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La iconografía de las “escenas de tributo” de inicios del Reino Nuevo: simbolismo e historicidad Inmaculada Vivas Sainz Universidad Nacional de Educación a Distancia El presente trabajo pretende indagar en las llamadas “escenas de tributo” que aparecen en tumbas privadas construidas en Tebas durante la XVIII Dinastía pertenecientes a altos funcionarios y nobles, entre las que encontramos representaciones de extranjeros tales como sirios, egeos o nubios. Este tipo de escenas se concentran principalmente en las capillas funerarias privadas construidas en el área tebana, si bien tenemos algunos ejemplos en tumbas de Amarna o en Saqqara 1 . Además es necesario destacar que las representaciones de emisarios extranjeros se documentan en un periodo de tiempo bastante concreto del Reino Nuevo. Los primeros ejemplos de estas “escenas de tributo” se fechan en la corregencia de Tutmosis III y Hatshepsut, y son un tema popular dentro del repertorio decorativo durante la XVIII Dinastía, a finales de la cual caen en desuso, desapareciendo del programa decorativo de las tumbas en época ramésida 2 . No creemos que sea casual que la aparición de este tema dentro del programa decorativo de las tumbas privadas tebanas coincida con la época de gran expansión de Egipto en el exterior, que tiene uno de sus momentos de auge en la época de Tutmosis III. Tradicionalmente este tipo de representaciones se conocen bajo el término “escenas de tributo”, en alusión al término egipcio nw que aparece en los textos que acompañan a las escenas. Sin embargo, dicho término literalmente significa “lo que se trae o lo que se sostiene”, y en el contexto de estas escenas no significa exactamente “tributo”. Por tanto nw no tiene un significado único y concreto, pudiendo corresponder simplemente a productos, y en el ámbito de las relaciones internacionales podría referirse a tributo, comercio o regalos 3 . Las connotaciones de las palabras actuales “tributo” o “regalo” son muy diferentes, por ello debemos 1 Un catálogo actualizado de esta tipología de escena puede encontrarse en: Hallmann (2006: 3-237). 2 Aldred (1970: 105). 3 Sobre la definición del término nw y su significado especialmente en el Reino Nuevo véase: Bleiberg (1996: 90-115).

"La iconografía de las “escenas de tributo” de inicios del Reino Nuevo: simbolismo e historicidad", en A. Bernabé, J.A. Pedrosa (ed.), Orientalística en tiempos de crisis, Libros

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La iconografía de las “escenas de tributo” de inicios del Reino Nuevo:

simbolismo e historicidad

Inmaculada Vivas Sainz Universidad Nacional de Educación a Distancia

El presente trabajo pretende indagar en las llamadas “escenas de tributo” que aparecen en tumbas privadas construidas en Tebas durante la XVIII Dinastía pertenecientes a altos funcionarios y nobles, entre las que encontramos representaciones de extranjeros tales como sirios, egeos o nubios. Este tipo de escenas se concentran principalmente en las capillas funerarias privadas construidas en el área tebana, si bien tenemos algunos ejemplos en tumbas de Amarna o en Saqqara1. Además es necesario destacar que las representaciones de emisarios extranjeros se documentan en un periodo de tiempo bastante concreto del Reino Nuevo. Los primeros ejemplos de estas “escenas de tributo” se fechan en la corregencia de Tutmosis III y Hatshepsut, y son un tema popular dentro del repertorio decorativo durante la XVIII Dinastía, a finales de la cual caen en desuso, desapareciendo del programa decorativo de las tumbas en época ramésida2. No creemos que sea casual que la aparición de este tema dentro del programa decorativo de las tumbas privadas tebanas coincida con la época de gran expansión de Egipto en el exterior, que tiene uno de sus momentos de auge en la época de Tutmosis III.

