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CAPÍTULO 1 EL CUENTO REALISTA Y LA CRÓNICA PERIODÍSTICA “Las figuritas de Federico”, de Guillermo Saccomanno • El cuento realista, un retrato de lo cotidiano • “La estrella de Quino iluminó la apertura de la fiesta literaria” (frag.) • “Una ovación para el maestro”, por Silvia Friera (frag.) • “Quino: ‘Dibujo para que el mundo vaya para el lado de los buenos’” , por María Elena Polak (frag.) • “Decir ‘en política no me meto’ es hacer política de forma negativa”, por Ivana Romero (frag.) • La crónica periodística • Activar la Lengua: La subjetividad en el discurso. El texto, el párrafo y la oración. Usos de c, z y s. Miremos hacia donde miremos, si prestamos atención a nuestro alrededor, sin mucho esfuer- zo descubriremos que estamos rodeados de objetos. Algunos forman parte de la naturaleza, otros fueron fabricados por el ser humano. Además, crecemos, las estaciones del año se suceden, cambiamos de día, de mes: vivimos, en definitiva, un tiempo que “se mueve”, que es nuestro y diferente del que transcurrió y del que vendrá. La vida cotidiana y los grandes hechos históricos, los objetos, los seres y también el tiempo: todo forma parte de lo que llamamos realidad. Esa realidad, amplia e inagotable, nos llena de preguntas sobre los hechos y las conductas humanas. Muchas son las respuestas a estos interrogantes: las hay religiosas, científicas o filosóficas; pero también, literarias. La literatura ha sido un instrumento de indagación, y un ve- hículo de respuestas posibles sobre la vida de los hombres y las mujeres de todas las épocas. Con el paso del tiempo y los cambios en las sociedades, fue apareciendo una nueva manera de narrar la realidad: el periodismo. En el siglo XIX, un período en el que se creyó que todo podía ser explicado, el periodismo se consolidó como un medio particular de referir la reali- dad presente, y la estética realista tuvo un enorme desarrollo no solo en la literatura, sino también en el teatro y en la pintura. Si el periodismo trabaja sobre los hechos verdaderos de manera “objetiva”, la litera- tura realista lo hace con sucesos que excluyen lo sobrenatural e inexplicable, por- que, aunque se trate de ficción, los hechos deben ser posibles y creíbles. Así, la literatura y el periodismo son modos que creamos los seres humanos para poder contarnos la rica, compleja e inabarcable realidad. ¿Leyeron textos literarios que refieran situaciones posibles en el mundo real? ¿Cuáles? ¿Por qué la literatura podría ser un instrumento de indagación y vehículo de respuestas sobre la vida? ¿Recuerdan la noticia más impor- tante de la última semana? Com- partan con los compañeros lo que saben sobre ella. ¿Todos recordaron lo mismo? ¿Todos contaron lo mismo? ¿Por qué creen que puede haber más de una versión de un mismo heo? ¿é semejanzas y diferencias encuentran entre un relato lite- rario y uno periodístico?

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CA PÍTULO

1EL CUENTO REALISTA Y LA CRÓNICA PERIODÍSTICA

“Las fi guritas de Federico”, de Guillermo Saccomanno • El cuento realista, un retrato de lo cotidiano • “La estrella de Quino iluminó la apertura de la fi esta literaria” (frag.) • “Una ovación para el maestro”, por Silvia Friera (frag.) • “Quino: ‘Dibujo para que el mundo vaya para el lado de los buenos’” , por María Elena Polak (frag.) • “Decir ‘en política no me meto’ es hacer política de forma negativa”, por Ivana Romero (frag.) • La crónica periodística • Activar la Lengua: La subjetividad en el discurso. El texto, el párrafo y la oración. Usos de c, z y s.

Miremos hacia donde miremos, si prestamos atención a nuestro alrededor, sin mucho esfuer-zo descubriremos que estamos rodeados de objetos. Algunos forman parte de la naturaleza, otros fueron fabricados por el ser humano. Además, crecemos, las estaciones del año se suceden, cambiamos de día, de mes: vivimos, en de� nitiva, un tiempo que “se mueve”, que es nuestro y diferente del que transcurrió y del que vendrá. La vida cotidiana y los grandes hechos históricos, los objetos, los seres y también el tiempo: todo forma parte de lo que llamamos realidad.

Esa realidad, amplia e inagotable, nos llena de preguntas sobre los hechos y las conductas humanas. Muchas son las respuestas a estos interrogantes: las hay religiosas, cientí� cas o � losó� cas; pero también, literarias. La literatura ha sido un instrumento de indagación, y un ve-hículo de respuestas posibles sobre la vida de los hombres y las mujeres de todas las épocas.

Con el paso del tiempo y los cambios en las sociedades, fue apareciendo una nueva manera de narrar la realidad: el periodismo. En el siglo XIX, un período en el que se creyó que todo podía ser explicado, el periodismo se consolidó como un medio particular de referir la reali-dad presente, y la estética realista tuvo un enorme desarrollo no solo en la literatura, sino también en el teatro y en la pintura.

Si el periodismo trabaja sobre los hechos verdaderos de manera “objetiva”, la litera-tura realista lo hace con sucesos que excluyen lo sobrenatural e inexplicable, por-que, aunque se trate de � cción, los hechos deben ser posibles y creíbles. Así, la literatura y el periodismo son modos que creamos los seres humanos para poder contarnos la rica, compleja e inabarcable realidad.

• ¿Leyeron textos literarios que refi eran situaciones posibles en el mundo real? ¿Cuáles? ¿Por qué la literatura podría ser un instrumento de indagación y vehículo de respuestas sobre la vida?• ¿Recuerdan la noticia más impor-tante de la última semana? Com-partan con los compañeros lo que saben sobre ella. ¿Todos recordaron lo mismo? ¿Todos contaron lo mismo? ¿Por qué creen que puede haber más de una versión de un mismo hech o?• ¿Qu é semejanzas y diferencias encuentran entre un relato lite-rario y uno periodístico?

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Walter, el encargado del edi� cio, apenas pasa los treinta, pero parece menor porque tiene fac-ciones aniñadas, y un cuerpo macizo y � broso que mueve con el desgarbo de un adolescente, vestido siempre de buzo, vaqueros y zapatillas.

Si alguien le habla, antes de contestar con su voz a� autada y sumisa, Walter frunce las cejas y, al desviar la mirada, se vuelve un chico tímido y asustado que se ve venir un castigo. Como ahora Federico, acorralado contra la pared de la cocina, con las � guritas apretadas en un puño que es-conde en la espalda.

—Dame las � guritas —le sonríe Walter—. Dámelas, Federico. Y Federico se pega a la pared:—No, pa— porque cada vez que su padre lo llama Federico y no Fede pone alerta.La sonrisa de Walter es dócil, la misma sonrisa que logra que el consorcio piense que Walter es

un portero macanudo, cumplidor y dispuesto. Pero a Federico no lo confunde.Walter piensa que ese chico no sale a él. Más bien, sale a la madre; tiene su carácter, sus ín-

fulas. Y, como ella, es engañador y pretensioso. Morocho, cetrino, con ojos impasibles de gato y, cuando le conviene, con los gestos tan rápidos y veloces como lengüetazos de un sapo, Federico atrapa lo que desea y después vuelve a su quietud imperturbable. Cuando está en el departamento, en especial si está su madre, Federico es un muñeco que acapara todas sus atenciones. Gladys lo mima, lo consiente y le habla con diminutivos, infantilizándose. Para ella, Federico es una mascota. Y Walter, un actor secundario que entró por equivocación en una escena que no le correspondía.

Al pensar en estas cosas, Walter piensa también que no olvidará esa vez que Federico les dijo a unos chicos que su padre era el dueño del edi� cio. En eso, piensa, sale a la madre, que hace unos meses se hizo la cirugía estética y se tiñó de rubio. Aunque tiene la edad de su marido, Gladys parece su hermana mayor. La operación y la tintura, en lugar de rejuvenecerla, le agregaron años.

—Pre� ero ser una mujer atractiva y no una chica boba —dice Gladys.El matrimonio vino de Uruguay hace unos años. Vio en este

balneario de la costa la oportunidad de ahorrar y progresar. Te-niendo la vivienda, se puede, pensaron. Y se gasta menos que en una ciudad como Buenos Aires.

Walter tiene trabajo más fuerte en los meses de verano, con los propietarios y los inquilinos de la temporada. Entonces, ade-más del mantenimiento del edi� cio, Walter se encarga de pro-veer las garrafas de gas, los sifones y los diarios, y de cumplir cualquier otro pedido que le hagan, por caprichoso que sea. En enero y febrero, Walter duerme cuatro horas al día porque de no-che se emplea como sereno en un hotelito de la vuelta. Hay que exprimir la temporada, dice. Recién en marzo respira tranquilo. Se permite bajar a la playa, tomar sol y hacer algún asado en la parrilla del consorcio, en el jardín trasero del edi� cio.

Durante todo el año, Gladys trabaja de secretaria en una es-cribanía del pueblo. Tiene estudios secundarios y, a diferencia de

Las � guritas de FedericoGuillermo Saccomanno

EL CUENTO REALISTA EL CUENTO REALISTA EL CUENTO REALISTA

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su marido, dice que le gusta leer y estar informada. Porque, como ella dice, tiene una preparación. Todas las mañanas, para ir a la escribanía, se arregla y se maquilla como si la o� cina fuera una � esta. Al terminar de vestirse y maquillarse, no deja que Walter la toque. Lo esquiva cuando se le acerca para darle un beso.

Desde que empezó a trabajar en la escribanía, Gladys empezó a fumar. Como Walter le tiene prohibido fumar en el departamen-to, lo hace en el hall del edi� cio. En las tardes de verano, mientras fuma un cigarrillo tras otro, conversa con las turistas inquilinas, vecinas ocasionales de la temporada.

—Nosotros somos gente de clase media —dice Gladys—. Y esto es de momento.

