502_Práctica de la dirección espiritual

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    Prctica de la direccin espiritual

    Jos Luis Gutirrez

    Enero de 2011

    Sumario

    1. Introduccin: naturaleza de la direccin espiritual ...................................................... 1a) La libertad personal, presupuesto de la direccin espiritual ..................................... 2b) La primaca de la gracia en la direccin espiritual ................................................... 4c) La vida del cristiano, mbito de la direccin espiritual ............................................. 6

    2. Aspectos generales de la prctica de la direccin espiritual ........................................ 7a) Labor personalizada ................................................................................................... 7b) Fomentar la libertad y la responsabilidad personales ............................................. 10c) Ayudar a crecer ......................................................................................................... 12

    d) Facilitar la sinceridad .............................................................................................. 143. Disposiciones para impartir la prctica de la direccin espiritual ............................ 16

    a) Necesidad de vida interior y de visin sobrenatural ................................................ 16b) Caridad y paciencia con los dems .......................................................................... 17c) Prudencia .................................................................................................................. 19d) Humildad de saberse instrumento ............................................................................ 20e) Respeto hacia todas las formas de espiritualidad .................................................... 20

    f) Silencio de oficio ........................................................................................................ 21

    1. Introduccin: naturaleza de la direccin espiritualLa santidad, a la que estamos llamados todos los cristianos1, consiste

    necesariamente en la plenitud de la caridad2, pues es el Espritu Santo, Caridadinfinita, quien nos hace hijos de Dios y hermanos de Jesucristo. El Parclito nos guahacia la santidad tanto con inspiraciones y mociones interiores en el alma, como atravs de otras personas que utiliza como instrumentos3.

    La colaboracin humana al proceso de la santificacin tiene como fuente alEspritu Santo que, al santificarnos, nos hace colaboradores en la santificacin de los

    dems: hace del cristiano un santificador y mediador en el nico Mediador, CristoJess de la salvacin que nos ha trado el Seor4. l constituy a algunos comoapstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y doctores, para que

    1 Porque sta es la voluntad de Dios: vuestra santificacin (1 Ts 4, 3). Cfr. Ef1, 4; CONCILIO VATICANO II,Const. dogm.Lumen gentium, n. 39; JUAN PABLO II, Carta Ap.Novo Millennio ineunte, 6 de enero 2001, n. 31.

    2 SAN JOSEMARA, Surco, n. 739.3 Son numerosos los pasajes de la Escritura en los que se manifiesta esta realidad. Se puede recordar, por ejemplo, la

    correccin que hace Dios a David por medio del profeta Natn (cfr. 2Sam 12, 1-7), o el papel del discpulo Ananas enla conversin de San Pablo (cfr.Hch 9, 10-18).

    4 Cfr.Hb 12, 24; etc.

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    trabajen en perfeccionar a los santos cumpliendo con su ministerio, para laedificacin del cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y delconocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la plenitud deCristo5. Todo cristiano, como miembro vivo del Cuerpo de Cristo, es responsabledel crecimiento de su propia vida cristiana y, de algn modo, tambin del progreso de

    los dems: l [Cristo] dispone constantemente en su cuerpo, es decir, en la Iglesia,los dones de los servicios por los que en su virtud nos ayudamos mutuamente enorden a la salvacin, para que siguiendo la verdad en la caridad, crezcamos por todoslos medios en l, que es nuestra Cabeza (cfr. Ef4, 11-16)6.

    Entre estos medios adems de los sacramentos se encuentran la oracin y laayuda mutua: amndoos de corazn unos a otros con el amor fraterno, honrandocada uno a los otros ms que a s mismo7, que envuelve variados aspectos.

    A la vida cristiana le corresponde un sentido vocacional de conformacin con

    Cristo8, que implica un proceso de crecimiento en el estudio de la doctrina y enprctica de las virtudes que ha de prolongarse a lo largo de la vida9. En este progresotiene una importancia bsica la direccin espiritual, que se puede describir como laayuda habitual que en la Iglesia una persona presta a otra, para guiarla secundandola accin del Espritu Santo hacia el pleno desarrollo de su vida cristiana. Aqu, eltrmino direccin no debe entenderse como imposicin de una forma de conducta,sino que indica el sentido, la orientacin hacia la identificacin con Cristo por elcamino de la vida cristiana, para ayudar a corresponder libremente a la gracia deDios. Desde el punto de vista de quien ejerce la direccin espiritual, puede

    caracterizarse como el arte de acompaar a las personas en el desarrollo de la gracia yla fidelidad a su vocacin personal, siendo dciles a la accin del Espritu Santo ensus almas.

    a) La libertad personal, presupuesto de la direccin espiritual

    La direccin espiritual, en cuanto direccin, no slo no se opone a la libertad; alcontrario, la supone y la potencia. Con la libertad, la persona se autodetermina en susactos para elegir el bien y evitar el mal, por esta simple razn, porque quiere,

    confiando en el Seor, dirigirse hacia su fin propio que es la felicidad, que seidentifica con Dios, fin ltimo del hombre. La eleccin del bien, por tanto, precisa del

    5Ef4, 11-13.6 CONCILIO VATICANO II, Const. dogm.Lumen gentium, n. 7.7Rm 12, 10.8 Y, de este modo, lograr conocerle a l y la fuerza de su resurreccin, y participar as de sus padecimientos,

    asemejndome a l en su muerte, con la esperanza de alcanzar la resurreccin de entre los muertos (Flp 3, 10-11).9 Cfr. JUAN PABLO II, Exhort. apost. Christifideles laici, n. 58: La formacin de los fieles laicos tiene como

    objetivo fundamental el descubrimiento cada vez ms claro de la propia vocacin y la disponibilidad siempre mayorpara vivirla en el cumplimiento de la propia misin.

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    merced de las circunstancias; cualquiera lo moldea a su antojo y, antes que nada, laspasiones y las peores tendencias de la naturaleza herida por el pecado21.

    Conviene tambin tener presente que, en el cumplimiento de la voluntad de Dios,hay conductas que son debidas, en el sentido de que estn mandadas (por ejemplo, no

    robar; o tambin, para un catlico, ir a Misa los domingos), y esto no significa que noseamos libres al realizarlas (nos comportamos as libremente, porque queremos amara Dios). Igualmente hay otras muchas la inmensa mayora que no estn mandadas(por ejemplo prestar un pequeo servicio, o no hacerlo para dedicarse a otra cosatambin buena), y esta decisin no equivale a que slo seamos libres en esos casos,por el simple hecho de poder elegir (al no haber una determinacin material unvocade la voluntad de Dios). Lo esencial del sentido de la libertad es el deseo de amar aDios haciendo el bien porquequeremos amar, tanto en lo que es obligatorio como enlo que no lo es. En este ltimo caso el ms frecuente el amor aportar luz: unasveces para descubrir lo que ms agrada al Seor y, en otras ocasiones, har que loelegido se convierta en lo mejor.

    b) La primaca de la gracia en la direccin espiritual

    Por otro lado, esta direccin se denomina espiritual, no solo porque se refiere ala vida del espritu, sino tambin y principalmente porque es el Espritu Santo elnico que puede conducir a la santidad. A travs de la direccin espiritual el Parclitogua a obrar libremente, como hijos de Dios: Los hijos de Dios son movidos por elEspritu Santo no como siervos, sino como libres (...), al constituirnos en amadores deDios. Por tanto, los hijos de Dios son movidos por el Espritu Santo libremente, poramor; no servilmente, por temor22. De ah la importancia de que quien ejerza ladireccin espiritual sepa apreciar las mociones del Parclito en las almas, y confe enla gracia que nunca falta con docilidad a la accin divina.