Tradicionalmente este tipo de representaciones se conocen bajo el término “escenas de tributo”, en alusión al término egipcio ἰnw que aparece en los textos que acompañan a las escenas. Sin embargo, dicho término literalmente significa “lo que se trae o lo que se sostiene”, y en el contexto de estas escenas no significa exactamente “tributo”. Por tanto ἰnw no tiene un significado único y concreto, pudiendo corresponder simplemente a productos, y en el ámbito de las relaciones internacionales podría referirse a tributo, comercio o regalos3. Las connotaciones de las palabras actuales “tributo” o “regalo” son muy diferentes, por ello debemos

1 Un catálogo actualizado de esta tipología de escena puede encontrarse en: Hallmann (2006: 3-237). 2 Aldred (1970: 105). 3 Sobre la definición del término ἰnw y su significado especialmente en el Reino Nuevo véase: Bleiberg (1996: 90-115).

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ser cuidadosos a la hora de utilizar la palabra “tributarios” cuando nos referimos a las representaciones de extranjeros que portan regalos, y entender el término en un sentido muy amplio, y no con la connotación de aquel que presenta un tributo por estar sometido a la autoridad del que recibe los objetos. Al considerar estas escenas sería más apropiado utilizar los términos “portadores de regalos” o “emisarios” en lugar de “tributarios”, y simplemente “productos” o “regalos”, en lugar de “tributo”.

1. Contexto e iconografía de las escenas de emisarios extranjeros.

Antes de abordar la cuestión del simbolismo o interpretación de este tipo de escena, resulta conveniente analizar el contexto de las representaciones y su iconografía. Como hemos mencionado, las representaciones de procesiones de pueblos extranjeros aparecen en un contexto de tumbas privadas, y no fueron un tema habitual en palacios o templos, como sucede en el arte del Próximo Oriente. No estamos por tanto ante una iconografía creada por un gobernante que sirva para reflejar de manera específica una propaganda política, ya sea del Estado egipcio o de su faraón. A pesar de ello cabe citar algunos ejemplos aislados de esas representaciones de extranjeros en la decoración mural de palacios o templos, como la encontrada en el templo de Karnak en un relieve de época de Amenofis I o la escena fragmentaria de una pintura del edificio ceremonial de Amenofis III en Kom el Samak en Malkata. Sin embargo, estos escasos ejemplos tienen claras diferencias con las escenas de las tumbas tebanas, ya que suelen corresponder no a verdaderas procesiones de emisarios sino a personificaciones de países extranjeros4.

Es fundamental tener en cuenta que las llamadas “escenas de tributo” se ubican en las tumbas hipogeo de los nobles tebanos del Reino Nuevo, que fueron no solo lugar de enterramiento sino también un monumento conmemorativo para la posteridad creado por el propietario de la tumba, quien podía elegir cómo ser representado para ser así recordado. Los textos e imágenes de estas capillas funerarias reflejaban la suma de la vida del difunto y sus mayores logros5. No debemos olvidar que estas tumbas privadas del Reino Nuevo eran visitadas por los familiares y amigos del difunto en determinadas ocasiones, como indican los grafitis y los ostraca encontrados en diversos enterramientos tebanos. Estas visitas solían hacerse no solo para realizar ofrendas sino también con motivo de los festivales anuales, como por ejemplo el llamado “Festival del Valle”, cuando un grupo de allegados y familiares del propietario de la tumba se reunían en la sala transversal y el corredor6. La sala transversal se convirtió en una parte muy destacada dentro del espacio de la tumba, adoptando en cierto modo una función de “espacio público”, y sus escenas solían estar más relacionadas con la dimensión social de la vida del difunto7. No es casualidad que las representaciones de emisarios

4 Panagiodopoulos (2001: 269). 5 Assmann (2003: 70). 6 Hartwig (2004: 12-14).7 Manniche (1987: 32-35).

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extranjeros aparezcan normalmente en la sala transversal, dentro del conjunto de imágenes que reflejaban la vida profesional del propietario de la tumba y que resumían sus mayores logros al servicio de la corona egipcia. En la pared del fondo de esa sala transversal suele ubicarse la figura principal, que solía ser la del faraón representado en un quiosco, y que recibe la luz al entrar a la tumba, funcionando como una pared focal o punto de representación focal, es decir, un punto que recibe la atención de aquel que entra en la tumba8. Esa imagen del rey que aparece en estas tumbas en ocasiones forma parte de la escena de presentación de regalos por parte de emisarios extranjeros que se postran y que son conducidos ante el faraón por el difunto, reflejando una función de Estado en la que el propietario de la tumba presumiblemente ha tomado parte9.

