5 El Medioevo Tiempo de Estancamiento

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Proceso Histrico Mundial 5

EL MEDIOEVO, TIEMPO DE ESTANCAMIENTO?Por: Germn Caldern Ticse Tradicionalmente se ha caracterizado a la Edad Media, especficamente a la que se vivi en Europa- como un largo perodo de confusin, dificultades materiales y temores de toda ndole. Un espacio de diez siglos, del V al XIV, cuyo final estuvo marcado con la resurreccin de lo antiguo, de lo clsico. Muchos intelectuales y artistas, admiradores de las culturas griega y romana, las estudiaron en profundidad, lo que dio origen a una corriente renovadora que vino a denominarse Renacimiento. Los voceros de este movimiento, precisamente, fueron los primeros en llamar Edad Media al tiempo intermedio entre el esplendor del mundo antiguo y el renovado esplendor de los tiempos modernos. Los Renacentistas renegaron de la Edad Media, viendo en ella slo sus grandes males: la ignorancia, la barbarie y el fanatismo. La consideraron como un perodo decadente en los campos no eclesisticos del saber, ya que despreci las vertientes culturales de la antigedad clsica griega y romana. Pero eso no es del todo cierto, y adems debe entenderse como vlido slo en Europa. El Renacimiento no surgi de la nada: sus races pueden rastrearse en la Edad Media. Tres componentes estructurales caracterizaron a la extensa y compleja Edad Media:

1) El feudalismo, como socioeconmica y poltica.

sistema

de

organizacin

2) La aparicin y progresivo desarrollo de una nueva clase social, la burguesa, estrechamente ligada a las actividades econmicas, principalmente comerciales e industriales, y directamente relacionada con la gnesis de una ciudad de nuevo tipo, escenario originalmente econmico y de convivencia, donde iban a surgir originales instituciones de gobierno, las municipalidades, y de trabajo, los gremios. 3) La omnipresencia de la iglesia, especficamente la iglesia cristiana, en todas las facetas del quehacer humano, debindose considerar como aporte positivo su afn de preservar la cultura clsica en los centros monacales que regent, auspiciando asimismo desde el siglo XIII el nacimiento de una institucin cultural perdurable, la Universidad, si bien sumida sta en la escolstica, soporte ideolgico de la sociedad feudal. Ahora bien, el feudalismo en otras partes del mundo se dio en tiempos dismiles. Expresin de su presencia temprana la podemos hallar en la China, donde ya en el siglo III existan formaciones feudales. En Amrica, por el contrario, se dio muy tardamente; en el caso peruano desde el siglo XVI, subsistiendo como semifeudalidad hasta el siglo XX. PERODOS DE LA EDAD MEDIA Se conoce como Temprana Edad Media al perodo que se inicia en los aos finales del imperio romano de occidente, que es cuando emerge la nueva situacin socioeconmica que hemos descrito, que coincide con la expansin del cristianismo y con las grandes migraciones de los pueblos germanos, que crean reinos en el disgregado imperio. Abarca del siglo V al VIII.

A ello sigue el perodo conocido como la Alta Edad Media, desde el siglo IX, en la que se consolida el modo de produccin feudal, a la vez que se intenta con Carlomagno y Otn el Grande la restauracin del imperio de occidente. Es el tiempo en que toda Europa va a ser cristianizada, recuperando Roma su gravitante importancia. Pero pese a los proyectos de grandeza imperial, la sociedad sigue siendo bsicamente agraria, mostrando una economa natural. Algunos autores hablan de una Plena Edad Media, para referirse a un perodo que se inicia el siglo XI, en el que se empiezan a generar cambios trascendentales. Es el tiempo en que resurge la vida urbana y mercantil, con un notorio crecimiento poblacional. Es el tiempo en que aparece la burguesa, como nueva clase destinada a corroer inexorablemente los cimientos del feudalismo. Es el tiempo en que cobra vigor el poder monrquico, precediendo a lo que despus se convertir en el absolutismo. Es el tiempo de las grandes luchas entre reyes y papas. Y a la vez es el tiempo del resurgimiento artstico y cultural, caracterizado por el paulatino abandono del latn y el surgimiento de las lenguas romances, naciendo tambin por entonces las Universidades. La Baja Edad Media es el perodo que trascurre desde que se anuncia la crisis del orden medieval, en la segunda mitad del siglo XIII, hasta las postrimeras del siglo XV. La crisis se produce en todos los niveles, paralela a un tiempo de tremendas epidemias, como la de la peste negra, que hizo grandes estragos en 1348. Es el tiempo en que la oscurantista sociedad fanatizada condena lo que considera grandes herejas, lo que entre otras causas va a generar las corrientes protestantes. GNESIS SOCIOECONMICA DE LO FEUDAL En el trnsito del mundo antiguo al medieval juegan rol preponderante cuatro grandes protagonistas: Roma, la

Iglesia, Constantinopla y los pueblos brbaros, producindose importantes cambios en la vida socioeconmica. Durante el apogeo del imperio romano existi un claro predominio de la ciudad sobre el campo, ya que fue en el mbito urbano donde se acumul la riqueza. Por el contrario, en su perodo de decadencia, se dio un proceso de ruralizacin generalizada. Los dueos de los latifundios dejaron de habitar en el medio urbano y, por tanto, las ganancias procedentes de sus rentas rurales dejaron de afluir a la ciudad, que se vio as privada de la funcin comercial y de mercado que haba tenido hasta entonces. El proceso de ruralizacin fue ms severo en la parte occidental del imperio. En esa situacin, el rgimen de propiedad de la tierra ofreci mayor variedad que en tiempos anteriores. En un principio dej de ser esclavista sin ser todava feudal. El latifundio continu siendo trabajado por esclavos, pero conforme trascurra el tiempo ellos iban disminuyendo, lo cual motiv la implantacin de un sistema de explotacin mixta, a travs del colonato, sistema caracterstico de la Temprana Edad Media. El colono era un arrendatario perpetuo y hereditario, pero no voluntario, para quien la sujecin a la tierra se convirti, a la vez, en un derecho y una necesidad. La tierra era la que ligaba a los colonos con un propietario, hacindolo de por vida y transmitindose de forma hereditaria, de padres a hijos. En el caso de un colono sin descendencia, la tierra volva de nuevo a manos del propietario, del cual en realidad nunca sala, ya que la propiedad no se transmita con el colonato.

Jurdicamente el colono era un hombre libre, pero al mismo tiempo era algo as como el servidor de un dominus o de un patronus. La gran propiedad rstica segua dos sistemas diferenciados para su cultivo: el trabajo directo a travs de esclavos o el arriendo, sistema que aument en importancia conforme fue decreciendo el nmero de esclavos. A consecuencia de ello, los propietarios de los fundus se vieron obligados a dividir sus tierras de la siguiente forma: 1. La pars dominicata.- Que era la parte del terreno que se reservaba el dominus o gran propietario para su disfrute o explotacin directa, incluyendo el lugar donde vive, llamado habitacin o villa; con tierras de labor que constituan aproximadamente un tercio del total de la pars dominicata. Estas tierras de labor se diferenciaban de las que se repartan a los colonos por ser de las ms ricas y frtiles, adems de ubicarse ms cercanas a las villas. En esta parte se hallaban tambin la totalidad de bosques y pastos. 2. La pars indominicata.- Estaba constituida por el resto de las tierras, que se repartan entre los colonos en una serie de parcelas denominadas mansus. Los arrendatarios o colonos, en razn del objeto del arrendamiento, pagaban una cantidad de dinero anual por el usufructo de las tierras. Al escasear el metlico, el colono empez a pagar el arriendo con los frutos de la tierra, vindose adems obligado a dedicar unos das del ao al trabajo de la tierra del seor (pars dominicata), en especial en pocas de siembra. recoleccin, etc.

