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Estudio de la dignidad y su relación con el desarrollo humano 1 ESTUDIO DE LA DIGNIDAD Y SU RELACIÓN CON EL DESARROLLO HUMANO. REPRESENTACIONES SOCIALES PARA PENSAR EL DESARROLLO Línea Temática III: Investigación y Compromiso Social Héver Míguez Monroy 1 (1) Universidad Nacional Abierta y a Distancia, [email protected] RESUMEN El Desarrollo en relación con la condición humana, debe posibilitar la reproducción de la vida en su naturaleza propia, donde la dignidad es fundante para su sustentabilidad y evolución. Al no contar con estudios que explicaran lo que la gente concibe como dignidad y desarrollo, se hizo necesario comprender cómo una comunidad concibe su dignidad a fin de proyectar acciones institucionales desde esa cognición social. En esta ponencia se muestra el sentido que sobre la dignidad humana se construye en el ámbito de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia a través de las representaciones identificadas en fotografías tomadas por la propia comunidad universitaria. Se planteó como pregunta de investigación: ¿Qué representaciones sociales manifiesta la comunidad universitaria de la dignidad a través de producciones fotográficas enfocadas al tema del desarrollo humano? Se realizó un análisis semiótico del cual emergieron las categorías que explican tales representaciones, y se cotejaron posteriormente con algunas concepciones provenientes de teorías del desarrollo. Los resultados mostraron que la dignidad se coloca en un lugar posterior a Derechos Humanos como el trabajo, ignorando las circunstancias en que se dé sobreponiéndose a principios de justicia, respeto y utilidad. Palabras clave: dignidad, desarrollo, representación social, fotografía 1. LA DIGNIDAD BUSCADA DESDE LA MIRADA DE LA GENTE Recuperar la noción de persona supera las doctrinas que anteponen al sujeto humano sobre necesidades materiales sustentadas por el desarrollo. Implica una mirada más amplia que contemple el equilibrio entre “su ser biológicoensitivo, su ser lucidoestético, su ser intelectual o cognoscente y su ser dramático o deliberativo”, dimensiones que entran en diálogo para la autoconstrucción y descubrimiento del sujeto individual y colectivo (López, 2006). Desde el personalismo de Mounier, (tomado de Arias Muñoz, 1980) es a través de la persona como se patentiza la dignidad humana por su capacidad de acción, exposición, superación de la adversidad y orientación hacia la trascendencia, reunidas en su experiencia vital, es decir, la experiencia progresiva de su vida: “La persona humana alcanza la conciencia de su ser como persona a través de esa actividad vivida de autocreación, de comunicación y de adhesión”, de tal forma que la existencia personal, es la tarea incesante que tiene cada uno, cada persona; “la persona se hace tal por su acción personalizadora del universo.” (Arias, 1980). Para los propósitos de esta investigación, la propuesta de Mounier permite tener en cuenta algunos aspectos observables para distinguir la dignidad de las personas en sociedad. Existir personalmente es buscar y exponer la propia singularidad, los desacuerdos, rupturas y rechazos. Imaginamos aquí incluir las denuncias y protestas; exhibir el arraigo, la identidad, las luchas, la fuerza humana que es a la vez interior y eficaz, espiritual

Estudio ESTUDIO DE LA DIGNIDAD Y SU RELACIÓN CON EL DESARROLLO HUMANO. REPRESENTACIONES SOCIALES PARA PENSAR EL DESARROLLO

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Estudio de la dignidad y su relación con el desarrollo humano

1

ESTUDIO DE LA DIGNIDAD Y SU RELACIÓN CON EL DESARROLLO

HUMANO. REPRESENTACIONES SOCIALES PARA PENSAR EL

DESARROLLO

Línea Temática III: Investigación y Compromiso Social

Héver Míguez Monroy1

(1) Universidad Nacional Abierta y a Distancia, [email protected]

