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Universidad Autónoma de MadridFacultad de Filosofía y Letras
Departamento de Prehistoria y Arqueología
La guerra durante lasdinastías ramésidas (XIX-
XX). Conflictos, ejército yarmamento
0
Alejandro Rubio GruesoAlejandro ZorrillaAlmarza
[email protected]@estudiante.uam.es
Grado en HistoriaArqueología de Oriente y Egipto
Grupo 860 - 4º cursoMadrid, Noviembre 2014
ÍNDICE
Prólogo…………………………………………………………………..... 2
1.Introducción.............................................................................................. 3
1.1.La guerra en el Antiguo Egipto:antecedentes y posiblesinfluencias…………………………………………................ 3
1.1.1 Momentos anteriores al ReinoMedio............................. 3
1.1.2. Primer Período Intermedio, ReinoMedio y Ataque de losHicsos................................................................................. 5
1
1.2.El Reino Nuevo: cambios y análisisdinástico ........................7
2. La guerra, el ejército y el armamento en lasdinastías XIX y XX.......... 13
2.1.Conflictos y batallas singulares: Qadesh y los Pueblos del
Mar.......................................................... 13
2.1.1. La batalla deQadesh.................................................... 14
2.2.2. El enfrentamiento con los Pueblosdel Mar................. 20
2.2. Guerra yejército........................................................................ 21
2.3. Análisis delarmamento............................................................. 26
3.Conclusión.............................................................................................. 32
2
Bibliografía................................................................................................. 34
PRÓLOGO
El trabajo pretende analizar los aspectos más
singulares de la guerra durante el período ramésida del
Antiguo Egipto, englobando tanto las tácticas y batallas
singulares, como el armamento utilizado. Para ello, haremos
una regresión desde los inicios de la Historia de Egipto en
el tema bélico, llegando hasta el Imperio Nuevo, en
concreto con las dinastías XIX y XX, que servirán como guía
para estudiar y desarrollar este trabajo.
Tras esta introducción, accederemos al groso central
del trabajo que intenta proyectar una visión del ámbito
bélico durante las dinastías ramésidas. Un apartado
importante es el de las batallas singulares, en donde
aparecen tanto pueblos asiáticos como los hititas, como los
denominados Pueblos del Mar, enemigos exteriores cuya lucha
queda reflejada en el registro arqueológico.
3
Pero no tendría sentido contar la guerra del Antiguo
Egipto durante las dinastías XIX y XX si no sabemos cómo
era el ejército desde dentro ni la concepción egipcia de la
acción bélica. Con estos datos podemos acceder al estudio
del armamento del Egipto ramésida. Un armamento que, como
veremos, es muy heterogéneo y amplio.
Por último, estaría la conclusión final del trabajo,
donde se intentan recopilar los aspectos más importantes e
influyentes sobre la violencia, la guerra, y, en
definitiva, el modo de actuar del Egipto ramésida en el
terreno bélico. Una síntesis que pretende dar una visión
arqueológica contrastada y demostrar los cambios que llegan
en el Reino Nuevo con las dinastías XIX y XX.
1. Introducción
1.1. La guerra en el Antiguo Egipto: antecedentes y posibles
influencias
1.1.1 Momentos anteriores al Reino Medio
4
Desde el XI milenio a.C. hay constatadas, en el ámbito del
Nilo, enfrentamientos violentos; los motivos se basaban en la
protección de los diversos territorios por parte de los jefes
tribales, ya que la franja de tierra con acceso al agua y a los
recursos necesarios para practicar la agricultura era muy
escasa, lo que convertía a las orillas del río Nilo en un foco
de conflicto constante, aumentado exponencialmente por una
incipiente desertización de la zona cercana a la cuenca.
El primer foco de conflicto violento constatado
arqueológicamente se ubica en la zona norte de Uadi Halfa, en
Dyebel Sahaba1; en 1962 se encontró un yacimiento donde había
cincuenta y dos individuos, de diferente edad y sexo, con
múltiples signos de violencia, más del cuarenta por ciento de
los cadáveres encontrados tenían puntas de flecha entre sus
heridas mortales, y una amplia mayoría tenía incrustados en sus
huesos restos de astillas. Este yacimiento muestra el nivel de
violencia que podía llegarse a alcanzar en momentos de carestía
y extremos climáticos, situaciones que se repetirán en
conflictos de épocas posteriores; además el yacimiento permite
datar el uso del arco y las flechas por grupos cazadores-
recolectores para un uso diferente del destinado en un primer
momento para la caza de animales, un uso de defensa y de ataque.
1 MCDERMOTT, B. (2006): La guerra en el Antiguo Egipto, Crítica, Barcelona: 22-44
5
El arco y las flechas tendrán un papel preeminente en el mundo
egipcio tanto en la guerra como en otros diversos ámbitos.
La unificación de Egipto, hacia el 3200 a.C., tras un
periodo en donde se asentaron las poblaciones y se arraigaron en
un territorio, fue conformando las bases del pensamiento egipcio
a nivel social, económico y cultural. La guerra estuvo
representada en diversos objetos rituales, pinturas murales,
etc., por lo que nunca dejó de ser un tema lejano, creando una
imaginería a la hora de representar la fuerza, el poder o la
muerte y sobre todo el control sobre el caos, que era todo
aquello que estaba fuera de la frontera, en el desierto. Con la
unificación, el ámbito guerrero no se producía en un nivel
externo, sino que era un asunto de control “estatal” de las
poblaciones adyacentes a la cuenca del Nilo, a fin de controlar
ese “caos”2 existente en contraposición con la vida ordenada del
mundo egipcio. Las representaciones comienzan a centrarse en el
individuo poderoso que tiene el poder de apaciguar el caos y de
controlar a los enemigos que ataquen el estilo de vida egipcio,
lo que acabara por denominarse, faraón, rey de las dos tierras,
Alto y Bajo Egipto.
2 HORACIO GERVAN, H. (2013): “La guerra en el Antiguo Egipto: Una interpretación simbólica desde los postulados teóricos de Mircea Eliade” en Anuario de la Escuela de Historial Virtual (año 4, nº4) Universidad Nacional de Córdoba: 1-9
6
Fig. 1: Reverso de la Paleta de Narmer, British Museum (http://www.britishmuseum.org/research/col
Desde la dinastía I se documentaron expediciones para
captar recursos y mantener o expandir el territorio, como se
puede encontrar en la roca de Deybel Seij Suleiman. En la
segunda dinastía se encuentran inscripciones reales que hacen
referencia al título de “conquistador de tierras extranjeras”.
A parte de las inscripciones se encuentran imágenes
recurrentes sobre el poder del faraón sobre los pueblos
extranjeros, de una forma muy parecida a las representaciones
que podemos encontrar de época arcaica. La paleta de Nármer3
atestigua la captura de gran cantidad de recursos, cabezas de
ganado y ciento veinte mil prisioneros. A lo largo de esta
época, los distintos reyes se titularan con nombres de animales
de carácter peligroso y de poder, como el escorpión o la
serpiente y aparecerán en una actitud de supremacía y victoria
sobre los enemigos de Egipto.
3 MCDERMOTT, B. (2006): La guerra en el Antiguo Egipto, Crítica, Barcelona: 36-37
7
Las representaciones guerreras o cazadoras sobre diferentes
paletas o cabezas de maza están bien documentadas y
atestiguadas, tenían un carácter conmemorativo y describen a la
perfección las bases de la forma de representar al poder
mediante animales, posiciones de superioridad, etc.
