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Vicerrectoría de Investigaciones y Desarrollo Tecnológico Programa de Administración Ambiental DESARROLLO SOSTENIBLE O CAMBIO CULTURAL Augusto Ángel Maya

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  • Desarrollo Sostenible o Cambio Cultural

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    Vicerrectora de Investigaciones y Desarrollo Tecnolgico

    Programa de Administracin Ambiental

    DESARROLLO SOSTENIBLE O CAMBIO CULTURAL

    Augusto ngel Maya

  • 2 : DESARROLLO SOSTENIBLE O CAMBIO CULTURAL

    VOLUMEN 2ISBN 958-8122-16-3

    Derechos reservados de copia Augusto ngel Maya

    2003 Corporacin Universitaria Autnoma de Occidente

    Gestin editorialDireccin de Fomento y Apoyo a la Investigacin

    Vicerrectora de Investigaciones y Desarrollo Tecnolgico

    Correccin de estiloMartha Cecilia Snchez

    Diseo de cartulaPaula Andrea Abada

    DiagramacinHenry Quintero

    Impresin digitalCARGRAPHICS S.A.Cali-Colombia

    Este libro no podr ser reproducido en todo o en parte, por ningn medio impresoo de reproduccin sin permiso escrito del titular del Copyright.

    Este texto es responsabilidad exclusiva de su autor y no compromete de ningunamanera a la Institucin.

    Impreso en ColombiaPrinted in Colombia

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    INDICE DE CONTENIDOS

    MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO ..................................................... 71.1 Desarrollo sostenible o cambio cultural ................................................ 91.2. La ambigedad ambiental del desarrollo ........................................... 311.3. Globalizacin y Medio Ambiente ..................................................... 471.4. Destino y Esperanza de la tierra ...................................................... 65

    PROBLEMAS ESPECFICOS ................................................................ 712.1. Poblacin y Medio Ambiente........................................................... 732.2. Desarrollo tecnolgico y Medio Ambiente ........................................ 912.3. Ciudad y regionalizacin en Colombia ............................................ 1092.4. Asentamientos humanos y Medio Ambiente ................................... 1172.5. Turismo y Medio Ambiente ........................................................... 1412.6. Ordenamiento ambiental territorial ................................................ 173

    PENSAMIENTO AMBIENTAL ............................................................. 1833.1. Pensamiento ambiental latinoamericano ......................................... 1853.2. Mtodo histrico y Medio Ambiente .............................................. 2053.3. Derecho, Filosofa y Medio Ambiente ............................................ 2333.4. Medio Ambiente e Interdisciplina ................................................... 2613.5. Ciencia, Investigacin y Medio Ambiente (1. Parte) ........................ 2793.6. Ciencia, Investigacin y Medio Ambiente (2. Parte) ........................ 297

    EDUCACIN, PARTICIPACIN Y MEDIO AMBIENTE ........................ 3214.1. Modelo para la Educacin Ambiental ............................................. 3234.2. Cultura, Educacin y Desarrollo ..................................................... 3354.3. La formacin Ambiental: elementos metodolgicos ......................... 3454.4. La Formacin Ambiental: el caso latinoamricano .......................... 3734.5. Universidad y Medio Ambiente ...................................................... 389

    1. PARTE

    2. PARTE

    3. PARTE

    4. PARTE

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    Presentacin

    La Universidad Autnoma de Occidente tiene el gusto de presentar elsegundo volumen de artculos del profesor Augusto ngel. El primer vo-lumen fue publicado por la Universidad en 1997, con el ttulo de Desa-rrollo Sostenible o Cambio Cultural. Al igual que en el volumen anterior,en el presente se han recogido artculos publicado en diversas pocas y,por lo tanto, el contenido total debe verse como el resultado de un proce-so en la elaboracin conceptual del profesor ngel..

    Para mayor comodidad, se han dividido los artculos del presente volu-men por temas. La primera parte recoge cuatro artculos relacionadoscon el tema general de Desarrollo y Medio Ambiente. La segunda partese concentra en temas especficos, tales como los asentamiento urbanos,el turismo, los estudios de impacto ambiental o el ordenamiento territo-rial. La tercera sesin est dedicada a los aspectos epistemolgicos, filo-sficos o que de alguna manera tengan que ver con las formaciones ideo-lgicas. Por ltimo la cuarta parte recoge cinco artculos sobre educacinambiental y participacin comunitaria

    Puesto que se trata de un libro que recoge artculos de diferentes po-cas y momentos tericos del autor, las repeticiones o las contradiccionespueden ser fcilmente justificables. El autor ha preferido conservar elcontenido y el estilo de cada uno de los momentos, reflejado en los distin-tos artculos.

    El ttulo del presente libro quiere rendirle un homenaje a uno de losprimeros testimonio de conciencia ambiental. La diosa NMESIS era paralos griegos la vengadora de cualquier demasa, o sea, la que haca exigbleel retorno del equilibrio, despus de que el hombre hubiera roto los lmi-tes de sus posibilidades y de sus derechos. Ojal NMESIS presidiera denuevo esta lucha desigual por la vida.

    lvaro del Campo ParraVicerrector Investigaciones

    y Desarrollo Tecnolgico

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    1. PARTE

    DESARROLLOY MEDIOAMBIENTE

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    1.1DESARROLLO SOSTENIBLE

    O CAMBIO CULTURAL ?

    INTRODUCCION

    Es bueno situar la discusin sobre la posibilidad del desarrollo sosteni-ble en el campo de la interrogacin, porque creo que todava no existeninguna seguridad sobre la respuesta. No sabemos si ser posible alcan-zar la sustentabilidad a nivel planetario. Creo que deberamos partir delpresupuesto de que alcanzar el desarrollo sostenible no es un procesoque funciona automticamente. Por el contrario, es necesario readaptarel desarrollo en una dimensin tal, que no sabemos si las fuerzas socialesen juego estn dispuestas a aceptarla .

    Ese es el reto de la crisis ambiental del mundo moderno. Si el procesoactual de desarrollo no logra readaptarse, al final del camino -y posible-mente es un camino corto- no nos espera el cataclismo universal anuncia-do por los profetas del desastre ecolgico, sino un cambio cultural muchoms profundo que el que se encierra en el concepto de desarrollo soste-nible y, por lo tanto, ms radical que el que estamos dispuestos a acep-tar.

    En esta breve charla pretendo desarrollar algunas ideas sobre la mane-ra cmo surge el concepto de desarrollo sostenible y de sus posibles acep-ciones y ambigedades. Parto del presupuesto de que la manera comosurgen los conceptos y se imponen a la conciencia pblica, no es deninguna manera gratuita. Obedece, la mayor parte de las veces, a razo-nes estratgicas, que no son captadas generalmente como procesos cons-cientes, pero que recorren los extraos caminos de la formacin de lasideologas. Entiendo por ideologa, no necesariamente la conciencia fal-sa, sino el ropaje simblico con el que se cubre una determinada culturay sirve a su vez para ocultar y para revelar, para buscar la verdad y paraocultarla. Los procesos de formacin ideolgica no se pueden situar enforma maniquea en el campo del bien o del mal. Si el mundo se dividieseen esa forma, no sera necesaria la ciencia, ni sera posible el dilogo.

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    Estas aclaraciones son necesarias para orientar una bsqueda sobre elconcepto de desarrollo sostenible que se base sobre los presupuestoshistricos. Ningn concepto representa en s el mal absoluto, pero sumanejo tampoco debe hacerse con la inocencia despreocupada de laingenuidad poltica. Por lo general, los conceptos se mueven dentro deextremos contradictorios de optimismo y pesimismo, de aceptacin delas condiciones sociales o de bsqueda de nuevos horizontes incluso me-tafsicos. Estimo que la nueva idea de democracia y de participacin quese viene impulsando a nivel mundial, exige una mayor capacitacin de laconciencia pblica en el manejo crtico de los conceptos. Este es el nicoobjetivo que pretende este ensayo.

    1. Las perspectivas ambientales.

    Tal vez una de las impresiones ms persistentes para quien estudie laformacin de los conceptos ambientales en la actualidad, es el persisten-te vaivn entre el pesimismo escatolgico y el optimismo ingenuo o entreel ecologismo salvaje y el desarrollismo desmesurado. La conciencia am-biental no es un bloque homogneo, sino la conjuncin de mltiplesacercamientos disciplinarios, forjados dentro de los caminos que ha se-guido la consolidacin de la ciencia moderna. Vamos a simplificar estepanorama, caricaturizando, si se quiere, las diferentes posiciones.

    Ante todo tenemos a los ecologistas radicales. Esta perspectiva vieneprincipal pero no exclusivamente de las ciencias naturales, que, por dis-posicin de las orientaciones epistemolgicas del pensamiento moderno,han excluido al hombre de su campo de anlisis. De all resulta una visinoptimista sobre la naturaleza y pesimista sobre el hombre. El resultado esel conservacionismo a secas que tanto ha desorientado la concienciaambiental y de cuyo mbito apenas empezamos a salir. Por fin, losecologistas empiezan a comprender que el hombre tambin existe y quequizs hace parte de la naturaleza. Vale decir, que el anlisis de la natura-leza exige igualmente un estudio sobre el lugar del hombre en el mundo.

    La mejor solucin ambiental para los ecologistas a ultranza sera pres-cindir del hombre mismo. Lo sienten como un estorbo que invade elorden de la naturaleza. Aprecian el orden natural, pero no comprendenel orden humano. Estudiando incluso a uno de los eclogos que ms se

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    ha acercado a la comprensin de los sistemas productivos como Odum,podemos encontrar al final de cada captulo una lamentacin contra elhombre. Este sentido fundamentalista de la conservacin, propio de algu-nas corrientes ambientales, ha perjudicado mucho la comprensin de loque significa la problemtica ambiental, que muchas veces se ha vistoreducida al primer captulo, que es el anlisis del orden ecosistmico.

