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    Elisabeth Haich

    INICIACIN

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    Los gigantes existan en la Tierra por aquel entonces (y tambin despus), cuando loshijos de Dios se unan a las hijas de los hombres y ellas les daban hijos: stos fueron loshroes de la antigedad, hombres famosos.

    (Gnesis 6,4)

    Este libro ha sido escrito en forma de novella pormotives personales. Sin embargo, todo lo quecontiene es verdad; quien tenga odos para or, queoiga.

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    NOTA DE LA AUTORA

    Lejos de m pintar aqu una imagen histrica de Egipto. Una persona que vive en

    determinado lugar no tiene nocin de las peculiaridades de su pas, ni practica suscostumbres, religin y lenguaje desde una perspectiva etnogrfica. Todo le parece natural.Es una persona, tiene alegras y tristezas, como la gente de cualquier poca, pues lohumano permanece siempre invariable. As pues, mi relato se refiere slo al aspectohumano, no al etnogrfico, ni al histrico. Deliberadamente llamo a todas las cosas con lostrminos actuales, no pretendo recrear una atmsfera egipcia. Transmito las enseanzasdel Sumo Sacerdote, Ptahhotep, en un lenguaje actual. Tambin he elegido nombresactuales para los smbolos religiosos, de manera que podamos entender qu significan. Elhombre actual comprende mejor si se habla de Diosque si se utiliza la palabra egipcia Ptahpara expresar ese mismo concepto. Si se dice Ptah, la gente piensa:Ah, s, Ptah, el dios

    egipcio. No!, los egipcios llamaban Ptah al mismo dios al que nosotros llamamos Dios y,por dar otro ejemplo, llamaban Seth a lo que nosotros llamamos Satans. Nosotrossentimos el significado preciso de las palabras Dios y Satans. Por el contrario, las palabrasPtah o Seth no nos dicen nada, son trminos huecos, vacos, carentes de significado.Expresiones como logos o principio creador, nos dicen ms que otras como el halcn deHorus. La electricidad o el tomo de hace miles de aos son los mismos que la electricidady el tomo actuales, slo el nombre era distinto. Que nadie piense, pues, que se trata deun anacronismo si, por ejemplo, el Sumo Sacerdote habla de una reaccin en cadena! Heintentado deliberadamente no imitar los nombres de aquel entonces.

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    PRLOGO

    El ritmo nacional del pueblo hind es religin. El hind siente que cada latido de sucorazn lo acerca un paso a la meta gloriosa y eterna de la realizacin divina.

    Si el nombre de Dios suena en los labios de un transente, el agudsimo odo delhind capta la meloda, y entona un canto de alabanza. Aunque no tenga qu comer, ni untecho sobre su cabezapues la vasta bveda celeste es con frecuencia su nico cobijo ,tiene sin embargo a Dios en su corazn. Sabe que ha salido de este escenario de la vida unsinnmero de veces y que ha vuelto mediante miradas de nacimientos; sabe que hadisfrutado de todo lo que el mundo creado puede ofrecer, y ahora ya nada lo satisface,pues conoce esta verdad: Todo lo terrenal es pasajero. Ahora slo desea encontraraquella fuente de donde mana la corriente de revelaciones.

    Desde la niez ha dicho en sus plegarias: Medito sobre la magnificiencia de aquelSer que ha creado este Universo. Quiera l iluminar mi espritu.

    La majestad y belleza de la Naturaleza, que le hacen recordar a aquel Ser, seconvierten en objeto de adoracin. Todo escrito sagrado sin importar a qu religin

    pertenezca donde respire el aliento de aquel Ser, se convierte en objeto de adoracin. Ytodo ser humano que haya encontrado a aquel Ser y predique sobre el camino que conducea l, ser tambin objeto de adoracin.

    Tengo la enorme fortuna de estar sentado a los pies de un alma iluminada.Elisabeth Haich es mi maestra, mi Gur. En su presencia, los tiernos ptalos de mi alma se

    ponen a temblar.Es frecuente que una de sus palabras me abra los ojos, y, a veces, basta una mirada

    comprensiva para afianzar mi conviccin. Una observacin amistosa puede disipar todas misdudas. Cada instante que paso en presencia de mi maestra me proporciona experienciasnuevas y acelera mis progresos. Muchas veces, cuando me siento sobrecargado por el pesode determinados asuntos, me ayudan las palabras de mi Gur: No vivas el presente, nopermitas que las cosas pasajeras influyan sobre ti. Vive en la Eternidad, ms all deltiempo y del espacio, ms all de las cosas perecederas. Entonces nada podr influir sobreti.En presencia de mi maestra gozo de absoluta libertad de pensamiento, pues he aprendidoque es una equivocacin querer aplicar los pensamientos de otras personas a nuestra propiavida. No quiero que me sigas por el camino que yo recorro en busca de la meta. Sigue tu

    propio camino, el camino que t mismo has determinado, el que se corresponde con tusinclinaciones ms ntimas. Nunca aceptes una afirmacin slo porque sta procede de m.Aunque sea cien veces verdadera, no es, sin embargo, tu verdad, no es tu experiencia, y portanto no te pertenece. Haz realidad la verdad, slo entonces te pertenecer. Deja que la vidade aquellos que han hecho realidad la verdad sea tan slo una prueba de que es posiblealcanzar la meta. Estas palabras de mi maestra hacen que me invada un impulsoirreprimible hacia la independencia absoluta, y me liberan del pernicioso esperar ayuda defuera. No necesito un maestro que influya sobre m, sino un maestro que me ensee a no

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    dejarme influir.Desde hace muchos aos disfruto del gran privilegio de poder escuchar la explicacin delas verdades ms profundas formulada con las palabras ms sencillas. An no he escuchadoa nadie que nos haga ver las revelaciones de la Biblia de una forma tan clara y aplicable en lavida diaria como lo hace Elisabeth Haich. Y he viajado mucho. He preguntado a cientos de

    sacerdotes, pero ninguno de ellos ha podido explicarme el verdadero sentido de lasrevelaciones. Cmo podra alguien explicrmelo, si antes l no ha hecho realidad el Reinode los Cielos en nosotros? Cmo podra hacerlo alguien que no siente dentro de s la reali-dad de la frase vosotros sois la Luz del Mundo, y no ve que vosotros sois el Templo vivo delEspritu Santo?Cientos y miles de personas han acudido a los grupos de meditacin y conferenciassemanales de Elisabeth Haich. Todos nosotros desebamos poseer sus enseanzasresumidas en un libro.Cada conferencia enriqueca en un grado insospechado nuestras almas sedientas de verdad.Grande es nuestra alegra al comprobar que una parte de ese saber ha sido resumida en unlibro. El libro es una introduccin al elevado arte de hacer que lo divino se haga realidad ennosotros, y de ensear a aprender a los hombres, esos grandes desconocidos.Descubriremos la gran verdad: autoeducacin significa hacer manifiesto lo perfecto queexiste en el hombre. Religin es activar el principio de lo divino que aguarda su revelacinen el hombre.

    S. R. YESUDIAN Zunch, abril de 1954

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    INTRODUCCINSoy una persona que busca. Busco una explicacin a la vida sobre la Tierra. Me gustarasaber qu sentido tiene que el hombre nazca, que atraviese muchas dificultades para

    pasar de ser un nio a ser un adulto, que se case, que traiga al mundo a ms nios quecrecern con los mismos problemas, que con la edad pierda todas aquellas aptitudes quetanto le ha costado conseguir, que finalmente muera. Una cadena infinita, sin principio,sin final! Continuamente estn naciendo nios que luego aprenden, trabajan como burros,quieren desarrollar al mximo sus cuerpos e intelectos, y despus de un tiemporelativamente breve todo ha terminado y yacen bajo la tierra para servir de pasto a losgusanos. Qu sentido tiene todo esto? nicamente el de estar siempre creando ms yms generaciones?

    Y cuando determinadas personas no se preocupan por dejar tras de s unadescendencia sino una obra espiritual, por qu les sucede lo mismo que a los dems, por

    qu envejecen y se hunden en una tumba junto con sus elevadas dotes? Un Miguel ngel,un Leonardo da Vinci, un Giordano Bruno, un Goethe y tantos otros, por qu nacieron, sial final tambin tendran que ser presa de la putrefaccin, como el gusano que se ceba enlos cuerpos de estos gigantes?

    No! No es posible! La vida terrenal no puede ser tan carente de sentido! Trasesta cadena de nacimientos y muertes, en apariencia interminable, tiene que esconderseun sentido ms profundo; y aunque a la desconcertada razn este sentido le parezca antan inexplicable, en algn otro lugar ha de existir una explicacin coherente y totalmentesatisfactoria!

    Pero cmo y dnde puedo encontrar ese otrolugar, existente, sin lugar a dudasese otroaspecto de todas las cosas? Dnde y cmo puedo encontrar el camino que melleve a l? A quin debo pedirle orientacin? Dnde puedo encontrar a alguien iniciadoen este misterio, a alguien que me pueda decir algo sobre esta verdad oculta?

    En todas las pocas han existido y existen prominentes individuos que hablan conuna seguridad imperturbable sobre los misterios de la vida, individuos cuyas vidas dan fede sus convicciones: iniciados, como se les suele llamar. Pero estos iniciados, dnde yde quin han recibido su iniciacin? Un Scrates, que toma la cicuta con una serenidad

    propia de dioses, bebe hasta secar la copa, sin temor ni impertinencias, habla tranquilo ysonriente sobre el efecto del veneno, va diciendo cmo sus pies se enfran y se quedaninsensibles por efecto de la cicuta, cmo el fro de la muerte va reptando lentamente, comouna serpiente, desde sus pies hasta el corazn, al que llegar un instante despus. Es

    consciente de que se encuentra cara a cara ante su propia muerte; se despide de sus fielesdiscpulos y cierra los ojos. Esta inquebrantable serenidad ante la muerte slo puede

    provenir de un saber seguro! Dnde adquiri Scrates este saber? Y los otros gigantes queen diferentes pocas se han detenido sobre la Tierra, dnde obtuvieron todos ellos susaber acerca de los misterios de la vida y de la muerte, dnde recibieron su iniciacin?

    Tambin hoy debe haber sobre la Tierra tales iniciados, y tambin debe existir laposibilidad de recibir la iniciacin, la verdadera, la gran Iniciacin.

    La vida me ha enseado que la Biblia no es un libro de cuentos, sino que ha sido

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    escrito por iniciados que nos transmiten verdades ocultas por medio de un lenguaje secreto.Y la Biblia da el consejo: Buscad y encontraris, llamad y se os abrir.

    Yo obedec! Empec a buscar. En el nico lugar donde poda hacerlo. En libros, enescritos antiguos, en las personas de las que supona que saban algo acerca de lainiciacin. Mantuve los ojos y los odos abiertos en todo instante, y acud a libros viejos y

    nuevos, a las enseanzas de hombres de esta y otras pocas, intentando descubrir laspiezas ocultas del mosaico de los misterios de la iniciacin.

    Y encontr! Al principio no encontr mucho; aqu y all, oa con mi odo interno sila voz de la verdad brotaba de algn libro o de las palabras de alguna persona. Y segua ladireccin que me indicaba esa voz misteriosa. Voz misteriosa que siempre me conducacomo un hilo de Ariadna. A veces encontraba en casa, en la ciudad donde yo viva, aalguien que poda darme datos muy valiosos para mi bsqueda; otras veces la misteriosavoz me llevaba muy lejos, a pases extraos donde a menudo encontraba asombrosasrelaciones con las palabras escuchadas en casa.