RESUMEN

El Desarrollo en relación con la condición humana, debe posibilitar la reproducción de la vida en su naturaleza

propia, donde la dignidad es fundante para su sustentabilidad y evolución. Al no contar con estudios que explicaran lo que

la gente concibe como dignidad y desarrollo, se hizo necesario comprender cómo una comunidad concibe su dignidad a

fin de proyectar acciones institucionales desde esa cognición social. En esta ponencia se muestra el sentido que sobre la dignidad humana se construye en el ámbito de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia a través de las

representaciones identificadas en fotografías tomadas por la propia comunidad universitaria. Se planteó como pregunta

de investigación: ¿Qué representaciones sociales manifiesta la comunidad universitaria de la dignidad a través de

producciones fotográficas enfocadas al tema del desarrollo humano? Se realizó un análisis semiótico del cual emergieron

las categorías que explican tales representaciones, y se cotejaron posteriormente con algunas concepciones provenientes

de teorías del desarrollo. Los resultados mostraron que la dignidad se coloca en un lugar posterior a Derechos Humanos

como el trabajo, ignorando las circunstancias en que se dé sobreponiéndose a principios de justicia, respeto y utilidad.

Palabras clave: dignidad, desarrollo, representación social, fotografía

1. LA DIGNIDAD BUSCADA DESDE LA MIRADA DE LA GENTE

Recuperar la noción de persona supera las doctrinas que anteponen al sujeto humano sobre necesidades materiales sustentadas por el desarrollo. Implica una mirada más amplia que contemple el equilibrio entre “su ser biológicoensitivo, su ser lucidoestético, su ser intelectual o cognoscente y su ser dramático o deliberativo”, dimensiones que entran en diálogo para la autoconstrucción y descubrimiento del sujeto individual y colectivo (López, 2006).

Desde el personalismo de Mounier, (tomado de Arias Muñoz, 1980) es a través de la persona como se patentiza la dignidad humana por su capacidad de acción, exposición, superación de la adversidad y orientación hacia la trascendencia, reunidas en su experiencia vital, es decir, la experiencia progresiva de su vida: “La persona humana alcanza la conciencia de su ser como persona a través de esa actividad vivida de autocreación,

de comunicación y de adhesión”, de tal forma que la existencia personal, es la tarea incesante que tiene cada uno, cada persona; “la persona se hace tal por su acción personalizadora del universo.” (Arias, 1980).

Para los propósitos de esta investigación, la propuesta de Mounier permite tener en cuenta algunos aspectos observables para distinguir la dignidad de las personas en sociedad. Existir personalmente es buscar y exponer la propia singularidad, los desacuerdos, rupturas y rechazos. Imaginamos aquí incluir las denuncias y protestas; exhibir el arraigo, la identidad, las luchas, la fuerza humana que es a la vez interior y eficaz, espiritual

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y manifiesta; afirmar el propio ser que se ha elegido, y, por supuesto elegir, cuya mayor premisa es la elección de libertad, pues “la libertad… le está reservada a la iniciativa irremplazable de la persona reconocer las

pendientes cómplices de su libertad, elegirlas y lanzarse por ellas. Es la persona que se hace libre, después de haber elegido ser libre.” (Mounier, s.f)

Para Mounier, la trascendencia se manifiesta en la actividad productora, donde la “aspiración trascendente

de la persona no es una agitación, sino la negación de sí como mundo cerrado, insuficiente, aislado en su propio surgimiento. La persona no es el ser, es movimiento de ser hacia el ser, y solo es consistente en el ser que divisa” (Mounier, s.f), con lo cual permite valorar la construcción del ser social o el tejido humano, soporte para la evolución de cualquier modelo de desarrollo humano y social. Para el autor francés, estar disponible para otros, y actuar de manera generosa y con gratuidad, entre otras, hacen parte de lo que constituye una sociedad de personas.

La superación tiene como punto de partida la dignidad. Más atentos en la persona, que en la corriente personalista, se valora la atención de llevar a efecto la realización del universo personal, aspecto consonante con la idea del desarrollo humano de las Naciones Unidas en cuanto implica ampliar las opciones que tienen las personas para llevar la vida que valoran (PNUD, 2010)2

1.1. En busca de una mirada emergente de la dignidad

Entendida la dignidad como un valor, es el resultado de la subjetivación en cuanto juicios, impresiones y

reacciones que una comunidad de personas tiene sobre los seres humanos (Vidal Bota, 2007) bien sea que la integren o no. La dignidad siendo propia del hombre, puede apreciarse de manera directa como algo dado a la condición humana. “es anterior a nuestra voluntad y reclama de nosotros una actitud proporcionada, adecuada: reconocerlo y aceptarlo como un valor supremo (actitud de respeto) o bien ignorarlo o rechazarlo” (Vidal, 2007).

