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Anaquel de Estudios Árabes 81 ISSN: 1130-3964 2008, vol. 19 81-90 Eco de una poesía lírica femenina de tipo tradicional en un poeta clásico de al-Andalus Echoes Traditional Feminine Lyrical Poetry in a Classical Poet from Al-Andalus Teresa GARULO MUÑOZ Dpto. de Estudios Árabes e Islámicos Universidad Complutense de Madrid [email protected] Recibido: marzo de 2008 Aceptado: marzo de 2008 RESUMEN Análisis y comentario de un par de versos de un panegírico de Ibn Sāra al-Šantarīnī (m. 517/1123), cuyo vocabulario, así como la situación que describen, parece aludir a un tipo de poesía femenina de tipo tradicional que recuerda a la jarcha y a las fórmulas que la introducen dentro de la moaxaja. PALABRAS CLAVE: Jarchas. Moaxajas. Poesía femenina. Poesía andalusí. ABSTRACT An analysis of two verses from a panegyrical ode by Ibn Sāra al-Šantarīnī (d. 517/1123). Its vocabulary and themes seem to refer to certain traditional feminine poetry that reminds us of the vernacular kharja at the end of a muwaššaa. KEY WORDS: Kharja. Muwaššaāt. Women Poetry. Hispano-Arabic Poetry.

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  • Anaquel de Estudios rabes 81 ISSN: 1130-3964 2008, vol. 19 81-90

    Eco de una poesa lrica femenina de tipo tradicional en un poeta clsico

    de al-Andalus

    Echoes Traditional Feminine Lyrical Poetry in a Classical Poet from Al-Andalus

    Teresa GARULO MUOZ Dpto. de Estudios rabes e Islmicos Universidad Complutense de Madrid

    [email protected]

    Recibido: marzo de 2008 Aceptado: marzo de 2008

    RESUMEN Anlisis y comentario de un par de versos de un panegrico de Ibn Sra al-antarn (m. 517/1123), cuyo vocabulario, as como la situacin que describen, parece aludir a un tipo de poesa femenina de tipo tradicional que recuerda a la jarcha y a las frmulas que la introducen dentro de la moaxaja. PALABRAS CLAVE: Jarchas. Moaxajas. Poesa femenina. Poesa andalus. ABSTRACT An analysis of two verses from a panegyrical ode by Ibn Sra al-antarn (d. 517/1123). Its vocabulary and themes seem to refer to certain traditional feminine poetry that reminds us of the vernacular kharja at the end of a muwaaa. KEY WORDS: Kharja. Muwaat. Women Poetry. Hispano-Arabic Poetry.

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    Suele ser habitual, antes de empezar a hablar de las jarchas, especialmente si se trata de las romances, aludir a la extensa bibliografa que han generado, as como a las polmicas a que han dado lugar. Tambin es frecuente enumerar los temas que han suscitado ms pasin entre los investigadores y las posturas que defienden. Voy a intentar evitarlo en la medida de lo posible, porque, en principio, en este artculo slo quiero llamar la atencin sobre unos versos de un poeta hispanorabe que podran suponer un interesante testimonio de cmo entendan los hombres de letras de al-Andalus la poesa de las jarchas1. Antes de seguir adelante, convendr recordar qu son las jarchas y cmo las describen las fuentes rabes medievales. La jarcha (r. jara) es el qufl (vuelta, segunda parte de la estrofa; todos los aqfl de la moaxaja tienen la misma rima) de la ltima estrofa de una moaxaja (r. muwaaa). En el Dr al-tirz del autor egipcio Ibn San al-Mulk (550/1155-608/1211), la ms antigua preceptiva rabe sobre la moaxaja que conocemos, se afirma que debe ser una cita en estilo directo, puesta en labios de alguien, en su mayora nios (ubyn) o mujeres, o borrachos, pero tambin animales o abstracciones2. De estos ltimos casos, reproduce en ese pasaje jarchas en boca de una paloma, del amor, y del combate, pero adems las moaxajas hispanorabes nos 19 y 34 de la parte antolgica de esta obra estn puestas en labios de la gloria (al-fajr) y del reino (al-imra), respectivamente. Que la jarcha sea una cita textual exige, como dice Ibn San al-Mulk, que en la mudanza (r. bayt, primera parte de la estrofa, con rimas diferentes en cada estrofa) que la precede figure la expresin l dijo, o yo dije, o ella dijo, o l cant, o yo cant, o ella cant. Otra exigencia de la jarcha es que debe estar en lengua vulgar, rabe o romance, y en esto coincide con la primera descripcin de la moaxaja y la jarcha con que contamos, la que incluye Ibn Bassm en la Dajra, en la biografa de Ubda ibn M al-Sam3, aunque se admite la posibilidad de que se use el rabe clsico si se trata de una moaxaja panegrica y en la jarcha figura el nombre del personaje elogiado. El otro caso que menciona Ibn San al-Mulk, que se trate de una jarcha amorosa muy buena, es, como dice Garca Gmez4, un expediente para exculpar a Ibn Baq, uno de los poetas ms admirados por el autor egipcio, y, en definitiva, una forma de reconocer la libertad de los poetas hispanorabes para hacer y deshacer en un tipo de poesa que se haba originado en al-Andalus y para componerlas no necesitaban ningn tipo de normas. Otra de las condiciones de la jarcha es que sea aa en punto de malicia, es decir, segn la glosa de Garca Gmez5, que sea picante, escabrosa y desvergonzada como los versos del famoso poeta min [= obsceno] bagdad Ab Abd Allh al-pusayn b. Amad ibn al-pa, muerto en 391 = 1001. Por ltimo, segn Ibn San al-Mulk, que de nuevo confirma la descripcin de Ibn Bassm, la jarcha, aunque final del poema, es previa, anterior, a la moaxaja, que se construye sobre ella.

