72
3. LA ARQUITECTÓNICA DE LA RAZÓN, LA METÁFORA DEL FUNDAMENTO “La razón humana tiene el destino singular en uno de sus campos de conocimiento, de hallarse acosada por cuestiones que no puede rechazar por ser planteada por la misma naturaleza de la razón, pero a las que tampoco puede responder por sobrepasar todas sus facultades” Kant en su Crítica de la razón pura tiene como objetivo un examen de la razón misma, es decir, de las posibilidades que tiene la razón como fuente misma del conocimiento. Es una investigación sobre el origen, extensión y límites de todos los conocimientos que posee el espíritu humano. Kant persigue el objetivo último de hacer de la metafísica una disciplina tan rigurosa y de éxito como la física y la matemática. Estas materias han conseguido conocimientos necesariamente verdaderos. Establece la distinción entre conocimientos a priori, absolutamente independientes de toda experiencia (son los juicios de la matemática, universales y necesarios), y conocimientos a posteriori, dependientes de la experiencia, (son juicios inductivos, de los que sólo se puede esperar una generalización inductiva). Distingue también entre juicios sintéticos y analíticos. Los primeros amplían el contenido al sujeto, en los segundos el contenido del predicado está ya en el sujeto. Los sintéticos deben su verdad o falsedad al concurso de la experiencia y son informativos, los segundos son a priori pero no son informativos.

3.1. El método transcendental Web viewKant persigue el objetivo último de hacer de la metafísica una disciplina tan rigurosa y de éxito como la física y ... en virtud a la cual

  • Upload
    lytuyen

  • View
    216

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

3. LA ARQUITECTÓNICA DE LA RAZÓN, LA METÁFORA DEL FUNDAMENTO

“La razón humana tiene el destino singular en uno de sus campos de conocimiento, de hallarse acosada por cuestiones que no puede rechazar por ser planteada por la misma naturaleza de la

razón, pero a las que tampoco puede responder por sobrepasar todas sus facultades”

Kant en su Crítica de la razón pura tiene como objetivo un examen de la razón misma,

es decir, de las posibilidades que tiene la razón como fuente misma del conocimiento.

Es una investigación sobre el origen, extensión y límites de todos los conocimientos que

posee el espíritu humano.

Kant persigue el objetivo último de hacer de la metafísica una disciplina tan

rigurosa y de éxito como la física y la matemática. Estas materias han conseguido

conocimientos necesariamente verdaderos.

Establece la distinción entre conocimientos a priori, absolutamente

independientes de toda experiencia (son los juicios de la matemática, universales y

necesarios), y conocimientos a posteriori, dependientes de la experiencia, (son juicios

inductivos, de los que sólo se puede esperar una generalización inductiva).

Distingue también entre juicios sintéticos y analíticos. Los primeros amplían el

contenido al sujeto, en los segundos el contenido del predicado está ya en el sujeto. Los

sintéticos deben su verdad o falsedad al concurso de la experiencia y son informativos,

los segundos son a priori pero no son informativos.

¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori? Esta es la pregunta en torno a

la cual gira todo el trabajo de Kant.

¿Cómo sería posible conseguir juicios tales como los de las matemáticas, es

decir, a priori y, por tanto, absolutamente necesarios y al tiempo, sintéticos, es decir,

portadores de información?

Desde la introducción Kant nos deja clara su convicción de que no todo el

conocimiento procede de la experiencia, sin embargo, y ésta es una de las novedades

que introduce su pensamiento, aquella parte del conocimiento que no procede de la

experiencia tampoco es innata ni es concepto o idea. De tal manera, su pensamiento

toma distancia tanto de Hume como de Descartes, y por lo mismo del empirismo y del

racionalismo. El conocimiento que no procede de la experiencia, y no ha sido

contaminado por lo empírico, es lo a priori puro, que, como decíamos, no es una idea o

concepto, sino la condición de posibilidad de los conceptos y las ideas. Lo a priori puro

es anterior a la experiencia, pero no en el sentido temporal, sino en el sentido

estructural. Es decir, lo a priori es lo absolutamente necesario para que cualquier idea

pueda ser. Como el mismo Kant señalara, usando la metáfora del edificio del

conocimiento, lo a priori puro es el fundamento del conocimiento, y, por lo mismo,

determina aquello que podamos conocer y, también, aquello en lo que consistirá la

experiencia. Veamos cómo es esto.

Al método para investigar y conocer cómo y cuáles son los elementos a priori de

la experiencia, lo llama Kant Trascendental. Este método busca encontrar lo universal y

necesario de toda experiencia o pensamiento posible. Es "trascendental todo

conocimiento que se ocupa no tanto de los objetos, cuanto de nuestro modo de

conocimiento de objetos en general, en cuanto que tal modo debe ser posible a

priori."1La filosofía trascendental será la ciencia encargada de garantizar, por medio de

la crítica, la completud y certeza de todas las partes del edificio del conocimiento. La

razón pura es el conjunto dentro del cual se contienen todos los principios a priori

mediante los cuales el conocimiento es posible y puede ser dividida en dos facultades:

La sensibilidad, por medio de la cual se nos dan los objetos, y el entendimiento, por

medio del cual esos objetos son pensados. La sensibilidad es precedente del

entendimiento, o sea, la manera en que los objetos nos son dados antecede a la manera

en que éstos son pensados (de nuevo, no temporal sino estructuralmente). Todo pensar

tiene que hacer referencia, directa o indirectamente, a lo que proviene de la sensibilidad.

El estudio de la sensibilidad es la estética trascendental y el del entendimiento es la

analítica trascendental.

El llamado giro copernicano que supone la propuestas kantiana consiste en

suponer que en lugar de ser nuestra facultad cognoscitiva la que se rige por los objetos

que conocemos, son estos los que se rigen por aquella. Puesto que hasta ahora todos

nuestros conocimientos han estado sometidos y dirigidos por los objetos físicos y, sin

embargo, no hemos avanzado nada en un conocimiento a priori, entonces probemos a

invertir la metodología, supongamos que son los objetos los que deben someterse a

nuestros conocimientos.

1 Kant, Immanuel, Crítica de la razón pura, Taurus, Madrid 2006. B 25.

3.1. El método transcendental “La filosofía trascendental es la idea de una ciencia cuyo plan tiene que ser enteramente

esbozado por la crítica de la razón pura de modo arquitectónico, es decir, a partir de principios garantizando plenamente la completud y la certeza de todas las partes que componen este

edificio”

¿Qué entiende Kant por transcendental?“Llamo transcendental todo conocimiento que se ocupa no tanto de los objetos, cuanto de nuestros conceptos a priori de objetos en general”

Lo que se trata de poner de manifiesto es la aprioridad del conocimiento trascendental y

su necesaria referencia objetiva, sin la cual no tiene sentido tal conocimiento. Entonces

el método trascendental es el análisis crítico de las posibilidades del conocimiento. Se

trata de la justificación de la validez de nuestro conocimiento empírico, desde una

investigación de las condiciones puras que lo posibilitan. Tales condiciones puras van a

ser los elementos a priori del conocimiento: intuiciones de la sensibilidad y conceptos

del entendimiento.

La filosofía es, para Kant, un saber de razón, de razón pura, entendiendo ésta no

como facultad opuesta al entendimiento sino como conjunto de todas las facultades

cognoscitivas superiores. En este sentido la Razón abarca las tres facultades:

sensibilidad, entendimiento y razón.

El ideal kantiano de ciencia y filosofía es un ideal sistemático, arquitectónico. Se

trata de ordenar y jerarquizar todos nuestros conocimientos en y desde la Razón.

Los diferentes estadios de la razón

La razón puede pasar por tres estadios: dogmático, escéptico y crítico. El primero

corresponde a una razón en estado infantil que coincidiría históricamente con el

racionalismo. Se trata de un endiosamiento de la razón que, en un segundo estadio,

supone un escepticismo radical, donde se sujeta la razón al yugo de los sentidos, a la

servidumbre de la experiencia. Este estadio coincidiría con la propuesta humeana. Este

estadio posee para el filósofo crítico un valor de tránsito. Así en el estadio crítico es

donde la razón debe permanecer. Corresponde a la Crítica de la Razón Pura.

Crítica significa examen, investigación, poner a la razón como objeto de análisis.

Distingue dos fuentes del conocimiento: la sensibilidad y el entendimiento. A través de

la primera se dan los objetos, a través de la segunda los pensamos.

3.2. Elementos a priori y elementos empíricos del conocimiento.“Aunque nuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia”

Nuestro conocimiento es una composición de lo que recibimos a través de las

impresiones sensibles y lo que producimos a través de nuestra propia facultad superior

de conocer. Es tarea del filósofo distinguir lo que procede de los sentidos y lo que

procede de nuestra facultad de conocer. Así se pueden distinguir conocimientos a priori

de los empíricos o a posteriori.

Condiciones del conocimiento puro:

1.- Que sea un conocimiento válido en sí mismo. Debe ser entonces absolutamente

necesario y no contingente.

2.- Que sea un conocimiento universal absolutamente, es decir, que su universalidad no

se base en la experiencia.

El criterio para distinguir conocimientos puros a priori y conocimientos empíricos.

El conocimiento a priori es absolutamente universal y necesario. Por tanto, su validez

no puede depender de la experiencia.

De lo anterior podemos concluir que una ciencia para que sea ciencia, sus juicios

deben de ser sintéticos a priori, esto se debe a que el predicado de los juicios sintéticos

se da o se le agrega algo al sujeto que carece, mientras que los analíticos, el predicado

está incluido en sujeto, ahora bien son a priori por su universalidad y su necesidad por

lo tanto la ciencia deber de ser extensiva, universal y necesaria. Al mismo tiempo

descubrimos que el conocimiento metafísico no puede ser ciencia pues el conocimiento

metafísico depende de los juicios a priori y no de la experiencia. La experiencia no

puede ser parte de su fuente ya que tendríamos un conocimiento físico no metafísico.2

2 Cfr. E. Colomer, op. cit. p. 74.

3.3. La Crítica de la Razón Pura como Crítica de las facultades del conocimiento

Es sabido que la intención principal de Immanuel Kant era establecer un tribunal que se

encargarse de establecer las reglas y las leyes en la ciencia y de toda metafísica futura.

Este tribunal es “La crítica de la razón pura” cuyo nombre lleva su principal obra del

periodo crítico. Dicha obra está dividida por las facultades de conocer,3 la primera es la

Estética trascendental, que abarca las formas a priori de la sensibilidad y la posibilidad

de las matemáticas, la segunda es la Analítica Trascendental que abarca a la Lógica

trascendental ésta considera los elementos a priori de la facultad racional y está en dos

funciones entendimiento y razón y, por último, la Dialéctica trascendental está

reservada al uso extra experimental de la razón, cuya legitimidad dependerá la validez

de la metafísica.

La Crítica de la Razón pura se puede considerar la investigación de todos los principios

que están derivados del uso puro teórico de la razón, entendiendo por ésta el conjunto de

facultades superiores: sensibilidad, entendimiento y razón. Así, a cada una de las partes

de la obra le corresponde el estudio de una facultad:

Estética

trascendental--------- Sensibilidad

Teoría trascendental

de los elementos

Analítica--------Entendimiento

Crítica Lógica Trascendental

de la

Razón Pura Dialéctica

Trascendental--- Razón

Teoría trascendental de método

La Crítica tiene dos partes de desigual tamaño y mérito: la “Doctrina Transcendental de

los Elementos” y “Doctrina Transcendental del Método”. La división principal dentro

de los Elementos se da entre la Estética y la Lógica. Para Kant las consideraciones

estéticas conciernen a nuestros sentidos. La lógica comprende todos los temas que

3 Cfr. T. Urdanoz, Op. cit. p.30.

podrían llamarse “intelectuales”, como son la evaluación de la evidencia, la extracción

de consecuencias y la puesta de relieve de inconsistencias.

La Estética es un pequeño fragmento de los Elementos, sin divisiones

importantes. La Lógica se divide en Analítica y Dialéctica. En la Analítica se ocupa de

cómo trabaja el intelecto cuando actúa de modo óptimo; en la Dialéctica se ocupa de

determinados abusos del intelecto de la mala metafísica que surge de ellos. La Analítica

a su vez se divide en Analítica de los Conceptos y Analítica de los Principios.