La iconografía de las escenas de emisarios extranjeros del Reino Nuevo puede analizarse de acuerdo con la presencia de tres factores principales: pueblos extranjeros, regalos extranjeros y un receptor, que podía ser el rey o en ciertas ocasiones el propietario de la tumba10. En estas escenas encontramos cierta variación en los elementos, en función del espacio disponible en la tumba y de sus dimensiones. En primer lugar suelen aparecer los emisarios extranjeros con sus regalos, organizados en uno o en varios registros. En segundo lugar se representa a los extranjeros postrados ante el rey egipcio, así como el despliegue o detalle de objetos valiosos. En ocasiones se muestra a los escribas compilando listas de los objetos que se ofrecen, y en muchas de esas escenas aparece el propietario de la tumba presentando al faraón esas procesiones de extranjeros. Por último, la imagen del rey entronizado suele rematar la escena, pudiendo ser reemplazado por el propietario de la tumba que ocupaba el cargo de visir, en quien habría delegado esa función de Estado. Los tipos de extranjeros más habituales son los procedentes de Siria-Palestina y de Nubia, aunque encontramos emisarios de lugares más distantes y sin duda independientes, como los egeos, los hititas, los emisarios de Punt o los de Mitanni11.

Un excelente ejemplo de las escenas de emisarios extranjeros lo hallamos en la tumba de Rechmire (TT 100), interesante también desde el punto de vista sociológico, ya que refleja la privilegiada posición social de este personaje de origen humilde que llegó a ostentar el cargo de visir. La elección de esta tumba se basa no solo en la extraordinaria calidad técnica y originalidad de la decoración de la tumba, sino fundamentalmente en que la escena de portadores de regalos de la TT 100 es la más completa y detallada que se nos ha conservado del conjunto de tumbas tebanas, y además, es uno de los ejemplos de escena en la en que el rey no aparece representado recibiendo los presentes, sino que es reemplazado por su visir. Un interés adicional ofrece la tumba TT 100, cuya escena de emisarios extranjeros comprende una gran variedad de pueblos: asiáticos, nubios, gentes de Punt y egeos12.

8 Harwig (2004: 16-17). 9 Aldred (1970: 105). 10 Hallmann (2006: 3). 11 Panagiotopoulos (2001: 266). 12 Davies (1943: 17-30).

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Rekhmire fue gobernador y visir, ejerciendo sus cargos durante los últimos años de Tutmosis III y los primeros años de Amenofis II. En la “escena de tributo” el visir recibe a diversos emisarios que, acompañados por sus sirvientes, llevan regalos para Tutmosis III. Se ha propuesto que el orden en el que aparecen los emisarios en esta tumba no sería aleatorio, y el artista que realizó la escena podría haber incluido primero a gentes que están fuera del ámbito de conquistas militares de Egipto, como Punt o Keftiu, después a los nubios y sirios, que se consideran pueblos conquistados, y por último estaría un grupo de cautivos, que incluyen gentes de Nubia y Siria13. Incluso se ha sugerido que el orden de aparición de los emisarios de la tumba Rekhmire representaría las cuatro esquinas de la tierra para la mentalidad egipcia, los cuatros puntos cardinales, de modo que al norte estarían los sirios, al sur los nubios, al este los habitantes de Punt y y al oeste los de Keftiu o egeos14. La presencia de habitantes del Egeo es también importante ya que este pueblo aparece entre las imágenes de emisarios en un periodo de tiempo muy concreto, desde la corregencia de Tutmosis III y Hatshepsut hasta el reinado de Amenofis III, un momento en el que las relaciones del ámbito egeo con el Mediterráneo oriental y Egipto están bien atestiguadas.

