17852835 Coreth Que Es El Hombre Introduccion

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    Introducci6n El problema del hombrese mueven bajo una existencia que no sc pi t . II Ni'" . an ea pro) enws,siqurera el ammal,que percibe su entorno es d t r, capaz e preFun a .Perrnanece ligado al dato concreto de un det . d f : 0. errnina 0 enomen,SIn poder alzarse sobre el mismo ni preguntarse par sus razonesocultas. La que se lc rnuestra es para el algo b 1 El . I" . a so uto. . animaqucda por .debajo de la posibilidad cle interrogar. Solo cl hombre sccncucntra JI\ll ler.so ell la posibilidad y ncccsidad de prcguntnr. E s cldistintivo peculiar de su forma de set. Pero (que clase de ser esese que se diferencia de rock-s los otros pelf su capacidacl y neccsi-~lad de tener que preguntar? (Que ser es esc que al Iormularse suinterrogante se convierte en problema para s1 misrno y que ha depreguntarse por su propia esencia? (Que es el hombre?

    Preguntar pOI' su propia esencia solo el hombre pueclc hacerlo,A' T I - 1.quI, es va rc a justarnente a afirrnacion de que ninguna otra cosa,ntngun otro scr vivo del mundo es capaz de haccrlo. Todos losdernris sercs ticnen una existencin 0 presencia inconsciente " Darende, ajcna a cualquier problcmaticidad. - " -

    No puedcn preguntarse por Sll propia csencia.El interrogador en exclusiva es el hombre que pregunta a todoy hastn a 51 rnisrno por su propia esencia; con 10 cual trnnsciendeI a inmcdiarcz de la realidad dada buscando su Iundamento.

    Cada pregunta tiene, sin embargo, unas condiciones de posibi-lidad. S610 puedo prcguntar cuando todavia desconozco aqucllo por10 que prcgunto. De otro modo, la pregunta queda superada parcl conocimiento, y deja de ser posible. Y, pesc a todo, solo pucdopreguntnr cuando ya -conozco aquello sobrc 10 que interrogo; de10 contrario, la pregunta no tendria objeto ni sent_Io, serin unapregunta irnposible de momento. Supone un cierto pre-conocimicntode 10 que 5C pregunta. Un preconocimiento todavia vado todaviaindeterminaclo. Es un saber por eI que se que no 5 C , 'como yadeda Socrates; es dccir, un saber que no 10 se todo y que no senacla de un modo acabado. Es un conocer los limites del cono-cimiento, un sabio no saber, In docta ignorantia, de que hablanAGUSTIN y NICOLAS DE CUSA.

    Ahora bien, conocer las limitaciones del conocirniento signifi-ca ya un sobrepasar las Iimitaciones de 10 inmediatamente dado yde 10 que ya se conoda, en una anticipacion hacia aquello que to-

    davia no se, perc que quier,o saberlo y por ello pregunto. Interrogars610 es posible en un horizonte explorado de antemano que tras-ciende el conocirniento concreto ya existente y que suscita el mo-vimiento de la pregunta.

    EI hombre pregunta por su propio ser. Lo cual solo es posibleporque siempre tiene un conocimiento de S 1 mismo y porque clhombre se caracteriza por Ia concicucia y fa com preusiou de si pro-pio. Gracias a ello 51' eleva por cncima de la vinculacion cicga a lanaturaleza, propia de los seres infrahumanos. Solo porque e l hom-bre sabe de sf misrno y 51' comprende es comprensiblc que puedatarnbien preguntarse. Sin embargo 51' trata de un saber que noelimina la pregunta, sino que la hace posible. Solo porque el hom-bre no se cornprende de un modo total, porque sigue siendo paraS 1 mismo un enigma y un rnisterio, porque su saberse es a hvezun no saber y 5U auto-cornprcnsion una incornprension - un sabiono saber 0 una docta ignorantia --, solo por'eso puede y debepreguntarse acerca dc su scr propio y especifico.

    De esta forma el hombre se encuentra en una cxtrafia penum-bra. Se sabe como un ser que se posee espiritualmente, -que se com-prcnde a 5 1 mismo. Pero esta ligado' y trabado en la oscuridad dela realidad y acontecimientos materiales que lc irnpidcn la plenacornprension de si mismo. Esta dualidad condiciona el ser del hom-bre. Y a eUa responden la posibilidad y necesidad de preguntarse.

    Tal preguntarse del hombre cornporta ya una prirnera respues-ta. Es verdad que se trata de una respuesta provisional y necesitadade un desarrollo subsiguiente, mas no por ello deja de serialar ladireccion a nuestro interrogatorio y biisqueda ulteriores acerca delser del hombre. Lo que el hombre sabe ya accrca de 5 1 mismo deun modo originario e inmecliato, perc que todavia no 11a l cgradouna expresion reflexiva, tiene que sacarlo a la [uz y expresarlo deforma explicita. Aquella autocornprension originaria, que siempreposibilita, aqui y ahora, acompaiia, determina y pcnetra todos nues-tros conocirnientos, lenguaje y actuaciones de caracter expllcito,y por 10 general objetivo, debe exponerse, iluminarse y explicarsetematicarnente mediante una retlexion de 10 que nosotros mismossomas y de 10 que experirnenrarnos y entendemos continuamente.

    Esto pareee muy simple. Se trata aqui en realidad de 10 mas

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    Inlroduccion 1 problema del hombre

    conocido y evidente. Pero sacarlo a luz de forma aclccuada y cxpli-carlo de un modo ternatico results mas Jiflcil que el logro de unconocimiento empirico-objetivo, el cual esta en la direcci6n denuestra postura natural y espontanea frente al mundo y que siern-pre puede rernitirse a unos datos visibles y palpablcs. Aqui, por elcontrario, se requieren un rcdeo-y un analisis-- -en los que facilmenteinfluyen los puntos de vista retorcidos, alicortos 0 errados queconduccn a interpretaciones unilaterales y deficientes del ser hu-mano. Adernri s, y aunque formulada por el camino adecuado --- esdecir, con la vista puesta en la totalidad de la existencia humana -,la pregunra que reclarna una respuesta nunca alcanza la meta de-[initiva. EI set del hombre rnuestra constantemente nuevas profun-didades y mistcrios que provocan a su vez nuevas prcguntas- Deahf que las prcguntas de la hurnanidad jarnas queclen reducidas :IIsilencio. El inrerrogatorio no puecle cesar en tanto cxista el pen-samiento hurnano que de continuo pregunta e investiga. Y aun-que a 1 0 largo de la historia se hayan dado respuestas diversas ybasta -- apnrentel11entc 0 r calrnente - contradicrorias, tales res-pucstas no de jnn de apuntar a f c nomenos 0 problemas vrilidos, queuna e xp os ic io n I il os of ic a de l u e x is tc nc ia liumana h a de t cne r en

    ha deja-do de ser exclusive del quehacer filosofico. Mas, como todaslas ciencias particulares estrin lirnitadas en su contenido y metodo,aunque ciertamente que pucden aportar aspectos parciales muyinteresantes del hombre, hay que integrarlas en 1a tot ali dad paraque puedan resultar fecund as de cara a 1a comprension general delhombre. Por 1 0 misrno, no pueden suplir a una a ntr op olo gi a [ il o-s6j ica, cuya tarea es la de abarcar y analizar la totalidad del serhumano. Pero (como?

    (Consiste esa tarea en integrar los resultados de la investigaci6ncientif ica para construir la sintesis de una imagen. del hombre?En tal caso seguiria abierto el interroganre de si en la hora pte-serite, habida cuenta de la amplitud casi incalculable de la investi-gacion antropolcgica, es cientificamente seria y ni siquiera pcsiblesemejante sintesis ; de si no estara condenada de anternano a con-vcrt irse en una seleccion arbitraria de unos conocimicnros cienti-ficos particulates. La sintesis asi forjada seria de un valor preble-matico. Y mas grave aun resulta cste otro interrogante: (De dondetorna su principia unihcantc y ordenador una sintesis de ele-mentos hcterogeneos? La posterior union de una pluralidad deelementos a is la do s su po ne como conditio sine qua 11011 [a u nida dprecedente del todo. Tarea filosofica es desarrollar si sternaricarnen teesa supuesta totalidad. Una simple coleccion de resultados cientifi-cos particulares que no alcance Ia unidad y totalidad precedence, quese supone como condici6n, no es rodavia una antropologia Iilosofica.

    EI llevarlo a cabo es algo que supera en principio cl campo deIns posibililhides de una c ic n ci a p a rt ic u la r. Pucs pcrtcnecc a supropia eseucia cl que sepa una parte de 1:1 realidad, perfects mentedelimitadn, y la estudie bajo un punto de vista asirnismo perfecra-mente dclin ido . A hl se fundamenta l a v al id cz y la precision delplantenrnienro cicnrifico de las cucstioncs. Se circunscribe a un de-terminado aspecto y desarrolla los metodos congruentes; pcro pres-cinclc de otros aspectos y conexiones que no pertencccn al campode su objeto y que escapan a los merodos que le son propios. Laciencia particular es cscncialmente abstracta; jarnas alcnnza el rodoconcreto. Aunque son muchas las ciencias particu lares que sc OCUP1I1del hombre, cada una de elias se orienta hacia un uspccro bien deli-mitado de la rcalidad humuna. Ninguna pucclc alcanzar a toclo el

    c uc n ta .2. De ahi que se plantee \la cuesnon de que es rcalrnente 0

    que debe ser una antropologia filosofica; cu.ilcs dcbcn ser Sll irnpos-tncion y desarrollo mctodologicos. Es el problema de l metoda queaqui s610 pucdc rccibir una rcspucsta, a base de indicaciones pri-moras y esqucrnaticas; e l m ctodo tiene que acreditarse y haccrsesvalet en cl terre no de los hcclios I.

