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    Regin y Sociedad

    ISSN: 1870-3925

    [email protected]

    El Colegio de Sonora

    Mxico

    Bejarano Celaya, Margarita

    El feminicidio es slo la punta del iceberg

    Regin y Sociedad, nm. 4, 2014, pp. 13-44

    El Colegio de Sonora

    Hermosillo, Mxico

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10230108002

    Cmo citar el artculo

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    Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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    El feminicidio es slo la punta del iceberg

    Margarita Bejarano Celaya*

    Resumen: en un contexto de violencia generalizada, en este ar-

    tculo se propone reconocer la violencia feminicida comouna situacin progresiva, que puede terminar con la muer-te violenta de mujeres; y se aborda como un continuumdeviolencias que ellas enfrentan para mantenerse en el ordensocial. En este sentido, los tipos de violencia representanmecanismos para conservar y reproducir la situacin desubordinacin de las mujeres ante el ejercicio de podermasculino en diferentes mbitos. Se enfatiza la necesidad

    de estudiar el fenmeno desde quienes lo afrontan, paraubicar sus manifestaciones y efectos en aras de evitar elfeminicidio.

    Palabras clave:gnero, violencia, feminicidio, violencia feminicida,instituciones.

    Abstract: this article discusses femicide as a continuumof violencethat women endure in order to remain within the socialorder. In this sense, the different types of violence rep-resent mechanisms for maintaining and reproducing thesubordination of women under the exercise of male pow-

    REGINYSOCIEDAD/ NMEROESPECIAL4 / 2014

    * Doctora en ciencias sociales por El Colegio de Sonora. Investigadora del Centro de EstudiosMultidisciplinarios para el Desarrollo. Correo electrnico: [email protected]

    La autora agradece especialmente las aportaciones de la doctora Mercedes Ziga Elizalde,para la culminacin de este artculo, su lectura acuciosa y comentarios orientaron el resultadofinal.

    Derechos reservados de El Colegio de Sonora, ISSN1870-3925

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    er in different areas. In a context of generalized violence,this article intends to recognize violence against womenas a progressive situation that may end with the violent

    death of the woman, and emphasizes the need to study thephenomenon from the perspective of those who face it,to locate its manifestations and effects in order to preventfemicide.

    Key words:gender, violence, femicide, feminicide violence, institu-tions.

    Introduccin

    El modelo de vida econmico y social utiliza a la violencia como unmecanismo de control eficiente; la que se ejerce contra las mujeresfunciona como un cdigo universal, para que ellas no trasgredan elorden social. Tanto la violencia ejercida como su sola amenaza surtenen las mujeres el efecto de permanencia en el sitio al que histrica y

    contextualmente se les ha conferido: la subordinacin ante el poderde lo masculino. Adems, este mecanismo ha funcionado de maneraefectiva y eficiente para lograr su cometido de hacer que las mujerespermanezcan en su lugar, en el espacio privado, en el ambiente do-mstico, ah donde los hombres no ven valor.

    La definicin ms conocida del trmino feminicidio fue pro-puesta por Diana Russell (2006b, 58), quien la considera como elasesinato de mujeres a manos de hombres debido a que son mujeres.

    Esta aportacin trascendi el aspecto terico y logr constituirsecomo una accin afirmativa a favor del colectivo femenino, ya queal nombrar as estos asesinatos es ms fcil reconocerlos y ubicarlosen el terreno de la poltica sexual, y rechazar la idea popular de quese trata de un asunto privado o de cuestiones patolgicas excepcio-nales, o de ambas cosas al mismo tiempo. En este artculo se abordala violencia feminicida desde la perspectiva de que es un continuumde violencias que enfrentan las mujeres y que puede desembocar

    en su muerte, para trascender el trmino feminicidio que centra laatencin del problema en el asesinato mismo.

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    El concepto feminicidio, que ya se ha usado por ms de cuaren-ta aos, surgi en Estados Unidos y varias acadmicas y activistasfeministas han hecho aportaciones con el fin de darle un significa-

    do adecuado para el contexto latinoamericano y, en especfico, parael mexicano, donde el fenmeno alcanza magnitudes humillantes(Russell 2006a y 2006b; Lagarde 2006; Monrrez 2000). Desafor-tunadamente fueron los cruentos asesinatos de mujeres en Ciudad

    Jurez, Chihuahua, los que motivaron una importante produccinde textos acadmicos y esfuerzos polticos sobre el tema en los l-timos tres lustros. El movimiento feminista, que busca ubicar estosasesinatos de odio contra las mujeres, ha dado luz al concepto al

    develar elementos institucionales en la perpetracin de ellos: la im-punidad y la falta de proteccin a las mujeres por parte de las auto-ridades, para garantizar sus vidas.

    Existe todava una amplia brecha entre las formulaciones con-ceptuales de las acadmicas y la posibilidad viable de hacerlas ope-rables en criterios estandarizados, y as avanzar en la investigacinemprica de la violencia feminicida; as como en la tipificacin conelementos definidos y acreditables de los delitos que conlleva y en laimparticin de justicia, por lo que contina siendo un reto la elabo-racin ms compleja y definida del concepto, para evitar las aprecia-ciones subjetivas que permiten que permee la impunidad por partede quienes imparten justicia.

    Vale la pena aclarar que la violencia feminicida se refiere a la vio-lencia extrema, que incluye los asesinatos de mujeres o los intentosde hacerlo. Por tanto, en este trabajo se propone transitar del uso deltrmino femicidio, como un acto aislado que coarta el ejercicio dederechos de las mujeres y las priva de la vida, hacia la utilizacin

    del de violencia feminicida, que debe entenderse como la formaextrema de violencia hacia las mujeres y que puede culminar consu muerte profana, aunque no necesariamente. Esto justifica seguircon la construccin terica del concepto y de los mecanismos me-todolgicos para adentrarse en su estudio, considerando el entra-mado institucional y la construccin de poder que subyacen a lasrelaciones de gnero, y que sustentan la constante violacin de losderechos de las mujeres y la infravaloracin de sus vidas.

    Este trabajo deriva de un proyecto mayor que se fundamenta enla necesidad de atender la incidencia de violencia hacia las mujeres

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    en el pas1ya que, de acuerdo con la Encuesta nacional de las dinmicas delas relaciones en el hogarde 2012, en Mxico tres de cada cinco entrevis-tadas reportaron haber tenido algn incidente violento en su vida,

    pese al gran esfuerzo que se ha hecho en los ltimos aos para com-batir ese flagelo. Lo anterior justific la necesidad de explorar lasdinmicas de la violencia en sus diferentes expresiones; el proyectorealizado arroj un diagnstico general de las violencias que expe-rimentan las mujeres en todos los mbitos de actuacin, por zonasgeogrficas,2y ofrece as un panorama que debe ser consideradopara la orientacin de polticas pblicas (Riquer y Castro 2012).

    El objetivo del artculo es abordar la problemtica general de la

    violencia feminicida, con nfasis en dos aspectos: a) las manifesta-ciones de la violencia de mltiples y continuas formas en la vida delas mujeres y b) los avances en la tipificacin del feminicidio comodelito autnomo y los obstculos en el acceso a la justicia para lasvctimas, como parte de la violencia institucional que permite laexistencia del fenmeno.

    El estudio ms amplio combin mtodos cualitativos y cuantita-tivos, aqu se retomaron algunas de las entrevistas en profundidad

    a vctimas, as como resultados de grupos focales con personas ex-pertas para estudiar las particularidades de la situacin de violenciacontra las mujeres en la zona noroeste de Mxico3(Baja California,Baja California Sur, Sinaloa y Sonora). Se recogi la informacinderivada de cuatro entrevistas a sobrevivientes de intento de femini-cidio (dos de Sonora, una de Baja California Sur y una de Sinaloa),as como algunos testimonios de personas expertas, de los cuatroestados.