El comienzo del Reino Antiguo, es posible gracias a la
situación de ventaja y control desde la autoridad
administrativa, lo que permitió el aumento del comercio y la
obtención de recursos. En esta época las representaciones
violentas son menos numerosas pero se constatan de todas formas,
normalmente a modo de expedición hacia Nubia u otros países
cercanos en busca de metales preciosos y recursos exóticos, como
maderas o marfiles.
Durante el reinado de Snefru se realizaron varias
expediciones con los fines antes mencionados, además se
realizaban con frecuencia ataques contra las poblaciones nómadas
cercanas a las fronteras egipcias, poblaciones que solían
traspasarlas y realizar rapiñas en lugares concretos. Este tipo
de escaramuzas contra los nómadas estaban dirigidas por soldados
especializados, no por el faraón como ocurría con algunas de las
expediciones, y se creó una flota naval, en un momento en el que
comenzaban los contactos con la costa del Levante y el mundo del
Egeo.
8
El Reino Antiguo finalizó y dio paso al Primer Periodo
Intermedio debido a que el estamento noble comenzó a congregar
bajo sí grandes bloques de poder administrativo hasta el punto
de disgregar el eje de poder y comenzar una pugna por el poder
desde varios puntos del reino del Nilo.
1.1.2. Primer periodo intermedio, Reino Medio y ataque de
los Hicsos
El poder concentrado en diversos nomos de Egipto, sobre
todo Heracleópolis Magna, que actuaba de bisagra entre el Alto y
el Bajo Egipto, y Tebas, hizo que se enfrentaran ambas fuerzas
para obtener la supremacía sobre el resto de Egipto. La batalla
sucedió en Armant, cerca de la ciudad de Tebas. El conflicto se
dio entre los príncipes Anjtifi de Heracleópolis e Inyotef I de
Tebas y abrió una grieta que el sucesor de Inyotef I, Inyotef
II, volvió a abrir, reanudando el conflicto para hacerse con la
totalidad de los nomos que estaban bajo el poder de
Heracleópolis Magna.
Fue el príncipe tebano Mentuhotep II quien buscó unificar
de nuevo las dos partes de Egipto, atacando la ciudad de Asiut,
en territorio heracleopolitano, derrotando a la dinastía de
Hieracleópolis y unificando el país. Así comenzó el Reino Medio,
que estuvo bajo su reinado cincuenta y un años. Durante el final
9
del reinado de Amenemhat I con la ayuda de su hijo Sesostris I
comenzó una expansión militar constante con el objetivo de
anexionarse los territorios de Nubia, desde donde procedían los
recursos áureos y otros materiales exóticos, como diorita,
cobre, alabastro…
Creó fortalezas como la de Buhen4, construida en
adobe, pero con grandes bloques de este material, algo que
impedía un buen secado y hacia que la estructura se deteriorase
con la aparición de grietas; la función de este tipo de
fortalezas era controlar los territorios donde podía aparecer un
conflicto, ya sea tanto por motivos de ocupación, como de paso,
como ocurría con las poblaciones nómadas, además de tener una
presencia constate de tropas.
El colapso del Reino Medio estuvo potenciado por diferentes
motivos5 ,que conllevaron a establecer el Segundo Periodo
Intermedio, en donde Egipto se dividió entre una zona controlada
por gobernantes de origen semítico, los hicsos, que controlaban
el área del Delta hasta más allá de Menfis, y una zona cuyo
epicentro era la ciudad de Tebas, defendida por la dinastía XIII
en adelante, de origen egipcio. Otro aspecto importante fue que
4 MCDERMOTT, B. (2006): La guerra en el Antiguo Egipto, Crítica, Barcelona: 71-745 BEDMAN GONZALEZ, T. (1993): “El llamado Segundo Periodo Intermedio: los hicsos, los tebanos y la reconquista nacional” en Instituto de Estudios de Antiguo Egipto (Conferencia impartida en el Instituto de Estudios Islámicos de Madrid, Febrero 1993).
10
el aumento de poder de los príncipes locales de los diferentes
nomos del Egipto faraónico fue haciendo mella en la
administración del Reino Medio. El cambio climático de estas
décadas produjo una gran cantidad de inundaciones que terminó
con gran parte de las cosechas arruinadas, además de
innumerables perdidas en las edificaciones. La carestía
producida a lo largo del Nilo tenía también su motivación en el
aumento de población semítica que había llegado al Delta del
Nilo desde la zona del Levante y que había estado asentándose
desde el comienzo del Reino Medio y fusionándose culturalmente a
lo largo del tiempo con la propia población egipcia. Esto
permitió una adaptación con mayor presteza por parte de los
hicsos al Delta, ya que ellos traían una mentalidad semítica.
La crisis económica y política de la dinastía XII desmembró
Egipto y permitió al pueblo de los hicsos, que habitaban Asia
Menor y Mesopotamia, penetrar por la zona del Delta y hacerse
con el poder ante una casta política feudal que no tenía el
poder necesario para hacer frente a unos pueblos semitas que, en
esta ocasión, no migraban por hambre o por la búsqueda de
tierras cultivables, sino que tenían una organización y una
capacidad militar importante; los hicsos se hicieron con toda la
zona del Delta de Egipto hasta Menfis, mientras que el poder
político egipcio se replegaba sobre Tebas y el Alto Egipto.
11
Con los faraones de la Dinastía XVII, Kamose y Ahmose6,
quien asestó el golpe final a los hicsos y los expulso de
territorio egipcio, se comienza a prepar la guerra contra el
territorio controlado por los hicsos. El conflicto tenía una
gran dificultad, ya que las tropas hicsas tenían conocimientos
de caballería y carros de guerra, algo desconocido en Egipto y
para lo que tuvieron que adaptarse y aumentar sus puntos fuertes
en metalurgia y táctica bélica. Tras los conflictos con los
hicsos, y otros pueblos asiáticos, el uso del caballo se destinó
a la jerarquía guerrera y a los mensajeros, el carro de guerra
tomo una gran importancia y fue clave para multitud de batallas,
entre ellas la de Qadesh.
1.2. El Reino Nuevo. Cambios y análisis dinástico.
Tras la expulsión de los hicsos por Ahmose, el reino
de Egipto vuelve a estar unificado en una nueva dinastía,
la dinastía XVIII. El fuerte cambio que se produce hará que
se conforme una nueva época en el Antiguo Egipto, el Reino
Nuevo.
El panorama de la guerra en el Reino Nuevo vamos a
comenzarlo con una serie de reyes guerreros durante la
6 MCDERMOTT, B. (2006): La guerra en el Antiguo Egipto, Crítica, Barcelona: 118-120
12
dinastía XVIII. El primero de ellos será Tutmosis I, así
mismo llamado como el “Todo Poderoso”, que inició campañas
militares más allá de la Tercera Catarata y alcanzó a
derrotar a los cushitas, un pueblo que causó muchos
problemas a Kamose, el último rey de la dinastía XVII. Su
hijo, Tutmosis II, murió pronto dejando a su esposa
Hatshepsut en una especie de regencia hasta la llegada de
su hijo Tutmosis III, asumiendo los cargos de faraón de
Egipto con la importante aprobación del clero de Amón. De
Hatshepsut no tenemos muchos datos sobre las campañas
bélicas, lo único algunos relieves en el templo de de la
mujer faraón en Deir El Bahari, pero sin embargo, será
Tutmosis III quien inicie relevantes campañas militares.
Su hijo, Amenofis II dirigió tres campañas en Asia.