    1 Se ha publicado recientemente una exhaustiva bibliografa a la que pueden recurrir los interesados: HEIJKOOP, Henk y Otto ZWARTJES, Muwaa, Zajal, Kharja. Bibliography of Strophic Poetry and Music from al-Andalus and Their Influence in East and West. Leiden- Boston: Brill, 2004. 2 IBN SAN AL-MULK, Dr al-irz, ed. awdat al-Rikb, Damasco, 1949, 30-33; GARCA GMEZ, E., Estudio del Dr al-irz, al-Andalus, XXVII (1962), 44-49. 3 IBN BASSM, Al-Dajra f masin ahl al-azra, ed. I. Abbs, Beirut: Dr al-Taqfa, 1978, I, 469-70; vase tambin el comentario de este pasaje en MONROE, James T., On re-reading Ibn Bassm: Lrica romnica after the Arab Conquest, Revista del Instituto Egipcio de Estudios Islmicos, XXIII ((1985-86), 121-147. 4 GARCA GMEZ, E., Estudio del Dr al-irz, 45, nota 43. 5 GARCA GMEZ, E., Estudio del Dr al-irz, 44, nota 39.

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    La preceptiva de Ibn San al-Mulk fue editada un ao despus del descubrimiento de las jarchas romances en moaxajas hebreas6, punto de partida de la abundantsima bibliografa sobre el tema, que fue seguido por la publicacin, un poco ms tarde, de las primeras jarchas romances en moaxajas rabes7, descubrimiento que supuso la confirmacin en los textos de la hiptesis de Ribera8: la existencia de una lrica romnica que influy en la creacin del zjel (ar. zaal) y de este poema lingsticamente hbrido que es la moaxaja. No voy a entrar en la polmica sobre la prosodia de la moaxaja, aunque para m no ofrece dudas9, porque los nicos puntos que quiero destacar de momento para mi anlisis son: 1) la existencia de un tipo de cita potica que se pone en labios de una mujer, y 2) el cambio de registro lingstico. Algunos otros surgirn a lo largo de la exposicin. Un importante nmero de jarchas, tanto en rabe vulgar como en romance, son expresin de una voz femenina: se ponen en labios de una mujer, y sta, o bien se duele de la ausencia del amado, o lo invita a venir a verla, o se queja de su conducta poco delicada, etc.10. Desde muy pronto se reconocieron en ellas temas propios de la primitiva lrica popular espaola y europea: Frauenlied alemn, chanson de femme francesa, cantiga d'amigo galaico-portuguesa, o cantar de doncella castellano y cataln; con paralelos, tambin, y precedentes en la literatura griega clsica, arcaica y helenstica, la sumero-acadia y la egipcia11. Y sus temas tradicionales y su diccin formulaica, que asegura su pertenencia a una tradicin de composicin oral12, se corresponden con otras manifestaciones lricas femeninas recogidas en el norte de frica, como el awf13 y como las ghinnwas de los Awlad Ali del desierto occidental de Egipto14. Puede ser ste el momento adecuado para hablar de los dos verbos que, segn Ibn San al-Mulk, introducen la jarcha: qla decir y gann cantar. No son, desde luego, los nicos que aparecen en la mudanza que precede a la jarcha, pero s los ms frecuentes, no siendo los dems ms que sinnimos de estos dos. El primero, qla, adems de significar decir, es el verbo asociado a la creacin potica en general y podra traducirse tanto por componer como por recitar un poema; se trata, posiblemente, de un recuerdo del 6 STERN, S. M., Les vers finaux en espagnol dans les muwaas hispano-hbraques: une contribution l'tude du muwaa et l'tude du vieux dialecte espagnol mozarabe, Al-Andalus, XIII (1948), 299-346. 7 GARCA GMEZ, E., Veinticuatro jaras romances en muwaaas rabes, Al-Andalus, XVII (1952), 57-127. 8 RIBERA Y TARRAG, Julin, El Cancionero de Abencuzmn. Discursos ledos ante la Real Academia Espaola en la recepcin pblica del Sr. D. Julin Ribera y Tarrag en da 26 de mayo de 1912, Madrid: Maestre, 1912. 9 GARULO, Teresa, Wa-huwa lam yarid an al-arab. Mtrica no jalliana en al-Andalus, Al-Qanara, XXVI, 1 (2005), 263-267. 10 Como puede observarse, voy a tratar aqu de la jarcha como poema, o expresin potica, independiente, sin tener en cuenta las posibles tergiversaciones de esa voz femenina al ser trasladada a un poema de contexto masculino, sobre las que alerta KELLEY, Mary Jane, Virgins Misconceived: Poetic Voice in the Mozarabic Kharjas, La Cornica, 19:2 (1990-91), 1-23. 11 GANGUTIA ELCEGUI, Elvira, Poesa griega de amigo y poesa arbigo-espaola, Emrita, XL: 2 (1972), 329-396. 12 MONROE, James T., Formulaics Diction and the common Origins of Romance Lyric Traditions, Hispanic Review, 43 (1975), 341-350. 13 MONROE, James T., Estudios sobre las jaras: Las jaras y la poesa amorosa popular norteafricana, Nueva Revista de Filologa Hispnica, XXV (1976), 1-16; BENCHEIKH, J. E., awf, E. I, 2 ed., III, 289-291. 14 ABU-LUGHOD, Lila, Veiled Sentiments. Honour and Poetry in a Bedouin Society, Berkeley: University of California Press, 1986.

