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Escuela de Oracin

Con Cristo, en la Escuela de la Oracin

Andrew Murray

3Oro a mi Padre en SecretoPero t, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dar tu premio. Mateo 6:6.Despus que Jess hubo llamado a Sus primeros discpulos, les dio su primera enseanza pblica en el Sermn del Monte. All les expuso el reino de Dios, Sus leyes y Su vida. En ese reino, Dios es, no solo Rey, sino tambin Padre; no solo da todo, sino que El mismo es el todo. En el conocimiento de El y en la comunin con El, en eso slo consiste Su bienaventuranza. Desde luego se manifest como asunto natural que la revelacin de la oracin y de la vida de oracin fuese una parte de Su enseanza acerca del Nuevo Reino que El vino a establecer. Moiss no dio mandamiento ni reglamento acerca de la oracin; aun los profetas dicen muy poco en sentido directo sobre el deber de la oracin; es Cristo Quien ensea a orar.Y la primera cosa que el Seor ensea a Sus discpulos es que tienen que tener un lugar secreto para la oracin; cada uno tiene que tener algn lugar solitario donde pueda estar a solas con su Dios. Todo maestro tiene que tener un saln de clase. Ya hemos aprendido a conocer y aceptar a Jess como nuestro nico Maestro en la escuela de la oracin. El ya nos ha enseado en Samaria que la adoracin, el culto, no es ya ms limitado a determinados tiempos ni lugares; que el culto, el verdadero culto espiritual, es asunto del espritu y de la vida ; todo el hombre, con el todo, y en el todo de su vida, tiene que ser una expresin de adoracin en espritu y en verdad. Y, no obstante, El desea que cada uno escoja para s el lugar fijo donde El pueda diariamente encontrarle. Ese aposento interior, ese lugar solitario, es el saln de clase de Jess. Ese lugar puede estar ubicado en cualquier punto; ese lugar puede cambiar de un da otro, si tenemos que cambiar nuestra morada; pero ese lugar secreto tiene que existir, y ah tiene que haber el perodo tranquilo durante el cual el alumno se coloca en la presencia del Maestro, para ser por El preparado para adorar al Padre. All, solas, pero con toda seguridad, all viene Jess para ensearnos a orar.Un maestro, siempre desea que su saln de clase sea claro atrayente, lleno de la luz y el aire del cielo; que sea un lugar al cual los alumnos deseen venir, y en el cual aman quedar. En sus primeras palabras sobre la oracin en el Sermn del Monte, Jess procura describirnos ese aposento secreto en su aspecto ms atrayente. Si Le escuchamos con cuidado, pronto observamos cual es la cosa principal que El tiene que decirnos cerca de nuestra permanencia ah. Tres veces hace uso El del nombre del Padre: Ora a tu Padre. Tu Padre te recompensar; Su Padre sabe de que cosas tienen necesidad. Lo primero, pues, en la experiencia de la oracin en secreto, es esto: Yo tengo que encontrarme con mi Padre. La luz que brilla en la cmara de oracin, tiene que ser la luz del rostro del Padre. El puro aire del cielo con que Jess llenar ese cuarto, la atmsfera en la cual tengo que respirar y orar es: el amor paterno de Dios, la infinita Paternidad de Dios. As, cada pensamiento o peticin que suspiramos ser una confianza simple, cordial, una confianza propia del nio en el Padre. Es as como el Maestro nos ensea a orar, nos conduce a la misma presencia viviente del Padre. Lo que all pedimos tiene que prevalecer, Escuchemos con cuidado lo que el Seor tiene que decirnosPrimero. Ora a tu Padre, Quien est en lo secreto. Dios es un Dios que se oculta del ojo carnal. Mientras que en nuestra adoracin de Dios estamos principalmente ocupados con nuestros propios pensamientos y ejercicios, no nos encontraremos con Aquel Quien es Espritu, el Invisible. Pero al hombre que se aleja de todo lo que es mundano, y del hombre, y se prepara para esperar a Dios solamente, el Padre se revelar. En la proporcin en que l abandona, renuncia, se aleja del mundo, y la vida del mundo, y se entrega a s mismo para ser conducido por Cristo en el secreto de la presencia de Dios, la luz del amor del Padre se levantar sobre l. Lo secreto del aposento interior y de la puerta cerrada; la completa separacin de todo lo que nos rodea, es una imagen de Dios, y as una ayuda para guiarnos a ese santuario interno y espiritual, el secreto del tabernculo de Dios, ms all del cielo, donde nuestro espritu llega a ponerse en contacto con el Invisible. Y as somos enseados en los mismos comienzos de nuestra busca del secreto de la oracin eficaz, que tenemos que recordar que es en el aposento interior donde estamos a solas con el Padre; que es ah donde aprenderemos a orar digna y rectamente. El Padre est en lo escondido; en estas palabras Jess nos ensea donde el Padre nos espera; donde siempre podemos hallar al Padre. Los cristianos con frecuencia se quejan de que la oracin en privado no es lo que debiera ser. Ellos se sienten dbiles y pecaminosos; su corazn est fro y tenebroso; es como si tuvieran tan poco que presentar en oracin, y como si en oracin no tuviesen ni fe, ni gozo. Se sienten desalentados y son impedidos en su vida de oracin por el pensamiento, que no pueden venir al Padre como deben ni como desean. Hijo de Dios: escucha a tu Maestro! El te dice que cuando te dedicas a la oracin privada, tu primer pensamiento tiene que ser: el Padre est en lo escondido, el Padre me espera all. Justamente porque tu corazn est fro y carece del espritu de oracin, por eso mismo apresrate a llegar a la presencia del amoroso Padre. Como un padre tiene misericordia de sus hijos, as el Seor tiene misericordia de ti. No pienses en lo poco que tienes para llevar a Dios, sino de cuanto desea El darte a ti. Colcate delante de El, levanta tu mirada a Su rostro; piensa en Su amor, Su asombroso, tierno, compasivo amor. Dile simplemente cun pecaminoso y obscuro y fro es todo; porque es el corazn amoroso del Padre el que dar luz y calor a tu corazn. Oh, s; haz lo que dice Jess! Sencillamente cierra la puerta y ora a tu Padre, quien est en lo escondido. No es asombroso? Que uno pueda as aislarse con Dios, con el infinito Dios! Y ah mismo pueda levantar a El la mirada y decirle: Padre mo!Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiar en lo pblico. Aqu Jess nos asegura que la oracin secreta no puede carecer de fruto; su bendicin se manifiesta en nuestra vida. Slo tenemos que, en secreto, a solas con Dios, confiar nuestra vida ante los hombres a El; El nos recompensar abiertamente, en pblico; El se encargar de hacer que la contestacin a la oracin sea manifiesta en Su bendicin sobre nosotros. Nuestro Seor nos enseara as que, como con Su infinita Paternidad y Fidelidad, Dios se encuentra con nosotros en lo secreto, as de nuestra parte debera haber la simplicidad infantil de la fe, la confianza que nuestra oracin trae en realidad una bendicin. porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que l existe y que recompensa a los que lo buscan (Heb.11:6 RV95).No del sentimiento fuerte o ferviente con que yo oro, depende la bendicin del cuarto de oracin, sino del amor y del poder del Padre a Quien yo all confo mis necesidades. Y, de consiguiente, el Maestro no tiene ms que un solo deseo: Recuerda que tu Padre est en lo escondido, y que El ve y oye en secreto; ve ah, qudate ah; y de ah vete en esa confianza; El recompensar. Ten confianza en El para eso; fate de El en cuanto a eso; la oracin al Padre no puede ser en vano; El te recompensar en pblico.Para confirmar aun ms esta confianza en el amor Paternal de Dios, Cristo pronunci una tercera palabra: Su Padre sabe de que cosas tienen necesidad antes que ustedes Le pidan (Mat.6:8). A primera vista podra parecer como si este pensamiento hiciera que la oracin fuera menos necesaria; Dios sabe mucho mejor que nosotros lo que necesitamos. Pero al paso que obtenemos una percepcin ms profunda de lo que la oracin realmente es, esta verdad servir para robustecer grandemente nuestra fe. Nos ensear que no necesitamos, como los paganos, con la multitud y la urgencia de nuestras palabras, obligar a un Dios desinclinado a escucharnos.