3.3.1. La sensibilidad: espacio y tiempo como condiciones sensibles del conocimiento

“Estética Transcendental”

“A la ciencia de todos los principios a priori de la sensibilidad la denominamos Estética Trascendental”

La sensibilidad es la capacidad de recibir representaciones por el modo como nos

afectan los objetos. Esta capacidad de recibir representaciones se especifica en dos

funciones, el sentido externo y el sentido interno. El primero nos permite representarnos

en el espacio los objetos externos (lo que vemos, oímos, etc.); el segundo nos permite

representárnoslos en el tiempo (lo que soñamos, imaginamos, recordamos, etc.). Esto

significa que el espacio es la forma de nuestro sentido externo y el tiempo de nuestro

sentido interno, de modo que no podemos intuir el tiempo externamente ni el espacio

internamente.

Espacio y tiempo son condiciones absolutamente necesarias para que se nos den los

objetos a los sentidos, son condiciones a priori de la sensibilidad, como formas

inherentes al sujeto que intuye los objetos pero no a los objetos mismos. Son intuiciones

puras y representaciones a priori.

Son representaciones puras en tanto no pueden adquirirse a partir de la experiencia, ya

que subyacen a la experiencia misma, son sus condiciones de posibilidad. Son las

condiciones primarias en las que nos pueden ser dados los objetos. La razón que arguye

Kant es que nunca podremos representarnos un objeto fuera del espacio y el tiempo.

Podemos imaginar un espacio vacío pero no un objeto fuera del espacio; o bien

podemos pensar un tiempo sin acontecimientos pero nunca un acontecimiento fuera del

tiempo. Por todo lo dicho espacio y tiempo deben entenderse como formas de la

sensibilidad humana y no de los objetos. Pertenecen a la naturaleza misma de nuestra

facultad de conocer. Los predicados de espacio y tiempo sólo pueden ser atribuidos a las

cosas en tanto estas se nos aparecen. A través de la sensibilidad conocemos fenómenos,

es decir, las cosas en tanto conocidas por el sujeto, nunca noúmenos, esto, es cosas

independientes del sujeto que conoce. Es este carácter fenoménico del objeto lo que nos

permite enunciar verdades a cerca del mundo. Así, los juicios sintéticos a priori se

muestran como posibles, si y sólo si el espacio y el tiempo son explicados como

intuiciones puras.

Será necesario entonces, probar que el espacio y el tiempo no son

representaciones empíricas, sino a priori y también que son intuiciones puras.

Kant no pierde de vista a la sensibilidad como aquella capacidad de recibir

(receptividad) las representaciones sensibles conforme a la manera en que somos

afectados por los objetos, esto es, en la forma en que las intuimos. ¿Cómo es posible

esto? Kant lo explica diciendo:“que las intuición es el modo por medio del cual el conocimiento se refiere inmediatamente a dichos objetos […] Tal intuición únicamente tiene lugar en la medida en que el objeto se nos es dado. Pero éste, por su parte, sólo puede ser dado si afecta de alguna manera nuestro psiquismo.4” […] La capacidad (receptiva) de recibir las representaciones, al ser afectado por los objetos, se llama sensibilidad. (A19/B33)

Podemos decir que tenemos una sensibilidad que es afectada por las intuiciones, ante

esto la sensación es el resultado de esta representación. También la sensibilidad como

facultad receptiva es pasiva y capaz de recibir las representaciones de la fuente de las

intuiciones. Ahora, bien observamos que el conocimiento de los objetos se da por medio

de “la intuición” que es inmediata al conocimiento del objeto, la cual tiene lugar

mientras se nos es dado y en cuanto nos afecta el espíritu de alguna manera. Ahora

bien, cabe hacer una distinción entre intuición pura e intuición empírica; la primera se

refiere a la relación del objeto mediante la sensación, la segunda es apartamiento de

todas experiencias sensibles hasta el punto en que no haya nada de experiencia.

La capacidad de recibir las representaciones se dan en dos funciones estas son: el

sentido externo y sentido interno. El primero nos representa en el espacio los objetos

externos (oído, el tacto, etc.), mientras en el segundo tenemos conciencia de nuestros

estados espirituales, en el tiempo, por ende que el espacio sea la forma de nuestro

sentido externo, así como el tiempo es la forma de nuestro sentido interno, de igual

manera ninguno se puede significar en otro sentido que no sea el suyo. En consecuencia

de los anterior tenemos que el espacio y tiempo sean condiciones absolutamente

necesarias, sólo las cuales los objetos puedan ser dados a nuestros sentidos; y por ello

que sean parte de nuestra facultad de conocer, es decir, a la sensibilidad. Kant

comenzará por preguntarse por el espacio y el tiempo, a la vez, también se hará tres

interrogantes más como posibles respuestas a estas interrogativas:

4 El término alemán Gemüt es traducido como psiquismo, ya que es la tradución más cercana. Nota del traductor.

¿Qué son, pues, el espacio y el tiempo? ¿Son seres reales? ¿Son sólo determinaciones de las cosas o también relaciones de estás? Pero ¿lo son en cuantos pertenecientes a las cosas incluso en el caso de no ser intuidas o los son sólo en cuanto inherentes a la forma de la intuición y, por consiguiente, en cuanto inherentes a la condición subjetiva de nuestro psiquismo, condición sin la cual no podrían atribuirse esos predicados a ninguna cosa? (CrdRP A23/B38)

Para poder dar respuestas a estas preguntas, Kant, recurre a dos maneras de argumentar

y exponer la posibilidad del espacio y el tiempo, como intuiciones puras de la

sensibilidad, estas son la exposición metafísica y la exposición trascendental. Para Kant,

la exposición (expositio) en un primer momento será “la representación clara (aunque

no sea detallada) de lo que pertenece un concepto” (CrdRP B38), es decir, nos mostrara

toda posibilidad de representación. Ahora, bien, la exposición metafísica, es aquella que

contiene lo que nos muestra un concepto en cuanto a priori, mientras que exposición

trascendental es la explicación de un concepto como principio a partir del cual puede

entenderse la posibilidad de otros conocimientos sintético a priori, la condición para

que se pueda dar la exposición trascendental, dice Kant, deben de ser dos: la primera

que los conocimientos surjan de un concepto dado y segunda los conocimientos solo

sean posibles suponiendo una forma dada de explicación de dicho concepto.5

Espacio y tiempo como representaciones a priori

Lo primero que hace Kant en la Krp es demostrar que espacio y tiempo no son

representaciones empíricas, es decir, derivadas de la experiencia ya que subyacen a toda

experiencia posible, son condiciones necesarias de ella. El argumento consiste en

afirmar que las relaciones particulares espacio-temporales en las que nos son dadas las

percepciones y, por tanto, los objetos, no pueden ser reducidas a meras diferencias

cualitativas, sino que el espacio y el tiempo son presupuestos como condiciones de

posibilidad de tales relaciones particulares, de tal modo que no podemos conocer los

fenómenos al margen de ellas. Espacio y tiempo constituyen las condiciones primarias

en las que nos son dados los fenómenos.

Por otro lado, Kant explica por qué espacio y tiempo son representaciones a

priori. El argumento es que “nunca se puede tener la representación de que no hay espacio, aunque pueda perfectamente pensarse que no se encuentra en él ningún objeto (Krv, A-24, B-38)

Por tanto, podemos pensar un espacio vacío, pero no objeto sin espacio.5 Cfr. CrdRP, p. 70.

De la misma manera, podemos pensar un tiempo sin acontecimientos, pero no

representarnos acontecimientos en ningún tiempo. La conclusión a la que llega el autor

es que el espacio y el tiempo no son determinaciones lógicas dependientes de los

fenómenos, sino que son condiciones de posibilidad y lógicamente anteriores a ellos.

Aún nos falta por demostrar que espacio y tiempo no son conceptos sino

intuiciones. ¿Qué es un concepto? Una representación general que contiene las notas

comunes a diferentes objetos individuales. Bondad, Triangularidad, etc.

¿Qué es una intuición? Representación singular e individual, esto es, una

representación, de un objeto individual y concreto: Un triángulo determinado.

El argumento que utiliza Kant para demostrar que espacio y tiempo son

intuiciones y no conceptos es que todos los diferentes espacios posibles son parte de un

mismo espacio y todos los diferentes tiempos posibles son parte de un mismo tiempo.

Espacio y tiempo son, por consiguiente, uno e individual. Por ello deben ser

consideradas intuiciones y no conceptos. Ahora bien, se trata de demostrar que son

puros, es decir, a priori. Y lo son porque, como dijimos, son condición de posibilidad

del nuestro conocimiento de los fenómenos en el espacio y en el tiempo.

Hay un aspecto importantísimo para el objetivo de nuestro curso, establecer que

espacio y tiempo son formas de la sensibilidad humana, es decir, no pertenecen de

ningún modo a las cosas que nos aparecen, sino que pertenecen a la naturaleza misma

de nuestra facultad de conocer. Pero, !atención!, al mismo tiempo constituyen las

formas en las cuales ellas mismas deben aparecernos. Son, por tanto, formas de los

fenómenos.

Un último aspecto a tener en cuenta, en tanto posibilita los juicios sintéticos a priori es

que espacio y tiempo tienen realidad empírica e idealidad transcendental. En cuanto

formas puras de nuestra sensibilidad, pertenecen a la estructura misma de los fenómenos

y en ello radica su realidad empírica. Pero además son transcendentales, son fuentes de

un determinado conocimiento, el de la matemática. Su idealidad consiste en fundar

conocimientos sintéticos a priori.

Como decíamos, la estética trascendental es la ciencia de los principios de la

sensibilidad a priori. La sensibilidad es la capacidad de ser afectados por lo externo y

recibir representaciones de ello. "Se define como receptividad. Como una facultad

pasiva, capaz de recibir representaciones."6 Es únicamente a través de ella que nos son

dados los objetos. La sensación es el efecto que produce un objeto sobre nuestra

capacidad de representación. El poder ser afectado por objetos y recibir

representaciones de ellos es una propiedad formal del sujeto. Las representaciones de

objetos a nivel de sensibilidad son las intuiciones, que como veremos más adelante, son

totalmente distintas a los conceptos.

Para referirse a los objetos, genéricamente, que nos son dados por las intuiciones Kant

usa el término fenómeno. Un fenómeno está conformado por dos partes: su contenido, o

materia, y su forma. El contenido sólo puede ser determinado posteriori, desde la

experiencia y viene dado por lo externo, pero la forma, en cambio, es a priori pura y es

determinada por nuestras facultades de receptividad.

Haciendo un ejercicio de abstracción y reducción, eliminando de las intuiciones

empíricas todo lo a posteriori para encontrar eso que queda como absolutamente

necesario y que posibilita el hecho de que existan estas mismas intuiciones empíricas,

Kant descubre que espacio y tiempo son esas condiciones absolutamente indispensables.

Sólo desde ellas "los objetos pueden ser dados a nuestros sentidos; y ello es debido

única y exclusivamente (…) a la naturaleza de la sensibilidad humana."7 En cuanto a lo

que podemos representarnos proveniente de fuera de nosotros (sentido externo),

siempre, inevitablemente, nos lo representamos en el espacio. En cuanto a lo que

podemos representarnos de dentro de nosotros (sentido interno), siempre lo

representamos en el tiempo. "Las representaciones del espacio y del tiempo no pueden

ser derivadas, de ningún modo, de la experiencia, pues tales representaciones están

subyaciendo a toda experiencia como condiciones necesarias de ella."8 Hay que recalcar

que espacio y tiempo, son intuiciones puras a priori, no son en ningún sentido

conceptos. Son sólo, para decirlo pronto, "la condición subjetiva de la receptividad,"9 o

la forma de la sensibilidad y, por lo tanto, de todo fenómeno posible.

