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    La organizacin delpoder indigena

    en el Colesuyo (siglo XVJ)*

    Teresa CAEDO-ARGUELLES

    Universidad Complutense de Madrid

    INTRODUCCION

    Los estudios sobre los pueblos aymara de la cuenca del Titicaca han contadocon una fuente de informacin de gran valor histrico y etnogrfico. Se trata detres Visitasrealizadas a la provincia de Chucuito, laprimera en 1549 por Domingode Santo Toms, lasegunda en 1567 por GarcDez de San Miguel y la tercera en1572 por Fray Pedro Gutirrez Flores. De esta ltima slo se conservan algunosfragmentos habindose convertido el hallazgo de los restantes en prioridad de mu-chos historiadores y antroplogos cuyas pesquisas en los archivos han permitido ircompletando las investigaciones etnohistricas de los seoros aymara en el XVI.

    John Murra lleg a considerar la necesidad de crear un equipo de trabajo decarcter inter-disciplinar e mier-nacional con el objeto de contribuir a la tarea

    Advertencia. Todos los documentos que se citanen este artculo procedentes de la Lilly Li-brary, Indiana University (LLIU). fornan parte de la seccin de manuscritos: Latin Americanmas. P er i>Collection, Sajo el ttulo: Pleitosporel cacicazgo de Tarata yMoquegua.

    Trabajo integrado en un Proyecto de investigacin financiado por el Plan Nacional I+D,AME 879 1 9a C02.

    Destaca en este sentido la labor de Waldemar Espinosa y Franklin Pease a quien debemosla orientacin de nuestras investigaciones en el sur andino y el acceso a los archivos de Moque-gua e Indiana.

    Revista Complutense de Historia de Amrica. n .9 19,21-5!, Edit. Complutense, Madrid, 1993

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    de localizar la mucha informacin que asu entender quedaba todava inexplo-rada y dispersa por los archivos de diversos lugares del mundo, en relacin con

    estos reinos lacustres del Altiplano y sus regiones subsidiadas2.

    Nuestras anteriores investigaciones sobre el reino pacaxe3, y sobre todo lasque actualmente tenemos en marcha con relacin al Colesuyo (valle de Moque-gua), nos han llevado a seguir esos derrotems en los archivos de Espaa, Peni yEstados Unidos, en busca de informacin con la que poder reconstruir, desde elmomento del contcto hasta el da de hoy, la trayectoria etnohistrica recorridapor las comunidades del litoral andino que vivieron bajo ladependencia de los se-oros del Altiplano. Con los datos obtenidos, el sistema sociopoltico y el mundode los valores indgenas han id o desvelndonos muchas de su s facetas, sobre todoa partir del siglo XVII que es cuando la organizacin de la s reducciones permitiel libramiento de unadocumentacin ms sistemtica. Sin embargo la s dcadas detransicin que median entre el final del dominio incaico y la consolidacin del po-der colonial seguan demandando otro tipo de informacin que permitiera cubrirel vacio de este primer perodo, lo que nos llev a participar de la propuesta de J .Mura y aplicarnos a la bsqueda de esos fragmentos deFray Pedro Gutirrez Flo-res que supuestamente quedaban por descubrir y que presumamos podran apor-tamos algunas referencias sobre esta regin del Colesuyo en el XVI.

    Ese esfuerzo se ha visto recompensado, si no por el hallazgo de os referi-dos fragmentos, spor el de una nueva Visita de la que hasta ahora no se te-nan noticias, la de Juan Gutirrez Flores, realizada precisamente a la regindel Colesuyo en 1573, es decir simultneamente a la que llev a cabo Fray Pe-dro Gutirrez Flores en Chucuito entre 1572 y 1574.

    Se trata el documento de dos Probanzasy dos Informes insertos en un cor-pus de 462 hojas (en muy mal estado y de muy difcil transcripcin), tituladoPleitos por el cacicazgo de Tarata yMoquegua. 15 de abrilde 590 a 24 de

    noviembre de 1594 y que hemos localizado en la Lilly Library de la Universi-dad de Indiana, dentro de la seccin Latin American mss. Peru Collection. Los

    contenidosde

    estaVisita, ascomo los pleitos que a partir de ella se promovie-

    ron por el acceso a los cacicazgos principales del Colesuyo, han supuesto unaaportacin fundamental para ampliar el conocimiento de esta regin cuyasfuentes para su estudio ofrecan hasta ahoraescasos datos.

    En esta ocasin presentaremos algunos aspectos relacionados con la organi-zacin del poder local.

    J. MURRA: Informacin etnolgica e histrica adicional sobre el reino lupaqa. Historiay Cultura, 4, 1970, p. 52 .

    T. CAEDO-ARGUELLES: Efectos de Potos en la estructura de hn aprovincia tnitaya.

    PacajesatnediadosdelXVll. Tesis de Licenciatura, Universidad de Sevilla, 1976.

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    LA VISITA DE JUAN GUTIERREZ FLORES

    En 1567 Garc Dez de San Miguel visit la provincia de Chucuito (antiguoseoro lupaqa) a instancias del gobernador Lope Garca de Castro. Sus infor-mantes constataron la dependencia tanto poltica como econmica de los vallesdel litoral con respecto al Altiplano, y en cuya regin los quipus incaicos con-tabilizaron a ms de un millar de indios desplazados all en calidad de miti-maes

    4. Los mallku Cari y Cusi compartan entonces el seoro lupaqa divididoen dos parcialidades, hanansaya y hurinsaya, y ambos declararon ante el visita-dor que bajo su jurisdiccin se hallaban las respectivas mitades de los sietepueblos cabeceras de la provincia: Chucuito, Acora, llave, juli, Pomata, Yu-

    yungo y Zepita. Cari, el mallku de hanansaya, aada a ellos su control sobrelos valles de Moquegua y Sama donde hay indios de toda laprovincia5, y porsu parte Cusi, el mallku de hurinsaya, hacia adems alusin a Torata.

    Desde 1535 aproximadamente, los espaoles se fueron instalando en laszonas ms frtiles de estos valles del litoral donde comenzaron a sembrar vie-dos. El antiguo pueblo de Moquehua se convirti en la capital administrativadel Colesuyo, sin perjuicio de que la mayor parte de esta regin se mantuvieraadscrita al corregimiento de Chucuito hasta 1590, ao en que adquiri su inde-pendencia a efectos judiciales.

    A pesar de que una parte de la poblacin indgena haba sido repartida en-tonces entre algunos espaoles en rgimen de encomienda, en general el mapademogrfico de esta zona del litoral no sufri durante el siglo XVI variacionessustanciales con respecto a los aos prehispnicos8, y a la tradicional interpola-cin tnica de serranos y yunga se aadieron los primeros colonos espaolessin que su presencia all afectara, por lo menos durante las primeras dcadasdel contacto, a los inveterados vnculos que esta regin mantena con el Alti-plano, ni tampoco a la organizacin de su poltica local. Los establecimientos

    mitmac todava reproducan en los yunga el sistema dual de gobierno aymara y

    los caciques del Altiplano seguan disponiendo de chcaras de maz en Moque-

    6. DIEZ DE SAN MIGUEL: Visita hecha a la provincia de Chucuitopor el ao 1567.Lima, 1964, p. 12 5 y 130.

    6. DIEZ DE SAN MIGUEL, 1964. p. 1 4 .O. DIEZ DE SAN MIGUEL, 1964, p. 27.Sobre las encomiendas de esta regin ver la obra de A. MALAGA MEDINA: Reduccio-

    n es toledanas en Arequipa, Arequipa, 1989, pp. 163-167.T. CAEDO-ARGUELLES: Proceso de transculturacin en el valle de Moquegua. Un

    dasaifo a los ecosistemas de enclave. Boletn de la Sociedad Geogrfica de Lima, lO S , 992,

    pp.: 99-106.

