20. EL MODELO ARGELINO DE INTEGRACIONDE LAS ZONAS RURALES EN EL DESA-RROLLO GLOBAL

Hamid AIT AMARAProfesor e irrvestigador,

Umversidad de Argel

RESUMEN:

Históricamente, en los países industrializados el proceso de de-sarrollo ha consistido en un traspaso continuo de recursos, activi-dades y hombres del campo a la ciudad. En la actualidad, en estospaíses la población activa rural se reduce en esencia a la poblaciónactiva agrícola, que representa únicamente una pequeñísima partede la población activa total. De manera esquemática, se podría de-cir que el espacio rural ha quedado progresivamente excluido delproceso de desarrollo y su función reducida a la producción agríco-la, con ritmos de crecimiento y producción estrechamente depen-dientes de las condiciones de desarrollo industrial y urbano.

En la actualidad, las políticas de desarrollo en los paises en de-sarrollo se ven más forzadas a equilibrar la asignación de recursos,actividades y hombres entre las zonas rurales y las urbanas. Asipues, observamos cierto grado de atención dedicada al desarrollode las zonas rurales con objeto de integrarlas en el proceso de cre-cimiento global y de mejorar las condiciones de vida de sus pobla-ciones. En Argelia, el Estado ha destinado sus esfuerzos a la mejo-ra y ampliación de las infraestructuras económicas y sociales en laszonas rurales. En este contexto, ha propiciado un proceso de urba-nización del campo, de diversificación de las actividades y de trans-ferencia de la renta, que ha contribuido a reducir los efectos de lacrisis agrícola en el mundo rural.

Este modelo de integración de las zonas rurales en el procesode desarrollo global, sin embargo, ha tenido un impacto reducido

545

sobre el crecimiento agricola y la productividad del trabajo. En losúltimos tres decenios, la agricultura ha participado poco del incre-mento de los recursos y del empleo de los hogares, a pesar de lascondiciones favorables creadas para apoyar su inserción en las co-rrientes de intercambios comerciales. En el futuro, y dentro del con-texto de la ejecución de programas de ajuste estructural dirigidos areducir el alcance de las intervenciones del Estado, la dinámicaagrícola tendrá un peso más decisivo en la evolución de la situa-ción del campo. De esta forma, el regreso a la tierra tendrá más po-sibilidades de garantizar un desarrollo rural endógeno más durade-ro que el que se ha conseguido con la ampliación de la economíaurbana al espacio rural.

1. LA URBANIZACION DEL CAMPO Y EL CAMBIO DELAS ESTRUCTURAS SOCIALES

En contraste con lo que sucede en los países industrializados deEuropa occidental, donde los espacios rurales se encuentran en víasde despoblación y de abandono, la situación en Argelia, así como enel conjunto de los países del sur del Mediterráneo, se caracteriza porun crecimiento de la población considerada rural y por la ampliacióndel espacio agrícola hasta sus límites agroecológicos. A la crisisagraria le corresponde un proceso de urbanización rural, de diversifi-cación de las actividades y de adaptación de las estructuras sociales.

1.1. Proceso de urbanización del campo

El crecimiento demográfico ha sido inexorable y ha ejercidosu presión al mismo tiempo sobre las ciudades y sobre el campo.En menos de 25 años, la población urbana pasó de 3.774.908(30% del total) a 11.424.368 (habitantes 49,6% del total). El cre-cimiento urbano ha seguido después con el mismo ritmo (51,1%en 1993).

El campo, por su lado, no se ha quedado parado. En el período1966-1987, sólo pudo traspasar un poco más de un tercio de su cre-cimiento demográfico natural. Así pues, la población del campo haregistrado un aumento de más de140% (+3.400.000).

546

CUADRO 1

Evolución de la población urbana y rural, en ArgeGa, desde 1966 a 1987

Poblacióuurbaua

% pob.

total

Poblaciónrural

% Total

1966 ............... 3.774.908 30,0 8.247.292 70,0 12.022.0001977 ............... 6.779.200 40,0 10.168.800 60,0 16.948.0001987 ............... 11.424.368 49,6 11.608.632 50,4 23.033.000

Las ciftas corresponden a los censos decenales de población, O.N.S.

Este doble crecimiento urbano y rural es un rasgo específi-co de la evolución de la ocupación del territorio. Lejos de va-ciar el campo o de absorber todo su crecimiento demográfico,la ciudad acentúa la presión que ejerce sobre aquél al apropiar-se de nuevos recursos de suelo y de agua. Las comunidades ru-rales situadas en la periferia de las grandes ciudades evolucio-nan con rapidez hacia las zonas de población urbana,contribuyendo de este modo a la ampliación de los espacios ur-banizados.

