35f

Embed Size (px)

Citation preview

  • 445

    DE CMO SE ENTRELAZARON LAS SILLERAS DECORO DE LAS CATEDRALES DE PUEBLA Y SEVILLA

    Patricia Daz CayerosInstituto de Investigaciones Estticas, UNAM. Mxico

    Introduccin1

    Ha sido una constante en la historiografa del arte mexicano asociarla decoracin de lacera taraceada de la sillera del coro de la catedral dePuebla realizada entre 1719 y 1722- con el fenmeno de pervivencia delarte hispano-musulmn en la Espaa cristiana; es decir, con el artemudjar.2 En dos referencias bibliogrficas se le considera directamenteinfluida por la decoracin de la sillera de la catedral de Sevilla, una obrarealizada en su mayor parte entre 1470 y 1480 y cuyos respaldos altosfueron taraceados con diseos sin duda afines a modelos de lacera hispanomusulmana.3 Ninguno de estos dos textos especifica si la analoga sefundamenta en una observacin formal moderna o si existe documentacinantigua que lo acredite. Lo curioso, de cualquier forma, es que se hadestacado un aspecto formal que en realidad no caracteriza a la obra ni laidentifica con la sillera sevillana. En cambio, se ha ignorado preguntar --entodo caso-- por qu tanto en Sevilla como en Puebla se opt por decorar losrespaldos de los asientos de mayor jerarqua con diseos geomtricos y --ms especficamente-- de entrelazos. Lejos de identificarse con un mismoestilo o por el empleo de los mismos motivos formales sendas sillerastienen en comn esa temtica; es decir, los entrelazos o, a nivel msgeneral, la decoracin geomtrica.

    1Agradezco el apoyo que para este trabajo me brindaron Concepcin Garca Siz y

    ngeles Albert en 1998. Dentro de las actividades del curso Introduccin a las fuentes delarte virreinal del Ministerio de Educacin y Cultura, que ellas coordinan, se program mivisita al coro de la catedral de Sevilla para fotografiar la totalidad de su sillera. Tambinagradezco al Exmo. Cabildo de la Catedral Metropolitana de Sevilla por permitirme accedernuevamente al coro de la catedral de Sevilla en octubre de 2001 para tomar las fotografasque aqu se presentan. El criterio que los editores establecieron en torno al nmero deimgenes me oblig a entregar slo aquellas que no es posible encontrar en ningn libro.Ello explica la paradjica ausencia de fotografas de la sillera poblana.

    2 Gonzalo Borrs ha explicado que si bien el trmino mudjar tuvo al principio uncontenido bsicamente tnico para denominar una manifestacin artstica, con el tiempo hallegado a significar exclusivamente el fenmeno artstico de pervivencia del artehispanomusulmn en la Espaa cristiana. (BORRS GUALIS, Gonzalo, El Islam. De Crdobaal mudjar , Espaa, Slex, 1990, p. 193.)

    3 Tanto Carlos de Ovando como Jorge Loyzaga vincularon directamente la sillerapoblana con la sevillana sin proporcionar su fuente de informacin. Para el primero, enPuebla se acept un proyecto, inspirado en la magnfica sillera del coro de la catedralsevillana, pues a semejanza de sta, cada sitial tendra ornamentacin mudjar. (OVANDO,Carlos de, La taracea mexicana en Artes de Mxico, Mxico, Artes de Mxico, 1969, p. 62.)El segundo, repiti la misma informacin: De la sillera se dijo que tomara como modelo ladel coro de la catedral de Sevilla, de estilo mudjar. (LOYZAGA, Jorge, Taracea en Mxicoen El mueble mexicano, Mxico, Fomento Cultural Banamex, 1985, p. 84.) Vase tambinPAVN MALDONADO, Basilio, El arte hispanomusulmn en su decoracin geomtrica (unateora para un estilo), Madrid, AECI, 1989, 2da. ed.