    As, mi camino me condujo hacia hombres cada vez ms sabios, que me hacanentender cada vez ms cosas sobre la iniciacin y el sentido de la vida. Por supuesto,tambin me top con muchos ignorantes o pseudoeruditos que se tenan por sabios. Perosiempre reconoc de inmediato cuando la voz era de Jacob, pero las manos de Esa.Estos pobres charlatanes que queran jugar a ser iniciados no tardaban en delatarse. Nohaban cumplido con sus propias personas, con ellos mismos. Cmo hubieran podidoensearme algo sobre las ltimas verdades, sobre la iniciacin? Y yo segua y segua,buscando a alguien verdaderamente sabio, a un iniciado.

    Cuando encontraba a una persona que poda decirme ms de lo que ya saba, mequedaba all hasta que haba aprendido todo lo que poda aprender de ella. Despuscontinuaba mi bsqueda.

    De esta manera llegu una vez hasta una anciana que viva en una ermita de

    aspecto monacal y estaba rodeada por un sinnmero de personas ansiosas que llegabanhasta ella en busca de saber, del mismo modo en que una larga fila de hormigas peregrinahacia un terrn de azcar en busca de sustento.

    La anciana trabajaba en una profunda armona espiritual con dos hombres msjvenes un hind y un occidental, a quienes llamaba hijos. Cuando estuve con ella enla ermita estos hombres no se encontraban all: haban salido al mundo con la misin dedifundir la verdad tanto como les fuera posible.

    La anciana era alta, de porte regio, pero muy sencilla y natural en sus movimientos.Sus ojos, de un azul profundo, llamaban la atencin por su gran tamao, y sus largas

    pestaas marrones le conferan una singular expresin. Eran ojos sonrientes, simpticos,

    llenos de comprensin, pero tan penetrantes que la mayora de la gente se turbaba alencontrarse con su mirada. Uno senta que aquella mujer miraba dentro de cada persona,que vea con claridad los pensamientos, toda la estructura anmica de la persona. Cuandoestaba en medio de la multitud, prestando atencin a las enseanzas de la anciana, con

    frecuencia surgan algunas preguntas dentro de m. Ella continuaba hablando con todatranquilidad, y en las siguientes frases daba un giro a su discurso, dando respuesta a mis

    preguntas, no formuladas. Varios de los oyentes me informaron que haban pasado por lamisma experiencia. Nunca hubiera acabado de aprender de esta mujer. Mientras ms

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    aprenda de ella, ms se abran los ojos de mi espritu, ms grande me pareca la anciana,y las reas en que su saber aventajaba al mo se dilataban en crculos cada vez msinabarcables. Mientras ms tiempo pasaba con ella, menos poda conocerla. Cada vez quela vea ella revelaba una nueva personalidad, hasta el punto de que tuve la impresin deque esa mujer llevaba dentro de s, y poda manifestar, todas las personalidades posibles y

    que, en consecuencia, no posea ninguna personalidad. Pues ser todo significa no ser nada.Madre le pregunt una vez, quin eres t en realidad?Quin? pregunt ella a su vez. Qu es eso: quin? Slo hay un nico SER, y

    cada persona, cada animal, cada planta, y tambin cada cuerpo celeste, cada sol y cadaplaneta es un instrumento de la manifestacin de este nico SER. As pues, cuntosquin puede haber? El mismo Yo habla por mi boca y por la tuya, y por la de todacriatura viviente. La nica diferencia es que no todas las criaturas vivientes conocencompletamente al propio Yo, y por lo tanto tampoco pueden manifestar todas lascualidades del Yo. Pero quien conoce completamente al Yo puede manifestar todas lascualidades posibles que existen en el Universo, pues todas esas cualidades son losdiferentes aspectos de un nicoSER, de un nico Yo. La forma exterior que ahora ves ante tiy de la que crees que soy yo, es slo un instrumento de la manifestacin, que siempremuestra aquel aspecto que es necesario. As que no preguntes necedades como esa dequin soy yo.

    Madredije, cmo has conocido completamente al Yo, hasta el punto de podermanifestar todas sus cualidades posibles? Yo tambin quiero llegar tan lejos! Dmelo! Atravs de qu vivencias has llegado a ser este instrumento mltiple de la manifestacin delnico SER? O acaso has estado siempre en ese nivel? Has nacido ya en ese estado?

    Nacido...? Yo... nacido? Cundo has visto nacer un Yo? Has visto siquiera unYo? El Yo nunca ha nacido, y nunca nacer, slo el cuerpo nace. El Yo verdadero, divino,es la perfeccin misma, y por lo tanto es ajeno a toda evolucin. A lo sumo deber

    evolucionar el cuerpo, para poder manifestar vibraciones, frecuencias cada vez mselevadas del Yo. Tambin el aparato ms perfecto el cuerpo ms perfectodebeatravesar esta evolucin, y, como es obvio, tambin debe hacerlo mi cuerpo, que an estbastante lejos de la perfeccin. Todo es slo jerarqua. El nacimiento de un cuerpo essiempre una reaccin en cadena como se llama hoy en da a procesos semejantes, ycuando las reacciones en cadena comienzan, tienen que pasar por diferentes etapas, hastaextinguirse. Ninguna forma material puede sustraerse a esta ley. Naturalmente, con eldesarrollo del cuerpo cambia tambin el estado de conciencia.

    Es decir que t tambin has tenido que pasar por un perodo de evolucin, verdad?Por favor, dime, cmo fue aquello? Qu cosas viviste, qu tipo de experiencias has

    acumulado, que te han permitido llegar a tu actual estado de conciencia? Cuntamelotodo, por favor.Para qu contrtelo? Cada persona tiene que llegar al autoconocimiento por su

    propio camino. De qu te servira que te diga cul ha sido mi camino? T no puedesseguir ese camino. Los hechos no son importantes, slo importan las experiencias, lasenseanzas que se extraen de ellos. Estte tranquila, que por tu camino llegars a lasmismas experiencias a las que yo llegu por le mo. Los caminos son infinitos, pero todosconducen a la misma meta.

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    Tienes razn, madre. Comprendo esto: no puedo avanzar por tu camino. Sinembargo, me sera de gran ayuda que contaras cmo has reunido tus experiencias, porqueyo y todos los que escuchemos tu relato podramos aprender de l cmo se puede sacar

    provecho de las vivencias.No tengo la curiosidad de or tu historia, sino la de escucharcmo empezaste a comprender y a apropiarte de las enseanzas que existen en todo

    suceso.Hblame de tu camino madre. Sera tan valioso para nosotros conocer tu actitudante la vida y saber cmoreaccionabas ante tu destino para que tu horizonte espiritualhaya llegado a ser tan universal! Podramos aprender mucho de ello.

    La anciana me observ un largo rato. Finalmente dijo:As que tienes la curiosidad de saber cmo reaccionaba? Y crees que or algo

    acerca de eso puede ayudarte a ti y a otras personas? Entonces, bien! Quizs sea enverdad provechoso que os cuente cules vivencias fueron abrindome paulatinamente losojos a las leyes internas de la viday a las relaciones que unen entre s los destinos dedistintas personas. Vuelve maana. Te contar mis experiencias, las que me iluminaron; ati y a algunos otros que tengan los ojos abiertos a lo esencial. Os contar cmo viv miiniciacin...

    Al da siguiente nos sentamosalgunos de sus discpulos ms cercanos y yoalrededor de la anciana, y ella empez a relatarnos la historia de su iniciacin.

    As surgi este libro.

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    DESPERTAR

    Un dolor me atraves como un rayo, y un instante despus ca al suelo. Peligro! Auxilio!

    Pero no de este adulto que est a mi lado y ahora quiere examinarme tan asustado. No!Ahora no lo quiero! Lo amo, pero en el peligro me resulta molesto.

    Regres corriendo a la habitacin donde estaba sentada la hermosa y extraamujer a quien acabbamos de dar las buenas noches. Yo saba que ella me ayudara con sutotal comprensin. Por lo dems, a su lado me senta a gusto, siempre me agradabarespirar su perfume, y cuando estaba cerca de ella me senta totalmente segura. Ahora, enmi temor, corr hacia ella en busca de ayuda. Lloriqueando, le mostr mi mano pequea yrechoncha, que colgaba como un trapo sin vida y ya no quera obedecerme. La hermosamujer observ mi mano, hizo a un lado el vestido que estaba remendando y grit:

    Robert! Robert! Ven, deprisa!

    Se abri una puerta y entr en la habitacin el adulto de quien yo saba vagamenteque viva con nosotros y de alguna manera nos perteneca. Por primera vez lo observatentamente. Era un hombre alto, su rostro pareca de marfil y sus cabellos, barba y bigoteeran negros como el bano; sus ojos eran pardos, brillantes, y lo rodeaba una fuerzainvisible tan poderosa que haca que la gente se mantuviera siempre a una cierta distanciade l. Ech una mirada a mi mano inerte y dijo:

    Un mdico! Stefi, ve inmediatamente en busca de un mdico!To Stefi sali corriendo, y el adulto oscuro, inmenso, nos pregunt qu haba

    pasado. Le contamos que despus de darnos Grete y yo las buenas noches, to Stefi mehaba cargado sobre su espalda y me haba llevado as hasta el dormitorio. All to Stefidej que me deslizara de su espalda. Pero resbal demasiado rpido, y, para que no mecayera, to Stefi me cogi bruscamente de la mano. En ese mismo instante un agudo dolorme atraves la mueca derecha y, cuando quise levantar la mano, sta cay sin vida.

    Sdijo el gran adulto, la mano est separada de la mueca. Est dislocada.Lstima que tenga que salir ahora mismo y no pueda esperar hasta que llegue el mdico.Ahora tendr que pasar la noche como si durmiera sobre una cama de agujas. Envame untelegrama apenas sepas qu puede hacer el mdico.

    Nos bes a mam y a m y se march. Observ con asombro a la hermosa y extraamujer que siempre se haba dado a conocer como madre y a la que, por lo tanto,nosotras llambamos mam.

    Hasta ese momento yo haba estado berreando con todas mis fuerzas, pues haba

    descubirto, con una mezcla de desilusin y temor, que los adultos no podan ayudarme. Nodetuvieron el dolor, que me atormentaba cada vez ms, y tampoco colocaron mi mano ensu lugar. Pero cuando escuch que el oscuro adulto pasara toda la noche sobre una camade agujas, mi sorpresa y mi temor hacia l fueron tan grandes que olvid los berridos y

    pregunt a mam:Por qu tiene que pasar toda la noche sobre una cama de agujas?Ella me observ desconcertada, despus empez a rer y dijo:Porque pap est preocupado a causa de tu mano.

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    Vaya respuesta! No tena sentido, no explicaba nada. El hombre oscuro, a quienllambamos pap, haba dicho muy seriamente que pasara la noche sobre una cama deagujas, y ahora mam se rea de m. Por qu? Yo slo repeta lo que pap haba dicho.Qu quera decir que pap estaba preocupado? Por qu eso hara que pasase la nochesobre una cama de agujas? Acabara dndose un fuerte pinchazo? Mam cosa a menudo,

    y me haba enseado qu peligrosas son las agujas. Eso duele! Las agujas deben utilizarseslo para coser. Qu absurdo era, de parte de los adultos, que el hecho de que mi manoderecha colgara con tanto dolor y tan desamparada que tena que sostenerla con laizquierda, hiciera que pap tuviera que dormir toda la noche sobre agujas, que debenusarse slo para coser! Es cierto que ya estaba bastante acostumbrada a que los adultoshicieran y dijeran cosas absurdas, pero esto era demasiado para m. Yo quera saber msdetalles! Pero to Stefi apareci con el mdico y no pude seguir haciendo preguntas sobreese dormir sobre agujas.