Cuando el reino de Mitanni incrementó su fortaleza
política, egipcios e hititas dejaron de ser las dos mayores
potencias del territorio, por lo que el conjunto de reinos
se dio una tregua inaugurando un período de estabilidad en
donde el comercio, los legados y presentes circularon por
la región. Fue una etapa pacifica protagonizada por el rey
13
Amenofis IV sucederá a su padre Amenofis III, pero
será más conocido como Akhenatón. En una época en la que
los cambios estaban a la orden del día, la
situación interna del país por el poder
entre la monarquía y los sacerdotes de
Amón, llevaron a Akhenatón a poner freno a
las influencias del sacerdocio elevando a
otra deidad, Atón, a un lugar primordial en el panteón
egipcio. Esto trajo consigo una serie de consecuencias
políticas importantes que transformaron el régimen interno
de Egipto. Como nos dice Bridget Mcdermott “en algún
momento de la fase temprana del reinado de Akhenatón
ocurrió algo que produjo una violenta reacción contra el
culto a Amón. Todavía desconocemos qué ocurrió exactamente,
pero lo más probable es que se tratara de un intento de
asesinato contra el monarca. De resultas del atentado se
desató un furioso ataque contra los monumentos de Amón, en
los que los ciudadanos borraron a golpes de hacha todas las
referencias jeroglíficas y pictóricas al dios tebano”7.
Fig. 2. Relieve de Akenatón con la corona jeperesh (MCDERMOTT,B. (2006): La guerra en el Antiguo Egipto, Crítica, Barcelona: 155)7 MCDERMOTT, B. (2006): La guerra en el Antiguo Egipto, Crítica, Barcelona: 154-156.
15
A la muerte del soberano, le sucede una misteriosa
figura conocida como Esmenjkare, de la que algunos
investigadores consideran que se trata de Nefertiti. Su
reinado duró tan solo dos años y en esos años el proyecto
de Akhenatón tuvo su fin, la capital (Tell el-Amarna) fue
abandonada y las referencias al rey, borradas. El famoso
Tutankamón sería quien continuara con la línea sucesoria, y
después el faraón Ay, hasta la llegada del líder militar
Horemheb, quien cerró por la fuerza lo que quedaba de este
turbio período.
Durante mucho tiempo se ha dicho que Akhenatón era un
monarca pacífico, pero sin embargo las excavaciones en la
ciudad del rey han recuperado abundantes relieves militares
y vestigios que prueban la crucial relevancia del ejército
en las actividades de Amarna. El cuerpo militar aparece de
forma constante en los acontecimientos públicos, ofreciendo
su protección a la familia real. Son relieves que contienen
ciertas características “siniestras” que más tarde serán
adoptadas por los dictadores modernos. Además de ello, las
excavaciones han sacado a la luz los restos de un cuartel
16
Fig. 3: Fragmentode estatua colosalde Ramsés II (http://
militar. Los hallazgos recuperados incluyen cierto número
de armas y fragmentos de armaduras compuestas8.
Tras este turbulento período, Horemheb y su ejército
centraron de nuevo su atención a la guerra. Estableció
nuevas regulaciones de la conducta de los soldados, aceleró
los castigos y proyectó el desarrollo de dos centros de
enterramientos en Tebas y en Menfis.
Con Horemheb se cerrará la dinastía XVIII, ya que, al
no tener herederos, será un militar quien le suceda, Ramsés
I, el primer faraón de la dinastía XIX. Poco se sabe de
este personaje que tuvo un reinado breve. Mucho más
conocido será su hijo Seti I, un rey guerrero del cual
registramos muchas batallas. En el primer año de reinado,
Seti I dirigió una campaña militar en el Sinaí. Su ejército
llego hasta Chel, una fortificación situada en el extremo
de la Ruta de Horus.
Desde Gaza, el faraón dirigió su ejército hacia
Megiddo, siguiendo los pasos de Tutmosis
III. Llegó hasta Beth-Shan, al sur del
lago de Galilea, y luego hacia el norte
8 Ibíd.: 15817
de Palestina y el Líbano. Durante los siguientes años, Seti
I fue hacia el Orontes y su ejército entró en Qadesh, la
considerada puerta de Siria. Dirigidos por el rey Mursilis,
los hititas fueron derrotados por Seti I, pero, a pesar de
ello, el faraón no se podía asegurar el control de la zona,
por lo que se acordó el reconocimiento oficial de una
frontera justo al sur de Qadesh.
Ramsés II, el hijo de Seti I,
continuará la gran obra militar de su
padre convirtiéndose en un faraón
insigne de la Historia de Egipto. En su
cuarto año de reinado, realizó la
primera campaña siria mandando a su
ejército a marchar de Chel a las tierras de Canaán, Tiro y
Biblos, y continuó luego hacia el este, en dirección a
Amurru. Consiguió la victoria frente a los hititas y
fenicios, y meses después lanzó una nueva ofensiva contra
la Siria septentrional. Partió de la nueva capital (Pi-
Ramsés, en el Delta), y cruzó la región cananea hasta la
orilla del río Jordán, siguiendo hasta Kummidi, y llegando
hasta Qadesh, un territorio estratégicamente importante ya
18
que hacía de bisagra entre el Líbano y la cordillera del
Antilíbano. Allí se libraría uno de los combates más
significantes para la historia guerrera de Egipto. La
proeza que significa el ganar esa batalla se reflejará en
toda la iconografía arquitectónica de la época.
Merenptah, el sucesor de Ramsés II, sube al trono
bastante tarde, dada la inusual duración del reinado de su
padre, y, según los relatos, en seguida tuvo que afrontar
una invasión libia que le condujo a un combate contra un
ejército de 25.000 soldados enemigos que avanzaban hacia el
Delta.
Los libios, gentes del suroeste representados con
color de piel oscura como cazadores y criadores de ganado,
fueron retenidos en las tierras egipcias. Estas gentes
luchaban armados con arcos y venablos, pero en comparación
con los egipcios, sus carros eran demasiado pesados. Los
libios se organizaban de varias tribus que los egipcios
identificaban con los apelativos de tchehenu, libu y meshwesh9.
9 MCDERMOTT, B. (2006): La Guerra en el Antiguo Egipto, Ed. Crítica, Barcelona:132
19
Tras el reinado de Merenptah, le sucedió una lista de
faraones de corta vida (Amenmeses, Seti II, Siptah y
Tausert). De nuevo, el panorama político del estado se vio
agravado por conflictos internos que aumentaron las
disputas entre los diversos sacerdotes de Tebas, por lo que
se debilitó, en cierto modo, la autoridad central. Con
ello, llegaría la dinastía XX, comenzada por Sethnajt, con
un inicio enigmático que podemos constatar gracias al
Papiro Harris I, de época de Ramsés III, en donde sabemos
que el nuevo faraón terminó con el período de anarquía
derrotando al sirio Bay.
El sucesor de Sthnajt, Ramsés III, se convertiría en
uno de los grandes faraones
guerreros. En cierto modo, quiso
emular a su antecesor Ramsés II,
pero Egipto ya no se dotaba del
esplendor de aquella época. Los
libios volvieron a aparecer por la zona del Delta con ansia
de conseguir tierras fértiles10.
10 MCDERMOTT, B. (2006): La guerra en el Antiguo Egipto, Crítica, Barcelona: 132-134
20
Fig.4: Representación de Ramsés III con la corona jepereshportando incienso en posición oferente a una divinidad. Tumba deRamses III, KV11(http://de.academic.ru/dic.nsf/dewiki/2440898).
Los egipcios consiguieron someter de nuevo a los
libios ahora gracias a sus nuevas innovaciones en cuanto a
los carros de combate, mucho más ligeros y efectivos, los
arcos compuestos y la superioridad de efectivos. Se
capturaron muchos prisioneros, mujeres y niños, hechos
esclavos para a las filas del faraón. También es importante
hacer referencia a la campaña contra los filisteos en la
costa suroeste de Canaán11.
