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Sobre una secular devoción mariana: María Santísima de Araceli, patrona de Lucena y del Campo Andaluz Luisfernando PALMA ROBLES Cronista oficial de la ciudad de Lucena (Córdoba) I. Año Jubilar Aracelitano. II. La llegada de María Santísima de Araceli a Lucena. III. Araceli, Altar del Cielo. IV. Nuestra Señora de Araceli, Patrona de Lucena y del Campo Andaluz. V. Coronación canónica y pontificia de María Santísima de Araceli. VI. Una cala en la devoción aracelitana: los comienzos del Sexenio Democrático. Advocaciones Marianas de Gloria, San Lorenzo del Escorial 2012, pp. 193-212 ISBN: 978-84-15659-00-6

María Santísima de Araceli, patrona de Lucena y del Campo

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Sobre una secular devoción mariana: María

Santísima de Araceli, patrona de Lucena y

del Campo Andaluz

Luisfernando PALMA ROBLES Cronista oficial de la ciudad de Lucena (Córdoba)

I. Año Jubilar Aracelitano.

II. La llegada de María Santísima de Araceli a Lucena.

III. Araceli, Altar del Cielo.

IV. Nuestra Señora de Araceli, Patrona de Lucena y del Campo Andaluz.

V. Coronación canónica y pontificia de María Santísima de Araceli.

VI. Una cala en la devoción aracelitana: los comienzos del Sexenio Democrático.

Advocaciones Marianas de Gloria, San Lorenzo del Escorial 2012, pp. 193-212 ISBN: 978-84-15659-00-6

I. AÑO JUBILAR ARACELITANO

Con motivo de celebrarse oficialmente este año el CDL aniversario de la llegada a Lucena de María Santísima de Araceli, con concesión de Año Jubilar por parte de Benedicto XVI1, considero que es una buena oportunidad para traer a este simposium sobre Advocaciones Marianas de Gloria una aportación acerca de la patrona de esta ciudad cordobesa, cuya historia sería difícilmente explicable sin tener presente el significado que en el devenir de la población ha tenido y tiene esa representación de la Madre de Dios. II. LA LLEGADA DE MARÍA SANTÍSIMA DE ARACELI A LUCENA

La primera referencia documentada que se tiene de la presencia en Lucena de esta imagen esta fechada el 27 de abril de 1562. Se trata de un acta capitular en la que se dice escuetamente: “Que Fernando de Santaella, mayordomo, dé las cajas de los atambores aderezados como convenga para el recibimiento de la imagen de Nuestra Señora de Araceli”2. Otra noticia, muy cercana en el tiempo, concretamente de 25 de julio del mismo año, nos indica que en esta fecha ya existía una ermita para residencia de la Virgen, como pone de manifiesto una anotación en las cuentas de propios en la que se recoge el pago de seis reales a Lope de Castro que trajo una trompeta para “la fiesta de llevar a su casa a Nuestra Señora de Araceli”3. Otro dato de interés es el que nos aporta Ramírez de Luque acerca de la imposición de un censo de 2.330 maravedís a favor de “la fábrica y ermita de Ntra. Señora de Araceli”, en escritura otorgada el 22 de enero de 1563, por parte de Constanza de Jaén4. Esta señora era viuda de Juan Delgadillo5, pertenecientes al importante núcleo de conversos lucentinos. Esto nos está indicando que no se había cumplido

1 El Año Jubilar comenzó el 21 de abril de 2012 con la apertura de la puerta santa por parte de don Demetrio Fernández González, obispo de Córdoba. La clausura tendrá lugar el 2 de junio de 2013.

2 Archivo Histórico Municipal de Lucena (AHML), Actas capitulares, 1562-4-27. 3 AHML, Cuentas de propios, 1562-7-25 4 RAMÍREZ DE LUQUE, F., Tardes divertidas y bien empleadas por dos amigos en

tratar de la verdadera historia de su patria Lucena, 1794. Copia manuscrita de don Francisco Antonio Tenllado y Mangas, 1828, s/p.

5 Archivo Parroquial de San Mateo de Lucena, AA (Bautismos), l. 8, f. 190.

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un año desde el recibimiento citado en el acta municipal de abril de 1562, cuando ya los vecinos de la ciudad aportaban para el templo de Nuestra Señora, seguramente para mejorar el referido como “su casa” en el mes de julio anterior. El 20 de abril de 1563 se creó la cofradía de Nuestra Señora de Araceli6.

Se acepta comúnmente que la llegada de esta imagen mariana a Lucena

desde Roma en la época del concilio de Trento tiene su origen en un viaje efectuado por don Luis Fernández de Córdoba y Pacheco, II marqués de Comares y señor de Lucena, como diplomático de la corte de Felipe II, a la ciudad eterna donde visitó la basílica de Santa María “in Ara Coeli”, situada en la altura del Campidoglio, en la que recibe culto la imagen pictórica de la “Madonna di Aracoeli”. Don Luis quedó impresionado por esta representación mariana y decidió encargar una talla con idéntica advocación para venerarla en su ciudad de Lucena.

