ muoZ hoy vi a un negro GuaDi CaLvo viajes imaginarios o de cmo endulzar lo amargo con papeln beatriZ aiFFiL

La lucha afro en nuestra amrica:un camino hacia la emancipacin FLor mrqueZ

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racismo y ms racismo contra la africanidad tuLio monsaLve

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reflexiones en torno a la construccin de una sociedad socialista con inclusin afrodescendiente KaroLGe Guevara

una aproximacin a la cosmovisin yoruba oswaLDo marChionDa varGas

Construyendo poder cultural desde la tica del Chimbnguele mariZabeL bLanCo siFontes

el discurso y la trampa anDrs saLaZar

Csar renGiFo en eL teatro aFroveneZoLano Jos marCiaL ramos GuDeZ

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Lecturas bicentenarias participacin de negros, mulatos y zambos en la independencia de venezuela 1810-1823 Jos marCiaL ramos GuDeZ

evitemos el racismo manueL GonZLeZ

el afrodescendiente prieto Figueroa y la discriminacin aL ramn roJas oLaya

Los otros que pelearon en la independencia: esclavos negros en busca de libertad (1812-1838) Gema suLbarn

Ley para descolonizarnos y liberarnos del yugo imperial moDesto ruiZ espinoZa

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romualdo de silva y arrechedera, de esclavo a mdico marGarita esCuDero

as ha venido funcionando la estrategia de la otan contra venezuela Jos sant roZ

Discurso ante la asamblea nacional enrique arrieta Chourio

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Lexicografa relacionada con los africanos y sus descendientes en venezuela Jos marCiaL ramos GuDeZ

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Cmic ivn Lira

A Plena VozDirector William Osuna Coordinacin de la revista Libia Guerrero Castelln CNP 10.911 Consejo Editorial Francisco Sesto Novs Benito Irady Gustavo Pereira William Osuna Miguel Mrquez Coordinacin del Sistema Masivo de Revistas de la Cultura Jonathan Montilla Supervisin general de diseo grfico Dileny Jimnez Diseo y Diagramacin Glenn Daz www.glenndiaz.com Portada y Direccin de arte Pjaro www.pajaro-art.com Portada: Alicia Velasco, Titulo: Cosecha, 2011 Correccin Hctor GarcaJos Gregorio Linares, Al Ramn Rojas Olaya, Casimira Monasterios, Tulio Monsalve, Andrs Salazar, Manuel Gonzlez, Modesto Ruiz Espinoza, Enrique Arrieta Chourio, Flor Mrquez, Guadi Calvo, Karolge Guevara, Marizabel Blanco Sifontes, Jos Marcial Ramos Gudez, Margarita Escudero, Marie Clie Agnant, Yenny Gonzlez Muoz, Beatriz Aiffil, Oswaldo Marchionda Vargas, Gema Sulbarn, Jos Sant Roz, Ivn Lira.Depsito Legal: PP200302CS576 ISSN: 1690-6659

revista Cultural de venezuelaN 69 septiembre de 2011

Editorial

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n el 2011 la Asamblea General de la ONU proclam mediante la resolucin N 64/169 como Ao Internacional de la Afrodescendencia. El contenido esencial de dicha resolucin tiene como fin fortalecer las medidas nacionales y la cooperacin regional e internacional en beneficio de las y los afrodescendientes. Esta medida promueve el pleno disfrute de los derechos econmicos, culturales, sociales, civiles y polticos. As como, la promocin de un mayor conocimiento y respeto de la diversidad cultural. El Ministerio del Poder Popular para la Cultura a travs de la Oficina de Enlace con las Comunidades Afrodescendientes, tambin avanza en el desarrollo de polticas de inclusin social. Da cuenta de ello, la participacin en el Subcomit de Estadsticas para la poblacin Afro-descendientes. Esta instancia creada el ao 2007, busca visibilizar a esta poblacin con estadsticas precisas y oportunas. Por primera vez, en el XIV Censo de Poblacin y Vivienda se incluye una pregunta de auto-reconocimiento tnico racial. Esto indudablemente favorecer a esta poblacin histricamente excluida. A Plena Voz cede sus pginas hacia estas conquistas sociales. Les ofrecemos a nuestros lectores este nmero de coleccin. Aqu recordamos a Toussaint Louverture, vencedor de las tropas napolenicas aquel ao de 1803, luego de doce aos de cruenta lucha. En los salones de Francia a ms de uno se le rod la peluca. Por la noche se apagaron los candelabros en los palacios; los perros estuvieron ladrando hasta tarde. Napolen cen lechn pero no comi manzana; desplegaba en la mesa de pino un mapa de Hait, supona que aquel punto verde sealado por su dedo ndice era un establo para guardar mulas, esclavos y atados de pienso. Orden el envo de mil hombres para rechazar a los alzados del negro, del ms negro. Lo dems ustedes lo saben, como llegaron se fueron, pero esta vez por la puerta de atrs. Qu se hicieron aquellos haitianos alzados? Qu se hizo la patria de Petion? No olvidemos que somos parte de estas interrogantes; le debemos a Hait parte de nuestra lucha emancipadora que an est por construirse. Le debemos la vida del General Bolvar. Sin la ayuda de Petion no hubiese existido el Manifiesto de Cartagena, la guerra larga que culmin en Carabobo. Del heroico Louverture hasta la gesta de independencia, este espacio nos obliga dejar estos nombres, por ello nos acercamos a la fronda magisterial de Jos Marcial Ramos Gudez. Citamos: Pedro Camejo, Leonardo Infante, Juan Jos Rondn, Jos Ascensin Farreras, Jos Joaqun Veroes, Hiplita Bolvar, Juana Ramrez, Marta Cumbale, Jos Laurencio Silva, Jos Toms Len, Jos Bolvar, Jos Palacios y otros que van apareciendo y que han de escribir nuestra historia contempornea. Voces del pueblo.

Colaboraron en este nmero:

Ministerio del Poder Popular para la Cultura

Fundacin Editorial El perro y la rana. Centro Simn Bolvar, Torre Norte, Piso 21, Caracas, 1010. Tlfs: 58 0212 5648023 / 5640106

Revista A Plena Voz

E-mail: [email protected] Tlf: 58 0212 3775379

Versin digital: www.elperroylarana.gob.ve ImpresinFundacin Imprenta de la Cultura 60.000 ejemplares

frica y nosotros los afroamericanos Jos GrEGorio LinArEs

Somos la melaza que re, la melaza que llora, somos la melaza que ama, y en cada beso es conmovedora.Ismael Rivera (Las caras lindas)

H

ay que ir hacia atrs y regresarse. Volver a frica, la tierra que nos arrebataron, y traer a Amrica el continente donde nos esclavizaron, lo que quede de lo que estbamos siendo cuando nos robaron el futuro y nos desgraciaron el ahora.

Una parte de nosotros fue arrancada de nuestro suelo, de nuestras familias, de nuestros afectos. Nos quitaron el firmamento que veamos al despertar. Los sonidos que nos eran familiares. Los caminos que solamos transitar. La vida en su hermosa cotidianidad. Nunca ms vimos los animales de nuestras selvas y praderas. Ni percibimos el aroma de nuestras flores. No disfrutamos de los sabores de las comidas en nuestros hogares, ni de los frutos de nuestros rboles. Nun-

ca ms vimos el agua que recorre nuestros manantiales. No volvimos a palpar la textura de nuestras vasijas ni el entramado de nuestros tejidos. Ya no pudimos reunirnos con nuestros amigos para conversar o festejar. La vida dej de ser una aventura con altibajos para transformarse en una tragedia continua. Apenas alcanzamos a evocar hechos sueltos de nuestra historia. A retazos intentamos reconstruir la geografa donde transcurri nuestra infancia; los rostros de los parientes

que jams volveremos a ver. Por eso, la memoria es a veces gara que moja con nostalgia; y otras, tormenta que alimenta la insurreccin. El cromatismo de la piel es un sensor: acerca o aparta. A menor pigmentacin mayor peligro. De piel blanca como de barriga de mantarraya son los hombres que nos persiguen y nos odian an sin habernos visto antes. Cuando dormimos nuestros espritus escapan hacia los montes donde vivamos. Soamos que corremos. Nos escondemos tras los matorrales. Imaginamos que no hubo cmplices ni traidores a la raza. No nos atrapan. Nos figuramos que los cazadores europeos nunca vinieron a las costas de frica; que unidos los enfrentamos; que a los que llegaron le dimos batalla y los derrotamos. As debi ser. Sus naves naufragaron. Sus redes se rompieron. Las epidemias los diezmaron. Sirenas negras los hicieron enloquecer. Cambiaron de rumbo. Se extraviaron. Nunca desembarcaron. Cualquier cosa es mejor que esto: el cepo que le pusieron a nuestras vidas, los grillos con que encadenaron nuestros sueos. Nos quitaron nuestro verdadero nombre y nos marcaron con hierro candente. Ahora debemos llevar los nombres del amo y una cicatriz como distintivo. Dejamos de ser hombres o mujeres para convertirnos en piezas esclavas cuyo precio depende del estado de nuestro cuerpo o del lugar donde fuimos capturados. Nos depositaron en las sentinas de los barcos donde los que no se pudrieron llegaron medio muertos a la tierra donde fuimos esclavizados a cambio de no ser perseguidos, torturados o asesinados.

Nos despojaron de nuestra libertad, pero no pudieron sustraernos nuestra alma. No perdimos el contacto con nuestros dioses. Los camuflamos pero los seguimos invocando. No nos resignamos. Nuestro corazn es como un tambor batiente: suena aqu pero retumba a lo lejos, en los rincones del frica. La pasin por la libertad y nuestro espritu de rebelin se han acrecentado. Al lenguaje que nos impusieron le incorporamos nuestra manera de decir, nuestro grito de redencin. Ahora los instrumentos musicales repican al ritmo de nuestra rabia. Bailamos la meloda de nuestros credos. Trozos de nuestra piel quedaron en los ltigos de los capataces que nos torturaron, pero sus hijos llevarn sangre nuestra. Buscamos liberarnos. Exigimos justicia. Nunca nos resignaremos a ser esclavos, a no poseer nada, ni siquiera nuestras vidas. Siempre estamos preparando la huida. Nos han apresado. Pero no renunciamos a vivir libres con nuestra gente. Presos, pero irreductibles. Al menor descuido nos escapamos. Porque todos los negros somos como el humo que sale de la candela: libres. Fundaremos cumbes, palenques, mocambos, rochelas, quilombos. Cuando los que se dicen amos disparan los caones para avisar a sus vecinos sobre algn alzamiento negro, ya nosotros vamos lejos. Corremos hacia la libertad o hacia la muerte. Daremos la batalla. Somos cimarrones. Hemos roto las cadenas. Recuerden nuestros rostros. S, porque ahora recuperamos nuestra identidad. Nuestros apellidos se asemejan al lugar donde nacimos o al pueblo

del frica al que pertenecemos. Nos llaman Carabal, Gang, Loango, Yoruba, Mina, Tar En Amrica los labios de nuestros hijos pronuncian los nombres con que la historia a veces se acuerda de nosotros y que son banderas de lucha, teas en la paja seca. En Venezuela nos llamamos Negro Miguel, Andresote, Guillermo Rivas, Miguel Guacamaya, Jos Leonardo Chirino, Pedro Camejo. En Hait todos respondemos a los nombres de Boukman, Franoise Mackandal, Toussaint LOuverture, Jean Dessalines, Henri Christophe, Mary Jeanne, Alejandro Ption, Ti Noel. En Ecuador nos recuerdan como Antn, Illescas, Juan Maganche, Pedro de Arobe. En Colombia el viento susurra el nombre de Domingo Bioho, de Barule, de Antonio y Mateo Mina. En Santo Domingo recuerdan a Sebastin Lemba y a Mara Conga. En Puerto Rico a Antonio Congo. En Jamaica se oye el nombre de una valiente mujer, Nancy. En Cuba muchos recuerdan a Pancho Mina, la negra Gertrudis o el negro Linares. La humareda se ha esparcido, ha tiznado la piel y penetrado en el alma. La herencia libertaria se ha diseminado. En cada nacin somos sinnimos de resistencia. Nuestro gentilicio es la negritud. Nuestra bandera, la insurreccin. Nuestro escudo, la memoria. Nuestras mejores armas, el espritu y la verdad. A ritmo de tambor entonamos los himnos de la emancipacin y la justicia. Enarbolamos el lema de los cimarrones de Martinica: Libertad o muerte. Nada nos detiene. Amamos la vida y por eso luchamos por dignificarla. Somos luchadores. Venceremos.