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    carcter oral de la poesa rabe clsica desde sus comienzos hasta, ms o menos, la poca abbas15. El segundo, gann cantar, que con sus posibles sinnimos es el verbo ms frecuente de la transicin a la jarcha, nos recuerda que la moaxaja es un poema compuesto para ser cantado, y que la jarcha era una cancioncilla o el estribillo de una cancin16. Ambos aspectos, tradicin oral y canto, estarn presentes en mi anlisis. Esta lrica femenina tradicional, que encuentra su expresin en las jarchas, cmo era entendida por los poetas que las recogieron en sus moaxajas o por los crticos y preceptistas literarios rabes que se enfrentaban a este tipo de poemas? Apenas hay testimonios. Posiblemente el ms antiguo sea el de Ibn Raq al-Qayrawn (390/1000-456/1063 o 463/1070), autor de Al-Umda f inat al-ir wa-naqdi-hi, que sigue siendo una de las obras bsicas de la potica rabe clsica. Ibn Raq vivi gran parte de su vida en Qayrawn (actual Tnez); cuando esta ciudad fue destruida por los Ban Hill en 449/1057, se traslad a al-Mahdiyya, y ms adelante a Sicilia, pero no quiso aceptar la invitacin del rey de Sevilla, al-Mutaid ibn Abbd, para trasladarse a al-Andalus, donde era muy apreciado como poeta17. Se trata, pues, de un autor rabe occidental, bastante informado de lo que ocurra literariamente en al-Andalus y contemporneo del renacimiento de la moaxaja, casi dos siglos despus de su creacin. Precisamente en la Umda hay un pasaje donde se hace eco de la existencia de este tipo de poesa. Garca Gmez, que lo haba encontrado en F ul al-taw de Sayyid Gz18, llam la atencin sobre el mismo en uno de los artculos que escribi con el pseudnimo de ngel Ramrez Calvente19. Dice as:

    El texto forma parte del cap. 72 de la Umda (= Bb al-nasb, o sea sobre la poesa ertica). Tratando abundantemente del tema, y refirindose a la libertad que en sus poemas concede Umar ibn Ab Raba a las mujeres dice:

    Dijo alguien creo que Abd al-Karm: Entre los rabes es costumbre que sea el poeta el que galantee [a las mujeres] y se finja muerto de amor [por ellas], MIENTRAS QUE ENTRE LOS NO RABES LA COSTUMBRE ES QUE HAGAN A LA MUJER SOLICITAR Y DESEAR CON SUS DECLARACIONES [A SU AMANTE], diferencia que constituye un indicio de la noble condicin de los rabes y del celo con que guardan a sus mujeres.20

