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LATINO AMERICA ECONOMIA MARTES 4 JULIO 20065 24 Imposible ver algo así y no creer en el progreso. Donde había aire, hay rocas. Donde había rocas, hay aire. Donde no había un lago, ahora existe. El Cajón, una presa de 188 metros de profundi- dad en Nayarit, debe generar 750 megavatios de electricidad a par- tir de 2007. El Cajón es el proyecto de construcción más grande de América Latina. Es también una rareza. En México el gasto público en infraestructura para la generación de electricidad, carretera, vías férreas, plantas de agua, etc., fue una tercera parte más bajo en 2004 que 10 años antes, de acuerdo con un informe de Merrill Lynch. El Banco Mundial dice que dos quintas partes de las autopistas del país son “premodernas”. Sin embargo, el gobierno gasta 0.7% del PIB en subsidiar el consumo de electricidad, algo que no beneficia a los más pobres, quienes viven a oscuras en las áreas rurales. Lo mismo sucede en toda América Latina. Aunque las eco- nomías crecen de manera diná- mica gracias al auge de la expor- tación, están encadenadas por carreteras y autopistas de baja calidad, puertos obstruidos y un suministro precario de electrici- dad. En los años noventa, los gobiernos redujeron radicalmen- te la inversión pública para equi- librar su presupuesto e invitaron a los inversionistas a cubrir el déficit. Entre 1990 y 2003 la región representó la mitad de la participación total del sector pri- vado en la infraestructura de paí- ses desarrollados. La inversión privada ha expandido las redes de telecomunicaciones. Pero el flujo del dinero privado para electricidad, agua potable y transporte se ha secado en muchos países, en parte porque los ciudadanos y los políticos se opusieron a la privatización. En años recientes, el gasto total en infraestructura en la región ha promediado menos de 2% del PIB. No es suficiente. De acuerdo con el Banco Mun- dial, 58 millones de latinoame- ricanos carecen de acceso a agua potable y 137 millones de drenaje. En Brasil y Perú, menos de un cuarto de las auto- pistas principales están clasifi- cadas como adecuadas. Según encuestas realizadas por el banco, 55% de los empresarios consultados en América Latina señalan que la infraestructura es un serio problema, porcentaje que en Asia del este es sólo de 18%. El banco dice que la región tendrá que duplicar o tri- plicar su gasto actual para que su infraestructura alcance el nivel de las boyantes economías de aquella región asiática. La excepción, como es fre- cuente, la constituye Chile. La dictadura militar comenzó a pri- vatizar infraestructura en 1985, principiando con telecomunica- ciones y electricidad. Los gobiernos democráticos han ido más allá. Las carreteras que lle- van al viajero del aeropuerto a Santiago, la capital, son adminis- tradas de manera privada, como muchas otras autopistas y el pro- pio aeropuerto. Casi toda el agua de Chile es suministrada por empresas privadas. En Santiago, el tratamiento de aguas negras se ha incrementado de 3% en 1999 al actual 70%, dice Alfredo Noman, director de Aguas Andi- nas, la compañía española de agua potable de la capital chile- na. En Chile, sólo los hogares más alejados carecen de agua o electricidad. Mayor inversión en Chile Chile ha sido capaz de movili- zar tanto dinero privado porque su gobierno ha establecido pro- cedimientos legales y regulato- rios en los que confían los inversionistas. ‘‘En caso de una disputa podemos recurrir al arbitraje; lo hemos utilizado y funciona’’, dice Noman. Contri- buye, también, que Chile tenga fuertes mercados de capital y grandes inversionistas institu- cionales, como los fondos de pensión privados. Los ‘‘bonos de infraestructura’’ de largo plazo, denominados en pesos ajustados a la inflación, han ser- vido para financiar gran parte de los 8 mil mdd invertidos en carreteras, aeropuertos y demás. Cobrar, otro dolor de cabeza latinoamericano, es relativamen- te fácil en Chile. Autopista Cen- tral, carretera de Santiago opera- da por la compañía española ACS, factura a los conductores cada mes en lugar de cobrar pea- jes. Suena riesgoso, pero su car- tera vencida es de menos de 3% del total, dice Antonio