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Esttica, estereotipo y racismoCasimira monasterios

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n una entrevista realizada a un experimentado actor de teatro, radio y televisin en Radio Nacional de Venezuela el curtido intrprete disertaba acerca de su carrera actoral y uno de los ejemplos expuestos para mostrar su versatilidad histrinica llam poderosamente mi atencin, l poda hablar como negro. Y acto seguido hizo la demostracin de cmo habla un ne-

gro. Para mi sorpresa, bueno ni tan sorpresa, habl tal cual lo hacan aquellos personajes de negrito del teatro cubano de finales del siglo XIX y principio del XX representados por actores blancos pintados de negro que parodiaban la forma de hablar de los llamados negros bozales o de nacin (esclavizados/ as arrancados de diferentes pueblos del frica subsahariana como yorubas, congos, mandingas, cara-

bales, etc.), ya que los nacidos en Amrica eran denominados negros criollos. El citado personaje pas a la radio y luego a la televisin. Cabe preguntarse qu es eso de hablar como negro? Acaso, todos los africanos y los afrodescendientes hablan igual? Lo antes expuesto nos revela que nuestro estimado actor, de larga trayectoria, nunca se detu-

vo a or hablar a los y las venezolanas, lo cual implica apreciar la diversidad lingstica venezolana en su variedad y riqueza y de manera particular el habla en los afrodescendientes. De haberlo hecho, seguramente hubiera notado que no todos los negros hablan igual y sobre todo que ninguno habla como su clich estereotipo, posiblemente aprendido en una renombrada academia de actuacin. Sin duda alguna, la investigacin correspondiente a la construccin de un personaje le habra proporcionado el conocimiento necesario para comprender que no existe un hablar como negro, como tampoco existe un hablar como blanco. Lo grave de la ancdota o situacin planteada es que no es un caso particular, sino todo lo contrario, porque cuntas veces hemos visto u odo actores y actrices con sus clichs hablando como negro o como indgena aplaudidos por intelectuales. Cuntas veces hemos ledo o entablado conversaciones sobre nuestra realidad nacional donde frases como en Venezuela todos somos iguales, somos un pueblo mestizo, Venezuela es el pas de las mujeres ms bellas del mundo, los indgenas son dbiles, todos los negros son alegres y bailan tambor, los extranjeros son trabajadores y los venezolanos somos flojos. Cul de las aseveraciones arriba mencionadas es cierta? Ninguna, porque el cien por ciento de los miembros de los grupos mencionados no se corresponde con el calificativo adjudicado al grupo al

cual pertenecen. No obstante, son expresadas sin cuestionamiento ni remordimiento alguno. Larga es la lista de lugares comunes repetidos una y otra vez sin la menor reflexin. Frases hechas que por fuerza de la costumbre el comn ha asumido como verdades eternas, irrefutables, repetidas y trasmitidas de generacin en generacin, las mismas no son ms que estereotipos y cuya principal funcin en nuestra sociedad ha sido la de mantener de manera soterrada conceptos y prejuicios de la sociedad colonial de castas con su secuela de estigmatizacin, discriminacin, invisibilizacin y exclusin. Y que las clases dominantes han manipulado e instalado de acuerdo a sus intereses en las mentes y corazones de cada uno de nosotros y nosotras, a travs del sistema educativo y de los medios de confusin masiva, de manera que los venezolanos no tengamos conciencia de quienes somos como sujeto histrico y cultural. Estos ltimos no solo reafirman los estereotipos racistas, sino que los crean e imponen. Cuando asumimos un estereotipo sin detenernos a observar, mirar, or, oler, palpar y sentir nuestro entorno; sin investigar el derredor. Cuando partimos de clichs para la creacin artstica demostramos con ello un desconocimiento profundo (y hasta desprecio) por nuestra realidad y nuestro ser como pas. Ignorancia de nuestra geohistoria y cultura que se expresa y propaga peligrosamente en el campo de la educacin, la esttica y la comu-

nicacin, cuestin que se agrava cuando del mundo indgena o del mundo afro se trata. El estereotipo es un conjunto de creencias acerca de las caractersticas de las personas de un grupo determinado que es generalizado a casi todos los miembros del grupo (Leslie A. Otero Gonzlez). Esta imagen mental sobre s mismo o sobre el otro aceptada por un grupo, colectivo o sociedad surgida del conocimiento superficial sobre el otro, sustentada en falsas creencias y prejuicios legitimados o naturalizados por la fuerza de la costumbre y en los ltimos tiempos por el bombardeo meditico puede ser positiva o negativa y se caracteriza por ser una imagen simplificada e inmutable, por lo tanto antidialctica, reduccionista y eminentemente subjetiva, sin sustentacin real y cientfica alguna, al no ser producto de la reflexin, de la investigacin. De lo anterior se desprende que el estereotipo es una negacin e invisibilizacin de la realidad por su carcter reductivo que va perpetuando concepciones erradas y sobre todo prejuiciadas tanto de la auto percepcin del grupo o sociedad como de la percepcin del otro, por lo tanto dificulta, impide el ejercicio de la alteridad y obstaculiza el desarrollo de la interculturalidad como forma de convivencia. As, la percepcin que el venezolano/a tiene de s mismo como pueblo est basado en estereotipos como por ejemplo aqu no hay racismo, aqu todos somos iguales. Esta situacin se hace crtica en el campo educativo y esttico

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especialmente en el arte y la literatura por su incidencia en la formacin de las personas y en particular en la conformacin de criterios en cualquier materia. Es bueno acotar que el uso y abuso de un estereotipo no depende del nivel de instruccin de una persona ms bien se corresponde con un rasgo cultural no concientizado. Buena parte de nuestros males tienen su origen en ese desconocimiento, ya que la mayora de la poblacin ha sido vctima de la desinformacin. A pesar de que hoy contamos con mltiples espacios educativos (formales e informales) y de medios y tecnologas en el campo de la comunicacin, esto no ha sido suficiente para que la inmensa mayora tenga acceso a un conocimiento ms profundo acerca del pas. Lo cierto es que desde esta visin superficial se le ha hecho mucho dao a la poblacin afrodescendiente al estereotipar su cultura mediante la folklorizacin. As, adems de ser un instrumento para negar el aporte de la poblacin afro en la conformacin de la cultura venezolana, el clich ha hecho mella, incluso en aquellas reas de la cultura simblica que le son reconocidas como nico aporte del mundo afro: el tambor (msica y danza) al despojarlo de su contenido esttico, espiritual, alimentando esa falsa imagen por dems negativa de las mujeres y los hombres afrodescendientes no solo entre los no afro sino dentro de la propia poblacin afrodescendiente al mantener la invisibilizacin y la negacin his-

trica, social y cultural, abonando permanentemente el terreno para la autopercepcin negativa y la vergenza tnica, medio de perpetuar el binomio racismo-endoracismo. En este sentido, podramos enumerar una larga lista de estereotipos relacionados con los y las afrodescendientes y de manera particular con los afrovenezolano como por ejemplo el famoso prototipo del delincuente venezolano que un sabio y democrtico ministro de la era puntofijista adecocopeyana difundi por la democrtica oportuna y veraz prensa privada nacional, y que no era ms que la imagen de un joven afrodescendiente de nuestros barrios. Estableciendo as, una nueva sinonimia entre afrodescendencia y delincuencia, como en el pasado colonial instauraron la de negro y esclavo. Cabe la interrogante, puede una sociedad, una nacin emprender su refundacin como repblica desde una visin estereotipada de s misma? O es necesario para ello reflexionar con profundidad, abrir nuevos campos de investigacin acerca de nuestro ser histrico-cultural como pueblo etno culturalmente diverso. Si queremos vencer el racismo crnico existente en Venezuela debemos desmontar esos estereotipos que funcionan como base y alimento de los prejuicios etno raciales que luego se expresan en actitudes y conductas racistas. Entre otras cosas, necesario es recontar la historia que ya lo venimos haciendo gracias a la revolucin bolivariana

e investigar nuestro entorno local, regional y nacional para vencer esos lugares comunes como por ejemplo la gente de la costa es alegre, aseveracin por dems superficial, banal, de la cual hablaremos en otra oportunidad. Indagar en nuestra cultura sin folklorismos alienantes es tarea pendiente de nuestros intelectuales, creadores y creadoras, y de manera especial, de aquellos/as vinculados al rea esttica, pues por su esencia del mismo modo que se rompen esquemas e imponen nuevos paradigmas, tambin suelen atrincherarse viejos esquemas con ropaje nuevo donde perviven gustos y costumbres sobre todo en la esttica corporal donde el binomio racismoendorracismo es naturalizado cada da. Razn por la cual muchos grupos de teatro, de msica y de danza afrodescendientes se apegan a esos clichs para ser aceptados perdiendo la perspectiva de expresar la cultura y el sentir afrodescendiente. El arte y la literatura con su capacidad para crear y recrear la vida, pasada, presente y futura, deben contribuir a vencer ese desconocimiento que no es casual y a visibilizar la diversidad cultural venezolana lejos de los estereotipos y los panfletos. De la autopercepcin depende la aceptacin o la negacin del sujeto individual o colectivo de s mismo y del otro. La indagacin esttica es un buen antdoto contra los lugares comunes y los panfletos, los Ministerios del Poder Popular para la Cultura, para la Educacin y para la Informacin tienen la palabra.

Racismo y ms racismo contra la africanidadTulio Monsalve

Si hemos de morir, que no sea como cerdos Cazados y acorralados en punto no glorioso, Rodeados por la loca y hambrienta jaura, Que se burla de nuestra maldicin.