    El mdico era un seor elegante y simptico que me miraba de forma familiar, como sime hubiera conocido desde haca mucho tiempo; me levant y me sac de la seguridad demi refugio, de la proximidad de mam. Esto me llen el corazn de un miedo espantoso, yadems el movimiento provoc nuevos y terribles dolores, de modo que empec a berrearde nuevo. El mdico me sent sobre la mesa vea mis pequeos pies pataleando muycerca, bajo mi pecho; l me sonrea, y, sacudiendo la cabeza, me dijo:

    Caramba, qu fea es esta jovencita cuando llora as!Me sorprend. Qu? Dice que soy fea cuando lloro? Cmo lo sabe? Hasta ese momentohaba pensado que uno poda ver todo, menos a m. Todos los otros seres vivientes, losadultos, la cocinera, Grete, el canario, mis juguetes; en una palabra: todo lo que merodeaba era visible, incluidas mis manos, mi barriga y mis pies, slo a m era imposibleverme. Yo era algo que en alguna forma estaba all y, sin embargo, no estaba all, estabaen algn lugar, pero invisible; nunca me haba podido ver a m misma, y no poda

    imaginar cmo poda ser posible ver ese algo, el Yo. Cmo poda ser posible que eseadulto viera mi desesperacin, mi dolor, mi llanto, es decir: me viera a m? Ay! Si l mevea, si vea mi terrible y temeroso estado, en efecto deba ser fea. En mi sorpresa dejde llorar y observ al mdico, intentando escudriar en l.

    Entonces todos los adultos se echaron a rer, y mam dijo:Dios mo, qu vanidosa es esta nia! Hasta reprime el dolor para no verse fea.Era otra de las habituales observaciones absurdas de los adultos. Vanidosa! Qu

    es eso? Cmo poda ser vanidosa si ni siquiera saba lo que era eso, y cmo podaverme si hasta ese momento no haba sabido que yo era visible? Hasta entonces habavivido creyendo que yo era la vidente, la observadora: yo soy la que todo lo ve, pero de

    alguna manera yo me encuentro fuera de lo visible. Todo esto daba vueltas en mi cabeza, yquera hacer ms preguntas, pero el mdico cogi la mano que me colgaba, tir de ella yme caus un dolor insoportable. Quise gritar: ay, el muy tonto me la va a arrancar porcompleto! Pero entonces dobl otra vez aquella manecita que deba de estar muy unida am, pues me dola terriblemente, y de pronto sta estuvo de nuevo en el lugarcorrecto...

    Bien dijo el mdico, la mueca se hinchar un poco ms, as que por esta nochedejemos la mano quieta sobre un cojn y en poco tiempo habremos olvidado todo este

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    asunto.Despus los adultos siguieron charlando sobre lo vanidosa que era, que por pura vanidadno haba gritado ni siguiera mientras el mdico volva a encajar la mano en su sitio. Mamera la ms impresionada, lo cual me pona muy triste. Me di cuenta de que esa mujerhermosa y extraa a la que yo tanto amaba no me comprenda. Si bien el mdico poda

    verme, para mam continuaba invisible. No obstante, ella irradiaba mucho amor y cuando,ms tarde, estuve acostada en mi cama, me senta feliz de que su rostro bello y delicado seinclinara sobre m con frecuencia y me sonriera, alentador. Irradiaba bondad y calor, ycuando estaba cerca de ella nunca me senta abandonada y sola. Saba que poda contarcon ella; hasta cierto punto, estaba en mi poder y yo confiaba plenamente en su persona.Lentamente me qued dormida, la noche pas, y mi mano volvi a ser el instrumentoobediente, el amigo fiel que en vida posterior tantas tantas!alegras me ha trado,ayudndome a despertar de mi inconsciencia. El mdico no haba estado en lo cierto:nunca he olvidado aquel asunto, pues la ley de asociacin lo ha ligado para siempre a mi

    primera toma de conciencia, a mi despertar en esta vida. A partir de entonces miconciencia mi memoriaestuvo siempre despierta. A partir de entonces observ todo,tanto hacia el exterior como hacia mi interior, con gran atencin, en perenne estado deconcentracin. A partir de entonces supe que viva en un hogar cuyo amo indiscutible eraaquel adulto oscuro y poderoso; mam lo llamaba Robert, nosotras debamos llamarlo

    pap. Toda la casa giraba alrededor de l; mam le perteneca en cuerpo y alma. Su poderse extenda sobre todos nosotros y ms tarde tambin sobre muchos miles de hombrescomo una tienda de campaa, como una cubierta protectora. Todas las gentes que sehallaban bajo la esfera de poder de pap disfrutaban de ayuda, seguridad y bienestar. Porlas maanas l sala de casa, y yo poda estar con mi madre. Poda ir con ella por toda lacasa, incluso por la cocina y, cuando ella estaba trabajando en un gran mantel quebordaba con hilos de colores, yo poda sentarme a su lado y bordar con los hilos de colores

    diferentes figuras, a mi gusto, en una de las esquinas del gran mantel. Hacia el mediodapap llegaba a casa, y despus de la comida, Grete y yo tenamos que ir al cuarto de losnios, lo que no me gustaba nada. Grete tambin era una nia de la casa, como yo, sloque segn oella era tres aos mayor que yo. El da en que me disloqu la mueca ellatena cuatro aos y medio y yo un ao y medio.

    El verano siguiente pasamos las vacaciones en un pueblo a la orilla de un gran lago.Vivamos en una pequea casita de campo rodeada por un gran patio y un jardn. AllGrete y yo podamos correr descalzas y acompaar a una mujer de rostro moreno yarrugado al establo, donde haba una vaca, una ternera y muchsimos conejos de ojos rojos.Todo era fascinante. En el jardn haba enormes flores amarillas, altas como un rbol, que

    giraban de manera que siempre estaban de cara al Sol. Tambin aquello me gustaba. Papslo vena de cuando en cuando y entonces se deca: Hoy es domingo. Los otros dasestbamos solas con mam, y poda pasarme todo el da con ella. Todos los das bamos allago, nos metimos al agua y chapotebamos divertidas.

    Un da mam volvi a decir: Maana es domingo, debemos estar contentas porqueviene pap. A m eso no me pareca motivo de alegra, pues pap me interesaba muy

    poco y ya saba que, cuando pap vena, mam pasaba todo el da ocupada con l. Yotena que salir a pasear con Sophie, la hija mayor de la arrugada campesina, y con Grete.

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    Por la tarde, cuando esperbamos a pap, o que la gente del vecindario deca amam que el tren haba descarrilado y que, por lo tanto, pap an no haba llegado.Mam se asust muchsimo. Llam a Sophie, me dej a su cuidado, le pidi que me

    prestara atencin y que no me dejara sola ni un minuto; luego sali corriendo hacia laestacin. Grete poda ir con ella, pues Grete era tres aos mayor y corra mejor que yo.

    Me qued sola con Sophie.Ya haba oscurecido. Era la primera vez que se me permita estar despierta, y en el

    jardn, a esa hora del da. Era fascinante, pero un sentimiento de inseguridad se apoderde m, pues estaba acostumbrada a ver todo a la luz del da, y ahora de pronto todo eratan indefinido... Las flores, los rboles: ms que verlos los intuamos. Los lamossusurraban de manera muy extraa. Pero no tuve tiempo para seguir observando, pues, derepente, ocurri algo terrible: Sophie me cogi del brazo y me llev hasta la verja, y una

    figura espantosa apareci en la oscuridad! Pareca un hombre, pero tena un horriblepenacho sobre la cabeza. En la oscuridad, sus ojos brillaban como brasas y tambin losbotones de su chaqueta eran brillantes; sobre la espalda llevaba algo que me haca

    presentir un gran peligro oculto. Ms tarde o el nombre escopeta. Esta criaturainquietante me pareca repulsiva, y esperaba que Sophie saliera corriendo conmigo. Qusorpresa me llev cuando vi que Sophie haca algo totalmente absurdo, aunque yo yaestaba acostumbrada a esos sinsentidos. En lugar de salir corriendo, se acerc an ms ala verja y permiti que esa espantosa criatura le susurrara algo al odo con una voz

    pavorosa y profunda; despus l la rode con sus brazos y la apret contra su cuerpo. PeroSophie me tena en brazos, as que yo tambin qued apretada contra aquel ser, y aquellono era agradable, era repugnante. Y l an no tena bastante! Tena un gigantesco bigotecuyas dos ramas salan de su rostro como puntiagudos cuernos, y ahora se apretaba anms contra Sophie y haca como si quisiera morderla. Esper que este comportamientohiciera que Sophie por fin echara a correr; pero no, ella rode el cuello de la espantosa

    criatura con su brazo libre y cuando l la quera morder o devorar, ella no quitaba lacara, sino que acercaba la boca y ambos hacan como si cada uno quisiera comerse la bocadel otro. Yo estaba tan apretada entre sus cuerpos que apenas si poda respirar. Luch contodas mis fuerzas para mantenerme tan alejada de aquella espantosa figura como pudiera,e intent liberar mi nariz. La proximidad de aquella criatura me resultaba desagradablehasta lo indecible, apestaba a todo; lo ms asqueroso de l era un cierto olor amargo queme atormentaba. Ellos no se preocupaban por m en lo ms mnimo, apretaban mi cabezade tal modo que poda or los latidos del corazn del hombre y hacan como si cada unoquisiera introducirse en la boca del otro. Ah! Estos adultos con sus aspavientos! Yo,

    presionada entres ambos, los observaba y no poda reconocera la amable y discreta Sophie.

    Ahora ella era un ser extrao que no escuchaba mis gemidos. Hasta que de repente laespantosa criatura nos dej libres y desapareci en la oscuridad. Un instante despusescuch las voces tranquilizadoras de mam y pap, que pronto aparecieron en laoscuridad, con rostros risueos y felices. Toda la gente del vecindario sali corriendo einterrogaron a pap sobre el descarrilamiento del tren. Sophie actuaba como si nadahubiera sucedido, y no cont nada sobre cmo una criatura espantosa la haba apretadocontra su cuerpo. Se qued all, de pie, con una expresin de inocencia y ternura en elrostro. Aquello fue para m, una gran sorpresa, pero no entr en cavilaciones, pues pap

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    nos haba trado bombones de la ciudad y me interesaba sobremanera saber si recibira lomismo que Grete. Qued satisfecha; nos haba trado exactamente los mismos bombones alos dos. Como de costumbre, mam ech a perder mi alegra, pues cuando quise metermetodos los bombones a la boca al mismo tiempo, me los arrebat, me dio slo uno y

    prometi que me dara uno cada da, despus de la comida. Ah! Cuando sea mayor me

    meter en la boca al mismo tiempo tantos bombones como me apetezca! Pero ahora tenaque ir a dormir. Cuando mam me acost le pregunt, antes de la oracin, pues despus nome permita hablar:

    Mam, qu es una cosa que tiene un penacho sobre la cabeza, un objeto muyextrao a la espalda y botones que brillan en la oscuridad... y que huele muy mal?