“Esto” alude en particular al trabajo de Walter, el departamen-to de un ambiente con kitchene� e que ocupan en el contrafrente del primer piso, un ambiente húmedo y sombrío que Gladys ha dividido con un modular cargado de fascículos encuadernados, ja-rrones, estatuillas y portarretratos que se exhiben como trofeos. El departamento resulta más estrecho de lo que es por el espacio que ocupan la heladera con freezer cuatro estrellas, el televisor y la videocasetera, la mesa y las sillas de estilo que Gladys compró en un remate de Mar del Plata. En un costado, casi en un rincón, está la cama de Federico. Del otro lado del modular, la cama matrimonial entre dos mesitas de luz. A sus pies, en cada ángulo, hay dos sillones de algarrobo con almohadones de cuadros verdes y rojos, una oferta que Gladys tampoco dejó pasar. El balcón está protegido detrás de una cortina de voile crema. En los meses de invierno, como ahora, Walter tiene más tiempo. Y está casi todo el día en el edi� cio. Uno siempre encuentra qué hacer, dice.

Mientras Gladys está en la escribanía, de nueve a una y de tres a ocho, Walter se dedica a las cosas de la casa y a Federico. Menos planchar, Walter hace de todo: lava, limpia, cocina, y ayuda con los deberes al chico. El sueldo de Gladys es más importante que el suyo. De este modo, si él la reemplaza en las cosas de la casa, pueden guardarlo casi íntegro. A Walter no le molesta lavar, lim-piar, cocinar y cuidar a Federico. Hasta le encuentra gusto. Y le sirve para probar que, si quisiera, podría vivir sin Gladys. Si los hombres se ponen, piensa, hacen mejor estas cosas que las mujeres. Por ejemplo, las milanesas. Esta noche Walter va a cocinar milanesas. Las prepara con un aire de ajo y perejil. Le salen menos aceitosas que a su mujer.

Pero lo que hizo Federico casi le arruina las ganas de cocinar. Esta mañana vinieron en una camioneta los de la cooperativa de electricidad a cortarle el suministro al inquilino del tercero E. Es un polaco sesentón, alto, huesudo, que suele venir algunos días todos los meses fuera de tem-porada. El polaco es un tipo huraño y solitario, lo que explica que venga a la costa cuando está desierta. Por las mañanas y las tardes sale a caminar horas por la playa y el pinar, sin importarle ni el viento ni el frío. Si la temperatura es muy baja, el polaco sale enfundado en un viejo sobretodo negro. Una tarde, Walter se lo cruzó en el bosque. Fue como una aparición. Alto, el pelo más blanco que amarillo, con las solapas anchas de su sobretodo negro levantadas y las manos en los bolsillos, el polaco venía hacia él avanzando entre los troncos. Walter lo saludó como pidiendo disculpas. El polaco le devolvió el saludo curvando apenas los labios delgados, clavándole sus ojos casi transpa-rentes, acuosos, irritados por el frío, en una mirada penetrante. Alguna vez el polaco le pidió que le limpiara el departamento. Cuando Walter lo hizo, se sorprendió con la austeridad en que vivía el inquilino. El departamento era de un ambiente, como el suyo, pero no tenía más que una cama, una

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mesa y una silla incómoda. Y sin embargo, parecía una sala enorme. Sobre la mesa había una radio portátil, una pila de cuadernos, libretas y lápices. Walter curioseó. No pudo entender ni la letra ni el idioma. Prendió la radio, sintonizada en Sodre, la de música clásica. La apagó de inmediato, con temor, y enseguida dudó de que la hubiera encendido. Volvió a dejar los cuadernos como los había encontrado y, nervioso, apurado, trató de limpiar el departamento lo más rápido posible.

Todo lo que pudo averiguar Walter sobre el inquilino se lo contó Gladys, que lo supo a través de la dueña del departamento, una tendera del centro, cuyo hijo va al colegio con Federico. Lo que pudo averiguar no fue mucho más de lo que la dueña sabía: el polaco es descendiente de nobles, trabajó en un banco, se retiró y nadie tiene idea de qué vive. Habla lo mínimo indispensable con un marcado acento extranjero y tono imperativo. Walter piensa que por algo el polaco no tiene familia. Todo en él es un misterio. Y así como después de habérselo cruzado aquella tarde en el bosque Walter pensó que había sido una aparición, no una presencia real, después de limpiar su departamento Walter había empezado a creer que allí habitaba un fantasma, un espíritu poderoso y magnético que vigilaba sus acciones y pensamientos aun cuando Walter no pudiera verlo.

Esta mañana, cuando Walter venía de hacer las compras, vio la camioneta de la cooperativa, los peones de overol y el polaco discutiendo. No había recibido la factura, protestaba el polaco. Por eso no había pagado. Walter intercedió: quizá se la habían enviado a la dueña, dijo. Otras veces lo habían hecho.

Y eso había pasado. La cooperativa le envió la factura a la dueña del departamento. Y ella, un mediodía, a la salida de clase, se la había dado a Federico para que se la entregara a su padre, y él, al inquilino. Pero Federico la había perdido.

El polaco volvía de sus caminatas al anochecer. Entonces Walter lo obligó a Federico a tocarle timbre al inquilino y pedirle disculpas. Esperaron juntos que el polaco abriera.

—Dice mi papá que me perdone —le dijo Federico.—No —dijo Walter—. Yo no digo nada. Usted es el que perdió

la factura. Y por usted casi lo dejan sin luz al señor. Así que es usted el que le pide disculpas. No yo.

—Son cosas de chicos —dijo el polaco, con una suavidad de la que Walter no lo hubiera creído capaz, revolviéndole el pelo a Federico. Y después, áspero, como si esa dulzura hubiera sido una ilusión óptica de Walter—: Déjelo en paz.

Y era una orden.—Federico, a casa —dijo Walter. Se puso colorado al decirlo.El polaco no le dio tiempo a decir nada más. Cerró con des-

precio la puerta.No es de hombres abusar de la fuerza, piensa Walter. No hay

que levantarle la mano ni a las mujeres ni a los chicos. Una sola vez estuvo a punto de pegarle a Gladys, porque sospechó que lo engañaba con el escribano. Después, por unas semanas, ella fue a trabajar sin maquillarse ni pintarse los labios y se reconciliaron. Sin embargo, Walter no quedó conforme.

Ahora, por encima de Walter, está la lámpara de la cocina. Su sombra se proyecta sobre el chico como la sombra de un gigante de dibujo animado.

—Perdoname, pa.—Dame esas � guritas, Federico.

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El chico da un salto, buscando la puerta del departamento. Pero la kitchene� e, aunque Gladys la llame cocina, no es más que un pasi-llo angosto. Walter ataja al chico. Lo agarra de un brazo y lo aprieta hasta que él abre el puño y las � guritas caen sobre los mosaicos.

—Levantalas —le dice.Y el chico se agacha para juntarlas. —Las tirás a la basura.El chico lo enfrenta con la mirada de odio de Gladys.—Cuando mi padre me miraba a los ojos yo bajaba la vista

—dice Walter—. ¿Entendido?De mala gana, el chico abre el placar inferior de la mesada.

Debajo de la pileta está el cubo de plástico anaranjado.Federico tira las � guritas una a una. —Todas —dice Walter—. Esa también. El chico se traga las lágrimas.—Así me gusta —dice Walter. —¿Me puedo ir?—¿Dónde quiere ir?—A jugar.—Es de noche.—¿Puedo ver la tele? —¿Y los deberes? —No tengo deberes.—No me mienta, que se acuesta sin comer.Después de que Federico se sienta a la mesa con el cuaderno,

el manual y la cartuchera, Walter se apura a preparar la cena. Ya son casi las nueve. Gladys debería haber llegado.

Walter pica el ajo, el perejil, rompe los huevos y pela las papas, porque las milanesas las va a acom-pañar con puré. Tira las cáscaras en la basura, sobre las � guritas en el fondo de la bolsa de residuos.

Mañana por la mañana, piensa, cuando despierte a Federico para ir al colegio, le dirá que puede sacar las � guritas de la basura antes de que cambie la bolsa de residuos. Peor hubiera sido que lo mandara a la cama sin comer. Una picardía hubiera sido. Porque las milanesas van a estar buenísimas.

Saccomanno, Guillermo, “Las � guritas de Federico”, en Animales domésticos, Barcelona, Planeta, 2008.

1. Este cuento está incluido en el libro Animales domésticos. Comenten el sentido de este título y cómo podrían relacionarlo con el relato leído.

2. ¿Consideran que las acciones, personajes y luga-res de este cuento podrían ocurrir de verdad? ¿Por qué?

3. ¿Qu é valor tienen las fi guritas para Federico? ¿Y para Walter? Justifi quen con citas textuales.

4. Gladys aparenta un nivel social que no tiene. ¿Mediante qué acciones lo hace?

5. ¿Por qué creen que Walter es tan duro con su hijo? ¿Qu é intenta enseñarle? ¿Qu é respuesta re-cibe ante sus enseñanzas? Transcriban los pasajes del relato que les permitan afi rmarlo.

6. Walter se muestra de una forma con los vecinos y de otra con su hijo. ¿Cómo es Walter, según Fe-derico? ¿Y cómo es Federico, según Walter?

Guía de ANÁLISIS

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CAPÍTULO 1 • El cuento realista y la crónica periodística26

EL CUENTO REALISTA, UN RETRATO DE LO COTIDIANO¿QUÉ ES LA REALIDAD? LA CIENCIA Y LA HISTORIA DAN ALGUNAS RESPUESTAS A ESTA PREGUNTA, PERO EL PERIODISMO Y LA LITERATURA, TAMBIÉN. ESTA, CUANDO ES REA-LISTA, REPRODUCE UN MUNDO REGIDO POR LAS MISMAS LEYES QUE AQUEL EN EL QUE NOS MOVEMOS LOS SERES HUMANOS.

El concepto de fi cciónTomamos un libro y nos sumergimos en la historia de un pequeño

ser que lucha contra monstruosos adversarios por la posesión de un poderoso y temible anillo, en un mundo colmado de animales fabulosos y valerosos caballeros. En otro momento, leemos la historia del castigo que un padre impone a su hijo por una falta que este cometió.

La primera historia pertenece a una realidad alejada de la nuestra y por eso, con seguridad, será percibida como “inventada”; la segunda cuenta un hecho más cercano a nuestra experiencia, por lo que proba-blemente será considerada “verdadera”. Sin embargo, tanto El Señor de los anillos como “Las � guritas de Federico” son el resultado de la imaginación creadora de sus autores: Tolkien y Saccomanno, respectiva-mente. Por eso, si bien ambos textos evocan mundos distintos, los dos comparten una cualidad: son � cciones, es decir, invenciones de un autor.