    Desde las ciencias sociales, las primeras preocupaciones surgieronposiblemente dentro del anlisis econmico. La preocupacin de Malthuspor la relacin entre la poblacin creciente y los recursos escasos, ya sepuede considerar al menos como una formulacin pre-ambiental. El estu-dio de las corrientes de pensamiento econmico vistas desde la perspec-tiva ambiental deja una sensacin de desconcierto. Se pasa fcilmentedesde un desaforado optimismo tecnolgico sobre las posibilidades deldesarrollo, hasta un pesimismo sin esperanza. Estos ciclos coinciden ge-neralmente con los momentos de euforia productiva o de crisis econmi-ca. Los neoclsicos reaccionan contra el pesimismo malthusiano, pero lacrisis de la Primera Guerra Mundial y de la gran recesin hace aflorar denuevo la desesperanza. Los vaivenes se prolongan a lo largo del presentesiglo.

    Las ciencias sociales han intentado superar el sobrenaturalismo filos-fico, basado en el concepto kantiano de la libertad, por el camino fcil delreduccionismo. La sociologa y el urbanismo intentan desde los aos treinta,acercarse al anlisis ambiental acogindose acrticamente a los mtodoselaborados por la ecologa. Surge en esta forma la Ecologa Humana,que a mi modo de ver ha sido ms un camino de frustraciones que dexitos analticos. Ni siquiera la renovacin de esta tendencia por Hawley,quien corrige las aristas ms duras del reduccionismo propio de la escuelade Chicago, logra cimentar un anlisis sociolgico de la problemticaambiental.

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    2. Hacia una definicin de lo ambiental

    Antes de aplicar las preocupaciones que venimos exponiendo al con-cepto de desarrollo sostenible, creo necesario formular algunas ideas acercade la manera como entiendo lo ambiental.

    Si duda alguna, la primera pgina de los estudios ambientales debe serla comprensin de las leyes fundamentales que rigen el sistema vivo,antes de que el hombre intervenga en su dinmica. El estudio de la ecologaes, por tanto, indispensable, para quien desee entender la problemticaambiental. Por desgracia, muchos de los ambientalistas, no han pasadopor esta escuela y su discurso no pasa de ser un receta casi moral debuenas intenciones. Sin embargo, la ecologa es slo la primera parte delanlisis ambiental. El que haya concluido el estudio de las leyes delecosistema no tiene todava los elementos suficientes para entender elproblema.

    De una manera un poco radical, se puede decir que el ecosistema notiene problemas ambientales en el sentido moderno del trmino. Me pa-rece indispensable hacer la distincin entre lo que se denomina ambienteen ecologa y la problemtica ambiental propia de los sistemas culturales.No es necesario hacer conferencias internacionales para impedir el vul-canismo o la deriva continental.

    Mientras no se hayan comprendido las complejas articulaciones delsistema social, no es posible entender la naturaleza en su conjunto, talcomo existe hoy en da. Ello significa que el orden natural incluye igual-mente en la actual etapa evolutiva, el orden humano. Ahora bien, elorden humano no coincide necesariamente con el orden ecosistmico nitiene porque coincidir. La solucin al problema ambiental no consiste enencajar al hombre dentro del ecosistema. No consiste, por tanto, en sa-ber conservar, sino en aprender a transformar bien. La especie huma-na no tiene ninguna alternativa evolutiva, sino la transformacin del or-den ecosistmico.

    La especie humana no tiene nicho ecolgico. Esta es una conclusincada vez ms aceptada en los crculos cientficos, tanto sociales, comonaturales. Ello significa que la adaptacin humana no se realiza a travsde transformaciones orgnicas, sino a travs de una plataforma instru-mental compleja y creciente que llamamos cultura. Esta plataforma de

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    adaptacin no incluye solamente las herramientas fsicas de trabajo, sinotambin las formas de organizacin socio-econmica y esa compleja redde smbolos que cohesiona los sistemas sociales. As, pues, tambin lasformas de organizacin social y de articulacin simblica son estrategiasadaptativas de la especie humana.

    El problema ambiental consiste, a mi modo de ver, en que los equili-brios culturales tampoco pueden traspasar ciertas barreras. La culturatiene tambin lmites de resiliencia, que aunque no coincidan exactamen-te con los lmites ecosistmicos, no por ello dejan de existir. La transfor-macin tecnolgica de los ecosistemas tiene que crear nuevos equilibriosen los que sea posible la continuidad de la vida. Ello no significa, como loveremos, plantear la posibilidad de un desarrollo sostenible, sino afirmarla exigencia de la cultura como estrategia adaptativa.

    Creo que es indispensable liberar el ambientalismo de los temblorescukeros que anuncian cclicamente el fin del mundo. De hecho las crisisambientales que ha sufrido peridicamente el hombre no han significadoel diluvio universal o el naufragio del planeta. Han significado ms bien lanecesidad de profundas transformaciones culturales. La historia est lle-na de cementerios culturales y apenas ahora empezamos a comprenderhasta que punto, en muchas ocasiones, la muerte cultural ha sobrevenidopor el predominio de estrategias desadaptativas.

    El dilogo ambiental se hace, por tanto, como lo recomiendaPrigoggine, al interior de la naturaleza y no desde un Olimpo que desde-e las veleidades terrenas. Estamos hechos, como dice Valery, de luna yde rosas, o quizs, hablando en forma ms estricta, de sol y tierra. Com-prender las especificidades de la cultura es tan importante para descifrarel enigma ambiental, como entender las leyes que rigen el ecosistema.

    Quermoslo o no, la totalidad de la naturaleza y, por tanto, el procesoevolutivo depende cada vez ms del insumo tecnolgico. Desde el mo-mento en que aparece o se consolida la cultura, la naturaleza ha venidosiendo sometida a una constante transformacin. No es, por tanto, unfenmeno atribuible solamente la desarrollo moderno. Puede decirse in-cluso que las transformaciones tecnolgicas del neoltico, con la inven-cin de la agricultura y la domesticacin de los animales, signific, almenos en algunos aspectos, un cambio ambiental ms profundo que losinducidos por el desarrollo moderno. La segunda gran revolucin neoltica

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    apenas empieza con la biotecnologa, por medio de la cual el hombrepenetra hasta la misma raz gentica de los sistemas vivos.

    En estos presupuestos se basa la critica que pretendo hacer al concep-to de desarrollo sostenible. Este concepto, tal como ha sido diseado enla ltima dcada, est hecho para paliar los profundos cambios culturalesque exige la crisis ambiental contempornea.

    3. La crtica ambiental al concepto de desarrollo.

    Este ensayo intenta afrontar el anlisis ambiental desde la perspectivacultural. Preferimos utilizar el concepto de cultura y no el de desarrollo,por varios motivos. El trmino desarrollo lleva consigo la connotacin decrecimiento continuo, que no encuentra verificacin en el proceso his-trico. All lo que encontramos son ms bien procesos de auge producti-vo, de estancamiento y de recesin en forma alternada, o, dicho en otraspalabras, momentos de centralizacin y descentralizacin de la produc-cin cultural.

    El trmino cultura, en cambio, abarca cualquier estrategia adaptativade la especie humana, a lo largo de su historia. Por cultura se entiende,de acuerdo con la definicin de Taylor el conjunto de instrumentos tcni-cos, formas de organizacin econmica social y poltica y acumulacincientfica y simblica que una generacin transmite a las siguientes. Labase adaptativa del hombre no es solamente la tecnologa, sino la totali-dad de la estructura cultural y para un anlisis ambiental es tan importan-te estudiar los instrumentos tcnicos, como la organizacin social y laadaptabilidad simblica de una determinada cultura.

    En el perodo de la posguerra, el optimismo tecnolgico crece hastalos aos setenta y la mayora de los tericos rechazan las medidas y lasamenazas malthusianas. Despus de ellos, reaparecen los malthusianos,cuyo surgimiento coincide con la aurora del pensamiento ambiental mo-derno. Ehrlich anunciaba la bomba poblacional, como la mayor amena-za de la humanidad. Por su parte Commoner coloca la crisis ambiental enel desenfreno del desarrollo tecnolgico, que produce bienes cada vezms peligrosos para el equilibrio de la tierra. Goldsmith considera el cre-cimiento como una aberracin de la cultura occidental y Daly pensaba

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    que la desarrollomana engendra los mismos problemas que pretendesolucionar.

    Otros autores rechazan sobretodo las consecuencias sociales del desa-rrollo, vinculndolas con la crisis ambiental. Para Mishan y Roszak lo quese llama desarrollo tiende a disminuir los verdaderos satisfactores del hom-bre. Schumacher se preocupa sobretodo por la desigualdad entre los in-dividuos y los pueblos engendrada por el mismo desarrollo. Heilbroneralertaba sobre la manera como las reglas del mercado internacional esta-ban exportando pobreza y desarreglo ambiental hacia los pases del Sur.

    Si queremos conservar el concepto de desarrollo dentro de la discu-sin ambiental, es necesario exorcizarlo. Se requiere un fino anlisis paradistinguir los aspectos que podemos aceptar y los que definitivamente nocoinciden con los ideales de una sociedad ambiental. El ambientalismo seha inclinado con facilidad a una crtica generalizada al desarrollo tecnol-gico. Habra que empezar planteando que el hombre es un animal tecno-lgico por destino evolutivo y que no es posible ni quizs deseable regre-sar al ecosistema. No nos es dable y quizs no vale la pena, aferrarnos denuevo a los rboles con la cola prensil.

    Pero el hombre no es, sin riesgo, un animal tecnolgico y ese riesgoes lo que llamamos problema ambiental. Toda tecnologa trae consigoalgn tipo de impacto y se puede decir quizs que el camino tecnolgicova en contrava del camino evolutivo. La tecnologa es necesariamentesimplificadora, mientras que la evolucin ha ido multiplicando ydiversificando el sistema vivo.

    Aunque la tecnologa sea una herramienta necesaria para el hombre,no toda tecnologa puede considerarse como ambientalmente adecuadao socialmente justa. Ante todo, la tecnologa no debera considerarsecomo un aditamento de la cultura, sino como parte esencial de la misma.Es un brazo articulado del sistema social. Es este sistema el que orienta ydefine la direccin del desarrollo tecnolgico. El inmenso desarrollo de latecnologa de guerra, con presupuestos inmensamente superiores al de lasalud, o la educacin, han sido definidos por la voluntad poltica.