El movimiento de urbanización concentra la población en lasregiones del norte del paísl y, concretamente en las zonas del li-toral, acentuando los desequilibrios en la ocupación del territo-rio. Dos tercios de la población viven en un 5% del territorio;las altas mesetas, que ocupan un 10% del territorio, agrupan aalgo menos de una cuarta parte de la población. Las migracionesno solamente alimentan el crecimiento urbano, sino que se ex-tienden igualmente a las zonas rurales. Como se indica en elcuadro que figura a continuación, la población de los núcleosrurales urbanizados o en vías de urbanización prácticamente seha duplicado, pasando de unos 3.000.000 de habitantes en 1966a 5.500.000 en 1987.

' La zona norte corresponde al litoral y a la cadena del Atlas, que corre parale-la al mar, orientada de este a oeste (el Tell como la llaman a nivel local), y ocupa un5% del territorio; un segundo estrato está formado por las altas mesetas, que limitanal norte con la cadena del Atlas y al Sur, con la cadena del Atlas Sahariano, y ocu-pan 10% del territorio. Finalmente, una tercera zona abarca el Sahara propiamentedicho (85% del territorio). ^

547

CUADRO 2

Evolución de los núcleos de población rural (en millones)

Nócleos de

población

Poblacióa

dispersa

Población rural

total

1966 ............. 3.000 5.247 8.2471977 ............. 4.700 5.468 10.1681987 ............. 5.500 6.108 11.608

FUENTES: O.N.S.

En una primera fase (1962-1977), las migraciones se dirigieroninicialmente hacia las metrópolis regionales y la capital, que en-tonces contaban con un número importante de alojamientos vacíostras la salida de la población europea al proclamarse la Indepen-dencia (1.000.000 de personas abandonaron Argelia), y asimismohacia los polos industriales de Orán, Annaba, Argel y Constantina.En una segunda fase (1979-1990), las migraciones rurales nutrie-ron el crecimiento de pequeños núcleos urbanos o infraurbanos,mientras que las metrópolis regionales registraban un balance mi-gratorio negativo .

Por lo tanto, la dinámica demográfica ha dado lugar a un proce-so de creación de nuevos centros rurales y/o de crecimiento de cen-tros antiguos y conversión de éstos en nuevos núcleos urbanos.

GRAFICO 1

Esquema del proceso de urbanización del campo (1987)

6.500.000 hab. 4.914.500 585.500 +645.0006 ^ 1.430.0000 ^ 0 n 0

Población Pob. de los Núcleos de Umbral Núcleos dedispersa centros rurales pob. infraurbana estad. pob. anteriormente

y pueblos en 1987 ruraUurbano rurales

z André Prenant observa "que un centenar de ciudades nuevas crecieron ensu mayoría a tasas anuales de entre el 5% y el 6%, incluso del 7% y a veces hastadel 10%. Estas neociudades tienen orígenes diversos, unas veces en la construc-ción de alojamientos en los lugares de creación de puestos de trabajo implantadosen su mayoría en los años setenta a raíz de la planificación industrial, otras vecesen cruces de carreteras en el centro de las tierras agrícolas o en el margen de re-gadío de una tierra de pastoreo"

548

El censo de 1987 contabilizaba 92 núcleos que estaban en elumbral estadístico de urbanización y 156 núcleos que habían adqui-rido entre 1977 y 1987 las características urbanas. Estos últimos te-nían un total de 785.000 habitantes en 1977 y de 1.430.000 en 1987(+645.000). Los núcleos infraurbanos agrupaban a 585.500 habi-tantes en 1987, frente a 321.500 en 1977.

Así pues, en el decenio 1977-1987 traspasaron el umbral esta-dístico de la estructura urbana un determinado número de núcleosrurales.

Parece que ya no es aplicable el modelo tradicional de relacio-nes ciudad-campo, caracterizado por la explotación de éste poraquélla en el marco de un sistema espacial y socialmente jerarqui-zado. Con ello se pone fin a la dicotomía urbano-rural y se crea unespacio intermedio, medio rural-medio urbano, que cumple nuevasfunciones. Los pequeños núcleos urbanos e infraurbanos desempe-ñan funciones diferentes según la estructura de su actividad. Es evi-dente que las zonas rurales continúan siendo el lugar de transferen-cias monetarias a las ciudades y que constituyen mercados para losproductos manufacturados, pero no es menos evidente que el desa-rrollo de las aldeas y pueblos beneficia de forma más directa alcampo circundante, al que suministran los servicios de proximidad,mientras que los espacios de población industrial y urbana constitu-yen polos de empleo para la población rural.

