Embed Size (px)
Citation preview
Edita: ORGANIZACIÓN JUVENIL ESPAÑOLA Poeta Esteban de Villegas 6 Tel.: 91 433 99 99 – Fax: 91 501 70 08 28014 MADRID www.oje.es – [email protected] Depósito legal: __________ Preparación, recopilación e ilustración: Vicente Castell Zeising Dr. Ing. Agrónomo Ilustración de portada: Santiago Boix Maquetación: Esther Cabrejas Imprime: _________
ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN ..................................................................
1.1. Clasificación de las plantas ..........................................
1.2. Cómo identificar una planta ..........................................
2. IMPORTANCIA Y PAPEL DE LAS PLANTAS
EN EL MEDIO ......................................................................
3. PARTES Y ESTRUCTURA DE LA PLANTA .......................
4. DESCRIPCIÓN DE ALGUNAS PLANTAS ...........................
4.1. Árboles ..........................................................................
4.1.1. Pináceas .............................................................
4.1.2. Fagáceas ............................................................
4.1.3. Salicáceas ..........................................................
4.1.4. Otras familias ......................................................
4.2. Arbustos ........................................................................
4.2.1. Lamiáceas ..........................................................
4.2.2. Ericáceas ............................................................
4.2.3. Anacardiáceas ....................................................
4.2.4. Fabáceas ............................................................
5. ACTIVIDADES ......................................................................
5.1. Actividades con plantas ................................................
5.2. Actividades con troncos ................................................
5.3. Actividades con hojas ...................................................
5.4. Actividades con flores ...................................................
5.5. Actividades con frutos/semillas.....................................
6. CONSIDERACIONES ..........................................................
7. BIBLIOGRAFÍA .....................................................................
1 INTRODUCCIÓN
1. INTRODUCCIÓN
Las plantas son seres vivos que comparten este mundo con otros seres vivos (nosotros, los humanos, incluidos) y que se han “organizado”, tras millones de años de evolución, con los demás inquilinos para compartir los diferentes ecosistemas y vivir en equilibrio. Nuestras sociedades humanas han provocado nuevos equilibrios en continuo cambio. Ello nos lleva, en muchos casos, a desconocer la realidad existente en nuestros entornos naturales.
Si tenemos claro que en un medio natural, los actores
(animales, plantas,…) están en equilibrio con su entorno después de miles o millones de años de “trabajo”, adaptación y evolución, tendremos claro que no podemos ni perturbar ni destruir injustificadamente tal equilibrio. Por ello, es tan importante que mediante estancias, más o menos largas, o visitas al medio natural seamos capaces de identificar y reconocer esa relación entre plantas y animales, y entre éstos y su entorno. Estas relaciones entre seres vivos y su medio ambiente son estudiados por la Ecología.
Como es lógico, hemos de conocer a los actores y en este
texto se aborda un grupo de los mismos: las plantas. Es importante conocer qué tipo de planta tenemos frente a nosotros, cómo se le denomina, cuál es su función. De ello se encarga, en el mundo científico, la Biología y, más concretamente, la Botánica.
El conocimiento de las plantas y su relación con su entorno
nos ayudará a comprender su importancia y a valorar los esfuerzos que haya que hacer para que los ecosistemas que
estamos conociendo pervivan y no sufran daños futuros (¿os suena la palabra “sostenibilidad”?).
En España existen más de 1.000 endemismos vegetales
frente a las más de 8.000 especies de plantas presentes en nuestro territorio. Ello se debe, fundamentalmente, a la gran variedad de condiciones medioambientales (clima, suelos) que se pueden hallar en la Península Ibérica. Curiosamente la inmensa mayoría de tales endemismos es considerada como plantas medicinales y muchas de ellas son apenas conocidas. Sirva de contraejemplo, los aprox. 5 endemismos en Alemania, los 12 de Gran Bretaña, etc. Esta enorme riqueza merece un gran interés desde los puntos de vista del conocimiento, la conservación, recuperación y mejora de estas especies vegetales.
Por ello, puede ser muy educativo, a la vez que divertido,
dedicar un tiempo durante estancias en el monte a acercarnos a la flora que nos rodea. Es un síntoma de responsabilidad ayudar a las metas indicadas en el párrafo anterior.
Figura 1.1. Paisajes de montaña
1.1. Clasificación de las plantas
Para conocer adecuadamente las plantas que encontramos en los diferentes entornos que visitamos podemos recurrir a utilizar o aprender su nombre común, es decir, el que la gente de la zona usa para identificar a la planta. Muchos nombres comunes o populares son muy descriptivos, bien del aspecto de la planta (hojas, flores,…), del ambiente en el que suele crecer, de alguna propiedad que posea (aromas, propiedades medicinales,…), etc. Es muy interesante conocer esos nombre populares, ya que nos ayuda mucho si queremos saber algo más de la planta y que la gente del lugar nos cuente lo que sabe, especialmente en cuanto a sus usos.
Se hacen estudios para conocer esa sabiduría popular
ligada a las plantas (Etnobotánica) y así saber sus nombres comunes, sus propiedades, si son medicinales, o venenosas, si sirven como alimento,… La Etnobotánica es muy útil para recopilar información sobre plantas que todavía se tiene en zonas rurales, de montaña, alejadas de las grandes ciudades, pues en esos lugares es muy probable que todavía se utilicen las plantas, o lo hubieran hecho las personas mayores.
Como no es frecuente que se escriba ese conocimiento,
los estudios etnobotánicos recuperan esa información y la transmiten a todas las personas interesadas. Hoy día la Etnobotánica es una herramienta muy útil para descubrir plantas que posean alguna virtud que pueda ser aprovechada para la elaboración de remedios y medicamentos. Por ello, etnobotánicos recorren los más recónditos lugares para ir recopilando información relativa al mundo vegetal y su aprovechamiento por el hombre.
Pero el problema que surge es que la manera tan
descriptiva de llamar a una planta provoca que una misma planta pueda tener nombre diferente según dónde estemos. Además, muchos de los nombres comunes o vulgares empleados son confusos o, lo que es peor, que un mismo nombre es utilizado en diferentes lugares para plantas distintas (p.ej. en muchos lugares hemos oído hablar del espliego, sin embargo, puede ser que se trate del espliego o alhucema o puede ser que se trate de la
lavanda verdadera. Y para complicarlo más, en otros lugares llaman a todo lavanda, sea espliego o lavanda verdadera. ¡Qué lío!).
Nuestra flora es tan rica y numerosa en especies, que
muchas de las plantas no tienen un nombre común o vulgar, ya que el hombre lógicamente nombró las plantas de las que podía hacer algún uso.
¿Qué se puede hacer? Pues ser un poco más preciso y,
por qué no, más “científico”: emplear la clasificación taxonómica de aplicación en botánica. Esto facilita que se hable de la misma planta aun estando a gran distancia (imagina que científicos de diferentes comunidades autónomas en España estudian la planta que se llama romero en castellano, pero „romaní‟ en catalán, „romeu‟ en gallego, „erromeroa‟ en euskera. ¿Y si son científicos de diferentes países que trabajan con la misma planta? Se oiría „Rosemary‟ en inglés, „Rosmarin‟ en alemán, „alecrim‟ en portugués,…).
Esta clasificación emplea básicamente dos palabras (por
ello se habla de nomenclatura binomial y ésta fue sugerida por primera vez por el naturalista y científico sueco Carl Nilsson Linæus o Carl v. Linné - Lineo para los españoles): la primera indica el género botánico al que pertenece la planta (p.ej. Pinus, Quercus, Rosmarinus,…), y la segunda ayuda a definir la especie botánica que tenemos delante (p.ej. Pinus halepensis, Quercus robur, Rosmarinus officinalis,…). Es decir, si tenemos un pino carrasco (nombre común) se trata de un árbol que pertenece al género botánico Pinus y, concretamente, se trata de la especie Pinus halepensis. Las dos palabras se escriben en latín y, por tanto, en cursiva. Los otros dos ejemplos indicados anteriormente: el majestuoso roble pertenece al género Quercus y se trata de la especie botánica Quercus robur; el tan conocido romero es del género Rosmarinus y la especie se denomina Rosmarinus officinalis. En muchos textos veréis siglas, iniciales, abreviaturas o nombres completos tras el nombre botánico. Se trata de reconocer al taxónomo o científico al que se debe del nombre botánico de la planta. Como quiera que no se escriben en latín, no se han de poner en cursiva (p.ej. Pinus halepensis Miller, Quercus robur L., Rosmarinus officinalis L.,…). En estos
ejemplos, L. es la inicial de Linné o Lineo y Miller, a veces, se abrevia como Mill.
Los géneros están agrupados en familias botánicas, en
función de las semejanzas entre ellos y del pasado genético común. El nombre de la familia se puede indicar en latín o en castellano. Por ejemplo, Pinaceae o Pináceas, Fagaceae o Fagáceas, Lamiaceae o Lamiáceas,…
Aunque se ha indicado que hay que tener cuidado con los
nombres comunes, también hay que vigilar los nombres botánicos. De cuando en cuando se revisan y no es raro que se modifiquen. Por ello, veréis en la literatura que junto al nombre botánico en vigor se suele indicar algún nombre sinónimo, pues todavía es relativamente frecuente su uso: Pinus halepensis, syn. Pinus marytima.
Algo parecido ocurre con los nombres de las familias. A
continuación se indican algunos cambios de familias que conoceréis:
- Compuestas (nombre a revisar) pasa a ser Asteráceas (o
Asteraceae) - Crucíferas pasa a Brasicáceas - Labiadas pasa a llamarse Lamiáceas - Umbelíferas pasa a Apiáceas Además, la nomenclatura botánica nos da pistas acerca de
algunas propiedades de la planta. Por ejemplo, arvensis (del latín arva, campo cultivado) indica que crece en los terrenos cultivados (p.ej. Equisetum arvense o cola de caballo), officinalis indica que se puede utilizar como medicinal (p.ej. Rosmarinus officinalis o romero), vulgaris que es una planta muy común o la especie más común entre otras del mismo género (p.ej. Thymus vulgaris o tomillo), etc. Otras maneras de clasificar las plantas
No siempre es fácil recurrir a la clasificación botánica. Algunas plantas son difíciles de encuadrar y, por qué no, a veces no hay ganas de complicarse tanto la vida si lo que se quiere es
tener una idea aproximada o nos contentamos con saber el nombre común y los usos de la planta en cuestión.