Conducir a una santa meditacin y silenciosa en la oracin mientras nos sugiere esta pregunta: Sabe, en realidad, mi Padre que yo necesito esto? Cuando una vez hayamos sido conducidos a la certidumbre de que nuestro pedido es, en verdad, de acuerdo con Su Palabra, y de lo que en realidad necesitamos, para la gloria de Dios, esta verdad nos dar una asombrosa confianza, para decir: mi Padre sabe que lo necesito y que tengo que tenerlo. Y si hubiera alguna demora en la contestacin, nos ensear a ser constantes en la fe, con una tranquila perseverancia. PADRE Mo, Tu SABES que lo necesito! Oh, la bendita libertad y simplicidad del nio, que Cristo nuestro Maestro tanto desea cultivar en nosotros, mientras nos acercamos a Dios! Levantemos nuestra mirada al rostro del Padre, hasta que Su Espritu obre en nosotros. Algunas veces en nuestras oraciones, cuando estamos en peligro de estar tan ocupados con nuestras peticiones fervientes y urgentes, hasta el punto de casi olvidar que el Padre sabe, y que el Padre oye, tratemos en esos momentos de tranquilizarnos, y, con quietud y sosiego, decirnos a nosotros mismos: mi Padre ve, mi Padre oye, mi Padre sabe; eso ayudar nuestra fe para recibir la contestacin y para decir: sabemos que ya tenemos lo que le hemos pedido (1 Juan 5:15 DHH).Y ahora, t que has ingresado en la escuela de Cristo para ser enseado a orar, toma estas lecciones, practcalas y confia en El para perfeccionarte en ellas. Permanece mucho en tu cuarto interior, con la puerta cerrada, aislado as de los hombres, encerrado as a solas con Dios; es ah donde te espera el Padre; es all donde Cristo te ensear a orar. Estar solo en secreto con EL PADRE; sea ste tu supremo gozo. Tener la seguridad de que EL PADRE recompensar pblicamente la oracin secreta, de modo que no pueda quedar sin bendicin; sea esta seguridad tu fuerza, da por da. Y al saber que EL PADRE sabe que necesitas lo que pides, sea esta tu libertad para traer toda necesidad, en la seguridad que nuestro Dios la suplir segn Sus riquezas, en gloria en Cristo Jess.

