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Mainake, XXIX / 2007 / pp. 215-225 / ISSN: 0212-078-X LA CERÁMICA ROMANA DE LA BÉTICA Encarnación Serrano Ramos Universidad de Málaga RESUMEN: En este trabajo vamos a presentar una panorámica general de los avances que los estudios sobre cerámica romana han experimentado en la Baetica desde mediados del siglo XX hasta nuestros días. PALABRAS CLAVE: Aceite de oliva, horno, cerámica romana, lucerna, alfarero, ánfora. ROMAN POTTERY OF BAETICA ABSTRACT: In this work we are going to present a general view of the progresses that roman pottery has expe- rimented from the halfway through the last century to our days. KEY WORDS: Olive oil, Kiln, Roman Pottery, Lamp, Potter, Amphora. No hay duda del gran avance que ha experimentado el conocimiento de las cerámicas roma- nas, tanto las de mesa, cocina, como las de almacenamiento y transporte de mercancías, en los últimos años 1 . En España hay una momento clave en la investigación el año 1951, fecha de la celebración del I Curso de Técnica Arqueológica en Canfranc (Jaca) y en el que el profesor Nino Lamboglia impartió una conferencia que sería publicada con el título “Apuntes de cronología cerámica” por el profesor A. Beltrán un año después. No obstante, con anterioridad, G. Bonsor había publica- do una serie de trabajos en los que daba a conocer numerosos alfares a lo largo de las riberas del Guadalquivir 2 . La investigación arqueológica se intensificó a lo largo de la década de los sesenta en la que nos encontramos con obras como la de M.ª A. Mezquíriz 3 sobre Terra Sigillata Hispánica, la de M. Vegas 4 sobre algunas formas de cerámica común romana, y en cuanto a excavaciones arqueo- lógicas mencionaremos las realizadas por M. Sotomayor en el Rinconcillo (Algeciras, Cádiz) 5 y en Cartuja (Granada) 6 , primer alfar de T.S.H. de los conocidos en la Bética. De gran fecundidad fue la década siguiente, en la que ven la luz trabajos como el de M. Beltrán 7 sobre ánforas romanas, el de M. Vegas 8 sobre cerámica común, M. Sotomayor da a co- 1 Si bien el título de este trabajo es La cerámica romana de la Bética, no me circunscribiré a lo que era la provincia Baetica y hablaré también de los hallazgos que han tenido lugar en el territorio que hoy corresponde a Andalucía.. 2 BONSOR, G. (1931). 3 MEZQUÍRIZ DE CATALÁN, M. A. (1961). 4 VEGAS, M. (1964). 5 SOTOMAYOR, M. (1969): 389-399. 6 Ibidem: 193-199. 7 BELTÁN LLORIS, M. (1979). 8 VEGAS, M. (1973).

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LA CERÁMICA ROMANA DE LA BÉTICA

Encarnación Serrano RamosUniversidad de Málaga

RESUMEN: En este trabajo vamos a presentar una panorámica general de los avances que los estudios sobre cerámica romana han experimentado en la Baetica desde mediados del siglo XX hasta nuestros días.

PALABRAS CLAVE: Aceite de oliva, horno, cerámica romana, lucerna, alfarero, ánfora.

ROMAN POTTERY OF BAETICA

ABSTRACT: In this work we are going to present a general view of the progresses that roman pottery has expe-rimented from the halfway through the last century to our days.

KEY WORDS: Olive oil, Kiln, Roman Pottery, Lamp, Potter, Amphora.

No hay duda del gran avance que ha experimentado el conocimiento de las cerámicas roma-nas, tanto las de mesa, cocina, como las de almacenamiento y transporte de mercancías, en los últimos años1.

En España hay una momento clave en la investigación el año 1951, fecha de la celebración del I Curso de Técnica Arqueológica en Canfranc (Jaca) y en el que el profesor Nino Lamboglia impartió una conferencia que sería publicada con el título “Apuntes de cronología cerámica” por el profesor A. Beltrán un año después. No obstante, con anterioridad, G. Bonsor había publica-do una serie de trabajos en los que daba a conocer numerosos alfares a lo largo de las riberas del Guadalquivir2.