    1Estudio nacional sobre las fuentes, orgenes y factores que producen y reproducen laviolencia contra las mujeres, coordinado por los doctores Florinda Riquer y Roberto Castro,Mercedes Ziga Elizalde fue la responsable de la investigacin en la zona noroeste.

    2Todas las entidades de la repblica se dividieron en seis zonas: noroeste, noreste, centro,occidente, golfo y sudeste.

    3 Como vctimas se consideraron a mujeres que han enfrentado violencia en cualquiera delas modalidades y mbitos contemplados en el estudio; en especfico en lo relativo a violenciafeminicida se hicieron varias entrevistas a las sobrevivientes de intento de feminicidio, ascomo a familiares de las asesinadas. Como expertas en el tema de violencia se incluy a acad-

    micas, que han realizado investigaciones; a profesionistas que atienden, previenen o combatenla violencia directamente y a activistas defensoras de los derechos humanos de las mujeres, quetrabajan asuntos de prevencin, combate y acompaamiento a vctimas.

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    Despus de analizar la informacin proporcionada por todas es-tas entrevistas, es posible mostrar la yuxtaposicin de las mltiplesmodalidades y tipos en las que se presenta la violencia contra las

    mujeres, as como la que precede al feminicidio y la de las institu-ciones, al negar o impedir el acceso a la justicia de las vctimas y susfamiliares.

    El artculo est dividido en cinco apartados: a) La violencia con-tra las mujeres: efectivo mecanismo para mantener el orden social;ubica a dicha violencia como un dispositivo que limita el ejerciciode derechos de las mujeres en aras de perpetrar el orden hegemni-co androcntrico, valindose en especial de la violencia moral y del

    habituspara su continuidad; b) El feminicidio como manifestacinextrema de la violencia contra las mujeres; discute el uso y signifi-cados del trmino y sus implicaciones; c) El entorno de la violenciafeminicida; ofrece algunos datos cuantitativos para dimensionar elproblema en la zona de estudio; d) Violencia feminicida: la eviden-cia; presenta algunos testimonios recogidos en campo, para ubicarlas manifestaciones de esta violencia desde la voz de quienes la viveny estn en contacto con sus efectos y e) Para continuar la discusin;

    plantea ms que conclusiones algunos retos por considerar en elestudio de la violencia feminicida, as como la necesidad urgentede seguir con estas investigaciones para contribuir al conocimientoms detallado del fenmeno.

    La violencia contra las mujeres:efectivo mecanismo para mantener el orden social

    La Declaracin sobre la eliminacin de la violencia contra la mujer4en su artculo primero define a esta violencia como todo acto deviolencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga opueda tener como resultado un dao o sufrimiento fsico, sexualo sicolgico para la mujer, as como las amenazas de tales actos, la

    4

    Texto disponible en el sitio del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Orga-nizacin de Naciones Unidas, ONU: http://www2.ohchr.org/spanish/law/mujer_violencia.htm (6 de junio de 2013).

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    coaccin o la privacin arbitraria de la libertad, tanto si se producenen la vida pblica como en la vida privada. Esto enmarcado en uncontexto de relaciones asimtricas, que determinan quin ostenta el

    poder entre los sexos, por lo que es imposible entender la violenciasin conocer el sistema androcntrico hegemnico en la sociedad.

    La violencia contra las mujeres ha sido una constante en la histo-ria humana, y un mecanismo efectivo mediante el cual se ha man-tenido su subordinacin ante la supremaca de lo masculino. Paraentender esta organizacin social que pareciera natural, pero quees construida de manera violenta, es til el concepto de habitus,pro-puesto por Bourdieu,un sistema de categoras de percepcin, pen-

    samiento y accin (1996, 11); es esa imposicin social que preparaa la mujer, durante toda su educacin y formacin, para encontrarsu condicin de subordinacin natural e incluso deseable. El habitusle genera a la mujer esta disposicin para entrar en el juego porprocuracin, es decir, en una posicin a la vez exterior y subordi-nada, y a conceder a la preocupacin masculina [] una suerte deatencin enternecida y de comprensin confiante generadoras tam-bin de un profundo entendimiento de seguridad (Ibid., 42). Esalgo tan obvio, tan somatizado, que ni las propias mujeres lo ven.5

    En contraparte, es justo el habitus lo queafirma a lo masculinocomo lo legtimo y superior, es matriz de todas las percepciones,pensamientos y las acciones del conjunto de los miembros de lasociedad y es, adems, un fundamento indiscutido de la visin an-drocntrica de la reproduccin biolgica y social, porque se hallasituado fuera de las tomas de conciencia y del examen (Ibid., 23).Es por ello que resulta difcil cuestionar su complejidad y entenderla lentitud con que se modifican las relaciones de gnero. En estesentido, la mal llamada tolerancia de muchas mujeres a la violen-cia de pareja o de cualquier tipo no es ms que el reflejo de una

    5 No obstante, no es sosegada la resistencia. Existen indicadores de que las mujeres perci-ben la opresin de varias maneras y en distinta medida, pero siempre con malestar, aunque elhabitusjuegue la pasada de no significarla como tal. Esta opresin se refleja en las vidas vacas,violentadas, precarias, frustradas, ahogadas de las mujeres que deben asumir su subordinacin

    sin resistir, ya sea por imposicin, por propia seguridad o por ignorancia de sus derechos, aunpor amor, pero que, como seala Pierre Bourdieu, esto no se puede aliviar a simple fuerza devoluntad.

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    dimensin invisible de la violencia, de una naturalizacin del fen-meno, que no por ello es menos lasciva (Segato 2003, 107).

    En el sistema androcntrico, que ordena el comportamiento so-

    cial, la violencia hacia las mujeres se entiende como un llamado alorden, es el medio a travs del cual se deja claro que el poder esejercicio masculino sobre el cuerpo, los comportamientos, la subje-tividad y los derechos de las mujeres (Ziga et al. 2012). El meca-nismo es tan refinado, que esta violencia contra las mujeres puedeadoptar diversas formas e intensidades, pero representa un continuumen la vida de stas, que no hay mbito que est libre de ella; se en-cuentra tanto en el espacio ntimo y domstico como en el pblico,

    comunitario, educativo, laboral e institucional.Por sus caractersticas, la violencia fsica es la ms visible, pero nonecesariamente la de mayor brutalidad e impacto. De acuerdo conSegato (2003), la violencia moral6es el ms eficiente de los meca-nismos de control social y de reproduccin de las desigualdades,pues sostiene que por su sutileza, carcter difuso y su omnipre-sencia, su eficacia es mxima en el control de las categoras socia-les subordinadas (Ibid., 114). Es este distintivo de invisibilidad lo

    que permite ser socialmente aceptada y validada, y por ello es msinsidiosa que la fsica, pues no deja marcas visibles, pero mina laautoestima, la confianza y la capacidad de accin y bsqueda deautonoma de la mujer a quien se le impone.

    La violencia feminicida se vale de la violencia moral para generaren torno a la mujer todo un contexto de violencia persistente, pro-gresiva y de mltiples tipos para atentar contra su existencia, por elsolo hecho de serlo, en una sociedad en la que lo femenino es su-bordinado y ese principio moral letal no est a discusin. De modotal que la legitimidad de la violencia moral permite que sea una es-trategia de reproduccin del sistema androcntrico, de dominacinmasculina. El proceso, seala Segato, se puede entender como:

    [...] una situacin de violencia estructural, que se reproduce concierto automatismo, con invisibilidad y con inercia durante un

    6

    La violencia moral es el conjunto de mecanismos legitimados por la costumbre paragarantizar el mantenimiento de los estatus relativos entre los trminos de gnero, es lo quepor lo comn se denomina violencia psicolgica (Segato 2003, 107).