Jess, ensame a orar!

Bendito Salvador! Con todo mi corazn Te bendigo por la constitucin del cuarto interior, como la escuela donde T encuentras a solas a cada uno de Tus alumnos y le revelas el Padre. Oh, mi Seor! Fortalece mi fe en el tierno amor y la bondad del Padre, de tal manera que, tantas veces como me siento pecaminoso o turbado, mi primer pensamiento instintivo sea ir donde s que el Padre me espera, y donde la oracin nunca puede quedar sin ser bendecida. Haz que el pensamiento, que El conoce mi necesidad antes que yo Le pida, me conduzca, en un gran descanso de la fe, a confiar en que El dar lo que sabe que Su hijo necesita. Oh, haz que el lugar de la oracin secreta llegue a ser para m el sitio ms amado sobre la tierra!Y Seor: escchame mientras suplico que en todas partes bendigas los cuartos secretos de oracin de Tu pueblo creyente. Permite que Tu asombrosa revelacin de la ternura del Padre emancipe a todo cristiano joven de todo pensamiento acerca de la oracin secreta, como un mero deber o una carga, y condceles a estimarla como al ms alto privilegio de su vida, un gozo y una bendicin. Haz volver a todos los que estn desalentados, porque no encuentran nada que traerte a TI en oracin. Oh! hazles entender que solo tienen que venir con su vaciedad a Aquel que todo lo tiene, y lo tiene para dar, y se deleita en dar. Y sea su solo pensamiento, no lo que ellos tienen para traer al Padre, sino lo que el Padre espera para darles a ellos.

Y bendice especialmente la cmara interior de oracin secreta, de todos Tus siervos, quienes trabajan para Ti; y sea esa cmara el lugar en que la verdad de Dios y la gracia de Dios les sean reveladas; el lugar donde ellos son diariamente ungidos con aceite nuevo, donde sus fuerzas son renovadas y donde, por la fe, reciben ellos las bendiciones con las cuales tienen que bendecir a sus semejantes. Seor: acrcanos a todos en el cuarto de la oracin secreta, ms cerca a Ti y ms cerca al Padre! Amn.