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[Escribir texto] Año 2 Salida 1 Sábado 07-12-2013

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19 MOTOS

Nota: Algunas imágenes son de Doc

Nos es fácil mover a diecinueve motos, pero cuando hay buena voluntad y muchas ganas de

montar en moto la solución se encuentra rápidamente. El viernes por la noche Rethane y Doc

pusieron orden y organizaron perfectamente los tres grupos de motos. Un primer grupo

partiría desde el concesionario BMW más temprano para degustar tranquilamente unas

sabrosas butis. Otro par de compañeros irían directamente hasta el cruce de caminos en

Vilanova del Vallés, encontrándose con los primeros. Y un tercer grupo haríamos compañía a

Primario en el concesionario mientras le entregaban la LC de prueba.

Jordi y yo pertenecíamos al tercer grupo, así que quedamos un poco más tarde. El día era

soleado y aunque íbamos bien abrigados no era especialmente frío. Al final de la mañana nos

sobraba alguna que otra capa de ropa. Mi hermano Javi se estrenaba como novato y Jordi y yo

pasamos a recogerlo después de cruzarnos toda la ronda litoral desde Hospitalet. Cogimos la

salida de la ronda que va al Mc Donals y fuimos en paralelo a la playa hasta el punto de

encuentro. El mar estaba realmente bonito y bellamente iluminado por un imponente sol que

comenzaba a calentar débilmente. Una bella estampa. Y mientras esperábamos al novato,


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Jordi y yo, aburridos, nos hicimos un par de fotos como un par de maricones de Sitges pero

embutidos en ropa motera que mola más.

Al rato llegó mi hermano, nos saludamos y nos pusimos en marcha volviendo a entrar en la

ronda hasta llegar a la salida de Potosí. Volvimos sobre nuestros pasos por el lateral para llegar

al concesionario y me llamó mucho la atención un enjambre de casas bajas más propias de

cualquier pequeño pueblo de la España profunda que de una ciudad cosmopolita y universal

como Barcelona. Curioso cuando menos.

Llegamos al concesionario y mientras aparcábamos nuestras tres motos al lado de la de

Primario, Doc y Manolo, apareció Primario y vino a saludarnos. Entramos en el concesionario y

saludamos a Doc y a Manolo. Y entonces hizo acto de presencia el eficiente, inigualable y único

segurata, quien muy amablemente nos ofreció café, galletas y nos organizó una pequeña visita

guiada por la parte oculta del concesionario en donde guardan las joyas de la corona y que

sólo se muestran a los clientes vip. No salimos de allí con motos nuevas y espectaculares

coches porque, primero, nuestras cuentas bancarias ni nuestras MDR no nos lo permitirían,

pero un poco más y el segurata nos convence a todos y nos vende lo que le hubiese dado la

gana. Menudo genio comercial, desaprovechado en faenas de seguridad.


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Mientras visitábamos la planta de arriba en donde estaban las motos se unió al grupo Aguila

JC. Primario firmó algunos papeles y por fin le entregaron la moto. Ya podíamos salir en busca

del resto del grupo. Cogimos nuestras motos y mientras buscamos la entrada a la ronda Aguila

nos dedicó un caballito perfectamente controlado. Entramos en la ronda para salir

inmediatamente y coger la autopista de la costa, la C-31, para enlazar con la vieja y ajada N-II,

pero a la vez inigualable porque a medida que la recorres te permite gozar de unas magníficas

vistas del impresionante mar mediterráneo que tenemos.


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Al entrar en Masnou cogimos la primera rotonda y subimos por la carretera que va a

Granollers. Nos detuvimos en la gasolinera para que Primario llenase el depósito de la moto de

prueba. Una vez realizada la maniobra continuamos ascendiendo por la carretera a un ritmo

bastante lento dada la hora y la circulación reinante. Comenzamos a trazar curvas con un firme

mojado y como Jordi estrenaba neumáticos el grupo se separó en dos, reuniéndonos poco

antes de llegar a la encrucijada de caminos de Vilanova del Valles. Desde el semáforo en el que

esperábamos pacientemente nuestro turno de paso vimos algunas de las motos del resto de

compañeros frente al restaurante. El resto, casi todas las GS estaban en el parquing de atrás.

En cuanto el semáforo nos permitió el paso fuimos a su encuentro y dejamos nuestras motos

con el resto de motos del aparcamiento trasero.