Y aquí es cuando la cosa se pone interesante. Porque si espacio y tiempo no son

conceptos, mucho menos son cualidades propias del mundo o de eso a lo que

usualmente nos referimos como realidad. Espacio y tiempo son exclusivamente

condiciones de la sensibilidad del sujeto, en ningún sentido podemos entenderlas como 6 Rabáde-Romero y otros, Kant: conocimiento y racionalidad, vol I, Ediciones pedagógicas, Madrid 1996. Pag 907 Ídem. Pag 91.8 Ídem. Pag. 93.9 Kant, Immanuel, Crítica de la razón pura, … B 42.

propiedades de las cosas. Son sólo la forma en que las cosas son recibidas por nuestra

sensibilidad, no la forma real de las cosas independientes de nosotros. "No podemos

considerar las condiciones especiales de la sensibilidad como condiciones de posibilidad

de las cosas,"10 espacio y tiempo no son algo subyacente a las cosas en sí. Kant nos dice

que no son lo mismo las cosas en sí mismas (noumenos) y las cosas para nosotros

(fenómenos). Pues como ya estamos empezando a ver, nuestras facultades determinan

lo que podemos percibir de las cosas. No podemos tener experiencias de algo que no se

someta a las condiciones espacio-temporales y, por lo tanto, si la cosa en sí tuviera

cualidades que no fueran espacio-temporales éstas siempre permanecerían ocultas para

nosotros de manera categórica. El qué sean los objetos en sí, independientemente de los

velos que impone sobre nosotros nuestra sensibilidad, permanece absolutamente

desconocido para nosotros.

Espacio y tiempo exclusivamente tienen validez en cuanto hablan de lo fenoménico, "si

se va más allá de este terreno dichas fuentes dejan de usarse objetivamente."11 Las cosas

en sí mismas no son tal como las intuimos, ni tenemos razón para creer que sean

parecidas en lo más mínimo a como se nos aparecen.12 "A través de la sensibilidad no

conocemos la naturaleza de las cosas en sí mismas (…) en absoluto."13 Pues es el sujeto

el que "determina la forma del objeto en cuanto fenómeno."14

Antes de pasar a la analítica trascendental es importante resaltar que todo sujeto humano

tiene la misma sensibilidad y el mismo modo de percibir espacio-temporalmente. Las

intuiciones puras a priori son las mismas para todo ser humano y " en cuanto seres

humanos no podemos escapar de su determinación."15 Esto es importante porque aquel

conocimiento que se funde y respete los lineamientos de esta sensibilidad común a

todos los hombres, podrá llamarse a sí mismo verdaderamente universal. Será, entonces,

el hecho de que hable de algo necesario a todo ser humano lo que le de su objetividad.

Es decir, ésta ya no depende en absoluto del las cualidades de la cosa en sí misma o del

estado de cosas del mundo en sí, sino de las facultades de los sujetos.

10 Ídem. B 43.11 Ídem B 56.12 Aunque creo que Kant también tendría que aceptar que tampoco tenemos ninguna razón para creer que las cosas en sí son totalmente distintas a como se nos presentan.13 Ídem B 62.14 Ibídem.15 Rabáde-Romero y otros, Kant: conocimiento y racionalidad, … Pag. 102.

En conclusión la estética trascendental nos presenta las intuiciones o formas puras de la

sensibilidad que son espacio y tiempo, y como formas puras de la intuición, el espacio

condiciona al sentido externo, mientras tiempo condiciona al sentido interno. También

son las condiciones necesarias y suficientes de todos los juicios sintéticos a priori que

podamos realizar. Sin embargo la estética sólo alude a la intuición y no a la compresión

de lo intuido, es decir la capacidad de intuir no nos lleva a realizar un juicio de lo

intuido, ya que se necesitan de conceptos para poder comprender dichas intuiciones. Es

necesario recurrir a otra capacidad para poder realizar juicios sobre las intuiciones. La

capacidad para poder realizar juicios y emplear conceptos se llama entendimiento, sin

embargo no quiero decir que al primero intuimos y después analizamos lo intuido, sino

que al momento que intuimos al mismo tiempo debemos de comprender los que

estamos intuyendo, ya lo dice Kant “Los pensamientos sin contenido son vacíos y las

intuiciones sin conceptos son ciegas” (CrdRP, B 75.)

3.3.2. El entendimiento: las categorías como condiciones del conocimiento

La analítica trascendental.

El conocimiento procede, según Kant, de dos fuentes: la sensibilidad y el

entendimiento. Por medio de la sensibilidad nos son dados los objetos, por medio del

entendimiento son pensados. Así pues, los elementos absolutamente necesarios de todo

conocimiento son las intuiciones y los conceptos. Estos, como vimos, pueden ser puros

o empíricos: son empíricos cuando la sensación está contenida en ellos, pues ésta

constituye la materia del conocimiento sensible; son puros cuando en su representación

no se mezcla representación alguna. La intuición pura refleja sólo la forma bajo la cual

algo es intuido; el concepto refleja sólo la forma bajo la cual algo es pensado.

La sensibilidad es pasiva, receptiva; el entendimiento es la facultad de producir nosotros

mismos representaciones, es decir, es activo, espontáneo. La sensibilidad recibe

impresiones; el entendimiento produce conceptos. Las dos propiedades o facultades son

igualmente importantes y además no pueden alternar sus funciones. La intuición solo

puede ser sensible, es decir, sólo puede encerrar el modo como somos afectados por los

objetos; en cambio el entendimiento es la facultad de pensar un objeto de la intuición

sensible.

La investigación del entendimiento, que es la que nos ocupa ahora, se realiza en la

Analítica transcendental, cuya tarea consiste en la descomposición de todos los

conocimientos a priori en los elementos del conocimiento puro del entendimiento. Esta

investigación se lleva a cabo en dos partes: Analítica de los conceptos y analítica de los

principios. En la primera se analizan los conceptos puros del entendimiento como las

condiciones absolutamente universales de toda experiencia y se demuestra que ello

constituye el fundamento de su posibilidad. En la segunda se especifican las

condiciones sensibles (esquemas), así como las condiciones intelectuales (principios) a

través de los que los conceptos puros a priori son aplicados a la experiencia. Las formas

a priori de la sensibilidad, el espacio y el tiempo, permiten intuir los objetos; las

categorías o conceptos, permiten pensar los objetos. Son las condiciones necesarias de

la experiencia. De ahí, el famoso dictum kantiano: Pensamientos sin contenidos son

vacíos, intuiciones sin conceptos son ciegas. Sólo de la unión de sensibilidad y

entendimiento surge el conocimiento.

Kant intenta en la analítica trascendental hallar el principio de unidad del pensar y lo

descubre, no analizando todos los conceptos sino su fuente y sus reglas. Se trata de la

deducción trascendental de las categorías. El objetivo de la deducción es probar la

realidad subjetiva y la validez objetiva de las categorías, por una parte, y la necesidad de

referirlas a los fenómenos por otra.

Las categorías son consideradas como las reglas que unifican la diversidad dada

en espacio y tiempo. Las formas a priori de la sensibilidad permiten intuir los objetos,

las categorías permiten pensarlos. El principio supremo de unificación es la

autoconciencia, es decir el acto por el cual el sujeto produce la unidad de la

experiencia. Además de esta unidad suprema, que refiere a mi yo todas mis

percepciones, poseemos 12 conceptos puros o categorías que desempeñan con respecto

al pensamiento la misma función que respecto al espacio y el tiempo respecto a la

intuición.

La tarea de la deducción metafísica de los conceptos consiste en examinar el origen

y número de los conceptos puros a priori, la condición consiste en llevarla a cabo de

manera sistemática y no rapsódica, esto es, que se revelen los conceptos utilizados por

el sistema. El hilo conductor de la investigación kantiana esta: en la estrecha analogía

existente entre el modo de proceder de la lógica formal (una lógica que hace abstracción

de todo contenido) y la lógica trascendental (lógica de contenidos, lógica de los

conocimientos puros a priori del entendimiento). Lo que tienen en común es al

entendimiento como objeto la primera como facultad de juzgar y la segunda como

creadora de conocimiento. Lo que analizaremos es el tránsito del uso lógico-formal al

uso puro trascendental.

Ahora, bien, el uso lógico-formal del entendimiento está referido a todas las

relaciones del entendimiento que son reducidas a acciones judicativas, por medio del

pensamiento. Al definir como facultad de conocer por medio de conceptos, le estamos

asignando una actividad en que se unen y enlazan representaciones, es decir, se

construye un juicio. La forma del juicio será un concepto, ya que el entendimiento no es

intuitivo sino discursivo, por ello juzgar es referirnos a un concepto, a un objeto, ya sea

por la intuición o la representación a través de los conceptos. Es por ello que los

conceptos se funden en la espontaneidad del pensamiento, el cual es expresado

mediante el término función; así que cuando realicemos la abstracción de todo

contenido de juicio y se atienda a una sola parte de la forma del entendimiento,

estaremos reduciendo la función del pensar a cuatro rúbricas en la que cada uno encierra

tres momentos, estos son:

1 Cantidad 2 Cualidad 3 Relación 4 Modalidad

Universales Afirmativos Categóricos Problemáticos

Particulares Negativos Hipotéticos Asertóricos

Singulares Infinitos Disyuntivos Apodícticos

Fig. 1

En suma, la tarea de la lógica-formal consiste en poner en manifiesto la forma

misma de nuestros juicios, así como el modo de enlazados en la representaciones bajo

una nota común, la falla esta en no atender el contenido de estas representaciones. Es

preciso revisar el contenido de las representaciones que proviene de las intuiciones,

como ya hemos mencionado, nos llegan a través de la sensibilidad. La nota común es

identificada como “categoría”, y a través de esta, Kant demostrará como se originan

tales categorías en el entendimiento así como las doce categorías que conforman el

juicio. Tal tarea será realizada por la lógica trascendental, ésta debe de explicar el

tránsito del uso lógico-formal al uso puro trascendental; tarea un poco difícil, pues, la

única forma de comprender es a través del modo analógico, es decir, unificar la función

con las diferentes representaciones en un juicio, esto nos lleva a la síntesis de las

representaciones en una intuición o lo que es mayor en un concepto. Empero, el juzgar

es pensar como unidad la multiplicidad, al igual que proporcionar la unidad en la

síntesis de diferentes representaciones en una intuición, así lo expresa Kant: “La misma

función que da unidad a las diferentes representaciones en un juicio proporciona

también a la mera síntesis de diferentes representaciones en una intuición una unidad

que, en términos generales, se llama concepto puro del entendimiento” (CrdRP A79/-

B105).

Se ha mencionado que la lógica trascendental nos ayuda a realizar la síntesis de

las representaciones de la intuición que es propia de la acción de la imaginación, sólo

nos ofrece un conocimiento tosco, amorfo y confuso. El cual necesita del entendimiento

para ser unificarlo y conciso en un concepto. Ahora, bien, la unidad que ofrece el

entendimiento es analítica, pero que haya un análisis es necesario que previamente se

haya realizado una síntesis. Pero, según Romeo16, aquí surge una problemática, en ¿qué

sentido? El problema que él visualiza es en cuanto ¿Cuál es la naturaleza de lo múltiple

sintetizado? A lo que responde que Kant se puede estar refiriendo a dos tipos de síntesis,

estas son: a la síntesis de lo general y a la síntesis en lo múltiple puro del espacio y del

tiempo. Ambas interpretaciones son válidas, así pues el entendimiento mediante los

actos produce dos resultados: El primero es por medio de la unidad analítica introduce

los conceptos en la forma lógica. Considerada como la unidad que proporciona el

entendimiento a las representaciones de un juicio, para que se dé se necesita

previamente de una síntesis. El segundo es por medio de la unidad sintética de lo

múltiple de la intuición en general, introduce en sus representaciones un contenido

trascendental. Estos son, manifiesta la síntesis de las representaciones de la intuición.