Pudiera considerarse que la imagen de Nuestra Señora de Araceli llegó a Lucena en fecha anterior, basándose en lo lacónico del mencionado texto en referencia al “recibimiento” de 1562, poco expresivo de la importancia que debió de tener la traída desde Roma por el señor de Lucena de tal representación de María Santísima y que, por tanto, lo que esa acta pondría de manifiesto serían los preparativos (aderezamiento de tambores) que habían de llevarse a cabo para una bajada al núcleo urbano desde la sierra de Aras donde se encontraba y encuentra su templo habitual. Por otra parte, en 1562 el marqués don Luis tenía ochenta años (falleció a los 82 años en 1564)7, edad que parece bastante avanzada para realizar un viaje largo en una misión supuestamente delicada. Además la existencia de una ermita para Nuestra Señora cuando solamente habían transcurrido tres meses desde abril del repetido año puede reforzar esa idea de una llegada anterior de la imagen a Lucena.

No obstante lo anterior, existe un argumento sólido para afirmar el origen romano de la venerada imagen y que su llegada a Lucena tuvo lugar en 1562. Esta procedencia y fecha se encuentran en una información de hidalguía efectuada a solicitud de Juan de Onieva en 1577, ante el escribano Tomás de Jaén y cuya copia fue autorizada en 1794 por Carlos Hurtado, escribano de El Puerto de Santa María. El licenciado Sánchez Guerrero, cura de la parroquia lucentina y séptimo de los testigos interrogados en citada información, contestó así a la cuarta pregunta:

6 RAMÍREZ DE LUQUE, F., o.c. 7 RUTE, ABAD DE, “Historia y descripción de la antigüedad y descendencia de la Casa

de Córdoba (XIII)”. Edición en el Boletín de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, 85 (1963) 462.

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Que oyó decir al Señor Marqués [el III de Comares, D. Diego el Africano] e a otras personas, que el dicho Juan de Onieva era hijo de padres muy nobles, e caballeros, e que venían de la casa de los Duques de Béjar, e que son deudos muy cercanos de ellos. E al dicho Juan de Onieva, que hace esta probanza, le han tratado, e tratan, e a sus hijos en esta Villa como a tal caballero hijodalgo, haciendo gran caso de su persona en todos casos, e lo hizo, e hace el Señor Marqués, Duque de Comares [sic], e de Cardona, mi Señor, e lo hizo su padre [II marqués de Comares, don Luis], e lo llevó a Roma, en que el año pasado de mil e quinientos e sesenta y dos traxo a nuestra Señora de ARACELI, acompañándoles en sus jornadas8.

III. ARACELI, ALTAR DEL CIELO

La advocación Araceli, esto es, Altar del Cielo, está basada en la leyenda expuesta por el canónigo Benedicto (c. 1140) en sus Mirabilia Urbis Romae:

En tiempos del emperador Octaviano [César Augusto], los senadores, viendo que era tan bello que nadie podía mirarlo a los ojos y tan próspero que había sojuzgado y pacificado el mundo entero, le dijeron: “Queremos adorarte, porque una deidad mora en ti, ¿cómo explicar si no que todo para ti sea próspero?”. Octaviano se oponía, y por eso pidió un plazo antes de aceptar, y luego ordenó llamar a la Sibila tiburtina y le narró lo que habían dicho los senadores. Ella pidió un lapso de tres días para poder ayunar y estar lista para dar una respuesta. Al tercer día respondió así al emperador: “Esto es lo que sucederá, mi señor: la señal del juicio será que la tierra se humedecerá con su propio sudor y del cielo vendrá un rey que gobernará por los siglos de los siglos” y otras cosas del mismo tenor. En seguida se abrió el cielo y sobre Octaviano descendió un resplandor intensísimo, vio en el cielo la figura hermosa de una virgen sobre un altar, teniendo en brazos un niño. Maravillado, escuchó una voz que le decía: “Ese es el altar del hijo de Dios”. Enseguida se postró en la tierra y adoró. También los senadores presenciaron la visión maravillados. Esta visión tuvo lugar en la habitación del emperador Octaviano, dónde ahora se encuentra la iglesia de Santa María en el Capitolio, y por ello esta iglesia se llama Sancta Maria Ara Coeli9.

8 RAMÍREZ DE LUQUE, F., El Patronato único de Ntra. Sra. de Araceli en Lucena…,

Málaga 1795, pp. 2 y 3. 9 ANUNZIATO, A. D., “La deum sedes en la Edad Media: Las miradas del Maestro

Gregorio y el legado de Roma”. En Circe clás. mod. [en línea]. 2010, vol.14, nº 1, pp. 33 y 34 [consulta 2012-05-17]. En http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-242010000100001&lng=es&nrm=iso.

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IV. NUESTRA SEÑORA DE ARACELI, PATRONA DE LUCENA Y DEL CAMPO ANDALUZ

La más antigua anotación que nos encontramos nombrando a la Virgen de

Araceli como abogada de Lucena lleva fecha de 1594: “…la Madre de Dios, Señora Nuestra, a quien este lugar como es razón tiene por su abogada, cuya advocación está y su iglesia en Araceli”10. En cuanto a la denominación de patrona, ésta aparece ya en 1618, año en que Lucena adquiere la condición de ciudad por título de Felipe III. El cabildo municipal puso de manifiesto su agradecimiento a Dios por tal distinción y no duda de que esa concesión regia se ha llevado a cabo “por la intercesión de la Virgen, Nuestra Señora, de quien siempre esta ciudad se vale y tiene por patrona y abogada en todos los hechos”11.