Pero lo que sin duda resulta más enigmático y
reseñable de este período es lo que denominamos como las
guerras contra los Pueblos del Mar. Hay muchas teorías
acerca de ellos, sobre su procedencia, rasgos étnicos o
modo de actuar, y es algo que la historiografía ha ido
estudiando a través de los pocos testimonios arqueológicos
que han quedado12. Poco se sabe de ellos, pero lo que sí
11 DAN’ EL KHAN (2011): “The Campaign of Ramesses III against Philistia” en Journal of Ancient Egyptian Interconnections, (vol. 3-4). Universityof Haifa: 1-11
12 GARCÍA BARGUEÑO, J.; GARCÍA GARCÍA, J.; MARTÍN GARCÍA, J.M. (2013): “Los Pueblos del Mar a través de las tendencias historiográfícas”, en Ab Initio, Universidad Complutense de Madrid. (Núm. 8): 3-43
21
sabemos es que los egipcios se enfrentaron con ellos tanto
por tierra como por mar.
Parece ser que los egipcios consiguen librarse de esta
oleada de pueblos que van a acabar con la red comercial y,
en definitiva, con la Edad del Bronce, en torno al 1200
a.C. Serán los únicos, ya que esta fuerte marcha bélica
causará el fin de civilizaciones tan importantes como la
micénica o la hitita.
Tras esto, la dinastía XX de Egipto pasará por
diferentes períodos gobernados por faraones todos llamados
Ramsés, sucediéndose hasta llegar a Ramsés XI. Será él
quien ponga punto y final a la dinastía XX, cerrándose una
etapa de la Historia de Egipto, el Reino Nuevo, y
abriéndose lo que conocemos como el Tercer Período
Intermedio con la dinastía tanita (por su capital en
Tanis).
2. La guerra, tácticas y armamento en las
dinastías XIX y XX
2.1. Conflictos y batallas singulares: Qadesh y los Pueblos
del Mar
22
Como ya hemos visto, durante las dinastías ramésidas,
los episodios bélicos estaban a la orden del día. Los
conflictos egipcios se generalizaron con las luchas entre
los hititas, cananeos, libios y Pueblos del Mar, entre
otros.
Dentro del período ramésida, podemos aislar ciertos
enfrentamientos clave para entender la guerra, batallas
singulares que han de ser analizadas para saber cómo se
organizaban los egipcios de las dinastías XIX y XX, cómo
luchaban y cómo reflejaban sus grandes victorias y hazañas.
2.1.1. La batalla de Qadesh
La batalla más memorable fue la de Qadesh, cuya pugna
comienza dos siglos antes de la batalla de Ramsés II13. La
situación que tenia Egipto hacia las últimas décadas del
siglo XV a.C. se basaba en el control total del valle del
Nilo, donde el faraón gobernaba de manera férrea, además la13 MURNANE, W. J. (1990): “The road to Kadesh. A historical interpretation of the battle reliefs of king Sety I at Karnak”, Studies in Ancient Oriental Civilization (number 42) The Oriental Institute of the University of Chicago, Chicago-Illinois.
23
zona oeste del Delta y parte del desierto libio estaba
siendo fortificado y controlado. Por el este, Egipto
controlaba todo el Levante hasta Mittani, mediante sistemas
de vasallaje siendo puntos Ugarit y Qadesh.
Ugarit era el principal puerto comercial del
Mediterráneo por donde pasaban y confluían las
transacciones desde el interior de Asia y desde todo el
Mediterráneo. El control de Egipto sobre este puerto le
permitía un fácil acceso a recursos alimenticios, objetos
de valor, materias prima, etc. La ciudad de Qadesh se
encontraba ubicada cerca del río Orontes, una zona que
conformaba un valle que los egipcios conocían como Amurru y
que abría un paso de comunicación con Ugarit y por
consiguiente con el Delta y Egipto. Además era un punto
primordial en la ruta hacia los pequeños reinos de la zona
de Anatolia y Siria y hacia Mittani, la gran potencia
enemiga de Egipto en este momento.
Esta zona costera de Oriente era por lo tanto una zona
de conflicto comercial entre las potencias y los reinos que
buscaban crecer y expandirse. Para evitar los conflictos
derivados de dicha situación el faraón Tutmosis IV firmó un
24
Fig. 5: Situación deEgipto (verde) y Hatti(rojo) antes de Qadesh (http://burnpit.us/2010/05/battle-kadesh-
tratado de paz con Mittani, que fue mantenido en el futuro
mediante lazos matrimoniales, así pues, se produjo el
casamiento de su hijo Amenofis III con la hija del rey
mittano.
Gracias a la paz que existía entre las dos grandes
potencias, Egipto y Mittani, los reinos con ideas de
expansión que suponían un problema de conflicto fueron
borrados y empequeñecidos ya que las potencias podían
destinar sus recursos bélicos a combatir contra estos
pequeños reinos, como
sucede con el reino Hitita.
A finales del siglo XIV
a.C. Abdi-Ashirta, y más
tarde su hijo Aziru,
cohesionaron y unieron a
las tribus de la zona amorrea creando un pequeño reino
ubicado en una zona ansiada por las potencias colindantes,
el reino de Amurru. En este territorio, que se extendía
entre la costa mediterránea y el valle del río Orontes,
subiría al trono de Hatti en el 1380 a.C., Shubiluliuma
25
I14, quien buscaba acabar con Mittani, como finalmente
consiguió, y hacerse con toda la zona de Anatolia y Siria
occidental, arrebatando grandes franjas de territorio al
Imperio egipcio de Akhenatón, el cual no realizo ningún
movimiento de contraataque contra Hatti, unicamente contra
el reino amorrita de Aziru, siendo derrotada la expedición
enviada.
Fue durante el reinado de Seti I cuando, a imitación
de la expedición de Tutmosis III, se comandó una hacia la
ciudad de Qadesh para recuperarla de manos del reino de
Amurru y, por ende, de los hititas.
Más tarde, Ramsés II15 tuvo una educación militar,
aprendiendo el uso de las diferentes armas y complementos:
arco, lanza, espada, carro… además de estar bajo la tutela
de diferentes generales. Alcanzó el trono hacia los
14 MURNANE, W. J. (1990): “The road to Kadesh. A historical interpretation of the battle reliefs of king Sety I at Karnak”, Studies in Ancient Oriental Civilization (number 42) The Oriental Institute of the University of Chicago, Chicago-Illinois.
15 HEALY, M. (1993): Kadesh 1300 BC: Clash of the Warrios Kings, Osprey (MilitaryCampaign Series), Oxford, UK.
26
veinticinco años, con la clara idea de recuperar y
controlar el territorio sirio y el Levante, que eran claves
para la economía egipcia y su expansión. Ramsés II
convirtió la antigua ciudad hicsa de Avaris en el núcleo
desde donde saldría la expedición para controlar el
territorio sirio, la renombro como Pi-Ramsés. Tras la
llegada de emisarios desde Hatti y diversos recursos
legales se comenzó con la marcha hacia el campo de batalla
establecido en Qadesh, siguiendo las rutas anteriores.
El faraón Ramsés II salió hacia Gaza desde Pi-Ramsés
con los cuatro cuerpos que conformaban su ejército: Amón,
Ra, Seth y Path; cada cuerpo del ejército contaba con
cuatro mil infantes, que había constituido el grueso y la
clave a la hora de guerrear antes del uso de los carros
tras la conquista hicsa. También contó con 500 carros de
guerra.
Ramsés II dividió a su ejército haciendo que los
cuerpos de Seth y Path fueran por rutas paralelas, mientras
los dos primeros cuerpos seguían el Orontes hacia Qadesh.