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    gua, Sama, Capinota y Larecaja9, as como de indios para su beneficio. DonMartn Cusi informaba a Garc Dez en 1567 deque

    en Moquegua en los yungas le dan doce indios que le siembran y e beneficiannueve topos de tierras de maz y que es da a aquellos indios cameros y costales paratraer estiercol para beneficio de maz porqueno se coge de otra manera y les daparaellos coca y ovejas y lana para que se vistan y charqui para que coman y que e nSama le dan tres indios y que los chinchaysuyos mitimaes de Juli que estan en Mo-queguale dan otros dos indios>,0.

    Peridicamente estos caciques enviaban indios al Colesuyo a cobrar suparte del tributo en frutos de la tierra o bien a rescatar aj, algodn y maz acambio de cameros, lana, charque y plata.

    En octubre de 1567 el visitador baj a los yunga. Estuvo en Sama y en To-rata para indagar sobre su s recursos y posibilidades con vistas a los tributos queestos indios estaban en condiciones de pagar. Su presencia en Torata registr allla presencia de dos caciques, Don Francisco Poma y Don Diego Pacaxa2, yabautizados por a accin de los dominicos que a la sazn predicaban la doctrinaen los valles; Pero este visitador no mostr ningn inters por informarse acercade las costumbres o el modo de gobierno que aquellos pueblos tenan. La Visitade GarcDiez nos ofrece una versin subsidiaria del Colesuyo como regin sa-tlite de los seoros lacustres que tan slo ofreca inters en funcin de los ser-

    vicios que dispensaba alos habitantes del Altiplano pero no por su entidad en simisma. Es tambin la versin ofrecida por John Murra al difundir los conceptosde oasis, archipilago o colonias para referirse a los asentamientos hu-manos desplazados desde la cuenta del Titicaca a estos valles.

    En esta misma lnea se desenvuelve la Visita que en 1572 iniciara Fray Pe-dro Gutirrez Flores a la provincia de Chucuito a instancias del virrey D. Fran-cisco de Toledo. De esta Visita se conservan dos fragmentos en el Archivo Ge-neral de Indias: el Padrn de los mil indios ricos (AOl, Contadura, leg. 1787)y la Visitasecreta sobre la conductade los religiosos de Santo Domingo en las

    doctrinas de Chucuito (Aol, Lima 28-A). Su panormica del territorio yungasigui teniendo el mismo enfoque subsidiario que le diera GarcDez. Este ter-cer visitador se refiri a Moquegua y aSama como valles

    O. DIEZ DESAN MIGUEL, 1964, p. 17 .~ O. DIEZ DE SAN MIGUEL, 1964, p. 33.

    O.DIEZ DE SAN MIGUEL, 1964, pp. 17 y 124.O. DIEZ DE SAN MIGUEL. 1964, p. 201. El autor escribi Diego en lugar de Carlos

    Pacaxa. J. MURRA: Formaciones econmicasypolticas delmundoandino, instituto deEstudios

    Peruanos, Lima, 1975.

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    cada una de las partes en litigio. Esta Visita a Moquegua y Torata tuvo lugarentre el 6 de marzo y el 8 de abril de 1573, y en ella el visitador apareca acom-

    paado del escribano Juan de Vargas y del intrprete Domingo Tacarimache, fi-gurando como testigos el vicario de Moquegua P . Diego Hernndez, su tenientede gobernador Diego Hernndez, as como Francisco Hernndez Arjona, Pedrode Ibarra y Pedro Cansino.

    Juan Gutirrez Flores no lograra resolver el contencioso entre los dos caci-ques en conflicto ya que Don Carlos Pacaxa y Don Francisco Poma estaban enrealidad representado a cada una de las dos parcialidades hanansaya y hurin-saya. Los dos centros poblados de Torata y Moquegua no eran sino las cabece-ras de cada una de estas dos mitades en que el Colesuyo se divida a instancias

    de su gobierno regional desde tiempos Incaicos. No obstante, el visitador tenardenes de librar un solo nombramiento, con lo que las dos parcialidades se de-ban fundir en una sola eliminndose a uno de los dos caciques. Por si fuerapoco, este visitador tuvo que dirimir dos pleitos simultaneos por la presenciade un tercer candidato, Don Francisco Chimo, cacique legtimo de la parciali-dad de hurinsaya y menor de edad, razn por la cual Don Francisco Poma leasista a la sazn como acompaado. Los candidatos eran por lo tanto tres:Don Carlos Pacaxa, el cacique titular de hanansaya, Don Francisco Chimo, elcacique titular de hurinsaya y Don Francisco Poma el acompaado o se-

    gunda persona de este ltimo en hurinsaya.Ante las complicaciones que se presentaban para la averiguacin de los de-

    rechos que amparaban a cada uno de ellos, Juan Gutirrez Flores opt por dejarel caso en suspenso despus de decretar en vano la unificacin de todo el Cole-suyo bajo un solo cacicazgo, alegando que

    por cuanto su /7/ estaba de camino para ir a dar cuenta al Seor visorrey de lare-sulta de la visita de los mitimaes de este valle f.../y habiendo dado fin como habadado a esta visita sera vejacin y molestia para los dichos indios detenerse aquporsolo ese caso porque tardara mucho en ir a tomar testigos de la provincia de Chu-

    cuytos y otras partes por tanto que suspenda esta causa y la remita al corregidorque era o fuesede la provincia de Chucuytos.

    Los descendientes de estos caciques continuaran los pleitos que no seranresueltos hasta 1592 por el corregidor Don Diego Mazo de Alderete, cuando yaMoquegua constitua un corregimiento independiente. Al desarrollo de estecontencioso le hemos dedicado un apartado al final de este articulo.

    * * *

    ~ Ibidetn.

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    Somos conscientes de las controversias que la presencia en el Colesuyo deesta novedosa figura puede despertar, tanto por la similitud de su apellido con

    respecto al del visitador anterior, Fray Pedro Gutirrez Flores, como por lacoincidencia de las fechas en que uno y otro realizaron su Visita a Chucuito.Los dos visitadores fueron comisionados por el virrey Toledo y ambos pertene-can adems a la orden de Alcntara. Pero en principio descartamos que se tratede una misma persona, en cuyo caso estariamos ante lo que podramos llamarel fragmento perdido de Fray Pedro Gutirrez Flores8 . Habra entonces queadmitir un error de copia al realizarse los Traslados de los documentos concer-nientes aesta Visita, y que el escribano hubiese escrito incorrectamente el nom-bre de este visitador confundindolo con el de Juan Ramrez Zegarra que esquien acompa a Fray Pedro Gutirrez Flores en su Visita.

