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Sitios prehispánicos con zanjas en Bella Vista, Provincia Iténez, Bolivia [3er EIAA, Quito 2014]

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Portada: Selva amazónica desde el cielo (foto S. Rostain)Contraportada: Detalle del primer mapa del Amazonas, de Quito al Océano Atlántico por el Jesuita Cristóbal de Acuña para el Rey en 1642

AMAZONÍA

Memorias de las

Conferencias Magistrales del

3er Encuentro Internacional

de Arqueología Amazónica

Stéphen Rostaineditor

Amazonía.Memorias de las Conferencias Magistrales del 3er Encuentro Internacional de Arqueología Amazónica

Stéphen Rostain editor Edición: - Ministerio Coordinador de Conocimiento y Talento Humano e IKIAM - Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación - Tercer Encuentro Internacional de Arqueología Amazónica Diseño: Stéphen Rostain Diagramación: Stéphen Rostain ISBN: 978-9942-13-893-4 Impresión: Ekseption PublicidadImpreso en Quito, Ecuador, agosto de 2014

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Contenido

Stéphen RostainPrefacio: “Codo a codo, somos mucho más que dos” 7

Philippe Descola¿Existen paisajes amazónicos? 19

Nigel SmithA rainforest cornucopia: the cultural importance of native fruits in Amazonia 31

Denise SchaanChronology of landscape transformation in Amazonia 51 Heiko Prümers100 años de arqueología en los Llanos de Mojos 73

Doyle McKey, Mélisse Durécu, Axelle Solibiéda, Christine Raimond, Kisay Lorena Adame Montoya, José Iriarte, Delphine Renard, Luz Elena Suarez Jimenez, Stéphen Rostain & Anne ZangerléNew approaches to pre-Columbian raised-field agriculture: ecology of seasonally flooded savannas, and living raised fieldsin Africa, as windows on the past and the future 91

Eduardo G. Neves, Vera L. C. Guapindaia, Helena Pinto Lima, Bernardo L. S. Costa & Jaqueline GomesA tradição Pocó-Açutuba e os primeros sinais visíveis de modificações de paisagens na calha do Amazonas 137

Stéphen Rostain, Geoffroy de Saulieu & Emmanuel LézyEl alto Pastaza precolombino en el Ecuador: del mito ala arqueología 159

Michael HeckenbergerTropical garden cities of the southern Amazon 187

Dimitri KaradimasLas alas del tigre: acercamiento iconográfico a una mitología común entre Los Andes prehispánicos y la Amazonía contemporánea 203

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Sitios prehispánicos con zanjasen Bella Vista, Provincia Iténez, Bolivia

Heiko PrümersInstituto Alemán de Arqueología

Sitios prehispánicos con zanjas han aparecido en las últimas décadas en muchas partes de la Amazonía. Los más conocidos probablemente son los del Acre1, pero sitios similares son muy frecuentes también en el norte de Bolivia2 y la región del Alto Xingú3. A escala más reducida se hallan también en la Amazonía Central4 y es probable que con el avance de la investigación se tenga nuevas evidencias en otras partes más de la Amazonía.Una particularidad de los sitios con zanjas geométricas tanto del Acre como en el territorio Boliviano es la baja cantidad de restos arqueológicos que por lo general se encuentran en ellos5. En el caso de las zanjas geométricas del Acre, este hecho es “explicado” atribuyéndoles una función ritual6. Un punto que debilita a ésta interpretación es el hecho, que los fechados de radiocarbono para los sitios del Acre indican una tradición muy larga de construcción de las zanjas, que duró aproximadamente de 0 - 1300 d.C.7 La probabilidad, que la función y el uso de los sitios asociados a las zanjas haya cambiado durante este período de más de 1000 años, es muy alta. Tampoco es concluyente el razonamiento que la baja cantidad de restos arqueológicos en los sitios con zanjas geométricas del Acre sea un indicio de su uso ritual. Si fuera así, habría que atribuir la misma función a los sitios con zanjas circulares de la región de Baures ya que en estos también son escasos los restos habitacionales. Sin embargo, estos sitios, que datan de aproximadamente 1200 d.C. hasta el tiempo misional, son descritos a comienzo del siglo XVIII como obras defensivas. Dice por ejemplo Altamirano ([1710] 1979: 118): “lo que más se notó fueron las estacadas como trincheras ó murallas con que defienden sus pueblos contra el ímpetu de los enemigos”. Aunque este tipo de referencias etnohistóricas son bastantes claras, se ha especulado sobre otros usos de las zanjas circulares de la región de Baures (Erickson 2007: 77-90) y es previsible, que esta discusión continúe por buen tiempo.