Por otra parte, la agricultura, gracias al crecimiento urbano, tie-ne mercados importantes que promueven la creación de zonas decultivos intensivos de regadío, sobre todo de policultivo, y el desa-rrollo de la avicultura y la floricultura. De una forma más general,el fuerte aumento de la demanda alimentaria urbana ha acentuadola implantación comercial de la agricultura y ha apoyado el alza delos precios agrícolas y de los ingresos de los hogares. Así pues,pueden distinguirse varias clases de funciones: centros de serviciosdirigidos al campo circundante; centros de establecimiento de pe-queñas y medianas industrias incluso en la periferia de las grandesciudades, y centros de asentamiento de las poblaciones que trabajanen las zonas industriales.

Los núcleos más rurales, sin embargo, ofrecen pocos puestos detrabajo y su crecimiento se debe no tanto al desarrollo de activida-des de producción y de servicios como a la llegada de personas quese han visto obligadas a abandonar la agricultura y la ganadería. Deahí el aspecto de grandes aldeas rurales que ofrecen la mayoría delas pequeñas ciudades del interior.

549

La crisis agraria representa el mecanismo de base que obliga auna parte cada vez más numerosa de la población a concentrarse enlos centros rurales, en lugar de pasar a engrosar los alrededores delas grandes ciudades para beneficiarse de los servicios de sanidad,escolaridad, transporte y comunicación y aumentar, de este modo,las posibilidades de una posterior inserción en la actividad urbana.En consecuencia, la urbanización del campo se deriva de un dobleproceso. En primer lugar, refleja la presión demográfica sobre lastierras cultivables. La población agrícola, las familias que viven enexplotaciones agrícolas, aumentó de forma notable entre 1966 y1987 (+20%), mientras que la superficie de tierras cultivables per-manecía prácticamente igual. Una parte de la mano de obra agríco-la excedentaria, obreros agrícolas y pastores de zonas esteparias in-tentan de esta forma asentarse en esos núcleos en busca de unpuesto de trabajo. En segundo lugar, la urbanización del campo esconsecuencia de la saturación de la capacidad de acogida de lasgrandes y medianas ciudades en cuanto al empleo y el alojamiento.El establecimiento de muchos de estos nuevos centros en los crucesde carreteras denota la presencia de una población que busca laproximidad de las vías de comunicación y su inserción en la red derelaciones interurbanas. Parece como si los centros de poblaciónconstituyeran etapas de migración hacia las zonas de población ur-bana e industrial.

El desvío de los flujos de población hacia los nuevos centros haestado en gran medida organizado por el Estado. Dos objetivos hansostenido la acción de los poderes públicos en este ámbito. En pri-mer lugar, una política de descentralización administrativa, para po-ner fin al dualismo heredado del período colonial, y de equipa-miento de las zonas rurales desfavorecidas. En segundo lugar, unapolítica de empleo y alojamiento destinada a frenar los movimien-tos migratorios.

1.2. La acción del Estado en la reorganización del territorio

La reorganización administrativa del territorio ha desempeñadoun papel incuestionable en la dinámica de crecimiento de los cen-tros rurales y en la promoción de las aldeas a funciones administra-tivas, de cabecera de municipio o de distrito. Las reformas adminis-trativas de 1963, 1974 y de 1985 multiplicaron por 2,5 el númerode municipios, situándolo en 1.540 en 1985. La creación de estas

550

entidades territoriales ha dotado a las zonas rurales de un conjuntode equipamientos sociales y de servicios que ha atenuado extraordi-nariamente las disparidades entre los centros bien administrados yequipados de las antiguas zonas coloniales y las regiones infraequi-padas e infraadministradas en las que vivía la mayor parte de la po-blación. Los nuevos municipios son los centros de implantación deinfraestructuras educativas, de formación y sanidad, de redes dedistribución de los productos de consumo, gas, transporte, electrifi-cación y comunicación, y prestan a la población los servicios bási-cos indispensables para el desarrollo de la actividad local.

El éxito de la descentralización de las actividades industrialesha sido relativo. El Estado ha hecho lo posible por favorecer el em-plazamiento de determinadas industrias intensivas en mano de obra(en especial textil, materiales de construcción y agroalimentaria),en las zonas rurales desheredadas (la industria textil, por ejemplo,en les Aurés) para proporcionar puestos de trabajo a la poblaciónrural, pero las localidades rurales receptoras de inversiones indus-triales importantes continúan siendo relativamente pocas (Ain ElKebira, Berroughia, Arris).