    El desarrollo tecnolgico no es, sin embargo, el nico soporte de laproduccin. La ampliacin del mercado se logra por otros caminos me-nos ortodoxos. Uno de ellos es la disminucin de la vida til de los pro-

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    ductos. Si el consumo no puede ampliarse con la colonizacin de nuevossectores poblacionales, hay que ensanchar sus fronteras haciendo que losque consumen lo hagan en forma ms vertiginosa. Para ello, la mejorestrategia es disminuir la vida til de los productos. De hecho esa ha sidouna de las estrategias bsicas del capital desde la Segunda Guerra Mun-dial y es seguramente una de las causas de la crisis ambiental.

    Otra de las estrategias consiste en ampliar los mrgenes de las necesi-dades bsicas, ms all de los lmites de las exigencias biolgicas o cultu-rales. La sobredosis de dieta crnica en los pases desarrollados tiene quever con esta ltima estrategia. La civilizacin de la hamburguesa corre elpeligro de praderizar el mundo, barriendo los ltimos reductos de la vidasilvestre.

    Hay todava una estrategia ms perversa, si es que cabe usar esteadjetivo demasiado duro y moralstico en este contexto. Se puede incre-mentar el consumo de satisfactores que son nocivos dentro de determi-nados ambientes culturales, como el alcohol o los sicotrpicos. El desa-rrollo moderno, basado sobre la conquista de nuevos mercados y la re-produccin del capital, tiene que cargar, a su espalda, el pesado lastre delnarcotrfico, que de todas maneras est actuando dentro de lgica de laampliacin del mercado y de la reproduccin del Capital.

    La crtica al desarrollo puede llevar, sin embargo, al ambientalismodemasiado lejos. La exigencia de crear las condiciones necesarias paraperpetuar el sistema vivo no deberan significar un rechazo al procesotecnolgico, sino un rechazo al concepto actual de desarrollo. La crticadebera acentuarse sobre los mitos del desarrollo, que han impulsado elsobreconsumo como ideal de la produccin y sobre las doctrinas que losostienen o que lo toleran. La crtica al desarrollo no se puede confundir,sin embargo con la crtica a los sistemas culturales.

    4. La tierra la envenenan los otros

    La crisis ambiental no es un problema que pueda solucionarse sola-mente con inventiva tecnolgica. Hay que contar igualmente con los re-cursos que asigna el sistema de acuerdo con la prioridad del gasto. Antela crisis hay que preguntarse hasta qu punto la sociedad est dispuesta a

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    volcar recursos para evitarla o est dispuesta simplemente a dejarse con-sumir en ella. Adams deca en el momento del auge norteamericano:Somos hijos del carbn y moriremos con l. Si el problema ambientales la consecuencia de una forma de entender y de practicar el desarrollo,hay que contar sin duda con las resistencias que provienen desde losintereses adquiridos.

    Ello se puede percibir con mucha claridad en las discusiones que vandesde Estocolmo a Brasil-92. Los que tienen sus intereses acomodadosen la produccin y comercializacin de la energa fsil estn dispuesto adefender la tierra, amenazada por la destruccin de los bosques y lospases que basan su economa en la explotacin de los bosques, estndispuestos a formar fila contra la contaminacin por energa fsil. Todossomos partidarios de la defensa del medio ambiente, pero en el terrenoque no contradice nuestros propios intereses.

    El problema ambiental es eminentemente poltico, entendiendo poresta ambigua expresin, la capacidad de orientar el rumbo de la cultura.Con esta palabra mgica, sin embargo, no se soluciona de por s la ambi-gedad del problema. Lo poltico puede significa por una parte, las ten-dencias que orientan el desarrollo desde el poder actual y por otra partelas tendencias contestatarias que no se conforman con los actuales gestosde buena voluntad y estn convencidos de que por el camino de los com-promisos polticos que desembocaron en Brasil 92, lo nico que se lograes prolongar un poco ms la agona.

    Casi ninguno de los estudiosos cree que los esfuerzos actuales seansuficientes para superar la crisis ambiental, pero muchos de ellos estimanque dentro del actual estilo de desarrollo es posible encontrar la salida. Ala cabeza de este ejrcito de buena voluntad estn Ward y Dubos, quienesexigen sin embargo transformaciones profundas para superar la crisis.En el campo contrario dirigen la batalla Pirage y Ehrlich, para quienes elmodelo actual no lograr superar ni la crisis social ni la crisis ambiental, apesar de los maquillajes a los que se les someta.

    En esta orilla se ubica igualmente, el Primer Informe del Club de Roma,intitulado Los Lmites del Crecimiento, y escrito por un grupo de cient-ficos dirigidos por Meadows. El Informe prevea que si el desarrollo con-tinuaba al ritmo actual, los lmites se alcanzaran en cien aos. Para dete-ner la catstrofe, era necesario estabilizar la poblacin en 1975, detener

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    el crecimiento del capital en 1990, reducir en un cuarto el consumo derecursos en 1975 y otra medida igualmente utpicas. Aunque las crticasal Informe no se hicieron esperar, los autores, pertenecientes al prestigio-so Instituto de Tecnologa de Massachusset (MIT), no han modificadosino ligeramente sus conclusiones.

    Es en esta atmsfera en la que se rene la Conferencia Internacionalde Estocolmo, en 1972. La balanza estaba decididamente inclinada haciala necesidad de detener el desarrollo. Esta tesis, sin embargo, difcilmentepoda ser aceptada por los delegados del Tercer Mundo y las conclusio-nes de la conferencia deben verse como un compromiso poltico entreposiciones encontradas. Para conciliar las posiciones de los pasestecermundistas era necesario colocar en el otro platillo de la balanza, lanecesidad de impulsar el desarrollo de los pases pobres.

    El compromiso se bas en un supuesto que ha dominado hasta hoy laconciencia del ambientalismo poltico y que diferenciaba entre los proble-mas ambientales de los pases desarrollados, ocasionados por la riqueza ylos impactos ambientales de la pobreza, predominantes en el Tercer Mun-do. La pobreza entraba, por tanto, en la discusin poltica y la conclusinera que, lejos de frenar el desarrollo, haba que impulsarlo en los pasesms pobres, para evitar el deterioro ambiental ocasionado por la pobre-za. Estaran dispuestos los pases ricos a detener su propio desarrollo demanera unilateral?

    5. El ambientalismo entre la pobreza y la riqueza

    Los argumentos esgrimidos por los pases pobres en Estocolmo, sevolvieron contra ellos en Brasil 92. La impresin que dejan las discusio-nes de Ro es la de que los pases industrializados estn luchando porconservar los beneficios del desarrollo actual y no estn dispuestos deninguna manera a colocarlo en la mesa de negociaciones. La delegacinde Estados Unidos lo dijo muy claramente en las reuniones preparatoriasde Brasil 92. Plante como un desafo una frase que ha recorrido elmundo: El patrn de consumo al que han llegado los pases industrializadosno est en discusin. Es un derecho adquirido.

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    La respuesta evidente de los pases pobres es que ellos tambin tienenderecho a gozar de ese derecho. El haber llegado un poco tarde al convi-te del desarrollo no los excluye de sus beneficios. En medio de todas estasdiscusiones interminables se introducen las coletillas ambientales que seresumen en el trmino acuado o, por lo menos, canonizado por el Infor-me Brundtland de desarrollo sostenible. Qu significa en ltimo trmi-no este nuevo concepto que ha hecho carrera poltica? Implica ante todoque este desarrollo puede hacerse sostenible. No se sabe exactamentecmo, porque tampoco se ha hecho el estudio de lo que esto significa. LaAgenda XXI aprobada en Brasil-92 establece un programa de accin,pero no sabemos todava si esta agenda es o no viable y si con ella sehace efectivamente sostenible el desarrollo.

    La crtica que hemos hecho a las tesis ambientalistas de Estocolmo,prolongadas en la voces oficiales a lo largo de estos veinte aos es quesimplemente el problema est mal diagnosticado y que a malos diagns-ticos siguen malos pronsticos. Lo que hemos llamado el sofisma deEstocolmo consiste en considerar la pobreza como un estado originalprevio al desarrollo. Se es pobre o porque no se ha tenido la voluntadpara superar la pobreza o simplemente porque no se han dado las cir-cunstancias favorables para salir de ella. Se puede superar la pobrezamundial con los recursos tecnolgicos y econmicos actuales. Esa es lapremisa que no tiene discusin ni puede tenerla en la orilla oficial de laspropuestas.

    Esta concepcin tiene sin embargo a sus espaldas el enemigo de lahistoria. Reposa sobre lo que Marx llam el fetichismo de la mercanca.Se supone arbitrariamente que la riqueza surge en forma mgica del di-nero. Desplegando trabajo y buena voluntad individual, el dinero crecepor obra de esta nueva fotosntesis calvinista. La riqueza de las naciones,sin embargo, no ha nacido as. La riqueza, dentro del desarrollo moder-no, es necesariamente un proceso de acumulacin desigual y slo conbase en la desigualdad puede darse la acumulacin. Ello significa que lariqueza engendra la pobreza y el desarrollo el subdesarrollo. La utopa deuna tierra ntegramente desarrollada no pasa de ser una ilusin.

    Por esta razn la historia del desarrollo moderno ha dividido la tierra alo largo del trpico de Cncer. Las explicaciones ambientales tienen quecontar con esa profunda herida. La pobreza del Sur no se explica por lapereza cultural engendrada en las condiciones geogrficas del trpico.

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    Hay de por medio quinientos aos de dominio y de explotacin de susriquezas. Oro, azcar, minerales, petrleo, sin olvidar la acumulacin defuerza humana en los sistemas esclavistas.

    Sin embargo, la acumulacin basada sobre la desigualdad no es sloun recuerdo del pasado. La brecha entre pases pobres y ricos no hatendido a disminuir sino que se sigue abriendo como un abismo cada vezms difcil de rellenar. En esta conclusin pesimista estn de acuerdotodos los informes internacionales, desde el Primer Informe del Club deRoma, pasando por el Informe al Presidente Carter, hasta el ltimo Infor-me de Naciones Unidas Nuestro Futuro Comn. A pesar del cautivantettulo, parece que el futuro no es tan comn. Este mismo informe planteacon un rasgo de sinceridad apreciable que el mayor problema ambientaldel mundo contemporneo es la creciente brecha entre pases pobres yricos.

