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a ERIC J. HOBSBAWM INDUSTRIA E IMPERIO Una historia económica de Gran Bretaña desde 1750 Traducción: GONZALO PONTóN EDITORIAL ARIEL, S. A. Diseño de cubierta: Marla Inés Linares Diseño de interior: Marla Rosa Ruggiero Título original: Industry and Empire An Economic History of Britain since 1750 Penguin Books Ltd., Harmondsworth (Midd.) Weidenfeld and Nicolson, Londres la edición : 1977 2 a edición: 1982 (D 1968, Eric J. Hobsbawm Derechos exclusivos de edición en castellano reservados para todo el mundo y propiedad de la traducción: 0 1977 y 1982: Editorial Ariel S. A. Barcelona, España Primera reimpresión para Editorial Planeta Argentina: diciembre de 1998 0 1998 Editorial Planeta Argentina S.A.I.C. Independencia 1668, 1100 Buenos Aires Grupo Editorial Planeta ISBN 950-9122-63-7 Hecho el depósito que prevé la ley 11.723 Impreso en la Argentina Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser repr oducida, almacenada o trarismitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléc trico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del ed itor. Para Marlene

95164929 Industria e Imperio Eric Hobsbawm

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  • aERIC J. HOBSBAWM

    INDUSTRIAE IMPERIO

    Una historia econmicade Gran Bretaa desde 1750

    Traduccin:GONZALO PONTN

    EDITORIAL ARIEL, S. A.

    Diseo de cubierta: Marla Ins LinaresDiseo de interior: Marla Rosa Ruggiero

    Ttulo original: Industry and EmpireAn Economic History of Britain since 1750

    Penguin Books Ltd., Harmondsworth (Midd.)Weidenfeld and Nicolson, Londres

    la edicin : 19772 a edicin: 1982

    (D 1968, Eric J. Hobsbawm

    Derechos exclusivos de edicin en castellanoreservados para todo el mundoy propiedad de la traduccin:0 1977 y 1982: Editorial Ariel S. A.Barcelona, Espaa

    Primera reimpresin para Editorial Planeta Argentina:diciembre de 1998

    0 1998 Editorial Planeta Argentina S.A.I.C.Independencia 1668, 1100 Buenos AiresGrupo Editorial Planeta

    ISBN 950-9122-63-7

    Hecho el depsito que prev la ley 11.723Impreso en la Argentina

    Ninguna parte de esta publicacin, incluido el diseo de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o trarismitida en manera alguna ni por ningn medio, ya sea elctrico, qumico, mecnico, ptico, de grabacin o de fotocopia, sin permiso previo del editor.

    Para Marlene

  • Prefacio

    Algunos estudiantes acudirn a este libro porque desean aprobar uno u otro de los numerosos exmenes que en historia econmica y social se les exgen hoy en da. Yo espero, desde luego, que les sea de utilidad. Sin embargo, no lo he concebido tan slo como manual, ni ser demasiado provechoso como libro de referencia. Esta obra trata de describir y atestiguar la aparicin de Gran Bretaa como primera potencia industrial, su decadencia, tras el dominio temporal que le cupo en calidad de iniciadon4 sus especiales relaciones con el resto del mundo, y algunos de los efectos que estas circunstancias produjeron en la vida de los britnicos. Todas estas cuestiones han de interesar a cualquier persona inteligente, y por ello he tratado de escribir del modo menos tcnico Posible, partiendo del supuesto de que el lector carece de conocimientos en cualquiera de las ciencias sociales. Esto no significa que las cuestiones aqu planteadas (y espero que re-sueltas) en prosa ordinaria no puedan ser reformuladas en el lenguaje ms tcnico de las distintas disciplinas. En cambio, he dado por supuesto un conocimiento elemental de las lneas fundamentales de la historia de Gran Bretaa desde 17so. Sera reconfortante que los lectores que no sepan lo que fueron las guerras napolenicas o ignoren nombres como Peel Y G"tone estuvieran dispuestos a aprenderlo por sus propios medios.Puesto que ni las preguntas ni las respuestas sobre historia econmica y social de Gran Bretaa gozan de un consenso universal, no puedo afirmar que este libro represente el parecer unnime de los estudiosos. Si el anlisis de la Revolucin industrial y sus consecuencias no hubiera sido descuidado tan sorPrendentemente durante la generacin anterior a la dcada de 1950, nos habra sido posible tratar el tema con ms seguridad. En cambio las discusiones que afortunadamente han reaparecido estn lejos, hoy por hoy, de haber concluido. En estos debates se tratan no ya problemas muy generales co"no la naturaleza del desarrollo econmico y los aspectos sociales de la.industrialIzacin, sino tambin cuestiones especfias tales como cules fue-

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    INDUSTRIA E IMPERIO

    ron los orgenes de la Revolucin industrial, qu fue lo que funcion mal en la economa britnica durante el ltimo tercio del siglo XIX la aparicin de la clase obrera, los efectos de la depresin del perodo de entreguerras o el carcter del "imperialismo", por no mencionar cuestiones definidas an con mayor precisin. Los especialistas reconocern probablemente las interpretaciones que he adoptado, pero existen otras muchas posibles. Hay tambin muchos sectores en los que se ha hecho muy poco trabajo reciente, donde el historiador no tiene ms remedio que aceptar lo que escribieron sus predecesores o War la cuestin en blanco.

    Es grato observar que la historia econmica y social britnica de los ltimos 200 aos es hoy Material de intensa investigacin y de vivo y, a veces, apasionado debate, aunque por supuesto esto hace mucho ms difcil la tarea del historiador que pretende dar una interpretacin general de todo el perodo, y por ello mismo su obra resulta tambin mucho ms provisional. Sera azaroso sostener que las respuestas dada en este libro son las correctas, aunque, como es natural, yo espere que lo sean. Los lectores habrn de juzgar, cuando menos, si tienen sentido y constituyen un todo coherente.

    Cualquier libro como ste es, asimismo, producto de una poca concreta. Sus pginas reflejan no slo el estado de los conocimientos, sino tambin los intereses M presente, que no son siempre los del pasado y pueden no ser los del futuro. Por ejemplo, es indudable que veinte aos atrs los historiadores de la economa hubieran prestado muchsima atencin a las fluctuaciones de la economa britnica, ya que tanto ellos como los economistas vivan an bajo el impacto de las depresiones de entreguerra. Hoy en da les preocupan ms los problemas del desarrollo econmico y la industrializacin y -bajo el impacto de los grandes movimientos de descolonizacin poltica- La profund

  • a sima abierta entre los pases Vesarrollados" y los "subdesarrollados " o "en vas de desarrollo" Los lectores vern claramente que este libro refleja las preocupaciones recientes, dejando otras de lado, en ocasiones con toda intencin.

    sta es una obra de sntesis, no de investigacin original, y por lo tanto se apoya en los trabajos de otros muchos estudiosos. Incluso sus afirma ciones son a veces las formuladas por otros. Reconocerplenamente todas mis deudas requerira un elaborado y extenso aparato de referencias que, si bien hubiera sido un acto de conesia hacia mis colegas, tendra escaso valor para los lectores en general. Por latanto he limitado las referencias a Las fuentes de citas directas y ocasionalmente a hechos tomados de fuentes poco accesibles. Tampoco me cuido de dar referencias completas cuando, como sucede en algunas partes del libro, he basado mi trabajo en fuentes de primera mano y no en obras secundarias. La gua para lecturas complementarias

    PREFACIO

    y las notas bibliogrficas a pie de pgina mencionan algunas de las obras que he utilizado, sealndose con un asterisco aquellas a las que he acudido ms asiduamente. Estas guas no constituyen una bibliografta propiamente dicha. Las otras que contienen buenas referencias b ~ con una (B).

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    J

    ---Logralicas aparecen se

    Una ltima advertencia La historia econmica es esencialmente cuan_

    titativa, y por lo tanto utiliza mucho la estadstica. Sin embargo, las ciflus tienen limitaciones que con frecuencia no las comprende el lego y a veces las desdea el especialista quien, como sea que las necesita, las acepta con me_

    nos reparos de los que debiera tener Creo que vale la pena relacionar algunas de estas limitaciones. NO hay estadsticas si antes alguien no ha realizado los clculos pertinentes. Nos encontramos frecuentemente con que nadie 10 ha hecho hasta hace MUY Poco. (Por ejemplo, no existen datos sobre la pro

    duccin de carbn anterior a 1854, ni cifias adecuadas sobre el paro antes de 1921.) En tales casos no disponemos de estadsticas~ sino tan slo de clculOs aproximados o conjeturas Ms 0 menos groseras. Lo. ms que podemos esperar son rdenes de magnitut y por ello no hay que pedir mucho ms a estas cifras, porque no nos ser posible obtenerlo. Nadie puede construir un puente para vehculos pesados con unos tablones podridos. Las estadsticas recogidas con cualquier finalidad tienen un Margen de error, y cuanto Ms tiempo haga que han sido recogidas, sern tanto menos dignas de confianza, TOdas las estadsticas son respuestas a cuestiones especficas y Muy limitadas, Y si se utilizan para contestar otros interrogantes, ya sea en su forma Primigenia o tras manipulaciones ~ o Menos sofLsticaZas~ deben manejarse con exquisita prudencia- En otras palabras~ los lectores deben aprender a recelar de la aparente solidez y rigor de las tablas de estadstica histrica, especialmente cuando se ofrecen desnudas sin la elaborada envoltura descriptiva y definitoria de que las rodea el estadstico C~izad

    estadsticas son esenciales 0. Las- Nos Permiten e~wresar ciertas cosas con gran concisin y -para algunos de nosotros- viveza. Pero no son necesariamente

    ms flables que las aProximaciones de la prosa. Las que yo he utilizado provienen sobre todo de ese admirable compendio titulado Abstract of British llistorical S

  • tatistics, de Mitchell y Deane.

    Quedo en deuda con Kenneth Ber7i1l quien ha ledo buena parte de

    este libro en manuscrito, pero no es re nsable de Ya eliminado algunos.

    Londres 1967

    sus errores aunque ha___E. J. H.