    Una direccin espiritual llevada correctamente, sin protagonismo por parte deldirector, sirve para que las personas se enamoren ms y ms de Dios, en Cristo por elEspritu Santo, y le amen con todas las fuerzas. En este sentido, se puede decir que ladireccin espiritual tiene como finalidad acompaar en el camino hacia la

    21 SAN JOSEMARA,Amigos de Dios, n. 29.

    22Summa contra gentiles, IV, c. 22. Y contina Santo Toms: Puesto que el Espritu Santo inclina la voluntad porel amor al verdadero bien, al que est ordenada naturalmente, libera de la esclavitud por la que el hombre, siervo de lapasin como consecuencia del pecado, acta contra su voluntad segn la ley, como esclavo de la ley y no como amigo.Por esto dice el Apstol: Ubi Spiritus Domini, ibi libertas (2 Co 3, 17); y tambin: Si Spiritu ducimini, non estis sublege (Ga 5, 18) (ibid.).

    Esto no significa que sus inspiraciones sean nicamente sugerencias o invitaciones a realizar lo que ms conviene;a veces, son indicaciones precisas y graves, que no contradicen a la libertad, sino que la guan: as sucede, por ejemplo,cuando da su luz y mueve desde dentro para que alguien se aleje de una ocasin de pecado, o para que persevere en elcamino de su vocacin cristiana, poniendo los medios moralmente necesarios o imprescindibles en unas determinadascircunstancias.

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    identificacin con Cristo, segn el proyecto de Dios para cada alma. Se trata, portanto, de ayudar dentro del cauce amplsimo de las distintas formas de espiritualidadcristiana a que el interesado descubra lo que el Seor pide en un determinadomomento y, con la gracia de Dios, lo vaya poniendo por obra.

    Ayuda adems a ahondar, a afrontar radicalmente la situacin personal ante Dios,sabiendo que no se trata de avanzar a fuerza de voluntad aunque siempre sernecesaria la lucha, sino de emplear los medios sobrenaturales para secundar dcil yconfiadamente la accin de Dios que, con su gracia y los dones del Espritu Santo,nos hace ver, desear y realizar aquello que espera de cada uno: es l quien hacerealidad en vosotros el querer y el actuar segn su beneplcito23.

    En la bsqueda de la santidad, se ha de tener siempre en cuenta la primaca de lagracia. Es lgico hablar de lucha, de esfuerzo de la voluntad por corresponder a lasllamadas de Dios, pero sin perder nunca de vista que es el Seor quien se adelanta y

    da la fuerza para vencer o, si ha habido una derrota por grande que pueda parecer,para levantarse enseguida y seguir adelante, renovando la confianza en su ayuda, que

    jams falta. Extraarse o enfadarse ante la propia debilidad supondra una visin pocoobjetiva, incluso infantil de la vida interior: al advertir un comportamiento de estetipo, la reaccin lgica debe ser de humildad, de contricin y de redoblar laesperanza. Ante cada fallo, lejos de ceder al desnimo, hay que renovar elconvencimiento de que toda nuestra fortaleza es prestada24; y manifestar al Seor,con palabras de San Josemara: Oh, Dios mo: cada da estoy menos seguro de m yms seguro de Ti!25. Conviene, por eso, fomentar siempre el optimismo,

    fundamentado en la certeza de que se ha de esperar todo de Jess: T no tienes nada,no vales nada, no puedes nada. l obrar, si en l te abandonas26.

    Quien se apoya en la filiacin divina, persuadido de que la fortaleza del cristianoviene de Dios, que siempre nos acompaa, y que se ha de contar, ante todo, con losmedios sobrenaturales, no perder la serenidad y lograr estar habitualmente alegre,porque sabe que su descanso es el Seor, que nunca pierde batallas27. Lo ensea SanPablo: Cuando soy dbil, entonces soy fuerte28; palabras que constituyen comounas parfrasis de las que oy del Seor: Te basta mi gracia, porque la fuerza seperfecciona en la flaqueza29. As, todo cristiano puede aplicarse esa locucin

    23 Deus est enim qui operatur in vobis et velle et perficere pro suo beneplacito (Flp 2, 13).

    24 SAN JOSEMARA, Camino, n. 728.

    25Ibid., n. 729.

    26Ibid., n. 731.

    27 Cfr. SAN JOSEMARA, Camino, nn. 732-733.

    282 Co 12, 10.

    292 Co 12, 9.

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    espiritual y responder como el apstol: Todo lo puedo en Aquel que me conforta30,con la conviccin de que quien comenz en vosotros la obra buena la llevar a cabohasta el da de Cristo Jess31.

    c) La vida del cristiano, mbito de la direccin espiritual

    La materia sobre la que se ejerce la direccin espiritual es la vida espiritual delcristiano. No obstante, conviene considerar que este acompaamiento no se limita acuestiones espirituales (prcticas de piedad, cuestiones morales, etc.), como si la vidacristiana fuese algo solamente espiritual espiritualista, quiero decir32, sinoporque es direccin de (y para) la propia conducta que procede del Espritu Santo,Don increado, fuente de la vida de la gracia que se infunde en la persona unidadsustancial de alma y cuerpo, y que l mismo impulsa y acrecienta hasta la completaidentificacin con Cristo.

    En este sentido, se entiende fcilmente la amplitud y riqueza de esta ayudaespiritual, que es gua con la que se ayuda a santificar las actividades temporales: Lavida familiar, profesional y social, plena de pequeas realidades terrenas33. Todoesto, precisamente porque puede ser conducido a Dios convertido en instrumento dedivinizacin, es materia para el crecimiento de las virtudes, de trato con el Seor, devida interior y, por tanto, de direccin espiritual. En efecto, como ha recordado elConcilio Vaticano II, ninguna actividad humana, ni siquiera en las cosas temporales,puede substraerse al imperio de Dios34: se trata de una doctrina que San Josemaraha predicado desde los comienzos de su labor pastoral, enseando a los cristianos atener unidad de vida; es decir, a vivificar por la caridad todos los pensamientos,afectos, palabras y acciones como hijos de Dios en Cristo.

    Finalmente, conviene resaltar que las actividades profesionales, sociales,familiares, etc., se pueden santificar realizndolas de modos muy diversos,compatibles con la fe y con la concreta bsqueda de la santidad en las circunstanciasde cada uno35; de modo que las legtimas opiniones y actuaciones en asuntostemporales no son en s mismas materia de direccin espiritual36. Al mismo tiempo,

    30Flp 4, 13.

