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Ideas de una psicología descriptiva y analítica Wilhelm Dilthey Editado por ElSeminario.com.ar 2000-2001 - Copyright www.elseminario.com.ar Todos los Derechos Reservados

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  • Ideas de una psicologa descriptiva y analtica Wilhelm Dilthey

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    Ideas de una psicologa descriptiva y analtica Wilhelm Dilthey

    I. La tarea de una fundacin psicolgica de las ciencias del espritu.

    La psicologa explicativa puede lograr su meta nicamente valindose de hiptesis. El concepto de hiptesis puede ser considerado de diverso modo. Todo razonamiento que trata de completar inductivamente un conjunto de experiencias debe designarse, en principio, como hiptesis. Porque la conclusin contenida en l encierra una expectativa que se extiende, por encima de lo dado, a algo no dado. Este tipo de razonamientos completadores se dan, naturalmente, en todo gnero de exposicin psicolgica. No puedo reducir un recuerdo a una impresin anterior sin la ayuda de un razonar semejante. Sera, por lo tanto, insensato pretender excluir de la psicologa los elementos hipotticos. Sera tambin injusto reprochar a la psicologa explicativa el empleo de tales elementos, ya que tampoco la psicologa descriptiva podra prescindir de ellos.

    Pero en las ciencias de la naturaleza se ha elaborado el concepto de hiptesis en un sentido ms concreto, a base de las condiciones que se dan en el conocimiento natural. Como en los sentidos se nos da nicamente la coexistencia y sucesin, sin ninguna conexin causal de lo que se presenta sucesivamente, la conexin causal se origina en nuestra captacin de la naturaleza slo mediante una accin que la completa. De esta hiptesis resulta un recurso necesario del conocimiento progresivo de la naturaleza. Por lo general, se nos presentan varias hiptesis como igualmente posibles y entonces se nos plantea la cuestin de comprobar una de ellas y desechar las dems desenvolviendo sus consecuencias y comparndolas con los hechos. La fuerza de las ciencias de la naturaleza radica en que, gracias a la matemtica y al experimento, pueden prestar a este procedimiento el grado mximo de exactitud y de seguridad. El ejemplo mayor y ms instructivo de cmo una hiptesis se traduce en un patrimonio seguro de la ciencia lo tenemos en la hiptesis copernicana de que la tierra gira en torno a su eje en veinticuatro horas menos cuatro minutos y posee, al mismo tiempo, un movimiento alrededor del sol que dura unos trescientos sesenta y cinco das y un cuarto, desenvuelta y fundada progresivamente por Kepler, Galileo, Newton, Foucault, etc. , hasta convertirla en una teora sustrada a toda duda. Otro ejemplo famoso de cmo una hiptesis aumenta su probabilidad hasta el punto de que no es menester tener en cuenta otras posibilidades, lo constituye la explicacin de la luz por la hiptesis ondulatoria frente a la hiptesis de la emanacin. Saber en qu punto las hiptesis que se hallan en la base de una teora cientfico-natural alcanzan este grado de probabilidad gracias al enlace con todo el conocimiento natural y al control de las consecuencias por medio de los hechos, de suerte que se pueda prescindir del nombre de hiptesis, es una cuestin naturalmente ociosa y, a la vez, insoluble. Contamos con un carcter muy sencillo mediante el cual poder distinguir las hiptesis dentro de ese amplio dominio de proposiciones fundadas en inferencias inductivas. Cuando una inferencia semejante puede colocar un fenmeno