En todo caso, los núcleos receptores de inversiones industrialesimportantes se encuentran situados en amplias regiones rurales, enlas que operan como de mano de obra: Tizi ouzou, Chlef, Guelma,Sétif, Sidi Bel Abbés, Tiaret, etc. En términos generales, la jerar-quización espacial de la industria ha favorecido más a las regionesdel norte y del litoral que a las regiones del sur y rurales. Los polosindustriales se han establecido en las regiones costeras (Anaba, Sik-da, Argel, Arzew), mientras que las grandes y medianas ciudadesdel interior han acogido a las unidades industriales importantes: ce-menteras, fábricas de cables, construcciones mecánicas y electróni-ca. A pesar de la voluntad de reparto territorial de las industrias, laconcentración geográfica de las inversiones es bastante acusada.Cuanto más nos alejamos del litoral hacia el sur, menor es el núme-ro de regiones afectadas por la industrialización y menor el númerode sectores industriales representados. El norte, que agrupa a 12"wilayat" (departamentos administrativos) (excluido Argel) totali-za el 33% de puestos de trabajo industriales y el 29,7% de la pro-ducción. Las Altas Mesetas, con 8 "wilayat ", representan el 11 %del empleo industrial y el 11,8% de la producción; fmalmente elsur, representa el 1% del empleo y el 1,63% de la producción.

A la diferencia norte-sur se añaden otras disparidades dentro decada región. En las regiones del norte, la industria se concentra en

551

un número muy reducido de localidades. En las Altas Mesetas, lasmetrópolis regionales de Constantina, Sidi Bel Abbés y Tiaret aca-paran la mayor parte de las industrias.

En cualquier caso, de forma global la población rural se ha be-neficiado de la política de empleo industrial, ya sea directa o indi-rectamente, debido a los gastos en infraestructura y construcciónque ha sido abordar para los programas de industrialización.

La política del hábitat rural, con la consiguiente oferta de servi-cios, representa la segunda parte de la nueva organización territo-rial. A partir del decenio de 1960, el Estado se embarcó a fondo enprogramas de reconstrucción de los pueblos destruidos durante laguerra de la Independencia3. En el decenio de 1970 se dio prioridadal alojamiento rural. El Estado puso en marcha un ambicioso pro-grama de construcción de nuevos pueblos para las clases socialesbeneficiarias de los fondos de la reforma (Programa de los 1.000pueblos). Este programa abarcó amplias zonas infraequipadas o ais-ladas y se fijó como objetivo la creación de nuevos centros o la am-pliación y modernización de los antiguos. A finales de 1980, el nú-mero de alojamientos construidos se estimaba en 630.000. Estapolítica dotó a las zonas rurales de un conjunto de equipamientos,infraestructuras y servicáos sin precedente y sin equivalente en losotros Estados magrebíes .

1.3. Los cambios en la organización social

La urbanización del campo y la municipalización del territorioimplican profundas alteraciones de la organización social tradicio-nal de las comunidades rurales. Cualquier lectura del espacio socialrural que se haga en términos tribales, de oposición entre nomadis-mo y sedentarismo, tal como indica la tradición histórica árabe (IbnJaldún) y mantuvo la historiografia colonial francesa, está hoy ca-duca. Es obvio que las referencias genealógicas y los linajes no handesaparecido completamente en las zonas rurales -en las eleccionesmunicipales, las reivindicaciones sobre el suelo han constituido

' En ese programa de autoconstrucción, el Estado proporcionó gratuitamentemateriales de construcción y ayuda técnica.

° J.C. Brule, J. Fontaine "Volontarisme étatique et aménagement du territorie",OPU, Argel.

552

ocasiones para intentar reactivar esa "conciencia tribal" en benefi-cio de algunos grupos-, pero hoy se puede afirmar que el procesode disolución de las unidades tribales, la "destribalización", ha con-cluido.

El modelo temtorial se utilizó como elemento definitorio de lascomunidades en la reorganización del sistema territorial llevado acabo por la colonización, en la segunda mitad del siglo XIX.

El sistema tribal constituía un obstáculo a la colonización delsuelo. Por una parte, en cuanto sistema de derechos colectivos so-bre la tierra, se oponía a la institucionalización de la propiedad in-dividual. Por otra parte, en cuanto unidad social que disponía de unterritorio con límites más o menos definidos con los de las tribusvecinas, no se adaptaba a la tesis de las tierras vacantes y, por lotanto, del dominio preeminente del Estado colonial.