    Resulta bastante claro el escndalo del autor rabe ante una poesa que expresa sentimientos amorosos femeninos. Es curioso que se le haya ocurrido este comentario a propsito de Umar b. Ab Raba, uno de los creadores de la poesa amorosa a finales del siglo I/finales del VII y principios del VIII, muchos de cuyos poemas terminan con la nota optimista y llena de humor de la joven cortejada declarando su amor por el poeta, pero ste es un tema potico que, con frecuencia, parece ms prximo al fajr (autoelogio) que a la

    15 MONROE, James T., Oral Composition in Pre-Islamic Poetry, Journal of Arabic Literature, III (1972), 1-53. 16 MONROE, James T., Poetic quotation in the Muwaaa and its Implications: Andalusian strophic poetry as song, La Cornica, 14 (1986), 230-250; Monroe, James T., The Tune or the Words? (Singing Hispano-Arabic Strophic Poetry), Al-Qanara, VIII (1987), 265-317. 17 BOUYAHIA, Ch., Ibn Rashk, E. I, 2 ed., III, 903-904. 18 GZ, Sayyid, F ul al-taw, Alejandra, 1976. 19 RAMREZ CALVENTE, ngel, Jarchas, moaxajas, zjeles (III), Al-Andalus, XLI (1976), 403-408. 20 Garca Gmez ha citado el pasaje, aunque no tan por extenso en otros trabajos posteriores, especialmente en Las jarchas romances de la serie rabe en su marco, 3 ed., Madrid: Alianza Editorial, (Alianza Universidad), 1990, 13-14.

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    mera expresin de sentimientos. Es cierto que no se ha conservado mucha poesa amorosa rabe compuesta por mujeres, pero, como he sealado en otra ocasin21, posiblemente se deba a que era una poesa destinada, como lo ha seguido siendo hasta hace muy poco22, a mantenerse en la intimidad de las mujeres, y por lo tanto fuera del alcance de los hombres, que fueron los compiladores de las antologas y prepararon las ediciones de los dwnes poticos. Algo de escndalo hay, efectivamente, en la sorpresa de al-kabb ante el poema amoroso de al-Balliiyya, pues se trata de una doncella recluida en casa de su padre23. El siguiente testimonio de cmo entendan los poetas rabes esa lrica femenina conservada en las jarchas es el de Ibn San al-Mulk. Ya hemos visto, al principio de estas pginas, que segn este autor la jarcha tiene que ser picante, escabrosa y desvergonzada, aa en punto de malicia. Sujf, que Garca Gmez traduce por malicia, es el trmino que el mismo Ibn al-pa emplea para caracterizar a sus poemas, donde vulgaridad, obscenidad y escatologa se dan la mano24. Y sas son las caractersticas de la mayora de las stiras rabes, incluso las compuestas por mujeres, como vemos, en el caso de al-Andalus, en los poemas de Wallda, o los de Muha a al-Qurubiyya, que se han conservado25. Sin embargo, la mayora de las jarchas son breves poemas de amor y, aunque hay a veces alusiones a posturas erticas, creo que sera difcil calificarlas de sajf (adjetivo de sujf), salvo por el uso de una lengua vulgar (rabe o romance). Por eso pienso que el escndalo aqu se debe a que se reconoce la voz de una mujer solicitando a su amante. Que los no rabes no tuviesen inconveniente en dar publicidad a esas declaraciones femeninas, o que incluso pusiesen en labios de mujeres ese tipo de quejas, era, para Ibn Raq, un claro sntoma de bajeza y perfectamente condenable. Pero Ibn San al-Mulk, enamorado de las moaxajas, tena que buscar para las jarchas un paralelo en la literatura rabe, y escoge como trmino de comparacin a un poeta, Ibn al-pa, cuyo xito ha corrido parejo con su capacidad para escandalizar a sucesivas generaciones de lectores. Entre los testimonios de Ibn Raq e Ibn San al-Mulk, ninguno de ellos natural de al-Andalus aunque interesados por la actividad literaria de sus habitantes, hay que situar, cronolgicamente, el de un poeta hispanorabe que en algunos de sus poemas revela mostrarse interesado por los problemas tcnicos de la composicin de la moaxaja, e incluye en una de sus casidas lo que parece una alusin bastante clara a las jarchas. El poeta en cuestin es Ab Muammad Abd Allh ibn Muammad IBN 6RA AL-ANTARN, hombre de letras natural de Santarem, en la taifa de Badajoz, muerto en Almera en el ao 517/112326. Ibn 6ra disfrut de cierto renombre en los primeros 21 GARULO, Teresa, La poesa femenina en rabe clsico y la expresin de los sentimientos, Medievalia (Mxico), n 27 (junio 1998), 26-37. 22 TAUZINE, Aline, haute voix. Posie fmenine contemporaine en Mauritanie, Revue du Monde Musulman et de la Mditerrane, 54 (1989), 178-187; ABU-LUGHOD, Veiled Sentiments. 23 GARULO, Teresa, Dwn de las poetisas de al-Andalus, Madrid: Hiperin, 1986, 62. 24 MARGOLIOUTH, D. S. [Ch. Pellat], Ibn al-padjdjdj, III, 780-781. 25 GARULO, Dwn de las poetisas, 141-146 y 105-107, respectivamente. 26 Las fuentes rabes ms importantes son Ibn Bassm, Dajra, II, 834-850, e Ibn al-Jqn, Qalid al-iqyn f masin al-ayn, ed. fotogrfica de la de Pars, con prlogo e ndices de Muammad Inn, Tnez: al-Maktaba al-Atqa, 1966, 299-314; Ibn Jqn, Qalid al-iqyn, ed. Muammad ibn r, Tnez, 1990. Estudios modernos: AL-WARAGL, pasan, Ibn 6ra al-antarn. paytu-hu wa-iru-hu, Tetun, 1985-86; GARULO, Teresa, Ibn 6ra al-antarn, Poemas del fuego y otras casidas, recopilacin, edicin, traduccin y estudio, Madrid: Hiperin, 2001.