2. Las escenas de emisarios como reflejo del ceremonial de la corte.

Uno de los aspectos más interesantes de la iconografía de las llamadas “escenas de tributo” son las diferentes posturas de las figuras de emisarios extranjeros, que pueden aparecer de pie, en un gesto de genuflexión, o postrados casi rozando el suelo con sus barbillas. Algunas escenas con representaciones de extranjeros, como la que vemos en la tumba de Menkheperreseneb (TT 86) parecen reflejar los diferentes momentos del ceremonial ante el rey. En dicha escena vemos una sucesión de extranjeros: las dos primeras figuras aparecen en pie sosteniendo regalos en sus manos, la tercera se muestra arrodillada alzando sus manos, y una cuarta figura está postrada, rozando su barbilla con el suelo15. La escena de emisarios extranjeros de la tumba de Amenemhab (TT 85), procedentes de los paises del norte, presenta una disposición muy similar: los emisarios extranjeros se organizan en tres registros, y en cada uno de ellos vemos esa misma secuencia de posturas (Fig. 1). Los extranjeros se muestran en pie, de rodillas y totalmente postrados, como si el artista que realize la escena intentase plasmar en tres momentos el modo en que los emisarios extranjeros se presentaban ante el monarca egipcio, un verdadero ritual de proskynesis16. La imagen por sí misma consigue transmitir la idea de una ceremonia ante el rey, de modo que todo aquel que contemplase la representación de llamativos extranjeros portando exóticos y valiosos productos podía evocar el lujo de la corte y la pompa que rodeaba al

13 Wachsmann (1987, 35-36).14 Vercoutter (1956: 57); Strange (1980: 47). 15 Davies (1936: fig. XXI).16 Davies (1934: 189-192).

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faraón. La importancia de la imagen es mucho mayor en el arte egipcio teniendo en cuenta que los iletrados representaban una altísimo porcentaje de la población y que muchos de los visitantes de las tumbas capillas de los nobles tebanos no eran capaces de leer los textos.

Fig. 1. (Davies 1934: fig. XXV).

Si bien este tipo de posturas postradas o en genuflexión forman parte de las convenciones artísticas egipcias y en ocasiones reflejan la idea de sumisión ante el rey egipcio, en el contexto estas escenas de emisarios extranjeros creemos que estarían más bien en conexión con el ceremonial y protocolo de la corte, tal y como ya han apuntado otros estudios17. Sobre la base de diversos textos egipcios, como la correspondencia de Amarna, podemos deducir el complejo ceremonial que especialmente en esta época rodea al rey y la importancia del ritual y la etiqueta, una imagen de la corte egipcia que encaja bien con la iconografía de estas representaciones de emisarios extranjeros18. En la época que nos ocupa, el Reino Nuevo, sabemos que el monarca participa en distintos ceremoniales, que la corte palaciega debía ser numerosa, y podemos hablar de un protocolo de recepción en los palacios, especialmente el que se realizaba antes de la audiencia. Existía un verdadero protocolo real en los palacios egipcios, donde el monarca recibía a nobles, funcionarios, sacerdotes o embajadores de otras regiones, quienes eran aleccionados sobre cómo actuar ante el rey, con actitud de respeto y reverencia, probablemente arrodillados o de pie, alzando las manos en señal de saludo o de gratitud19.

Un buen reflejo del protocolo que rodeaba esa ceremonia de recepción de tributo lo tenemos en una carta redactada por un estudiante de época ramésida, conservada en el Papiro Koller. En dicho texto se relata que esa ceremonia tenía lugar ante el rey, quien se mostraba en la ventana de las apariciones, y que los

17 Bleiberg (1984: 59); Panagiotopoulos (2001: 275). 18 Spence (2007: 267-328). 19 El-Menshawy (2003: 400-406).

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nobles se colocaban delante del monarca, mientras que los príncipes y enviados de cada tierra extranjera estaban de pie contemplando el tributo20. La imagen que evoca este texto encaja bien con las representaciones de esta recepción de regalos de países extranjeros de la XVIII Dinastía, que en nuestra opinión deben entenderse dentro del marco del intercambio diplomático entre Egipto y sus vecinos21.