Habiendo aparecido la institucin del colonato en los ltimos tiempos del imperio romano de occidente, el estado estipul que los colonos fuesen inscritos en la nmina de cada propiedad. A partir de entonces se habl de la adscripcin o adscriptus. En el siglo V los colonos comenzaron a quedar ligados a la tierra y no solamente a una nmina. Fue entonces cuando el colonato se convirti en vitalicio y hereditario, resultando un ordo (estado) intermedio entre la esclavitud y la libertad. Desde sus orgenes, este nuevo sistema econmico estuvo ligado a un sistema social sumamente jerarquizado. En la Roma decadente tuvo al orden senatorial en la cspide, seguido por los honestiore y los humiliore, todos ellos hombres libres; situndose en un escaln intermedio los colonos y en la base los esclavos. Estos grupos fueron estancndose, constituyendo una especie de castas de las que era prcticamente imposible salir. Los funcionarios imperiales se militarizaron y se fue el primer antecedente del caballero feudal. En los ltimos das del imperio, los grandes latifundistas dependen ya muy poco del estado y tal es su posicin econmica que terminan situndose por encima incluso de las leyes, influenciando en el orden senatorial, copando las altas magistraturas y de una u otra forma por tanto enriquecindose an ms. Con tal poder pueden darse el gusto de convertir sus latifundios en tierras de asilo para todo aquel que pretenda escapar a la fiscalidad, acogiendo igualmente al elemento esclavo, defraudando sistemticamente al fisco y escapando a los intentos de control de la ciudad, que se ve incapaz de detener su importancia creciente.

Con respecto a los dbiles actan de forma por dems prepotente, convirtindolos en siervos de la tierra. Un trato distinto conceden a los hombres de condicin libre, segn su posicin, que acaban entregndose al patronato de esos dominus. El patronato o patrocinium tiene un marcado carcter econmico-social. Este aspecto tambin se refleja en textos jurdicos, ante la impotencia de los poderes pblicos, ya que los grandes propietarios rurales se convierten en indispensables para el propio estado, al favorecer la poltica agraria. Todos estos acontecimientos marcan el inicio del sistema social medieval. LOS REINOS ROMANOGERMNICOS Destronado el ltimo emperador romano, Rmulo Augstulo, el ao 476, el jefe brbaro Odoacro se proclam seor de Italia. Contra l march el jefe ostrogodo Teodorico, por orden del emperador de Bizancio. Triunfante Teodorico el ao 493, desconoci la autoridad imperial instaurando el reino ostrogodo en Italia. Por el mismo tiempo, Clovis, rey de los francos, ocupaba las Galias. Teodorico, adems de exitoso guerrero mostr dotes de hbil poltico, tomando de asesores a ilustres romanos. Tuvo el afn de armonizar las relaciones entre conquistadores y conquistados, lo que emularon otros reyes brbaros. Esa sntesis dio origen a los reinos romanogermnicos. Pero el reino ostrogodo fue de efmera duracin, pues antes de alcanzar los treinta aos fue derrotado por Bizancio, convirtindose toda la Italia en una provincia bizantina. El reino visigodo, por su parte, se estableci en Espaa, teniendo como capital la ciudad de Toledo. Contuvo con

xito las invasiones bizantinas y subsisti hasta el ao 711 en que cay en poder de los musulmanes. En Inglaterra se formaron varios pequeos seoros germnicos, entre ellos Northumbria, Mercia, Wessex, Kent, Essex y Surrey. En esas tierra se produjo el xodo de las poblaciones romanizadas. En la Galia Clovis fund el reino franco y la dinasta merivingia. A su muerte, el ao 521, varios seoros a l sujetos se hicieron autnomos, destacando los seores de Austrasia, entre ellos Carlos Martel que acrecent su poder al contener el avance musulmn en la batalla de Poitiers, el ao 732. Con esto, su familia fue vista con predileccin por la iglesia cristiana, temerosa del avance rabe en Espaa. Carlos Martel leg el ttulo de mayordomo del reino franco a su hijo Pipino el Breve. El ao 751 destron a Childerico y se proclam rey con apoyo del papado, con lo cual puso fin a la dinasta merovingia, instaurando la carolingia. Un prncipe de esta casa, Carlomagno, restaurara el imperio de Occidente, el ao 800. As, el perodo de los reinos romanogermnicos abarca casi tres siglos y medio que van desde la cada hasta la restauracin del imperio de Occidente. Todos ellos -concluye Jos Luis Romero- tuvieron que afrontar los mismos problemas, derivados de la ocupacin de un pas de antigua civilizacin -que los conquistadores admiraban, por cierto-, en el que deban coexistir vencidos y vencedores dentro de un rgimen que permitiera a los ltimos el goce de su victoria y a los primeros su lenta incorporacin al nuevo orden. El resultado de la poltica puesta en prctica por los conquistadores fue beneficioso, y de ella derivaron los estados medievales, raz de los estados modernos de la Europa occidental.

EL IMPERIO BIZANTINO Aunque en un principio los emperadores de Oriente intervinieron en los asuntos de Occidente, terminaron preocupndose por los de su propio territorio, afrontando sucesivas luchas intestinas y amenazas externas. Fue por ello que a partir del siglo V empezaron a reemplazar la tradicin cultural romana por la griega y la oriental. El ms clebre de esos emperadores fue Justiniano, quien gobern entre los aos 527 y 565, grandemente influenciado por su esposa, la emperatriz Teodora. Fue en ese tiempo que Italia pas a ser una provincia bizantina. Aparte de sus triunfos militares, Justiniano destac como administrador del estado. Orden varias compilaciones de derecho con las que estableci el sistema jurdico que llevara su nombre: Cdigo Justiniano. Fue tambin el edificador de la hermosa catedral de Santa Sofa. A su muerte se desat un perodo convulso, hasta la llegada al poder de Len III, el ao 717, quien adems de contener a los invasores rabes, conservando para Bizancio las posesiones del Asia Menor, reorganiz el rgimen interior, apoyndose en el grupo religioso de los iconoclastas, as llamados porque rechazaban el culto de las imgenes. Eso provoc la ruptura entre Constantinopla y Roma, precisamente cuando Carlos el Grande se aprestaba a restaurar el imperio de Occidente. EL IMPERIO CAROLINGIO

El rey franco Pipino el Breve se convirti en adalid del cristianismo por sus xitos frente a los musulmanes. El papado le dio todo su apoyo, porque quera servirse de l para su lucha contra los lombardos que dominaban en Italia. Al morir ese rey el ao 768, lo sucedieron sus hijos Carlomn y Carlos, quedando ste ltimo como dueo exclusivo del poder el ao 771. Destacara por sus dotes de conquistador, por lo cual fue llamado Carlomagno. Se fij como primera meta la conquista de Italia y el ao 774 derrot a los lombardos en Pava. A su ttulo de rey de los francos aument el de rey de los lombardos y poco despus el de patricio de los romanos, consolidando su alianza con el Papa al cederle las tierras del pontificado en la regin de Ravena. Pas luego a la Germania, doblegando la resistencia de los sajones el ao 780. Organiz la administracin de ese territorio, reprimiendo severamente dos grandes insurrecciones, los aos 785 y 803. Pero fracas en la campaa que emprendi sobre Espaa el ao 788, que termin con la debacle de sus tropas de retaguardia a manos de los vascos montaeses, en la regin de los Pirineos. Tiempo ms tarde, con fuerzas superiores, Carlomagno consigui apoderarse de toda la regin situada entre el ro Ebro y los Pirineos. En el ao 788 Carlomagno someti a los bvaros, y entre los aos 791 y 796 conquist el territorio de los varos (las actuales Hungra y Austria). Con esas triunfales campaas pudo el conquistador restaurar el imperio de Occidente. No pudo anexar Espaa, pero a cambio agreg la Germania, reuniendo en el nuevo imperio a los

principales reinos romanogermnicos. Lograrlo fue obra conjunta de la energa del pueblo franco y del genio militar y poltico de su caudillo, quien cumpla as el ideal pontificio de instaurar un orden universal cristiano. El da de Navidad del ao 800, en la baslica de San Pedro en Roma, el Papa Len III coloc sobre la cabeza de Carlomagno una corona, reconocindolo como hijo predilecto de la iglesia, su brazo armado y el restaurador de la grandeza romana. Carlomagno estableci su sede imperial en Aquisgrn, donde resida desde el ao 794. All haba construido una iglesia y un palacio, basado en parte en influencias arquitectnicas tomadas de Ravena y Roma. En su corte reuni eruditos de toda Europa, el ms famoso de los cuales fue el clrigo ingls Alcuino de York, al que puso a cargo de la escuela palatina. Para su tarea gubernativa expidi centenares de decretos llamados Capitulares, abarcando una vasta gama de asuntos, desde cuestiones jurdicas y militares hasta cuestiones relativas a monasterios, a la educacin y a la gestin de los dominios imperiales. Confi la administracin del imperio a unos doscientos cincuenta funcionarios reales denominados condes. Esto a la postre resultara contraproducente, pues cada conde fue ambicionando autonoma. Para vigilarlos Carlomagno destin a los missi dominici, que slo tuvieron presencia mientras l vivi. Al respecto apunta Jos Luis Romero: Todo conspiraba contra la unidad: el desarrollo econmico, basado preferentemente en la autonoma de pequeas reas econmicas, el sistema de reclutamiento local del ejrcito y, sobre todo, las inmensas distancias y los inconvenientes en las comunicaciones, que solan