Sería en 1792 cuando la autoridad diocesana del arzobispo obispo de Córdoba, don Antonio Caballero y Góngora, confirmase solemnemente que la Virgen de Araceli era “tutelar y abogada” de la ciudad de Lucena. A finales de diciembre de 1800, el Ayuntamiento acordó recurrir al Obispado con el fin de que se interpusiese su mediación con Su Santidad para que confirmase el patronato de Nuestra Señora de Araceli sobre la ciudad de Lucena. La muerte en 1805 del obispo don Agustín de Ayestarán y Landa, que había sucedido a Caballero y Góngora en 1796, paralizó el expediente que se había incoado al respecto.

No por esto desmayó ni desistió Lucena de su devoto empeño, porque apenas vacó la Silla, quando el ilustre Ayuntamiento reproduxo su pretensión al Ilmo. Señor D. Diego Antonio Navarro Villodres, entonces Provisor y Vicario general (…) [Cuando accedió] a la cátedra de Córdoba el Ilmo. Señor D. Pedro Antonio Trevilla, le hicieron nuevas súplicas al Señor Villodres el ilustre Ayuntamiento y la venerable comunidad de Curas en carta de 20 de Abril de 1805 (…) para inclinar a su Ilma. a promover un recurso tan de la gloria de Dios y de Madre Virgen, como de un gozo y consuelo indecible para Lucena12.

Villodres comunicó al Ayuntamiento y a la Comunidad de Curas que el obispo se había manifestado muy favorable a la ratificación pontificia del patronato aracelitano para Lucena.

El obispo Trevilla pidió que se celebrase un cabildo general de todo el pueblo lucentino en que se aclamase a Nuestra Señora de Araceli por patrona13.

10 AHML, Actas capitulares, 1594-4-18. 11 AHML, Actas capitulares, 1618-2-20 12 RAMÍREZ DE LUQUE, F., Noticia puntual y curiosa del estado actual que tiene el

único patronato de María Sma. de Aracoeli en Lucena, Málaga 1808, pp. 2 y 3. 13 Ibídem., p. 3.

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El prelado no tuvo en cuenta un decreto de Urbano VIII donde se declaraban legítimos patronos de los pueblos los elegidos por éstos con anterioridad al 23 de marzo de 1630, fecha de tal disposición papal:

Que para que un Santo sea patrón de un lugar, es necesario que haya sido reconocido y venerado como tal antes del 23 de Marzo de 1630, o que después de esta época haya sido elegido por el pueblo con el consentimiento del obispo y del clero del lugar y la aprobación de la Congregación de Ritos. Así consta del decreto formal expedido en la indicada fecha y expresamente aprobado por el Sumo Pontífice14.

Ramírez de Luque, refiriéndose a este decreto en relación con la aplicación al

caso de la Virgen de Araceli y Lucena, afirma que constaba la existencia del patronato desde ochenta años antes de 163015. Sin embargo, como se ha apuntado, la Virgen se trajo de Roma, según parece, en 1562; esto es, sesenta y ocho años antes de la citada disposición de Urbano VIII. Hemos señalado que la más antigua referencia a la Virgen de Araceli como “abogada” de Lucena data de 1594, antigüedad que le hubiese servido a Ramírez para demostrar que no era necesario el cabildo popular. Pudiese ser que el obispo Trevilla, no demasiado amante de las manifestaciones tradicionales de religiosidad por su condición de ilustrado, no se entusiasmase con la idea de la coronación pontificia. Ramírez justifica la actitud episcopal en la prudencia y en que “se hiciese la cosa con toda formalidad y asegurar el buen resultado del negocio”16.

En septiembre de 1806 el Ayuntamiento de Lucena solicitó formalmente al Real y Supremo Consejo de Castilla la licencia para celebrar el cabildo popular, licencia que fue concedida en abril siguiente17. Carlos IV expidió el oportuno despacho en marzo de 1808 por el que aprobaba el patronato lucentino de María Santísima de Araceli18. La guerra contra el invasor galo que siguió a continuación detuvo los trámites para alcanzar el patronato pontificio.

Fue Pío IX, mediante su Breve apostólico, dado en Roma a 14 de marzo de 1851, el papa que ratificó el patronato de María Santísima de Araceli sobre Lucena. En esta ratificación desempeñó un papel importantísimo el lucentino don Antonio Rafael Domínguez Valdecañas (1799-1865), quien desde 1857 fue obispo de Guadix-Baza. Él fue quien condujo a Lucena

14 SALA, B., Memorandum litúrgico-teológico para uso de los párrocos y demás ministros sagrados, 2ª ed., Vic 1867, p. 96.

15 RAMÍREZ DE LUQUE, F., Noticia puntual…,o.c., p. 3. 16 Ibídem, pp. 3 y 4. 17 Ibid., p. 4. 18 Ib., p. 9.

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desde Madrid el Breve pontificio, que entregó al alcalde, don Pascual Aznar y Gómez19.