    Llevamos casi veinte aos de esfuerzos de buena voluntad por cerraresta peligrosa brecha, desde el momento en que los pases pobres propu-sieron en el seno de Naciones Unidas, la formulacin y puesta en marchade un Nuevo Orden Econmico Internacional (NOEI). Es intil repasar laodisea de esperanzas y decepciones que ha significado su discusin. Nadani nadie ha podido detener la marcha del desarrollo, tal como se da por lavoluntad de la mano invisible del mercado, sostenida evidentemente porla voluntad poltica de los pases desarrollados, al mismo tiempo que,cuando hace falta, por sus ejrcitos.

    Pobreza y subdesarrollo se est engendrando todos los das en lospases al sur del Trpico de Cncer que tienen que vender sus productosen condiciones desventajosas en el mercado internacional y que tienenque sufrir la imposicin de los trminos financieros. La pobreza, sin em-bargo, no se fabrica solamente en el Sur. En Estados Unidos la concen-tracin de la propiedad y de los ingresos durante los ltimos veinte aosha crecido a un ritmo sin precedentes y al mismo ritmo ha crecido lapobreza en las grandes ciudades. Al parecer se est construyendo unTercer Mundo, al interior del Primero.

    Pero la preocupacin fundamental desde el punto de vista ambientalno es tanto la miseria creciente, engendrada por el desarrollo, sino lacerteza de que no es posible extender el patrn de consumo de los pasesindustrializados a todo los habitantes actuales del planeta. La tierra sim-

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    plemente no resiste una presin de consumo semejante, al menos en lascondiciones del paradigma tecnolgico actual. Las conclusiones demasia-do optimistas del Informe Bariloche estn bien planteadas desde el puntode vista de la estrategia poltica en la lucha contra las imposiciones impe-riales del Norte, pero no coincide con los datos crecientes de la contami-nacin ambiental. Si todos los habitantes del planeta estuviese consu-miendo energa fsil al nivel de los ciudadanos norteamericanos, la tierraya hubiese perecido de asfixia. Algo similar se puede decir con relacin ala acumulacin de toda clase de desechos txicos, sobre todo de origennuclear.

    Queda, por lo tanto, la duda sobre la eficacia de las medidas que seimponen desde el actual estilo de desarrollo para superar la crisis ambien-tal. Estas medidas son sin duda importantes y preparan el camino paratransformaciones ms profundas, pero es muy posible que nos tengamosque preparar para un cambio de piel cultural. Esta receta no es demasia-do drstica. La historia de la humanidad ha tenido que pasar muchasveces por estas profundas transformaciones, en los momentos en que lossistemas culturales han dejado de ser adaptativos. La historia, como de-camos antes, est llena de cementerios culturales y muchas de ellas hanmuerto por desadaptacin.

    6. Es sostenible el desarrollo?

    Por los antecedentes planteados se puede ver cmo surge el conceptode desarrollo sostenible. La atmsfera que rode las discusiones deEstocolmo estaba cargada hacia la necesidad de detener el desarrollo.Era la posicin predominante no slo entre los grupos ambientalistas,sino incluso, como vimos, en muchos de los cientficos. El compromisode Estocolmo no fue suficiente para detener la avalancha del crecimientocero. Los pases del Tercer Mundo no estaban dispuestos a aceptar esanueva receta calvinista de la abstencin, en el momento en que estabancolocando todos sus esfuerzos por superar la pobreza.

    En esta atmsfera, el ambientalismo se poda identificar con un movi-miento de contracultura, similar al hipismo o a cualquiera de los otrosmovimientos opuestos a los ideales del desarrollo moderno. Estas cir-cunstancias poda perjudicar seriamente el intento de penetrar la con-

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    ciencia ambiental de los sectores productivos y polticos. Es entoncescuando empieza una reaccin que tiene varias vertientes. Por una parte,la biologizacin del problema ambiental, que empieza a tratarse predomi-nantemente como un problema ecolgico, sin connotaciones polticas.Por otra parte, la insistencia en armonizar medio ambiente y desarrollo.

    Es una curiosa lucha, cuya historia no creo que se haya trazado toda-va. Poco a poco se fue desplazando el concepto de ecodesarrollo, im-pulsado por Maurice Strong, en la primera poca del PNUMA y porcientficos como Ignacy Sachs. El trmino de ecodesarrollo tena unaconnotacin mucho mas regional. Se refera al posible desarrollo dentrode las circunstancias ecolgicas de cada regin. Quera romperle la co-lumna al desarrollo unidimensional. Estaba interesado en experienciasregionales, con tecnologas alternativas y con amplia participacin de lospueblos.

    El concepto de desarrollo sostenible, por el contrario, busca las estra-tegias para hacer que este desarrollo sea viable desde la perspectiva am-biental en todos los rincones del planeta. Ojal fuese posible. Es un deseolegtimo y pienso que todas las culturas han hecho lo posible porautoperpetuarse. Ninguna de ellas lo ha logrado. Desde el momento enque traspasan ciertos mrgenes de resiliencia ambiental, el camino esirreversible. Puede ser que la experiencia histrica no se repita en estecaso. Puede ser que el dominio cientfico y tecnolgico de la poca mo-derna no tenga reverso, pero el problema no es solo tecnolgico. Hayque contar con el aumento progresivo de la pobreza a nivel mundial. Essostenible socialmente este proceso de acumulacin? Sin embargo, elplanteamiento ambiental va ms all. Se basa sobre los lmites de la tie-rra. Lo que est planteando la crisis ambiental es que el nivel de consumoalcanzado por los pases desarrollados no es extensible a nivel mundial. Elactual modelo de desarrollo es necesariamente selectivo y ello no slopor razones sociales, sino tambin por presupuestos ambientales.

    La problemtica ambiental plantea el conflicto no slo en una pers-pectiva de desarrollo social, como la exiga el socialismo, sino en el terre-no de las posibilidades ambientales de este desarrollo como alternativaviable para todos los pueblos. No se trata solamente de repartir mejor lariqueza, sino de las posibilidades mismas de la riqueza. Es evidente que lariqueza actual puede ser mejor repartida, tanto entre los pueblos como

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    entre los individuos. Ese es un principio de equidad a mi modo de verinmodificable, aunque muy difcil de llevarlo a la prctica. Adems, lariqueza acumulada no alcanzara para satisfacer las necesidades de todoslos habitantes de la tierra.

    Un ejemplo puede confirmar quizs la verosimilitud de esta afirma-cin. La produccin de grano a nivel mundial sera suficiente para ali-mentar a toda la poblacin del planeta. Se podra exigir, y as se ha hechoen los distintos foros, que se reparta mejor esta riqueza alimentaria. Esteargumento sencillo olvida sin embargo, que el 60 % del grano se dedicaen Estados Unidos al consumo animal.

    La reparticin simple del alimento, por tanto, no parece viable dentrode la actual estructura de la produccin mundial. Habra que exigirle a lospases del Norte que disminuyan drsticamente su dieta crnica. Estndispuestos a hacerlo? Si queremos extender ese nivel de consumo crnicoa todos los habitantes de la tierra, habra que praderizar todo el planeta yposiblemente desocupar los mares. El optimismo tecnolgico podr re-plicar que se encontrar la receta. Ello es posible, pero no seguro. En elloconsiste la incertidumbre ambiental. En muchas circunstancias histricasel hombre no ha encontrado la salida tecnolgica. Lo mismo podra de-cirse con relacin al consumo energtico o de productos manufactura-dos. No se trata, por tanto, de una distribucin alicuota. El problema esms radical y complejo.

    El desarrollo, sin duda, esta cambiando de signo a paso acelerado. y esimportante tener en cuenta en un anlisis ambiental las caractersticascontemporneas, que parece se van a afianzar en el futuro. Una de ellasy no la de menor importancia, es que cada da ser menos importante ladivisin del capital por pases. Los pases del Tercer Mundo ofrecen unaoportunidad sin precedentes al capital para disminuir los costos de pro-duccin y aumentar en esta forma la rentabilidad. Ello se puede lograr otrasladando las industrias al Tercer Mundo o diferenciando los salarios alinterior del Primer Mundo, entre nativos e inmigrantes. Ambas estrate-gias estn en marcha. En esta forma el Tercer Mundo se est extendien-do por todo el planeta.

    He venido hablando de Tercer Mundo. Es una palabra sonora quetodava guarda ciertas resonancia para la generacin de los sesenta. Eltrmino, sin embargo, ya no es vlido. Ante todo, desapareci el Segun-

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    do Mundo, aunque ello no parece habernos dado derecho a subir depeldao. Por otra parte, la acumulacin del Capital, como ya se dijo, seest acelerando a un ritmo sin precedentes, empobreciendo grandes masasen los pases ricos. Por otra parte, algunos sectores de lo que era elTercer Mundo, se est viendo impulsado tambin en forma acelerada porlas nuevas estrategias. Estamos ante una nueva divisin del trabajo.

    CONCLUSION

    He querido plantear algunas dudas personales sobre el concepto dedesarrollo sostenible y en general, sobre la manera como se vienen ma-nejando los conceptos ambientales, que necesariamente estn teidos detendencias ideolgicas. En la conclusin que planteo a continuacin nopuedo ir ms all del signo interrogativo. No tengo certezas sino preocu-paciones y algunas de ellas surgen posiblemente en el lector de este docu-mento.

    No es lo mismo, segn creo, impulsar a las comunidades por el calle-jn, a mi modo de ver sin salida, del desarrollo sostenible o por el caminode la construccin de una cultura ambiental. Olvidamos a veces que lostrminos son instrumentos ideolgicos de una gran eficacia. Estamos antecircunstancias mundiales que requieren aguzar la imaginacin en la bs-queda de salidas a la crisis. Esta crisis est inextricablemente vinculada ala crisis social y poltica de los pueblos.

    La leccin que deja la prolongada historia del hombre es la de que lascrisis ambientales acaban sortendose o enfrentndose con grandes cam-bios culturales. Posiblemente una de los momentos ms difciles de lahumanidad fue la crisis del hombre cazador. Fue un momento quizs mscrtico que el actual y la especie humana se vio mas de cerca amenazadapor la extincin. Si no se hubiese construido otro sistema cultural impul-sado por la revolucin neoltica, posiblemente la especie humana no hu-biese podido superar la crisis.