Zanjas en el “bosque virgen”

En la primavera del año 1914 el antropólogo sueco Erland von Nordenskiöld zarpó la parte superior del Guaporé, para recoger datos etnográficos. Durante su viaje en el río fronterizo entre Bolivia y Brasil

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observó, que “cada altura a lo largo del Río Guaporé estaba rodeada por una zanja”. Esto le llevó a las siguientes reflexiones: “Por mi parte, estoy convencido de que cuando en el futuro se vuelva a cultivar la región de Mojos a escala grande y aquí se pueda realizar trabajos arqueológicos metódicos y detallados, se llegará a la conclusión de que esta tierra ha sido muy densamente poblada y que todo el terreno ha tenido campos de cultivo, excepto donde se inunda de tiempo en tiempo” (Nordenskiöld 1915: 323).Estas sentencias, que hoy en día parecen visionarias, las escribió Erland von Nordenskiöld mucho antes de que la ciencia desarrollara la teoría, de que era imposible la existencia en la Amazonía de grandes asentamientos y por lo tanto de sociedades complejas. En esencia, esta teoría, que fue formulada a mediados de los años 50 del siglo pasado, se basaba en el supuesto de que los suelos en la Amazonía por lo general eran tan infértiles que impedían cualquier forma de vida sedentaria, fundada en la agricultura. La forma de subsistencia de los grupos de cazadores y recolectores que habían logrado sobrevivir en la Amazonía todavía hasta mediados del siglo XX al margen de las sociedades nacionales fue interpretada como una adaptación a esta realidad y por lo tanto como prueba de la teoría. Las primeras dudas acerca de la validez de esta teoría aparecieron cuando, durante las últimas décadas, se descubrieron en varias regiones de la Amazonía grandes asentamientos prehispánicos (Neves 1999). Además, la gran mayoría de estos asentamientos resultaron estar situados sobre suelos extremadamente fértiles, llamados “terras pretas” o “tierras negras amazónicas”. Estos descubrimientos coincidieron con resultados novedosos de estudios ecológicos sobre el impacto del hombre a lo largo de su presencia en la cuenca del Amazonas. En estos estudios se resalta la presencia de concentraciones de plantas útiles en áreas que habían sido considerados hasta este momento como “selva virgen”. Ya que estas concentraciones solamente pueden ser el resultado de una selección por el hombre, se ha postulado que no existen bosques “vírgenes” en la Amazonía (Balée 1993, 2010; Balée & Erickson 2006; Erickson 2006, 2008).En el caso de la región de Bella Vista (fig. 1), área de estudio del proyecto arqueológico boliviano-alemán en Mojos desde el año 2008, existen además indicios para suponer, que la presencia del bosque tropical, que actualmente caracteriza la zona, es de data relativamente reciente. Según los estudios de Carson et al. (in press) en la región habrían dominado sabanas hasta aproximadamente 1500 d.C. El bosque tropical sería un fenómeno tardío y su dispersión posterior al supuesto momento de abandono de los sitios prehispánicos en la región.