Ya se ve que la ratificación del patronato lucentino de María Santísima de Araceli se demoró bastante tiempo; lo mismo está ocurriendo con su declaración como patrona del Campo Andaluz, siendo así declarada oficiosamente ante la junta de gobierno de la cofradía aracelitana y autoridades locales el 29 de mayo de 1955, domingo de romería de subida al santuario de la Virgen, por fray Albino González y Menéndez Reigada, a la sazón obispo de Córdoba20, y que hasta la fecha no ha habido al respecto ninguna proclamación oficial y solemne por parte de la jerarquía eclesiástica. V. CORONACIÓN CANÓNICA Y PONTIFICIA DE MARÍA SANTÍSIMA

DE ARACELI

En los años finales del siglo XIX y en los primeros del siglo XX existe una corriente en pro de las coronaciones canónicas de las imágenes marianas de mayor devoción. El rito de la coronación se había establecido en el siglo XVII para las efectuadas en nombre del Cabildo Vaticano; Santa María la Mayor, de Roma, titular de una de las cinco basílicas patriarcales de la ciudad eterna, y la piamontina Virgen de Oropa, imagen cuya talla se atribuyó al propio san Lucas y que según la tradición fue llevada a Oropa por san Eusebio, fueron las dos primeras imágenes coronadas (1620)21.

En el caso de España hubo de esperar al último cuarto del siglo XIX para

que una imagen mariana fuese coronada. En Vera de Moncayo (Zaragoza), lugar tan becqueriano, fue coronada en 1881 Santa María de Veruela. En ese mismo año, mediante autorización de León XIII, también alcanzó la coronación la Virgen de Montserrat22, al mismo tiempo que era declarada patrona de Cataluña23; son éstas, por tanto, las dos primeras Vírgenes españolas coronadas.

19 Sobre la ratificación del patronato por Pío IX, traslado a Lucena del Breve, contenido de éste, comunicación del obispo de Córdoba, don Manuel Joaquín Tarancón y Morón, alocuciones de don Antonio Rafael y del alcalde Aznar y funciones de acción de gracias celebradas, vide RAMÍREZ ROS, A. / GONZÁLEZ PALMA, M., Historia de la Santísima Virgen de Araceli, patrona de Lucena (Córdoba), ejemplar mecanografiado, Lucena 1962, p. 87.

20 Araceli. Órgano de la Cofradía de María Santísima de Araceli. Lucena 3 (1955) 12. 21 [en línea] http://www.doloresdelpuente. com/coronacion_rito.htm [consulta: 7 de julio de 2010]. 22 Hasta esa fecha su festividad se celebraba el 8 de septiembre, día de la Natividad de la

Virgen, juntamente con otras advocaciones marianas. Entonces se creó una festividad específica para esa advocación catalano-mariana, que en un principio fue variable en el mes de abril, pero que posteriormente quedó fijada para el día 27 del mes últimamente citado.

23 ROCA, S., Montserrat. La montaña-milagro. Versión castellana de Benedicto Torralba de Damas. Barcelona 1929, p. 28

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El 4 de diciembre de 190424, se celebró la coronación pontificia de la primera imagen andaluza: Nuestra Señora de los Reyes, patrona de Sevilla y su archidiócesis, coincidiendo con el L aniversario de la proclamación del dogma concepcionista25. La primitiva imagen de la Virgen de la Cabeza de Andújar fue coronada en 1909 y la actual en 196026.

En 1918 surgió la idea de la coronación canónica de la Virgen del Rocío de la mente del afamado canónigo hispalense don Juan Francisco Muñoz y Pabón. El domingo de Pentecostés, 8 de junio, de 1919 la Señora de las Marismas fue coronada, habiéndose publicado la autorización de la Santa Sede un mes antes27. En cuanto a la provincia de Córdoba subrayamos que la primera Virgen coronada fue precisamente María Santísima de Araceli, la patrona de Lucena, el 2 de mayo de1948, a tenor de lo dispuesto por el papa Pío XII en su breve de 7 de marzo de 1947 y en ceremonia presidida por don Pedro Segura y Sáenz, cardenal arzobispo de Sevilla. A la coronación de Nuestra Madre de Araceli y su Hijo podíamos dedicarle una extensa exposición, pero ello no entra dentro de la configuración del presente trabajo. Los trámites para llevarla a cabo comenzaron en esa referida época finisecular del XIX y primeros años del siglo XX. Quizá el documento más antiguo del que se tenga constancia acerca de los trámites de esta distinción pontificia para la Virgen de Araceli sea una carta de un franciscano, concretamente de fray Patricio Panadero, de la Venerable Procuración de los Franciscanos de España en Roma, de 10 de enero de 1908, respondiendo a otra del arcipreste de Lucena, don Joaquín Garzón Carmona, en la que éste se interesaba acerca de las gestiones necesarias para alcanzar de la Santa Sede la distinción de Virgen Coronada para la Virgen de Araceli. El franciscano contestó que le habían asegurado que se concedería de buen grado “la coronación que V. desea obtener para la Excelsa Patrona de esa religiosa población”28. El movimiento pro-coronación se inició aproximadamente medio siglo después de que se hubiese concedido la ratificación del patronato de María

24 GELÁN, F., Historias y leyendas de la Virgen de los Reyes. Sevilla 1991, p. 23. 25 Ibídem, p. 22. 26 [en línea] Sacramental Digital. Boletín Digital de la Hermandad Sacramental de

Camas, http://granpoderdecamas.blogspot.com/2009/10/coronaciones-canonicas.html [consulta: 9 de julio de 2010].