Para que estas invenciones tengan sentido, debe establecerse un pacto � ccional entre el lector y el autor, mediante el cual el primero acepta el “juego” que le propone el segundo. Cada � cción crea un mun-do, con sus leyes y sus características propias, al que solo se puede ac-ceder mediante la obra literaria. En este universo � ccional creado, las leyes que ordenan nuestro mundo de todos los días pueden alterarse o eliminarse, como sucede en los relatos fantásticos o maravillosos, o bien mantenerse y respetarse, como es el caso de la literatura realista.

El cuentoEn el habla cotidiana, la palabra cuento está asociada a la mentira,

al engaño. Cuando le decimos a alguien que no venga con cuentos o que es un cuentero, le aclaramos que no creemos en sus dichos porque no son verdaderos, sino “inventados”. Sin embargo, no todas estas invenciones se realizan de mala fe, también hay otras que se llaman cuentos y buscan entretener, emocionar o hacer re� exionar al destinatario. Son las narraciones literarias.

Una narración literaria es el relato de las acciones que realizan los personajes en una historia que es producto de la imaginación de un autor. Si la narración es extensa, se divide en capítulos, e incluye va-rios personajes y situaciones, se trata de una novela. En cambio, si es breve y trata de un asunto acotado, es un cuento.

En los cuentos, se crean mundos posibles más alejados o más cer-canos a la realidad en la que viven los autores y los destinatarios de las � cciones. Según la realidad representada y el modo de representarla podemos hablar, por ejemplo, de cuentos maravillosos, fantásticos o realistas.

Los hermanos Wilhelm (1786-1859) y Jacob (1785-1863) Grimm fueron � ló-logos alemanes que dedicaron parte de su vida y su obra a recopilar y reelaborar cuentos folclóricos de la tradición oral de su nación. Entre 1812 y 1815, se editaron sus colecciones con el nombre de Cuentos para los niños y la familia, que contenían relatos tales como “Hansel y Gretel”, “Pulgarcito” y “La Bella durmiente”.

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El cuento realista y la crónica periodística • CAPÍTULO 1 27

Una breve historia del géneroLa posibilidad de representar, mediante el arte, el

mundo que nos rodea es una cualidad de los seres humanos que se remonta bien lejos en la historia de la humanidad. Los hechos de la vida cotidiana, los fenómenos naturales y las fuerzas sobrenaturales se pintaron en las cuevas, se bailaron y, seguramen-te, se narraron alrededor de una fogata.

Desde entonces y hasta la invención de la es-critura, la transmisión de los relatos fue oral, y su conservación dependía de la buena memoria del narrador y los oyentes. A partir de la escritura, las historias comenzaron a ser � jadas y reunidas en co-lecciones. Una de las más antiguas que se conocen es el Panchatantra, una compilación de relatos de la India, del siglo IV d. C. Durante la Edad Media, en Europa, también encontramos colec-ciones que alcanzaron gran notoriedad. Estos libros reunían diversas historias a partir de una anécdota que servía como hilo conductor para la narración. Por ejemplo, se contaban los consejos que recibe un no-ble en El conde Lucanor, del español don Juan Manuel (1282-1348), la huida de Florencia por temor a la peste en el Decamerón, del italiano Giovanni Boccaccio (1313-1375), o una peregrinación en Los cuentos de Canterbury, del inglés Geoffrey Chaucer (1343-1400).

Durante los siguientes siglos, otros géneros narrativos, como la no-vela, adquirieron mayor importancia, y el cuento recién recuperó lectores y escritores en el siglo XVIII. En ese momento, se ubica el surgimiento del cuento moderno, en oposición al llamado cuento tradicional que se de� nía por su brevedad, por tener un autor anónimo, por su � nalidad di-dáctica y por presentar diferentes versiones debido a que se transmitía en forma oral. El cuento moderno, en cambio, suele ser más extenso, posee una � nalidad puramente artística y tiene un autor reconocido.

El escritor estadounidense Edgar Allan Poe (1809-1849) teorizó sobre este género y señaló como los rasgos principales del cuento su brevedad, su intensidad y el efecto que produce en el lector. Como diría el escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984) al compararlo con el boxeo, el cuen-to debe ganar por knock out, mientras que la novela lo hace por puntos.

El Panchatantra está escrito en sánscrito e ilustra, mediante cuentos, los principios de la política de un buen gobernante.

EN LA REDSi les interesa leer relatos tradicionales, ingresen en http://goo.gl/zlr8rk *. Si pre� eren leer a un autor de relatos modernos, como Edgar Allan Poe, pueden visitar http://goo.gl/Rrdv8k *.*Estos enlaces pertenecen a las páginas http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ale/grimm/hg.htm y http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/poe/eap.htm, respectivamente.

1. ¿Qu é diferencia hay entre verdad y fi cción? ¿Por qué el mundo evocado en la literatura siempre es fi ccional?

2. Expliquen los dos conceptos que Cortázar toma del boxeo para defi nir el cuento y la novela, respectivamente. Propon-gan otra comparación y coméntenla con sus compañeros.

3. Realicen un cuadro comparativo para establecer las diferencias entre el cuento tradicional y el moderno.

4. Expliquen las razones por las que el cuento de Sacco-manno es un relato moderno.

5. En grupos, armen una presentación en PowerPoint con texto e imágenes sobre la historia del género “cuento”. Usen la información de estas páginas y amplíenla buscan-do en Internet.

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CAPÍTULO 1 • El cuento realista y la crónica periodística28

La representación del mundoSe llama cuentos realistas a esas narraciones � ccionales que gene-

ran la ilusión de que las acciones relatadas son posibles en la realidad. En esos relatos, los hechos respetan las leyes que rigen nuestro mun-do, por ejemplo, si el personaje arroja una piedra, esta no sale volando ni da la vuelta alrededor del planeta, sino que cae al piso atraída por la ley de gravedad. De esta forma, los sucesos tienen explicaciones lógicas de acuerdo con nuestros saberes y experiencias.

El cuento realista presenta un marco narrativo coherente con la rea-lidad fuera del relato. Así, el lugar, el tiempo y los personajes son pre-sentados de manera tal que el lector pueda reconocer su propio mundo en ese universo � ccional. Por esta razón, generalmente, se citan lugares que tienen existencia en la realidad y que el lector ubica con facilidad.

En este tipo de relatos, las descripciones adquieren una importancia fundamental, ya que a través de ellas se introducen las características y particularidades de los espacios, la época y los personajes del relato. Gracias a las descripciones, se produce lo que se conoce como efecto de realidad, porque la inclusión de detalles refuerza la verosimilitud de la historia. Es decir, cuanto más parecido a nuestra realidad sea el mundo narrado, más apariencia de verdadero tendrá y, por lo tanto, resultará más creíble.

Los cuentos realistas desarrollan cualquier situación que podría ocurrir en el mundo real y pueden tocar temas como la guerra, la pobre-za y la injusticia, pero también las experiencias individuales, como la soledad, las alegrías y tristezas de la vida. Una muerte, un viaje, un en-cuentro son disparadores para que un autor despliegue un relato muy parecido al que podríamos escuchar si un amigo nos dice: “¡No sabés lo que le pasó a mi hermano!”.

La historia y el relatoHistoria y relato son dos términos que, en nuestra vida de todos los

días, usamos como equivalentes de narración; pero, también, se trata de dos conceptos teóricos importantes que conviene distinguir cuando leemos cuentos o novelas.

Se denomina historia a los hechos que constituyen el tema o ma-teria narrativa. En el caso particular de la literatura, los sucesos son producto de la imaginación del escritor. En cambio, llamamos relato a las palabras que dan cuenta de esa historia. Por ejemplo, la historia de Walter, Federico y las � guritas podría dar origen a diferentes relatos según fuera contada por el padre, por el hijo o por Gladys, la madre. El punto de vista de cada narrador, es decir, la porción de realidad que conoce y los sentimientos, experiencias y emociones que lo atraviesan a la hora de evaluar los hechos, hace que preste atención a diversos aspectos que, quizá, pasen desapercibidos para otro narrador. Segura-mente, lo que Walter narra sobre las � guritas será diferente de lo que podría contar Federico, aunque el hecho sea el mismo: unas � guritas que terminan en un cesto de residuos.

Otra diferencia que puede observarse entre la historia y el relato es relativa al orden en que se cuentan los hechos. En los cuentos, las acciones pueden agruparse en secuencias que responden a cua-tro momentos básicos que ya fueron adelantados en el capítulo 0 y

El escritor colombiano Gabriel García Márquez (1927-2014) ha sido un espe-cialista en dar vuelta la historia en sus relatos. Por ejemplo, la novela Crónica de una muerte anunciada, comienza na-rrando en la primera línea el asesinato del protagonista que solo sucederá al � nal de la trama. Además, a lo largo del relato, el orden de los sucesos narrados se rompe ya que se avanza y se retroce-de en el tiempo varias veces.

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El cuento realista y la crónica periodística • CAPÍTULO 1 29

que serán estudiados con profundidad más adelante. Estos momen-tos son: la situación inicial, que representa una estabilidad, un equi-librio de fuerzas con el que se abre el episodio; la complicación, en la que se rompe este equilibrio; la resolución, en la que desaparece la complicación; y la situación � nal, en la que hay un nuevo equilibrio de fuerzas.

EN LA REDLa presentación que abre los capítulos de los Simpson es una historia que todos conocemos. Para observar cómo el director Guillermo del Toro cambió el relato, ingresen en http://goo.gl/ZIGBg5*.* Este enlace pertenece a la página https://www.youtube.com/watch?v=0RzmQkSHRXE.

SITUACIÓN INICIAL COMPLICACIÓN RESOLUCIÓN SITUACIÓN FINAL

La novela Madame Bovary del escritor francés Gustave Flaubert (1821-1880) es considerada una obra fundamental del realismo, ya que reproduce la vida de una mujer francesa en un pueblo de provincia durante el siglo XIX.

1. Debatan acerca de la diferencia entre real y realista. ¿Podría ser real la historia que se cuenta en un relato literario? ¿En qué casos? Justifi quen sus afi rmaciones con ejemplos.

2. Los sucesos narrados en “Las fi guritas de Federico”, ¿respetan o transgre-den las leyes que rigen la realidad cotidiana? ¿Por qué? Ejemplifi quen con citas textuales.