    Introduccin

    La Revolucin industrial seala la transformacin ms fundamental experimentada por la vida humana en la historia del mundo, registrada en documentos escritos. Durante un corto pedodo esta revolucin coincidi con la historia de un solo pas, Gran Bretaa. Sobre l, o mejor dicho en tomo a l, se edific toda una economa mundial, que le permiti alcanzar, temporalmente, una influencia y un poder desconocidos con anterioridad por cualquier estado de sus dimensiones y que no parece pueda llegar a conocer cualquier otro estado en un prximo futuro. Hay un momento en la historia universal en que Gran Bretaa puede ser descrita como el nico taller del mundo, su nico importador y exportador masivo, su nico transportista, su nico poder imperialista, casi su nico inversor extranjero; y por esa misma razn su nica potencia naval y el nico pas con una poltica mundial propia. A la soledad del pionero, seor de cuanto deslindaba a falta de otros competidores, se debe gran parte de ese monopolio que tennin automticamente cuando otros Pases se industrializaron, aunque la estructura de transacciones econrnicas mundiales que construy Gran Bretaa y en trminos britnicos fue durante largo tiempo indispensable para el resto del globo. Sin embargo, Para la mayora del mundo, la era de industrializacin "britnica" fue simplemente una fase -la inicial o una de las primeras- de la historia contempornea. Para Gran Bretaa misma fue mucho ms que eso: la experiencia de su obra de adelantada econmica y social la marc Profundamente y an sigue hacindolo hoy en da. Esta situacin histrica, nica de Gran Bretaa, constituye el tema del presente libro.Economistas e historiadores de la economa han analizado extensamente Y con distintas conclusiones, las caractersticas, ventajas e inconvenientes que reporta la primaca industrial. Las distintas conclu-

    i

    14 INDUSTRIA E IMPERIO INTRODUCCIN 15

    siones obtenidas estn en funcin del tipo de explicacin que se buscaba: por qu las economas no desarrolladas de hoy en da no han podido alcanzar a las desarrolladas, o por qu las potencias iniciadoras de la industrializacin -principalmente Gran Bretaa- han permitido que estas ltimas las dejaran atrs., Las ventajas de realizar una revolucin industrial en el siglo XVIII y principios del XIX eran grandes; algunas las analizaremos en los captulos que tratan de este perodo. Los inconvenientes -por ejemplo una tecnologa y estructura comercial arcaicas con el riesgo de que se afirTnaran tan profundamente que luego resultara dificil abandonarlas o incluso modificarlas- deban aparecer en un estadio posterior; en Gran Bretaa entre la dcada de 1860-1870 y las postrimeras del siglo XIX. Tambin los analizaremos brevemente en los captulos dedicados a ese periodo. La tesis de este libro es que el relativo declive de Gran Bretaa se debe, en trminos amplios, a su temprana eclosin, que haba de mantener largo tiempo, como potencia industrial. Pero no hay que analizar e

  • ste factor aisladamente. Tan importante por lo menos como l es la peculiar posicin, nica en realidad, de este pas en la economa mundial, lo que fue en parte causa de su temprano xito, al tiempo que este mismo xito reforzaba su posicin. Gran Bretaa se convirti gradualmente en agencia de intercambio econmico entre los pases adelantados y los atrasados, los industriales y los que aportaban materias primas, las metrpolis y las zonas coloniales o cuasicoloniales del mundo entero. Es posible que, por haber sido construida en torno a Gran Bretaa, la economa mundial del capitalismo decimonnico se desarTollara como un sistema nico de intercambios libres, en el que las transferencias internacionales de capital y bienes de consumo pasaban fundamentalmente por manos e instituciones britnicas, los transportaban barcos ingleses intercontinentales y se calculaban en trminos de la libra esterlina. Como sea que Gran Bretaa tena las inmensas ventajas de partida de ser indispensable tanto para las zonas subdesarrolladas (bien porque la necesitaban o bien porque no se les perTnita prescindir de ella), como para los sistemas de comercio y pagos del mundo desarrollado, dispuso siempre de una va de repliegue cuando el reto de otras economas se hizo agobiante. Gran Bretaa poda resguardarse tanto en el imperio como en el librecambio, en su monopolio de las zonas hasta entonces no desarrolladas, que en s mismo coadyuvaba a' que no se industrializaran, y en sus funciones de pivote del comercio, navegacin y transacciones financieras mundiales. Tal vez no poda. competir, pero poda evadirse. Esa capacidad de evasin contribuy a

    perpetuar la arcaica y cada vez ms inservible estructura industrial y social de la primera etapa.La economa liberal mundial, en teoria autorreguladora pero que requeria en la prctica el conmutador semiautomtico de Gran Bretaa, lleg al colapso en el perodo de entreguerras. El sistema poltico correspondiente, en el que un nmero limitado de estados capitalistas occidentales disfrutaba del monopolio de la industria, de la fuenza mijitar y del control poltico en el mundo no desarrollado, inici tambin su colapso tras la Revolucin rusa de 1917, progresando rpidamente hacia l despus de la segunda guerT-a mundial. A otras economas industriales les fue ms fcil adaptarse a la nueva situacin ya que la economa liberal decimonnica no haba sido ms que un episodio en su desarrollo. Su aparicin misma era una razn para la quiebra del sistema. Gran Bretaa qued afectada mucho ms profundamente. Ya no era esencial para el mundo. En el sentido decimonnico no haba ya ningn mundo nico al que poder s er indispensable. Qu nuevo soporte poda hallar para sostener su economa?El pas mismo se adapt asistemticamente y, con frecuencia, sin intencionalidad, pasando con rapidez de una economa incontrolada a escala inslitamente pequea, a una economa monopolista y controlada por el estado; de apoyarse en industrias bsicas para la exportacin a industrias orientadas al consumo interno y, aunque ms lentamente, de viejas tecnologas y forTnas de organizacin industrial a otras nuevas. No obstante, la gran pregunta segua sin respuesta: podrian proPOrciOnar tales adaptaciones una base suficientemente amplia para que la economa relativamente gigantesca de la que en 1960 era an la tercera Potencia econmica mundial pudiera mantenerse a su escala habitual? Y de no ser as, qu alternativas quedaban?Los historiadores sociales no han analizado con tanta frecuencia como los economistas las peculiaridades de la temprana primaca industrial britnica. Sin embargo el tema les afecta profundamente, ya que Gran Bretaa combina, como es sabido, dos fenmenos a primera vista incompatibles. Sus instituciones y prcticas sociales y polticas conservan una notable continuidad, por superficial que sea, con el Pasado Preindustrial, continuidad simbolizada por aquello que, dada su rareza en el mundo moderno, atrae la atencin fonnea y una cifra Por fortuna creciente de divisas por turismo: la reina y los Jores, los celernoniales de instituciones arcaicas o arrumbadas y todas esas cosas. 'l mismo tiempo, Gran Bretaa es el pas que, en muchos aspectos, ha roto ms radicalmente con todas las etapas previas de la historia hu-

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    INDUSTRIA E IMPERIO

  • mana: el campesinado ha desaparecido casi por completo, el porcentaje de hombres y mujeres que se ganan la vida por medio de un salario es ms elevado que en ninguna otra parte, y otro tanto sucede con la urbanizacin, realizada en fecha ms temprana y probablemente con mayor intensidad que en ningn otro pas. En consecuencia, Gran Bretaa es tambin el pas donde las divisiones de clase fueron, por lo menos hasta fecha reciente, ms simplificadas que en ningn otro lugar (cosa que sucedi tambin con las divisiones regionales). Pese a la habitual existencia de una amplia gama de niveles de renta, nivel y presuncin social, la mayora de la gente parte de la base de que slo dos clases cuentan: la "clase obrera" y la "clase media", cosa que refleja considerablemente el sistema de dos partidos britnicos. Que ello no haya producido las consecuencias polticas que previeron los socialistas primitivos es toda otra cuestin.Ambos fenmenos estn relacionados con el pronto despegue econmico britnico, aunque sus races se remontan, cuando menos parcialmente, a un perodo anterior al que se estudia en este libro. Tres factores determinan el grado en que se transforman las instituciones formales polticas y sociales de un pas en el proceso de conversin en un estado industrial y capitalista: la flexibilidad, adaptabilidad o resistencia de sus viejas instituciones, la urgencia de la necesidad de tr-ansformacin que prive en el momento y los riesgos inherentes a las grandes revoluciones. En Gran Bretaa, la resistencia al desarrollo capitalista dej de ser efectiva hada fines del siglo XVIL La misma aristocracia era, atendiendo a patrones continentales, casi una forma de "burguesW'y un par de revoluciones ensearon adaptabilidad a la monarqua. Como vere mos ms adelante, los problemas tcnicos de la industrializacin fueron extruordinariamente fciles y los costos extra e ineficacias de manejarlos con un equipo institucional atrofiado (y especialmente con un sistema legal tremendamente decrpito) eran fcilmente tolerables. De igual modo, cuando el mecanismo de adaptacin pacfica funcion peor y la necesidad de un cambio radical pareci apremiante -como sucedi en la primera mitad del siglo pasado-, los riesgos de revolucin fueron tambin inslitamente grandes, porque si se perda su control poda convertirse en una revolucin de la nueva clase obrera. Ningn gobierno britnico poda apoyarse, como cualquier gobierno decimonnico francs, alemn o norteamericano, en la movilizacin de las fuerzas polticas del campo contra la ciudad, de vastas masas de campesinos y tenderos u otros pequeoburgueses contra una minora --con frecuencia una minora dispersa

    INTRODUCCIN

    y localizada- de proletarios. La primera potencia industrial del mundo era tambin la^nica en que la clase de trabajadores manuales era numricamente dominante. Ya no slo aconsejable, sino esencial haba de ser mantener amortiguadas las tensiones sociales y prevenir que las dsensiones entre los diversos sectores de las clases dirigentes quedaran sin control. Con raras excepciones, esto result totalmente viable.As desarroll Gran Bretaa la caracterstica combinacin de una base social revolucionaria y, por lo menos en un momento determinado -el perodo del liberalismo econmico militante-, un amplio triunfo de la ideologa doctrinaria, con una superestructura institucional aparentemente tradicionalista de lento progresar en el cambio. La inmensa barrera de poder y beneficios levantada en el siglo XIX protegi al pas contra aquellas catstrofes polticas y econmicas que podan haber forzado a realizar cambios radicales. Gr-an Bretaa nunca fue derTotada en la guerTa y, menos an, destruida. Hasta el impacto del mayor cataclismo no poltico del siglo XX, la gran depresin de 1929-1933, no fue tan repentino, agudo y generalizado como en otros pases, incluidos los Estados Unidos. El status quo se vio con frecuencia amenazado, pero jams destruido totalmente. Lleg a sufrir la erosin, pero no lleg al colapso. Y cuando las crisis amenazaron con hacerse inmanejables, la clase dirigente britnica siempre tuvo presente los riesgos de permitir que se les fueran de la mano. En contadsimas ocasiones el sector polticamente decisorio de esta clase dirigente olvid el hecho poltico fundamental de la Gran Bretaa moderna: el pas no poda y no puede ser gobernado en franco desafo a su mayoritaria clase obrera y en cambio siempre puede ofrecer el modesto coste de lograr la conciliacin de un sector crucial de esta m

  • ayora. En comparacin con otros pases industriales importantes, apenas se derTam sangre en Gran Bretaa (otra cosa son las colonias y dependencias) en defensa del sistema poltico y econmico durante ms de un siglo.' Entre patronos y obreros britnicos, entre gobernantes y gobernados, no hay rupturas etiquetables como "Comuna de Pars", o -Huelga de Homestead", 0 Tuerpos francos" y "SS".Esta huida de las confrontaciones drsticas, la preferencia por se]lar nuevos recipientes con viejas etiquetas, no debe confundirse con la ausencia de cambios. Tanto en trminos de estructura social como de instituciones Polticas, los cambios sobrevenidos desde 1750 han sido Profundos y, en determinados momentos, rpidos y espectaculares. Estos canibios han sido enmascarados por la tendencia de los reformistas rnoderados a etiquetar minsculas modificaciones del pasado co-