Abriendo la marcha iba el faraón, con el cuerpo de Amón, y
a un día de camino iba el segundo cuerpo. Cruzando el valle
27
del Orontes el cuerpo de Amón divisó a dos exploradores
beduinos (shasu), y, tras capturarlos e interrogarlos,
obtuvo la información de que el ejército hitita se
encontraba lejos de Qadesh, por lo que el primer cuerpo del
ejército de Ramsés II habría llegado primero al campo de
batalla, con la gran ventaja que ello supone.
La realidad acerca de lo ocurrido formaba parte de un
plan trazado por el rey hitita, Muwatallis II16, que había
enviado a los dos exploradores para que fueran capturados e
hicieran creer al faraón y a su ejército que el grueso
hitita se encontraba alejado del campo de batalla, cuando
en realidad todo el ejército hitita, 40.000 hombres y 3.500
carros de guerra, reunidos gracias a la agrupación de
multitud de reinos vasallos de Hatti, se encontraba en la
ciudad vieja de Qadesh, situada en un punto cercano al
norte de la ciudad de Qadesh y al este de la posición del
campamento del faraón.
Los beduinos fueron liberados tras varias
interrogaciones e informaron directamente al rey hitita,
que había enviado más exploradores para determinar y reunir
16 HEALY, M. (1993): Kadesh 1300 BC: Clash of the Warrios Kings, Osprey (MilitaryCampaign Series), Oxford, UK.
28
toda la información posible sobre la situación del enemigo
egipcio para actuar en consecuencia; la situación del
campamento egipcio, en donde solo había un cuerpo del
ejército, el de Amón, aventajaba en gran medida a los
hititas, que, pese a tener que vadear el río Orontes, la
superioridad numérica era realmente clara.
Al amanecer partió desde el campamento egipcio un
visir cuyo destino era avisar al cuerpo de Ra, que estaba a
un día de marcha, para que acudiera con rapidez a Qadesh y
así poder hacer frente a los hititas. En el campamento del
cuerpo de Ra, la soldadesca y los carros de guerra aún no
estaban preparados y se demoraron algunas horas hasta que
comenzaron a dirigirse a Qadesh.
A unos kilómetros del campamento egipcio de Amón,
donde estaba el faraón y su séquito, el cuerpo de Ra fue
interceptado por una formación de carros hititas17 que
tenían una misión de exploración y reconocimiento de la
situación de la llanura oeste de Qadesh.
17 HEALY, M. (1993): Kadesh 1300 BC: Clash of the Warrios Kings, Osprey (MilitaryCampaign Series), Oxford, UK.
29
Gran parte del cuerpo de Ra fue disgregado en su
camino hacia el campamento debido al choque hitita. La
formación de carros de guerra hitita se dirigió entonces
hacia el norte, hacia el campamento egipcio, para atacar de
manera desprevenida e intentar acabar con el faraón y
conseguir su botín.
Desde el campamento del faraón fue divisada una nube
de polvo levantada por los carros hititas, lo que alertó al
ejército que comenzó a prepararse. Los carros hititas
atacaron desde la zona oeste el campamento egipcio y se
dirigieron hacia la tienda que había sido dispuesta para el
faraón y todo el séquito de generales y príncipes. Ramsés
II tomo personalmente a un destacamento de carros y rodeó a
los hititas por el flanco izquierdo. Ante el ataque egipcio
los carros hititas retrocedieron y retomaron el camino
hacia el otro lado de la ciudad de Qadesh para volver al
30
campamento hitita. Ramsés II, viendo que tenía una
situación de ventaja, ya que el carro egipcio era más
ligero que el carro hitita, comenzó a perseguir al grupo
hitita para acabar con él.
Fig. 6: Transición de la batalla de Qadesh. En rojo el bandohitita; en azul el bando egipcio(http://burnpit.us/2010/05/battle-kadesh-egyptians-hittites-fight-bloody-draw)
El rey hitita Muwatallis II tenía una visión clara de
todo lo ocurrido desde su campamento, al ver el fracaso de
los carros de combate por la zona suroeste del campamento
egipcio, hizo vadear el río Orontes a otro gran escuadrón
de carros de guerra con el fin de atacar al campamento
egipcio por la zona este. De esta manera, haría que el
cuerpo de carros de Ramsés y la infantería que lo seguía,
tuvieran que volver hacia el campamento, permitiendo que
los carros escaparan de la persecución.
Durante la travesía hitita hacia el campamento
egipcio, aparecieron desde el norte tropas del bando
egipcio. Este contingente no era ninguno de los cuerpos del
ejército del faraón, sino carros de guerra procedentes de
31
los aliados de Egipto, el reino de Amurru, los ne'arin.
Este ataque desde el norte hizo retroceder las tropas
hititas que sufrieron una maniobra de “pinza” en el momento
de la retirada hacia su campamento cuando las tropas
comandadas por Ramsés II volvían al campamento de la
persecución de los primeros carros de guerra hitita.
La situación al acabar la batalla, por lo tanto, era
crítica para los hititas ya que habían perdido la mayor
parte del cuerpo de carros y buena parte de la infantería y
generales con la llegada de los ne'arin. En el bando
egipcio la situación era mucho más favorable ya que el
combate acontecido ni siquiera había reunido a todo el
grueso del ejército egipcio. Ramsés aún disponía de dos
cuerpos “frescos”, el de Path y el de Seth, por lo que la
victoria de la batalla se tornaba hacia el lado egipcio.
Pero la realidad era muy diferente, realmente las
fuerzas del faraón no podían mantenerse en la zona de
Qadesh para controlarla y esta situación ponía en clara
desventaja la capacidad del faraón para negociar.
Hábilmente el rey Muwatallis II solicitó un armisticio a
Ramsés II sabiendo que el faraón acabaría volviendo con su
32
ejército a Pi-Ramsés, lo que permitiría a los hititas
hacerse con el control de Siria sin oposición, e incluso
con alianzas desde los reinos vasallos de Egipto para los
cuales el reino del Nilo ya no suponía una verdadera
amenaza.
Años después Ramsés II y el rey hitita Hatusil III
firmaron el Tratado de paz de Qadesh que definía de forma
clara las fronteras entre las potencias y permitía una
duradera paz, ayudada por lazos de matrimonio entre la hija
del rey hitita y el faraón.
2.1.2. El enfrentamiento con los Pueblos del Mar
La batalla más singular de este período fue Qadesh,
pero con la llegada de Ramsés III, perteneciente ya a la
dinastía XX, vamos a ver que se reactiva esa actividad
militar y dónde más lo vamos a notar va a ser en las
enigmáticas batallas contra los denominados Pueblos del
Mar.
Tenemos muy poca información sobre estos pueblos, y lo
que más nos puede ayudar son los relieves del templo
funerario de Ramsés III en Medinet Habu (Tebas). Sabemos
33
que en tierra firme, estos pueblos empleaban carros y
técnicas muy similares a los que utilizaban los egipcios,
pero sus naves estaban impulsadas por velas, y no por
remeros. La batalla naval se inició en la boca del Delta y,
según los relieves, los egipcios apostaron vigías y
honderos en sus mástiles para atacar con piedras a sus
enemigos, pero estos pueblos se consiguieron adentrar en
los riachuelos del Delta y allí fueron atacados por
multitud de arqueros con sus avanzadas técnicas.
Como ya hemos dicho con anterioridad, esta información
proviene del análisis de un vestigio arqueológico de
relevante importancia, el templo funerario de Medinet Habu.
Este templo contiene un total de 7000 m2 de inscripciones
pétreas y conserva su puerta original de la fortificación
que regulaba el acceso principal. Frente al templo se
construyó un complejo edificio de guardia en donde se
conservan decoraciones en los muros, que reflejan al faraón
machacando a los tradicionales enemigos de Egipto.