3. Describan los espacios: el departamento de Walter, el del Polaco, la ciudad. ¿Qu é datos del texto les permitirían indicar cuándo transcurren los hech os?

4. ¿Qu é frases y menciones se emplean en el relato para acentuar el efecto de realidad?

5. Señalen quién narra esta historia y justifi quen su elección. • El cuento es narrado por Walter.

• El cuento es narrado por alguien que no participa de las acciones.

• El cuento es narrado por Federico.

6. El narrador no se limita a contar solamente los hech os. Busquen comenta-rios, juicios, valoraciones que este emite sobre los personajes.

7. Elijan alguno de los narradores que no se utilizaron de la actividad 5 y resuman la historia desde su perspectiva. Conversen acerca de qué cosas se modifi caron en el relato.

8. Hagan un listado de las acciones principales tal como aparecen en el relato y ordénenlas cronológicamente. Luego indiquen si el relato respeta o modifi ca el orden temporal de la historia.

En la historia, el orden de los sucesos es lineal y cronológico, ya que se comienza por el más antiguo y se concluye con el más reciente. Pero, en el relato, ese orden puede ser respetado o trastocado, si se narra de atrás hacia adelante, si se comienza por la mitad de la historia para luego ir hacia el inicio y para después volver atrás, o si se introdu-ce información sobre acontecimientos pasados que explican o ilustran los sucesos de la narración.

En síntesis, la organización (lineal o no) de los acontecimientos que forman la historia y el punto de vista con el que esta se cuenta, es decir, la perspectiva del narrador (qué grado de saber maneja, qué eva-luaciones hace sobre el contenido de su relato), y la caracterización que elabora de los personajes, son elementos constitutivos del relato.

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Clarín || Sociedad || 25 de abril de 2014

La estrella de Quino iluminó la apertura de la � esta literaria“A partir de hoy me voy a tener un respeto muy grande”, dijo el autor de Mafalda, feliz de abrir la Feria. Y emocionó al asegurar que dibuja para el mundo “de los Beatles, de Lennon, el de los buenos”.

Hacía varios años que la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires no se llenaba de tanto público, espe-cialmente jóvenes. Así fue ayer, en la sala Jorge Luis Borges de La Rural, que tiene una capacidad de 800 personas, pero en la que hubo alrededor de 1.000. Era para abrirle la puerta para ir a jugar a la 40.ª edición de la Feria, y era también para ver a « ino, invita-do este año para hacer los honores.

Y aunque el autor de Mafalda estaba sen-tado en el escritorio con los periodistas Cris-tina Mucci y Carlos Ulanovsky desde antes de que la ceremonia empezara, hubo que es-perar para escucharlo. Antes, la formalidad: hablaron el presidente de la Fundación El Li-bro, Gustavo Canevaro; el Director Nacional de Industrias Culturales, Rodolfo Hamawi; el ministro de Cultura porteño, Hernán Lom-bardi, y el ministro de Educación de la Na-ción, Alberto Sileoni.

Pero empecemos por el postre, que es lo más dulce. En primera � la estaban Daniel Di-vinsky y Kuki Miller, editores históricos de « ino, junto a Alicia Colombo, compañera de toda la vida del dibujante. Con bombos y platillos Ulanovsky presentó a « ino: “De Mendoza y del mundo”, dijo. Primer gran aplauso en la sala, el público de pie. La últi-ma en sentarse fue Alicia, que se acercó un

poco al escenario para ver mejor a su com-pañero. “Nueve de cada diez argentinos de las últimas generaciones leyeron a Mafalda”, contó Ulanovsky, y Mucci agregó que es la historieta más leída de toda América Lati-na. “Y cincuenta años después seguimos ha-blando de ella”, le dijo Mucci a « ino. “¡« é plomo!”, bromeó entonces el dibujante, que recordó la noche en que sus padres fueron al cine, y su tío Joaquín se quedó a cuidarlo a él y a sus hermanos: “Yo tenía tres años, no ha-bía tele, así que sacó lápiz y papel, y adentro del lápiz había un mundo”. […]

“Le tengo mucho cariño a la Feria, es un hecho cultural de gran importancia y me da mucha alegría que vengan las familias. Haber sido elegido para inaugurarla me hace sentir ancho y largo y gordo. A partir de hoy me voy a tener un respeto muy grande”, re� exio-nó « ino. […] “Hay que ir a los museos, ver pinturas, esculturas, hay que leer”, dijo. […] Y sobre esa idea de que dibujaba para cam-biar el mundo, Ulanovsky le preguntó para qué mundo dibujaba. Entonces « ino —que se despidió de la sala repleta con su público gritándole “Te queremos”— respondió: “Para el de Los Beatles, para el de John Lennon, para el bueno, para el mundo bueno”. […]

Pero la emoción de la noche estaba con « ino y no fue retaceada. Feliz feria.

Disponible en hµ p://www.clarin.com/sociedad/estrella-« ino-ilumino-apertura-literaria_0_1126687374.html (fragmento).

LA CRÓNICA PERIODÍSTICALA CRÓNICA PERIODÍSTICALA CRÓNICA PERIODÍSTICA

Amor a raudales. Quino recibió los aplausos y el cariño del numeroso público que copó la Feria del Libro.

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Página/12 | Cultura | Viernes 25 de abril de 2014

QUINO INAUGURÓ LA FERIA CON UNA CHARLA DESACARTONADA

Una ovación para el maestroEl dibujante admitió ante una multitud que estaba “ancho, largo y gordo” por haber sido elegido para abrir el encuentro. El padre de Mafalda, personaje que cumple 50 años, dialogó con los periodistas Cristina Mucci y Carlos Ulanovsky, con el humor en primer plano.

Por Silvina FrieraMás redondo, imposible. ¡Qué ovación

abrazó al maestro que “supo interpretar el pensamiento argentino”! Ese hombre de po-cas palabras que no cultiva el arte de la es-grima verbal —pero es un creyente del dibu-jo, una especie de “religión ortodoxa” que practicó durante 60 años— y que admitió ante una multitud que estaba “ancho, largo y gordo” por el orgullo de inaugurar ayer la 40.ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, le imprimió un brillo singular a este comienzo. Joaquín Lavado, el queridísimo Quino, el padre de Mafalda —personaje que cumple 50 años—, dialogó con los perio-distas Cristina Mucci y Carlos Ulanovsky en una apertura distinta, acaso más irreveren-te y desacartonada, por obra y gracia del humor. Quino se de� nió como “un dibujante político” que dibuja con la intención de que “el mundo cambie para el lado bueno” y se mostró asombrado por la vigencia de un pu-ñado de tópicos que atraviesan sus historie-tas. “Tengo una cosa que me sorprende de mí mismo y es cómo he hecho temas que cuarenta años después parece que fueron dibujados ese mismo día. El mundo repite siempre los mismos errores, es increíble”, aseguró Quino en la sala Jorge Luis Borges.

Es rigurosamente cierto lo que comentó Ulanovsky para presentarlo: nueve de cada diez argentinos leyeron alguna vez Mafalda; hay por lo menos tres generaciones con el imaginario marcado por frases y re� exiones de los personajes que inventó. […] Quino confesó que nunca aprendió a dibujarla, que tenía que calcarla porque era “muy tor-pe”; pero reconoció el cariño que les tiene tanto a la protagonista principal como “a

los personajes que aparecían una sola vez en la tira”. El tema del poder es central en su obra. “Soy un dibujante político que ha tenido una familia muy politizada. Cuando alguien dice ‘a mí no me interesa la políti-ca’, está haciendo política. Una política ne-gativa”, subrayó en otro de los momentos más celebrados por el público.

Su tío Joaquín Tejón, un andaluz dibujan-te, fue una “in� uencia” fundamental. Cuan-do Quino era un niño de tan solo tres años, en su Mendoza natal, ese tío los cuidaba a él y a sus hermanos cuando los padres sa-lían. “Como no había televisión, sacaba un lápiz y un papel y se ponía a dibujar. Ahí me di cuenta de que de un lapicito sale lo que se te dé la gana”. Sufrió “muchísimo” el servicio militar en Mendoza. “No encajaba conmigo, no soportaba las humillaciones”, precisó el humorista, aunque aclaró que le gustaba bastante manejar un arma. “Dentro de mi espíritu paci� sta, tengo un costado violento, pistolero”, bromeó. […]

Disponible en http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-32021-2014-04-25.html (fragmento).

Quino posa frente a Mafalda. El humorista recordó la paciencia de su mujer cuando él abrazó el dibujo “como una religión ortodoxa”.

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Por María Elena Pola�

“Dibujo para que el mundo vaya para el lado de los buenos, el de Los Beatles, el de John Lennon”, sentenció de manera magis-tral Joaquín Lavado, « ino, y tal vez sin que-rerlo ni pensarlo le dio un cross en la mandí-bula a la dirigencia política que lo escuchó anoche en el acto inaugural de la 40.ª Feria del libro, muestra que se extenderá hasta el 12 de mayo próximo en La Rural.

El gran dibujante, que creó hace cincuen-ta años a la siempre vigente Mafalda, fue ce-lebrado por un público emocionado que ha-bía esperado más de dos horas y media para escucharlo. Antes, en la sala Jorge Luis Bor-ges, « ino y su audiencia debieron escuchar cuatro discursos convertidos en una esgrima verbal entre relato y realidad.

Con la memoria intacta, aunque bromeó con la posibilidad de no acordarse escudán-dose en sus 81 años, el padre de Mafalda fue mucho más que un humorista que convocaba la atención del público. […]

“No quiero decir lo ancho y gordo que estoy por haber sido elegido por la Feria del Libro (para su apertura o� cial). A partir de ahora, voy a ser muy respetado”, dijo con una sonrisa tenue, mientras miraba al públi-co que lo aplaudía largamente. […]

No quedaron dudas de que el servicio militar cumplido en Mendoza, su provincia natal, le dejó muy malos recuerdos y lo con-sidera, junto con “ser minero en Bolivia”, de los peores trabajos: “Sufrí muchísimo en el servicio militar. Era algo injusto para mí. Las humillaciones a las que te someten… como regar con una latita un campo enorme y per-der un montón de tiempo. Eso sí, me gustó bastante tirar al blanco. Dentro de mi espíri-tu paci� sta, tengo un costado violento”.