La investigación arqueológica se intensifi có a lo largo de la década de los sesenta en la que nos encontramos con obras como la de M.ª A. Mezquíriz3 sobre Terra Sigillata Hispánica, la de M. Vegas4 sobre algunas formas de cerámica común romana, y en cuanto a excavaciones arqueo-lógicas mencionaremos las realizadas por M. Sotomayor en el Rinconcillo (Algeciras, Cádiz)5 y en Cartuja (Granada)6, primer alfar de T.S.H. de los conocidos en la Bética.

De gran fecundidad fue la década siguiente, en la que ven la luz trabajos como el de M. Beltrán7 sobre ánforas romanas, el de M. Vegas8 sobre cerámica común, M. Sotomayor da a co-

1 Si bien el título de este trabajo es La cerámica romana de la Bética, no me circunscribiré a lo que era la provincia Baetica y hablaré también de los hallazgos que han tenido lugar en el territorio que hoy corresponde a Andalucía..

2 BONSOR, G. (1931).3 MEZQUÍRIZ DE CATALÁN, M. A. (1961).4 VEGAS, M. (1964).5 SOTOMAYOR, M. (1969): 389-399.6 Ibidem: 193-199.7 BELTÁN LLORIS, M. (1979).8 VEGAS, M. (1973).

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nocer el centro productor de Los Villares de Andújar9 y M. Ponsich publica los resultados de las prospecciones llevadas a cabo en el valle del Betis10.

En los ochenta se localizan nuevos centros productores de sigillata hispánica: el del Al-baicín (Granada)11, Singilia Barba12 y Alame-da13 en Málaga. Además, por estos años, el n.º 2 del El Boletín del Museo Arqueológico Na-cional recoge una monografía sobre la T.S.H., fruto de la reunión organizada por el Museo, que concentró en Madrid a un grupo de inves-tigadores con la intención de unifi car posturas sobre terminología, criterios de atribución, tipología, etc. Dos nuevas obras sobre esta producción ven la luz en esta década, la de F. Mayet14 y la de M. A. Mezquíriz15. También mencionaremos el trabajo de S. Keay16 sobre ánforas producidas entre los siglos III y VII d. C., Remesal17 proporciona los primeros datos sobre el alfar de El Tejarillo, proliferan los es-tudios sobre la epigrafía de las ánforas Dr.2018 y R. Corzo da a conocer un taller de lucernas de diversas tipologías con la marca de Caius Iunius Dracus en el Cerro de los Mártires en San Fernando (Cádiz)19.

Gran interés tiene la siguiente década en la que aparecen dos nuevos centros de T.S.H. en la provincia de Málaga: el de La Fábrica20 en Teba y Santa María en Antequera21, y un po-sible taller en Sevilla gracias al hallazgo de un molde22. El interés que despertaba la sigillata hispánica en esos momentos hizo que, uno de los temas que se trató en los cursos de la Universidad de Otoño, celebrados en Andújar en octubre de 1996, fuera precisamente sobre esta variedad cerámica23. Además, antes de fi -nalizar esta década, vio la luz un nuevo estu-dio sobre la Terra Sigillata Hispánica24.

También en esta década se da a conocer un nuevo taller de lucernas del tipo “mine-ras” intramuros de Orippo25con lo que viene a sumarse al ya conocido del “minotauro”, posiblemente, en Italica26. Ve la luz el vo-lumen titulado Cerámica comuna romana d’época alto-imperial a la Península Ibérica. Estat de la questiò, fruto de la mesa redonda celebrada en Ampurias en marzo de 199427, uno de cuyos trabajos está relacionado con la producción de cerámicas comunes locales de la Bética28. Con respecto a las producciones anfóricas se llega a contabilizar, en el valle del

9 SOTOMAYOR, M. (1972): 263-289 .10 PONSICH, M. (1974) y (1979).11 SOTOMAYOR, M., SOLA, A. y CHOCLÁN, C. (1984).12 SERRANO RAMOS, E. y ATENCIA PÁEZ, R. (1983): 175-192, SERRANO RAMOS, E. (1991).13 SERRANO RAMOS, E., ATENCIA PÁEZ, R. y RODRÍGUEZ OLIVA, P. (1984): 171-184. SERRANO