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    largo periodo luego de su instauracin, tanto en la escala tempo-ral ontogentica de la historia personal a partir de su fundacindomstica en la primera escena, como en la escena filogentica,

    es decir, del tiempo de la especie, a partir de su fundacin mticasecreta (2003, 113).

    Es importante enfatizar que la violencia se hace presente para lasmujeres, en sus diferentes modalidades y manifestaciones, en todoslos mbitos en que se siten sin importar su condicin social, eco-nmica, tnica o de cohorte. En este sentido, la violencia feminicidadebe ser reconocida como un continuumcreciente, que acorrala a las

    mujeres y las pone en riesgo constante de perder la vida,7en el cualel feminicidio es el lmite, pero siempre antecedido por una ampliavariedad de abusos y de violencia moral.

    La violencia contra las mujeres en todos los espacios de su actua-cin, tanto pblicos como privados: casa, trabajo, escuela, calle y alo largo de su existencia, ya que se presenta desde la ms tempranainfancia hasta la vejez, obligan a colocar a la problemtica como esecontinuumdonde la que se vive en un determinado lugar se intrinca o

    entreteje con las que una misma mujer puede experimentar en otrosmbitos al mismo tiempo, como es el caso de la feminicida que searticula con la sexual, de pareja o domstica (Castro 2004; Muoz yMartnez 1998; Russell y Harmes 2006).

    De acuerdo con lo anterior, el automatismo e invisibilidad conque opera la violencia invita a abordar las subjetividades de los acto-res sociales que la viven como vctimas o victimarios, para entenderla forma en que se ejerce y reproduce. En este sentido, como sealan

    Ziga et al. (2012), se hace necesario regresarles a las vctimas deviolencia la capacidad inherente de todo ser humano de ser sujeto.Esta perspectiva se utiliza para adentrarse en el anlisis de la violen-

    7 Atencio (2010) seala que el feminicidio representa el extremo continuumde terror anti-femenino que incluye [...]: violacin, tortura, esclavitud sexual (particularmente por prostitu-cin), abuso sexual infantil incestuoso o extra-familiar, golpizas fsicas y emocionales, acososexual (por telfono, en las calles, en la oficina y en el aula), mutilacin genital (clitori-dectomas, escisin, infibulaciones), operaciones ginecolgicas innecesarias (histerectomas),

    heterosexualidad forzada, esterilizacin forzada, maternidad forzada (por la criminalizacinde la contracepcin y del aborto), psicociruga, negacin de comida para mujeres en algunasculturas, ciruga plstica y otras mutilaciones en nombre del embellecimiento.

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    cia feminicida que se vale de la moral para controlar a las mujereshasta el extremo.

    El feminicidio como manifestacin extremade la violencia contra las mujeres

    En pases de habla hispana se emplea el trmino feminicidio comola traduccin del ingls femicide, palabra utilizada desde hace variossiglos, y cuya acepcin actual fue propuesta por Diana Russell en ladcada de 1970. Ella enfatiza en las motivaciones para el asesinatode mujeres, tales como el odio o el desprecio de los hombres haciaellas, as como el placer que les implica privarlas de la vida al sentir-las de su propiedad. Por tanto, Russell define feminicidio como elasesinato de mujeres a manos de hombres debido a que son mujeres(2006a, 58).

    Al nombrar as estos asesinatos de mujeres es ms fcil recono-cerlos y ubicarlos en el terreno de la poltica sexual, rechazar la ideapopular de que se trata de un asunto de carcter privado o acciones

    patolgicas, o ambas cosas a la vez. Permite colocar las muertes vio-lentas de mujeres en un contexto continuo de violencias a lo largode sus vidas, en todos los mbitos, de formas, intensidades o grada-ciones distintas, hasta el extremo de privarlas de la vida.

    Vale la pena sealar que los asesinatos sexistas van ms all de loscrmenes misginos, ya que tambin pueden ser cometidos por mu-jeres en contra de mujeres. El trmino feminicidio se utiliza para di-ferenciar aqullos realizados por varones y que son motivados por

    un sentido de tener derecho a ello o superioridad sobre las mujeres,por el placer o deseos sdicos hacia ellas, o por la suposicin de pro-piedad sobre las mujeres (Ibid. 2006b, 78). Esta definicin tieneuna connotacin poltica que obliga a indagar en las motivacionesde la privacin de la vida, con el fin de hacer visibles las condicionesde subordinacin que subyacen entre los sexos, y las desigualdadessociales que enfrentan las mujeres respecto a los varones y que lascolocan en constante situacin de peligro. Por tanto, es importante

    destacar que aqu se comparte la visin de Russell y Radford (1992)y difiere de otras y otros investigadores, como Campbell y Runyan

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    (1998), quienes sealan que todos los asesinatos de mujeres sonfeminicidios, sin importar el motivo o la situacin del perpetrador.

    En Amrica Latina, y gracias a la aportacin de la mexicana Mar-

    cela Lagarde, se ha transitado del uso del vocablo femicidio, comotraduccin literal del ingls al de feminicidio, ya que femicidiopuede ser slo interpretado como el trmino femenino de homi-cidio; es decir, como un concepto que especifica el sexo de las vc-timas (2006, 13), pero no aporta informacin sobre el victima-rio. Con esto, la autora aclara que el trmino no se refiere slo a ladescripcin de crmenes que cometen asesinos contra mujeres decualquier edad o condicin, sino que existe toda una construccin

    social de estos crmenes de odio, culminacin de la violencia degnero contra las mujeres, as como de la impunidad que los confi-gura (Ibid.).

    De esta manera, Lagarde contribuye al desarrollo del conceptodesde el contexto mexicano y, en especfico, de lo acontecido enCiudad Jurez, al sealar que el feminicidio es adems un crimen deEstado, ya que ste no es capaz de garantizar la vida y la seguridadde las mujeres en general, quienes vivimos diversas formas y grados

    de violencia cotidiana a lo largo de la vida (Ibid.).Toledo ahonda en el elemento impunidad y por tanto, respon-

    sabilidad estatal como principal diferenciador entre femicidio yfeminicidio (2009, 28). De acuerdo con esta acotacin, y con lasaportaciones de Lagarde, en este artculo se utiliza la voz feminicidiopara referirse a la violencia extrema que se ejerce contra las mu-jeres y las nias, que puede desembocar en su asesinato o muerteviolenta a manos de varones, ante la inexistencia o ineficacia de un

    entramado institucional que resguarde el derecho a vivir de todas lasmujeres y el acceso a justicia para sus familias.

    Por su parte, Monrrez (2000) aporta una tipologa del femi-nicidio, destacando el familiar que se refiere al asesinato de una ovarias mujeres de una misma familia, cometido por un hombre. Estbasado en relaciones de parentesco entre la o las vctimas y el o losvictimario(s). Russell (2006b), en tanto, marca la diferencia entrefeminicidio ntimo y feminicidio ntimo de pareja, ya que el prime-

    ro puede incluir a cualquier miembro de la familia como al padrey otros, pero en sus estudios Russell encontr que las y los investi-

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    gadores del fenmeno no incluyen a estos familiares, por lo cual laautora seala que se debe hacer la acotacin de feminicidio ntimode pareja, para que la definicin hable por s misma.

    Monrrez (2000) tambin divide al feminicidio familiar en nti-mo e infantil, apoyada en las aportaciones ya clsicas de Russell, ascomo de Carcedo y Sagot (2002); la sociloga ofrece una tipologade tres clases de feminicidio: a) el familiar, b) por actividades este-reotipadas y c) el sexual sistmico; cada uno puede, a su vez, tenersubclasificaciones. En la figura 1 se presenta la tipificacin de Mon-rrez de una manera simplificada, misma que el Observatorio Ciuda-dano Nacional del Feminicidio (OCNF) ha retomado para realizar su

    registro y documentacin del fenmeno en Mxico, en un esfuerzopor dimensionarlo y poner a disposicin de la ciudadana y de laspropias autoridades informacin que cubra los aspectos sociales delproblema, y contribuir a su entendimiento y solucin.