« ino dibujó a Mafalda durante nueve años, entre 1964 y 1973. “Pero nunca terminé de aprender a dibujarla. Tenía que calcarla”, sostuvo, mientras Cristina Mucci le marca-ba que, si hubiera podido trabajar con una computadora en aquellos tiempos, la tarea hubiera sido más sencilla. […]

Fue tan sencilla, divertida y lúcida su pre-sentación como su despedida del auditorio. Esquivó la invitación a hablar de “tema libre” que le hizo Ulanovsky: “Yo hablo muy poco. Después de pasarme sesenta años pensando qué se me podía ocurrir, ya no se me ocurre qué puedo decir”.

Fue el � nal justo para un hombre genial. El público le agradeció de pie con un aplauso cerrado de más de un minuto, en el que « i-no sonrió feliz [… ].

Disponible en hµ p://www.lanacion.com.ar/1685047 (fragmento).

LA NACIÓN | Sociedad | Feria del Libro | Viernes 25 de abril de 2014

FERIA DEL LIBRO | LA FIESTA DE LA LECTURA COMENZÓ CON HUMOR

Qu ino: “Dibujo para que el mundo vaya para el lado de los buenos”

El creador de Mafalda, el gran personaje de historieta que celebra 50 años, fue la estrella de la apertura del megaencuentro de la literatura que se extenderá

hasta el 12 de mayo próximo en el predio de La Rural, en Palermo.

Amor a raudales. Quino recibió los aplausos y el cariño del numeroso público que copó la Feria del Libro.

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1. ¿Conocen la Feria del Libro? ¿Qu é clase de acontecimiento es?

2. ¿Qu ién es Qu ino? ¿Por qué fue elegido para abrir la Feria?

3. ¿Qu é signifi ca la expresión “con bombos y plati-llos” usada en el texto de Clarín? Propongan otra equivalente. ¿Cómo está narrado este momento en las otras crónicas?

4. Según Qu ino, su tío tenía un mundo dentro de su lápiz. ¿Qu é les sugiere esta frase? ¿Qu é se cuen-ta sobre el tío en cada una de las crónicas?

5. ¿En qué crónica tiene mayor relevancia el acto protocolar de apertura de la Feria? ¿Cómo lo pre-senta cada uno de los textos?

6. Según lo leído, ¿cómo califi carían ustedes el acto de inauguración de la Feria?

Guía de ANÁLISIS

Tiempo Argentino | Cultura | 25/4/2014

Con un discurso de apertura a cargo de Quino se inauguró o� cialmente ayer la 40.ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

“Decir ‘en política no me meto’ es hacer política de forma negativa”Además del padre de Mafalda, la inauguración de la nueva edición de la Feria contó con la presencia de funcionarios nacionales y municipales como así también de representantes de diversas áreas del mundo del libro.

Por Ivana Romero“Nueve de cada diez argentinos tienen relación

con Mafalda y sus amigos, entienden de lo que se habla cuando se dice que fulana es una Susanita o que fulano es un Manolito. […] Gracias por es-tar acá, Joaquín Salvador Lavado”. De este modo, el escritor y periodista Carlos Ulanovsky, acompañado por la periodista Cristina Mucci, le dieron la bienve-nida al dibujante que dejó una marca indeleble en la cultura popular argentina con sus cuadritos donde todos (y todas) nos hemos sentido re� ejados. […]

“Uno le tiene cariño a la Feria porque es un hecho cultural único. […] Y haber sido elegido para la apertu-ra… bueno, no quiero decir lo ancho y largo que estoy. ¡Y lo gordo también! En serio, a partir de hoy me voy a tener un respeto increíble”, arrancó Quino, que usual-mente no es un hombre de muchas palabras porque, como dijo una vez más, él se expresa a través de sus dibujos. [En la charla, Quino] aprovechó a tomarles el pelo a todas las formalidades, desde aquel lejano ser-vicio militar […], pasando por las nuevas tecnologías (reconoció que no le interesan) hasta la veneración exagerada de la que sigue siendo objeto Mafalda. […]

“Le tengo cariño a Mafalda, pero a los personajes que aparecían una semana también les tengo cariño”, dijo. “La dibujaste durante nueve años y la dejaste de hacer cuarenta y uno”, aportó Ulanovsky. “Sí. Qué plo-mo, ¿no?”, respondió Quino con su vocecita aguda.

También dijo que lo suyo es “el dibujo sobre papel” […] “Mafalda salió así, del papel y no me gusta que la vengan a cambiar. La piratería no me gusta”, enfatizó.

Se reconoció como un “dibujante político”. “Crecí con discusiones políticas en casa sobre la guerra civil española, Corea, Vietnam… Hay gente que dice ‘en po-lítica no me meto’ y eso es política negativa”, continuó este hijo de republicanos españoles. Y también dijo que su tema “es el poder”. […] Es decir, que “el humor nace del sentido crítico que uno tiene de las cosas”. […]

Recordó a su tío Joaquín Tejón, que le enseñó a dibujar, agradeció a su mujer Alicia Colombo (“por su comprensión y su paciencia, y porque gracias a ella mi obra se distribuyó en el mundo”) y evocó su pasión permanente hacia el cine que, según dijo, lo ayudó a encontrar el encuadre de cada viñeta. […] Finalmente, le preguntaron qué hace ahora que ya no dibuja. “Perder el tiempo de una manera lamen-table. Pierdo tiempo haciendo cosas que antes ha-cía mucho más rápido”, confesó Quino, antes de ser ovacionado por el público que anoche colmó la sala Jorge Luis Borges del Predio Ferial de Palermo. […]

Disponible en http://tiempo.infonews.com/2014/04/25/cultura-123206-decir-en-politica-no-me-meto-es-hacer-politica-de-forma-negativa.php (fragmento).

Durante la charla de apertura de la Feria del Libro, Quino se reconoció como un “dibujante político”.

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CAPÍTULO 1 • El cuento realista y la crónica periodística34

LA CRÓNICA PERIODÍSTICAEL PERIODISMO ES EL PRIMER BORRADOR DE LA HISTORIA. HISTORIADORES DEL MO-MENTO, LOS PERIODISTAS CUENTAN LA REALIDAD “EN CALIENTE”, Y ESCRIBEN CRÓ-NICAS Y NOTICIAS AL ALCANCE DE NUESTRA MANO. COMO UN CALEIDOSCOPIO, EL PERIODISMO NOS OFRECE MÚLTIPLES IMÁGENES DE LA REALIDAD.

La información y el hechoEl mundo está lleno de periódicos y revistas, tanto en papel como

en formato digital. La información que allí se incluye es recibida por millones de lectores que cotidianamente la buscan para “estar al día” con lo que ocurre en la realidad. Estos medios no solo publican noticias y crónicas, sino también notas de opinión, cartas de lectores, reseñas de espectáculos y de eventos culturales. Sin embargo, todos re� eren determinados hechos relevantes, actuales o novedosos que merecen ser dados a conocer, ya sea narrándolos, describiéndolos u opinando sobre ellos. Historiadores del presente, los periodistas —y los medios donde trabajan— registran y ponen en circulación los hechos.

Pero ¿se trata verdaderamente de los hechos? En realidad, los pe-riodistas presentan sus propias versiones de los acontecimientos, es decir, la información sobre los sucesos. Esto es así porque, como vi-mos en las páginas anteriores, a partir de cada suceso se pueden producir varios relatos. De esta manera, los hechos que acontecen son objetivos, pero los periodistas los informan a través de una lente sub-jetiva y nos ofrecen una versión más o menos parecida a la realidad.

La ideología y la construcción subjetiva de la información

Esta diversidad en la elaboración de la información se produce por dos razones.

• La primera es que el periodista tiene puntos de vista y opiniones propias sobre la realidad que se muestran en sus notas, y las re� ejará de manera deliberada si escribe notas de opinión o edi-toriales, o de manera menos evidente si se trata de noticias o crónicas.

• La segunda es que los medios para los que trabaja el periodista, ya sean privados, estatales o comunitarios, tienen intereses eco-nómicos, partidarios, religiosos que intentan defender.

El periodismo no es un medio de información objetivo, sino un cons-tructor de la información. En el momento en que transmite su versión de un acontecimiento, también ofrece su interpretación subjetiva de la realidad; es decir, re� eja su ideología en cada página que publica. Para eso, elige qué aspecto destacar y cuál ocultar o minimizar. Al trabajar con el lenguaje y la información sobre la realidad, es un participante activo en la vida política de una sociedad y, en muchos casos, indica qué asuntos discutirán el resto de los ciudadanos.

EN LA REDSi les interesa saber acerca del ejercicio de la libertad de prensa y conocer estadísticas sobre este derecho, ingresen en el sitio de Reporteros sin Fronteras: http://es.rsf.org/.

La crónica y la noticia suelen ir acom-pañadas de paratextos. Se trata de ele-mentos icónicos (fotografías, ilustracio-nes, grá� cos) o verbales (volanta, título, copete, epígrafes) que son la puerta de entrada al texto, ya que adelantan y presentan la información.

InfoVolanta

TÍTULOCopete

Cuerpo de la crónica

Epígrafe

Fotografía

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El cuento realista y la crónica periodística • CAPÍTULO 1 35

La presentación de los hechos noticiables: la noticia y la crónica

La noticia y la crónica son los dos géneros periodísticos con los que, habitualmente, los medios de comunicación masivos dan a conocer los hechos noticiables, es decir, aquellos que cumplen las condiciones para ser novedosos y destacables. Según qué aspecto de la realidad informen, las crónicas y las noticias serán policiales, de espectáculos, de interés general, de sociedad, culturales, etc.

Estos dos géneros periodísticos comparten algunos aspectos:

Si bien la noticia y la crónica presentan aspectos comunes, cada una tiene una forma y una � nalidad propia que la de� ne. La noticia se limita a informar de manera precisa acontecimientos ocurridos o anunciar otros que ocurrirán; en este tipo de texto es muy difícil distinguir las huellas del autor. La crónica, en cambio, además de brindar la información, se detie-ne en la redacción, por eso presenta marcas de estilo, como palabras, ex-presiones o recursos estilísticos, que diferencian a un periodista de otros.