RAMOS, E. (2004): 191-209.14 MAYET, F. (1984).15 MEZQUIRIZ, M. A. (1985): 97-174.16 KEAY, S. (1984).17 REMESAL, J. (1983): 115-131.18 CHIC GARCÍA, G. (1985) y (1988).19 CORZO SÁNCHEZ, R. (1981-82): 55-60.20 SERRANO RAMOS, E., GÓMEZ VALERO, A. y CASTAÑOS ALES, J. C. (1993): 181-202.21 ATENCIA PÁEZ, R. y SERRANO RAMOS, E. (1997): 177-215.22 ROMO SALAS, A.S. (1992): 37-54.23 FERNANDEZ GARCÍA, M. I. (ed.) (1998).24 ROCA ROUMENS, M. y, FERNÁNDEZ GARCÍA, M. I. (coords.) (1999).25 Fue en 1967 cuando J. M. Luzón atribuyó al área de Río Tinto (Huelva) formas derivadas de la Dr. 4 denominadas

“lucernas mineras” fechadas en los siglos II y III d. C. LUZÓN, J.M. (1967): 138. Este hallazgo se lo debemos a FERNÁNDEZ GÓMEZ, F. et al. (1996).

26 LÓPEZ RODRÍGUEZ, J. R. (1981).27 AQUILUÉ, X. y ROCA, M. (1995).28 SERRANO RAMOS, E. (1995): 227-249.

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Betis, casi un centenar de alfares, número que contrasta con el de yacimientos excavados. En 1997 se publica la obra Figlinae Malacitanae que pone al día las producciones cerámicas del territorio malagueño. Con respecto a la Bahía de Cádiz hay que mencionar los trabajos de Lagóstena29 y García Vargas30.

A mediados de esta década se inician exca-vaciones sistemáticas en las fi glinae rompién-dose el desequilibrio que existía hasta ahora entre el conocimiento tipológico y los escasos datos de los centros productores. Citaremos al respecto las excavaciones de los Matagallares en Granada realizadas por Darío Bernal31 y su equipo que ponen al descubierto un complejo alfarero fechado en el siglo III d. C. con una producción de lo más variada: ánforas de sala-zones, vinarias, olearias y abundante cerámica común. Mencionaremos también los impor-tantes descubrimientos que han tenido lugar en la Colonia Patricia Corduba32.

Con el nuevo milenio, la investigación continua la línea ascendente de las décadas anteriores y el punto fi nal lo llevamos al en-cuentro internacional que se celebró en Cádiz, noviembre de 2003, bajo el titulado Figlinae Baeticae33, cuyas intervenciones versaron so-bre los alfares y producciones cerámicas en la Baetica, Lusitania y la Mauritania occidental.

Por lo visto hasta ahora, los productos elaborados en los talleres béticos solían ser bastante variados. Mientras los alfares de la costa, además de las ánforas de salazones so-lían elaborar cerámica común y materiales de construcción, los del valle del Guadalquivir fa-bricaban, mayoritariamente, ánforas olearias.

Las offi cinae de T.S.H. que, desarrollan su actividad durante el Alto Imperio, fabri-caban junto a la vajilla de mesa, otros pro-ductos cerámicos como común, materiales de construcción y excepcionalmente lucer-nas, terracotas y cerámicas de paredes fi nas. Destacamos el centro de Los Villares de An-dújar, no solo por la calidad y variedad de sus productos –cerámicas pintadas, hispánica precoz, T.S.H., común, paredes fi nas y lucer-nas34–, también por la infl uencia que ejerció en otros talleres béticos: Cartuja (Fig. 1) y el Albaicín (Fig. 2) en Granada y El Castillón en Antequera, y por la difusión que tuvieron sus mercancías, todo el territorio andaluz y de forma más esporádica en Badajoz, sur de Portugal, Ciudad Real y Alicante, además de la Mauritania Tingitana.

Por otro lado, algunos talleres béticos realizan productos que imitan tipos africanos, tanto formas relacionadas con la cerámica de cocina como de mesa. Destacamos las imita-ciones de formas africana de cocina y de sigi-llata –tipos A, A/D y C– localizadas en verte-deros de la Colina Patricia35 y las detectadas en la provincia malagueña, en concreto en las termas antequeranas de Santa María y en la fi nca el Secretario en Fuengirola36. No men-cionamos otras imitaciones por considerar que no se ajustan a lo que entendemos como tales, es decir que tienen que imitar no sólo la forma sino también su acabado, y que, por tratarse de imitaciones, lógicamente tienen que ser de fecha posterior a su original.

