4 poemas heroicos

4 POEMAS HEROICOSUN ENSAYO – UN DISCURSO

Portada de la primera edición

COMISIÓN NACIONAL PARA CONMEMORAREL 50 ANIVERSARIO DEL AJUSTICIAMIENTO

DEL DICTADOR RAFAEL L. TRUJILLO

MIEMBROS

LIC. LUIS MANUEL BONETTI

Ministro Administrativo de la Presidencia

LIC. JOSEFINA PIMENTEL

Ministra de Educación

LIC. JOSÉ RAFAEL LANTIGUA

Ministro de Cultura

LIC. JUAN DANIEL BALCÁCER

Presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias

LIC. RAFAEL PÉREZ MODESTO

Secretario de Estado, Gerente General Comisión Nacionalde Seguridad Social

DR. EDUARDO DÍAZ DÍAZ

Presidente de la Fundación 30 de Mayo

DR. ANULFO REYES

Presidente de la Federación de Fundaciones Patrióticas

DR. FRANK MOYA PONS

Presidente de la Academia Dominicana de la Historia

Mayor GeneralAntonio Imbert Barrera, Héroe Nacional

Lic. Luis Manuel Pellerano Amiama

Sra. Lindín González Vda. Tejeda

4 POEMAS HEROICOSUN ENSAYO – UN DISCURSO

Vol. I

Colección 50 Aniversario del Ajusticiamiento de TrujilloSanto Domingo, República Dominicana

2011

CONCURSO LITERARIO

Título de la publicación:4 Poemas heroicos. Un ensayo – un discursoTrabajos ganadores del Concurso Literario celebrado por el ComitéEjecutivo de la Junta Pro Glorificación de los Héroes del 30 de Mayo,de las Hermanas Mirabal, Luperón, Maimón, Constanza y EsteroHondo, en mayo de 1962.

Primera edición:Colección Baluarte, Ediciones Brigadas Dominicanas, mayo, 1962

Segunda edición:Colección 50 Aniversario del Ajusticiamiento de TrujilloComisión Permanente de Efemérides Patrias, 2011Volumen I

Cuidado de la edición:Luis Fernández

Composición y diagramación:Eric Simó

Diseño de cubierta:Roberto Tejada

ISBN: 978-9945-462-27-2

Impresión:Editora Búho

Impreso en República Dominicana/ Printed in Dominican Republic

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CONTENIDO

Presentación .................................................................. 9

Introducción ................................................................ 11

MARCIO VELOZ MAGGIOLO

Poemas premiadosSalmo heroico a las hermanas Mirabal .................................. 17Canto al 30 de Mayo ............................................................ 21

LUPO HERNÁNDEZ RUEDA

Poema premiadoCanción a los héroes de Constanza, Maimóny Estero Hondo .................................................................... 29

AIDA CARTAGENA PORTALATÍN

Poema premiadoIntroducción a la Ira Sagrada con Salmosde la Biblia del Viejo Testamento .......................................... 35La Ira Sagrada ................................................................... 37

DOMINGO OCT. BERGÉS BORDAS

Ensayo premiadoSignificado histórico del 30 de Mayo de 1961,fecha clave en el proceso por la libertad dominicana ............... 47

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COLECCIÓN 50 ANIVERSARIO DEL AJUSTICIAMIENTO DE TRUJILLO

LICDO. EDUARDO SÁNCHEZ CABRAL

Discurso pronunciado .................................................. 75

Veredicto del Jurado de Poesía ..................................... 89

Veredicto del Jurado de Prosa....................................... 91

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PRESENTACIÓN

Con motivo de cumplirse el primer cincuentenario deltiranicidio de 1961, el Excelentísimo Señor Presidentede la República, doctor Leonel Fernández Reyna, median-te el Decreto No. 311-11, de fecha mayo 12 de 2011, creóla Comisión Nacional para Conmemorar el 50 Aniversa-rio del Ajusticiamiento del dictador Rafael L. Trujillo,cuya misión principal consistirá en organizar, dirigir ycoordinar todas las actividades relacionadas con la con-memoración de tan trascendente efemérides de la histo-ria política dominicana contemporánea.

Dentro de las actividades programadas con el fin deconmemorar los primeros 50 años del ajusticiamiento deldictador Trujillo y del nacimiento de las libertades pú-blicas así como del sistema de la democracia en la Re-pública Dominicana, la Comisión Nacional ha conside-rado oportuno la publicación de diversas obras y ensayos—ya agotados— que abordan el tema de Trujillo, sus díasfinales y la conspiración patriótica que la noche del 30 demayo de 1961 logró eliminar físicamente al tirano.

Nos complace, pues, presentar a la consideración delos lectores esta primera entrega de un Concurso Litera-rio celebrado cuando apenas había transcurrido un año

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del ajusticiamiento del sátrapa. Un Comité Ejecutivo dela Junta Pro Glorificación de los Héroes del 30 de Mayo, de lasHermanas Mirabal, Luperón, Maimón, Constanza y EsteroHondo, auspició el certamen del cual resultaron ganado-res los entonces jóvenes escritores y poetas Marcio VelozMaggiolo, Lupo Hernández Rueda, Aída Cartagena Por-talatín así como los ensayistas Domingo Octavio BergésBordas y Eduardo Sánchez Cabral.

Agradecemos la gentileza del Lic. Luis Manuel Pelle-rano Amiama, quien nos cedió un ejemplar de 4 poemasheroicos. Un ensayo y un discurso, publicación totalmenteagotada y poco conocida por las jóvenes generaciones.Confiamos en que los estudiosos de temas históricos, es-pecialmente los que abordan el personaje del dictadorTrujillo y sus días finales, encontrarán en los poemas yensayos aquí reunidos nuevas perspectivas, lo mismo es-téticas que históricas, que contribuirán a enriquecer aunmás el conocimiento de la gesta patriótica que hizo posi-ble que el 30 de mayo fuera considerado, desde entonces,como el Día de la Libertad.

Santo Domingo, R.D.Mayo de 2011.

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INTRODUCCIÓN

Desde la cumbre de estos muertosyo te saludo Patria.

A. C. P.

Brigadas Dominicanas se complace en ofrecer en suColección Baluarte este número que se contrae a los tra-bajos premiados en el Concurso Literario auspiciado porel Comité Pro Glorificación de los Héroes de Constan-za, Maimón, Estero Hondo y Luperón, de los Héroes de30 de Mayo y de las Hermanas Mirabal.

Los autores de los 4 Poemas Heroicos son conocidospoetas nacionales: Marcio Veloz Maggiolo, autor de lospoemas “Salmo Heroico a las Hermanas Mirabal” y“Canto al 30 de Mayo”; Aída Cartagena Portalatín, auto-ra del poema “La Ira Sagrada” (Canto al 30 de mayo) yLupo Hernández Rueda, autor del poema “Canción a losHéroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo”. El en-sayo “Significado histórico del 30 de Mayo de 1961” esoriginal del escritor y estudioso de la historia de esta épo-ca Domingo Octavio Bergés Bordas. El discurso “30 deMayo de 1961: Nuestra Ultima Epopeya”, es original deldistinguido jurista licenciado Eduardo Sánchez Cabral.

El Comité Pro Glorificación entrega a la cultura y a lahistoria dominicanas este homenaje que es expresión delelevado aprecio que merecen de sus conciudadanos esoshéroes y esas heroínas inmortales.

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Se nos ocurre que el pueblo dominicano que vivió aten-to y que sufrió en su carne y en su espíritu el dolor quesignificaron las inmolaciones de esas pléyades libertado-ras no necesita explicaciones mayores. ¿Quién hay queno conozca esas hazañas gloriosas o esas tragedias in-cruentas?

La grandeza de esos héroes y mártires es única. Nimármoles, ni bronces ni cantos los consagran porqueconsagrados quedaron desde el momento de su propósi-to y de la ofrenda de sus vidas. Consagrados quedaronpor ser ellos los paladines que fueron sacrificados en lalucha por la libertad de nuestro pueblo esclavizado; porser ellos los que dieron la santidad de un Templo a lamontaña, a la costa, al monte y a la calle abierta dondecayeron. Consagrados quedaron por el hálito de su pro-pia gloria: los que vinieron por Luperón en 1949, porConstanza, Maimón y Estero Hondo en 1959, las TresHermanas Mirabal inmoladas en noviembre de 1960 ylos que también fueron inmolados por haber ajusticiadoal tirano la noche del 30 de mayo de 1961.

A todos la Patria los lloró en silencio. Junto con todonuestro pueblo oprimido los poetas lloraron y continúanllorando y exaltando y pregonando el sacrificio que in-cendió la lucha libertadora de la cruel tiranía del sátrapaTrujillo que por más de tres décadas mancilló la tierranuestra.

Esos muertos inmortales –muchos sin tumbas cono-cidas– nos reclaman que estamos obligados a acabar alfin en la paz de la Justicia y de la Libertad por la que sesacrificaron ellos; esos héroes y mártires nos obligan consu ejemplo a ser dignos de abrir y cuidar el camino de losnuevos y más amplios y honestos destinos de la Patria.

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4 Poemas heroicos /Un ensayo-un discurso

Para este pueblo que renace al conjuro de tan venera-bles memorias cantan los poetas las hazañas y el trágicofinal que no mató y destruyó el plomo porque fusilada fuesólo su carne y no el espíritu patriota que triunfó de lametralla del tirano criminal y cobarde.

Después de tanta tragedia sólo cabe pedir una piedradonde lloren los padres, las madres, los esposos, las espo-sas, los hijos, los hermanos, los amigos y todo el puebloel crimen que fue en Constanza, Maimón y Estero Hon-do, Luperón, en La Cumbre de Puerto Plata, en sitios deabiertas calles capitolinas y en el monte de algún latifun-dio del sátrapa ajusticiado. Y será esa piedra un monu-mento de dolor que nos redimirá, y nos compulsará a serverdaderamente libres, a ser verdaderamente hermanos.

Franqueando el camino a la acción de nuestra totalliberación, sólo así, podremos levantar la atrevida colum-na a la amada diosa Libertad. Defendamos y honremos laherencia y el ejemplo que esos héroes y mártires nos die-ron. Toca a nuestra conducta ciudadana conservar intac-ta e inmancillable su memoria gloriosa.

Conforme lo dispuesto por el Comité Ejecutivo de laJunta Pro Glorificación de esos héroes, entregamos estenúmero.

BRIGADAS DOMINICANAS

Santo Domingo, R. D. Mayo, 1962.

MARCIO VELOZ MAGGIOLO

POEMAS PREMIADOS:

Salmo heroico a las hermanas Mirabal

y

Canto al 30 de Mayo

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SALMO HEROICO A LAS HERMANAS MIRABAL

Yo os digo que las Mirabal no han muerto,y no me canso de decirlo.Ellas florecen en cada flor de mayo,y nutren el corazón del ojo que las mira,y ensanchan el corazón del brazo que las busca,y endulzan el corazón mismo del pueblo.El multiforme corazón del pueblo.

Ved, sus cabelleras lacias envuelven nuestro sueño.Las cabelleras de la libertad.

Yo os digo que ellas pasean sus formas en el vientoy entran en los poblados,y besan a los líderes del puebloy crean la libertad y la predicanpor santa inspiración en mentes útiles.

Vedlas. ¿Flotan o no?… Visión de oro,las Mirabal no han muerto.Visión de eternidad, las Mirabal perennes.Sonido de la patria, su nombre es como un himnoque aprenden los niños,que aprenden los pájaros,

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que murmuran los ríos,las rocas polvorientas,el polvo mismo.

Universales nombres de las dominicanas:Patria, Minerva, María Teresa, Juana, Josefina,Manuela, María, Micaela, un coro de mujeres sacrosantas:Patria, Minerva, María Teresa,demócratas o no;comunistas o no;patrióticas o sí;patriotas para siempre,tres mujeres y más que hablarán por los cauces de sus ojos vacíos;por la leche nodriza de sus senos cortados;por la palabra roja de sus lenguas sin lengua;por el borde morado de sus labios sin voz;comunistas o no,dominicanas.