En la noticia, la información se ordena de manera que los datos más importantes � guren en los primeros párrafos. Por este motivo, el relato de lo sucedido altera claramente el orden de la historia. En la crónica, los aconte-cimientos se presentan en orden cronológico, y la narración se alterna con segmentos descriptivos, dialogales y comentarios. A diferencia de la noticia, que pareciera mostrar el hecho “objetivamente”, en la crónica el autor no intenta ocultar su presencia, sino que expresa sus valoraciones y opiniones.

Al igual que en la literatura, en la crónica y en la noticia se puede hacer la distinción entre historia y relato. La historia es el conjunto de hechos or-denados cronológicamente que se reconstruye a partir del relato que hacen el periodista, los testigos o los protagonistas. El relato es un reordenamien-to de la historia con el � n de hacerla más atractiva para los lectores, en la crónica, o darle claridad y cumplir con la función informativa, en la noticia.

1. Busquen en cada crónica las respuestas a las preguntas básicas: ¿qué ocurrió?, ¿quiénes participaron?, ¿dónde sucedió?, ¿cuándo?, ¿cómo aconteció?, ¿por qué?

a. Realicen en sus carpetas un cuadro comparativo con las respuestas obtenidas en cada diario.

2. Relean los títulos de las crónicas leídas. ¿Qu é aspecto del suceso resaltan? ¿Encuentran algún tipo de valoración en ellos? ¿Cuál?

3. Comparen las fotografías que acompañan cada texto. ¿Qu é particularidad de la ceremonia se destaca en cada caso? ¿Cómo se relaciona esa imagen con el texto publicado?

4. Subrayen las expresiones y adjetivos que los cronistas emplean para referirse a Qu ino. Indiquen en qué difi eren o se asemejan sus valoraciones.

5. Marquen los fragmentos que describen el sitio donde se llevó a cabo el acto y quiénes participaron en él. ¿Qu é lugar ocupan en cada crónica estas descripciones? ¿Cuál resulta más detallista, y cuál, menos? ¿Qu é efecto produce en el lector la abundancia o carencia de detalles?

6. Señalen los comentarios del autor que aparecen en las crónicas. ¿Sobre qué aspectos tratan? ¿Todos se relacionan con el acto? ¿Por qué?

7. ¿Por qué creen que se incluyen palabras de los prota-gonistas en esta clase de texto periodístico? ¿En todas las crónicas leídas se citan las mismas declaraciones?

8. Reconstruyan la cronología de la historia. ¿En cuál de los textos, el relato respeta menos el orden cronológico? ¿Por qué?

Mariano Moreno fundó la Gazeta de Buenos Ayres el 7 de junio de 1810 con el objetivo de informar sobre la actuación del gobierno y ofrecer noticias de actualidad. Como homenaje a ese acontecimiento, el 7 de junio se conmemora el día del periodista.

• Se re� eren a hechos noticiables.• Ofrecen contenido preciso y exhaustivo: información seria, veri� cada, narrada sin ambi-

güedades y de manera completa. • Emplean un narrador en tercera persona y procuran borrar las marcas de subjetividad

del texto. • Presentan una trama narrativa que responde a ciertas preguntas básicas: ¿qué ocurrió?,

¿quiénes participaron?, ¿dónde sucedió?, ¿cuándo aconteció?, ¿cómo ocurrió?, ¿por qué?

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CAPÍTULO 1 • El cuento realista y la crónica periodística36

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LA SUBJETIVIDAD EN EL DISCURSOLOS TEXTOS INFORMATIVOS DEBERÍAN REFLEJAR LOS HECHOS DE MANERA TRANSPARENTE SIN DISTORSIONARLOS A TRAVÉS DE LA MIRADA IDEOLÓGICA DEL AUTOR. SIN EMBARGO, DETRÁS DE ESA APARENTE OBJETIVIDAD E IMPERSONALIDAD PUEDEN ENCONTRAR-SE CIERTAS PALABRAS Y ESTRUCTURAS QUE DEJAN AL DESCUBIER-TO LA SUBJETIVIDAD DEL ENUNCIADOR.

La ilusión de objetividadSi bien suponemos que el periodismo es un relato “objetivo” de los

hechos, en el que el cronista deja de lado sus apreciaciones o emocio-nes, ¿esto es realmente así?

En 2004, se produjo en la ciudad de Buenos Aires un incendio duran-te un recital en el que murieron 194 personas. Muchos periodistas lo llamaron accidente, mientras que otros hablaron de masacre. Los que eligieron el sustantivo accidente indicaban que no creían que el agente humano fuera el factor desencadenante del acontecimiento, sino que simplemente el hecho había sucedido, y nadie era responsable de ello. En cambio, mediante el sustantivo masacre se da a entender que el agente humano es el causante y que, por lo tanto, es necesario san-cionar a los culpables, ya fueran funcionarios públicos, empresarios, músicos o particulares. El empleo de esos dos simples sustantivos servía para vehiculizar la opinión de quien los usaba.

Otras veces no es una palabra, sino la elección de una determi-nada estructura para armar la oración lo que le permite al cronista destacar aquello que considera más importante. Así, por ejemplo, el enunciado Un asistente lanzó una bengala, y el fuego se desparramó por un local que carecía de medidas de seguridad pareciera transmitir la misma idea que el enunciado Como el local carecía de medidas de seguridad, la bengala lanzada por un asistente sirvió para desparramar el fuego. Sin embargo, esto no es así ya que, en el primero, se des-taca quién inició el fuego y, en el segundo, la ausencia de medidas preventivas en el lugar.

Por eso, si bien los sucesos son únicos, los relatos con que se los presenta di� eren, porque los seres humanos interpretamos la realidad a través de diversos � ltros (ideológico, cultural, religioso, etc.), y eso se evidencia en nuestras elecciones lingüísticas.

Según la lingüista francesa Catherine Kerbrat-Orecchioni, la objetividad no es más que una cantidad de subjetividades que se pusieron de acuerdo. En su libro La enunciación. De la subjetividad en el lenguaje, sostiene que todo acto de comunicación es básicamente subjetivo porque es producido por un individuo. Entonces, denomina subjetivemas a aquellas palabras (sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios) que expresan, en mayor o menor medida, valoraciones o estados emocionales del enunciador respecto de las personas, las cosas o los hechos sobre los que trata.

Marco teórico

1. Reescriban este enunciado colocando en posición inicial otra información y, así, destacarla.Ese hombre de pocas palabras admitió ante una multitud que estaba “ancho, largo y gordo” por el orgullo de inaugurar ayer la 40.ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

Los subjetivemasDebido a que los textos informativos procuran parecer objetivos,

aunque no lo sean, si queremos ser críticos, los lectores debemos estar atentos a las palabras y frases que expresan las opiniones de los autores.

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El cuento realista y la crónica periodística • CAPÍTULO 1 37

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Las palabras como accidente o masacre, que se usan para expresar una opinión (que puede ser un juicio de valor o una apreciación emo-cional), se llaman subjetivemas. Se trata de términos que adquieren rasgos afectivos o evaluativos —como bueno/malo, verdadero/falso— y pueden ser sustantivos (dictadura, gentuza), adjetivos (magnífi co, ho-rroroso), adverbios (francamente, felizmente, quizá, apenas) o verbos (masacrar, espantar).

Para cumplir su objetivo, el autor emplea palabras que tienden a realzar los aspectos que apoyan su visión del mundo y términos des-pectivos para connotar aquella ideología que no comparte. Entonces, los subjetivemas valorizantes se emplean para presentar aquello que conlleva una mirada positiva y, generalmente, son tomados de una lengua formal y culta. Contrariamente, los subjetivemas despreciativos muchas veces provienen de un lenguaje informal y vulgar, y sirven para desacreditar y criticar.

Un caso particular: los adjetivosLos adjetivos son ideales para expresar opiniones, porque determi-

nan o cali� can al sustantivo al cual modi� can. Kerbrat-Orecchioni agru-pa los adjetivos considerando la mayor o menor presencia de subjetivi-dad que comunican.

• Objetivos: son aquellos cuya carga de subjetividad es nula. En las crónicas de este capítulo se menciona que la sala tiene capacidad para “ochocientas personas”, lo cual constituye un dato despoja-do de subjetividad, ya que puede entrar esa cantidad, más allá de lo que el cronista considere al respecto.

• Subjetivos: son aquellos cuya carga de subjetividad es mayor y se clasi� can en dos grupos.- Afectivos: comunican la reacción emocional del enunciador. Por

ejemplo, cuando el cronista escribe “queridísimo Quino”, indica la emoción afectuosa que experimenta.

- Evaluativos: mani� estan un juicio o una opinión por parte del enunciador. Estos, a su vez, se clasi� can en:- Axiológicos: transmiten un juicio ligado al sistema de valores

del enunciador. Por ejemplo, Quino dice que el servicio militar es “algo injusto”, es decir, que en su sistema de valores esta prestación es abusiva.

- No axiológicos: transmiten un juicio por parte del enunciador, que se relaciona con ciertas características que dependen de su evaluación. Por ejemplo, uno de los cronistas menciona que “nunca hubo tanto público”. Si bien podemos coincidir en que si hay más de 800 personas en una sala con esa ca-pacidad, se trata de un exceso, la palabra tanto para algunos puede referir a mil personas mientras que para otros puede tratarse de cinco mil. Lo mismo sucede con la mención de la “tenue sonrisa” de Quino: ¿cuál es la frontera que hace pasar de una débil sonrisa a una marcada?

2. Reconozcan los subjetivemas en estos enunciados y justifi quen por qué lo son. • La emocionante jugada de Messi de� nió el tenso partido.

• El hartazgo de la gente fue evidente.

1. Realicen un esquema con la clasifi cación de los adjetivos según el grado de subjetividad que transmiten.

2. Lean el siguiente texto, subrayen los adjetivos y clasifíquenlos de acuerdo con el esquema anterior.

Los violentos robos se suce-den sin � n. Los habitantes conocen muy bien las depre-daciones a las que son someti-dos. Absolutamente todos los habitantes de Azul están, con razón, aterrorizados y no pue-den ir a trabajar.

a. Reescriban en sus carpetas el texto para transformarlo en uno lo más objetivo posible.

3. Transformen este relato perio-dístico mediante el agregado de subjetivemas.

El representante de los � sca-les a� rmó que el origen del fuego en Río Tercero ocurrió en un tambor metálico desta-pado, lleno de trotyl, junto al que había otros. Los operarios estiman entre 15 y 20 las to-neladas de explosivos en ese sitio.