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    INDUSTRIA E IMPERIO

    mo revoluciones Pacficas" o "silenciosas", 2 porque toda la opinin respetable ha presentado IOS cambios importantes como puras adiciones a los precedentes, y por el mismo talante fuertemente tradicionalista y conservador de tantas instituciones britnicas. Este tradicionalismo es real, pero el vocablo cubre dos fenmenos completamente distintos.El primero de ellos es la preferencia por mantener la forma de viejas instituciones con un contenido profundamente modificado; en muchos casos ha supuesto la creacin de una pseudotradicin y de una legitimidad pseudoconsuetudinaria para instituciones completamente nuevas. Las funciones de la monarqua de hoy tienen poco en comn con las de la monarqua de 1750, en tanto que las hoy denominadas "escuelas pblicas" casi no existan antes de mediado el siglo XIX y su capa de tradicin es casi totalmente victoriana. El segundo fenmeno es la clara tendencia de las que fueron innovaciones revolucionarias a adquirir una ptina de tradicin a travs de,su misma existencia. Como que Gran Bretaa fue el primer pas capitalista industrial y dur-ante largo tiempo los cambios que experiment fueron comparativamente lentos, ha ofrecido grandes oportunidades para ese tradicionalismo industrializado. Lo que pasa por ser conservadurismo britnico, ideolgicamente no es ms que el liber-alismo del laissez-faire que triunf entre 1820 y 1850, y, excepto en lo formal, se es tambin el contenido de la venerable y consuetudinaria Common Law, en todo lo que respecta a la propiedad y al contrato. Por lo que concierne al contenido de sus decisiones, la mayora de los jueces britnicos deberan tocarse con chisteras y lucir patillas victorianas en lugar de usar largas pelucas. Por lo que respecta a la forma de vida de las clases medias britnicas, su aspecto ms caractei stico, la casa y el jardn en las afueras de la ciudad, se remonta simplemente a la primera fase de la industrializacin, cuando sus antepasados comenzaron a desplazarse a las colinas y campos vecinos huyendo del denso humo y de la neblina de los contaminados centros urbanos. En cuanto a la clase obrera, lo que se Rama su forTna de vida "tradicional" es, como veremos, todava ms reciente. Difcilmente puede apreciarse en su totalidad antes de la dcada de 1880. Y el modo de vida "tradicional" del intelectual prOfesional -casita con jardn en las afueras, casa de campo, semanario intelectual, etc.- es todava ms reciente, ya que esa clase apenas si existi con conciencia de grupo con anterioridad al perodo eduardiallo. En estos sentidos, la "tradicin" no es un serio obstculo para el canlbio. Es, con frecuencia, una forma britnica de poner una etiqueta a

    INTRODUCCIN

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    cualesquiera hechos moderadamente duraderos, especialmente en el momento en que estos mismos hechos comienzan a cambiar. Luego que una generacin los haya cambiad

  • o, sern a su vez etiquetados corno "tradicionales".No quiero negar el poder autnomo de instituciones y costumbres acumuladas y fosilizadas para actuar como freno sobre el cambio. Hasta cierto punto pueden actuar as, aunque se ven contrarrestadas, por lo menos potencialmente, por esa otra arTaigada "tradicin" britnica, que no se opone nunca a los cambios irTesistibles, sino que trata de absorberlos con tanta rapidez y sigilo como le es posible. Lo que pasa por ser el poder del "conservadurismo" o del "tradicionalismo" es, con frecuencia, algo completamente distinto: viejos intereses y falta de una presin suficiente. En s misma Gran Bretaa no es ms tradicionalista que otros pases; por ejemplolo es menos en hbitos sociales que los franceses, mucho menos en la inflexibilidad oficial de instituciones caducas (como lo es una constitucin dieciochesca) que los Estados Unidos. Si ha sido ms conservadora es simplemente porque el viejo inters por el pasado ha sido excepcionalmente fuerte; ms complaciente por mejor protegida; y quiz tambin menos dispuesta a buscar nuevos caminos para su economa, porque ningn nuevo camino pareca conducir a un futuro la mitad de prometedor que los viejos. Estos tal vez hoy sean intransitables, pero tampoco parecen ms seguras otras vas.Este libro trata de la historia de Gran Bretaa. Sin embargo, como habrn puesto de relieve las pocas pginas que preceden, una historia insular de Gran Bretaa (y son muchas ya las que se han hecho) es totalmente inadecuada. En primer lugar, Gran Bretaa se desarToll cOrno una pieza esencial de una economa global, y especficamente como centro de aquel vasto "imperio" formal o informal sobre el que durante tanto tiempo se han apoyado sus fortunas. Sera irTeal Pretender escribir sobre ese pas sin hacer referencia a las Indias occidentales, a la India, a Argentina, a Australia. Sin embargo, como que 110 trato de escribir la historia de la economa mundial o la de su sector imperial britnico, mis referencias al mundo exterior a Gran Bretaa sern marginales. Ya veremos en captulos posteriores cules eran sus relaciones con ese mundo, cmo los cambios que en l sobrevinieron afectaron a Gran Bretaa y, ocasionalmente, en un par de fra,es, cmo la dependencia de Gran Bretaa afect a aquellas partes del mundo exterior que pertenecan directamente al sistema colonial britnico. Por ejemplo, de qu modo la industrializacin del Lancashire

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    INDUSTRIA E IMPERIO

    prolong y desarroll la esclavitud en Amrica, o cmo algunas de las cargas de la crisis econmica britnica podan transferirse a los pases productores de materias primas para cuyas exportaciones Gran Bretaa (u otros pases industrializados) constitua la nica salida. Pero la finalidad de semejantes observaciones es recordar constantemente al lector las interrelaciones entre Gran Bretaa y el resto del mundo, sin lo cual no es posible comprender la historia de este pas. Slo se trata de eso.

    Sin embargo, no es posible eludir otro tipo de referencia internacional. La historia de la sociedad industrial britnica es un caso particular -el primero y en tiempos el ms importante- del fenmeno general de industrializacin conocido bajo el capitalismo, y si partimos de un punto de vista an ms amplio, del fenmeno general de cualquier industrializacin. Es inevitable que nos planteemos cun tipico es el ejemplo britnico de este fenmeno; o en trminos ms prcticos -ya que el mundo de hoy est constituido por pases que tratan de ndustrializarse rpidamente- qu pueden aprender otros pases de la experiencia britnica. La respuesta es que pueden aprender mucho en cuanto a la teoria, pero ms bien poco en cuanto a la prctica concreta. La misma prioridad del desarrollo britnico hace que su caso sea, en muchos aspectos, nico y sin par. Ningn otro pas tuvo que hacer su revolucin industrial prcticamente solo, imposibilitado de beneficiarse de la existencia de un sector industrial ya establecido en la economia mundial o de sus recursos de experiencia, tecnologa o capital. Es posible que esta situacin sea en gran medida responsable de los dos extremos a que fue impelido el desarrollo social britnico (por ejemplo, la prctica eliminacin del campesinado y de la produccin artesanal a pequea escala) y del modelo extraor

  • dinariamente peculiar de las relaciones econmicas britnicas con el mundo subdesarrollado. Por el contrario, el hecho de que Gran Bretaa hiciese su revolucin industrial en el siglo XVIII, y estuviera razonablemente bien prep arada para realizarla, minimiz determinados problemas que fueron muy importantes en pases de industrializacin posterior, o en aquellos que tuvieron que afrontar un salto inicial mayor desde el atraso hasta el adelanto econn-co. La tecnologa con que deben operar hoy en da los pases desarrollados es ms compleja y costosa que aquella con la que Gran Bretaa llev a cabo su revolucin industrial. Las formas de organizacin econmica son diferentes: hoy en da los pases no estn confinados a la empresa privada o al modelo capitalista, sino que pueden tarnbin elegir un modelo socialista. El contexto poltico es diferente. Los

    INTRODUCCIN

    pases en vas de industrializacin se estn desarrollando en el contexto de fuertes movimientos obreros y ante potencias socialistas mundiales, que hacen de la idea de industrializarse sin tener en cuenta la seguridad social o el sindicalismo algo polticamente impensable.

    La historia de Gran Bretaa no es, pues, un modelo para el desarrollo econmico del mundo de hoy. Si buscamos razones para estudiarla y analizarla que no respondan al automtico inters que el pasado, y especialmente la pasada grandeza, tiene para mucha gente, tan slo podemos encontrar dos realmente convincentes. El pasado britnico desde la Revolucin industrial an pesa considerablemente sobre el presente, y la solucin prctica de los problemas actuales de la economa y sociedad britnicas requiere que comprendamos algo de l. En trminos ms generales, la historia de la primera potencia capitalista e indus

    trial puede esclarecer el desarrollo de la industrializacin como un fenmeno en la historia del mundo. Para el planificador, el socilogo, el economista pr-ctico (en tanto que no concentran su atencin en problemas britnicos), Gran Bretaa no es ms que un "caso a estudiar" y no el ms interesante o importante para los objetivos del siglo XX. Sin embargo, su inters es nico para el historiador del progreso humano

    desde el hombre de las cavernas hasta los celadores del poder atnco y los navegantes csmicos. En la vida humana no ha habido ningn cambio tan profundo desde la invencin de la agricultura, la metalur

    gia y las ciudades en el Neoltico, como el advenimiento de la industrializacin. ste se produjo, de modo inevitable y temporul, en forma de una economa y sociedad capitalistas, y probablemente tambin fue inevitable que lo hiciera en forTna de una sola economa mundial 'liberal" que dependi durante algn tiempo de un solo pas pionero y adalid. Tal pas fue Gran Bretaa y como tal destaca en la historia.

    NoTAs

    _ " Las Pocas excepciones -Trafalgar Square en 1887, Featherstone en 1893, Tony

    pandy en 1911- destacan dramticamente en la historia del trabajo britnico.2. Por ejemplo, los logros de los gobiernos laboristas de 1945-1951, que sealaron,

    'OMO mximo, una retir-ada de la economa de guerra socialista de Gran Breta

    a, fueron en tiempos proclamados como tal "revolucin", y otro tanto sucedi

    1011 los Progresos educativos de Gran Bretaa en la primera mitad del siglo XX,

    que llaman la atencin del observador por excepcionalmente vacilantes.