    Existen razones para pensarque se trataba de dos personas distintas. Haciaesas fechas se mova por el virreinato peruano un funcionario colonial llamadoJuan Gutirrez Florez que bien podra haber sido este cuarto visitador de Chu-cuito9. En 1588 tenemos a un Juan Gutirrez Flores desempendose comofuncionario de la Real Hacienda y a quien el virrey Conde del Villar describacomo persona de calidad y caudal y de mucha confianzaW. Unos meses mstarde se refera este mismo virrey a sus funciones de Tesorero2. En 1592 elMarqus de Caete afirmaba en una carta que Juan Gutirrez flores viene

    aqu [Los Reyes] por inquisidor, por ltimo contamos con el testimonio deD. Luis de Velasco quien en 1599 lo mencionaba entre las personas benemri-tas del Per en estos trminos:

    Don Juan Gutirrez Flores, del hbito de Alcntara, buen entendimiento para go-bernar espaoles e indios, casado y rico, no pretende ocupacin por ser algo en-fermo.

    Es muy posible que se tratara de la misma persona y que en 1573, previa-mente al desempeo de estos cargos, le hubiera sido encomendada por el virrey

    Toledo esta Visita al Colesuyo con el objeto de mediar en los pleitos suscitadosall por los cacicazgos principales.

    J. MUERA, 1970, p. 52. F. PEASE ha tratadoesta cuestin en su artculo: Nota sobre visiladores de Chucuito en

    1572. HistoriayCultura, 4, 1970, pp: 7 1-77.20 R. LEVILLIER: Gobernantesdel Per. Cartasypapeles. Madrid, 1921, X I, p. 60. R. LEVILLIER, 1921. XI. P. 167.

    R. LEVILLIER, 1921. XII, P. 309.23 R. LEVILLIER, 1921, XIV, P. 236.

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    LA CENTRALIZACION DEL PODER EN EL COLESUYO

    A los pies del lago Titicaca descienden, por la pendiente cisandina, peque-os ros cuyas aguas fluyen luego por los llanos hasta verter sus aguas en el Pa-cifico. A su paso ensanchan las quebradas formando frtiles valles como los deSama, Locumba y Moquegua, donde la poblacin yunga del litoral cultivabadesde tiempo inmemorial algodn, aj y maz y beneficiaba sus sembrios conguano de la costa. Estos indios hablaban el idioma coli o cole, por eso losseoros aymara del Titicaca llamaban a esta regin el Colesuyo. Adems deellos, vivan tambin all los indios pescadores que Santa Cruz Pachacuti iden-tificara como los camachac&< y cuyo origen pensamos que podra estar en el

    pueblo de Machaca, en la provincia lacustre de Pacajes. Como los uros del Titi-caca, estos hablabanel idioma puquina que dio nombre a uno de los principalespueblos del valle de Moquegua.

    Este contacto entre el Altiplano y los yunga venia desde muy antiguo. Losltimos avances arqueolgicos lo sitan hacia el 300 a.d.C. cuando el imperioTiwanaku inici un descenso sistemtico desde la cuenca del Titicaca hacia lacostat Sus fortificaciones hacen pensar en una difcil convivencia intertnicaque fue sin embargo posible debido a la carencia en estos valles de una organi-zacin poltica centralizada. El Colesuyo fue desde entonces escenario de suce-

    sivas y a veces simultneas ocupaciones culturales, unas forasteras procedentesdel Altiplano y otras, como los yunga o los chiribaya, desarrolladas in situ porefecto tanto de la propia evolucin como por el difusionismo derivado del con-tacto con aquellas. Como consecuencia de ello, a la llegada de los incas la fiso-noma de estos valles presentaba ya una rica infraestructura agrcola compuestade terrazas, andeneras, canales de riego y puquios (estanques), as como de ex-plotaciones cuprferas y conjuntos arquitectnicos de cierta envergadura.

    Entre los aos 1.100 y 1.450 d.d.C., este territorio yunga vio multiplicadoslos asentamientos humanos de filiacin tnica aymara. Fueron sobre todo los

    indios lupaqa y pacaxe quienes, en calidad de mitimaes, protagonizaron bajo elIncario una bien definida poltica de complementariedad econmica con el Al-tiplano. All los serranos instalaron sembrios de algodn, maz y aj disputn-dose los recursos con la poblacin autctona del Colesuyo. Sus asentamientostuvieron que adaptarse al ecosistema yunga y a las condiciones culturales delmedio lo que les oblig a constreirse en pequeos enclaves relativamente ais-

    J. SANTA CRUZ PACHACUTI: Relacin de antiguedades de s te reyno de l Pera. Lima,1927, Vol. 12 , p. 197.

    P. M. RICE Y L. WATANABE: La arqueologa de Moquegua>. Programa Contisuyo.Trabajos arqueolgicos en Moquegua, 1,1989, p. 25 .

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    lados unos de otros6. Tras la irrupcin incaica sobre los seoros aymara, tam-bin estos valles fueron incorporados al Incario quedando inscritos en la reginde Contisuyo como parte, ahora, del universo cuatripartito del Tawantinsuyoincaico.

    Garcilaso sitael primer contacto de los Incas con estos valles del litoral entiempos del cuarto Inca Mayta Capac. La crnica de Pachacuti tambin revelaalgunos pormenores sobre aquel encuentro2 y aunque sus descripciones asegu-ran que el Inca no hall entonces oposicin por parte de esta poblacin autc-tona, la tradicin oral que circula todava hoy por los valles pedemontanos pro-ximos a Moquegua aseguran, por el contrario, que el Cerro Bal habra sidoescenario de una pertinaz resistencia20. A este emperador le pareci que el valle

    de Moquegua era tierra frtil y capaz de mucha ms gente de la que tena29,por lo que a partir de entonces se intensificara la afluencia de mitimaes desdeel Altiplano, al tiempo que durante el gobierno de Huayna Capaz se prestabapor primera vez atencin a la organizacin de su poltica como luego veremos.

    Una vez que los Incas conquistaron los seoros aymara, los valles del Li-toral a ellos sujetos mantuvieron e intensificaron sus inveterados vnculos conla regin lacustre. Incluso despus de la llegada de los espaoles, durante todoel siglo XVI, este espacio costero sigui llamndose Colesuyo como reconoci-miento de su indiscutible adscripcin alos seoros del Titicaca. Sin embargo,

    como ya se ha comentado antes, los grupos serranos de mitimaes procedentesdel Atiplano (lupaqa y pacaxe) no eran los nicos en disfrutar de este entorno.Junto a aquellas colonias viva desde muy antiguo la poblacin autctonayunga segn un sistema de gobierno que an desconocemos. Se sabe de ellosque hablaban el idioma coli o cole y que eran agricultores. Serranos yyunga se disputaran los recursos e intercalaran sus espacios de dominio apro-vechando las zonas frtiles que se abran al paso de las corrientes fluviales delos ros Moquegua, Locumba y Sama. Ante este panorama de interpolacin t-nica se ha dado por supuesto que ya desde el Horizonte Medio los yunga ha-

    bran admitido su subordinacin a los serranos~, idea que se fundamenta en laausencia histrica de un centro de poder autctono que aglutinase poltica-

    26 T. CAEDO-ARGUELLES, 1992, PP. 99-106.27 J ~ SANTA CRUZ PACHACUTI, 1927, l2p. 128.

    20 Este cerro con su extraa figura de hongo invertido, fue segn los relatos de sus pobla-doresescenario de la contumaz resistenciaque los yunga opusieron al dominio incaico.