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Figura 1. Ubicación de la región de estudio.La línea roja en c marca el área mapeado con LIDAR (véase fig. 5)

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Excavaciones en la zanja circular BV-2 al norte del pueblo de Bella Vista

El pueblo de Bella Vista se encuentra en la banda norte del río San Martín a la altura de su confluencia con el río Blanco sobre una estribación del Escudo Brasileño. El terreno es alto, ondulado y cubierto de un monte espeso. No se inunda nunca, con excepción de las partes bajas en las desembocaduras de los arroyos que corren del norte hacia el río San Martín. Hacia el sur y oeste de Bella Vista se extienden las pampas estacionalmente inundadas características para los Llanos de Mojos. En estas pampas la presencia de asentamientos, tanto prehispánicos como actuales, está limitada a colinas de pocos metros de altura, ya que las pampas están bajo agua durante la estación de lluvias de varios meses de duración. Las colinas en su mayoría son remanentes de bancos que se formaron en las riberas de ríos hoy en día inactivos. De lo expuesto anteriormente resulta, que en esta parte de su curso el río San Martín marca la frontera entre dos ecosistemas. Los pobladores prehispánicos asentados en esta frontera podían aprovechar los recursos que ofrecían ambos ecosistemas. No extraña entonces, que en los alrededores de Bella Vista se han descubierto sitios prehispánicos muy grandes, que recién se está comenzando a estudiar.Antes de nuestros estudios solamente había habido dos intervenciones arqueológicos en Bella Vista (Dougherty & Calandra 1984-85 y 1985; Erickson et al. 1997: 10–11, figs. 17–26) y sus contribuciones ya han sido evaluadas en otro lugar (Prümers et al. 2006: 255-256). La existencia de zanjas en el pueblo mismo y en un terreno al norte denominado la “Granja del Padre”, había sido reportado por Erickson et al. (1997: 10–11) y fue a partir de este dato que se eligió a la zanja circular de la “Granja del Padre” para efectuar excavaciones arqueológicas (fig. 2a).En tres temporadas se excavaron en este sitio, que en nuestro registro figura como BV-2, una superficie de aproximadamente 600 m2 hasta el suelo estéril. En toda el área fue encontrada una capa de ocupación de color marrón grisáceo con un grosor de aproximadamente 20 a 40 cm. Esta capa no mostró ningún tipo de estratificación interna lo que indica que su formación corresponde a una ocupación única. Encima de la capa de ocupación había una capa delgada de humus en la cual aparecieron algunos fragmentos de cerámica supuestamente trasladados por raíces y animales. Por debajo de la capa de ocupación se encontró la tierra estéril que consistía en un sedimento rojizo muy compacto con inclusiones de cuarzo blanco. En algunos pozos de agua del pueblo de Bella Vista se pudo comprobar, que este sedimento sigue hasta la capa freática en unos 0 a 12 m de profundidad. Con eso se puede descartar la existencia de una ocupación anterior en el sitio.Dentro de la capa de ocupación se encontraron varias concentraciones de tierra quemada cuyo origen quedó poco claro. Por encontrarse siempre

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Figura 2. Vistas de la excavación en el sitio BV-2 (“Granja del Padre”)