SI HEMOS DE MORIR, Claude McKay. 1889-1948co?, ste de inmediato respondi: Mira, Juan Jos, djate de pendejadas, aqu en Venezuela nadie resiste el segundo golpe. Es ms que obvia

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e escuch esta ancdota a un caraqueo viejo, a quien su compadre le pregunt, mientras golpeaba

la mesa con su puo para darle fuerza y solemnidad a su suspicacia, si el joven que iba a casar con su hija era blanco, blanco, blan-

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desde siempre la presencia del mestizaje y la ligazn y entremezclamiento de los grupos que convivan en nuestro mestizo territorio, aunque paradjicamente, ha sido verdad negada desde siempre. La mezcla transform y disminuy las diferencias fundamentales en las relaciones entre grupos tnicos y sociales en estos pases, y muchos latinoamericanos afirman con orgullo que no son racistas. Contradictoriamente piensan: siempre y cuando no se produzcan enlaces conyugales que afirmen nexos con esos otros. La contradiccin es que la mentalidad hispanista o europeizante, siendo dominante, siempre privilegia los valores, costumbres y tipos fisionmicos caucsicos o arios y mira con desprecio las tradiciones africanas y las poblaciones de piel oscura. Como dice Winthrop R. Wright, en Caf con leche: Race, Class, and National Image in Venezuela (Austin: University of Texas Press, 1990): Caf con leche, s, pero con ms leche que caf, es decir, se puede aceptar la mezcla de razas y pigmentaciones de la piel, pero se prefieren los colores claros. En nuestro pas el racismo y todas las cargas de imbecilidad y violencia que acarrea es un rasgo resaltante de nuestro ethos, aceptando que l no es una pieza exterior, sino parte de la estructura que el hombre desarrolla sobre s mismo. El ethos podemos entenderlo como el territorio firme, fundamento de la praxis social, y ncleo del cual brotan todos los actos humanos. Ms an, podemos reconocer que

es materia que le da contenido a la visin tica que induce normas y valores para entender y modelar las relaciones polticas de una determinada comunidad y, sobre todo, a quienes se constituyeron desde siempre por razones econmicas y por hegemona del poder, en sus lderes y jefazos polticos. Sin duda, es factor que sirvi para determinar propuestas legislativas con harto contenido clasista por las cuales terminan sometidas unas clases sociales y factores de la sociedad a otros aventajados. El racismo podemos decir que en Venezuela ha sido tan notable que termin por negar durante mucho tiempo, cerca de ciento noventa aos de nuestra historia como Repblica, el papel notable que el pueblo y la gente venida como esclava del frica, tuvo en la formacin y desarrollo de nuestra sociedad. Aporte que los grupos dominantes se encargaron de objetar y minimizar para evitar que fuese el tema valorado en su justa y poderosa dimensin. Todo muy a pesar de los esfuerzos de las declaraciones de especialistas acadmicos que reprueban el concepto de raza y la observacin y reproche de las prcticas racistas que an persisten, dondequiera que se manifiesten, sobre todo en las derivadas de las relaciones de poder coloniales y asimtricas que hicieron gobierno desde la Primera Repblica. Visin que ha sido sumamente poderosa en el proceso de formacin de discurso por el cual se llega a afirmar que Occidente, si del

norte ms claro an, representa lo superior y civilizado y el resto, oriente y sobre todo el sur del planeta, lo inferior y lo salvaje (Hall, 1992). Este simblico estereotipo ha sido entronizado con violencia en las sociedades americanas con el propsito de marginar a los afro descendientes y exterminar a los indgenas dentro de cada Estado nacional desde el Ro Yukn hasta la Patagonia. En esta relacin de poder, como dice Stuart Hall, la religin y los medios de comunicacin juegan un papel central porque ellos forman la parte central de los hegemonas dominantes de produccin ideolgica (1981: 35). Hall explica: Lo que ellos [los medios de comunicacin] producen es, precisamente, representaciones del mundo social, de las imgenes, descripciones, explicaciones y marcos de referencia para comprender cmo es el mundo, y por qu funciona tal como se dice y se demuestra que funciona. Y, entre otro tipo de funciones ideolgicas, los medios de comunicacin construyen una definicin de lo que es la raza, cul es el significado de lo imaginario que la raza posee, y lo que se entiende por el problema de la raza. Ellos nos ayudan a clasificar el mundo en trminos de categoras de raza. (Hall, 1981: 35). A pesar de esta estrafalaria e insensata postura de los grupos tradicionales que han ejercido el poder en estos doscientos aos de relativa autonoma, se ha logrado lentamente permear estas alcabalas de control. Hemos reconocido que

despus de varios intentos polticosociales prematuros en la dcada de los setenta y ochenta con miras a la autodeterminacin y reconocimiento de la etnicidad afro venezolana, se llega a mediados de los noventa y, por fin, se logra insertar el valor y reconocimiento de lo tnico afro venezolano en los espacios de los planes globales para el desarrollo social-cultural-econmico de las comunidades afroamericanas en organismos tan hermticos y aspticos como la Unesco, la OEA, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo ya es bastante decir. Es necesario ratificarlo a la gente de origen africano que siempre se ha tenido como productiva, abnegada y noble con las sociedades a las cuales pertenecen, afirmacin que no slo es vlida en Venezuela sino en Mxico, Brasil, Colombia, Ecuador, Per, Uruguay y Estados Unidos. Estas Repblicas han tenido con ellos una relacin fructfera, pero difcil, a pesar de poseer el inmenso contingente de los que en ellas han nacido. Notable entre sus aportes a los pases que los han acogido es su produccin cultural, convertido por fuerza y poder de su ingenio, en parte fundamental del patrimonio nacional. No obstante, la deuda sigue vigente. Los descendientes de africanos estn todava en el proceso de transformar las estructuras sociales que los marginaron desde la poca de la colonia y cuyos efectos han continuado hasta el siglo XXI. Citamos como referencia de este proceso de reivindicacin lo sucedi-

do en Colombia cuya Constitucin Nacional de 1991 reconoce, tardamente, los derechos colectivos de las comunidades de ascendencia africana sobre varios territorios de la costa Pacfica con la facultad de ejercer una perspectiva autnoma sobre el futuro, es decir, un desarrollo alternativo con mayor conciencia ecolgica y respeto de la biodiversidad. Lo que sin duda ha tenido notables efectos, cito un aparte de la declaracin del movimiento de negritudes en Colombia, en 1995: Los de abajo, los desacreditados por la carencia de vas de comunicacin y de smbolos nacionales que nos representen, estamos unidos por el hambre y la miseria. As, debemos luchar unidos en busca de nuestros objetivos comunes como grupo explotado. La gente negra pertenece a un grupo tnico que ha sobrevivido a la accin de exterminio emprendida por la clase dominante. Esto indica que nuestra poblacin es fuerte y que tiene una misin importante que cumplir en beneficio de la humanidad, que es impulsar la total eliminacin de la explotacin del hombre por el hombre. Necesitamos fortalecernos a travs de una educacin que nos reencuentre culturalmente con nuestra madre frica y con nuestra propia historia y los valores que nos cobijan. Citado por Moreno Salazar, Valentn. Negritudes. Cali, XYZ, 1995. p. 10-11). Muchos son los acadmicos que en Venezuela se han ocupado del tema. De all surgen varias tesis sobre esta postergacin o censura

sobre la africanidad, de ellas las ms significativas nos hablan de un racismo implcito y explcito vinculado a la idealizacin y exaltacin mstica del mundo precolombino enmarcado en la concepcin que comprende a la cultura venezolana como producto de la mezcla entre el mundo prehispnico las culturas ibricas y europeas con extrao olvido de la africana. Los enfoques para entender reivindicar y reconocer los aportes de la cultura africana en nuestro pas tuvieron varios acercamientos prefiriendo los aspectos econmicos de la esclavitud colonial, la insercin de los africanos en la sociedad de la nueva Hispanoamrica colonial y la bsqueda de rasgos africanos (a travs de la etnografa) en regiones donde es ms visible la poblacin afro descendiente. Notables al valorar los ncleos de Yaracuy, zona costera de Aragua, Sur del Lago de Maracaibo y la ms notable de Barlovento. Rescatan, sobre todo, las aproximaciones en torno a la herencia musical africana en la cultura del pas. Considerando que durante el periodo colonial hubo africanos en casi la totalidad del territorio venezolano y que algunas de las aportaciones culturales ms importantes de stos en las zonas demarcadas se manifestaron en aspectos como la msica y la danza, sorprende el escaso nmero de investigaciones sobre esta temtica. Concluimos: Es innegable que la ruta cultural africana en Amrica tuvo dos lneas de influencia muy marcadas: la re-

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ligin y la msica. Tal vez el primer escape a la opresin estaba en esa resistencia secreta al Dios impuesto por el cristianismo, al cual se le dot de ritos y poderes que remitan al frica ancestral. Es notable que la santera en Cuba y sus orichs (dioses), el candombl en el norte del Brasil y en las Guayanas, el vud en Hait o la macumba en Baha (Brasil) remiten a un sincretismo de manifestaciones religiosas, alimentadas tambin por las culturas locales indgenas. Por ejemplo, Chang, el dios del rayo, de la guerra y de la msica, se convirti en Santa Brbara, Ochn en la Virgen de la Caridad o Yemay, la reina del mar, en la Virgen de Regla y Babal Ay en San Lzaro. Considerable que esas comunidades en Venezuela motivaron ejemplares movimientos libertarios precursores. Primero los logrados por las rochelas y cumbes de gente alzada contra el orden colonial; en 1822 de los negros de Curiepe, pueblo que se haba fundado por la voluntad de los negros libres; la fortaleza demostrada por los pueblos de Tara,

Cabra, Urama y Morn Costa del Litoral Central.1824 se produjo una revuelta de esclavos en Petare; posteriormente en 1831 se sigue una causa a los de la hacienda Urbina y los de Tocoraguita; luego en 1832 se descubre la conspiracin de negros en Carayaca; consecutivamente en 1835 son perseguidos en Caucagua los fugados transformados en asaltantes; seguidamente en 1845 se dan levantamientos de prfugos en Ocumare. O sea, el espritu libertario siempre estuvo presente en este contingente humano oprimido y reprimido. Que la poblacin negra en 1721 se calculaba en 20.000 los negros cimarrones en toda la provincia de Caracas y ya en 1786, Jos de Castro y Araoz, deca que slo en los llanos haba unos 24.000. Segn la misma fuente, entre 1794 y 1795 fueron entregados a sus amos unos 500 cimarrones. Podemos afirmar que la mayor parte de la agricultura en la Venezuela es fruto de trabajo esclavo. Tanto as, que Venezuela se integra al capitalismo comercial gracias

al esfuerzo obligado de estos hombres considerados como piezas. Por esta razn, Juan Liscano ha podido decir: Del trabajo de esas sombras crecientes nacern las haciendas de cacao, de caa, de caf, nacer la agricultura de Venezuela. Sus gritos humanos de carne herida, vejada, sellada por el hierro, lacerada por el ltigo, estn en la raz de nuestra riqueza, son el barro informe del cual nacieron las fortunas de nuestros Grandes Cacaos de la Colonia. Este mismo signo libertario lo encontramos en Ecuador, caso de la regin de Esmeraldas, cuyo lema hasta la actualidad es rebelde por libre y por libre nunca esclava, o Palmares en Brasil, donde se celebra el Da de la Conciencia Negra, o San Basilio, en la costa norte de Colombia, territorio liberado hasta bien entrado el siglo XX. Finalmente: A vosotros no os aconsejo el trabajo, sino la lucha. A vosotros no os aconsejo la paz, sino la victoria. Sea vuestro trabajo una lucha, sea vuestra paz una victoria!. Friedrich Wilhem Nietzsche

el discurso y la trampaanDRs salaZaR

Descolonizar... es desmantelar el sistema poltico, administrativo y cultural. Samora Machel, 1933 1986