Estrada, gerente de Autopista Central. Chile planea expedir contratos para que inversionistas privados construyan y den mantenimiento a hospitales públicos. El éxito no ha popularizado la privatización. Los chilenos se quejan de que sólo ven coches nuevos en las carreteras porque los conductores de carcachas no pueden pagarlas. (Lo mismo sucede con las carreteras de peaje construidas por particula- res en México.) Contar con agua corriente es cómodo, pero los pozos del patio trasero eran gra- tis. En una investigación de 2005, efectuada por Latinobaró- metro, dos tercios de los entre- vistados chilenos estaban decepcionados con la privatiza- ción, más que en Brasil y en México. Sin embargo, Chile ha protegido a los inversionistas de la ira popular, a diferencia de sus vecinos. Por esta razón, ACS no está tentada de invertir en ningún otro lugar en la región. ‘‘La estabilidad política y económica no es lo bastante buena para hacer una inversión a 25 o 30 años’’, dice Estrada. De los países más importan- tes de América Latina, sólo Colombia ha conseguido mante- ner la inversión pública y atraer financiamiento privado. En otros lugares el panorama es mucho más problemático. En algunos países el capital privado enfrenta rotunda hostilidad. Bolivia nacionalizó su petróleo y su gas el mes pasado, y antes echó a las multinacionales de la industria de agua potable. El gobierno argentino renacionalizó la com- pañía de agua potable de Buenos Aires y se ha enfrentado a otras empresas privadas por los impuestos sobre utilidades. En la actualidad planea imponer un cargo a los consumidores de energía para aumentar los ingre- sos de la recientemente creada empresa estatal de energía. Parálisis en Brasil En Brasil, la economía latinoa- mericana más grande, el entu- siasmo inicial por la inversión privada en infraestructura se ha enfriado. En los años noventas, el gobierno privatizó telecomu- nicaciones, vías férreas y el suministro de electricidad y entregó 5 mil kilómetros de autopistas federales a operado- res privados. Luiz Inacio Lula da Silva, presidente de Brasil desde 2003, prometió una rup- tura con las políticas ‘‘neolibe- rales’’ de su predecesor. Bajo su gobierno, no se ha llevado a cabo ninguna inversión, privada o pública, en transporte, electri- cidad o agua potable. Puesto que Brasil tiene pocas oportunidades de elevar impues- tos y deuda, y no fácilmente puede redistribuir el gasto, ten- drá que depender del sector pri- vado durante los años siguientes, estima Paulo Correa, coautor de un informe del Banco Mundial, de próxima aparición, sobre infraestructura brasileña. Sin embargo, el clima para la inver- sión privada es hostil. No puede contarse con los organismos reguladores y los tribunales para hacer valer los contratos. En un sondeo reciente, de 21 agencias reguladoras, 12 de ellas reporta- ron que ha habido intentos del gobierno para interferir en sus decisiones. Brasil, luego de mucho retra- so, está lanzando un proyecto al amparo del cual las empresas privadas pueden construir y ope- rar carreteras, sistemas de drena- je e incluso cárceles, a cambio de un flujo de ingresos garantizados por el gobierno. Las empresas locales están menos dispuestas que los inversionistas internacio- nales a enfrentar el riesgo. “¿Tenemos que esperar a que alcancemos el nivel de Chile? Necesitamos aceptar las condi- ciones existentes”, dice Marcelo Odebrecht, gerente de una cons- tructora que lleva su apellido. Es digno de encomio el gusto por el peligro de Odebrecht, pero no que los gobiernos dependan de él. Invertir en infraestructura rinde grandes dividendos para los pobres y reduce la desigual- dad. Los gobiernos que no pue- den invertir en infraestructura y al mismo tiempo ahuyentan a quienes sí pueden, no le hacen un gran favor a sus votantes. FUENTE: EIU S E REZAGA LA INVERSIÓN EN INFRAESTRUCTURA El sector público de América Latina no invierte lo suficiente en transporte, electricidad y agua, pero tampoco permite que los inversionistas privados lo hagan ECONOMIST INTELLIGENCE UNIT /THE ECONOMIST Aspecto de la presa El Cajón, en el municipio de La Yesca, Nayarit, el proyecto de construcción más grande de Amé- rica Latina Notimex