Las Mirabal dirán cada mañana un nombre sagrado de la patria.Bendecirán un fruto y se convertirá en oro.Hablarán de la tierra y crecerán semillascon los senos cortados,y las lenguas cortadas,y la libertad viva, entera, rebosante.Mencionarán a Dios y veremos la lluvia caer constantementey el arca de Noé repleta de animales;y veremos la espada de David destrozando cabezas gigantescas;y veremos la Italia de Espartaco surgirpara burla de Césares;y veremos la sangre andina de Bolívarmezclada con la sangre de Sánchez, Duarte, Mellacrecer como un enorme océano de campanas

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que repicarán gloria.Miremos hacia ellos.Aprendamos. Maestros y maestras de un alfabeto dulcelas Mirabal cayeron de espaldas a la tierra,predicando, enseñando sueños de libertad,sueños cuya presenciaabran surcos de amor entre todos los hombres,abren surcos de luz en las carnes cortadaspor el látigo duro,el látigo filoso: cuchillo de una hienaque hundió sus cuatro patas en la sangre de un pueblo.Métodos de un tirano.La religión de aquellos que adoraron un dios con plumas y bicornioy lanzaron a Dios hacia los basureros.

Las Mirabal son prólogo, epílogo, inocencia.Epílogo del crimen. Comienzo del epílogo.Llamas de una hoguerada que comenzó en la sangrey terminó flotando sobre los automóviles,sobre las avenidas,sobre las plazas públicas,en las carnes borrachas de los torturadores,en las almas tendidas de los ametrallados.

Yo os digo que las Mirabalflorecen todas las mañanasy nutren el corazón del ojo que las mira;y nutren el corazón del brazo que las busca,y nutren el corazón multiforme del pueblo.Vedlas ahí, tendidas para siempre,floreciendo para siempre.

abril de 1962.

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CANTO AL 30 DE MAYO

El fragoroso mar, y la sospecha, y el cielo oscuroy la canción del tiempo;y el crimen soslayado y la grandeza,todo en mezcla mortal, confabuladarodando triunfadora hacia el tirano,hiena torpe que desangró los campos de la patria.¡Vedlo, ahí está!, medallas y diplomas;títulos de ignorancia.Cordones meritorios y proclamas,bicornios, botas prenapoleónicas,todo en mezcla de sangre borbotanteen cada surco enfermo de esta tierra.

El fragoroso mar y el cielo oscuro,y la sospecha y la canción del tiempoconfabulados en feliz violenciajunto a un grupo de héroes, esperabanel paso degradante del tirano.

Vedlo, allí está: medallas y diplomas,mantos de una ignorancia relucientecomo un jarrón de cobre. Como el vinoque usaban los esclavos de los Césares,el vino de Cleopatra y de Locusta,

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el vino azul, con sangre de mil víboras:borrachera de muerte y de veneno.

Treinta de mayo del sesenta y uno,todo calma y fulgor, todo torpezadel hombre-hiena, hombre-asesinato,el hombre-robo, el hombre-estupro-muerte.Treinta de mayo del sesenta y uno,árbol de un calendario cuyos frutosrecogería la patria meses luegocuando la furia de las bayonetasno pudo con las réplicas de un pueblo.

El fragoroso mar. La carretera.Los hombres apostados: ¡La grandeza!El plan reverberando. El nerviosismode corazones fuertes que teníanplomo hirviendo en la sangre. Corazonesgrandes como la luz de un cementerioo como la grandeza de la patria.

Treinta de mayo. La ciudad parecemuerta de no esperar y de entregarse“a lo que quiera Dios”. Todos dormimosbajo el furor sin nombre del tirano,bajo la férula. Bajo el duro filode bayonetas, cárceles, y loasal genial “gánster” público de América,consagrado por Truman y por Franco,querido por Stroessner y Somoza,por Duvalier e Idígoras. “Miradlo,tiene el rostro maldito de la hienay las fauces del diablo”.

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Tibiamentela ciudad duerme entre silencio y llanto.“Que nadie espere nada. La esperanzano pertenece al pueblo, desechadla”.

Multitudes de cascos y soldadosse lanzan a las calles: ¡madrugada!Dos, tres de la mañana. ¡Qué sucede!¡El estado de sitio, guerra, nada!Sonaron fríamente los disparosentre el mar y la noche.

Los hombres apostados, el caminotemblando bajo el pecho de esa guardiacivil, tendida y expectante,silenciosa,dispuesta en todo a liberar la patria.¡Sonaron los disparos!… ¡Cae el cuerpo!¡Es mortal, es mortal!, la tierra cantadesde el treinta de mayo a Dios un rezo,una corta plegariaen forma natural de plomo y sangrey gesta libertaria.

Treinta de mayo del sesenta y uno.Madrugada.Rumor.El cuchicheo de la gente en las plazas.“Mataron a Trujillo, ¿lo supiste?”,el incrédulo gesto de las carasque sonríen burlonas: “Imposible,Trujillo no se acaba de un día para otro”.Madrugada.

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Palomas blancas junto al sol. Los techoscon su rocío breve, como un ansia.El sol de fuego, la esperanza crece,a medio día es torrente, catarata.La muerte del tirano desentumece grandes nudos del alma.El aire ha comenzado a perfumarse,treinta y uno de mayo en la mañana,treinta de mayo ayer, ¡ qué diferencia!,Balaguer ha llorado. El pueblo calla.

Miedo: “si resucita, si regresaserá peor que nunca. Qué desgracia”.Paro no resucita, no, pervivesu muerte sobre el tiempo,luto y lágrimas de los que le rodean,hienas, igual que él, desamparadas.

Hombres de bronce forjaron el nuevoporvenir antillano.Hombres de plomoy alma cansada del escarnio.Hombres color de sueño con su treinta de mayo a la espaldacaminan junto al pueblo azorado.Hombres cansados de sentir el mundo estrecho y enlutado,algunos ambiciosos y otros héroessacrifican su vida ante el silenciode América culpable ante el tirano.América, treinta años de amargura:tú, cínica, observando.América, treinta años de tinieblas,tú, cínica, observando.Vosotros, yanquis, que lo protegísteis,

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vuestro luto, ¡mostradlo!Stroessner y Somoza,Truman, Franco,vuestro héroe se ha opacado.¡Mueran las tiranías, mueran. Muertea todos los tiranos!Pan y justicia para nuestros pueblosque odian a Dios y quieren adorarlo.

Treinta de mayo del sesenta y uno,justicia y pan nos faltan, recordadlo.La historia crece como un fuego enormey hombres con alma libertaria claman:Treinta de mayo del sesenta y uno,pan y justicia faltan, recordadlo.

¡América, treinta años de amargura,tú, cínica, observando!

28 de marzo de 1962.

LUPO HERNÁNDEZ RUEDA

POEMA PREMIADO:

Canción a los héroes de Constanza,Maimón y Estero Hondo

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CANCIÓN A LOS HÉROES DE CONSTANZA,MAIMÓN Y ESTERO HONDO

Oye la Historia, Muchacho,no la dejes de contar,porque estos hombres murierones que podemos hablar.Sin miedo, de amor ardidos,nos quisieron libertar,la muerte se hizo pequeñapara dejarlos pasar.

Era catorce de junio,lámpara del despertar,punta de lanza que abrierala ruta del ancho mar;que en cada pecho resuenael tacón de su pisar.Por el amor que los llenano lo dejes de contar.

De pino y cobre eran ellosy de límpido luchar,con metrallas y fusilessabiéndolos manejar.Los que sus ojos miraban

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no cesaban de temblar,y siete meses pasabanhuyendo para olvidar.

Con hambre, valor y frío,en un encuentro sin par,pelearon contra diez mily les supieron ganar.Ay, qué valientes soldadosen el monte y en la mar,que gestas como las suyasno se pueden igualar.

Una montaña traíande corazón, y en el mar,bajo el cielo, en la playa,en la red de aterrizar,por el pecho –esa montañade dimensión insular–fue la semilla postreraque comenzó a germinar.

Con ellos quedó la tierraabierta de par en par,y la gloria se hizo grandepara dejarlos entrar,qué enormes son, qué gigantes,símbolos del despertar,sus vidas crecen y crecenbajo el cielo, sobre el mar.

La Patria nació de nuevoen la escuela, en el hogar,

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ellos la hicieron posiblecon su valiente luchar.Bajo tierra por el cielo,escuchan este cantar,en la ciudad y en el campomucho se le oye nombrar.

La noche murió con ellos,tras el amo del lugar,el tirano que caíasólo atinaba a matar,la sangre le iba cayendo,lográndolo derribar.Ellos vencieron la muerteen cada techo y altar.

Era catorce de junio–no lo dejes de contar–llegaron estos varonesqueriéndonos libertar.Ama por siempre esta gesta,les debemos recordar.Porque estos hombres murierones que podemos hablar.

¡Cómo los ama la Patriapor esa hazaña sin par!¡Qué pequeñita es la muerteque los tocó al arribar!Las puertas de luz abrieroncon su propio agonizar.Si estamos vivos ahoragracias les debemos dar.

AÍDA CARTAGENA PORTALATÍN

POEMA PREMIADO:

La Ira Sagrada(Canto a la Gesta del 30 de Mayo)

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INTRODUCCIÓN A LA IRA SAGRADA CON SALMOSDE LA BIBLIA DEL VIEJO TESTAMENTO

El ajusticiamiento:21- Entonces te agradarás de los

sacrificios legales, /…Salmo 51 – Vs. 50

Porque…9– He ahí al que no temía a Dios /

por su fortaleza, / y confiaba ensus muchas riquezas, / y se hacíafuerte de su maldad.

Salmo 52 – Vs. 51

Por eso deseamos:29– Sea borrado del libro de la vida / y

no sea escrito con los justos…Salmo 69 – Vs. 68

Porque despreciándoloel pueblo alegre dice:

9– ¡Despierta, gloria mía; despiertasalterio y cítara, / y despertaré a laaurora!

Salmo 57 – Vs. 5610– Te alabaré entre los pueblos; / ¡oh

Señor! Te cantaré salmos entre lasnaciones…

Salmo 57 – Vs. 56

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LA IRA SAGRADA

“Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra;mas cuando domina el impío, el pueblo gime”.

PROV. 29-VS. 2.

I

DESPUÉS del golpe subió como una flecha la algazaray hubo alguien que durante días y días escupió la pasadamiserable jornada de treintiún años cumplidos.Y ahora el narrador cree de utilidad dar testimoniosde la época que acaba de ser ajusticiada.

*

DURANTE la tiranía la muerte abrazaba las casasy tapiaba los muros con la palabra réquiem.El modo más evidente de conocer esas tres décadasera saber como EL amaba la codicia y la muerte.La Isla, sin sonrisa y sin canto, acababa por servir de reposoa una muerte expresamente ejecutada.Toda la población, el teléfono, los cafés, etcétera,hablaban de letras de cambios y delaciones.En la ciudad no había un lugar particularmente indicado

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donde el hombre no fuera una rata sentenciada al vasallaje, al presidio o al acabóse.

Pero todo no podía quedar eternamente en esoporque en la intimidad seguían prevaleciendo la moral y la honesta

costumbre.La derrota se hizo un deseo general.Ese deseo no limitaba ni la edad ni el sexo,(era como una amante avergonzada que desea recuperar

la estabilidad y el honor)porque morían tantos y tantos que el pueblo era más y más

subterráneo,y familias hubo que sabían que podían convertirse en cadáveres.De súbito,

EL SOLO,se levantaba en ira

y la boca del honrado cambiaba su sonrisa de amoren polvo seco que hacía toser sangre.Los odiosos S I M arrastrando balas y delacionesse precipitaban en curiosos automóviles.Para ti, hermano del costado roto, que palpaste la injuriabajo el estruendo del plomo que derrumbaba a un compañero,para ti no era extraño, tampoco un secretoque el pueblo anhelaba que se hiciera su Paz.Pero el chasquido no era de palomas, entonces,y en el vocabulario de los hombres la palabra vidaera como una letra continuamente cambiada de lugar,y la tierra también continuamente removida por la muerteenronquecía por tantos y tantos sollozos…

La madre estaba perdida de su hijo.La esposa estaba perdida de su esposo.El hijo estaba perdido de sus padres.El amigo estaba perdido de su amigo.La Patria estaba perdida de sus héroes.