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en áreas de tamaño reducido no pueden corresponder a antiguos pisos. Tampoco los fragmentos recuperados muestran improntas de maderas o de un aditivo orgánico como se podría esperar en caso de tratarse de restos de un muro tipo bahareque con enlucido de barro. En dos de estos conglomerados de tierra cocida se encontraron algunos fragmentos con superficies alisadas algo curvadas y unos bordes sumamente gruesos del mismo material. Esto hace pensar, que se trataba de restos de vasijas grandes sumamente mal quemadas. Sin embargo, en otros conglomerados de tierra cocida se registró un borde redondeado con una acanaladura central cuidadosamente trabajada. En este caso el conglomerado muy probablemente corresponde a algún tipo de estructura doméstica aunque su uso específico no pudo ser determinado.La diferencia de color entre la capa cultural y la tierra estéril era fuerte y la frontera entre ambas capas bien visible. Por eso, al llegar a la tierra estéril, los pozos que habían sido excavados desde la capa cultural en el subsuelo estéril se delineaban perfectamente. Extrañamente no se hallaron ni huecos de poste, ni fogones. Todos los pozos correspondían a pozos de basura y a pozos de entierros en urna. No había ninguna separación especial de estos dos tipos de pozos que al contrario más bien se encontraban cerca uno de otro. Por eso no se puede descartar la posibilidad de una relación directa entre las tumbas y los pozos de basura. Los últimos podrían contener, por ejemplo, las pertinencias (quemadas) del difunto y la basura que resultó de los ritos funerarios.Las 16 tumbas en urna encontradas durante nuestras excavaciones, se ubicaron bien cercanas una a la otra (fig. 2b) sin que hubieran sido alteradas. Por eso parece probable que su ubicación estaba marcada de alguna manera en la superficie. En todos los casos se habían utilizado fragmentos de varias vasijas para los entierros (fig. 3 a-c). Los esqueletos se encontraban en un muy mal estado de conservación y en algunos casos solamente se logró rescatar algunos dientes. Sin embargo, la estructura similar de las tumbas permite discernir el patrón funerario: En la mayoría de los casos, el cuerpo del difunto fue depositado en un recipiente globular grande puesto boca abajo en el pozo. Para poder depositar al cuerpo en la vasija globular se removió su base, quebrándola a lo largo de una ranura fresada en la circunferencia de la parte inferior de la vasija. En algunos casos se encontraron en la boca de estas vasijas globulares las chispas de cerámica que habían caído a su interior durante el proceso de retoque del borde de la rotura (fig. 3e). Esto comprueba, que las vasijas globulares fueron acomodadas en el lugar mismo y que se encontraron ya puestas boca abajo en el pozo de entierro cuando se retocó al borde de la rotura. Para cubrir al entierro se utilizaron tanto la base sacada de la vasija grande globular como fragmentos grandes de otras vasijas.En su mayoría los entierros en urna eran relativamente pequeños y correspondían a niños, lo que explica en parte la mala conservación de los

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huesos. En dos de estos entierros se encontraron ofrendas, que en ambos casos se limitaban a un pendiente de piedra pulida (fig. 3d). Fue la tumba mayor, con una vasija globular de casi 1 m de altura como recipiente central, que dio la mayor cantidad de información acerca de la disposición del difunto y que también destacó por sus ofrendas. Según la disposición de los restos óseos conservados, contenía a un adulto enterrado en cuclillas con la espalda apoyada en el oeste contra la pared de la vasija globular. Su cara por lo tanto estaba mirando hacia el este, en dirección del sol naciente. Sobre el cuerpo se había depositado fragmentos grandes de cerámica y los vacíos en el interior de la vasija globular se habían rellenado con fragmentos de adobes. Frente a los pies del difunto se encontraron tres vasijas pequeñas y una piedra de cuarzo blanco (fig. 3b). Directamente por debajo del individuo, de canto en la boca de la vasija grande, fue encontrada una pequeña escudilla con cuatro pequeñas protuberancias como patitas. El elemento más sorprendente de la tumba recién salió a la luz cuando se recuperó los fragmentos de la vasija globular grande. Sobre el hombro de esta vasija había la figura modelada de un ser antropomorfo sentado con las piernas cruzadas y las manos sobre las rodillas. Su cara muestra poco detalle y sobre la cabeza lleva un tocado cónico del cual cae por su hombro una manta triangular. La manta se extiende en relieve sobre la parte superior del cuerpo de la vasija. Lo más remarcable de esta representación antropomorfa es el vestido, ya que las numerosas figurinas encontradas en diferentes regiones de los Llanos de Mojos muestran, sin excepción, hombres y mujeres desnudos.