La imagen del rey egipcio en su trono es sin duda otro elemento iconográfico de estas escenas que refleja que la presentación de regalos se llevaría a cabo en un palacio egipcio, donde se desplegaba el protocolo de la corte, un contexto que sugiere que se está representando un acto oficial. La recepción de los visitantes probablemente se llevaría a cabo en la sala de audiencias, en la que el rey sentado en su trono, probablemente bajo un quiosco o baldaquino, recibía a los visitantes. Así lo vemos reflejado por ejemplo en la escena de emisarios de la tumba de Sobekhotep, TT 63 (Fig. 2), en la que el monarca recibe los presentes sentado en un elaborado trono y rodeado de emblemas reales. En los textos que acompañan a las representaciones de emisarios en tumbas tebanas no se hace mención del lugar exacto donde tenían lugar, salvo en el caso de la tumba de Amunedjed (TT 84) que menciona el gran trono del palacio de Heliópolis y en la de Amenhotep (TT 50) en la que se alude a Tebas como contexto geográfico22. Quizás la ausencia de la mención del lugar se deba a que desde la perspectiva egipcia no era relevante dónde exactamente tenía lugar, sino la propia participación del propietario de la tumba en esa ceremonia de la corte y su proximidad al rey.

Fig. 2 (Hallmann 2006: fig. 4).

20 Caminos (1954: 438-439). 21 Zaccagnini (1987: 57-65).22 Hallmann (2006: 288-289).

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Otro aspecto importante de la iconografía de las escenas de emisarios extranjeros es que todos ellos, con independencia de su origen, son representados del mismo modo, tanto en pie, como arrodillados o postrados ante el faraón, lo que puede reforzar la idea de esas posturas no indican sumisión, sino que se refleja una ceremonia que tenía lugar en la corte egipcia. De ese modo no habría distinción entre el diferente estatus de los representados, que en ocasiones son extranjeros de países claramente independientes del Estado egipcio como es el caso de los hititas o los egeos, y que en otras ocasiones sí están en buena medida sometidos al rey egipcio, como los nubios. Ese trato similar para los distintos emisarios extranjeros no sería una invención de los artistas egipcios que realizaron estas escenas, tal y como parece deducirse de una carta de Amarna del rey de Babilonia Kadas man-Enlil. En dicha carta este gobernante envía su queja formal al faraón porque durante una ceremonia oficial (probablemente un desfile ceremonial en el palacio egipcio), los carros babilonios no fueron colocados de manera separada, sino junto a aquellos enviados por los vasallos de Siria-Palestina23. Todos los emisarios extranjeros que participan en ese tipo de ceremonias de presentación de regalos siguen el protocolo de la corte egipcia, que no distingue entre el distinto estatus, una idea que los artistas tebanos plasmaron bien en las tumbas de altos funcionarios.

3. Historicidad de las escenas de emisarios extranjeros: el papel de los propietarios de las tumbas y de los artistas.

Se han propuesto diversas interpretaciones sobre las escenas de emisarios extranjeros que aparecen en tumbas tebanas, indagando en la posible historicidad de estas representaciones, una cuestión sin duda muy compleja. Algunos autores han visto en estas escenas un reflejo del botín de guerra de campañas militares en el extranjero, ya que el Reino Nuevo se encontraba en la época de mayor actividad militar egipcia en el exterior y de mayor expansión24. Para otros investigadores, los portadores de obsequios reflejan los regalos diplomáticos que se envían de modo recíproco entre gobernantes en el marco de las relaciones internacionales de Egipto con sus vecinos25. Hace algunas décadas Aldred relacionó las representaciones de portadores de regalos con acontecimientos concretos, tales como la ceremonia de recepción de regalos tras la coronación del rey o el jubileo real conocido como festival heb-sed, o incluso en conexión con la fiesta del Año Nuevo26. Es cierto que tenemos ejemplos de escenas relacionadas con la coronación del rey en la que el rey nombraba a los altos funcionarios (como la tumba de Rekhmire, TT 100), relacionadas con el festival heb-sed (como la tumba TT 85), y también con la ceremonia del Año Nuevo (como la TT 86 y la TT 84)27. En esos casos parece claro que

23 Moran (1992: 88–98). 24 Redford (1967: 120-128).25 Bleiberg (1996: 96).26 Aldred (1970: 112-116). 27 Hallmann (2006: 286-287).