34
Fig. 7: Relieve del templo de Medinet Habu que representa labatalla naval del Delta. En la imagen se puede ver a Ramsés IIIen la orilla junto a arqueros. Comenzando por la izquierda, seaprecia el comienzo del combate, el abordaje a las navesenemigas, el hundimiento de estas y la captura de los vencidos.La pérdida de la pintura que cubría el relieve ha supuesto pordesgracia la pérdida de muchos detalles.(http://www.mundohistoria.org/blog/articulos_web/la-flota-del-faraon-poder-naval-imperio-nuevo).
El templo tiene una remarcada temática militar con la
intención de perpetuar y glorificar las victorias del
faraón. Los muros exteriores del templo se decoraron con
escenas de combate de las campañas más famosas de Ramsés
III contra los libios y los Pueblos del Mar18. En el primer
patio se ilustraron las escenas de los egipcios contando el
número de manos amputadas
a los prisioneros. En el
muro meridional hay
escenas de combate con
bastones. Pero, lo que
sin duda se considera más relevante y que nos puede dar más
pistas sobre los Pueblos del Mar es el relieve de la
batalla naval del Delta.
18 SCOTT, P. (2011): Decoding the Medinet Habu Inscriptions: The Ideological Subtext of Ramesses III’s War Accounts. Senior Thesis. Columbia University.
35
Fig.8: Recreación pictórica de la batalla naval del Deltapor parte de Ramsés III contra los Pueblos del Mar. Ilustraciónde Igor Dzis.(http://lakodaemon.co.uk/the-sea-raiders-part-7-the-great-migrations-about-1210-1190-b-c)
Resulta interesante analizar estos relieves ya que nos
pueden contar el tipo de barcos que utilizaban estos
pueblos del Mar, y más aún, si contamos con algunos textos
como los de Ugarit19.
Entre esos pueblos hay una serie de nombres de los que
epigrafistas y filólogos piensan que se habla en todas la
culturas del Mediterráneo de esa época. Se constata la
llegada de un grupo con casco y cuernos conocidos como
shardana, pero también están los denyen, shekelesh, ekwesh o
tursha. Algunos shardana podían estar en contra o a favor de
los egipcios. Aparecen representaciones suyas en Egipto (c.
1180-1150) o en Enkomi (Chipre) del siglo XII a.C.
También están los peleset, un pueblo de los más
interesantes en cuanto a procedencia y actuación. Serán los
filisteos, que llegarán a la frontera de Egipto y serán
19 WACHSMANN, S. (1982): “The ships of the Sea Peoples (IJNA, 10.3: 187-220): additional notes” en The International Journal of Nautical Archaeology and Underwater Exploration (11.4): 291-304
36
Fig. 9: Detalle de losrelieves del templo deMedinet Habu donde sepuede apreciar elrecuento de falos en laparte superior y demanos, en la inferior(SCOTT, P. (2011):Decoding the Medinet Habu
vencidos por Ramsés III. Ello hará que se asienten en lo
que ahora es Palestina, de ahí el nombre20.
Los tursha eran los tirsenos de las fuentes clásicas,
los antecesores de los etruscos y los shekelesh serían los
habitantes de Sicilia. Hay dos nombres particulares, los
denyen (los danaos, es decir, los griegos) y los ekwesh (que
serían los aqueos, también los griegos).
En los mismos relieves de Medinet Habu, aparece una
situación en la que se están contando manos, para saber
cuántos habían muerto. Encontramos también que hay otro
relieve con falos cortados con un interesante texto que lo
acompaña. El faraón tiene un problema y es que debe
identificar y discernir entre sus enemigos. Los
tradicionales enemigos de Egipto han sido los semitas, pero
esta nueva raza no se circuncidan los miembros y se deben
identificar y contabilizar.
20 DOTHAN, M.; DOTHAN, T (2002) Los pueblos del Mar, tras las huellas de los filisteos. Ed. Bellaterra, Barcelona.
37
2.2 Guerra y ejército
La concepción de guerra que tenían los egipcios y la
forma de entender la misma resulta también interesante de
estudiar. Para ellos todo comienza con la idea de “caos”21
utilizada para referirse a todo lo ajeno a su delimitación
territorial, pero también a su ámbito religioso. El mundo
egipcio se centra en el territorio del valle del Nilo,
donde la abundancia de recursos y la vida crecen gracias al
río y sus crecidas, que traen la “tierra negra” (Kmt), lo
que permite una abundante cosecha. En Egipto, por lo tanto,
existía una estabilidad denominada como maat de la que, el
faraón, era el encargado de proteger de cualquier peligro
ajeno.
Todo lo que se ubique fuera del valle, lejos del río,
pertenece a un ambiente desértico (hçst) en donde proliferan
los animales salvajes y las malas condiciones de vida, por
lo tanto, el mundo egipcio está rodeado de “caos”. En dicho
“caos” habitan una serie de pueblos nómadas que traerán los
primeros conflictos para el mundo egipcio, a fin de
21HORACIO GERVAN, H. (2013): “La guerra en el Antiguo Egipto: Una interpretación simbólica desde los postulados teóricos de Mircea Eliade” en Anuario de la Escuela de Historial Virtual (año 4, nº4) Universidad Nacional de Córdoba. 1-9
38
proteger las fronteras y el territorio de incursiones en
busca de recursos y tierras fértiles.
La idea de superioridad espiritual de los egipcios,
respecto con todo lo ajeno a su territorio que se
encontraba en el desierto o en sus fronteras, creó un
imaginario a la hora de nombrar a todas las poblaciones
extranjeras como enemigos del maat que reinaba en Egipto,
lo que permitía justificar22 cualquier ataque del faraón a
los pueblos circundantes al Reino y también aquellos
territorios lejanos, con fuentes y recursos económicos que
beneficiarían a Egipto.
El ejército en Egipto tenía dos cuerpos de batalla
tradicionales adscritos a los dioses23 Amón y Ra. En época
ramésida se añadirán dos cuerpos más, consagrados al dios
Seth y al dios Path. Cada cuerpo del ejército, contaba con
alrededor de cuatro mil quinientos hombres de infantería,
al menos hasta la época posterior al establecimiento de
los hicsos, cuando el ejército egipcio comenzó a utilizar22HORACIO GERVAN, H. (2013): “La guerra en el Antiguo Egipto: Una interpretación simbólica desde los postulados teóricos de Mircea Eliade”, Anuario de la Escuela de Historial Virtual (año 4, nº4) Universidad Nacional de Córdoba. 9-13
23 MCDERMOTT, B. (2006): La guerra en el Antiguo Egipto, Crítica, Barcelona. 146-150
39
el carro de guerra en sus cuerpos de batalla. La infantería
estaba dividida en compañías de doscientos o doscientos
cincuenta hombres, donde había grupos de soldados veteranos
que ocupaban la vanguardia y reclutas que se situaban en la
retaguardia, con un oficial al mando cada una, además de
alrededor de veinte escribas, uno por compañía.
La organización del ejército era igual que la del
Estado egipcio, tenía una estructura piramidal en donde el
soldado raso, que conformaba el grueso del cuerpo, recibía
las ordenes que habían sido dadas por el faraón a través de
generales y oficiales, con una jerarquía muy importante y
respetada. Esta igualdad en la organización del Estado y el
ejército permitió varias dictaduras militares en el Reino
Nuevo, potenciadas por la importancia que tuvo en ese
momento el ejército y las campañas militares.