mantenerse interrumpidas durante largos perodos. Ninguna de las medidas que Carlomagno adopt, pudieron impedir el localismo que deba concluir en la organizacin feudal. Carlomagno -dice Martn A. Cagliani- es importante no slo por su genio militar y el gran imperio que supo forjar, sino tambin por la especial combinacin de tradicin e innovacin que represent. Por un lado, era un tradicional guerrero germnico que pas la mayor parte de su vida adulta combatiendo. En las campaas contra los sajones impuso el bautismo por la fuerza y se deshizo de los rebeldes con matanzas sin piedad. Por otra parte, puso todo su inmenso poder y prestigio al servicio del cristianismo, de la vida monstica, de la enseanza del latn, de la copia de libros y del imperio de la ley. Su vida, tomada como modelo para la mayora de reyes posteriores, personifica la fusin de las culturas germnica, romana y cristiana, que se convertira en la base de la civilizacin europea. En el ao 814, poco antes de morir, Carlomagno design como sucesor al nico hijo que le quedaba, Luis, que pas a ser conocido como Luis I el Piadoso o Ludovico Po, coronndolo personalmente. Ludovico Po gobern un imperio en plena disgregacin. Ambicionando sucederle se enfrentaron sin interrupcin sus propios hijos, Lotario, Carlos y Luis. Ludovico Po muri en el 840 y tres aos despus sus tres hijos sellaron la paz con el Tratado de Verdn, en virtud del cual se distribuyeron los territorios del imperio. Lotario, conservando el ttulo de emperador, recibi toda Italia y los valles del Rdano, Saona, Mosa y Rin.

Luis tom para s la Germania, al este del Rin. Y Carlos toda la regin al oeste del Rin, vale decir la actual Francia. Ese reparto no contuvo la creciente disgregacin, pues varios condes negaron obediencia a los reyes carolingios y se declararon en completa autonoma. El cuadro se complic con la oleada de invasiones que asolaron esos territorios, que fueron asolados por normandos, musulmanes, esclavos y mongoles. Algunos lograron instalarse definitivamente, como los normandos en una regin francesa, la Normanda; los eslavos en lo que ms tarde se llamaran Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria y Yogoslavia; y un grupo de mongoles, los magiares, en Hungra. En la mayora de los casos, los invasores tuvieron que contentarse con el saqueo de poblaciones indefensas, pues la nobleza guerrera se fortific, defendiendo con xito sus posesiones. Cada seor tuvo que actuar por su cuenta, sin apoyo de los reyes, y esto abon ms la consolidacin de la nueva formacin socioeconmica. El territorio de cada seor termin convirtindose en un feudo y ello cont finalmente con el aval de los reyes, que as recuperaron algn poder, pues los feudales se comprometieron a servirles como vasallos. ORGANIZACIN DE LA SOCIEDAD FEUDAL En el siglo IX, disgregado el imperio carolingio y tras las oleadas de nuevas invasiones, la nueva formacin socioeconmica se estableci a plenitud en Europa. El feudalismo tuvo por base la propiedad seorial de la tierra, generando una produccin para el autoconsumo y no para el comercio, con acumulacin de derechos econmicos y jurdicos para el terrateniente.

El feudo fue una unidad econmica, social y poltica, un mbito cerrado, con marcada tendencia a la autonoma, segn explica Jos Luis Romero. Era concedido a un noble por el rey -o por otro noble de mayor poder- para que se beneficiara con sus rentas y, al mismo tiempo, lo administrara, gobernara y defendiera. El seor feudal quedaba unido al rey -o al noble de quien reciba la tierra, o a ambos- por un doble vnculo: el del beneficio, que lo obligaba a reconocer la propiedad eminente de quien le haba otorgado el feudo, y el vasallaje por el cual se comprometa a mantener la fe jurada con su seor, obligndose a combatir a su lado y a prestarle toda suerte de ayuda. El sistema dio paso a una muy clara jerarquizacin social, teniendo en la cspide a la aristocracia y los seores feudales, laicos o eclesisticos, en una escala media a los vasallos menos poderosos y en la base, como clases no privilegiadas, a los campesinos que podan ser hombres libres o siervos. Con el tiempo, al margen de esas clases, en las resurgentes ciudades, iba a emerger la burguesa. Casi no hubo diferencia entre campesinos libres y siervos, pues los seores ejercan su autoridad y su poder con absoluta discrecionalidad sobre ambas, ya que no haba frenos legales que pudieran sobreponerse a su predominio. Estrictamente considerado, el campesino libre slo posea sobre el siervo la posibilidad de cambiar de amo, pues conservaba la libertad de movimiento. El siervo estaba en cambio atado a la gleba y formaba parte de ella, hasta el punto de que era transferido de un seor a otro cuando se transfera la tierra. Pero ni campesinos libres ni siervos podan hacer nada frente a los abusos de los seores, pues la conviccin estaba arraigada de que los primeros slo tenan

deberes, en tanto que correspondan legtimamente a los ltimos todos los derechos y privilegios. La masa fundamental de la poblacin -escriben por su parte Volodin y Plimak- la constituan los campesinos, de cuyo trabajo viva la cspide feudal de la sociedad: terratenientes, clero y aristocracia real. En muchos pases imperaba la servidumbre de la gleba: la tierra perteneca al seor feudal y el campesino estaba adscrito a ella, teniendo que entregar a su seor la mayor parte de lo que produca. La voluntad del seor era ley y cualquier manifestacin de descontento o insumisin se castigaba ferozmente. Los seores feudales eran dueos absolutos de sus dominios. Continuamente en pugna entre s y con el poder real, sus incontables disidencias intestinas arruinaban todava ms al pueblo. El feudalismo marc el apogeo del poder de la Iglesia, no slo como institucin universal sino tambin haciendo de sus integrantes particulares prominentes miembros de la clase feudal, pues entre los grandes seores terratenientes se contaron numerosos obispos y abates. La influencia de la Iglesia fue absoluta, toda vez que garantizaba la permanencia de la estructura social. En la concepcin mental de los feudales, cada grupo cumpla una funcin especfica, al servicio de la sociedad: los seores la defendan militarmente, clrigos y frailes procuraban su bien espiritual, y los campesinos facilitaban todo ello trabajando la tierra. La iglesia era copartcipe y defensora del rgimen feudal: afirmaba que la divisin de los hombres en ricos y pobres, en poderosos y no poderosos, vena de Dios, y que quien se opona al poder, se opona a los designios del Seor; declaraba sagrado el orden de cosas

establecido y adoctrinaba al pueblo por todos los medios a su alcance a renunciar sumisamente a los bienes terrenales. Pero el clero, que prometa al pueblo la bienaventuranza del reino de los cielos, no renunciaba a los placeres de la vida en esta tierra pecadora. Segn un testimonio de la poca, muchos de los servidores de Dios, contrariando su apostolado y su prdica, nadaban en un mar de riqueza y abundancia. Por eso durante la Edad Media surgieron numerosas rebeliones campesinas en contra de quienes hablaban en nombre de Jess pero sin seguir sus enseanzas. Por ello tambin que finalizando el medioevo surgi con fuerza el protestantismo. Posteriormente, los monarcas feudales, ansiosos de acaparar la suma del poder, entraron en conflicto con sus rivales, los Papas: cada uno de ellos deca que tena autoridad para mandar sobre el otro. A las enconadas discusiones siguieron las guerras y finalmente la escisin de la iglesia cristiana, entre catlicos y protestantes. LA FRANCIA FEUDAL En el ao 987 se extingui en Francia la dinasta de los carolingios y se alz como rey Hugo, fundador de la dinasta de los Capeto. Su poder era limitado, pues slo ejerca total dominio en las posesiones territoriales que haba heredado de su familia, en el Sena y el Loira, conteniendo las ciudades de Pars y Orlens. En el resto del pas imperaban, prcticamente independientes, los duques, condes y marqueses, algunos de los cuales eran incluso ms poderosos que el rey. Tal fue el caso de los duques de Anjou, Normanda y Borgoa.