    En la actualidad existe un gran mirnero de ciencias particulatesde carricter cmpirico al servifio de la investigacion antropokigica, _Jtales como la biologia y la Iisiologfa, el aruilisis del desarrollo yde la conclucta, ln psicologiu y sociologla crnpiricas, 1a ctnologla, lacicncia de la cultura y de la religion. Se habla de una antropologiamedica, psicologica y sociologies, de una antropologia cultural yreligiosa. El nombre de antropologla hace ya mucho -tiempo que

    1. Para cunnto s icue , \'C:lSC E. CORETH, \\1"J ist pbilosopbiscbc Antbropologic? en Zl: Tb91 (1969) 252-273.

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    . . . .Introducci6n El problema del hombre

    hombre; ninguna es capaz de afirmar algo sobre su esencra, Y rnsiquiera preguntar por ella.

    Adernds, como la ciencia particular es una ciencia experimentalen el sentido de cicncia ernpirico-objetiva, no penetra en ]0 quees propiamcntc humane, en aquello que convierte al hombre en hom-bre. Toda cicncia ernpirica se ordena a un determinado objcto 0campo de objctos, qu.e ha de tornarse objetivarnente. Su trabajoversa sobre cuanto se puede hallar e investigar como objeto. Elsujeto conoceclor se enfrenta al objeto como frente a su otro. Cuandola investigacion cientlfica se aplica al hombre - 0 mejor, a un as-pecto parcial del hombre -, Ie convierte en el objeto que seestablece, observa Y analiza desde fuera. La ciencia particular objc-tiviza, cosifica. No puede hacer otra cosa, porque eso :pertenecca Sll misma esencia.Peroal propio tiempo constituye su Iimitacion.No puedc alcanzar 10 espedficamente humane, que par principioescapa a la esfera de la objetividad. Aquellas dimensiones que carac-te rizan al hombre como tal, que definen su autocomprensi6n y queconfieren un scntido total a la existencia hurnana, esas dimensionesno apareccn en e l campo visual de una ciencia empirico-objetiva nipueclen captarse januis con sus rnetcdos objetivantes. Una antropo-logia cienti fica de caracter ernpi rico y patticularista, no puede re-coger - niaun en su despliegue mas amplio - la totalidad origi-nar ia del hombre, aunque la presupone necesariamente.

    (Por que esto? Si un conoci rniento emplrico-cientil ico pretendetener algun relieve antropologico, ha de partir de una prc-com pren-sion de 10 que significa el ser hombre. Cuando un biologo, por ejern-plo, obtiene un conocimiento que es tarnbien importante para elproceso vital hurnano, esc su conocimiento no le dice sin mas 10que es el hombre. Tiene que saberlo con anterioridad para conocerel alcance ant ropologico de sus puntos de vis ta. Cuando cl estudiosode la evoluci6n tropieza con un f6sil en el que reconoce 0 sospechala presencia de un craneo humane - tal vez se trata de un des-cubrimiento sumamenteimportante -, esc hueso no le dice nadaace rca de 1 0 que es el hombre. Debera saberlo de anternano paravalorar el hallazgo concreto en toda sudimensi6n antropol6gica.Lo mismo cabc clecir del historiador 0 del arqucologo que descubrcnrcstos de instrurncntos 0 de construcciones pertcnccicntes a una

    epoca antiquisima. Desde el punto de vista hist6rico-cultural pue-den ser de suma irnportancia. Mas no 1 0 son porque afirmen por sfmismos algo acerca del hombre, sino i inicamente porque sobre cl tras-fondo de un preconocimiento del hotnbn:, de su actividad y con-ducta, pueden entenderse como obras humanas e insertarse en lahistoria de la cultura.

    Pero esto vale incluso para las ciencias que se ocupan directa-mente del hombre. E1 medico no espera de su ciencia una respues-ta a 1a pregunta de (que es el hombre?; es POt saberlo de antesy por saberse obligado al hombre por 10 que estudia y busca todoslos remedios posibles para ayudar al pacicnte, Tarnbien el psicologoen su investigaci6n ernpirica y concreta se guia POt un conocimientoprelirninar del hornbre.vy es ese conocimiento el que despierta suintercs por los proccsos psiquicos y el que crea 1a posibilidad deintegrar los datos concretos del saber cientifico en su cornpren-si6n del hombre. El sociologo, POl' su parte, supone asimismo unconocimiento del hombre, cuya conducta social intents escudrifiar.: -

    Estes ejemplos presentan una nota en cormin: un objeto de co-nocimiento ernpirico-cientffico particular no tiene importancia an-tropo16gica porque exprese 1 0 que es cl hombre; ocurre mas bienque los conocimientos ernpi ricos alcanzan un significado anrropolo-gico por el hecho de que nosotros sabemos de antemano - experi-menttindonos y cornprendiendonos a nosotros mismos como hom-bres - 10 que significa ser hombre.

    De donde se sigue que los conocimientos cienti ficos particularesno ofrecen a la antropologia ningiin autentico punto de partida filo-sofico. Siempre suponen establccido aquello cuya formulaci6n sis-tematica es tarea espedfica de una reflexi6n filos6fica sobre el hom-bre. Esro vale, por ejernplo, para 1a historia de la evo1uci6n. Sus in-vestigaciones pueclen ser surnarnente ilustrativas; pero filosofica-mente seria ingenuo tomarlas como base de una antropologla. E1problema acerca de la esencia del hombre no es equivalente al pro-blema de su desar rollo; ni se resuelve con datos 0teorias sobre elproceso evolucionista 2. Aunque e1 hombre derive geneticarnente de

    J . . .

    2. M. l.ANO~IAN". Dcr Me" ,c/ } a l: li uo lfl li o" 'K li t' d odcr E igell lY l' tlr , en G. IiIODEll.n,Memchlicbc Ab""IIII11UIIR,lel"e, Sr uu gnr t 1965, 42(, , '143; G. HEnERER. Der Ursprung des

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    I nr roduccion EI problema del hombreunas Iorrnas de vidu ani males, no se sigue por ello que S2a unanimal, que sea, por ejemplo, un sirnio superdesarrollado 0 infrade-sarrollado, cosa que rarnbien se ha afirmado.

    Sucede mas bien que los datos sobre el proccso evolutivo 5610pueden entenderse y explicerse antropologicarnerue sobre la pre-misa de un conocimiento anterior acerca del hombre. Antes debe-mos saber 1 0 que es d hombre para poder formular con sent idola pregunra de como ha llegado a serlo 3.

    Igualrnentc problerndrico resulta partir de la diferencia entrehombre y animal y, por consiguiente, quercr dcfinir cl ser del hom-bre separandolo de la vida y conducta animales, aporrando para ellomateriales tornados de la biologia, de la psicologia animal y delanalisis comparative de los respectivos cornporrarnientos 4. Sin dudaalguna que csos conocimientos pucden ser de gran irnportanciaantropologica, pero solo bajo el prcsupucsto del precedente autoco-nocirnicnto humane, desde cl cual pretcndcrnos conocer laconcluctaanimal cle forma analogica, con una analogla que por 10 dermisrcsulta muy problermitica, Para entender al hombre particndo delanimal es nccesario haber cornprcndido al animal a partir delhombre.

    Y ahi estri el problema . .Inconscicntcmente se pasa por altoIcuando de un modo sirnplista se hacen afirmaciones antropornorfas

    acerca del animal y se habla de su conducta inteligente, de SlI co-nocimicnto y vol un tad, de su amor y de su odic, EI hombre em-pieza por ponerse en la picl del animal para intentar despues en ten-derse a S I rnismo desdc cl animal, y tal vez incluso para pretender

    sac.rr consecuencias transcenclentales de cara a la explicacidn y\"lor:lCi6n de la conducts erica humana 5.

    Lo rnisrno cabe deci r de los esfuerzos Ilevados a cabo para aplicarla conducta y los logros culturales de los pueblos primitivos a lacxplicacion del ser humano 6, sin caer en la cuenta de que nosotross610 podemos entender y explicar las rnanifcstaciones y modos deconducta del hombre primitive desde nosotros mismos, denrrodel horizonte de nuestra aurocomprension, Antes es preciso aden-rrarnos en un mundo extrafio, para apartarnos despues de el ycomprcnderle desde sf rnismo. En todo ese proceso late un proble-ma hcrrneneurico de capital importancia. Una antropologia que pre-tcnda scr filosof-ica no debe pasarlo por alto, sino que ha de reflexio-nar sobrc el asunto. En cualquier caso se supone una autocompren-sion humana. Para Sll exposicion sistematica es posible establecerunas relaciones y prescindir de otras; pero jarnas sera Iicito susti-tuirlas por otras ni dejarlas al margen.

    _ B O o ! . .

    3. La pregunta ace rca de la esencia del hombre exige la acep-racion de la bipot esis de que se ha de afrontar y exponer ternati-carncnte el conocimiento y cornprension originarios que el hombretiene de si mismo. Sin embargo, tal conocimicnto cs un pre-cone-cirniento, y esa cornprension una pre-cornprension. Con ello quie-reo decirse que con anterioridad a cualquier conocimiento y corn-prension explicitos y deterrninados existen unos datos concretos,que constituyen un todo al que 1 0 particular esta preordenado. Setrata de una vision panorarnica que abarca los contenidos aisladosy los cornprende en el seritido total de su conjunto. Es por endeen cuanto a su esencia una magnitud aterndtica que constituye elfundamento que da sentido a los conocimientos sistematicos par-ticulares. No viene dado como un objeto, ni puede par 1 0 mismoentenderse objetivamente, es decir, como un objeto empirico sino.