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    o un grupo de ellos en una conexin suficiente que se halle de acuerdo con los dems hechos conocidos y con las teoras vlidas, pero no puede excluir otras posibilidades de explicacin, estamos en presencia de una hiptesis. Nunca tropezamos con esta caracterstica sin que una semejante proposicin posea el carcter de hiptesis. Pero tambin cuando falta, cuando no se formaron hiptesis contrarias o no fueron corroboradas, queda abierta la cuestin de si una proposicin fundada sobre conclusiones de carcter inductivo no posee, sin embargo, el carcter de hiptesis. No disponemos de ninguna caracterstica absoluta que nos servira para distinguir en todas circunstancias las proposiciones cientfico-naturales que encontraron para siempre su formulacin definitiva de aquellas otras que expresan adecuadamente la conexin de los fenmenos slo en la situacin actual de nuestro conocimiento acerca de estos fenmenos. Siempre se da una solucin de continuidad entre el grado mximo de probabilidad alcanzado por una teora inductivamente fundada y el carcter apodctico que corresponde a las relaciones matemticas fundamentales. No slo las relaciones numricas poseen este carcter apodctico; sea cualquiera la forma en que se haya originado nuestra representacin del espacio, tal proceso se halla ms all de nuestra memoria: la tenemos delante y en cualquier punto de ella podemos captar las mismas relaciones fundamentales con absoluta independencia del lugar en que se presenten. La geometra constituye el anlisis de esta representacin espacial, independiente por completo de la existencia de los objetos singulares. En ello radica su carcter apodctico y no se halla condicionada por el origen de esta representacin espacial. En este sentido, las hiptesis no slo tienen una significacin decisiva como etapas determinadas en el origen de las teoras cientfico-naturales; no puede menos de observarse que, aun con el incremento mximo de la probabilidad de nuestra explicacin de la naturaleza, no desaparecer jams su carcter hipottico. No por esto se conmueven nuestras convicciones cientfico-naturales Cuando Laplace introdujo el clculo de probabilidades en el tratamiento de las inferencias inductivas se extendi tambin la mensurabilidad al grado de seguridad de nuestro conocimiento natural. Con esto quitamos toda base a la utilizacin del carcter hipottico de nuestra explicacin de la naturaleza en favor de un escepticismo yermo o de un misticismo al servicio de la teologa.

    Pero cuando la psicologa traslada el mtodo cientfico-natural de formacin de hiptesis, en cuya virtud se aade una conexin causal que completa lo dado, surge la cuestin de si tal traslado esta justificado. Habremos de mostrar que semejante transferencia tiene lugar, efectivamente en la psicologa explicativa y habr que ofrecer los puntos de vista que suscitan serias a esta transferencia Ambas cosas las haremos por ahora provisionalmente ya que en la exposicin ulterior se contienen desarrollos directos o indirectos a este respecto.

    Constatemos, primeramente, el hecho que a toda psicologa explicativa le sirve de base una combinacin de hiptesis que se ofrecen como tales por la caracterstica indicada, ya que no pueden excluir otras posibilidades. A cada uno de estos haces de hiptesis se les enfrentan docenas de haces diferentes. En esta psicologa impera una lucha de todos contra todos, no menos violenta que la que reina en el campo de la metafsica. No se asoma en las lejanas del horizonte nada que pudiera arbitrar la disensin. Cierto que esa psicologa se consuela pensando en

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    los tiempos en que no era mejor tampoco la situacin de la fsica y de la qumica; pero cunto le aventajan stas gracias a la firmeza de sus objetos, al uso libre del experimento, a la mensurabilidad del mundo espacial! Adems, la insolubilidad del problema metafsico de la relacin entre el mundo espiritual y el corporal impide el desarrollo puro de un conocimiento causal seguro en este dominio. Nadie puede, pues, decir si cesar algn da esta lucha entre las hiptesis dentro de la psicologa explicativa ni cundo ocurrir ello.

    Cuando tratamos de establecer un conocimiento causal nos hallamos impedidos por una niebla de hiptesis sin ninguna perspectiva de comprobarlas con los hechos psquicos. Direcciones muy influyentes de la psicologa nos muestran esto con gran claridad. Una hiptesis semejante la tenemos en la teora del paralelismo entre los procesos nerviosos y los procesos psquicos segn la cual tampoco los hechos espirituales ms potentes son otra cosa que fenmenos acompaantes de nuestra vida corporal. Una hiptesis similar es tambin la reduccin de todos los fenmenos de conciencia a elementos de tipo atmico que actan entre s segn leyes. Hiptesis del mismo tipo es esa construccin, con intenciones de explicacin causal de todos los fenmenos psquicos con las dos clases de "sensaciones y sentimientos", con lo cual la voluntad, que en nuestra conciencia y en nuestra vida se presenta tan pujante, no sera ms que una apariencia secundaria. Mediante puras hiptesis se deriva la autoconciencia a partir de los elementos psquicos y de los procesos entre ellos. No disponemos ms que de hiptesis acerca de los procesos causales por medio de los cuales la conexin psquica adquirida influye constantemente de modo tan poderoso v misterioso en nuestros procesos conscientes de razonamiento y volicin. Hiptesis nada ms que hiptesis por todas partes. Y no como elementos subordinados que se acomodaran singularmente en la marcha mental de la ciencia. Tales hiptesis son, como vimos, inevitables. Por el contrario, hiptesis que, como elementos de la explicacin causal psicolgica permiten la derivacin de todos los fenmenos psquicos y tienen que comprobarse en ellos.