Veréis en algunas guías que las plantas se agrupan según
el color de sus flores, según los usos que se le dan (medicinales, aromáticas, melíferas, obtención de madera, etc.), según sus preferencias ecológicas, según la altitud a la que crecen, el tipo de suelo, la forma de las hojas, el tipo de fruto, color de las hojas, etc.
También veréis que se estudian las plantas que pertenecen a un mismo tipo de ecosistemas (plantas de humedales, plantas de bosque mediterráneo, de bosque atlántico, de zonas dunares, de alta montaña, de litoral,…).
Lo que está claro, es que hay clasificaciones muy básicas
que conviene realizar en primer lugar. La planta que nos interesa, ¿es un árbol? ¿un arbusto? ¿una planta herbácea? ¿un helecho? … ¿Es de hoja caduca (pierde las hojas cuando llega el invierno) o de hoja perenne (no pierde la hoja en todo el año)? ¿Florece en primavera, verano u otoño? ¿Se puede aprovechar toda ella o parte?
1.2. Cómo identificar una planta Durante nuestra estancia en el monte o campo es muy
entretenido y educativo averiguar los nombres de las plantas que vamos encontrando, para así poder buscar posteriormente más información. Al fin y al cabo, aparte de ser divertido, es muy educativo adquirir “cultura botánica”.
Podemos conocer los nombres comunes con relativa
facilidad si somos más o menos expertos excursionistas o nos acompañan personas que los son, o agentes forestales, o habitantes de zonas próximas. También es posible utilizar alguno de los muchos libros (p.ej. guías de campo) que recopilan las especies vegetales de una región, más o menos amplia, con información básica o fichas acompañadas de esquemas y fotografías. Son libros muy atractivos y amenos, pero suelen abarcar un elevado número de especies y no pueden ser, en
algún caso, muy completos. Eso nos puede conducir a veces a error o a no llegar a encontrar la planta que buscamos.
Si tenemos dudas con los nombres comunes o nos atrae
conocer el nombre botánico se puede recurrir a claves botánicas. Las hay muy sencillas o muy complejas, en función del grado de definición que queremos.
Desde luego, para aprender a reconocer y diferenciar las
plantas que nos encontramos en una de nuestras visitas o acampadas en un espacio natural nos basta con claves sencillas. En estas claves se nos va guiando paso a paso, identificando uno tras otro los caracteres de la planta que nos permita diferenciarla de otras. Las claves se pueden confeccionar previamente de forma muy intuitiva por el profesorado o los educadores/monitores que han de responsabilizarse de esta actividad, limitando la información al número de especies que cabe esperar en el entorno que se va a visitar. Otra opción es la de recurrir a claves ya publicadas. Lógicamente hay que utilizar claves adecuadas para el estudio de la flora típica de la zona en la que nos encontramos. Si no es así, puede ser muy complicado, e incluso imposible, averiguar el nombre exacto de la planta.
Por ejemplo, una clave va pidiendo que distingamos si la
planta que nos interesa es un árbol o un arbusto. Si es árbol se pasa a otro punto del “cuestionario”, si es arbusto a otro punto diferente. Hecho este paso, se nos podría pedir que definamos si tiene o no una altura determinada. Según se ésta, iremos a uno u otro punto del “cuestionario”. En un tercer paso se preguntaría sobre el tipo de hoja, más adelante sobre la nerviación, las flores, etc. Y así sucesivamente, hasta poder definir la planta en cuestión, “enfocando” paso a paso hacia el nombre que buscamos (ver el capítulo 5 “Actividades”). Como quiera que en cada paso que se avanza hay que diferenciar un nuevo carácter de la planta decidiendo entre dos opciones que se plantean, estas claves se llaman claves dicotómicas.
En los siguientes apartados veremos algunas
características y ejemplos de árboles y arbustos, ya que son los componentes de nuestra flora más destacados, especialmente
por su tamaño y su contribución a la formación del paisaje y de los bosques.
Eso no quiere decir que las plantas herbáceas no tengan
un papel fundamental en este sentido, que sí que lo tiene, por supuesto. Ellas cubren el suelo, lo tapizan, rellenan huecos, contribuyendo de forma esencial a reducir los riesgos de la erosión. Alimentan y cobijan a muchos animales. Son las primeras que ayudan a regenerar un paisaje tras un incendio. Además, hay muchas plantas herbáceas que se pueden aprovechar para fabricar artesanía, herramientas, son alimento para humanos y animales, tienen usos medicinales, son melíferas, muy ornamentales y vistosas (p.ej. las orquídeas), etc. Pero es tal la variedad de características y las formas, que se hace difícil estructurar aquí una información básica.
Otro grupo de plantas, que no desarrollamos
expresamente en este texto, son las plantas parásitas. Este tipo de planta no es capaz de nutrirse por sí sólo, bien porque no posee raíces o porque es incapaz de realizar la fotosíntesis. Necesita la ayuda de un huésped (la planta que es parasitada) y, a su vez, a la planta parásita se le llama hospedador. Ejemplos serían el muérdago que se desarrolla sobre ramas de árboles (no tiene raíces), la cuscuta o el jopo (no tienen clorofila).
El muérdago forma masas de forma globosa sobre las
ramas. De cara a navidad se recolecta y se le atribuyen en algunas zonas poderes mágicos (protectores), por lo que se cuelgan sobre las puertas principales de la casa. ¡Es una planta venenosa, ojo! La cuscuta se reconoce fácilmente por poseer unos tallos muy largos (filamentoso) de color rojizo-anaranjado que se desarrollan sobre arbustos (p.ej. tomillo, romero, mirto,…).
Figura 1.2. Cuscuta sobre tomillo. Detalle
Figura 1.3. Jopo parasitando a trébol
Figura 1.4. Visita al jardín botánico de Gran Canaria (Phoenix)
2 IMPORTANCIA Y PAPEL DE LAS PLANTAS EN EL MEDIO
Los seres vivos vegetales tienen un papel fundamental en nuestro mundo: proporcionan oxígeno que, como sabéis, es necesario para que los seres vivos aerobios (los humanos lo son) podamos vivir en este planeta. Esa producción de oxígeno se da en plantas verdes, es decir, que poseen clorofila y, por tanto, pueden realizar la fotosíntesis. Además, consumen dióxido de carbono (CO2) ayudando a reducir los daños que provocan los gases de efecto invernadero. De hecho, se plantan en ciertos lugares árboles con el fin de contribuir a fijar el CO2.
España es un país generalmente “seco”, mejor dicho, con
características áridas y semiáridas. Excepción hecha de la zona más septentrional (cercana al océano Atlántico, al mar Cantábrico, a los Pirineos), es decir, al norte, en la que podemos encontrar entornos muy verdes, con elevada pluviometría y frecuentes corrientes de agua. Pero hay que ser conscientes de que la gran parte de la superficie de nuestro país sufre una baja pluviometría y unas condiciones poco favorables para el desarrollo de vergeles. Además, hay que resaltar que nuestra orografía es complicada, nuestro paisaje muestra con frecuencia sistemas montañosos, elevadas cumbres, un panorama muy variado en altitudes. Ello lo hace más interesante a la vista y al disfrute. Y desde luego, nuestra vista se alegra más, si ese paisaje muestra el verde de las plantas delatando que está “vivo”. Las plantas adquieren en nuestro paisaje un valor enorme, ya que no sólo alegran la vista, sino que ayudan a que prosperen otros seres vivos facilitando una mayor diversidad de ecosistema, proporcionando sombra, sustento y refugio.
Además, en nuestro país adquieren las plantas el gran
valor añadido de asegurar el mantenimiento del suelo en las
laderas y cimas, reduciendo el riesgo de erosión. Las raíces son capaces de retener suelo y piedras. Hay que pensar en la importancia de este hecho en España, especialmente si tenemos en cuenta que las zonas con un relieve más difícil con frecuencia padecen de una climatología adversa (veranos secos, periodos de lluvias cortos pero intensos,…). Los tallos y troncos de las plantas frenan el ímpetu del agua si ésta escurre por la superficie, reduciendo así la erosión. Las raíces de las plantas (sean árboles o hierbas) facilitan que el suelo este más mullido infiltrándose mejor el agua de lluvia en él (por tanto, menos erosión) y retienen suelo como si fuesen unas redes o mallas (por tanto, menos erosión también).
¡Qué catástrofe cuando se destruyen las plantas sobre un
terreno (cubierta vegetal) debido a incendios, talas incontroladas, urbanización desmedida! Sin la cubierta vegetal actúa con más fuerza la erosión, llevándose por delante millones de toneladas de suelo que ha necesitado miles y millones de años para crearse y es el sustento de la vegetación.
Figura 2.1. Las raíces de un pino ayudan a retener el suelo
Hay que resaltar, también, la importancia de las plantas a la hora de ayudar a recuperar un entorno o bosque que ha sufrido un incendio forestal. Algunos vegetales se desarrollan con relativa facilidad y rapidez, contribuyendo a fijar el suelo y a reducir la erosión. Tales plantas reciben el nombre de “colonizadoras”. Se pueden citar, entre otras, al tomillo, al romero, a la aliaga, etc. Tras crear un tapiz de plantas de bajo porte, empiezan a desarrollarse arbustos y, finalmente, en una tercera etapa, árboles. Recordad que un bosque adulto típico mediterráneo, si desaparece p.ej. por un incendio, le cuesta más de ¡120 años! volver a adquirir el aspecto inicial. ¡Por ello hay que ser respetuoso y cuidadoso al visitar nuestros entornos, especialmente los boscosos!