  • 446

    Que a principios del siglo XVIII se limite el uso de la figura humana yse opte por la predominancia de una decoracin geomtrica que transitaambiguamente entre la figuracin y la abstraccin4 rompe con la tradicinnovohispana, e incluso peninsular, vigente en las silleras corales que solanrepresentar una multitud de figuras aisladas de santos o historias religiosasen cada respaldo.5 Para encontrar un grupo de obras en donde la geometrajuegue un papel tan importante es necesario mirar siglos atrs, al grupo desilleras que ya a principios del siglo pasado Pelayo Quintero definiera comoojivales (que no forzosamente mudjares) dentro del cual algunas carecieronde imaginera (como la de la Cartuja de Miraflores) y otras (como es el casoen la sillera de Sevilla) combin figuras, historias y diseos geomtricos.6No es descabellado plantear a Sevilla como modelo pues todas lascatedrales novohispanas siguieron sus ritos y ceremonias lo cual, porejemplo, permite entender la semejanza entre el arreglo espacial de lacatedral sevillana y las novohispanas. An en el siglo XVII el maestro deceremonias de la catedral de Mxico se neg a modificar la localizacin delcoro para no innovar en tradiciones que podran traer confusin en laliturgia.7 Sin embargo, de haber sido Sevilla el modelo de inspiracin, en elcontexto de principios del siglo XVIII el producto poblano implic, noiconoclasia, pero s una reforma que no se limit a copiar el estilo y losmodelos sino tal vez a manejar ciertas ideas afines y a incorporar otrasnuevas con el uso de un variado repertorio decorativo que incluy obras deHans Vredeman de Vries as como diseos geomtricos que proliferaron en

    4 Al igual que Jean-Claude Bonne, tomo la palabra abstracto en el sentido

    puramente descriptivo de no-figurativo y no el dado por el arte abstracto contemporneoporque dir Bonne- la abstraccin as entendida es de todas las pocas. BONNE, Jean-Claude, De lornemental dans lart mdival (VIIe - XIIe sicle). Le modle insulaire enBASCHET, Jerme y SCHMITT, Jean-Claude (eds.), Limage. Functions et usages des imagesdans lOccident Mdival , Paris, Le Lopard d Or, 1996, p. 209, nota 5.

    5Vase silleras de coro espaolas y novohispanas de los siglos XVII y XVIII en:ANGULO IGUEZ, Diego, Historia del arte hispanoamericano, Mxico, Salvat, 1950, pp. 897-99. QUINTERO ATAURI, Pelayo, Silleras de coro en las iglesias espaolas , Cdiz, RealAcademia Hispano-Americana de Ciencias y Artes, 1928, 2da. ed., pp. 156-180 y ROMERODE TERREROS, Manuel, Las Artes Industriales en la Nueva Espaa, Mxico, Librera dePedro Robredo, 1923, pp. 100-8.

    6 Sirvan de ejemplos las silleras de: la cartuja de Miraflores, en Burgos (terminadaen 1489); la catedral de Sigenza (finalizada en 1491); la catedral de Segovia (puede fecharseconsiderando el escudo herldico del Prelado don Juan de Arias que vivi por los aos de1461 al 1497); el monasterio de Santo Toms de vila (terminada en 1493) Cf. QUINTERO,Op. Cit., pp. 41-56.

    7 En 1668, en su parecer sobre el sitio del altar mayor, el maestro de ceremonias,consider que si bien no era contra la ceremonia que el altar estuviera unido con el coro, lasiglesias novohispanas --imitando a las catedrales de Toledo y Sevilla-- haban seguido elsegundo modo que pone el Ceremonial de los Obispos del Seor Clemente VIII cuando tratasobre dnde se ha de poner la silla del Prelado: cuando el coro est en medio de la iglesia yel altar est enfrente arrimado a la pared o apartado con trnsito por tras el mismo altar,que manda que entonces se ponga la silla del Prelado en el lado del Evangelio, y esta es laforma que tienen las iglesia de Espaa, y la que tuvo la iglesia vieja de esta ciudad que sederrib, y la que tienen todas las de esta Nueva Espaa, y tiene aunque no perfectamenteacabada esta que hoy gozamos; imitando en esto a las ms graves de Espaa, Toledo, ySevilla; a quien principalmente sta de Mxico ha tenido, y tiene por ejemplar en sus ritos, yceremonias TOUSSAINT, Manuel, La Catedral de Mxico y el Sagrario Metropolitano, suhistoria, su tesoro, su arte, Mxico, Porra, 1992, 3ra. ed., p. 282.