    O. DELA VEGA, Inca: Lo s comentarios realesde los Incas. Buenos Aires, 1967, Vol. 1 .cap. IV.

    30 M. ROSTOROWSKI: La antigua regin del Colesuyo. SociedadAndina, PasadoyPre-sente. Fomciencias, 1988. P p . 132-152, p. 145.

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    mente a toda esta poblacin suelta y derramada como el Inca Garcilaso ladescribi. Tal vez, a la vista de la documentacin que ahora tenemos la opor-

    tunidad de manejar, sea necesario reconsiderar este y algunos otros supuestosen torno al poder y a la propia estructura poltica que presidi la obscura etapade transicin de esta regin perifrica en el periodo que se extiende entre el do-minio de los Incas y la consolidacin all del poder espaol.

    El valle de Moquegua, el ms amplio y frtil de la regin, se extenda atodo lo largo del ro de su nombre en donde destacaban desde tiempos incaicosdos centros poblados tambin de importancia sobresaliente: Moquehua y lo-rata. Sin entrar en el tejido poltico que operaba a nivel interno de las comuni-dades, fueran serranas yunga, este valle fue dividido, muy probablemente al

    final de la etapa incaica, en dos grandes mitades globalizadoras, hanansaya yhurinsaya, que reproducan para su gobierno el sistema dual aymara. Mo-quehua y Torata fueron los dos centros de poder en donde fijaron su residencialos caciques principales de sendas parcialidades cuyos titulares, al momento delas Visitas de GarcDez de San Miguel (1567), de Fray Pedro Gutirrez flores(1572) ascomo de Juan Gutierrez Flores (1573) eran D. Carlos Pacaxa y D.Francisco Chimo. Al segndo le asita como acompaado Don FranciscoPoma. (Los caciques de Sama, Francisco Catan, Alonso Guancachuca y MartinNinaca que Garc Diez de San Miguel menciona en su Visita a Torata seran

    simples caciques locales de mbito comunitario~.Los estudios arqueolgicos han evidenciado recientemente el origen in-

    caico de estos dos yacimientos33, lo que hace pensar que fue efectivamentebajo el dominio incaico cuando el sistema dual se consolid en las instanciassuperiores de gobierno dentro del Colesuyo. Pero el control de estas dos par-cialidades no se circunscriba estrictamente a los valles de Moquegua y To-rata, sino que alcanzaba hasta Lluta, Torata y Anca, es decir, a un mbitocoincidente con el territorio que se conoca como el Colesuyo. Con motivode los pleitos promovidos en torno a la sucesin del pretendido cacicazgo

    nico de la regin, los testigos de cada parte manifestaban en 1590 ante el te-niente de gobernador de Moquegua, Don Antonio de Arvalo, que lajurisdic-cin de Moquegua y Torata alcanzaba hasta Lluta junto a Anca y Torata y

    G. DE LA VEGA, 1967,1, cap. 1 .O. DIEZ DESAN MIGUEL, 1964, p. 201. D . R I C E , O. W . CONRAD y L. WATANABE: Proyecto Osmore. Programa Conti-

    suyo, 3, l989,p. 21. LLIU. Probanza de Pedro Conta ante el teniente degobernadordeMoquegua, O. Pedro

    de Guevara, sobre sus derechosa loscacicazgos deTorata y Moquegua (testimonio deLorenzo

    Chimo>. Moquegua, 6 de agosto de 1589.

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    el fragmento de una Provisin expedida por este virrey con motivo la Visita deJuan Gutirrez Flores al Colesuyo:

    Don Francisco de Toledo, mayordomo de su magestad, visorrey /7 / por las infor-niaciones que mand hacer a los visitadores /7/ y nombrar caciques principales delos repartimientos de este reino /7//segn la] orden que antiguamente tuvieron /7 /eacordado que /7 /se provean de aqu adelante a los hijos de los caciques que murie-ran que ms habilidad y cristiandad tuvieran e teniendo edad para ello e no la te-nicado alos hermanos e parientes e otros indios /7 /que sean de la dicha suficienciay virtud, que esta sea la mas principal herencia y subcesin que tenga para sucedereril los dechos cacicazgos /7/y se haga segun /13 forma susodica que es en la cos-tumbre /7/que se halla que sucedan los dichos caciques cuando esta tierra se descu-bri y conquist sin embargo que proceda de hombres tiranos, ha parecido quepues

    esto hacan se deba mandar guardar1 ? !

    las instituciones /7/los visitadores comsa-nos que nombr /para/ la Visita General de este reino, mand supiesen y averigua-sen los caciques viejos que haba en los repartimientos de sus distritos proveidos porl o s Incas y los hijos que/7/tuvieren, y de la habilidad, suficiencia y cristiandad yedad de los dichos sus hijos para que teniendo la dicha edad, habilidad y cristiandadles mande dar los ttulos de cacicazgos /..

    Lo cierto es que, por lo que respecta a la parcialidad de hurinsaya, la estirpede su primer cacique, Tacasi, logr mantenerse en el poder hasta bien entradala etapa espaola a pesar de los obstculos que a ello opusieron sus acompa-

    ados. El cacicazgo de esta parcialidad se transmiti de padres a hijos demodo que Curata, Layme, Gaspar Cutipa, Francisco Chimo y Francisco Laymefueron todos descendientes directos de Tacasi.

    Pero no siempre se daba la circunstancia de que los legtimos titulares fue-ran al mismo tiempo idneos para el ejercicio de gobierno o hubiesen alcan-zado la mayora de edad al tiempo de heredar el cacicazgo. En estos casos laadministracin incaica recurri al nombramiento de autoridades alternativas:los acompaados. La legislacin espaola tambin previ esta situacin deincapacidad de los caciques titulares mediante el nombramiento de los indios

    gobernadores, figuras que tieben aqusu precedente inmediato.El sistema sucesorio en Moquegua y Torata no respondi a este nico crite-rio basado en la herencia. En Moquegua (hanansaya) tenemos que, si bien elprimer cacique, Cabasacaca, fue sucedido por su hijo Jusquera, en cambio losdos siguientes titulares, Queoana y Vica, accedieron al cacicazgo por nombra-miento de los mallku de la regin lacustre. Concretamente Vica fue designado

    ~ LLIU. Provisin de ttulo dada por el virrey DonFrancisco de Toledo para los cacicaz-go s de Toratay Moquegua. Traslado de u n originalpresentado ante el corregidorD on DiegoMazo de Alderete porPedro Conta en demanda del reconocimientode sus derechos a los caci-

    cazgosde Toratay Moquegua. Arequipa, 2 de octubre de 1575.

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    por Cari, el malllcu de la parcialidad de hanansaya que, simultneamente conCusi en hurinsaya, seoreaba el reino lupaqa cuando Garc Diez de San Miguel

    visit la provincia de Chucuito en 1567. El ltimo titular de esta parcialidad,Carlos Pacaxa, accedi tambin al cacicazgo por eleccin del corregidor deChucuito, Don Hernando de Padilla, ya bajo la administracin espaola (aun-que en una ocasin l mismo se hizo pasar por hijo de su antecesor, Vica, segu-ramente para dar fuerza a sus argumentos sobre los derechos que le amparabansobre el cacicazgo de esta parcialidad).