El hombre ha sabido a lo largo de miles de años sacar
provecho de las plantas. Muchas plantas nos proporcionan materiales que podemos utilizar para fabricar utensilios (escobas, escaleras, herramientas y útiles para cultivar,…) o mobiliario (mesas, sillas, armarios), o como material de construcción de casas. Seguro que habéis visto vigas de madera, techos fabricados con planta seca, puertas o ventanas y sus marcos de madera,… Para la construcción de barcos se utiliza madera. Podemos encontrar obras de arte y artesanía basada en el uso de madera u otras partes de plantas. Han sido fuente de inspiración de muchos pintores a lo largo de la historia (paisajes, flores, ramos,…), Y un largo etcétera.
Pensad en la obtención de frutas y hortalizas, una
actividad tan intensa que las plantas han pasado a manejarse en forma de cultivos y separadamente de entornos naturales y bosques. A veces, incluso compite con ellos por el terreno. Otros cultivos se han desarrollado en lugares antes ocupados por bosques o matorrales, especialmente en zonas montañosas. En estos lugares se han creado zonas de cultivo (olivos, algarrobos, almendros,…) en bancales o terrazas en las laderas de la montaña, eliminado la vegetación natural anterior. A veces, el bosque ha vuelto a colonizar estas zonas al dejar de ser rentables los cultivos y abandonarse. Es curioso, incluso divertido, observar ejemplares de algarrobo u olivo creciendo junto a carrascas y pinos en antiguas terrazas de cultivo.
Pensad en los pastos y prados, necesarios para alimentar al ganado. Mucha de la miel consumida tiene su origen en flores de plantas que crecen en espacios naturales y bosques. Así como muchas setas, frutos (piñones, castañas, bellotas,…), frutas (frambuesas, fresas, arándanos,…), madera de diverso tipo (pino, roble, encina, eucalipto, chopo,…), aceites esenciales (romero, salvia, tomillo,…), colorantes, condimentos, aromas,… Antiguamente se fabricaba carbón, se obtenían resinas,…
Otras importantes funciones de las plantas, entre otras,
son: - Dan cobijo y alimento a muchos animales. Muchas
aves fabrican sus nidos en las copas de árboles o aprovechando huecos en los troncos, o entre las hierbas que crecen junto a ríos o lagos. Muchos animales se alimentan de las hojas, de frutos, raíces, cortezas,… En épocas de calor o en momentos del día en los que el Sol aprieta, ¡cómo se agradece la sombra! Los bosques han dado cobijo a animales que el ser humano cazó antiguamente para alimentarse.
- La madera se utilizaba antiguamente (y todavía hoy)
como combustible o para generar carbón. - De muchas plantas se pueden obtener sustancias de
efecto medicinal que pueden dar lugar a que se desarrollen fármacos.
Como veis, el ser humano ha podido aprovechar mucho el
mundo vegetal. La cuestión está en que siga haciéndolo durante mucho tiempo. Para ello, lo que hay que hacer es conocer bien el mundo vegetal propio (nuestra Flora) y sus utilidades, así como saber mantenerlo y protegerlo.
3 PARTES Y ESTRUCTURA DE LA
PLANTA
De forma general podemos dividir a la planta en dos partes fundamentales:
- la parte subterránea, constituida por raíces; - y la parte aérea, formada por tallos y hojas.
Figura 3.1. Esquema de una planta
A menudo, se observan otras estructuras a nivel de raíces, como tubérculos o rizomas. La forma de las raíces también es muy variada. Hay plantas con raíces principales muy llamativas y poderosas (axonomorfas) de las que se desarrollan otras laterales de menor tamaño (raíces secundarias), otras poseen una raíz principal engrosada o napiforme (por ejemplo, la zanahoria) o un conjunto de raíces agrupadas formando algo parecido a una cabellera (raíces fasciculadas, como en el caso de la cebolla). En cualquier caso, se trata de la parte de la planta
que se desarrolla bajo tierra y que tiene como principales misiones las de dar al resto de la planta el agua y los nutrientes necesarios tomados del suelo, y las de anclar y fijar a la planta sobre el suelo (como si fuesen los cimientos de un edificio).
Figura 3.2. Esquema de diversos tipos de raíces
La parte aérea de las plantas presenta un sinfín de
variantes. Las plantas herbáceas no poseen tallos lignificados (endurecidos y de aspecto leñoso) y son muy tiernas las hojas y los tallos (en general). Los arbustos ya forman tallos endurecidos (lignificados) que le dan más resistencia a la planta y permiten que se desarrolle en mayor tamaño. Los árboles poseen unos tallos (en general, uno) muy rígidos y resistentes que denominamos troncos. Estos presentan ramificaciones (ramas)
que permiten al árbol a tener un enorme número de hojas. El conjunto de ramas y hojas forman la copa del árbol.
Figura 3.3. Esquema de árbol / arbusto / planta herbácea
Sobre las ramas y tallos se desarrollan hojas, que son las estructuras fundamentales de la planta para elaborar sustancias para el crecimiento a partir de nutrientes (que absorben las raíces con el agua) y energía (que toman de la radiación solar en forma de luz y calor). Son auténticas “fábricas”.
Figura 3.4. Estructura de la hoja
La superficie de la hoja se llama limbo, su cara superior es
el haz y la inferior el envés. El “rabito” que la une al tallo se denomina peciolo, y en la zona de unión al tallo se aloja una yema axilar, que en un momento dado brotará y dará lugar a otro tallo o una inflorescencia. Los nervios que observamos en el limbo son como los vasos sanguíneos de un animal, distribuyen agua y nutrientes y recogen y reparten por el resto de la planta las sustancias elaboradas por la hoja, fundamentalmente gracias a la fotosíntesis.
Figura 3.5. Tipos básicos de hoja
Figura 3.6. Tipos de hojas
Además de tallos, ramas y hojas, las plantas forman en determinados momentos las flores, que darán lugar a los frutos.
Estos contienen semillas que, una vez en el suelo y con condiciones favorables, germinan y dan lugar nuevas plantas.
Las flores poseen una estructura básica que comparten
casi todas las plantas. Lo que ocurre las diferentes partes de esa estructura pueden variar muchísimo según la especie. La flor se divide, en general, en dos partes: cáliz (formado por la base de la flor y los sépalos, que casi siempre son verdes) y la corola (formada por los pétalos, que suelen ser muy vistosos y de colores llamativos). Sobre el cáliz y rodeado por los pétalos de la corola se observan los órganos reproductores: el femenino (gineceo) constituido por ovario, estilo y estigma, y el masculino (androceo) formado por estambres y anteras. Estas últimas contienen el polen, necesario para la fecundación y posterior formación de semillas. El traslado del polen desde las anteras hasta el órgano femenino (estigma) se denomina polinización. A veces ésta tiene lugar en la misma flor, o necesita que el viento ayude en el traslado de los granos de polen (polinización anemófila) o que lo hagan ciertos insectos (polinización entomófila). En el caso de la polinización entomófila, muchas semillas ayudan con la presencia de estructuras muy ligeras para
Figura 3.7. Esquema de una flor
alcanzar mayores distancias. Seguro que habréis visto cómo se trasladan pequeñas semillas “colgando” de una especie de
paracaídas plumoso de color blanco (vilano), tal como lo tiene la semilla del “Diente de león”.
Figura 3.8. Inflorescencia
Cuando se forman grupos de flores sobre una misma base,
tenemos una inflorescencia. Ejemplos serían las espigas, los racimos, las umbelas (zanahoria, perejil), el capítulo (girasol), etc. Algunos árboles presentan inflorescencias colgantes (haya, encina, chopo) que se llaman amentos.
Una vez fecundada la flor comienza el proceso de
formación del fruto. La misión de este es la de proteger y alimentar a la semilla (una o varias) que en él se desarrollan. En nuestros montes encontraremos diferentes tipos de frutos. Quizá los más característicos sean las bayas (uva, grosella), glande (bellota), cariópside (en las espigas de gramíneas, p.ej. en cereales), aquenio (frutos en el interior de una flor de romero o salvia, o la pipa de girasol), legumbre (judías), drupa (cereza), siconio (higo)…
Una vez fecundada la flor comienza el proceso de formación del fruto. La misión de este es la de proteger y alimentar a la semilla (una o varias) que en él se desarrollan. En nuestros montes encontraremos diferentes tipos de frutos. Quizá los más característicos sean las bayas (uva, grosella), glande
(bellota), cariópside (en las espigas de gramíneas, p.ej. en cereales), aquenio (frutos en el interior de una flor de romero o salvia, o la pipa de girasol), legumbre (judías), drupa (cereza), siconio (higo)…
Figura 3.9. Esquema de diversos frutos
Figura 3.10. Conos de abeto
No hay que confundir con un fruto a las agallas que se
forman a veces sobre ramitas y, especialmente, sobre los nervios de hojas de algunos árboles. Esas agallas, a veces de forma y color llamativos, son una respuesta de la planta a una infección o picadura de un insecto al depositar un huevo. En el interior de la agalla se desarrolla posteriormente un nuevo insecto. Las veréis frecuentemente sobre hojas de hayas, encinas, robles, lentiscos, etc.
Las semillas al madurar y llegar al suelo, y cuando las condiciones de humedad y temperatura son las adecuadas, germinan y dan lugar a la plántula. La parte aérea se llama entonces plúmula y la subterránea, radícula. Cuando la radícula se divide en nuevas raíces, tenemos un sistema radical.
4 DESCRIPCIÓN DE ALGUNAS
PLANTAS
En este capítulo os describiremos algunas plantas para que os podáis hacer una idea de sus características, como especies o como representantes de unas familias botánicas. Tal como os indicamos en el primer capítulo, en este texto no vamos a comentar plantas herbáceas, pues para ello necesitaríamos presentaros más textos. Nos centraremos en árboles y arbustos y, en cada caso, en unos pocos ejemplos.