    Igualmente, los grandes momentos de expansin y de centralizacinde la cultura, momentos que bien o mal llamamos civilizacin, fueronseguidos de crisis profundas que no significaron la persistencia de las

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    lneas culturales bsicas. La unificacin del mundo mediterrneo iniciadapor los griegos y coronada por los macedonios y los romanos, se vioabocada a la crisis, por causas no solamente culturales, sino igual o para-lelamente ambientales. El sistema de latifundio esclavista dio al traste conla fertilidad de los suelos y la erosin, como lo reconoce la actualhistoriografa, fue una de las causas de la cada del imperio romano. Mu-chas de la crisis de las culturas americanas, que no han sido suficiente-mente estudiadas desde la perspectiva ambiental, nos podran dar leccio-nes de profundos cambios culturales.

    Si se hubiese advertido de la crisis y de la decadencia de la civilizacina un habitante de la Roma de Trajano, se hubiera sonredo despectiva-mente. Un contemporneo de Constantino hubiera reaccionado igual-mente con escepticismo, a pesar de que los signos eran ms claros. Algu-nos visionarios, como Horacio, vieron desde lejos la tempestad. Variossiglos despus, Roma pasaba de ser una ciudad de ms de un milln dehabitantes a formar una humilde aldea medieval. La historia parece se-guir siendo un proceso cclico de sstole y distole, de momentos de cen-tralizacin y acumulacin y momentos de receso y de descentralizacin.

    Es muy difcil prever cual ser el futuro ambiental del hombre. Hay queconstruirlo. Los tericos se dividen de acuerdo a sus esperanzas ideolgi-cas. Para las corrientes impulsadas por la trasnacionalizacin de la eco-noma, la nica manera de vencer el fantasma ambiental es a travs deuna rgida centralizacin del sistema productivo y por tanto de los siste-mas polticos. El tercer Informe del Club de Roma, se hace eco de estatendencia. En el otro campo estn los que se aglutinan en lo que ORiordanllama el neotribalismo ambiental, que exigen la descentralizacin de laeconoma y del poder.

    En la actualidad se pueden ver signos hacia ambas direcciones. Poruna parte, una cada vez mas rgida centralizacin del proceso econmi-co. Por otra, signos de consolidacin de las autonomas culturales. Creo,sin embargo, que el futuro hay que construirlo cada vez mas consciente-mente, para no ser arrastrados por la crisis. Es necesario ubicarse y lu-char por las alternativas del futuro.

    Creo, por tanto, que en vez de soar con un desarrollo eterno enexpansin, deberamos preparar a las comunidades para el cambio cultu-

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    ral. Para ello es necesario sealar con mucha claridad los sitios por dondese est resquebrajando el edificio, pero ms all, es necesario educarpara la creatividad cultural.

    Qu significa, desde la perspectiva ambiental este tipo de educacin.Por una parte, un regreso al estudio detenido de las circunstancias geo-grficas y ecolgicas en las que se construye la cultura. Sin este funda-mento ecolgico, es imposible construir culturas adaptativas. Pero nobasta esta visin, porque el conocimiento de los sistemas ecolgicos noindica como debe construirse la cultura. Es necesario fortalecer la imagi-nacin cultural.

    Como puede verse, el propsito de estas pginas es estimular eldebate. No puedo ofrecer ninguna conclusin segura. He querido sloacercarme a algunas preocupaciones que surgen con el concepto ambi-guo de desarrollo sostenible y he querido probar que los trminos noson ingenuos. Espero que al menos haya logrado este propsito.

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    BIBLIOGRAFA

    Presentamos a continuacin una bibliografa relativamente amplia, que puede servir comoreferencia para los artculos siguientes. Recoge algunos de los trabajos pioneros sobreMedio ambiente desde la poca de Estocolmo.

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    1.2LA AMBIGEDAD AMBIENTAL DEL

    DESARROLLO

    1. El problema ambiental, una constante histrica

    El hombre ha alterado el orden del ecosistema desde el inicio mismode su actividad. La historia no es ms que un proceso de adaptacin almedio que no siempre ha sido exitoso. El cazador paleoltico posiblemen-te influy en la extincin de muchas especies, desde el momento en quepoda acorralarlas con el fuego y destruirlas con sus poderosos venablos.El primitivo agricultor empez a seleccionar algunas especies, separn-dolas de su nicho ecolgico, para crearles un espacio artificial, que sola-mente se puede reproducir tecnolgicamente. La deforestacin de lasvertientes del Himalaya o del Medio Oriente, todava son visibles en susefectos. La adaptacin de la especie humana ha alterado desde el princi-pio las leyes de los sistemas vivos.

    Estas alteraciones, sin embargo, no haban logrado amenazar el ordentotal de la vida como lo est haciendo el desarrollo moderno. El hombreno haba logrado nunca incidir en forma visible sobre el clima, ni habalogrado, en pocas dcadas destruir la mitad de los bosques del planeta.Nunca se haba alterado en forma tan palpable el equilibrio exacto de losciclos del agua o del carbono. Lo que ha suscitado la conciencia modernadel problema ambiental es precisamente la magnitud de los impactosocasionados por la actividad del hombre sobre el sistema global.

    Los impactos ambientales de las culturas anteriores, por muy gravesque fuesen, no pasaron de representar efectos locales o regionales, cir-cunscritos a los mrgenes de sus propias civilizaciones. La deforestacindel Medio Oriente o de las cuencas del Himalaya puso en peligro lasculturas asentadas en el entorno geogrfico, pero no represent un peli-gro para la vida en su conjunto. Los Mayas pudieron emigrar a sitioscercanos y las poblaciones sumerias pudieron ascender tierra adentro,para construir nuevas culturas. El Imperio Romano represent, sin duda,el esfuerzo ms articulado de explotacin del entorno, dentro de una

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    vasta regin y los impactos ambientales fueron mucho ms graves perono sobrepasaron la cuenca del Mediterrneo.

    2. El desarrollo moderno: impacto sobre la cultura

    Lo que caracteriza el impacto del desarrollo moderno es su significa-cin planetaria. La expansin europea iniciada en el siglo XV y consoli-dada con el dominio colonial del siglo pasado y principios del presente,ha sometido la totalidad del planeta al dominio unitario del hombre. Nose trata ya de esfuerzos aislados de adaptacin cultural, en los que lasrelaciones sociales y el mundo simblico servan de instrumentos cultura-les para la transformacin del medio. Lo que desde Smith ha dado enllamarse el capitalismo, no es ms que un sistema unificado de explota-cin del planeta, en el que las diferentes culturas han tenido que integrar-se dentro de una rgida y homognea estructura de comportamiento odesaparecer.

    Posiblemente el primer efecto ambiental del desarrollo moderno quees necesario considerar es el impacto sobre la cultura. Es un efecto invi-sible, difcil de precisar, pero es quizs el impacto de ms hondas conse-cuencias. La sumisin de las culturas a un propsito nico de acumula-cin signific o est significando la prdida progresiva de la heterogenei-dad cultural. Hasta el momento va siendo un hecho irreversible.

    La cultura ha ido perdiendo su significado de modelo adaptativo a lascircunstancias locales o regionales, para convertirse en un ropaje unifica-do y en un sistema articulado de explotacin del medio natural. A instru-mentos similares responden smbolos idnticos. Las relaciones socialesno se organizan de acuerdo con las exigencias de un trabajo comn quegarantice la supervivencia de la tribu o del poblado, sino segn las rgidaslneas de la acumulacin, impuestas desde el centro. Incluso la organiza-cin poltica alrededor del estado nacional, que se inici con el surgimien-to de la burguesa y se consolid con el capitalismo competitivo, estperdiendo su razn de ser.

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    3. Navegantes de una tierra dividida

    En un planeta unificado e interdependiente ha empezado a surgir laconciencia de que somos parte de una sola tierra. Esta consigna, utiliza-da como ttulo del libro de Ward y Dubos que sirvi como base de discu-sin en la Conferencia Internacional de Estocolmo, ha pasado a ser unaespecie de emblema del ambientalismo. Su significado, hasta cierto pun-to, es exacto. Se trata de una sola tierra, sometida a un solo proceso detransformacin tecnolgica. El hombre siempre haba sido conscientequizs de que viva en una sola tierra, pero la diversidad de sus culturas yde sus formas adaptativas predominaban sobre la conciencia de la unidadplanetaria. La mayor extensin que haba logrado esa conciencia se sim-boliz en el ttulo de mare nostrum con el que los romanos bautizaron almediterrneo.

    Lo que hace olvidar, sin embargo, el emblema unificante de una solatierra es que, a pesar de la homogeneizacin de la cultura, la tierra conti-na dividida ya no tanto por la diversidad cultural, sino principalmentecomo consecuencia del mismo sistema de acumulacin. Y este es quizs,como lo reconoce el Informe Brundtland, sobre Medio Ambiente y Desa-rrollo, el ms grave problema ambiental del mundo contemporneo. Elimpacto ambiental del desarrollo moderno no es en consecuencia el efec-to de un simple desarrollo tecnolgico, sino el resultado de un sistema deacumulacin. No es posible analizar con justeza ninguno de los proble-mas ambientales contemporneos, si no se analizan los polos de acumu-lacin y consecuentemente los polos de explotacin.

    El hecho de que la cultura vaya siendo cada vez ms homogeneizada,no significa, por tanto que la sociedad moderna viva dentro de condicio-nes iguales de satisfaccin de sus necesidades. El inmenso desarrollo de lacalidad de vida dentro de los piases ricos no se ha logrado sino con baseen la explotacin de los recursos de los pases pobres y de la subordina-cin de sus culturas. Por esta razn los problemas ambientales de unos yotros son interdependientes. No se pueden analizar en forma aislada,como suele hacerse, sin distorsionar el significado de los hechos. La muertede las culturas tiene, por tanto, un signo. No mueren de muerte natural ode buena voluntad. Son enterradas con el propsito de posibilitar losflujos de acumulacin.