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el artista que realizó la escena conscientemente la vinculó con un acontecimiento concreto, y que su conocimiento de los detalles de esa ceremonia era bastante profundo. Sin embargo, otras muchas escenas de emisarios extranjeros tienen un carácter atemporal, no se encuadran en ningún tiempo ni lugar preciso, lo que para algunos investigadores implica que no se muestran hechos históricos muy concretos, sino episodios de carácter cíclico y periódico en la vida del difunto. Los egipcios que contemplaban ese tipo de escenas podrían entenderlas como un reflejo de una función permanente, esto es, la participación del difunto más o menos habitual en este tipo de ceremonias de la corte, o al menos eso era lo que el propietario de la tumba pretendía que creyesen28.

No pretendemos en este estudio vincular las escenas de emisarios extranjeros de tumbas tebanas con hechos históricos concretos, sino más bien reflexionar sobre la iconografía de estas en relación con el papel del propietario de la tumba y los artistas que las realizaron. Creemos que es fundamental destacar que son las tumbas de los visires y otros altos funcionarios las que revelan las imágenes de los emisarios extranjeros. En nuestra opinión, el hecho de que los emisarios de países extranjeros aparezcan solo en tumbas de nobles con importantes cargos (tales como visir, heraldo del rey o profeta de Amón) y en una determinada época es sintomático de que solo gentes muy concretas tenían contacto con ese tipo de extranjeros que llegaban a Egipto. Cuando un personaje decidía incluir a emisarios extranjeros en su tumba, es muy probable que estuviera reflejando que él mismo tenía un contacto con las embajadas que llegaban a Egipto. Los cargos de los propietarios de esas tumbas hacen pensar que esos nobles tenían una estrecha relación con el monarca y una destacada posición en la corte, y que su participación en las ceremonias del palacio era un hecho si no puramente histórico, al menos veraz. Creemos que la verdadera intención de los nobles tebanos al representar las procesiones de emisarios extranjeros en sus tumbas podría ser la de recalcar su cercanía al monarca y su elevado estatus social, de tal importancia que habían podido participar en ceremonias de la corte en las que extranjeros de diverso origen mostraban su respecto ante el faraón ofreciendo sus presentes.

En el debate sobre estas escenas rara vez se reflexiona sobre el papel de los artistas que las realizaron y sus fuentes de inspiración. Teniendo en cuenta que esta tipología de representación aparece en un momento bastante concreto y principalmente en el ámbito tebano, cabe preguntarse en qué se inspiraban los artistas egipcios para realizar esas escenas. Se trata de imágenes de extranjeros muy detallistas no solo en cuanto a sus rasgos físicos y vestimenta, sino también respecto a los objetos que portan, desde productos exóticos a vasos de metal de originales formas. Puede argumentarse que los rasgos físicos, de vestimenta y de productos de algunos de los extranjeros eran conocidos por los egipcios y formaban parte del repertorio iconográfico, como puede ser el caso de los nubios. Pero no es el caso de otros extranjeros como los egeos o los hititas, mucho menos conocidos

28 Panagiotopoulos (2003: 269).

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para los egipcios, pero cuyas vestimentas y productos característicos son fielmente representados. Además las escenas reflejan una compleja ceremonia ante el rey plasmada por un artista egipcio de manera muy detallada y que, como hemos visto en el análisis de la iconografía, concuerda con las fuentes escritas. ¿Cuáles eran entonces las fuentes de inspiración para estas escenas de emisarios extranjeros?

Da la sensación que los artistas que realizaron estas escenas tuvieron la posibilidad de ver la llegada de extranjeros portando regalos, y que tomaron buena nota de todo ello. ¿Es posible que alguno de esos artistas, sin duda con una posición privilegiada, hubiese estado presente en esas recepciones de emisarios extranjeros? ¿Es posible que la autopsia de esas ceremonias sea la fuente de inspiración para un reducido grupo de artistas? En nuestra opinión, no resultaría extraño que los mejores artistas egipcios que servían al faraón en los talleres vinculados al palacio tuviesen la oportunidad de ver a los extranjeros llegados a la corte. De hecho, en las propias “escenas de tributo” en ocasiones se muestra a los escribas compilando listas de los objetos que se presentan29. ¿Cabe pensar que junto a esos escribas hubiese pintores o escultores, como era de esperar en una corte como la egipcia, donde se daban cita físicos y artistas no solo egipcios sino de otros países? Sobre la base de la complejidad y de la variedad de las escenas de emisarios parece lógico pensar que hubo una observación directa, al menos en determinadas ocasiones.