  • 447

    la jardinera europea, sobre todo durante los siglos XVI y XVII.8 Ladecoracin propuesta por Vredeman de Vries para un pedestal jnicoinspir el modelo que siguen varios respaldos altos poblanos en donde seevade el uso del grutesco pues la sillera poblana, a diferencia de lasevillana, no presenta temtica profana. Otro diseo para un pedestaldrico se llev a los tableros que flanquean la silla del obispo y los accesoslaterales al coro.9 Un modelo que Salomn de Caus concibi para el HortusPalatinus en Heidelberg10 que aparece tambin en el tratado de jardinera LeJardinier du Pays-Bas de Jan van der Groen inspir el respaldo de otroasiento alto11, tratado que tambin pudo inspirar la realizacin de otrostableros ms. Pero volvamos a la sillera sevillana para describir el contextodentro del cual estn los tableros de lacera.

    I. La sillera sevillanaHa atrado especialmente la atencin por la iconografa de sus tallas

    en donde abunda la temtica profana, bien estudiada por Isabel Mateo ycomn en las silleras espaolas contemporneas. Asimismo, ha interesadopor sus problemas estilsticos pues la realizaron diversos escultores. Mateoexplica que fundamentalmente trabajaron dos grupos: los del estilo gtico ylos renacentistas. En el primer grupo estn Nufro Snchez (cuyo nombreaparece en la silla del Rey) y Dancart (quien se piensa continu con la obradespus de 1478), mientras que el segundo grupo debi intervenir despusdel primer hundimiento de la bveda del crucero en 1511 y su labor selimit a rehacer los pocos relieves que se daaron. La fecha de intervencinaproximada que retoma Mateo de Carmen Bernis es 1520.12

    Segn la minuciosa descripcin de Isabel Mateo, en las misericordiasde la sillera hay temas profanos (costumbres y vicios de la poca inspiradasen refranes, fbulas, el simbolismo de los bestiarios, etc.) y, en menornmero, religiosos. En los respaldos taraceados de la sillera baja aparecesiempre representada la giralda, emblema del cabildo catedral y sobre estosmotivos relieves con temticas del Antiguo y Nuevo Testamento mientrasque sobre los brazos que separan los asientos se tallaron figuras grotescas.Los respaldos de la sillera alta, por su parte, cuentan con dos tableros delacera divididos entre s por tableros horizontales con relieves de asuntos

    8 Vase: DAZ CAYEROS, Patricia, La recreacin de modelos europeos en la sillera

    del coro de la catedral de Puebla en VON KUGELGEN, Helga (ed.), Herencias Indgenas,Tradiciones Europeas , Frankfurt del Meno/ Madrid, Vervuert/Iberoamericana, (en prensa).

    9 Vase la obra Den Eersten Boeck (1565) que contiene los rdenes drico y jnico en:FUHRING, Peter (comp.), Vredeman de Vries. Parte I. 1555-1571 en LUIJTEN, Ger (ed.),Hollsteins Dutch and Flemish Etchings, Engravings and Woodcuts 1450-1700, vol. 47,Rotterdam, Sound and Vision Interactive, 1997, pp. 164-178.

    10 DE CAUS, Salomn, Le Jardin Palatin Hortus Palatinus, introd., Michel Conan,Pars, Editions au Montineur, 1981. La obra de De Caus que presenta los planes para eljardn en el Palatinado fue publicada en Frankfurt en 1620 por Theodore de Bry.

    11 El tratado se public originalmente en msterdam el ao de 1669 bajo el ttuloDen nederlandtsen hovenier. Pronto la obra se tradujo al francs y al alemn (Le jardinierhollandois, Der Niederlndische Grtner y Le jardinier du Pays-bas ). Segn informa Eric deJong, para 1721 la obra haba sido impresa nueve veces. DE JONG, Eric, For Profit andOrnament:The Function and Meaning of Dutch Garden in the Period of William and Mary,1650-1702 en DIXON HUNT, John (ed.), The Dutch Garden in the Seventeenth century,Washington, D.C., Dumbarton Oaks Research Library and Collection, 1990.

    12 MATEO GMEZ, Isabel, La sillera del coro de la catedral de Sevilla en Lacatedral de Sevilla, Sevilla, Guadalquivir, 1991, p. 321.