    Los representantes de la psicologa explicativa se suelen apoyar en las ciencias de la naturaleza para cohonestar el empleo tan amplio de las hiptesis. Pero ya en el comienzo de nuestras investigaciones queremos proclamar la pretensin de las ciencias del espritu a determinar de un modo independiente sus mtodos, a tenor de su objeto. Las ciencias del espritu, partiendo de los conceptos ms generales de la metodologa general, tienen que llegar, mediante la prueba con sus objetos espaciales, a mtodos y principios ms genuinos dentro de su campo, lo mismo que lo han hecho las ciencias de la naturaleza. No seremos mejores discpulos de los grandes pensadores cientfico-naturales por el hecho de trasladar a nuestro campo los mtodos encontrados por ellos sino, al revs, plegando nuestro conocimiento a la naturaleza de nuestros objetos y comportndonos respecto a estos de igual modo a como ellos se comportan con los suyos. Natura parendo vincitur. Las ciencias del espritu se diferencian de las ciencias de la naturaleza en primer lugar, porque stas tienen como objeto suyo hechos que se presentan en la conciencia dispersos procedentes de fuera, como fenmenos, mientras que en las ciencias del espritu se presentan desde dentro, como realidad, y, originalmente, como una conexin viva. As resulta que en las ciencias de la naturaleza se nos ofrece la conexin natural slo a travs de conclusiones suplementarias por medio de un haz de hiptesis. Por el

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    contrario, en las ciencias del espritu tenemos como base la conexin de la vida anmica como algo originalmente dado. La naturaleza la "explicamos" la vida anmica la "comprendemos". Porque en la experiencia interna se nos dan tambin los procesos de causacin, de los enlaces de las funciones como miembros especiales de la vida psquica en un todo La conexin vivida es lo primario y lo secundario la distincin de los diversos miembros de la misma Este hecho condiciona la gran diferencia de los mtodos con los cuales estudiamos la vida psquica, la historia y la sociedad respecto a aquellos otros mtodos que acarrean el conocimiento de la naturaleza Para la cuestin que aqu nos interesa resulta de la diferencia marcada que las hiptesis no desempean en modo alguno dentro de la psicologa el mismo papel que dentro del conocimiento natural En ste se establece toda conexin mediante una formacin de hiptesis, en la psicologa la conexin es dada de un modo originario y constante en el vivir: la vida se nos da nicamente como conexin. La psicologa no necesita, por lo tanto, de conceptos subyacentes logrados por una inferencia inductiva para establecer una conexin que abarque a los grandes grupos de hechos psquicos. Tambin en el caso en que una clase de efectos se halla condicionada interiormente y se presenta, sin embargo, sin conciencia alguna de las causas que actan interiormente, como ocurre en la reproduccin" o en la influencia que sobre procesos conscientes ejerce la conexin psquica adquirida, sustrada a nuestra conciencia, es posible que la descripcin y el anlisis del curso de tales procesos los someta a la gran articulacin causal del todo, que puede ser establecida partiendo de las experiencias internas. Y, por eso, cuando elabora una hiptesis sobre las causas de esos procesos no se halla obligada a colocarla enseguida en los cimientos de la psicologa. Su mtodo es del todo diferente del de la fsica o la qumica. La hiptesis no constituye su base imprescindible. Por lo tanto, cuando la psicologa explicativa subordina los fenmenos de la vida psquica a un nmero limitado de elementos explicativos unvocamente determinados, de absoluto carcter hipottico, no podemos admitir que sus representantes traten de respaldar esta actitud hablando de la suerte inevitable de toda psicologa por analoga con el papel que desempean las hiptesis en el conocimiento natural. Adems, tampoco las hiptesis en el campo psicolgico poseen la capacidad de rendimiento de que han dado muestras en el conocimiento cientfico-natural. No es posible elevar los hechos de la vida psquica a una determinacin tan exacta como es necesaria para poder comprobar una teora mediante la comparacin de sus consecuencias con tales hechos. Por eso, en ningn punto decisivo se ha logrado la exclusin de otras hiptesis como en el conocimiento natural Pero nada semejante ocurre en los campos centrales de la psicologa. Especialmente, esa cuestin, tan decisiva para la psicologa constructiva, respecto a las relaciones causales que condicionan la influencia que sobre los procesos conscientes ejerce la conexin psquica adquirida, o la del fenmeno de "reproduccin", no han avanzado ni un solo Paso, a pesar de todos los esfuerzos. Cun diversamente se pueden combinar las hiptesis y con qu pareja facilidad se pueden derivar de ellas los grandes hechos psquicos decisivos, la autoconciencia, el proceso lgico y su evidencia, la conciencia moral! Los propugnadores de semejantes haces hipotticos poseen la mirada ms despierta para aquello que puede servirles de corroboracin, pero son no menos ciegos para lo que las contradice. En este caso s podemos decir de la hiptesis lo que Schopenhauer