    Menscben, Unser gcg~nwiirliJ!.u \\7jsUliJlandl Stuttgart 1968; id. Die Evolution dcr Crga.nismcn, J v ol s. , S tu tr gn rt 319675S; H. HOFER. - G. AI.TNER, Die Sonderst ellung des J\((-flJ(hcl1,Stut tgar t 1 972; G .H .R . VON KOE.~IC,S"'ALtJ, Vi. Gcscbicbte drs /lfCf1Jehen, Ber lin '1968 ;I. SCIIWIDETZKY, D.H M.nsehetlbild der D io /OK;

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    Introducci6n El problema del hombregular. Afecta, sin embargo, a toda nuestra conducts y lenguaje con-dicionrindolos y determinarvlolos: y afectu por igual tanto al co-nocimiento y cornprension teoricos como a la voluntad y actuacionpnict icas. Esa vision de conjunto const ituye el horizonte general enel quc, eutcndicndo, nos rcalizarnos a nosotros mismos.

    Con todo no nos rcferimos a u n pu ro a prio ri - 0 al m en os noa eso solo - que vendria dado simplemente con el ser del hom-bre, Se trata mas bien de un aprioriconcreto, derivado de la expe-riencia corruin que sacarnos de nosotros mismos al realizarnos ennuestro munclo. Es el resulrndo de una autoexperiencia intcligente.EI heche de que esa expcricncia se desarrolle constanternente ennuevos conteniclos es causa de que tarnbien la autocornprension seprolongue, arnplie y, ahonde, se complete y se [ustifiquc. Estc ocurrecon las nuevas expericncias y decisiones part iculares, que en t ransin embargo en la totalidacl de la autocomprension. Todo esto es1 0 que const ituye la cornprension prcliminar desde la que abarcamoslos contcnidos particulates de la experiencia. Y , al reves: la tota-lidad del propio conocimiento personal se constituye y modificamediante los contcnidos particulates.

    Pero cuando se t rata de exponer sistermiticarnente ese autocono-cimiento personal, no basta - por una parte - con recoger y expo-ncr los Ienornenos particulates sin proyectarlos sobre su funda-rnento, corrcgirlos criticamente e integrarlos en el todo. Por otraparte, sin embargo, tarnpoco se pucde ale rrar cn S 1 misrno ni cxpli-citar dircctarncnte ese todo, sino que una vez mas esc todo seabre y se hace accesible desde los fenornenos particulates de losque es condicion y fundamento. Existe una dialectics entre cual-quier fenorncno particular tematico y su preexistente fundamentoatermitico, desde cuya totalidad nosotros entendernos y explicita-mos 1 0 particular. ,Como puede afrontarse metodologicamente esarelacion dialect ica? He ahi el verdadero problema.

    Como acceso rnetodologico se presenta la posibi lidad de arrancar. de un [ en omen o p r iv il eg ia d o que se caracteriza por el hecho de queen e l se abren unas concepciones fundamentales de la existenciahumana. Se puedc arrancar de los fenornenos de la busqucda y delconocimicnto humanos, de la experiencia de la conciencia, de Ialibertad 0 del arnor. Se pucden tamar como punto de partida las

    si tuaciones lfmi te, siguiendo a JASPERS, 0 bien la angustia y an-siedad existenciales, el estar arrojado y caido, el ser-para-Ia-muer_te, como hace HEIDEGGER. Tarnbien cabe escoger como punro dearranque la rclacion yo-ni, scgiin preficre M. BUBER, 0 la cOffiu'ni-cacion y participacion interpersonal conGo MARCEL.

    Existe aquf una rnulritud de posibiliclades. Y todas estrin jus-tificadas rnientras la totalidad humana no se reduzca a un deter-rninado fenomeno particular, con 10 que quedarla mermada, sinoque cs preciso entenderla como una unidad de sentido y comouna totalidad estructura] a partir de un fencrneno antropologico decapital importancia. o

    Semejantc procedimicnto no deja sin embargo de plantcar susproblemas metodologicos. Un fenorneno particular solo puede COI1.-siderarse privilcgiado y consti tuir el arranque decisivo, justamen-te porque se piensa que en tal fenomeno puede mostrarse la tota-lidad del ser humano. Por consiguiente, en e i late ya una decisionprelirninar, que a su vez se fundamenta en una precornprension delamisma totalidad; se convierte asi\en norma valorativa y en criteriode seleccion, Se supone, pues, una precomprension orientadora, percque no se fundamenta ni justifica en su validez normativa. Asi,pues, cuanto mayor es la pretension de querer entender la totali-dad del hombre desde un fenorneno particular - por privilegiadoque este sea -, tante mayor es el peligro de una vision caprichosay unilateral que falsee el fen6meno general.

    Para soIucionar este problema se requiere entresacar y valoraruna pluralidad de fenomenos de experiencia humana personal. Noexiste ningiin punto de partida concreto absolutamentc valido, nin-gun fenorneno que goce de un privilegio exclusivo. Ser hombre sig-nifica una pluralidad esencial de dimensiones, en las que no soloexperimentamos el mundo, sino que nos experimentamos a nos-otros mismos. As! y todo, el hombre es una totalidad concreta quefundamenta la pluralidad en una unidad estructural que con t ribuyea su cornprension. Pero el problema no se resuelve por completocon esta exposicion,

    Tarnbicr, la plural idad de fenornenos particulates revela e l todos610 en cuanto que ya antes ha sido entendida desde el rnisrno todoy ha sido expuesta desde el contexte general de la totalidad estruc-

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    Introduccion EI problema del hombrerural, ya preestablecida y evidenciada de antemano. Sesuponc unaprecomprensi6n del hombre como condicion prelirninar de cual-quier exposici6n inteligente d~L_ser humane. __EI problema reapareceuna y otra vez. Siempre que se pretende analizar esa precompren-sion parece escurrirsenos de las manos. Preyace a la labor ana-litica como nqucllo a cuya [uz se realiza cualquicr autocxposici6nrel leja.

    que aparece, viene .ya entendidoj vsolo a la intelecci6n sc maniiicsmcomo 1 0 que signifies. Esto presupone ya un horizonte de COI11-prensi6n en el cual el fen6meno particular se abre desde una to-talidad de sentido. Por 10 misrno, una fenomenologia, que enriendusu propia esencia y no se reduzca a Ia ingenua inmediatez del dataya establecido, debe retornar a las condiciones preliminares, queson las iinicas en que es posible descubrir y en tender eI fen6meno.Debe, pues, salir de sf misma y - en la via de 1 0 transcendental-preguntar por las condiciones de' la iinica posibil idad.

    La reflexi6n transcendental requiere un apoyo fenomenol6gico,al igual que este se. remonta transcendentalrnente por encima de sfmismo. EI interrogante transcendental en busca del fundamentopreexistente presupone el objeto de la pregunta, que se rnuestracomo condicionado y .reclama la pregunta acerca de su condicio-namiento. En esa medida no son dos mcrodos que esten en mutuaoposici6n. Bien entendido, se trata de dos elementos metoc!oI6gicosque se completan necesariarnente en un unico proceso metodoI6-gico. La reflexi6n transcendental signifies analizar el fen6meno-Ia propia realizacion, In experiencia de S I mismo - de acuerdo conlas condiciones de su posibilidad; es decir, dentro de aquello quenecesariarnente se presupone. S610 una condicion que entra deforma constitutiva en la realizaci6n consciente puede despues de-mostrarse por via de redenci6n. No se trata, por consiguiente, deunas condiciones 6nticas - que desde luego se presuponen enla realidad, pero que no entran ni siquiera aternaticamente en larealizaci6n -, ni tam poco de condiciones 16gicas de las que pu-diera derivarse con necesidad logica un conocimiento; 16gicamenteaqui no se presupone nada. Se trata solo de unas condiciones trans-cendentales que, cuando se establece realmente el proceso de reali-zacion, se dernuestran como ya cumplidas 7.

    S610 por este camino sera posible averiguar Ia constituci6n on-tologica de la esencia del hombre. Por no venir nunca dada de unmodo inrncdiaro en sf misma, sino que preyace a 1a autorreal izacionconsciente como su fundamento originario, s610 puede lograrse encuanto que se remite rranscendentalmente la autorrealizacion a las

    4. Lo que aqui se descubre es un circulo hcrmcneutico, peroen la forma concrcta de un circulo antropologico, Tal circulo sig-nifica que jarnas se da un punto de partido absolute y libre de con-dicionamientos desde el que pudiera desarrollarse una antropologfafiIos6fica. Es siernpre el hombre concreto, determinado en cada caso,eI hombre que. se experimenta y entiende en su mundo, el quepregunta por el ser del hombre. La precomprension concreta nopuede elirninarse en modo alguno. No pad ernos saltar por encirna "de nosotros mismos. Desde nuestra cxistencia concreta no podemosreflejarnos hacia fuera en un puro yo picnso. Sicmpre cargamoscon nosotros rnismos: con nuestra situacion histories, nuestra con-creta expericncia de nosotros y del mundo, con nuestro horizontecomprensivo. La precornprension concreta que de ah! surge tam-poco debe desaparccer, aunque :' e11o fuera posible. Es la condicionindispensable para que podarnos preguntarnos par el hombre. Esaprecornprcnsion nos abre cl camino para entender aquello que an-dames buscando. Pero en cuanto precomprensi6n debe perrnancccrabierta a una intelecci6n mas profunda y complete. Y hay que re-flexionar sobre ella y retornar al fundamento de su posibilidad.S610 aSI podra evidenciarse 10 que realmente somas en cuantohombres.Esto exige un e1emento rnetodologico de antropologfa 610s6-fica; un elemento de tipo fenomenol6gico al tiernpo que trascenden-tal. Tal antropologia tiene que partir de los [enomenos de la auto-realizaci6n humana, en los que nos experirnentarnos y entendernosa nosotros mismos. Con clio se echa de ver claramente que jarnrispuedc darse una fenomenologfa pura en el sentido de una visiony dcscripci6n total mente libre de condicionamicntos de los datoso manifestaciones. Pues, el fcnomcno, en cuanto que es aqucllo 7. Cf. E. CORErH, Mc/aphYJik, I nn sb ru ck ' 19 6 1, c sp cc ia lmcnt c J. 89-9) .

