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Historia del Mundo Contemporáneo Tema 8

TEMA 8: LA REVOLUCIÓN RUSA Y LA URSS (1917-1927)

Introducción Tras los abusos del régimen zarista y su atraso político, social y económico, se produjeron una serie de

revoluciones que llevaron a los bolcheviques dirigidos por Lenin al poder; tras varias y cruentas luchas internas fue sucedido por Stalin, que impuso una férrea dictadura estatal.

Guión del tema:

La Rusia zarista. La revolución de febrero de 1917. La revolución de octubre de 1917. La guerra civil. La formación y la expansión de la

URSS. De Lenin a Stalin.

1. La Rusia zarista. 1.1 La situación de Rusia. El Imperio ruso a principios del s. XX es un gigante con más de 20.000.000 kilómetros cuadrados, alrededor de 170

millones de habitantes, con una población multiétnica y multiconfesional, y que mantenía el modelo propio del Antiguo Régimen.

Políticamente era una autocracia donde el zar (emperador) tenía el poder absoluto, que provenía de Dios, y no estaba sujeto a las leyes. Desde 1894 el trono estaba en manos del zar Nicolás II, de la dinastía Romanov. Sus principales apoyos políticos eran la burocracia administrativa, la iglesia ortodoxa y el ejército dirigido por los nobles.

La economía estaba basada en la agricultura, que era técnicamente muy atrasada y de subsistencia. La industrialización era muy escasa y localizada exclusivamente en las ciudades de la parte occidental, destacando San Petersburgo, Moscú, Kiev, Odessa o Bakú.

La sociedad eran feudal y estaba controlada por los nobles

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propietarios de tierras extremadamente ricos, mientras que los campesinos vivían en una situación muy precaria, sin apenas derechos, con un analfabetismo generalizado y que condenaba a la mayoría de la población a no poder mejorar su posición.

Los kulaks, propietarios agrarios, eran muy pocos, y los obreros industriales, poco numerosos, estaban concentrados en las ciudades con unas condiciones igual de precarias que los campesinos. De la misma manera, la burguesía industrial era también muy escasa.

1.2 El crecimiento de la oposición. El mantenimiento de un modelo feudal mientras que en la mayoría de Europa el liberalismo industrial se

consolidaba, hizo que pronto germinara una oposición al régimen. Con la llegada de la industrialización aparecieron las ideas liberales, destacando el Partido Democrático Constitucional (conocidos como kadetes), y las doctrinas obreristas, con varias corrientes:

Movimientos populistas: son corrientes de raíz popular que reivindican el fin del zarismo y la reforma de la estructura de la tierra, como el Partido Social-Revolucionario (llamados eseristas), en el que destaca Kerensky.

Anarquistas: defienden el reparto de tierras y la acción directa y mediante sindicatos. Destacó aquí el movimiento Tierra y Libertad, y los célebres anarquistas Bakunin y Kropotkin. Su importancia inicial fue enorme por su modelo de base campesina.

Marxistas:en 1898, a instancias de la II Internacional se creó el Partido Obrero Socialdemócrata. En 1904 se escindió en dos ramas, los bolcheviques dirigidlos por Vladimir Ilich Ulianov, conocido como Lenin, y los mencheviques. Los bolcheviques planteaban una organización centralizada con líderes disciplinados que dirigían una revolución para alcanzar el comunismo directamente, frente a la ideología no revolucionaria de los mencheviques, que seguían la línea de la II Internacional.

1.3 La revolución de 1905. Las malas condiciones de vida de la mayoría de la población, incrementadas por la aplastante derrota en 1905 ante

Japón, que fue considerada una catástrofe y una humillación nacional, se sumaron a la permanente corrupción en la corte, acusando de ella al monje Rasputín y su influencia sobre la familia real.

En 1905 estalló un movimiento revolucionario que solicitaba al zar el fin de la opresión, la justicia social y urgentes mejoras en las condiciones de vida. Ese movimiento estaba formado y dirigido por determinados grupos políticos de corte liberal, miembros del bajo clero ortodoxo y algunas parte del ejército ruso, como los del acorazado Potemkin en Odessa.