    Con ocasin de la Visita realizada al valle de Moquegua por Juan GutirrezFlores, los acompaados de hurinsaya hicieron alarde de un desmedido po-der con el que llegaran a eclipsar a los legtimos titulares, colaborando en el

    pretendido desmantelamiento de la estructura dual. Su propsito era el de aca-parar para si la autoridad de ambas parcialidades, lo que estuvieron a punto delograr cuando en 1590 falleca el cacique titular de hanansaya, Don Carlos Pa-caxa. De cualquier forma, el Colesuyo qued desde entonces bajo la autoridadde un cacicazgo nico, pero bajo la titularidad de un descendiente legitimo deTacasi, Don Martn Cutipa. En el apartado fmal de este articulo se ofrecen losdetalles de aquel Proceso.

    LA HECHICERA Y EL PODER. LOS ACOMPAADOS

    Hemos visto que en el Colesuyo los caciques de la parcialidad de hanan-saya fueron en su mayora designados por nombramiento. Tena sus ventajas.Por un lado los riesgos de incapacidad en estos casos eran mucho menos pro-bables ya que sus titulares seran seleccionados por sus cualidades ptimaspara el ejercicio de las funciones de gobierno. Por otro lado, esta circunstanciahaca innecesaria la presencia de acompaados, cargos que los Incas habrantratado de rehuir por su conflictividad, y eso mismo hara preferible muchasveces la alternativa del nombramiento frente a la herencia en la sucesin de loscacicazgos.

    Un ejemplo de los inconvenientes de esta segunda modalidad hereditariapuede verse en el caso de la parcialidad de hurinsaya, cuyos caciques accedierona] cargo por herencia vindose todos ellos precisados a delegar temporalmentesus funciones de gobierno en segundas personas. El cargo de acompaado es-tuvo aqudesde un principio vinculado al cacicazgo como consecuencia de que

    >~ Vid, nota 16 . Memoria presentada por Do n Carlos Pacata en demanda del reconoci-miento de sus derechos alcacicazgo de la parcialidadde hanansaya.

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    los caciques heredaron con frecuencia su s cacicazgos cuando an no haban al-canzado la mayora de edad. Pero no fue esta la nica razn que explica la recu-

    rrencia de estas figuras en la parcialidad de hurinsaya. El caso de su primer titu-lar, Tacasi, ilustra sobre otras poderosas razones que subyacan tras elnombramiento de estas figuras, principales promotores de los conflictos suscita-dos en el Colesuyo por la titularidad de los cacicazgos y que motivaron la visitaextraordinaria encomendada a Juan Gutirrez Flores en 1573. Este cacique, Ta-casi, en un momento de su trayectoria poltica qued

    incapacitado para gobernar [por estar] lleno de canches que por eso no parecaante el Yngaa negociarcomo tal cacique por lo que Guayna Capac puso en su lugarsolo en el dicho valle de Torata a Ynga Pan>

    0 .

    Se trataba el suyo de un mal denominado cara o tambin semifamiaque se contraa mediante prcticas de hechicera segn un procedimiento quedescriba asun doctrinero del valle de Moqueguaa fines de la etapa colonial:

    el execrable y horrendo crimen de que son autores los indios de esta doctrina[quienes] por emulacin o envidia o particulares resentimientos suministran unaconfeccin diablica que se denomina ccara y que produce en los individuos queingieren el producto los efectos ms abominables. Hacen horrible el rostro infectanla masa de la sangre y quitan la vida paulatinamente, la materia de que se compone

    y el modo de darlo que a lo menos en un principio no puede menos que ser porpacto explcito del demonio y por lo que he sabido en el confesionario y por p-blica voz es: toman un sapo lo cierran en una olla nueva de barro allle dan por ali-mento maz amarillo o negro el estiercol de este lo mezclan en la comida o en labebida y luego que el infeliz sin saberlo ha tomado aquello empiezaa sufrir una ar-derencia insufrible en la masa de la sangre. Si hay efervescencia salen unas man-chas deformes por lo regular en la cara y cuando se introduce el veneno quita ins-tantneamente la vida.

    En la Lima colonial tambin se han detectado algunos casos de hechicerarelacionados con la cara cuyo mecaniso consista, segn los acusadores de lahechicera Juana Mayo, en untar los polbos en la cara I b que es! superstisinperjudicial y que indica pacto con el demonio8. Tambin el visitador GarciDiez de San Miguel infonn en su parecer sobre la Visita a Chucuito de queexistan en esta provincia muchos hechiceros viejos a quienes los religiosos

    Vid, nota 50. Probanza de Do n Pedro Conta. Archivo Arzobispal de Arequipa. Expedientes administrativos. Omate, leg. 2. Carta de

    Joseph de los SantosMlagaalObispo de Arequipa, 2 de sept. de 1815. J. E. FLORES ESPINOZA: Hechicera e idolatra en Lima colonial. Podery violencia

    en los Andes, Cuzco, 1991, p. 65.

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    mantenan aislados del resto de la poblacin porque no divulgasen su s prcti-cas e inclinaciones59.

    La hechicera se considera un elemento recurrente en la cultura andina, yen el caso que ahora nos ocupa la veremos vinculada a los acompaadoscomo un mecanismo de coaccin para acceder poder Es el caso de Pan y losdems acompaados que figuran como asistentes o segundas personas de loscaciques de hurinsaya. Los Informes ms fiables sitan su origen en Hilabaya,un valle prximo a Moquegua, de donde fue tomado por Tacasi para que leasistiera como criado. Los descendientes de Pan en las probanzas para acredi-tar sus legtimos derechos al cacicazgo de Torata, acusaban a Tacasi de pro-vocar

    un mal de cara que dicen semifanda y era pblico en todo Torata y este valle queera hechicero y que tena polvos con que daba ese mal de la cara y porque era tan fa-moso ese dicho Tacasi en dar ese mal mand el Ynga [2] a Ynga Pan que hiciesejusticia del dicho Tacasi a pedimiento de todos los indios de Torata y este valle [deMoquegua] y este dicho Tacasi muri de su enfermedad ante el temor de que elYnga le mandara matar.

    Resulta bastante inverosmil que Tacasi se autodestruyera con sus pcimasante el temor de que el Inca lo mandara matar. Ms fcil es que fuera el pro-

    pio Pan quien administrara el veneno a este cacique con el propsito de inhabi-litarlo para las funciones de gobierno, logrando asque los efectos deformantesle impidieran acudir al Cuzco y le cupiera a l mismo la misin de despachardirectamente con el Inca, as como de hacerle la entrega de los tributos recla-mados. Logr este acompaado su propsito cuando Tacasi, aquejado el ca-rache, se vio obligado a enviarle al Cuzco en su lugar

    con un presente para el Ynga [.1 y cuando volvi del Cuzco de llevar el presenteal Ynga GuaynaCapac trajo duho que se lo dio el dicho Ingacomo a cacique princi-

    pal61.

    Fue as como este individuo de origen yunga se hizo con el poder de losmitimaes serranos de la prcialidad de hurinsaya. Su nombramiento comoacompaado lo recibi del propio Huayna Capac revistiendo todos los atri-butos inhrentes a los de un cacicazgo principal,

    O. DIEZDE SAN MIGUEL, 1964, p. 235. Vid, nota 41. Probanza de Martn Cutipa. Vid, nota 41. Probanza de Pedro Conta.

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    como tal principal vino en andas del Cuzco al valle /siendo/obedecido, temido, re-verenciado y acatado~.