Esa situacin se habra de mantener hasta la segunda mitad del siglo XVII. Fue en Francia donde con mayor nitidez se desenvolvi el sistema feudal, conforme explica el prestigioso historiador ruso E. Kosminsky: Todos los duques y condes tenan sus propios vasallos, que podan tener a su vez los suyos, caballeros de menor cuanta. De este modo, los seores feudales formaban lo que se llama la escala feudal o la jerarqua feudal (jerarqua quiere decir orden de soberana y sumisin). En lo alto de la escala estaba el rey, considerado la cabeza de la jerarqua feudal; ms abajo, los seores ms poderosos -duques y condes- quienes posean vastas regiones; ms abajo an, seores menos importantes; finalmente, seguan los caballeros de menor cuanta. Cada uno de los miembros de la jerarqua feudal era considerado vasallo con relacin al que estaba por encima, y seor con respecto del que estaba ms abajo. Los personajes eclesisticos tambin formaban parte de la jerarqua feudal. Los arzobispos, obispos, abates (priores de los conventos) eran seores importantes. Tenan muchos vasallos. No se diferenciaban en nada de los seores feudales seculares. La jerarqua feudal era necesaria a la clase gobernante. Constitua un medio de afianzar su dominio sobre los campesinos. Los seores y los vasallos se ayudaban unos a otros para mantener a los campesinos en estado de sumisin. Los seores feudales podan condenar a los campesinos a la pena de muerte. Como smbolo de este derecho haba, a la entrada de los dominios del seor feudal, una horca. Los seores feudales y el clero se consideraban muy por encima de los campesinos. En la

Edad Media se deca que los hombres se dividan as: los que combaten, los que rezan y los que trabajan. Debilidad del poder real, independencia de los seores feudales importantes, incesantes guerras feudales, servidumbre de los campesinos, he aqu lo que vemos en Francia durante los siglos IX al XI. EL SACRO IMPERIO ROMANO-GERMNICO El reino carloingio de la Germania fue de efmera duracin. En el siglo X se disgreg en varios dominios independientes. Los ms importantes fueron los de Sajonia, Franconia, Suabia, Baviera y Lorena, gobernados por poderosos duques. Esos poderosos seores eligieron por rey a Enrique I, de la dinasta sajona, cuyo sucesor Otn I, (936-973) sera el fundador del Sacro Imperio Romano-Germnico. Apoyado por la iglesia y por seores feudales de menor jerarqua, Otn I sostuvo una exitosa lucha contra los duques, logrando un real dominio en toda la Germania. El ro Rin fue conocido en su poca como el camino del clero, pues en sus mrgenes se asentaron los extensos y ricos seoros de los arzobispos de Colonia, Maguncia y Trveris. El rey se hizo tan poderoso que se arrog la facultad de elegir obispos entre sus ms fervorosos adictos. De esa manera, los obispos se convirtieron en verdaderos prncipes, dueos de numerosos castillos fortificados y de multitud de vasallos. Otn, que por su podero empez a ser llamado El Grande, intervino luego en Italia, donde el reino carolingio de Lotario se desmembr pronto en numerosos dominios independientes, seoreados por duques, marqueses y obispos. El Papa, cuyas posesiones feudales se extendan desde el Mar Adritico hasta el Tirreno, incluidas las ciudades

de Ravena y Roma, se encontraba por entonces en una difcil situacin, pues sus poderosos vecinos lo despojaban continuamente de sus tierras. Ms an, entre los siglos IX y X los seores feudales italianos se dieron el lujo de destronar, apresar y hasta asesinar papas a su antojo, entronizando en la silla pontificia a sus parientes, provocando en consecuencia continuas guerras. En esa Italia anarquizada fue que intervino Otn, llegando a un importante acuerdo con el Papa: ste lo reconocera emperador a cambio de recuperar sus antiguos dominios. Y as se llev a cabo, surgiendo el ao 962 el Sacro Imperio Romano-Germnico, que hasta el siglo XI sera el estado ms importante de Occidente. LA CARTA MAGNA DE LAS LIBERTADES En el ao 1066 Inglaterra fue conquistada por Guillermo, duque de Normanda. Los nativos seores feudales anglosajones fueron avasallados por los normandos y sus aliados franceses. En 1154 la corona inglesa fue ceida por el Enrique II, de la dinasta de los Plantagenet. Era francs y logr imponerse sobre los siempre rebeldes seores feudales, arrasando con trescientos castillos. Afianz as el poder real y aplic una reforma judicial progresista, aboliendo el llamado "juicio de Dios", que tantas torturas validara. En el terreno econmico, dict tambin otra importante reforma: dej de exigir de los seores feudales el servicio militar y les impuso el tributo en dinero. Su sucesor Ricardo Corazn de Len estuvo ms dedicado a las cruzadas que a Inglaterra y a su muerte lo sucedi su hermano Juan, en 1167. Sostuvo guerra con Felipe Augusto de Francia y para procurarse fondos

confisc todas las tierras del clero. Fue entonces excomulgado por el Papa Inocencio III, que otorg el reino de Inglaterra al rey francs. A fin de no perder su reino, Juan solicit perdn del Papa y lo obtuvo a cambio de un tributo de mil libras esterlinas por ao. Fue desastrosa su campaa contra Felipe Augusto y de regreso a Inglaterra se le sublevaron los grandes seores feudales, los caballeros y los burgueses de las ciudades. Dejaron de pagar tributo y al ver sus arcas vacas el rey Juan, apodado "Sin Tierra", se vio obligado a aceptar las exigencias de los sublevados, aprobando por edicto la Carta Magna de las Libertades, el ao 1215. Siempre que el rey tuviese necesidad de imponer nuevos gravmenes, deba consultar con el Consejo General del Reino, que en un principio integraron veinticuatro barones, como en Inglaterra se llamaba a los seores feudales. Asimismo, otorg alguna autonoma a las ciudades y privilegios para los burgueses. Con el tiempo, la Carta Magna fue desconocida, por el propio Juan y por su sucesor Enrique III. Ello provoc una nueva sublevacin general de barones, caballeros y burgueses. En 1246 el rey fue vencido y se hizo del mando el duque Simn de Monfort, quien para sostenerse en el poder dio cabida en el Consejo General del Reino no slo a los barones y al alto clero, sino tambin a los caballeros y a los burgueses, surgiendo as el primer Parlamento. En el siglo XIV el Parlamento se dividi en dos cmaras: la Alta o Cmara de los Lores y la Baja o Cmara de los Comunes. En la primera tuvieron cabida los grandes seores feudales y el alto clero. En la segunda, los caballeros y los burgueses.

En Inglaterra, el poder del rey estuvo desde entonces limitado por el Parlamento. Una forma de institucin parlamentaria surgi tambin en Francia, a principios del siglo XIV, precisamente cuando esa potencia tuvo bajo su dominio el papado, cuya sede se traslad a Avignon durante setenta aos. (1308-1378). Era costumbre que el rey, en caso de urgencia, reuniese una asamblea, convocando a los grandes seores feudales y a los representantes del alto clero. Pero en 1302 Felipe IV, llamado El Hermoso, convoc tambin a los representantes de las ciudades, esto es, a los ricos mercaderes, de cuyo capital requera. Fue de esa manera que por primera vez se reunieron los Estados Generales, con feudales y burgueses. Posteriormente, con los monarcas absolutistas, decay el poder de los Estados Generales, pero iba a resurgir decisivamente con la Revolucin Francesa. CIUDADES Y BURGUESA Lo resaltante es que varias ciudades del imperio se desarrollaron econmicamente, al dedicarse principalmente al comercio y a las manufacturas. Esas ciudades, en un principio, se pusieron bajo la proteccin de un seor feudal; luego optaron por aliarse con los emperadores para contener a los seores feudales intomente, obtuvieron de los monarcas o por s mismas cierta independencia o autonoma, basadas en su poder econmico, industrial y comercial. Prosperaron as Venecia, Gnova, Florencia, Analfi y Pisa en Italia; Lbeck, Hamburgo y Colonia en Alemania; y Gantes, Brujas y Malinas en los Pases Bajos.

Para facilitar sus labores de comercio y para defenderse entre s, las ciudades formaron ligas y hermandades. Las germnicas crearon la Hansa Teutnica y las itlicas la Liga Lombarda. En el siglo XIII progresaba all la burguesa.