En suma hay tanto concepto puros referiros a priori a objetos de la intuición en general

como forma de todos los juicios posibles tenemos lo siguientes:

1

De la cantidad

2

De la cualidad

3

De la relación

4

De la modalidad

Unidad Realidad Inherencia y

subsistencia

Posibilidad-

imposibilidad

Pluralidad Negación Causalidad y

dependencia

Existencia-

No existencia

Totalidad Limitación Comunidad Necesidad –

contingencia

Fig. 2En argumento central a lo largo de la crítica de la razón pura y especialmente en

la analítica trascendental: las categorías, conceptos puros a priori del entendimiento,

16 Cfr. Ibidem, p. 108.

están, sin embargo, en todos nuestros conocimientos, incluso en las percepciones

empíricas, como condiciones de posibilidad de la experiencia: son, asimismo,

constitutivas de todos los objetos de la experiencia17. Tal tesis es demostrada por medio

de la deducción, Kant, extraer este término del Derecho, en el que se utiliza para

denominar la demostración o justificación (quid iuris) de un hecho (quid facti). Por ello

que el termino deducción no esté referido al hecho mismo, a la existencia de las

categorías, sino a la cuestión de legitimación, es decir, como las categorías contribuyen

a la constitución de los objetos de conocimiento. Immanuel Kant confiesa la dificultad

de dicha tarea en su prologo de la primera edición: Para examinar a fondo la facultad que llamamos entendimiento y para determinar, a la vez, las reglas y límites de su uso, no conozco investigaciones más importantes que las presentadas por mí en el segundo capítulo de la analítica trascendental bajo el título de Deducción de los conceptos puros del entendimiento. Estas investigaciones son las más trabajo me han costado, aunque, según espero, no ha sido en vano. (CrdRP A XVI)

Así pues, la deducción será la justificación de los conceptos a priori, los cuales

constituyen las condiciones de universales y necesarias de todo conocimiento. Pero qué

sucede con los conceptos que no son verificables en la experiencia, y sin embargo son

conceptos universales, como lo son: felicidad, verdad, justicia, etcétera. Que poseen un

principio que no se justifica en la realidad empírica. Entonces reducimos que tenemos

dos tipos de conceptos aquellos que son legitimados por la experiencia, llamados

conceptos empíricos, y aquellos que son abstractos y no puede legitimarse por la

experiencia, estos necesitan de otro tipo de principio que esté libre de toda experiencia y

por consiguiente que sean conceptos puros a priori, esto los lleva a ser trascendentales,

sí los llama Kant: La explicación de la forma según la cual los conceptos a priori pueden referirse a los objetos la llamo, pues, deducción trascendental de los mismo y la distingo de la deducción empírica. Esta última muestra la manera de ser adquirido un concepto mediante la experiencia y reflexión sobre la experiencia y afecta, por tanto, al hecho porque al surgido la posesión del concepto. (CrdRP A85/B117).

En resumen la deducción trascendental se dedica a examinar la universalidad y

necesidad, de los conceptos puros a priori, con los cuales es posible el conocimiento,

mientras la deducción empírica se refiere al origen fisiológico o al fáctico de los

conceptos empíricos. Y en este caso las categorías no nos muestran como nos son dados

los objetos, sino muestran las condiciones en que estos pueden ser pensados, por ello

que pertenezcan a la esfera del pensamiento y la forma de objetivar la realidad.

17 Cfr. Ibidem, p. 110

En el acto cognoscitivo a dos formas de plantear las relaciones objetos y las

representaciones subjetivas de la mente, ya sean que este determinada por los objetos, o

bien son éstas las que constituyen al objeto. El primero correspondería a un modo de

dimensión empírica, mientras el segundo a una dimesión lógico-trascendental, ahora,

bien es la segunda la que donde se establece la reflexión kantiana, pero no olvidemos y

tengamos en cuenta a la segunda; ya que los objetos nos afecta por medio de la

sensación y a través de ella adquirimos el material de conocimiento, es decir, las

impresiones sensibles.

De lo anterior podemos decir que la deducción trascendental se desarrolla a

partir de un análisis lógico-trascendental cuya tarea principal es desmenuzar la

posibilidad y de qué modo existen las condiciones intelectuales trascendentales puras,

con la que tienen que coincidir los objetos de la experiencia, así mismo que coincidan

en su dimensión sensible con las condiciones puras de espacio y tiempo, pero tal

experiencia sirve de ilustración de nuestros razonamientos, así se refiere Kant a la

deducción trascendental: “La deducción trascendental de todos los conceptos a priori tiene, pues, un principio por el que debe de regirse toda la investigación y que consiste en que tales conceptos han de ser reconocidos como condiciones a priori de la posibilidad de la experiencia, sea de la intuición que hallamos en ésta, sea del pensamiento[…] ahora bien, el desarrollo de la experiencia en la que se encuentra nos constituye su deducción, sino su ilustración, ya que en tal desarrollo resultarían ser meramente accidentes” (CrdRP A 94/B127)

Por tal motivo la tarea de la deducción trascendental consiste en el examen lógico-

trascendental de la facultad misma de pensar. Por la complejidad que tiene tal

investigación, en los siguiente párrafos desarrollaremos más explícitamente la

deducción trascendental18, en dos momentos, el primer momento se expondrá la

deducción subjetiva, en esta examinaremos las condiciones de posibilidad que hacen

posible el pensar mismo y su facultad correspondiente, mientras que en un segundo

momento la deducción objetiva, en la cual intentaremos demostrar que los conceptos

puros del entendimiento son condiciones absolutamente necesarias para la constitución

del objeto empírico.

Deducción metafísica de las categorías

18 En este caso analizaremos la deducción de la segunda edición ya que está más complementada.

La tarea de esta deducción consiste en determinar el origen y número de estos conceptos

puros a priori. Tiene que ser, de nuevo, una deducción sistemática. Kant distingue un

uso puro lógico - formal del entendimiento de un uso puro - transcendental.

- Es uso Lógico-formal, la facultad de juzgar.

El entendimiento es la facultad de conocer por medio de conceptos, por tanto es una

actividad por medio de la cual se unen y enlazan representaciones, es decir, mediante la

cual se construye un juicio. La forma de ese juicio siempre va a ser un concepto ya que

el entendimiento humano no es intuitivo sino discursivo. Entonces, juzgar es referir un

concepto a un objeto por medio de la intuición o también representar objetos por medio

de conceptos. Entonces si hacemos abstracción de todo contenido de un juicio podremos

determinar las acciones del entendimiento, lo que Kant llama funciones. Son cuatro con

tres momentos cada una:

Cantidad: Universales, particulares y Singulares

Cualidad: Afirmativos, negativos, Infinitos

Relación: Categóricos, Hipotéticos y Disyuntivos

Modalidad: Problemáticos, Asertóricos y Apodícticos

- Uso puro - transcendental del entendimiento. El origen de las categorías.

La tarea de la lógica formal es explicar cómo es posible que las categorías se originen

en el entendimiento mismo y constituyan un sistema coincidente con las doce formas

del juicio. Tras el análisis, en el que no es momento de entrar ahora, concluye que hay

tantos conceptos puros del entendimiento como formas lógicas de los juicios. Tales

formas son momentos presentes en todos los juicios sin excepción e imponen diferentes

clases de unidad a la síntesis trascendental de la imaginación. Tal unidad es

independiente del sujeto y del objeto. Hay tantos conceptos puros del entendimiento

referidos a priori a los objetos de la intuición general como formas de los juicios

posibles:

Cantidad: Unidad, pluralidad, Totalidad

Cualidad: Realidad, negación, limitación

Relación: Inherencia y subsistencia (sustancia y accidentes), Causalidad y dependencia

(causa y efecto), Comunidad (acción recíproca entre agente y paciente)

De la modalidad: Posibilidad-imposibilidad, Existencia-no-existencia, Necesidad-

contingencia

La función principal de nuestro entendimiento es subsumir la multiplicidad de

intuiciones provenientes de la sensibilidad para unificarlas en una forma determinada,

para poder hacer de ella conocimiento. Este acto es lo que Kant llama la síntesis. De tal

manera el entendimiento es, a diferencia de la sensibilidad, una facultad activa y

productiva. Las intuiciones sintetizadas por el entendimiento se convierten en

conceptos. Antes de proseguir será conveniente apuntar la distinción entre conceptos e

intuiciones. "Llamamos concepto a una representación general que contienen las notas

comunes a diferentes objetos individuales: por ejemplo, el concepto de circularidad.

Denominamos intuición a una representación singular e individual, esto es, a una

representación de un objeto individual y concreto: por ejemplo, un objeto circular

determinado."19

Para realizar la síntesis, el entendimiento requiere de conceptos puros a priori que

determinaran lo que pueda ser pensado, conocido y asimilado por el intelecto. Usando

de nuevo el método trascendental, Kant va a llegar a la conclusión de que una vez que

purificamos los conceptos empíricos de todos sus elementos a posteriori, lo que nos

queda es sus puras condiciones de posibilidad o forma. Éstas son las doce categorías y

constituyen las diferentes maneras en que el entendimiento sintetiza o unifica la

diversidad de las intuiciones y sólo por medio de ellas puede entenderla. Son ellas las

que hacen posible el conocimiento. Cualquier cosa, para poder ser pensada tienen que

someterse o "subsumirse" a las categorías. Las categorías al determinar lo que puede ser

pensado también determinan lo que puede ser experimentado.

La deducción trascendental de las categorías

Las categorías que son conceptos puros a priori del entendimiento, están sin embargo en

todos nuestros conocimientos, incluso en las percepciones empíricas, como condiciones

de posibilidad de la experiencia; son constitutivas de todos los objetos de la experiencia.

Esta tesis debe ser demostrada y a ello dedica la parte llamada Deducción

transcendental (Deducción de los conceptos puros del entendimiento) en la Krv. Lo que

pretende Kant es legitimar el papel que juegan las categorías en el conocimiento. Se

trata de demostrar que los conceptos puros a priori constituyen las condiciones

universales y necesarias de todo conocimiento.

19 Rabáde-Romero y otros, Kant: conocimiento y racionalidad, … Pag. 96.

Si recordamos, este proceso de demostración también se aplicó a las intuiciones

puras, espacio y tiempo. En aquel caso, la deducción era fácil pues, espacio y tiempo

son condiciones de posibilidad de los objetos mismos en cuanto fenómenos, por ello su

validez objetiva queda demostrada en la aparición misma de los fenómenos. En el caso

de las categorías es diferente porque ellas representan las condiciones bajo la cuales los

objetos son pensados. Por ello, es imprescindible la tarea de legitimar la validez

universal de los conceptos puros que hacen posible el conocimiento (deducción

trascendental). Que es lo mismo que encontrar su condición de posibilidad.

Este asunto, la posibilidad de enunciar principios generales, era resuelto por

Hume recurriendo a la costumbre, y la regularidad. Pero Kant pretende universalidad y

necesidad de modo que no puede acudir a la inducción.

La deducción transcendental va a desarrollarse como análisis lógico-

transcendental. Su problemática es ¿cómo es posible y de qué modo existen unas

condiciones intelectuales puras transcendentales con las que tienen que coincidir todos

los objetos de la experiencia, del mismo modo que coincidían, en su dimensión sensible,

con las condiciones puras de espacio y tiempo? Esta deducción debe ser obviamente al

margen de la experiencia. La tarea de la deducción transcendental será hacer un examen

lógico-transcendental de la facultad de pensar.

El contenido de las múltiples representaciones proviene, como ya dijimos, de las

intuiciones sensibles, cuya materia es la sensación y cuya forma es el modo como el

sujeto es afectado por ella. Pero tales representaciones no están en el espíritu humano

separadas unas de otras como átomos sin conexión sino que aparecen enlazadas entre sí,

y de una forma tan fuerte que es preciso suponer un enlace entre ellas, que sería

condición de posibilidad de todo acto cognoscitivo. Nuestro conocimiento no es un

conjunto de percepciones sin ningún orden, sino un sistema coherente y ordenado.

¿Dónde estará dicho enlace? Obviamente no en el ámbito sensible sino en el

intelectual, como un acto de espontaneidad del sujeto cognoscente. El enlace es una

acción del entendimiento, esta acción es denominada por Kant, síntesis. Es importante

señalar que esta acción de enlace nunca es dada por el objeto siempre es una acción

espontánea del sujeto. Es una función del entendimiento por la cual éste ejerce su

función sintética sobre lo múltiple propio del conocimiento humano. ¿A quién debe

atribuírsele esa espontaneidad que confiere unidad sintética a todas las representaciones,

incluso antes de su propio enlace? Al entendimiento puro.

Los tres elementos contenidos analíticamente en una representación son:

diversidad empírica, síntesis de esa multiplicidad y unidad de esa síntesis.