    Su hijo, Francisco Poma, es el cacique que Garc Dez de San Miguel en-contrara en su visita a Torata y tanto este como su nieto, Pedro Conta, se man-tuvieron en el puesto de acompaados de la parcialidad de hurinsaya y si-guieron abrigando las mismas infulas de poder que su antecesor. El ltimohered adems su s habilidades hechiceras que utiliz, al igual que Pari, comomecanismo de coaccin para hacerse con el poder. Para la fecha en que esteacompaado detentaba la lugartenencia de aquella parcialidad, haca ms decincuenta aos que los espaoles haban irrumpido en el valle. Jueces y visita-

    dores eclesisticos, los nicos que basta aquel momento ejercieron una ciertalabor de control sobre la poblacin indgena, haban castigado reiterada-mente a Pedro Conta por ser indio idlatra y hechicero. Los testimonios delos propios indgenas coincidan en que haba muerto pblicamente a muchosindios e indias con sus hechizos, cualidad que sin duda le dio pbulo paraejercer sobre la poblacin indgena una poderosa influencia. Con ocasin delos numerosos pleitos que promovi, fu e acusado de presentar para su s Pro-banzas a indios sobornados y coaccionados bajo

    amenazas que J o s ha de maltratas y a otros que les har bien [...] y asimismo Josdichos indios podran temer y recelar del dicho Don Pedro Coma porque no les dealguna cosacon que mueranpor ser como es famoso hechicero y asimismo [loes] lamujer de Don Pedro Corita como es pblico y notorio y pblica voz y fama,

    asunto este que lleg a bloquear en determinadas ocasiones el Proceso comoconsecuencia de que ningn indio se atreva a testificar en su contra porque eldicho Don Pedro Conta como poderoso y cruel no les maltrate.

    La condicin de acompaado no tena un carcterhereditario ni otorgabaa la familia del titular privilegio alguno. Prueba de ello es que Pedro Contamientras no se desempe como tal acudi a labrar y trabajar las chacras delos espaoles como los dems indios particulares. EL cargo se cubra tansolo de forma coyuntural, cuando un cacique principal presentaba alguna inca-pacidad para el ejercicio del gobierno o no haba alcanzado la mayora de edadal momento de heredar el cacicazgo. Sin embargo los descendientes de Panquedaron, como hemos visto, vinculados a los sucesivos cacicazgos de la par-

    Ibdem.

    63 Vid, nota 41. Probanza de Martn Cutipa.

    Ibdem.

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    cialidad de hurinsaya. A Francisco Poma y Pedro Conta, su hijo y nieto, les co-rrespondi acompaar a los siguientes caciques de hurinsaya para asistirlesdurante su minora de edad, pero Francisco Poma se apoder tirnicamentedel mando en tiempos de Layme, permaneciendo igualmente en tiempos de suhijo Gaspar Cutipa

    por ser el dicho Gaspar Cutipa enfermo y no poder 1 . . . / ni resistir la tirana del di-cho D. Francisco Poma.

    Posteriormente, desde la Visita de Juan Gutirrez flores en 1573, el cargode acompaado se transformara en el de alcalde ordinario dando asi origen

    al cabildo indgena de las futuras comunidades.

    PLEITOS POR LOS CACICAZGOS DEL COLESUYO

    Los atributos de estos cacicazgos perifricos instaurados en Moquegua yTorata como representantes del Colesuyo, confirieron a sus titulares el disfrute

    de privilegios parecidos a los que gozaban los mallku de las regiones centrales.Los primeros caciques principales destinados al Colesuyo fueron llamadosdesde Chucuito al Cuzco para recibir su investidura de manos del Inca. Desde

    all eran transportados en andas hasta el Colesuyo a donde traan duho, que selo daba el dicho Ynga como a cacique principal.

    Como reconocimiento a sus servicios de gobierno, el Inca les conceditambin a estos caciques perifricos tierras distribuidas en las zonas ms fr-tiles con un carcter hereditario. Hilabaya, Sama, Tambo... son tres de los lu-gares donde se registran chacras que los indios trabajaban para estos caciques6an cuando su residencia se fijaba en el pueblo de Torata o en el de Moquehua,segn se tratara de un cacique principal de hurinsaya o hanansaya, a lo que ha-ba que aadir la asignacin de chcaras, casas y corrales en las inmediacio-

    nes del pueblo cabecera.Los espaoles reconocieron la autoridad de los caciques y sus atribucionesaumentaron con la nueva administracin poltica. Su residencia presidi el lu-gar central del pueblo cabecera de cada parcialidad (en lo que despus consti-tuira la plaza), y asimismo siguieron sentndose en tiana y percibiendo

    Ibdem.~ Ibdem.67 Vid, nota 1 6 .

    Vid, nota 41. Probanza de Pedro Conta.

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    duho en seal de distincin. Segn la costumbre

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    su posesin. A ello colabor sin lugar a dudas la presin ejercida por la admi-nistracin espaola obstinada en desmantelar la estructura dual del poder.

    asunto del que ya se ha tratado en pginas anteriores.Por otra parte hay que tener en cuenta tambin el hecho de que no estuviera

    instituida la frmula hereditaria como lanica posible para la sucesin de los caci-cazgos. Esta ambigliedad dio pbulo a la aspiracin de otros candidatos al duhoy a la tiana. Fueron los acompaados que pudieron esgrimir ciertos derechos

    otorgados asu s antepasados en relacin con el ejercicio del poder y que estos ava-laron merced ala s influencias adquiridas durante el desempeo de sus cargos.

    Las Probanzas presentadas a Juan Gutirrez Flores por cada una de la s partes,ascomo los pleitos subsiguientes a aquella Visita, han permitido acceder al cono-

    cimiento de diversos aspectos del sistema cultural vigente en los enclaves del Co-lesuyo, algunos de los cuales relacionados con la organizacin del poder loca] he-mos presentado aqu. Nos referiremos ahora a los pleitos que sostuvieron losdistintos candidatos al cacicazgo en demanda del reconocimiento de sus legtimosderechos.

    Como puede verse en el cuadro, Francisco Chimo y Carlos Pacaxa eran en lasfechas de esta Visita los caciques de hurinsaya y hanansaya respectivamente. Elprimero de ellos, como menor de edad, estaba asistido a la sazn por su acompa-ado Francisco Poma. En los Informes solicitados por Gutirrez Flores para ave-riguar los derechos que amparaban a cada uno de ellos, Francisco Poma presental visitador la candidatura nica de su parcialidad desestimando la legitimidad delcacicazgo de hanansaya. La contradictorias informaciones obtenidas por el visita-dor entre los indios viejos y antiguos, se explica en un contexto de coaccinejercido claramente por este acompaado, quien vio en los propsitos de la Vi-

    sita una coyuntura propicia para lograr que se reconociese su parcialidad como lanica legtima del Colesuyo. Un paso ms le permitira usurpar este cacicazgo yquedar como nico titular del gobierno en la regin.

    La primera cuestin era entonces avalar la propuesta centralizadora del visita-dor y tratar para ello de demostrar la inexistencia en el Colesuyo de dos parciali-dades. Para ello este acompaado present sus Probanzas valindose de testigosclaramente coaccionados. La presencia de Carlos Pacaxa a] frente de hanansayacontradeca este planteamiento, pero se solucion negando la legitimidad deeste curaca en base aque

    su cacicazgo fue proveidopor los caciques de la provincia de Chucuyto despus queentraron los espaoles en este reyno 1.1 sin haber ni tener ttulo ni derecho paraello

    7.