LOS CASTILLOS FEUDALES Los castillos fueron las construcciones ms emblemticas del feudalismo. El denominado proceso de encastillamiento de la Europa en la Edad Media -explica Luis Ortega- se realiz en tres fases, que se correspondieron con tres tipos de fortaleza: 1) los castrum, o formaciones rocosas para refugio del pueblo (siglos VI al VII); 2) construcciones ms reducidas en estos mismos lugares o en motas creadas por movimientos de tierras con gran capacidad defensiva (siglos X al XIII); y 3) reductos de defensa menos altaneros, pequeas motas seoriales o casas fortificadas (siglos XIV y XV). La multiplicacin de castillos se produjo entre los siglos X y XV y varios no necesariamente estuvieron relacionados con la defensa. Pertenecieron a reyes, duques, condes, obispos, etc. En cada uno, para proteccin, exista guarnicin militar. Las fortalezas, como estructuras guerreras, tuvieron como principal finalidad asegurar el orden en las tierras del seor. Les cupo asimismo un rol protagnico en las guerras medievales, pues stas se desarrollaron con una sucesin de asedios y captura de castillos y, en menor escala, con batallas en campo abierto. Los primeros castillos fueron simples torres rodeadas por empalizadas. En las fortificaciones originales haba mucha madera, que fue sustituyndose por piedra a partir del siglo XII. Las murallas se fueron haciendo ms gruesas y altas, reforzndose con taludes; y se crearon

torres cubiertas, matacanes, puentes levadizos, profundos pozos perimtricos, etc. A lo largo de los muros se construan ms torres, ms slidas e independientes, como lo fue la torre albarrana. LA CABALLERA Y LA LITERATURA MEDIEVAL Para los seores feudales la nica ocupacin digna de su jerarqua era la militar. Se consideraban a s mismos hombres superiores, para quienes no estaba hecho el trabajo fsico ni el comercio. Desde temprana edad aprendan la carrera de las armas y a montar a caballo (de all la denominacin de caballera); y podan servir en el castillo de otro seor en calidad de escuderos o pajes hasta hacerse caballeros, llegada la juventud. Se les reconoca como tales en solemnes ceremonias, segn describe A. Kosminsky: El iniciado se vesta con la armadura completa y encima se pona una capa escarlata en seal de que estaba dispuesto a verter su sangre, se arrodillaba ante su seor, quien lo golpeaba en el hombro de plano con la espada. El nuevo caballero saltaba sobre su caballo y mostraba a los presentes su destreza y conocimiento en el manejo de las armas. A partir de entonces, su dedicacin seran las guerras, contra otros seores feudales o contra los campesinos sublevados. Porque de estas rebeliones hubo muchas. La imagen romntica de los caballeros medievales que vivan entregados a fabulosas aventuras y fieles a un estricto cdigo de honor, fue alimentada slo por la literatura de los cantares de gesta o por sagas como la del Rey Arturo. En verdad, se dio el caso de algunos pocos personajes histricos cuyas andanzas cobraron mtico relieve.

Para ejemplo, sigamos un relato de Csar Fuentes Rodrguez: Durante centurias los nios franceses escucharon encantados las hazaas, los dichos y hechos del condestable Bertrand Duguesclin, uno de los grandes hroes de la Edad Media, el cual recibi de su rey el encargo de expulsar a los ingleses del territorio de Francia en el siglo XIV. Sus actos de arrojo y sus muestras de piedad slo eran comparables a la arrogancia con la que rubricaba sus palabras. Hecho prisionero por el Prncipe Negro, le pidi ste que l mismo fijase el precio de su rescate. "Cien mil libras" -contest Duguesclin sin vacilar, una cifra formidable para aquellos tiempos. Maravillado, el Prncipe Negro le pregunt de dnde sacara tamaa fortuna. El condestable repuso con inconmovible seguridad: "No hay muchacha en Francia que no est dispuesta a tejer una rueca llena para pagar mi rescate". En efecto, al poco tiempo, los franceses pagaron el rescate hasta la ltima moneda. El condestable era un guerrero a las rdenes de la realeza, no un caballero andante que sala por el mundo a "desfazer entuertos"; pero se dice que jams cometi tropelas que daasen su honor y, ms an, predic la defensa y el respeto a los cdigos de caballera en cada oportunidad. Entre los dichos que se le atribuyen, estn el de que "nada vale ganar una batalla y perder el alma". O las palabras que habran constituido su regla de oro: "Nunca olvides, dondequiera que hagas la guerra, que el clero, las mujeres, los nios y los pobres no son tus enemigos". Fue durante el siglo XI en que proliferaron los cantares de gesta, como La Cancin de Rolando. Incluso, se afirma que algunos caballeros relataban en versos sus hazaas, sentimientos y emociones; en Francia se les

llam trovadores y en Alemania minnesinger . En el siglo XII aparecieron las novelas caballerescas, siendo la ms notable Tristn e Isolda, apologa de la fidelidad y la abnegacin en el amor. Paralelamente surgi una literatura popular, en forma de cuentos, teniendo por protagonistas a algunos animales cuyas caractersticas se comparaban con las de algunos personajes: el len representaba al rey; el lobo al caballero; el burro al cura y el zorro al ciudadano astuto. El pueblo fue tambin muy aficionado a las representaciones teatrales, que se hacan al aire libre. La temtica versaba sobre temas religiosos, que se llamaban misterios; pero tambin se ponan piezas burlescas, las farsas. EL TIEMPO EN EL PENSAMIENTO MEDIEVAL En la Edad Media -dice Ramn Roca- el hombre no supo apreciar con exactitud el paso del tiempo. Conserv mal el recuerdo de un acto lejano (como la fecha de su nacimiento) y no fue capaz de ver el futuro para establecer sus planes. Si iba en peregrinacin, o haca un largo viaje, no se hallaba capacitado para calcular cuando estara de regreso, y lo que hara despus. As, los hroes de la Tabla Redonda se iban frecuentemente en busca de aventuras sin fecha ni proyecto de retorno. Cronistas y novelistas, salvo excepciones, fueron muy poco precisos en cuanto a consignar fechas y cronologa; se limitaron a citar aproximaciones, a veces muy vagas (en la poca del rey Enrique, hacia el tiempo de Pentecosts, cuando los das se alargaron, etc.). En la prctica, los acontecimientos se situaban en relacin con las grandes fiestas u otros eventos cuya importancia qued impresa en las memorias. El hombre

de la Edad Media -tanto el caballero como el campesino- slo tuvo del tiempo una experiencia concreta. La reflexin intelectual, los clculos precisos fueron patrimonio de unos pocos clrigos. El resto, todos los dems, no conocieron ms que la alternancia del da y la noche, del invierno y el verano. Su tiempo era el de la naturaleza, de acuerdo al ritmo de las labores agrcolas y segn la fijacin del pago de las deudas y rentas seoriales. Los escultores europeos representaron a menudo en la piedra (en los prticos de las grandes catedrales y alrededor de las pilas bautismales) el calendario de la vida rstica. All cada mes se ilustra con una actividad: febrero se relaciona con el descanso ante la lumbre; marzo con la vuelta a las tareas agrcolas, la cava de la via y el corte de los sarmientos; abril, el mes ms hermoso del ao, en el que todo vuelve a empezar, se representaba con un ramillete de flores en las manos de una joven; mayo era el mes del seor feudal, que se iba de cacera o a la guerra en su caballo ms hermoso; junio estaba reservado para el recojo de la hierba; julio para la cosecha; agosto para la trilla; septiembre y octubre para la vendimia, pero el segundo tambin para la sementera; en noviembre se hacan las provisiones de lea para el invierno, sacando los cerdos a bellotear, pues se les sacrificara en las festines de diciembre y enero. En lo que respecta al da, el ritmo de la jornada est regulado sobre todo por el curso del sol; el da era corto en invierno, largo en verano. Las campanas del monasterio anunciaban los oficios ms o menos cada tres horas: maitines a medianoche, lades hacia las 3 horas, prima hacia las 6, tercia hacia la 9, sexta a medioda, nona hacia las 15, vsperas hacia las 18 y