    Mam me mir sorprendida y dijo:sos son los gendarmes.Mam pregunt de nuevo, los gendarmes se comen a la gente? Yo quera

    saber si ese gendarme realmente haba querido comerse a Sophie, pues, de no ser as,qu otra cosa poda haber querido?

    No, no respondi mam con aire risueo, cuidan a las personas buenas; notengas miedo, no te comern.

    Quise decirle que no me quera comer a m, sino a Sophie, pero mam me dio un beso,me tap con la manta y dijo:

    Ahora duerme, tengo que ir con pap.Me qued a solas con mis pensamientos, y segu pensando durante un largo rato.

    Para m era tan incomprensible lo que el gendarme poda haber querido de Sophie... Y porqu Sophie se dejaba apretar tanto que yo tena que soportar la desagradable proximidaddel gendarme? Qu sentido tena todo eso?... Ese asunto, como todo lo que no podaentender, me haba intranquilizado; sin embargo, me qued dormida. Al da siguiente saliun sol esplndido, y, una vez que hube recibido mi bombn, fuimos todos al gran lago para

    baarnos y chapotear. En el camino nos topamos con el gendarme. A la luz del da pude verque se trataba de un adulto simptico que hablaba amigablemente con pap. Slo que no

    poda comprender por qu me trataba como si fuera la primera vez en su vida que me vea;l tena que saber lo que haba ocurrido el da anterior! Pero an me asustaba sugigantesco bigote y no me atrev a preguntar...

    De ese verano tambin procede un recuerdo que se grab profundamente en mimemoria. Una tardepap estaba con nosotros, y los campesinos se haban puestobonitos trajes y estaban sentados a la puerta de sus casas, as que debi de ser undomingoescuchamos un taer de campanas. Pero las campanas no sonaban como decostumbre, sino como si cojearan y no quisieran dejar de sonar... Sonaban y sonaban...

    Esto sac a todo el pueblo de su tranquilidad dominguera. Todo el pueblo pas corriendoante nuestra casa, todos en la misma direccin. Pap y el hijo de la seora arrugadatambin echaron a correr; todos iban armados con cubos y hachas. Mam y algunasmujeres se quedaron con nosotras, y las mujeres no cesaban de repetir estas palabras:Dios del cielo, no nos abandones; Dios del cielo, no nos abandones. Tambin mamestaba muy seria y nos dijo:

    Debemos rezar juntas para que pap regrese a salvo.Pregunt adnde haba ido pap y por qu. Mam dijo que se haba declarado un

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    incendio y que pap ayudaba a sofocarlo. Rezamos, pero senta una gran curiosidad porsaber qu significaba fuego en el pueblo. Una mujer dijo que desde un extremo denuestro jardn podan verse las lenguas del fuego. Quise ir, pero mam no me dej.Grete s pudo ir a ver las llamas, acompaada del hijo del propietario de la tienda deultramarinos ubicada al otro lado de la calle; eso me enfad mucho. Por qu a ella

    siempre le permitan hacer todas esas cosas que a m no me permitan? Slo porque ellatena tres aos ms? Si el fuego era peligroso, era igual de peligroso para ella que para m,aunque ella fuera tres aos mayor! Oh, esos tres aos! Qu a menudo tuve queescuchar esa frase, cada vez que no me dejaban hacer algo que a ella s le permitan, ocuando yo no quera reconocer y soportar su dominio sobre m!

    Al atardecer empezaron a regresar algunos hombres, luego otros ms, todosagotados, hablando de cmo pap haba salvado varias casas, de cmo, despreciando lamuerte, haba entrado en las casas incendiadas para salvar nios o animales; de cmo lhaba sido el infatigable director de los trabajos de extincin y de cmo todos lo habanobedecido. Con sus geniales ideas y su inquebrantable valor haba estimulado a los dems,de modo que todos haban actuado de forma extraordinaria, hasta que finalmentedominaron el fuego.

    Mam prestaba atencin a todo ello, radiante de felicidad, y cuando pap y el hijo dela mujer arrugada regresaron por fin a casa, mam se ech en sus brazos:

    Oh, mi querido Robert, qu grande eres, qu grande eres en todo!Pap sonrea en silencio; estaba cubierto de holln y corri a lavarse.A m me pareca normal que pap fuera tan extraordinario. Para m el concepto de

    pap significaba lo mismo que el de Gran Seor que est por encima de todos loshombres y puede hacer todo lo que quiere. Su palabra es ley y se sobreentiende que es

    perfecto. De lo contrario no sera el Gran Seor! Hasta entonces pap me habainteresado muy poco, para m slo haba representado un firme sentimiento de seguridad.

    Pap no constitua un problema, de modo que no me ocupaba mucho de l. nicamentecuando toda la familiapap, mam, Grete y yosalamos a pasear y l me coga con su

    poderosa mano y me ayudaba a cruzar la calle, nicamente entonces, notaba que de sumano emanaba una enorme fuerza y que sus uas siempre estaban limpias como la nieve.

    As, tambin me pareca normal que pap quisiera lavarse en seguida.Pas el verano y volvimos a casa. Cierta vez me llam la atencin que mam, cuando

    me arreglaba para salir a pasear, me pusiera una gorra de piel y un abrigo muy grueso. Elviento era tal que pareca querer morderme la mano. Alguien me dijo que eso era el fro.Mi nariz y mis pies no lo pasaban bien. Pero del cielo caan copos blancos y en todas lastiendas haba Paps Noel vestidos de rojo, con largas barbas blancas. Y despus volvi la

    poca en que mam me pona un sombrerito de paja y abrigo ligero; haba flores por todaspartes y en el bosquecillo de la ciudad podamos jugar con pelotas y aros.Por aquel entonces habra podido ser completamente feliz si mam no me hubiera

    amargado la vida algunas veces cortndome las uas. Me mora de miedo cuando intuaque aquel da se acercaba. La piel debajo de mis uas era tan sensible que despus de quemam me las cortaba, cualquier contacto, hasta el del aire, me causaba tales tormentosque corra llorando a mi habitacin, con las manos extendidas, y no permita que nada merozara. No habra podido decir que me dola. No, no se trataba de dolor, sino de un

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    sentimiento insoportable. La primera vez que mam lo advirti, no supo qu me pasaba.Ella pensaba que tal vez me haba cortado la piel sin darse cuenta y quera examinar misdedos. Pero, cada vez que ella me tocaba, yo gritaba; mam se asust y pregunt almdico de cabecera qu me poda pasar. l le explic que, en general, mis nervios eran unraro ejemplo de hipersensibilidad. Aconsej a mi madre que despus de cortarme las uas

    sumergiera mis manos en agua tibia y me dejara chapotear en ella un rato. En efecto, estome ayud algo, pero an tendran que pasar muchos aos hasta que mi piel se fortalecieray pudiera cortarme las uas sin tener que pasar por ese insoportable tormento.

    Mi querida y tierna madre! Con qu amorosa comprensin intentaste vencer todaslas dificultades que me causaba aquella hipersensibilidad. Si no hubieras envuelto missensibles nervios con tu tierno amor, habra muerto siendo an una nia. Slo gracias a tuayuda pude crecer saludable y fui capaz de desarrollar, lenta y conscientemente, micapacidad de resistencia. El dulce nido que t, generoso padre, y t, abnegada madre,supisteis crear para nosotras, me dio la oportunidad de llegar a ser una persona capaz. Mehabis ayudado a desarrollar fuerzas conscientes que mantienen mi sensibilidad enequilibrio. En aquel entonces era una nia y no tena idea de mi sensibilidad. Yo observabatodo y quera saberlo todo, pero cuando se trataba de mi salud haca todo lo que vosotrosme aconsejabais. Confiaba plenamente en vosotros!

  • 5/25/2018 95196470IniciacionElisabethHaich

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    LEN Y LUZ

    As transcurrieron algunos inviernos y veranos. Una vez o que tena cuatro aos. Grete yaiba a la escuela y yo escuchaba con mucho inters cmo ella, orgullosa, me lea el silabario.Tambin tena un peridico infantil, que tambin me lea en voz alta. Cuando Grete noestaba en casa yo molestaba a la abuela, la madre de pap, que desde haca algn tiempoviva con nosotros, y le peda que me leyera un poco, pues siempre me quedaba con lacuriosidad de saber cmo continuaba la historia. Lo que ms me gustaba escuchar era loque le pasaba a la gente. Arda de curiosidad por la vida. Que no todo pudiera suceder!Los cuentos eran lo mejor!

    Mis ansias eran satisfechas por la hermana de mi madre, ta Adi, quien nos visitabacon frecuencia. Tena un bello rostro: era simptica y hermosa como un gato. Sus tibios

    ojos castaos irradiaban calor y tambin desprenda un aroma particular, como slopueden desprenderlo las personas que llevan el amor dentro de s. A m me agradabarespirar ese aroma, pero slo lo encontraba en unas cuantas personas. Cuando ta Adillegaba corramos hacia ella, felices, tirbamos de su abrigo y nuestras primeras palabraseran: Ta Adi, cuntanos un cuento!. Y ella nos contaba los ms hermosos cuentos.Infatigable, siempre ms y ms cuentos, los ms interesantes que jams he odo o ledo.Cuando estaba enferma, ta Adi vena a contarme cuentos y yo olvidaba la enfermedad.Nunca poda terminar sus relatos, pues cuando quera ponerles un final la molestbamos:Ta Adi, y entonces..., qu pas entonces?, hasta que ta Adi continuaba su relato. Ycuando ta Adi tena que irse a casa, donde viva con su madre, mi otra abuela, que tocabamuy bien el piano, yo me quedaba sola con Grete y observaba cmo ella lea un libro decuentos. Yo tambin quera saber leer. Los cuentos del peridico infantil y de los libros decuentos no eran tan bonitos como los que contaba ta Adi. Pero eran cuentos, y yo queraconocerlos. Empec a estudiar a fondo los libros de los que Grete haba aprendido. Mequedaba mirando las diferentes letras y quera leerlas. Pero no saba qu significaban.

    Una noche volv a tener un sueo que se repeta a lo largo de muchas noches,atormentndome tan a menudo que toda la familia estaba enterada: corro, corro contodas mis fuerzas por un sendero, un len me persigue a toda velocidad, quiere cogerme ydevorarme. Corro desesperada y jadeante hasta una casita al final del sendero. La puertaest abierta, junto a ella hay una mujer que no se parece a mi madre actual, pero que en elsueo es mi madre que me espera con los brazos abiertos. Lo s: cuando llegue a ella

    cesar el poder del len sobre m y estar salvada. Ahora el len est tan cerca que sientosu aliento tibio en la nuca..., los pelos de su melena ya me rozan el cuello, pronto me habralcanzado... Corro con mis ltimas fuerzas, hasta que de repente siento un golpe, grito avoz en cuello: Mam!... Entonces llego a donde est ella y caigo agotada en sus brazos.Estoy a salvo, el len desaparece y despierto, mi corazn late con todas sus fuerzas,tiemblo de espanto y terror. Salto en seguida de la cama, me echo la manta sobre laespalda y as, tal como estoy, en camisa de dormir y descalza, corro hacia la habitacin demis padres y deprisa, muy deprisa, subo a la cama y me acomodo junto a mi madre, bajo

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    su manta. Oh, esta olor bendito, la tranquilidad y seguridad que aqu me invaden, comoagua tibia! Mam me abraza y pregunta:

    Otra vez el sueo?... Otra vez el len?Srespondo, y en su proximidad mi corazn se serena y, ya tranquila, me quedo

    dormida...