Saliendo del círculo

Como ya se mencionó arriba, no había muchos estudios sobre los sitios con zanjas circulares en la región de Baures. Siendo éstos muchas veces el resultado de investigaciones muy limitadas ofrecían datos muy diversos según lo hallado casualmente en el lugar. Sin embargo, todos parecían coincidir, en que las zanjas circulares delimitaban a los sitios. Por eso, al iniciar los trabajos en el sitio BV-2, nosotros partíamos de la idea, que la zanja circular que se veía en el lugar era el límite del sitio prehispánico y que este se encontraba más o menos aislado sobre el terreno de la “Granja del Padre”.Fue recién durante el mapeo del sitio y a base de los datos que proporcionó la prospección en los alrededores, que nos fuimos dando cuenta, de que la zanja circular del sitio BV-2 era parte de un sistema de zanjas mucho más grande y complejo. Este sistema consistía de una zanja, que en forma de media luna encerraba a una superficie de más de 200 ha, que a su vez estaba conectada con tres zanjas circulares. La zanja circular BV-2, que tiene un diámetro de aproximadamente 140 m, está situada en el sur de este sistema. Al ampliar las prospecciones salieron otros sistemas de

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Figura 3. a Detalle de una vasija con la representación aplicada de un ser antropomorfo (rasgo 307); b Ofrendas encontradas al fondo de un entierro en urna (rasgo 307); c Vista lateral de un entierro en urna durante la excavación (rasgo 508); d pendientes de piedra; e “chispas” de

cerámica encontradas en la base de la vasija globular de un entierro en urna (rasgo 208)

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zanjas similares, que están ubicados sobre las alturas vecinas. Con esto, el área que había que mapear se volvió tan inmenso, que la inviabilidad de un mapeo terrestre del área era evidente tomando en cuenta, que en gran parte estaba cubierto por bosque.Siendo el mapeo exacto de los sitios arqueológicos y la documentación de su posición en la topografía local fundamentales para todo tipo de estudio general (uso de espacio, densidad poblacional, comparaciones en cuanto a distribución y tamaño de los sitios, etc.), se decidió hacer el mapeo mediante LIDAR (“Light detection and ranging”). Esta tecnología ha revolucionado en los últimos 15 años el mapeo de áreas con bosque en muchas partes del mundo8. En la Amazonía el LIDAR no había sido utilizado todavía para la investigación arqueológica y cabía la posibilidad, que las mediciones iban a ser afectadas por la espesura de la vegetación y el humo provocado por la quema de las pampas cercanas. Afortunadamente el estreno de esta tecnología en Bella Vista resultó ser un éxito rotundo (fig. 4).Se mapeó un área de casi 200 km2. Los vuelos de mapeo se efectuaron en octubre del año 2011, al final de la estación seca, o sea en un momento cuando muchos de los árboles en la región pierden gran parte de sus hojas. Esto prometía, que más puntos iban a caer sobre la superficie de la tierra y por ende un mejor resultado final.En el plano total (fig. 5) se puede apreciar la distribución de las zanjas por toda el área mapeado, así como su ubicación en las alturas. En las cuencas que los separan, corren arroyos que mayormente son efímeros. Los complejos de zanjas más grandes se ubican cerca de los ríos grandes y en algunos casos no se cierran en el lado que da a la ribera del río. Sin embargo, este hecho no debilita la probable función defensiva de las zanjas, ya que los taludes de los ríos son muy empinados y llegan a tener hasta 10 m de altura. La interpretación de las zanjas como obras defensivas que sugiere el registro arqueológico es sustentada también por la descripción del padre jesuita Francisco Eder. A comienzos del siglo XVIII él ha visto en la región de Baures estas zanjas en función y dice con respecto a éstas:“Habiendo aterrorizado los Guarayo toda la región, consiguieron que los Baure se comprometieran a entregarles anualmente cierto número de muchachos y muchachas: pero ni siquiera así estaban a salvo de sus frecuentes e inesperados asaltos. Así pues, para solucionar sus problemas de otra forma, decidieron rodear sus islas con fosos (que subsisten hasta hoy y que demuestran la gran población que por entonces debía haber). Conocí islas [de monte] cuya circunferencia llegaba a tres millas y que estaban rodeadas de dos o tres fosos. Estos son tan anchos y profundos, que se pueden comparar con los de Europa. Iban amontonando la tierra excavando en las espaldas del foso, formando una pared de declive muy abrupto y de difícil subida para el hombre. De esta forma hicieron más difíciles al enemigo sus asaltos” (Eder 1985 [ca. 1772]: 106).