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a realidad histrica que estamos viviendo no llama a fundar e instituir un lenguaje nutrido con la voz de los excluidos e invizibilizados por el vasallaje que todava nos cautiva. Amn de las influencias en el arte contemporneo va Pablo Picasso y otros para Guillermo Luque, Antonio Duno, Orlando Sequera y quien esto escribe, la vital cultura africana significa, es, un aporte que circula en nuestra sangre desde cuando los primeros ejercicios de la dominacin entre nosotros el siglo XVI en los barcos negreros. Por tales motivos en obra nuestra, Afribe soy, reflejamos la evidencia de aquella memoria trasladada al presente mediante smbolos, color, formas, folklore, expresin de autorreconocernos en

ellos. Fortuita, circunstancial y coincidente, resulta esta participacin en el tema ese de afrodescendencia, surgida por la exposicin Afribe soy, hotel Venetur Alba Caracas, mayo 08 hasta mayo 22, clausurada abruptamente para exponer un fotgrafo chino y su agencia de noticias; prioridad negocios, adujo gerencia RRPP blanco descendiente. Nuestra excluida e invisibilizada exposicin comenz a gestarse durante octubre de 2010 en mitad de la que present otro grupo de artistas, Resistencia indgena en el arte de hoy, galera Los techos rojos, espacios del hotel que solicitamos en la misma fecha. En texto anterior dijimos que el tambin pintor Alfonzo Pea Rojas nos sugiri abordar La Negritud en palabras suyas. Casualidad y coincidencia nos asignaron el mes de mayo para efectuar la exhibicin, justamente el Mes de la Afrovenezolanidad, el da del Artista Plstico y Natalicio de

Nuestro Insigne Armando Revern. Ideal, importante momento para una resurreccin del cierrismo (Abrismo) con uno de sus hitos el vocablo Afribe, acuado por Luque en fusin de frica y Caribe. Lo personalizamos Afribe soy para titular la muestra y el evento que fraguamos para desarrollar en su marco: foro, recital potico, msica, charlas, editoriales, danzas y visitas guiadas para las comunidades educativas y sociales cercanas. Todo con participacin de personalidades ligadas al poder popular para la educacin, la cultura y las relaciones exteriores. A mediados de enero supimos que la ONU decret el ao 2011 como el de la Afrodescendencia. Con qu se come eso? Bulla por el Presidente gringo afrodescendiente? Farsa que montaran en Honduras? Borrn suavizante del que fue aguerrido afroamericano de panteras negras, black is beatiful y tengo un sueo?.

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Nadie ignora que los orgenes del vocablo afrodescendiente datan de principios del siglo pasado. Asimismo se sabe que su utilizacin genera o gener debates entre adeptos y detractores, a estos me sumo por considerarlo como una dilusin, una debilidad, pero adems y encima de esto por el fulano decreto que aunque no lo he ledo, me olfateo, Algo me Huele a Podrido en Dinamarca. No solo porque menoscabe y minusvalore nuestros componentes originarios de nuestro mestizaje Arabedescendiente, Waraodescendiente, Caribedescendiente, los aborgenes nuestros en vas de extincin verdadera. Minusvala que, es claro, aumenta el endorracismo. Recuerdo hace poco llen una planilla de interculturalidad, deba marcar en ella mi auto percepcin casi en los mismos parmetros de cmo nos discriminaron desde la colonia o sea: mestizo, mulato, zambo, cuartern, salto atrs, en sntesis rebuscarme un rbol genealgico. Pero bienvenido el debate para mantener la memoria de las viejas tretas del discurso hegemnico de la dominacin. Voy de cita con F. Fanon: La ONU jams ha sido capaz de solucionar uno solo de los problemas presentados a la conciencia del hombre por el colonialismo y cada vez que ha intervenido, ha sido para acudir concretamente en socorro de la potencia colonialista del pas opresor. En realidad la ONU es la carta jurdica que utilizan los intereses imperialistas cuando la carta de la fuerza bruta ha fracasado. Por estas razones prefiero Afrovenezolano,

Afroamericano y Afroeuropeo, donde vive frica y lo africano no est en vas de extincin. No est dems en esta guerra sin tregua ni cuartel, mantener en la mira aquellos discurrires despus de la Segunda Guerra Mundial en los calores de la guerra fra: Alianza para el progreso. Tercermundismo. Subdesarrollado. Industrializado. Pases en vas de desarrollo. Bombardeo de conceptos y consignas diversas y diferentes para lograr un mismo fin... y mantenerlo: la denominacin global que desemboc en el neoliberalismo o capitalismo salvaje. Ya no el Feudalismo, la Monarqua, la Burguesa, sino ese misterioso y obscuro horror del poder econmico sin rostro sobre aquellos tpicos de su discurso universal de la infamia debatieron librepensadores, filsofos, crticos, intelectuales, poetas, artistas, comenzaba a germinar entre nos el poder meditico paralelo a las democracias representativas que condenaban el comunismo pero prohijaban una izquierda insurgente reivindicadora y teatrera de la cual a cada rato asoman los vestigios ante la revolucin Bolivariana de Venezuela que esta vez no espero a los 100 aos para despertar con el pueblo, ni comi el casquillo de la confusin creando el caos. Ahora volvamos al comienzo. Fundar e instituir un lenguaje, un discurso no se hace por decreto, la formula impelable es el quehacer cada da los ejemplos de que se est haciendo existen en el tiempo: Fidel, El Che, Allende, Lula da Sil-

va, Kirchner, Evo Morales, Cristina Fernndez, Correa, para nombrar los ms connotados y cercanos en nuestra Amrica surea al discurso de Chvez. Punto y aparte, vive entre nosotros, el discurso del compaero Presidente Comandante Hugo Chvez, fluye por variadas vertientes: poltico, anecdtico, social, histrico, econmico, reiterativo, contundente, eficaz, anti protocolar, recita, canta, re, provoca, insurge, escuece, libre, cido y risueo erosiona la delicada piel tunante de quienes adversan la Revolucin Bolivariana de Venezuela. Otros ejemplos de la fundacin de este discurso son los festivales mundiales de poesa, los medios de comunicacin alternativos de radio, prensa y televisin, las convocatorias a foros, certmenes, encuentros en todas las reas de inters como filosofa, artes, folklore, polticas, etc. En este sentido, recordamos el Primer Encuentro Latinoamericano contra el Terrorismo Meditico, el Foro Mundial del Bicentenario, El Certamen crtica del arte, la Feria Internacional del Libro en Venezuela, las Producciones de la Villa del Cine, las Casas de la Diversidad Cultural, El Sistema de Orquestas Juveniles, El Sistema masivo de Revistas de Cultura y los cientos de murales pictricos y de mosaicos que hablan desde las paredes de pueblos y ciudades en toda Venezuela. AntihegemnicoCapitalista, el discurso. Todos juntos decimos el discurso que libera de la trampa. Hay expectativas con la exposicin Cartel Bicentenario, ser excluido?

Evitemos el racismoManuel GonzlezEs un error no aprender de los errores cometidos -pensamiento africano-

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a civilizacin occidental ha pretendido desde la invasin de Amrica que sus conocimientos del mundo sobrepasan a los hallados en AB AYALA. Continuamente hayamos comentarios discriminatorios para con nuestras culturas ancestrales y mucho ms si estas filosofas provienen de frica. Son recurrentes las ideas cristianas de dominacin y supremaca, las cuales procuran empequeecer el acervo cultural de aquellos que seguimos y defendemos las filosofas originarias o afrodescendientes, a tal punto de ser sealados desde pulpitos por sacerdotes ignorantes del derecho y la pluriculturalidad en Venezuela. Pareciera en momentos que vamos a revivir la barbarie del genocidio vivido en nuestro continente por parte de los europeos quienes masacraron naciones enteras como los mayas, incas o aztecas. Tal genocidio an sigue sin respuesta de parte de los pueblos inquisidores, sta sigue siendo una deuda histrica. Cmo detener entonces tanta arrogancia, tanto odio y tanta humillacin? La mejor manera es asumir que somos diversos en el planeta, so-

mos un cmulo de sociedades, culturas en constante transformacin, las cuales vivimos y practicamos formas rituales, culturas ancestrales, conocimientos del universo incomprensibles para el hombre y la mujer materialista occidental. Debemos procurar la aceptacin de todo aquel o aquella que nos es diferente por su religin, su conducta sexual, su definicin tnica o por su tendencia poltica e ideolgica. Se hace imprescindible reconocer que subsisten conductas discriminatorias en el mundo occidental de la actualidad. El gran reto es promover la diversidad como principio fundamental para el desarrollo de un nuevo nivel de consciencia, el cual nos develar un mundo ms humano y tolerante. Evidentemente cada cultura puede tener formas de pensar, sentir y actuar, diferentes, esto es justamente lo que nos hace especiales. No repitamos los momentos de dolor e inmisericordia donde se persegua, mutilaban, violaban a las personas y destruan familias enteras en nombre de una cruz. Mucho menos pregonar el odio racial o la discriminacin por razones tnicas,

filosficas y condicin sexual, entre otras formas de exclusin. Y an ms si nos preciamos de ser revolucionarios, nuestra conducta debe ser siempre modelo con respecto a las conductas racistas y clasistas del modelo imperialista. No podemos, quienes luchamos por los derechos de la minoras y los hasta ahora invisibilizados, aceptar las vejaciones de aquellos que bajo una sotana, un medio de comunicacin racista, o polticos aptridas, hombres y mujeres que esconden sus iniquidades y los ms viles sentimientos hegemnicos, las cuales exacerban los sentimientos de odio racial de personas en distintos sectores de la sociedad venezolana, especialmente las clases econmicamente dominantes. La lucha contina por un mundo humanista donde todos y todas respetemos nuestras diferencias y nuestras verdades. Es Venezuela una referencia mundial del reconocimiento de las culturas y las diversas formas de vida. Asumamos el tren de la historia acompaando a nuestro lder y hombre de mundo Cimarrn Hugo Chvez Fras. Viviremos y venceremos!