  • 448

    profanos. Los sitiales estn separados por pilares con figuras de Santos ypersonajes bblicos y ms arriba, arcos conopiales anteceden una cresteraque fue enriquecida con figuras de santos.13

    En Puebla no hay temtica profana y el orden de la decoracingeomtrica genera un esquema en cuyos ejes simtricos se encuentran lospocos elementos taraceados que son evidentemente figurativos. Estosaluden a la Iglesia instaurada por Cristo y son San Pedro, sus llaves y latiara papal. En Sevilla, no es posible conocer el orden original de losmotivos que decoraron los sitiales pues al hundimiento del siglo XVI lesigui otro en 1888 que ocasion que algunos sitiales se perdieran y quegran parte de la sillera fuera trasladada y no vuelta a montar sino nueveaos despus. Segn cuenta Pelayo Quintero, en aquel ao, elderrumbamiento de un pilar del centro de la catedral que arrastr parte dela bveda, tritur y redujo a fragmentos la verja que cerraba el coro y losprimeros asientos de la sillera correspondientes al lado de la epstola. Coneste suceso escribi Quintero- gran parte de la sillera fue trasladada, sinpropsito de armarla otra vez, a la capilla de San Francisco, dondepermaneci en informe montn, hasta que en 1897 se ordenaron losrestos para proceder a su restauracin.14

    No podemos saber si existi un esquema como en Puebla ni cual fueeste pero s es posible describir la manera como funciona el discurso quepresentan los tableros de lacera, compararlo con el poblano y plantear unaposible interpretacin en torno al uso de un discurso abstracto dentro deun espacio de oracin que en ambos casos ha sido colocado en los asientosde mayor jerarqua. Isabel Mateo ya ha explicado que la decoracin(figurativa) de las silleras tiene una intencin aleccionadora, que sucontexto es el de moralizar y advertir al hombre con ejemplos edificantes oevidenciando el pecado.15 Pero Qu papel pudieran jugar los diseos delacera dentro de esta interpretacin? Qu funcin pudieran cumplir enaquellos asientos del cabildo de la catedral que corresponden a losherederos de las funciones apostlicas? La lectura de estos tableros no haido ms all de considerar su funcin decorativa y sin darle la apropiadaimportancia a esta categora esttica. Me interesa mostrar, por el contrario,que dentro de un espacio de oracin en donde existe una iconografafundamentalmente aleccionadora, los motivos geomtricos pueden ir msall del homenaje que en principio la decoracin confiere a los objetos.

    En los 35 tableros altos de los asientos superiores del lado delevangelio en la sillera de Sevilla hay dentculos figurados orientados en lamisma direccin lo cual sugiere que todos estos sitiales pudieronefectivamente pertenecer al mismo lado. Lo mismo sucede del lado de laepstola con la excepcin del respaldo 35 que parece haber ocupado un (oel) lugar en donde la orientacin de los dentculos cambiaba de direccin yel tablero 10 que actualmente se localiza sobre un acceso lateral y quenuevamente rompe con la lgica seguida por el resto de los asientos de eselado. Estos dos grandes conjuntos de tableros altos al usar un mismo tipode decoracin geomtrica a partir de entrelazos crean --al igual que enPuebla-- una sensacin de unidad a partir de una gran diversidad deformas geomtricas. Sin embargo, en Sevilla el tema de la diversidad se

    13 Idem., p. 322.14 QUINTERO, Op. Cit., p. 70.15 MATEO, Op. Cit., p. 350.

  • 449

    acenta mucho ms pues es casi imposible encontrar dos respaldosiguales.

    Figura 1: Ochavo de la sillera del coro de la catedral de Sevilla.Lado de la Epstola.

    Si bien en ambos casos la lacera unifica el conjunto, esto se logra deuna manera totalmente distinta en cada caso. En Puebla, hay siempre unacombinacin de lneas rectas y curvas que producen composicionesaisladas que se cierran en s mismas an cuando los lazos acaban en roleosabiertos, conduciendo siempre la mirada hacia el centro de la composicin.Cada respaldo es una unidad que al conjuntarse con otras unidades creanel esquema mayor que espacialmente tambin es cerrado y marca clarosejes simtricos. En Sevilla, con la excepcin del respaldo 14 del lado delevangelio se utilizan ngulos siempre rectos y composiciones recortadasarbitrariamente por una gran diversidad de marcos. Los tableros altosconforman un cuerpo en donde cada una de sus partes es diferente.

    Ejemplifiquemos con los tableros localizados en los ochavos pues alser los nicos de mayores dimensiones es probable que se encuentren en sulocalizacin original o, por lo menos, que hubieran conformado algn tipode pareja.