27 MARTÍNEZ VELASCO, J., Rocío. Un siglo de devoción mariana. Sevilla 1996, pp. 41-56. 28 LÓPEZ SALAMANCA, F., La Coronación Canónica de María Santísima de Araceli.

Lucena 1997, p. 13.

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Santísima de Araceli sobre Lucena; ya se ha apuntado que desde muy antiguo, casi desde su llegada a esta ciudad cordobesa en el período tridentino, Lucena consideró a la Virgen de Araceli como su patrona y protectora.

En el número 1 de Revista Aracelitana, la redacción efectúa una exposición de motivos que titula “Nuestra Bandera”, donde se lee:

En ocasión solemne y por persona de gran prestigio, iniciose la hermosa idea de la coronación canónica de Nuestra Excelsa Patrona María Santísima de Araceli; para cooperar, en su modesta esfera, a la realización de pensamiento tan elevado y gratísimo para los hijos de Lucena, se comienza a publicar esta REVISTA: y como el amor a la Religión es inseparable del amor a la Patria y esos benditos amores se sintetizan en nosotros, por el acendrado amor a María Santísima de Araceli y a Lucena, he aquí porque [sic] el lema de nuestra bandera es MARÍA SANTÍSIMA DE ARACELI Y LUCENA … 29.

Las primeras juntas pro-coronación, de 1910, fueron presididas por don

Juan Fernández de Villalta la de caballeros y por doña Julia Torres del Pino la de señoras30. VI. UNA CALA EN LA DEVOCIÓN ARACELITANA: LOS COMIENZOS

DEL SEXENIO DEMOCRÁTICO

La coyuntural alianza entre la burguesía progresista y el proletariado condujo a la revolución de 1868, la Gloriosa o Septembrina, que destronó a Isabel II, punto de arranque a su vez del movimiento ciudadano que tendría en la I República Española su “remate lógico y natural”, por decirlo con palabras del profesor Cuenca Toribio31.

Lucena tiene una población por aquel tiempo de alrededor de 19.900 habitantes32. El número de propietarios rurales es de 2.136; el de propietarios urbanos, 1.935, y el de ganaderos, 410. Las fincas sujetas a contribución son 8.137 rústicas y 3.765 urbanas33.

29 Revista Aracelitana (Lucena), 1 (1910) 1. 30 Mensaje Aracelitano. Lucena, mayo de 1948, s/p. 31 CUENCA TORIBIO, J. M., “La I República”, en Cuadernos Historia 16, 63 (1996) 5. 32 Cf. FERNÁNDEZ DUEÑAS, A., “Demografía médico-sanitaria en la ciudad de

Lucena en el período 1871-1900”, en I Encuentro de Investigadores sobre Lucena, Lucena 1981, p. 169.

33 AHML, Riqueza, leg. 313, 1871-6-22.

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El sexenio 1868-1874 que se inicia con la Septembrina tiene -como afirma Jover Zamora- mucho más de democrático que de revolucionario34. En él se promulga la Constitución de 1869, donde se recogen minuciosamente los derechos ciudadanos y las garantías que ofrecen los poderes públicos para que aquéllos puedan ser ejercidos. En ella se legaliza el sufragio universal, se otorgan amplias libertades: de imprenta, de reunión, de asociación. Por primera vez se reconoce el derecho a ejercitar una religión distinta de la católica.

Concretamente, el artículo 21 dice como sigue:

La Nación española se obliga a mantener el culto y los ministros de la Religión católica. / El ejercicio público o privado de cualquier otro culto queda garantizado a todos los extranjeros residentes en España, sin más limitaciones que las reglas universales de la moral y del derecho. / Si algunos españoles profesaren otra religión que la Católica, es aplicable a los mismos todo lo dispuesto en el párrafo anterior35.

Esto es, el libre ejercicio de su culto, tanto privada como públicamente.

La Junta Popular Revolucionaria de Lucena, creada a raíz de la revolución de

septiembre de 1868, destituyó de su cargo de capellán de María Santísima de Araceli a don Cristóbal Benito Sánchez y nombró en su lugar al sacerdote don Antonio Fustegueras y Casas, quien a su vez fue sustituido el 2 de octubre por don José María López y López36.

El 28 de febrero de 1869 tuvo lugar en San Mateo una función de

desagravio a María Santísima de Araceli por el fusilamiento de una imagen de la Virgen que el cronista local Tenllado y Mangas afirmaba haberse llevado a cabo en Sevilla. En el acto religioso hubo manifestación del Santísimo y en él la Patrona de Lucena, que se encontraba en sus andas, estrenó un velo de seda, procedente de Valencia. La iglesia parroquial registró un lleno impresionante y la predicación corrió a cargo de don José Rafael de la Torre y Lara. Finalizada la misa cantada se efectuó una procesión claustral con Jesús Sacramentado y la Venerable e Ilustre Archicofradía del Santísimo Sacramento37.