Figura 4.1. Especies herbáceas
4.1. ÁRBOLES Los árboles han sido desde siempre los señores de los
bosques. Necesitan de mucho tiempo y espacio para desarrollarse, pero a cambio dan cobijo a muchas especies
animales y vegetales, proporcionan alimento, material de construcción al ser humano, madera para combustible, sombra, retienen el suelo, etc. Y lo más importante: son grandes productores de oxígeno y fijadores de CO2, lo que ayuda a contrarrestar las temidas consecuencias de los gases de efecto invernadero que tanto daño están haciendo a nuestro medio ambiente.
Se caracterizan por tener generalmente un gran tallo
leñoso (lignificado), que denominaremos tronco, y un conjunto de ramas y hojas a cierta altura del nivel del suelo (copa).
Según la zona que estemos visitando o realizando
nuestra actividad/acampada observaremos diferencias entre especies de árboles, así como en cuanto a su aspecto y desarrollo. En la siguiente figura se pueden observar las formas más típicas que podemos reconocer de copas de árboles.
Figura 4.2. Formas más usuales de las copas de árboles
Es tal la diversidad de especies que podemos encontrar en nuestras zonas boscosas, que vamos a limitarnos a describir brevemente, a título de ejemplo y para aprender a reconocer a un árbol, algunas de las más emblemáticas y representativas de nuestra flora: pinos, haya, robles, chopo y eucalipto.
Os indicamos también la familia botánica a la que
pertenecen (nunca está de más aprender).
4.1.1. Familia Pináceas Las pináceas son plantas coníferas, es decir, que poseen frutos que se denominan conos. Sus hojas son aciculares y rígidas, en general. Géneros importantes son Pinus y Abies. PINUS Los pinos son especies de importante valor forestal y maderero, su madera es dura y resinosa. Son poco exigentes, en general, en cuanto a suelo y clima. Poseen hojas persistentes (no caducas) agrupadas en parejas, de tres en tres, incluso de cinco en cinco.
Figura 4.3. Paisaje con pinares
Pino silvestre o albar (= Pinus sylvestris)
Se extiende principalmente por los cordilleras Pirenaica, Ibérica y Central.
Necesita mucha luz para su buen desarrollo. Tiene una
madera de gran calidad, la mejor de los pinos españoles se usa principalmente para la fabricación de muebles. Pino negro (= Pinus uncinata)
En España es escaso encontrándose en los Pirineos y las Sierras de Gúdar y Cebollera. Es el pino español que necesita mayores precipitaciones y que soporta las temperaturas más bajas.
El pino negro es un árbol poco elevado. Su tronco
derecho con un porte similar al abeto con ramificaciones desde la base. La copa es muy densa de color verde muy oscuro por lo que a distancia parece negro y de esta característica proviene su nombre vulgar. Su madera es de buena calidad pero está poco explotada debido al lento crecimiento. Posee un gran valor estético por el intenso color oscuro de sus copas que contrasta con las rocas de las montañas donde se desarrolla. Pino piñonero (= Pinus pinea)
Se extiende por la zona mediterránea, en el suroeste y en la meseta norte. También crece en Formentera. Vive en zonas con pocas precipitaciones y muy soleadas, prefiere los terrenos arenosos.
Árbol de copa redondeada cuando es joven y de adulto
presenta un porte aparasolado muy característico que le confiere un gran valor estético. Piñas globosas con piñones gruesos con cubierta muy dura. Su aprovechamiento principal son los piñones, que son comestibles. La madera es de calidad media y se usa en construcción, pero no en carpintería.
Pino carrasco o de Alepo (= Pinus halepensis)
En España tiene un área de extensión muy amplia. Aguanta grandes sequías y suelos de poca calidad
siendo un pino que necesita elevadas temperaturas para su desarrollo (es termófilo). Tiene un tronco blanquecino y tortuoso. Árbol de copa muy clara y luminosa. La madera es muy clara y muy dura que puede emplearse en carpintería. Su principal papel es ornamental al formar bosques naturales o repoblados en la vecindad del mar. Pino laricio o negral (= Pinus nigra)
En España se encuentra en el centro y la mitad oriental. Se trata del pino más longevo entre los españoles
pudiendo sobrepasar los 600 años. Son árboles robustos de copa abierta. La madera es de calidad variable según las regiones, las mejores son los de la Serranía de Cuenca y la Sierra de Cazorla aunque su explotación se dificulta por su lento crecimiento. Se utiliza en construcción.
Figura 4.4. Ejemplar de Pinus nigra
Figura 4.5. Campamento en los Realejos Tenerife
Pino rodeno, marítimo o resinero (= Pinus pinaster)
Especie presente en la zona mediterránea occidental. En España es el pino con mayor área de extensión.
Árbol con copa de forma redondeada. Su aprovechamiento
tradicional ha sido la resina. Su crecimiento es rápido y su madera se aprovecha en construcción y carpintería.
Pino canario (= Pinus canariensis) Naturalmente se extiende en las islas Canarias donde
forma extensos bosques. Se ha extendido por todo el mundo como árbol ornamental.
Árbol con copa cónica muy regular. Es el único pino
autóctono que puede rebrotar. Acículas agrupadas de 3 en 3 muy largas, finas y flexibles, dando al árbol cierto aspecto “llorón”. La madera es de calidad media, pero el principal valor de la especie es su carácter ornamental y su valor protector, al habitar en montañas rocosas donde resulta insustituible como cubierta forestal. Pino insigne o pino de Monterrey (= Pinus radiata)
Es natural de la costa de California. En España es la conífera más utilizada en plantaciones forestales, estando muy extendida en Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco.
Árbol de copa densa. Piñas unidas en grupos de 3 a 5. Su
madera es especialmente apta para la obtención de celulosa siendo este su uso principal.
También es un árbol con alto valor ornamental.
4.1.2. Familia Fagáceas
Es una familia botánica muy importante, con numerosas especies y de importante valor forestal y maderero. Son
generalmente árboles, aunque también se encuentran arbustos. Poseen madera dura, y son los árboles dominantes en los bosques caducifolios (de hoja caduca) en las zonas templadas. Los géneros más importantes son Fagus (haya), Quercus (roble, quejigo, alcornoque, encina), Castanea (castaño o Castanea sativa).
FAGUS
Figura 4.6. Hayedo. Detalle de tronco de haya
El haya común (= Fagus sylvatica) es un árbol de hoja caduca (caducifolio) de aspecto (porte) robusto y gran talla, con un tronco recto que lo hace muy valioso, y una copa ovalada.
La corteza es prácticamente lisa durante toda su vida, de
color gris blanquecino. Las hojas son simples con un limbo de forma ovalada, con el borde ondulado y con en un tacto sedoso muy característico. Son de un color verde muy vivo por el haz y se disponen siempre en posición muy horizontal, captando la mayor cantidad de luz posible. Ello hace que sus bosques tengan un aspecto un tanto sombrío, casi propio de cuento de hadas, no permitiendo crecer en el suelo a apenas ninguna otra planta. Frecuentemente, sin embargo, crece en bosques mixtos con el abeto y otras especies del bosque caducifolio. A los bosques de hayas se les llama hayedos o hayales.
El haya necesita suelos frescos y fértiles. Necesita
abundantes precipitaciones. Es una especie de sombra y por eso crece mejor en las laderas menos soleadas de las montañas. Una vez que crecen son muy resistentes. Posee una madera pesada y dura, que es empleada en tornería, ebanistería y carpintería.
Los frutos comestibles (con sabor a pipa de girasol) están
encerrados en una cúpula que, al madurar, se abre liberando las semillas o hayucos. Estas semillas son muy ricas en almidón y aceites.
En España es poco frecuente fuera de la Cordillera
Cantábrica o los Pirineos. Hay hayas en algunos bosques del Sistema Central. En la provincia de León se encuentra uno de los hayedos mejor conservados. También es frecuente en las montañas del País Vasco; también dentro del Sistema Ibérico se encuentran abundantes hayedos en las montañas de La Rioja.
QUERCUS
El roble común, roble carvallo o roble fresnal (= Quercus robur), es un árbol robusto, de porte majestuoso, que puede superar los 40 metros de altura.
Figura 4.7. Ramaje de roble
Su copa es amplia, redondeada o irregular y de hoja
caduca. El tronco es derecho, corto y muy grueso en los ejemplares aislados, con ramas gruesas y algo tortuosas; corteza
grisácea o blanquecina, muy resquebrajada. Las hojas son grandes y simples; lampiñas por las dos caras, de color verde intenso por el haz y más pálidas, con los nervios bien marcados, por la cara inferior; su forma es aovada, con el borde más o menos lobulado.
Sus frutos son bellotas colgantes, que maduran en
septiembre y caen en octubre. El roble crece en suelos profundos, frescos y algo
húmedos. Requiere un clima húmedo, oceánico, donde se acuse poco la sequía estival y es algo resistente al frío.
El nombre específico elegido por Linneo para esta especie,
robur, lo empleaban los romanos para designar los robles y cualquier tipo de madera dura y de gran solidez. La madera es muy dura, con anillos de crecimiento bien marcados, bastante pesada y muy resistente a la putrefacción aun dentro del agua. Para los toneles y barricas de vino y licores, se viene utilizando desde antiguo, igual que en la construcción de barcos. Produce un buen carbón. Es un árbol de larga vida; puede superar los mil años y tarda en florecer hasta 40 o 50 años.
Falta en las Baleares y en la Península se extiende
principalmente por las regiones atlánticas.
El rebollo o melojo (= Quercus pirenaica), es más rústico que su "hermano mayor" caducifolio de parecidas hojas Quercus robur.
Melojo es un término peyorativo que viene del latín malum
folium: mala hoja. También es conocido como rebollo. Además se le conoce como marojo, roble negro, tozo, en Galicia cerquiño o cerqueiro, en Asturias tociu, en el País Vasco tocorno, en Cataluña reboll.
Su morfología es anchamente columnar, supera en buenas
condiciones los 25 metros y su desarrollo es lento, aguanta bien la sequía, soporta las heladas. En suelos pobres, se encuentra frecuentemente en estado de arbolillo.