Una vez aparcadas las motos entramos en el local y saludamos al resto de compañeros que

muy sabia y gustosamente estaban degustando sus bien merecidas butis… Bueno, todos no,

sólo uno hacía de tripas corazón y hacía esfuerzos inhumanos para no caer en la tentación de

comer una suculenta y grasienta butifarra del país. Rethane seguía fiel a su tortillita a la


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francesa, un gran esfuerzo que verá su recompensa cuando llegue el veranito y lo veamos

luciendo tipo y figura por las playas y piscinas de medio mundo.

Lo curioso del tema es que Rethane está haciendo escuela porque en el segundo grupo hubo

cuatro bocatas de tortillas más. Algunos del grupo están realmente preocupados y creo que

incluso le han pedido a Fréderic que vaya cambiando el logo por una suculenta tortilla… Espero

y deseo que no prospere la moción. Que Rethane adelgace de una puñetera vez y vuelva a la

luz y al buen camino de las butis…

Quisiera destacar o hacer una pequeña mención a la presencia de uno de los hijos de Nacho.

Las nuevas generaciones ya se están haciendo presentes. Alguien va a tener que hacer horas

extraordinarias para regalarle una buena moto al chico…


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Cuando volvimos a la ruta, con dirección a Dosrius hubo momentos en los que me era

imposible distinguir a quien iba en cabeza. Doc abría el grupo y Pep lo cerraba. Un grupo de

diecinueve motos. La gente se quedaba parada mirándonos pasar. De Dosrius fuimos a

Rellinars del Vallés, cuna del trialero por antonomasia Jordi Tarrés y allí el grupo se separó.

Primario tenía que devolver la moto, algunos debíamos volver a casa y el grueso del grupo

continuaría ruta hacia el maresme, disfrutando de un magnifico día para montar en moto.

Los que volvíamos a casa o al concesionario nos encontramos con el consabido

embotellamiento de la rotonda de La Roca. Así que durante más de un par de kilómetros

fuimos por el arcén y poco antes de llegar a la rotonda nos situamos estratégicamente detrás

de algún vehículo para que los mossos no nos pillaran in fraganti cometiendo un acto punible

según el código de circulación vigente. Craso error. Nos cazaron como a moscas y nos hicieron

dejar la fila para ponernos a todos firmes. Indudablemente no nos habían visto, más que nada


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porque ambos mossos estaban desbordados por el tremendo cacao que tenían en la rotonda y

como no quiero dudar de su capacidad intelectual quiero pensar que el cuerpo tiene órdenes

muy clara de lo que deben hacer cada vez que ven a alguna moto, intentar pillarnos y

empapelarnos. Pero no lo consiguieron.

Con el follón reinante nos hicieron detener en el arcén de la ronda a los seis y nos pidieron

toda la documentación. Al principio eran malas caras y órdenes tajantes y secas estilo mili.

Después, cuando comprobaron que todo estaba en regla, o casi todo, hasta se permitieron el

lujo de ser amables, contar chistes y gracias y detener una ya más que detenida circulación por

cojones por el follón reinante para darnos paso y para salir en la foto en plan autoritario

porque realmente tampoco necesitábamos que se cuadrasen para nosotros poder continuar.

En fin… una anécdota más. Como también fue el apuro que pasó Primario cuando no supo qué

entregarle al agente pues los genios del concesionario no le habían dado la documentación

correcta de la moto. No quiero ni imaginarme el cabreo y el pollo que les pudo montar al

entregar la moto porque peor no se puede hacer.

Cuando nos incorporamos a la inexistente circulación porque absolutamente todo el mundo

estaba parado y sin poder moverse, cosa que evidencia también el mal trabajo de los mossos,

Primario y el chico de la RT (perdón, pero no me acuerdo del nombre) optaron por coger la

autopista para llegar a tiempo y Jordi, Javi, Jaume y yo continuamos por carretera. Dejamos

atrás el follón circulatorio y pudimos ir un poco más ligeros. Volvimos a pasar por Vilanova del

Vallés y en lugar de ir por la costa continuamos el camino por el interior, por Santa Coloma.

Antes de eso tuvimos que pararnos en un semáforo porque en el episodio con los mossos, uno

de ellos le dio un golpe al retrovisor de Jaume y se lo había desajustado vibrando demasiado.

Intentamos por dos veces colocarlo con una llave para ajustar la tuerca pero no hubo manera,

así que Jaume decidió quitar el retrovisor y así llegamos a Barcelona. Cuando pasamos por la

ronda litoral me fijé en el concesionario y vi la moto que había utilizado Primario pero ya no

había nadie más, estaba cerrado. Javi fue el primero en despedirse y luego Jaume. Jordi y yo

continuamos hasta Bellvitge y entramos por el Gran Via 2.

Una salida cortita pero intensa. A penas 120 km.

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