completas hacia las 21. Por otro lado, esas horas estaban lejos de ser iguales entre s: variaban segn la latitud, la estacin del ao o la aplicacin del campanero. Para medir el tiempo algunos conventos tuvieron relojes hidrulicos, semejantes a clepsidras antiguas, compuestos principalmente de un recipiente del cual caa agua, gota a gota. Se segua la regla de que una misma cantidad de lquido emplea el mismo intervalo de tiempo para vaciarse. Pero se trataba de aparatos frgiles y complejos, muy poco extendidos. Con mayor frecuencia se emple el cuadrante solar, y, para medir los tiempos breves, un simple reloj de arena. De noche, el fraile que tocaba los oficios se orientaba por la posicin de los astros o por el tiempo que duraba una vela en extinguirse. Los textos nos dicen que se consumen tres velas en una noche y que sta se divida en primera, segunda y tercera vela. El campanero poda tambin calcular las horas de una manera ms aproximada, segn las pginas de algn libro que lea y segn las oraciones o salmos que recitaba. El empleo del tiempo de una jornada era, por supuesto, diferente segn las regiones, las estaciones del ao y las categoras sociales. Sin embargo, se dieron ciertas constantes. La gente se levantaba muy de madrugada, generalmente antes de que saliese el sol, ya que las actividades comenzaban con el alba. Antes de iniciarlas era costumbre lavarse, vestirse, rezar las oraciones u or misa. Muy raramente se consuma alimentos al levantarse, pues las prcticas religiosas exigan estar en ayunas. El desayuno, primera de las tres comidas diarias, tena lugar ms tarde, hacia la hora de tercia (hacia las 9 de la maana); por tanto, divida la maana en dos partes ms o menos iguales.

La comida, ms copiosa, se digera entre sexta y nona (entre las 12 m. y las 3 p.m.). A ella segua un momento de descanso, dedicado a la siesta, la lectura, el paseo o el juego. Las actividades se reanudaban al promediar la tarde, y duraban hasta la puesta del Sol. En invierno, esta parte del da era relativamente corta. La cena se haca entre vsperas y completas (entre las 18 y las 21 p.m.); ms larga que el resto de las comidas, poda estar seguida de una velada; pero sta no se prolongaba demasiado, salvo en la noche de Navidad. La gente dorma temprano; la iluminacin (con velas de cera o pez, o con lmparas de aceite) era cara y tambin peligrosa. La noche provocaba inquietudes, pues se prestaba para los incendios, las traiciones y los peligros impensados. Las horas, al igual que los das, eran tributarias de las celebraciones religiosas. El ciclo del ao corresponda al calendario litrgico, cuyas pocas ms relevantes eran el Adviento y la Cuaresma, y las fiestas principales Navidad, Pascua, Ascensin, Pentecosts y Todos los Santos. Otras costumbres mostraban tambin la influencia de la vida religiosa en el calendario: el da de la semana, en algunos perodos del ao, se designaba con el tema del Evangelio ledo en la iglesia. As, el jueves de la segunda semana de cuaresma era denominado El rico malvado, el viernes Los vendimiadores y el sbado La mujer adltera. Ello dio lugar a discrepancias al fijarse las fechas de las fiestas. Pero esos problemas de cmputo fueron slo asunto de los clrigos. Seores y caballeros, siervos y villanos,

habitantes de los burgos y de las ciudades apenas si los entendieron. La atencin de la poblacin civil recay sobre todo en las fechas establecidas por los tribunales de justicia y asambleas feudales para las ceremonias y recepcin de nuevos caballeros (Pascuas, Pentecosts); para los pagos de las rentas (Candelaria, Todos los Santos) y para la inauguracin de ferias y mercados. Pero todos fueron sensibles al ritmo de los innumerables das de fiestas de guardar, y al retorno peridico de las fiestas religiosas, porque traan consigo diversiones. Para todos existieron los buenos y los malos das. RESURGIMIENTO DE LAS CIUDADES Con el paso de los siglos, la vida en las ciudades fue recuperando su importancia. Contra lo que comnmente se cree, la Plena Edad Media mostrara un notorio progreso urbano. Las ciudades que se crearon fueron superiores a sus antecesoras en el mundo clsico e incluso a las que aparecieron en los inicios de los tiempos modernos. A la par, finalizando el primer milenio se advirti en Europa una manifiesta recuperacin poblacional. sta tuvo su apogeo entre los siglos XI y XIV, al punto que algunos autores hablan de una explosin demogrfica y de una edad de oro de las ciudades nuevas. Diversos factores se conjugaron para el nacimiento de nuevas ciudades, siendo de los ms importantes el religioso. Gentes que acudan en peregrinaje a un santuario terminaron por asentarse cerca de l de manera permanente. Por lo general dichos santuarios existan aledaos a los monasterios, por lo que en este caso hablamos de ciudades monsticas.

Entre ellas pueden citarse a Saint Denis, Saint Omer, Saint Di, Sahagn y Santiago de Compostela, algunas de las cuales fueron amuralladas. Otras nacieron por necesidades estratgicas, convirtindose en ciudadesfortalezas, caso de Oviedo, Burgos, Cracovia, Gdansk y Poznan. En cualquier caso, para que esas ciudades prosperasen fue indispensable la funcin econmica. As, Saint Denis tuvo pronto una famosa feria y en Sahagn se establecieron barrios de artesanos. Y entre los siglos IX y X el auge comercial se convirti en el factor principal para el nacimiento de las ciudades. A lo largo de los grandes ros de Europa, y en la costa martima, prosperan los puertos, embrin de varias ciudades importantes. Lo mismo ocurri en torno a las ferias. El auge urbano concaten una serie de mecanismos. El progreso de la agricultura, que tuvo que cubrir la demanda de un mercado en crecimiento; con ello se expandieron los intercambios comerciales; y por igual, hubo demanda de productos artesanales. El crecimiento demogrfico provoc que muchos pobladores del campo, no encontrando empleo en las haciendas, migrasen a los espacios suburbanos, pues la ciudad ofreca nuevas posibilidades. De esa manera crecieron grandemente ciudades como Pars, Burdeos, Poitiers o Gante, y una vez que se colmaron sus espacios surgieron nuevas ciudades. Entre los siglos XI y XIII la propia toponimia de algunas ciudades entonces fundadas corrobora esta aseveracin: Villaneuve, Newcastle, Castellnou y Castronuevo, son algunos ejemplos. En Espaa las ciudades musulmanas, recuperadas por los cristianos en los siglos finales de la Edad Media,

mantuvieron su esplendor. Tal el caso de Crdoba, Toledo, Sevilla, Valencia y Zaragoza. Otras surgieron fusionando aldeas vecinas, lo que ocurri en Salamanca, Soria, vila, Segovia y Valladolid. LAS UNIVERSIDADES Un trascendental aporte del Medioevo fue la creacin de las Universidades. Ellas nacieron en el siglo XII, cuando merced a sus contactos con el mundo musulmn Occidente tuvo un renacimiento intelectual. Los rabes haban rescatado mucho de la cultura clsica, en especial publicando traducciones del griego. Y publicaron asimismo obras conteniendo sus logros en el campo cientfico. A ello sigui la traduccin al latn, merced a la cual la juventud que concurra a las escuelas monsticas o catedralicias del Medioevo mostr creciente inters por estudios que rompiesen el estancamiento escolstico. Esa necesidad fue decisiva para que se fundaran las Universidades, pero otro factor decisivo fue la existencia y florecimiento de las ciudades, como bien apunta Pierre Bonnassie: La ciudad -producto, a su vez, del crecimiento demogrfico- transformaba con su sola existencia las costumbres de trabajo, las condiciones de vida e incluso las formas de sentir y de pensar; favoreca el acercamiento de hombres de cualquier origen y estatuto social; era un medio nuevo donde todo estaba por construir; y ofreca, por fin, sus propios modelos de organizacin. Universitas: la palabra design al principio a la propia colectividad humana, con sus franquicias y su gobierno autnomo; despus se aplic a la comunidad de trabajadores de un mismo oficio reunidos en corporacin; y, por fin, acab por referirse al agrupamiento especfico de los trabajadores intelectuales.