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Tú, hermano de mi tierra, de mi escudo y mi bandera,tú sabías que los tambores estaban con unísono tam-tamexigiendo que se hiciera el sacrificio.Tú sabías que dialogaban mis paisanoscon un dolor desesperado.Tú sabías que la flecha del pueblo desesperadamente buscaba elcuerpo del endemoniado.Tú sabías que hervía el desprecio y la ira gritaba venganza.

*

La libertad galopaba perdida, y se enredaban las alas del ángel guardián de cada casa.

Las raíces se hundían en la tierra y la savia era oroque reventaba la bolsa del que se consideraba ÚNICO AMO.El pensamiento honesto se atemorizaba de poder sobrevivir en sus

basamentas.Como en tiempos inmemoriales la sonrisa suspiraba, ahora

escondida,mientras la nube, del color de la PAZ,vagaba sobre la tierra de todos nosotros.

II

Esta tierra…Este reyno…

Este imperio…Esta sangre…

Este infierno!

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La juventud desde la cima de sus bellos años no conocía la libertad.Con el cetro de la muerte: el gobernante cruel…Y lo que existía componía la trama del atroz espectáculo que

ofrecía el Calígula.Aunque los habitantes reposaban en sus lechosel ojo del terror velaba en la almohada.Sobre la hermosa Isla jóvenes y viejos estaban debajo de la bota.La opresión hurtaba la quietud,y sueltos de las manos estábamos todos frente a un pasadizo abiertopara caer en la trampa.

El regreso al honor estaba cercado.Toda la existencia estaba medida y había que hacerse su voluntadpara no caer prestos.De un lado sucedían cosas ocultas.Del otro: la infamia y el vasallajehabían cumplido treintiún años ordenando los minutos.Treintiún años representaban los bronces y los mármoles impíos.Treintiún años tenía la bolsa que bostezaba su carga de oro y plata.Treintiún años había de hambre y humillaciones.Treintiún años era la edad de la desgracia.Mas, ¿quién escuchaba al infeliz con su miseria?El que de esto se mofaba no podía sobrevivir junto al sol y a sus

propias estatuas.Ya bastaba. El derecho había perdido su derechoenvuelto y cosido en lienzos donde la Justicia reposaba ultrajada,mientras la tierra olía a cosa pútrida, a cadáver,y en su caballo de sangre galopaba, galopaba el tirano.

Sabed pueblos del Universoque mientras eso se arrastrabanuestro amor guardaba nuestro amor a los héroes,a los auténticos Padres, a los LIBERTADORES!

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III

Después del golpe subió como una flecha la algazaray hubo alguien que durante días y días escupió la pasadamiserable jornada de treintiún años cumplidos.

Así tenía que ser.Fuego. Cien veces fuego. Así tenía que ser.Dios es una balanza siempre en el punto justo.Fuego. Cien veces fuego. El pueblo,fue todo el pueblo que hizo fuego.Los plomos eran la voluntad del pueblo.El tenía que morir la muerte que había dado en su pueblo.Fuego. Fuego.

Cercado, quiso desatar las garras…Balaceado cayó como un ciervo.

(Para describir tres décadas yo tendríaque revisar cementerioso leer los nombres que levantanlas paredes de las cárceles…)

Que no se alegre nadie que respaldó su Imperio.Están muertos con él débiles y canallas.Como un ciervo herido, así debía caer…Luego forzado, doblado como una cosa vieja dentro del baúl de

un carro.¡Loado sea el acierto!Sin respirar. Estaba más que muertoporque sobre la muerte el odio lo mataba.Como si nueve veces le saliera la muerte

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NUEVE HOMBRES vengando lo cercaban.Fuego. Cien veces fuego.El baúl del carro era un animal de sangre.Así tenía que ser, pagada con su sangre la sangrede hombres cívicos y mujeres honestas.Pagados con su sangre: azotes, cárceles, orfandad y miseria!Sólo con su sangre se podía lavar la esclavitud de un pueblo.Así, reventándolo como a un gato que se ha comido toda la despensa.El se había tragado a los hombres del pueblo.Después del fuego lo encerraron como una cosa vieja dentro del

baúl de un carro.Antes las balas cantaron: ¡LIBERTAD, LIBERTAD!

Así tenía que ser.Cien balas vengaron en el costado del tiranola muerte de varias veces mil muertos…

¡Tambor, Duarte, Sánchez y Mella, tambor!

IV

El falso ídolo había sido quemado en la hoguera del desprecio.Sobre la tierra baldía reinó una muerte justa.


Dialogaban. Dialogaban mis paisanos…¡Tambor, Duarte, Sánchez y Mella, tambor!

Todos decían:—Por fin…Gracias, amigos, por fin…


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Libertemos la Justicia!¡Tambor, Duarte, Sánchez y Mella, tambor!

Esa noche brillaron luces junto a la mar océana.El escudo y la bandera cantaron con emoción

Dios. Dios.Patria. Patria.Hombre. Hombre.Ha vuelto LA LIBERTAD.¡Tambor, Duarte, Sánchez y Mella, tambor!

¡El 30 de Mayo le ha dicho al Universoque aquí aún nacen hombres!


Junio 6, 1961.

DOMINGO OCT. BERGÉS BORDAS

ENSAYO PREMIADO:

Significado histórico del 30 de Mayo de 1961,fecha clave en el proceso por la libertad dominicana

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SIGNIFICADO HISTÓRICO DEL 30 DE MAYO DE 1961,FECHA CLAVE EN EL PROCESO POR LA LIBERTAD DOMINICANA

Para referirnos al significado histórico del 30 de Mayode 1961, como fecha clave en el proceso de la libertad delpueblo dominicano, tenemos que hacer un recuento his-tórico sobre la personalidad de Rafael Leonidas Trujillo,su origen, su ascenso al escenario político dominicano,sus cualidades negativas como hombre que no conoció,ni practicó la moral cristiana, y que consideraba que paraalcanzar los fines que se proponía no importaban los me-dios que se utilizaran.

El padre de Rafael Leonidas Trujillo era hijo de unespañol, miembro de la sanidad militar o Cruz Roja ads-crita a las tropas españolas que vinieron al país durante laanexión a España en 1861, y de una señora dominicanade vida licenciosa que convivió maritalmente con dichomilitar español. Su madre era hija de una negra de ascen-dencia haitiana que dejaron rezagadas en el país las hor-das de occidente en su retirada cuando se proclamó laRepública Dominicana en 1844. Su vida de adolescentefue accidentada; parece que no tuvo educación hogareña,pues sus hechos y los de sus hermanos fueron las corre-rías callejeras, los robos frecuentes y actos delictuosos detoda índole. En resumen, Rafael Leonidas Trujillo fue el

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producto de tres invasiones extranjeras: la española, lahaitiana y la norteamericana. Las dos primeras por sunacimiento y la última por su formación militar.

En 1916 el hipócrita Woodrow Wilson, Presidente delos Estados Unidos, resolvió ocupar militarmente a laRepública Dominicana para asegurar el pago de los inte-reses de la deuda contraída por gobiernos dominicanoscon los banqueros norteamericanos, cosa que no era po-sible obtener con las tantas rebeliones armadas que sesucedían en el país. Los Estados Unidos necesitaban quehubiera paz para que les pagaran los intereses de sus em-préstitos y les compraran y consumieran sus mercancías.Y para acabar con esas continuas revoluciones armadasocuparon militarmente el país en 1916, instaurando ungobierno militar, y recogieron todas las armas que habíaen el país.

La infantería de marina de los Estados Unidos es uncuerpo mercenario. Se enganchan en él los vagos que pu-lulan por todas las ciudades norteamericanas; gentes sinprincipios, ni moral; borrachones y pendencieros, quecometieron muchos desmanes, crueldades y atropellos enel país ocupado.

Esa fue la escuela de Rafael Leonidas Trujillo. Cuan-do terminó la primera guerra mundial y comenzaron anormalizarse las cosas en el mundo, pudo conocerse elatropello de que fuimos víctimas. Entonces los norte-americanos comenzaron a prepararse para abandonar elpaís. Comenzaron por formar una Policía Nacional Domi-nicana y engancharon en ella a todos los vagos y sin oficioque lo deseaban. Entre ellos estaba un señor llamado Ra-fael Leonidas Trujillo, de San Cristóbal, quien, según afir-maban personas que bien lo conocían, había sido un vago,pendenciero, cuatrero y ladrón. Le llamaban Chapita

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Trujillo, porque según afirman, se robó las alhajas de laVirgen de la iglesia de su pueblo y en el Juzgado de Paz, apreguntas del Juez, dijo que sólo había cogido unas Cha-pitas sin valor.

Ese señor comenzó siendo sargento en la recién orga-nizada Policía Nacional Dominicana. Dicen que estuvoen los campos de Salcedo, donde sus jefes norteamerica-nos ordenaron aplicar hierros candentes a Cayo Báez, unhumilde labriego, para que declarara dónde se podía en-contrar dinero para ellos apropiárselo. Estuvo en el Estedel país, cuando se perseguía a los llamados “gavilleros”.Cuando llegaban a una casa y sus moradores no dabancuenta del paradero de los “gavilleros”, porque general-mente no lo sabían, eran todos asesinados e incendiada lacasa. El suboficial Rafael Leonidas Trujillo en muchasocasiones se excedía en los desmanes y crueldades quecometían las tropas comandadas por oficiales norteame-ricanos.

Cuando Francisco J. Peynado pactó con los norteame-ricanos, desconociendo la fórmula de “Desocupación Puray Simple” del movimiento nacionalista dominicano, losdirigentes políticos de entonces lo apoyaron y se presta-ron a firmar un pacto con el gobierno de los Estados Uni-dos de América, reconociendo todos los actos realizadospor sus tropas en el país. Hubo elecciones libres, presen-tándose como candidatos a la Presidencia el Lic. Fco.Peynado, autor del Plan de Desocupación, y el Gral. Ho-racio Vásquez. El pueblo dominicano, apasionado y sineducación cívica, escogió al general, en vez de escoger alintelectual y letrado. Horacio Vásquez, ya viejo y sin ca-pacidad de estadista, fue el muñeco juguete de los ambi-ciosos, aduladores e intrigantes. Permitió que se estable-cieran los caciques provinciales; hizo empréstitos,

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prolongando la Convención Domínico-Americana, y loque fue peor oyó las intrigas de Rafael Leonidas Trujillohasta designarlo Jefe del Ejército, después que éste prepa-ró la muerte del Mayor César Lora, quien era el señaladopara el cargo si se seguía o aceptaba el derecho del esca-lafón. Hay que hacerle honor al gobierno de Horacio Vás-quez en una cosa: respetó la libertad de expresión. Podíadecirse lo que se quería, aunque el gobierno no hacía casoa las críticas que se hacían. Hubo algunos atropellos ydesmanes, pero éstos fueron hechos por el Ejército, co-mandado por Rafael Leonidas Trujillo, que luego Hora-cio Vásquez dejaba sin castigo por no disgustarlo.

Horacio Vásquez terminó los cuatro años de su ejerci-cio que le señalaba la Constitución. Pero los intelectualescorrompidos que lo rodeaban, con razonamientos sofísti-cos de leguleyos lo convencieron de que debía prolongarsu período por dos años más.

Cuando se acercaba la fecha de cumplir su prolonga-ción, dijo en una reunión para escoger un candidato de suPartido Nacional para las próximas elecciones, que él seríael candidato para la reelección. Dos de sus partidarios,los Licenciados Jacinto R. de Castro y Rafael EstrellaUreña, inconformes con la decisión de su Jefe, resolvie-ron formar sus propios partidos para presentar sus candi-daturas. Días después Horacio Vásquez tuvo que salirpara los Estados Unidos para que le sacaran un riñón.

Mientras Horacio Vásquez estaba en Baltimore en unHospital, Rafael Leonidas Trujillo preparó y organizó ungolpe militar para hacerse dueño del poder. Pactó conRafael Estrella Ureña, quien gozaba de mucho ascendientecon la juventud del Cibao, ofreciendo designarlo Presiden-te Provisional y Vice-Presidente en el gobierno definitivode los próximos cuatro años y hacerlo elegir Presidente

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cuando él, Trujillo, terminara su período. Así traicionóEstrella Ureña la confianza puesta en él por la juventuddel país, principalmente la del Cibao. Pero luego fue a suvez traicionado por Trujillo.