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EL TEXTOSI BIEN TODOS SABEMOS A QUÉ NOS REFERIMOS CUANDO DECIMOS TEXTO, SE TORNA DIFÍCIL PONER EN PALABRAS UNA DEFINICIÓN. UN TEXTO ES MÁS QUE UN CONJUNTO DE ORACIONES Y PÁRRAFOS: ES UNA UNIDAD, UN TEJIDO EN EL CUAL LAS IDEAS SE VAN HILVANAN-DO UNAS CON OTRAS A TRAVÉS DE DIVERSOS PROCEDIMIENTOS QUE PERMITEN ARTICULARLAS.

Hacia una defi nición de textoDurante muchos años, los lingüistas estudiaron la oración, pero nota-

ron que había fenómenos que excedían ese límite y, entonces, desarrolla-ron la lingüística del texto, que lo entiende como una sucesión de oracio-nes que guardan entre sí relaciones gramaticales y evocan un referente común. El texto es una unidad compleja mediante la cual el enunciador intenta establecer una determinada relación con su destinatario. Se pue-de decir que hay un texto cuando esa unidad:

• Mani� esta una intencionalidad hacia el receptor, es decir, tiene un � n determinado.

• Evidencia un cierto tono, una manera de “decir” lo que quiere comunicar.

• Presenta un tema en forma global y coherente.• Es una red en la que una palabra se vincula con otras que están

fuera del límite de la oración.• Está organizado según “esquemas” llamados tramas.

1. Teniendo en cuenta estos criterios, expliquen por qué “Las fi guritas de Federico” y alguna de las crónicas leídas son textos.

2. Elijan otro texto teórico de las páginas de este capítulo. Encierren con llaves los párrafos y determinen los subtemas de cada uno de ellos.

El párrafo como unidad temáticaAl leer cualquier texto de cierta extensión que no esté escrito en ver-

so ni sea una obra de teatro, podemos distinguir bloques o conjuntos de oraciones separados entre sí, que suelen comenzar con sangría y le-tra mayúscula, y terminan con un punto y aparte: son los párrafos. Pero más allá de su aspecto grá� co, un párrafo se de� ne principalmente por su coherencia, ya que todas las oraciones que incluye tratan sobre un mismo subtema, dentro del tema general del texto.

Por ejemplo, en la página 36 de este libro, dentro del tema global “La ilusión de objetividad” encontramos cuatro párrafos. Sin necesidad de haberlos leído, podemos ver que cada uno empieza con sangría y una mayúscula inicial, y termina con un punto y aparte. Al leerlos, además, observamos que el primero plantea un interrogante sobre la objetividad del periodismo, el segundo propone un ejemplo sobre la subjetividad en la selección de palabras, el tercero introduce un ejemplo sobre las estructuras sintácticas elegidas, y el último retoma lo mencionado en los párrafos anteriores para responder a la cuestión inicial.

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La oración como unidad de sentidoLa oración es la unidad mínima de habla con sentido en sí misma,

independencia sintáctica y � gura tonal propia. La primera de las características indica que la oración tiene un sig-

ni� cado completo. Por ejemplo, si leemos La sonrisa de Walter es dócil, la misma sonrisa que logra que el consorcio piense que Walter es un por-tero macanudo, cumplidor y dispuesto, comprendemos que se describe al portero del cuento leído y no necesitamos ningún dato externo para entenderlo.

Sintácticamente, las oraciones son estructuras completas en sí mis-mas. Para analizar la forma en que las palabras se relacionan entre sí, no es necesario considerar nada que esté fuera del límite oracional.

Además, al pronunciar las oraciones, estas se distinguen por una variación en su entonación. Por ejemplo, si decimos Es tarde, la ento-nación desciende al � nalizar; en cambio, en ¿Es tarde?, la � gura tonal asciende.

Grá� camente, cada oración comienza con mayúscula, y su � naliza-ción se marca mediante la puntuación. El punto es el signo grá� co que indica el cierre de cada oración y, en el caso de las oraciones inte-rrogativas o exclamativas, el límite se señala mediante los signos de interrogación (¿?) y exclamación (¡!), respectivamente.

Algunas personas suelen a� rmar que los signos de puntuación son la “respiración” de un texto, es decir, sus pausas. Según estas sean menos o más prolongadas, se distinguen: la coma, el punto y coma, el punto y seguido, y el punto y aparte. Los dos primeros indican pausas breves que se producen dentro de una oración. Pero si las pausas indi-can el � n de una oración o de un párrafo, grá� camente se marcan con las otras dos clases de signos mencionados.

El punto y seguido indica que ha terminado una oración. Lo usa-mos cuando, al escribir, pensamos continuar la misma idea en la ora-ción siguiente o vamos a agregar un ejemplo que aclare el concepto anterior.

El punto y aparte señala la � nalización de un párrafo. Lo emplea-mos cuando decidimos desarrollar otro subtema dentro de la temática general del texto que estamos escribiendo y, por lo tanto, cambiamos de párrafo.

1. Escriban un texto de tres párrafos que comiencen con las siguientes oracio-nes. Agreguen, al menos, tres oraciones más en cada uno.

La ciudad apenas duerme. • Muchos están regresando a sus casas después de divertirse. • En cambio, otros están saliendo a trabajar.

2. Coloquen los puntos y las mayúsculas iniciales en el siguiente texto y diví-danlo en párrafos.

en la Edad Media, las murallas eran una condición para ser “ciudad” hoy sobreviven conservadas como si el tiempo no hubiera transcurrido aunque no se conoce la fecha de la construcción de la muralla de Ávila, algunos documentos indican que es del siglo XII ubicada sobre una colina es la más antigua de España a 90 km de Toulouse, los muros y las 51 torres son el em-blema de Carcassonne no se trata de una, sino de dos murallas detrás de la que se ve desde lejos, una avenida que rodea una segunda muralla.

a. Con un color resalten los puntos y seguido, y con otro, los puntos y aparte.

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USO DE C, Z Y SCOMBINADAS CON DETERMINADAS VOCALES, LOS HABLANTES DE LA ARGENTINA PRONUNCIAMOS DE IGUAL MANERA LA C DE CELES-TE, LA Z DE ZAPATO Y LA S DE SOPA. ¿CÓMO SABER CUÁNDO DEBE-MOS EMPLEAR CADA UNA DE ELLAS? PARA ESO, LA LENGUA POSEE CIERTAS REGLAS, QUE INTEGRAN LA NORMATIVA, Y QUE PUEDEN HALLARSE EN LOS LIBROS O EN INTERNET.

Prohibida la z, debe usarse la cLas combinaciones ze y zi no existen en español, excepto en aque-

llas palabras cuyo origen no sea la lengua española, como por ejemplo, el nombre de la letra zeta que proviene del griego. En su lugar, el espa-ñol obliga a escribir ce en lugar de ze y ci en lugar de zi.

lápiz lápices empezar empecé feliz felicidad capaz capacidad

1. Pasen los verbos de este texto al singular, y los sustantivos y adjetivos al plural.Ayer realizamos una visita al mercado. En cuanto comenzamos nuestra recorrida, presenciamos un espectáculo sorprendente. Una actriz muy locuaz que pintaba un tapiz con barniz des� laba sobre una carroza mientras una codorniz sagaz y un avestruz tenaz luchaban por vencer a una lombriz gigante y atroz usando como espada una raíz de maíz.Nosotros, por nuestra parte, nos deslizamos entre tan locos personajes y conseguimos, así, continuar nuestro paseo.

viejo vejez noble nobleza esperar esperanza

2. Transformen estos títulos de crónicas de manera que aparezcan en ellos sustantivos abstractos terminados en -ez, -eza, -anza.

El bello juego de Messi • La participación del público fue escasa • El bombardeo mató sin piedad

Sustantivos abstractos con z, c y s: su uso como subjetivemas

En muchos textos, los subjetivemas suelen ser sustantivos abstrac-tos que derivan de adjetivos, sustantivos o verbos.

Los sustantivos abstractos que terminan en -ez, -eza y -anza se es-criben con z.

conocer conocimiento adolescente adolescencia paciente pacienciaconstante constancia cansado cansancio audaz audacia

3. Escriban los sustantivos abstractos derivados de estas palabras. Luego, redacten oraciones que los incluyan.

abundante • apreciar • ausente • bene� ciar • coherente • consciente • despreciar • ganar • lucir • merecer • su� ciente

Los sustantivos abstractos que terminan en -cimiento, -encia, -iencia, -ancia, y -cio se escriben con c.

Algunos de los sustantivos abstractos más usados terminan en -ción o -sión, y esta variabilidad suele conducirnos a errores a la hora de escribir. Sin embargo, la regla para decidir cuál de las dos terminaciones debemos usar es bastante sencilla.

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Los sustantivos abstractos terminan en -ción si derivan de palabras terminadas en -do, -dor, -to, -tor.

En cambio, los sustantivos abstractos terminan en -sión cuando de-rivan de palabras terminadas en -so, -sor, -sivo, -sible.

motivado motivación adivinador adivinación canto canción inventor invención

extenso extensión inversor inversión visible visión adhesivo adhesión

4. Escriban los sustantivos abstractos derivados de las siguientes palabras. explosivo • preciso • corrosivo • sucedido • atento • decorador • renovado

1. Lean el siguiente texto y resuelvan las consignas.Como vieron, para buscar (y encontrar) información en Internet, deben tener claro el motivo de su búsqueda. También tendrán que validar la información asegurándose de que se trata de un sitio con-� able. Luego rastrearán en la página la información que necesitan, y la seleccionarán.

• Busquen en Internet “Silla en la vereda”, de Roberto Arlt. Luego, describan el proceso que hicieron para buscar, validar y seleccionar la información.

2. Lean el relato de Arlt que buscaron en Internet. ¿Se trata de un texto? ¿Por qué?

a. Identi� quen el tema, qué trama presenta, la intencionali-dad del autor y su tono. Justi� quen con citas textuales.

b. ¿Cuántos párrafos tiene el texto? ¿Cómo los reconocie-ron? Indiquen en el margen el tema de cada uno de ellos.

c. ¿Se trata de un texto subjetivo u objetivo? Fundamenten su respuesta con ejemplos tomados del texto.