  • 1Gran Bretafla en 1750

    Lo que ve el observador contemporneo no es necesariamente la verdad, pero, a veces, el historiador suele olvidarlo peligrosamente. Gran Bretaa -o, mejor, InglaterTa- era en el siglo XVIII un pas muy observado y, si nos proponemos averiguar qu sucedi en l desde la Revolucin industrial, bien podemos comenzar tratando de observarlo con los ojos de sus numerosos y estudiosos visitantes extranjeros, siempre ansiosos de aprender, generalmente vidos de admirar y con el tiempo suficiente y necesario para prestar atencin al ambiente. El viajero que hacia 1750 llegaba a Dover o Harwich despus de una travesa arriesgada y con frecuencia muy larga (digamos que ms de treinta horas desde Holanda) obrara con acierto al elegir para pasar la noche una de las caras, pero notablemente cmodas, posadas inglesas que siempre haban de impresionarle muy favorablemente.Al Azr_ en calesa y tras des

    .rara en Londres haDstas condiciones reA pobre -caminar ota y ms lenta, o mss aos ms tarde loswarlo de Londres a;de Londres a Edimaje requera an de

    Jero le impresionara en seguida el verdor, la pulcritud yad de la campia inglesa y tambin las aparentes comodi11 campesino". "Todo el condado -escribi el conde Kielde Hanover en 1761 refirindose a Essex- no difiere de un

    24 INDUSTRIA E IMPERIO GRAN BRETAA EN 1750 25

    cuidado jardn", 2 opinin que poda ser puesta en boca de muchos otros visitantes. Dado que el viaje habitual de estos visitantes se reduca a las reas meridional y central de Inglaterra, semejante impresin no era completamente exacta, pero aun as el contraste con la mayor parte del continente era bastante real. De modo paralelo, al viajero iba a impresionarle profundamente el inmenso tamao de Londres y con razn, ya que con sus tres cuartos de milln de habitantes era de lejos la mayor ciudad de todo el orbe cristiano, duplicando quizs el tamao de su ms cercana rival: Pars. Cierto es que no era hermosa. Inclusopoda parecer lgubre a ojos extranjeros. "Despus de haber visto Italia -observ el abate Le Blanc en 1747- no veris nada en los edificios de Londres que os sea agradable. La ciudad tan slo maravilla por su colosalismo." (Pero tanto a l, como a los dems, le impresionaron Ias bellezas del campo, el cuidado que se tiene en la mejora de las tierras, la riqueza de los pastos, los numerosos rebaos que los cubren y el clima de abundancia y limpieza que reina hasta en las ms pequeas aldeas".) 3 Londres no era una ciudad limpia ni bien iluminada, aunque incomparablemente mejor que centros industriales como Birmingham, donde 1as gentes parecen estar tan embebidas en sus asuntos de puertas adentro, que no se cuidan del aspecto externo que pueden ofrecer. Las calles no tienen pavimento ni iluminacin". 4Ninguna otra ciudad inglesa poda compararse a Londres ni de lejos, aunque los puertos y los centros comerciales o manufactureros de las provincias, a diferencia de lo que sucedi en el siglo XVII, crecan con rapidez y prosperaban a ojos vistas. Ninguna otra ciudad inglesa llegaba a 50.000 habitantes. Pocas de ellas hubieran llamado la atencin del visitante extranjero no comerciante, aunque de haber ido

  • a Liverpool en 1750 (an no llegaba all la diligencia de Londres) sin duda le habra impresionado el bullicio de aquel puerto en rpido crecimiento, cimentado, como Bristol y Glasgow, en el trfico de esclavos y de productos coloniales -azcar, t, tabaco y algodn en cantidades cada vez mayores-. Las ciudades del siglo XVIII se jactaban de sus slidos y recientes muelles y de la elegancia provinciana de sus edificios pblicos, que constituan lo que el visitante poda aceptar como "una agnadable rplica de la metrpoli". 5 En la vida de sus menos atildados habitantes se reflejaba mejor la tosca brutalidad de la ciudad portuaria, infestada de tabernas y prostitutas que engullan el incansable flujo de marineros, vctimas de los manejos de los contratistas de trabajadores o de la recluta engaosa para servir en la marina de Su

    Majestad. Los barcos Y el comercio ultramarino eran, como saba todo el mundo, la savia de Gran Bretaa y la marina real su anna ms poderosa. Hacia mediados del siglo XVIII, el pas dispona de unos 6.oo0 barcos mercantes de medio milln de toneladas, varias veces el tamao de la marina mercante francesa, su principal competidor. Esta flota representaba, en 1700, la dcima parte de todas las inversiones fijas de capital (salvo los bienes r-aces), en tanto que sus 100.000 marinos constituan el mayor grupo de trabajadores no agrcolas.Hacia mediados del siglo XVIII el viajero dedicara probablemente menos atencin a las manufacturas y a las minas, aunque le impresionara la calidad (ya que no el gusto) de la artesana britnica, y apreciara el ingenio con que las gentes complementaban hbilmente su duro trabajo e industria. Los ingleses ya eran famosos por sus mquinas que, como hizo notar el abate Le Blanc, "realmente multiplican a los hombres al disminuir su trabajo... En los pozos rrneros de Newcastle una sola persona, utilizando un aparato tan sorprendente como sencillo, puede elevar quinientas toneladas de agua a una altura de 55 m". 6 La mquina de vapor, en su forma primitiva, ya estaba presente. Si el talento ingls para utilizar invenciones se deba a su propia capacidad in-, ventiva o a su capacidad para sacar partido de los inventos de otros era materia opinable. Probablemente obedeca a esto ltimo, pensaba el sagaz Wendebom de Berln, quien viaj por Inglaterra en la dcada de 1780 cuando la industria era ya objeto de muchsimo ms inters. Como a muchos otros viajeros, la palabra "manufacturado" le recordaba principalmente ciudades como Birmingham con su variedad de pequeOs artculos metlicos, Sheffield, con sus admirables cuchilleras, las alfareras de Staffordshire y la industria lanera ampliamente distribuida por toda la campia de East Anglia, el West Country y el Yorkshire, Plero no la asociaba con ciudades de gran tamao a excepcin de la declinante Norwich. sta era, despus de todo, la manufactura bsica y tradicional de Inglaterra. Wendebom casi no menciona Lancashire y aun lo hace de pasada.

    Aunque la agricultura y las manufacturas eran prsperas y en expansin, a ojos forneos eran claramente mucho menos importantes que el comercio. Inglaterra era 1a nacin de tenderos", y el comerciante, no el industrial, su ciudadano ms caracterstico. "Hay que tener Presente --escribi el abate Le Blanc- que los productos natur-ales del Pas no llegan, como mximo, a la cuarta parte de su riqueza: el- resto 10 debe a sus colonias y a la industria de sus habitantes quienes, mediante el transporte e intercambio de las riquezas de otros pases, au-

    26 INDUSTRIA E IMPERIO GRAN BRETAA EN 1750 27

    mentan continuamente la propia." 7 En el marco mundial del siglo XVIII el comercio de los ingleses constitua un fenmeno muy notable. Era tan prctico como belicoso, como observ Voltaire en la dcada de 1720, cuando sus Lettres anglaises implantaron la moda de admirar reportajes extr-anjeros de las islas. Era ms que eso: el comercio estaba ntimamente ligado con el sistema poltico nico de Gr-an Bretaa en el que los reyes estaban subordinados al Parlamento. Los historiadores britnicos nos recuerdan atinadamente que el Parlamento estaba controlado por una oligarqua de aristcratas terTatenientes en lugar de estarlo por lo que an no se conoca como clases medias. Pero si los comparamos con sus equivalentes continentales qu nobles tan po

  • co aristocrticos! De qu modo tan extrao -tan ridculo pensaba el abate Le Blanc- se sentan inclinados a imitar a sus inferiores: "En Londres los seores se visten como sus criados, y las duquesas imitan a sus doncellas". Qu alejados estaban en su nimo de la aristocrtica ostentacin de las sociedades realmente nobiliarias:

    No se advierte en los ingleses deseos de hacer un buen papel en sociedad, ni en sus ropas ni en sus equipajes; su ajuar es tan sencillo corno puedan prescribir las leyes suntuarias.. . y si las mesas de los ingleses no son notables por su frugalidad, lo son al menos por su sencillez. 8

    Todo el sistema ingls estaba basado, a diferencia de aquellos otros pases menos adelantados y, ciertamente, menos prsperos, en un gobierno preocupado por las necesidades de lo que el abate Coyer llamaba1a honesta clase media, esa parte prieciosa de las naciones". 9 "El comercio -escribi Voltaire- que ha enriquecido a los sbditos de Inglaterra les ha ayudado a hacerlos libres, y esa libertad, a su vez, ha hecho crecer el comercio. se es el fundamento de la gr-andeza del estado." 10As pues, Inglaterra impresionaba al visitante extranjero principalmente como un pas rico y ello sobre todo por su comercio y sus ernpresas; como un estado poderoso y formidable, pero cuyo poder descansaba fundamentalmente en aquella arma basada en el comercio Y mentalizada por l: la flota; como un estado de libertad y tolerancia excepcionales, ambas tambin estaban vinculadas estrechamente con el comercio y la clase media. Aunque tal vez remisa para los aristocrtcos placeres de la vida, el ingenio y la joie de vvre, y dada a lo religioso y a otr-as excentricidades, Inglaterra constitua incuestionablemente la ms floreciente y progresiva de las economas, que adems

    brillaba con luz propia en la ciencia y la literatura, por no hablar de la tecnologa. su pueblo llano, insular, vanidoso, competente, brutal y dado a la grea, estaba bien alimentado y era prspero, si pensamos en las condiciones de los pobres de la poca. Sus instituciones er-an estables, a pesar de la notable endeblez del aparato estatal para mantener el orden pblico, o para planificar y administr-ar los asuntos econmicos del pas. Quienes desearan situar a sus propios pases en la ruta del progreso econmico, deban aprender la leccin del apreciable xito conseguido por un pas basado esencialmente en la empresa privada. "Meditad sobre ello -proclamaba el abate Coyer en 1779- oh vosotros que todava apoyis un sistema de regulaciones y de privilegio exclusivo", 11 al observar que incluso caminos y canales se construan y conservaban con fines lucrativos. 12Progreso econmico y tcnico, empresa privada y lo que ahora llamaramos liberulismo: todo eso er-a evidente. Sin embargo nadie esperaba la inminente, tr-ansformacin del pas por una revolucin industrial, ni siquiera los viajeros que pasaron por Inglaterra en los primeros aos de la dcada de 1780, cuando ya sabemos que se haba iniciado. Pocos esperaban su inminente explosin demogrfica que iba a elevar la poblacin de Inglaterra y Gales desde unos 6,5 millones de habitantes en 1750 a ms de nueve millones en 180 1, y a 16 millones hacia 184 1. A mediados del siglo XVIII, e incluso algunas dcadas ms tarde, la gente an discuta si la poblacin inglesa creca o se mantena igual; hacia fines de siglo Malthus daba como cosa hecha que estaba creciendo demasiado.Si nos remontamos a 1750 veremos sin duda muchas cosas que haban pasado por alto a los contemporneos, no evidentes para ellos (0, por el contrario, demasiado obvias para que las advirtier-an), pero no entraremos en desacuerdo en lo fundamental. Observaremos, por encima de todo, que Inglaterra (Gales y grandes zonas de Escocia an eran algo distintas: c captulo 15) era ya una economa monetaria y de mercado a escala nacional. Una "nacin de tenderos" significa una nacin de productores para la venta en el mercado, adems de una nacin de Clientes. En las ciudades esto era bastante natural, ya que una ec0norna cerrada y autosuficiente es imposible en ciudades que sobrepasen unas dimensiones determinadas, e Inglaterra era lo bastante afortunada --econmicamente hablando- como para poseer la maYor de todas las ciudades occidentales (y, en consecuencia, el mayor de todos los mercados centrales de artculos de consumo) en Londres, 11 cual contaba, hacia mediado el siglo, con un 15 por ciento de la po-