Después de realizado el golpe militar que derrocó aHoracio Vásquez, y que historiadores desaprensivos einteresados han llamado “Movimiento Cívico”, se for-mó una Confederación de Partidos para postular a RafaelL. Trujillo para la Presidencia de la República, enfrentán-dose con la Alianza Nacional Progresista que postulabaal señor Federico Velázquez.

El Partido Nacionalista sólo estaba representado enla Confederación de Partidos por la facción que seguía alDr. Teófilo Hernández, de La Romana. Para obtener quese adhiriera la facción del Norte que seguía al Pbro. Ra-fael C. Castellanos, de Puerto Plata, fueron comisiona-dos por el Dr. Hernández para ir a esa ciudad para tratarde convencer al Pbro. Castellanos y amigos, los señoresRafael C. Tolentino, don Pedro M. Archambault, el Dr.Federico A. García Godoy y el Lic. Domingo BergésBordas. Allí tuvieron una entrevista conjunta con los se-ñores Pbro. Castellanos, don Pedro Spignolio y el Dr. Fe-derico Ellis Cambiaso. Después de hablar los comisiona-dos de Santiago habló el Pbro. Castellanos y dijo: “Yo nocontribuiré al encumbramiento de un militar que come-tió muchos desmanes contra el pueblo indefenso forman-do parte de las tropas norteamericanas; que traicionó alPresidente Vásquez que lo protegió llevándolo a la Jefa-tura del Ejército y que si es elegido Presidente de la Re-pública será un tirano”. Fueron palabras proféticas quequienes las oyeron no podrán olvidar. Aseguran familia-res del Padre Castellanos que Trujillo contribuyó a lamuerte del padre cuando, siendo éste Administrador

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Apostólico se enfermó y Trujillo, mostrando interés porsu salud, envió a un médico de su confianza para que loatendiera. Dicen que murió o por medio de una supuestamedicina o por medio de una inyección administrada porese médico, cuya autenticidad no hemos podido conocer.

También aseguran que del mismo modo murió RafaelEstrella Ureña, cuando habiendo regresado de Cuba, ha-cia donde se fue después de haber sido separado del go-bierno, se enfermó, y Trujillo lo hizo trasladar de Santia-go a un Hospital de la Capital, donde murió, dicen, amanos un médico que Trujillo envió para atenderlo.

Para dar una idea de lo cruel y rencoroso que era Ra-fael L. Trujillo, diremos que otras dos personas trataronde influir a Horacio Vásquez para que no lo nombraraJefe del Ejército, diciéndole que al fin y al cabo lo traicio-naría. Horacio Vásquez mismo comunicó a Trujillo queArturo Sanabia y Virgilio Martínez Reina habían tratadode evitar que él lo designara Jefe del Ejército. Trujillomandó una noche a asesinar a Sanabia, estando éste en lagalería de su casa, en el barrio de Gurabito, en Santiago.El asesino le disparó e hirió en una pierna y se fugó cre-yéndolo muerto. Virgilio Martínez Reina y su esposa,quien estaba en gestación avanzada, fueron asesinados enSan José de las Matas por orden de José Estrella, dandocumplimiento a la orden que recibió en tal sentido deRafael L. Trujillo.

Junto con la Confederación de Partidos, formada porvarios grupos minoritarios a cuyos líderes les ofreció Ra-fael L. Trujillo un porcentaje de los cargos públicos, ini-ció labores preeleccionarias la Alianza Nacional Progre-sista, o sea la unión del Partido Nacional u Horacista y elPartido Progresista o Velasquista, la cual postulaba parala Presidencia al señor Federico Velásquez. Estos dos

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partidos formaban las mayorías del país y si hubiera ha-bido elecciones libres su triunfo hubiera sido seguro. PeroRafael L. Trujillo se había propuesto obtener el poder yno podía permitir por lo tanto el triunfo de sus contrarios.

Después de haber hecho un recorrido por la LíneaNoroeste un grupo de dirigentes de la Alianza, del cualformaban parte el Dr. Alfonseca y el Lic. Angel Morales,al regreso fueron tiroteados cerca de Licey, entre Santia-go y Moca, siendo los carros acribillados a balazos, sa-liendo ilesos por milagro los ocupantes. La sede del Par-tido fue saqueada en la Capital, así como también fuesaqueada la residencia de Federico Velásquez. Como nohabía garantías para los adeptos de la Alianza sus diri-gentes tuvieron que ausentarse del país, muriendo añosmás tarde en el exilio. Así quedó sólo el partido que pos-tulaba a Rafael L. Trujillo, quien naturalmente triunfó yfue electo Presidente de la República.

Trujillo pudo haber sido un buen gobernante si hubie-ra tenido cualidades morales para ello, porque tenía ungran dinamismo, una mente inquieta que siempre estabapensando hacer algo, una gran resistencia física. Pero te-nía muchas lacras morales. Era ambicioso en grado su-perlativo; rencoroso como no había quien lo igualara; cruely sanguinario; para él la vida humana no valía nada; lossufrimientos de los otros no lo conmovían. Quien le ha-cía algo que no le gustaba era perseguido y castigado sinpiedad, él y todos sus familiares. A los que le servían in-condicionalmente, y hacían lo que les ordenaba, no im-porta que fuera matar a su propio hijo, o realizar el actomás odioso y execrable, lo colmaba de dinero y de hono-res, pero siempre dándole a entender que no era más queun sirviente bien pagado, a quien podía despachar a pata-das cuando no hacía las cosas como él quería. Realizó

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muchas obras de fomento, pero en ellas su interés princi-pal estaba en el buen negocio que hacía, en el porcentajeque iba a percibir. Las obras realizadas en el país durantela Era de Trujillo costaron tres veces más de lo que hubie-ran costado si hubieran sido hechas con honradez.

Suprimió los periódicos independientes del siguientemodo. Adquirió una imprenta en Estados Unidos y trajoa un periodista norteamericano que hablaba español, denombre Stanley Ross, para instalar el equipo y editar eldiario “La Nación”. Lo sacaban a la misma hora que el“Listín Diario”. Exigieron a todos los empleados públi-cos y a sus familiares suscribirse a “La Nación”. El valorde la suscripción lo descontaban del sueldo del Estadoque percibían, antes de pagarles. Naturalmente esos em-pleados suprimieron la suscripción del “Listín Diario”.Este no pudo sostenerse con el resto de suscripciones quele quedaron. Los anunciantes recibían veladas amenazaspara que los insertaran en “La Nación”. Así desaparecióel “Listín Diario”. En compensación le fue ofrecida unaDiputación al Presidente de la empresa.

La viuda de don René Lepervanche heredó la mayo-ría de las acciones de “La Opinión”. Esas acciones lesfueron compradas por Trujillo con la amenaza de que leharían igual que al “Listín Diario”. Los demás accionis-tas recibieron una carta circular firmada por Abelardo R.Nanita, Secretario particular de Trujillo, diciéndoles quesi no querían perder el valor de sus acciones las endosa-ran a favor del Lic. Juan Arce Medina, quien se las paga-ría a $75 cada una. De no hacerlo para tal fecha perderíansu dinero, porque “La Opinión” sería desmantelada. To-dos optaron por vender sus acciones. Quedó “La Infor-mación”, de Santiago. Trujillo adquirió las acciones deRafael C. Tolentino y al hijo del Director le dieron una

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Diputación, con la advertencia de que sólo debía publi-car lo que fuera favorable a Trujillo, porque si no, lo ha-rían desaparecer. Luego el mismo Stanley Ross instaló“El Caribe” por orden de Trujillo. En este último perió-dico se creó una sección llamada “Foro Público”, paradar la impresión de que todos tenían derecho a opinarsobre cuestiones de interés público, pero en realidad fueun medio soez para denigrar a las personas y a las fami-lias que no eran del agrado del tirano o de alguno de susfamiliares.

Trujillo, al hacerse dueño del poder público por me-dio de un golpe militar, traicionando al General HoracioVásquez que lo había protegido y llevado a la jefatura delEjército, desconociendo los méritos de tantos generalesque lo habían acompañado en sus continuas campañasrevolucionarias, implantó un régimen unipersonal y ab-solutista. Para llegar a esos fines tenía que formar el Par-tido Unico oficialista. Primero hizo que Rafael Vidal pu-blicara que “era indecoroso la repartición de porcentajesen los cargos públicos entre distintos partidos coaligados”,para negarse a cumplir el compromiso que había hechocon los distintos partidos que lo postularon. Si tal cosa esindecorosa también lo es llegar al poder pactando convarios partidos haciéndoles la promesa de repartirles por-centajes de los cargos públicos.

El señor Mario Fermín Cabral le sirvió para organizarel Partido Dominicano, llamado así porque iba a ser elúnico que existiría en el país por más de treinta años. Seexigió a todos los ciudadanos inscribirse en él. Se refor-mó la Constitución para reconocerlo en dicho documen-to como “vehículo de cultura y enseñanza cívica”. A na-die se le permitía salir al exterior si no estaba inscrito enél. Aún los nacionales que vivieran en el exterior tenían

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que inscribirse en él por intermedio de los Consulados, sideseaban venir al país o si tenían en él familiares, paraque no sufrieran represalias de las autoridades guberna-mentales.

Dueño ya del poder, civil y militar, con un PartidoUnico oficialista, se dedicó al fomento de su imperio eco-nómico, cuya labor ya había comenzado desde que erajefe del Ejército, robando fincas, ganado, y comerciandocon el suministro de comida y ropa para los presos de lascárceles y para los alistados de las fuerzas armadas, asícomo con el suministro de armas para dichas fuerzas.

Los ingenios azucareros instalados en el país fuerontodos adquiridos por él con fondos del Estado, a excep-ción del Central Romana, engrosando sus beneficios losfondos particulares del tirano.

Estableció la Central Lechera, prohibiendo la ventade leche que no fuera la que distribuía esta empresa, lacual sólo recibía la que producían las fincas de la familiaTrujillo.

Los bosques maderables fueron totalmente esquilma-dos para su único beneficio, habiendo instalado la Seca-dora de Maderas, prohibiendo la venta de toda maderaque no pasara por dicha secadora, donde sólo era recibi-da la que él enviaba, sacada discriminadamente de losbosques del Estado y de las cuantiosísimas fincas roba-das a los demás terratenientes. Quienes se negaban a ven-derles las tierras por la suma que él estipulaba, para lasiembra de caña o explotación de los bosques, desapare-cía del mundo de los vivos. Tal cosa ocurrió con Panchi-to Madera, en Esperanza, y con Ney Pimentel, en Cotuí,así como a otros que fueron desaparecidos o tuvieron quehuir hacia el extranjero. Uno de estos últimos fue Juanci-to Rodríguez, de Barranca, La Vega, de cuyas cuantiosas

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fincas y ganadería se apropió el tirano, teniendo que salirhacia el exilio, donde por fin murió. También desapare-ció en “un accidente” un refugiado polaco de apellidoSmolenski, quien había fomentado una finca ganadera,de la cual después de muerto se apropió Trujillo.

En una ocasión doña Julia, madre de Trujillo, dijo enuna reunión que cada uno de sus hijos tenía un buen ne-gocio y refiriéndose a Pipí, dijo: “A Pipí le ha tocado elnegocio de los cueros”. Todos pensaron al oírla que ellase quiso referir al negocio de cueros de reses sacrificadaspara el consumo, porque posiblemente, si ella hubierasabido que se trataba de las mujeres de vida alegre, quepara poder ejercer su oficio tenían que darle una sumadiaria a Pipí Trujillo, no lo hubiera dicho con tanta fran-queza e ingenuidad.