    31Flp 1, 6.32 SAN JOSEMARA, Conversaciones, n. 113.33Ibid., n. 114.34 CONCILIO VATICANO II, Const. dogm.Lumen gentium, n. 36.35 Cfr. CONCILIO VATICANO II, Const. past. Gaudium et spes, n. 36.36 En general, con respecto a esas actividades, slo podr ser objeto de la direccin espiritual lo que tiene que ver

    con su vivificacin por el espritu cristiano y el ejercicio de las virtudes al realizar esas tareas.

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    no hay que olvidar que cada uno debe formar estas legtimas opiniones siendosiempre consecuente con la fe que profesa37.

    2. Aspectos generales de la prctica de la direccin espiritual

    La tarea ms importante de quien ejerce la direccin espiritual consiste en ayudar alos dems para que cuenten, sobre todo, con los medios sobrenaturales necesariospara alcanzar la santidad; y procuren poner toda su confianza en Dios, en lossacramentos, en la oracin, en la intercesin de Santa Mara; sin temer las exigenciasde Dios, que conoce su debilidad: sin quitar importancia a las derrotas, pero evitandoel desaliento y aumentando la confianza en Dios, con sentido sobrenatural38.

    Su funcin puede resumirse en ayudar a recorrer el camino de la santidad: abriendo

    horizontes para la vida interior; colaborando a la formacin del criterio; sealando losobstculos, de modo que ni el gua ni el interesado estorben la accin de la gracia;indicando tambin los medios ms adecuados para cada persona en las diversascircunstancias de su vida; corrigiendo las posibles deformaciones o desviaciones de lamarcha; animando siempre en la lucha espiritual; alentando a ser fermento cristianoen medio de todas las actividades humanas; fomentando la responsabilidad apostlicapor todas las personas con los que entre en relacin y promoviendo la bsqueda de lasantidad en todos los quehaceres y circunstancias de la vida ordinaria.

    a) Labor personalizada

    La direccin espiritual es un arte, que requiere conocimientos tericos de la vidaespiritual y de la virtud de la prudencia, para saber aplicarlos en cada caso segn lasdistintas situaciones; exige, por tanto, una gran delicadeza, pues se ayuda a personas;y a cada una hay que dedicar toda la atencin necesaria. Resulta evidente que, paralograrlo, se requiere una dedicacin diferenciada; es como confeccionar un traje amedida, como apuntaba San Josemara: orientar a cada uno por donde Dios quiera,sin generalizaciones ni remedios universales, sin prisas, o de modo rutinario. Cada

    persona necesita el consejo oportuno. No bastan los remedios genricos; cada criaturarequiere un asesoramiento personalizado y de carcter sobrenatural, porque lasrazones meramente humanas a veces las hay pueden no bastar, ni conseguir

    37 Cfr. SAN JOSEMARA, Conversaciones, n. 90.

    38 Cfr. JUAN PABLO II: No slo el hombre rico, sino tambin los mismos discpulos se asustan de la llamada deJess al seguimiento, cuyas exigencias superan las aspiraciones y las fuerzas humanas: Al or esto, los discpulos,llenos de asombro, decan; 'Entonces, quin se podr salvar? (Mt19, 25). Pero el Maestro pone ante los ojos elpoder de Dios: Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible (Mt 19, 26) (Enc. Veritatissplendor, n. 22).

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    motivar la voluntad, o no ser concluyentes en s mismas, o incluso resultardesagradables.

    Estas orientaciones consistirn ordinariamente en sugerencias sobre la piedad,sobre la prctica de la mortificacin, el apostolado, una virtud concreta, etc.; y sobre

    la forma y el espritu cristiano con el que se realizan las tareas profesionales ysociales, de modo se puedan transformar en oracin y en medio de apostolado. Setratar habitualmente de cuestiones, ms o menos amplias, que el interesado podrmeditar en la oracin, y tratar en sucesivas charlas.

    Cuando se ayuda a concretar decisiones propsitos, pequeos detalles demortificacin, etc., ordinariamente quien lleva la direccin espiritual se limitar aaconsejar y a poner posibles ejemplos, sugiriendo al interesado que los considere enla oracin y vaya poniendo por obra lo que descubra, para puntualizarlo con msdetalle en la siguiente conversacin.

    En general, no ser preciso ni conveniente dar respuestas o soluciones a todos ya cada uno de los puntos de que se hable; se trata de centrar la lucha en lo esencialpara esa persona, proponiendo ejemplos precisos. Por tanto, los consejos pueden aveces, deben estar en la misma lnea durante temporadas ms o menos largas, sincambiarlos cada vez. Esto se puede sealar a travs de un examen particular, sin quesuponga mantener indefinidamente el mismo. Ponderndolo en la oracin tanto elinteresado como el director, procurarn dar luces nuevas sobre distintos aspectos deun mismo tema.

    El que ejerce la direccin espiritual, debe ayudar a cada uno a subir como por unplano inclinado, para que vaya descubriendo la alegra de vivir con Dios, de estar conJesucristo. En definitiva, a enamorarse ms y ms de l, a amarle opere et veritate,con todas las fuerzas39. Este amor comporta una totalidad y una exclusividadcrecientes, en unidad de vida: nada puede quedar fuera, y todo debe ir teniendo laimpronta concreta de ese amor; hay que llegar a conocer y amar a Dios ex toto corde,ex tota anima, ex tota mente, ex tota virtute40. Pero sin olvidar que la direccin cuentacon las disposiciones y las condiciones, que pueden ser muy variadas delinteresado: unos podran incorporar en poco tiempo algunas prcticas de conducta

    cristiana; otros necesitan luchar para conseguir una determinada virtud o reforzarconocimientos bsicos de doctrina; etc.

    En todo caso, es preciso que quien acompaa en el camino cristiano ensee acanalizar todos y cada uno de los aspectos de la multiplicidad de potencias y sentidos,de situaciones y actividades, hacia Dios, para que bien purificados no quede nadafuera de su amor. Esto ha de impulsar a quienes son guiados en la direccin espiritual

    39 Hijos mos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y de verdad (1Jn 3, 18).

    40Mc 12, 30.

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    a mejorar en todo lo que comprende la existencia de un cristiano que se ha de dirigir acumplir y amar la voluntad de Dios, para llegar a ser con expresin de SanJosemara alter Christus, ipse Christus.

    En algn caso, si se ve conveniente ayudar a alguien, para moverle a la conversin

    all donde pueda aparecer un obstculo a la gracia o se detecten incompatibilidadescon el desarrollo de la vida cristiana, habr que preparar antes a esa alma, animndolaa la confianza y al abandono en las manos de Dios. Es preciso actuar as seexpresaba San Josemara como el herrero, que calienta el hierro antes de darle laforma deseada.

    Asimismo quien ejerce la direccin espiritual no se puede limitar a formarse unjuicio interior sobre lo que debe aconsejar, sino que ha de considerar el modo msadecuado las circunstancias, las palabras que ha de emplear para transmitirlo alinteresado de una manera eficaz. Se ha de tener presente que quien recibe la direccin

    espiritual abre su alma, se deja acompaar tanto en sus disposiciones interiores comoen la conducta exterior en su relacin con la vida cristiana, y cuenta con que quien leescucha guardar un delicado y estricto silencio de oficio.