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    afirmaba, errneamente, de todas en general: una hiptesis semejante lleva en la cabeza donde entra o donde naci una vida que se puede comparar a la de un organismo, por la circunstancia de que no recibe del mundo exterior ms que lo que le es homogneo y le hace prosperar, mientras que lo que le es heterogneo o perjudicial, o no lo deja acercarse o, si lo recibe inopinadamente, lo expulsa sin asimilacin ninguna. Por eso estos haces hipotticos de la psicologa explicativa no poseen perspectiva alguna de adquirir el rango que corresponde a las teoras cientfico-naturales. Por eso nos planteamos la cuestin de si otro mtodo de la psicologa - el que nosotros designamos como descriptivo y analtico - podr evitar esta fundacin de nuestra comprensin de toda la vida psquica sobre un cmulo de hiptesis.

    Porque el predominio de la psicologa explicativa o constructiva, que funciona con hiptesis por analoga con el conocimiento natural, implica consecuencias extraordinariamente daosas para el desarrollo de las ciencias del espritu. El investigador positivo en este campo se ve obligado, al parecer, a renunciar a toda fundamentacin psicolgica o, bien, a apechar con todos los inconvenientes de la psicologa explicativa. Por esto ha desembocado la ciencia actual en el dilema siguiente, que ha contribuido de modo extraordinario al incremento del espritu escptico y de un empirismo superficial, estril y, por lo tanto, a la separacin creciente de la vida con respecto al saber. O bien las ciencias del espritu se sirven de los fundamentos que les ofrece la psicologa, y cobran as un carcter hipottico, o tratan de resolver sus problemas desprovistas del fundamento de cualquier sinopsis cientfica ordenada de los hechos psquicos, apoyadas nicamente en la equvoca psicologa de la vida. En el primer caso, la psicologa explicativa comunica a la teora del conocimiento y a las ciencias del espritu todo su carcter hipottico.

    Podemos poner en un mismo plano a la teora del conocimiento y a las ciencias del espritu en lo que se refiere a la necesidad de una fundamentacin psicolgica, aunque existe una diferencia considerable en cuanto a la amplitud y la profundidad de este fundamento Cierto que la teora del conocimiento ocupa en la conexin de las ciencias un lugar muy diferente que las ciencias del espritu. Es imposible hacerla preceder de una psicologa. Sin embargo, aunque en otra forma se ofrece tambin para ella el mismo dilema. Es posible elaborar la teora del conocimiento sin supuestos psicolgicos? Si no es posible, cuales serian las consecuencias caso de fundarse en una psicologa explicativa? La teora del conocimiento naci de la necesidad de asegurarse, en el ocano de las fluctuaciones metafsicas un trozo de tierra firme, un conocimiento universalmente vlido de alguna amplitud. Si la teora del conocimiento se hiciera insegura e hipottica acabara con su propia finalidad. Vemos, pues, que el mismo fatal dilema se plantea a la teora del conocimiento y a las ciencias del espritu

    Las ciencias del espritu buscan un fundamento firme universalmente vlido para los conceptos y proposiciones con que se ven forzadas a operar. Sienten una desconfianza, demasiado justificada contra las construcciones filosficas sometidas a discusin y que introducen esta discusin en el anlisis y las comparaciones empricas Por eso se propende en amplios crculos de la jurisprudencia, de la economa poltica y de la teologa a renunciar por entero a los fundamentos

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    psicolgicos Cada una de ellas trata de establecer una conexin por medio del enlace emprico de los hechos y de las reglas o normas propias de su mbito cuyo anlisis dara por resultado ciertos conceptos y proposiciones elementales generales que serviran de base a la respectiva ciencia del espritu Dada la situacin de la psicologa explicativa no pueden hacer otra cosa si quieren salvar los mltiples escollos y vrtices de la psicologa explicativa. Pero al escapar del vrtice filosfico de Carybdis desembocan en los escollos de Scylla, es decir, de un empirismo seco.