    Vid, nota 16 . Informe deFrancisco Poma,

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    al corregidor de la provincia de Chucuito para que este se encargara de proveerjusticia, lo que no llegara a producirse hasta veinte aos ms tarde. El vere-

    dicto sobre las titularidades de los cacicazgos de Moquegua y Torata quedaronpues en suspenso tras la Visita de Juan Gutirrez Rores hasta 1592 ao en queel corregidor de Moquegua Diego Mazo de Alderete emitira su dictmen defi-nitivo. Mientras tanto, en el Colesuyo se reconocieron alos tres caciques impli-cados en el litigio, percibiendo cada uno provisionalmente la tercera parte delsalario que deba destinarse aquel de ellos que llegara a ser su legtimo y nicotitular.

    Los muchos privilegios que el sistema colonial espaol otorgaba a los caci-ques fueron una de la s causas de este largo y contumaz conflicto por el poder,

    que continuaron los sucesores de aquellos entre 1584 y 1592.Estos nuevos pleitos por el cacicazgo fueron promovidos, en primer lugarpor Don Pedro Conta contra Don Carlos Pacaxa desde 1584; en segundo lugarpor los tutores de Don Francisco Layme contra los dos candidatos anterioresdesde 1587; y en tercer lugar por Martin Cutipa contra Pedro Conta desde1590. Lo prolongado de cada uno de ellos hizo que en ocasiones unos y otrosllegaran a solaparse.

    En 1584 Pedro Conta, a quien se le haba acusado reiteradamente de usur-par y tiranizar el cacicazgo de D. Francisco Layme, se querell contra Don

    Carlos Pacaxa para obligarle a admitir la inexistencia>; de la parcialidad dehananyaya y por tanto la invalidez de su cacicazgo, tal como lo dispusiera elvisitador Juan Gutirrez flores en su Visita de 1573. El punto de desacuerdoentre ambos segua debatindose en tomo a la cuestin de si deban recono-cerse en el valle una o dos parcialidades. Pedro Conta se las agenci para pre-sentar una Provisin Real en la que constaba que

    antiguamente hubo solamente un cacique de ambas parcialidades 1.1 y que porciertaconveniencia las unieron los antecesores de Don Pedro Conta y despus qued

    ~3

    enana

    Por su parte los representantes de Don Carlos Pacaxa insistan en que el ca-cicazgo de hanansaya segua teniendo vigencia en el Colesuyo, ya que en to-dos os pueblos haban dos caciques, uno de cada parcialidad9. El curador queen aquella ocasin actuaba como representante de este cacique, Pedro de Esco-bar, aval esta declaracin testificando que

    3 8 Vid, nota 50. Provisin Realsobre el cacicazgo de la parcialidadde hanansaya del repar-

    timiento de Moquegua pesentada por Pedro Canta como recaudo de sus derechos. S e firmaen

    La Plaja a 1 2 de diciembrec J e 1584. Vid, nota 55.

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    el dicho mi parte es cacique de la parcialidad de hanansaya y le pertenece el dichomando y cacicazgo porque el orden y usoen todos los pueblos de esta tierra ha sidosiempre dos parcialidades hanansaya y hurinsaya y en cada una habercacique yesto

    se ha usado desde el tiempo del Ynga y al presente se usa como es pblico y noto-00no

    Su poder econmico le haba dado a Pedro Conta la oportunidad de exten-der su s influencias hasta instancias jurdicas de alto rango. Valindose de ellaslogr que se firmara en nombre del Virrey Toledo una Provisin en laque figu-raba l mismo como adjudicatario del cacicazgo principal:

    Don Francisco de toledo mayordomo de su Magestad, visorrey /etc.../porque en lavisita que Juan GutirrezFlores hizo del repartimiento de Torata y Moquegua de Jaencomienda de la Real Corona averigu queel cacique principal de la parcialidad deUrinsaya [era] Don Pedro Conta por muerte de su padre el cual dicho visitador porsu parecer dice que es de edad habilidad y suficiencia y de buen ejemplopara usar eldicho cacicazgo conforme a lo dicho /7/usando de los poderesque tengo de su ma-gestad, hago merced al dicho Don Pedro Contade os nombrar e proveer fi/os nom-bro por cacique principal del dicho repartimiento de Torata y Moquegua de la par-cialidad de urinsaya /como/ cacique y como tal os doy la investidura del dichoCacicaZgo principal.

    Intent pues este acompaado tergiversar los resultados de la Visita de

    Gutirrez Flores quien, como se recordar, haba dispuesto que FranciscoPoma figurase tan slo como coadjutor o acompaado de FranciscoChimo. En ningn lugar de aquella Provisin, fechada en Torata el 8 de marzode 1573, apareca el nombre de Pedro Conta. El recaudo presentado por esteacompaado para su Probanza estaba fechadoen Arequipa el 2 de octubre de1575, y no recibi compulsa de la Audiencia de la Plata hasta nueve aos des-pus, el 10 de enero de 1584, justo en el preciso momento en que la presiden-cia de la Audiencia se hallaba vacante por fallecimiento de Don Martin Enrz-quez.

    El 30 de diciembre de 1584 Don Pedro Conta present esta Provisin anteel teniente de gobernador de Moquegua, Don Gonzalo de Mazuelos, quien latom en la mano, la bes y la puso sobre su cabeza y dijo la obedeca y la obe-deci

    82. Pero todava este individuo pretendi aumenar su capitulo de recau-dos para asegurarse los derechos al codiciado cacicazgo nico frente a las pre-tensiones de Don Carlos Pacaxa. En base al nombramiento anterior, el 6 de

    Ibdem.

    ~ Vid, nota 54.~ Vid, nota 50.

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    septiembre de 1584, solici una nueva Provisin de ttulo de cacique pincipal ynico del valle, firmada esta vez por el Conde del Villar en los siguientes tr-

    minos:Don Femando de Torres Portugal, conde del Villar, visorrey y gobernador destosreinos/7/Presidente en la Real Audiencia y Chancillera fil por cuanto quepor partede Don pedro Conta, cacique principal del valle de Moquegua sobre el cacicazgo dela parcialidadde hanansaya y urinsaya por haber sido de sus antepasados, al cual di-cho cacicazgo pretenda Don Carlos Pacaxa, y que por la dicha Real Audiencia seprovey Auto ea su favor fi/Por mi visto lo susodichojuntamente con el testimoniodel pleito y Autos que en la dicha Real Audienciade los Charcas se haban tratadoentre l y el dicho su contrario, acord dar edi la presenteen nombre de Su Mages-tad, y en virtud de los poderes e comisiones que de su persona real tengo, nombro.

    elijo e proveo a > dichoDon Pedro Contapor caciueprincipal de lasdichasparcia-lidadesfi/para que por todos los dasde su vida /7/pueda usar y ese el dicho cargode cacique principal de las dichasparcialidades en todas las cosas y casos fi/mandoa l corregidor del dicho repartimiento del valle de Moquegua le de la posesin el yno consienta que sea desposeido delfil y haga acudir conel salario, servicio y bene-ficio de chcaras que por la tasa del dicho repartimiento le est sealado /7/. En laciudad de Los Reyes, a 15 de enero de 1588. Conde del Villar Sandoval.