Por último, dentro de la vajilla de mesa y como material más tardío mencionaremos la

29 LAGÓSTENA BARRIOS, L. (1996).30 GARCÍA VARGAS, E. (1988).31 BERNAL, D. et al. (1988).32 MORENO ALMENARA, M. (1997).33 BERNAL, D. y LAGÓSTENA, L. (eds.) (2004).34 SOTOMAYOR, M. et al. (1981): 307-368; ROCA ROUMENS, M. y SOTOMAYOR MURO, M. (1983): 273-

281.35 MORENO, M. (1997): 143-178 y nota 338.36 SERRANO RAMOS, E. (2000): 37-38.

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Figura 1. T. S. H. del alfar de Cartuja (Granada): formas 37

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Figura 2. T. S. H. del alfar de La Muralla, Albaicín (Granada): cuenco y molde de 37

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denominada TSHTM37, muy frecuente en yaci-mientos del sur peninsular en niveles arqueoló-gicos de los siglos IV y V, aunque hasta el mo-mento se desconoce el lugar de su producción.

Pero junto a los tipos cerámicos se conocen cada vez mejor los alfares, y si en 1970 M. Soto-

mayor logró reunir noticias sobre unos setenta hornos hoy el número de alfares en el territorio andaluz superan los cuatrocientos y sobrepasan el centenar los ubicados en las provincias de Sevilla, Cádiz y Córdoba, dedicados especial-mente a las producciones anfóricas38, aunque el número de los bien documentados se reduce considerablemente. Con respecto al tipo de hornos, seguiremos los grupos establecidos por M. Sotomayor39 según el cual el horno que predomina en Andalucía es el 1.3, es decir el de planta circular con la parrilla sustentada por columna central y arcos radiales (Fig. 3).

En los alfares sevillanos el producto ma-yoritario son las ánforas, en concreto la Dr. 20 que se fabrica en las alfarerías del valle del Betis, entre época de Augusto y fi nales del si-glo III d. C, momento en que será sustituida por la Dr. 23 y las Tejarillos I y III. Le sigue a distancia las vinarias, y los alfares más cercanos a la costa fabrican en algunos casos ánforas de salazón40. Otros productos elaborados en al-fares sevillanos fueron la hispánica precoz en Celti41, además de materiales de construcción, lucernas y posiblemente T.S.H.42

Los talleres gaditanos tuvieron una produc-ción muy variada: ánforas, cerámica común, lu-cernas y materiales de construcción43. La mayo-ría de estos centros estuvieron funcionando en época altoimperial, otros continúan hasta fi na-les del siglo III/principios del IV y los menos prolongan su actividad hasta inicios del V.

37 ORFILA, M. (1993): 125-147. Nuevos hallazgos han aparecido en Córdoba. Cf. MORENO ALMENARA, M. (2002-2003): 229-249 y Málaga SERRANO RAMOS, E. (2001): 413.

38 LAGÓSTENA BARRIOS, L. y BERNAL CASASOLA, D. (2004): 85.39 SOTOMAYOR, M. (1997): 9-26. Los agrupa en hornos de planta circular (tipo 1) y rectangular, tipo 2. Dentro

del primer grupo tenemos: 1.1. cuando la parrilla está sustentada por columna o pilar central, el 1.2 sostenida por arcos, el 1.3 por columna central y arcos radiales, el 1.4 con columna central y bóveda anular y el 1.5 parrilla susten-tada por muros transversales. En los de planta rectangular, el 2.1 parrilla sostenida por muros transversales y pasillo central y el 2.2 con la parrilla sostenida por muros transversales con dos galerías. A los de planta circular habría que añadir una nueva variante, cuando la parrilla se sostiene con un muro circular adosado a la pared interna, tipo que correspondería a la variante IC’ de Le Ny.

40 CHIC GARCÍA, G. y GARCÍA VARGAS, E. (2004): 279-348.41 AMORES, F. y KEAY, S. (1999): 235-252.42 CHIC GARCÍA, G. y GARCÍA VARGAS, E. (2004): 323.43 LAGÓSTENA BARRIOS, L. y BERNAL CASASOLA, D. (2004): 39-124.