La administración tuvo entonces que acometer la organizaciónterritorial, procediendo a reducir los territorios tribales para liberartierras e instalar a los colonos y a fraccionar las tribus en entidadesnuevas, los aduares-municipios de régimen especial. J. Berque con-sidera que este impulso municipal ha sido decisivo en el nuevo or-den territorial y ha llevado a las comunidades a encuadrarse en unnuevo marco institucional y político. Con todo, es probable que elestablecimiento de la propiedad privada a través de la legislacióndel suelo colonial haya desempeñado un papel más importante en elproceso de "destribalización".

Los análisis sociológicos más corrientes reconocen todavía laexistencia de grandes comunidades rurales fundadas en la idea deque la pertenencia al grupo social está determinada por las relacio-nes de parentesco (sociedad segmentada) o en el sentimiento depertenencia a un grupo social descendiente de un mismo antepasa-do epónimo (linaje).

La familia extensa patrilineal agrupa varias generaciones. In-cluye agrupaciones de hábitats diferentes según el modo de explo-tación de los recursos naturales: la agricultura, el agropastoreo o elpastoreo (en fuerte regresión). La residencia en las zonas de monta-ña es de tipo aldeana, ya que la escasez relativa de tierras cultiva-bles obliga a una concentración de las viviendas, y de tipo dispersoen las regiones de agropastoreo (pequeños caseríos que agrupan aalgunas familias consanguíneas).

En nuestros días, sólo la comunidad de residencia puede toda-vía dar la impresión de que existen grupos familiares extensos, yaque cohabitan en el mismo suelo varias generaciones. Las familias

553

han perdido su función de producción; los recursos de los hogaresse individualizan por el trabajo personal fuera de la explotación.

La marginación de las actividades y recursos agrícolas ha im-plicado la destrucción de las comunidades familiares, que se habíanmantenido hasta entonces por la inalienabilidad del patrimonio co-mún. La ruptura de la indivisión, excepcional en otro tiempo, y laindividualización de la propiedad de la tierra han favorecido el pro-^ceso de fragmentación de las unidades sociales. La indivisión, enotro tiempo la regla, y permitida debido al bajo crecimiento de po-blación hasta la víspera de la segunda Guerra Mundial, es cada díamenos frecuente. Finalmente, las modalidades de transmisión de lapropiedad mediante herencia, a la que tienen derecho a partes igua-les todos los descendientes en línea directa, quedando las mujeres amenudo excluidas, han favorecido un proceso de pulverización dela propiedad de la tierra y de las comunidades familiares.

Las encuestas realizadas sobre las estructuras de las unidadesfamiliares o domésticas muestran el predominio de la familia redu-cida, padres e hijos dependientes, y/o de la familia integrada por lospadres y los hijos casados, esto es, la familia vertical. Las unidadesverticales más complejas (2 ó 3 generaciones) y horizontales (co-munidades de hermandades) son hoy día la excepción. Se mantie-nen allí donde la indivisión de las tierras se ha podido evitar, es de-cir, en las grandes explotaciones, y donde la pluriactividad de lapoblación activa permite estrategias colectivas.

2. CRISIS AGRICOLA Y TRANSFERENCIA DE RENTAS

El mantenimiento de los sistemas extensivos de producción in-frautiliza una mano de obra rural numerosa que busca en la pluriac-tividad una alternativa a la insuficiencia de los recursos agrícolas.La política de precios del Estado tiende a reducir los efectos de estacrisis sobre la renta de los campesinos.

2.1. El cambio en las actividades de la población activa

Aunque la agricultura continúa ocupando el primer puesto en elempleo, puesto que un 50,6% de la población activa rural (menosde una cuarta parte de la población ocupada total) trabaja en laagricultura, no constituye ya la única fuente de empleo en el cam-

554

po. El desarrollo de las industrias, la expansión de los servicios ylas infraestructuras ofrecen un volumen de puestos de trabajo bas-tante parecido al de la agricultura.

CUADRO 3

Distribución del empleo rural (1987)

Agricultura .......................................................................... 50,6%

Servicios .............................................................................. 19,6%

Construcción y obras públicas ............................................ 16,06%

Industria ............................................................................... 10,6%

Sin respuesta ........................................................................ 2,9%

Fuente: ONS

La implantación de determinadas industrias (textiles, materialesde construcción y agroalimentarias) ha permitido la creación de em-pleo en los pequeños centros y en los grandes núcleos urbanos. Elcampo, asimismo, ha servido de reserva de mano de obra para lasindustrias que se establecen en la periferia de las ciudades de tama-ño mediano del interior. Para la construcción de obras públicas, depresas o de viviendas se recurre en la mayoría de los casos a la manode obra rural. Finalmente, el desarrollo de los servicios (educación,sanidad, transportes, comunicaciones y distribución) ofrece numero-sos puestos de trabajo permanentes en las cabezas de municipio. Entotal, una de cada dos personas ocupadas trabaja fuera de la agri ĉul-tura. Sin embargo, la mejora general del nivel de empleo de la po-blación rural no ha beneficiado a la actividad agrícola, que siguefuertemente caracterizada por el subempleo. Los programas guber-namentales, hasta el presente, no han logrado ni aumentar de formaimportante la demanda de trabajo agrícola ni reducir el volumen depoblación agrícola. Esta continuó creciendo durante todo el deceniode 1980, a pesar del éxodo agrícola de los decenios de 1960 y 1970,y superó ampliamente el nivel de población de este último.