    Por otro lado, tambin tendr presente que a lo largo del caminar terreno puedenpresentarse momentos de mayor dificultad41; pero, precisamente por la lucha queentraan, son ocasin para ejercitar con ms intensidad la fe en Dios y acudir a losmedios sobrenaturales; son pocas permitidas por Dios para progresar en laidentificacin con Jesucristo, correspondiendo a la gracia. La lucha asctica es para

    toda la vida, por eso no ha de causar turbacin el conocimiento propio, y contemplarque somos dbiles.

    Otra posible tentacin que a veces puede asaltar y que tambin sealaba SanJosemara es la de pensar que la respuesta interior es una comedia, porque a vecescuesta el cumplimiento de ciertos ejercicios de piedad, la lucha asctica no produceconsuelos sensibles, y el trabajo o la familia quizs no llenan; en otras ocasiones, sepone en primer plano un principio de rebelda que est presente en el fomes peccati la consecuencia del pecado original que no desaparece nunca, junto con la soberbia,la pereza, la sensualidad. Para esos casos, San Josemara sola comentar que haba

    llegado el momento de hacer una comedia humana con un espectador divino: elPadre, el Hijo, el Espritu Santo: la Trinidad Beatsima. Hay que ser fieles a Dios,porque la verdadera felicidad consiste en el cumplimiento del deber por amor a Dios,aunque frecuentemente el gusto o la sensibilidad no acompae.

    41 Veo otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi espritu y me esclaviza a la ley del pecado que esten mis miembros (Rm 7, 23).

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    b) Fomentar la libertad y la responsabilidad personales

    En el ejercicio de la direccin espiritual, es importante estimular en la lucha por lasantidad para que el alma quiera libremente empearse cada da ms en elcumplimiento de la Voluntad de Dios. Por eso, no se manda excepto a los

    escrupulosos o en casos especiales, sino que siempre se sugiere, aconseja, anima,etc. Junto a esa maravillosa libertad en la propia lucha, tambin se ha de fomentar elsentido de responsabilidad: insistir a las personas en que es Dios quien pide amor,quien espera una respuesta que corresponda a los continuos dones que l concede asus hijos; y en que l juzgar a cada uno segn sus obras. Por tanto, se ha de procurarsituar a cada uno frente a las exigencias completas de su vida, ayudndole adescubrir lo que Dios, en concreto, le pide, sin poner limitacin alguna a esaindependencia santa y a esa bendita responsabilidad individual, que soncaractersticas de una conciencia cristiana42.

    El hecho de que habitualmente los consejos se den a modo de sugerencias, nosignifica que quien los recibe haya de limitarse a tenerlos en cuenta como unaopinin cualquiera; poseen un valor seguro para guiar, en el camino hacia Dios,dentro del respeto de la libertad.

    Adems, los consejos pueden recaer algunas veces sobre trabajos o circunstanciasconcretas43: por ejemplo, cuando parezca necesario abandonar una determinadaactividad por presentar algn aspecto moralmente ilcito o porque, para una personaconcreta y en unas determinadas circunstancias, objetivas o subjetivas, es obstculo

    para su santidad, ya que le impide cumplir otros deberes ms importantes, o repercutenegativamente en la salud, etc. Ante esas situaciones que con frecuencia el directorespiritual puede advertir ms claramente que el mismo interesado, resulta precisorecordar las palabras del Seor: De qu sirve al hombre ganar el mundo entero sipierde su alma?44.

    En algunas ocasiones, cuando las circunstancias lo piden por los bienes que estnen juego, la direccin espiritual puede requerir consejos imperativos45. En estos

    42 S.JOSEMARA, Es Cristo que pasa, n. 99.43 Quien recibe la direccin espiritual puede a veces plantear consultas sobre decisiones personales que haya de

    tomar (por ejemplo, emprender o no un nuevo trabajo, modificar su distribucin del tiempo para cumplir mejor susdiversas obligaciones, etc.) o sobre cuestiones de moral profesional. Desde luego, esa consulta habr de hacerse yescucharse siempre respetando delicadamente el silencio de oficio. En estos casos el director espiritual advertir alinteresado que medite en la presencia de Dios el consejo que le ha dado, decida con libertad (a no ser que la moral exijaclaramente una solucin concreta) y asuma la propia responsabilidad al decidir cmo debe proceder.

    44Mt16, 26.

    45 Por ejemplo, cuando expresan una exigencia concreta de moral profesional, derivada de la justicia, o de la caridad;la obligacin de alejar una ocasin prxima de pecado, evitando una lectura, dejando de frecuentar un ambiente o eltrato con una persona; el deber de poner un medio necesario para proteger la fidelidad a la propia vocacin cristiana; lanecesidad de evitar un serio peligro de escndalo o un grave dao a otras almas; etc.

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    casos, lo que se aconseja es aquello que dicta la conciencia cristiana (o lo que deberadictar, si no est cegada por un error o turbada por una pasin desordenada). Por esose pueden llamar consejos imperativos: no porque los mande el director espiritual,sino porque ste expresa lo que dicta o debera dictar una conciencia recta: seexhortar al interesado a que considere con sinceridad, en la presencia de Dios el

    consejo recibido y pida ayuda para actuar segn la Voluntad divina.En el ambiente actual, no poca gente piensa que lo que cuesta esfuerzo no se hace

    tambin libremente. Se ignora el valor de la expiacin, del sacrificio voluntario,ofrecido por amor; y se piensa que no es natural optar por algo que no resulta fcil,que contrara, o que no se resuelve enseguida. Se confunde lo libre con lo espontneo,lo espontneo con lo autntico, y se piensa que todo lo espontneo es bueno porquees ms autntico, olvidando la realidad de las malas inclinaciones, consecuencia delpecado. Por ese camino, se acaba adoptando una vida lnguida: esa alma quedatodava ms condicionada que la que voluntariamente quiso tomar en serio su fecristiana.

    Es importante que se entienda lo que significa querer querer, sin confundir el nome apetece con el no quiero. Amar lleva siempre a darse, a vencer el propioegosmo, y es lgico que a veces cueste. Es normal que una persona que ama procurehacer siempre lo que debe, aunque no tenga ganas; el bien es primario, por eso eldeber impulsa hacia el logro del verdadero bien. Esto requiere crecer en las virtudesde la sinceridad, docilidad, reciedumbre, generosidad y lealtad. Cada alma debe sentirla responsabilidad personal de su vida: responsabilidad que es intransferible, y que

    estimula a actuar y a comportarse siempre como un cristiano cabal, en unidad devida.

    Lo dicho hasta ahora se puede resumir diciendo que la direccin espiritual consisteen formar personas de criterio46, con deseos de amar libremente a Dios sobre todaslas cosas. Se trata, en ltimo trmino, de formar en la libertad, proporcionando unabase doctrinal verdaderamente slida y profunda, porque el criterio supone madurez,firmeza de convicciones, conocimiento suficiente de la doctrina, delicadeza deespritu, educacin de la voluntad47.