Figura 3. Horno de Cuevas del Becerro, tipo 1.3 según M. Sotomayor

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Respecto a los talleres cordobeses44, a las producciones anfóricas hay que sumar la va-riedad de productos cerámicos hallados en los vertederos de la ciudad gracias a las excavacio-nes realizadas en los últimos años, tales como imitaciones de barniz rojo pompeyano, hispá-nica precoz, paredes fi nas, lucernas, cerámica común e imitaciones de productos africanos.

En el caso de Málaga45 los alfares ubicados en la costa fabrican principalmente ánforas sala-zoneras además de cerámica común y materia-les de construcción, aunque excepcionalmente los hay que elaboran también ánforas olearias (Dr. 20) como es el caso del de Manganeto, Almayate Bajo (Vélez- Málaga) y en el de c/ Almansa-Cerrojo en Málaga capital, con posi-bilidad, también, en el de c/ Carretería, a és-tos hay que sumar el de Huerta del Rincón en Torremolinos. Por otro lado, la Dr. 23 (Keay XIII) además, de estar presente en el alfar de c/ Almansa-Cerrojo y Huerta del Rincón, ha sido localizada en el de Torrox-Costa y en el de Los Molinillos (Benalmádena). Mientras que las ánforas vinarias, por ahora, sólo se fabricaron en Manganeto y en la Finca el Secretario. Al-gunos de los centros productores malagueños interrumpen su actividad en el Alto Imperio como son los ubicados junto al río Vélez y la mayoría de los situados a ambas orillas del río Guadalmedina; otros prolongan su actividad hasta el siglo V d. C.-Torrox-Costa, Almansa-Cerrojo y Huerta del Rincón-, y también los hay que comienzan a producir a partir del siglo III como es el caso de Los Molinillos en Benal-mádena. En cuanto a los talleres situados en las tierras del interior fabrican preferentemente ce-

rámica común46 y materiales de construcción, y en cuatro casos generan además vajilla de mesa, es decir T.S.H. Esta producción debió estar vin-culada en nuestra provincia con la existencia de ciudades, aunque sólo conocemos los nombres antiguos de dos de ellas, Singilia Barba (Fig. 4) y Anticaria. La vinculación del taller singiliense con el centro de Andujar está sufi cientemente probada hasta el punto de considerar el despla-zamiento a este taller de alfareros de Los Villa-res como L.M.F. y Titus Opius o artesanos muy relacionados con ellos.

En las otras provincias andaluzas, el número de alfares conocidos es mucho menor que los mencionados hasta ahora47. No obstante, antes de fi nalizar este recorrido tenemos que mencio-nar, una vez más, al centro productor de Los Vi-llares de Andújar en Jaén, hasta el momento, el más importante de sigillata hispánica de la Béti-ca, y los dos talleres de Granada, el del Albaicín y el de Cartuja, en este último la producción fue de lo más variado, junto a la cerámica de mesa conocemos una importante producción de ce-rámica común con una muy buena elaboración de sus pastas y acabados y en lo que concierne a la tipología hay que destacar lo novedoso de alguna de las formas (Fig. 5). Otra variedad cerámica fabricada en este taller, en lugar de barniz, presenta un engobe muy característico, y respecto a las formas las hay que imitan las de sigillatas, las de común e incluso las de ciertos recipientes metálicos. Por último tenemos que mencionar en la provincia granadina al alfar de Los Matagallares que junto a la producción de ánforas elaboró otros productos a los que he-mos hecho referencia en líneas anteriores.

44 REMESAL RODRÍGUEZ, J. (2004): 349-362; MORENO, M. (1997); VARGAS CANTOS, S. y MORENO ALMENARA, M. (2004): 721-725.

45 SERRANO RAMOS, E. (2004): 161-194.46 Predominan en esta zona los recipientes de cuerpo abultado, fondo estrecho que se ensancha hacia la mitad y vuelve

a estrecharse para dar lugar al cuello y los hay con o sin asas, también tienen en común la atmósfera oxidante-reduc-tora y lo poco cuidado de su acabado.

47 Para Huelva cf. CAMPOS CARRASCO, J. et al. (2004): 125-160. Para Jaén, Granada y Almería, cf. FERNÁNDEZ GARCÍA, M.I. (2004): 195-278.

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Fig. 4. T. S. H. del alfar de Singilia Barba (Antequera): moldes y cuencos de 37

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Figura 5. Cerámicas comunes del alfar de Cartuja (Granada)

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La cerámica romana de la Bética 225

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