  • 450

    Figura 2: Tablero alto del respaldo del asiento 20 del lado de la Epstolade la sillera alta del coro de la catedral de Sevilla.

    En ambos casos, entrelazos de madera clara crean composicionessimtricas en cuyo centro hay una estrella de 12 puntas que a su vezcontiene el mismo motivo aislado de dos cuadrados entrelazados. Hastaaqu las semejanzas. Del lado de la epstola los lazos son dobles y generannuevas estrellas de 12 puntas en los extremos superior e inferior y que sloes posible ver parcialmente. Del lado del evangelio los lazos simples llevan a4 espacios cuadrados que presentan 4 motivos que podran tal vez sernudos de Salomn. Es decir, un motivo que el arte cristiano retom delmundo romano dndole un desarrollo propio y que se ha consideradosmbolo de alianza o unin. Segn explica Umberto Sansoni el motivo tieneinfinidad de variantes pero su estructura consiste en dos anillosortogonales, encadenados uno sobre el otro formando un diseocruciforme.16 Este signo, slo aparece del lado del evangelio en la sillera deSevilla y muy claramente en un asiento que veremos ms adelante. EnPuebla, slo est presente en un lugar central de la silla del obispo.

    Otra relacin de simetra ficticia existe entre los respaldos que hedenominado 1 epstola y 1 evangelio en la sillera sevillana. En ambos casosuna franja limita las zonas inferior y superior del tablero en cuyo centro hayuna estrella de 8 puntas centrada y rodeada de 8 estrellas de 5 puntas quegeneran una composicin simtrica. Se trata de una aparente uniformidadpues del lado de la epstola los lazos son de un tono de madera oscuramientras que del evangelio clara. En el ltimo caso, el motivo central generanuevas estrellas en las esquinas del tablero mientras que en el primerodichas estrellas estn centradas arriba y abajo del tema principal.

    En Sevilla los respaldos muestran una gran diversidad en susdiseos y es imposible conocer los lmites de cada motivo, ni siquiera se nospermite acceder a la totalidad de los mdulos. Es la visualizacin slo de

    16 Umberto Sansoni, Il Nodo di Salomone. Simbolo e archetipo dalleanza, Milan,

    Electa, 1998.

  • 451

    fragmentos de un orden total al cual no se tiene acceso. No es posibleaprehender la totalidad del diseo individual y an el posible esquemacolectivo no es realmente simtrico. Adems, hay una constante presenciade motivos claramente asimtricos a nivel individual que igualmente formanparte de un conjunto armnico.

    Figura 3: Tablero alto del respaldo del asiento 26 del lado del Evangeliode la sillera alta del coro de la catedral de Sevilla

    En el caso poblano la diversidad est conformada de unidadessimtricas que se relacionan tambin simtricamente a nivel espacialpudiendo as visualizar no slo la unidad a nivel individual sino tambincolectivo y dentro de cada unidad el mdulo que se repite.17 Hasta qupunto debemos atribuir estas diferencias al motivo o dar una lecturahegeliana en donde la intencin est en el espritu de las formas, posturacontra la cual tanto se ha opuesto Ernst Gombrich? Por qu no, en cambio,entender que ante un panorama de posibilidades formales hay unaseleccin histrica precisa que materializa ideas concretas. Tal vez no seagratuito que en Puebla sea nica y precisamente en la silla del obispo endonde se rompa con una lgica ornamental de motivos aislados que sehaba mantenido en todos los respaldos altos. En este sitio se utiliza unpatrn de motivos estelares que es limitado arbitrariamente por lasdimensiones del asiento y no por el mdulo ornamental. Motivo que sinduda es posible encontrar en el arte mudjar aunque tambin en el tratadode jardinera de Van der Groen. En este sitio en particular, al igual que enSevilla, slo se percibe un fragmento de un universo que contina. Apareceflanqueando la silla del obispo en donde abundan motivos como la svstica,

    17 Una explicacin detallada del esquema que puede crearse a partir del orden de la

    ornamentacin de la sillera poblana puede encontrarse en: DAZ CAYEROS, Patricia, Entrelo celestial y lo terrenal: la sillera del coro de la catedral de Puebla en GALI, Montserrat(ed.), La Catedral de Puebla en el Arte y en la Historia, Puebla, Instituto de Ciencias Socialesy Humanidades, BUAP, 1999.