    Estos dos recaudos fueron presentados al teniente gobernador de Moque-gua, Don Pedro de Guevara, el 6 de agosto de 1589, quien otorg a PedroConta en seal de posesin un duho y tiana e insignia de cacique, mandando

    a los indios que acudieron como testigos, Martin Pariaguanaco y Jorge Canta,que llevaran esta noticia a los dems indios del dicho vallet.

    Tambin su oponente en el pleito, Don Carlos Pacaxa, fu e citado para pre-sentar sus avales sobre los derechos que le amparaban en el cacicazgo de hanan-saya, los cuales se fundamentaban en una Memoria presentada en su da por lmismo ante el visitador Juan Gutirrez flores y en donde puede observarse lasucesin de caciques de ambas parcialidades desde tiempos de Huayna Capac.

    Ante el segundo pleito presentado por los tutores de Francisco Layme con-tra Pedro Conta y Don Carlos Pacaxa conjuntamente, el gobernador de Chu-cuito Gabriel de Montalvo (el 28 de mayo de 1587), se pronunci en favor delos derechos que amparaban a Don Francisco Layme, quedando los anteriorescomo coadjutores suyos en tanto que aquel alcanzara la mayora de edad.Mientras, cada uno de ellos seguira percibiendo el tercio del salario correspon-diente al cacicazgo principal.

    83 Vid, nota 50. Provisin de cacicazgo otorgadapor el virreyCondedel Villarpresentada

    por Pedro Conta como recaudode sus derechos. S e firmaen Los Reyes, a 1 5 de enerode 1588.84 Ibdem.

    Vid, nota 55

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    La prndencia aconsej entonces a Pedro Conta y a D. Carlos Pacaxa invali-dar sus anteriores diferencias y pleitos para pasar a convenir oportunamente la

    frmula de aquel inexorable co-gobierno tripartito. Las condiciones fueron h-bilmente propuestas por Pedro Conta y establecan que

    si el dichoDon Franciscomenor muriese haya y heredeel dicho cacicazgo el dichoDon Pedro Conta y sus hijos~t

    Pero D. Carlos Pacaxa falleci oportunamente, y como si de un presagiose hubiera tratado ( !) , tambin D. Francisco Layme mora de viruelas en 1590a la edad de 10 aos, quedando as el camino expdito para que Pedro Conta

    obtuviera la titularidad del cacicazgo nico del Colesuyo. La accin de lajusti-cia lo impedira.El 1 5 de abril de ese mismo ao, el entonces teniente de gobernador del va-

    lle de Moquegua, Don Pedro de Guevara, informaba a la administracin del fa-llecimiento de Don Francisco Layme sin dejar heredero ni persona que tu-viese derecho al dicho cacicazgo, y de la necesidad, aada

    de haber cacique que gobierne en los dichos pueblos de Torata y Moquegua paraque acuda a las cosas tocantes al servicio de su Magestad e bien comn e gobiernode los naturales de dicho repartimiento8.

    Estas consideraciones fueron asimismo transmitidas a los indios medianteun intrprete para que las personas que tuviesen titulo e seoro al dicho caci-cazgo presentaran los recaudos e informaciones de su derecho. Sin embargo,la candidatura de Pedro Conta no era la nica ya que un to carnal del caciquerecin fallecido se incorporaba al litigio aspirando tambin l a la titularidaddel cacicazgo y cuyos derechos se amparaban en su descendencia directa deTacasi. Se trataba de Martin Cutipa a quien el ltimo titular del cacicazgo, DonFrancisco Layme, le declaraba en su testamento como su legitimo sucesor:

    Ytem declaro que de derecho me pertenece el cacicazgo y seoro de este dichopueblo de Torata y valle de Moquegua como a sucesor descendiente de Tacasi yLayme mis bisabuelos caciques principales que fueron de este dicho valle puestospor el Ynga y como tal sucesor y heredero de los susodichos el visitador general

    /Juan Gutirrez Flores/ nombr por cacique principal de este valle de ambas pm-cia-lidades de hanansaya y hurinsaya al dicho mi padre/Don Francisco Chimo/y porser

    86 Vid, nota 50. Acuerdode Pedro Conta yDo n Carlos Pacaxa en el pleitopor los cacicaz-

    gos deTorata y Moquegua. Moquegua, 28 de mayo de 1587LLIIJ. Informe del teniente de gobernador de Moquegua, Pedro de Guevara. Moquegua,

    15 de abrilde 1590.

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    yo muchachoy no tener favor he tenido usurpado el dicho mi cacicazgo por Don Fe-dro Conta contra toda razn y justicia el cual cacicazgo despus de mi fin y muertepertenece al dicho Don Martn Cutipa mi to como a hijo legtimo de Don GasparCurata y hermano del dicho Don Gaspar Cutipa mi abuelo y hijo del dichoLayme>0

    8.

    Se iniciaba as el ltimo pleito por el cacicazgo de Moquegua entre PedroConta y Martn Cutipa. La causa se prolong entre los aos de 1590 a 1592 yfue dirigida por el corregidor de la provincia de Colesuyo Don Diego Mazo deAlderete, quien convoc sendos interrogatorios para la Probanza de los dere-chos que amparaban a cada uno de estos candidatos. Por fin el veredicto se in-clinara en favor de Don Martn Cutipa en los trminos siguientes:

    Por cuanto consta porlas informaciones que he tomado y recibido de las partes yde los testigos y por lo que se ha informado muchas veces de particulares indios ycaciques de este partido as de indios viejos de este dicho valle y repartimiento deTorata como de espaoles que tienen noticia de esta causa por haber muchos aosque residen en este dicho valle y saberse clara y manifiestamente el derecho yjusti-ciadel cacicazgo /7/del dicho Don Martn Cutipa fi/por venirlede lnea recta desdee tiempo delInca /?/ y que el dicho Don Pedro Conta fi/que al presentees caciquede dicho repartimiento no tiene derecho y ha mandado hasta ahora tirnicamente eldicho cacicazgo por haber alcanzado Provisiones con siniestra telacin y pleitos fily ases heredero legtimo del dicho Don Francisco Layme Don Martin Cutipailla

    /quien/ tiene habilidad suficiente para la ejecucin de dicho oficio de cacique princi-pal de dichasparcialidades fi/lo cual es al contrario del dicho D on Pedro Contaporser indio de mala vida y fama y haber sido castigadoporhechicero comoconsta porlos testimonios que estn en dicha causa89.

    Se daba as por concluida la causa que el visitador Juan Gutirrez Floresdejara pendiente tras su Visita de 1573. Dos aos ms tarde, en 1594, todavaPedro Conta volvera a presentar un recurso ante la Audiencia contra este vere-dicto y de cuyos resultados no se tienen todava noticias.

    LLIU. Testamentode Do nFranciscoLayme Torata, 2 de marzo de 1590. LLIU. Sentencia dictada por el corregidorD on DiegoMazo de Alderete co n referencia

    al pleito deMartn

    Cutipa contra Pedro Conta porlos cacicazgos de Torata y Moquegua. Mo-quegua, 24 de noviembre de 1592.

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    La organizacin delpoder indgenaen el Colesuyo(sigloXVI) 51

    Seccin CosterayAltiplanoAndino co n indicacin de lugares principales y lmitehipottico de l Colesuyo.