65240422 Beckett Basta

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    Basta

    (1966)

    Ttulo original:AssezTusquets Editores

    Buenos Aires, 2004Traduccin de Flix de Aza

    Del francs, Les ditions de Minuit, 1997

    Todo lo que antecede a olvidar. No puedo mucho a la vez. Esto da tiempo

    de anotar a la pluma. No la veo pero la oigo all detrs de m. Es decir el

    silencio. Cuando la pluma para yo sigo. A veces rehsa. Cuando rehsa yo

    sigo. Demasiado silencio no puedo. O es mi voz muy dbil a veces. La que

    surge de m. Eso en cuanto al arte y el estilo.

    Haca todo lo que l deseaba. Yo tambin lo deseaba. Por l. Siempre

    que deseaba algo yo tambin. (Por l.)

    1

    No tena ms que decir qu cosa.Cuando l no deseaba nada yo tampoco. Tanto es as que sin deseos no viva.

    Si l hubiera deseado algo para m yo lo habra deseado tambin. La felicidad

    por ejemplo. O la gloria. Yo no tena ms deseos que los que l manifestaba.

    Pero l deba manifestarlos todos. Todos sus deseos y necesidades. Cuando se

    callaba deba ser como yo. Cuando me deca que le chupara el pene me lanzaba

    encima. Me daba satisfaccin. Debamos tener las mismas satisfacciones. Las

    mismas necesidades y las mismas satisfacciones.

    Un da me dijo que le dejara. Es el verbo que emple. No deba quedarle

    mucho tiempo de vida. No s si al decir eso se refera a abandonarle o a

    separarme de su lado un instante. No me hice la pregunta. Nunca me hice otras

    preguntas que las suyas. Fuera lo que fuera me largu sin volver la cabeza.

    Alejada del alcance de su voz estaba fuera de su vida. A lo mejor era eso lo que

    quera. Hay cosas que se ven sin preguntarlas. No deba quedarle mucho

    tiempo de vida. Yo en cambio tena todava para rato. Yo era de una generacin

    completamente distinta. No dur mucho. Ahora que penetro en la noche tengo

    como fulgores en el crneo. Tierra ingrata pero no del todo. Dadas tres o cuatro

    vidas yo hubiera podido llegar a algo.

    Deba yo tener unos seis aos cuando me cogi de la mano. Apenas sala

    de la infancia. Pero no tard mucho en salir del todo. Era la mano izquierda.Estar a la derecha era algo que l no poda aguantar. Avanzbamos juntos las

    manos enlazadas. Un par de guantes nos bastaban. Las manos libres o

    exteriores colgaban desnudas. No le gustaba sentir una piel extraa junto a su

    piel. Las mucosas es distinto. Aun as a veces se quitaba el guante. Entonces

    yo tena que quitarme el mo. As andbamos unos cien metros las

    extremidades desnudas en contacto. Pocas veces ms. Aquello le bastaba. Si

    se me hiciera la pregunta contestara que las manos desparejadas no estn

    formadas para la intimidad.

    1 Eliminado de la versin inglesa. (N. del T.)

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    La ma nunca encontr su sitio en la suya. A veces se soltaban. El

    apretn ceda y caan cada una por su lado. Largos minutos generalmente antes

    de que volvieran a cogerse. Antes de que la suya cogiera la ma de nuevo.

    Eran guantes de hilo bastante ajustados. En lugar de desvanecer las

    formas las ensalzaban simplificndolas. Naturalmente el mo estuvo demasiado

    flojo durante aos. Pero no tard en llenarlo. Deca que mis manos eran deAcuario. Es una casa del cielo.

    Todo lo que conozco me viene de l. Esto no lo voy a repetir cada vez que

    salga a relucir alguno de mis conocimientos. El arte de combinar o combinatorio

    no es culpa ma. Es un castigo del cielo. Por lo dems dir que no es culpable.

    Nuestro encuentro. A pesar de estar ya muy encorvado a m me pareca

    un gigante. Al final su torso era paralelo a la tierra. Para contrarrestar esta

    anomala separaba las piernas y doblaba sus rodillas. Sus pies cada vez ms

    planos se volvan hacia fuera. Su horizonte si limitaba al mismo suelo que

    pisaba. Minsculo tapiz mvil de csped y flores aplastadas. Me daba la mano

    como un enorme mono cansado levantando el codo lo ms posible. Yo no tena

    ms que incorporarme par sobrepasarle por tres cabezas y media. Un da se

    detuvo y me explic buscando las palabras que la anatoma es un todo.

    Al principio siempre hablaba caminando. Me parece. Luego lo hizo unas

    veces caminando y otras parado. Al final slo parado. Y con una voz cada vez

    ms baja. Para evitarle tener que decir la misma cosa dos veces deba

    inclinarme profundamente. Se paraba y esperaba a que yo adoptara la postura.