24 ECONOMIA MARTES 4 JULIO E REZAGA LA INVERSIÓN · 2008-10-20 · “¿Tenemos que esperar a que alcancemos el nivel de Chile? Necesitamos aceptar las condi-ciones existentes”,

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Page 1: 24 ECONOMIA MARTES 4 JULIO E REZAGA LA INVERSIÓN · 2008-10-20 · “¿Tenemos que esperar a que alcancemos el nivel de Chile? Necesitamos aceptar las condi-ciones existentes”,

◗ LATINO AMERICAECONOMIA • MARTES • 4 • JULIO • 2006524

Imposible ver algo así y no creeren el progreso. Donde había aire,hay rocas. Donde había rocas,hay aire. Donde no había unlago, ahora existe. El Cajón, unapresa de 188 metros de profundi-dad en Nayarit, debe generar 750megavatios de electricidad a par-tir de 2007.

El Cajón es el proyecto deconstrucción más grande deAmérica Latina. Es también unarareza. En México el gastopúblico en infraestructura parala generación de electricidad,carretera, vías férreas, plantasde agua, etc., fue una terceraparte más bajo en 2004 que 10años antes, de acuerdo con uninforme de Merrill Lynch. ElBanco Mundial dice que dosquintas partes de las autopistasdel país son “premodernas”. Sinembargo, el gobierno gasta0.7% del PIB en subsidiar elconsumo de electricidad, algoque no beneficia a los máspobres, quienes viven a oscurasen las áreas rurales.

Lo mismo sucede en todaAmérica Latina. Aunque las eco-nomías crecen de manera diná-mica gracias al auge de la expor-tación, están encadenadas porcarreteras y autopistas de bajacalidad, puertos obstruidos y unsuministro precario de electrici-dad. En los años noventa, losgobiernos redujeron radicalmen-te la inversión pública para equi-librar su presupuesto e invitarona los inversionistas a cubrir eldéficit. Entre 1990 y 2003 laregión representó la mitad de laparticipación total del sector pri-vado en la infraestructura de paí-ses desarrollados. La inversiónprivada ha expandido las redesde telecomunicaciones. Pero elflujo del dinero privado paraelectricidad, agua potable ytransporte se ha secado enmuchos países, en parte porquelos ciudadanos y los políticos seopusieron a la privatización.

En años recientes, el gastototal en infraestructura en laregión ha promediado menos de2% del PIB. No es suficiente.De acuerdo con el Banco Mun-dial, 58 millones de latinoame-ricanos carecen de acceso aagua potable y 137 millones dedrenaje. En Brasil y Perú,menos de un cuarto de las auto-pistas principales están clasifi-cadas como adecuadas. Segúnencuestas realizadas por elbanco, 55% de los empresariosconsultados en América Latinaseñalan que la infraestructura es

un serio problema, porcentajeque en Asia del este es sólo de18%. El banco dice que laregión tendrá que duplicar o tri-plicar su gasto actual para quesu infraestructura alcance elnivel de las boyantes economíasde aquella región asiática.

La excepción, como es fre-cuente, la constituye Chile. Ladictadura militar comenzó a pri-vatizar infraestructura en 1985,principiando con telecomunica-ciones y electricidad. Losgobiernos democráticos han idomás allá. Las carreteras que lle-van al viajero del aeropuerto aSantiago, la capital, son adminis-tradas de manera privada, comomuchas otras autopistas y el pro-pio aeropuerto. Casi toda el aguade Chile es suministrada porempresas privadas. En Santiago,el tratamiento de aguas negras seha incrementado de 3% en 1999al actual 70%, dice AlfredoNoman, director de Aguas Andi-nas, la compañía española deagua potable de la capital chile-na. En Chile, sólo los hogaresmás alejados carecen de agua oelectricidad.

Mayor inversión en ChileChile ha sido capaz de movili-zar tanto dinero privado porquesu gobierno ha establecido pro-cedimientos legales y regulato-rios en los que confían losinversionistas. ‘‘En caso de unadisputa podemos recurrir alarbitraje; lo hemos utilizado yfunciona’’, dice Noman. Contri-buye, también, que Chile tengafuertes mercados de capital ygrandes inversionistas institu-

cionales, como los fondos depensión privados. Los ‘‘bonosde infraestructura’’ de largoplazo, denominados en pesosajustados a la inflación, han ser-vido para financiar gran parte delos 8 mil mdd invertidos encarreteras, aeropuertos y demás.