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ley para descolonizarnos y liberarnos del yugo imperialMoDesTo RuiZ espinoZa

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a aspiracin de refundar la Repblica Bolivariana de Venezuela y de construir una sociedad socialista, postura asumida por el presidente Hugo Chvez Fras, lleva intrnsecamente renovar y superar el pensamiento poltico colonialista heredado del imperio espaol (1498) y dependiente de los laboratorios acadmico, militar, meditico, poltico y econmico internacionales impuesto por el imperio anglo-norteamericano (1908). El compromiso de los que quieren patria socialista es romper con los cdigos de la dominacin impe-

rial como el falso paradigma que un hombre o una mujer tienen condiciones de superioridad o inferioridad intrnseca en virtud de su origen tnico o cultural. Eso es ideologa racista que da origen al racismo y este a su vez le da entrada a la discriminacin racial fundamentada en todo acto distincin, exclusin, restriccin, preferencia y accin u omisin por motivo de origen tnico, origen nacional o rasgos del fenotipo que niega el goce y ejercicio de igualdad y de los derechos humanos, cuya consecuencia genera la conducta endorracista (endorracismo) la cual niega las caractersticas de su grupo

tnico de origen, es decir, en una actitud auto discriminatoria que valoriza cualquier rasgo de origen tnico o nacional diferente al propio. Las categoras negro, indio y blanco de orilla estn cargadas de ideologa racista que menosprecian y descalifican la condicin humana de persona y grupo de personas asociada a la triada del racismo, discriminacin racial, endorracismo y a la xenofobia utilizadas por el colonizador en el trfico de seres humanos (XV-XVII) y en el sistema colonizador. Los apuntes de la investigacin sobre el racismo francs de Odile Tobner (Pars, 2007) afirma que la

categora negro aplicada sobre los seres humanos (hombres y mujeres de la Costa Occidental de frica) es obra de los colonizadores portugueses a mediados del siglo XV y es a finales del siglo XVII cuando los franceses y espaoles la asumen comn en sus respectivas lenguas. Ms tarde, es convertida en sinnimo de esclavizado. No hay dudas, biolgica y genticamente mestizos somos todos los seres humanos. La renovacin del pensamiento poltico venezolano significa incluir y adoptar sin complejos europocentricos los aportes constructivos de referentes histrico-poltico basado en la cosmovisin, lucha y organizacin indgenas (Guaicaipuro y Mara), afrodescendiente o afropoltico (Rey Miguel, Andresote, Guillermo Ribas y Chirino) aunado al ideario bolivariano, zamorano y Simn Rodrguez ms las contribuciones Karl Marx, Federico Engels, Vladimir Lenin, Mao Tse Tung, Gramsci, Rosa Luxemburgo y Jos Mart, entre otros. Retomando las contribuciones del cristianismo, socialismo cientfico, la teora de la liberacin, y otras experiencias que han mejorado las condiciones de vida de los seres humanos. Postura poltica asumida por el Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, (mayo 2010). Desde la visin bolivariana ser afrodescendiente es ser bolivariano cuyo soporte es la afropoltica. Guiado por estado de derecho y justicia social tipificado en la Constitucin de la Repblica Bolivariana para alcanzar la refundacin de la Repblica se impone la convivencia y el imperio de la Ley. Leyes que nos permitirn asegurar el derecho a

la vida, al trabajo, a la cultura, a la educacin, a la justicia social, a la liberacin y a la igualdad sin discriminacin. Motivada por estos criterios sealados y respondiendo a las exigencias del pueblo legislador, quien fue el proponente ante la Asamblea Nacional, la idea de legislar en contra de la discriminacin racial (mayo 2008) en voz de Nirva Camacho y vocera de la Red de Organizaciones Afrovenezolanas (ROA), adems, se le consult en 17 estados y el 94,44% de los entrevistados afirm estar de acuerdo con la legislacin contra la discriminacin racial. Por su parte, el Poder Legislativo incorpor a su agenda legislativa y al programa bsico legislativo anual 2011 el Proyecto de Ley Contra la Discriminacin Racial, orientado por la Subcomisin de legislacin, participacin, garantas, deberes y derechos de las y los afrodescendientes bajo la responsabilidad y sancin de la Comisin Permanente de Pueblos Indgenas. La Ley protege a todo grupo de personas El objeto de esta ley es establecer mecanismos para prevenir, atender, eliminar, erradicar y sancionar la discriminacin racial como hecho punible, garantizando a toda persona y grupos de personas, el goce y ejercicio de sus derechos y deberes consagrados en la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela, leyes, tratados, pactos y convenios internacionales relativos a derechos humanos, suscritos y ratificados por la Repblica. Ley que nos aproxima a descolonizarnos.

Como medidas de salvaguarda esta norma exalta al Estado a travs del Poder Pblico, bajo el principio de cooperacin y corresponsabilidad que debe existir entre los distintos poderes que conforman el Poder Publico, a entrelazar mecanismos de articulacin sobre las polticas pblicas para erradicar la discriminacin racial (Titulo II). Ante la ausencia de un rgano rector (Titulo III) que atienda el tema de la discriminacin racial, se crea el Instituto Autnomo Contra la Discriminacin Racial. El legislador ratifica en el marco de la competencia del Poder Ejecutivo nacional con relacin al rgano encargado en materia de Interior y Justicia sobre la coordinacin, evaluacin, promocin, preservacin y defensa de los derechos humanos. El delito de discriminacin racial y los agravantes son recogidos en (Ttulo IV), se tipifica como hecho punible la discriminacin racial, de manera de sancionar los actos u omisiones que limiten, menoscaben, marginen o vulneren a una persona o grupos de personas. Jurdica, social y culturalmente ninguna persona debe ser calificada o descalificada por su piel. Por tus frutos te conoceris, dijo Jesucristo. El Ttulo V de este Proyecto abunda sobre los alcances de la creacin del fondo destinado a facilitar el desarrollo eficiente de las actividades y funciones del Instituto Nacional Contra de la Discriminacin Racial. Y el Ttulo VI contiene las disposiciones transitorias y finales, referidas a entradas en vigencia del Instituto y la misma Ley.

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Discurso ante la Asamblea NacionalENRIqUE ARRIETA CHOURIO

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uenas tardes a todas y todos, vayan nuestros saludos a la directiva de la AN. Saludos a las cimarronas y cimarrones del movimiento social afrovenezolano, a los pueblos originarios de Venezuela y del mundo, principales vctimas del racismo en el mundo. Un da como hoy 10 de mayo, hace exactamente 216 aos, se produjo en la hacienda Las Ma-

canillas el levantamiento heroico de Jos Leonardo Chirino contra la barbarie espaola en Venezuela. De all que esta fecha haya sido valorada para celebrar el Da Nacional de la Afrovenezolanidad, es decir, un da especialmente acordado para celebrar la presencia de frica en Venezuela. Esta misma fecha por su importancia histrica ha sido elegida

por la honorable directiva de la AN para dar la primera discusin del proyecto de Ley Orgnica Contra la Discriminacin Racial. Es preciso destacar que el anteproyecto de esta ley lo present la Red de Organizaciones Afrovenezolanas (ROA) el 17 de mayo de 2007, y hoy en el marco de la concepcin revolucionaria del PUEBLO LEGISLADOR, nos es grato asistir a la primera

discusin y segura aprobacin por unanimidad del primer instrumento jurdico para prevenir y sancionar el racismo y la discriminacin racial en toda la historia de lo que hoy con orgullo es la Repblica Bolivariana de Venezuela. Esta ley solo es posible en el marco de una revolucin como la que protagoniza nuestro pueblo con el liderazgo del cimarrn presidente Hugo Chvez Fras. Venezuela, al igual que el resto de los pases de nuestra Amrica colonizada y saqueada por Europa, es una sociedad estructuralmente racista. En nuestro pas a partir de la invasin espaola en 1498 se inicio un abominable proceso de explotacin y exterminio de la poblacin originaria. Nuestros pueblos fueron cruelmente esclavizados para beneficio econmico de quienes extraamente se decan civilizados, a pesar de la heroica resistencia indgena. Los invasores impusieron sus leyes, su religin, sus instituciones y su visin del mundo para acumular el capital requerido para consolidar el naciente sistema capitalista. La estructura racista de la sociedad impuesta en Venezuela se complet con el secuestro de millones de mujeres y hombres en las costas occidentales del frica subsahariana, que posteriormente, fueron obligados a trabajar esclavizados que no es igual a decir esclavos en grandes prisiones conocidas como haciendas de plantacin, ubicadas casi siempre en las zonas costeras de Venezuela y otros pases del continente. Para hablar y comprender la presencia de frica en

Venezuela hay que referirse inevitablemente al proceso gentico del capitalismo europeo, ya que fue en el marco del expansionismo mercantil de Europa que la madre frica tom importancia protagnica como proveedor no solo de mano de obra esclavizada sino de conocimientos ancestrales tiles para los perversos objetivos de aquella Europa. La divisin internacional del trabajo construida por Europa y secundada por EUA hace que frica, y posteriormente la dispora africana, se conviertan en los ms empobrecidos, que no es igual a decir los ms pobres del mundo; en desconocimiento del origen del empobrecimiento del frica, es frecuente escuchar a presuntos expertos del desarrollo hablar sobre propuestas y frmulas diseadas desde los distintos centros de poder para superar la pobreza en el continente que fue la cuna de la humanidad. Para una mayor comprensin de este tema recomendamos la lectura del libro De Cmo Europa Subdesarroll a frica, del autor Walter Rodney. Desde la poca colonial, los pueblos originarios y los afrodescendientes fueron absolutamente marginados del derecho a tener tierras para la produccin socioeconmica. Es de todas y todos conocido que antes de la aparicin del petrleo como fuente de riqueza nacional, la actividad econmica principal fue la agricultura, y en medio de ella la produccin de caf, cacao y caa de azcar por parte de los africanos, africanas, sus descen-

dientes e indgenas esclavizados, constituy el principal engranaje de una maquinaria perversa de explotacin para beneficio exclusivo de personas miserables provenientes de Espaa y sus descendientes. El sistema implantado por los esclavistas utiliz mecanismos de fuerte coercin para obligar a la poblacin esclavizada a creer en la religin de los explotadores, al mismo tiempo neg toda posibilidad de acceso al conocimiento acadmico generado en Europa. Cabe destacar, que durante toda la etapa colonial y buena parte de la vida republicana estuvo absolutamente prohibido el acceso a las instituciones educativas a los africanos y sus descendientes. En consecuencia, muy pocos afrodescendientes pudieron plasmar sus ideas y visiones del mundo por escrito, y en los casos excepcionales que pudieron hacerlo, no tuvieron los mecanismos para difundirlas. Esta situacin explica la total invisivilizacin en que se mantuvieron durante todos estos aos las ideas y los aportes libertarios de las y los afrodescendientes en Venezuela y en nuestra Amrica. Dnde estn escritas las ideas de Jos Leonardo Chirino? Qu aportes hicieron al pensamiento libertario Miguel de Buria, Andresote y Gernimo Guacamaya? Dnde leer los aportes del cimarrn Guillermo Rivas o de Guiomar? Cmo estudiar las tcticas militares que ellos y ellas emplearon? Cmo estudiar las frmulas mdicas de Mara de la Mota, mdica ancestral esclavizada en Barlovento y luego llevada a peticin de Simn Bol-