Brota abundantemente de raíz, por lo que a veces se forman extensas zonas de matas o arbustos (rebollos), o se rodean los ejemplares de mayor tamaño de abundantes retoños, también cuando esto es provocado por el hombre, que lo poda periódicamente para obtener leña y carbón, uno de sus principales usos. La madera se ha usado sobre todo para traviesas de ferrocarril, vigas de edificaciones rurales o postes de teléfono, así como carpinterías de puertas y ventanas.
Tiene hojas con un corto peciolo (hasta 25 mm) y con
lóbulos laterales profundos, estrechos e irregulares. Son casi acorazonadas en la base y al nacer tienen un atractivo color carmesí; están cubiertas por ambas caras de abundantes pelos que en el haz tienden a perderse, dándole un color ceniciento al envés y más verde al haz.
Sus frutos, igual que en el resto de especies del género
Quercus, son unas bellotas, en este caso gruesas, de hasta 3-4 cm de longitud.
Las bellotas sirven al ganado para alimentarse en otoño e
invierno. Crece en zonas de exposición soleada o de media luz. Falta en Baleares, pero en la Península Ibérica es más o
menos frecuente en todas las regiones interiores, excepto en la franja norte, donde falta o escasea, y en el sureste, por ser los terrenos calizos y el clima seco. Se encuentra protegido por la ley en Andalucía. OTROS QUERCUS importantes de nuestra flora:
- Encina o carrasca – Quercus ilex - Alcornoque – Quercus suber - Coscoja – Quercus coccifera
Figura 4.8. Encina, Quercus ilex
4.1.3. Familia Salicáceas Las especies de esta familia prefieren en general suelos
húmedos, por lo que es muy típico encontrarlos formando parte de la flora de ribera de cauces de agua, o junto a lagos y embalses.
Son plantas de rápido crecimiento, por lo que su madera
es blanda y de baja calidad. Se suele emplear para obtener pasta de papel, fabricación de embalajes, etc. Se desarrollan tan rápidamente, que se hacen plantaciones de chopos y se manejan como un cultivo.
En esta familia se encuentran los géneros Salix (sauces)
y Populus (álamos y chopos). Algunas especies, por ejemplo del género Salix, poseen
sustancias de aplicación en medicina y farmacia. Otras se aprovechan por sus rama largas y flexibles, por ejemplo, en cestería.
Figura 4.9. Aprovechamiento de Salix
POPULUS
Los álamos y chopos son árboles o arbolillos, de hojas simples y caedizas, habitualmente anchas y de bordes muy variables. Sus yemas están cubiertas por escamas.
El fruto tiene forma de cápsula, de color verdoso que se
torna pardo al madurar. Libera numerosas semillas pequeñas cubiertas de unas fibras blancas (vilano), lo que les confiere aspectos de copos de algodón.
Las hojas tienen un peciolo largo, dándole a la hoja
mucha movilidad, muy llamativa cuando hace viento (“álamo o chopo temblón”).
Son especies que necesitan mucha luz para
desarrollarse. Consumen mucha agua, por lo que es frecuente
encontrarlos a la vera de corrientes de agua superficiales o delatando cursos subterráneos. De crecimiento rápido, pueden
alcanzar grandes tallas. Sus necesidades en cuanto a nutrientes son elevadas.
Cultivados y aprovechados por su rápido crecimiento;
presentan fustes largos y rectos. Las plantaciones en formaciones regulares se llaman choperas, plantíos o plantigos.
La madera se destina a muebles de baja densidad,
puntales y chapa la plana; pero su uso estrella es el de la industria del tablero contrachapado. Si la calidad de la madera es baja, se destina a la industria de trituración.
Figura 4.10. Choperas
Figura 4.11. A orillas del Pisuerga.
4.1.4. Otras familias
Familias interesantes de nuestra flora también serían las Taxáceas (tejos), Cupresáceas (cipreses, sabinas, enebros).
Figura 4.12. Género Juniperus
Como ejemplo de especies que han sido introducidas en
nuestra geografía y forman parte, en algún caso, de la flora que podemos observar en nuestras estancias al aire libre os indicamos al eucalipto (familia Mirtáceas). EUCALIPTO
El eucalipto o eucaliptus (Eucalyptus) es originario de Australia. En la actualidad se encuentra distribuido por gran parte del mundo y, debido a su rápido crecimiento, frecuentemente se emplea en plantaciones forestales para la industria papelera, maderera o para la obtención de productos químicos, además de su valor ornamental.
Se trata de un árbol de hoja perenne y de porte recto. Puede llegar a medir más de 60 m de altura. La corteza exterior es marrón clara con aspecto de piel y se desprende a tiras dejando manchas grises o parduscas sobre la corteza interior, más lisa. Los bosques de eucaliptos pueden crear problemas de incendios incontrolables debido a la gran altura que alcanzan estos árboles en poco tiempo de crecimiento y a la fácil combustión de su madera.
Las hojas jóvenes de los eucaliptos son ovaladas y
grisáceas. Estas se alargan y se tornan de un color verde azulado brillante de adultas; contienen un aceite esencial, de característico olor balsámico, que es un poderoso desinfectante natural.
En aromaterapia se emplea como un estimulante con
efecto despejante. El aceite esencial de las hojas de eucalipto es usado como descongestionante y para combatir infecciones respiratorias. Se utiliza en forma de ungüento, en pastillas, jarabes o en vaporizaciones. El aceite se usa para el tratamiento para dolores musculares y de articulaciones.
Presenta flores blancas y solitarias. Los frutos son
grandes cápsulas de color casi negro con una tapa gris azulada que contiene gran cantidad de semillas.
En España, el eucalipto fue introducido en Galicia en
1860 por su valor ornamental dado su gran porte. Durante el siglo XX se empleó una política de reforestación mediante especies de crecimiento rápido, principalmente el pino y el eucalipto. Destacan dos regiones por su población de eucaliptus: el suroeste (en especial Huelva) y el noroeste, a lo largo de las costas cantábrica y atlántica.
Los eucaliptos son, junto a los chopos, las especies más
productivas en cantidad de madera entre las que se utilizan en los cultivos forestales del país actualmente.
Figura 4.13. Las Palmas de Gran Canaria, árbol milenario (drago)
4.2. ARBUSTOS
Los arbustos son plantas de tamaño medio y que ni se
pueden considerar árboles (no son tan grandes y, generalmente, no tienen un único tallo leñoso o tronco, sino varios tallos lignificados o leñosos) ni se pueden considerar plantas herbáceas (menores en tamaño y sin formar tallos leñosos). Como los árboles, suelen vivir bastante más que las plantas herbáceas (que normalmente viven de uno a dos años).
La enorme variedad de especies y tipos de plantas
arbustivas o arbustos hace difícil que se puedan caracterizar de forma simple. Empezaremos teniendo en cuenta su aspecto general o estructura según la siguiente clasificación.
Para aprender a distinguir arbustos, nos apoyaremos en el
reconocimiento de algunas especies emblemáticas como romero, tomillo, madroño, brezos, lentisco y aliaga, agrupadas por familias botánicas.
4.2.1. Lamiáceas
Las Lamiáceas son plantas con muchos representantes en nuestra flora, tal que se puede decir que, a nivel europeo, España es la que más representantes de esta familia presenta. Muchas de las especies sólo se desarrollan en nuestra geografía. Son plantas conocidas y utilizadas desde la antigüedad, por su posible uso como condimentos, aromas, aceites esenciales, por sus propiedades medicinales, la obtención de mieles,…
Además, destacan como conservantes de nuestros montes
y por su capacidad de revegetación, especialmente tras incendios forestales.
Figura 4.14. Estructura de los arbustos
ROMERO
Su nombre botánico es Rosmarinus officinalis y forma parte de los matorrales que se desarrollan en los sitios secos y soleados (es planta heliófila), en las zonas de encinar, zonas degradadas por la tala o quema y laderas pedregosas y erosionadas. Se le considera una planta “colonizadora”, ya que después de un incendio forestal, es de las primeras plantas en volver a crecer.
Prefiere un clima templado cálido y es una especie
termófila (necesita calor). Muy común sobre substratos calizos. Encontramos romero en altitudes entre 0 y 1.200 m y, frecuentemente, en jardines.
Figura 4.15. Planta y flores de romero
El romero es un arbusto leñoso de hojas perennes muy
ramificado, puede llegar a medir 2 metros de altura. Lo encontramos de color verde todo el año.
Las hojas, pequeñas y muy abundantes, son lineares y su peciolo no se aprecia. Poseen un haz de color verde oscuro, mientras que por el envés presentan un color blanquecino y están cubiertas de vellosidad.
Florece dos veces al año, en primavera y en otoño, y
las flores son de color azul violeta pálido, rosa o blanco. Son flores muy aromáticas y melíferas (las abejas que las visitan producen miel muy apreciada).
La infusión de hojas de romero alivia la tos. El humo de
romero sirve como tratamiento para el asma. Está presente en casi toda España, escaseando hasta
desaparecer en el norte y noroeste, desde Galicia hasta el País Vasco.
TOMILLO
Existen muchos tipos de tomillo en España. Quizá el más conocido sea el Thymus vulgaris, tomillo negro o común. Pertenece a un género de plantas xerófilas espontáneas (es decir, adaptadas a zonas de clima árido). Muchas veces es planta “colonizadora” como el romero y, asimismo, pertenece a la familia de las Lamiáceas.
El tomillo se desarrolla desde el nivel del mar hasta 1.800
m de altitud y está adaptado a terrenos áridos, poco fértiles. La planta es de porte arbustivo con hojas perennes y su
altura es de 20 a 40 cm. Las hojas, en general, son de forma lanceolada, pequeñas
y con los bordes ligeramente vueltos hacia el envés. Desprenden un agradable aroma.
Las flores son de color morado/rosa a color gris/blanco
sucio. De ellas se obtiene una miel muy apreciada.