El oficio de soldado de infantería conllevaba una vida
de penurias cuando se estaba de campaña, las maniobras se
realizaban a pie, cada soldado llevaba consigo víveres
básicos como agua o pan. Además de todo el armamento, la
indumentaria tenía un peso considerable, que, sumado a las
marchas a través del desierto, resultaba agotador. Por
40
ello, normalmente se intentaba utilizar el transporte por
barco siempre que era posible, aunque en los conflictos con
los pueblos nómadas solían producirse largas marchas bajo
el desierto, que, con el calor y el ambiente de extrema
sequedad este tipo presente en Egipto y sus alrededores
hacía que el grueso de infantería llegara al campo de
batalla en malas condiciones físicas para prestar combate
en la batalla, un hecho que influía en gran medida a la
hora de analizar cómo se desarrollaría la batalla24.
Los soldados recibían una pequeña parte del botín
conseguido, en el caso de los oficiales recibían premios en
forma de cargos, tierras o recompensas monetarias, lo que
permitió que se creara una casta militar con capacidad de
decisión y poder de la nobleza baja25.
En el ejército egipcio hubo una presencia constate de
mercenarios extranjeros de diferentes procedencias a lo
largo de toda su historia, durante las dinastías XIX y XX
hubo una presencia más significativa sobre todo de soldados
procedentes de los pueblos vecinos sometidos por Egipto,
24 CIMMINO, F. (1991): La vida cotidiana de los egipcios, EDAF, Madrid: 216-21925Ibíd. : 226-228
41
como los libios, nubios o schardana26, quienes conformaban
la guardia real de Ramsés
2.3. Análisis del armamento
Con respecto al armamento, debemos remontarnos a lo
largo de la dinastía XVIII, primera dinastía del Reino
Nuevo, cuando ya aparecen una serie de mejoras relevantes
en el armamento,
incorporando nuevas armas
gracias al control sobre
importantes centros
metalúrgicos del Próximo
Oriente asiático. En
infantería pesada contaban
con soldados portadores de escudo, protector genital (una
pieza triangular de lino endurecido sobre el faldellín)
lanza y hacha.
26 MARTÍNEZ BABÓN, J. (2004-2005): “Breve síntesis sobre el armamento en Egipto durante las dinastías XIX y XX”, Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua (tomo 17-18) UNED, Madrid. 36-38
42
Fig. 10: Recreación virtualde la de indumentariaguerrera egipcia (http://features.cgsociety.org/
Fig. 11. Carro de guerraramésida. Gracias al papiroKoller, hemos descubierto quellevaban un armamento compuestopor arcos, 80 flechas,venablos, lanzas, espadas ycotas. Dato que coincide con elarqueológico, ya que en Pi-Ramsés se han encontradopuñales, espadas cortas ynumerosas puntas de flecha yvenablos. Detalle de un carrode guerra de la dinastía XIX.Relieve bélico de Seti I en la
Tras la época amarniense se extendió el uso de la
espada curva sustituyendo al hacha, aunque esta siempre
tendrá mayor importancia.
En cuanto a la infantería ligera, lo que triunfa es el
arco simpe o compuesto con flechas de punta palmiforme o
romboidales. Es importante también el uso de los carros.
Pero todo este despliegue armamentístico se verá mejorado
con las dinastías ramésidas que traerán un poderoso
instrumental innovador y tecnológico. Esto lo podemos
corroborar en el arte (pinturas de la tumba de Ramsés III)
o simplemente en la arqueología27.
Para empezar, tenemos los carros de guerra, vehículos
con ruedas de seis radios que aumentaron su capacidad
bélica al incrementar el número de armas que portaban
llegando a tener hasta tres cajas alargadas para guardar
arcos compuestos, flechas y
venablos.
27 MARTÍNEZ BABÓN, J (2004-2005): “Breve síntesis sobre el armamento en Egipto durante las dinastías XIX y XX” en Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua ( t. 17-18) UNED, Madrid: 39
43
Pasando a las armas
ofensivas para el combate
cuerpo a cuerpo, tendríamos
las hachas, que, a pesar de
las innovaciones tecnológicas y las sustituciones, siguió
siendo un arma muy importante. En esta época, las hojas de
bronce eran anchas, midiendo entre 10 y 12 cm de longitud y
poseían enmangues de madera.
Fig. 12. Representación de Príncipe ramésida con arco yhacha. Relieve bélico de Ramsés II en el muro norte del patio del templo de Beit el-Walli (MARTÍNEZ BABÓN, J (2004-2005): “Breve síntesis sobre el armamento en Egipto durante las dinastías XIX y XX” en Espacio, Tiempo yForma, Serie II, Historia Antigua ( t. 17-18) UNED, Madrid: 41).
Las espadas curvas fueron las armas asociadas a la
realeza por lo que era el faraón quien las utilizaba en la
batalla. Además, determinadas unidades de infantería las
llevaban y se han constatado tanto arqueológica como
pictóricamente. La espada se denomina generalmente
44
como khopesh, kefresh o jepesh (ḫpš), y tiene una clara
influencia oriental, posiblemente remontada al contacto con
los cananeos.
Fig. 13 Espada curva de bronce con elnombre de Ramsés II en la empuñaduraexpuesta en el museo del Louvre (MARTÍNEZ
BABÓN, J (2004-2005): “Breve síntesis sobre el armamento enEgipto durante las dinastías XIX y XX” en Espacio, Tiempo y Forma,Serie II, Historia Antigua (t. 17-18) UNED, Madrid: 42)
Otro aspecto importante de las armas defensivas cuerpo
a cuerpo es la proliferación de puñales y espadas cortas.
En las dependencias militares de Pi-Ramsés han llegado a la
posteridad algunos puñales de bronce con hoja plana de
doble filo con una empuñadura corta. Los relieves presentan
a soldados armados con estos objetos, cuyos pomos penden de
cordonaes y espadas con extremo romo. En cuanto a los
bastones de guerra, siempre tuvieron gran importancia, y
esto lo podemos corroborar en relieves y pinturas halladas
en tumbas del Imperio Nuevo, como es el caso de la tumba de
Ramsés III28.
28 MARTÍNEZ BABÓN, J (2004-2005): “Breve síntesis sobre el armamento en Egipto durante las dinastías XIX y XX” en Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua ( t. 17-18) UNED, Madrid. 43
45
En cuanto a las mazas, eran las armas de uso común en
los tiempos protohistóricos, que, ahora, gracias a las
representaciones bélicas de la dinastía XIX aparecen
ocasionalmente, algo que será mucho más frecuente en la
siguiente dinastía ramésida.
Las lanzas son uno de los objetos más útiles para la
infantería pesada, tenían una hoja generalmente de bronce
con nervatura central y con una prolongación hueca por la
que se introducía un extremo de caña o vara.
Pasando a las armas arrojadizas, los objetos más
importantes en la panoplia del Egipto ramésida son los
arcos y las flechas que permitían llevarse tanto en los
carros como en la infantería ligera. Son armas de uso
generalizado durante la Historia de Egipto, que, a lo largo
esta etapa se mejoran
llegando a los arcos
compuestos y flechas con
innovaciones como la
sustitución de las puntas
46
Fig. 14. Ilustración dedos soldados egipcioscon lanza y arco simple,un carcaj, un escudo yprotectores genitales(http://
palmiformes o romboidales por puntas que poseían espolones
laterales.
Otro elemento característico
en el armamento egipcio son los venablos, unos objetos
utilizados básicamente por las unidades de carros que
tenían una longitud aproximada de 125 a 150 cm, con punta
de bronce y
estabilizadores formados por una
bola y dos cordones. Esto lo
podemos ver en los
relieves de Seti I y Ramsés
II utilizándose para rematar al enemigo.