    Pese a la riqueza de la tipologa expuesta, y su incidencia paraidentificar y clasificar los asesinatos de mujeres acontecidos en Ciu-dad Jurez, Chihuahua, y en otras entidades del pas, existe todavauna incapacidad para hacerla operable en criterios estandarizados

    que permitan avanzar en la investigacin emprica de los asesinatosde mujeres, en la tipificacin con elementos definidos y acredita-bles del delito y en la imparticin de justicia por parte de las auto-ridades ante estos crmenes de odio.

    Es importante sealar que existen otras muertes violentas demujeres, calificadas de feminicidio, que escapan a la clasificacinpresentada y cuya identificacin, castigo, prevencin y erradicacintendran que ser resultado de un proceso an ms complicado. Se

    trata del feminicidio encubierto, que Russell (2006b, 85) define comoel que incluye formas encubiertas de asesinar a las mujeres, como[que] se permita su muerte a causa de actitudes o institucionessociales misginas. Por ejemplo, en cualquier lugar donde no sereconoce el derecho a ser madre, miles de mujeres mueren cadaao debido a abortos mal practicados. Estas muertes innecesariascalifican como feminicidios, al igual que las maternas, debido a es-terilizaciones forzadas y mal realizadas, el aborto selectivo y otras

    prcticas discriminatorias, cobijadas por relaciones de subordina-cin de las mujeres ante los hombres, usos y costumbres, actitudes

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    misginas y androcntricas y que, como seala Hom (2006), atien-den a un orden social existente que permite prcticas que provocanla muerte de las mujeres y la devaluacin de las vidas de las mujeres(Ibid., 286). En este caso, la sociedad en conjunto comparte valoresreproducidos por un orden androcntrico establecido, en el cual lasmujeresson vistas de manera utilitaria y mantenidas como un factor

    de reproduccin, pero cuyas vidas no tienen valor alguno ni signifi-cado social, econmico ni simblico ms all.

    Tipo SubtipoFeminicidio familiar: asesina-to de una o varias integrantesde la familia, cometido por unhombre. Est basado en relacio-nes de parentesco entre la o lasvctimas y el victimario.

    ntimo: asesinato de una mujer cometido por unhombre con quien la vctima tena o tuvo unarelacin ntima, familiar, de convivencia o afn astas.Infantil: es el asesinato de nias, por hombres omujeres, en el contexto de una relacin de res-ponsabilidad, confianza o poder que les otorga susituacin adulta sobre la minora de edad de lasmenores.

    Feminicidio por ocupaciones estigmatizadas: las mujeres son asesinadas por sermujeres, pero tambin por la ocupacin o el trabajo desautorizado que desem-pean. Segn este criterio estn las que trabajan en bares y centros nocturnos, sonbailarinas, meseras y prostitutas.Feminicidio sexual sistmico:las mujeres son secuestradas,torturadas y violadas y sus cad-veres semidesnudos o desnudosson expuestos. El Estado, secun-dado por los grupos hegem-nicos, refuerza el dominio pa-

    triarcal y sujeta a familiares devctimas y a todas las mujeres auna inseguridad permanente eintensa, a travs de un periodocontinuo e ilimitado de impu-nidad.

    Sistmico desorganizado: puede acompaarse porsecuestro, tortura, violacin y disposicin del ca-dver. Es probable que los asesinos maten por unasola vez, en un periodo determinado. Pueden serhombres desconocidos, cercanos o parientes delas vctimas que las asesinan y las depositan enparajes solitarios, en hoteles o dentro de sus do-

    micilios.Sistmico organizado: el asesinato de las mujeresest acompaado por secuestro, tortura, violaciny disposicin del cadver. Los asesinos puedenactuar como una red organizada de feminicidassexuales con un mtodo consciente y sistemti-co, a travs de un periodo largo e indeterminado,dirigido a la identidad de sexo y de gnero de lasnias/mujeres.

    Figura 1

    Tipologa de feminicidio

    Fuente: elaboracin propia, con base en la informacin de Nez (2012).

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    8 De acuerdo con el OCNF, las causas de 51 por ciento de los feminicidios perpetrados enSonora hasta 2011 eran celos, discusiones por desacuerdos con las decisiones de la mujer,terminar con una relacin o negarse a continuar con una (2011, 2).

    Existen muertes violentas de mujeres que escapan a las clasifica-ciones existentes y que son naturalizadas en la sociedad, pero quepueden ser calificadas de feminicidio, como seala Martnez de la

    Escalera:

    [...] el vocablo feminicidio [es] el recordatorio viviente y pertur-bador de que la desigualdad de gnero no es nicamente un ejer-cicio de dominacin sobre el cuerpo de las mujeres sino, lo quees mucho ms grave, una singular poltica de la muerte, que nodistingue entre espacios pblicos y privados o entre lo individualy lo social. La muerte violenta de mujeres a manos de otros de la

    misma manera que la de los animales que representan un puntociego de la crtica en nuestro pas se considera una muerte na-tural por razn del elemento sexual, que se alega, interviene demanera decisiva en cada asesinato; la debilidad propia del gnerofemenino o la supuesta finalidad del acto (2010, 9).

    Muchas muertes violentas de mujeres se consideran naturales, esdecir, corresponden al habitus de invisibilizar la violencia cotidiana

    que enfrenta la mayora de las vctimas de feminicidio, a ese manda-to que la establece como el medio para ubicarlas en el lugar subor-dinado que les corresponde en las relaciones asimtricas que viven.8

    Pese a los esfuerzos, los intentos de definir y entender el femini-cidio y sus caractersticas como un tipo de violencia especfica, queimplica un cmulo de otras combinadas, no han sido suficientespara cerrar brechas y hacer que las formulaciones conceptuales delas acadmicas se transformen en criterios operacionales que permi-

    tan identificar el feminicidio de forma ms expedita y, en ese sen-tido, avanzar en la investigacin emprica de los asesinatos de mu-jeres, en la tipificacin del delito con elementos acreditables, paraimpartir justicia y reparar el dao.

    Es importante sealar que en ocasiones y por diversas razo-nes el feminicida no logra acabar con la vida de la mujer. Pese a

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    sus intentos por dejar patentada su superioridad sobre la vctima,la mujer logra sobrevivir; sin embargo, la pretensin deja clara laintensin del perpetrador: atentar contra la integridad y la vida de la

    mujer. Segn esta premisa, el intento de feminicidio debe entoncesconsiderarse parte del fenmeno, lo que implica reconocer que serequieren reformas muy importantes en el campo de la procuracinde justicia, pero sobre todo son prioridad los efectos indelebles queprovoca en la vida de las sobrevivientes y de las personas cercanas.La sobreviviente de un intento feminicida vivir con secuelas en susalud emocional y fsica, con miedo constante y con la impotenciade que la justicia no llegue.

    El feminicidio y su intento de perpetracin tienen implicacionesen el mbito jurdico y criminolgico y, aunque estn bien susten-tadas desde el estudio social (Monrrez 2000; Russel 2006b; Hom2006), son difciles de hacer patentes en su tipificacin como delitodistinto del homicidio. Adems, su entendimiento exige realizar in-vestigacin con perspectiva de gnero; modificar la forma tradicio-nal de impartir justicia, para ubicar el problema como un asunto derelaciones de poder; generar formas de justicia alternativa y garan-

    tizar la integridad de las mujeres visibilizando y combatiendo lasmanifestaciones de violencia en su vida cotidiana.