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    --'" .Introducci6n EI problema del hombre

    condiciones de su posibilidad v se ilu rn ina asi su esencia. El sc roruologico de l hombre solo resul ta alcnnzab le y dernostrable comou n fundamento transcendental de su esenc ia .

    Para ello se rcquicre sin embargo que ya en el planteamicnto .misrno de una aruropolonia I ilo so lica se convicr ta en tcrna c l bori-1.011/l' general , ell que cl hombre sc cxpcrirncnta y cornprcndc a S Irnismo. El hombre no sc encuent ra como pura sujetividad, sinoconcretamente como un hombre en su mundo. De ah! que haya quecrnpezar par centrar la mirada en el rnundo del hombre. Soloel hombre tiene un 'munclo y estri en el rnundo. Es un fenomcnofundamental de la existencia hurnana. Pero cuando sc prcguntapar I a real izacion de l hombre en su rnundo y por las condicionesde su posibiliclad, sc echa de ver que no se entiende iinicamentcdesde su rnundo, que el mundo no constituye el horizonte ultimode la autorreal izacion humana, sino que esta abierto y que apuntahacia el ser por cncima de sf misrno.

    El hombre s610 puedc cntenderse dcsde su relucion con el ser,en una co nsta nrc s alid a hacia el SCI'. Cualquie r contenido de sucxpcricncia m unclnnn [u vive como un ente en la totalidad del ser.El hombre cnticndc la totnlidad de su mundo como una rea l idadrnnndana, en la que sc re ve la e l carticte r absoluto del ser. De ah ila pretension absoluta de verdael a la que esta sujeta cualquierafirrnacion como afirrnacion del ser. De alii tarnbicn la pretensionde valor absolu to que toela decision y actuacion libre expcrirnentacomo un deber obligatorio. De ahi asirnisrno el canicter absolutedel valor personal que nos habla en caela semejante y que demandareconocirnicnto, respeto y veneracion absolutos. Deahl, Iinalmente,la pregunta sobre el sentido ultimo y absoluto de la totalidad denuestro rnundo y de la existencia hurnana en el mundo. Porqueel hombre se realiza en el horizonte del ser, es por 1 0 que se expe-rirnenta bajo [a aspiracion de 10 absoluto. En definitiva, solo. puedeentenclerse a sf mismo desde la relacion transcendental con el serabsolute e inhniro, dicho de modo mas concreto, en su relacionrcl igiosa con el fundamento absoluto, personal y divino del ser ,

    U;1a antropologia hlosolica es, par consiguiente y de necesidad,una anrropologia mctafisica, si no quiere recortar precipitaclamentelas climcnsioncs de l scr humane, sino rnris bien desplcgarlas y abrir-

    las. Y .decimos una antropologia rnetaflsica, no en el senticlo J < . :un pensamiento objctivo u objetivante - como hoy se entiendernuchas veces la palabra equivocadamente -, sino en el sentidode que es necesario abarcar la dimension metaHsica elel hombre,su rcferencia al scr, su apertura al scr en general y su salida alfundamento absolute de l ser. Esa dimension no es alga que se afiadea posteriori al ser cotidiano del hombre condicionado y delirnitadopor su estar en el mundo, y de 1 0 cual podra y ai in debera quizasabstraerse dcspues mediante una consideracion fi losofica. Tal di-mension es mas bien el elernento realmente constitutivo en todoslos campos Ienornenicos de la existencia hurnana; se Ie supone pre-serite y actuante en todas las formas de 1a autorrcalizacion humana-como condicion transcendental de su posibilidad. .

    Por to do ello, una antropologla Iilcsofica, plenarnente desarro-llada, es ya una rnetafisica. Esta, entendida {como ontologia meta-Hsica, es solo posible desde el hombre que se entiende siempreen el ser y desde el ser. Su autorrealizacion es posibilitada y diri-gida por una concepcion originaria, aunque aternarica, del ser que,sin embargo, debe ser sisternatizada y expresada [ingiiisticarnentecomo una reflexion transcendental. En consecuencia, una concep-cion filos6fica del hombre que pretenda alcanzar el fund~mentode su ser, solo es posible cuando apunta de forma ontologies y expli-cita al horizonte general en que el hombre como tal se realizay entiende. La autocornprension del hombre es - en unidacl dia-lectica - no solo una comprensi6n del rnundo, sino que transcen-diendola y dandole un fundamento, es tarnbien una inteligenciadel ser.

    Una comprension plena de 1 0 que significa el ser humane exige,por 10 misrno, que el horizonte del ser de la autorrealizacion hu-mana se desarrolle sistemdticamente. Antropologia y ontologfa,entendidas en su esencia metafisica, son por 10 mismo dos aspectosde un mismo proposito filosofico: en tender al hombre desde elfundarnento de su ser y en la totalidad del ser.

    Antes de intentar exponerlo paso a paso queremos echar unamirada rapida a la historia del pensarniento Iilosofico, por cuantoque en ella se realiza una autoexposicion del hombre. Sobre c?ctrasfondo veremos despues el desarrollo objetivo de la cuestion

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    Introclucci6n EI hombre en el pensarniento griegosobre el Ienorneno general del hombre en su rnundo (I). En un pasoulterior deberernos reflexionar :o,-,1.:,reas formas Iundarnentales de laautorrealizacion del hombre, de su conocimiento, su voluntad yactuacion (II). Luego se .plantea el problema acerca del ser habi-tual del hombre que se manifiesta como una unidad de cuerpo yespiritu (III). La totalidad personal del hombre cornporta su des-pliegue en unas dimensiones espedficamente hurnanas ( IV), pudicn-do sefialnrse como las rn.is impor t anrcs aqucllus que conclicionantad a la existcncia hurnana, como relacion personal, comunidad c his-toria, transcenclcncia y religion.

    piezu a trararlo cuando rcsulta problernatico. Es asi gue el hombre,por 10 general, no se convierte en terna explicito de 1a filosofla, almenos no en su tema central. Hasta la edad contemporanea no cxis-rio una antropologia Iilosofica tal como sc cultiva al presente. Esverdad que la especulacion filos6fica reflexiona desde antiguo sobreel pensamiento humane (logica) y sobre la actuacion moral delhombre (ctica ), as] como sobre su posicion en la na t uraleza (fisica)~' en ]a toralidad del SCI' (mctaffsica ). Surgen aSI de continuo plan-rcarnicntos y puntos de vista aurenticamcnte antropol6gicos que,aunque apenas alcnnzaron su plene desarrollo metodologico y tc-matico, revelan ya una interpretacion y valoracion de la exisrenciahurnana.

    2. EL TRAsrONDOHISTORICO.EI pcnsarniento Iilosofico responde - en general y desde los

    tiempos mils antiguos - a una aspirncion fundamental del hombre.Y es que cl hombre no esni rigidamcnte atado al acontcccr natural,sino que debe cnfrcntarse con la rcalidad para configurar en ellasu vida de un modo autonorno y responsable. De ah! gue se pre-gunte per el fundamento y sentido del mundo en que vive. Surgeasi la problematica filosofica de; los primeros pensadorcs gricgosacerca de la &p;t:~ mI.VT(,)V, del \'principio de todas las cosas. Esapregunta - en la sencilla form lIla c lr is ic a - sefiala la tarea queincurnbe al pensarniento filos6fico de todos los iiernpos: interrogara todas las cosas por ,su principio, llegar al fundamento de todo.Pero esa pregunta se plantea desde el hombre y en razon del hom-bre: se pretende analizar la rcalidad toda en la que el hombre seexperimcnta ~ sf rnisrno y conocer despues su propio lugar y rnisionen esa totalidad del ser. Inclependienternente del modo en queesa pregunta se formula y se responde, constituyc siernpre una afir-rnacion acerca del propio hombre y del modo como se entiendea sf mismo en su mundo, en la historia y en el conjunto de la rea-lidad. EI pcnsarniento Iilosotico, tanto por su origen como por sufinaJidad, esta siempre dcterminado antropologicamenrc.