Cobrar, otro dolor de cabezalatinoamericano, es relativamen-te fácil en Chile. Autopista Cen-tral, carretera de Santiago opera-da por la compañía españolaACS, factura a los conductorescada mes en lugar de cobrar pea-jes. Suena riesgoso, pero su car-tera vencida es de menos de 3%del total, dice Antonio Estrada,gerente de Autopista Central.Chile planea expedir contratospara que inversionistas privadosconstruyan y den mantenimientoa hospitales públicos.

El éxito no ha popularizadola privatización. Los chilenos sequejan de que sólo ven cochesnuevos en las carreteras porque

los conductores de carcachas nopueden pagarlas. (Lo mismosucede con las carreteras depeaje construidas por particula-res en México.) Contar con aguacorriente es cómodo, pero lospozos del patio trasero eran gra-tis. En una investigación de2005, efectuada por Latinobaró-metro, dos tercios de los entre-vistados chilenos estabandecepcionados con la privatiza-ción, más que en Brasil y enMéxico. Sin embargo, Chile haprotegido a los inversionistas dela ira popular, a diferencia desus vecinos. Por esta razón,ACS no está tentada de invertiren ningún otro lugar en laregión. ‘‘La estabilidad políticay económica no es lo bastantebuena para hacer una inversióna 25 o 30 años’’, dice Estrada.

De los países más importan-tes de América Latina, sóloColombia ha conseguido mante-ner la inversión pública y atraer

financiamiento privado. En otroslugares el panorama es muchomás problemático. En algunospaíses el capital privado enfrentarotunda hostilidad. Bolivianacionalizó su petróleo y su gasel mes pasado, y antes echó a lasmultinacionales de la industriade agua potable. El gobiernoargentino renacionalizó la com-pañía de agua potable de BuenosAires y se ha enfrentado a otrasempresas privadas por losimpuestos sobre utilidades. En laactualidad planea imponer uncargo a los consumidores deenergía para aumentar los ingre-sos de la recientemente creadaempresa estatal de energía.

Parálisis en BrasilEn Brasil, la economía latinoa-mericana más grande, el entu-siasmo inicial por la inversiónprivada en infraestructura se haenfriado. En los años noventas,el gobierno privatizó telecomu-nicaciones, vías férreas y elsuministro de electricidad yentregó 5 mil kilómetros deautopistas federales a operado-res privados. Luiz Inacio Lulada Silva, presidente de Brasildesde 2003, prometió una rup-tura con las políticas ‘‘neolibe-rales’’ de su predecesor. Bajo sugobierno, no se ha llevado acabo ninguna inversión, privadao pública, en transporte, electri-cidad o agua potable.

Puesto que Brasil tiene pocasoportunidades de elevar impues-tos y deuda, y no fácilmentepuede redistribuir el gasto, ten-drá que depender del sector pri-vado durante los años siguientes,estima Paulo Correa, coautor deun informe del Banco Mundial,de próxima aparición, sobreinfraestructura brasileña. Sinembargo, el clima para la inver-sión privada es hostil. No puedecontarse con los organismosreguladores y los tribunales parahacer valer los contratos. En unsondeo reciente, de 21 agenciasreguladoras, 12 de ellas reporta-ron que ha habido intentos delgobierno para interferir en susdecisiones.

Brasil, luego de mucho retra-so, está lanzando un proyecto alamparo del cual las empresasprivadas pueden construir y ope-rar carreteras, sistemas de drena-je e incluso cárceles, a cambio deun flujo de ingresos garantizadospor el gobierno. Las empresaslocales están menos dispuestasque los inversionistas internacio-nales a enfrentar el riesgo.“¿Tenemos que esperar a quealcancemos el nivel de Chile?Necesitamos aceptar las condi-ciones existentes”, dice MarceloOdebrecht, gerente de una cons-tructora que lleva su apellido.

Es digno de encomio el gustopor el peligro de Odebrecht, perono que los gobiernos dependande él. Invertir en infraestructurarinde grandes dividendos paralos pobres y reduce la desigual-dad. Los gobiernos que no pue-den invertir en infraestructura yal mismo tiempo ahuyentan aquienes sí pueden, no le hacenun gran favor a sus votantes.