    La tipificacin legal del feminicidio es un paso urgente, pero esun reto la elaboracin ms compleja y definida del concepto paraevitar las apreciaciones subjetivas, que permiten que la impunidadpermee por parte de quienes imparten justicia o de quienes, conbase en creencias misginas, son corresponsables de que las rela-ciones de gnero sean inequitativas y justifican la violencia contra

    las mujeres ya sea responsabilizando a las vctimas o justificando alos victimarios. Como seala Nez, en el feminicidio intervienenno slo las acciones perpetradas sobre el cuerpo de las mujerespara lastimarlo, humillarlo y lacerarlo hasta dejarlo sin vida, sinoque se imprime un gran componente formado por significados queno necesariamente estn impresos en el asesinato de un hombrecontra otro hombre (2012, 3). Por esta razn, resulta importanteahondar en las motivaciones que llevan a los varones a cometer el fe-

    minicidio, y que encuentran complejas y diversas representacionesque en lo particular se cruzan con otros tipos y manifestaciones de

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    violencia, fundadas en relaciones inequitativas de gnero y estruc-turas de poder y control, por ello es que tambin el feminicidio sepuede clasificar en varios tipos.

    En Mxico, la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Li-bre de Violencia (LGAMVLV) establece que la violencia feminicida es:

    [...] la forma extrema de violencia de gnero contra las mujeres,producto de la violacin de sus derechos humanos, en los mbi-tos pblico y privado, conformada por el conjunto de conductasmisginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado ypuede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta

    de mujeres.

    El Estado mexicano concibe la violencia feminicida como un pro-ceso continuo de agresiones o manifestaciones de violencia de dife-rente tipo e intensidad ascendente, que no necesariamente implicala muerte de la mujer, pero que la coloca en una situacin de riesgolatente de afrontar la muerte violenta, ya sea a manos del agresor obien como resultado directo de la extrema situacin en que est in-

    mersa, como suicidio y accidentes fatales a consecuencia del estadofsico y emocional de la mujer que encara este tipo de violencia.9

    Sin embargo, la amplia definicin en la ley no se ve reflejadaen los sistemas de prevencin y atencin de la violencia contra lasmujeres ni en los procesos de imparticin de justicia; la evidenciaseala que la violencia feminicida es asociada en la prctica sloal asesinato, y desconoce el contexto y las implicaciones familiaresy sociales que entraa; es decir, minimiza la historia de violencia

    previa al asesinato o su intento, y evade el proceso posterior quelimita el ejercicio de los derechos de las mujeres vctimas y cercanasa sta, y desemboca en una situacin de riesgo y desolacin para lasfamilias.

    La diferenciacin tcnica de las modalidades de violencia estable-ce los mbitos familiar, laboral, docente, comunitario e institucional

    9 Baja California y Baja California Sur adoptan la misma enunciacin de la LGAMVLVen sus

    legislaciones locales, en tanto que en Sinaloa y Sonora se agrega que la violencia feminicidaimplica [] perturbacin social en un territorio determinado o la existencia de un agravioque impida el ejercicio pleno de los derechos humanos de las mujeres.

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    en que sta se ejerce como la clave para su distincin, mientras quelos tipos de violencia: psicolgica, econmica, patrimonial, fsica ysexual destacan los diferentes efectos que la violencia tiene en la vi-

    dad de las mujeres. La complejidad para entender la violencia femi-nicida radica en la interrelacin de modalidades y tipos de ella que,si en su momento cualquiera de stos se aborda de manera aisladay sin perspectiva de gnero, puede desencadenar los efectos msextremos y desembocar en la innecesaria y prevenible muerte de lamujer. Es decir, reconocer la violencia feminicida como un continuumprogresivo de violencias y atacarla de forma integral puede evitar elfeminicidio. As lo sugieren los casos que se pudieron documentar,

    mediante diversas clases de entrevistas a informantes en Baja Ca-lifornia, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa. Los estereotipos degnero estn tan imbricados en el personal encargado de garantizarla seguridad de las mujeres, que se muestra ciego ante la evidenciae incluso culpa a las vctimas y sus familias por la violencia queexperimentan.

    Al respecto, una experta en temas de violencia, entrevistada enSonora, seal que al cuestionar a las autoridades sobre las investi-

    gaciones se obtuvieron respuestas como: No podemos opinar mu-cho porque parece que esta persona se dedicaba a la prostitucin otrabajaba en uno de estos restaurantes que estn aqu a la orilla de laciudad. Es decir, las propias autoridades sugieren que es justificableque los hombres asesinen a las mujeres si stas se encuentran en lu-gares inadecuados o desempeaban actividades poco decorosaso estereotipadas.

    En tanto, las deficiencias de la ley contribuyen a que, como afir-

    ma Lagarde, el feminicidio se caracterice por el elemento impuni-dad, ya que el Estado no es capaz de garantizar la vida y la segu-ridad de las mujeres en general, quienes vivimos diversas formas ygrados de violencia cotidiana a lo largo de la vida (2006, 13). Eneste sentido, la elaboracin ms compleja y definida del conceptocontina siendo un reto, pero debe buscarse su precisin para evitarlas apreciaciones subjetivas que permiten la impunidad por parte dequienes imparten justicia.

    Por lo anterior, se hace necesario trascender el uso del trminofemicidio, como un acto nico e inalterable que coarta el ejercicio

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    de derechos de las mujeres y las priva de la vida, hacia la utilizacinde violencia feminicida en su sentido amplio y relacional, mis-mo que es una forma extrema de violencia hacia las mujeres y que

    puede culminar con la muerte profana de ellas, pero no necesaria-mente, por lo que la violencia feminicida debe abarcar tambin lasamenazas de acabar con la vida de la mujer, que encara violencia decualquier tipo o la de sus seres cercanos.

    El feminicidio puede reconocerse como un hito en el contextocontinuo de violencias a lo largo de la vida de las mujeres, pero noindica el final de la historia violenta, ya que en muchos casos, comoen los de las personas sobrevivientes de intento de feminicidio, ese

    hecho extremo marca el trnsito a una situacin de mayor vulne-rabilidad y de ms violencias articuladas provenientes de diversosactores, no slo del victimario directo. En este sentido, hablar deviolencia feminicida puede ubicar ese proceso en el que la mujer seve inmersa.

    Como seala Alcocer (2012), al referirse a los feminicidios ocu-rridos en Guerrero, no slo el asesino dispone de la vida de lasmujeres, tambin lo hace la prensa y los actores sociales e institucio-

    nales que juzgan, revictimizan y culpan a las vctimas de violenciafeminicida, mientras tienden a exculpar a los asesinos. Es decir, seapropian del cuerpo de la mujer asesinada a travs del discurso, perotambin de las sobrevivientes de intento de asesinato.

    La informacin recogida en campo, de vctimas sobrevivientesde intento de feminicidio en los cuatro estados mencionados, co-incide en que las autoridades permiten que la violencia feminicidacontine, se extienda y cobre cada vez ms vidas. La impunidad que

    rodea a los casos de asesinatos de mujeres es lacerante, pero lo esms conocer la violencia institucional que deja que la feminicidaprevalezca, pues las que denuncian violencia no siempre recibenun trato profesional y acorde a lo que la ley establece. Pareciera quelas instituciones o las personas que las representan buscan pro-bar la resistencia de las mujeres. Los testimonios de las vctimas deviolencia feminicida o sobrevivientes de intento de feminicidio se-alan, en la mayora de los casos, que haban acudido a denunciar

    reiteradamente, pero que las instancias encargadas de su atenciny proteccin minimizaron los hechos y consideraron que se trata-

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    ba slo de incidentes de violencia de pareja. Se niegan a iniciarprocesos por tentativa de asesinato e incluso justifican la actuacinviolenta del agresor.