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var a servir al ejrcito libertador en Aroa, estado Yaracuy? La herencia racista de este pas ha hecho que no tengamos reconocidos como hroes de la patria a casi ningn habitante originario, ni afrodescendiente ms all de Guaicaipuro, Pedro Camejo y Jos Leonardo Chirino. Este planteamiento omite el aporte revolucionario que las y los africanos y sus descendientes hicieron para la liberacin de la patria venezolana. Ignora, por ejemplo la extraordinaria revolucin clasista que estamos conmemorando hoy 10 de mayo cuando Jos Leonardo Chirino logr nuclear un ejrcito rebelde formado por indgenas y afrodescendientes para enfrentar militarmente a los explotadores de aquel entonces. Desconoce las centenares de rebeliones heroicas protagonizadas por valerosos cimarrones como los antes nombrados y la vala combativa militar de hombres y mujeres como Jos Joaqun Veroes, Jos Laurencio Silva, Jorge Bolvar, Marta Cumbale y Juana Ramrez La Avanzadora. Omite tambin el aporte de los adolescentes del pueblo de Chuao que en el ao 1816 se incorporaron con Bolvar a la lucha revolucionaria y participaron activamente en las Batallas del Onoto y de Los Aguacates en suelo arageo. Para contrarrestar esta situacin, la Red de Organizaciones Afrovenezolanas propuso al Ejecutivo nacional la creacin de una instancia ejecutiva interinstitucional. Fue as como en el ao 2005 el Presidente de la Repblica emiti el decreto 3.645 por medio del cual

se crea con carcter permanente la Comisin Presidencial Para la Prevencin y Eliminacin de la Discriminacin Racial y Otras Distinciones en el Sistema Educativo Venezolano presidida por el ministro o ministra de Educacin. Es preciso sealar que desde su creacin dicha comisin solo funcion adecuadamente durante la gestin del cimarrn Aristbulo Istriz. Luego de su salida ninguno de los titulares siguientes ha comprendido la importancia estratgica de luchar contra el racismo desde el sistema educativo. Hoy en da tenemos la esperanza de que la ministra Maryan Hanson reimpulse con todo el apoyo que requiere una comisin de esta naturaleza. Para entender la discriminacin racial existente, basta conocer las prcticas segregacionistas que suceden en algunos sitios de recreacin nocturna de ciudades como Caracas, Maracay, Valencia y Maracaibo, donde en pleno siglo XXI se niega el acceso de personas por su color de piel y otras causas asociadas a rasgos fenotpicos. Para entender la negacin de derechos por razones de origen tnico racial basta con ver los rostros de los miles de damnificados que hoy se encuentran en condiciones de refugiados a raz de los daos causados por las lluvias, especialmente, en la zona metropolitana de Caracas. En dichos refugios, como bien lo ha apuntado el mismsimo presidente Hugo Chvez, la mayora de los rostros son de afrodescendientes e indgenas. Queda claro que el acceso a una vivienda digna

ha sido y es ms difcil para quienes no descienden de los colonizadores. Quien quiera saber de racismo reiterado en Venezuela puede ir a la iglesia catlica en Curiepe, en la subregin de Barlovento, o llegar un domingo a Palmarito, pueblo afro del sur del lago y escuchar las ofensas reiteradas que tras su condicin de sacerdotes profieren impunemente quienes ofician *la palabra de Dios*. A esta situacin se une la absoluta discriminacin de que son objeto en nuestro pas las religiones de origen africano como la Yoruba, el palo monte y el espiritismo, a pesar que nuestra CRBV consagra en su artculo 21 la no discriminacin por razones de raza, sexo o creencia religiosa, y a pesar de los centenares de miles de personas que las practican en el pas , y a pesar de que muchsimos hombres de negocio, artistas, deportistas y polticos de distintas tendencias ideolgicas tienen o estn por hacerse su mano de Orula. Cuando pase por Bobures, Gibraltar, Santa Mara o cualquier pueblo del municipio Sucre, del estado Zulia, se enterar que el alcalde, que al igual que los esclavistas del siglo XVII, maneja ese municipio como si fuera su hacienda. Mientras l viene una vez al mes desde Miami a ver cmo van las cosas, por cierto, invitamos formalmente a la directiva de la AN a revisar los movimientos migratorios del referido alcalde y constatar la veracidad de lo que estamos diciendo. Queremos dejar claro que durante los ltimos doce aos nuestras luchas contra el olvido y la

exclusin han sido canalizadas por parte del Estado mejor que en cualquier otra poca histrica, sin embargo la resistencia de la institucionalidad burguesa y el modelo cultural de dominacin, aun vigente, conspiran en la lucha contra la discriminacin racial y el racismo en Venezuela. Los pueblos indgenas y afrodescendientes formamos parte estructural de la clase explotada en esta sociedad, pero producto de circunstancias histricas especficas padecidas por 500 aos requerimos de polticas pblicas especficas que permitan crear condiciones jurdicas y ejecutivas acordes con nuestras realidades. En el caso de los pueblos originarios hoy se cuenta no solo con reconocimiento constitucional sino que se ha construido un importante cuerpo de leyes diseadas para superar tantos aos de exclusin. No ha sido ese el caso de los descendientes de africanas y africanos en Venezuela, quienes an teniendo oficialmente un da nacional de la afrovenezolanidad y un pequeo espacio ejecutivo constituido por el vice ministerio de equidad de gnero, Afrodescendencia y etnicidad

en el seno del Ministerio del Poder Popular para la mujer, no existe de manera coherente una poltica de Estado en esta materia. Es de hacer notar que en los ltimos 6 meses el referido vice ministerio ha sufrido una inexplicable parlisis total por parte de la actual Ministra del Poder Popular para la Mujer. En este sentido, hacemos un llamado cimarrn al Ejecutivo nacional en nombre de nuestras ancestras Guiomar de Buria, Juana la Avanzadora, Marta Cumbale y Argelia Laya a que se respete el espacio poltico de nuestras mujeres, ganado al fragor de la lucha revolucionaria y no entregado por nadie como una dadiva. Los cientos de aos que tenemos de resistencia y lucha contra todas las formas de dominacin avalan nuestros planteamientos y nos permiten solicitar humildemente, al camarada presidente Chvez, que acelere la audiencia que le solicitamos el pasado 21 de enero en el estado Vargas. Estamos seguros que juntos construiremos una agenda para la transformacin definitiva de las condiciones de vida del pueblo afrovenezolano y la consolidacin del socialismo afro bolivariano.

El proyecto de Ley Orgnica Contra la Discriminacin Racial que se somete a primera discusin es fruto del trabajo colectivo de mucha gente, es producto de 4 aos de propuestas, reuniones en pequeos y grandes grupos, encuentros con especialistas venezolanos y de otros pases, que siempre fueron coordinados por nuestro diputado cimarrn Modesto Ruiz Espinosa. Vaya nuestro reconocimiento pblico a l y a su equipo de trabajo (Lisa Carrillo y Enrique Ruiz). Es momento de reconocer el enorme esfuerzo y la contribucin decidida de la Comisin de Asuntos Indgenas de este Parlamento que fue la instancia donde se hicieron las coordinaciones que hoy permiten tener este proyecto. Desde nuestro movimiento queremos saludar a la camarada lideresa histrica wayuu Noheli Pocaterra. La aprobacin de este instrumento jurdico, que repetimos, esperamos que sea aprobado por unanimidad, nos permitir tener por fin instrumentos jurdicos que permitan sancionar administrativa y penalmente a quienes promuevan o ejecuten actos de discriminacin racial.

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La lucha Afro en nuestra Amrica: Un camino hacia la emancipacinFLOR MRqUEz

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oy, a 200 aos de independencia de nuestra Amrica, es imprescindible fortalecer el camino hacia la verdadera y definitiva emancipacin de nuestros pueblos. Ser latinoamericanos -y latinoamericanas del Caribe- es describir todos los espacios de vida y existencia construidos y fortalecidos en el trnsito del tiempo para establecer desde nuestra unidad cultural, toda la diversidad de miradas que nos reafirman como pueblos. Es por ello que el desafio planteado es la construccin de espacios liberados en los cuales se legitime la propia identificacin y el reconocimiento de nuestra realidad cultural. Esto nos permitir reinterpretarnos y reafirmarnos desde nuestras propias referencias locales y nacionales para redimir todos los componentes que nos constituyen como comunidad.

Bajo esta premisa, la discusin que hoy nos convoca como poblaciones del Sur y del Caribe es establecer los mecanismos de articulacin que nos permitan colocar sobre la mesa el debate sobre la dignificacin de las comunidades que histricamente han sido invisibilizadas y convertidas en grupos vulnerables. A efectos de esta discusin, es necesario profundizar en elementos de la realidad actual de nuestra sociedad con miras a la construccin de estrategias que establezcan escenarios de inclusin, de participacin y de derecho social, con la conviccion plena de que uno de estos mecanismos o estrategias es la comprensin y el estudio de la etnicidad, la multiculturalidad, la plurietnicidad y la interculturalidad. Abordar tres dimensiones de la realidad venezolana como apor-

tes para la discusin y la reflexin nos coloca en un espacio de derecho que se hace improrrogable en tiempos de cambios como los que vivimos. Son estos marcos: 1.La Diversidad Cultural, como conformacin tnica que describe la venezolanidad. 2. El Derecho Social, visto como la plataforma jurdica que tenemos los venezolanos y las venezolanas a la luz de nuestra Carta Magna. 3.El Poder Popular, accin aglutinadora de organizacin y participacin de todos los actores sociales para concretar los cambios que requiere nuestra nacion para avanzar cientifica y espiritualmente, tomando en cuenta los saldos organizativos acumulados a lo largo de nuestra historia. El prembulo de nuestra Carta Magna define a Venezuela como

una sociedad multitnica y pluricultural. Dentro de este marco de legitimidad, el proyecto de reforma de la Ley Orgnica de Educacin, la pregunta de autorreconocimiento tnico de las comunidades afrodescendientes para el censo nacional 2011 y ms recientemente, la aprobacin en primera discusin de la Ley Orgnica contra la Discriminacin Racial, evidencian la resemantizacion del discurso cultural de la venezolanidad, siendo estas acciones las que posibilitan la discusin y la formulacin de teoras innovadoras que nos acercan al reconocimiento de nuestra evidente diversidad cultural. Con la participacin de 12 instituciones, movimientos y organizaciones sociales, el Instituto Nacional de Estadstica cre, en el ao 2007, el Subcomit de Estadstica de Poblacin Afrodescendiente, dndole carcter y legitimidad a partir de la Ley de la Fundacin Publica de Estadstica que establece en su artculo 43 la creacin de los subcomits de estadstica central. El objetivo es garantizar la distincin de la poblacin afrodescendiente en los censos, encuestas, registros administrativos y estudios que realiza el Instituto Nacional de Estadstica, as como la pregunta de autorreconocimiento incluida en el censo nacional de 2011 para esta poblacin. Al igual que en pases Colombia, Brasil, Argentina, Ecuador y Chile, por nombrar slo algunos, el Censo Nacional 2011 incluye la pregunta sobre el autorreconoci-