CUADRO 4

Evolución de la población activa agrícola

1966 1977 1987 1991/1992

Pob. activa agrícola ........ 852.300 692.160 975.113 1.050.000Empleo total ................... 1.724.900 2.336.972 4.137.736 4.630.000% pob. activa agrícola.... 49,4 29,6 23,4 22,6

Fuente:ONS ^

555

El nivel de empleo de la población agrícola es relativamente es-table -alrededor de unos 150 millones de jornadas de trabajo al año-,es decir, 150 días por persona activa, debido a la baja asignación desuelo por persona activa y al carácter todavía muy extensivo de lossistemas de cultivo y ganadería. Con una superficie agrícola útil(SAU) del orden de 7,5 millones de hectáreas, la disponibilidad desuelo por persona activa es tan sólo de 7,5 ha (y de 0,3 ha por habi-tante). Además, hay que precisar que solamente se cultivan 4,5 mi-llones de ha al año y, entre un 25% a un 30% de la SAU queda enbarbecho. Este indicador hay que completarlo con los datos relati-vos al relieve y al clima, que limitan considerablemente la producti-vidad de los suelos. El norte de Argelia es una región montañosa,enfrentada en su mayor parte a condiciones de semiaridez. Si secruzan las variables de pendiente y de pluviometría, las tierras fa-vorables para el cultivo no sobrepasan e130% de la SAU del país.

Estas condiciones naturales desfavorables explican en gran par-te el mantenimiento de sistemas extensivos de producción y el es-tancamiento casi secular del volumen de producción de cereales,principal cultivo del país. En contraste con Marruecos, por ejemplo,y en menor medida con Túnez, los sistemas de regadío, factor im-portante de intensificación de los cultivos, han contribuido poco aampliar el número de puestos de trabajo. Algo menos de14% de laSAU dispone de sistemas de regadío modernos (alrededor de unas300.000 ha), mientras que más de dos tercios de la SAU cuenta consistemas de riego tradicionales.

En cuanto a la utilización del suelo, una gran parte está dedica-da al sistema extensivo de cereales-ganadería ovina, que ocupa en-tre un 85% y un 90% de las tierras de cultivo.

CUADRO 5

Ocupación de las tierras (1988)

1.000 ha

1. Tierras de cultivo, de las cuales :........................ 7.000 90cereales ........................................................... 3.448en barbecho ..................................................... 1.890

2. Cultivos permanentes ........................................ 760 10SAU total ................................................................ 7.760 100

La escasez de agua impide el cultivo de cereales de primavera yobliga al barbecho para garantizar la fertilidad del suelo. EI cultivo de

556

cereales está hoy mecanizado y motorizado en más de un 90%, en loque respecta a las labores y la cosecha, y en menor medida, a la siembray el esparcido. Así pues, ofrece pocos puestos de trabajo por hectárea(de 4 a 5 días de trabajo). Más de165% de las explotaciones se dedicanexclusivamente a una rotación de cultivos del tipo de cereales-barbechoo cereales-leguminosas-barbecho, o incluso cereales-forraje-barbecho,asociado con una ganadería ovina de tipo extensivo alimentada con pa-ja, cebada y forraje que se producen en la explotación o se compran.Los sistemas menos extensivos, cereales-horticultura o cereales-ganade-ría bovina necesitan un mínimo de supe^cie de regadío y se limitan aun níunero reducido de explotaciones (entre e15% y e110%).

Estos sistemas de producción extensivos son la causa del im-portante subempleo de la mano de obra agrícola. Los asalariados fi-jos de las fincas agrícolas del Estado y del sector privado (alrede-dor de 300.000, un 30% de la población activa) están empleadosmás de seis meses al año, pero los 750.000 a 800.000 activos de lasexplotaciones privadas (directores de explotación y colaboradoresagrícolas) sufren un subempleo muy elevado. Una cuarta parte(24,7%) trabajan más de seis meses al año; una tercera parte(30,2%), entre tres y seis meses al año y algo menos de la mitad(46%) menos de tres meses al año.