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    veinticinco aos de gobierno de la dinasta almorvide en al-Andalus, es decir, desde 1095 hasta su muerte. Como muchos poetas de la poca27, sinti dolorosamente el cambio de dinasta, que le oblig a ir de ciudad en ciudad en busca de sustento, sin salir nunca de estrecheces. Dirigi panegricos a personajes importantes de Sevilla y Crdoba, y a los gobernadores y grandes funcionarios almorvides en Granada. Quiz alguno de estos ltimos sea el destinatario de una casida que recoge Ibn Bassm28, donde Ibn 6ra se queja de los impuestos, cuyo pago le impide salir de la miseria. ste es el poema que voy a comentar. En la Dajra, nica fuente donde aparece, no est el poema completo, que es posible fuera largo. Ibn Bassm slo cita ocho versos que podran ser la conclusin de la casida. Los tres primeros versos del fragmento corresponden a la transicin del panegrico, gnero al que habra que adscribir el poema, al objetivo real del mismo: el poeta se presenta ante su protector para quejarse de los impuestos que le han robado la juventud y le han encanecido, amargndole la vida. Los dos primeros, que son los que me interesa destacar, dicen as:

    Ar al-siydata mud fata hisa-h f kulli wdin min al-taqw tahmu bi-k fa-m tulq-ka ill wa-hya qilatun qawla l-lat affa-h l-adqu: Hayta la-k En traduccin:

    Veo que la nobleza, desde el momento en que pasaste por su mente, te sigue, enamorada, por los valles del temor de Dios, y va a tu encuentro diciendo, como la joven a quien su amigo hace sufrir: Ven a m!.

    Lo primero que llama la atencin en estos versos es el vocabulario. El segundo hemistiquio del primer verso es casi literalmente una aleya cornica, Corn, XXVI, 225: A-lam tara anna-hum f kulli wdin yahmna?, Pero es que no los ves, errando por todos los valles?29. Ibn 6ra slo ha tenido que cambiar la persona de los verbos principales: ar veo, en primera persona, en el primer hemistiquio, en lugar de lam tara no ves, y tahmu, tercera persona singular femenino, en el segundo hemistiquio, porque el sujeto es la nobleza (o el poder o la soberana), al-siysa, y no los poetas como en el Corn. Hma, yahmu, en este pasaje del Corn, nico en que aparece, se interpreta como andar errante, o estar fuera de s, y refleja la creencia antigua de que los poetas, al componer, estaban posedos por un genio. Pero hma, yahmu, con la partcula bi, como en el verso de Ibn 27 GARCA GMEZ, E., Un eclipse de la poesa rabe en Sevilla: la poca almorvide, Al-Andalus, X (1945), 285-343. 28 IBN BASSM, Dajra, II, 846. Garulo, Ibn 6ra, n 73, 232-233. 29 El Corn, trad. espaola de Julio Corts, Madrid: Editora Nacional, 1980. Voy a pasar por alto todos los problemas y discusiones recientes sobre la interpretacin de ese pasaje, sobre los que puede consultarse Zwettler, Michael, The Sura of the Poets: Final Conclusions?, Journal of Arabic Literature, XXXVIII (2007), 111-166.