34 JOVER ZAMORA, J.M., Prólogo a La Era Isabelina y el Sexenio Democrático, en Historia de España Menéndez Pidal, tomo XXXIV, 4ª edición, Madrid 1996, p. XV.

35 Transcribo este artículo de la Constitución de 1869 de la edición incluida en GUZMÁN, E. de, España, entre las dictaduras y la democracia. 2ª ed., Madrid 1976, p.206.

36TENLLADO Y MANGAS, F.A., Noticias aracelitanas pertenecientes al siglo XIX. (1855-1872), copia mecanografiada, p. 53.

37 Ibídem, p. 54.

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A propósito de la profanación en Sevilla de una imagen mariana, la revista La Cruz indicaba en sus páginas que en una capital de provincia, cuyo nombre silenciaba, se había fusilado, después de vendarle los ojos una imagen de la Virgen. “Que la ley los perdone, pero que la opinión pública les condene a muerte”38. Guadalupe Trigueros señala que, aunque la ciudad no se nombraba, un suceso parecido se había producido en Sevilla.

El periódico sevillano El Clarín, republicano federal, publicó por aquellos días lo siguiente:

Los que suscriben, vecinos de Sevilla, altamente indignados con la lectura de los hechos calumniosos que copia el periódico La Andalucía de La revista religiosa, que publica D. León Carbonero y Sol 39, referente al fusilamiento de la imagen de María Santísima, protestan enérgicamente y de todo corazón ante el mundo entero contra la falsedad de semejantes hechos, y piden a su ayuntamiento se proceda a abrir una información con citación del cura de la parroquia donde se supone cometido el atentado, y si se quiere, con audiencia también del cabildo eclesiástico, a fin de que, conocida la verdad y lavada la afrenta que tan injustificadamente ha tratado de inferirse a esta ciudad culta y religiosa, sea castigado cual merece el autor de semejante calumnia. Sevilla, 25 de Enero de 1869.-Siguen innumerables firmas40.

El equilibrado Diario de Córdoba añade que celebraba que se hubiese

desmentido la noticia que sobre el fusilamiento de la Virgen se había propalado, al mismo tiempo que manifestaba lo que poco creíble que resultaba en “un país como el nuestro”41.

En el artículo sin firma titulado “El fusilamiento del sentido común”, publicado en el periódico satírico-liberal Gil Blas, además de arremeter contra don León Carbonero, director de La Cruz, la profanación se niega en estos términos:

La Cruz es un periódico que se publica en Sevilla42. El Carbonero se des-foga en ella contra los liberales y no perdona medio de confundirlos.

38 “Noticias sobre el fusilamiento de María Santísima, y sus consecuencias”, La Cruz,

tomo I (1869), pp. 106-107. Ápud TRIGUEROS GORDILLO, G., La Universidad de Sevilla durante el Sexenio Revolucionario, Sevilla 1998, p. 24.

39 La Cruz se subtitulaba “Revista religiosa de España y demás países católicos” y su director era don León Carbonero y Sol.

40Diario de Córdoba, 1869-2-2, p. 2. 41 Ibídem 42 Poco después pasaría publicarse en Madrid. Según Carbonero, el traslado a la capital de

España se debió a causa de la persecución y falta de libertad que sufría en Sevilla. Cf. CÁRCEL ORTÍ, V., Iglesia y revolución en España (1868-1874), Pamplona 1979, p. 542.

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Últimamente ha dicho que los sevillanos han fusilado a María Santísima. Yo comprendo que los sevillanos hubieran fusilado a Cabrera [el jefe carlista], si lo hubieran encontrado a mano. ¿Pero a la Virgen?... ¿Por qué? No veo un motivo. ¿Acaso la Virgen ha hecho alguna ofensa al pueblo de Sevilla? El hecho es falso. El Carbonero, sin embargo, lo ha dado como cosa segura (…) Ni la Virgen ha sido fusilada en Sevilla, ni nadie ha sabido tal cosa, hasta que el director de La Cruz lo ha dicho. La prensa sevillana ha protestado de la acusación, y mis noticias son que los católicos sinceros de Sevilla están que trinan con El Carbonero43.

Fuese o no cierto el fusilamiento de la imagen mariana, el obispo de

Córdoba, don Juan Alfonso de Alburquerque Neirón, en su pastoral de 6 de enero de 1869 escribe:

Os hemos exhortado, amados míos, en particular al culto de la Santísima Virgen María, y nos es preciso añadir que en la actualidad hay una razón más poderosa que nos debe estimular a rendirle nuestros obsequios y nuestros cultos. Hombres desgraciados, que se nos resiste creer sean españoles, han cometido recientemente en población de España una profanación inaudita, un acto sacrílego y abominable en una sagrada imagen de la Santísima Virgen, que es mejor no relatarlo (…) Lloremos tamaño desacato y esmerémonos todos en desagraviar a María Santísima con nuestro rendimiento y nuestro culto44.