    En este tenor, es importante la tipificacin del feminicidio comodelito distinto del homicidio, ya que los asesinatos de mujeres porcuestiones de gnero operan con una saa muy caracterstica, quebuscan enviar un mensaje social de la vala inferior de los cuerpos ylas vidas de las mujeres; es un delito diferente. Contar, desde el m-bito jurdico y del Estado de derecho, con herramientas que contra-vengan ese mensaje de odio es una accin necesaria y urgente anteel aumento y recrudecimiento de la violencia hacia las mujeres; al

    mismo tiempo, las sanciones del feminicidio deben ser superiores alas de asesinato y se debe garantizar que no queden impunes, paraque los agresores vean barreras reales en lugar de incentivos a suscomportamientos criminales.

    El entorno de la violencia feminicida

    La situacin de violencia feminicida en este pas es tal que organis-mos internacionales, que defienden los derechos de las mujeres, haninstado en forma reiterada a Mxico a que tipifique el feminicidiocomo delito agravado e intolerable (Muoz 2011). Ya 17 estadoshan realizado reformas al respecto, y algunos lo han hecho de ma-nera incorrecta, pues definen elementos subjetivos para acreditar eldelito, y permiten que quienes imparten justicia emitan sus propiosjuicios de valor, lo cual dificulta su aplicacin. De la regin estudiada

    aqu, slo en Sinaloa y Baja California se ha tipificado el delito, y laspenas aprobadas son menores que otras establecidas en estados quetipificaron antes y no se valora el delito en grado de tentativa, locual es una omisin grave si se busca combatir de manera efectiva laviolencia feminicida, pues las amenazas de muerte que reciben lasmujeres no son consideradas y sancionadas como delito grave.

    En las entrevistas a informantes expertas se demuestra lo difcilque ha sido lograr estas reformas penales en los estados debido a la

    reticencia de las instituciones y las autoridades, as como a la faltade sensibilizacin sobre la violencia de gnero y en especial de la

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    feminicida. En el caso de Sonora, la sociedad civil ha impulsadopropuestas de tipificacin acreditables del fenmeno, pero no hantenido eco en el Congreso local; en Baja California Sur no se han

    discutido reformas al respecto, y en el artculo 274 de su CdigoPenal actual integra una atenuante al homicidio por razn de honoro crmenes pasionales.10

    Los datos reportados por la Comisin Especial para Conocer y darSeguimiento Puntual y Exhaustivo a las Acciones que han empren-dido las Autoridades Competentes en relacin a los Feminicidiosregistrados en Mxico y otras instituciones, que participaron en elreporte de 2011, son de los pocos referentes para caracterizar al fe-

    minicidio en la zona noroeste. De este reporte y el trabajo continuodel OCNF se desprende que no existe informacin oficial desagre-gada por sexo en las instancias encargadas de llevar el registro delas muertes violentas en los estados, ni coordinacin entre las quedeben hacer padrones desde diferentes reas, por lo que la compa-racin entre ellos se hace inoperable e incluso entre fuentes en cadaentidad.

    Tanto la comisin especial como el OCNF, que han demostrado

    tener una metodologa de seguimiento ms ordenada que las ins-tituciones, y que permite destacar algunos elementos para caracte-rizar a grosso modo la violencia feminicida en las entidades de laregin noroeste, destacan que tres de los cuatro estados de la zonase encontraban posicionados entre los diez con mayor incidencia deasesinatos de mujeres en 2009.11La edad mediana de las vctimas esmenor en estos estados que a escala nacional: 30 aos o menos, y seencuentran en plena etapa productiva y reproductiva. Resulta impe-

    rioso sealar que la tendencia es a que los feminicidios se realicencada vez con ms saa, si se considera la degradacin y exposicinde los cuerpos y el uso de armas para perpetrar los crmenes, cuan-

    10 Expertas entrevistadas confirmaron que en Baja California Sur los asesinos tienen ate-nuantes para sus penas en casos de encontrar in fraganti a la pareja, o bien por cuestionesde amor [] que es cuando se llama de locura momentnea, sin embargo, ellas mismassealaron que esas atenuantes no aplican cuando es la mujer quien asesina, por lo que la leycarece de perspectiva de gnero.

    11

    En la zona noroeste, la tasa de asesinatos de mujeres supera a la nacional, que es de 3.4por cada 100 mil; en Baja California es de 9.8, en Sinaloa de 5.7 y en Sonora de 5.0, excepto enBaja California Sur, donde es de 1.9, pero ocupa el sexto lugar nacional en violaciones sexuales.

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    do antes stos se deban principalmente a asfixia o ahorcamiento enel interior de los hogares.

    La informacin sobre feminicidios vara de acuerdo con la fuen-

    te, los datos reportados por Hjar et al. (2012) son mayores que losde la comisin citada, en todos los aos comparables. Hjar y sus

    Figura 2

    Zona noroeste: asesinatos de mujerespor entidad y municipios, 2010

    Estados y municipios Asesinatos de mujeresNmero %

    Baja California 117 100.0Tijuana 93 79.5Mexicali 11 9.4Ensenada 8 6.8Tecate 4 3.4Playas de Rosarito 1 0.9

    Baja California Sur 10 100.0Los Cabos 5 50.0La Paz 4 40.0Comond 1 10.0

    Sinaloa 116 100.0Culiacn 44 37.9Mazatln 16 13.8Ahome 15 12.9

    Navolato 9 7.8El Fuerte 7 6.0Resto del estado 25 21.6

    Sonora 50 100.0Nogales 9 18.0Cajeme 6 12.0Hermosillo 6 12.0Puerto Peasco 4 8.0Agua Prieta 3 6.0Resto del estado 22 44.0

    Fuente: Ziga et al. (2012).

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    colegas analizan la informacin de defunciones por homicidio dela Secretara de Salud, entre 2001 y 2010, y sealan que en la zonanoroeste ocurrieron 321 muertes por homicidio en mujeres, 2.14

    por ciento del total de la repblica, y es notorio que en el periodostas se incrementaron en 16.2 por ciento.

    En cuanto a la informacin de 2010, que es la ms reciente y laque se tuvo disponible al momento de redactar este artculo, la fi-gura 2 presenta los asesinatos de mujeres por entidad. Destacan losmunicipios con mayor incidencia; en 2010, Baja California y Sinaloareportaron el mayor nmero: 117 y 116 respectivamente. De todoslos asesinatos ocurridos en la zona noroeste, en Baja California y

    Sinaloa se concentr 40 por ciento del total, en tanto que en Sonora17 y en Baja California Sur el restante 3.

    En cada entidad, alrededor de cinco municipios concentraron lamayor parte de los asesinatos de mujeres, a excepcin tambin deBaja California Sur donde sucedieron en Los Cabos y La Paz; si bienes cierto que el nmero reportado en territorio sudcaliforniano esmuy bajo, comparado con el resto de estados de la zona noroeste, esimportante sealar que de acuerdo con la cifra dada para 2009 por

    la comisin especial, Hjar et al., informan un incremento de 100por ciento en un ao.

    En Baja California hay asesinatos de mujeres en sus cinco muni-cipios, pero en Tijuana el registro es abrumador, ocho de cada diezocurren ah. En tanto que en Sinaloa, se aprecia que Culiacn renems, alrededor de 38 por ciento. En Sonora, el municipio fronterizode Nogales concentra 18 por ciento, seguido de Cajeme y Hermosi-llo con 12 cada uno. Esta informacin es muy relevante pues, como

    sealan Monrrez y Flores (2006), la relacin entre ciudad y gnerorevela la organizacin espacial y su efecto en el disfrute de la vida delas mujeres, as como las limitaciones a su existencia y libertad encalidad de seres humanos.