Es planta medicinal y las infusiones de sus hojas ayudan a aliviar problemas respiratorios y congestiones.
El tomillo se emplea como condimento para dar sabor a las
carnes, sopas y guisos.
Figura 4.16. Tomillo
4.2.2. Ericáceas
En nuestros montes y parajes encontramos varios representante de esta familia muy ligados a la cultura rural. De ellos se han obtenido alimento, combustible, tratamientos curativos, ornamentos, etc. Ejemplos de especies son: madroño, brezo, arándano,…
Figura 4.17. Planta de madroño, detalle de flores y frutos
MADROÑO Su nombre botánico es Arbutus unedo y es un árbol o
arbusto de hoja perenne de entre 5 a 15 m de alto, aunque difícilmente consigue esta altura, puede vivir hasta 15 años. El tronco es rojizo y agrietado, corto, con copa espesa y redondeada. Las hojas con un corto pecíolo, son grandes, verdes, algo más claras en el envés, lanceoladas, con el borde serrado, lisas, brillantes.
Las flores son blanco verdosas de 1 a 1,5 cm.
Tiene frutos con pulpa comestible de unos 2 cm de
diámetro entre amarillo y rojo intenso, dependiendo de la maduración del mismo, la superficie está formada por minúsculos granitos.
Está distribuido por toda la Península Ibérica y Baleares.
Su hábitat natural son bosques, laderas, encinares o roquedales. Prefiere los sitios cálidos, soleados o en penumbra. Son muchos los usos del madroño, pero quizás el uso
comestible de sus frutos sea el más conocido: aunque de poco sabor, no les falta algo de dulzor. Se hacen con ellos mermeladas y confituras de madroño.
Arbutus unedo se traduciría del latín como "arbusto del que
sólo se come un fruto", debido al contenido alcohólico de sus bayas, que por su larga permanencia y maduración en el árbol, pueden sufrir fermentaciones.
Los frutos se usan en la fabricación de conservas,
mermeladas y confituras. Excelente planta melífera, en tiempos, en España se obtenía azúcar de esta planta.
BREZOS Erica es un género de más de 700 especies que son
conocidas como brezos. Son plantas resistentes a las sequías y a los fuegos.
La mayoría de las especies son arbustos de 0,2-1,5 m de
altura, aunque alguno es más alto; Erica arborea (brezo arbóreo) y Erica scoparia (brezo de las escobas), las dos especies pueden alcanzar más 6-7 m de altura. Son especies de hoja perenne, con hojas diminutas parecidas a agujas de unos 2-15 mm de longitud.
Las flores pueden ser solitarias, a veces en grupos
terminales (en el extremo del tallo). Se encuentran agrupadas de forma masiva. Se cultivan como plantas de jardines paisajistas por su efecto floral.
Las plantas de este género sirven de alimento para las
larvas de algunas especies de Lepidoptera (mariposas). Los brezos, además de su función formadora de suelos en
los terrenos áridos en los que normalmente se desarrolla, sirven como alimento del ganado y de los animales salvajes.
Los brezos ayudan a sujetar el terreno después de un
fuego, por su resistencia a él y su capacidad de rebrote. Por tanto, también se les puede considerar plantas colonizadores, como os comentamos anteriormente con el romero y el tomillo.
Estas plantas presentan una base gruesa bajo tierra de la
que brotan las ramas. Estas bases se utilizaban en muchas zonas rurales como combustible, por su alto poder calorífico y rápida combustión (¡p.ej. son interesantes para facilitar el inicio del fuego de una chimenea en invierno!). Por ser de madera muy dura y sin vetas, se utilizan también para la fabricación de pipas de fumadores, cubiertos y otros objetos caseros o de artesanía.
Figura 4.18. Planta y flores de brezo
4.2.3. Anacardiáceas En esta familia botánica encontramos principalmente
árboles y arbustos. Característicamente suelen contener látex y taninos, lo que ha sido empleado para la obtención de resinas y en la industria de los curtidos. Algunas anacardiáceas nos dan frutos muy conocidos como el mango (planta tropical, Mangifera indica) o el pistacho (Pistacia vera).
LENTISCO El lentisco (Pistacia lentiscus) es un arbusto o arbolito
dioico, es decir existen plantas macho y hembra independientes, siempre verde de 1 a 5 m de altura, con un fuerte olor a resina, que crece en los matorrales secos y pedregosos.
Se desarrolla sobre todo tipo de suelos, siendo más
abundante junto al mar. Habita en bosques claros, collados, gargantas, cañones y laderas rocosas, creciendo en comunidades con mirto, coscoja, palmito, aladierno, zarzaparrilla. Sirve de protección y alimento a pájaros y otra fauna exclusivos de este ecosistema.
Crece en forma de mata y a medida que envejece,
desarrolla troncos gruesos y gran cantidad de ramas gruesas y largas. En áreas apropiadas, cuando se le deja crecer libremente y se hace viejo, suele convertirse en un árbol de hasta 7 m. Las hojas son, con 3 o 6 foliolos, de un verde intenso. Presenta flores muy pequeñas. El fruto es una drupa, primero roja y más tarde negra al madurar.
En la época clásica se empleó como goma de mascar; de
su látex se elabora una goma aromática llamada almáciga o mástique, usada en medicina odontológica y para hacer barnices. También se utiliza para aromatizar licores.
Figura 4.19. Hojas y frutos de lentisco
4.2.4. Fabáceas Las Fabáceas tienen representantes como árboles
(algarrobo, acacias,…), arbustos (aliaga,…) y plantas herbáceas (judías, lentejas,…). El fruto es característico y conocido: la legumbre.
Las fabáceas ayudan a aumentar los niveles de nitrógeno,
que es uno de los principales nutrientes para la plantas, por lo que podemos decir que las fabáceas ayudan a enriquecer al suelo.
ALIAGA
Genista scorpius, aliaga o aulaga, habita en los matorra-les, tanto en suelos pedregosos y en colinas secas y soleadas, donde es más frecuente, como en vaguadas, garrigas y claros de encinares, sobre suelos más frescos y profundos.
Es un arbusto derecho, espinoso, de hasta 2 m de altura,
muy ramificado y provisto de fuertes espinas laterales, muy punzantes. Las ramas adultas son lampiñas (sin pelos), las jóvenes más o menos pelosas y cenicientas. Las hojas son escasas, simples y lampiñas por el haz y sedosas por el envés. Las flores amarillas se presentan en grupos de 3 o más, raramente solitarias, en el extremo de brotes laterales o sobre las espinas; se producen en gran número.
Florece de enero a julio según la localidad y el año; el fruto
es una legumbre alargada con 2 a 7 semillas. Las flores eran usadas para colorear de amarillo los paños de lana.
En la Península es la especie de Genista más abundante;
desaparece donde el clima se hace excesivamente seco, en las zonas bajas del sur y sureste. Es especialmente abundante en Cataluña, Aragón, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana. Falta en Baleares.
El nombre científico deriva del sustantivo latino scorpius (=
escorpión), probablemente recordando los dolorosos pinchazos que producen sus espinas.
Figura 4.20. Planta de aliaga
5 ACTIVIDADES
Aparte de las actividades relacionadas con la exploración
del entorno vegetal, su representación mediante dibujos o la fotografía,… se pueden plantear actividades que permitan conocer mejor las plantas o sus partes, su aprovechamiento o su utilidad para expresarnos como artistas. Se sugieren las siguientes, siendo las opciones ilimitadas y sin pretender ser, en absoluto, exhaustivo: PLANTAS
Realizar una clave dicotómica. Herbario. Reconocimiento de aromas.
TRONCOS
Imágenes de cortezas de troncos. Cálculo de la edad de un árbol. Artesanía con corteza de tronco.
HOJAS
Calco de hojas/sello-tampón. Dibujos con formas de hojas. Fotocopia/escaneado/fotografiado de hojas. Estudio de las formas de hojas.
FLORES
Ramos. Colecciones de flores.
FRUTOS/SEMILLAS
Figura de caballo/burro con palillos y bellotas “Cabeza”. Bosquecillo para un belén. Germinación de semillas con y sin luz.
Figura 5.1. Los Arqueros van de marcha
5.1. Actividades con plantas REALIZAR UNA CLAVE DICOTÓMICA
Para realizar una clave conviene en primer lugar
determinar cuántas especies queremos incluir. Lo ideal es que quién esté a cargo de esta actividad la plantee como un juego en el que el participante, clave en mano, determine el nombre de la planta que se le asigna. Se puede organizar el juego por individuos o por grupos en función de la complejidad, y limitar las determinaciones a una o varias plantas, con o sin un tiempo límite para la determinación. Por ello, la clave ha de ser fácil de usar, utilizando relativamente pocas especies en ella y fijándose en unos detalles muy claros y definidos.
Una propuesta, a modo de ejemplo muy sencillo, podría
ser la elaboración de unas claves para diferenciar romero, tomillo, pino y encina.
1. Planta de más de 2 metros de altura………… (fijaos que en esta opción entran pino y encina)
Planta de menos de 2 metros de altura ……...
(aquí entran el romero y el tomillo)
ir a 2
ir a 3
2. Hojas aciculares, de color verde claro……….. Hojas aserradas, de color verde oscuro a gris
pino
encina
3. Hojas lineares de más de 1,5 cm de longitud, sin peciolo………………………………………..
Hojas enrolladas lateralmente, de menos de 1 cm de longitud……………………………………
romero
tomillo
La clave se puede complicar lo que se quiera en función de
la cantidad de plantas empleadas en la actividad. Asimismo, es más educativo si se aporta el nombre botánico al nombre común (p.ej. romero – Rosmarinus officinalis).
HERBARIO Para conservar plantas o partes de ellas que consideramos
interesantes y poderlas ver y estudiar más adelante, es interesante recurrir a la herborización. Consiste básicamente en secar la planta prensándola.