Como se ha mencionado anteriormente, el contenido múltiple de las representaciones

proveniente de las intuiciones sensibles, cuya materia es la sensación y cuya forma el

modo como el sujeto es afectado por ella. Tales representaciones no están separadas

sino fuesen átomos sin conexión alguna, todo lo contrario están enlazadas unas con

otras, ante tanta variedad de representaciones es preciso suponer un enlace previo, como

condición de posibilidad de todo acto cognoscitivo, por ello que nuestro conocimiento

no deba ser entendido como una rapsodia de percepciones, sino como un sistema. Tal

enlace (combinación20) no puede estar en lo sensibles, sino el ámbito intelectual, ya que

debemos de entenderlo como un acto de espontaneidad del sujeto cognoscente, y tal

espontaneidad le pertenece a nuestra facultad de entendimiento, en suma el enlace es

considerado como “un acto intelectual al que daremos el nombre general de síntesis”

(CrdRP B130). Vemos que Kant denomina síntesis a todo enlace y sin ella no podemos

representarnos algo enlazado en el objeto, sin que previamente no lo hayamos

introducido nosotros mismos, así lo dice Kant “no podemos representarnos nada ligado

al objeto, si previamente no lo hacemos ligado a nosotros mismos, y que tal

(combinación) enlace es, entre todas las representaciones, la única que no viene dada

mediante objetos, sino que, al ser un acto de la espontaneidad del sujeto, sólo puede ser

realizada por éste” (CrdRP B130), así pues cualquier representación es el resultado de

un enlace (combinación) entre los conceptos que la componen y nuestra facultad de

conocer; el enlace (combinación) es previo a cualquier modo de representación

empírica, la imaginación es la segunda edición se convierte en función del

entendimiento por ello es necesario la unificación de lo múltiple propio del

conocimiento humano. A este tipo de síntesis, Kant, la llama figurada (speciosa) la cual

se examinará más adelante y veremos el importante papel que juega en el

autoconocimiento, por ahora nos interesa, como a Kant, la síntesis de la espontaneidad

del entendimiento. Así cualquier representación es ya el resultado de una combinación

entre los conceptos que la componen y nuestra facultad de conocer: la combinación es

previa a cualquier modo de representación empírica, por ello que exija una posibilidad

de unificación sintética de lo múltiple; combinación por lo tanto es la representación

sintética de lo múltiple. En consecuencia, los tres elementos contenidos analíticamente

20 Pedro Ribas Traduce enlace como combinación mientras que Sergio Romeo lo traduce como enlace.

en una representación son: diversidad empírica, síntesis de esa multiplicidad y unidad

de síntesis, y es la unidad la condición de posibilidad de la síntesis, tal unidad será la

apercepción.

El fundamento de la subjetividad kantiana está en el parágrafo 16, en el expresa

la originaria unidad sintética de apercepción: “El yo pienso tiene que poder acompañar

todas mis representaciones. De lo contrario, sería representado en mí algo que no podría

ser pensado, lo que equivale a decir que la representación, o bien sería imposible o, al

menos, no sería nada para mí” (CrdRP B132). En efecto toda proposición está

acompañada del “yo pienso” pues sí se negase, estaríamos representando algo que no

podría ser pensado, ya que una representación por sí misma no es nada, es necesario

tener un sujeto que tenga conciencia de ella, de la misma manera la intuición debe de

estar ligada al “yo pienso”. Sin embargo la necesidad del “yo pienso” no requiere estar

en todas las representaciones, pues en el análisis de la representación encontramos su

inteligibilidad21. Como hemos dicho el “yo pienso” es igual a apercepción, la cual la

podemos definir como pura, originaria y unificante. Ahora bien, la apercepción pura

frente apercepción empírica, el “yo pienso” no debe considerarse en sentido “empirico-

psicolologico al estilo cartesiano22” sino como un actividad pura, ya que en sí misma no

puede ser representada más que como condición pura de nuestros pensamientos, por ello

el “yo pienso” es la conciencia que acompaña a todo concepto; la forma de todo juicio,

así que está en las forma de los conceptos puros o categorías. Por otro lado la

apercepción es originaria y originante de todo pensar, pues no podemos pensar una

conciencia superior. Al igual la apercepción surge como la unidad trascendental de la

conciencia del yo; esta es trascendental, como ya hemos mencionado, porque es

condición a priori de posibilidad de conocimiento y a la vez que es unidad por dos

motivos: primero porque expresa la unidad de la conciencia en sus representaciones y

segundo porque determina la unidad del objeto representado, es decir, la unidad de una

diversidad intuitiva. ¿Por qué es necesario la unidad trascendental? La repuesta está, en

que si solamente poseyéramos una conciencia empírica nuestro conocimiento, sería una

sucesión de conocimiento empíricos acompañadas por una conciencia distinta, no habría

identidad en nuestras representaciones, por ello es que necesitamos una unidad

trascendental que garantice la unidad de la conciencia. Ahora bien, ante esto ¿qué es lo

que permanece en una representación sintética, con datos provenientes de la conciencia

21 R. Sergio, op. cit. p.12122 Idem

empírica? Lo único que permanece en ella es el acto de síntesis, que tiene un lugar en la

corriente continua del conocimiento, sin embargo no se trata de un acto en niveles, más

bien, se trata de un acto continuado que abarca todos los miembros, de la diversidad, al

mismo tiempo, llevandondese en cada miembro (separadamente) y a la vez en todos

(colectivamente), sólo así podremos tener conciencia de haber comprendido todos los

elementos como pertenecientes a un mismo acto sintético y a una misma conciencia, así

lo expresa Kant: En efecto, la conciencia empírica que acompaña representaciones diversas es, en sí misma, dispersa y carece de relación con la identidad del sujeto. Por consiguiente, tal relación no se produce por el simple hecho de que cada representación mía vaya acompañada de conciencia, sino que hace falta que yo una una representación a otra y que sea consciente de la síntesis de las mismas. Si existe, pues, la posibilidad de que yo me represente la identidad de conciencia en esas representaciones, ello se debe tan sólo a que puedo combinar en una conciencia la diversidad contenida en unas representaciones dadas; es decir, sólo es posible la unidad analítica de apercepción si suponemos cierta unidad sintética. (CrdRP B133).

Por ello que la tesis que sostiene Kant, sea que la unidad analítica de la apercepción no

es posible más que por medio de la unidad sintética, es decir, que la unidad analítica o

bien la identidad de la conciencia permanece única e idéntica en múltiples

representaciones, sin embargo esa unidad de la conciencia solo es posible gracias a la

condición de unidad sintética, tal condición puede reunir lo múltiple de las

representaciones dadas, esto es, reunir lo múltiple de espacio y tiempo en una unidad

trascendental. En efecto la unidad analítica permite representarnos la identidad de los

actos de la identidad de la conciencia, mientras por la unidad sintética nos

representamos el contenido de la unidad analítica. Esta actividad sintética es expresa por

el filosofa prusiano: El principio de la necesaria unidad de la apercepción es, a su vez, idéntico y constituye, por tanto, una proposición analítica, pero expresa la necesidad de efectuar una síntesis de la variedad dada en la intuición, síntesis sin la cual es imposible pensar aquella completa identidad de autoconciencia. En efecto, a través del yo, como representación simple, no se nos ofrece variedad alguna. Sólo en la intuición, que es distinta del yo, puede dársenos tal variedad, y sólo combinándola en una conciencia podemos pensarla. (CrdRP B 135).

Ante esto, tenemos que el entendimiento únicamente puede pensar, por el hecho de ser

discursivo y no intuitivo, ahora, bien, cuando soy consciente de la identidad del yo en

mis representaciones se debe a que tengo conciencia a priori de dicha identidad,

sometidas bajo la unidad sintética originaria de la apercepción. Por ello que la unidad

de apercepción sea el principio supremo de todo ejercicio objetivo. Ante esto todas

nuestras intuiciones deben de estar sometidas al principio de la unidad sintética de la

conciencia como condición suprema de posibilidad. Por ello que espacio y tiempo como

intuiciones y no como formas a priori estén sometidas a la unidad sintética, así como el

conocimiento es objetivo es posible porque estás sometido a la unidad de apercepción,

Kant entiende por objeto “aquello en cuyo conceptos se hallan unificado lo diverso de

una intuición dada”(CrdRP B137). Sin embargo el carácter objetivo depende de dos

cosas: de la aprehensión de los datos y del sometimiento de estos a la apercepción

trascendental través de las categorías. Ahora bien, la unidad sintética de la apercepción

debe ser una condición universalmente válida, para poder unificar la multiplicidad

intuitiva en el concepto de un objeto, esta tarea la realiza la unidad trascendental de

apercepción conocida también como objetiva. Ante esto debemos distinguir, como lo

realiza Kant en la segunda edición, la unidad subjetiva de la unidad objetiva. La primera

expresa el estado asociativo provisional en la que diversas percepciones son enlazadas

en la conciencia sin ser sometidas a ninguna categoría; da lugar a los juicios de

percepción, que son válidos subjetivamente. Mientras la segunda representa la

condición universal de todo conocimiento de objeto; una síntesis de lo intuitivo bajo las

categorías. Los juicios que surgen son juicios de experiencia, los cuales poseen validez

objetiva.

Dicha unidad objetiva de apercepción Kant la identifica con el acto de juzgar,

por la razón que las categorías representan una modalidad particular de la forma de los

juicios. Pero Kant no está conforme con la definición que dan los lógicos, pues, ellos,

dice Kant, consideran al juicio como una “representación de una relación entre dos

conceptos” (CrdRP B141), lo cual nos lleva a ver al juicio muy estrecho y además

porque solo se les puede aplicar a los juicios categóricos y no a los hipotéticos y

disyuntivos, por ello que no lleguen a definir en que consiste dicha relación. Por ello el

juicio debe de entenderse como un acto del pensamiento que conlleva una dualidad, es

decir, por una parte, la dimensión subjetivo-empírica de la conciencia a lo que pertenece

las relaciones subjetivas, y es posible gracias a lo que denomina Kant “imaginación

reproductiva” (CrdRP B141), por otra parte, tenemos un dimensión objetivo-

trascendental a la que pertenece la unidad objetiva de la conciencia, en la cual se da la

unidad del objeto a través de la identidad del pensamiento. Pues bien, el juicio

entendido como el enlace entre las representaciones coincide con la unidad objetiva,

mediante la cual sintetizamos la multiplicidad en la unidad, esto nos lleva a ver que la

forma del juicio y la forma del objeto coinciden. Kant dice que la referencia objetiva se

encuentra en la copula: “la copula es de los juicios, a establecer una diferencia entre la

unidad objetiva de representaciones dadas y la unidad subjetiva” (CrdRP B142). Por lo

tanto la copula “es” va a expresa la forma objetiva del juicio, su tarea es situar en una

misma unidad dos representaciones, pero que no tienen coincidir precisamente con la

intuición empírica, esto se debe a la presencia de a la unidad necesaria de la

apercepción, y sólo es realidad transforma en un juicio, esto es, la relación

objetivamente válida y no la simple asociación subjetiva. En suma este primer nivel de

la deducción trascendental consiste en identificar el acto de la síntesis categorial con el

acto judicativo. En dicho acto enlazamos los conceptos en un juicio, a la vez que

enlazamos la diversidad sensible en la unidad de la forma (categoría) del objeto. De ahí

que la multiplicidad empírica este sometida a la unidad de apercepción, en

consecuencia, también, a las formas funcionales, es decir categorías.

Ahora, bien, (revisar si mencione el primer nivel nombra romeo) el segundo

nivel, Kant lo enfocan a la deducción propiamente del objeto, pues, en ella, el acto

mismo del conocimiento existe siempre subsunción de la multiplicidad intuitiva bajo la

síntesis categorial. La tesis a fundamentar esta que los objetos de nuestra intuición

sensible no son conocidos a priori por las categorías, no según las formas de la

intuición, sino las leyes de su combinación en el sujeto. Así la expone Kant: En la deducción metafísica pusimos de manifiesto el origen a priori de las categorías

mediante su total concordancia con las funciones lógicas universales del pensamiento.

En la deducción trascendental se mostró, en cambio, la posibilidad de las categorías

como conocimientos a priori de los objetos de la intuición. Ahora debemos explicar la

posibilidad de conocer a priori, mediante las categorías, cuantos objetos pueden

presentarse a nuestros sentidos, y ello no según la forma de la intuición, sino de acuerdo

con las leyes de su combinación. Tenemos que explicar, pues, si podemos imponer la

ley de la naturaleza, por así decirlo, e incluso hacer posible, (CrdRP B 159/160)

En consecuencia podemos decir que en la deducción metafísica identificamos a las

categorías como a priori a través de la concordancia entre las funciones lógicas

universales del pensar y las categorías. Ahora en una primera argumentación de la

deducción trascendental encontramos que una posibilidad del conocimiento como a

priori de objetos de la intuición en general, la descubrimos gracias a que el (sujeto)

realiza la unida sintética originaria de la apercepción como fundamento trascendental de

las categorías. Sin embargo es necesario demostrar el posible uso universal empírico de

las categorías a través de las combinaciones que realiza entre sí.