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    6ra, significa perder la cabeza, y, sobre todo, estar perdidamente enamorado, y forma parte del vocabulario habitual de la poesa amorosa. Cuando Ibn 6ra escribe (finales del siglo V/ finales del XI-principios del XII), ya no es ninguna novedad, en poesa rabe, personificar abstracciones, figura a la que dieron carta de naturaleza los poetas abbases. Lo que es ms interesante es que esa nobleza (al-siyda) enamorada se represente como una mujer que dice/ recita (con el doble sentido de decir/ componer, que tiene el verbo qla) unas palabras solicitando a su amigo. Y sa es precisamente la situacin que presentan las jarchas. Alrededor de un tercio de las moaxajas que se componen en la poca en que vivi Ibn 6ra, a caballo entre las pocas de taifas y almorvide, ponen la jarcha en labios de una joven enamorada30. No estar de ms recordar que en el caso de las moaxajas rabes con jarcha romance, las que estn puestas en boca de una mujer son la mayora31. Pero las jarchas romances prcticamente desaparecen al empezar la poca almohade, por razones lingsticas obvias, como fue la prdida del bilingismo precisamente entonces, y con ellas parece haber ido perdindose la conciencia de que esos poemillas, en un principio, eran cantos de mujeres. Eso es lo que probablemente refleja el hecho de que la proporcin de jarchas puestas en labios femeninos vaya disminuyendo con el paso del tiempo32. Aparte de esto, de nuevo el vocabulario en ese segundo verso de Ibn 6ra merece comentario. Porque la mujer enamorada de quien toma su frase la nobleza sufre por su amigo, y si bien affa causar un dolor, hacer adelgazar, es un verbo frecuente en poesa amorosa, la palabra al-adq amigo, en el sentido de amante o amado, no es habitual en este gnero. La raz .d.q implica bsicamente la idea de sinceridad, fidelidad y lealtad, de ah que adq (y adqa amistad) parezcan tener un componente de racionalidad ms que de afectividad. A finales del siglo IV/X, Ab payyn al-Tawd (m. 414/1023) escribi una obra sobre la amistad, titulada Al-6adqa wa-l-adq, pero en obras de adab anteriores33 son quiz ms frecuentes trminos como ijwn, jilln, abb, que cubren mejor el lado afectivo de la relacin, o ab y ulas, para expresar la simple relacin de compaa. Cabe la posibilidad de que Ibn 6ra, al escoger al-adq, haya sufrido alguna influencia ajena al rabe, y lo lgico sera pensar en la romance con el significado de amigo como amante, porque podra haber empleado al-abb, que se adaptaba perfectamente a la prosodia del verso, y es el trmino que se emplea normalmente, y tan frecuente que ha pasado, incluso, a las jarchas romances. Las dos ltimas palabras del segundo verso de Ibn 6ra, las palabras que dice la mujer/ la nobleza para atraer a su amante, tambin tienen bastante inters. Hayta la-ka se documenta por primera vez en un nico pasaje del Corn de nuevo, pues, nos

    30 Esas proporciones estn basadas en las moaxajas recogidas en GZ, Sayyid, Dwn al-muwaat al-andalusiyya, Alejandra 1979, que tiene la ventaja de estar ordenado por pocas. En poca de taifas seran casi el 30%, y en poca almorvide, el 27%. 31 En JONES, Alan, Index of Andalusian Arabic Muwaat, en JONES, Alan y Richard HITCHCOCK (eds.), Studies on the Muwaa and the Kharja (Proceedings of the Exeter International Colloquium), Oxford: Ithaca Press & Oxford University Press, 1991, 160-197, las moaxajas con jarcha romance son 46, y de ellas 36 estn en labios de una joven. 32 Slo 117 moaxajas de las 609 del Index de A. JONES van explcitamente introducidas por el verbo en 3 persona femenino singular, es decir, menos de 20%. 33 Como AL-WA, Kitb al-muwa, trad. espaola de T. GARULO, El libro del brocado, Madrid: Alfaguara, 1990.