    No es menester demostrar que la psicologa explicativa, por lo mismo que no puede fundarse ms que en hiptesis incapaces de elevarse al rango de una teora convincente que excluye a las dems hiptesis, habra de comunicar su incertidumbre a las ciencias empricas del espritu que se apoyaran en ella. Y mostrar que toda psicologa explicativa necesita de tales hiptesis para fundamentarse la de ser uno de los objetivos principales de nuestra exposicin. Pero ya desde ahora podemos sealar que ningn intento de establecer una ciencia emprica del espritu sin acudir a la psicologa puede conducir a un resultado til.

    Un empirismo que renuncie al fundamento de lo que ocurre en el espritu, a la conexin "comprendida" de la vida espiritual es, necesariamente, infecundo. Lo podemos ver en cada una de las ciencias del espritu. Cada una de ellas tiene necesidad de conocimientos psicolgicos. As, todo anlisis de esa realidad que llamamos religin acude a conceptos como sentimiento, voluntad, dependencia, libertad, motivo, que slo pueden ser aclarados en una conexin psicolgica. Tiene que ver con conexiones de la vida psquica, ya que es en sta donde surge y cobra fuerza la conciencia de Dios. Pero estas conexiones se hallan condicionadas por la conexin psquica general, regular, y slo a partir de ella son comprensibles. La jurisprudencia tiene que ver con conceptos como norma, ley, imputabilidad, con compuestos psquicos que reclaman un anlisis psicolgico. Le es imposible exponer la conexin en que surge el sentimiento jurdico o aquella en la cual los fines operan en el derecho y las voluntades son sometidos a la ley, si no dispone de una comprensin clara de la conexin regular de cada vida anmica. Las ciencias del estado que tienen que ver con la organizacin exterior de la sociedad, encuentran en toda relacin de asociacin los hechos psquicos de comunidad, seoro y dependencia. stos reclaman un anlisis psicolgico. La historia v la teora de la literatura v del arte se ven conducidas por doquier a esos sentimientos estticos, compuestos, de lo bello, lo sublime, lo humorstico o lo ridculo. Sin anlisis psicolgico, estos estados de nimo no son ms que representaciones oscuras y muertas para el historiador de la literatura. No comprender la vida de ningn poeta si no conoce los procesos de la imaginacin. Es as, y ninguna delimitacin de especialidades lo puede impedir: por lo mismo que los sistemas culturales, la economa, el derecho, la religin, el arte y la ciencia, y la organizacin externa de la sociedad en las asociaciones de la familia, del comn, de la iglesia, del estado, se han originado a partir de la conexin viva del alma humana, tampoco pueden explicarse ms que a base de sta. Las realidades psquicas constituyen su elemento ms importante y no es posible estudiarlas sin recurrir al anlisis psicolgico. Por eso la comprensin de esta conexin interna que se da en nosotros condiciona por doquier su conocimiento. Han podido surgir como un poder que se cierne sobre los individuos porque existe la uniformidad y la regularidad en la vida psquica, y esto

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    ha ce posible un orden igual para muchas unidades de vida (1). As como el desarrollo de cada una de las ciencias del espritu va vinculado al desenvolvimiento de la psicologa, no es posible tampoco conseguir el enlace de las mismas en un todo sin comprender antes la conexin psquica en que se hallan trabadas. Sin referencia alguna a la conexin psquica en que se fundan sus relaciones, las ciencias del espritu no son mas que un agregado, un haz disperso pero no un sistema. Cualquier idea, por muy burda que sea, de su enlace recproco, descansa en alguna idea burda acerca de la conexin de los fenmenos psquicos. Slo partiendo de la conexin psquica amplia, uniforme, pueden hacerse comprensibles las relaciones en que se hallan la economa, el derecho, la religin, el arte v el saber entre s y con las organizaciones externas de la sociedad humana, pues de esta conexin se han ido desplegando y por virtud de ella coexisten en cada unidad psquica de vida sin confundirse o destruirse mutuamente.