De lo anterior, partimos que es necesarios encontrar la validez empírica de las

categorías, es decir, el poder aplicar lo a priori a lo empírico, así lo manifiesta Kant: “si

prescindiéramos de la aplicabilidad de las categorías, no se vería por qué todo lo que

puede presentarse a nuestros sentidos tiene que someterse a una leyes que surgen a

priori del entendimiento tan sólo” (CrdRP B160). Esto es, que la multiplicidad empírica

puede estar contenidad en las formas puras de espacio y del tiempo, pero únicamente en

la medida en que estas sean, a su vez, unidades categoriales determinadas. De lo

anterior nos da razón de, el porqué nuestras intuiciones están sometidas a las leyes del

pensamiento. Esto conduce a Kant a analizar dos planteamientos; el primero es sobre la

síntesis de la aprehensión como un capacidad subjetiva de toda intuición empírica, y

segunda analizar tiempo y espacio no solo como formas a priori sino también como

intuiciones formales. Tales planteamientos los analizaremos por separado.

Pero, ¿Qué entiende Kant por síntesis de aprehensión? En la segunda edición entiende

por síntesis de apercepción “aquel enlace de la variedad de una intuición empírica

mediante la cual se hace posible la percepción, esto es, la conciencia empírica de esa

misma intuición (como fenómeno)” (CrdRP B160). Por lo tanto que la síntesis de la

aprehensión debe de estar en concordancia con las formas a priori del espacio y tiempo,

ya que es una condición cumplida de la multiplicidad de los datos fenoménicos reunida

en una conciencia empírica.

En la estética trascendental se ha mencionado, según la consideración kantiana,

que espacio y tiempo son solamente formas a priori, es decir, según Romeo “formas

trascendentales de la intuición pura23” mientras en la analítica las considera también

como intuiciones, pero tales intuiciones requieren ser unificadas su multiplicidad, es

decir, debemos realizar una unidad sintética. Así lo plantea Kant: “ahora bien, espacio y

tiempo se representan a priori, no simplemente como formas de la intuición sensible,

sino directamente como intuiciones que contienen variedad (multiplicidad) y,

consiguiente, con la determinación de la unidad de tal variedad” (CrdRP B 160-161).

Ante esto nuestra argumentación girará en dos momentos: a) sobre las formas a priori de

la intuición sensible y b) espacio y tiempo como intuiciones formales. En el primero no

hay mucho que decir, en este apartado, pues, ya hemos hablado lo suficiente en la

estética trascendental24, ahora bien espacio y tiempo aparte de ser formas puras a priori,

son también, intuiciones formales que se fundamentan en sí mismas, es decir, forman un

papel trascendental, en cuanto, si realiza la combinación, la cual condicionan su

representación o intuición, su condiciones son: A) una una multiplicidad dada que nos

lleva a la representación de espacio en lo múltiple puro a priori, es decir, el elemento

23 R. Sergio, op. cit, p.129.24 Sugerimos al lector vea la argumentación en las pp. 14 en adelante.

Mayte, 05/03/12,
ojo

formal de nuestra intuición empírica. B) Un acto de síntesis, conocida como síntesis

figurada, que es realizada por la imaginación trascendental o productiva, esta serán

vistas más adelante. Y C) una reducción a la unidad de la conciencia, esta nos produce

una unificación sintética de todo lo múltiple produce que logremos representarnos a

espacio y tiempo de manera intuitiva. Tal unidad conformará los datos empíricos.

En conclusión toda “síntesis, que hace posible la percepción, se halla sujeta a

las categorías” (CrdRP B161) incluso la aprehensión que es subordinada por la unidad

categorial. Esta tesis nos lleva a la validez del uso de las categorías en lo empírico. Ya

que Kant concluye que espacio y tiempo son una unidad sintética de la multiplicidad el

cual se va a convertir en la condición de la aprehensión, es decir, de la captación de la

diversidad empírica por parte del sujeto. Por ello que la unida sintética este dada ya con

las intuiciones y no en las intuiciones. Ahora, ¿cuál es esa unidad sintética de la que

habla Kant? Él se refiere a la unidad sintética de la siguiente manera: esta unidad no

puede ser otra cosa que la combinación, en una conciencia originaria, de lo vario de una

intuición dada en general, conforme en las categorías y aplicada sólo a la intuición

sensible (CrdRP B 161). En resumen la síntesis de aprehensión lleva consigo una

intuición empírica, que está sometida a la unidad sintética originaria de apercepción. Por

ello que toda nuestra experiencia este sometida a la síntesis categorial. La objetividad de

las categorías radica en que ella son las condiciones de posibilidad de la experiencia y

su objetos, así lo afirma Kant: “la experiencia es un conocimiento obtenido por medio

de las percepciones enlazada, las categorías son condiciones de posibilidad de la

experiencia […] poseen una validez a priori respecto a todos los objetos de experiencia”

(CrdRP B161).

3.3. La unidad objetiva de la conciencia “El yo pienso tiene que poder acompañar a todas mis representaciones, pues, si no, sería

representado en mí algo que no podría ser pensado, lo cual significa tanto como decir que la representación sería, o bien imposible o la menos nada para mí”

Sintetizar, como veíamos antes, es unificar. Si bien una de las categorías es la de

unidad, es evidente, según Kant, que ella no puede ser causa de sí misma ni de las

demás categorías, y, por lo tanto, debe de haber otra entidad pura de unidad anterior a

las categorías, para la cual ellas realizan su síntesis. Esta Unidad originaria que

promueve la síntesis no puede ser un concepto, pues para ser concepto tendría que,

previamente, haber sido sintetizado por alguna de las categorías. Ya que, como Kant

estableció antes, los conceptos sólo surgen de la unificación que realizan las categorías.

Y la síntesis no puede surgir del acto de sintetizar, más bien el acto de sintetizar surge

de la síntesis. Hasta donde logro comprender aquí el razonamiento del Kant puede ser

ejemplificado del siguiente modo: Uno no puede construir una casa sin antes saber lo

que es una casa. De tal modo, que la casa no surge de la construcción de la casa, sino

que la construcción de la casa surge de la casa.

Ahora, todos los conceptos en tanto que son pensados por un sujeto deben ir

acompañados de un "Yo pienso," lo contrario sería absurdo. "Para que una

representación sea algo es preciso que un sujeto tenga conciencia de ella, esto es, es

imprescindible que establezca una relación con una facultad de representación: una

representación sin relación a un pensamiento o a un tener conciencia es en si misma

contradictoria."25 El concepto de sujeto implica un ser autoconsciente de estar pensando

de algo. Es decir, cuando un sujeto enuncia "pienso que P" en esa afirmación está

implícito lo siguiente: "Yo pienso que pienso que P." La conciencia que los sujetos

tienen de los objetos presupone que el sujeto es consciente de sí mismo. Este "Yo

pienso," implícito a todo pensar, constituye una unidad a la que refieren todas las

representaciones y que está detrás de ellas, fundamentándolas. De tal manera que eso

que designa el "Yo pienso" debe, necesariamente, ser la Unidad Sintética Originaria

que, decíamos, es la condición de posibilidad de las categorías.

Así encontramos el a priori central del entendimiento, que es el motor detrás de todo el

proceso cognitivo. Es el desde qué y el para qué del entendimiento. Entonces podemos

decir que el entendimiento no es "más que la facultad de combinar a priori y reducir la

diversidad de las representaciones dadas a la unidad de apercepción (unidad sintética

originaria)."26 El conocimiento es una edición realizada desde el "para mí" del sujeto, un

apropiarse lo dado adaptándolo a la forma de su autoconciencia. "A la unidad sintética

originaria han de estar sometidas todas las representaciones que se me den y a ella han

de ser reducidas mediante la síntesis."27 Sin ella nada puede ser pensado.

Para que una representación sea algo es preciso un sujeto que tenga conciencia de ella.

Incluso una intuición, que debemos caracterizar como una representación sensible de lo

múltiple, tiene que estar enlazada con esa unidad originaria que es el “yo pienso” en el

propio sujeto donde lo múltiple es hallado. Es decir, la multiplicidad empírica, en 25 Ídem. Pag 121.26 Kant, Immanuel, Crítica de la razón pura, …B 13527 Ídem. B 136.

cuanto expresada en una intuición, también depende de esa unidad. Para convertirse en

algo tiene que poseer una relación necesaria con la conciencia o con un sujeto de la

representación. La unidad sintética originaria de la apercepción es condición de

inteligibilidad.

Este sujeto que debe poder acompañar a todas mis representaciones es caracterizado por

Kant como Apercepción pura, originaria y unificante. Veamos por cada una de estas

características por separado:

a) Apercepción pura frente a apercepción sensible

Con esto Kant quiere poner de manifiesto que no se trata de un sujeto psicológico o

empírico, sino de pura actividad. El yo pienso no es en sí mismo una intuición ni un

concepto, sino la conciencia que acompaña a todo concepto; la forma de todo juicio y,

en consecuencia, la forma de los conceptos puros o categorías.

b) La apercepción es originaria, en el sentido de que no hay nada previo a ella,

incluso el yo pienso procede de ella.

c) Es la unidad transcendental de la conciencia del yo. Transcendental porque es

condición a priori de la conciencia. Es unidad por dos motivos, porque expresa la

unidad de la conciencia en sus representaciones y porque determina la unidad del

objeto representado, esto es, la unidad de una diversidad intuitiva.

¿Cómo es posible esta unidad transcendental? Si se careciera de ella y sólo poseyéramos

una conciencia empírica, nuestro conocimiento sería algo así como una sucesión de

representaciones empíricas acompañada cada una de ellas por una conciencia distinta;

no tendría sentido hablar de un único e idéntico sujeto, no habría identidad en nuestras

representaciones. Luego es necesaria una unidad transcendental que garantice la unidad

de la conciencia.

Si ponemos entre paréntesis los datos diversos de la conciencia empírica, ¿qué nos

queda? Kant señala que lo que permanece es el acto de síntesis. Gracias a este acto, que

es en realidad una colección de actos es posible la unidad analítica de la apercepción, es

decir, la identidad de la conciencia. La conciencia permanece única en las distintas

representaciones. Si existe una unidad de la conciencia es por que existe una unidad

sintética. Ésta es la condición para que puedan reunirse la multiplicidad de las

representaciones dadas.

La unidad sintética originaria posee una doble condición: por medio de la unidad

analítica podemos representarnos la identidad de los distintos actos de conciencia pero

necesitamos además una condición de posibilidad, la unidad sintética. Ésta nos permite

representarnos la conciencia de esa identidad.

Para el filósofo alemán el conocimiento humano es discursivo, no intuitivo, ya que la

intuición es propia de la sensibilidad. Nuestro entendimiento sólo puede pensar, no

intuir. Soy consciente de la identidad del yo en mis representaciones, no por intuición

sino porque tengo conciencia a priori de dicha identidad, gracias a la unidad sintética

originaria de la apercepción, a la que están sometidas todas mis representaciones. Esta

unidad es el principio supremo de todo ejercicio del conocimiento objetivo. De manera

que: “Objeto es aquello en cuyo concepto lo múltiple de una intuición dada es reunido”.

(KrV, &17, B-137)

Según este planteamiento, el hombre no llega a poseer un conocimiento de sí mismo en

cuanto tal, sino que sólo se conoce en cuanto fenómeno, como objeto que se aparece a la

inteligencia. Es importante mencionar que este Yo no es el yo empírico. Porque, para

empezar, no es un concepto, ni empírico ni puro, es de hecho una apercepción. No es el

tener conciencia de cómo me manifiesto a mí mismo sino sólo de que soy. La unidad

sintética originaria tampoco es el sentido interno.