    Al da siguiente despierto en la cama de mi madre. Ella ya no est, pero s su camisade dormir; muy deprisa, meto la nariz en ella, para oler el perfume bendito de mi madre.Pap est echado en una cama contigua, leyendo el diario. Por lo tanto es domingo,

    pienso. Mam entra y se pone a hablar con pap. Pap deja el diario a un lado, justo alldonde estoy yo. Lo cojo y escudrio en las letras, esas misteriosas lneas negras sobre el

    papel blanco. Qu significan?Pappregunto, qu significan estas letras?Miraresponde pap, sta es una A, sta es una N, sta una U, sta una N,

    sta una C, sta una I, sta una O y sta una S.Y estas otras?stadice papes una C, sta es una I, sta es una A, sta es una S, sta es una

    I, sta una F, sta es otra I, sta otra C, sta otra A, sta es una D, sta una O y sta una S.Observo las letras, y de repente siento como si un velo cayera de mis ojos, dejando

    entrar una luz en mi cabeza... Una luz!!! Y las letras me dejan ver su significado, y leoexcitada y con desmedida alegra.

    Pap!...!Pap! Entonces ah dice Anuncios clasificados, verdad?!Mam se queda quieta un momento, despus se me acerca, me estrecha en sus

    brazos y dice, tambin muy excitada y contenta:Ya sabes leer!Pap me felicita como a un adulto, lo cual me abochorna un poco; entonces entra

    Grete y tambin se alegra porque ya s leer. Pronto todos los de la casa hablan de ello.

    Hacia el medioda llega ta Adi, y enseguida es puesta al corriente. S! S leer, las letras yano son un misterio para m, puedo descifrarlas. S leer!!!

    Y as comenz una nueva poca. Le todo lo que se asemejaba a una letra. Quierosaber, saber, saber!!! Le todo lo legible. Libros de cuentos, peridicos infantiles, libros deescuela de Grete, calendarios, diarios que encontraba sobre el escritorio de pap, un libritoque un hombre trajo a la criada, en el cual le sobre besos, sobre amor, citassecretas, y al final tambin sobre matar, asesinatos y cadveres; y cuando le ped amam que me explicara estas cosas incomprensibles y espantosas, ella me arranc elcuaderno de las manos, desesperada, y gritando: Por el amor de Dios , de dnde hassacado esto?, corri a la cocina y prohibi a aquella muchacha que me diera ese tipo de

    libros. Caramba, qu lstima! As que hasta ahora no s qu le pas a la hermosa condesaque una noche fue raptada por un tenebroso personaje que se la llev consigo a caballo...As, pas por la triste experiencia de comprobar que siempre que algo me

    interesaba realmente, a mam no le gustaba; poco a poco llegu a convencerme de queera mucho mejor no hablar con los adultos sobre asuntos interesantes, pues nunca dabaresultado. A lo ms, y en contadas ocasiones, cuando me quedaba a solas con los sirvientes,les preguntaba a ellos. De alguna manera estaban en mi poder, poda sentirlo; cuando meinformaban sobre algo, no se atrevan a decrselo a mam, pues ellos hubieran sido los

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    primeros en recibir reproches.

  • 5/25/2018 95196470IniciacionElisabethHaich

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    MIS PADRES NO SON MIS PADRES

    Tena unos cinco aos cuando, en la sobremesa de la comida, pap habl un da deldirector. A m me interesaba todo lo que hablaban los adultos, as que pregunt enseguida:

    Pap, quin es ese director?El director es el jefe de la oficina. Todos los dems tienen que hacer lo que l

    quiere. l dirige toda la oficina.Pero t no tienes que obedecerle, verdad, pap? l no es ms importante que t,

    verdad?Me temo que srespondi pap, yo no soy director, al menos no de momento,

    as que tengo que hacer lo que l ordene. Y pap me explic qu era un director o un jefe.No! No quera creer en lo que me decan mis odos. Un director que est por

    encima de pap? Cmo poda ser posible? Hasta ese momento yo haba estadototalmente convencida de que la palabra padre significaba Gran Seor, superior atodos los dems. l manda sobre todos los hombres del pas, sobre todos los tesoros delImperio, su palabra es ley, ningn hombre se atreve a hablar mal de l; l es nico aquien pap pide a veces un consejo, slo con l discute los asuntos del pas. Pero eso esalgo completamente distinto! l no es exactamente eso que llamamos una persona.Pap est por encima de todos los hombres, cmo podra existir un director que estuviera

    por encima de l?Quiz fue sta la primera vez que observ a pap con la mayor atencin. Mientras

    lo miraba y observaba detenidamente se me ocurri de repente que esa persona a la quetanto amaba no era mi padre.

    Desde que tom conciencia de este ambiente que me rodea, me acostumbr alhecho de estar aqu, a que aquella extraa mujer rubia y hermosa era la madre, a queaquel hombre oscuro, grande y poderoso, era el padre. S, aqu es el padre..., pero no esmi padre! En mi hogar l no es mi padre; slo lo es aqu, donde estoy ahora! En el fondo,l me es tan extrao como la extraa y hermosa mujer: mam. Me he acostumbrado aellos muy lentamente. Son personas agradables, me aman, soy importante para ellos y yolos he recibido con amor. Pero ellos no son mi madre y mi padre. Los he estado llamandopadre y madre slo por costumbre! Hasta entonces nunca haba pensado tan

    detenidamente en la situacin. Aceptaba todo tal como era, pues me senta a gusto entreesas personas. Me daban seguridad, se alegraban por m, les pareca que todo lo que yohaca era importante, excitante y simptico. Cmo hubiera podido no sentirme a gustoentre ellos? Algunas veces incluso poda divertirme jugando con Grete, cuando ellaolvidaba que estaba por encima de m porque era tres aos mayor que yo. S, todoestaba bien. To Stefi nos visitaba con frecuencia, tocaba hermosas canciones al piano y meenseaba cosas interesantsimas. Haca pompas de jabn para m, y con su navaja me

    fabricaba un sonajero de cscara de nuez y cerditos hechos con una ciruela y

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    mondadientes, y una vez trajo una cajita de hojalata llena de colores maravillosos y unpincel. Poda pintar hermosas flores de colores en un cuaderno que era slo mo, no tenaque compartirlo con Grete! Ta Adi me encantaba con sus muchas bromas y cuentos dehadas. Tambin quera mucho a la abuelala madre de mi madre; era tan dulce y tandelicada..., siempre me sonrea con mucho cario. Si se sentaba al piano es que era un da

    de fiesta. La abuela me embelesaba con su msica celestial; yo la escuchaba fascinada. Enesto ramos idnticas mi querida y tierna madre y yo: las dos ambamos la msica msque ninguna otra cosa. Mi otra abuela era una mujer muy interesante. A menudo mehablaba de sus muchos viajes al extranjero, y con frecuencia me llevaba consigo al MuseoNacional. All poda contemplar cosas maravillosas. Gigantescas mariposas de coloresquesegn deca la abuelavivan en algn otro lugar de nuestro planeta. Yo las conoca

    particularmente bien; y tambin haba unos enormes animales disecados que de primeraimpresin me asustaron, ero la abuela me tranquilizaba.

    Tambin me senta muy bien cuando toda la familia quedaba sorprendida yencantada por todo lo que yo haca y era tan natural para m, y todos los parienteshablaban de mi talento. Cuando tena cuatro aos, mam me ense cmo se podahacer ganchillo con una aguja doblada. Entonces hice una faldita para mi mueca, quesiempre estaba sentada en su sillita, porque yo no saba qu hacer con ella. La falditacaus tal sensacin entre los miembros de la familia que qued verdaderamenteasombrada. Si mam poda hacer unas obras de encaje tan bonitas, por qu eraadmirable que yo tambin supiera hacer ganchillo? Las flores de colores que haba pintadoen el cuaderno entusiasmaron de tal modo a toda la familia que mi padre me regal unahucha en forma de cerdito, y cada vez que yo pintaba una bonita florecilla, l introducauna moneda de plata en el cerdito. Ah! Todo era tan agradable...

    Y ahora llegaba esta terrible y desagradable sorpresa! Pap tena un superior!En ese preciso momento tom conciencia de que estaba aqu, en este ambiente, al

    que llamaba mi casa, y que sin embargo aqu no estaba en casa; ste no era mi hogar!Estaba firmemente convencida de ello.

    Si en aquel entonces hubiera posedo mi experiencia psicolgica actual, habraanalizado en seguida de dnde poda youna niahaber sacado esa manera de ver lascosas. Pero yo an era una nia que viva todo directamente, y viva en la total conviccinde que alguien me haba arrebatado de mi hogar a la fuerza. Pero no saba de dnde vena,

    pues entretanto haba olvidado todo. Quin me poda aclarar algo al respecto? Slo esasdos personas que me llamaban su hija! Pero saba que si les preguntaba me daran otraautntica respuesta de adulto, que yo no podra comprender. Tendra que volver aescuchar el eterno: Espera a que seas mayor. Bah! Cmo odiaba esa frase! Esperar

    hasta que sea mayor?! Para qu pasar todo ese tiempo en la oscuridad, en la ignorancia?Quera saberlo todo ahora, y no algn da!Di muchas vueltas al asunto hasta que se hizo de noche y tuve que ir a dormir.

    Mam se acerc a mi cama, se sent a mi lado y pregunt:Por qu ests tan quieta? Por qu en lugar de jugar con tu mueca te has

    pasado da caminando por toda la casa y pensando en algo? Dime qu te ocurre. A mpuedes contrmelo todo; pregntame lo que quieres saber.

    Oh, ahora la amaba de todo corazn, con total confianza. Mam era tierna,

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    cariosa y bella. Muy a menudo senta que ella siempre estaba de mi parte cuando alguienme haca algn reproche, siempre poda acudir a ella, en ella encontraba un refugio seguro.Ahora estbamos ntimamente unidas y pens que poda hablar de cualquier cosa con ella.Estir mis brazos alrededor de su cuello y pregunt:

    Mam , de dnde me habis trado, de dnde he venido, aqu, a estar con

    vosotros?Vi que sus ojos reflejaron primero una pequea sorpresa, estaba incluso un poco

    asustada, pero luego sonri con ternura y dijo:Existe un gran mar donde nadan todos los nios pequeos; cuando dos personas

    se aman y le piden a Dios que les conceda un hijito, Dios deja que su sirvienta, una enormecigea, vuele hasta el gran mar, coja al nio que Dios ha elegido para esas dos personas,se lo eche a la espalda y vuele hasta aquellas personas. Cuando llega all, cuelga al niitode su pico y lo deja jnto a la mujer. As es como el nio adquiere unos padres terrenales yas es tambin como se convierte en un nio terrenal.

    Empec escuchando con mucha atencin, pero despus me di cuenta de que meestaba contando algo, como ta Adi con sus cuentos de hadas. No! sa no es la verdad!Mam no quiere decirme la verdad: cmo y dnde me encontraron ella y pap. Me sentadesilusionada, lanc una mirada inquisidora a sus ojos. Ella me estaba hablando, yo debarepetir la oracin que ella iba recitando, despus me dese las buenas noches y se march.Me qued sola.