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    encontramos con vocabulario cornico, y en un contexto muy significativo para mi anlisis: aparece en Corn, XII, 23, en la azora de Jos, donde se narra la vida del patriarca israelita: con sus hermanos, en casa de Putifar, en la crcel, como gobernador de Egipto, etc. Hayta la-ka son las palabras que la mujer de Putifar dirige a Jos al intentar seducirlo, y casi no es necesario recordar que Zulayj, o al-Rl, nombres que le dan en los comentarios cornicos, es todo menos una figura ejemplar y que su conducta produce el escndalo no slo de su familia sino tambin de las gentes de la ciudad. El Corn la condena ms tajantemente de lo que harn algunos comentaristas posteriores o las elaboraciones tardas de este relato34, cuando pone en boca de Putifar, convencido por las pruebas presentadas de que es su esposa quien ha solicitado a Jos, estas palabras: Es una astucia propia de vosotras. Es enorme vuestra astucia... Y t, pide perdn por tu pecado! Has pecado! (Corn, XII, 28-29). Quiero decir con esto que Ibn 6ra, ante una poesa amorosa que se percibe como expresin de los deseos femeninos, reacciona con la misma actitud escandalizada de Ibn Raq e Ibn San al-Mulk. Hay todava otro punto que quiero comentar. Hayta la-ka, ven aqu, es una expresin no muy frecuente en rabe, en cuyas gramticas suele interpretarse como una exclamacin. Los lexicgrafos comentan sus distintas posibilidades de lectura y algunos parecen reconocer un prstamo lingstico, posiblemente del hebreo35. Creo que Ibn 6ra, experto, segn algunas biografas36, en gramtica y lexicografa, era perfectamente consciente de ambas cosas: su infrecuencia y su carcter de palabra extranjera dentro del rabe. Y que al emplear hayta la-ka en este verso, parece estar llamando la atencin sobre dos de las caractersticas de las jarchas: un tipo de poema que se siente ajeno a la tradicin literaria de los rabes, por un lado, y, por otro, que supone un cambio de registro lingstico dentro del poema rabe en que se cita. Porque podra haber empleado cualquiera de los verbos rabes que expresan lo mismo: zra, a, aqbala, etc. Como es bien sabido, en las jarchas aparecen habitualmente i e imi, o ven, si se trata de las romances. An hay ms elementos que evocan a las jarchas en estos dos versos. La primera es poner esas palabras de amor en labios de la nobleza, algo de lo que hemos visto ejemplos en Ibn San al-Mulk, que recoge moaxajas en que la jarcha est en boca del amor, del combate, de la gloria y del reino. Y la segunda es la frmula wa-hya q'ilatun qawla l-lat affa-h l-adqu (y dice [la nobleza] las palabras de aquella a quien su amigo hace sufrir), que, aunque no es exclusiva de la introduccin de la jarcha, se encuentra con bastante frecuencia en esa posicin, con algunas variantes. Vanse algunos ejemplos en moaxajas de contemporneos de Ibn 6ra: wa-gann-n / qawla fattin / adat li-budi l-jadni37 (y cntame las palabras de una muchacha que canta por la ausencia del amigo); ... wa-qawlu gdatin ... tad...38 (... y las palabras de una muchacha... que canta); wa-laqad tanh / f-hi qawlu ar39 (las palabras de una doncella); ad-ka gin gayd hmat f- 34 GOLDMAN, Shalom, The Wiles of Women. Joseph and Potiphars Wife in Ancient Near Eastern, Jewish, and Islamic Folklore, Albany: State University of New York Press, 1995. 35 IBN MANZ R, Lisn al-arab, sub hayta; Lane, E. W., Arabic English Lexicon, Londres, 1863-93. 36 IBN AL-ABBR, Takmila li-Kitb al-ila, El Cairo, 1955, II, 816; IBN AL-JAB, Al-Ia f ajbr Garna, ed. M. A. INN, El Cairo, 1975, III, 439-441; AL-SUY, Bugyat al-wut f abaqt al-lugawiyyn wa-l-nut, ed. M. AB L-FAkL AL-IBYR, [El Cairo]: Dr al-Fikr, 1979, II, 57-58. 37 GZ, Dwn, I, 143. 38 GZ, Dwn, I, 357. 39 GZ, Dwn, I, 396.