miento tnico, no slo para visibilizar los grupos silenciados histricamente, sino tambin para llevar adelante estudios de investigacin posteriores que permitan reconocer valores y caractersticas de races africanas en la identificacin de los componentes histricos, culturales y polticos dentro de la cotidianidad de las comunidades afrodescedientes de nuestro pas. El autorreconocimiento afrodescendiente ser medido por indicadores estadsticos diseados especialmente para esta variable en la primera aproximacin cuantitativa de este tipo que se realice en el pas. Tras cuatro aos de trabajo, el autorreconocimiento afrodescendiente se concreta en esta deficion: Proceso mediante el cual una persona hace conciencia y acepta sus valores, saberes, quehaceres, rasgos fsicos y races histricas que lo identifican como descendiente de Africana/os. La pregunta expresa textualmente: Definiedo la pregunta de autorreconocimeinto para el Censo 2011 Segn sus rasgos fsicos, ascendencia familiar, cultura y tradiciones, se considera: a)Negra/negro d) blanca/blanco c)Morena/moreno b)Afrodescendiente e) Otro. Cual _________ El debate sobre el tema tnico, como de hecho est sucediendo, implica superar un conflicto histrico. Debe fundamentarse en la necesaria mirada actual de nuestra me-

moria que recoge todas las luchas reivindicativas y que dejara atrs el angustioso camino del racismo, la segregacin, la invisibilizacin y los prejuicios a los que el sistema capitalista con sus modos de produccin ha sometido durante siglos a la descendencia africana en nuestra Amrica. En este mismo contexto, se puede hablar de la indianidad, de los blancos y las blancas de orilla, y de todos aquellos grupos tnicos que fueron repudiados desde la visin cultural dominante. La contribucin que se pueda ofrecer para divulgar los aportes africanos y afrodescendientes a los procesos sociohistricos de la venezolanidad, es la necesaria discusin y afirmacin para la reivindicacin de los derechos sociales de nuestras comunidades y pueblos afrodescendientes. Se trata de un mecanismo de pertinencia y pertenencia para la construccin de una nueva ciudadana que consienta en concebirnos con igualdad de derechos, incidiendo directamente en la construccin y en la consolidacin de ese hombre y esa mujer nuevos, que se enmarca en el proyecto poltico, humanista y espiritual de la Revolucin Bolivariana (PNSB). En septiembre se inicia el Censo Nacional. Con l sabremos los y las afrodescendientes cuntos somos, dnde estamos y en qu condiciones nos encontramos. Ineludible e impostergable reconocimiento que permitir nuestra liberacin como pueblo y la superacin de todos los obstculos que la discriminacin y la segregacin histrica impusieron en nuestra sociedad.

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Hoy vi a un negroGuadi Calvo

invisibilizaCin y visibilizaCin en argentina

Hoy vi a un negro era un comentario que hasta hace menos de dos dcadas poda escucharse de cualquier habitante de la ciudad de la Argentina, marcando as la sorpresa por lo inslito de semejante avistaje. Era tan infrecuente la presencia negra, que la gente lo mencionaba como un suceso ciertamente extrao. Hoy, afortunadamente, muchos inmigrantes de pases africanos han comenzado a llegar agregndole al pas un condimento que le faltaba. Para muchas generaciones de argentinos el negro remita solo a la historia y una historia sesgada, modificada por una visin paternalista hacia la negritud, que le quitaba el oprobio, atenuaba las razones y las consecuencias del significado aberrante de la esclavitud. Se ignora que al puerto de Buenos Aires llegaron ms de dos millones de esclavos que fueron subastados en la recova del Cabildo, que

padecieron el carimbado, suplicio a los que se los someta con un hierro candente carimba con el que se le grababa en la cara las marcas del importador y del propietario, prctica que se utiliz en Buenos Aires durante dos siglos cada da. Las huellas del esclavismo porteo han quedado grabadas para siempre en la traza de la muy blanca Buenos Aires. Sus grandes espacio verdes, como Parque Lezama o Plaza San Martn, fueron el lugar de los barracones de negreros como Jos Martnez de Hoz, Diego de Agero, Lezica y Torrezuri, Mateo Magarios, entre otros que construyeron sus fortunas con el trfico humano. La Santa Madre Iglesia tampoco era ajena al comercio de esclavos participando en el contrabando y la trata. El obispo de Tucumn, don Francisco de Vitoria, acumul una fortuna como esclavos que personalmente iba a comprar a Brasil.

Jesuitas, Dominicos, Franciscanos y otras rdenes religiosas afincadas en el pas contaban con importantes dotaciones de esclavos. En 1803 el Sndico Procurador del Cabildo se quejaba de las empresas negreras por no darles entierro a los que mueren, arrojndolos en los huecos (plazas) que tiene la ciudad, arrastrndolos pblicamente por la ciudad atados a las colas de los caballos con escndalo del vecindario. La ciudad cont con lugares donde los esclavos recin llegados eran internados para la cuarentena, el palmeo (toma de medidas) y el carimbado, contaban con zonas de engorde cercanas al ro para baarlos y aprontarlos para las subastas. A fines del siglo XVIII provincias de norte del pas tena altos ndices de poblacin negra; Tucumn con un 64%, Santiago del Estero 54% y Catamarca 52%.

As todo, el negro como entidad, en el imaginario colectivo argentino, nos trasportaba a los das de la Revolucin de Mayo donde se los haba igualado, se les haba dado la libertad y de all en ms por arte de magia desaparecieron llevndose los oficios que practicaban siempre de servicio o vendedores callejeros, y fundamentalmente, quitndonos los importantes aportes culturales que han hecho a la mayora de las naciones latinoamericanas. Largos aos de su historia Argentina vivi sin negros o mejor dicho escondiendo su presencia en la historia. El signo distintivo de la cultura argentina el Tango, es quizs el mayor aporte de los negros a la cultura argentina. Segn muchos especialistas el tango es negro. La palabra tango se encuentra en diferentes lenguas africanas como los Calabar y los Benn cercanos al ro Nger central como tamgu y tagu que significa bailar. El primer tango registrado es de 1897 El Entrerriano, es de un msico negro Rosendo Cayetano Mendizbal. Son muchas las razones que convergieron para que el negro argentino en el tiempo se haya reducido su presencia a niveles casi imperceptibles. En 1810, ao en que comienza la emancipacin en el Ro de la Plata, uno de cada tres porteos era negro esclavo o liberto, puros, mulatos o zambos, al finalizar el siglo XIX slo haba 8.000 africanos y afroargentinos. En la actualidad se estima que un 6% de la poblacin de Argentina tiene origen africano, aproximadamente dos millones.

Es importante mencionar por qu razn el negro durante el transcurso de la historia se ha ido invisualizando culturalmente al mismo ritmo de que la poblacin de origen africano fue diezmada por diferentes causas: enfermedades como la tuberculosis, epidemias con la de fiebre amarilla en 1871, quizs habran sido suficientes motivos, para reducir drsticamente la poblacin. Durante la epidemia de 1871, cuyo epicentro fue en los barrios del sur de la ciudad, la enfermedad trada por las tropas llegadas de la guerra contra el Paraguay mat en cuatro meses casi 17.000 habitantes, la mayora negros. El ejrcito impidi a los habitantes de color abandonar la zona, queriendo evitar as la propagacin de la enfermedad, pero si se permiti la salida de los blancos. Se olvida de manera constante que la poblacin masculina negra fue utilizada histricamente como tropa, por medio de levas, en todas las luchas por la independencia y la organizacin nacional. Desde la formacin de los batallones de Pardos y Morenos para enfrentar al invasor ingls en 1807 y al ao siguiente, pasando por todos los ejrcitos libertadores. En el ejrcito que conform el general San Martn de los 3.778 soldados, 2.550 eran negros y mulatos de los cuales volvieron al pas luego de las campaas a Chile y Per, solo 143. Tambin participaron en los ms de treinta aos de guerra civiles, desde 1820 a 1852, la Guerra con Brasil y la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay y lo que se conoci como la conquista del desierto, que fue la anexin de la Patagonia al estado argentino en 1880.

Diezmada la poblacin masculina negra, la mujer negra comienza un lento proceso de cruzamiento con inmigrantes europeos, especialmente italianos, que llegaban al pas en busca de trabajo. Pero todas estas largas dcadas de invisibilidad no lograron borrar la presencia negra en la argentina. Ya mencionamos el tango como mximo distintivo de la cultura argentina en el mundo, es inestimable en la jerga cotidiana de los argentinos la cantidad de trminos usados de manera corriente que remonta su origen en la negritud argentina y del que pueden dar cuenta infinidad de letras de tango como buja (vela), cafa (prisin), conga, candombe, malambo, milonga, rumba, zamba, (diferentes ritmos musicales), mandinga (diablo), mondongo (estmago de animal) , tarima (e scenario), quilombo (prostbulo), ganga (ventaja), bochinche (ruido), bombo (instrumento musical), matungo (caballo viejo), tambo (lugar de ordee) colimba (servicio militar), yapa (propina), ato, tata (padre), tocayo (del mismo nombre), dengue (enfermedad) y payada (contra punto musical con recitado) solo por nombra algunos. En 1858, Lucas Fernndez, quizs el primer intelectual negro argentino, funda y dirige El proletario una publicacin precursora del socialismo en el Ro de la Plata, seis aos antes de que Marx y Engels crearan la Primera Internacional. La presencia negra en la Argentina es tan insoslayable como en el resto del continente. Reivindicarlos es una deuda pendiente.