    A partir de entonces me fui convenciendo cada vez ms de que pap y mam noeran mis verdaderos padres y de que mi hogar no perteneca a este pas. Saba que mamno me conoca, saba que no me vea. Yo era y me mantena extraa para ella, y toda lagente que me rodeaba me pareca totalmente extraa. No nos entendamos. Cuandohablaba con mam sobre cosas que para m eran muy naturales, ella muchas veces sequedaba tan sorprendida, tan maravillada, que iba en seguida a donde estaba mi padre y

    le contaba qu cosas ms raras le haba dicho. Pap tambin se sorprenda. Comprendque para ellos dos esas cosas eran nuevas, muy extraas, y despus repetan misobservaciones a toda la familia, y todos se rean de m. Qu nia tan rara!, escuchabadecir una y otra vez. Pero yo no me encontraba rara, por el contrario, los raros eran ellos y,aunque los amaba, entre ellos me senta como entre extraos. Todo me pareca muy

    pequeo, muy incoloro y limitado. En lo ms profundo de mi subconsciente saba que slol poda entenderme perfectamente y me hubiera gustado vivir en espacios mucho msamplios, mucho ms libres, y entre personas que por lo menos se parecieran a m.

    Este sentimiento de extraeza y soledad no me abandon jams; por el contrario,se hizo cada vez ms consciente. Intentaba entablar contacto con cualquiera, pero era en

    vano. Mam sola hablar del amor fraternal. Es bonito tener una hermana con la quepuedes hablar de todo y a la que le tienes total confianza, deca mam. Me decid atrabar ese tipo de relacin con Grete. Pero ella no era de confianza, me miraba desdearriba, pues era tres aos mayor, y cuando le haca alguna confidencia corra enseguidahacia donde estaba mam y le contaba mis pequeos secretos. De modo que mi intento detrabar relaciones fraternales nunca fue correspondido. Finalmente decid renunciar a todointento de contacto y vivimos la una junto a la otra como dos seres que proceden de dosmundos diferentes. Todos me eran extraos..., extraos..., todos.

  • 5/25/2018 95196470IniciacionElisabethHaich

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    El tiempo transcurri muy deprisa. Cumpl los seis aos y, un buen da, mam mellev a la escuela. Entr en un gran grupo de nios, y el sentimiento de estar sola y de seruna extraa se hizo an ms intenso. Todos los miembros de mi familia me amaban y yolos amaba a ellos. En casa reinaba el amor; todo lo dems vena despus. Por eso mesenta bien en ese ambiente. Poco a poco me haba ido acostumbrando a esas personas.

    Pero los nios de la escuela me eran completamente extraos. Ellos se entendan muy bien,pero yo era como un pequeo prodigio entre ellos. Yo los sorprenda constantemente yellos a m. Se rean de m y eso me dola mucho. Siempre estaban hablando de lo quetenan, de lo que posean, y se mostraban unos a otros los objetos ms diversos: plumas,lpices o gomas de borrar, y todos queran tener y ensear aquello que los dems notenan. Para m todo eso era aburrido en extremo; y ridculo. A m me cautivaban los libros,los cuentos de hadas, la msica y los museos. Esto asombraba a los nios, que al enterarseme hacan extraas preguntas. Ellos jugaban con muecas, con la pelota y el aro; yo

    jugaba con un prisma de cristal que me mostraba unos colores maravillosos y con un imnque me regal to Toni, el otro hermano de mi madre. Era tan misterioso! El imn atraahacia s todos los alfileres de mam y la tijera tambin adquira fuerza magntica yentonces mam tena que usar mucha fuerza para mantener los alfileres alejados de latijera, pues de lo contrario stos salan volando, atrados por aqulla... S, yo quera saberqu tipo de fuerza yaca oculta en el imn, hasta que finalmente se me ocurri queseguramente el imn amaba a los alfileres tanto como mam a nosotras y que yo saltabaal cuello de mam de la misma manera como los alfileres saltaban sobre el imn. Esto me

    pareci enormemente interesante y grandioso! Pero los nios se rean de m. Yo estabasola..., sola.

    En invierno empec a tomar lecciones de piano. Cuando interpretaba las diferentespiezas musicales tena la sensacin de que en la msica estaban encerradas aquellasfiguras que to Toni modelaba con cartulina. l las llamaba figuras geomtricas. Yo saba

    tocar una pieza para piano de la que brotaban cubos pequeos y limpios. Tambin habauna pieza poblada de agudas puntas y sobre estas puntas saltaban pequeas esferas.Cuando iba de paseo con mi madre al bosquecillo de la ciudad me fascinaba contemplar elenorme surtidor, pues en el chorro principal vea gnomos y hadas saltarines que giraban ybailaban en el agua. Y comprenda que la danza del agua en el surtidor tambin eramsica. Pero esa msica no la escuchaba con los odos, no, la vea. Yo saba que eso eramsica. Todo eso se me haca muy natural! Pero los nios de la escuela se rean de mcuando les hablaba de ello y decan que yo era tonta. Yo no saba por qu. Y cuando enla escuela de msica o por primera vez tocar a otros nios, me qued de piedra. Cmo?Acaso ellos no sienten que estn lastimando a las figuras geomtricas encerradas en la

    msica? La maestra dijo: No llevan bien el ritmo. Como si su corazn no latierartmicamente. Acaso cuando tocaban mal tampoco lo notaban? Ah! Era espantoso orcmo golpeaban las teclas quera gritar, me haca dao, y ellos no se daban cuenta?!Observaba a aquellos nios con curiosidad, pensando para m: Es que no tienen odos?Cmo puede ser posible? Acaso los otros nios no son como yo?. Yo pensaba que todoslos nios y todas las personas mayores vean y oan igual que yo... Poco a poco me fuidando cuenta de que la mayora de los nios y personas mayores tenan ojos y odoscompletamente distintos a los mos y que por eso me miraban como a un animal extrao.

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    Y yo continuaba sola, cada vez ms sola.

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    LA SALIDA DEL SOL NO ES AS

    Cuando lleg la primavera yo estaba muy plida. Sentarme a la mesa era siempre un

    tormento: los mejores platos no me gustaban, la comida no me gustaba y mam queraconvencerme de que deba comer. Pero y si no poda? La sopa slo me entretena en lamedida en que poda coger la cuchara y utilizarla para formar un gran crculo con los ojosde grasa que flotaban sobre el caldo de carne. Pero a mis padres aquello no les gustaba y

    pap varias veces me ech de la mesa porque era una nia desobediente y porque en lugarde comer jugaba con los crculos de grasa y porque no quera comerme las zanahorias nilas espinacas. Cuando pap advirti que el castigo no me importaba, sino que yo loaprovechaba para ir corriendo al cuarto de los nios y sumergirme en mis amados libros,decidi seguir el consejo del mdico y llevar a toda la familia a pasar el verano a la costa.Partimos poco despus de terminar los exmenes de la escuela.

    Hicimos el viaje de noche y mam nos prepar a Grete y a m unas confortablescamitas, improvisadas con algunas mantas. Me qued dormida, pero el ambiente poco

    familiar me despert antes del amanecer. Pap y Grete an dorman, pro mam estabadespierta y le ped que me dejara sentar al lado de la ventana. Haba odo hablar tantasveces de lo hermosa que es la salida del sol, que ahora quera aprovechar la oportunidadque tena de verla.

    An estaba oscuro; me sent al lado de la ventana, met la cabeza tras la cortinilla yme dispuse a observar. El sol todava no haba aparecido, pero el cielo se iba coloreando

    poco a poco... Se haca cada vez ms claro y, sin embargo, dominaba un color plido, gris.Poco a poco, el cielo se fue aclarando; vi cmo el tren pasaba como un rayo por diferentes

    paisajes, las casas, los hombres en los campos, los caballos y las vacas, los rboles y todolo dems..., pero el sol todava no estaba all! Cmo poda estar tan claro si el sol an nohaba salido? Era sorprendente, pero era as! Entonces, cuando ya era casi totalmente deda, apareci el sol en el horizonte...

    Por fin llegaba, acompaado del hermoso color prpura que haba estadoesperando. Pero este prpura era muy plido como desteido, no era el que yoesperaba. Qu desilusin! La salida del sol no es as!

    Entretanto, despertaron todos los del compartimiento y pap me pregunt:Qu te ha parecido la salida del sol? Es la primera vez que la ves. No es

    maravillosa? Y me mir sonriendo.No, paprespond desilusionada y molesta, no ha sido nada hermoso! La salida del

    sol no deba ser as! Ha sido aburrida, dur demasiado y el conjunto se ech a perder, pues cuandopor fin apareci el sol, el cielo ya estaba claro, pero con una claridad horrible, incolora. No! No hasido hermoso! La salida del sol no es as! Es totalmente diferente! Y lo observ con enfado.

    Pap me escuchaba como sola hacerlo, con paciencia y gran atencin. En sus brillantes yhermosos ojos negros vi reflejados su inters y aquella expresin que tan bien conoca, algosorprendida y risuea, pero sin embargo cargada de amor.

    Vaya cosas que dices! Que la salida del sol debera ser diferente? No ests satisfechacon la salida del sol? Realmente es genial que t, una pequea damita, te sientas insatisfecha ante

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    los fenmenos de la naturaleza y quieras indicarle cmo debe salir el sol. De dnde sabes cmodebe ser la salida del sol, si nunca has tenido oportunidad de ver un amanecer como el quequieres? A ver, dmelo!

    Lo mir fijamente y dije:No s cmolo s, ni dndehe vivido ese amanecer, pero s que no deber ser as! El sol

    debe ascender entre tinieblas y, entonces, de repente, todo debe aclararse de golpe, pero no conesa claridad tan plida, aburrida, gris, sino que todo debe ponerse rojo, prpura, todo el cielo ytodo lo que hay sobre la tierra debe quedar inundado por el rojo.Tiene que ser mucho, mucho msbello, ms asombroso y ms elevado. Lo s..., lo recuerdo!

    Humdijo pap, lo recuerdas?y sonri, carioso y burln al mismo tiempo,tienes una fantasa muy vivaz.

    Luego cogi la taza de caf que le entregaba mam, bebi un sorbo y se volvi otra vezhacia m:

    Bueno, en realidad siento mucho que no hayas quedado satisfecha con la salida del sol.Hoy el cielo est despejado, de modo que el amanecer no ha podido ser ms colorido y hermoso.Pero no te puedo ayudar. No puedo hacer nada al respecto.

    No respond, estaba enfadada; me irritaba no slo la desilusin por el amanecer, sino el

    hecho de que, adems, pap dijera que tena una fantasa muy vivaz, cuando yo sabaperfectamente que lo recordaba, s!, lo recordaba! La fantasa es completamentediferente. Cuando me imagino algo, eso es fantasa. Pero yo no haba imaginado elverdadero amanecer, la manera en que tiene que ser! Era algo que estaba grabado en loms profundo de mi ser, era ms intenso que, por ejemplo, las cosas que recordaba del daanterior; ms intenso que todo lo que haba sucedido de forma palpable. Estaba enojada,y de qu manera! Siempre me enfadaba cuando vea con impotencia que no podademostrar algo que saba perfectamente. Me qued sentada con la vista fija en lo quetena al frente, obstinada, hasta que de repente toda la gente sali corriendo al pasillo y

    pap nos llam:

    El mar, nias, venid deprisa, all est al mar!Nos precipitamos sobre la ventanilla del pasillo y all estaba, algo ms abajo, elgran ocano, el mar. Oh, mi adorado mar!