3. Extraigan del texto de Arlt dos ejemplos de cada tipo de adjetivo y completen en sus carpetas un cuadro como el siguiente.

ADJETIVOS OBJETIVOS

ADJETIVOS SUBJETIVOS

Afectivos

Evaluativos

Axiológicos No axiológicos

Buscar, validar y seleccionar información en la redPara a� anzar sus conocimientos sobre los temas de este capítulo,

pueden entrar en Internet y buscar más información. A la hora de reali-zar una búsqueda, es importante tener en cuenta una serie de pautas. En primer lugar, es más probable que obtengamos resultados precisos si de� nimos claramente el criterio de búsqueda. Por eso, cuando, por ejemplo, queremos encontrar un listado de palabras que terminen en -ción, si escribimos eso en el buscador, será más fácil hallarlas que si ponemos “palabras que se escriben con c”.

La siguiente cuestión es validar el sitio del cual obtenemos la infor-mación; para eso, podemos tener en cuenta la trayectoria profesional del administrador de la página, la bibliografía que respalda lo que el autor dice, quiénes son los contactos que lo avalan, o si es un organis-mo que goza de reconocimiento en su campo de actuación profesional.

Una vez que encontramos la información y veri� camos el sitio, de-bemos seleccionar lo que estamos buscando. Para ello hay que realizar una lectura de búsqueda, que consiste en rastrear las palabras clave mediante un rápido barrido del texto en forma no lineal. Una vez ubica-do el dato, debemos leer en profundidad y certi� car que se trata de lo que buscábamos.

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ESCRITURA

1. Organícense en grupos de cuatro para escribir cuatro crónicas periodísticas.a. Cada uno escribe en una hoja el título, la volanta y el copete de una crónica policial. Esa página la pasarán en el sentido de las agujas del reloj junto con una hoja en blanco.

b. El primero en recibir las hojas lee la que está escrita y redacta en la vacía el primer párrafo de la crónica, en el que presentará a los implicados y la situación. Una vez escrito su fragmento, lo cubre para que no pueda leerlo el siguiente compañero y se lo pasa junto con la hoja del título. El segundo compañero lee el título, desarrolla la complicación, la cubre y, luego, se la pasa al tercero para que escriba la resolución.

c. Cuando el autor del título recibe lo que escribieron sus tres compañeros sin haber leído lo redactado por los otros dos, despliega la hoja y, con ese material, reescribe la crónica para que sea cohesiva y coherente.

d. Finalmente, con las cuatro crónicas, componen y editan la página policial de un periódico.

Cuatro crónicas periodísticas entre cuatro

1. Elijan una crónica deportiva que contenga algún dato curioso, es decir, que no sea un sim-ple relato de un encuentro deportivo.

a. Reduzcan el relato para transformarlo en una breve � cción que ocupe entre treinta y sesenta palabras.

b. Pasen el minicuento a un compañero para que les haga sugerencias sobre la redacción o el contenido. Cuando se lo devuelva, corrijan todo lo necesario.

c. Entre todos, armen una cartelera de � cciones breves.

Minicuentos deportivos

1. Lean el siguiente texto periodístico inventado.

a. En parejas, plani� quen un relato realista a partir de este episodio. Decidan el tono que tendrá: humorístico o serio, qué personajes presentarán, cómo será el lugar, quién narrará los hechos.

b. Escriban el borrador del relato y revísenlo: ¿narra lo que ustedes querían contar? ¿Se compren-de al leerlo? ¿Presenta recursos para acentuar el realismo? ¿Es verosímil?

c. Pásenlo en limpio e ilústrenlo.

De lo real a la fi cción

Un vecino de Saavedra halla a un ladrón dormido frente a su televisor

Un vecino del barrio porteño de Saavedra sorprendió a un ladrón frente al televisor encen-dido, y dormido en el sofá de su living, en el que se había acostado después de comer.

Al principio, el propietario de la vivienda cre-yó que se trataba de su hijo, por lo que lo cubrió

con una manta. Pero, al ingresar en el cuarto del joven, se dio cuenta de que este estaba allí durmiendo y fue consciente de su error.

El detenido declaró: “Comí lo que había en la heladera y me tiré a mirar tele, pero me que-dé dormido”.

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1. Investiguen en Internet qué escritores se dedicaron al periodismo. a. Elijan el que les resulte más interesante y busquen sus datos biográ� cos.

b. Escriban una pequeña reseña que dé cuenta de su vida y de sus obras más importantes.

c. Busquen un fragmento de su obra literaria y otro de su obra periodística.

d. Con toda la información, armen una exposi-ción en la escuela o un blog.

Escritores periodistas o periodistas escritores

1. Observen el siguiente esquema de contenido y busquen información en Internet para desa-rrollar cada uno de los párrafos planteados. Recuerden validar los sitios.

EL REALISMO DEL SIGLO XIX

Origen del movimiento: localización y ubicación temporal.Principales características. Autores y obras más destacados. Derivaciones del movimiento.

2. Revisen el texto para observar su coherencia y cohesión. Además, eliminen toda posible marca de subjetividad.

Parrafear

1. Según menciona el escritor argentino Ricardo Piglia en su texto “Tesis sobre el cuento. Los dos hilos: análisis de las dos his-torias”, el cuentista ruso Chejov registró en uno de sus cuadernos de notas esta anécdo-ta: “Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida”.

a. Escriban una crónica periodística objetiva acerca del suceso relatado por Chejov.

b. Intercambien la crónica con un compañero y transfórmenla en un relato realista con un narrador en primera persona, que sea el jugador o su esposa, y que complete lo que a la crónica le resulta imposible narrar.

Crónica de un hecho incomprensible

1. Lean la siguiente crónica.

a. Transformen esta crónica en otra crónica subjetiva, para lo cual deberán agregar subjetivemas sin perder la coherencia textual.

Una noticia casi personal

Página/12 | Economía | Sábado 28 de junio de 2014

ATUCHA II YA APORTA ELECTRICIDAD AL SISTEMA INTERCONECTADO NACIONAL

Más energía nuclear en la redLa central nuclear Atucha II comenzó ayer a aportar ener-

gía al Sistema Interconectado Nacional. Por ahora el reactor funciona al 5 %, pero la semana próxima está previsto elevar la potencia al 30 % y, de ese modo, llegará a aportar unos 220 megavatios. […] A � n de año funcionará al 100 %, su-mando 692 megas de energía neta al sistema, equivalente a la demanda de unos 4 millones de hogares. […]

El contrato para la construcción se � rmó en mayo de 1980. La obra debía terminar en 1987, pero se fue demo-

rando hasta que, en 1994, quedó interrumpida. El gobierno de Néstor Kirchner decidió reactivar la obra en 2006 y, luego de algunas demoras en la construcción y las pruebas de puesta en marcha, el reactor alcanzó la puesta a crítico el pasado 3 de junio. Ayer se cumplió el último paso al conec-tarlo al sistema eléctrico. De este modo, se da por concluida una obra que demoró 34 años.

Disponible en http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-249615-2014-06-28.html (fragmento).

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EL TEXTO Y LA CRÍTICAEL TEXTO Y LA CRÍTICAEL TEXTO Y LA CRÍTICA

1. ¿Por qué García Márquez cree que el periodismo es el mejor ofi cio del mundo?

2. ¿Cuáles son las características del periodismo de antes?

3. ¿Cuál era la “escuela del periodismo”?

4. ¿Qu é rangos o escalones cumplían los periodistas?

5. ¿Qu é dice García Márquez acerca de los que no vivían el periodismo como él y sus colegas? ¿Por qué?

Guía de LECTURA

Las escuelas del periodismoEn su discurso ante la 52.ª Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, el premio

Nobel de literatura Gabriel García Márquez defendió un modelo de periodismo cuya marca funda-mental es el deseo de informar y comprometerse con la realidad.

El mejor o� cio del mundo (frag.)

Gabriel García Márquez

[… ] Hace unos cincuenta años no estaban de moda las escuelas de periodismo. Se aprendía en las salas de redacción, en los talleres de imprenta, en el cafetín de enfrente, en las parrandas de los viernes. Todo el periódico era una fábrica que formaba e informaba sin equívocos, y generaba opinión dentro de un ambiente de participación que mantenía la moral en su puesto. Pues los pe-riodistas andábamos siempre juntos, hacíamos vida común y éramos tan fanáticos del o� cio que no hablábamos de nada distinto que del o� cio mismo. El trabajo llevaba consigo una amistad de grupo que, incluso, dejaba poco margen para la vida privada. No existían las juntas de redacción institucionales, pero a las cinco de la tarde, sin convocatoria o� cial, todo el personal de planta hacía una pausa de respiro en las tensiones del día y con� uía a tomar el café en cualquier lugar de la redacción. Era una tertulia abierta donde se discutían en caliente los temas de cada sección y se le daban los toques � nales a la edición de mañana. Los que no aprendían en aquellas cátedras ambulatorias y apasionadas de veinticuatro horas diarias, o los que se aburrían de tanto hablar de lo mismo, era porque querían o creían ser periodistas, pero en realidad no lo eran.

El periódico cabía entonces en tres grandes secciones: noticias, crónicas y reportajes, y notas editoriales. La sección más delicada y de gran prestigio era el editorial. El cargo más desvalido era el de reportero, que tenía al mismo tiempo la connotación de aprendiz y cargaladrillos. El tiempo y el mismo o� cio han demostrado que el sistema nervioso del periodismo circula en realidad en sentido contrario. Doy fe: a los diecinueve años —siendo el peor estudiante de Derecho— empecé mi carrera como redactor de notas editoriales y fui subiendo poco a poco y con mucho trabajo por las escaleras de las diferentes secciones, hasta el máximo nivel de reportero raso.

La misma práctica del o� cio imponía la necesidad de formarse una base cultural, y el mismo ambiente de trabajo se encargaba de fomentarla. La lectura era una adicción laboral. Los auto-didactas suelen ser ávidos y rápidos, y los de aquellos tiempos lo fuimos de sobra para seguir abriéndole paso en la vida al mejor o� cio del mundo… como nosotros mismos lo llamábamos. Alberto Lleras Camargo, que fue periodista siempre y dos veces presidente de Colombia, no era ni siquiera bachiller. [… ]

Gabriel García Márquez, Discurso ante la 52.ª Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Los Ángeles (Estados Unidos), 7 de octubre de 1996 (fragmento).

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