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UNIVERSIDAD AUTONOMA DEL ESTADO DE MORELOS FACULTAD DE HUMANIDADES FILOSOFIA (SEMIESCOLARIZADA) MATERIA: INTRODUCCION A LA FILOSOFIA I I. ORALIDAD Y ESCRITURA: TECNOLOGIAS DE LA PALABRA (RESUMEN) PROFRA.: DRA. ELIZABETH VALENCIA CHÁVEZ

1. Oralidad y Escritura

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Page 1: 1. Oralidad y Escritura

UNIVERSIDAD AUTONOMA DEL ESTADO DE MORELOSFACULTAD DE HUMANIDADES

FILOSOFIA (SEMIESCOLARIZADA)

MATERIA: INTRODUCCION A LA FILOSOFIA I

I. ORALIDAD Y ESCRITURA: TECNOLOGIAS DE LA PALABRA

(RESUMEN)

PROFRA.: DRA. ELIZABETH VALENCIA CHÁVEZ

ALUMNO: HECTOR VALENTIN HIDALGO LARA

Cuernavaca, Morelos a 04 de septiembre del 2010

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ORALIDAD Y ESCRITURA. TECNOLOGIAS DE LA PALABRA1

Vivimos en una época que se caracteriza por el cambio social raudo y radical, cambio

que afectará las disciplinas académicas que reflejan nuestra sociedad, más manifiesto

en los estudios literarios. Los modos y categorías heredados del pasado ya no parecen

ajustarse a la realidad experimentada por una nueva generación, los nuevos métodos

de análisis revelan las limitaciones del enfoque anglonorteamericano que heredamos.

Se proponen cambios en formas y modos literarios.

En los años recientes se han descubierto diferencias en las maneras de manejar el

conocimiento y la expresión verbal en las culturas orales primarias (sin conocimiento de

la escritura) y culturas afectadas por el uso de la escritura. Muchas de las

características que hemos dado por sentadas en el pensamiento y expresión dentro de

la literatura, la filosofía y la ciencia y el discurso oral entre personas que saben leer, no

son inherentes a la existencia humana como tal, sino que se originaron debido a los

recursos que la tecnología de la escritura pone a disposición de la conciencia humana.

El despertar entre modos orales y escritos del pensamiento y expresión oral tuvo lugar

en los estudios literarios de Milman Parry sobre los poemas homéricos, estudios

complementados por Albert B. Lord y Eric A. Havelock.

En la comunicación los seres humanos emplean los órganos de los sentidos, pero el

sonido articulado es de capital importancia; donde haya presencia humana hay

lenguaje hablado y oído, pero dentro de enorme cantidad de lenguas, la mayoría no

han llegado a la escritura, es decir, la condición oral básica del lenguaje es evidente.

No obstante, la escritura no puede prescindir de la oralidad y la oralidad es capaz de

existir sin ninguna escritura.

La escritura concebida como una tecnología de la palabra, extiende la potencialidad del

lenguaje casi ilimitadamente y confiere una nueva estructura al pensamiento.

A pesar de las raíces orales de toda articulación verbal, durante siglos el análisis

científico y literario de la lengua y la literatura ha evitado la oralidad; los textos han

atraído la atención y se han tendido a considerar las creaciones orales como variantes

de las producciones escritas. Sabemos que el habla es inseparable de nuestra

conciencia, en occidente se desarrolló una fascinación por la retórica, aunque esta

durante siglos permaneció como una práctica irreflexiva.

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Al surgir la escritura, no redujo la oralidad sino que la intensificó, posibilitando los

principios y la organización de la oratoria. Con la atención centrada en los textos, los

especialistas, sin reflexión alguna supusieron que la articulación verbal oral era, en

esencia, idéntica a la expresión verbal escrita con que normalmente trabajaban, pues

las formas orales eran desdeñadas e indignas de un examen serio, pues en contraste

con la escritura, la tradición oral no posee el carácter de permanencia. Las culturas

orales producen representaciones verbales de valor artístico y humano, que pierden

posibilidad de existir una vez que la escritura ha tomado posesión de la psique. No

obstante, sin la escritura la conciencia humana no puede alcanzar su potencial más

pleno, es decir, la oralidad esta destinada a producir la escritura. Sin embargo la

oralidad no debe ser desdeñable pues tanto la oralidad como el surgimiento de la

escritura a partir de ella son necesarias para la evolución de la conciencia.