    La respuesta leal al querer de Dios ha de calar en las personas, no como una listade indicaciones o una serie de prcticas inconexas, sino como manifestacin delespritu cristiano vivido plenamente: slo as se fomentar en ellas el deseo depracticar las virtudes, da a da, por amor.

    46 SAN JOSEMARA, Conversaciones, n. 93: La tarea de direccin espiritual hay que orientarla no dedicndose afabricar criaturas que carecen de juicio propio, y que se limitan a ejecutar materialmente lo que otro les dice; por elcontrario, la direccin espiritual debe tender a formar personas de criterio.

    47Ibid.

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    Se ha de formar la conciencia de quienes reciben esta atencin espiritual, dandodoctrina y moviendo a la creacin o fortificacin de hbitos, tanto morales comointelectuales; orientndoles para que no se guen slo por el corazn, que conducira aun sentimentalismo vaco, sino a travs de un conocimiento de la conducta cristianaque sea a la vez terico y experiencial48: la inteligencia creyente, el corazn

    convertido al Seor y al amor del bien es la fuente de los juicios verdaderos deconciencia49, sabe reconocer cul es el querer de Dios para cada momento50, y obracon plena libertad interior.

    Se trata de colaborar a que el interesado considere en la oracin sus campos delucha, vaya descubriendo lo que el Seor desea de l, ahonde en la raz de susdefectos mediante un examen sincero con Dios y consigo mismo, y pida conconfianza la ayuda de la gracia, para ir poniendo en prctica aquello que ve. Esimportante orientar de este modo los consejos que se dan, para prevenir el peligro deun cumplimiento formalista de las prcticas y virtudes cristianas.

    Formar la conciencia es, en definitiva, hacerla objeto de continua conversin a laverdad y al bien51, de ininterrumpido crecimiento en libertad interior, la libertad dela gloria de los hijos de Dios52.

    c) Ayudar a crecer

    El director espiritual debe acompaar en la construccin y fortalecimiento de launidad de vida53, progresivamente, sin que ningn aspecto quede voluntariamente

    fuera de la respuesta a Dios. Siempre, pero especialmente cuando pasan los aos, hay

    48 Cfr. JUAN PABLO II, Enc. Veritatis splendor, n. 64. Cfr. SANTO TOMS, S. Th., II-II, q. 45, a. 2: As, por ejemplo,en el plano de la castidad, juzga rectamente inquiriendo la verdad, la razn de quien aprende la ciencia moral; juzga, encambio, con cierta connaturalidad con ella el que tiene el hbito de la castidad. Se trata, por tanto de llegar a poseeruna sabidura de las cosas de Dios que procede de la ciencia, de la experiencia de la lucha y que es, al mismo tiempo,don del Espritu Santo.

    49 Cfr. JUAN PABLO II, Enc. Veritatis splendor, n. 64.

    50 Para conducirse no segn lo que me parece que es bueno para m, sino segn lo que es bueno verdaderamente

    para m; la diferencia est o en dejarse llevar por el deseo u obrar conforme a una decisin libre tomada segn la razn.51 JUAN PABLO II, Enc. Veritatis splendor, n. 64.

    52Rm 8, 21. La persona moralmente bien formada virtuosa no slo sabe cules son los comportamientosmandados o prohibidos, sino que entiende el porqu; y, precisamente por eso, es capaz de advertir si en un determinadocaso observar lo que parece ser ley dar lugar a un comportamiento que lesiona la justicia o el bien comn. La epicheia,que es la virtud que perfecciona la eleccin buena (o correcta), es en este caso la regla que se ha de seguir (cfr. S. Th.,II-II, q. 120).

    53 SAN JOSEMARA, Es Cristo que pasa, n. 10: no hay tarea humana que no sea santificable, motivo para la propiasantificacin y ocasin para colaborar con Dios en la santificacin de los que nos rodean. () Trabajar as es oracin.Estudiar as es oracin. Investigar as es oracin. No salimos nunca de lo mismo: todo es oracin, todo puede y debellevarnos a Dios, alimentar ese trato continuo con El, de la maana a la noche. Todo trabajo honrado puede ser oracin;y todo trabajo, que es oracin, es apostolado. De este modo el alma se enrecia en una unidad de vida sencilla y fuerte.

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    que ayudar a mantener el tono de exigencia personal, con una caridad vigilante54. Eldirector no puede conformarse con que las almas vayan tirando, sino que ha desugerir nuevos puntos de lucha, y rogar al Espritu Santo luces para descubrir qunecesitan, y hacrselo ver. Conviene poner metas altas y, con rectitud de intencin,pedir a cada uno cuanto pueda dar, porque Dios lo demanda.

    El Seor quiere que cada uno progrese en su camino segn sus posibilidades,talentos y condiciones. Por eso, en la direccin espiritual se deben abrir horizontes recordando al interesado que la ayuda de la gracia nunca le faltar: el Seor llama atodos a ser santos, y nadie debera conformarse con menos. Es preciso solicitar lo queel alma est en condiciones de dar en ese momento, con la gracia de Dios. Al hacerlo,puede ser oportuno advertir a quien recibe el consejo que eso no significa que faltelucha de su parte, o que el Seor no est contento, sino al contrario, que le ama ms,que le propone caminar cerca de l, y le exige ms, porque le concede ms gracia.

    No se ha de olvidar que, tarde o temprano, la fidelidad a la fe se plantea con unadisyuntiva absoluta, que de algn modo se presenta a lo largo de todo el camino: odesear plenamente, en todo momento, cumplir la Voluntad de Dios, o buscarse a smismo, disminuyendo los compromisos adquiridos, cercenando el empeo de amar:el egocentrismo en su aspecto espiritual amor propio, egosmo, etc., o en suaspecto ms material sensualidad, comodidad, ya que ambos componentesmarchan siempre unidos. De ordinario, la radicalidad de esta disyuntiva nocomparece de golpe, sino que se va fraguando en una sucesin de opciones, quiz endetalles, pero que cada vez se hacen ms profundas.

    Cuando una persona con la gracia de Dios procura responder honestamente demodo afirmativo a las insinuaciones del Espritu Santo, adquiere una sensibilidadcada vez mayor, para descubrir en todo la voluntad de Dios y seguirla. Por elcontrario, las respuestas negativas que no se han rectificado en el sacramento de laconfesin, o con la penitencia dejan al alma insensible a las sucesivas llamadas.

    Estar como en la cuerda floja impide avanzar y conduce a la tibieza. Ante esassituaciones, se requiere ser santamente intransigente con lo que debilite lacorrespondencia a la gracia y, con gran delicadeza, despus de haber rezado y

    ofrecido mortificaciones, emplear un remedio enrgico, que provoque una sacudida yestimule a reaccionar, para que el interesado al menos recomience a quererquerer:actuando siempre con esperanza y optimismo sobrenatural. Hay que comprender ydisculpar y, a la vez, saber animar con fortaleza y prudencia. Para ser muysobrenaturales, hay que ser muy humanos; y no olvidar que presentar las exigenciasde la vida cristiana de forma amable es el mejor modo para ser eficaces: discerniendocmo es cada uno, pues lo que para alguien sea estmulo, para otro puede sercontraproducente. La comprensin ayuda al director espiritual a ponerse en el lugar

    54 Cor meum vigilat (Ct5, 2); Porque la caridad de Cristo nos urge (2 Co 5, 14).

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    del otro, siendo siempre positivo, haciendo amable la lucha, con firmeza pero sinacritud.