  • 452

    la estrella de David o estrellas de ocho puntas que han pasado por meradecoracin pero podran ser simblicos.

    Los diseos sevillanos producen distintos tipos de estrellas,especialmente de 8 puntas y se utilizan frecuentemente figuras octogonales.Al igual que en Puebla se alude insistentemente al nmero 8 o a la formaoctogonal --smbolo de regeneracin que en otras obras Martha Fernndezha tambin asociado con el Templo de Salomn--.18 De an ms difcilinterpretacin tanto en Puebla como en Sevilla es la presencia del nudo deSalomn. A diferencia del ochavo en donde podra dudarse su presencia elasiento 26 del lado del evangelio presenta dos, totalmente aislados,centrados y siguiendo la forma ms tpica que puede adquirir dicho signosegn puede verse en el repertorio tan amplio compilado por Sansoni.

    Figura 4: Tablero alto del respaldo del asiento 16 del lado del Evangeliode la sillera alta del coro de la catedral de Sevilla

    18Refirindose a la enorme presencia de formas octogonales en el barroco

    novohispano, que ya hiciera notar en 1945 Diego Angulo, Marta Fernndez dice que ademsde las razones tcnicas y aplicaciones de los avances matemticos en las formas poligonalessubyace una lectura simblica mucho ms compleja relacionada con el Templo de SalomnFERNNDEZ, Martha, El santuario de Nuestra Seora de Guadalupe: una reconstruccinnovohispana del templo de Salomn en MNGUEZ, Victor (ed.) Simposio Internacional deEmblemtica Hispnica. Del libro de emblemas a la ciudad simblica, Castell de la Plana,Universitat Jaime I, 2000, vol 1, p. 105.

  • 453

    En el respaldo 11 del lado de la epstola aparece otro motivo nico:una posible estrella de David, figura que en Puebla aparece slo bajo elpalio de la silla episcopal. En el respaldo 1 del lado de la epstola y 16 dellado del evangelio hay un lazo que nuevamente recuerda una figuraempleada en Puebla solamente en la silla episcopal y --como se ha visto--vinculada con el nudo de Salomn (asociacin que existe solo en el asiento16 de Sevilla). Un lazo continuo estructura una forma cuadrada despus desobreponer lazos en sus cuatro esquinas. Curiosamente, este mismo motivocuadrado unido a dos anillos ortogonales aparece vinculado con una fuentebautismal del siglo seis en un monasterio bizantino sobre el valle de Jordnconstruido en el sitio que se pensaba haba muerto Moiss. As, laposibilidad de que tanto en Puebla como en Sevilla modelos que han pasadocomo meramente decorativos pudieran tambin tener un contenidosimblico ms profundo que todava nos elude, se fortalece. En el monteNebo sobre el valle de Jordn en el siglo IV los cristianos construyeron unaiglesia en memoria de Moiss pues en el Deuteronomio se afirma que ahmuri. Las excavaciones de Siyagha se empezaron en 1933 descubrindoseel santuario que visitaban los peregrinos y un monasterio alrededor delsantuario de la era bizantina. Lo que parece ser el primer santuario es unaiglesia con bside y un vestbulo en el lado oeste. Al norte y al sur haycapillas funerarias. Un patio en el oeste de la iglesia esta flanqueado en elsur por cuartos del monasterio y por un baptisterio en el norte que estentre la capilla funeraria (en el este) y un cuarto del monasterio (en eloeste). Del lado oriental de la capilla se encuentra la fuente bautismal en laforma de una cruz y con tres escalones en tres de sus lados, la cual estarodeada por mosaicos del ao 530 d.C., uno de los cuales pudiera asociarseal motivo que en la sillera poblana se localiza justo en el sitial episcopal.19Qu significado tuvo esta figura dentro del contexto cristiano del siglo 6 ycomo es que pudo llegar al siglo XVIII? De que fuentes comunes pudieranestar bebiendo ambas silleras y cual es la liga con modelos cristianos tanprimitivos?