Es posible emplear el conocimiento de la escritura con el propósito de reconstruir para

nosotros mismos la conciencia humana prístina (totalmente ágrafa),esta reconstrucción

puede resultar en una mejor comprensión de la importancia del mismo conocimiento de

la escritura para la formación de la conciencia humana y hasta llegar a las culturas

altamente tecnológicas.

Toda sensación tiene lugar en el tiempo, pero el sonido guarda una relación especial

con el tiempo. El sonido es, en esencia, evanescente, es decir, no hay forma de

detener el sonido y contenerlo como se hace con una imagen utilizando la cámara

cinematográfica; en contraste la visión puede captar el movimiento, pero también la

movilidad, pero no hay equivalente a una toma fija para el sonido.

Un hallazgo singular que arrojan los estudios sobre la evolución de la oralidad a la

escritura es que los pueblos de las culturas orales consideran a la lengua como un

modo de acción, además de que las palabras poseen un gran poder puesto que la

enunciación oral se origina del interior de los organismos vivos y es dinámica. Los

pueblos orales consideran que las palabras entrañan un potencial mágico, que los

nombres confieren poder sobre las cosas.

En las culturas orales la ley misma esta encerrada en refranes y proverbios formulaicos

y la experiencia es intelectualizada mnemotécnicamente. En una cultura oral primaria,

el pensamiento y la expresión tienden a ser de las siguientes clases:

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i. Acumulativas antes que subordinadas. Un ejemplo conocido del estilo oral

aditivo es la narración del Génesis I:1-5, en la versión Douay (1610) en que

aparecen 9 “and” (introductores). Con una sensibilidad más moldeada por la

escritura y la impresión, la New American Bible (1970) traduce y aplica 2 and e

interpreta como and, when, then, tus o while para que la narración fluya con la

subordinación razonada que caracteriza a la escritura. Las estructuras orales

acuden a la pragmática, las caligráficas están más pendiente de la sintaxis,

debido a que carece de los contextos existenciales que rodean al discurso oral y

ayudan a determinar su significado.

ii. Acumulativas antes que analíticas. Característica ligada a la dependencia de

formulas para practicar la memoria, la tradición popular oral prefiere en el

discurso formal, no al soldado sino al valiente soldado. La expresión oral lleva

una serie de epítetos. Sin un sistema de escritura, el pensamiento que divide en

partes, que analiza representa un procedimiento muy arriesgado.

iii. Redundantes o “copiosos”. El pensamiento requiere cierta continuidad, el texto

establece una línea de continuidad fuera de la mente; en el discurso oral la

mente va a avanzar con mayor lentitud pues el enunciado desaparece en cuanto

es articulado, la redundancia mantiene eficazmente tanto al hablante como al

oyente en la misma sintonía. La necesidad del orador de seguir adelante

mientras busca en la mente que decir a continuación, propicia la redundancia.

Las culturas orales estimulan la fluidez, el exceso, la verbosidad. La eliminación

de la redundancia exige una tecnología que ahorre tiempo, esta es la escritura.

iv. Conservadoras y tradicionalistas. Debido a que en una cultura oral el

conocimiento que no se repite desaparece pronto, dedican gran energía a repetir

una y otra vez lo que han aprendido en siglos, esta necesidad establece una

configuración tradicionalista y conservadora de la mente que reprime la

experimentación intelectual. Dicha sociedad respeta a aquellos ancianos sabios

que se especializan en conservar el conocimiento, que conocen y pueden contar

historias.