El reconocimiento de la dignidad como valor de orden superior, dio pie a la promulgación de los derechos

humanos siendo su bastión y fundamento; Radbruch (Perciballi, s.f.), desde el jusnaturalismo, afirma que la esencia de todos los derechos humanos, se encuentra en la intrínseca dignidad humana, por lo que adquiere un carácter inalienable e insustituible, por lo que todos estos derechos que poseen los individuos como tales están inmersos en la inalienable dignidad, siendo entonces de esta misma naturaleza, y por lo tanto no pueden ser vulnerados ni menoscabados.

1.2. La fotografía como medio pertinente para reconocer la producción de representaciones sociales

El uso de la fotografía en la investigación social tiene importantes antecedentes en diversas disciplinas y

logra convertirse en una herramienta de análisis importante especialmente con aplicación de categorías semióticas. Tuvo sus inicios en la realización de trabajos etnográficos desarrollados por Gregory Bateson y Margaret Mead (Hernández, 2006), a quienes se les denomina como fundadores de la antropología visual, cumpliendo una función objetiva como representación de la realidad. Su aplicación actual permite identificar la experiencia cognitiva (Op.cit) de una comunidad, como es el propósito de esta investigación, así como valorar la subjetividad que la subyace y las representaciones sociales que posibilita.

Es útil mencionar brevemente algunas consideraciones teórico-epistemológicas para el uso de la fotografía en la investigación desde la semiótica, dado que éste es nuestro enfoque de análisis. Se asume la fotografía como una representación gráfica de un pensamiento o conjunto de ideas que se expresan a través de signos lo cual se constituye en una acción simbólica. Autores como Dubois, referenciado por Lobo (2010), refuerzan esta

idea y estructuran el análisis semiótico desde tres posiciones epistemológicas resaltando el valor documental de la imagen fotográfica y a su forma de producir significado: “la fotografía define una “ verdadera categoría epistémica, irreductible y singular, una nueva forma, no sólo de representación sino más fundamentalmente aún,

2 Esta idea es retomada en el mismo informe del PNUD 2010 de Amartya Sen, para quien el desarrollo humano comprome-

te un doble reconocimiento de que a los seres humanos les puede: (1) ir mucho mejor y (2) pueden hacer mucho más para

que ello suceda, es razonable considerar que se trata de las dos tesis centrales del enfoque del desarrollo humano”

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de pensamiento, que nos introduce a una nueva relación con los signos, con el tiempo, con el espacio, con lo real, con el sujeto, el ser y el hacer” (Lobo, 2010). Como acción simbólica, la fotografía puede constituirse como un hecho social.

Con Dubois (1986), el signo es un nodo conceptual dentro del cual se establece una relación entre la imagen que vemos y su referente. Esta relación se ha venido expresando en la historia del uso de la fotografía en

la investigación de tres maneras diferentes. En sus orígenes, finales del siglo XIX, el papel de la fotografía fue de ícono, es decir, referente de una realidad objetiva. Posteriormente, hacia la década de los años 60, con la emergencia de metodologías participantes, los investigadores junto con herramientas como las cámaras fotográficas, se involucraron más con los protagonistas de los grupos sociales en la investigación social, dando inicio a un progresivo reconocimiento de sus concepciones y prácticas intersubjetivas. La idea de transformar la realidad se reflejó en el uso de la fotografía con la intención de identificar lo connotativo, es decir, los códigos y su deconstrucción. A propósito, Laura Lobo explica que: “Estas cuestiones dirigen el interés justamente hacia la

reconstrucción del efecto de realidad que genera la fotografía, es decir, hacia la postura que vincula a la imagen fotográfica con la noción de símbolo, estrechamente ligada al estructuralismo francés. En tanto símbolo, la relación entre el referente, la significación y la imagen, se basa en convenciones o códigos socioculturales. La fotografía, de este modo, más que un reflejo de la realidad se concibe como una construcción e interpretación autónoma de la misma, y en su extremo, como una transformación” (Lobo, 2010). Por su parte Hernández precisa cómo las fotografías, entre otros productos visuales, “perdieron su calidad de copia fiel de la realidad para concebirse como meras descripciones subjetivas” (Hernández, 2006), con lo cual se reconoce la implicación subjetiva del sujeto en la producción fotográfica, es decir, su intencionalidad comunicativa.