    Pese a 1 0 cual, en la historia del pcnsarnicnto el terna antropo-logico no s iempre se expresa de la misma forma. De aquello queaparece como totalrncntc evidente apenas S1 se habla. Solo se em-

    < I) El hombre e ll el p en sa mie nto g rie go .La filosofia griega antigua estuvo deterrninada por un pcnsa-

    mien to preponderanternente objerivo. Su mirada se orienta al mun-do, al cosmos, al universe. Se pretcrrde estudiar el ser, las formasy leyes esenciales de las cosas. Seestablece un escalonamiento or-denado de los scres que va subicndo desdc las cosas inanirnadashasta alcanzar las formas de vida y culminar en los modos de sery de operar del esplritu. Dentro de ese orden universal al hombrele corresponde un puesto axial. Es eI centro que unifica, es unmicrocosmos, para emplear una palabra que Dernocrito pusoen circulacion ya en el siglo v a.C. y que recorre la historia 8. Por-que en el hombre se rcunen todos los grad os del ser y de .la vidapara formar una unidad superior que refleja la del universo. EIhombre ~s sin duda una parte de la naturalcza. Con todas las otrascosas carnbiantes el hombre pertenece al campo de la ffsica (en elsenrido antiguo ). Pero 1 0 que le caracteriza y constituye su propiaesencia es unica y exclusivarnente su alma:

    EI escrito acerca del hombre mas import ante para la rradicion,gue no dejar ide cornenrarse hasta en la edad media, se titula m:pt'-Iu/'r,:; (= ace rca del alma; ARISTOTELES) y no m:PL &.v8pwn:ou'

    8. Scgun DEM6cRITO. el hombre cs un ' r . L l Y . . P O " ; xooucc ; d. DIElS-KRANZ, Die Fragmcnte dcrVorsocrat ieer, B erlin 71964 , B .34.

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    h,tuduccion E1 hombre en e1 pensamiento griego

    h b ) Y I ' I . t en vl a expores ion(=aeerca del om re -; e t itu 0 se convier eclave que refleja la imagen del hombre; 0, mas exactarnente, ladoctrina del alma segun la antigliedad y la tradicion subsiguiente.Primorelialmentc se trata elel alma, no del hombre todo; se tratade una psicologla y no de una anrropologia.

    los hombres se rnuestran en su mayor parte sordos frente al logos 11;pero, gracias al pensarnienro (cppove : i~v) , que es Ia prerrogativasu-prema del hombre 12, poseen la facultad de en tender el sentidode los acontecimientos mundanos que consisten en la lucha cons-tante de contrar ios 13.

    A la i iIosofia heracl it iana del set en devenir opone PARMENI-DES una fi losofia de set en reposo. Sin embargo, tambien para els e c ar ac re ri za el hombre por la facultad de pensar (vos~v) 14. Es afacultad Ie capacita para penetrar la rnera apariencia del mundocarnbiante y aelentrarse hasta la verdad del. ser. Aqui asorna yaun punto de vista que, a traves de Anaxagoras y mas tarde de Pla-ton y de Aristoteles, alcanzara su plene desarrollo y se convertirrien el elernento central de la explicacion griega acerca del hombre.Se entiende al hombre primordialrnente como un ser racional, con1 0 que supera a los dernas seres y acontecimientos del rnu ndo . E lMyo~ 0 voue ; pasan a ser los conceptos fundamentales de la ideaque el hombre tiene de sf. \Mientras hasta ahora el hombre parec ia encontrarse t ranqui-lamente en un orelen mundano objetivo, con la sofistica se l l egaa la primera reflex ion critico-esceptica: (Somos nosotros ni siquie-ra cap aces de conocer la verdad? (Existen normas obje t ivarnentevinculantes de nuestra conducta? (No es redo sujetivo y relativo?(No es acaso el propio hombre la medida de todas las cosas?(PROTAGORAS) 15.

    Se llega asi a una rellexion directa sobre el hombre que S6CRATEShace suya, aunque al mismo tiempo se supera su rasgo esceptico-rela-tivista, de cara sobre todo a los valores y normas morales.

    Es Socrates el primero en descubrir la voz divina de la con-ciencia. El hombre, entendido como ser racional - aunque aquicon un nero predominio del aspecto pnictico y etico -, esuiligado a Ia verdad eterna e inmutable y siempre vinculante, porencirna de todos los cambios del rnundo sensible.

    1. No obstante, en el prlmitiuo pcnsamicnto griego se encuen-tran autcnticos elementos antropologicos. En los origenes de lafilosoffa preyace un trasfondo mlrico-religioso, en cuyo rnundorepresentative se rcaliza una autocxposicion del hombre. Intentacomprcnder el scntido de su existencia, tanto por el origen divino,de clonde procede el alma - que est a encadenada al cuerpo y hasielo dcsterrada al mundo material- como por la meta rransmun-dana que eI alma debe alcanzar algun dia, tras un proceso de puri-Iicacion con sucesivos nacimientos. En consecuencia se consideraal alma como una rcalidad superior, por enc irna del mundo y delacontecer rn un dn no ; pew en es a realidad estri la verdadera esen-cia del hombre. EI primitive pensamiento griego presenta ya unadualicbd fundamental del alma espir itual y cuerpo mater ial. Alhombre le incumbe asirnismo una responsabilidad por su conduc-ta; cxiste 1 0 justo y 1 0 injusto, 1a culpa y la expiacion, a traves delas cualcs debe alcanzar su perfeccion definit ive.

    Cuando sohre este trasfondo se proyecta el pensarniento pro-piamcntc Iilosofico, parccc qucdur en un segundo plano la pre-gLIllt:! acercu del hombre. Entre los Iilosolos jonicos de la naturaleza,yn des de TALES DE MILETO (bacia el 600 a.C), sc trata del prin-cipio primero (&px.~) del que derivan todos los seres y los cam-bios. Pcro esa pregunta se plantea desde el hombre, para descu-brir en todas las mutaciones el verdadero sentido de su existencia.

    As! aparccc ya en ANAXIMANDRO, que entiende cualquier rnuta-cion y transire como culpa y expiacion segun el orden del tiernpo 9,dandole por consiguiente una explication antropom6rfica.

    En HERACLITO de Efeso aparece un pensamiento antropologicoaun mas claro. SegllO tl, el hombre se caracteriza por la percepci6ndel logos; es dccir, del scntido y ley del mundo 10. Es verdad que

    .1,

    I I. Hernc li to , DIEts-KRAN7. B I.12. Hc racl .t o , DIEI.s-KRANZ [l 112s.p. Hc r aclito , DtF.LS-KIVoNZ b 51; d. 53 etc.14. Parmenides, D'ELsKRANZ B 3; cf. 6, 8, etc.15. Prot d gor as , DI Ets KRANZ B I.9. Anaxirnaudro. DIEL~KRAN7 B 1.10. J!craclito, D IF L, KRANZ b 1 15 .

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    Introduccion El hombre en cl pcnsamiento grrego'2. Estas ideas hallan un ulterior desarrollo en la mc!{/jiJica

    clasica. SCgUn PLATON, el hombre esta ordenado por su eSplritllal mundo intcligible (Xc.crp.os '10"1]\0:;). Ese mundo cs la verdaclerarealidad (O 'I TCu :; 0 '1 ) [rente al munclo aparente y rnudablc de lascosas que se pcrcibcn por los sentidos. Por ella, e l alma del hombrees esencialmente inrnortal , pertencce 31 mundo inmutable de lasideas y esta fundamentalmente por cncirna del mundo cambiante.Platen es e l prirncro que intenta demostrar filos6ficamente In in-mortalidad del alma 16.

    EI descubrimiento del espintu, de una realidad espiritual acce-sible s610 al cspiritu del hombre, es sin ducla alguna el gran logrode irnportancia duradcrn que ha conseguido e l pensarnicnto griego.Pero a la luz de esta consideracion, 10 espiritual aparece como elunico verdadcro ser. La esencia y dignidad del hombre se sinianunicarncnte en 10 espiritual; por cl contrario, 10 material y corpo-reo no pucdcn entenclerse de un modo positivo. Aparece asi enPlnron un dunlismo entre cspiritu y materia, entre el alma cspiri-tuul y el cucrpo material del hombre; cucrpo que sc prc-cntn comola c.i rccl y cadcna del alma. El alma debe liberarse de los lazosy trabas que la ligan al munclo material para retornar asi a su exis-tencia especifica que es la puramente espiritual. La perfeccion delhombre consiste por 10 tanto en la mayor desmaterializaci6n yespiritualizacion posible de la \vida. S610 que e l espiritu -10 quea su vez constituye un rasgo fundamental del pensamiento griego -se entiende sobre todo como conocimiento intelectual. EI espiritues razon ( 'Jo ;: ;~) , de tal forma que aqui el espiri tualisrno va ligadoal intelectualismo de la imagen del hombre.

    Tarnbien para ARISTOTELES el hombre esta por cncirna de tod;slas dernas cosas por su raz6n ('1oij~).

    Con todo, Arist6teles intenta superar el dualisrno plat6nicoentre cue rpo y alma aSI como entender la unidad esencial del hom-bre. De acuerdo con su doctrina de materia ( u ) " r ; l y forma ( f L O P C P ~ )como principios internos y esenciales de las cosas, ARISTOTELESentiende el alma C0l110 forma del cuerpo 17; es decir, como el prin-. CIPIO esenc ial y constitutive que configura internamente a la rna-

    teriu convi r t iendola en un cuerpo humane vivo. Pero la .m~teriaes cl medio potencial que, de una parte, recibe 1

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    Introducci6n El hombre en el pensamiento griego

    3. Aparece, pues, aqui una oposici6n entre el pellsamienlogricgo y el pensamielllo cris t iano por 10 que hace a la valoracionde la historia. Esa oposicion, sin embargo, no se interpret hoya menudo de un modo concreto. No es exacto decir que la anti-gi.iecbd griega en gener:1l no poseia una conciencia historica , Muchoantes de iniciarse la historiografia propiamente dicha se encuentraninterpretaciones historicas de caracter mitologico con las que clhombre in tenta descubrir su origen. Ya en los escritos teog6nicosy cosmogol1lcos de 1:1 primera epeca el hombre se entiende a sfmismo desde los comienzos como inmerso en un proceso historico.Lo mismo cabe decir de las doctrinas salvificas orficas y pitagoricasque postulan una expiacion de la culpa primitiva y una purificaci6ndel alma a traves de reencarnaciones sucesivas para que sea posiblealcanzar la salvacion definitiva. Aqui no nos interesa saber comoha y que valorar tales doctrines desde los puntos de vista 610sofico'y rcologico.Lo que si es seguro es que no se trata de una interpretacioncrltica y reflexive de la historia. Continua siendo una exposicionmitica, pero que revel a - y esto es aqui 10 decisivo - c6mo ~Ihombre se sabc ligaclo a su historia, que para el tiene una irnpor-tancia salvifica existencial.