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    4. Colonizacin y medio ambiente

    Esta perspectiva se puede rastrear a lo largo de la historia. Basndoseen la subordinacin de las culturas y en la explotacin de los recursosnaturales, los imperios agrarios iniciaron el proceso de acumulacin ydejaron tras si la secuela del deterioro ambiental en los pases sometidos.La expansin de Europa se inici con el sometimiento de las culturasamerindias y con la explotacin de los recursos minerales. El colonialis-mo de los tres ltimos siglos llev a nivel planetario esta forma de explo-tacin, ligada a los smbolos de progreso, civilizacin y cristianismo. Lasconsecuencias estn a la vista: es lo que lo que ha dado en llamarse lacrisis ambiental.

    Con el dominio colonial, Europa se apodera del mundo, lo reparte deacuerdo con sus intereses y acaba destruyendo los ltimos intentos dediversidad cultural que permanecan escondidos en el corazn de Amri-ca, frica o el Lejano Oriente. No se ha intentado todava un anlisisdetenido sobre lo que signific desde el punto de vista ambiental, la pol-tica colonialista de Europa que perdur durante siglos. No se ha contabi-lizado tampoco la importancia del saqueo de las colonias para la consoli-dacin del desarrollo capitalista. La mayor parte de los historiadores pa-san por encima o analizan la expansin colonial como una simple aven-tura guerrera, nacida de la necesidad de expandir la grandeza desbordan-te del desarrollo europeo.

    5. Argentina, un ejemplo paradigmtico

    Sin embargo, basta mencionar algunos elementos de juicio, para com-prender el aporte de las colonias al desarrollo europeo, al mismo tiempoque el impacto de la sumisin colonial sobre las culturas nativas y, atravs de ellas, sobre el medio ambiente. En Amrica Latina, las regionesque se vincularon en forma ms inmediata al desarrollo europeo duranteeste perodo, fueron Argentina y Brasil. El caso de Argentina es suficien-temente demostrativo. La pampa hmeda no haba permitido unpoblamiento importante durante la poca precolombina. El pasto origi-nal, aunque abundante, no era apto para la alimentacin de especiestiles para el hombre y la regin no era explotable sin una alta tecnolo-

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    ga. De all que permaneci como un reducto sin importancia durante lapoca colonial espaola y la primera etapa republicana, por el hecho decarecer de recursos mineros y de asentamientos humanos que pudiesenser utilizados como mano de obra.

    El desarrollo de la tecnologa europea sac a Argentina de su letargo.El ferrocarril y los barcos frigorficos convirtieron la pampa hmeda en elgranero y el proveedor de carnes de Europa. Para que pudiera cumplircon fidelidad la misin asignada, Argentina, despus de haber sido repo-blada con migrantes europeos, fue sometida con mano frrea a las condi-ciones del comercio internacional. Los resortes financieros permanecie-ron drsticamente controlados o manejados directamente por la metr-poli. Baste recordar las fragatas inglesas sobre el puerto de Rosario conocasin del cierre del banco ingls a finales del siglo pasado o las clusu-las leoninas del tratado Roca-Runcinam durante la dcada del treinta.

    Estas circunstancias determinaron la formacin de un estado descen-tralizado, de fuerte tendencia liberal, manejado a voluntad por el capitalextranjero y por los latifundistas ganaderos. La manera como las juntasautnomas controlaban los excesos de la produccin agraria consista enla destruccin fsica de los excedentes, a pesar que el hambre rondaba lasclases bajas. De all que un liberal de la poca no dudaba en afirmar, quelos argentinos pasaban hambre para que los ingleses pudiesen comerbien. El excedente agrario se concentr en el desarrollo urbanstico eindustrial del gran Buenos Aires mientras por otra parte aumentaban lasreservas monetarias de la metrpoli inglesa a travs del pago de la deuda.

    Inglaterra se encarg, en efecto de tender la infraestructura necesariapara el transporte martimo o terrestre y por precaucin, se apoder delas Malvinas, para controlar con ms facilidad no solo el trfico, sino lapoltica interna. En esa forma, Argentina que pudo sentirse en los dinte-les del desarrollo hacia los aos cincuenta, sufre todava las consecuen-cias de su articulacin a un sistema que no fue diseado para favorecer alas neocolonias.

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    6. Guano, salitre y estao

    Si se ha insistido en el ejemplo argentino, es simplemente porque confacilidad se puede convertir en modelo interpretativo para los dems pa-ses que, en la mayora de los casos, estaban situados en condicionesmucho ms desventajosas, tanto por sus productos, como por las facili-dades del mercado. Pero una historia similar a la argentina puede relatarseacerca del guano y del salitre peruanos, que empezaron a fertilizar loscampos agotados de la vieja Europa, desde 1840, cuando los laborato-rios britnicos encontraron su prodigiosa riqueza fertilizante. La riquezase acumul en los suntuosos palacios de la oligarqua limea. Como decaMaritegui, Per hipotec su porvenir a las finanzas inglesas. Una in-mensa riqueza, que hubiese podido alimentar por aos los suelos latinoa-mericanos, se esfum en poco tiempo y no dej sino la riqueza soberbiade algunos palacios y la miseria de los mineros del salitre.

    La codicia del salitre sirvi tambin para desencadenar la guerra delPacfico. El triunfo de Chile le permite empezar a su vez la aventura. Alfinal del siglo, la mitad de los ingresos fiscales de Chile provienen de laexplotacin de los desiertos conquistados y la financiacin corre por cuentade Inglaterra. Chile empieza a su vez a hipotecarse. Cuando el presidenteBalmaceda intenta sacudir el yugo ingls, as sea para cambiarlo por elalemn, estalla la guerra civil financiada por el rey del Salitre, ThomasNorth. Balmaceda prefiere suicidarse. Quince aos ms tarde, los labo-ratorios ingleses acabaron con las esperanzas chilenas de entrar en elreino del desarrollo. El nitrato sinttico reemplaz al nitrato de los desier-tos de Tamarugal. El cobre reemplaza al salitre y Chile cambia de dueo.La Anaconda y la Kennecot reemplazan al coronel North. Las conse-cuencias se estn viviendo todava. Poco tiempo despus de que Allendeanunciara la nacionalizacin de las minas de cobre, muere acribillado enel palacio presidencial.

    Los ejemplos se pueden multiplicar. Se puede hacer alusin al estaoboliviano, dominado durante tanto tiempo por los reyezuelos Patio, quedisfrutaron en los palacios de Europa los excedentes que dejaba la mise-ria y la silicosis de los mineros de Huanuni. Es imposible, sin embargo,dejar de mencionar otros productos que tuvieron una alta incidencia so-bre los ecosistemas americanos. Tal es el caso del azcar, el caucho y elpetrleo.

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    7. Oro blanco y oro negro

    El azcar que se haba convertido para Europa en el oro blanco, fuejunto con los metales, el principal producto agropecuario durante la po-ca de la colonia. Amrica del Sur y el Caribe cambiaron la fertilidad de sussuelos, la riqueza de sus selvas, y el bienestar de sus poblaciones por lasexiguas recompensas que le dej su cultivo. Gracias al azcar, el nordestedel Brasil se convirti en tierra estril, en donde los descendientes de losesclavos tienen que arrancar todava su subsistencia. La selva desde Ba-ha a Cear fue arrasada. Las grandes plantaciones son responsablestodava de la injusta distribucin de la tierra, en una de las regiones msatrasadas de Amrica Latina, pero que fue una de las ms ricas.

    El azcar sirvi de motor al desarrollo del capitalismo europeo, perodejo en la miseria a las poblaciones de Barbados o Hait. Cmo explicarel nacimiento del capitalismo holands, sin el cultivo y la comercializacindel oro blanco. La riqueza se traslad, pero en las islas del Caribe quedel suelo cansado que ya no logra alimentar a su poblacin, la selva arrasa-da y la cultura sometida. La caoba y los cedros de Cuba se pueden vertodava en las puertas del Escorial. Cmo explicar sin el azcar la fragi-lidad de la economa cubana y la ferocidad de sus dictaduras desde Ma-chado a Batista, montadas o cohonestadas por los generales o los emba-jadores norteamericanos? A mediados del siglo, trece ingenios norteame-ricanos explotaban casi la mitad de las tierras.

    Cuando las tierras azucareras de Cear se haban agotado y el oprobioesclavista se haba extinguido por fin, los campesinos nordestinos fueronvendidos o se exilaron voluntariamente acosados por el hambre, hacialas nuevas tierras de promisin: La selva del caucho. Haca pocos aosCharles Goodyear descubra la vulcanizacin y Michelin inventaba el neu-mtico Europa necesitaba un nuevo producto. Millones de campesinosemigraron hacia la selva. Muy pocos lograron sobrevivir a la enfermedady al maltrato. Se calcula en medio milln de hombres la cuota de sangreque cost la aventura cauchera. El negocio era rentable incluso para Bra-sil. El cuarenta por ciento de las exportaciones brasileas estaban cubier-tas por la exportacin de la pasta.

    Manaos multiplic por doce sus habitantes en cincuenta aos. Suspalacios extravagantes construidos en plena selva amaznica con made-ra importada y con mrmol italiano, son la expresin cruenta de un desa-

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    rrollo hipotecado. La euforia del caucho dur poco. La ciencia britnicalogr evadir los controles aduaneros y domesticar las semillas en tierraslejanas y ms seguras, al interior de su vasto imperio. Brasil acab com-prando en el extranjero el caucho que le ofrecan generosamente suspropias selvas.

    El ejemplo del caucho es significativo desde el punto de vista ambien-tal. Sin tener en cuenta la explotacin destructiva a la que se vio sometidala selva, es ms importante plantearse el problema como la incapacidadde una cultura para vivir de sus propios recursos. La hevea brasiliensisera una rica mina que Amrica Latina no supo o no pudo explotar. Susuniversidades estaban y estn todava ms interesadas en adaptar tecno-loga que en descubrirla. Se vive al vaivn externo. No se puederesponsabilizar, sin embargo, a los pases de Latinoamrica. Los sistemascolonialistas estn organizados para romper la articulacin de las cultu-ras, como instrumentos de adaptacin al medio ecosistmico.

    Despus de tantos ejemplos ser necesario insistir en la bonanza vene-zolana del cacao o del petrleo? Las menciones ms frecuentes sobre elconsumo europeo de chocolate se encuentran en las novelas pornogrfi-cas de la era victoriana. Era un consumo altamente sofisticado y poraadidura afrodisiaco, al menos en la imaginacin de una aristocraciacorrompida.