Una tercera forma de ver la relación imagen-referente, es lo que la misma Lobo resume como la fotografía como índice o huella de la realidad social donde está el referente y el fotógrafo: “En tanto índice, la imagen

fotográfica, mantiene con su referente una relación física o causal” (Lobo, 2010). Con otros términos pero en similar sentido, para Panofsky, citado por Romero (2012), el proceso de trabajo con imágenes a la hora de analizarlas implica considerar tres “niveles interpretativos”, siendo el primero de ellos el nivel preiconográfico donde se identificarán los objetos reconocidos a simple vista; en el segundo nivel, iconográfico, se reconocerán las alegorías o historias debido a cierta familiaridad con las mismas; y, finalmente, en el nivel interpretativo se encuentra el significado más profundo de la imagen, con un gran contenido simbólico donde quedan implícitos principalmente los pensamientos del autor. Este nivel sería el iconológico, (Romero, Op.cit), reconociéndose

que la imagen fotográfica está cargada de códigos culturales y de las propias motivaciones del creador o tomador de la imagen que trascienden el momento mismo de la toma fotográfica. Amador, por su parte, refuerza esta idea agregando: “la realidad representada se hace por medio de operaciones materiales, perceptivas y reglas gráficas y tecnológicas. Esto supone considerarla como una unidad discursiva que se manifiesta como un todo estructurado e indivisible de significación que puede ser actualizado por un lector o destinatario dentro de un contexto cultural” (Amador, 2004).

En resumen, la estructura semiótica posibilita el análisis de la imagen desde tres categorías: lo denotativo, que muestra lo que contiene y es visible; lo connotativo, que da cuenta de lo implícito; y, la ideología que subyace en donde se hace presente la intencionalidad comunicativa del pensamiento del sujeto observador. Se potencia entonces la riqueza de la imagen como fuente de información en el proceso investigativo, siendo más

que un testimonio de sentido estricto, y permiten imaginar un contexto más vivo del objeto de estudio (Romero, 2012).

1.3. Dignidad y desarrollo

Con la intención de promover el crecimiento y expansión del ser humano y sus potencialidades, la noción de desarrollo ha hecho carrera en discursos políticos, económicos, culturales y sociales, así como ha orientado y justificado el quehacer de múltiples organizaciones.

Pero con la evolución del concepto de desarrollo y su cotejo con la realidad humana, se hizo evidente las limitaciones del crecimiento prometido (Elizalde, 2008), lo que para Morin (s.f) se constituye en “El revés del desarrollo, (esa) carrera del crecimiento pagando el precio de las depredaciones en la calidad de la vida además

del sacrificio de todo lo que no obedece a la competitividad” (Morin, s.f). La necesidad de asumir críticamente

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tal crecimiento y su efecto para la condición humana generó posturas contrarias a la idea original de desarrollo a lo que se le denominó postdesarrollo, cuestionando y cuestionándose “¿por qué, por medio de qué procesos

históricos y con qué consecuencias Asia, África y Latinoamérica fueron ‘ideadas’ como el ‘Tercer Mundo’ a través de los discursos y las prácticas del desarrollo?” (Escobar, 2005).

La homogenización rampante del desarrollo, comenzó a dar al traste con la diversidad de culturas y

ambientes naturales patrimonio de la humanidad, poniendo en riesgo la pervivencia de la especie humana (Elizalde, 2008). Larraín (2002) promueve desde el postdesarrollo, la generación de la línea de dignidad como horizonte ético-político para la sustentabilidad a soportada en principios y recursos sinérgicos renovables y en poder de la condición humana. La línea de dignidad pretende “conciliar los objetivos de sustentabilidad ambiental con los objetivos distributivos de la equidad social y la democracia participativa” (Larraín, 2002) .