Algunas Universidades ganaron sus derechos como tales en virtud de movimientos estudiantiles cuyas demandas provocaron incluso sangrientos disturbios, como los de Pars en 12OO y Oxford en 1208-1209. Las innovadoras concepciones y el creciente inters de los estudiantes motivaron el ejercicio brillante de la ctedra, como la que en Pars condujo Abelardo. Igualmente espontnea fue la aparicin de las Universidades de Bolonia, Montpellier y Cambridge. Pero otras fueron creadas por reyes, emperadores y papas. En 1212 Alfonso VIII cre la de Palencia; en 1218 su sucesor Alfonso X fund la de Salamanca; en 1224 Federico II cre la de Npoles; en 1229 Raimundo VII autoriz la creacin de la Toulouse; a mediados del siglo XIII se cre la de Valladolid; la de Sevilla en 1254; la de Lisboa-Coimbra en 1290; la de Lrida en 1300; la de Huesca en 1354 y as sucesivamente. En sus orgenes las Universidades, proclamando su autonoma, tuvieron diverso control. En la de Pars el poder lo tenan los profesores; en la de Toulouse lo compartan maestros y estudiantes; mientras en Bolonia eran los estudiantes los que tenan el control, eligiendo a profesores que ante ellos eran responsables de la buena enseanza. Desde un principio hubo facultades. Las primeras fueron de Teologa, Derecho, Arte y Medicina. Existan asimismo naciones, que as se denomin a las asociaciones de ayuda mutua de maestros y estudiantes del mismo origen geogrfico. Y tambin colegios, que eran agrupaciones de caridad que albergaban a los estudiantes pobres. El ms famoso fue el Colegio de La Sorbona, en Pars, fundado en 1257 por Robert de Sorbon. Estos colegios se convertiran en los ejes de la vida universitaria.

Las Universidades nacieron con maestros seculares. Pero debido a su xito e influencia, pronto entr a tallar la Iglesia. Promediando el siglo XIII el Papa y el rey de Francia consintieron el ingreso masivo de dominicos y franciscanos como docentes universitarios. Se origin as un conflicto, al quebrar los religiosos la solidaridad que exista entre los docentes para reclamar sus derechos, entre ellos los de una justa remuneracin. De otra parte, si al comienzo el ingreso de estudiantes fue amplio y libre, con el paso del tiempo empez a ser restringido. La elevacin de los costos de los exmenes logr el objetivo de eliminar a los estudiantes pobres. Y la Universidad pas a ser poblada por estudiantes de estratos econmicamente pudientes, que introdujeron en ellas sus costumbres aristocrticas. De hecho, en el siglo XIV la Universidad era ya slo para la elite. Las grandes sntesis teolgicas (Sumas), como las de san Buenaventura y santo Toms de Aquino, orientaron las discusiones universitarias hasta la primera mitad del siglo XIII. A partir de entonces ese dogmatismo empezara a ser superado, al convertirse la filosofa en el principal centro de atencin, estudindose en especial a los textos de Aristteles y Averroes. Pero en el siglo XIV y con mucho ms fuerza en el siglo XV, empezaron a predominar los estudios de Derecho. Ello dio margen para que el Estado, como principal reclutador de juristas y administradores, ganase ingerencia en el control de la Universidad. En resumidas cuentas, la Universidad que naciera como producto de vientos progresistas, no tard en reflejar el tradicionalismo del Medioevo, por accin concertada de la Iglesia y del Estado. Por ello, el Humanismo y el Renacimiento, que signaran los tiempos inmediatamente posteriores, iban a nacer al margen de la Universidad.

EL VALIOSO LEGADO MUSULMN El oscurantismo cultural del Medioevo, con algunas excepciones, puede generalizarse a toda la Europa cristiana. Pero no a la pennsula ibrica, que entre los siglos VIII y XV fue ocupada por los musulmanes. En ese escenario geogrfico floreci la civilizacin AlAndalus, irradiando esplendor cultural tanto a Occidente como a Oriente. Al-Andalus se traduce en rabe como tierra de los vndalos. El estado islmico all establecido lleg a comprender gran parte del territorio espaol, variando su extensin a medida que se modificaban las fronteras y, tanto hispanomusulmanes como castellano-aragoneses avanzaban conquistando territorio. Durante el siglo VIII, y a travs del norte de frica, penetraron y se asentaron paulatinamente en la pennsula ibrica una serie de grupos y familias nobles rabes venidas del este, y grupos bereberes procedentes del Magreb. Ello no signific una ruptura total con la cultura entonces imperante, la hispanogoda. Antes bien, ambas se entroncaron dando un resultado muy peculiar y autctono, deslumbrante, que diferenci notablemente el Islam occidental del oriental. La fusin entre rabes-bereberes e hispanogodos se produjo en un principio sin grandes traumatismos. Escindido el imperio musulmn, un prncipe omeya huido de Damasco, Abderrahman I, entr militarmente en la pennsula ibrica, creando el ao 756 un emirato o principado musulmn cuya capital fue Crdoba, independiente de Bagdad, el centro oriental. En el ao 929 Abderrahman III decidi fundar un califato, declarndose Emir al-Muminin (prncipe de los

creyentes), ttulo que le otorg, adems del poder terrenal, el poder espiritual sobre la comunidad de creyentes. Este califa, y su sucesor al-Hakam II, favorecieron la integracin tnico-cultural entre bereberes, rabes, hispanos y judos. Ambos apaciguaron a la poblacin, pactaron con los cristianos, construyeron y ampliaron numerosos edificios, algunos tan notables como la mezquita de Crdoba, y se rodearon de la inteligencia de su poca. Mantuvieron contactos comerciales con Bagdad, Francia, Tnez, Marruecos, Bizancio, Italia, y hasta Alemania, logrando el estado musulmn espaol el respeto de sus contemporneos. Pero sobrevino la crisis poltica y el ao 1031 se aboli el califato, disputndose el poder poderosas familias rabes, bereberes y mulades. Por todas partes surgieron reyezuelos que se enseorearon de las principales ciudades, y la anarqua desencaden la reaccin de los cristianos, que bajo el mando de Alfonso VI lograron tomar la importante ciudad de Toledo, el ao 1085. Se resquebraj tambin la unidad tnico-religiosa, surgiendo mercenarios tanto musulmanes como cristianos, dispuestos a luchar contra sus propios correligionarios con tal de mantener determinadas situaciones de poder. El destierro del Cid por los propios cristianos es clara muestra de ello. En 1086, el rey de Sevilla Al-Mutamid, en alianza con los almorvides, derrota un ao ms tarde a los cristianos en Sagrajas. En 1163 Sevilla se convierte en capital de Al-Andalus; embellecida la ciudad, all se construye la famosa Giralda, desde 1184. La lucha con los cristianos prosigue sostenida y en 1195 es derrotado en Alarcos el rey Alfonso VIII de Castilla. Posteriormente, los reyes de Castilla, Aragn y Navarra

ven la conveniencia de unirse y logran una importante victoria en la batalla de las Navas de Tolosa, el ao 1212. Entonces empieza el ocaso para los musulmanes de Espaa. En 1236 Crdoba se rinde ante Fernando III de Castilla, en 1246 caen Jan y Arjona, en 1248 Sevilla y as sucesivamente varias otras ciudades de alAndalus. Pero se sostiene una posesin importante, Granada, donde en 1237 Al-Ahmar comienza la construccin de la Alhambra. Por casi dos siglos y medio esta ciudad se convierte en el centro del esplendor musulmn. Hasta que en 1482 empieza el declive final, al deponer a su padre el prncipe Boabdil. En 1487, tras una lucha encarnizada, Mlaga se somete a las fuerzas cristianas. Dos aos despus los Reyes Catlicos ocupan Baeza y Almera. Y ante ellos capitula finalmente Boabdil, entregando la ciudad de Granada el 25 de Noviembre de 1491. En medio de esa azarosa historia, los musulmanes de Al-Andalus forjaron una vasta y rica cultura, cultivando las ciencias y las artes con logros que influiran en el posterior renacer cultural de Occidente. La educacin y el saber tuvieron desde el principio enorme importancia en el mundo islmico, como lo demuestran las propias tradiciones recogidas por Mahoma. Frases como "busca el saber desde la cuna hasta la tumba" o "no hay nada ms importante a los ojos de Dios que un hombre que aprendi una ciencia y la ense a las gentes" fueron algunas de las mximas ms influyentes en la poca. Emires y califas, como Abderrahman II, Abderrahman III y al-Hakam II, fueron grandes eruditos que se rodearon de sabios y pusieron la enseanza al alcance de todos. Ordenaron la traduccin de las principales obras del saber greco-helenstico, creando numerosas bibliotecas pblicas y privadas. La de Abderrahman II, considerado