    8. La carne esclava

    Pero no fueron slo los productos mineros o agrarios los que sirvieronde acicate al desarrollo del capital industrial europeo. El trfico de vidashumanas fue el origen de los mayores capitales. Watts financi con esasganancias las investigaciones que llevaron al descubrimiento de la mqui-na de vapor. No fue slo el ingenio o las necesidades de expansin delmercado europeo o la acumulacin del capital agrario lo que impuls eldesarrollo del mundo moderno. Fue por igual la carne de millones deafricanos trasladados a Amrica como carga y vendidos en los mercadosde la Habana, Cartagena o Recife, por las compaas negreras, con ac-cionistas reales. As se completaba la triloga de la acumulacin: Mercan-cas, oro amarillo o blanco y esclavos.

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    Sin la carga negra traficada por los puritanos de Nueva Inglaterra, talvez Estados Unidos no hubiese llegado, al menos tan rpido, al peldaoque le corresponda por destino de la providencia calvinista. Es un captu-lo vergonzoso que por lo general se prefiere no mencionar, porque entur-bia la epopeya de la burguesa. No se sabe cuntos negros fueron embar-cados hacia Amrica. Posiblemente su nmero supera la inmensa dis-pora blanca del siglo XIX. No se sabe tampoco cuntos murieron en lascondiciones insalubres de los barcos o bajo el ltigo de los negreros o enlas crueles represiones a las continuas revueltas de los cimarrones. Novala la pena contarlos. Tal vez los nicos refugios en donde se lograronestablecer condiciones de vida adaptadas a los nuevos sistemas fueron losreinos cimarrones, como el de Palmares en Brasil, que logr mantenersepor decenios hasta que fue aplastado por uno de los mayores ejrcitosmovilizados en Amrica hasta ese entonces.

    9. Desequilibrio mundial y problema ambiental

    Los pases del Tercer Mundo fueron, por tanto, atados al tren deldesarrollo, como vagones traseros, no en el sentido de que sean los lti-mos en alcanzar la codiciada meta, sino porque nunca podrn alcanzarla.El desarrollo ha estado asentado sobre las bases de la desigualdad y no deun desigualdad pasiva, sino estructural. Lo que se ha llamadoeufemsticamente la divisin internacional del trabajo no es otra cosa quela desigualdad en los trminos de intercambio en el comercio internacio-nal, que resultan en perjuicio de los pases pobres. La percepcin delproblema es muy clara, pero las soluciones no.

    En 1974, cuando los pases del tercer mundo pidieron en el seno deNaciones Unidas el establecimiento de un Nuevo Orden Econmico In-ternacional que les permitiese tener un mayor acceso a los bienes deldesarrollo, cerrando la brecha que los separaba de los pasesindustrializados, se hizo un diagnstico muy pertinente de las causas delsubdesarrollo. Se insisti en la injusticia que representaban los trminosde intercambio y al mismo tiempo en la forma como el comercio de losproductos bsicos iba siendo absorbido por las transnacionales en detri-mento de las economas pobres. La produccin y el comercio de la ma-yora de los productos como el trigo, el pltano, el caucho, el arroz, elpetrleo, se encontraba en manos de las transnacionales y dejaban una

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    mnima ganancia que oscilaba entre el 14 y el 20% del total en manos delos pases pobres. Una dcada ms tarde el Informe Brundtland, de laComisin de Medio Ambiente y Desarrollo se quejaba que los precios delas materias primas de las que todava intentaban sobrevivir los pasespobres haban venido descendiendo durante el ltimo decenio, al mismotiempo que crecan las obligaciones de la deuda.

    Esta manera de comprender la crisis no es todava muy aceptada. Seprefiere entenderla mas bien como una consecuencia necesaria del desa-rrollo tcnico, que puede solucionarse por igual con medidas tcnicas.Los delegados tercermundistas a la Conferencia Internacional de Estocolmole dieron un giro original a la argumentacin. Prefirieron ver en los pro-blemas ambientales del tercer mundo la consecuencia de la pobreza. Lamanera de superarlos no era otra que el mismo desarrollo que se lesnegaba hasta el momento. Este extrao sofisma surti sus efectos ben-ficos, pero no solucion los problemas ambientales de los pases pobres.El Tercer Mundo ha visto incrementados sus problemas ambientales, comoconsecuencia del desarrollo. La deforestacin de los bosques tropicales,el crecimiento catico de las ciudades, el aumento de la contaminacinvenan necesariamente adheridos a las formas adoptadas de crecimiento.No haba porque esperar, como lo soaban los delegados de Estocolmo,que el desarrollo trajese consigo la paz con la naturaleza, si antes habacausado su muerte.

    Sin embargo las consecuencias ambientales del desarrollo modernoen los pases del tercer mundo no puede asimilarse simplemente a losproblemas del mundo desarrollado. Estn dentro de la misma dinmica yobedecen al mismo proceso, pero se distinguen por el hecho de que lospases pobres ocupan un lugar diferente dentro de la estructura de laproduccin mundial. Se ha hecho alusin a lo largo de este escrito a lospases pobres, pero ello no significa que se acepte el criterio de que eldesarrollo constituya necesariamente un proceso unilineal de crecimien-to. El desarrollo no es un camino necesario, por el que van pasando a lolargo del tiempo los distintos pases. El crecimiento es una consecuenciade los procesos de acumulacin y consecuentemente de saqueo. La po-breza absoluta no existe. Est engendrada por la expoliacin.

    Para entender lo que est pasando con el agotamiento de la tierra, esindispensable, por tanto, abandonar los criterios unanimistas que diluyenlas responsabilidades en todos los navegantes de la tierra, olvidando que

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    en esta nave existen capitanes y furgoneros. Los principales problemasambientales del mundo tienen que ver con el agotamiento de los recursosque son absorbidos por la turbina del desarrollo y se convierten en resi-duos entrpicos, dentro de la mquina industrial de los pases desarrolla-dos. Es un mismo proceso, pero que deja consecuencias diferentes ac yall. En los pases pobres, la destruccin de los bosques tropicales o lasconsecuencias ambientales de las explotaciones mineras. En los pasesindustrializados, los altos ndices de contaminacin.

    10. Transnacionalizacin y medio ambiente

    Adems, el desarrollo moderno no es consecuencia de los esfuerzosaislados de un pas. La produccin ha roto las barreras de los pases y seha impuesto a travs de gigantescos consorcios transnacionales. Desdeque en 1967 el periodista francs J.J.Schreiber alert a los pases euro-peos sobre El Desafo Americano, se han escrito innumerables volme-nes sobre las transnacionales. Su poder es real y gigantesco. En la dcadade los setenta, las ventas totales de la General Motors superaba el pro-ducto nacional argentino y la de la Ford igualaba el de Dinamarca. En eseentonces nueve empresas transnacionales superaban en poder econmi-co a Colombia. En la dcada de los sesenta, las diez grandes transnacionalesdel Japn copaban aproximadamente un cincuenta por ciento de todo elcomercio exterior del pas.

    El crecimiento de las transnacionales es vertiginoso y en muchas oca-siones se efecta sobre el cadver de las empresas ms pequeas. Es laley dentro del juego actual del desarrollo. El consorcio Mitsui creca en losaos setenta a un ritmo del 18 % anual. Esta inmensa acumulacin hasignificado la expansin del capital por fuera de sus tierras de origen, enforma cada vez mas rpida. En cifras ciertamente infravaloradas se hacalculado que la inversin del capital norteamericano en el mundo pasade 30.000 millones de dlares en 1960 a 80.000 millones en 1972. Eneste ao la inversin extranjera de las empresas no norteamericanas al-canzaban los 50.000 millones de dlares. No se crea sin embargo, queello significa la descapitalizacin de los pases centrales, a favor de terce-ros, cualesquiera que sean ellos. Se calcula que solo el 25 % de las inver-siones norteamericanas en el extranjero significan salida de divisas. Elresto nace, por arte de magia, de los mismos pases.

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    El juego no siempre es limpio. Hasta 1970, cuando la ITT entr enguerra con el Chile de Allende, las quejas venan slo de los pases subde-sarrollados. Pocos aos ms tarde, un documento confidencial de la Co-munidad Econmica Europea denunciaba el juego de desestabilizacinque las transnacionales estaban ejerciendo sobre la economa europea.Evadan el pago de impuestos, especulaban con las divisas y creaban unserio desequilibrio econmico entre el sector patronal, los sindicatos y lasinstituciones gubernamentales, al mismo tiempo que envenenaban lasrelaciones entre los pases miembros.

    Del otro lado, hay que tener en cuenta los procesos de pauperizacindel Tercer Mundo. La distancia entre pases ricos y pobres tiende a cre-cer, como lo han confirmado todos los informes sobre Medio Ambiente,desde el Primer Informe del Club de Roma, hasta el Informe Brundtland.Esta distancia aumenta, por igual entre los estratos sociales en los pasespobres. Los procesos de acumulacin de pas a pas se logran con baseen la acumulacin al interior de los pases pobres, favoreciendo los secto-res exportadores. La deuda externa, que agobia a los pases del tercermundo, no es ms que una de las formas que asume este proceso. No esposible analizar los impactos ambientales del desarrollo moderno, sin te-ner en cuenta estos mecanismos de acumulacin y endeudamiento. Ladeuda acaba por pagarse con recursos naturales. La ganaderizacin deAmrica Latina es uno de los canales para la acumulacin protenica enlos pases ricos, a costa de los bosques tropicales.

    Estos son los criterios bsicos de anlisis que deberan tenerse encuenta en la exposicin de los impactos ambientales del desarrollo mo-derno. Todos navegamos en el mismo barco averiado, pero no todoshemos intervenido en igual forma en las causas de la avera. La solucio-nes no se refieren solamente al perfeccionamiento de una tecnologaneutra. Incluyen por igual la exigencia de un cambio profundo en lasrelaciones polticas y sociales entre los pueblos.