Es cierto que algunas escenas sencillas, con reducidos elementos o un limitado repertorio de extranjeros y productos, podrían haber sido copiadas de escenas más elaboradas procedentes de tumbas previas en las que los pintores tebanos se habrían inspirado. Pero la complejidad y la atención a los detalles de otras escenas, como por ejemplo la escena de la tumba de Sobekhotep (TT 63), sugiere que los artistas tebanos contemplaron ese tipo de ceremonias. En dicha escena vemos una verdadera representación del ceremonial de la corte egipcia, con el rey en su elaborado trono, el propietario de la tumba actuando de intermediario y a la vez dando paso a las numerosas figuras de extranjeros que presentan sus regalos ante el rey30. Nos resulta difícil admitir que los pintores tebanos fuesen capaces de plasmar una ceremonia con tanto detalle a través de una mera descripción oral, especialmente si tenemos en cuenta que no se trataba de un hecho cotidiano en la vida de la corte tebana.

Una posible evidencia de la contemplación de esas ceremonias palaciales por parte de artistas podría estar en la escena de emisarios de la mencionada tumba de Rekhmire, visir y gobernador bajo Tutmosis III y Amenofis II. En ella los artistas egipcios representaron con detalle y exactitud a los distintos extranjeros, entre los cuales estaban los habitantes del Egeo, unas representaciones particularmente interesantes porque se rectificó su vestimenta. Las figuras de esos egeos originariamente llevaban una tipo de vestimenta más corta, del mismo tipo que los egeos de las tumbas de Senemut (TT 71) y de Useramon (TT 131). Pero en una fase posterior las figuras de egeos fueron pintadas de nuevo con vestimentas totalmente

29 Panagiotopoulos (2001: 266). 30 Hallmann (2006: 73-76, fig. 4).

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diferentes, con un nuevo un tipo de falda más larga, como las que llevan los egeos de la tumba de Menkheperreseneb (TT 86). Esta rectificación de la vestimenta de los egeos que conocemos como palimpsesto se habría realizado en los primeros años del reinado Amenofis II, y estaría vinculada a una nueva visita de emisarios cretenses.31 Esta curiosa modificación indica que los artistas egipcios de la época conocían bien a los egeos y que se tomaron la molestia de reflejar un cambio en su vestimenta, ya fuese este nuevo atuendo reflejo de su estatus o de su edad. El cambio en las vestiduras de los egeos de la tumba de Rekhmire obviamente tenía un significado para los artistas, ya que deliberadamente se rehizo un trabajo que ya estaba finalizado.

Se ha propuesto que los emisarios egeos representados en la tumba de Rekhmire en su primera versión pueden reflejar una visita a la corte durante el reinado de Tutmosis III, quizás con motivo de su segundo festival Sed en su 33 año de reinado, cuando Rekhmire es nombrado visir. La nueva apariencia de los egeos que los artistas se tomaron la molestia de rectificar, podría corresponder a una una nueva visita de egeos con motivo de las celebraciones de coronación de Amenofis II32. Más allá de la posible conexión con acontecimientos históricos concretos, queremos señalar la importancia la nueva versión de la vestimenta de los egeos de la tumba de Rekhmire como evidencia de una nueva fuente para los artistas tebanos, que al fin y al cabo eran quienes realizaban esas escenas, y una motivación para rectificar un detalle de una escena.

Desde la perspectiva de las representaciones de emisarios en tumbas tebanas como obra de arte contemplada por la élite de la época, creemos que es necesario destacar el papel de los propios artistas como autores de esas escenas y su especial interés en mostrar los detalles de los extranjeros y sus productos en el marco del ceremonial que rodeaba al rey. En este momento de expansión de Egipto en el exterior y de contacto con otros pueblos y culturas que tiene lugar durante la XVIII Dinastía, un privilegiado grupo de artistas de Tebas habría tenido la oportunidad de ver con sus propios ojos a los emisarios procedentes de lugares lejanos. El lujo y exotismo presentes en estas ceremonias de emisarios extranjeros con valiosos regalos ante el trono del monarca egipcio son una imagen que no les habría resultado indiferente.

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