    La misma dificultad tenemos en la teora del conocimiento. Una escuela que se destaca por la sagacidad de sus representantes reclama la total independencia de la teora del conocimiento con respecto a la psicologa Afirma esta escuela que en la "crtica de la razn" de Kant se ha llevado a cabo, desde el principio, esta emancipacin de la teora del conocimiento mediante un mtodo especial. La escuela trata de desarrollar ese mtodo y pretende que el porvenir de la teora del conocimiento se encierra en esto.

    Pero es evidente que los hechos espirituales que constituyen el material de la teora del conocimiento no pueden ser entrelazados Sin contar con el trasfondo de alguna idea de la conexin psquica No hay ningn arte de magia del mtodo trascendental que haga posible esta imposibilidad. Ningn sortilegio de la escuela kantiana puede servir al propsito. La apariencia contraria se debe a que el terico del conocimiento posee en su propia conciencia viva esta conexin y la lleva a su teora. La presupone. Se sirve de ella. Pero no la controla. Por esto se le cuelan inevitablemente, con los trminos y grupo de ideas de la poca, alusiones a esta conexin en calidad de conceptos psicolgicos. As ha ocurrido que los conceptos fundamentales de la crtica kantiana de la razn pertenecen a una determinada escuela psicolgica. La teora "clasificadora" de las facultades de la poca de Kant, tuvo como consecuencia las Separaciones tajantes, la tcnica diseccionadora de su crtica de la razn. Podemos verlo esto en su distincin de conocimiento. Ambas distinciones, tan tajantes en Kant, desgarran una conexin viva.

    A ninguno de sus descubrimientos daba tanta importancia Kant como a su separacin neta de la naturaleza y principios de la intuicin y del pensamiento. Cierto que quebranta esta separacin rigurosa, pues ha sido el primero que ha ofrecido una prueba clara de la accin del entendimiento dentro de la sensibilidad. Pero en eso que l llama intuicin cooperan siempre procesos mentales o actos que le son equivalentes. As, el diferenciar, la estimacin de grados, el igualar, la unin y la separacin. Nos las habemos, pues, nicamente con etapas diferentes en la accin de un mismo proceso. Los mismos procesos elementales de asociacin, reproduccin, comparacin, diferenciacin, apreciacin de grados de separacin y de unin, del prescindir y destacar, que es en lo que se basa luego la abstraccin, actan en la formacin de nuestras percepciones, de nuestras imgenes reproducidas, de las figuras geomtricas, de las representaciones de la fantasa, y esas mismas

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    operaciones rigen en el pensamiento discursivo. Estos procesos constituyen el segundo e inmensamente fecundo campo del "pensamiento tcito". Las categoras formales han sido abstradas de tales funciones lgicas primarias. No tena necesidad Kant de deducir estas categoras del pensamiento discursivo. Y todo pensamiento discursivo puede ser representado como una etapa superior de estos procesos mentales tcitos. Tampoco puede sostenerse hoy esa separacin entre materia y forma del conocimiento desarrollada por el sistema kantiano. Mucho ms importante que esta separacin son las relaciones internas que existen entre la multiplicidad de las sensaciones, que constituiran la materia de nuestro conocimiento, y la forma en que acogemos esta materia. Poseemos simultneamente sonidos diferentes y los unimos en la conciencia sin que captemos su divergencia en una coexistencia. Por el contrario, una pluralidad de sensaciones tctiles u pticas no la podemos abarcar ms que en una coexistencia. No entra claramente en juego en esta forzosidad de poseerlas coexistentemente la naturaleza de las impresiones pticas y de las tctiles? No es, pues, muy probable que en este caso la forma de abarcarlas conjuntamente dependa de la naturaleza de la materia sensible? La siguiente consideracin nos muestra tambin cmo es necesario completar la doctrina de Kant acerca de la materia y la forma del conocimiento. Una multiplicidad de sensaciones como mera materia implica en cada punto diferencias, por ejemplo, relaciones y gradaciones entre los colores. Pero estas diferencias y grados se dan nicamente para una conciencia abarcadora; por lo tanto, la forma tiene que estar presente para que la materia se d, as como tiene que haber materia para que se presente la forma. Como que sera absolutamente incomprensible en qu modo elementos psquicos materiales pudieran ser trabados desde fuera con el vnculo de una conciencia unificante (2).