En la República Dominicana había la enfermedad en-démica de las revoluciones o rebeliones armadas antesde 1916, porque era más cómodo para los caudillos tirartiros que trabajar. Esos caudillos y jefes de pandillas nun-ca lucharon por ningún ideal, sino en hacer prevalecer suvalentía e imponerse al pueblo para sacar provecho per-sonal del poder público. Pero aún en esas épocas de revo-luciones armadas la vida humana era respetada. Los hom-bres morían en el enardecimiento de los combates. Perolos prisioneros eran respetados y los heridos eran sagra-dos. Se atendían y trataban como seres humanos. La pro-piedad privada de los que eran ajenos a las luchas de losbandos era respetada, garantizada y protegida. La mismapropiedad de los que tomaban parte en las luchas era into-cable para el bando contrario. Los familiares, amigos y re-lacionados de los que se consideraban contrarios o enemi-gos del gobierno de turno, no eran molestados en lo másmínimo si no tomaban parte directamente en la lucha.

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Cuán diferente fue todo durante la Era de Trujillo. Elenseñó a los hombres que lo apoyaron y acompañaron enel largo via-crucis que padeció el pueblo dominicano, quela vida humana no valía nada si era la de los que no loapoyaban y aplaudían. Los asesinos se multiplicaroncomo gusaneras. El robo del dinero que se sacaba al pue-blo por medio de impuestos extorsionadores, era una gran-jería otorgada a sus adictos. Quienes lo apoyaban, aplau-dían y endiosaban eran autorizados a asesinar a los queellos querían despojar de sus bienes; eran autorizados arobarse los fondos del Estado y de los particulares. Poreso todos los malvados, ladrones y asesinos lo rodearony lo defendían, porque él era el Jefe Unico insustituiblede todos los bandoleros. Si alguien no mostraba muchoentusiasmo en aplaudirlo y ensalzarlo era objeto de surencor africano. Quien así demostraba su desafecto a supersona omnipotente era perseguido y denostado hastahacerle la vida imposible. No podía trabajar, ni comer, nidormir, porque quienes le daban trabajo o le vendían co-mida, o le alquilaban casas, o conversaban con él, o ledemostraban conocimiento o amistad, eran perseguidos,molestados en sus personas e intereses, reducidos a pri-sión, tanto ellos como todos sus familiares. Había queestar con él o contra él. Si estaban con él, aplaudiendotodo lo que hacía y ordenaba, eran enriquecidos y teníanderecho a todos los desmanes y latrocinios. Pero si esta-ban contra él, aunque fuera pasivamente, tanto ellos comosus familiares, amigos y relacionados, eran perseguidos yacosados como fieras salvajes, reducidos a la miseria,encarcelados y torturados salvajemente, o muertos “enaccidentes” preparados, si no tenían la suerte de salirdel país. Para muchos, los que lo apoyaron y lo endiosa-ron, esos treinta y un años lo vivieron en un paraíso de

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prodigalidad y desenfreno, en medio de un enorme océa-no de sangre y lágrimas. Para el resto fue un infierno peorque el descrito por Dante Alighieri.

Las mujeres y los niños fueron siempre respetados enla República Dominicana. Las mujeres podían viajar so-las por todos los caminos y calles del país, hasta en altashoras de la noche, sin ser molestadas. Las esposas e hijosde caudillos y participantes de las continuas rebeliones ar-madas vivían ajenas a las luchas intestinas y jamás fueronmolestadas; eran respetadas y consideradas por todos losbandos en pugna. Pero en la Era de Trujillo no se respetó nia las mujeres, ni a los niños; todos iban a parar a las cárce-les si algún miembro de su familia, ya fuera esposo y pa-dre, hijo o hermano, cuñado, primo o compadre, había caí-do en la desgracia del Amo y Jefe Unico. Nadie podía darlestrabajo o ayuda; ni venderles, ni comprarles, ni saludarlossiquiera. Será una Era inmortal, porque jamás nadie quehaya sufrido o conocido sus horrores podrá olvidarlo ja-más, y cada generación lo referirá con todos sus detallesespeluznantes a la generación siguiente. Esa estela de te-rror y desprecio de la vida humana vivirá eternamente enla mente de las generaciones presentes y futuras.

Cuando Rafael L. Trujillo, el monstruo apocalípticode toda una generación, fue ajusticiado el 30 de mayo de1961, estaba en un estado alarmante de desequilibriomental. Fue el mismo desequilibrio mental que tenía Hi-tler cuando murió. Lo que más agravó su locura senilfue el asesinato de las hermanas Mirabal, de Conuco,Salcedo, Heroínas de la libertad dominicana. Desde en-tonces no tuvo Trujillo sosiego, ni paradero fijo. Iba cons-tantemente de un sitio para otro. Hasta tuvo el cinismo deir a visitar a los familiares de las damas inmoladas, parahacer creer que él era inocente de su muerte, llegando

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hasta el colmo del cinismo y la locura senil, de hacer co-locar una lápida para conmemorar esa visita.

Lo verdaderamente sorprendente e inconcebible esque muchísimos hombres y mujeres, de gran cultura ygran ilustración, estuvieron sirviendo incondicionalmen-te a un hombre de esas condiciones morales. Que supe-ditaron los sentimientos de dignidad, de honradez y dedecencia, a sus conveniencias personales, a la riquezamaterial, y a la comodidad y holgura, defendiendo y ala-bando a un régimen donde sólo se hacía la voluntad de unhombre con síntomas evidentes de desequilibrio mental,por haber llegado a la exageración más extremada su in-saciable ambición de honores y de dinero, llegándose aconsiderar con el poder de Dios sobre la Tierra, y dueñoabsoluto sobre las vidas y propiedades de todos cuantostenían la desgracia de vivir en la República Dominicana.Y hacía creer que esa era una democracia representativaauténtica, con un privilegiado mentor y reformador so-cial y político, porque existían los tres poderes del Esta-do: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, cosa que solamentela masa ignorante podía creer, y los que viviendo fueradel país leían los periódicos aquí editados y oían nuestrasemisoras de radio, que sólo decían lo que al Amo le con-venía que dijeran, además de las constantes alabanzas aquien se hacía llamar Benefactor de la Patria y Padre dela Patria Nueva.

La posteridad deberá repudiar a todos los que se pres-taron a formar parte de ese gobierno, colmando de ala-banzas al tirano, de unas Cámaras Legislativas que sólohacían la voluntad del tirano, y de unas Cortes de Justiciaque sólo hacían lo que el Amo y Señor les ordenaba quehicieran para representar la comedia de un régimen de-mocrático representativo.

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Cuando verdaderamente demostró Trujillo que suspasiones desbordadas y llevadas a un grado sumo de exal-tación incontrolada le habían producido un desequilibriode sus facultades mentales, fue cuando se empeñó, conuna insensatez y terquedad rayana en la locura senil, ensojuzgar la voluntad del clero católico y sus obispos, paraque le otorgaran el título de Benefactor de la Iglesia.

Cuando los excesos y los abusos de Trujillo y de sussostenedores y partidarios era ya inaguantable, el pueblocomenzó a murmurar, porque a pesar de que las represio-nes eran crueles y desalmadas, y el pueblo estaba llenode miedo y de pánico, siempre la juventud es irreflexiva ytrata de manifestar en alguna forma la inconformidad quereina en el ambiente, aunque sólo sea en la intimidad y enel interior de los hogares. En junio de 1959 se produjo lamás importante invasión de abnegados patriotas del exi-lio para tratar de derrocar al gobierno tiránico que sufríael pueblo dominicano. Llegaron por Constanza, EsteroHondo y Maimón, procedentes de Cuba, en aviones y lan-chas, con la ayuda de Fidel Castro y su promesa de pro-veerles de armas, parque y comida, mientras el pueblodespertaba de su letargo y se unía a los invasores. Des-pués del primer desembarco Fidel Castro no cumplió supromesa, dejando a los invasores desamparados y siendopresa fácil de los torpedeamientos de la fuerza aérea deTrujillo, ya que el pueblo no pudo ponerse en contactocon ellos para ayudarlos. Todos fueron apresados, al fal-tarles comida y parque, siendo luego asesinados por ór-denes de Trujillo. La Iglesia católica, con dirigentes inte-ligentes y astutos por tan largos años de selección yejercicio, comprendió que era llegado el momento de ir to-mando posiciones en el lado de los disgustados, inconfor-mes y al fin opositores. Y enviaron de Nuncio Apostólico

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a Monseñor Lino Zanini, quien aprovechó que habién-dose hecho prisionero a un grupo de jóvenes en enero de1960, se les torturó bárbaramente en las casas de tortu-ras llamadas “La 40”, “El Nueve” y “La Victoria”, es-cribió e hizo leer en las iglesias, con motivo de la festi-vidad de “La Altagracia”, el 21 de enero de 1960, unaCarta Pastoral, firmada por el Arzobispo Metropolitanoy los cuatro Obispos, muy bien e inteligentemente escri-ta, demandando métodos humanos, amor y caridad, peroque era en verdad una crítica mordaz al régimen. Desdeese momento comenzó el rompimiento entre Trujillo yla Iglesia.

Lo que se hizo en La Vega y en San Juan de la Magua-na contra los Obispos Panal y Reilly, es inenarrable. Lescortaron en varias ocasiones los cables que le suministra-ban corriente eléctrica a sus iglesias. Hicieron presos asus ayudantes: campaneros, sacristanes y monaguillos.Rodeaban las iglesias con un populacho vociferante por-tando cartelones con leyendas insultantes y demandandosu expulsión. En San Juan de la Maguana pillaron e in-cendiaron la casa del Obispo Reilly, teniendo éste quesalir huyendo para la Capital y refugiarse en el Colegiode Monjas norteamericanas “Santo Domingo”. En LaVega pillaron e incendiaron la casa de Monseñor Henrí-quez, segundo de Panal, y cuando se dirigían para pillar eincendiar la casa de Monseñor Panal ya los esperaba allíun numeroso grupo de hombres y mujeres que se lo impi-dieron. Estos defensores de la Iglesia fueron sometidos alTribunal de Primera Instancia de La Vega, por haber lan-zado piedras en la calle, y condenados a un mes de pri-sión y cien pesos de multa. Los incendiarios y pillos fue-ron sometidos al Juzgado de Paz y descargados porinsuficiencia de pruebas.

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Después de estos actos vandálicos, como no lograbanhacer salir del país a Monseñor Panal, enviaron un día ungrupo de prostitutas para que fueran a la Catedral mien-tras Monseñor administraba la comunión a los fieles, vo-ciferando y escandalizando con palabras obscenas, lascuales fueron expulsadas por los fieles enfurecidos. Enotra oportunidad enviaron a un grupo de hombres mien-tras se celebraba la misa y apedrearon las puertas y ven-tanas de la Catedral, rompiendo los cristales. Se prohibióa los empleados públicos asistir a los actos de la Cate-dral, con la amenaza de la cancelación si lo hacían. Y enmuchas ocasiones regaron delante de las puertas de laCatedral tachuelas para que se cortaran los pies las muje-res que iban descalzas en promesa para que Dios interce-diera en la excarcelación de los jóvenes prisioneros, queestaban siendo salvajemente torturados.

En varias ocasiones se le pidió a Trujillo que interce-diera para que cesaran esos ataques contra la Iglesia y susObispos, y contestaba: “Yo no tengo que ver nada coneso y como ciudadano respetuoso de la libre emisión delpensamiento y de la actuación libre del pueblo, no puedointervenir”. Cuánto cinismo y cuánta falta de responsabi-lidad, pues todos sabían que nadie podía mover un dedo,ni abrir la boca para decir algo, que no fuera por orden ocon la aquiescencia de Trujillo.

En una oportunidad le oí decir a un abogado de San-tiago, a quien le preguntaron por qué le servía a Trujillo,lo siguiente: “Porque me he dado cuenta de que en mu-chos años no se moverá ni una hoja de un árbol sin lavoluntad de Trujillo, y yo quiero seguir disfrutando de loque es de todos los dominicanos”. Así pensaron todoslos intelectuales y políticos que consideraban que el finprimordial de sus vidas era disfrutar de un buen empleo;

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que eso de libertad, democracia y derechos humanos soncosas teóricas y sin importancia, propias de los tontos queno saben vivir. Por eso la mayoría le sirvió al tirano yalabó todo lo bueno y todo lo malo que hizo, y lo endiosótanto que él se creyó un semidiós, llegando a perturbarsesu cerebro hasta provocar su muerte por una reacción dedesesperación y autodefensa de algunos que habiéndoleservido y disfrutado de su ayuda y protección fueron lue-go vejados y desconsiderados cuando creyó que no losnecesitaba.