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    k 40 (te canto la cancin de la joven que piensa en ti); adat ... adwa l-amd 41 (cant... el canto de quien est afligido); adat bi-hi... adwa man bi-hi tab42 (cant por l... el canto de quien est perdidamente enamorado). Resumiendo lo dicho hasta ahora, estos dos versos de Ibn 6ra parecen reflejar la reaccin que producan las jarchas en los medios literarios de al-Andalus: una reaccin de escndalo que hizo que se relacionaran con la poesa libertina (mun). Tambin reflejan el conocimiento y el inters de Ibn 6ra por la tcnica de composicin de las moaxajas. Este inters se observa no slo en este poema, sino tambin en otros en los que se dira que est ensayando, de una manera ms tradicional dentro de la poesa rabe, la frmula de la moaxaja de terminar el poema con una cita. No se trata slo del frecuentsimo tamn, que consiste en citar dentro del poema algn pasaje cornico, con algunas adaptaciones para acomodarlo al metro, o algn verso de los poetas ms apreciados, en este caso usando el mismo metro de la cita. Difcilmente se hallar un poeta hispanorabe que no emplee este recurso literario, que no rinda este homenaje a los poetas anteriores, especialmente los preislmicos y al-Mutanabb, e Ibn 6ra no es una excepcin. Se trata de los casos en que Ibn 6ra termina su poema con un verso ajeno, precedido, en el verso anterior, por un verbo qla que lo introduce en estilo directo. Uno de ellos es un poema acerca de Sierra Nevada (ulayr) que recoge Yqt en su diccionario geogrfico43, y dice as:

    En vuestra tierra nos es lcito descuidar la oracin y beber vino, aunque es algo prohibido, huyendo en busca del fuego del infierno, ms soportable y ms piadoso que ulayr. Cuando el viento del norte sopla en vuestra comarca, feliz aqul que en las llamas disfruta! Digo, sin presumir de mis palabras, como deca, antes de m, un poeta: Si he de entrar algn da en el infierno, en uno como ste es buena la Gehena. An ms interesante me parece, en relacin con el tema de las jarchas, uno de los poemas en que Ibn 6ra describe braseros. Ibn Jqn44 lo recoge entre otros cuatro sobre este tema, en que parece haber sobresalido nuestro poeta, y dice:

    40 GZ, Dwn, I, 78. 41 GZ, Dwn, I, 225. 42 GZ, Dwn, I, 192. 43 YQT, Muam al-buldn, ed. de F. Wstenfeld, Leipzig, 1868, III, 316-317; IBN 6RA, Poemas del fuego, n 87, 260-261. 44 IBN JQN, Qalid, 1966, 307; IBN JQN, Qalid, 1990, 642; IBN 6RA, Poemas del fuego, n 17, 84-85.

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    Dejad para Imru al-Qays ben pur las ruinas, sobre las que se siguen derramando lgrimas, y haced alto junto a un fuego de jacinto y oro que enamora, en las fras maanas, a un joven inexperto. Cuando desde el carbn lanza las flechas de sus chispas ves descender a las estrellas de la noche. Me parecen las brasas bajo la ceniza una beldad cubierta por delicado velo, cuyas blancas mejillas, al araarlas en su duelo, se han teido de rojo como frutos maduros. Busca ese fuego y muere de tristeza si no lo encuentras, deja a las acequias el brillo de las lgrimas, y di, cuando lo llevan por el jardn bien regado y su perfume se derrama sobre sus tnicas fragantes: Exhala el valle de Namn un aroma de almizcle cuando Zaynab pasa con sus doncellas perfumadas. El autor de este verso es Muammad b. Abd Allh al-Numayr45, poeta que canta en sus poemas a Zaynab bint Ysuf, hermana del clebre gobernador omeya al-pa b. Ysuf. Es el primer verso de una casida, famosa porque Ibn Suray46 le puso msica, que describe el paso de Zaynab por el valle de Namn, entre if y la Meca, cuando cumpla su promesa de hacer la peregrinacin andando si se curaba su padre47. Tenemos aqu, en este poema de Ibn 6ra, exactamente lo mismo que ocurre con bastantes moaxajas: que la jarcha, el final del poema, es cita del mala de una moaxaja o del incipit de un poema/ cancin anterior, cuya prosodia y cuya msica son la base del nuevo poema/ cancin48. Para terminar, slo quiero destacar que, aunque es muy posible que Ibn 6ra no compusiera moaxajas no se ha conservado, al menos, ninguna, vivi en un momento de auge de este tipo de poemas y fue contemporneo de al-Am al-Tul (m. 525/1130) e Ibn Baq (m. 545/1150), posiblemente los autores de moaxajas ms famosos de al-Andalus y los ms citados y admirados por Ibn San al-Mulk.

    45 SEZGIN, Fuat, Geschichte des arabischen Schrifttums. II. Poesie, Leiden: E. J. Brill, 1975, 431-432. 46 FCK, J. W., Ibn Suraydj, E. I., 2 ed., III, 950. 47 AB L-FARA AL-I6BAHN, Kitb al-agn, ed. Ibrhm al-Ibyr, El Cairo: Dr al-ab, 1969, VI, 2272-2275. 48 MONROE, Poetic quotation, 232.