A continuación reproduzco una pequeña reflexión sobre el amor apoyada en el pensa-miento de la escritora feminista Bell Hooks que tuve la oportunidad de hacer encuadra-da dentro del proyecto “La Habitación de las mujeres” un espacio ideado por la poeta y editora Nares Montero que da voz y visibili-dad a mujeres poetas de todo tiempo, crean-do así un nuevo terreno fértil en el que to-d@s podamos contar con referentes mujeres en la poesía.

A tod@s aquell@s que crean y construyen el amor y especialmente a ella, Nares Montero, dedico estas líneas, profundamente agrade-cida por su fuerza y valor de los que cada día aprendo.

Cartel realizado por Nares Montero

Crecí con novelas que evocaban grandes dramas, con canciones de desamor, películas “romantiquísimas” y leyendo poesía. He leído, en su gran mayoría, la historia que ‘el hombre’ me ha contado. Ni que decir tiene que prácticamente todas las lecturas que me recomenda-ban y que he aprendido en el colegio estaban escritas por hombres, entre los que a duras penas se podían colar una excelente Rosalía de Castro o Sor Juana Inés de la Cruz. Así es, que como la mayoría de nosotros, recuerdo haber leído a escasísimas mujeres, mujeres que sin embargo sí aparecían escritas por hombres en mis libros.

Mujeres que sufrían por amor y padecían de desamor.

La pregunta ¿qué es el amor? ha acompañado a la humanidad desde que ‘el hombre es hombre’. También me acompaña a mí, a to-das las mujeres que he leído, y a todas las mujeres que conozco. Por lo tanto ha sido inevitable reflexionar sobre el amor que he aprendi-do, a través de todos los medios, de la educación, de mis padres, de mis amistades, de este marco social en este momento concreto de la historia (hasta ahora y casi en exclusiva, una historia contada por ellos).

Por ser uno de los grandes temas y por haber sido educada en el amor, he sido muy consciente de que mi vida, tal vez la de todos, es una intensa búsqueda de amor. No es extraño tampoco que al escribir, lo haya hecho sobre el amor, y que la reflexión me haya lle-vado a darme cuenta de que he sido educada en un amor limitante, un amor en el que tenía cabida el sufrimiento, el sacrificio, un amor basado en la necesidad, un amor que posee, un amor no solo incom-pleto sino lleno de un dolor que creo no le pertenece.

Avanzar hacia la igualdad, arrancar la violencia del amor, in-cluye también acabar con todas esas creencias que, a lo largo de la vida, se han camuflado dentro del amor.

Destruir el mito romántico que perpetúa la anulación, el alec-cionamiento, el egoísmo, la dependencia, la sumisión, desterrar un amor pobre, violento y doloroso para poder dar contenido y luz a un amor completo en el que desarrollarnos todos, que incluya la atención, el cuidado, el respeto mutuo, la admiración, la confianza, el crecimiento y el placer.

La autora feminista Bell Hooks ahonda en su libro “All about love” en la confusión que genera hablar de “amor” puesto que no hay una definición común sobre el amor y pone el acento en que lo que pensamos las mujeres del amor, rara vez coincide con lo que ellos piensan. Al mito romántico se suma el aturdimiento de qué es realmente lo que queremos decir cuando utilizamos la palabra “amor”, y nos sugiere imaginar lo fácil que podría ser aprender a amar si dotáramos de contenido a la palabra amor, si la usásemos como verbo, como acción.

Si las feministas extendiéramos la afirmación de que “ El amor es lo que el amor hace”. Concibiéndolo como un acto de la voluntad – es decir, a la vez una intención y una acción- y teniendo en cuenta que la voluntad también implica elegir (no es un amor irremediable como nos vende el mito romántico).

Las mujeres no estaremos de ningún modo obligadas a amar.Elegiremos hacerlo.

Esta proposición, aparentemente modesta, extiende sus raíces a la construcción personal y colectiva, pero también se erige como estandarte de un nuevo poder y una nueva política.

Como decía la filósofa y escritora feminista Simon de Beauvior “el día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal“.

Cuando entendemos el amor como voluntad de nutrir nuestro desarrollo y el de otra persona, se hace evidente que no podemos afirmar que amamos si somos abusivos. Amor y abuso no pueden coexistir, siendo el abuso y el descuido por definición los opuestos de respeto y cuidado. Pero también se hace evidente que no permi-tiremos más el abuso en nombre del amor, y por tanto, quedaremos en posición de igualdad y no nos someteremos más.

Puede ser duro no tener un amor que haga del abuso algo acep-table, que no disculpe las relaciones de poder que someten, un amor que no tape las conductas de control, ni ningún otro tipo de violen-cia. Puede que, despojado el amor de todas las máscaras machistas, nos encontremos que la historia amorosa de todos nosotros haya replicado uno a uno todos los inputs de un amor opresor.

Tras todo esto, me encuentro con que no deseo un amor que implique que mi vida pasada haya sido negativa, o mala. Casi todos encontramos difícil aceptar una definición de amor que diga que no podemos haber sido amados en un contexto abusivo.

Pero si reflexionamos de manera crítica, encontraremos que es precisamente el ejercicio del amor lo que nos capa-cita para aceptar que reconocer la falta de amor en el amor que hasta ahora habíamos concebido no constituye ningún estigma.

Creo que una de las principales construcciones del fe-minismo ha de ser por tanto el debate continuado sobre la práctica del amor en nuestras vidas, puesto que han sido las mujeres históricamente oprimidas en nombre del amor, y porque se nos ha educado desde la más tierna infancia para dar prioridad al amor romántico, poniéndolo en el centro de nuestras vidas.

Es por tanto un reto para las escritoras, poetas, filósofas y creadoras del presente, dar palabras al amor, dotarlo de libertad, voz, compañerismo, honestidad, responsabilidad, confianza, conocimiento, alegría, y también de un carác-ter multiplicador que le atribuya poder, en el sentido de ‘yo puedo’. Definirlo para que sea un punto de partida para la imaginación, ya que lo que no podemos imaginar no puede llegar a ser, nos permitirá dar un nuevo paso hacia una edu-cación en valores feministas.

Pensar en el amor como una acción nos alejará de amo-res que no ejercitan su voluntad y no tienen capacidad de elección, y bajo su manto no tendrán cabida nunca más la violencia de género y los millares de asesinatos y crímenes en nombre del amor.

Si estamos constantemente recordando que el amor es lo que el amor hace, nos comprometeremos a no utilizar la pala-bra amor en formas que devalúan y degradan su significado.

Bajo este hermoso y diverso cristal, me he planteado mi escritura y también mis lecturas de escritoras y poetas.

*Bibliografía: “Todo sobre el amor”, Bell Hooks. Año 2000, Editorial: Editor S. A. Javier Vergara,

Traductores: Victoria Simo y Susana Camps, ISBN: 9789501521092.