    As, pues, no ser posible substraerse en la teora del conocimiento a esa introduccin arbitraria y fragmentaria de puntos de vista psicolgicos si no ponemos como base, con conciencia cientfica una captacin clara de la conexin anmica. Podremos eludir las influencias azarosas de psicologas errneas en la teora del conocimiento si logramos poner a su disposicin proposiciones vlidas acerca de la conexin de la vida psquica Claro que sera improcedente exigir como base anticipada de la teora del cono cimiento una psicologa descriptiva desarrollada Pero, por otra parte, una teora del conocimiento sin supuestos no pasa de ser una ilusin. Podramos, pues, representarnos la relacin entre psicologa y teora del conocimiento del siguiente modo De la misma manera en que la teora del conocimiento recoge de otras ciencias proposiciones seguras y universalmente vlidas, podra recoger de la psicologa descriptiva y analtica un nexo de proposiciones de que tiene necesidad y no sometido a ninguna duda. Un tramado lgico artificioso, que se agita, desprendido del suelo, en el aire vaco: se puede creer que semejante tela de araa ha de ser cosa ms segura y slida que una teora del conocimiento que se sirve de proposiciones universalmente vlidas y firmes que han sido logradas y controladas en las ciencias particulares a base de intuiciones sensibles? Es que se puede sealar alguna teora del conocimiento que no haya realizado de una manera tcita o expresa semejantes prstamos? Lo que importa es si las proposiciones tomadas a prstamo han resistido la prueba de la validez universal, de la "evidencia" ms rigurosa, concepto que ha de encontrar su sentido y

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    la justificacin de su empleo en los fundamentos de la teora del conocimiento, que se encuentran nicamente en la experiencia interna. De esto se tratara tambin en el caso de acoger proposiciones psicolgicas. La cuestin sera nicamente si se le podran proporcionar tales proposiciones sin ninguna psicologa hipottica. Ya esto nos lleva al problema de una psicologa en la cual las hiptesis no desempeen el mismo papel que en la psicologa explicativa ahora dominante.

    Pero la relacin de la psicologa con la teora del conocimiento es diferente de la que guarda cualquier otra ciencia, aun esas mismas presupuestas por Kant, la matemtica, la ciencia matemtica de la naturaleza y la lgica. La conexin psquica constituye el fondo del proceso cognoscitivo y, por lo tanto, este proceso puede ser estudiado y fijados sus alcances slo en esta conexin psquica. Ya vimos que la ventaja metdica de la psicologa consiste en que ella se da la conexin psquica de un modo inmediato, vivo, como realidad vivida. La vivencia de la misma se halla en la base de toda captacin de hechos espirituales histricos y sociales. Ms o menos esclarecida, analizada, investigada. La historia de las ciencias del espritu tiene como fundamento suyo esta conexin vivida, y va elevndola poco a poco a clara conciencia. Partiendo de aqu se puede tambin resolver el problema de la relacin entre teora del conocimiento y psicologa. En la conciencia viva y en la descripcin universalmente vlida. de esta conexin psquica se contiene el fundamento de la teora del conocimiento. La teora del conocimiento no necesita de una psicologa completa, desarrollada, pero toda psicologa desarrollada no representa ms que el acabado cientfico de aquello que constituye tambin el fondo de la teora del conocimiento. Teora del conocimiento es psicologa en movimiento, y que se mueve hacia una meta determinada. Tiene su fundamento en la autognosis, que abarca toda la realidad intacta de la vida anmica: la validez universal, la verdad, la realidad, son determinadas en su sentido a partir de esta realidad ntegra.

    Resumamos. Lo que haba que exigir de la psicologa y lo que constituye el ncleo de su mtodo peculiar nos empuja a la vez en la misma direccin. Slo una ciencia que denomino psicologa descriptiva y analtica por oposicin a la explicativa o constructiva puede librar de todas las dificultades sealadas. Entiendo por psicologa descriptiva exposicin de las partes y conexiones que se presentan uniformemente en toda vida psiquica humana desarrollada, enlazadas en nica conexin que no es inferida o interpolada por el pensamiento, sino simplemente vivida. Esta psicologa consiste, por lo tanto, en la descripcin y anlisis de una conexin que se nos da siempre de modo originario, como la vida misma. De aqu se desprende una consecuencia importante. Tiene por objeto las regularidades en la conexin de la vida, psquica desarrollada. Expone esta conexin de la vida interna en un hombre tpico. Observa, analiza, experimenta y compara. Se sirve de cualquier ayuda para la solucin de su tarea. Pero su significacin en la articulacin de las ciencias descansa en que toda conexin utilizada por ella puede ser verificada unvocamente mediante la percepcin interna y que toda conexin semejante puede mostraig como miembro de la conexin ms amplia, total, no inferida, sino originalmente dada.