CUADRO 6

Tasa de ocupación de la mano de obra agrfcola (1990)

De0a3 De3a6 M4sdeómeses meses meses

TOTAL

Obreros agrícolas ................. 300.000 300.000Directores de explotacióny colaboradores agrícolas..... 360.000 240.000 200.000 800.000

Total ..................................... 360.000 240.000 500.000 11.000.000

Fuenu: ONS

Segím se observa en estos datos, la pluriactividad es la normapara más o menos la mitad de la población activa agrícola que tra-baja menos de seis meses al año en la agricultura. Resulta obligada,ya sea a título principal o a título secundario. Segím algunos cálcu-los, al menos un tercio de los activos trabajan en la agricultura sóloa título secundario (algunas decenas de días al año).

El concepto de empleo agrícola abarca, por lo tanto, situacio-nes muy variadas que pueden ir desde una ocupación de varias de-

557

cenas de días al año con una actividad paralela a título principalhasta un puesto de trabajo a tiempo completo. Las estimaciones he-chas hasta ahora consideran que la mayoría de los clasificados co-mo activos en la agricultura tienen menos de 50 días de trabajo alaño, lo que corresponde a una asignación de 7 ha de tierra de culti-vo por activo (en el sistema cerealista). Este es el caso del 85% delas explotaciones. Por lo tanto, las explotaciones no pueden propor-cionar empleo ni recursos suficientes para el mantenimiento de loshogares, y hay que buscar en otras actividades los complementosindispensables.

Las situaciones en las que el director de explotación combina eltrabajo en la explotación con otro fuera de ella son comunes en loshogares en los que sólo hay una persona activa sin empleo suficien-te en la explotación. No obstante, en la mayoría de los casos lasunidades domésticas tienen varios activos. Las agrupaciones fami-liares más importantes, en cuanto al tamaño, están compuestas porvarias familias que comparten el trabajo en la explotación. No hayencuestas sociológicas que permitan conocer mejor sus característi-cas. En cualquier caso, su existencia responde a la necesidad, antela penuria de tierras, de diversificar las actividades y recursos paragarantizar una reproducción colectiva del grupo. También refleja lafalta de condiciones propicias a una migración definitiva a las zo-nas urbanizadas. Así pues, las unidades domésticas tienden de estaforma a reducirse o a ampliarse en función de las oportunidades detrabajo y de asentamiento fuera de la explotación.

A lo largo del decenio de 1970, que estuvo marcado por la in-dustrialización y el éxodo agrícola acelerados, las unidades familia-res agrícolas evolucionaron hacia la nuclearización. Por el contra-rio, el decenio de 1980 se caracterizó por el regreso o larecomposición de la familia extensa. De este modo, el campo, de-pendiendo de la coyuntura del mercado de trabajo, retiene o expul-sa sus excedentes de mano de obra, adaptando las estructuras fami-liares a las condiciones y a los tipos de migraciones.

En todo caso, hay que pensar que el modelo patriarcal de fami-lia extensa no sirve ya para explicar la existencia de grupos familia-res extensos. En la mayoría de los casos, se trata de agrupacionesde residencia que garantizan una cierta funcionalidad en relacióncon el mercado de trabajo accesible a la población rural, que exigeuna gran movilidad geográfica, y a la reproducción de una pequeñaagricultura parcelaria. La disminución del suelo disponible reducela dependencia de los activos con respecto al director de explota-

558

ción, propietario de la tierra, y da lugar a que los ingresos obteni-dos individualmente tengan mayor peso en los recursos totales delos hogares.

2.2. La monetarización de la economía agrícola

La evolución económica y la salarización de la sociedad ruralhan contribuido de forma importante a la rápida monetarización dela economía agrícola, tanto por la valoración social de los produc-tores, que operan en el mercado frente a los productores de auto-subsistencia que se identifican con los pobres, como por el incre-mento de la renta agrícola.