    En cuanto vea por el rabillo del ojo que mi cabeza estaba al lado de la suya

    empezaba sus murmullos. Nueve de cada diez veces no me concernan. Pero l

    quera que se lo oyera todo incluso las jaculatorias y trozos de padrenuestrosque lanzaba sobre el suelo florido.

    O sea que se par y esper que mi cabeza llegara antes de decirme que lo

    dejara. Desenlac prontamente mi mano y me largu sin mirar atrs. Dos pasos

    y ya l me haba perdido para siempre. Nos habamos escindido si eso era lo

    que quera.

    Rara vez hablaba de geodesia. Pero debemos haber recorrido varias

    veces el equivalente al ecuador terrestre. A razn de cinco kilmetros ms o

    menos por da y noche de media. Nos refugibamos en la aritmtica. Cuntos

    clculos mentales efectuados de comn acuerdo doblados por la cintura!Elevbamos a la tercera potencia nmeros ternarios completos a veces bajo una

    lluvia torrencial. Bien o mal grabndose progresivamente en su memoria los

    cubos se acumulaban. En vistas a la operacin inversa en un estado ulterior.

    Cuando el tiempo habra hecho su obra.

    Si se me hiciera la pregunta en los trminos adecuados dira que s en

    efecto el fin de este largo paseo fue mi vida. Digamos que los once mil

    kilmetros ms o menos. Contando desde el da en que por primera vez me

    solt una palabra sobre su enfermedad diciendo que a l le pareca que l ya

    haba alcanzado el punto crtico. El futuro le dio la razn. Por lo menos aquel

    del que bamos a hacer pasado comn.

    Veo las flores a mis pies y son las otras las que veo. Aqullas que

    hollbamos al paso. Son por otra parte las mismas.

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    Contrariamente a lo que durante mucho tiempo me divirti pensar l no

    era ciego. Slo perezoso. Un da se detuvo y buscando las palabras describi su

    visin. Concluy diciendo que le daba la impresin de que ya no empeorara.

    No s hasta qu punto se haca ilusiones. No me hice la pregunta. Cuando me

    inclin para recibir la comunicacin entrev bizqueando en mi direccin un ojo

    azul y rosado aparentemente impresionado.A veces se detena sin decir nada. No s si porque finalmente no tena

    nada que decir o porque aun teniendo algo que decir finalmente renunciaba.

    Como siempre yo me inclinaba para que l no tuviera que repetir y as nos

    quedbamos. Doblados por la cintura las cabezas pegadas, mudos, las manos

    enlazadas. Mientras que a nuestro alrededor los minutos se sumaban a los

    minutos. Tarde o temprano su pie se separaba de las flores y nos ponamos en

    marcha. Quiz tan slo para pararnos de nuevo al cabo de algunos pasos. Para

    que dijera por fin lo que tena en su corazn o renunciara nuevamente.

    Otros ejemplos importantes se manifiestan en el espritu. Comunicacin

    continua inmediata con salida inmediata. Lo mismo con salida retardada.

    Comunicacin continua retardada con salida inmediata. Lo mismo con salida

    retardada. Comunicacin discontinua inmediata con salida inmediata. Lo mismo

    con salida retardada. Comunicacin discontinua retardada con salida inmediata.

    Lo mismo con salida retardada.

    O sea que es entonces cuando he vivido o nunca. Diez aos como poco.

    Desde el da en que habiendo paseado largamente sobre sus ruinas sagradas el

    dorso de la mano izquierda lanz su pronstico. Hasta el da de mi supuesta

    desgracia. Sigo viendo el lugar a un paso de la cima. Dos pasos adelante y ya

    estaba bajando por la otra vertiente. Volvindome no lo hubiera visto.A l le gustaba trepar y por tanto a m tambin. Exiga las pendientes ms

    inclinadas. Su cuerpo humano se descompona en dos segmentos iguales. Eso

    gracias a la flexin de las rodillas que disminua el inferior. En una cuesta del

    cincuenta por ciento su cabeza rozaba el suelo. No s por qu le gustaba. Por

    amor a la tierra y a los mil perfumes y matices de las flores. O ms vulgarmente

    por imperativos de orden anatmico. Nunca plante la cuestin. Alcanzada la

    cima ya haba que descender.

    Para poder gozar del cielo de vez en cuando se ayudaba de un espejito

    redondo. Despus de velarlo con su aliento y frotarlo contra el muslo buscabalas constelaciones. Ya la tengo! Gritaba refirindose a la Lira o al Cisne. Y muy

    a menudo aada que el cielo estaba como siempre.