    Tampoco es exacto atribuir al pensamiento griego en generaluna concepcion ciclica del tiempo y de la historia, en contrapo-sici6n a la imagen lineal del cristiauismo. La doctrine de Ia repc-t ici6n circular del ncontccer aparcce ciertamente en HERACLITO 18,para renparcccr con los pitag6ricos, con EMPEDOCLESY rambien conPLATON.

    Bajo la impresi6n de la alternancia regular del dia y la noche,del verano y el invierno, de la vida y la muerte, se ha pensadoen un retorno r itrnico de los misrnos procesos, mas no en la fatalrepeticion de los mismos acontecimientos. En Ia migraci6n delas alrnas se realiza ciertamente el retorno ritmico de la viday de la muerte; pero ese proceso conduce a la liberacion de6nitivaque rompe el acontecer circular.

    NIETZSCHE fue el primero en presentar el pensarniento ant iguo

    como el eterno retorno de 1 0 misrno 19. Con ello la singularidaddel acontccimiento historico se sacrifica al eterno proceso circu-lar, y la Lbertad de .la decision histories quedaria aplastada porla rigida necesidad del acontecer universal. Pero que esta fuese laconcepcion del tiernpo y de la historia cormin a los pensadoresgriegos, es algo que ha entrado dcfinitivamente en el terreno dela leyenda. Lo cormin a todos ellos no es ei drculo cerrado de uneterno retorno, sino una sucesi6n progresiva y a manera de espiral,cuyo ritmo no elirnina el curso del tiempo sino que mas bien10 supone.

    Para el pensamiento griego - yaquI SI que en contraste con elcristianismo - es mucho mas decisiva la rigida creencia en el des-tino segiin la cual todo esta regido por Ia necesidad (&'1,xyxl))del destine (fLoLpa) predeterminantc. Esa creencia en el destineinexorable, al que estan sujetos los hombres y los dioses, afloraya en la filosoffa griega primitiva con TALES 20 Y ANAXlMANDRO1,-constituye el motive fundamental d~ la tragedia griega y esta tam-bien a1 fondo de Ia rnetafisica helenica de 10 universal y necesario.La necesidad constituye el horizonte Ultimo que todo 10 abarca ydesde el cual el hombre se entiende a sf misrno y .a los aconteci-mientos mundanos. La idea de encontrar ese horizonte Ultimo dela necesidad con el pensarniento es el proposito determinante de lafilosofia griega, que se nos aparece tanto en la doctrina beraclitianadel logos, como en la doctrina del ser de PARMENIDESy en Ia teoriaplatonica de las ideas. En este sentido los acontecimienros intra-rnundanos e historicos carecen de verdadcra importancia, al venirtodo predeterminado de un modo necesario, EI hombre se sabebajo un destine absolute, ciego e impersonal; y no rente a unDios vivo y personal que, segiin el cristianisrno, se revela en lahisror ia como Dies del arnor y de la salvacion. Aqui es donderudica la oposicion mas profunda entre las concepciones griegay cristiana relativas a! hombre.

    19. ~IETlSCHE, VI, nls, 31~ss. J34, 469; VIII, 212; XII, 369 , ~O~, -105, 409, et c.; ci t amosI.lS Nict zscbes Wakell (GrOH-Oktav-Aurgabe), edit. por e l Nic tz sche -Archiv, 19 vols.,Leipzig 109-1-1912.

    20. Cf. en los apotcgrnas que sc a tr ibuyen a Tales y que nos ha t ransmi tido Diogeneslncrcio: t fT"I :J;. r j - - : -a,,:o'J c l ' , l : i y - . < . T j Z;':X":"l : l ,(rip nl:V7(,)\I: T ale s, D Il:L S KR, \N 7 . A I, 71, 125 .

    21. Ct. Anaximandro , DICI.s-KlUNZ Il 1.18. Hcracli to , DlElSKRANZ B 90.

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    "! .-%~ y-::IelCxnrV " f .. t _l n r roducci on EJ hombre en el pcnsarniento cristiano

    b) EI bombrc 01 cl pcnsamiento cris tianoprofundo y l irn pio , y que culrninan en la libre ent rega personaldel hombre aDios: fe y am or con los que eI hombre responde:1 Ia revelacion de la verdad y del amor divinos, abriendose as! a Iaaccion salvadora de Dios. EI origen prirnero, al tiempo que la per-Ieccion suprema de la fe cristiana que es radicalmente personal,estri en eI rnisrerio de la misma trinidad divina. Dios no es eIUnum rfgido que reposa en S I mismo, sino la vida desbordantede trcs personas, una vida en cornunion personal, un dar y recibireternarncnte renovado de la plenitud infinita. La vida alcanzaaqui profundidades abismales que nosotros ya no, podemos escu-drifiar ; 10 unico que podemos hacer es vislumbrarlas de algunmodo a traves de la lejana analogia del ser humano personal.

    Esta caracteristica esencial, personalists e histories de la fecristiana representa un cambio en la imagen del hombre frenteal pensarniento griego. La nueva imagen del hombre no logra to-davia un desarrollo explicito en el deposito de la revelacion;pero si que esni con tell ida 0 se la supone de modo implicito. Solotras siglos de rneditacion cristiana encontrara su forrnulacion abier-ta y reflexiva. Para e110 ha tenido que darse on nuevo horizontegeneral. EI hombre se siente y entiende en un rnundo dis t in todel mundo en que se hallaba el hombre griego precri st iano.

    Cuando se establece la reflexion Iilosofico-teologica - por obraprincipalmente de GREGORIO. NrSENO (t 394) en la patristicagriega, y de AGUSTIN (t 430) entre los padres latinos -, son mu-chos cierrarnen te los elemen tos tornados de la filosofia griega; perose entienden y manejan de una forma nueva y se desarrollan dent rode una totalidad de scntido tarnbien de nuevo cufio , En una formatotalmente extrafia al pensamiento griego, se acentuan e l valory dignidad de 10 particular, su singularidad individual, su vccaciondivina y su libre decision rente al destine eterno. Por prirneravez se acufia en eI ambito cristiano el concepto de persona, quetiene un origen purarnente reologico. Deriva, en efecto, de lasdisputas cristologicas y trinitarias de los siglos IV Y V, Y tuvo irn-portancia grande parala cxposicion y valoracion de la personalidadhumana.

    En esta panorarnica crrsnana los contenidos de Ia filosoffa grie-ga adquieren nuevo valor. El hombre se encuentra en el centro,

    L a r cv cl ac io n bibliC:1 del An r iguo y del Nuevo Testamento noaportu una IlKtafisica de 1 0 universal y ncccsu rio al e:tilo con que1 0 h . ice cl pensail liento griego. Aport a algo rnuy distinto: el men-snjc de salvacion para el hombre concreto en Ia hi~to.ri3. La ~onse-cucncia cs que las doctr inas capiralcs de la fe c r r st mna estan enLI esfer :1 de /III (lcOlliecimicllio librc )' persollal que se d es arr o ll acnt rc Dios y el hombre en el marco de la historia de la salvacio.EI cristiano sabe por la fe que el mundo no procede de una nor-mativa universal y neccsaria: ni e s rampoco e l re su lrado de laevoluci6n inmancnre de una materia e t erna , ni u na e rn an ac io n 0desprendimiento metafisicamente necesarios de Dios.

    Es mas bien producto de ln l ibre palabr a crcadora de Di~s gl~edijo: : l-Lig:1se! (Gen 1 ,3). T nm bicn la h um nnidud con su histor iatiene su origen en la l ibre voluntacl d el C rc nd or: iI-bgamos alhombre a nuestra imagen y se rne junza! (Gcn 1 ,26 ).

    Tal11poco c] 111:11que cxiste en el munclo tiene su origen en. unprincipio primordial malo de ordcn meta Hsico, sino en l a l ibrcv personal decision del hombre que se rebcla contra. eI preccpto deDios. Desde sus comienzos l a . h i st o ri a de la humanldad se arrastrabajo Ia mnldicion del pccado. Pcro al propio tiemp.o es~a domin.idapor l a ac cio n gene rosa de Dios que actua en l a h is to ri a de la sal-vacion v con un arnor libre y personal se cornpadece del hombre.La enc:lrnacion v 1:1 obra redcntora de l I-lijo de Dios mmpocor~sponden a un~ Ic y metafisicamente n.ecesaria de la ernanaciondivina, sino que obedecen unica y exclusivameute a la libre vel un tads'llvifica de Dios. En eI leairos 0, 10 que es 10 misrno, en el 010-mente hisrorico, que el libre designio divino htlbia establecido, elHijo de Dios se hizo hombre, para llevar a cabo como hombr.e yentre los hombres en un encucntro y cornunion pcrsonales, la libre

    I ., de' Dl'OS ,,' operar la redencion h asta la voluntariaautorre\,c aClon' J 'ncepracion de la muerte rcdcntora en cruz., . . I t personal (Ie'l mcnsnje de sal-A la GlractenstIca escncia men e .'. "vacion corrcsponde el que se eXlj:111 de cnda individuo hUlTI

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    Introduccic\n EI hombre en el pcnsarnicnto de la edad moderna

    entre el mundo material y sensible del cuerpo y e l m undo e sp iritu nly suprasensible. Constituye el escalon mas alto del mundo cor-porco, com parte las leyes de la materia y las Iuerzas vitales de laplantn y del animal. Pero simultrincarnente pertenece ya al order.de 10 cspiritual a travcs de su espiritu ( ' 1 1 ) : : 1 : ) que, en cuanto alma~Ui'.;'I),es el principio vital del cuerpo. EI alma no se concibe comoprccxisrcnte :1 1 modo de In concepcion platonica, sino que ha sidocrcada libre por Dios. Es imagen y scmejanzn de Dios, el lugarde la transcendencia hacia Dies y estti llarnada a la vicla inmortal.Tarnpoco se la entiende ya como pura razon, sino que al misrnot ie rnpo es voluntad y Iacul tad de l ibertad y de arnor .