    ConclusionesEnfrentarse a silleras de coro en donde los motivos abstractos

    juegan un papel tan importante obliga a retomar la raz que Isidoro deSevilla le dio a la palabra ornatus como la traduccin al latn deltermino griego cosmos. Es as como Jean-Claude Bonne presenta a loornamental con caractersticas afines a la msica, pues considera quees una manera de pensar el orden y de articular regiones discontinuase incluso opuestas: lo humano, lo terrestre, los mundos naturales,celestiales, infernales, angelicales, divinos o diablicos. Lo ornamental--dir Bonne-- tiene este poder de orquestacin general, de modularconsonancias y disonancias, que tambin tiene la msica.20 Tanto enSevilla como en Puebla es posible deducir un orden a partir de laornamentacin geomtrica del coro, sitio cuyas funciones musicalesdentro de la liturgia son esenciales. En Puebla se nos permitevisualizar el conjunto de un universo cerrado, contenido, reflejo

    19 PICCIRILLO, Michele, The mosaics of Jordan, eds. Patricia M. Bikai y Thomas A.

    Dailey, Amman (Jordania), American Center of Oriental Research, 1993, pp. 146-7.20 BONNE, Op. Cit., pp. 238-239.

  • 454

    especular de una realidad que sin ser exclusivamente terrenal esposible percibir en la tierra. En Sevilla vemos fragmentos de ununiverso abierto, desconocido, con lmites indefinidos y cuyocomportamiento puede ser racional y caprichoso tambin. Igualmenterefleja ciertas reglas no exclusivamente terrenales y una voluntad queva ms all de la humana. En Puebla se opt por colocar en el coro enese umbral de una realidad celestial- un nmero muy selecto demotivos figurativos terrenales, evitando como buena obrapostridentina- temtica profana. En Sevilla se parti de las realidadesms mundanas y grotescas pero igualmente en las zonas ms elevadasse present un orden abstracto y geomtrico. Hace 3 aos cuandobuscaba en Espaa silleras que plantearan problemas similares a los dela sillera poblana llegu a El Escorial.21 Mi sorpresa fue enorme alencontrar que tras su austeridad y homogeneidad haba un ordentrinitario en la obra de Juan de Herrera marcado a partir de ladecoracin abstracta que se utiliz en las misericordias. Pudeconstatar que uno, dos o tres lbulos distinguan las misericordiascreando una perfecta simetra a todo lo largo de la sillera baja y en lamitad de mayor jerarqua de la sillera alta. Simetra que se rompa a laaltura de los accesos laterales. [Ilustracin 6] Debemos seguiracercndonos a la esfera de lo ornamental en trminos de unaseleccin caprichosa del artista y exclusivamente esttica o cuestionarsentidos ms profundos que la vinculan a distintas concepciones deorden?

    Si bien los coros novohispanos, a semejanza de Sevilla y Toledo,fueron colocados en el centro de la nave y conectados con el altar mayor atravs de la cruja, la divisin tripartita del templo surge de una primeraseparacin de la iglesia en dos y es dentro de una de estas dos divisiones (ladel santuario) que encontramos la tercera, es decir, el coro.22 En estesentido si el coro y a los eclesisticos se les piensa en conexin con el altar,un sitio que por excelencia vincula tierra y cielo la lacera adquiere muchosentido as como el hecho de que la jardinera de los siglos XVI y XVII y lasillera poblana compartan patrones de lacera geomtrica. Para LucaTongiorgi, el jardn de renacimiento tardo fue una emblemtica creacinque expres un modelo del universo medido y ordenado, una representacinterrenal del macrocosmos lo cual implica acercarse a los diseos de susarriates dentro del contexto de un espacio en donde el cielo y la tierra seencontraron en una ntima unin para fructificar o renacer de formaperenne.23 Este es el mismo sentido que san Isidoro de Sevilla (560-636)confiri al trmino huerto (hortus) en sus Etimologas pues ah siempre

    21 La obra de Juan de Herrera se inicio en 1581 y tom 6 aos terminarla. AGUIL,Ma. Paz, La sillera del coro del monasterio de El Escorial en Archivo Espaol de Arte,Madrid, CSIC, 1988, p. 53.

    22 Guillermo Durandus explica que el arreglo de la Iglesia material se parece al delcuerpo humano en donde el coro y el santuario (la traduccin inglesa utiliza el trminocancel y engloba ambos sitios) remiten a la cabeza, los transeptos a los brazos y las manos yel resto hacia el occidente, al cuerpo. MASON, John y WEBB, Benjamin, The Symbolism ofChurches and Church Ornaments: a translation of the First book of the Rationale DivinorumOfficiorum, Londres/Cambridge, Rivington/Sevenson, 1843, pp. 24-5.