    Se deben evitar dos extremos igualmente viciosos: la dureza o incomprensin; y lablandura, por falta de fortaleza. Es preciso aprender a conjugar comprensin y

    paciencia con la necesaria exigencia para ayudar a las personas a mejorar; de locontrario, habra falta de amor, o cobarda, o ligereza en quien tiene que orientar; larecta exigencia expresa el amor a las almas, pues desea lo mejor para ellas: que seidentifiquen cada vez ms plenamente con Cristo. Las dos actitudes comprensin yexigencia tiran hacia arriba de las personas sin brusquedades, sin herir, esperando elmomento oportuno, la ocasin propicia: es decir, contando con el tiempo. Cuando seve necesario hablar con fortaleza, despus habr que procurar recoger a esa persona,con prudencia, buscando una oportunidad, para manifestar el cario y el inters queno han faltado nunca.

    Hay que aprovechar las cualidades buenas de cada uno, e ir proponiendo puntos delucha que favorezcan el crecimiento de las virtudes.

    Por eso, hay que saber dar paz y serenidad a quienes experimenten ms el peso delas limitaciones o defectos: los santos tambin los tuvieron hasta el final de su vida,y alcanzaron la santidad esforzndose por corresponder a la gracia. Para que la luchainterior produzca frutos, es necesario insistir, comenzando y recomenzando que escomo una ley de la lucha interior55: la virtud se adquiere con la repeticin de actosbuenos, levantndose rpidamente despus de cada cada; es ms, hay que ensear a

    aprovechar la contricin despus de los fracasos, para unirse ms a nuestro PadreDios, con un amor que repare y cauterice la herida.

    d) Facilitar la sinceridad

    La sinceridad es virtud sine qua non para poder crecer en santidad, y para recibiruna direccin espiritual efectiva. Si no se abre el alma por completo, los demsmedios resultan poco eficaces.

    Ciertamente, la sinceridad es virtud que debe practicar cada uno personalmente,pero quien ejerce la direccin espiritual debe facilitarla. Para esto, ha de serconsciente de que no basta con que l ame y comprenda de hecho a las personas, sinoque debe ganarse su afecto y lograr que experimenten que las comprende y las siguede cerca. De este modo, se facilita la sinceridad antes, hablando claro cuandoaparecen los primeros sntomas de algn problema, sin ceder ante las asechanzas deldemonio mudo que incita a callar56.

    55 SAN JOSEMARA, Camino, 292: Precisamente tu vida interior debe ser eso: comenzar... y recomenzar.

    56 Cfr. SAN JOSEMARA, Camino, n. 236.

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    En el fondo, la sinceridad en la direccin espiritual no es otra cosa que lamanifestacin de la unidad de vida, de la sencillez y transparencia con que ha decomportarse un cristiano coherente. Por esto, es de importancia capital que el directorcolabore con la gracia para empujar a cada uno a conocerse delante de Dios.

    Hay algunos temas en los mayores y en los jvenes, en los que resultaespecialmente importante saber preguntar sin agobiar mnimamente, ni forzar nunca,como es obvio, pues la direccin espiritual no es dar cuenta de conciencia. Lacaridad con todos, la santa pureza y el justo desprendimiento de los bienes materiales,son virtudes que promueven y protegen tres bienes fundamentales para el cristiano.Por eso, las preguntas han de ser certeras, discretas, amables, y por supuesto hayque fiarse siempre de la respuesta recibida, pues mostrar desconfianza hara msdifcil la sinceridad.

    Sobre todo en los primeros pasos del acercamiento a Dios, no se debe dar por

    supuesto que el interesado conoce bien toda la doctrina moral57. Adems, algunaspersonas no saben expresar lo que les sucede (a causa de su carcter, del tipo deformacin que han recibido en su familia, etc.), no porque quieran ocultarlo, sinoporque piensen que no tienen nada o casi nada que decir, que lo que les ocurre es lonormal o que ellos son as. Se les ha de ayudar, dirigiendo la conversacin haciaalgn punto doctrinal que quiz puedan tener menos claro; o preguntandooportunamente sin complicaciones, pues la accin de la gracia tambin cuenta con eltiempo, con la madurez y las disposiciones personales para descubrir panoramas deun trato ms ntimo con Dios en la oracin, en la lectura del Evangelio o en la lectura

    espiritual, para que afinen ms en el examen de conciencia, etc.Tambin hay que ensear a que siempre con delicadeza llamen a las cosas por su

    nombre. A veces no lo hacen por vergenza, o porque piensan que los dems sondistintos, o simplemente porque lo ignoran. En otras ocasiones, la falta de concrecino de correccin en el hablar, los eufemismos, los circunloquios, pueden esconder unaforma de falta de sinceridad. Cada uno se enfrenta con sus debilidades en la presenciade Dios, para luchar contando siempre con los medios sobrenaturales, sin extraarsede nada: cuando la pelea interior se plantea as, se alcanza una serenidad llena de paztambin en las derrotas, que es fruto de la gracia del Espritu Santo. Por estemotivo, es preciso ensear a hacer el examen de conciencia con finura, sin despreciarlos pequeos sntomas, que pueden ser manifestacin de carencias latentes.

    La sinceridad debe ir acompaada de un nimo dispuesto a seguir los consejosrecibidos con confianza y con la responsabilidad de una persona madura58:

    57 Por ejemplo: en cuestiones de moral profesional, en lo que tiene que ver con la virtud de la santa pureza, de laveracidad, etc.

    58 Desgraciados los que desprecian la sabidura y la instruccin (Sab 3,11); sigue la compaa de los ancianosprudentes y, si encuentras un sabio, agrrate a l (Eclo 6, 34), pues, en materia de prudencia nadie se basta por s solo(cfr. S. Th., II-II, q. 49, a. 3, ad 3).

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    procurando entenderlos bien y recordarlos, para ponerlos en prctica con unaobediencia inteligente y libre.

    Es siempre oportuno que quien ha recibido esos consejos los considere en laoracin, para grabarlos en el corazn y comprender que, siguiendo esas indicaciones,

    con la ayuda de la gracia, se formarn en profundidad las buenas disposiciones de lavoluntad, de la inteligencia y del corazn. No se trata de quedarse en el cumplimientomaterial de un propsito concreto, sino de crecer en las virtudes a travs de la luchaen esos puntos, y as llegar a la conformacin con Cristo, a ser alter Christus.

    3. Disposiciones para impartir la prctica de la direccin espiritual

    Quien ejerce la direccin espiritual ha de proceder con un gran sentido de

    responsabilidad, pues la eficacia de la accin de la gracia, que llega con los mediossobrenaturales los sacramentos, la oracin, la comunin de los santos, etc., y elconsiguiente desarrollo de la vida interior de quienes reciben esa direccin, dependenen gran medida del modo como realice su tarea.

    a) Necesidad de vida interior y de visin sobrenatural

    Al atender a las personas es preciso tener presente que la primera preocupacindeldirector espiritual ha de ser l mismo, progresar en la propia lucha interior,

    santificarse para colaborar en la santificacin de los dems, porque de otro modo nopodr servirles con eficacia59.