    Violencia feminicida: la evidencia

    Los testimonios de las vctimas de intento de feminicidio, que se re-cogieron para este artculo, as como la informacin recabada en las

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    entrevistas a expertas en la materia revelan lo que se ha venido sos-teniendo aqu, que la violencia que enfrentan las mujeres en todoslos mbitos en los que se desenvuelven es multimodal: en la pareja,

    en la familia, en las instituciones, en la comunidad y en el espaciolaboral, de parte de personas muy cercanas, como sus compaerossentimentales o los padres de sus hijos/as, con los que en muchoscasos deben seguir relacionndose y exponindose a ms violen-cia como se aprecia en el relato siguiente:

    [...] por parte de mi pareja [] l siempre me ha hecho trabajarmucho, me llegaba la semana y nunca vea mi dinero, todo me

    lo quitaba para irse a tomar. Me golpeaba mucho. Un caso en queuna vez se le pas la mano y me [] me machete la cabeza. [...]Estuve internada tres das y el problema como estamos casados[] es una persona agresiva que me tiene amenazada. [...]. Llega un convenio en que le iba a dar manutencin a mis hijos, peroya son cuatro semanas de que no est trayendo [...] (sobrevivien-te de intento de feminicidio, Sinaloa).

    La trama de la violencia no termina con el acto extremo de asesi-nar o atentar contra la vida de una mujer, lo que sigue es el tortuoso,largo y costoso proceso de buscar justicia para ellas y sus familias ycastigo real para los agresores, en el que las instituciones se encarnantambin como agresoras, al carecer de mecanismos funcionales deacceso a la justicia, a la falta de personal capacitado y sensibilizado yno considerar la reposicin del dao.

    [...] me estaba ahorcando y me quise defender y no [] me que-daron las marcas en el cuello y a la nia la golpe, [], llevaron aun mdico, me hicieron todo all, me hicieron las preguntas todo[] y no le hicieron nada, me quit todas las cosas que tena ah,entre los dos, porque yo siempre trabaj con l, cuando trabajabaen maquilas [] y no, no le hicieron nada y aqu tambin, aqu[...] lo demand y tampoco, no me hicieron caso y el hecho deyo lo demandaba y como no me crean y luego l me amenazaba,

    otra vez tena que volver con l a fuerzas, y luego me deca que yos tuviera miedo por mi mam y porque yo tengo hermanitas: si

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    no vuelves conmigo voy a matar a tu familia[...] (sobrevivientede intento de feminicidio, Sonora).

    Las vctimas de violencia feminicidia, ante la falta de apoyo yactuacin efectiva de las autoridades, se ven obligadas a continuaren muchos casos viviendo con el agresor, como se aprecia en eltestimonio anterior; as pues, este tipo de violencia se cruza con lainstitucional. El tema de la justicia, su procuracin por parte de lasinstituciones y de la justicia social en general, sigue siendo una asig-natura pendiente para las mujeres que hacen frente y sobreviven asituaciones de violencia feminicida, as como para sus familias.

    Adems, la violencia comunitaria que se erige como elementolegitimador del papel de subordinacin de las mujeres y de su con-dicin de no humanas, como plante una sobreviviente despusde haber sufrido un ataque a martillazos y ser lanzada inconscientea una letrina y pasar semanas en el hospital, en su comunidad serumoraban historias para justificar el atentado:

    [...] cuando recin me golpe decan que porque tena un aman-

    te [] de hecho eso fue la declaracin de l, pero la gente ya queme conoci y todo bien como soy yo, pues nada que ver. Peros mucha gente al principio [] s decan que me golpearonporque me encontr con mi amante, que me sac de un campo,o sea, muchas versiones [] (sobreviviente de intento de femi-nicidio, Sonora).

    No se han puesto en prctica las disposiciones fundamentales dela LGAMVLV, ni las establecidas en las leyes locales, por lo que las muje-res se encuentran en riesgo latente de encarar diversas modalidadesy tipos de violencia, incluso para muchas de las que enfrentan la do-mstica su vida se pone en peligro, en el lugar que se supone tendraque ser el ms seguro. Los va crucis descritos por las vctimas quedenunciaron violencia y afrontaron intentos de asesinato, as comotestimonios de los familiares demuestran la falta de mecanismos ex-peditos para atender el problema, y develan la trama de corrupcinque existe en las propias instituciones encargadas de velar por los

    derechos de las mujeres y las nias, as como de impartir justicia engeneral.

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    Existe una franca desilusin hacia las instituciones por parte de losinformantes que colaboraron en la investigacin, incluso de servido-ras pblicas que trabajan en ellas o como agentes del Ministerio P-

    blico.12En este sentido, las defensoras de los derechos humanos y lasactivistas por una vida libre de violencia para las mujeres desconfantanto de las instituciones y la legislacin vigente, que se proponenencontrar formas alternativas para atender y combatir la violenciacontra las mujeres, sin tomar en cuenta o dejando de lado el entra-mado gubernamental.

    Los resultados de la investigacin permiten destacar que existenvnculos muy estrechos entre los tipos de violencia. Es difcil encon-

    trar los lmites entre una y otra; las diferencias entre las modalidadesson poco claras o sus fronteras difusas, incluso en el feminicidiontimo parecieran ser producto de una argamasa de violencias pro-gresivas, donde la de pareja o ex pareja de la vctima es mencio-nada siempre como el antecedente inmediato. Se encontr tambinque estas violencias son despus reforzadas y perpetradas por elentramado institucional, social, econmico y cultural, que parecenfuncionar para que la vctima no pueda huir del agresor, indepen-

    dientemente de lo que haga. Por consiguiente, tanto sta como sussobrevivientes enfrentan violencias multimodales y en todos los m-bitos en que se desenvuelven.

    Por otra parte, se puede afirmar que la cultura de dominacinsobre las mujeres est tan arraigada que los agresores no muestranarrepentimiento por privar de la vida a sus vctimas, como sealauna experta que trabaj con hombres feminicidas reclusos:

    [] yo les preguntaba que si realmente estaban arrepentidos delo que cometieron [] y se arrepienten en parte, solamente porel dao causado para ellos, porque se ven ya tambin en un lugarsin salida, porque [] estn adultos pues, 40 a 50 aos y puesles falta todava para cumplir la sentencia [] (informante ex-perta, Sinaloa).

    12 En Baja California Sur, por ejemplo, todas las agencias del Ministerio Pblico que atien-

    den los delitos de competencia de la Subprocuradura de Atencin a la Mujer y al Menor estna cargo de mujeres, pero eso no garantiza que las vctimas no sean violentadas de nuevo porellas, en lugar de ser atendidas con calidez y calidad en todos los casos.

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    Entonces, cmo combatir una conducta que no es concebidacomo indeseable o fuera de la norma? Adems, si la violencia sesustenta en la actuacin colectiva, en el peso que los grupos de po-

    der le dan como forma de reproducir el sistema econmico y socialactual, en el proceder de autoridades que permiten que suceda, y noactan en consecuencia y en la sociedad poco sensible a la situacin,cmo revertir el sistema y cmo transformar esa idea compartidapor los actores sociales e institucionales? Las vctimas de violenciafeminicida estn solas en la mayora de los casos, los testimoniosrecabados demuestran que carecen de redes sociales (como sucedecon las trabajadoras jornaleras agrcolas migrantes), que en ocasio-

    nes la familia y los amigos desconocen la situacin violenta en laque viven y que las instituciones no actan a tiempo.

    La investigacin emprica incluy un estudio hemerogrfico querefuerza la hiptesis de que las instituciones no tienen plenamentecontabilizado y controlado el fenmeno de la violencia feminicida.Se ubicaron cientos de notas en peridicos de circulacin local enBaja California, Sinaloa y Sonora; la informacin es abrumadora, porla saa que se muestra en las imgenes y en los textos.