Antes de enero de 1869, concretamente el 14 de noviembre de 1868, el erudito sacerdote don Francisco Mateos Gago y Fernández al director de la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando con un detallado escrito en que exponía las causas por las cuales renunciaba a continuar siendo miembro de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos. De este texto entresacamos estas líneas:

Ha sido también destruida la preciosa imagen de la Virgen, estimable obra de barro cocido colocada en el último cuerpo de la fachada del Seminario Conciliar por el gran Maese Rodrigo cuando, a fines del siglo XV, fundó en aquel local el celebrado Colegio a favor de los pobres, y luego Universidad Literaria. A nadie había estorbado la linda imagen, por más que aquel edificio ha sido cuartel por dos o tres veces, y aun casa de vecindad antes de establecer allí el Seminario Conciliar. Ocupado ahora por el maestro Pérez del Álamo45 con los voluntarios de la libertad, subió un hombre, por

43 Gil Blas, periódico satírico bisemanal, Madrid 1869-2-4, p. 1. 44 Boletín eclesiástico del Obispado de Córdoba 148 (1869). 45 Se trata del maestro albéitar Rafael Pérez del Álamo, que era jefe de las fuerzas

revolucionarias en Sevilla, según noticia de prensa (Diario de Córdoba, 1868-9-29, p. 2). Este

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orden de aquél, a derribar la inscripción que decía “Seminario Conciliar”. El ignorante operario metió la palanqueta, a excitación de un espectador, bajo el pedestal de la imagen, que al primer empellón vino al suelo, haciéndose trizas en las losas de la plaza entre los vítores y aplausos de algunos circunstantes”46.

Este suceso es considerado por de la Fuente Monge como “el episodio anticlerical más célebre de la Sevilla revolucionaria, del cual se hicieron eco los publicistas clericales”47. Aunque este hecho ocurrió antes del 15 de noviembre, puede ser el origen de lo narrado en La Cruz, aunque aquí aparezca modificado con el vendaje de ojos y el fusilamiento.

A finales de abril de 1869, el alcalde 1º popular, don Antonio Hurtado y

Reyes, manifiesta a la Corporación municipal que el 2 de mayo era el día de María Santísima de Araceli, por lo que sometía a deliberación el orden que había de seguirse en la función y en las demás celebraciones. Se acuerda seguir la misma práctica que en los años precedentes, tanto para la función de Iglesia como para la procesión y demás manifestaciones cívico-religiosas.

En esa misma sesión municipal se presentó una instancia suscrita por don

José Rafael de la Torre y Lara y don Juan de la Cruz Pérez y Otero, paje que había sido y heredero de don Antonio Rafael Domínguez y Valdecañas48, el lucentino obispo de Guadix-Baza, indicando que don Juan de la Cruz tenía intención de regalar a la Virgen de Araceli un pectoral con reliquias hecho en Roma del desaparecido obispo, de características idénticas al del papa Pio IX, y un anillo de amatista y brillantes de la misma procedencia. Ambas alhajas habían sido apreciadas en la cantidad de 1.900 reales. Se ponía como condición que las joyas no se enajenasen y se destinasen exclusivamente a la imagen de Araceli. La Corporación acordó aceptar la oferta que hacían los firmantes49.

El primero de mayo corrió el rumor, derivado de la animadversión entre los partidos políticos, de que los republicanos pensaban tirotear a la imagen veterinario dirigió la sublevación campesina conocida como “revolución del pan y el queso”, con origen en Loja –su ciudad natal- y acaecida en los comienzos del verano de 1861. El Ayuntamiento de Lucena tomó una serie de medidas preventivas ante la amenaza de que llegase a este municipio cordobés la sublevación, recogidas con detalle en las actas capitulares. (AHML, Actas capitulares, 1861-6-30).

46 TASSARA Y GONZÁLEZ, J. M., Apuntes para la historia de la Revolución de Septiembre del año de 1868, en la ciudad de Sevilla, Sevilla 1919, reedición facsímil, Sevilla 2000, pp. 25 y 26.

47 DE LA FUENTE MONGE, G., “El enfrentamiento entre clericales y revolucionarios en torno a 1869”, en Ayer 44 (2001) 135.

48 TENLLADO Y MANGAS, F.A., o.c., p. 54. 49 AHML, Actas capitulares, 1869-4-29

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de la Patrona de Lucena con objeto de destruirla mientras la población estaba entusiasmada con su procesión del día siguiente, primer domingo de mes. Muy pocos fueron los que dieron valor a ese rumor y el Partido Republicano publicó unas octavillas desmintiendo ese infundio50.

En este año, gracias al empeño del capellán don José María López y López, se creó un trono para el tabernáculo, pues el que se usaba era prestado; un lucendario para ponerlo delante de él, y un velo para las andas. El día de la Virgen fueron estrenadas seis bombas de cristal para seis velas en la delantera y laterales de las andas, que se trajeron de Sevilla y que costaron 260 reales.

Los cultos aracelitanos principales de este año fueron vísperas, función solemne el primer domingo de mayo y novena. El último día del novenario, 11 de mayo, se celebró una muy solemne función de desagravio que incluyó misa cantada presidida por don Vicente Cándido López Burgos51, uno de los lucentinos más ilustres del siglo XIX, que fue canónigo maestrescuela de la S. I. Catedral de Córdoba, catedrático del seminario de San Pelagio (Córdoba), vicario de Cabra, catedrático de Física del Real Colegio de Estudios Mayores de la Purísima Concepción e Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Cabra (Aguilar y Eslava), director del colegio de humanidades “Santa Isabel” de Lucena (establecido en lo que fuera convento de los Mínimos en la calle Juan Jiménez Cuenca)… La familia de este insigne lucentino fue duramente perseguida en el decenio absolutista, por pertenecer a ella destacadas figuras del liberalismo, hasta el punto de tener que exiliarse, sufriendo prisión y confiscación de bienes52.