    Nadie da lo que no tiene, y hay un determinado conocimiento experiencial de Diosy de las cosas divinas que no se obtiene por ninguna ciencia humana. Santo Toms loexplica diciendo que la rectitud del juicio acerca de las cosas de Dios, implica unasabidura que se alcanza por cierta connaturalidad60; y precisa: As pues, tener

    juicio recto sobre las cosas divinas por inquisicin de la razn incumbe a la sabiduraen cuanto virtud natural; tener, en cambio, juicio recto sobre ellas por cierta

    connaturalidad con las mismas proviene de la sabidura en cuanto don del EsprituSanto61. Es el conocimiento habitual que se adquiere con el trato asiduo de la

    59 SAN JOSEMARA, Forja, n. 399: De acuerdo: tu preocupacin deben ser ellos. Pero tu primera preocupacindebes ser t mismo, tu vida interior; porque, de otro modo, no podrs servirles.

    60 SANTO TOMS, S. Th., II-II, q. 45, a. 2, c: La rectitud de juicio puede darse de dos maneras: la primera, por el usoperfecto de la razn; la segunda por cierta connaturalidad con las cosas que hay que juzgar.

    61Ibid. Y a continuacin aclara: As, Dionisio, hablando de Hieroteo en el c.2De div. nom., dice que es perfecto enlas cosas divinas no slo conocindolas, sino tambin experimentndolas. Y esa compenetracin o connaturalidad conlas cosas divinas proviene de la caridad que nos une con Dios, conforme al testimonio del Apstol: Quien se une a Dios,se hace un solo espritu con l (1 Co 6, 7) (ibid.).

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    persona amada. Por eso, San Josemara afirma que, si no hay vida interior, si no hayuna bsqueda constante de Dios que inhabita en el centro del alma en gracia, la laborde gua se hace precaria o incluso ficticia62.

    Esto ha de llevar a quien ejerce la direccin espiritual a buscar el verdadero bien

    suyo, y de quienes ayuda con su direccin con rectitud de intencin

    63

    , a practicarpersonalmente una oracin y mortificacin generosas; y a ofrecerlas por aquellos alos que atiende, con la certeza de que sos son los principales medios para servirles.Tambin en esta tarea se aplica aquel orden indicado en Camino: Primero, oracin;despus, expiacin; en tercer lugar, muy en tercer lugar, accin64.

    El Seor da su luz y sus dones a quien se esfuerza por tratarle, hacindoledescubrir modos concretos de ayudar a los dems. No bastan la buena voluntad y laexperiencia, porque para llevar a trmino una tarea sobrenatural hay que ponermedios sobrenaturales; es necesario acudir siempre al auxilio del Espritu Santo,

    implorando sus dones.

    Junto a la mortificacin y la peticin de ayuda al Parclito, el director espiritual hade fomentar en s mismo, con la gracia divina, las actitudes del Buen Pastor,esforzndose por hacer suyos los mismos sentimientos que tuvo el Seor65, para sersiempre muy sobrenatural y, a la vez, muy humano; y muy humano para poder sermuy sobrenatural, pero sin olvidar nunca que, en esa ocupacin sobrenatural de guiara los otros, no caben las consideraciones meramente humanas: es decir, no podromitir nunca con falsas excusas el cumplimiento de su deber con la persona a quien

    aconseja, pensando que sta tiene ms virtudes, ms edad o ms experiencia, etc. ElSeor cuenta con las limitaciones propias, e incluso se sirve de ellas, para lasantificacin personal y para santificar a los dems; cuando se es dcil al EsprituSanto nunca falta la gracia de Dios.

    b) Caridad y paciencia con los dems

    Del mismo modo que la caridad es la forma de todas las virtudes66, es tambin laraz que alimenta las actitudes necesarias para ejercer la direccin espiritual, y el

    ncleo sobre el que stas se desarrollan.

    62 Cfr. SAN JOSEMARA, Forja, n. 892.

    63 La connaturalidad se fundamenta y se desarrolla en las actitudes virtuosas del hombre mismo: la prudencia y lasotras virtudes cardinales, y en primer lugar las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad. En este sentido,Jess ha dicho: El que obra la verdad, va a la luz (Jn 3, 21) (JUAN PABLO II, Enc. Veritatis splendor, n. 64).

    64 SAN JOSEMARA, Camino, n. 82.

    65 Cfr. Flp 2, 5.

    66 Cfr. SANTO TOMS, S. Th. I-II, q. 62, a. 4, c.

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    Quien ejerce la direccin espiritual se ha de comportar siempre con caridadefectiva y afectiva, de modo que nada le resulte indiferente67; con sincerapreocupacin se ha de interesar de todo, desde lo ms material a lo espiritual. Estecario recto y noble no es sentimentalismo egosta, porque sabe que est sirviendo ahijos de Dios.

    Hay que conocer a cada alma, una a una, y comprenderla con sus virtudes, susdefectos y sus posibilidades; y tambin con su modo de ser, gustos y aficiones.Cuando quien recibe la direccin espiritual advierte que se le conoce y se sientequerido, le resulta mucho ms fcil tener confianza, ser sincero, dejarse exigir. Y eseconocimiento se adquiere meditando en la oracin la vida interior de las personas quese atiende y pidiendo luces al Espritu Santo para saber aconsejar con prudencia.

    El director espiritual ha de comprender a fondo a los dems, viendo las cosas conlos ojos de ellos; entendiendo cmo y cunto les afectan. Asuntos que en s tienen

    poca trascendencia, en un determinado momento pueden llegar a ser significativospara una persona. Es preciso valorar justamente, en la presencia de Dios, qu puedetener importancia, o puede llegar a tenerla, aunque se trate de algo pequeo.

    Es preciso no escandalizarse nunca de nada ni siquiera con un gesto de extraeza,o una manifestacin de asombro, especialmente si alguien refiere algo que se salgade lo normal y que precisamente por eso pueda resultar ms difcil de contar.

    La paciencia, informada por la caridad, es virtud necesaria en el que ejerce tareasde direccin espiritual68. El director espiritual ejercita la paciencia para no dejarsearrastrar por el desaliento cuando no se aprecian los frutos inmediatos en las almas, ypara saber atinar con el momento propicio de pedir ms, cuando se ve que es posibleo necesario.

    Paciencia y fortaleza, tambin, para dominar el propio carcter: suavidad en lasformas, amabilidad en el trato, inters sincero por los problemas de los dems. Enningn momento se ha de mostrar impaciencia, y esto no como tctica, sino comoconsecuencia de que se acta en la presencia de Dios; ms an, en ocasiones, elsimple hecho de encontrar a alguien que escucha puede ser el detonador de un inicio

    de conversin.Paciencia, en definitiva, con las fragilidades y limitaciones de los dems, poniendo

    fe en los medios sobrenaturales y esperanza en el poder de Dios, sin fijarse slo enlos defectos y sin dejarse llevar por el pesimismo.