A diferencia del desarrollo, el postdesarrollo busca conocer la voz de los protagonistas y afectados por las políticas del desarrollo y establecer reconocimiento por caminos alternativos y propios para la plena satisfacción de sus necesidades. Esta premisa es la que enfoca el presente estudio: conocer desde las personas el sentido de su dignidad como condición humana y qué noción de desarrollo está construyendo.

Lo visto en las imágenes podrá dar a conocer no solo la mirada del fotógrafo, validada como queda establecido, sino la representación social de su significado a través de aspectos como los que señala Monuier (Op.cit): a qué le da relevancia, qué acciones, cómo se reconocen esas dimensiones de la persona, son algunos

de los aspectos que puedan ayudar a tejer, desde la mirada de una comunidad universitaria, el lazo que fortalezca el sentido de la dignidad dentro del desarrollo.

Si como lo dijera en el 2002 Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz de 1991, “el respeto a la dignidad

humana implica un compromiso para crear condiciones en que los individuos puedan desarrollar un sentido de autoestima y de seguridad. La verdadera dignidad proviene de la capacidad de ponerse a la altura de los desafíos inherentes a la condición humana” (PNUD, 2002), habría que ver cómo se entienden desde los mismos beneficiarios esas condiciones y el nivel, si se puede hablar así, de la autoestima y seguridad, para ver cómo se procede para promover e instalar esas condiciones.

2. METODOLOGÍA

2.1. Contexto y participantes

La investigación se desarrolló al interior de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD3,

entidad pública con presencia en el 90% del territorio nacional, con una población cercana a los 70 mil estudiantes, ubicados tanto en sectores rurales como urbanos, quienes se caracterizan por ser en su mayoría de los estratos 0,1, 2 y 3, madres cabeza de hogar y población en distintos grados de vulnerabilidad. La convocatoria del concurso se extendió a toda la comunidad universitaria, contando con directivas, personal administrativo y docentes.

2.2. Procedimiento

La propuesta investigativa nace de la necesidad de conceptuar desde adentro de la comunidad universitaria

la noción de desarrollo humano, en aras de la responsabilidad que la línea de Desarrollo Humano, Convivencia y Productividad4 de la Vicerrectoría de Desarrollo Regional y Proyección Comunitaria tiene de orientar la construcción ontológica que de sentido a las acciones que como universidad se realizan para las personas. Para acercar la noción de desarrollo humano, el grupo de investigación se centró en las categorías de persona y dignidad en su marco social.

3 puede conocerse más sobre la UNAD en http://www.unad.edu.co/

4 La línea en mención hace parte de otras tres enfocadas al desarrollo comunitario, responsabilidad social y política pública,

responsables de orientar las acciones académicas, investigativas y de proyección social que tiene dicha Vicerrectoría.

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Se idea un concurso fotográfico en torno a la relación Persona, Dignidad y Sociedad, con la participación de estudiantes, tutores, docentes, administrativos y directivos, quienes enviaron sus trabajos fotográficos a una

dirección electrónica acompañados de un texto, los cuales se exhibieron en la página del programa de Extensión Cultural, donde el público en general podía entrar a mirar, votar y opinar5. Se generaron dos premiaciones, una por votos de los visitantes y otra por consideración de un jurado de expertos entre los que se encontraban reconocidos sociólogos latinoamericanos, expertos en semiótica del arte, investigadores y educadores.

Se recibió un centenar de fotografías de las cuales se seleccionaron 40 para ser votadas por los visitantes a la galería virtual. Luego, de un tiempo de recibir votaciones, se separaron las 20 con mayor votación para realizar sobre estas el trabajo de análisis. Estas fotografías más votadas, se imprimieron y exhibieron en el vestíbulo de la Sede Nacional de la UNAD, donde fue visitada por colegios y asistentes de turno. Se entregaron formularios a los visitantes para que conceptuaran sobre las imágenes y así obtener una información adicional sobre los temas de interés para la investigación, como la impresión negativa o positiva de la imagen, la

valoración del manejo técnico, selección del tipo de mensaje que se reconoce ya sea social, económico, político, religioso, u otro; y, finalmente un concepto particular.