"Los conocimientos (…) consisten en la determinada relación que las representaciones

dadas guardan con un objeto. Objeto es aquello en cuyo concepto se haya unificado lo

diverso de una intuición dada."28 En tanto que el objeto es aquello de lo que podemos

tener un concepto, éste no puede ser la cosa en sí. Es una reconstrucción mental que

proyectamos sobre la cosa en sí a partir de los datos fenoménicos. Por lo tanto, el

objeto, la validez objetiva y el conocimiento dependen del sujeto. La unidad sintética

originaria es la condición objetiva del conocimiento, "una condición a la que debe

someterse toda intuición para convertirse en objeto para mí."29 El sujeto es la condición

de posibilidad del objeto.

Ya que todo concepto se sintetiza a partir de las intuiciones que provienen de la

experiencia, y que todo conocimiento es conceptual, entonces solo podemos conocer lo 28 Ídem. B 137.29 Ídem. B 138.

sensible y desde los sensible. Tratar de llevar el pensamiento más allá de lo sensible en

un impulso metafísico, es no utilizar de manera correcta el pensamiento pues en ese más

allá de lo sensible el pensamiento no tiene ninguna utilidad. Pues las categorías y las

intuiciones espacio y tiempo, allí, no son criterios validos.

Ya que estas estructuras del entendimiento son comunes a todos ser humano, pues todos

operan con las mismas doce categorías y desde la unidad sintética originaria, y el

pensamiento, en cuanto tal, no puede "escapar de su determinación,"30 la ciencia que se

enuncie desde ellos y respetando sus lineamientos puede ser en verdad universal y

necesaria

1.3 Analítica de los principios

Como hemos mencionado, la analítica de los principios se encargará de especificar

las condiciones sensibles los representamos por medio de los esquemas, y así como las

condiciones intelectuales, representada en los principios, todo ello a través de los

conceptos a priori cuando son aplicados a la experiencia. Se ha considerado a las

categorías como aquellas formas posibles de representación de un objeto, pero en de

manera general. También la unidad sintética originaria se definió como la condición

pura de posibilidad de todo acto del entendimiento, en este caso Romeo la identifica

como síntesis intelectual31. Ante esto encontramos que entre la síntesis intelectual y la

materia de la sensación hay un distanciamiento la cual es necesario mediar a través de lo

que Kant denominará “síntesis figurativa” la cual surge de una determinación de la

espontaneidad del entendimiento sobre el sentido interno. Tal mediación se da en los

datos sensibles y en los conceptos puros del entendimientos, esto es posible gracias a la

síntesis figurada, es un primer intento de esquematizar, el cual es producto de la

imaginación. Todo esto nos lleva a descubrir que l síntesis es una nueva forma de

conocimiento a priori, a saber, esquema. Por ello la síntesis figurada produce un

esquema en su aplicación a lo múltiple a priori del espacio y tiempo. Esta síntesis se da

por medio de construcciones espacio temporales en los cuales se dan los datos

empíricos, así pues que se construya las condiciones de posibilidad de las categorías, es

decir, permite esta representación objeto determinados. En suma las categorías no más

que formas del pensamiento, en cuanto son esquematizadas representan las formas de

objetos matemáticos y de objetos físicos. Por ello que síntesis figurativa sea mediadora

30 Rabáde-Romero y otros, Kant: conocimiento y racionalidad, … Pag. 102.31 R. Sergio, op. cit. p. 141. estaremos usando Este término.

entre síntesis intelectual y materia sensible. (cita) tal síntesis es producto de nuestra

imaginación y es denominada como síntesis trascendental de la imaginación, su función

es relacionar la unidad sintética de la conciencia, expresada a través de las categorías,

con la multiplicidad a priori del espacio y tiempo, se puede decir que no es síntesis real

sino ideal. La imaginación es definida como la facultad de representar en la intuición un

objeto aun si que esté presente (b151), por ello que lo defina esta facultad es poder

representarnos el objeto en ausencia de este. Tal imaginación se mueve en dos ámbitos

esenciales: el primero es la sensibilidad, donde la imaginación productiva encuentra su

matera en la multiplicidad a priori del espacio y del tiempo, como múltiple puro

determinable, al igual que participa del entendimiento como segundo, pues, en sí misma

es un ejercicio de espontaneidad, cuya tarea es determinar lo a priori de las intuiciones

puras de la sensibilidad. Al mismo tiempo que debe darse en la síntesis de aprehensión,

de forma trascendental, ya que es fundamento de todo conocimiento a priori y empírico.

1.7 Esquematismo

Hasta ahora hemos analizado los elementos a priori que conforman el conocimiento

humano, estos son las intuiciones puras y los conceptos puros, por una parte los

primeros nos ofrecen las condiciones sensibles puras del conocimiento, mientras que

por otra nos ofrece las condiciones intelectuales puras del mismo conocimiento. Ante

esto, piensa Kant, que existe un abismo inmenso entre sensibilidad y intelecto y es por

ello que necesite un mediador que posibilite el tránsito de lo meramente puro sensible a

lo meramente puro intelectual, ya que las categorías son solamente representaciones de

un objeto general y no de un objeto determinado, por tal motivo necesitan del uso

empírico para sus determinaciones medianeras que participen tanto de la dimensión

intelectual y de la dimensión empírica. Ante esto se parte de la hipótesis de que la

síntesis solo se da en la homogeneidad y siendo así, las intuiciones y los conceptos

puros son heterogéneos, es necesario de un tercer elemento que introduzca

homogeneidad en la heterogeneidad, dicho elemento será los esquemas de la

imaginación que será definido por una determinación trascendental del tiempo. Dentro

de la homogeneidad de lo múltiple puro como de lo múltiple empírico. Estos esquemas

trascendentales son producidos por la imaginación trascendental a través de la síntesis

figurativa. De la siguiente manera: los conceptos puros del entendimiento representa las

condiciones universales de la experiencia y su único medio de aplicación son los

fenómenos. Es posible gracias a la aplicación del sentido interno, en virtud a la cual la

categoría es restringida a un esquema de ella; de este modo del actuar del entendimiento

se le llama esquematismo y a su producto esquema.

Ahora bien, ¿Qué entiende Immanuel Kant por esquema? El dice lo siguiente: “a

esta representación de un procedimiento universal de la imaginación para suministrar a

un concepto su propia imagen es a lo que llamo esquema de este concepto” (CrdRP

A140/B180). Es decir el esquema es la condición trascendental de la imagen y de todo

los conceptos sensibles. Mientras que la imagen es producto de una imaginación

empírica; y esquema es producto (monograma) de la síntesis trascendental de la

imaginación, esto es, una síntesis pura en la que se expresa la categoría, lo vemos así:

“un producto trascendental de la imaginación, producto que concierne a la

determinación del sentido interno general (de acuerdo con las condiciones de la forma

de éste, el tiempo) en relación con todas las representaciones, en la medida es que éstas

tienen que hallarse ligadas a priori en un concepto conforme a la unidad de

apercepción” (CrdRP A142/B181). Así pues que el esquema sea un determinación

trascendental de tiempo, a través la cual la categoría queda sensibilizada, es así el

tránsito, de lo puramente sensible al puramente intelectual.

Los sistema de los esquema trascendentales se dan de acorde al tiempo y al orden de

las categorías, así que cada categoría tiene un esquema: a) el sistema de la categoría de

cantidad representa la producción del tiempo mismo en la aprehensión expresada por el

número; que corresponde a la adicción sucesiva de unidad homogéneas. b) el esquema

de cualidad está representado por el hecho de llenar el tiempo o síntesis de la

representación con la representación del mismo. En efecto toda sensación posee la

magnitud para llenar el tiempo en menor o mayor grado. c) en la relación, y de acuerdo

a la regla, cada una tiene su esquema: 1) el esquema de substancia es la permanencia en

el tiempo. 2) el esquema de la categoría de causalidad consiste en la sucesión de lo

múltiple. 3) el esquema de la categoría de la comunidad está en respecto de los

accidentes de la coexistencia de las determinaciones de unas con otras. Y d) en la

modalidad el tiempo es representado como un correlato que determina si un objeto

permanece al tiempo y cómo es posible la permanencia. Así mediante el esquema de la

categoría de posibilidad se representará la concordancia entre las síntesis y las

condiciones de tiempo. El esquema de la categoría de la realidad representa la existencia

en un tiempo determinado, por último el esquema de la categoría de la necesidad

representa la existencia de un objeto en otro tiempo.

1.8 Principios del entendimiento

Una vez extraídos los esquemas trascendentales que surgen de la aplicación de los

conceptos puros del entendimiento, es necesario exponer el sistema de todos los

principios que constituyen las reglas objetivas de todo uso de las categorías, y a la vez

de las condiciones intelectuales de su uso empírico. Los cuales son principios supremos

del espíritu humano, y poseen la peculiaridad de ser fundamento de otros juicios y no

estar fundados en ningún otro conocimiento. Kant distingue de los principios de los

juicios analíticos que tienen como principio de no contradicción y sintéticos ante estos

existe un principio supremo, así lo expresa Kant: el principio supremo consiste en que

todo se halla sometido a las condiciones necesarias de la unidad que sintetiza la

experiencia posible (CrdRP A158/B197). Tal principio nos lleva a enunciar la tesis

principal de la filosofía kantiana, enunciada por Kant: “Las condiciones de posibilidad

de la experiencia en general constituyen, a la vez, las condiciones de posibilidad de los

objetos de la experiencia y por ello poseen validez objetiva en un juicio sintético a

prior” (CrdRP A158/B197). Por ello que todos los principios surjan de manera a priori

en las categorías bajo las condiciones expresadas en los esquemas trascendentales,

representando así las reglas objetivo de aquellas. La tabla de los principios es la

siguiente:

Principios del entendimiento puro

1

Axiomas de la

intuición

2

Anticipaciones de la

percepción

3

Analogías de la

experiencia

4

Postulados del

pensar empírico

Fig. 3

Tales principios se dividen en dos grandes bloques: principios matemáticos

dirigidos por las intuiciones a priori de la intuición de los fenómenos.

Incondicionalmente necesarios, por su certeza intuitiva, en estos encontramos a axiomas

de la intuición y las anticipaciones de la percepción. Por otra parte tenemos al principio

dinámico, dirigido por las condiciones empíricas de la intuición de los fenómenos, es

decir referido a los objetos intuidos empíricamente: su certeza es discursiva, pertenece a

los principios de analogías de la experiencia y los postulados del pensar empírico.

Ahora bien, los principios matemáticos rigen la experiencia posible, en tanto toman

parte las condiciones a priori de las intuiciones de espacio y tiempo, sin embargo no so

principios matemáticos, sino sólo se aplican a la legitimación matemática de los

fenómenos, pues en ellos solo se dan las formas. Entonces, analicemos tales principios

según el orden de la tabla.

En primer lugar tenemos a los Axiomas de la intuición32 donde su principio, lo

expresa Kant “su principio es: todas las intuiciones son magnitudes extensivas” (CrdRP

B202). Lo anterior pone en manifiesto que todo aquello que quiera convertirse en objeto

de experiencia, tiene que ser antes magnitud extensiva, es decir, tiene que poseer

características matemáticas como lo son: lo medible, lo cuantificable, la figura, etcétera.

Este principio nos explica la categoría de la cualidad. El segundo principio son las

anticipaciones de la percepción33 “su principio es: en todos los fenómenos, lo real que

sea un objeto de la sensación posee magnitud intensiva, es decir, un grado” (CrdRP

B207). Tal principio determina al objeto en cuanto su realidad misma, está referido a la

materia del fenómeno, que es lo real de la sensación misma. Ante esta realidad del

fenómeno no puede tener un magnitud extensiva en necesario, que la magnitud sea

susceptible a ser anticipada, esto es, debe de ser un magnitud intuitiva que de

aprehender en un grado, así lo dice Kant: consiguiente, toda sensación y, por tanto, toda

realidad de la esfera del fenómeno, por pequeña que sea, tiene un grado, es decir, una

magnitud intensiva capaz de ser reducida. (CrdRP A169/B211). De este modo,

encontramos el aspecto cuántico de un objeto.