    El tren corra por lo alto de la montaa y abajo, en una baha, yaca el mar. Sentuna terrible excitacin y una sensacin de felicidad, pues saba bien que ya conoca el mar,que no era la primera vez que lo vea. Esto me pareci muy natural y no me puse a pensaren cmo era posible que sintiera aquello. Miraba hacia abajo en silencio, y en mi coraznuna voz alegre cantaba: Mar, mi amado, mi inmutable Mar, que todo lo comprendes,todo lo presencias y a todo sobrevives! Mar, querido amigo que tantas veces has sabidoescucharme, que has comprendido mis dolores, mis penas y alegras, t que con tuinfinitud y eternidad me has consolado y elevado por encima de todo lo humano! Ests

    aqu, ests otra vez aqu, siempre ests aqu, inmutable, y yo puedo volver a mirar tusprofundidades, a escuchar cmo tus olas hablan de la eternidad...

    Pap me toc el hombro y pregunt:Qu te parece el mar? Ests satisfecha con el mar, o tambin debera ser de

    alguna otra manera?No, paprespond, el mar es as, como debe ser, pero y la playa? Por qu

    hay playas por todas partes? El mar debe ser infinito, no deben verse otras playas.

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    Sdijo pap, eso lo sentirs cuando bajemos. Aqu estamos en una baha ypor eso parece que el mar estuviera rodeado de playas por todas partes. Pero abajo el marno tiene orillas, slo se ve mar abierto.

    Me senta tranquila. La esplndida vista me entusiasmaba, e igualmenteentusiasmada estaba mi hermana. Por fin habamos encontrado algo en lo que las dos

    podamos entendernos perfectamente. Ella disfrutaba del mar tanto como yo y, despus,cuando bamos a buscar mejillones y cangrejos entre los peascos, ramos las mejoresamigas, en todo sentido.

    Fuimos muy felices en aquel balneario. Pap estaba alegre y eso produca un efectoestimulante sobre nosotras. Mam resplandeca de felicidad porque poda pasar todo elda junto a pap.

    Un da fuimos a una pequea iglesia levantada en el centro de un hermoso jardnrodeado por cipreses. Mam se arrodill y rez con devocin un largo rato. Pap estaba de

    pie junto a ella, serio. Grete tambin se arrodill y rez. Yo tambin quera ser piadosa,pero no lo consegua. No me arrodill, pues no senta ningn deseo de hacerlo. No queracaer de rodillas ante formas visibles! Deba arrodillarme slo porque los dems tambinlo hacan? No, eso no! Slo por querer ser buena? No! Dios no necesita eso; Dios veque no hubiera sido sincera. No, no me arrodill, y observ a las otras personas, cmorezaban...

    Despus de un ratoyo ya llevaba mucho tiempo aburrida, pap toc a mimadre en el hombro. Ella se levant y nos marchamos. Afuera, toda la regin estababaada por la luz del sol. Corr saltando con alegra, sintiendo a Dios mucho ms de cercaen los rayos del sol que en la frialdad de la iglesia!

    Por la noche, cuando mam rezaba conmigo, le pregunt:Mam, por qu rezabas con tanta devocin en la iglesia?Rezaba para pedirle a Dios que si nos quiere conceder otro beb, que sea un

    hermanito.Me qued muda. Un hermanito? Quiz podra encontrar en l un buen amigo?

    Bien! Sera bonito. Comprend por qu mam se haba arrodillado y haba rezado tanensimismada. Por un hijo..., eso tena sentido!

    Una noche, ya en invierno, despert de mi sueo. Escuchaba unos extraos ruidosque salan de la habitacin de mis padres. Era el llanto de un beb. Un instante despusapareci pap completamente vestido y pregunt:

    Estis despiertas?S, papdijimos Grete y yo.Ha sucedido algo estupendo! Dios os ha enviado un hermanito.

    Ah! Era algo muy emocionante y yo quera ver al hermanito en seguida, pero papdijo que deba tener paciencia y esperar hasta el da siguiente, entonces me ensearan alnio. Pap estaba muy raro, sonrea con dulzura y suavidad, hablaba en voz baja, solemney tierno al mismo tiempo; no me atrev a llevarle la contraria.

    Por la maana entr en la habitacin mi abuela materna, me ayud a vestirme yfuimos juntas a la habitacin de mis padres. All estaba mam, y en sus brazos, sobre laalmohada, yaca un pequeo beb de cabellos negros. Lo observ con atencin y advertque junto a sus orejitas tena largos mechones de pelos muy finos, como los de un monito.

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    Como me acababa de lavar, me dejaron acariciar sus manecitas. Todos me observaban ytodos estaban tan solemnes..., tan callados...

    Desde ese momento fuimos tres los nios de la familia y yo segua estando cada vezms sola.

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    QUIERO MARCHARME!

    En aquellos das conoc a la hermana de mi padre, ta Rapahela. Ella viva con su esposo,to Ferdinand, en otra ciudad. Haban venido para conocer al recin nacido. Esta seoraextraa y regia me provocaba una gran admiracin. Era alta como pap, su figura era lade una diosa griega y a esto se aada la belleza clsica de su rostro, noble, brillante ysiempre invariable, coronado por el cabello negro como el bano. Sus ojos era negros ybrillantes, como los de mi padre. Sus movimientos eran majestuosos, dignos y, sin embargo,encantadores. Era la encarnacin de todo aquello que el hombre llama bello y distinguido.La am desde el primer instante y ella tambin me quera y a menudo me llevaba decompras con ella. Su marido era un hombre muy sabio y simptico. Nos comprendimos la

    una a la otra desde el principio. Me alegr muchsimo cuando escuch que en veranoiramos a un balneario en las montaas, muy cercano al lugar donde vivan to Ferdinand,ta Raphaela y sus hijos.

    Fue un verano estupendo, muchas veces poda ir con pap y to Ferdinand a pasearpor el monte. Ah, qu hermosos eran los bosques, el verde en las montaas y qumaravilloso era alcanzar la cumbre de una montaa y contemplar desde all arriba toda laregin, la ciudad y los pueblos con sus casitas diminutas. S, all era feliz! Pero abajo, en elcrculo familiar, no lo era tanto. Grete era muy distinta a m, siempre queramos jugar acosas distintas y mam estaba ocupada con el hermanito. Ya no haca labores conmigo, yano tena tiempo para responder a mis continuas preguntas. La sensacin de soledadaument en tal medida que poco a poco me fui alejando de los dems, ya no quera tomar

    parte en sus asuntos. Pero mam opinaba sencillamente que yo era una desobediente.Una noche, a la hora de acostarme, mam me rega por quedarme hasta muy

    tarde en el jardn y no querer ir a dormir. Me puse caprichosa y no respond nada. Perocomo mam continu hacindome reproches y me llam desobediente, me enfurec y dije:

    Veo que no me amis. Lo mejor ser que me marche de casa de una vez portodas.

    Mam, muy enfadada, replic:Vete, vete a donde quieras!Sal corriendo, baj la escalera, atraves el gran jardn, alcanc el amplio camino

    del bosque y sub por la oscuridad de las montaas. El da anterior haba estado en esa

    montaa con pap y to Ferdinand y en lo alto habamos visto una enorme caverna a laque llamaban cueva de ladrones. All quera pasar la noche y dedicarme a pensar quhara a partir de entonces. En la oscuridad no vea bien el sendero, as que tuve queabrirme paso entre arbustos, ramas y follaje para avanzar en lnea recta en direccin a lacueva de ladrones. De pronto escuch, muy lejana, la voz de mi madre. Estaba gritando minombre. Me detuve un instante, luego segu avanzando a travs de los arbustos. Mam mellamaba una y otra vez y un momento despus sent que me estaba persiguiendo.Probablemente mam escuchaba el ruido que haca al abrirme paso entre los arbustos. Me

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    alcanz, me cogi por los hombros y pregunt, muy excitada:No tienes miedo de que te muerda un perro? Ests totalmente loca?No contest. Qu me importaban los perros? Hubiera podido defenderme, pero

    quera marcharme! Marcharme a mi hogar, a donde me encontrara en casa, lejos de esaspersonas extraas, de ese ambiente extrao donde nadie me entenda. Eran buenas

    personas, llenas de amor, queran lo mejor para m, pero eran extraos, eran diferentes am y diferentes a la gente de all, de mi verdadero hogar.

    Caminamos en silencio hasta llegar a casa; yo estaba resignada a recibir el castigo.Pero, para mi gran sorpresa, pap y mam no dijeron ni una palabra. Cuando entramos ala habitacin pap me observaba un tanto curioso, un tanto divertido. El nico castigo fueque mam se march sin darme las buenas noches despus de haberme acostado.

    Al da siguiente pap y mam actuaron como si nada hubiese sucedido. Aunquenot que mam estaba espantada por mi atrevimiento, pero que pap reconoca yrespetaba mi valor. A sus ojos, me haba hecho algo mayor. Pero yo no me senta niatrevida ni valiente. Yo era as y eso era todo.

    Y Grete, la siempre obediente, siempre formal, siempre tan bien educada, memiraba como a una criminal, bajando los ojos en mi presencia. Y yo repudiaba con todo elcorazn su cobarde obediencia!

    El siguiente invierno dej de ir a la escuela, porque estaba muy plida y me costaba muchotrabajo levantarme por las maanas. Vena a verme un maestro que intentaba llenarme lacabeza con una serie de cosas que me aburran sobremanera. Geografa! Para quaprender algo de pases que no conoca? Cuando quiera conocerlos, cuando sea mayor, losvisitar y entonces no har falta que estudie nada ms, pensaba para m. Y si no losconozco, para qu quieren que sepa cmo son y qu cosas hay en ellos? Mientras el

    profesor hablaba sobre Paraguay, Nicaragua, Venezuela..., yo escuchaba el silbido del gas

    en la lmpara. l contest amablemente que no era momento de prestar atencin a lalmpara, sino a lo que l estaba diciendo.

    Pero esto es mucho ms interesante, seor profesor le dije.El maestro fue a casa y habl con mi madre un buen rato sobre esa extraa nia

    que encontraba ms interesante saber por qu silbaba el gas que aprender geografa. Unavez que el maestro se hubo marchado me vi obligada a sostener una larga y seriaconversacin con mi madre. Mam quera hacerme entender que yo tena que estudiar.

    Bueno, bueno, ya estudiar, pero quiero aprender otras cosas, no las quevosotros queris que aprenda le dije. Mam no replic y dijo que yo tena que aprobar elexamen de la escuela y que por lo tanto tena que estudiar las cosas que mandaba la

    escuela. Intent explicarle que esas cosas no me parecan interesantes; mam quisohacerme ver que a pesar de todo tena que aprenderlas; no nos entendamos, me sentaharta de todo. Quera marcharme! Quera luz, quera volver a casa de mis verdaderos

    padres, quera vivir en mi pueblo, donde no tena que estudiar esas cosas, donde podahacer lo que quera, donde poda tocar el piano y no slo hacer aburridos ejercicios de

    pulsacin, donde tendra libertad. En una palabra: donde estara en casa...Poco a poco se hizo costumbre que pasara las horas en el cuarto de bao, a oscuras,

    sentada sobre una silla, con los pies colgando, y que en esa penumbra reflexionara sobre lo

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    que deba hacer. Lo que quera era marcharme..., irme de all... a casa! No me atreva adecrselo a mi madre, pues saba que se enojara mucho conmigo; por eso se me ocurrique lo mejor sera explicar mi decisin en una carta que le entregara en el momento msapropiado.