Sumado a lo anterior, se diseñó una entrevista estructurada sobre el tema que se aplicó a directores y

coordinadores de desarrollo regional de las distintas zonas, en donde se preguntó el significado, los elementos y un ejemplo que diera cuenta de la dignidad humana. En total se recogieron 54 entrevistas.

2.3. Sistema de codificación y análisis de la información

Para esta investigación de orden cualitativo se diseñó una matriz de análisis semiótico. La idea de matriz

surge de la necesidad de organizar las categorías semióticas, por lo que podría también llamarse matriz de representaciones (Gómez, 2001), es decir una estructura que proviene de lo simbólico6. En la Ilustración 1 se muestran las categorías.

Ilustración 1.- Categorías de Análisis Semiótico

5 Puede ver las fotos finalistas en el siguiente enlace: http://www.unad.edu.co/vider/index.php/home/galeria-

virtual/category/2-concurso-foto 6 Para el autor en referencia, Arturo Gómez, “el imaginario social constituye la sustancia del significado, en términos de

Hjelmslev”, afirmando que la semiótica “puede dar con las marcas del sustrato imaginario” (Óp. Cit.)

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Consecuentemente cada categoría tiene subcategorías que afinan la observación. Esto se representa en la Ilustración 2, pero vale decir, que las subcategorías dan la posibilidad de entrecruzarse entre sí y con las otras

categorías, pero aquí se particulariza para facilitar el análisis. Así mismo, las subcategorías se abren en otras más específicas, como es el caso de la subcategoría Planos, que se abre en Generales, Próximos, e Íntimos, a través de los cuales se puede connotar sensaciones de proximidad o alejamiento en relación con la o las personas de la fotografía.

Ilustración 2.- Subcategorías de análisis

Las fotografías exhibidas en el vestíbulo de la Universidad fueron comentadas mediante un formulario que se entregó a los visitantes. Se buscó conocer el tipo de mensaje que interpretaban y elementos constitutivos de la dignidad humana.

La codificación se realizó con base en la propuesta metodológica de la Teoría Fundamentada de acuerdo con lo expuesto por Orlando Mella, con esta secuencia:

Ilustración 3.- Secuencia de codificación

De esta manera se parte de datos básicos obtenidos a través de las imágenes, los cuales se caracterizan y codifican, para que gradualmente se llegue a proposiciones teóricas abiertas a la discusión (Mella, 2003).

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3. HALLAZGOS

3.1. Análisis temático

La codificación abierta parte de la observación denotativa. De aquí surgen las principales temáticas que

luego serán revisadas desde lo connotativo e ideológico. La primera revisión de las fotografías como datos, arrojó temas relacionados con actos, actitudes y estado físico, objetos y su relación con los personajes, escenarios y ángulo de toma.

Lo que sucede en la imagen se categoriza en acciones como se quiera que éstas son el primer referente simbólico en donde se ancla observador y observado. La organización de las imágenes se da por “acción

dominante”7 (Luhmann, 1998), de donde se establecen cuatro categorías concretas: trabajo, estudio, juego y ritos. Otras categorías surgen de situaciones connotadas como poses, solemnidades, escenarios y ángulos de toma, de donde se desprende con mayor intención el mensaje y su componente ideológico del autor (a) de las fotografías.

3.1.1. Trabajo:

Ilustración 4.-Los actos de mayor tendencia están asociados a situaciones laborales. De las 48 fotografías vota-das, 22 se relacionan con actividades productivas

Los actos de mayor tendencia están asociados a situaciones laborales como siembra y cosecha, ventas callejeras, atención del negocio, abriendo mazorca. Salvo los asociados con el agro y la de artesanías, todas las

ocupaciones laborales son informales especialmente venta callejera. Algunas de las acciones se relacionan con la familia y negocios familiares. Dos de las fotografías sitúan personas con limitaciones físicas en acciones informales de trabajo.