Mientras por otra parte tenemos a los principios dinámicos que determinan a su

objeto en cuanto posibilidad, también constituyen las reglas conforme a las que se

explica el fenómeno. Como objeto de experiencia. Tenemos en tercer lugar, según el

orden de la tabla, a las analogías de la experiencia34 “su principio es: la experiencia sólo

es posible mediante la representación de un necesaria conexión de las percepciones”

(CrdRP B218). Lo que nos permite las analogías es hacer una relación o

correspondencia, en cuanto relaciones misma, ahora bien, Kant define a la analogía de

la experiencia como las “reglas de determinación universal del tiempo” a las que se

deben de someter todas sus determinaciones empíricas. La analogía de la experiencia

posee tres modos de tiempo, los cuales el objeto estará en relación con estas tres formas,

tale modelos son: permanencia, sucesión y simultaneidad todos en relación al tiempo.

32 En la primera edición lo expresa así: Principio del entendimiento puro. Todos los fenómenos son, en virtud de su intuición, magnitudes extensivas. (CrdRP A162).33 En la primera edición lo expresa así: El principio que anticipa todas las percepciones en cuanto tales es como sigue: en todos los fenómenos, la sensación y lo real que a ella corresponde en los objetos (realistas phaenomenon) posee un magnitud intensiva, es decir, un grado. (CrdRP A166).34 En la primera edición a parece así: su principio es todos los fenómenos se hallan sometidos a priori, en lo que a su existencia se refiere, a las reglas que determinan su relación mutua en un tiempo dado. (CrdRP A177).

El primer modelo del tiempo es la permanencia35 “en todo cambio de los fenómenos

permanece la sustancia, y el quantum de la misma no aumenta ni disminuye en la

naturaleza” (CrdRP B224). Este principio es fundamento de toda experiencia, aquí la

sustancia es entendía como relación, por ello que en sí misma muestre a la causalidad

como un modo de expresión. El segundo modelo es el de sucesión36 “todos los cambios

tienen lugar de acuerdo con la ley que enlaza causa y efecto” de tal manera que la forma

de todo cambio es necesario pensarla como causalidad, es decir, transformación

fenoménica, donde la causalidad debe limitarse al movimiento de los accidentes de una

sustancia establecida como cantidad constante. Por último la tercera analogía de la

experiencia es la simultaneidad,37 “Todas las sustancias, en la medida en que podamos

percibirlas, como simultaneas en el espacio, se hallan en completa acción reciproca”

(CrdRP B256). Se trata, pues, de la aplicación de la categoría de comunidad a los

fenómenos por medio de su esquema correspondiente: la coexistencia.

Ahora bien, siguiendo con los principios dinámicos en cuarto lugar, según el orden

de aparición en la tabla, tenemos a los postulados del pensar empírico. En los principios

anteriores nos referíamos a la constitución de la objetividad. Por su parte los principios

de las categorías de modalidad no añaden algún objeto, sino indican la relación existente

entre lo que ha sido determinado por las categorías precedentes y la facultad de conocer,

no pertenecen al objeto ni son predicados reales, sino identifican el modo de relación

entre el concepto de un objeto con su existencia y sus modos, es decir, explican cómo

hay que determinar la existencia del objeto. Ante esto postulado significa un

requerimiento o exigencia en las que están obligados los objetos de la experiencia en

cuanto poseen distintos modos de existencia.

El primer postulado es el de posibilidad, exige que el concepto de una cosa deba de

estar conforme a las condiciones formales de la experiencia en general, este

requerimiento constituye la verdad trascendental del conocimiento lo cual precede a la

verdad empírica del mismo como su condición de posibilidad, así lo expresa Kant: lo

que concuerda con las condiciones formales de la experiencia (desde el punto de vista

de la intuición y de los conceptos es posible). El segundo postulado es la realidad “lo

35 En la primera edición a parece así: todos los fenómenos contienen lo permanente (Sustancia) como el objeto mismo y lo mudable como mera determinación suya, es decir, como un modo según el cual existe el objeto (CrdRP A182).36 La primera edición lo manifiesta así: todo lo que sucede (empieza) presupone algo a lo cual sigue de acuerdo con una regla. (CrdRP A189).37 En la primera edición a parece: todas las sustancias se hallan, en la medida en que sean simultáneas en completa comunidad (es decir, en acción reciproca).

que se halla en interdependencia con la condiciones materiales de la experiencia (de la

sensación) es real” (CrdRP A218/B266). Dicho postulado responde al criterio que

permite convertir al objeto de una experiencia posible en objeto de experiencia real; el

objeto existe en cuanto está conectado con las condiciones materiales de la experiencia,

que Kant, constituye la verdad empírica. Por último tenemos al postulado de necesidad

“aquello cuya interdependencia con lo real se halla determinado según condiciones

universales de la experiencia es (existe como) necesario” (CrdRP A218/B266). Kant se

refiere a la necesidad material de la existen y no a la necesidad formal y lógica, el

criterio reside en la ley de la experiencia posible, según la cual, todo cuanto sucede se

halla determinado a priori por su causa en la esfera del fenómeno: sólo conocemos la

necesidad de aquellos efectos de la naturaleza cuyas cosas nos son dadas.

3.4. La razón: las ideas como condiciones inteligibles del conocimiento. La dialéctica trascendental.

La dialéctica trascendental se ocupa de la aplicación errónea de los conceptos primarios

a priori definidos y caracterizados en la analítica trascendental. Así, mientras que el

entendimiento se ocupa de unir los fenómenos mediante reglas, la razón se ocupa de la

unidad de las reglas bajo principios.

La razón es para Kant “la facultad de unidad de las reglas del entendimiento bajo

principios”. La razón es pues, una facultad distinta del entendimiento y posee principios

y conceptos que no toma ni de los sentidos ni del entendimiento. Kant distingue un uso

lógico y un uso puro de la razón. El primero consiste en emplearla en el terreno formal,

como facultad de inferir mediatamente. El segundo es el que pretende descubrir la

totalidad de las condiciones, esto es, completar la unidad de las categorías.

Las funciones de la razónOrdenadora, la razón ordena los conceptos de los objetos que le advienen del

entendimiento, y los ordena integrándolos en una suprema unidad que los asume. Al

entendimiento se deben los diferentes ordenamientos o conexiones que constituyen las

distintas series, pero cada serie como totalidad, es algo que escapa al entendimiento y es

función propia de la razón. Se trata de una función que la razón ejerce tras la

adquisición de los conocimientos objetivos.

Reguladora, es una función complementaria de la ordenadora. Se trata de evitar el afán

de la razón de ir más allá de la experiencia, determinando los propios límites de la

razón.

Además hace del todo de los conocimientos un sistema.

Plenificadora, si la anterior función nos daba cuenta del carácter limitado de la razón,

es evidente que esto no satisface los intereses cognoscitivos del hombre que siempre

quiere ir más allá de los fenómenos. Esta función es la que permite el desarrollo de las

preguntas que interesan a la razón pese a que no se les pueda dar respuesta.

La razón no es una facultad desinteresada aunque la centremos en un ámbito

especulativo. Tres son los intereses de la razón: la libertad de la voluntad, la

inmortalidad del alma y la existencia de Dios.

De la noción de conocimiento en sentido crítico

Kant distingue entre pensar y conocer un objeto. En el conocimiento cono hemos visto

hay dos partes: en primer lugar el concepto por el cual un objeto es pensado (la

categoría) y segundo la intuición por la cual es dado el objeto. Según esta distinción

podemos pensar un objeto sólo en la forma, es decir sin contenido, pero no podemos

conocerlo. Los pensamientos sin contenido son vacíos (los conceptos sin intuiciones son

vacíos); las intuiciones sin concepto son ciegas. Así el conocimiento sólo es posible en

la síntesis de las intuiciones en categorías. Conocer un objeto exige aplicar a las

categorías intuiciones dadas.

Las categorías representan al mismo tiempo las funciones sintéticas de la

conciencia y las formas de un objeto en general, pero sólo tienen sentido aplicadas a un

fenómeno, a los objetos indeterminados de la intuición empírica.

El yo en cuanto fenómeno

Desde el punto de vista de la filosofía kantiana sólo podemos tener tres

acepciones del yo: como nouménico, “el yo en sí” cuyo conocimiento es imposible;

como “apercepción transcendental” (&16-18) y como objeto del conocimiento: En

cuanto apercepción transcendental jamás puede cumplir las funciones de un

conocimiento real. Este yo es la unidad del pensamiento y de él sólo podemos tener

conciencia no conocimiento; es una mera forma a priori, sin contenido material. En

cuanto cosa en sí, tampoco podemos tener conocimiento del yo, por las razones

aducidas arriba. En cuanto fenómeno, se produce la siguiente paradoja: el

autoconocimiento significa que el yo pasivo (el yo en cuanto fenómeno) afecta al yo

activo (unidad sintética de la apercepción, yo transcendental), de modo que conocemos

el yo fenoménico pero nunca el yo en sí mismo.

Por otro lado, el yo pienso, es decir, el yo en cuanto condición de posibilidad de

todos nuestros pensamientos es incognoscible en sí mismo ya que no posee ningún

contenido sensible. Pero sí tenemos alguna representación de la existencia de un yo.

Podemos aprehender la existencia del “yo pienso”. No tenemos conocimiento de orden

fenoménico puesto que no tenemos materia para ese conocimiento; sino que tenemos

conciencia de mi existencia en el acto mismo del pensamiento. Así pues, el yo del yo

pienso y el yo del sentido interno no pueden ser, de ningún modo, asimilables el uno al

otro, sino que estamos obligados a concebirlos como aspectos diferentes del yo. El

primero representa la unidad de la conciencia en el ámbito del pensamiento, y, en este

sentido supera los límites del yo del sentido interno. Este representa a la conciencia de

una unidad de predicados intuitivos, como determinaciones del tiempo. Sólo de él

podemos tener un conocimiento: conocemos el yo como fenómeno (sujeto pasivo),

tenemos consciencia de nuestra capacidad de pensar (yo activo).

Como vimos, si bien para Kant todo el conocimiento refiere a la experiencia, no

todo él proviene de la experiencia. La experiencia no es causa del conocimiento sino

que la estructura y forma del conocimiento son la causa de la experiencia tal y como se

nos presenta a nosotros, los seres humanos. El sujeto no es una pizarra en blanco sobre

la cual se representan fidedignamente las cosas del mundo a través de la experiencia.

Para que el sujeto pueda tener experiencia es necesario que la tenga a partir de sus

propias categorías. Nunca puede escapar a esta determinación. La forma humana de

experimentar está determinada por las formas puras a priori de la sensibilidad (espacio y

tiempo) y del entendimiento (las 12 categorías y la unidad sintética originaria) y, por lo

tanto, nunca puede ser trasparente. La manera por el cual llegamos al conocimiento no

es la reproducción sino la construcción. En el sistema kantiano, incluso la sensibilidad,

que es la facultad pasiva, es más activa y productiva (puesto que filtra los datos que

pueden ser dados al sujeto) que todo el proceso cognitivo humeano. Aquí el

conocimiento no se adquiere, se constituye.

Para Hume el Yo representaba un obstáculo para la objetividad, en Kant el Yo es

el fundamento de ella, al ser fundamento del sujeto y sus estructuras a priori. Aquí,

recordemos, a Kant no le interesa el concepto sino la estructura. El Yo al que se refiere

no es el concepto de Yo. No es la identidad personal del sujeto ni su yo empírico (que es

el único que Hume creía posible), es una forma necesaria, pero indeterminada, del

entendimiento. Es, para ponerlo simplemente, la autoconciencia. No la autoconciencia

de ser un sujeto determinado X o Y, sino la autoconciencia de simplemente ser un

sujeto. El Yo como unidad sintética originaria es algo así como el núcleo de la

sensibilidad y el entendimiento. Es eso que es siempre idéntico, permanente y común en

todo sujeto. Y por eso a partir de él se puede construir una ciencia apodíctica, no sólo

probabilística, y, por lo tanto, se puede superar el empirismo escéptico de Hume. La

objetividad del conocimiento ya no viene dictada por la imparcialidad e independencia

del objeto. Aquí la objetividad depende del sujeto. Pero no creamos que por esto Kant

cae en el idealismo, para el cual "el sujeto constituye forma y materia del conocimiento.

Según Kant, los contenidos de la ciencia provienen del exterior del sujeto. Provienen de

las cosas del mundo en sí."38 Esto se hace evidente si recordamos como los fenómenos

están constituidos por dos partes: una que pone el sujeto, la forma, y otra que pone el

noúmeno, el contenido.

38 Hottois, Gilbert, Historia de la filosofía del renacimiento a la postmodernidad, … Pag 147.