Necesitamos para ello bastante papel de periódico
(absorbe muy bien la humedad, es ligero, fácil de conseguir y barato), una superficie plana sobre la que trabajar y objetos pesados (p.ej. grandes libros) que nos ayudarán con el prensado.
En primer lugar hemos de colocar varias hojas de periódico
(2 a 3) sobre la superficie plana. Sobre éstas colocaremos la planta que queremos herborizar. Hay que tener cuidado de extenderla bien, evitando que se doblen tallos, hojas o flores y dando una imagen lo más completa posible de la planta. Conviene evitar partes muy gruesas (frutos, raíces engrosadas,…). Con cuidado volvemos a colocar varias hojas (2 a 3) de periódico sobre la planta. Y encima de todo algo pesado: por ejemplo, varios libros voluminosos.
A los dos días cambiaremos todas las hojas de periódico,
con cuidado, por unas nuevas. Repetiremos el proceso cada dos o tres días hasta que esté seca completamente la planta. El objetivo es que se seque bien y que no se formen hongos, debido a la humedad, que puedan estropear nuestro trabajo.
Al finalizar el proceso de secado y planchado retiramos
con mucha precaución la planta y la colocamos sobre una hoja blanca. Con cinta adhesiva transparente o con pequeñas gotas de pegamento líquido fijamos la planta herborizada. A su lado anotaremos diversa información como: nombre de la planta, fecha de recogida y herborizado, lugar de su recolección.
La planta herborizada y fijada sobre el papel (o cartulina)
se puede guardar en una carpeta o introducir en pequeñas fundas (tamaño folio o DIN A4) y archivar.
Figura 5.2. Buscando referencias en una marcha de orientación
RECONOCIMIENTO DE AROMAS
Un grupo de plantas muy interesante de nuestra flora es de
las aromáticas y medicinales. Muchas de ellas poseen unos agradables aromas que conocemos de nuestra actividad diaria.
Se pueden organizar recorridos por la zona que estemos
visitando o realizando una acampada, identificando diversas especies consideradas aromáticas (espliego, tomillo, romero, salvia, etc.).
Si las herborizamos podemos tener una colección de
planta muy educativa. También se pueden organizar concursos en los que se intente reunir la colección de plantas aromáticas previamente definida, o reconocer a ciegas las especies en función del aroma de las mismas,…
Figura 5.3. Un drago junto al Hogar de las Palmas
5.2. Actividades con troncos
IMÁGENES DE CORTEZAS DE TRONCOS
Con ayuda de un papel fuerte (tipo cartulina) y de barras de cera podemos obtener imágenes del aspecto exterior de la corteza de un árbol. Podemos estudiar así diferentes tipos de corteza o las malformaciones o heridas que puedan tener.
Para ello se apoya el papel o cartulina sobre la corteza con
una mano y con la otra se va deslizando, con cuidado de no romper el papel o cartulina, la barra de cera. Veremos cómo quedan resaltadas las partes externas de la corteza. La barra de cera hay que moverla suavemente y en la misma dirección.
Se pueden así comparar imágenes de cortezas de
diferentes tipos de árboles, o la diversa forma de la corteza a distintas alturas del tronco (la parte más baja del tronco tiene la corteza más vieja, la parte superior la más joven).
CÁLCULO DE LA EDAD DE UN ÁRBOL Nuestros árboles desarrollan un nuevo anillo cada año de
vida. Con un simple cálculo podemos así deducir la edad del árbol. Pero claro, para poder contar los anillos hay que observar la sección del tronco y eso quiere decir que el árbol ha sido talado. Por tanto, contar los anillos nos dirá la edad del árbol cuando fue cortado.
Es interesante observar que los anillos presentan diversos
grosores. En general, podemos deducir que un grosor mayor indica más crecimiento ese año y que, posiblemente, las condiciones ese año fueron buenas (p.ej. más lluvia, mejores condiciones climáticas para el árbol). En cambio, un anillo estrecho indica que ese año las condiciones no fueron buenas, especialmente n cuanto a la lluvia: posiblemente fuese un año con problemas de sequía.
También podemos hacer cálculos similares cuando observamos la sección de una rama que ha sido cortada: podemos deducir la edad de la rama (¡no del árbol!).
Con esta observación podemos deducir:
- la edad de árboles cercanos al que hemos utilizado para nuestro cálculo de edad (porque ha sido cortado en su día y hemos estudiado la sección de su tronco y sus anillos) y que tengan un diámetro similar a éste a la misma altura desde el suelo. - qué árboles son de crecimiento rápido y cuáles son de crecimiento lento. Los primeros presentarán anillos más anchos y los segundos más estrechos. La madera de los primeros se considera “blanda” y la de los segundos “dura”. Pinos, chopos, eucaliptos,… son de crecimiento rápido, sin embargo, sabinas, encinas, alcornoques,… son de crecimiento lento.
ARTESANÍA CON CORTEZA DE TRONCO
Si podemos conseguir un trozo de corteza podemos tallar pequeñas y simples figuras (¡mucho cuidado con los objetos que utilicemos para ello si son cortantes, afilados o puntiagudos!).
Se pueden aprovechar muy bien los contornos de ese
trozo, incluso las hendiduras y perforaciones que puede presentar.
Podemos tallar figuras, pero también letras o palabras.
Utilizando barnices y pinturas el resultado puede ser muy llamativo. Por ejemplo, el nombre de una persona tallado en un trozo de corteza, barnizar y pintar con un color (dorado,…) el nombre.
En caso necesario, podemos aplicar colgantes (cadenas,
cintas, cuerdas,…) haciéndolos pasar por los orificios que hayamos practicado.
Pasadores, pequeños cuencos, posavasos, etc. La imaginación no tiene límites según las capacidades artísticas de cada uno.
Figura 5.4. Comida en el bosque
5.3. Actividades con hojas Las actividades que se van a presentar nos permiten:
- jugar con nuestra imaginación y realizar trabajos más o menos “artísticos” y divertidos, que más tarde siempre podemos emplear para decorar nuestras habitaciones, o material escolar (carpetas,…) o regalos/tarjetas de invitación o felicitación,… - hacer pequeños y simples estudios sobre las diferencias que podemos observar entre distintas especies de árboles, o en un mismo árbol diferencias según su altura, edad, época del año, etc. En este segundo caso, es interesante que se proponga una ficha, que acompañe a la hoja o imagen de ella, indicando datos básicos como nombre del árbol, lugar de crecimiento, fecha, nombre del joven “investigador”.
CALCO DE HOJAS/SELLO –TAMPÓN A) Para hacer un buen calco de hoja necesitamos una o
varias hojas completas y relativamente grandes y anchas. Mejor si no están secas, para evitar que se resquebrajen al manipularlas o rayar sobre ellas.
Extendemos la hoja sobre una superficie rígida y plana.
Sobre la hoja colocamos un papel fino. Puede ser papel normal de escritura (folio, DIN A4,…) o, mejor aún, papel vegetal (incluso sirve el que se usa en la cocina de casa: papel para hornear).
Con un lápiz blando, mejor de punta ancha, se va rayando
suavemente en la misma dirección sobre el papel y paulatinamente irá apareciendo la imagen de la hoja. Si utilizamos una barra de cera el resultado puede ser también muy vistoso.
B) Si lo que queremos es una imagen en la que se resalten los nervios de la hoja, cogeremos una hoja preferentemente seca (los nervios están más marcados) y grande. Apoyando la hoja sobre una superficie plana y rígida la colocaremos con el envés (la parte de abajo de la hoja) hacia arriba.
Como en el caso anterior, situaremos un papel, en este
caso fuerte, sobre la hoja y con ayuda de una barra de cera o un lápiz blando rayaremos siempre en la misma dirección hasta que aparezca la imagen vistosa de las nerviaciones de la hoja.
C) Otra imagen que se puede obtener de hojas es la del
tipo “sello” de hoja. Para ello extendemos una hoja no demasiado grande y con una forma bonita (p.ej. lobulada, o con la típica forma de trébol,…) sobre un papel.
Extendemos tinta sobre la hoja (podemos usar tinta de
diversos colores) sin exceso. Posteriormente colocamos una segunda hoja encima y se
frota con la mano o se apoya brevemente un objeto algo pesado. Al separar la hoja superior, ésta tendrá una bonita imagen en color.
DIBUJOS CON FORMAS DE HOJAS Se puede conseguir un atractivo dibujo o collage de hojas
jugando con las formas de las mismas. Necesitamos diferentes hojas y de variados tamaños y
formas. Se colocan sobre la hoja que hemos situado sobre una
superficie rígida y plana. Podemos optar por distribuir las hojas para hacer un diseño previo del dibujo que queremos conseguir y luego dibujar con un lápiz, bolígrafo o rotulador (incluso con barra de cera) el borde de cada una de las hojas que hemos colocado.
Otra opción es ir realizando el dibujo del borde de cada hoja de forma individual y consecutiva, dejando que nuestra imaginación nos guíe componiendo el dibujo final.
También podemos hacer un dibujo con una sola hoja, si
nos parece ésta especialmente bonita. Variantes de esta técnica hay muchas: podemos utilizar
también acuarelas o temperas para marcar los bordes; podemos salpicar color sobre la hoja con ayuda de un pincel o cepillo de dientes,…
FOTOCOPIA / ESCANEADO / FOTOGRAFIADO DE HOJAS
Con ayuda de una fotocopiadora o de un escáner,
podemos también obtener imágenes de hojas con las que luego se diseñan fondos o decoraciones de textos, invitaciones, cartulinas o presentaciones.
Una cámara digital nos permite obtener imágenes sobre
las que hacer luego modificaciones (tamaño, coloración, combinación de fotografías, etc.) que nos permiten crear trabajos de tipo artístico o preparar presentaciones.
ESTUDIO DE LAS FORMAS DE HOJAS Varias de las técnicas que se han descrito permiten
analizar las diferentes formas y tamaños de las hojas, según distintas especies de plantas o según varias edades de las mismas (árboles). Nos podemos basar en la forma general o en tamaños, bordes, colores, nerviaciones, morfología,…
Es útil en este caso, disponer de una guía que nos permita
ordenar y catalogar las observaciones realizadas, parecida a la tabla presentada en el capítulo 4.