    23 TONGIORGI, Lucia, Geometric Schemes for Plant Beds and Gardens: AContribution to the History of the Garden in the Sixteenth and Seventeenth Centuries enLAVIN, Irving (ed.), World Art. Themes of Unity in Diversity, Pennsylvania, Pennsylvania StateUniversity Press, 1989, p. 211.

  • 455

    (...) nace algo, () mientras que los dems terrenos producen una vez alao, el huerto nunca est sin frutos.24 Tambin es un renacer perenne loque se logra con la oracin en el coro que, siguiendo el ejemplo de Cristo,dirige el obispo y cabildo catedral al cumplir con su funcin deintermediarios entre las esferas terrenal y celestial.

    Con el objetivo de interpretar las pinturas del coro de la catedralmedieval de Saint-Lizier, John Ottoway explica que el coro visualiza laciudad de Dios en la tierra (es decir, la Iglesia). Un tema queconstantemente se repite en las silleras corales al cual ademsfrecuentemente se alude en forma de la Virgen Mara. En el coro estudiadopor Ottoway est representado el ciclo de la Infancia de Jess y el colegioapostlico, mientras que en una capilla de la misma iglesia orientada alnorte se encuentra la Jerusaln celeste y los smbolos de los evangelistas.En el coro, el ciclo de la infancia se articula con un friso (arriba) con bustosfemeninos que el autor identifica con "virtudes" (las hijas de Jerusaln)mientras que el colegio de apstoles esta coronado por cabezas de hombresentre pescados que Ottoway considera la visualizacin del "mar de cristal"situada en el acceso del dominio divino. Considera que los frisos no sloarticulan la composicin sino que participan en la significacin delprograma permitiendo una doble lectura de la obra: no slo horizontal sinotambin vertical. El alma sube simblicamente despus de la vida terrestrepor la iglesia apostlica hasta los confines del cielo divino. El alma sube alos cielos gracias a la fidelidad a las virtudes terrenales. La ciudad terrenal;es decir, la Iglesia, ve su plenitud en la ciudad celestial que es la unin delas dos ciudades que tiene como raz a la Virgen Maria,25 un Hortusconclusus. Es en esta lnea simblico-litrgica en la que es necesariointerpretar tanto las silleras de coro en general como la ornamentacingeomtrica utilizada en Puebla y Sevilla. En este sentido, resulta revelador(para el caso poblano en especial) mencionar que en tiempo de pasin lascatedrales novohispanas llevaban a cabo una ceremonia derivada de lacatedral sevillana. Se trata de la ceremonia de la sena, o de la senal de laSanta Cruz, a travs de la cual es posible vincular dos jardines con el coro.El del principio de la humanidad, es decir, el jardn del Edn. Y el del iniciode la pasin, el jardn de Getseman. La cruz se sacaba de la capilla delsagrario y se llevaba en procesin al coro, que es lugar de oracin, pararecordar que acercndose la hora el Salvador sali del cenculo al huerto deGetseman a hacer oracin en compaa de sus discpulos. Enseando quepara entrar en batalla con nuestro enemigo hemos de armarnos con elescudo de la oracin. Posteriormente, los capitulares salan del coro a laiglesia cubiertos con mantos negros desde la cabeza en que se significaba laoscuridad tenebrosa del pecado con que estaba cubierto todo el mundodesde Adn. La salida del coro a la iglesia significaba que el misteriosagrado de la cruz haba estado oculto y slo en enigmas figurado hasta queel verbo eterno humanado fue crucificado en el madero de la cruz. Es ascomo la constante alusin a la cruz, al jardn y a la regeneracin de los

    24 ISIDORO DE SEVILLA, Etimologas , Madrid, BAC, 1951, p. 436. La referencia esta

    dentro del libro 17: De la agricultura, captulo X: De las hortalizas .25MENTR, Mireille y REGNAULT, Marie-Laure, Chronique du colloque en Le rle

    de lornement dans la peinture murale du Moyen Age: actes du colloque international tenu Saint-Lizier du 1er au 4 juin 1995, Poitiers, Centre dtudes suprieures de civilizationmdivale, 1997, p. 16.

  • 456

    diseos poblanos hacen ms sentido. Es indispensable intentar definir lasfuentes que nutrieron tanto al medievo espaol como al barroconovohispano y que permitieron tanto la apropiacin de la tradicin formalhispano musulmana como la tardo renacentista.