    67 Aunque, como es natural, no se manifiesta con muestras de especial simpata que pueda suponer acepcin depersonas: todos deben encontrar la misma acogida amable; el director debe saber hacer y desaparecer, para que nadiese apegue a su persona.

    68 La caridad es paciente, la caridad es benigna (...) no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal (...)todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta (1 Co 13, 4-7).

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    En la labor de almas, el Espritu llena de esperanza, que es optimismo y confianzasobrenatural, para transmitir la alegra y la paz de Dios ante las posibles cadas ofracasos, con la conviccin de que, cuando hay dolor, hay lucha y el Seor puedesacar grandes bienes de grandes males: In patientia vestra possidebitis animasvestras Con vuestra perseverancia salvaris vuestras almas69.

    c) Prudencia

    Explica Santo Toms que las acciones se dan en los singulares, y por lo mismo esnecesario que la persona prudente conozca no solamente los principios universales dela razn, sino tambin los objetos particulares sobre los cuales se va a desarrollar laaccin70. Precisamente porque es virtud necesaria para determinar qu es msconveniente sugerir en cada situacin, sin dejarse llevar por recetas generales, eldirector espiritual debe cultivarla, y pedirla a Dios para s con asiduidad.

    Una manifestacin de prudencia ser dosificar adecuadamente los consejos,teniendo en cuenta la capacidad de la persona que los recibe y sus circunstancias,sabiendo que no se puede tratar a todos de la misma manera y que no siempre la lnearecta es el camino ms corto para llegar a la meta; con fortaleza amable, hay queproponer los objetivos que cada persona puede alcanzar en su momento.

    A veces habr que sealar campos de lucha distintos, y no insistir en un aspectodeterminado, aunque sea objetivo, cuando los interesados no estn en condiciones desacarlo adelante. En otras ocasiones, puede ser oportuno que el director espiritual se

    tome algn tiempo antes de emitir un juicio concreto, para considerarlo despacio ensu oracin personal y matizarlo debidamente. Asimismo, no se limitar a escuchar loque le digan, sino que prev las situaciones ante las que quiz se encontrar un alma,para darle a tiempo las sugerencias oportunas. Santo Toms explica que paraaconsejar bien se requiere no slo averiguar y descubrir los medios aptos para lograrel fin, sino tambin otras circunstancias: el tiempo conveniente, de tal modo que elconsejo no se d ni demasiado tarde ni demasiado pronto; el modo de aconsejar, esdecir, firmeza en el consejo; y otras circunstancias71.

    Siempre ser necesario implorar la asistencia del Espritu Santo, que perfecciona elobrar segn virtud: hace descubrir la verdad y ensea a aconsejar.

    69Lc 21, 19 y Santo Toms traduce ms literalmente: por la paciencia se mantiene el hombre en posesin de sualma (S. Th., II-II, q. 136, a. 2, ad 2).

    70 SANTO TOMS, S. Th., II-II, q. 47, a. 3, c.

    71 SANTO TOMS, S. Th., II-II, q. 51, a. 1, ad 3.

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    d) Humildad de saberse instrumento

    El director espiritual es instrumento querido por Dios para ayudar a conocer suVoluntad a cada uno: Servi inutiles sumus; quod debuimus facere, fecimus Somosunos siervos intiles; no hemos hecho ms que lo que tenamos que hacer72. Las

    almas son nicamente de Dios y, por tanto, no tiene sobre ellas dominio ni potestadalguna. Para lograr crear el clima de sinceridad de confianza que es propio de ladireccin espiritual, se requiere una profunda humildad, que lleve a los que la ejercena sacrificarse por los dems.

    Entre otras manifestaciones de humildad, se agradece mucho que el directorespiritual sea amable, delicado en el trato, generoso con su tiempo: as posibilita a laspersonas la apertura del alma. Es importante que se d siempre esta cercana y quetodos la experimenten. Es un punto que el director espiritual ha de tener en cuenta alhacer su propio examen de conciencia.

    Humildad es tambin rechazar cualquier asomo de personalismo o de afn deoriginalidad en el modo de ejercer la direccin espiritual; el director debe llevar lasalmas a Dios, evitando que se apeguen a su persona. Para esto, ha de rechazar todatentacin de protagonismo, siguiendo la enseanza del Bautista: Illum oportetcrescere, me autem minui Es necesario que l crezca y que yo disminuya73. A estova unida la disponibilidad para escuchar en cualquier momento las preocupaciones oalegras de quienes dirige: cualquiera ha de encontrar siempre la puerta abierta y serrecibido con una sonrisa.

    A la vez, la humildad le llevar a exigir donde se vea necesario, aunque se trate deaspectos que quiz l tampoco ha superado: el buen mdico cura aunque padezca lamisma enfermedad. Lo contrario sera expresin de poca visin sobrenatural, de notener la conviccin de ser instrumento. Esta disposicin lleva al director espiritual atener la certeza de que cuenta con la gracia y el auxilio del Espritu Santo paracumplir fielmente los deberes de su oficio.

    e) Respeto hacia todas las formas de espiritualidad

    Dentro del marco amplio de la fe y de la moral cristianas, cada alma tiene derechoa seguir aquella forma de espiritualidad a la que se siente llamada por Dios74. Eldirector espiritual debe no slo respetar esa forma, sino atenerse fielmente a ella enlos consejos que d, sin pretender aportar sus ideas o preferencias personales: lasalmas son de Dios como repetidamente se ha recordado, y hay que acompaarlas

    72Lc 17, 10.

    73Jn 3, 30.

    74 Cfr. Cdigo de Derecho Cannico, can. 214; Cdigo de Cnones de las Iglesias Orientales, can. 17.

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    por el camino que el Seor ha dispuesto para cada una. Actuar de otra manerasignificara oscurecer el hecho de que se es slo instrumento del Espritu en lasantificacin de las personas.

    Si quien recibe la direccin espiritual ha contrado obligaciones con alguna

    institucin de la Iglesia, se le ha de animar a cumplirlas delicadamente y a utilizar losmedios de santificacin, de formacin y de apostolado segn el modo previsto en esainstitucin.

    f) Silencio de oficio

    El director espiritual est obligado a guardar el ms estricto silencio de oficio sobretodo aquello de lo que tenga conocimiento por razn de su tarea o encargo.

    En el caso que no ser habitual ni frecuente de que considere convenienteconsultar a otra persona con ms conocimientos sobre una determinada materia,puede plantear al interesado que acuda a quien est en condiciones de ayudarle mejoren esa cuestin. De ordinario si se ha de recurrir a un mdico, a un abogado, etc.aconsejar al interesado que procure enterarse bien, para elegir libremente uno debuen criterio. No hay inconveniente en que el director espiritual le facilite losnombres de algunos profesionales, si les conoce con certeza mejor ms de uno, alos que pueda dirigirse.

    En alguna ocasin el director espiritual puede hacer una consulta a una persona

    ms experta, presentndola como un caso hipottico y modificando lascircunstancias, de manera que quede completamente a salvo la identidad de lapersona de que se trata, y siempre con la debida prudencia.

    ISSRA, 2011

    Jos Luis Gutirrez, 2011