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Reflexiones en torno a la construccin de una sociedad socialista con inclusin AfrodescendienteKarolge guevara

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n el esfuerzo diario de construccin de una sociedad socialista debe pasar por pensar, analizar, de construir contenidos y categoras heredadas de un sistema educativo que respondi (y responde an, en muchos casos) a un modelo de Estado y un proyecto de pas en el que predomin un sistema ideolgico colonial y neocolonial. De acuerdo al antroplogo brasileo Jorge Carvalho, los Estados nacionales en Amrica y el Caribe fueron creados sobre una desigualdad tnica y racial brutal, producto de ms de 300 aos de esclavitud y explotacin de afrodescendientes e indgenas, trayendo como consecuencia que las constituciones nacionales adoptadas por las nacientes repblicas fueran de corte universalista, contemplando la igualdad jurdica, sin desarrollar polticas y acciones tendientes a cambiar la situacin de dominacin de siglos anteriores. El resultado de ese tratamiento igual para los desiguales fue la reproduccin, a lo largo de todo el siglo XX, del mismo patrn de desigualdad tnica y racial. (Carvalho, 2006). En este contexto, el sistema ideolgico dominante expresado en creencias, valores, actitudes, prejuicios y

estereotipos, aprecia como deseables, positivos y verdaderos los referentes eurocntricos y made in USA, subvalorando todo lo que no encaja con este modelo logrando convencernos, adems, que este planteamiento es verdadero, convirtindonos en agentes reproductores y legitimadores de un sistema basado en la desigualdad social, tnica y racial. Para ilustrar cmo opera este proceso, vale la pena citar a la docente Maritza Montero, quien en una investigacin publicada en la dcada de los ochenta Ideologa, alienacin e identidad nacional, afirmaba que para esta poca (y desde los inicios de la Repblica), los venezolanos y venezolanas nos auto identificbamos con valores negativos (pereza, ignorancia, falta de creatividad, entre otros), mientras sobrevaloramos lo extranjero, en particular, lo referente a los pases con los cuales existen o han existido nexos de dependencia, entindase Estados Unidos y Europa. Este sistema social implantado, basado en relaciones desiguales y en la ideologa de la dominacin, acenta su caracterizacin negativa al referirse a la poblacin de origen africano (fea, mala, bruta, floja, inferior) promoviendo fenmenos como

el prejuicio, el racismo, el endorracismo, la discriminacin racial y la exclusin. Analizar nuestra historia y el modelo heredado de carcter colonial, se constituye en un paso fundamental para comprender la deuda histrica acumulada con la poblacin afrodescendiente. Sobre el concepto Mestizaje Sin desconocer que los venezolanos somos productos de una mezcla forzada por el dominador espaol con indgenas y africanas(os), es importante destacar que el uso del trmino adquiere distintos significados, de acuerdo a quien lo utilice y en qu contexto. Ligia Montaez (1993), en su obra Racismo oculto en una sociedad no racista, afirma que el trmino ha sido empleado con un triple sentido: 1. Mestizaje como concepto progresista: Expresa la aspiracin de igual valoracin de los componentes que conforman nuestras races (lo europeo, indgena y afrodescendiente) pero esto ha sido ms el deseo de quien lo afirma que una realidad. 2. Mestizaje como trmino ideolgico: Si bien el trmino apunta a una realidad fsica observable,

tambin tiende a neutralizar la percepcin de procesos de orden histrico generadores de ese hecho y por lo tanto presentes en l. La mezcla de los componentes tnicos significa su aceptacin recproca por parte de la sociedad? Se valoran cada uno de estos componentes por igual? En este sentido, el concepto ha sido utilizado para invisibilizar la situacin compleja en que naci (una mezcla forzada, la mayora de la veces violenta, de diferentes grupos tnicos raciales), intentando neutralizar su carga ideolgica y naturalizar su existencia, obviando las relaciones desiguales y de explotacin impuestas por la clase dominante, contribuyendo a perpetuar situaciones sociales desiguales y contradictorias ante las cuales no se puede hacer nada para su transformacin. 3. Mestizaje como concepto demaggico: El concepto cumple una funcin social a favor de la clase dominante, sirviendo para manipular a la poblacin, ya que todos somos iguales, todos debemos incorporarnos a las metas que nos proponen los sectores de poder, pero no percibimos beneficios, derechos o retribuciones equivalentes o iguales a estos sectores dominantes. Construyendo la sociedad socialista Afortunadamente la Revolucin Bolivariana abri el camino para refundar la Repblica con el propsito de establecer una sociedad democrtica, participativa y protagnica, multitnica y pluricultural, en un estado de justicia (...) tal como lo establece nues-

tra Constitucin, reconociendo y prestando atencin especial a los componentes de nuestra diversidad cultural. Es importante destacar, que las polticas pblicas se constituyen en una de las principales herramientas para lograr los fines planteados en la Constitucin Venezolana y en el Proyecto Nacional Simn Bolvar. Desde este punto de vista, la construccin de la sociedad nueva requiere no slo de la participacin activa de todos los actores (ciudadanos, ciudadanas y servidores pblicos) en la formacin, ejecucin y control de tales polticas, sino adems que esta participacin sea consciente en la dimensin, magnitud, contenidos y significado histrico de los cambios que se quieren lograr, garantizando la generacin de acciones que se correspondan con el modelo de pas propuesto. Comprender conscientemente que hemos sido objeto de manipulaciones ideolgicas para disminuir, subvalorar, caracterizar negativamente nuestro origen africano, componente fundamental de nuestra venezolanidad, es un paso fundamental para la construccin acertada de polticas pblicas dirigidas a reivindicar, incluir, reconocer y visibilizar a la poblacin afrodescendiente y combatir toda manifestacin de discriminacin y racismo. Para esto es necesario insistir de forma permanente y sistemtica en implementar estrategias para informar, formar, sensibilizar y generar conciencia en la poblacin venezolana. En la medida en que podemos comprender de dnde veni-

mos y qu nos hicieron, tendremos fuerza, voluntad y creatividad para transformar la realidad heredada. Por ltimo, es importante destacar los avances polticos del Gobierno Bolivariano en materia de inclusin social afrodescendiente como la creacin del Subcomit de Estadsticas de Poblacin Afrodescendiente a travs del cual se incluy la pregunta de autorreconocimiento tnico racial en el XIV Censo de Poblacin y Vivienda; la creacin de la Comisin Presidencial para la Prevencin y Eliminacin de todas las formas de Discriminacin Racial y otras distinciones del Sistema Educativo; la creacin de la Coordinacin de Mujeres Afrodescendientes en Inamujer; el Viceministerio para la Igualdad y Equidad de Gnero, Afrodescendencia y Etnicidad del Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Gnero; la creacin de la Oficina de Enlace con las Comunidades Afrodescendientes del Ministerio del Poder Popular para la Cultura y la incorporacin del enfoque afrodescendiente al Proyecto Nacional Simn Bolvar. En el mbito legislativo, la creacin del Da de la Afrovenezolanidad el 10 de Mayo de 2005 y de la Subcomisin de Participacin, Garantas , Deberes y Derechos Afrodescendientes en la Comisin Permanente de Pueblos Indgenas, entre otros logros a destacar. (Avances reflejados en el Acuerdo de Conmemoracin del 216 Aniversario de la Gesta Libertaria de Jos Leonardo Chirino. Da de la Afrovenezolanidad. Asamblea Nacional).

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Construyendo poder cultural desde la tica del Chimbnguele MArizAbEL bLAnCo sifontEs

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I e acepta que el culto a San Benito de Palermo tiene su origen en las races culturales del frica, ya que se remonta al perodo de la colonia cuando los negros trados de ese continente en calidad de esclavizados, en virtud de la imposicin de los santos blancos hecha por la Iglesia catlica comopartede la cultura religiosa y estructura de dominacin, terminaron adoptando a estas imgenes como una forma

de ocultar su verdadera devocin a sus divinidades africanas. Esta estrategia de resistencia cultural fue aceptada por los esclavizados de la regin Sur del Lago como nica va para mantener su veneracin a Aj, de quien se dice era hijo de uno de los primeros reyes de Abomey, (capital del antiguo Reino de Dahomey, Benin) y de una doncella que encarg su crianza al padre. Aj dedic su vida a buscarla incansablemente por el mundo, dejando en el camino una siembra de bondad y

hermandad que lo elev, a su muerte, a los altares divinos de la religin Fon de Dahomey. La aparente analoga entre estas historias de bondad, entrega desinteresada y de ayuda a los ms necesitados que son comunes a ambos venerables, permiti convertir para los africanos a San Benito en el Dios Aj y para los catlicos el Dios Aj en San Benito. II En junio del ao 2005 la recin fundada Oficina de Enlace con

Comunidades Afrodescendientes, del entonces denominado Ministerio de la Cultura, inici sus recorridos por las distintas entidades federales del pas para entrar en contacto directo con los pobladores de las comunidades afrovenezolanas a fin de dar a conocer esa indita instancia gubernamental, creada para orientar la formulacin de polticas culturales desde, con y para las comunidades afrodescendientes. En compaa de Annerys Vargas comenzamos esos recorridos precisamente en la regin Sur del Lago de Maracaibo donde a travs de la credibilidad y la convocatoria realizada por Eward Alfonso Ysea Pulgar, uno de los ms importantes lderes culturales de la regin, se logr coordinar una cita en la cual se reunieron despus de muchsimos aos, no solamente representantes de diversas organizaciones culturales de la zona, sino los lderes de los gobiernos del Chimbnguele de 21 comunidades del Sur del Lago y Eje Panamericano de los estados Zulia, Mrida y Trujillo. Fue una reunin histrica calificada as por los asistentes porque durante ms de 40 aos fue imposible sentar en una misma mesa a tales personajes que en esa dichosa oportunidad, no solo estuvieron presentes, sino que participaron activamente y marcaron el rumbo de la reunin y de los acontecimientos sucesivos que hasta el momento siguen desarrollndose e impactando en el mantenimiento y fortalecimiento de la manifestacin del culto a San Benito de Palermo y sus cofradas de Vasallos.

Luego de las presentaciones de rigor y hecha nuestra exposicin, se escuch en el saln la voz de un maestro que ostentaba el rango de Primer Capitn de Banda de los Vasallos del Chimbnguele de Palmarito, quien abri con una intervencin que amenazaba con sentenciar todo aquello: Mire seorita eso que usted dice est muy bonito, pero nosotros no necesitamos de esa oficina, nosotros lo que queremos es que nos dejen hacer nuestro Chimbnguele en paz y con tranquilidad como se ha venido haciendo siempre. Lo que queremos es que dejen de venir a preguntar, a tomar fotos, a hacer programas que no nos dejan nada y que nos malcran a los muchachos. Ya como usted han venido muchos de cada gobierno, ya estamos cansados de eso y de que le saquen provecho a lo que nosotros hacemos de corazn y que vengan a cambiarlo por modernismo. Otras voces se fueron sumando y en la opinin de muchos vasallos, a lo largo del tiempo se increment entre propios y extraos el desconocimiento e irrespeto de las normas que rigen la celebracin, trayendo como consecuencia, el deterioro de los ms ancestrales y significativos valores asociados al Chimbnguele y al culto a San Benito de Palermo. Muchos contaron ancdotas y narraron episodios que dejaban ver su rabia y su dolor por los peligros de desaparicin de cantos, toques y rituales, as como el hecho de que turistas y visitantes o empresas patrocinantes, lejos de apreciar o conservar la tradicin, sacaban provecho ao tras ao de cualquier ayuda o aporte para financiar las costosas tareas de los

distintos procesos que implica la realizacin del culto a San Benito, mientras los cultores, maestros, cantadores, bailadores, msicos, artesanos y autoridades del Chimbnguele seguan viviendo en ranchos deteriorados, en extremas condiciones de pobreza, deplorables situacin de salud, sin seguridad social, etc. Tal vez San Benito estaba all presente y escuch atentamente, tanto a ellos como a nosotras y cre un espacio de entendimiento, pues en nuestra siguiente intervencin no fue difcil hacer comprender a todos y todas que la diferencia entre los que haban venido antes y nosotras, era que precisamente estbamos all para conocer lo que estaba pasando y preguntarles a ellos mismos qu hacer, qu acciones debamos llevar a cabo conjuntamente par