    En este punto se distinguen dos concepciones dentro del marcocristiano. Dc un lado AGUSTiN ve la Iacul tad suprema en el librealbedr io que se perfccciona en el amor; mientras que el conoci-miento s610 t icnc una func ion de mediac ion 0 de servicio. Estaconcepcion domina a traves de In tradicion agustiniana en toda laalta cdad m edia y cxperirncnta una r cn o va ci on i m po rt an tc durantecl apogee de la escohistica, gracias a BUE:-IAVENTURAc t 1274) y a 1 < 1escucla [ranciscana que sigue sus pasos, De otro lade, TOMAS DEAQUINO (t 1274) y la escuela dorninicana adoptan los contenidoscsencialcs del pensamiento aristotelico y, con ellos, la doc:trina deque la facultad suprema del hombre, 10 que Ie caracteriza de modoespccif ico es la in teligencia (intellect us), en tanto que la libertad yel arnor no son m.is que sus sccuencias naturales.

    M;IS profunda cs aun otra oposicion en las conccpcicnes doc-trinalcs, Vcrdad es que en el marco cristiano en general queda su-perado cl du alisrn o p la to nico por el hecho de que la materia yano es un principio eterno e incrcado y, por ende, opuesto aDios,sino que precede de la creacion divina. Eso es algo que viene dadocon la doctrina creacionista del cristianismo. Mas en 10 que con-creme a las relaciones entre alma y cuerpo existen dos pos turascon trapues tas ,

    AGUSTIN, cuyo pensamiento filosofico est a hondarnente inlluidopor Platen y el neoplatonisrno, ve en e I alma y en el cuerpo dosrealidades 0 sustancias separadas, que no constituyen una unidadsustancial, sino que s im p lcr nc nte e str in unidas por 1a accion reciproca.

    Esta concepcion, en la que el dualisrno se percibe clararnente,

    penetra en el pensarniento de la primitiva edad media y aun en-cuentra un defensor en Buenaventura. Con la edad modern a esadoctrina volvera a readrnitirse y Descartes la llevara aiin mas lejosinlluyendo notablemente en los pensadores de 1a epoca.

    TOIYIASDE AQUINO, por el contrario, aclopta la doctrina aristo-telica , segun la cual el alma espiritual es al propio tiernpo el prin-cipio interne que conforrna al cuerpo (a nim a fo rm a c orp or is); almay cuerpo no son por 10 rnisrno dos substancias scparadas, sino dosprincipios internos constitutivos que, unidos sustancialmente (uniosubst antialis), dan como resultado la substancia total del iinico ymismo hombre complete. Con ello se supera el dualismo pormanto la dualidad de elementos se funde en la unidad esenc ia ldel hombre.

    Por encima de estas diferencias, en el marco general del' pen-.sarniento medieval cristiano se rnantiene la posicion particularisimadel hombre.

    El es cl centro del cosmos en el que se reunen todos los grados,del ser. Por la apertura universal de su espiritu al ser, el hombrees quodammodo omnia (= en cierto modo 1 0 es todo), comodice TOMAS DE AQUINO comentando a Aristoreles. Es un micro-cosmos, como ahrrna a finales de la edad media NICOLAS CUSANO,haciendo suya una vieja idea; un microcosmos en el que esni pre-serite y contrafdo el universe todo. EI hombre tiene una posicionmetafisica inequivoca en la totalidad del ser; esta inserto en unorden objctivo y universal que se fundaments en Dios, el Serabsolute e infinite.

    c) El hombre en eL pensarniento d e La edad modernaDesde los comienzos del pensarniento moderno 1a filosoHa expe-

    rirnenta una orient a cion ha cia el sujeto.Mientras que en la antiguedad y a 10 largo de 1a edad media

    habia prevalecido un pensarniento objetivo, con el que el hombretenia conciencia clara de su posicion absoluta y de su seguridaden eI conjunto del ser, ahora se impone una mentalidad subjerivaque prctende lograr y establecer un conocimiento seguro partiendo

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    1nrroclucci6n .El hombre en el pensarniento de la edad modernaunicamente de l a i nr na n cn c ia de l a su bjc t ividad. Lo c ua l c om p or tsdesde lucgo un cambia radical en la imagen _riel hombre.

    T 3 1 ca rn bio c st. i en estreci.;:\- concxion con la quiebra generalque se observe en cl paso de b edad media :\ la edad modcrna. Concl nominalismo de los ul t imos t icrnpos rncclicvalcs c 1 pcnsnrnicntometafisico-sistematico de la escolasrica cnt ra en crisis y se haecproblematico; a este fenorncno responde la tendencia hacia unaconcepc ion ctitico-cmpirica. EI bu m anis mo alumbra un nuevo sen-timiento vital, que se vuclvc hacia cl hombre situado en estcmundo, confiere una nueva vida a la ant igiicdad clrisica y 13 con-vierte en norma ideal de la vida hurnana y de la Iorrnacion e:;pi-ritual. Esto provoca en multiples puntos un viraje de la sobre-n atu rale za a la n atu rale za, y de la tra nsce nde ncia a la in rn an en cia .Con la rejorma se rompe, ade rnas , la u nidad de la fe. Hasta ahorael hombre occidental se h abia sentido seguro en la fe iinica de launica Iglesia. A traves de las graves crisis que ln Iglesia ha sufridoa finales de la cdad media se Ilcga ahora nl rompimiento de laullidad y a una violent a sacudida de la seguridad que hasta estcmemento habia accmpafiado a la fe de la Iglesia.

    Se une a; esto cl dcrrumbamiento de la imagen general delmundo ante la acometida de la ' rcvolucion copernicana, que afectaal hombre directamente y asu posicion en el universo. Bastaahora el hombre se hnbia sabido en el epicentro de un mundoperfectamente ordenado y clare. Su tierra, en 'torno a la cual gir anel sol y las estrcllas, era cl centro del universe, que se campi eta. en el hombre. Pero ahora, cuando la tierra ha dcjado de ser clepicenrro del rnundo universe para convertirse en uno de los pia-neras que giran alrededor del sol, el hombre sc sicnte como arrojadoa un universe sin fronteras que ya no logra en tender y en el queha perdido toda oricntacion y seguridad. EI hombre ya no ticne unlugar asegurado en el cosmos. La realidad objetiva ha dejado degaranrizarle e l sentido y posicion de su existcncia. Eso haec quese retraiga cada vez mas sobre si misrno, como sobre cl iinicopunto scguro que Ie es dado; 1 0 cual Ie obliga rnrnbicn a reflcxionarsobre si mismo suscitando aSI la cuestion acerca del ser del hombrey del sentido de su vida.

    I\\. BUBER se ha referido al hecho de que el problema antro-

    polojrico irrurnpe en la hisroria siernpre que el hombre piercle elclima famil iar y la seguridad que hasta ese memento habra disfru-tado, cuando el mundo y su propia posicion en el rnundo le resulranproblernaticos". Es entonces cuando se ve empujado a plantearsela prcgunta ace rca de SI misrno, de su ser personal y del scnt idode su existencia. Esto aconrece sobre todo en la crisis y rupturaque Occidcnre experirncnta a comienzos de la edad rnodcrna.

    A pesar de redo 1 0 cual , cl hombre moderno no l lcgn a conhguraruna antropologia Iilosofica. Es verdad que cl humanisrno cornport alIll vi raje hacia cl hombre que ahora ocupa el punto central.T arnbicn cs cicrro que la palnbra antropologia - al igual quela voz psicologia - arranca del siglo XVI; perc no es mas quecI titulo vacio de una exigcncia que tardarti mucho tiernpo enrealizarse. En el pcnsarnicnro filosofico de la cpoca, el viraje haciael hombre se estrecha hasta convertirse en un vira]c hacia elsujeto. EI hombre pnsa a ocupar el centro, pero como simple sujeto,y no como centro de un orden objcrivo del scr, sino cual centrode Ull rnundo de conocirnientos subjctivos, que cncuentra en DES-CARTES (1596-1650) su mas seguro punto de partida con la puranutocertcza de la concicncia (ego cogitans). Ese yo, que cobra con-ciencia y esta seguro de si mismo antes que de todas las dernascasas, no significa el hombre concreto sino iinicarncntc la razonpura (ratio), que se posee a si misma de forma autonorna ; y desdeS I misma, es decir, desde unas ideas innatas, puede alcanzartoela la verdad. Aqui esta el punta de partida del exacerbado dua-lismo cartesiano entre cuerpo y alma; dualisrno que va mucho maslejos que el de Platen y de Agustin. Espiritu y materia, concienciapensantes (res cogit ans) y mundo corporal extenso (res extensa)constiruyen unas rcalidadcs radicalrnente distintas, que nada tienende cornun entre S1. Con ello 110 solo desaparece una unidad subs-tancial, sino que en el fondo hasta se elirnina la posibilidad de unaacci6n mutua entre d alma y el cuerpo. Si a pcsar de todo DESCARTESadmire 1a existencia de una accion reciproca, ello no es mas queuna conccsion a la experiencia, pero en conrradiccion con sus pro-PlOS principios, como ya se reconocio rcn su tiempo.