El punto culminante (y final) del movimiento fue cuando el 22 de enero se manifestaron unas 200.000 personas frente el Palacio de Invierno de San Petersburgo, donde residía el zar, para hacerle llegar sus demandas, a lo que el gobierno respondió abriendo fuego contra la multitud, matando a más de 200 personas, dejando cientos de heridos. Esto fue conocido como el Domingo Sangriento, e inició una durísima represión por parte del zar.

Tras esto, el gobierno inició una leves reformas, como la creación de la Duma, un parlamento, y la promesa de llevar a cabo una reforma agraria, que nunca llegó. Por otro lado, a raíz del conflicto surgieron nuevos partidos políticos liberales, como el Partido Octubrista, que defendía una monarquía constitucional, y también aparecieron los soviets, asambleas locales formadas por campesinos, obreros y soldados, que tuvieron gran importancia en el futuro.




2. La revolución de febrero de 1917. 2.1 El detonante de la revolución. Las reformas del zar tras el intento revolucionario de 1905 no fueron

suficientes, ni se cumplieron completamente. El sufragio para la Duma era escaso, indirecto y habitualmente falseado. El poder del parlamento era también escaso, no teniendo que responder ante él ni el zar y ni su gobierno. Los cambios en la tierra habían favorecido a los pocos propietarios (kulaks) que aumentaron sus tierras a costa de la miseria de la mayoría de campesinos más pobres o de las tierras comunales.

Esta situación se vio muy agravada desde 1914 con la inicio de la Primera Guerra Mundial. El zar prescindió de la Duma, relegándola, y la producción disminuyó gravemente por los reclutamientos forzosos (Rusia movilizó 13.000.000 soldados) y las transformaciones de la escasa industria para abastecer las necesidades bélicas. Esto generalizó la escasez y la carestía de todos los productos y alimentos, provocando un hambre masiva que acabó con millones de rusos en un país con algunas de las tierras más fértiles del planeta.

Las frecuentes derrotas del mal equipado y peor dirigido ejército ruso ante Alemania provocaron una enorme mortandad (1.700.000 muertos), de lo que se valió el zar para disolver la Duma, el último conato de apariencia democrática, y los complots de la corte y la camarilla del zar y la zarina se multiplicaron, por lo que las huelgas y motines se generalizaron en toda Rusia, tanto en el campo como en las ciudades.

2.2 El fin del zarismo. El 23 de febrero de 1917 estallaron manifestaciones generalizadas, cuando grupos populares salieron a las calles

pidiendo el fin de la guerra y la mejora de las condiciones de vida, culminándose con una gran manifestación en la capital, San Petesburgo (Petrogrado), que fue imitada en otras varias ciudades y que el día 27 de febrero acabó en una huelga general, acompañada del amotinamiento de la guarnición militar de la capital.

Los soviets de todo el país tuvieron desde el principio una gran importancia para canalizar el movimiento subversivo. El zar y su gobierno se negaron a abandonar la guerra y, ante la insistencia de una buena parte del ejército y la presión de los partidos, el zar decidió abdicar. La Duma tomó protagonismo en la crisis y, colaborando con el sóviet de Petrogrado impusieron un gobierno provisional presidido por el príncipe Luov, un noble liberal de los kadetes.

Las medidas que llevó a cabo este gobierno fueron varias: declaró una amnistía para los presos políticos, reconoció libertades civiles y políticas a los ciudadanos rusos (libertad de opinión, de prensa, de reunión, jornada laboral de ocho horas, derechos sindicales…), prometió tierras a los campesinos y convocó elecciones para una asamblea constituyente que debía elaborar una constitución para establecer un nuevo régimen. Ese gobierno tuvo varios problemas internos, y poco a poco los eseristas de Kerensky pasaron a controlarlo, renunciando Luov al puesto, pero el mayor problema fue la decisión de mantener a Rusia en la Primera Guerra Mundial, lo que terminó por provocar la ruptura de la alianza con los soviets, en especial el poderoso sóviet de Petrogrado.

2.3 La dualidad de poderes. Se conoce con este término a la etapa comprendida desde abril de 1917 hasta octubre en el que convivieron dos

poderes políticos enfrentados entre sí en Rusia: el gobierno provisional dirigido desde julio por Kerensky, y los soviets, donde el peso de los bolcheviques y su líder Lenin, que había vuelto del exilio en marzo, era cada vez mayor.