    Lo que yo entiendo por psicologa descriptiva y analtica tiene que cumplir, adems, con otra exigencia debida a las necesidadas de las ciencias del espritu y a la direccin de la vida por ella. Las uniformidades que constituyen el objeto principal

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    de la psicologa de nuestro siglo se refieren a las formas del acontecer interno. En las obras de los poetas, en las reflexiones sobre la vida que encontramos en grandes escritores como Sneca, Marco Aurelio, San Agustn, Maquiavelo, Montaigne, Pascal, se contiene una comprensin del hombre, en toda su realidad, frente a la cual queda muy por bajo cualquier psicologa explicativa. Pero en toda esta literatura reflexiva que quisiera abarcar la realidad ntegra del hombre se siente, junto a esta superioridad debida al contenido, su incapacidad de una exposicin sistemtica. Nos sentimos profundamente tocados por reflexiones dispersas. Patece que se alumbra la hondura misma de la vida. Pero no nos sirven cuando pretendemos establecer con ellas una conexin clara. Es muy diferente de estas reflexiones la sabidura de los poetas sobre los hombres y sobre la vida que rezuma a travs de las figuras y de las suertes del destino y que slo aqu y all, y de modo relampagueante, se ilumina con la reflexin. Pero tampoco esta sabidura contiene una conexin general aprehensible de la vida psquica Omos hasta el aburrimiento que el Rey Lear, Hamlet y Macbeth encierran ms psicologa que todos los manuales juntos. Pero estos fanticos del arte nos deberan descubrir la psicologa desarrollada en esas obras. Si entendemos por psicologa una exposicin de la conexin regular de la vida psquica, las obras de los poetas no contienen psicologa alguna. no encierran ninguna psicologa en este sentido, y ningn arte de magia podr sonsacar de ellas una teora semejante acerca de las uniformidades de los procesos psquicos. Pero es cierto que el modo como los grandes escritores y poetas tratan de la vida humana constituye tarea y materia para la psicologa. Tenemos en estos casos la comprensin intuitiva de toda la conexin a la que tambin trata de aproximarse por su va la psicologa, generalizando y valindose de la abstraccin. Se pide una psicologa que fuera capaz de captar en la red de sus descripciones lo que estos poetas y escritores contienen y que no se encuentra en la teora psicolgica actual; una psicologa que hiciera provechosos para el saber humano, mediante una conexin de validez universal, los pensamientos que en Agustn, Pascal o Leichtenberg resaltan tanto por su cruda iluminacin unilateral; y slo una psicologa descriptiva y analtica puede aproximarse a la solucin de esta tarea y slo dentro de su marco es posible su solucin. Porque parte de la conexin vivida, que se nos da de un modo original y con una fuerza directa; y expone an aquello que todava es inaccesible al anlisis, sin menoscabarlo.

    Si consideramos en conjunto estas caractersticas de una psicologa descriptiva y analtica expuestas por nosotros veremos tambin con claridad la importancia que la solucin de esta tarea habr de tener para la misma psicologa explicativa. Esta cobrara un firme armazn descriptivo, una terminologa definida, anlisis exactos y un instrumento importante para el control de sus explicaciones hipotticas.

    Notas:

    (1) Smoller, en su ensayo sobre economa nacional, teora econmico-nacional y sus

    mtodos en el nuevo diccionario de ciencias polticas ha mostrado de manera convincente, a propsito de la economa poltica, la dependencia en que se halla una ciencia particular del espritu, si pretende fijar metas a la vida prctica, de una conexin ms amplia. Tambin hace ver que slo se

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    puede tratar de una conexin teleolgica. Nuestro ensayo pretende mostrar cmo la psicologa descriptiva contiene los medios para un conocimiento universalmente vlido de semejante conexin que se halla ea la base de las ciencias del espritu.

    (2) Para completar esta breve exposicin remito a las agudas investigaciones de Stumpf sobre psicologa y teora del conocimiento en las publicaciones de la Academia de Ciencias bvara.

    Fuente: Dilthey, W.: Psicologa y teora del conocimiento (1874-1894), Mxico, F.C.E., 1951

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