Trujillo no tuvo amigos. Sólo tuvo sirvientes y laca-yos. Desconfiaba de todo el mundo. Sabía que le servíanpor interés y para no ser de los réprobos y apestados queél perseguía con saña y crueldad. A los que lo apoyaban yle servían los colmaba de honores y de dinero, permitién-doles enriquecerse en la forma que estimasen convenien-te, aunque fuera apropiándose de lo ajeno, con tal que nocogieran lo que a él le correspondía. Pero si en algunaoportunidad salía mal alguna cuestión cuya solución élles encomendaba, los insultaba, los desconsideraba y has-ta les pegaba, pues le agradaba marcarles la cara con suscinco dedos. Dicen que por no permitir que le hicierantal cosa fue muerto Ramón Marrero Aristy, Ministro deTrabajo, por el guardaespalda de Trujillo John AbbesGarcía. Igual le ocurrió al Administrador del Banco Cen-tral don Juan Morales.

Muchos extranjeros, asombrados y estupefactos, alconocer los pormenores de la personalidad contradicto-ria de Trujillo y su desprecio a la vida humana de los quese negaban a servirle y alabarlo, y los hechos monstruo-sos que realizaba y ordenaba realizar, se preguntaban decontinuo: “¿Pero es que el pueblo dominicano no es unpueblo viril?”. “¿Por qué este conformismo por un estado

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de cosas que otros pueblos no soportarían?” “Si lo que sedice de él es cierto, ¿por qué esas muchedumbres en lasmanifestaciones que organiza su partido, que lo vitoreansin cesar?” Fue porque organizó, con la ayuda de los hom-bres que se le vendieron, un sistema de terror inhumano,que tenía al pueblo completamente aterrorizado. Por me-dio de la regimentación, los métodos militares y los con-tinuos asesinatos Trujillo mantuvo al pueblo como cuer-pos sin alma, sin voluntad propia, llenos de miedo a lasrepresalias de quien no admitió que se dejaran de cumplirsus deseos y su voluntad. Quienes se dejaban manejar,llevar y traer, alababan sus actuaciones, concurrían a lasconcentraciones de su partido y firmaban todo lo que lesdaban a firmar, prodigando honores o traspasando pro-piedades, o acusando a otras personas, podían seguir vi-viendo en una tranquilidad relativa, con la tranquilidadque se podía esperar de quienes tenían que desconfiar detodas las personas que lo rodeaban, pues casi todos lossirvientes y personas con quienes se tenía que tratar eransospechosos de ser espías del régimen. Pero quienes enalguna forma se mostraban indiferentes, o dejaban de asis-tir a un acto del partido, o decían algo contrario al régi-men que fuera oído por un espía (o “Calié”, como el pue-blo les llamaba), o se negaban a firmar cualquier papel odocumento que les dieran a firmar, dijera lo que dijese, sehacían reos de antitrujillismo, que era el crimen más atrozque podía cometerse. Si no eran excarcelados o tortura-dos, se presionaba a su patrón para que lo despidiera deltrabajo y no lo volvían a conseguir en ninguna otra parte;la gente se apartaba de esos réprobos como si fueran perso-nas apestadas. Nadie se atrevía a prestarle ninguna ayudapor miedo a ser considerados antitrujillistas. Llegó a talextremo la máquina de terror puesta en funcionamiento por

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Trujillo que absolutamente nadie se atrevía a demostrarindiferencia al régimen y menos a criticarlo, ni aún en laintimidad, porque no sólo caía la represión sobre él, sinotambién sobre su esposa o esposo, sobre sus hijos, padres,hermanos, primos, socios y cualquier otra persona alle-gada. Por eso, por no perjudicar a sus familiares, nadiemovía un dedo, ni abría la boca, para hacer ni decir nadacontra el régimen; ni dejaba de firmar los papeles que lepresentaban, ni dejaba de asistir a los actos del PartidoDominicano; ni dejaba de aplaudir en esos actos lo quedecían sus oradores; ni se atrevía a mirar sin sonreír acualquiera persona con uniforme.

¿Cuál era la fuerza material que mantenía al pueblo enese terror? Las fuerzas armadas y el servicio de Inteligen-cia Militar o SIM. Este último era el servicio de espionajemás grande y más costoso del mundo, porque eran utiliza-dos en él más de cien mil personas, en el país y en el ex-tranjero, entre ellos, sirvientas, limpiabotas, choferes, tra-bajadores de comercio, industrias y empresas agrícolas,empleados privados y públicos, sacerdotes, diplomáticos,profesionales, obreros, etc. La Policía Nacional funciona-ba bajo la dirección de oficiales del Ejército y se ocupabamás de perseguir opositores políticos que rateros, ladronesy criminales, porque ellos no iban a perseguir a los de sumismo oficio. Se estableció el trabajo esclavo, obligando atrabajar en las fincas e industrias de Trujillo, de sus herma-nos, hijos y jefes del Ejército a todas las personas que eranapresadas por simples delitos, como el no haber pagado elimpuesto de la Cédula de Identidad y otras cosas de menorimportancia, dándoles al día una sola comida de harina demaíz salcochada, con un valor de dos centavos.

Primero existieron las mazmorras de Nigua, instaladasen una región pantanosa y palúdica, para los que osaran

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demostrar su inconformidad con el régimen de oprobioque nos sojuzgaba. En ellas existían las “solitarias”, deun metro por un metro, con una pequeña puerta de entra-da, sin ventanas, completamente a oscuras, donde eranintroducidos los opositores desnudos, y a media noche,cuando dormían encogidos, les echaban por una aberturadel techo, cubos de agua fría. Cuando se construyó el edi-ficio de la Policía en la capital, y el penal de “La Victo-ria”, se clausuró el penal de Nigua. En el nuevo cuartelde la Policía hay un sótano que ocupa toda la manzanadel edificio. Allí llevaban a los detenidos para el primerinterrogatorio, introduciéndoles luego al sótano desnudos,juntos hombres y mujeres. Si confesaban allí lo que sa-bían y lo que no sabían, lo que habían hecho y lo que nohabían hecho, eran luego llevados a “La Cuarenta” y lue-go a “La Victoria”, donde eran sometidos diariamente atorturas atroces e inhumanas. Algunos, de constitucióndébil, morían, y sus familiares no sabían nada de ellos,porque quien entraba allí desaparecía del mundo, porquesus custodios sometían a sus familiares a una cruel torturamental, no informándoles de la suerte corrida por sus alle-gados detenidos. Decían que allí no estaban y que nadasabían de ellos. En La Victoria se torturaba también a losdetenidos cuando se negaban a firmar solicitudes de adhe-sión al régimen y declaraciones de que habían sido trata-dos con respeto y benevolencia, mostrándose agradecidosdel buen trato recibido, para publicarlo en los periódicos.

Tal estado de cosas no podía continuar por más tiem-po. Todo tiene su fin en esta vida. Todo nace, crece, sedesarrolla, ejerce su influencia, buena o mala, en el am-biente donde actúa, y luego envejece y muere.

En los tiempos presentes del automóvil, el aeroplano,las comunicaciones inalámbricas, la radio, la televisión y

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la disgregación del átomo, es un anacronismo la existen-cia de un régimen unipersonal y absolutista tan sanguina-rio y cruel en una región que se considera civilizada.

Lo verdaderamente sorprendente fue que durara trein-ta y un años. Pero la culpa la tuvieron todos los pueblosque se suponen libres en el mundo, cuyos gobiernos sóloactúan cuando van a obtener un beneficio material inme-diato, porque sabiendo de los horrores que estaba pasan-do el pueblo dominicano, de la vergüenza que supone laexistencia de un régimen que era la negación de los máselementales principios de la moral cristiana, base del or-den, disciplina y decencia de los pueblos civilizados, sos-tenían relaciones diplomáticas y comerciales con él, otor-gándole condecoraciones, collares, medallas y honores aquien personificaba ese régimen a cambio de algunos pe-sos que él obtenía del esclavizado pueblo dominicano.

Nunca será suficientemente alabada la actuación dequienes, ya horrorizados por los acontecimientos vergon-zosos e irritantes que estaban sucediendo en la RepúblicaDominicana, decidieran, aún a costa de ofrendar sus pro-pias vidas, suprimir al sátrapa odiado que nos había con-vertido en seres abyectos, míseros esclavos al servicioobligado de una familia y una casta que era la vergüenzay el ludibrio del mundo civilizado.

Suprimir una vida, fría y premeditadamente, está encontra de los preceptos cristianos. Pero la desesperaciónde todo un pueblo que anhela la desaparición de un serinfernal que lo acosa y lo desangra, justifica la violaciónde algún principio de ética cuando los resultados puedentraer la tranquilidad y el sosiego a dicho pueblo. Para lle-gar a una decisión de tal naturaleza se necesitan largashoras de meditación y análisis de las ventajas y desventa-jas de tal cosa, tanto desde el punto de vista personal, como

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desde el punto de vista colectivo. Además, se necesitacrear el ambiente y el lugar propicio, para que lo que sedesea que sea un éxito para lograr la libertad de todo unpueblo no se convierta en un fracaso, que podría dar porresultado que se exacerbaran los instintos de la fiera y lasrepresalias contra todo el pueblo fueran mayores que lasque habían tenido lugar en oportunidades anteriores, cuan-do otros héroes se convirtieron en mártires de la causa dela libertad del pueblo dominicano.

Los que tramaron y llevaron a cabo el tiranicidio oajusticiamiento del tirano más cruel, sanguinario y desal-mado que haya existido, deben ser glorificados por el pue-blo dominicano. Fueron hombres valientes, que por suhazaña se convirtieron en héroes de la libertad dominica-na. Pudo haber rencores personales en su hazaña. Pero siesos rencores personales fueron la chispa que los condu-jo a pensar en la supresión del tirano, influyó más en ellosy fue acicate para decidirlos a inmolar sus vidas, el dolor,la miseria y la desesperación de todo un pueblo, que cla-maba a Dios: ¡Basta ya! Señor.

El 30 de mayo de 1961 es una fecha histórica trascen-dental en la República Dominicana, debiendo ser consi-derado ese día como “Día de la Libertad”.

El Comité Ejecutivo de la Junta Pro Glori-ficación de los Héroes del 30 de Mayo, delas Hermanas Mirabal, Luperón, Maimóny Estero Hondo y Constanza, se complaceen expresar su reconocimiento a las pres-tantes damas doña Aída B. de Bonnelly,doña Amelia Cabral Vda. Vicini, doña Mi-guelina Sánchez Franco, doña Alma Llu-beres de Vicini, al Segundo Vicepresidentedel Consejo de Estado, doctor Donald ReidCabral y a la J. Armando Bermúdez, C.por A., quienes tuvieron el enaltecedor pri-vilegio de ofrecer los Premios del Concur-so, otorgados conforme con los VEREDIC-TOS de los Jurados de Poesía y de Prosa,respectivamente, en acto público celebra-do en el Palacio Nacional de Bellas Artes,de la ciudad de Santo Domingo, RepúblicaDominicana, el día 30 de mayo de 1962.

LICDO. EDUARDOSÁNCHEZ CABRAL

Discurso pronunciado por el Lic. Eduardo SánchezCabral, Embajador de la República ante el Consejo de

Estados Americanos y Presidente del Comité Ejecutivode la Junta Glorificadora de los Héroes caídos en

nuestras últimas jornadas libertadoras.

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Compatriotas:

La hazaña que hoy conmemoramos es comparable,en sus dimensiones históricas, a las grandes epopeyasdominicanas. Si el 27 de febrero de 1844 nació la Repú-blica, como expresión de un anhelo de libertad que em-pezó a concretarse, en plena noche colonial, cuandoNúñez de Cáceres enarboló orgullosamente la banderade la Gran Colombia, fue sólo el 30 de mayo de 1961cuando ese ideal cobró el sentido democrático y el valorhumano con que hoy se ofrece a la contemplación delmundo.