Los soviets, asambleas populares locales, en parte gracias a la influencia de los bolcheviques, comenzaron a pedir la revolución de las clases populares, saliendo inmediatamente de la Primera Guerra Mundial y optando por la toma del poder por la insurrección.




El gobierno de Kerensky, miembro del Partido Social-Revolucionario, intentó acelerar las reformas comprometidas, confirmando la celebración de elecciones, pero mantuvo a Rusia en la Gran Guerra y pasó a perseguir a los bolcheviques por considerarlos un peligro, ilegalizándolos: ese verano Lenin tuvo que exiliarse de nuevo.

Tras un intento de golpe de estado por parte de la derecha política y los zaristas, que seguían siendo muchos, el gobierno provisional quedó debilitado, más aún al ser los soviets y los bolcheviques los que trabajaron para hacer fracasar el golpe zarista. Gracias a la labor de Trostky, el gran intelectual bolchevique, los bolcheviques se impusieron en la mayoría de los soviets, especialmente los de Petrogrado y Moscú, así que con estos apoyos, Lenin y sus partidarios tomaron la iniciativa en base a su programa político, recogido en las Tesis de Abril, con el lema “Todo el poder para los soviets”: se debía superar la fase liberal-burguesa y entregar el poder a las clases trabajadoras que debían diseñar un nuevo modelo político y económico.

3. La revolución de octubre de 1917. Los soviets, dirigidos por los bolcheviques y con el apoyo de algunos mencheviques y eseritas, planificaron una

nueva insurrección, que contó con el apoyo de la Guardia Roja, una nueva milicia armada creada por los soviets. El 25 de octubre, coincidiendo con la celebración en Petrogrado del II Congreso de los Soviets de toda Rusia,

durante la madrugada, los revolucionarios ocuparon los lugares y servicios claves de la capital, incluyendo fortalezas y enclaves militares donde se comprobó que el ejército no estaba dispuesto a disparar sobre la población civil. El punto culminante fue la toma del Palacio de Invierno, donde residía el gobierno provisional, buena parte del cual fue capturado, logrando huir Kerensky.

La revolución se extendió rápidamente a Moscú y a otros núcleos industriales de Rusia. En un mes la zona central y occidental de Rusia estaba en manos de los bolcheviques pero extensos territorios continuaban bajo el poder de las antiguas autoridades zaristas u otros grupos opuestos a los bolcheviques, lo que terminará por provocar el estallido de una guerra civil.

3.1 Primer medidas revolucionarias. Tras la destitución del gobierno provisional, se formó un nuevo órgano de

gobierno llamado el Consejo de Comisarios del Pueblo, dirigió por Lenin, que pretendió establecer un régimen socialista, por primera vez desde la publicación de las obras de Marx.

Se repartió la tierra de la Iglesia, de los grandes terratenientes y de la propia corona entre los campesinos, nacionalizándola (pasando a ser propiedad del Estado); las fábricas y empresas pasaron a estar dirigidas por sus obreros; se nacionalizó la banca; se suprimió el ejército tradicional por sus vínculos zaristas, creando uno nuevo, el Ejército Rojo; se concedió el derecho a las nacionalidades que componían el imperio Ruso a la autodeterminación invitándolas a asociarse como repúblicas independientes; y se firmó el tratado Brest-Litovsk para salir de la Primera Guerra Mundial, perdiendo extensos territorios que no se recuperarán hasta la Segunda Guerra Mundial: Ucrania, Polonia, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania y Bielorrusia, se cedió Besarabia a Rumania y una parte de Armenia a Turquía.

4. La guerra civil. La oposición de varios bandos a la revolución bolchevique terminó por aglutinar un frente común que constituyó el

llamado Ejército Blanco, dirigido por oficiales zaristas y las clases privilegiadas, que se enfrentó a los bolcheviques. Este bando contaba con apoyo internacional, especialmente de Francia y Reino Unido, que le suministraron dinero, recursos y tropas.




Los bolcheviques se enfrentaron a ellos con el recientemente creado Ejército Rojo; Trosky fue su dirigente y lo diseñó basado en la disciplina y los grados militares clásicos, pero con unos comisarios políticos que vigilaban a los combatientes y su espíritu revolucionario.