En la función del 11 de mayo predicó durante siete cuartos de hora el

magistral de la Catedral cordobesa, don Manuel González Francés, contra las blasfemias pronunciadas en las Cortes por Suñer y Capdevila, Pi y Margall y otros parlamentarios en la sesión de 26 de abril, conocida por la “de las blasfemias”53. Más que proferir blasfemias, lo que manifestaron aquellos diputados fue su increencia. El obispo de Córdoba, don Juan Alfonso de Alburquerque Neirón, mandó que en todas las poblaciones de la diócesis se hiciesen funciones de desagravio. Una vez que en Lucena se tuvo noticia de la

50 TENLLADO Y MANGAS, F.A., o. c., p. 55. 51 Ibídem, p. 54. 52 AHML, Actas capitulares, 1840-11-14. 53El lector interesado puede leer lo que se dijo en aquella sesión en MENÉNDEZ

PELAYO, M., “Heterodoxia en el siglo XIX”. En Historia de los heterodoxos españoles, tomo VI, Madrid 1963, pp. 423-428.

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sesión parlamentaria “de las blasfemias”, se organizaron actos por todas las asociaciones religiosas54.

La tarde después de la novena aracelitana, se llevó en procesión a San

Mateo la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. La Virgen de Araceli lo acompañó el día de la función por la tarde a su capilla. Después de la bendición del Señor en el llanete, la Virgen salió a la Ronda para seguir por la calle de San Francisco hasta San Mateo55.

A mediados de julio de 1869 el Ayuntamiento conoce la comunicación del capellán de María Santísima de Araceli, don José López y López, donde manifiesta que no le es posible jurar la Constitución por razón de su ministerio. El presidente municipal indicó que debía cesar el sacerdote en el desempeño de sus funciones, puesto que no estaba dispuesto a cumplir con lo que ordenaba el Gobierno: la jura de una Constitución que permitía la libertad de cultos. La Corporación acordó la separación de su cargo del presbítero López y López. Se propusieron tres candidatos para sustituirlo. Por parte de don Francisco Álvarez de Sotomayor, a don Alonso Moreno Vera, arcipreste; don Fernando Quintana Galzusta, a don Rafael de Rojas y Reina, y don Francisco Fernández García, a don Antonio Fustegueras Casas. El nombramiento recayó en don Rafael de Rojas56.

A la semana siguiente, este último manifiesta que no le era posible aceptar el cargo de capellán aracelitano. Se admitió su renuncia y se propusieron a don Francisco Orellana y don Antonio Fustegueras, por parte de don Antonio Hurtado Reyes, alcalde 1º popular, y don Francisco Álvarez de Sotomayor, respectivamente. Quedó electo Fustegueras57. A principios de agosto, éste también presenta su renuncia al cargo. La Corporación, convencida de que no era fácil hallar eclesiástico que aceptase el cargo, por el obstáculo que suponía la jura constitucional, decidió que actuase como capellán aracelitano interino quien lo desempeñaba antes: don José María López y López58.

En octubre, el alcalde, a la sazón don Pedro Antonio Sánchez y Cabeza, pidió a la Corporación que se acordase la separación de su cargo del capellán López y López por no haber prestado juramento a la Constitución, puesto

54 TENLLADO Y MANGAS, F.A., o. c., p. 54. 55 Ibídem, p. 55. 56 AHML, Actas capitulares, 1869-7-15. 57AHML, Actas capitulares, 1869-7-22. 58 AHML, Actas capitulares, 1869-8-5.

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que no se podía mantener en su cargo a “un empleado59 que no reconocía la legalidad existente”. El alcalde propuso que fuese reemplazado por don Antonio de Burgos, que desempeñó el cargo en 1854. La destitución de López se sometió a votación, de la que resultó un empate en dos ocasiones. El presidente hizo uso de su voto de calidad y decidió la separación del capellán. Se pidió por parte de algunos concurrentes que se hiciese constar en acta el nombre de los señores que optaban por que López siguiese en su puesto y se protestó porque el presidente hubiese hecho uso del voto de calidad y no hubiese esperado a la sesión siguiente60. Consta que don José María López presentó las cuentas comprendidas entre el 6 de octubre de 1868 hasta el 31 de diciembre de 186961 y que don Antonio de Burgos era capellán en octubre de 187262 .

59 El capellán era considerado como empleado municipal a los efectos del juramento constitucional, mandado efectuar por decreto de Sagastai del 17 de junio de 1869. (Gaceta de Madrid, 1869-6-18).

60 AHML, Actas capitulares, 1869-10-28. 61 AHML, Actas capitulares, 1870-1-20. 62 AHML, Actas capitulares, 1872-10-2.

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Fig. 1. La Virgen de Araceli en una de las procesiones extraordinarias del CDL aniversario de su llegada a Lucena (foto Julia Hueso Egea).

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Fig. 2.

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Fig. 3.