Un pueblo no es verdaderamente libre sino cuandodisfruta en el orden interno, de las mismas prerrogativasde autodeterminación con que se le acata en la esfera delas relaciones internacionales. Las cadenas que oprimeny degradan al ser humano, en el plano estrictamente na-cional, son todavía más odiosas y más duras que aquellasque le son impuestas por un poder extraño. Es cierto, queantes del 30 de mayo ya el pueblo dominicano había sa-bido abatir tiranías y ahogar, en un mar de sangre, a losconculcadores de sus libertades internas y de sus fuerosconstitucionales. Pero la proeza del 26 de julio de 1899carece, sin embargo, de la significación que tiene la del30 de mayo en la trayectoria cívica del pueblo dominica-no. Las satrapías del pasado fueron el producto natural deuna época en que la conciencia nacional era todavía unanebulosa y en que el país buscaba en vano el camino desu redención al través de casi un siglo de vicisitudes y de

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frustraciones. Pero la que padecimos hasta el 30 de mayode 1961 alcanzó el triste honor de ser el ciclo más trágicoy más bochornoso de la historia dominicana.

Esa espantosa carnicería humana no fue solo única porsu crueldad y sus sistemas de represión, superiores a lasde los vándalos, más inicuas que las que inventó la perfi-dia de los tártaros cuando aún no había nacido el senti-miento de la caridad cristiana en los albores del mundocivilizado, sino que lo fue también porque nos sustrajodurante más de treinta años a las grandes corrientes ideo-lógicas del mundo contemporáneo. La maquinaria deopresión aniquilada el 30 de mayo se levantó aquí, enpleno Mar Caribe, en pleno siglo XX, como un desafío alespíritu de la era en que la humanidad vio nacer las Nacio-nes Unidas y en que millones de hombres perecieron enlas tierras y en los mares de cinco continentes para abonarcon su sangre las libertades fundamentales de la personahumana. Esa monstruosidad frustró durante las tres déca-das espiritual y políticamente más importantes de la histo-ria moderna, el destino del pueblo dominicano.

El 30 de mayo tiene por eso un alcance enorme nosólo como gesto libertador y como acontecimiento políti-co, sino también como supremo acto de reivindicaciónde nuestros derechos y de nuestros títulos como nacióncivilizada. Por eso esa cruzada magnífica no debe malo-grarse como se han malogrado otros acontecimientos cru-ciales de la historia dominicana. El azaroso destino queha frustrado siempre las grandes gestas de nuestro pueblono debe interponerse en el camino de aquella jornada pa-triótica de inmenso contenido cívico como empresa rei-vindicadora. La Independencia Efímera culminó con lacatástrofe de la invasión haitiana, la hazaña de la Puertadel Conde con el desastre de la anexión, la proeza de los

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restauradores con la intervención norteamericana de 1916,y la evacuación del territorio nacional en 1924 con la feroztiranía que encabezó Trujillo y que nos convirtió durantemás de treinta años en el escarnio del mundo americano.

La proeza consumada el 30 de mayo debe sustraerse aese destino infamante. Para impedir que el hado fatídicoque hasta hoy ha malogrado nuestro destino histórico tuer-za también el derrotero de nuestra última epopeya, esmenester la idea de que estamos expuestos a extinguir-nos definitivamente si el objetivo que inspira aquel actoheroico pierde fatalmente su eficacia civilizadora. Eseconcepto no ha arraigado aún suficientemente en la opi-nión nacional. Las mismas reacciones provocadas en lamente popular por la muerte del déspota prueban la in-certidumbre en que seguimos viviendo al cabo de un añodel tiranicidio glorioso. Nuestra primera sensación fue dealivio: sentimos, al desplomarse el verdugo, que la cargaagobiante que gravitó por más de 30 años sobre nuestroshombros había desaparecido y que nuestras manos que-daban libres de las cadenas opresoras. Después nos inva-dió un sentimiento de júbilo: pensamos que ya en nuestrocamino no había obstáculos ni espinas y que nada emba-razaría en lo sucesivo la marcha de nuestro pueblo haciala realización de sus fines superiores. Pero a la alegría deayer le ha sucedido el temor: lo que hoy sienten los domi-nicanos, cuando analizan el panorama nacional, es mie-do a que el 30 de mayo se malogre, como se malogró laobra de los trinitarios y la hazaña de los restauradores,porque otra vez incurramos en el error de desgarrarnosen disputas estériles y en pugnas intestinas.

Por eso necesitamos capitalizar las saludables conse-cuencias del 30 de mayo reconstruyendo en primer tér-mino nuestra fe en la actitud de nuestro pueblo para el

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ejercicio de la libertad y para la vida institucional organi-zada; y hallando luego una solución al estado de semia-narquía en que hoy nos debatimos para que el país en-cuentre al fin el equilibrio que le falta y para que seafiancen sobre bases permanentes las instituciones nacio-nales. Es esa una necesidad imperiosa que nos incumbe atodos: al estudiante, al profesional, a los núcleos capita-listas y a las masas social y económicamente explotadas.Bastaría recordar lo que fuimos bajo el dominio del tira-no para comprender la grandeza de la misión que debe-mos realizar para impedir que se repita aquella gran tra-gedia y que volvamos de nuevo a ese antro ignominioso.Cuando aún la tiranía se hallaba en toda su plenitud, el 11de febrero de 1961, dirigí al Santo Padre una carta en quedescribía del siguiente modo la tragedia de aquellos díasdantescos.

“Santo Domingo era una nación americana empeña-da en eliminar lo que de defectuoso quedaba de la vidacolonial. Era una colectividad en el natural proceso de suintegración histórica y política. Privaba en todos los ór-denes una decisión evolutiva, aunque no con el ritmo queanhelaba nuestro patriotismo y nuestro afán de supera-ciones. Se había cerrado el ciclo de nuestras luchas intes-tinas. Se mejoraba nuestra legislación. Se creaban nuevasinstituciones y se perfeccionaban las que no respondían alos fines de su instauración. Habíamos sufrido dictadurasque habían sido transitorias, y aún en nuestros períodosmás ominosos se gozaba de un mínimo de libertades y serespetaba, como algo sagrado, los principios morales yreligiosos que, desde nuestros ancestros, regían la familiadominicana.

De súbito, en 1930, aquella evolución se paraliza.Las armas de la República se vuelven contra ella y sus

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instituciones y asalta el poder un oficial que había inicia-do su carrera al servicio de las fuerzas norteamericanasde ocupación. Era él un desconocido. Carecía de presti-gio político y las condiciones intelectuales y morales esen-ciales para el ejercicio de tan alta magistratura. Era uninstintivo que sabía, porque lo había aprendido en épocaen que bajo banderas extrañas sirvió en los cuerpos mili-tares, todo el poder que las fuerzas armadas tienen en unpequeño país empobrecido y desarmado, especialmentecuando este poder se ejerce sin control y cuando los diri-gentes carecen de todo sentido moral y olvidan toda reglade justicia. Los hechos que entonces se produjeron en elpaís fueron insólitos. Se abandona el orden jurídico. Nose instaura un gobierno y ni aún un estado policial. Sedesconoce la necesidad de la vida institucional. Se va máslejos en la prosecución de los propósitos nefandos. Se es-tablece una vasta empresa comercial. Se convierte la Re-pública en un campamento y en su sostenimiento se gastamás de la mitad del presupuesto. El país entero se tornaen un gran presidio. Se instituye un culto para endiosar latiranía. No hay más ley que la voluntad del dictador. Nohay otro designio que el enriquecimiento del que detentael poder. Se crean aduanas y controles privados. La rapa-cidad del dictador es de tal magnitud que él llega a ser, enun país pobre, uno de los hombres más ricos de la tierra,tal vez el más rico. La delación y el espionaje se erigen enestrictos deberes de los empleados públicos. Las penasson colectivas, no personales, y se aplican, en materiapolítica, a la familia entera de quien tuvo el coraje de en-frentarse al despotismo. Se hace de las instituciones judi-ciales agencias de opresión y, corrompiendo a los magis-trados, se les confía la misión ignominiosa de crearinfracciones y pruebas de culpabilidad en un intento de

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legalizar las penas que se les ordena imponer. El asesina-to clandestino, cuando no el accidente aparentemente for-tuito, es el medio preferido. Todos los caminos están jalo-nados por las tumbas cavadas por el tirano, sin que sobreellas se alce siquiera la piedad de una cruz. Se instalan enlos presidios cámaras de tormento. Nadie puede escapara las persecuciones porque del país sólo pueden salir losadictos al régimen. La prensa sólo se utiliza para exaltaral tirano o para denigrar a sus opositores. La adulación yel servilismo son cánones obligatorios. Las forzadas ma-nifestaciones de adhesión se multiplican. Se olvida el cultode los héroes para vivir en una permanente exaltación delsiniestro caudillo, quien se hace atribuir las virtudes másegregias. Mientras tanto, el autor de esta tragedia, medu-larmente cínico, expresa en proclamas y discursos prin-cipios de una severa moral administrativa, predica su amora la Patria y su adhesión a la Democracia sin pensar quetoda su vida y toda su obra están en diametral oposicióncon semejantes manifestaciones”.

La muerte del hombre en quien se hallaba personifi-cada toda esa barbarie, se convirtió en un imperativo pa-triótico casi desde el momento mismo de la ascensión delsátrapa a la más alta dignidad del Estado. Los mismosque contribuyeron, al iniciarse el año 1930, a levantar eltrono de aquel ídolo sanguinario sobre los escombros delas instituciones, se dieron cuenta de su grave equivoca-ción y cooperaron consciente o inconscientemente en lanoble tarea de restituir al ciudadano dominicano el dis-frute de sus derechos fundamentales. La farsa se prolon-gó durante más de 30 años pero la tumba en que se hun-dió el usurpador empezó a ser abierta el mismo día enque el tirano saltó de los cuarteles al solio presidencial.La obra de los adversarios de Trujillo está patente en

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algunos episodios románticos que la historia ha incluidoya entre sus hechos legendarios. El desembarco en lasplayas de Luperón que inició el ciclo heroico de las pro-testas armadas. Tras ese estallido de idealismo juvenil vi-nieron, en gloriosa sucesión, Constanza, Maimón y Este-ro Hondo, jornadas épicas en que se inmoló noblementelo mejor de la juventud dominicana. La Pastoral lanzadapor los supremos jerarcas de la Iglesia Nacional comple-tó, en el orden moral, la obra demoledora de aquellas ges-tas patricias. Pero fue el propio Trujillo el que con mayoresmero trabajó a favor de su destrucción personal. La bár-bara represión desencadenada contra los héroes de Cons-tanza y contra los jóvenes adalides que el 14 de junioirrumpieron gloriosamente por las playas de Estero Hon-do y Maimón, provocó en la conciencia pública un senti-miento unánime de repudio contra la tiranía. El dictadory sus esbirros segaron en aquella ocasión muchas prome-sas juveniles, algunas de ellas recién egresadas de la Uni-versidad y se enajenaron con su brutal actitud los últimoslazos que unían a aquel régimen odioso con las diversasclases sociales. La inicua campaña abierta contra la Igle-sia Católica aumentó el descontento general y llevó laindignación pública a extremos insospechables. Aquelladescomposición política culminó con el estado de intran-quilidad y de zozobra provocado por la supresión violen-ta de algunos hombres que ocupaban, hasta el momentomismo de su muerte, posiciones destacadas en la admi-nistración pública y que gozaban al parecer de la confian-za de quien era entonces el único rector de la vida domi-nicana. Entre los amigos más adictos a Trujillo empezó agerminar entonces la idea de que la eliminación física deldéspota era necesaria para la seguridad de sus propioscolaboradores.

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La hazaña de los héroes del 30 de mayo tuvo por esouna acogida fervorosa y unánime en todos los sectores.Quizás fue en las altas esferas gubernamentales y en lospropios cuadros del Ejército Nacional donde aquel ges-to heroico encontró mayores signos de simpatía y apro-bación. Los que eliminaron al tirano habían suprimidoal mismo tiempo un peligro que gravitaba sobre la vidade todos los dominicanos, y por eso fueron vistos desdeel primer momento como verdaderos libertadores. To-dos fuimos en algún sentido víctimas de la dictadura:hasta todos llegó en heridas físicas o morales, el soplohomicida que emanaba de aquel antro de muerte y delocura. Las Fuerzas Armadas pagaron también su tribu-to de dolor al monstruo insaciable que se alimentaba conla sangre de todo un pueblo, con las lágrimas y con lasangustias de todos sus conciudadanos. Bastaría recordarlos nombres de Vásquez Rivera, el coronel Blanco, deMarchena, de Luis Silverio Gómez, de Juan VenturaSimó; héroe y mártir, y de tanto otros que vistieron el glo-rioso uniforme de los soldados de la República, para com-prender hasta qué punto se sintió en los cuarteles la opre-sión que gravitaba sin misericordia sobre toda la familiadominicana.