Este proceso de integración de los agricultores en la esfera de laeconomía de intercambios ha estado apoyado activamente por elsistema de precios de los productos alimentarios fijados por el Es-tado. De manera esquemática, las estrategias campesinas de adapta-ción a las condiciones del mercado han consistido en orientar losrecursos productivos (tierra, capital, trabajo) a la producción dehortalizas, frutas y carne, reduciendo las producciones tradicionalesde cereales y leguminosas cuyos precios al consumo están subven-cionados por el Estado. De esta forma, ha aumentado su propia de-manda en el mercado de estos productos, que se importan en granparte del exterior, para desarrollar las operaciones comerciales queestén más valoradas en el mercado local. Esta estrategia permitemaximizar el consumo de los hogares, sacando partido de las dife-rencias entre los precios a la producción y los precios al consumode los mismos productos. De esta forma, los campesinos venden sutrigo, que goza de una garantía de salida y de un precio fijo eleva-do, para comprar sémola, cuyo precio está subvencionado. La dife-rencia de precio del trigo y de la sémola, que era del 15% en el de-cenio de 1970, pasó a ser del 60% en el decenio de 1980. Losestudios empíricos han llevado a revisar el esquema teórico que da-ba cuenta, hasta entonces, de la evolución de la relación de la agri-cultura campesina en el mercado, la producción de autosubsisten-cia, los excedentes para el mercado, la especialización y laproducción para el mercado. El modelo tradicional concedía, ade-más, una preferencia a la integración hacia abajo sobre la integra-ción hacia amba, al mercado de productos sobre el mercado de fac-tores de producción.

559

El análisis ha avanzado para relacionar él comportamiento cam-pesino ante los precios relativos de los productos que vende y delos productos que compra, siendo el campesino a la vez productor yconsumidor de los mismos productos, el trigo se comporta comocaso ejemplar. La función de producción queda inalterada, de for-ma que el productor puede así maximizar la cantidad consumida enrelación con la cantidad producida. Para la venta de 100 kg de tri-go, el campesino puede comprar el equivalente a 180 kg de sémola.En consecuencia, el autoconsumo de cereales, legumbres y aceitesvegetales ha disminuido notablemente. Las cantidades de trigo en-tregadas por los campesinos a los organismos del Estado se han du-plicado durante los cinco primeros años, pasando de 8 millones dequintales a 15 millones (+ 60% de la producción total).

Este tipo de mecanismo de precios ha favorecido extraordinaria-mente el incremento de la renta agrícola. El alza de precios a la pro-ducción para los cereales ha arrastrado consigo el de los productosanimales y otros productos agrícolas. En 1969, los agricultores pri-vados, que representaban el 18% de la población ocupada total noingresaban más que el 12% del total de ingresos. En 1987, con un12% de población, su participación en la renta pasó a ser del 14,5%.

CUADRO 7

Evolución de la Renta

1969 1978 1984 1987

Empresarios y trabajadoresautónomos agrícolas ...................Renta en % del total ....................

18,311,9

118,5

10,78,6

12,214,5

Fuente: ONS

La renta de los asalariados agrícolas (12,7% del total de los ac-tivos) también se ha equiparado a la de otros sectores. Esta políticade precios ha beneficiado ampliamente a los campesinos, cuyo ni-vel de consumo se ha aproximado notablemente al de las poblacio-nes urbanas. No obstante, el consumo ha dirigido y sostenido unproceso de inserción de la agricultura en los mercados mundiales.A lo largo del decenio, esta evolución se ha ido acentuando; loscampesinos han ido dejando de lado la producción de productos debase, que se han ido importando cada vez más, en favor de los pro-ductos no esenciales o de segunda necesidad. Argelia, que compra-ba 1,5 millones de toneladas en 1970, importó 3,5 millones de to-

560

neladas de trigo en 1990, es decir, casi el 80% de su consumo totalde cereales. Además, pone el consumo de los propios hogares cam-pesinos bajo la dependencia del mercado y de las importaciones.

El modelo argelino de desarrollo rural puede entenderse máscomo una ampliación de las actividades urbanas al espacio ruralque como un proceso de desarrollo endógeno que se apoye en elaprovechamiento de los recursos locales, en especial de los agrico-las. Las industrias establecidas en las zonas rurales, a excepción delas de materiales de construcción, no promueven la creación de nin-guna otra actividad afin. Los sectores de la industria agroalimenta-ria, molinos, azucarera y aceitera se han desarrollado importandolas materias primas del exterior, debido a una producción agrícolainsuficiente.

Este modelo que, sin duda ha reducido extraordinariamente lasdisparidades entre las ciudades y el campo proporcionando puestosde trabajo e ingresos, se apoya ampliamente en mecanismos de re-parto de los recursos colectivos. El sistema ha permitido una ciertacontención de los flujos migratorios de las poblaciones -las tasasde crecimiento urbano han sido relativamente moderadas en Arge-lia- y una inserción social que ha permitido dar empleo a ampliossectores del campesinado pobre y sin tierra. flsimismo, ha favoreci-do la disolución de las comunidades rurales y los avances del indi-vidualismo. La renovación de la sociedad rural que, en adelante,deja el sitio a una mayoría rural proletaria, crea todas las condicio-nes necesarias para un acercamiento entre los diferentes grupos so-ciales urbanos y rurales. Ello puede significar la incorporación deestos grupos al movimiento social global.

561