Los rusos blancos eran fuertes en la zona este del país, incluida Siberia, y los territorios del Norte, mientras los revolucionarios controlaban el centro de Rusia.

El conflicto duró desde 1918 hasta 1821, venciendo los bolcheviques sobre los desunidos blancos, pero las consecuencias de la guerra fueron devastadoras: aumentó el hambre y la miseria de millones de rusos que venían de sufrir una prolongada etapa de carestía desde hace décadas, por lo que agravó la situación e hizo perder popularidad a los bolcheviques, sobre todo por el comunismo de guerra. También supuso la ejecución del zar Nicolás II y toda su familia, hasta ese momento prisioneros en Ekaterimburgo para evitar cualquier regreso del zarismo.

El comunismo de guerra fue la política económica desarrollada por los bolcheviques durante la guerra civil, que consistía en someter la economía al control del nuevo Estado para poder abastecer el esfuerzo bélico contra los rusos blancos.

Para ello se eliminó la propiedad privada, nacionalizando la industria, los medios de transporte y el comercio, y se militarizó la producción. Se llevó a cabo la requisa forzosa de las cosechas agrícolas pasando a ser el Estado el distribución de toda la producción. Los sindicatos pasaron a estar controlados por el Estado, llegando a suprimirse el derecho a huelga. Todas estas medidas iban acompañadas de una fuerte represión mediante la censura, juicios sumarios y el establecimiento de una nueva policía política (checa) que vigilaba y perseguía a aquellos que se opusieran o incluso criticaran al nuevo gobierno.

Las consecuencias de la guerra civil y del comunismo de guerra fueron terribles: la economía soviética se hundió abruptamente y el desabastecimiento de las ciudades se hizo general. La revolución empezó a perder una parte de sus antiguos apoyos con levantamientos campesinos y motines, y el estraperlo y el acaparamiento fueron un grave problema.

4.1 La NEP. Esta pérdida de apoyos sociales de la Revolución llevó a Lenin en 1921, tras finalizar la guerra, a proponer un

cambio en la política económica para mejorar el nivel de vida de la población, introduciendo reformas hacia una economía mixta, no estrictamente comunista sino con algunos aspectos de la economía de libre mercado. A estas reformas se les llamó la Nueva Política Económica (NEP).

Se produjo el retorno a la propiedad privada en el campo, en las pequeñas industrias y comercios, y se volvió la economía monetaria, aunque se mantuvo el control estatal de sectores estratégicos como la banca, la industria pesada y el comercio exterior.

Los resultados fueron positivos a nivel macroeconómico: en 1926 la economía ya había vuelto a su nivel anterior a la Primera Guerra Mundial, pero surgieron problemas que lastraron el proceso de recuperación: una inflación (subida de precios) generalizada, retorno del acaparamiento para la especulación, problemas para abastecer a algunas ciudades, el aumento de




las diferencias sociales en beneficio de empresarios industriales y campesinos acomodados, y todo ello acompañado de un fuerte enfrentamiento interno en el seno de los bolcheviques entre los que defendían una economía completamente dirigida por el Estado y los partidarios de una economía mixta.

5. La formación y la expansión de la URSS. 5.1 La formación de la URSS. Tras no obtener los resultado esperados en las elecciones para la Asamblea Constituyente celebrada en noviembre

1917, los bolcheviques la disolvieron y configuraron un nuevo Estado, la Unión Soviética, que respondía a sus criterios ideológicos y también al fuerte aislamiento internacional al que se vio sometida.

El Partido Bolchevique se convirtió en 1921 en el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), y pasó a controlar el acceso los cargos estatales y en los soviets. El PCUS estaba dirigido por un comité denominado Politburó, que a su vez estaba dirigido por un secretario general que también tenía el cargo de jefe del Estado. Se producía así la progresiva identificación del Partido con el Estado, ya que solo aquellos aprobados por el Partido podían acceder a la administración y los cargos del Estado. Los que se opusieron a esto fueron eliminados o neutralizados.

En el nuevo Estado el poder legislativo estaba en manos del Congreso de los Soviets (o Sóviet Supremo), mientras que el ejecutivo lo tenía el Presídium, dirigido por el jefe del Estado ante el que rendía cuentas el Consejo de Comisarios del Pueblo.