    11. Es viable el desarrollo?

    La conclusin no quiere ser pesimista. Sin embargo no parece lcitocimentar la esperanza sobre una descripcin del presente halageamentefalsa. El desarrollo, tal como ha venido comprendindose desde la ex-

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    pansin europea en el siglo XVI, no parece viable, al menos dentro de loslmites tecnolgicos actuales o previsibles en un inmediato futuro. Hatrado, sin duda, un cmulo de satisfacciones materiales, que proporcio-nan una sensacin de plenitud y de dominio prometico, pero dentro deun sistema cerrado, es necesariamente selectivo. Se basa en la acumula-cin de los recursos y en el saqueo de los pueblos.

    Lo que ha dado en llamarse la crisis ambiental no es ms que el resul-tado de este proceso. Se puede ver con claridad analizando las inmensasdiferencias en el consumo energtico o en la utilizacin de los recursosminerales, indispensables para la industria. La contaminacin, proceden-te de la quema de combustibles fsiles no puede ser atribuida a los pasesdel Tercer Mundo que han entrado en proporciones mnimas en el consu-mo mundial. Sin embargo, gran parte de estos elementos indispensablespara el desarrollo moderno, provienen de las alejadas regiones del sur ysolo han contribuido en forma mnima a su desarrollo.

    El problema ambiental no puede atribuirse, sin embargo, solamente auna distribucin desigual de los recursos. Lo que est en duda es el signi-ficado y la orientacin del desarrollo. Dentro de los limites tecnolgicosactuales, el desarrollo no puede ser sino el resultado de la explotacin. Laacumulacin energtica o protenica slo puede favorecer una minora,dejando tras si el hambre y la violencia en los pases pobres.

    Las fuentes energticas no alcanzan a satisfacer la demanda ampliadapara todos los habitantes del planeta a los niveles de consumo per capitade los pases industrializados. Si se hubiese llegado a esos niveles de con-sumo mundial, el planeta azul se hubiese sumergido ya en la densa nebli-na de la entropa.

    El futuro esta cercado por la amenaza nuclear. Posiblemente la nicafuente energtica que permitir prolongar los niveles de crecimiento ac-tual es el tomo. Su signo no es la mejor garanta de una sociedadigualitaria. La energa atmica abre, sin duda, la puerta del futuro, peropara dar paso quizs a una sociedad centralizada y policiva. El riesgoambiental, incluso dentro de un modelo computarizado de manejo de laenerga atmica, es todava enorme.

    El agua igualmente empieza a ser un recurso escaso. La negligenciacon la que se ha utilizado o se ha abusado de sta fuente bsica de la vida

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    ser uno de los reproches que las futuras generaciones lanzarn contra lacivilizacin actual. La poblacin ha agotado o envenenado los cauces deagua en las regiones donde se ha asentado y no puede emigrar fcilmen-te hacia nuevas fuentes, como lo hicieron algunas civilizaciones antiguas.Los pases ricos pueden adoptar y lo han venido haciendo, tecnologascostosas como la desalinizacin del agua del mar o la adaptacin de cul-tivos a las aguas salobres. Los pases pobres entretanto empieza a sentirlos efectos de la sed.

    El suelo, ese tejido, que sustenta la vida, se ha ido deslizando pordesidia humana hacia los fondos marinos. Las civilizaciones antiguas pu-dieron solucionar su propio problema emigrando o expulsando pobla-cin. Fue una estrategia posible hasta la poca actual. En este momentono quedan reductos hacia donde ir. Las zonas deshabitadas del planeta,como las tundras polares o los bosques hmedos del trpico, no tienenposibilidades de albergar densidades poblaciones mucho mayores que lasactuales, dentro de los lmites tecnolgicos de hoy. El espacio exteriorslo podr servir para albergar los pequeos ncleos dedicados a la inves-tigacin o las lites que deseen solazarse mirando desde afuera los colo-res tornadizos del planeta tierra.

    Y a este planeta que est empezando a sentir sus lmites, se le estexigiendo una costosa reconversin energtica para satisfacer la gulaprotenica de las minoras. La civilizacin de la hamburguesa se expandea medida que los pases pobres perecen de hambre. La praderizacin delos bosques para incrementar las exportaciones y cancelar los interesesde la deuda no es mas que uno de los frentes de la guerra secreta de lasreses.

    Las ciudades de los pases pobres siguen extendiendo sus tentculosen forma catica, condensando la poblacin marginada. Estas gigantesbombas de tiempo no son el signo de una nueva forma de parasitismo,sino el nuevo nombre de la marginalidad. Las ciudades annimas, con-gestionadas, absorben las riquezas de la tierra y entregan a su vez, lasbolsas estriles de entropa.

    No es que se est llegando a los lmites del crecimiento. Es que ya sehan traspasado. Todava queda tiempo, sin embargo, para seguir jugan-do con la ilusin del desarrollo en las pequeas islas del consumo. Toda-va queda tiempo para seguir alimentando la ilusin de que los pases

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    pobres algn da podrn despegar definitivamente hacia el paraso. Mien-tras tanto, la violencia empieza a esconderse en los refugios del hambre yde la contaminacin.

    12. La plasticidad de la cultura

    En el futuro no asecha, sin embargo, la catstrofe, como un destinofatal. La plasticidad de la cultura permitir, sin duda nuevas salidas, peroel camino no ser fcil. La crisis ambiental no se resuelve con una sencillacosmtica tecnolgica. Tampoco podemos regresar al parasoecosistmico. No se trata de abandonar la tecnologa, como si hubiesesido un camino equivocado de la evolucin. No es posible introducirse denuevo en el ecosistema en el estrecho lmite de un nicho. Tampoco setrata de cargar de denuestos al hombre como si fuera el protagonista deun perverso drama.

    Estas salidas ocultan el verdadero problema. No se trata solamente demodificar la tecnologa, ni de cargarse intilmente con responsabilidadesmorales, sino de modificar la sociedad. En el pasado la crisis ambientaloblig al hombre a cambiar sus vestidos culturales. No es la primera vezque es necesario desinstalarse, para encontrar nuevos caminos. Ello re-quiere ms imaginacin que la que se puede esconder en un laboratorio.Exige igualmente la audacia. Las tribus cazadoras, a medida que agota-ron la fauna, tuvieron que perfeccionar sus herramientas de caza. No fuesuficiente. Necesitaron revolucionar sus formas de vida y acabaron sacri-ficando a sus viejos dioses ociosos. Europa tuvo que resolver su crisisconquistando el mundo y homogeneizando la cultura. La crisis actualexige por igual un cambio de piel.

    El cambio social exige tambin una revolucin en los smbolos. Conlos instrumentos tericos heredados del racionalismo no es posible en-tender y menos superar la crisis. Los smbolos del progreso indefinido yde la conquista prometica que acompaaron la lucha del hombre, toda-va tienen su adoradores, pero sus altares presentan signos de herrum-bre. La cultura como construccin humana, necesita reencontrar su di-mensin exacta dentro del sistema natural. Para ello las ciencias socialesnecesitan bajar desde el Olimpo desdeoso y las ciencias naturales tienenque acostumbrarse a la incmoda presencia del hombre.

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    La crisis ambiental plantea no solamente un no al desarrollo ciego,sino un s alternativo. Un s a la biodiversidad y a la heterogeneidad dela cultura. Un s al goce sencillo que no necesita para su satisfaccinllenar los bales de la opulencia. Un s definitivo a la igualdad que suponeun no a los procesos de acumulacin y de saqueo.

    El futuro es posible y quizs no esconde la tragedia sino la renovacin.La crisis ambiental no es ms que el momento de ese cambio profundo.Estas pginas escritas con un largo dejo de tristeza y de asombro ante laciega superficialidad del desarrollo moderno, quisiera terminarlas con unperfil de optimismo. La conciencia ha empezado a germinar y est em-pezando a consolidarse en organizaciones que sern capaces de cambiarla marcha del desarrollo, antes de que esta frgil pompa de jabn serompa como un juguete de fantasa.

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    1.3GLOBALIZACIN Y MEDIO AMBIENTE

    (Conferencia dictada en V Encuentro HbitatCali, 24-28 Nov. 1997)

    Globalizacin

    Ante todo es oportuno, para los propsitos de este V Encuentro, acer-carnos a una definicin de lo que puede entenderse por globalizacin.Los trminos se acuan y se imponen generalmente sin nuestra partici-pacin y se crea una falsa impresin de homogeneidad, tanto ms ficti-cia, cuanto menos analizada. Trminos como Desarrollo Sostenible,Globalizacin o Apertura Econmica, corren, a mi modo de ver, estaambigua suerte.

    No es que haya que dudar, por supuesto, de que existe un proceso deunificacin del planeta, pero creo que ste no es un hecho reciente. Des-de el nacimiento del capitalismo se ha venido dando este proceso deunificacin, a medida que ha sido necesario controlar las fuentes de lasmaterias primas e impulsar la apertura de los mercados. Sin embargo,solamente con los procesos de la produccin moderna se ha logradoimplicar a todo el planeta. Los remedos imperiales anteriores estuvieronrestringidos territorialmente. El Imperio de Alejandro extendi la culturagriega a travs de todo el Medio Oriente y el Imperio Romano logrmanejar el Mediterrneo como un mare nostrum. Slo el capitalismomoderno ha logrado someter todas las culturas a patrones homogneos.

    En qu se diferencia, por tanto, lo que intentamos definir comoglobalizacin en la poca contempornea, de los procesos anteriores deunificacin planetaria? Estamos solamente ante una fase de ese procesode estandarizacin de los comportamientos productivos y culturales? Creoque los procesos contemporneos se pueden definir desde diferentesperspectivas, pero quizs no todos ellos tienden hoy en da hacia la unifi-cacin. Lo que quiero dejar asentado simplemente como hiptesis, es

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    que los procesos actuales de globalizacin ocultan en su seno grmenescontradictorios que pueden hacer estallar la utopa de una hermandad sincontradicciones. Me parece que es necesario, por lo tanto, diferenciarentre los procesos reales de unificacin del planeta y aquellos que estnactuando como fuerza centrfuga y que rompen la unidad de las utopasunanimistas.

    Cuando se examina la poca contempornea sin prejuicios, o con lalente necesaria de algunos prejuicios, nos encontramos por una partecon una agresiva unificacin de los procesos econmicos. El Capital cir-cula sin fronteras o rompiendo fronteras. Se evade de los limites