Figura 5.5. Paso por el río
5.4. Actividades con flores
Ramos Se pueden organizar concursos para la confección de
ramos, teniendo en cuenta que se combinen un cierto número de flores previamente determinado. Para ello se puede trabajar con flores “tiernas” o con inflorescencias “secas” (p.ej. las de las gramíneas). En este último caso, los ramos se conservan muy bien. Incluso una aplicación de laca ayuda a que duren más tiempo.
Con inflorescencias del tipo de las lavandas o espliegos
se pueden confeccionar ramos aromáticos que se conservan muy bien. Atando entre sí los tallos (con ayuda de otro tallo largo) se pueden confeccionar “bolas” aromáticas. Para ello se atan los tallos entre sí justo por debajo de las inflorescencias. Se pliegan los tallos por encima de las flores y se vuelvan a atar. Lógicamente hemos de evitar que las inflorescencias estén excesivamente húmedas para que no se pudran. Pero por otro lado, tampoco podemos secar demasiado los tallos para evitar que se quiebren al doblarlos y atarlos.
Figura 5.6. “Bolas” aromáticas.
Las inflorescencias de la siempreviva (“planta del curry”) se mantienen muy bien una vez secas. Durante el proceso de secado es muy conveniente colgar las inflorescencias boca abajo para evitar que se doblen o rompan.
Figura 5.7. Secado de la siempreviva.
COLECCIONES DE FLORES Es una actividad divertida el organizar una colección de
flores según el tipo de color que presentan. Posteriormente se puede complementar la colección averiguando el nombre de cada una de las especies de plantas de las que hemos obtenido las flores.
Con esta colección podemos posteriormente estructurar
juegos y trabajos como: dibujos, collages, concursos (relacionar flor con la imagen de la planta o con su nombre), organizar “carreras” por equipos para reunir un determinado número de flores de un color fijado,…
Figura 5.8. Jugando a la sombra del árbol
5.5. Actividades con frutos/semillas
FIGURA DE CABALLO / BURRO CON BELLOTAS Y PALILLOS
Necesitamos:
- 2 bellotas de diferente tamaño (una pequeña y una grande/alargada),
- unos palillos
La bellota grande y alargada será el cuerpo de nuestra
figurita. A ella clavaremos cuatro palillos que harán de patas. La longitud, a nuestro gusto, de los palillos lógicamente ha de ser la misma para todos. Hay que procurar que las patas delanteras formen un cierto ángulo entre ellas, así como las traseras, para darle estabilidad a la figura.
Uniremos el “cuerpo” con la “cabeza” (la bellota pequeña)
mediante un trozo central de otro palillo. A la cabeza le clavaremos, a modo de orejas, dos trozos
de palillo con punta. Como rabo pueden servir unos hilos oscuros.
Figura 5.9. Burro con bellotas y palillos
“CABEZA” Con ayuda de una piña de pino, grande y madura (abierta),
y de semillas podemos conseguir una “cabeza muy peluda”. La piña ha de colocarse de forma segura sobre un
recipiente algo mayor que su diámetro. Sobre la piña dejamos caer (o depositamos con cuidado) semillas de una o varias especies (a gusto de cada uno). Hay quien prefiere utilizar pequeñas judías o lentejas. Otros prefieren recurrir a las semillas que utilizamos como alimento de nuestros periquitos o canarios. En cualquier caso se trata de semillas que germinan fácilmente y de forma rápida.
Figura 5.10. Cabeza muy peluda
Una vez eliminamos las semillas que han caído al
recipiente, añadimos agua al mismo. Observaremos que pasadas unas horas, la piña se va cerrando. Hemos de procurar que no se seque el recipiente, pero tampoco que la piña esté hundida en líquido.
La humedad que llega al interior de la piña provocará que
las semillas germinen en un plazo de pocos días. Debido a la gran cantidad de plantitas que emergen éstas tenderán, por
competencia entre ellas, a crecer lo más alto posible. ¡Así conseguimos el efecto de cabellera! Para que el aspecto sea más bonito, hay que procurar que a las plantitas les llegue bastante luz y así estarán verdes. Conviene también, ir girando el recipiente para que las plantas no crezcan torcidas en busca de la luz.
BOSQUECILLO PARA UN BELÉN Se consigue el efecto de un bosquecillo (o de un cultivo si
cortamos de cuando en cuando las plantitas) haciendo germinar semillas sobre una bandeja con una base de algodón húmedo. Procurar que la bandeja sea impermeable para no estropear el resto de la superficie del belén. Lo conveniente es utilizar semillas de fácil germinación y de la familia de las gramíneas, por ejemplo, las utilizadas como pienso de pájaros (mijo, alpiste). Dan un aspecto filamentoso y más compacto al bosquecillo. Si a las plantas no les llega suficiente luz tendrán un color más apagado y blanquecino. Una buena opción es acercar la bandeja, de vez en cuando, a la luz natural. Lógicamente, no hay que permitir que el algodón se seque, ya que las plántulas se marchitarían enseguida.
GERMINACIÓN SEMILLAS CON Y SIN LUZ Para comprender la importancia de la luz sobre la
fotosíntesis (mediante la formación de clorofila en tallos tiernos y en hojas) se puede hacer un ensayo muy sencillo. Se reparten unas semillas en dos platos o pequeñas bandejas, sobre una base de algodón o papel absorbente. Esta base hay que mantenerla húmeda (no encharcada) durante el experimento aportando agua de cuando en cuando. Una vez iniciado el experimento, no se puede dejar secar la base. Si eso ocurre, la semilla o la plántula se deshidrata inmediatamente.
Uno de los platos o bandejas lo cubriremos con tela
oscura o papel de aluminio. El otro lo tendremos expuesto a la luz.
Cuando se observe la germinación podemos comparar ambos platos o bandejas. Uno tendrá plántulas verdes y, por tanto, con clorofila para poder realizar la fotosíntesis. El otro tendrá plántula blanca o amarillenta, débil y encorvada y, evidentemente, sin clorofila. Es posible que podamos distinguir que las plántulas blancas son más largas que las verdes, ya que al buscar la luz han provocado que sus tallos se alarguen (elonguen). Este fenómeno se denomina ahilado.
Figura 5.11. Después del descanso a la sombra se reanuda la marcha
6 OTRAS CONSIDERACIONES
Antes de organizar una estancia en el monte (p.ej.,
acampada) conviene tener algunas precauciones relacionadas con la vegetación:
- Si en las proximidades de nuestra zona de acampada ha estado o se guarda ganado, hay que vigilar la posible presencia de parásitos en las plantas (como pulgas o garrapatas) y tomar medidas preventivas (entre las que se puede incluir el rebajar la vegetación herbácea con ayuda del servicio forestal), o buscar otra ubicación para nuestra estancia.
- Si existe mucha vegetación baja porque no ha habido problemas de sequía, pero en el momento de la acampada esa vegetación está seca (p.ej. en verano), hay que vigilar en extremo los riesgos derivados del fuego (incendios).
- Conviene reconocer antes de organizar la acampada, especialmente si asisten niños, la presencia de planta tóxica (incluyéndose en esta consideración a las setas).
Durante nuestra visita hemos de procurar no recolectar
ninguna planta en nuestro afán de estudiarla. Se pueden tomar partes de ella, si hace falta, como alguna hoja, tallo, flor o fruto. Hoy día, la fotografía digital nos presta un enorme servicio a la hora de documentar material.
A la hora de plantear nuestra vuelta a casa, hay que
vigilar que no dejemos ningún rastro. Recojamos los desperdicios, especialmente los no biodegradables. Ojo con los que pudieran ocasionar incendios, como los cristales o el vidrio.
Quien venga tras nosotros ha de disfrutar también de la
naturaleza, para poder estudiarla como lo hemos hecho, comprenderla mejor y cuidarla con nosotros, con todos.
Figura 6.1. Travesía invernal en el Montseny
7 BIBLIOGRAFÍA
- Anónimo. 2002. Atlas básico de Botánica. Parramón Ediciones, Barcelona. 96 pp. - De Frutos, J.A.; Moreno, Á.; Soto, R.; Contreras, R.M. Sendas ecológicas. Editorial CCS, Madrid. 183 pp. - Dutilleul, H. 1999. Fleurus – La Gran Enciclopedia. Naturaleza. Editorial Fleurus. 439 pp.
- Esgueva, M.A. 1999. Las plantas silvestres en León – Estudio de Dialectología lingüística. Estudios de la UNED. 336 pp.
- García Rollán, M. 1985. Claves de la Flora de España (2 volúmenes). Ed. Mundi Prensa, Madrid. 671 y 764 pp.
- López Lillo, A. y Sánchez de Lorenzo, J.M. 1999. Árboles en España – Manual de identificación. Ed. Mundi Prensa, Madrid. 643 pp.
- López-Sáez, J.A.; Catalán, P. y Sáez, L. 2002. Plantas parásitas de la Península Ibérica e Islas Baleares. Ed. Mundi Prensa, Madrid. 529 pp.
- Mulet, L. 1991. Estudio etnobotánico de la provincia de Castellón. Diputación de Castellón. 596 pp.
- Peris, J.B.; Stübing, G. y Figuerola, R. 1996. Guía de las plantas medicinales de la Comunidad Valenciana. Las Provincias. 416 pp.
- Press, B. 1993. Guía de campo de las flores silvestres de Europa. Grupo Editorial CEAC, S.A. 335 pp.
- Samo, A.J. 1995. Catálogo florístico de la provincia de Castellón. Diputación de Castellón. 448 pp.
- Santamarina, M.P. y Roselló, J. 2009. Botánica agrícola para el medio rural. M.V. PHYTOMA-España. 244 pp.
- Villareal, J.A. 1993. Introducción a la botánica forestal. Ed. Trillas, México. 151 pp.
-
Figura 7.1. El bosque en otoño