el ms sabio gobernante del Islam, lleg a tener 400,000 volmenes. Los musulmanes privilegiaron los textos de enseanza procurando una clasificacin de las ciencias, como los que escribieron Abd Rabihi e Ibn Hazm en el siglo X, Respecto al saber, este ltimo dej anotado: "El que busca el saber para jactarse de l, o para ser alabado, o para adquirir riqueza y fama, est lejos del xito, pues su objetivo es alcanzar algo que no es el saber". La prosa -sobre todo filosfica- tuvo en Al-Andalus buenos representantes, algunos de la talla del gran pensador Ibn Tufayl, que destac con su delicioso Hayy Ibn Yaqzan, tambin conocido como el Libro del Filsofo Autodidacta, sin duda precursor del Robinson Crusoe de Defoe. Las Ciencias Sociales motivaron un especial inters entre los musulmanes, que escribieron numerosas obras repletas de interesantes datos histricos, pero tambin geogrficos, sociolgicos, y biogrficos. AlRazi, en el siglo X, escribi una Historia general de Al-Andalus. Igualmente valiosa fue la Historia de la conquista de al-Andalus de su contemporneo Ibn alQutiya. En el siglo XI, surgieron una serie de notables historiadores como el cordobs Ibn Hayyan, erudito autor de numerosas obras que reflejan la sociedad y acontecimientos de su poca. Entre los gegrafos destacaron Al-Udri en el siglo XI, Al-Idrisi, llamado el Estrabn de los rabes, en el XIV, e Ibn Batuta, el mayor viajero de su tiempo. En Al-Andalus hubo una relativa tolerancia religiosa e intelectual. Fue en ese ambiente que se tradujo al rabe las obras de los filsofos griegos, en especial de Aristteles. Surgi luego un pronunciado recelo oficial, y visos de intolerancia cuando se quemaron las obras de

Ibn Hazm, Al-Gazali y Averroes, no obstante que este ltimo haba tratado de armonizar escribiendo: "La filosofa es amiga y hermana de leche de la religin; no contradice a la revelacin, sino que la confirma". Averroes Ibn Rushd (1126-1198), sin duda, fue el ms influyente de los pensadores musulmanes, orientado hacia una posicin racionalista que slo mucho despus se asumira en Occidente. En sus Comentarios a la obra de Aristteles puso de relieve los errores e insuficiencias del Almagesto de Ptolomeo. Esa posicin crtica la asumieron tambin Geber ibn Aflah, autor de una Correccin del Almagesto, y Alpetragius, quien en su libro Astronoma propuso una nueva teora sobre el movimiento planetario. Utilizando sofisticados instrumentos, ellos observaron minuciosamente los movimientos de las estrellas y los planetas, avanzando as de la mera especulacin a la objetividad. Los musulmanes conjuntaron el estudio de la astronoma y la matemtica. A finales del siglo X tenan escuelas de matemtica en Crdoba y Madrid; las haba fundado Malasma, autor de un tratado sobre el astrolabio plano, principal instrumento medieval de observacin astronmico y de clculo; otra de sus contribuciones importantes fue la traduccin al rabe una obra de Ptolomeo, que edit con importantes anotaciones. En el siglo XI destac Azarquiel, quien adems de inventar la azafea o astrolabio universal, confeccion las famosas Tablas Toledanas, referidas a sus observaciones de los planetas, que describi tambin en su introduccin trigonomtrica titulada Cnones o Reglas de las Tablas Astronmicas. Otros matemticos importantes fueron Abenbder, autor de un Compendio de lgebra y Qalasadi,

introductor del smbolo matemtico. Es importante anotar que en los reinos cristianos de Espaa hubo inters por el trabajo cientfico que desarrollaban los rabes. En esa tarea cobraran fama los monjes de Vic y Ripoll, pues adems de traducir los manuales de astronoma, gracias a los cuales el astrolabio pas a ser conocido y utilizado en Occidente, en el siglo X introdujeron el uso de los llamados signos matemticos arbigos. Estos, de origen hind, fueron conocidos por los rabes desde el siglo VIII. Los monjes adaptaron sus formas a la escritura visigtica surgiendo as las figuras bsicas de los nmeros que hoy conocemos. El ao 976 el monje riojano Vigila confeccion el primer texto latino conteniendo dichos numerales. Respecto a esto debe mencionarse tambin un trabajo sobre numeracin hind que escribi el rabe-persa Al-Jwarizmi, de cuyo nombre derivaran los trminos guarismo y algoritmo. Contemporneo de Averroes fue Maimnides (11351204), mxima figura del pensamiento judo medieval. En sus trabajos sobre medicina integr las ideas de Aristteles y de Galeno, pero desde una perspectiva prctica. Sus Aforismos constituyen un resumen didctico de todo el saber mdico de su poca. A propsito de los judos, ellos llegaron a Espaa mucho antes que los rabes. Para todo judo Espaa es la nacin que marca el periodo ms importante de su historia; se destacaron en la banca, la poesa, la crtica literaria y la filosofa. Entre los mdicos musulmanes debe ser citado Avenzoar (1092-1161), quien a instancias de Averroes escribi el Taysir, uno de los mejores tratados de clnica y teraputica del medioevo. Como una introduccin terica al Taysir Averroes redact el

Colliget, en el que compendi temas de anatoma, fisiologa, patologa, teraputica e higiene. Destacaron tambin los musulmanes en los estudios agrarios. Hubo en Toledo un magnfico jardn botnico, cuyo fundador fue Ibn Wafid (1007-1074), quien realiz experiencias de aclimatacin y fecundacin artificial de plantas. Escribi un Libro de Agricultura, que se tradujo al castellano influyendo en la Obra de Agricultura que en la Espaa del Renacimiento public Gabriel Alonso de Herrera. Otro botnico de prestigio fue Ibn al-Awwan, quien finalizando el siglo XII redact otro Libro de Agricultura, ocupndose no slo del cultivo de las plantas sino tambin de la cra de ganado y aves de corral. Tan importante fue este texto que los gobernantes ilustrados de la Espaa de finales del siglo XVIII ordenaron su traduccin al castellano, con la intencin de que sirviera para que los propietarios rurales aprendiesen a mejorar la explotacin de sus fincas. En esta resea no podemos dejar de citar la obra de Alfonso X el Sabio, rey cristiano de Castilla y de Len (1252-1284), quien por sus valiosas contribuciones en el campo de la cultura sera llamado El Sabio. Supo vincular las vertientes de Oriente y Occidente, promoviendo una cultura de sntesis, en la que entraban componentes tanto cristianos como musulmanes y judos. La conjuncin fecunda de estas tres tradiciones encontr plena expresin en la Escuela de Traductores de Toledo; y en la elaboracin de las Tablas astronmicas alfonses, el ao 1272. Como jurista de nota, Alfonso X introdujo en su reino el derecho romano; organiz un formidable corpus de textos jurdicos, y dej escritas obras significativas como el

Fuero Real, el Espculo y Partidas.

el Libro de las Siete

Destac tambin como historiador y se le atribuyen una Historia de Espaa y una Grande y General Historia, escritas en romance castellano. En el arte potico, fue autor de unas Cantigas en honor de Santa Mara; pero de mayor aceptacin fueron sus Libros de ajedrez, dados y tablas, confeccionados para la recreacin. El legado cultural del mundo musulmn influy grandemente en la Europa del Renacimiento, y sus principales obras escritas fueron traducidas al latn y difundidas en Europa, echando las simientes de lo que se llam la ciencia nueva. Hombres de la talla de Miguel Servet, Nicols Coprnico, Nicols Massa y Galileo Galilei reconoceran su vital importancia.BIBLIOGRAFA Bonnassie, P. Vocabulario bsico de la Historia Medieval, Crtica, Barcelona, 1983. Cagliani, M. Historia de las cosas, Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 1999. Delort, R. Le Moyen Age, histoire illustre de la vie quotidianne, Edita, Lausana, 1972. Drelichman, M. La crisis de la Baja Edad Media: Ciudades y Corporaciones. The Cambridge Economic History of Europe. 1999. Jimnez, A. Historia de la Universidad Espaola, Alianza, Madrid, 1971. Le Goff, J. Les intellectuels au Moyen Age, Seuil, Pars, 1957. Lpez, R. El nacimiento de Europa, Labor, Barcelona, 1965. Ortega, L. El feudalismo: las fortalezas medievales. Proyecto Clo. Internet, 1999. Pastoureau, M. La vida cotidiana de los caballeros de la Tabla Redonda. Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 1994. Roca, R. El ritmo del tiempo en la Edad Media, Red Informtica Mundial, 1999. Romero, J. La Edad Media. Fondo de Cultura Econmica. Mxico, 1971. Verger, J. Les Universits au Moyen Age, PUF, Pars, 1973.

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