Fig. 15. Relieve bélico de Seti I en posición de matar a un enemigo libio con un venablo, en la sala Hipóstila de Karnak (MARTÍNEZ BABÓN, J (2004-2005): “Breve síntesis sobre el armamento en Egipto durante las dinastías XIX y XX” en Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua (t. 17-18) UNED, Madrid: 46)
47
También estarían las hondas, que serían poco
utilizadas, pero se han encontrado algún indicio
arqueológico de utilización durante las dinastías XIX y XX,
como por ejemplo en los relieves del templo de Medinet Habu
contra los Pueblos del Mar en la famosa batalla naval.
Por último tendríamos las protecciones corporales, lo
que denominamos armas defensivas. Dentro de estas
contaríamos los escudos y protecciones genitales, que
presentan unas características similares con las de la
dinastía XVIII. Presentan la forma típica de las
protecciones hititas representadas en relieves militares lo
que muestran la presencia de artesanos hititas en la
capital egipcia al servicio del faraón una vez hecho el
acuerdo de paz.
Otro aspecto importante serían las cotas y cascos,
utilizados por los soldados de carros. Algunas expediciones
arqueológicas en Pi-Ramsés nos hablan de pequeñas placas de
bronce con diminutos orificios que nos inducen a pensar que
se creaban verdaderas armaduras o mallas de tipo cota.
Además estas protecciones servían tanto para los hombros y48
el torso como para parte del brazo. Ello lo vemos en
relieves de Medinet Habu, durante la batalla naval del
Delta. De la misma época de Ramsés III, en su tumba
funeraria, encontramos dos piezas enteras unidas mediante
engarces laterales que cubrían por una parte la totalidad
del torso, y por otra, la espalda.
En cuanto a los cascos, algunos relieves, como los del
templo de Abu Simbel, muestran a soldados mercenarios con
ellos. Los portadores de cota solían llevarlo siempre. A
todo ello, debemos de citar las llamadas espadas largas,
armas que posiblemente tengan un origen centroeuropeo,
introducidas por mercenarios shardana que entraron al
servicio del faraón Ramsés II y cuyos descendientes
lucharían contra las guerras de Ramsés III con los Pueblos
del Mar.
Por una parte tenemos una espada de bronce bien
conservada hallada en Zagazig (Bubastis), cuya longitud es
de 71,5 cm de longitud. La hoja es de doble filo y tiene
cuatro acanaladuras. Esto es bastante extraño en el tipo de
armamento egipcio por lo que, indudablemente, se trata de
un arma de origen extranjero. En cuanto al otro testimonio,
49
contamos con una hoja de bronce con alto grado de
deterioro, de unos 45 cm, hallada en Tell Firaun. Hemos
encontrado paralelos de este tipo de armas en Ugarit (Ras-
Schambra), con cartuchos del faraón Merenptah, lo que
demuestra evidencias del alto grado de colaboración
alcanzado entre Egipto y la zona del Levante sirio.
A pesar de estas innovaciones, la llegada de este tipo
de espadas no supuso la desaparición del hacha de guerra
típica egipcia, que, como ya hemos dicho, sería la más
común para los soldados del faraón en la lucha cuerpo a
cuerpo.
En conclusión, y haciendo una recopilación del estudio
armamentístico ramésida podemos decir que el nivel de
desarrollo era muy alto, incluso podríamos decir que, en
esos momentos, el armamento era más moderno y estaba más
avanzado que en el Próximo Oriente asiático. El elenco de
armas era impresionante, como ya hemos visto, ya que hay
una perfecta fusión entre las armas tradicionales como el
hacha o el arco simple, con armas extranjeras (como las
largas espadas de origen centroeuropeo) y poderosas
50
innovaciones en los campos armamentísticos, tanto ofensivos
como defensivos.
En el marco de las mejoras técnicas, podemos hablar
del aumento de la capacidad de los carros de combate, el
cambio de las puntas de flecha hacia puntas con espolones
laterales. Además, como ya hemos visto, se mejora las
técnicas del arco, con el arco compuesto, y también las
cotas o corseletes.
En una evaluación práctica de la evolución
armamentística, cabría hablar de que en un principio las
armas de las dinastías ramésidas son muy parecidas a las de
la dinastía XVIII. Durante las batallas acontecidas durante
los reinados de Seti I y de Ramsés II contra los asiáticos,
estas van tomando ligeros cambios, que, al llegar a la
época de Merenptah con los ataques externos de los llamados
Pueblos del Mar y las crisis internas que se produjeron en
la última fase de la dinastía XIX. Durante la primera etapa
de la dinastía XX encontramos algunos aspectos diferentes
como el uso de las mazas o bastones de combate, armas que
no son comunes durante la dinastía XIX, quizás relacionado
con la movilización de soldados, reservistas y milicianos,
51
que, al no tener suficientes armas complejas, solventarían
sus problemas con la creación rápida de armas simples para
luchar contra el enemigo exterior29.
3. Conclusión final
Establecer una conclusión clara y concisa sobre este
tema no resulta nada sencillo. En primer lugar, tenemos que
tener claros una serie de conceptos que serán fundamentales
para entender los movimientos y las acciones bélicas del
período ramésida.
Para empezar, tenemos un hecho muy importante, se
trata de los antecedentes. Tanto los antecedentes mas
pretéritos como los más recientes (dinastía XVIII) inciden
en el comportamiento, la utilización de las armas o el
desarrollo de los ejércitos durante las dinastías XIX y XX.
La introducción del carro, por ejemplo, durante el Segundo
Período Intermedio será clave para el desarrollo y
evolución del modo de abordar la guerra por parte del
ejército ramésida.
29 MARTÍNEZ BABÓN, J (2004-2005): “Breve síntesis sobre el armamento enEgipto durante las dinastías XIX y XX” en Espacio, Tiempo y Forma, Serie II,Historia Antigua (t. 17-18) UNED, Madrid: 54-55
52
Otro aspecto que es necesario recalcar es la
importancia de la arqueología en este ámbito ya que, a
pesar de la documentación escrita, la huella arqueológica
es la que más se hace notar, tanto en los restos de
armamentos o cuarteles militares, como a modo de
ilustraciones sobre batallas en los propios relieves de
templos tan importantes como Karnak o Medinet Habu. Gracias
a ello podemos saber cómo era el equipamiento del soldado
egipcio, las batallas o la idea que se tenía de ellas.
Gracias a toda esta documentación, conseguimos
rememorar batallas importantes como las anteriormente
narradas. Esto hace que profundicemos más en la mentalidad
del pueblo egipcio, de sus faraones y de sus patrones de
conducta guerreros, pudiendo saber cosas tan interesantes
como la vida del soldado o su propio armamento.
Sabemos que durante el período ramésida, se asiste a
un cambio considerable en el armamento que ya viene dándose
desde la dinastía XVIII. Esto está ligado a los cambios que
se producen en Egipto tras la huella que deja la expulsión
de los hicsos y las sucesivas campañas posteriores, que
53
plantean, entre otras, un contacto importante con Oriente
Próximo.
Por último, tendríamos un concepto más amplio y
profundo, ya que hablaríamos de la concepción egipcia de la
violencia y la guerra, muy unida, como ya hemos visto, al
concepto de “caos” en contraposición al “orden” o maat
egipcio.
Todos estos conceptos nos llevan a poder considerar el
período ramésida como uno de los más interesantes en el
ámbito militar de la Historia de Egipto. En él, no solo
ocurren batallas claves e insignes para el resto de la
Historia militar, sino que además se produce una mejora del
armamento incrementando así el poder de esta gran potencia
de la Antigüedad.
BIBLIOGRAFÍA
Fuentes textuales
BEDMAN GONZÁLEZ, T. (1993) “El llamado Segundo PeriodoIntermedio: los hicsos, los tebanos y la reconquistanacional” en Instituto de Estudios de Antiguo Egipto(Conferencia impartida en el Instituto de EstudiosIslámicos, Madrid, febrero 1993)
54
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