En 1922 Se configuró la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS o CCCP en ruso), con capital en Moscú desde 1918, como un estado federal, compuesto por repúblicas soviéticas y repúblicas autónomas, todas ellas supuestamente asociadas de forma l i b r e . E s t e m o d e l o s e e x p r e s ó definitivamente en la Constitución de 1924 que definía las competencias de la Unión y de las repúblicas federadas.

5.2 La expansión de la revolución. Lenin y Trostky, los principales líderes bolcheviques, defendían que la revolución comunista solo podría

consolidarse si se extendía a otros países, sobre todo a los europeos. En esta línea se produjeron en 1919 la revolución espartaquista en Alemania, dirigida por Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg, que intentó imitar el modelo ruso, y una revolución en Hungría, dirigida por Bela Kun.

Ambas revoluciones fracasaron, pero el triunfo en Rusia fomentó los sueños revolucionarios en toda Europa, donde se crearon partidos comunistas en la mayoría de los países. Pero, a pesar de esto, en ningún otro lugar de Europa parecía factible una revolución similar; el objetivo de la expansión de la evolución a otros países del mundo parecía muy difícil de cumplir a corto plazo, lo que contribuyó a la opción de la creación de una nueva organización internacional, el Komintern o Tercera Internacional.

Los bolcheviques piensan que los partidos socialistas europeos habían perdido la esencia del marxismo, dejándose influenciar por el liberalismo burgués, por lo que era necesario crear nuevos partidos que sean capaces de liderar una revolución obrera, entendiendo el marxismo como ellos lo entendían.




La Tercera Internacional (Komintern) se fundó en 1919 y pedía a los socialistas europeos que abandonaran la Segunda Internacional e ingresaran en ella, estableciendo 21 condiciones que se debía cumplir para ser miembro, especificando que aquellos líderes reformistas del socialismo debían ser expulsados, manteniendo la uniformidad ideológica bolchevique. Se produjo así la gran escisión entre los partidos socialistas reformistas (la socialdemocracia) y los partidos comunistas, que seguían las directrices del PCUS en una nueva corriente marxista que se denominó Leninismo.

6. De Lenin a Stalin. Tras una prolongada enfermedad que le alejó de la primera línea política, Lenin falleció el 21 de enero de 1924,

dejando un vació en el liderazgo ideológico del PCUS, del Estado y de la orientación de la Revolución. Estalló una lucha por el poder dentro del Partido, conocida como el gran debate, con líderes como Kámenev, Zinóviev, Lunacharski y Bujarin implicados, pero pronto se polarizó en torno a dos figuras: Trotsky, que en aquel momento era la figura más destacada, y Stalin, que desempeñaba la secretaría del PCUS desde 1922.

Trostky contaba con el prestigio ganado por la formación del Ejército Rojo y su influencia en los soviets, como uno de los grandes líderes intelectuales del siglo. Era partidario de profundización de la revolución socialista abandonando la NEP con colectivizaciones, extender de la revolución por Europa, con un funcionamiento más democrático del partido, pero sus múltiples tareas le hicieron llegar tarde al proceso de sucesión y no tenía apoyos importantes en el PCUS.

Stalin, con escasa presencia durante la revolución, defendía mantener la economía mixta de la NEP, profundizar el socialismo en un solo país antes de extender la revolución a otros y limitar las decisiones del partido únicamente a los dirigentes, sin debates internos. Dado su puesto de secretario general, contaba con importantes apoyos dentro del PCUS.

La resolución llegó en 1927 con el triunfo de Stalin, que estableció un poder extremadamente autoritario, basado en el centralismo político y administrativo absoluto. Se limitaba y eliminaba toda forma de participación democrática, y se puso fin a la NEP que había defendido antes, llevando a cabo la colectivización forzosa de la propiedad.

Toda oposición política, o sospecha de ella, fue eliminada, establecido una dictadura totalitaria dentro del Partido y del Estado. Trotsky y sus seguidores fueron expulsados del partido, e incluso en 1940 Trostky fue asesinado a manos del español Ramón Mercader por orden de Stalin en México donde vivía exiliado.



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