  • 28

    INDUSTRIA E IMPERIO

    blacin inglesa y cuya insaciable demanda de alimentos y combustible transform toda la agricultura del sur y del este, atr-ajo suministros regulares por vas fluvial y terTestre de los lugares ms remotos de Gales y el norte y estimul las minas de carbn de Newcastle. Las variaciones regionales de los precios de artculos alimenticios no perecederos y de fcil transporte, como el queso, eran pequeas, y adems Inglaterra no tena que pagar ya el oneroso coste de las economas locales y regionales autosuficientes: el hambre. La " caresta", bastante comn en el continente, de reciente memoria en las Lowlands escocesas, ya no era un problema grave, aunque las malas cosechas determinaran a veces elevadas alzas en el coste de la vida con los consiguientes disturbios en amplias zonas del pas, como sucedi en 1740-1741, 1757 y 1767.Lo que alarmaba en el campo britnico era la ausencia de un campesinado en el sentido continental. No se trataba tan slo de que el crecimiento de una economa de mercado ya hubiese socavado grave me~te la autosuficiencia local y regional, y atrapado incluso a las aldeas en la red de compra-venta en metlico, lo que ya era, atendiendo a patrones contemporneos, bastante obvio. El uso creciente de artculos exclusivos de importacin como el t, el azcar y el tabaco nos da la pauta no slo de la expansin del comercio ultramarino, sino de la comercializacin de la vida rural. Hacia mediados del siglo, se mportaban legalmente unos 270 g de t per capita, ms una importante cantidad pasada de contrabando, y hay pruebas de que esa bebida no era infrecuente en el campo, incluso entre los jornaleros (o, con mayor precisin, entre sus mujeres e hijas). Los ingleses, calculaba Wendeborn, consumen el triple de t que todo el resto de Europa. El pequeo cultivador propietario, que viva fundamentalmente del producto de sus tierras trabajadas en familia, se hizo mucho menos comn que en otros pases (excepto en la atrasada franja cltica y otras zonas reducidas, principalmente del norte y del oeste). El siglo que sigui a la Restauracin de 1660 haba contemplado una importante concentracin de la propiedad de la terTa en manos de una clase limitada de terratenientes latifundistas, a expensas tanto del hidalgo rur-al corno de los campesinos. No disponemos de datos fiables, pero hacia 1750 la estructura caractei stica de la propiedad de la tierra en Inglaterra ya era discerrble: unos millares de propietarios arrendaban sus tierras a unas -decenas de miles de aparceros, quienes a su vez contaban con el trabajo de varios cientos de miles de jornaleros, servidores o minsculos pro-,-+-"---ll-cprnintratabanDorlama) rparte de su tiempo. Este he-

    GRAN BRETAA EN 1750

    29

    cho supone, por s mismo, un sistema muy sustancial de ingresos y ven-

    tas en metlico.Adems, buena parte --quiz la mayora- de las industrias y manufacturas de Gran Bretaa eran rurales, y el trabajador tpico lo constitua una suerte de artesano rural o pegujalero que se iba especializando cada vez ms en la elaboracin de un producto determinado -principalmente tejidos, medias, y una cierta variedad de utensilios metlicos- con lo que se iba convirtiendo gradualmente de pequeo campesino o artesano en obrero asalariado. Los villorrios donde la gente dedicaba su tiempo libre o el paro estacional a tejer, hilar, o a la minera, tendieron a convertirse en centros industriales de tejedores, hiladores o mineros fulltime, y con el tiempo, algunos de estos pueblos --de ninguna forma todos- se convirtieron en ciudades industriales. 0 lo que es ms probable, los pequeos centros de mercado de donde salan los mercaderes para acaparar los productos de los pueblos, o para distribuir (put out) el material en bruto y alquilar telares y bastidores a los jornaleros agrc

  • olas, se convirtieron en ciudades, se llenaron de talleres o factoras primitivas para prepar-ar y, acaso, terminar el material y productos recogidos de los distintos trabajadores "a manos". La naturaleza de este sistema de industria domstica rural (putting-out) se esparci ampliamente por todo el campo britnico, y sirvi para espesar la red de transacciones dinerarias que se extendi por l. Toda villa que se especializara en manufacturas, cualquier rea rural que se convirtiera en industrial (como sucedi con el Black Country, las regiones mineras y la mayor parte de las zonas textiles), implicaba alguna otra zona que se especializara en venderle los alimentos que ya no produca.Esta amplia dispersin de la industria por todo el campo tuvo dos consecuencias conexas e importantes: proporcion a la clase de terratenientes que contaba polticamente un inters directo en las minas que se encontraban bajo sus tierras (y de las cuales, a diferencia del continente, ellos y no el rey obtuvieron "regalas") y en los centros manufactureros de sus aldeas. El sealado inters de la nobleza alta y baja local en inversiones como canales y caminos de peaje no se deba tan slo a la esperanza de poder abrir mercados ms amplios Para sus productos agrcolas, sino a las anticipadas ventajas de un transporte mejor y ms barato para sus minas y manufacturas. 13 Pero en 1750 estas mejoras en el transporte tierTa adentro apenas si se haban iniciado: se constituan "compaas de portazgos" a un proInedio inferior a diez cada ao (entre 1750 y 1770 se sucedieron a un

    Ja

    30

    INDUSTRIA E IMPERIO

    promedio de ms de 40 anuales) y la construccin de canales no se inici hasta 1760.La segunda consecuencia fue que los intereses manufactureros podan ya determinar la poltica del gobierno, a diferencia de lo que suceda en el otro gran pas comercial, Holanda, donde lo que contaba era el supremo inters de los comerciantes. Y ello a pesar de la modesta riqueza e influencia de los industriales en ciernes. As se calculaba que en 1760 la clase ms pobre de los "comerciantes" ganaba tanto como la ms rica de los "dueos de manufacturas" (la ms nca ganaba por trnno medio tres veces ms), y que incluso la capa superior de los mucho ms modestos '1tratantes" ganaba el doble que el estrato equivalente de los "dueos de manufacturas". Las cifras son aproximativas, pero indican los niveles relativos del comercio y la industria en la opinin de los contemporneos. 14 Desde todos los aspectos, el comemio pareca ser ms lucrativo, ms importante, ms prestigioso que las manufacturas, y en especial el comercio ultramarino. Y sin embargo, cuando hubo que elegir entre los intereses del comercio (que descansaban en la libertad de importar; exportar y reexportar) y los de la industria (que reposaban en aquel estadio en la proteccin del mercado interior britnico contra los productos extranjeros y en la captura del mercado de exportacin para los productos britnicos), prevaleci el productor domstico, ya que el comerciante slo pudo movilizar Londres y algunos puertos en defensa de sus intereses, en tanto que el marrufacturero cont con los intereses polticos de amplios sectores del pas y del gobierno. La cuestin qued decidida a fines del siglo XVII, cuando los fabricantes de tejidos, apoyndose en la tradicional importancia de los paos de lana paru la hacienda britnica, obtuvieron la prohibicin de importar indianas extranjer-as. La industria britnica pudo crecer a sus anchas en un mercado interior protegido hasta hacerse lo suficientemente fuerte como para pedir libre entrada en los mercados de otros pueblos, es decir, el 'librecambio".Pero ni la industria ni el comerci podan haber florecido sino por las inslitas circunstancias polticas que con tanta nazn impresionaban a los extranjeros. Nominalmente, Inglaterra no era un estado "bw -gus". Era una oligarqua de aristcratas ternatenientes, encabezada por una nobleza cerrada que se autoperpetuaba, de unas 200 personas, un sistema de poderosos matrimonios familiares bajo la gida de las testas ducales de las grandes familias whig: los Russells, los Cavendishes, los Fitzwilliams, los Pelhams y dems. Quin se les poda comparar en riquezas? (Joseph Massie c

  • alcul en 1760 las rentas de, diez familias nobles en 20.000 libras anuales, de otras veinte en 10.000

    GRAN BRETAA EN 1750

    31

    y de otras 120 entre 6.000 y 8.000, o ms de diez veces de lo que se supona ganaba la clase de comerciantes ms adinerada.) Quin se les poda comparar en influencia, en un sistema poltico que, de desearlo, conceda casi automticamente a un duque o conde un puesto en la direccin del gobierno y un squito automtico de parientes, clientes y partidarios en ambas cmaras del Parlamento, y que haca que el ejercicio del menor derecho poltico dependiera de la propiedad de la tierra que cada vez era ms dificil conseguir para aquellos que no dispusieran ya de patrimonio personal? Sin embargo, como los extranjeros observaron con mucha mayor claridad de lo que nosotros podemos hacer ahora, los "grandes" de InglaterTa no constituan una nobleza comparable a las jerarquas feudales y absolutistas del continente. Eran una elite posrevolucionaria, heredera de los puritanos. El honor, la gallarda, la elegancia y la largueza, virtudes de una aristocracia feudal o cortesana, ya no gobernaba sus vidas. Un junker alemn de medio pelo poda disponer de un squito de servidores y criados mucho mayor que el del mismo duque de Bedford. Sus parlamentos y gobiernos hacan la guerra y la paz en funcin del beneficio comercial, colonias y mercados, y con el fin de derTocar a los competidores comerciales. Cuando una autntica reliquia del tiempo pasado irrumpi en InglaterTa, como Carlos Eduardo Estuardo, el "joven Pretendiente" en 1745, con su ejrcito de montaeses leales, pero desprovistos de todo inters por el comercio, la distancia entre la InglaterTa whig, aunque aristocrtica, y otras sociedades ms arcaicas se hizo evidente. Los prceres whig (aunque no tanto los hidalgos rurales tory [los squires]) saban muy bien que el poder del pas, y el suyo propio, descansaban en la facilidad de obtener dinero por la guerTa y el comercio. Si bien en 1750 no pudieron obtener grandes beneficios en la industria, cuando stos fueron posibles no tardaron en adaptarse a la nueva situacin.

    pectiSi tratamos de situarnos frente a la Inglaterra de 1750, sin la pers~ ya que da el tiempo, hubiramos profetizado la inminencia de la levOlucin industrial5 A buen seguro que no. Al igual que los visitantes extranjeros, nos habra impresionado la naturaleza esencialmente "burguesa", cotnercial, del pas. Hubiramos admirado su dinamismo y Su Progreso econmico, tal vez su agresivo expansionismo, y nos habran llamado Poderosamente la atencin los notables resultados obtenidos por sus empresarios privados, numerosos y apenas controlados.

    11

    32

    Hubiramos predicho para Inglaterra un futuro poderoso y cada vez ms prspero. Pero hubiramos esperado su transfrmacin o, mucho menos an, la transfrmacin del mundo? Hubiram esperado que en mnos de un siglo el hijo de un "rnanufacturero" -un manufacturero, que en el ao 1750 acababa de abandonar el campo de sus mayores, agricultores independientes acomodados (yeomen) para asentarse en una pequea ciudad del Lancashire- llegara a primer ministro de Inglaterra? Seguro que no. Hubiramos credo que la tr-anquila Inglaterra de 1750 iba a ser desgarrada por el radicalismo, el jacobinismo, el cartismo y el socialismo? Echando la vista atrs, comprobamos que ningn otro pas se hallaba tan bien preparado para realizar la Revolucin industrial. Pero an debemos preguntarnos por qu esta revolucin sobrevino en las dcadas finales del siglo XVIII, con unos resultados que, para bien o para mal, se han hecho irreversibles.