    No estbamos en la montaa de todos modos. A veces yo intua en el

    horizonte un mar cuyo nivel me pareca superior al nuestro. Sera el fondo de

    algn enorme lago evaporado o desaguado por la base? No me hice la pregunta.

    (Todos estos conceptos son suyos. Yo no hago ms que combinarlos a mi

    modo. Dadas cuatro o cinco vidas como sta yo hubiera podido dejar un

    rastro.)2

    El hecho es que aparecan con bastante frecuencia esa especie de panes

    de azcar que tenan un centenar de metros de altura. Levantaba

    2 Eliminado en la versin inglesa. (N. del T.)

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    contrariadamente mis ojos y vea el prximo a veces en el horizonte. O en lugar

    de alejarnos del que acabbamos de descender lo escalbamos de nuevo.

    Hablo de nuestro ltimo decenio comprendido entre los dos

    acontecimientos que ya he dicho. Oculta los anteriores aos engullidos a los que

    razonablemente hay que culpar de mi educacin. Porque no recuerdo haber

    aprendido nada en stos que recuerdo. Es con este razonamiento con el que mecalmo cuando me paraliza mi sabidura.

    He situado mi desgracia muy cerca de una cima. Sin embargo fue en la

    planicie y en una gran calma. Si me hubiera vuelto le hubiera viso en el mismo

    lugar donde lo dej. Una nadera me habra hecho comprender mi error si es

    que haba habido error. En los aos que siguieron no exclu la posibilidad de

    volver a encontrarlo. En el mismo lugar donde lo dej o en otro. O de or que

    me llamaba. Al mismo tiempo me deca a m misma que ya no le quedaba

    mucho tiempo de vida. Pero no contaba demasiado con ello. Porque yo apenas

    levantaba los ojos de las flores. Y l ya no tena voz. Y como si esto no fuera

    suficiente yo segua repitindome que ya no le quedaba mucho tiempo de vida.

    De modo que no tard mucho en no contar con ello para nada.

    Ya no s el clima que hace. Pero durante mi vida era de una dulzura

    eterna. Como si la tierra se hubiera dormido en primavera. Estoy hablando de

    mi hemisferio. Lluvias pesadas perpendiculares y breves nos caan de

    improviso. Sin sensible oscurecimiento del cielo. Yo no hubiese notado la falta

    de viento si l no hubiera hablado de ello. Del viento que ya no haba. De las

    tormentas que haba capeado. En honor a la verdad hay que decir que poco

    hubieran podido arrastrar. Las mismas flores estaban sin tallo y pegadas al

    suelo a modo de nenfares. Ni soar con que brillaran en el ojal.No contbamos los das. Si llego a diez aos es gracias a nuestro

    podmetro. Recorrido final dividido por recorrido medio diario. Tantos das.

    Dividir. Tal cifra la vspera del da del sacrum. Tal otra la vspera de mi

    desgracia. Media diaria siempre al da. Restar. Dividir.

    La noche. Larga como el da en este equinoccio sin fin. Cae y

    continuamos. Antes del alba ya nos hemos ido.

    Postura de descanso. Plegados en tres encajados uno en otro. Segundo

    ngulo recto en las rodillas. Yo en el interior. Cuando mostraba deseo

    cambibamos de flanco como un solo hombre. Lo noto de noche contra m contoda su retorcida largura. Ms que de dormir se trataba de tumbarse. Porque

    caminbamos en una semisomnolencia. Me sostena con la mano superior y

    tocaba donde quera. Hasta cierto punto. La otra estaba enredada en mis

    cabellos. Hablaba en voz baja de cosas que para l ya no eran y para m no

    haban podido ser. El viento en los tallos areos. La sombra y el abrigo de los

    bosques.

    No era hablador. Una media de cien palabras por da y noche.

    Escalonadas. No ms de un milln en total. Muchas repetidas. Eyaculaciones.

    Para rozar apenas la materia. Qu se yo del destino de los hombres? (No me

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    hice la pregunta.)3 Se ms acerca de rbanos. Esos s que le gustaban. Si viera

    uno lo nombrara sin ninguna duda.

    Vivamos de flores. Eso en cuanto al sustento. Se paraba y sin necesidad

    de inclinarse coga un puado de corolas. Luego volva a ponerse en marcha

    masticando. En general ejercan una accin calmante. Estbamos totalmente

    calmados en general. Cada vez ms. Todo lo estaba. Este concepto de calmame viene de l. Sin l yo no lo tendra. Voy ahora a borrarlo todo menos las

    flores. No ms lluvias. No ms pezones. Nada sino nosotros dos arrastrndonos

    por las flores. Bastante mis viejos senos sienten su vieja mano.

    Samuel Beckett

    3 Eliminado en la versin inglesa (N. del T.)