FUENTE: EIU

SE REZAGA LA INVERSIÓNEN INFRAESTRUCTURA

◗ El sector público de América Latina no invierte lo suficiente en transporte, electricidad

y agua, pero tampoco permite que los inversionistas privados lo hagan

ECONOMIST INTELLIGENCE UNIT

/THE ECONOMIST

Aspecto de la presa El Cajón, en el municipio de La Yesca, Nayarit, el proyecto de construcción más grande de Amé-rica Latina ■ Notimex

Page 2: 24 ECONOMIA MARTES 4 JULIO E REZAGA LA INVERSIÓN · 2008-10-20 · “¿Tenemos que esperar a que alcancemos el nivel de Chile? Necesitamos aceptar las condi-ciones existentes”,

El Cargadero es una pulcrapoblación rural en las desérticasmontañas que rodean la ciudadde Zacatecas. El pueblo lucerazonablemente próspero. Lascalles están pavimentadas y lasaceras limpias y libres de basu-ra. A muchas de las casas deconcreto, la mayoría de un solopiso, les han dado una mano depintura y ostentan nuevas rejasen las ventanas.

Pero a mediodía de un vier-nes de junio el pueblo seencuentra vacío, excepto por ungrupo de ancianos en la plazaprincipal. ‘‘Sólo los viejitos sequedan aquí’’, dice José Herre-ra, agricultor que cultiva maíz yfrijoles apenas suficientes paraalimentar a su familia.

Herrera es uno de los casi 500habitantes que permanecen en ElCargadero. Dos mil de sus exvecinos están en Anaheim,suburbio de Los Angeles, y sóloregresan en vacaciones. Eso así,su impacto se ve de inmediato enla estrecha calle principal. Untecho de acero corrugado flotasobre la plaza, proyectando som-bra sobre un letrero que dice:Plaza Cívica El Migrante. Cubosde basura de mala calidad, cuida-dosamente adosados a los murosde piedra, llevan la inscripción:‘‘Donado por el club social de ElCargadero’’. Todas estas mejoras–más las calles pavimentadas–han sido posibles mediante unprograma gubernamental deautoasistencia conocido comoTres por Uno, en el cual las auto-ridades federales, estatales ymunicipales, en conjunto, ofre-cen tres dólares por cada dólarque la asociación remite al lugarde origen de sus miembros.

Entornos decorosos para pue-blos medio vacíos: la paradojapuede verse una y otra vez en losasentamientos que rodean Zaca-tecas. Y se repite en otros centroshistóricos de la migración mexi-cana a EU: Jalisco, Guanajuato y

Michoacán, así como en estadossureños como Oaxaca y Chiapas,que han comenzado a despoblar-se en fechas más recientes. Y laparadoja ha llegado a ser incluso

más drástica como resultado detendencias migratorias de largoplazo.

México ha crecido, pero notan rápido como para crear los

empleos necesarios para losjóvenes que entran al mercadolaboral. Y ante el atractivo quesiguen ejerciendo los salariosestadunidenses, no ha cesado deaumentar el número de los quecada año salen a cubrir empleosde bajos salarios en la agricultu-ra, construcción y en el sector deservicios. En la medida en queese número se incrementa, elmonto de los recursos que envíana sus hogares se eleva.

De acuerdo con Jesús Cer-vantes, jefe de estadísticas delBanco de México, el total de lasremesas llegó a 20 mil mdd en2005, en comparación con casi4 mil mdd en 1995. A juzgar porlas actuales tendencias, diceCervantes, este año el montopodría alcanzar 25 mil mdd.Parte del incremento se explicapor las mejoras en las medicio-nes. México estableció un pro-grama para que los bancospudieran reportar remesas en2000 y lo convirtió en obligato-rio dos años después.

Pero, además, los migrantesse ven alentados a enviar susremesas a casa porque la veloci-dad de la transmisión electróni-ca ha mejorado y los pagos decomisión son más baratos. Hace10 años sólo la mitad del dineroera remitido por medio de trans-ferencias electrónicas y unmonto similar se enviaba a tra-vés del sistema postal o en lasbolsas y maletas de los parientesque regresaban. En la actuali-dad, 9 de cada 10 dólares sonenviados a su destino por un clicde computadora.