  • NoTAs

    1. Ver las obras de Cole y Postgate, Ashton, Wilson, Deane y Cole, relacionadas en el apartado de1ecturas complementarias", 2 y 3. Ver tambin las figuras 1, 3, 10, 14,16,26,28,37.Conde Friedrich Kielmansegge, Diary of a Journey to England 1761-2, Londres, 1902,p.18.3. Mons. I:Abb Le Blanc, Letters on the English and French Nations, Londres, 1747,

    vol. 1, p. 177.4. A Tour through England, Wales and part of Ireland made during the summer of

    1791, Londres, 1793*, p. 373.5. Ibdem, p. 354.6. Le Blanc, op. cit., 1, p. 48. 7. Ibdem, H, p. 345.8. Ibdem, I, p. 18; U, p. 90.9. Abb Coyer, Nouvelles observations sur l'Angleterre (1779), p. 15. 10. Voltaire, Lettras philosophi~, carta X.11 . Abb Coyer, op. cit., p. 27.12. Todo el mundo no estaba de acuerdo, sobre todo cuando, al igual que a la "celebrada Madam Du Bocage" se les deca que la suciedad de Londres se deba a que . en una nacin libre, los ciudadanos pavimentan sus calles como creen conVeniente, cada uno ante su propia puerta". La libertad, dijo el abate Le Blanc, "segn parece es la bendicin que les impide tener un buen pavimento o una buena administracin en Londres".13. No se esperaba que las compaas de canales y de portazgos consiguieran ms all de cubrir gastos, tal vez con algn modesto rendimiento.14. Hacia 1760 disponemos de las cifras siguientes (en anuales):

    INDUSTRIA E IMPERIO GRAN BRETAA EN 1750 33

    ocupacin Nmero de familias Ganancias

    Comerciantes

    Tratantes

    "Dueos de manufacturas"

    1.000 2.000 10.0002.500 5.000 10.00020.000125.000 2.500 5.000 10.00062.500

    600 400 200 400 200 100 70 40 200 100 70 40

    En comparacin, el promedio de ingresos de abogados y posaderos se calculaba en 100 , el de los agricultores ms ricos en 150 , y el de1abradores" y jor-naleros provinciales en 5 o 6 chelines por semana.

    2

    El origen de la Revolucin industrial 1

    Afrontar el origen de la Revolucin industrial no es tarea fcil, pero la dificultad aumentar si no conseguimos clarificar la cuestin. Empecemos, por tanto, con una aclaracin previa.Primero: La Revolucin industrial no es simplemente una aceleracin del crecimiento

  • econmico, sino una aceler-acin del crecimiento determinada y conseguida por la transfrmacin econmica y social. A los primeros estudiosos, que concentr-aron su atencin en los medios de produccin cualitativamente nuevos -las mquinas, el sistema fabril, etc.- no les enga su instinto, aunque en ocasiones se dejaron llevar por l sin rigor crtico. No fue BirTningham, una ciudad que produca mucho ms en 1850 que en 1750, aunque esencialmente segn el sistema antiguo, la que hizo hablar a los contemporneos de revolucin industrial, sino Manchester, una ciudad que produca ms de una forma ms clar-amente revolucionaria. A fines del siglo XVIII esta transformacin econmica y social se produjo en una economa capitalista y a travs de ella. Como sabemos ahora, en el siglo XX, no es ste el nico camino que puede seguir la Revolucin industrial, aunque fue el primitivo y posiblemente el nico practicable en el siglo XVIII. La industrializacin capitalista requiere en determinadas frmas un anlisis algo distinto de la no capitalista, ya que debemos explicar por qu la persecucin del beneficio privado condujo a la trunsformacin tecnolgica, ya que no es forzoso que deba suceder as de un modo automtico. No hay duda de que en otr-as cuestiones la industrializacin capitalista puede tratarse como un caso especial de un fenmeno ms general, pero no est claro hasta qu punto esto sirve para el historiador de la Revolucin industrial britnica.Segundo: La Revolucin industrial fue la primera de la historia.

    EL ORIGEN DE LA REVOLUCIN INDSTRIAL 35

    F,so no significa que partiera de cero, o que no puedan hallarse en ella fases primitivas de rpido desarrollo industrial y tecnolgico. Sin embargo, ninguna de ellas inici la car-acterstica fase moderna de la historia, el crecimiento econmico autosostenido por medio de una constante revolucin tecnolgica y transfrmacin social. Al ser la primera, es tambin por ello distinta en importantes aspectos a las revoluciones industriales subsiguientes. No puede explicarse bsicamente, ni en cierta medida, en trminos de factores externos tales como, por ejemplo, la imitacin de tcnicas ms avanzadas, la importacin de capital o el inipacto de una economa mundial ya industrializada. Las revoluciones industriales que siguieron pudieron utilizar la experiencia, el ejemplo y los recursos britnicos. Gran Bretaa slo pudo aprovechar las de los otros pases en proporcin mucho menor y muy limitada. Al mismo tiempo, como hemos visto, la Revolucin industrial inglesa fue precedida por lo menos por doscientos aos de constante desarrollo econmico que ech sus cimientos. A diferencia de la Rusia del siglo XIX o XX, InglaterTa entr preparada en la industrializacin.Sin embargo, la Revolucin industrial no puede explicarse slo en trminos puramente britnicos, ya que Inglaterra formaba parte de una economa ms amplia, que podemos llamar "econorna europea" o 11 economa mundial de los estados martimos europeos". Formaba parte de una red ms extensa de relaciones econmicas que inclua varias zonas "avanzadas", algunas de las cuales eran tambin zonas de potencial industrializacin o que aspiraban a ella, reas de "economa dependiente", as como economas extranjer-as marginales no relacionadas sustancialmente con Europa. Estas economas dependientes consistan, en parte, en colonias forniales (como en las Amricas) o en puntos de comercio y dominio (como en Oriente) y, en parte, en sectores hasta cierto punto econmicamente especializados en atender las demandas de las zonas "avanzadas" (como par-te de Europa oriental). El mundo "avanzado" estaba ligado al dependiente por una cierta divisin de la actividad econmica: de una parte una zona relativamente urbanizada, de otra zonas que producan y exportaban abundantes Productos agrcolas o materias primas. Estas relaciones pueden describirse como un sistema de intercambios -de comercio, de pagos internacionales, de transferencias de capitales, de migraciones, etc.-. Desde haca varios siglos, la "economa europea" haba dado claras rnuestras de expansin y desarrollo dinmico, aunque tambin haba experinientado notables retrocesos o desvos econmicos, especialmente entre los siglos XIV al XV y XVII.

    36 INDUSTRIA E IMPERIO EL ORIGEN DE LA REVOLUCIN INDUSTRIAL

  • No obstante, es importante advertir que esta economa europea tenda tambin a escindirsel por lo menos desde el siglo XIV, en unidades poltico-econmicas independientes y concurrentes ("estados" teiritoriales) como Gran Bretaa y Francia, cada uno con su propia estructura econmica y social, y que contena en s misma zonas y sectores adelantados y atrasados o dependientes. Hacia el siglo XVI era totalmente claro que si la Revolucin industrial haba de producirse en algn lugar, deba serlo en alguno que formara parte de la economa europea. Por qu esto era as no es cosa que vayamos a analizar ahora, ya que la cuestin corresponde a una etapa anterior a la que tr-ata este libro. Sin embargo, no era evidente cul de las unidades concurrentes haba de ser la primera en industrializarse. El problema sobre los orgenes de la Revolucin industrial que aqu esencialmente nos concieme es por qu fue Gran Bretaa la que se convirti en el primer "taller del mundo". Una segunda cuestin relacionada con la anterior es por qu este hecho ocurri hacia fines del siglo XVIII y no antes o despus.Antes de estudiar la respuesta (que sigue siendo tema de polmicas y fuente de incertidumbre), tal vez sea til eliminar cierto nmero de explicaciones o pseudoexplicaciones que han sido habituales durante largo tiempo y que todava hoy se mantienen de vez en cuando. Muchas de ellas aportan ms interrogantes que soluciones.Esto es cierto, sobre todo, de las teoras que tratan de explicar la Revolucin industrial en trminos de clima, geogr-afa, cambio biolgico en la poblacin u otros factores exgenos. Si, como se ha dicho, el estmulo para la revolucin proceda digamos que del excepcional largo perodo de buenas cosechas que tuvo lugar a principios del siglo XVIII, entonces tendramos que explicar por qu otros periodos similares anteriores a esta fecha (perodos que se sucedieron de vez en cuando en la historia) no tuvieron consecuencias semejantes. Si han de ser las grandes reservas de carbn de Gran Bretaa las que expliquen su prioridad, entonces bien podemos preguntarnos por qu sus recursos naturales, comparativamente escasos, de otras materias primas industriales, por ejemplo, nneral de hierro, no la dificultaron otro tanto 0, alternativamente, por qu las extensas carboner-as silesianas no produjeron un despegue industrial igualmente precoz. Si el clima hmedo del Lancashire hubiera de explicar la concentracin de la industria algodonera, entonces deberamos preguntamos por qu las otras zonas igualmente hmedas de las islas britnicas no consiguieron o provocaron tal concentracin. Y as sucesivamente. Los factores climticos, la geografa, la distribucin de los recursos naturales no actan indepen-

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    dienternente, sino slo dentro de una determinada estructura econmica, social e institucional... Esto es vlido incluso para el ms poderoso de estos factores, un fcil acceso al mar o a ros navegables, es decir, para la forma de transporte ms barata y ms prctica de la era preindustrial (y en el caso de productos en gran cantidad la nica realmente econmica). Es casi inconcebible que una zona totalmente cen-ada por tierna pudiera encabezar la Revolucin industrial moderna; aunque tales regiones son ms escasas de lo que uno piensa. Sin embargo, aun aqu los factores no geogrficos no deben ser descuidados: las Hbridas, por ejemplo, tienen ms accesos al mar que la mayor parte del Yorkshire.El problema de la poblacin es algo distinto, ya que sus movimientos pueden explicarse por factores exgenos, por los cambios que experimenta la sociedad humana, o por una combinacin de ambos. Nos detendremos en l algo ms adelante. Por ahora nos contentaremos con observar que hoy en da los historiadores no defienden sustancialmente las explicaciones puramente exgenas que tampoco se aceptan en este libro.Tambin deben rechazarse las explicaciones de la Revolucin industrial que la remiten a "accidentes histricos". El simple hecho de los grandes descubrimientos de los siglos XV y XVI no explican la industri.alizacin, como tampoco la "revolucin cientfica" del siglo XVI. 2 Tampoco puede explicar por qu la Revolucin industrial tuvo lugar a fines del siglo XVIII y no, pongamos por caso, a fines del XVII cuando tanto el conocimiento europeo del mundo externo y la tecnologa cientfica eran potencialmente adecuados para el tipo de industrializacin que haba de desarrollarse ms tarde. Tampoco puede hacerse responsable a la Reforma protestante ya fuera directamente o por va de cierto "espritu capitalista" especial u otro cambio en la actit