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Figura 4. Dos sistemas de zanjas que aparecieron en el mapeo con LIDAR;arriba: BolPra, abajo: California

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Figura 5. Plano del área mapeado con LIDAR. Se han resaltado los sitios prehispánicos delimitados por zanjas.

Nótese las zanjas truncas, no asociadas directamente a los asentamientos prehispánicos

En cuanto al período de uso de las zanjas, la descripción arriba citada testimonia su uso todavía en el siglo XVIII. Los vestigios arqueológicos encontrados en nuestras excavaciones en Bella Vista y Jasiaquiri fueron datados a los siglos XIII – XVI (ver tabla 1). El período mínimo para la construcción y el uso de las zanjas resultaría entonces ser de unos 500 años. Sin embargo, es sumamente probable que los inicios de este tipo de sitios se remonte mucho más en el tiempo.Dado que la mayoría de los sitios con zanjas en la región de Bella Vista recién han podido ser reconocidos a partir del mapeo mediante LIDAR, es poco lo que se puede decir acerca de los mismos. Sin embargo, es pertinente resaltar, que la enorme extensión de algunos de estos sitios ha cambiado por completo nuestra percepción respecto a ellos. Si hasta ahora se consideraba a las zanjas circulares con diámetros de entre 100 a 200 m como “los sitios”, ahora queda claro, que estas zanjas circulares solamente son partes diminutas de sitios inesperadamente grandes. Que realmente todo el área delimitado por los sistemas de zanjas corresponden a asentamientos, lo confirman nuestros datos de prospección en el terreno

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Tabla 1. Fechados de radiocarbono para los sitios de Bella Vista (BV) y Jasiaquiri (JAS)*.* Las tres primeras muestras (KIA 40612, KIA 38829, KIA 38830) provienen de

fragmentos grandes de madera carbonizada que fueron encontrados en la tierra estéril por debajo de la capa cultural. Los fechados muy tempranos que se obtuvo de estas muestras

comprueban, que no había restos de ninguna ocupación anterior en el sitio. La fecha que dio la muestra Erl 6559 solamente se explica por intrusión de material más

antiguo, ya que no lleva relación ninguna con los demás fechadosque se tiene para el tiempo de ocupación de los sitios.

de la estancia Turingia. En el año 2010 el dueño de la estancia decidió desmontar el centro de este sistema de zanjas con un tractor. En toda el área afectada, de más de un kilómetro de largo, se hallaron fragmentos de cerámica en la tierra fuertemente removida. A lo mismo apuntan también los hallazgos fortuitos que son encontrados al excavar norias, fundamentos para casas, pozos ciegos, etc. en el pueblo de Bella Vista, que ocupa aproximadamente un tercio del área delimitada por un sistema de zanjas prehispánicas.

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Resumiendo, se tiene que constatar que el mapeo con LIDAR nos ha mostrado la existencia de sistemas de zanjas que encierran áreas enormes. De estos sitios prehispánicos todavía no sabemos mucho más que su mera existencia. Faltan datos para ordenarlos cronológicamente y para poder responder muchas preguntas, que surgen a partir de las nuevas evidencias, como p.ej.:- ¿Son todos del mismo tiempo o existe cierta profundidad temporal?- ¿Cuan densamente estaban poblados los áreas delimitados por los

sistemas de zanjas?- ¿Contra quienes se estaban protegiendo los constructores de las zanjas -

contra sus vecinos o contra gente que venían de lejos?- ¿Es la presencia de zanjas que “unen” a sistemas vecinos un indicio para

alianzas entre los pobladores de dichos sistemas?- ¿A qué momento de la ocupación corresponde la construcción de la(s)

zanja(s)?La lista de preguntas posibles es larga y se ira constantemente renovando con el avance de la investigación.

Bibliografía

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