Los paladines del 30 de mayo son, pues, auténticoscaudillos, verdaderos emancipadores de un pueblo en laviva y unánime expresión de todas sus clases esclaviza-das. Por eso la responsabilidad de esos hombres es tangrande como su gloria. El deber de los que han sobrevivi-do a la jornada inmortal es ser dignos de su hazaña y noolvidar en ningún momento que la investidura de próceres más permanente y respetable que la propia banda pre-sidencial y que todas las pompas humanas. Ellos, junta-mente con los que pagaron con su vida el precio de su

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inmortalidad, nos restituyeron los derechos civiles y laslibertades que nos arrebató la dictadura. Pero si liberar laRepública es un acto glorioso, organizarla y hacerla aptapara el cumplimiento de su destino no es una tarea menosgrande ni menos digna de ocupar una página de honor enlos fastos de la historia. La labor del estadista, cuando secumple con sentido patriótico y con verdadera orientaciónrepublicana, es aún más difícil muchas veces que la delmismo héroe que estremece y deslumbra con su acción elescenario de los grandes acontecimientos humanos.

Dios ha querido que algunos de los adalides del 30 demayo sobrevivan para que sean guardianes de las liberta-des públicas, y centinelas de los ideales democráticos delpueblo dominicano. La obligación suprema de esos hé-roes supervivientes es proceder con absoluto desinteréspara que su gloria no se mancille en el mercado de lascomponendas políticas y de las ambiciones personales.Su intervención directa en las actividades partidaristassólo se justificaría si llegara fatalmente el momento enque nuestras instituciones democráticas fueran de nuevoestranguladas. Entonces sí sería un deber para ellos cum-plir el mandato de sus compañeros caídos, el de los hé-roes muertos, repitiendo su acción libertadora para debe-lar cualquier intento de establecer en el país una nuevatiranía.

La mejor ofrenda a los héroes inmolados consiste encontinuar su obra y en impedir que su hazaña se destruyao se mancille. Para que la gravitación de esos muertosinsignes sobre la vida nacional no se interrumpa y conti-núe sirviendo de escudo a nuestras instituciones, es me-nester que cesen las venganzas innecesarias, que se apa-guen ya las teas del odio y las de las divergenciaspersonales y que una era de concordia y de solidaridad

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política se inaugure entre todos los dominicanos. Sólo asípodría resurgir victoriosa nuestra democracia. Sean puesuna consigna para todos los hombres y para todos los par-tidos las palabras inmortales del gran poeta nacional Gas-tón F. Deligne: “Paz al muerto, loor a la muerte”.

La jornada del 30 de mayo culminó con la inmolaciónde un hombre por supremas necesidades patrióticas. Con-cluida aquella tarea dolorosa pero necesaria, nuestro de-ber es dedicarnos ahora a reconstruir la República y a for-jar las bases en que habrá de asentarse en el porvenir lademocracia dominicana. Sabemos que nuestro pueblocarece de conciencia política y que sólo tiene concienciade sus necesidades. No ignoramos que en el país hay cri-sis de hombres y de ideas. Nos consta que la desapari-ción de la maquinaria que nos oprimió por más de tresdecenios nos sorprende sin programas definidos par lasluchas civiles. Nuestros partidos políticos empiezan anacer y todavía actúan como fuerzas semi organizadas.No estamos aún preparados para el ejercicio de una de-mocracia funcional ni de un sistema de representacionespolíticas verdaderamente efectivo. Atravesamos por unperíodo de transición de la ergástula al foro, de la opre-sión a la libertad, de las máquinas de tortura a los cenácu-los patricios en que la palabra campea como la máximaexpresión de la conciencia humana. Lo que el patriotis-mo nos impone en este momento difícil para la estabili-dad de la República y para la modelación de sus institu-ciones definitivas, es sacrificar nuestras preferenciaspersonales y confiar los destinos de nuestro pueblo a unhombre que sea capaz por su pureza, por su desvincula-ción de los odios pasados y presentes, por su solvenciaintelectual y moral, por su amor al país y por el prestigiode sus virtudes cívicas firmemente acrisoladas, de servir

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de símbolo a toda la nación en la hora más ardua y másagitada de su historia. Ese elegido del destino podría serun ciudadano de los kilates intelectuales de Max Henrí-quez Ureña, del relieve moral de Emilio Tejera Bonetti,del equilibrio y de la competencia profesional de JulioPeynado o de la de José Cabral Bermúdez y Rafael Au-gusto Sánchez a quienes no propugno por los vínculosfamiliares que a ellos me unen; de la bondad y nobleza dePedro E. Espaillat, de la firmeza de carácter de José An-tonio Jiménez Álvarez, del espíritu cívico de Enrique Apo-linar Henríquez o Guaroa Velázquez o de la entereza deVetilio Matos, de Domingo O. Bermúdez, de José Armen-teros, del Dr. Manuel Grullón R. O. y del Dr. Tabaré Ál-varez Pereyra o bien de la pureza sin lunares del Lic. ÁngelLiz, tal vez el dominicano en quien mejor se hallan repre-sentadas las virtudes patrióticas de nuestro pueblo en suslargos años de luchas contra la tiranía que oprimió y vejóa todas nuestras clases sociales.

He citado ex-profeso en último término a un ciudada-no que merece el respeto de todo el pueblo dominicano ya quien hoy debemos rendir este tributo de admiraciónpara honrar en él a todos los que se mantuvieron inflexi-bles frente a la dictadura. Ángel Liz no sólo conoció lascárceles de la tiranía y el látigo de los verdugos sin entra-ñas que sembraron la muerte y la orfandad en multitud dehogares dominicanos; no sólo cumplió su deber con sim-ples omisiones como aquellos que no sirvieron cargospúblicos durante la era siniestra pero que limitaron suacción cívica a ese género de resistencia pasiva, sin ver-dadero eco en la conciencia pública; no solo vivió en per-manente actitud de rebeldía sin haber escrito jamás unasola carta ni solicitado una sola vez clemencia al verdugode todos sus compatriotas; no sólo fue un héroe del deber,

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una virtud incorruptible, una gloria del civismo domini-cano, sino que también es una cátedra viva desde cuyacima emana una enseñanza perenne para la juventud dehoy y la de mañana: su conducta prueba que el hombremás digno de respeto en una sociedad cualquiera es elque cumple su deber como modestia y que no aspira aotra gloria que a la de ver reinar la justicia y la libertadentre sus conciudadanos.

Es evidente que sólo uno de estos ciudadanos esclare-cidos, u otro que reúna sus mismas virtudes patricias puederealizar, en estos días difíciles, la misión de salvar el paísejecutando un programa mínimo de reivindicaciones po-líticas y sociales estableciendo un orden jurídico y moralque garantice la seguridad y el bienestar de todos los do-minicanos. La élite intelectual de la República es la másllamada a ofrecer su apoyo a esta iniciativa que sólo seinspira en el bien de la Patria. Pero es deber de todos, des-de el más culto hasta el más enterado de los dominicanos,laborar por el triunfo de esa causa suprema: la del afianza-miento en la libertad y en la democracia de las institucio-nes que el 30 de mayo renacieron iluminadas por las fulgu-raciones que surgen como de un foco inextinguible, de losideales y de las espadas de nuestros libertadores.

Los dirigentes de los actuales partidos políticos de-ben aplazar para los comicios posteriores al presente pe-ríodo de transición sus justas aspiraciones a ocupar el pri-mer solio de la República. Cualquiera de ellos poseetítulos sobrados para merecer ese honor insigne. Cada unode ellos es digno de la gratitud nacional por su historia delucha y de abnegación frente a la tiranía. Pero todos ellosrepresentan sólo los intereses políticos y los sentimien-tos de ciertos sectores de la sociedad dominicana. Uno,de temperamento moderado, eminentemente virtuoso, a

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quien se considera, injustamente, vinculado a poderosascorrientes capitalistas y a conocidos intereses oligárqui-cos, tropezaría inevitablemente con la resistencia de to-dos los que en el país se sienten, con razón o sin ella,inicialmente oprimidos, y de todos los que aspiran a larealización de un programa de reivindicaciones sociales;los otros dos, por el contrario, inspiran temor a las claseseconómicamente más poderosas por sus ideas avanzadasy por sus tendencias revolucionarias; y el tercero que apa-rece nimbado con la aureola de los que conocieron elmartirio y vieron caer bárbaramente inmoladas por la dic-tadura a las heroínas de sus amores y a las compañeras desus ideales patrióticos, pero para muchos representa elespíritu de la venganza, tanto más temible cuanto másjusto es el motivo que desata sus iras caudalosas; y losdemás, representativos de tendencias más o menos revo-lucionarias, carecen de ambiente nacional, de atmósferapolítica, porque el medio es refractario a los extremis-mos o porque las ideas que propugnan no han penetradotodavía en la sensibilidad de nuestras masas.

¡Loor al 30 de Mayo! ¡Bendita sea su gloria y benditoel pueblo que sepa hacerse digno de ella!

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VEREDICTO DEL JURADO DE POESÍA

Reunidos los días 26 y 27 del mes en curso, examina-mos todos los poemas recibidos por el Comité Pro Glori-ficación de los Héroes del 30 de Mayo, de las HermanasMirabal, Luperón, Maimón, Estero Hondo y Constanzay otorgamos los siguientes premios:

I. Un premio de RD$1,000.00 (mil pesos) al poematitulado “Salmo heroico a las hermanas Mirabal”, origi-nal del poeta Marcio Veloz Maggiolo.

II. Un premio de RD$1,000.00 (mil pesos) al poematitulado “Canción a los héroes de Constanza, Maimón y Es-tero Hondo”, original del poeta Lupo Hernández Rueda.

III. Un premio de RD$500.00 (quinientos pesos) alpoema titulado “La Ira Sagrada” (dedicado a la gesta del30 de mayo), original de la poetisa Aída Cartagena Porta-latín, y un premio de RD$500.00 (quinientos pesos) alpoema titulado “Canto al 30 de mayo”, original del poetaMarcio Veloz Maggiolo.

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De ese modo dimos cumplimiento al mandato otorga-do a nosotros por el Comité Pro Glorificación de los Hé-roes del 30 de Mayo, de las Hermanas Mirabal, Luperón,Maimón, Estero Hondo y Constanza.

Firmados:Héctor Incháustegui Cabral,

Franklin Mieses Burgosy doctor Antonio Fernández Spencer.

Santo Domingo, D.N.,a los 27 días del mes de mayo de 1962.

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VEREDICTO DEL JURADO DE PROSA

Reunidos los días 26 y 27 del mes en curso, examina-mos todos los trabajos en prosa recibidos por el ComitéPro Glorificación de los Héroes del 30 de Mayo, de lasHermanas Mirabal, Luperón, Constanza, Maimón y Es-tero Hondo, y pese a algunas inexactitudes, otorgamos:

Unico. Un premio de RD$1,000.00 (mil pesos) al tra-bajo titulado “Significado histórico de una fecha: el 30 deMayo de 1961”, original del escritor Dr. Domingo Oct.Bergés Bordas.

De este modo dimos cumplimiento al mandato otor-gado a nosotros por el Comité Pro Glorificación de losHéroes del 30 de Mayo, de las Hermanas Mirabal, Lupe-rón, Maimón, Estero Hondo y Constanza.

Firmados:Lic. Marcos A. Cabral,

Lic. Rafael Augusto Sánchezy Pedro René Contín Aybar.

Esta segunda edición del libro4 POEMAS HEROICOS

UN ENSAYO – UN DISCURSO,Volumen I

de la Colección 50 Aniversario del Ajusticiamiento de Trujilloterminó de imprimirse en los talleres de Editora Búho,

Santo Domingo, República Dominicana,en el mes de mayo de 2011.

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