  • ud econrrca inducido por el protestantismo; ni tampoco por qu tuvo lugar en Inglaterra y no en Francia. La Reforma protestante tuvo lugar ms de dos siglos antes que la Revolucin industrial. De ningn modo todos los pases que se convirtieron al protestantismo fueron luego pioneros de esa revolucin y -por poner un ejemplo fcil- las zonas de los Pases BajOs que permanecieron catlicas (Blgica) se industrializaron antes que las que se hicieron protestantes (Holanda). 3

    Finalmente, tambin deben rechazarse los factores puramente polticos. En la segunda mitad del siglo XVIII pr-cticamente todos los gobiernos de Europa queran industrializarse, pero slo lo consigui el britnico. Por el contrario, los gobiernos britnicos desde 1660 en

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    adelante estuvieron firmemente comprometidos en polticas que favorecan la persecucin del beneficio por encima de cualesquiera otros objetivos, y sin embargo la Revolucin industrial no apareci hasta ms de un siglo despus.Rechazar estos factores como explicaciones simples, exclusivas o primarias no es, desde luego, negarles toda importancia. Seria una necedad. Simplemente lo que se quiere es establecer escalas de importancia relativas, y, de paso, clarificar algunos de los problemas de pases que inician hoy en da su industrializacin, en tanto y en cuanto puedan ser comparables.Las principales condiciones previas par-a la industrializacin ya estaban presentes en la Inglaterra del XVII1 o bien podan lograrse con facilidad. Atendiendo a las pautas que se aplican generalmente a los pases hoy en da "subdesarrollados", Inglaterra no lo estaba, aunque s lo estaban determinadas zonas de Escocia y Gales y desde luego toda Irlanda. Los vnculos econmicos, sociales e ideolgicos que inmovilizaron a la mayora de las gentes preindustriales en situaciones y ocupaciones tradicionales ya eran dbiles y podan ser desterrados con facilidad. Veamos un ejemplo fcil: hacia 1750 es dudoso, tal como ya hemos visto, que se pudiera hablar con propiedad de un campesino propietario de la tierra en extensas zonas de Inglaterra, y es cierto que ya no se poda hablar de agricultur-a de subsistencia. 4 De ah que no hubiera obstculos insalvables para la transferencia de gentes ocupadas en menesteres no industriales a industriales. El pas haba acumulado y estaba acumulando un excedente lo bastante amplio como para permitir la necesaria inversin en un equipo no muy costoso, antes de los ferrocarTiles, para la transformacin econmica. Buena parte de este excedente se concentr-aba en manos de quienes deseaban invertir en el progreso econmico, en tanto que una cifra reducida perteneca a gentes descosas de invertir sus recursos en otras instancias (econmicamente menos deseables) como la mera ostentacin. No existi escasez de capital ni en trminos absolutos ni en trminos relativos. El pas no era simplemente una economa de mercado -es decir, una economa en la que se compr-an y venden la mayora de bienes y servicios-, sino que en muchos aspectos constitua un solo mercado nacional. Y adems posea un extenso sector manufacturero altamente desarrollado Y un aparato comercial todava ms desarrollado.Es njs: problemas que hoy son graves en los pases subdesarroRados que tr-atan de industrializarse eran poco importantes en la Gran Bretaa del XVIII. Tal como hemos visto, el transporte y las comuni-

    EL ORIGEN DE LA REVOLUCIN INDUSTRIAL

    caciones eran relativamente fciles y baratos, ya que ningn punto del pas dista mucho ms all de los 100 km del mar, y an menos de algunos canales navegables. Los problemas tecnolgicos de la primera Revolucin industrial fueron francamente sencillos. No requirieron trabajadores con cualificaciones cientficas especializadas, sino meramente los hombres suficientes, de ilustracin normal, que estuvier-an familiarizados con instrumentos mecnicos sencillos y el trabajo de los metales, y poseyera

  • n experiencia prctica y cierta dosis de iniciativa. Los aos posteriores a 1500 haban proporcionado ese grupo de hombres. Muchas de las nuevas inversiones tcnicas y establecimientos productivos podan arrancar econn-iicamente a pequea escala, e irse engrosando progresivamente por adicin sucesiva. Es decir, requeran poca inversin inicial y su expansin poda financiarse con los beneficios acumulados. El desarrollo industrial estaba dentro de las.capacidades de una multiplicidad de pequeos empresarios y artesanos cualificados tradicionales. Ningn pas del siglo XX que emprenda la industrializacin tiene, o puede tener, algo parecido a estas ventajas.Eso no quiere decir que no surgier-an obstculos en el camino de la industrializacin britnica, sino slo que fueron fciles de superar a causa de que ya existan las condiciones sociales y econmicas fundamentales, porque el tipo de industrializacin del siglo XVIII era comparativamente barato y sencillo, y porque el pas era lo suficientemente rico y floreciente como para que le afectar-an ineficiencias que podan haber dado al traste con economas menos dispuestas. Quiz slo una Potencia industrial tan afortunada como Gran Bretaa poda aportar aquella desconfianza en la lgica y la planificacin (incluso la privada), aquella fe en la capacidad de salirse con la suya tan caracterstica de los ingleses del siglo XIX. Ya veremos ms adelante cmo se superaron algunos de los problemas de crecimiento. Ahora lo importante es advertir que nunca fueron realmente graves.El problema referido al origen de la Revolucin industrial que aqu nos concierne no es, por tanto, cmo se acumul el material de la explosin econmica, sino cmo se prendi la mecha; y podemos aadir, qu fue lo que evit que la primera explosin abortara despus del irnPresionante estallido inicial. Pero era en realidad necesario un niecanisnio especial? No era inevitable que un periodo suficientement, largo de acumulacin de material explosivo produjera, ms pronto 0 Ins tarde, de alguna manera, en alguna parte, la combustin espontnea? Tal vez no. Sin embargo, los trminos que hay que explicar,son "de alguna manera" y "en alguna parte"; y ello tanto ms cuanto que

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    el modo en que una economa de empresa privada suscita la Revolucin industrial, plantea un buen nmero de acertijos. Sabemos que eso ocurri en determinadas partes del mundo; pero tambin sabemos que fracas en otras, y que incluso la Europa occidental necesit largo tiempo para llevar a cabo tal revolucin.El acertijo reside en las relaciones entre la obtencin de beneficios y las innovaciones tecnolgicas. Con frecuencia se acepta que una economa de empresa privada tiene una tendencia automtica hacia la innovacin, pero esto no es as. Slo tiende hacia el beneficio. Revolucionar la fabricacin tan slo si se pueden conseguir con ello mayores beneficios. Peno en las sociedades preindustriales ste apenas puede ser el caso. El mercado disponible y futuro --el mercado que determina lo que debe producir un negociante- consiste en los ricos, que piden artculos de lujo en pequeas cantidades, pero con un elevado margen de beneficio por cada venta, y en los pobres -si es que existen en .la economa de mercado y no producen sus propios bienes de consumo a nivel domstico o local- quienes tienen poco dinero, no estn acostumbrados a las novedades y recelan de ellas, son reticentes a con~ sumir productos en serie e incluso pueden no estar concentrados en ciudades o no ser accesibles a los fabricantes nacionales. Y lo que es ms, no es probable que el mercado de masas crezca mucho ms rpidamente que la tasa relativamente lenta de crecimiento de la poblacin. Parecera ms sensato vestir a las princesas con modelos haute couture que especular con las oportunidades de atraer a las hijas de los campesinos a la compra de medias de seda artificial. El negociante sensato, si tena eleccin, fabricar fa relojes-joya carsimos para los aristcratas y no baratos relojes'de pulsena, y cuanto ms caro fuera el proceso de lanzar al mercado artculos baratos revolucionarios, tanto ms dudara en jugarse su dinero en l. Esto lo expres admirablemente un millonario francs de mediados del siglo XIX, que actuaba en un pas donde las condiciones para el industrialismo moderno eran relativamente pobres: "Hay tres maneras de perder el dinero---decael gran Rothschild-, las mujeres, el juego y los ingenieros. Las dos primeras -son ms agradables, pero la ltima es con mucho la ms'segna"

  • . 5 Nadie poda acusar a Rothschild de desconocer cul era el mejor camino para conseguir los mayores beneficios. En un pas no industrializado ro er-a por medio de la industria.1 La industrializacin cambia todo esto permitiendo a la produccin --dehtro de ciertos lmites- que ample sus propios mercados,A r-anan 14pnrv Ford fabric su modelo "T", fabri-

    c tanibin algo que hasta entonces no haba existido: un amplio nmero de clientes para un automvil barato, de serie y sencillo. Por supuesto que su empresa ya no era tan descaradamente especulativa conio pareca. Un siglo de industrializacin haba demostrado que la produccin masiva de productos baratos puede multiplicar sus mercados, acostumbrar a la gente a comprar mejores artculos que sus padres y descubrir necesidades en las que sus padres ni siquiera haban soado. La cuestin es que antes de la Revolucin industrial, o en pases que an no hubieran sido transformados por ella, Henry Ford no habra sido un pionero econmico, sino un chiflado condenado al fracaso.Cmo se presentaron en la Gran Bretaa del siglo XVHI las condiciones que condujeron a los hombres de negocios a revolucionar la produccin? Cmo se las apaaron los empresarios para prever no ya la modesta aunque slida expansin de la demanda que poda ser satisfecha del modo tradicional, o por medio de una pequea extensin y mejora de los viejos sistemas, sino la rpida e limitada expansin que la revolucin requera? Una revolucin pequea, sencilla y barata, segn nuestros patrones, pero no obstante una revolucin, un salto en la oscuridad. Hay dos escuelas de pensamiento sobre esta cuestin. Una de-ellas hace hincapi sobre todo en el mercado interior, que era con mucho la mavor salida para los productos del pas; la otra se fija en el mercado exterior o de exportacin, que era mucho ms dinmico y ampliable. La respuesta correcta es que probablemente ambos eran esenciales de forma distinta, como tambin lo era un tercer factor, con frecuencia descuidado: el gobierno.El mercado interior, amplio y en expansin, slo poda crecer de cuatro maneras importantes, tres de las cuales no parecan ser excepcionalmente rpidas. Poda haber crecimiento de la poblacin, que creara ms consumidores (y, por supuesto, productores); una transferencia de las gentes que reciban ingresos no monetarios a monetarios que creara ms clientes; un incremento de la renta per capita, que creara mejores clientes; y que los artculos producidos industrialmente sustituyeran a las formas ms anticuadas de manufactura o a las importaciones.