La competencia entre doce-nas de compañías de remesas yun buen número de bancos queestán entrando al mercado haprovocado la baja de las tasas decomisión a un promedio de 3%por un cheque de 300 dólares,en comparación con de 7% a14% hace siete años.

Las remesas son la tercerafuente de divisas extranjeras des-pués de las manufacturas y elpetróleo, incluso después de queel precio del crudo se incrementóal equivalente de casi 60% de lasexportaciones de petróleo duran-te el primer trimestre de este año.La importancia económica de lasremesas está en ascenso, en espe-cial en los estados agrícolas máspobres, como Michoacán, donderepresentan 15.3% del PIB;Oaxaca (8.6%) y Zacatecas(8.5%).

Programas como Tres porUno están diseñados paraencauzar más recursos a lainversión. El problema es que siMéxico quiere detener la deca-

dencia de poblaciones como ElCargadero, necesita hacer algomás para canalizar recursoshacia inversiones productivas.

Rodolfo García Zamora, eco-nomista de la Universidad deZacatecas y experto en migra-ción, dice que en pueblos comoEl Cargadero la mitad de lascasas están vacías. El campo cir-cundante está salpicado de casasvacías aún más grandes, cons-truidas por migrantes nostálgicospara su retiro. ‘‘Esas poblacionesparecen mausoleos’’, afirmaGarcía Zamora.

El remedio puede estar encamino. García espera que elcreciente interés del BancoMundial y del Banco Interame-ricano de Desarrollo podría serun catalizador, y destaca lareciente aprobación por partedel BID de un préstamo de 7mdd para el programa Tres porUno que se destinará al finan-ciamiento de empresas.

Aun así, los montos sonpequeños y podrían no ser sufi-cientes para atender la dimen-sión de empleos necesarios. Gar-cía teme que las remesas desapa-rezcan poco a poco, en parteporque la segunda generación demexicanos tiene una identifica-ción más débil con su lugar deorigen. Los miembros de lasasociaciones tienden a ser demás de 40 años, dice. ‘‘Todo elmundo cree que esos flujos vana continuar por siempre, pero laexperiencia en otras partessugiere que bajarán.”

Además, es difícil saber quéproyectos podrían funcionar enpueblos como El Cargadero. Unintento de diversificar el cultivode durazno no tuvo éxito, enparte por las sequías periódicas.En los años setenta se echó aandar con subsidios guberna-mentales una pequeña empresa,diseñada para clasificar y empa-car la fruta, pero hace tiempo fueabandonada. ‘‘Es un monumentoa la improvisación’’, dice García.‘‘No programaron dónde iban avender el producto.”

Mientras tanto, los que aúnson jóvenes ya hacen planes paraescapar. En el cercano Jomulqui-llo, otro pueblo desierto engala-nado de casas bonitas, las ventasen el supermercado de Leo Pérezson bajas. Pérez, un taciturnohombre de 28 años, dice que elpueblo tiene mucho mejor aspec-to que cuando su familia abrió latienda, hace 11 años.

Dos puentes con brillantescercas amarillas pasan sobre elarroyo que divide al pueblo ytodas las calles han sido pavi-mentadas. Pérez no descarta quelas cosas puedan mejorar paralos 200 residentes del pueblo,pero no es probable que él estéahí para atestiguar alguna mejo-ría. Los papeles de Pérez estánen la embajada de EU en la ciu-dad de México. Cuando regre-sen, espera poder salir con suesposa y sus dos hijos para reu-nirse con el resto de la familiaen California.

FUENTE: EIU

ECONOMIA • MARTES • 4 • JULIO • 2006 25

EN ASOCIACION CON INFOESTRATEGICA

EL FLUJO DE DÓLARES AYUDA ACONSTRUIR CARRETERAS PARA NADIE

◗ Si México quiere detener la decadencia de algunas poblaciones, necesita

hacer algo más para canalizar recursos a inversiones productivas

ECONOMIST INTELLIGENCE UNIT

/THE ECONOMIST

Traducción de textos: Jorge Anaya

En México el gasto público en infraestructura para la generación de electricidad, carre-teras, vías férreas, plantas de agua, etc., fue una tercera parte menor en 2004 que 10años antes, de acuerdo con Merrill Lynch. En la foto, presa El Cajón ■ Notimex

El presidente Vicente Fox supervisa las obras de la presa El Cajón ■ Notimex

◗ MEXICO