1 Ong, Walter J., Oralidad y escritura: tecnologías de la palabra, [Trad. Angélica Scherp], México, FCE, 1987

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v. Cerca del mundo humano vital. Las culturas orales deben conceptualizar y

expresar en forma verbal todos sus conocimientos, con referencia más o menos

estrecha con el mundo vital humano, ellas conocen pocas estadísticas o hechos

apartados de la actividad humana. Los oficios se aprenden mediante

observación y práctica con mínima explicación verbal.

vi. De matices agonísticos. Al mantener incrustado el conocimiento en el mundo

vital humano, la oralidad lo sitúa dentro de un contexto de lucha. En las

narraciones abundan enfrentamientos personales, insultos recíprocos y por otra

parte las alabanzas ampulosas que dan la impresión de falsedad.

vii. Empáticas y participantes antes que objetivamente apartadas. Para una cultura

oral, aprender o saber significa lograr una identificación comunitaria, empática y

estrecha con lo sabido, identificarse con el “alma” comunitaria.

viii. Homeostáticas. Las sociedades orales se caracterizan porqué viven

intensamente en el presente que guardan el equilibrio desprendiéndose de

recuerdos que ya no tienen pertinencia actual.

ix. Situacionales antes que abstractas. Las culturas orales tienden a utilizar los

conceptos en marcos de referencia situacionales y operacionales abstractos en

el sentido de que se mantienen cerca del mundo humano vital. A sugerencia de

Vigotsky, Luria realizó un extenso trabajo de campo entrevistando analfabetos.

Entre los descubrimientos de Luria los siguientes resultan de interés:

1) A los analfabetas (orales) identificaban las figuras geométricas asignándoles los

nombres de objetos, nunca de manera abstracta como círculos, cuadrados, etc.,

sino como plato, reloj, etc.

2) A los entrevistados les mostró 4 dibujos de un objeto cada uno, de los cuáles 3

pertenecían a una categoría y el cuarto a otra; después se les pidió agrupar a los

semejantes. Una serie consistía en dibujos de martillo, sierra, tronco, hacha. Los

analfabetos consideraban invariablemente al grupo no en términos de categorías

sino desde el punto de vista de situaciones prácticas –“pensamiento situacional”-

3) Los analfabetas no parecían operar en absoluto con procedimientos deductivos

formales, no adecuaban su razonamiento a formas lógicas puras.

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4) Los entrevistados oponían resistencia cuando se les pedía definir un árbol o un

automóvil. En sus repuestas, los analfabetas retornaban a la experiencia

situacional personal.

5) Los analfabetas tuvieron dificultades para el auto-análisis, pues ello requiere

cierta supresión del pensamiento situacional.

La capacidad de la memoria verbal es una cualidad de las culturas orales, para la

determinación de sus características, la obra de Milman Parry y Albert Lord resultó

revolucionaria. Parry demostró que los hexámetros se componían de fórmulas,

grupos de palabras para ajustarse al verso y que gobernaban la composición de la

antigua epopeya griega. Lord continuó el trabajo iniciado por Parry y uno de sus

descubrimientos más significativos fue que cuando se graban y comparan las

supuestas interpretaciones idénticas nunca resultaron iguales; según cálculos

aproximados cualquier poeta de la comunidad repetirá el poema por lo menos con

60% de correlación con otras versiones.

La descripción de la oralidad permite identificar a las culturas “verbomotoras” en las

cuáles las vías de acción y las actitudes hacia distintos asuntos dependen más del

uso efectivo de las palabras y por tanto de la interacción humana; y mucho menos del

estímulo no verbal del mundo objetivo de las cosas. Jousse (1925) emplea su término

verbomoteur para referirse principalmente a las antiguas culturas hebrea y aramea.

En las culturas orales primarias, los negocios no son negocios, sino una serie de

maniobras verbales, un duelo cortés, una contienda de ingenio, una operación

agonística oral. La oralidad primaria propicia estructuras de la personalidad

caracterizadas por ser más comunitarias, más exteriorizadas. La comunicación oral

une a la gente en grupos. Escribir y leer son actividades solitarias que hacen a la

psique concentrarse sobre sí misma.

La memoria oral funciona con los grandes personajes cuyas proezas sean gloriosas,

memorables y, por lo común públicas. Las figuras incoloras no pueden sobrevivir a la

mnemotécnica oral.

Otra peculiaridad que influye en la psicodinámica oral es el sentido del oído que

puede registrar la interioridad sin violarla, ello posibilita la armonía; la interioridad y la

armonía son características de la conciencia humana.

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BIBLIOGRAFIA

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