    22. M. BUl lER , DdJ Problem des Mt!:Jfhell, Heidelberg 21962 .

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    MrS

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    La separacion tajante t~lieres cogituns y res extensa en DE~-CARTES supr irne adcmris la posibilidad de una anrropologia queestuvicra en condiciones de comprencler 1a unidad y totalidad vivadel hombre. Pretende mas bien rnontar una p sico lo gia p ura, comoaparccc logicarnente en CHR. \X'OLFF, al lado de 1a cosrnologia yde la teologfa natural, C0l110 una parte acotada de la rnetafisicaespecial. Asf nos la cncontrarernos incluso en KANT, que bajo eltitulo de alma nos presents la idea de la razon pura al lado delrnundo y de Dios.

    Pero con la ruptura entre alma y cuerpo, entre' espiritu Ymateria se desencadena una tension que recorre todo el pensa-miento f ilosofico de la edad moderna. Por una parte el racionalismo,subordinado solo a 10 espiritual,. reduce el ser del hombre al sujetopcnsante , que se entiendc como razon autonorna, y que mastarde, con el idcalismo, se erigid en la razon absoluta, Todala rcalidad vicne interprerada como un acontecer espiritual. Porotra parte, el e rn pir ism o in gl cs , subordinado a la rea lidad em pirico-material, se irnpone, bajo la impresion de las ciencias de la natu-ra l ezn, como la unica realidad objetiva cientificarnentc dcrnostrable,en las obras de JOl-IN LOCKE (1632-1704) y de DAVID Husn; (1711-1776), que sc apoyan exclusivamente en la experiencia sensible.Scmejante ernpirisrno reduce el conocimiento humane a las perccp-ciones de los sentidos, preparando asi el camino a un materialismoque aparccc por primera vez con la ilustracion Irnncesa. CuandoLA~IETT1UE reduce al hombre a una simple rmiquina (L'bommemacbine, 1748), cl principio mecanicista - que desdc Descartesregia para la realidad material (res extensa) y despues tambien paratoda la vida organics (I a de las plantas, de los animales y ladel cuerpo humane) - se aplica y extiende ya a todo cl hombre.Se echan asi las bases de la cxplicacion materialista y mccanicis ta ,que continuarr i dej.indose sentir durante el siglo XIX y hasta nuestrosdias. De esc modo, la ruptura de 1a unidad del hombre en Descartesinicia tam bien el desgarron de la edad moderna entre un pensa-micnto espiritual e idealistico y otro material y mecanicista.

    KANT (1724-1804) intenta superar la oposicion entre raciona-lismo y empirismo. Su reflex ion transcendental sobre la razon puracomo condicion para la posibilidad de. un conocimiento objetivo,

    Introducci6n

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    El hombre en cl pensamiento de la edad modernasera fundamental en toda la filosofla posterior. Por ello su plan-teamiento tiene una importancia extraordinaria .. Pero tampoco logramontar una imagen rfilosofica del hombre que pueda abarcar launidad y totalidad del ser humano. Los contrastes entre intuici6nsensible y pensamiento conceptual, entre conocirniento teorico yactuacion practice, entre ciencia y fe, no consiguen formar una uni-dad. Cuando Kant torna del racionalismo escolasrico de CHR. \X'OLFFlos tres sectores de la metaphysica specialis y entiende el rnundo,el alma y Dios como ideas de 1a razon pura, esta entendiendo alhombre unicarnente bajo el titulo de alma. En esc esquema nohay lugar para el hombre total y concreto. Lo cual dificilrnenre sejustihca con la obra kantiana Antropologla en sentido pragmdtico,Mientras que una anttopologfa fisiologica se pregunta que haecla naturaleza con el hombre, la antropologia pragrnatica se plan-tea la cuestion de que haec e l hombre de 5 i misrno 23.

    Cierto que aqui Kant reflexiona sobre la autoexperiencia pnic-tica del hombre, pero su antropologia tiene escasa importancia enparang6n con sus grandes obras crfticas ; apenas mantiene conexi6nalguna con ellas ni objetiva ni rnetodologica, y ocupa Irenre a lasmismas un puesto de segundo orden; se trata, segiin M. LANDMANNde una piscina infantil para los que no saben nadar 24.

    Antropologicarnente es mas import ante la conocida referenciaal tema que KANT hace en la introduccio.i a su logica, y en la queformula las prcguntas fundamentales de una Filosofia de intencioncosrnopolita. Son estas: (Que pueclo yo saber? (Que debo hacer?(Que puedo csperar? (Que es el hombre? y agrega Kant: A 1

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    Materialismo y evolucionismoIntr00uccionPara Kant la razon humana est.i condicionacla por la Iinitud y

    l igada a la sensibi lidad. De donde se sigue la l irn ita cio n de l co no -cirnicnto a la expericncia posible y al simple [enomeno. Despuesde Kant el idea lismo aleman l uchani por dcrribar otra vez es anutolirnitacion de la ra zo n h urn an a y por recuperar un horizonteabsolute de conoc irnicnto. Perc, tras eI viraje transcendental quese ha operado con Kant, ahora esto solo sera posible si el sujcto seestablecc a sf misrno como nlgo absolute. De este modo, rderidocl conocimiento a Ull sujcto absoluto, ac lquicre t arnbicn va lorcs abso-lutes. Pero entonces, el -sujero transcendental se convierte en unyo 0 en un sujeto absolute (fICHTE). El su jcro Iin iro se conviertcen el lugar de la manifestaci6n y en elcrnento de desarrollo de Espi-ritu absolute (HEGEL). EI hombre aparece prirncrdialmente, aunqueIlO de forma exc lus iva, como un puro ser racion al. Y la razon finitade l hombre q ue dn a bs or bid a en un proceso r ac io n al i nf in it o en elque 1: 1 individualidad del sujcro finito acaba par su cu rnbir.

    V crd.] cs que en c I idcalismo, adem:ls cl d clemente tcorico delconocim icnro, al lo r.m de continuo otrns d im c ns io nc s d is rin ra s: C()1I10I:t conducia moral prrictica (fICI!TE), Ia crcacion y vivenc ia estc-t icas (SCHELLING), la realiclad hisrorica (HEGEL) ... ; incluso enla hegeliana Fcnonrcnolo gia dcl Espiritu (1806), la toralidad de lasexpcr iencius de 1 a conciencia. Pe;o la totalidad concreta del hombreen el rnunclo y en 1: 1 hisroria vuclve a quedar absorbida en urisaber absolute, cupaz de aprehcnder la rcalidad total desde suorigcn absolute como un uurodcsplicgue dialectico del Absolute.

    En el fondo late uqui una imagen hurnana que, de un Iado,cntiende al hombre esencialmente como lin ser racional sin teneren cucntu al hombre total y concreto; de otro lade, eleva \' absorbela razon hnita en un acontecimieruo cspiritual infinite, con 1 0 cunl110 .nlquiere su plcno valor la 'singularidad personal del hombre ensu Jibertad y rc sponsabilidad. Es esto prec isa rnente 1 0 que suscit ala proresra que exige a toda costa lin' giro del pensarniento hacia elhombre concreto.

    d) E! giro antropologicoYa desde eI siglo XVI el titulo de antropologia contiene una

    orient acion que se scpara tanto de la filosoffa especulativa tradi-cional como de la rncntalidad maternatico-cienrifica, postulando unaconsideracion del hombre en su autoexperiencia concreta. En estesentido tarnbien la Antropologia de intencion pragrnatica de Kantquicrc scr una doctrina crnpir ico-prrict ica del hombre sobre la basede una cxpcricncia vital concreta. Esta orientaci6n, que en tcrrninosgenerales sigue todavia hoy in al ca nz ad a , irr ur np e con una nuevaIucrza en cl siglo XIX como una reacci6n contra el cstrecharnicntoracionalista e idealista .de la imagen del hombre. Se abre aqui pasoun pensarniento antropologico concreto que se despliega en unapluralidad de aspiraciones muy diversas. Aunque sea esquernati-zando la c ue stio n d ern as ia do simplificadamente, podemos reducircsas tcndencias a trcs grarulcs grupos: 1. Matcrialismo y evolucio-nismo; 2. Existencial isrno y pcrsonalisrno; 3. Fenorncnologla y onto-logia del hombre.

    a.) Materialismo y cvolucionismo

    a) EI materialisrno, que se difunde desde los siglos XVIII y XIX,aport a una revoluci6n radical de la imagen del hombre. Hasta en-tonccs toda la t radicion habra cons iderado 1 0 espiritual en el hombrecomo aquello que constituia propiamente su esencia y Ie caracte-rizaba por encima de cualquier otra cualidad. A todo esto se oponeel l1~aterialislllo: el hombre es una realidad material como todaslas otras cosas. ~o existe 1 1 1 , I S que el ser y eI acontecer materiales.Tambien el hombre esra constituido por los misrnos elementos yestri sujcro a las mismas leyes que el resto del mundo. Tarnbien suvida y conciencia hay que explicarlas desde ahi. Esa concepcion,prcparada por el empirismo ingles y entendida de un forma pura-mente mecanica segun la explicacion naturalist" de aquella epoca,.iparecc por vez prrrnera en el marco de la ilustracion francesa delsiglo XVII I , Y espec ia l mente entre los enciclopedistas (Lametr ric,

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