    Las razones que motivan la violencia son tan inverosmiles comovariadas, los agresores son en muchas ocasiones justificados pormltiples argumentos econmicos, sociales, personales, de salud yde honor. Adems, al acto mismo de violencia y vejacin que en-frentan las vctimas se suma el juicio de quienes redactan las notasy los comentarios misginos de las y los lectores que acceden a esainformacin va internet, es decir, como seala Alcocer (2012), sonmuchos los actores o grupos que se apropian del cuerpo de la mujer

    asesinada para deificar el hecho y justificarlo, hacerlo parecer comoun castigo merecido ante una conducta inapropiada, debido a lainsubordinacin.

    Adems, la utilizacin del trmino feminicidio en medios de co-municacin es indiscriminada y hasta cierto punto se prostituye ytrivializa, al llamarle as a cualquier asesinato de mujer, sin atenderlos motivos de fondo. Sin embargo, tambin se encuentran resisten-cias a su uso; por ejemplo, en contextos locales se ubican prcticas

    comunicativas especficas, que contravienen su definicin como uncrimen de odio hacia las mujeres y subestiman su incidencia, como

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    las declaraciones de autoridades. Sin embargo, lo ms preocupantees que a razn de la aparicin de eventos violentos contra mujeres,muertes e intentos de asesinato, las estadsticas que dan a conocer

    las autoridades estn subestimadas, pues muchos de los casos que seventilan en medios son manifestaciones de violencia feminicida queno estn siendo atendidos por las instancias garantes de los derechosde las mujeres. Las notas sobre asesinatos de mujeres exhiben lascondiciones de precariedad material y simblica que stas encara-ron a lo largo de su vida:

    Ser precaria es una condicin que las puso en una situacin de

    desventaja, misma que la vincul con lo desechable y lo daable,lo que a su vez puede tener un impacto en la forma en cmo sondescritas [las vctimas de feminicidio en las notas de prensa]. Lasmujeres pobres y marginadas, son las ms vulnerables al asesina-to, sin embargo, esto no significa que las mujeres de clase mediay alta, no sean asesinadas (Alcocer 2012, 3).

    Para continuar la discusin

    Los elementos presentados en este trabajo son evidencia de que ladiscusin en torno a la violencia feminicida est en ciernes, y quehacerle frente al fenmeno como un problema de estudio generams dudas y elementos para continuar deconstruyendo y constru-yendo, desde la voz de quienes lo enfrentan. Es importante para esteejercicio hacer mencin de la dificultad para abordar cientficamen-

    te la violencia feminicida; la complejidad con que se presentan lasviolencias, de manera interrelacionada, en la vida cotidiana de lasmujeres en ocasiones impide reconocerla.

    Debido a la delicadeza del problema lo crudo de los datos ylas imgenes que refiere, este ejercicio implica un fuerte desgasteemocional tanto para informantes como para las investigadoras. Alestudio del feminicidio lo acompaan dificultades y retos interesan-tes, sin duda; el principal fue cmo abordar un tema tan delicado

    que abre heridas y mueve fibras muy sensibles para todas las per-sonas involucradas, para despus dejarlas sin contencin. De forma

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    sorprendente, las vctimas y sus familiares expresaron abiertamentesentirse conformes de participar en este tipo de estudios y de quefueran entrevistadas; para ellas resulta muy positivo que sus expe-

    riencias, por trgicas y dolorosas que les resulten, sean visibilizadasy esperan que sirvan para entender cmo y por qu sucede la vio-lencia con el afn de prevenirla, y que otras puedan ser advertidas yno pasen por el mismo trago.

    Resulta muy complicado no sentirse comprometida con la situa-cin de estas mujeres y familias, que siguen dando testimonio defortaleza pese a la impunidad que priva en los casos explorados. Laimplicacin de acercarse a la subjetividad de las vctimas remueve

    los propios argumentos y concepciones previas de la investigado-ra sobre el hecho que estudia. El impacto emocional de entrar enla vida de estas personas, remover recuerdos, llamar de nuevo laslgrimas y no darles la certeza de la justicia, de la no repeticin, laincapacidad de dar una luz de seguridad y de respeto a sus derechoshumanos lleva a cuestionar la utilidad, el alcance y la legitimidad deltrabajo que se realiza. Los efectos de la violencia son evidentes enla vida de la vctima, en su forma de expresarse, en los cambios de

    dinmica vital familiar, en no planear ni sentir garanta por la vidade sus seres queridos.

    En este sentido, es importante identificar el trmino femicidiocomo un acto que coarta el ejercicio de derechos de las mujeres y laspriva de la vida con la permisividad de las autoridades, y reconocerque la violencia feminicida es la forma extrema de violencia hacialas mujeres y que puede culminar con la muerte profana de ellas,pero no siempre es as. Tambin abarca las amenazas de acabar con

    la vida de la mujer, que enfrenta violencia de cualquier tipo o lade sus seres cercanos. El feminicidio puede reconocerse como unhito en el contexto continuo de violencias a lo largo de su vida, perono necesariamente indica el final de la historia violenta, ya que enmuchos casos, como en las sobrevivientes de intento de feminicidioo a las y los deudos de las mismas, ese hecho extremo marca eltrnsito a una situacin de mayor vulnerabilidad y de ms violenciasarticuladas.

    Por lo anterior, es urgente avanzar en la construccin terica delconcepto y de los mecanismos metodolgicos para adentrarse en su

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    estudio considerando el entramado institucional y la construccin depoder, que subyacen a las relaciones de gnero y sustentan la cons-tante violacin de los derechos de las mujeres y la infravaloracin de

    sus vidas, para no revictimizar a las informantes. Hablar de violenciafeminicidida como un concepto ms abarcador que pueda ayudar aubicar las posibles implicaciones, causas y efectos en la vida de lasmujeres ms all de y previo a un feminicidio, con el fin de prevenirlas muertes violentas, no slo las que ocurren a manos de asesino(s),sino tambin las que son la ltima salida a la situacin precaria deviolencia moral y de opresin de muchas (suicidios, muertes negli-gentes y accidentes fatales, entre otras).

    Es pertinente sugerir que las investigaciones futuras se diseentomando en cuenta la compleja red de violencias articuladas quefacilitan la feminicida, en especial la moral, mencionada por todaslas vctimas entrevistadas, as como la institucional y comunitaria.Atender a esta premisa contribuye a reconocer que no se puedeencontrar una manifestacin pura de feminicidio, por lo que las res-ponsabilidades de proteccin a las mujeres deben ser compartidaspor las instituciones sociales y gubernamentales, en aras de corregir

    su aumento creciente y las consecuencias en las vidas de ellas y susfamilias.

    Por ltimo, es pertinente proponer la intervencin interdiscipli-naria en las investigaciones cientficas sobre la violencia feminici-da, para garantizar que tanto los estudiosos como los informan-tes tengan herramientas para reflexionar y un manejo emocionaladecuado de sus propias experiencias. Se sostiene la pertinencia deabordar estos temas desde la perspectiva de los sujetos que viven la

    violencia, y la necesidad de contencin por parte de profesionalesde la psicologa, misma que debiera ser requisito para el diseode cualquier proyecto de investigacin en materia de violencia engeneral y de la feminicida en particular. Hacer uso de herramientasde investigacin-accin, como un instrumento poltico, puede con-tribuir a mejorar los procesos de imparticin de justicia y a obtenermejores resultados. Los datos presentados y el ritmo de crecimientodel feminicidio en la zona de estudio justifican la atencin urgente a

    la problemtica, la necesidad de tipificar el feminicidio como delitoagravado y acreditable con penas duras contribuye a inhibirlo, pero

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    la violencia hacia las mujeres debe ser atendida de manera integral,pues el feminicidio es slo la punta del iceberg, pero bajo l secimienta una argamasa de violencias que les impiden su ejercicio

    pleno de derechos.

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