    Mam siempre estaba muy ocupada con mi hermanito. Era una madre muy

    dedicada, nunca confiaba sus hijos a manos extraas. Ella misma daba el pecho, baaba ycuidaba a sus hijos. De modo que tuve bastantes ocasiones de estar sola en la habitacinde los nios y escribir mi carta. Escrib con mucha cortesa y sencillez que saba muy bienque no era hija de ellos, que pap y ella no eran mis verdaderos padres, que

    probablemente me haban encontrado en alguna parte y me haban trado con ellos; queseguramente ya se haban arrepentido, pues no me podan amar y que por eso quera queme devolvieran en seguida al lugar de donde me haban recogido. Dej muy claro loterriblemente infeliz que era all y que no quera quedarme con ellos a ningn precio. Mimarcha tambin sera lo mejor para ellos, puesto que ya no tendran que preocuparse porm. Como despedida escrib: Beso tu mano, y mi nombre; la carta estaba lista. Pero nome atreva a entregarla. As que esper una buena oportunidad.

    Un buen da mi madre recibi la visita de algunas amigas y parientes. Charlaronalegremente, nos admiraron a las nias mayores y tambin al recin llegadolos tresllevbamos nuestros mejores trajesy luego se dirigieron al comedor, donde lasesperaban caf y una tarta sobre la mesa cubierta por un mantel. En el crculo de lasseoras mi madre estaba encantadora, sentada all, a la cabecera de la mesa, como decostumbre. Estaba resplandeciente de hermosura, alegre y muy serena; pens que haballegado el momento de entregarle mi carta. Era seguro que no se enfadara. Esper a quetodas las seoras terminaran de beber el caf, me acerqu de puntillas por detrs de lasilla de mi madre y, mientras ella intercambiaba unas frases con la mujer que tena al lado,deslic la carta en su regazo. Mam me haba visto salir de la habitacin; no le gustaba

    que los nios estuviramos entre los adultos. Tenamos que quedarnos en la habitacin delos nios y salir slo cuando se nos llamaba. Ocupada con sus invitadas, no pudo

    preguntarme inmediatamente qu era lo que quera. Cuando deposit la carta en el bolsilloy continu charlando amigablemente con sus invitadas, como si nada hubiera ocurrido. Yoestaba contenta por haber elegido tan bien la ocasin.

    Pero por la noche, cuando pap ya haba vuelto a casa y las visitas se habanmarchado, estall la tormenta. No haba esperado aquello! Mam estaba espantada ymuy enojada. Le di la carta a pap y dijo, trastornada:

    Esta nia est completamente loca, mira lo que me ha escrito. Y, dirigindose am, dijo furiosa: Espera y vers; de modo que no somos buenos padres para ti; bueno,

    tambin podemos ser de otra forma, entonces s que tendras otros padres. Pero tearrepentiras.Pap ley la carta con mucho inters, y not que la encontraba divertida. Pap era

    un hombre que difcilmente se sala de sus casillas y tampoco ahora le pareca que mi cartafuera tan trgica. Me observ inquisidor y dijo:

    Por qu dices que quieres volver con tus verdaderos padres? Quines sontus verdaderos padres? Y dnde estn? Pequea tonta!Y con eso pap dio porterminado el asunto.

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    Mam, por el contrario, estaba muy afectada y se pas das y das hablando sobremi carta con la abuela, con ta Adi, con to Stefi y hasta le ense la carta al mejor amigode mi padre, que al mismo tiempo era nuestro mdico de cabecera. Era ste un hombremuy profundo, de una gran formacin cientfica, consejero de la familia tanto encuestiones fsicas como espirituales. Mam estaba muy irritada por mi actitud y le dijo

    que como l sabatoda la familia haca todo lo posible para hacerme feliz y que yo erauna nia desagradecida porque quera marcharme.

    Adnde? Adnde quieres ir, loquita?me preguntaba mam una y otra vez.Bueno, eso era algo que yo no saba, y esperaba una respuesta precisamente de

    ellos! Yoquera saber de dnde me haban trado ellos! El to doctor me observinterrogante con sus serenos ojos azules y me pregunt con absoluta seriedad, como a unadulto:

    Por qu piensas eso, nena? Dmelo con sinceridad, anda, cuntamelo.Pero yo ya no poda ni quera hablar ms de todo aquello. Slo quera volver,

    volver al lugar del que me haban sacado! Volver a casa, a donde pudiera volver a estar conseres parecidos a m.

    Comprend que de momento no alcanzara mi objetivo. Deba quedarme all,Comprend que esas personas saban tan poco de mi origen como yo misma, o inclusomenos. As que no poda esperar que la solucin del enigma viniera de ellos. Con mispreguntas lo nico que haba conseguido era herirlos y asustarlos. Comprend que mi cartahaba hecho mucho dao a mam, yo no quera eso!

    Volv a la habitacin de los nios, y cuando vi a Grete con la mirada gachapues nose atreva a mirarme, a m, a una nia tan infame, me sent como una criminal. No, yano tena ninguna esperanza! No volv a hablar del asunto. La familia fue olvidando elincidente y sobre mi alma cay un velo que se hizo cada vez ms denso. No quera volver apensar en mi verdadero hogar, pues pareca imposible acercarme algo ms a l.

    En aquel tiempoyo estaba entonces en el sptimo ao de mi vida, suceditambin que cierto da, cuando estbamos sentados a la mesa, pap dijo que el serhumano es el rey de la creacin.

    Qu quieres decir, pap? pregunt.Esoexplic pap, que el ser humano es la criatura ms perfecta que existe en

    este mundo. No hay nada superior a l.Aquello me dej muda de asombro! Cmo, pensaba, pap, que tiene una cabeza

    tan brillante, que conoce la respuesta a todas las preguntas y siempre tiene razn en todaslas discusiones Acaso no sabe que por encima del hombre hay? Vaya, cmo deberallamarlos? No sabe que hay gigantes o titanesno en cuanto al tamao del cuerpo,

    sino en poder y sabiduramuy superiores al ser humano, gigantes y titanes que guan alhombre con la fuerza que irradian, ayudndolo en su camino hacia adelante?Mir a pap preguntndome si acaso no quera hablar de ellos, o si de hecho

    desconoca su existencia. Observ su rostro y vi que hablaba con total conviccin sobre elser humano como rey de la creacin. No me atrev a hacer ms preguntas, pues muydentro de m saba que a l no le gusta que se hable de cosas secretas con personasignorantes del asunto. Hay momentos en que hay que saber callar.

    De pronto sent un sobresalto: l? Quin es ese ser de quien cre

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    espontneamente que existe, que siempre est conmigo, que siempre est a mi lado,ayudndome? Quin es ese l a quien veo con tanta humildad y, sin embargo, con tantaconfianza? A quien no dudo en reconocer un nivel superior, en quien busco cobijo cuandome siento sola o incomprendida, de quien s que siempre me recibe con infinito amor ycomprensin, nunca me juzga, primero me escucha, siempre me toma en serio, me ayuda

    a seguir adelante y nunca, nunca, nunca me abandonar. Quin es? Y dnde est?Y mientras buscaba respuesta a esta pregunta, surgieron ante los ojos de mi

    espritu dos ojos azules, oscuros, que todo lo aman, todo lo saben y todo lo pueden, ojostan profundos como la misma bveda celeste

    Quiero gritar su nombre, pero las letras estn enterradas muy profundamente enmi memoria, mi pensamiento no es lo bastante claro para recogerlas del interior de mmisma y sacarlas a la superficie. Entonces recuerdo de repente que estoy sentada a lamesa, que mam est al otro lado, sosteniendo a mi hermanito en su regazo, metiendocucharadas de papilla de smola en su boquita abierta y mi visin se desvanece.

    Paso toda la tarde sentada a mi escritorio y obligo a mi mente a traer los recuerdosperdidos en la parte inconsciente de mi ser; estn ah, pero no los puedo atrapar. A vecesemergen imgenes vagas, confusas, que intento retener, pero pronto vuelven adesaparecer

    Pero ahora haba algo que estaba muy claro: desde que adquir conciencia en estemundo, siempre llevo dentro de m la imagen de alguien a quien en mi interior llamo,sencilla y espontneamente, l.

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    ANHELO LA UNIDAD

    Un da mi madre recibi una invitacin de una prima que se haba mudado a la ciudad consu marido y sus hijos. La familia nos recibi en el vestbulo. Los dos chicos nos examinaroncon la mirada; nosotras, las nias, los examinamos a ellos, hasta que la ta nos envi a lahabitacin de los nios.

    Corrimos al cuarto de los chicos. All haba un tren que andaba sobre rales, unaimprenta en miniatura y una linterna mgica. Todo me caus una gran impresin, pero loque ms me gust fue que los chicos tenan muchos, muchsimos libros. Todos los librosde Julio Verne! Tambin nos dieron una estupenda merienda...

    No nos fuimos a casa hasta ya muy entrada la noche. Las dos familias se llevaban bien

    y a partir de entonces nos reunimos cada semana. Aquellas tardes eran agradables ydivertidas, y los chicos eran muchachos alegres y bien educados.

    Como haba ledo cierta vez en un libro, yo estaba siempre buscando la eternaunidad en la amistad, pero mis compaeras de escuela se burlaban de m y no seinteresaban por semejantes tonteras. Propuse a los chicos que sellramos unaamistad eterna. A los muchachos les pareci que era una idea brillante. Pero el ms

    joven, que tena una voluntad de hierro y era por tanto el que daba el tono, dijo:Primero cada uno debe mostrar su firma a los dems.De modo que tuvimos que escribir en un papel los nombres de los cuatro. Los chicos

    y Grete escribieron las iniciales de sus nombres con letras enormes, ricamente provistas dediversos adoraos, y las dems letras con signos lo ms ilegibles posible, acabando la firmacon una gran rbrica. A m todos esos adornos me parecan excesivos, as que escrib minombre con letras muy sencillas y legibles.

    El ms joven de los chicos observ las firmas y dijo luego con profundo desprecio:Qu? Quieres pactar una amistad eterna, quieres ser miembro de una sociedad de

    amigos, y ni siquiera tienes una firma decente? Quedars fuera de la sociedad de amigoshasta que aprendas a firmar decentemente!

    Y dicho esto los tres se juraron amistad eterna en la vida y en la muerte.Me sent muy ofendida, desilusionada e infeliz.Apenas llegu a casa, me quit el abrigo y el sombrero y empec a practicar la firma.

    Escrib mi nombre miles de veces, las iniciales con mucha elegancia y grandes curvas, las

    dems letras totalmente ilegibles intent imitar la firma del to mdico, que escriba unasrecetas absolutamente ilegibles, y termin mi obra de arte con una enorme lneaondulada. Era una firma amanerada, no era sincera. Pero el sbado siguiente dije con orgulloa mis amiguitos:

    Eh, mirad esto, ya tengo una firma! y garabate una firma imponente sobre unpedazo de papel.

    Grete y los dos chicos observaron mi obra de arte, y el ms joven dict sentencia:Bien. Tu firma es an demasiado legible, pero la aceptamos y te admitimos en nuestra

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    sociedad.Quera sentirme feliz, pues vea satisfecho mi deseo, pero, sorprendentemente, no lo

    consegua. No! Algo no andaba bien. Y, ya en casa, cuando estaba de pie ante el espejo,observando cara a cara lo invisible es decir, a m misma, escuch una voz que surga demi interior:

    Tu firma es falsa. No es imagen tuya. Crees que puedes alcanzar cosas verdaderasmediantefalsedades La verdadera amistad mediante una firma falsa? Aquellos que noaceptan tu verdadera firma tampoco pueden ser tus verdaderos amigos...

    Me apart del espejo con tristeza y me fui a dormir. Pero ya no poda utilizar aquellafirma que tanto haba practic