    La cuestin de la poblacin es tan importante, y en aos recientes ha estimulado tan gran cantidad de investigaciones, que debe ser brevernente analizada aqu. Plantea tres cuestiones de las cuales slo la tercera atae directamente al problema de la expansin del mercado, pe-rO toda.R , - 1 u11 11 11 1 11

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    oc; britnico

    econm co Y S . Estas cuestiones son: 1) Qu sucedi a la poblacin britnica y por qu? 2)

  • u efecto tuvieron estos cambios de poblacin en la economa? 3) Qu efecto tuvieron en la estructuradel pueblo britnico? tos fiables de la poblacin britnica an-Apenas si existen cmpu tes de 1840, cuando se introdujo el registro pblico de nacimientos y muertes, pero no hay grandes dudas sobre su movimiento general. Entre finales del siglo XVII, cuando Inglaterra y Gales contaban con unos cinco millones y cuarto de habitantes, y mediados del siglo XVIII, la poblacin creci muy lentamente y en ocasiones puede haberse estabilizado o incluso llegado a declinar. Despus de la dcada de 1740 se elev sustancialmente y a partir de la dcada de 1770 lo hizo con gran rapidez para las cifras de la poca, aunque no para las nuestras. 6 Se duplic en cosa de 50 o 60 aos despus de 1780, y lo hizo de nuevo durante los 60 aos que van desde 1841 a 1901, aunque de hecho tanto las tasas de nacimiento como las de muerte comenzaron a caer rpidamente desde la dcada de 1870. Sin embargo, estas cifras globales esconden variaciones muy sustanciales, tanto eronolgicas como regionales. As, por ejemplo, mientras que en la primera mitad del siglo XVIII, e incluso hasta 1780, la zona de Londres hubiera quedado despoblada a no ser por la masiva inmigracin de .gentes del campo, el futuro centro de la industrializacin, el noroeste y las Midlands orientales ya estaban aumentando rpidamente. Despus del inicio real de la Revolucin industrial, las tasas de crecimiento natural de las regiones principales (aunque no de migracin) tendieron a hacerse similares, excepto por lo que respecta al insano cinturn londinense.Estos movimientos no se vieron afectados, antes del siglo XIX, por la migracin internacional, ni siquiera por la irlandesa. Se debierona variaciones en el ndice de nacimientos o de mortalidad? Y si es as, cules fueron las causas? Estas cuestiones, de gran inters, son inmensamente complicadas aun sin contar con que las informaciones que poseemos al respecto son muy deficientes. 7 Nos preocupan aqu tan slo en cuanto que pueden arrojar luz sobre la cuestin. En qu grado, el aumento de poblacin fue causa, o consecuencia, de factores econrnicos; esto es, hasta qu punto la gente se cas o concibi hijos ms pronto, porque tuvo mejores oportunidades de conseguir un trozo de tierra para cultivar, o un empleo, o bien -como se ha dicho- por la denlani- nfil asta au punto declin su mortalidad porqUe

    ras ambientales. (Ya que uno de los pocos hechos que sabemos con alguna certeza es que la cada de los ndices de mortalidad se debi a que moran menos lactantes, nios y quizs adultos jvenes antes que a una prolongacin real de la vida ms all del cmputo bblico de setenta aos, 8 tales disminuciones pudieron acarrear un aumento en el ndice de nacimientos. Por ejemplo, si moran menos mujeres antes de los treinta aos, la mayora de ellas es probable que tuvieran los hijos que podan esperar entre los treinta aos y la menopausia.)

    Como de costumbre, no podemos responder a estas cuestiones concerteza. Parece claro que la gente tena mucho ms en cuenta los factores econmicos al casarse y al tener hijos de lo que se ha supuesto algunas veces, y que determinados cambios sociales (por ejemplo, el hecho de que cada vez los obreros vivieron menos en casas pertenecientesa sus patronos) puedan haber alentado o incluso requerido familiasms precoces y, tal vez, ms numerosas. Es tambin claro que una economa familiar que tan slo poda ser compensada por el trabajo de todos sus miembros, y fonnas de produccin que empleaban trabajo infantil estimulaban tambin el crecimiento de la poblacin. Loscontemporneos opinaban que sta responda a los cambios en la demanda de trabajo, y es probable que la tasa de nacimientos aumentara entre las dcadas de 1740 y 1780, aunque no debe haberse incrementado de forma significativa a partir de esta fecha. Por lo que hace a lamortalidad, los adelantos mdicos casi no desempearon ningn paPel importante en su reduccin (excepto quizs por lo que hace a la vacuna antivarilica) hasta promediado el siglo XIX, por lo que sus cambios se debern, sobre todo, a cambios econmicos, sociales oambientales. Pero hasta muy avanzado el siglo XIX no parece que hubiera disminuido sensiblemente. Hoy por hoy no podemos ir mucho

  • ms all de semejantes genenalizaciones sin entrar en una batalla acadmica envuelta en la polvareda - de la polmica erudita.Cules fueron los efectos econmicos de estos cambios? Ms gente quiere decir ms trabajo y ms barato, y con frecuencia se supone que esto es un estmulo para el crecimiento econmico en el sistema capitalista. Pero por lo que podemos ver hoy en da en muchos pases subdesarrollados, esto no es as. Lo que suceder simplemente es el haciliamiento y el estancamiento, o quizs una catstrofe, como sucedi en Irlanda y en las Higlilands escocesas a principios del siglo XIX (ver nf", P. 287). La mano de obra barata puede retardar la industrializain. Si en la InglaterTa del siglo XVIII una fuerza de trabajo cada vez layO, coadyuv al desar-rollo fue Dorciue la economa va era dinmi-

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    ca, no porque alguna extraa inyeccin demogrfica la hubiera hecho as. La poblacin creci rpidamente por toda la Europa septentrional, pero la industrializacin no tuvo lugar en todas partes. Adems, ms gente significa ms consumidores y se sostiene firmemente que esto proporciona un estmulo tanto para la agricultura (ya que hay que alimentar a esa gente) como para las manufacturas.Sin embargo, la poblacin britnica creci muy gradualmente en el siglo anterior a 1750, y su rpido aumento coincidi con la Revolucin industrial, pero (excepto en unos pocos lugares) no la precedi. Si Gran Bretaa hubiera sido un pas menos desarrollado, podan haberse realizado sbitas y amplias transferencias de gente digamos que desde una economa de subsistencia a una economa monetaria, o de la manufactura domstica y artesana a la industria. Pero, como hemos visto, el pas era ya una economa de mercado con un amplio y creciente sector manufacturero. Los ingresos medios de los ingleses aumentaron sustancialmente en la primera mitad del siglo XVIII, gracias sobre todo a una poblacin que se estancaba y a la falta de tr-abajadores. La gente estaba en mejor posicin y poda comprar ms; adems en esta poca es probable que hubiera un pequeo porcentaje de nios (que orientaban los gastos de los padres pobres hacia la compra de artculos indispensables) y una proporcin ms amplia de jvenes adultos pertenecientes a familias reducidas (con ingresos para ahorrar). Es muy probable que en este perodo muchos ingleses aprendieran a "cultivar nuevas necesidades y establecer nuevos niveles de expectacinl', 9 y por lo que parece, hacia 1750 comenzaron a dedicar su productividad extra a un mayor nmero de bienes de consumo que al ocio. Este incremento se asemeja ms a las aguas de un plcido ro que a los rpidos saltos de una catarata. Explica por qu se reconstruyeron tantas ciudades inglesas (sin revolucin tecnolgica alguna) con la elegancia rural de la arquitectura clsica, pero no por qu se produjo una revolucin industrial.Quizs tres casos especiales sean excepcin: el transporte, los alimentos y los productos bsicos, especialmente el carbn.Desde principios del siglo XVIII se llevaron a cabo mejoras muy sustanciales y costosas en el transporte tierra adentro -por ro, canal e incluso carretera-, con el fin de disminuir los costos prohibitivos del transporte de superficie: a mediados del siglo, treinta kilmetros de tranporte por tierra podan doblar el costo de una tonelada de productos. No podemos saber con certeza la importancia que estas mejoras supusieron para el desarrollo de la industrializacin, pero no hay duda de

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    que el inipuls0 para realizarlas provino del mercado interior, y de modo muy especial de la creciente demanda urbana de alimentos y combustible. Los productores de artculos domsticos que vivan en zonas alejadas del mar en las Midlands occidentales (alfareros de Staffordshire, 0 los que elaboraban utensilios metlicos en la

  • regin de Birmingharn) presionaban en busca de un transporte ms barato. La diferencia en los costos del transporte era tan brutal que las mayores inversiones eran perfectamente rentables. El costo por tonelada entre Liverpool y manchester o Birmingham se vea reducido en un 80 por ciento recurriendo a los canales.Las industrias alimenticias compitieron con las textiles como avanzadas de la industrializacin de empresa privada, ya que exista para ambas un amplio mercado (por lo menos en las ciudades) que no esperaba ms que ser explotado. El comerciante menos imaginativo poda darse cuenta de que todo el mundo, por pobre que fuese, coma, beba y se vesta. La demanda de alimentos y bebidas manufactunados er-a ms limitada que la de tejidos, excepcin hecha de productos como harina, y bebidas alcohlicas, que slo se preparan domsticamente en economas primitivas, pero, por otra parte, los productos alimenticios eran mucho ms inmunes a la competencia exterior que los tejidos. Por lo tanto, su industrializacin tiende a desempear un papel ms importante en los pases atrasados que en los adelantados. Sin embargo, los molinos harineros y las industrias cerveceras fueron importantes pioneros de la revolucin tecnolgica en Gran Bretaa, aunque atrajesen menos la atencin que los productos textiles porque no transformaban tanto la economa circundante pese a su apariencia de gigantescos monumentos de la moder-nidad, como las cerveceras Guinness en Dubln Y los celebrados molinos de vapor Albion (que tanto impresionaron al Poeta William Blake) en Londres. Cuanto mayor fuera la ciudad (y Londres era con mucho la mayor de la Europa occidental) y ms rpida su urbanizacin, mayor era el objetivo para tales desarrollos. No fue la invencin de la espita manual de cerveza, conocida por cualquier bebedor ingls, uno de los primeros triunfos de Heriry Maudslay, uno de los grandes Pioneros de la ingeniei a?El mercado interior proporcion tambin una salida importante Para lo que ms tarde se convirtieron en productos bsicos. El consuIno de carbn se realiz casi enteramente en el gran nmero de hogares urbanos, especialmente londinenses; el hierTo -aunque en mucha rnenor cantidad- se refleja en la demanda de enseres domsticos co'no Pucheros, cacerolas, clavos, estufas, etc. Dado que las cantidades

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    de carbn consumidas en los hogares ingleses eran mucho mayores que la demanda de hierro (gracias en parte a la ineficacia del hogarchimenea britnico comparado con la estufa continental), la base preindustrial de la industria del carbn fue ms importante que la de la industria del hierro. Incluso antes de la Revolucin industrial, su produccin ya poda contabilizarse en millones de toneladas, primer artculo al que podan aplicarse tales magnitudes astronmicas. Las mquinas de vapor fueron producto de las minas: en 1769 ya se haban colocado un centenar de "mquinas atmosfricas" alrededor de Newcastle-on-Tyne, de las que 57 estaban en funcionamiento. (Sin embargo, las mquinas ms modernas, del tipo Watt, que fueron realmente las fundadoras de la tecnologa industrial, avanzaban muy lentamente en las minas.)Por otra parte, el consumo total britnico de hierro en 1720 era inferior a 50.000 toneladas, e incluso en 1788, despus de iniciada la Revolucin industrial, no puede haber sido muy superior a las 100.000. La demanda de acero ena pr-cticamente despreciable al precio de entonces. El mayor mercado civil para el hierro era quiz todava el agrlcola -arados y otras herTamientas, herraduras, coronas de ruedas, etc.- que aumentaba sustancialmente, pero que apenas era lo bastante grande como para poner en marcha una transformacin industrial. De hecho, como veremos, la autntica Revolucin industrial en el hierro y el carbn tena que esperar a la poca en que el ferrocarTil proporcionara un mercado de