3.1.2. Estudio

Aquí aparecen adultos, niños, jóvenes y ancianos. Una de las imágenes, Futuro, da mayor relevancia a la

estructura (institución educativa) y el personaje queda en el punto ciego de la imagen; este desequilibrio es interesante porque en el encuadre, el fotógrafo debe tomar la decisión a qué le da prioridad, asunto que tensiona la mirada del observador con la del observado entrando en complicidad: “esto es lo que veo y a lo que doy importancia…”, frente a “veo que le das importancia a…”. Ejemplo de esta categoría se aprecia en la Ilustración 5.

7 Esta acción dominante se marca en el sentido que propone Luhmann, la observación permite generar una diferencia con la

ayuda de una distinción. En la diferencia, entonces, se marca lo distinguible.

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Ilustración 5.- Esta categoría se relaciona con la población infantil especialmente, y en dos de los casos, niños con limitación cognitiva. Se relaciona también con la idea de conocimiento en donde aparece un anciano indi-

gente.

3.1.3. Juego

Solo se presentaron dos fotografías que asociaron esta categoría: A sacar arracachas y Tríptico; este último

es la única producción que establece una sintaxis como construcción narrativa; aquí el diálogo con el espectador se hace con la intención de ser mirado y jugar con él, es decir, le juegan al observador. Se aprecia en la Ilustración 6.

Ilustración 6.- Las fotografías se asocian a su vez con otras categorías. En la primera “identidad”, por el tricolor patrio, y en la segunda, “trabajo”, que hace parte de un tríptico que captura al niño en su labor en parques.

3.1.4. Ritos poses y solemnidades

Recogen un atractivo particular pues la intención comunicativa se centra en la afirmación “yo soy”, “yo

hago”, “yo estoy”, es decir una fuerte intención de mostrar identidad; así lo muestra Niña Yaconaich en cuanto pertenencia social (Giménez, 2009) y cultural; laboral-familiar en Taller de la Vida; “yo hago”, Creación y Arquitectura, fotografía de uno de los edificios emblemáticos de Bogotá, donde el personaje es implícito. (Ilustración 7).

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Ilustración 7.- En la pose, hay un reconocimiento del observador al cual se emite un mensaje desde la personalidad del observado.

La pose es una postura falseada, creada para el momento o ritual fotográfico lo que genera una validez

significativa a la fotografía. Con el rito fotográfico aparece el mito, como la patria, la nación, el pueblo, unidades que en sí mismas portan historia y trascendencia dentro de la cual el personaje se hace sujeto social, dando paso del yo al nosotros. La pose como el ángulo de toma, contienen un fuerte componente ideológico, pues es allí donde el autor o autora de la imagen imprime intencionalmente sus ideas. Véase, por ejemplo, la fotografía de la Ilustración 8, Por la dignidad de Colombia, situada en la plaza de Bolívar de Bogotá, cuya actitud solemne de la niña es fortalecida por el acto público que trasciende el rito próximo de padre-hija.

Ilustración 8.- Los ritos hacen parte de la identidad, así como de lazos familiares y patrióticos.

Pero la composición de la pose, implica las ideas frente a la participación y familia.

3.2. Actitud y estado físico

3.2.1. El cuerpo y su postura

El cuerpo y su postura dan muestra del estado físico y anímico de la persona (Ramer, 1997). La disposición del ánimo y la conducta son referentes que señalan la condición de una persona desde su interior ante una

situación o circunstancia y se expresan en el rostro, la mirada, la sonrisa y la posición del cuerpo especialmente manos y brazos. Con el ánimo se conoce la vitalidad, la energía y, en consecuencia, la voluntad. Las imágenes

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del concurso muestran 7 personajes emotivos, es decir alegres, sonrientes, todos ellos con niños implicados. Contrariamente, 12 personajes se ven lánguidos y sus miradas se pierden haciendo más profundo el silencio de

la imagen, actitud que al asociarla con el contexto y condición física aparenta permanencia, es decir, sugiere ser su estado normal; los ancianos de este grupo no solo son lánguidos sino tristes, es lo que se ve en imágenes como el Hombre Caracol, Cualquiera puede ser Héroe, Hombres Vs Guerreros y Deber Democrático. Obsérvese algunos de estos ejemplos en la Ilustración 9.

Ilustración 9.- La primera imagen de izquierda a derecha, Cualquiera puede ser héroe, de fuerte componente ideológico, establece el símil entre estatua y hombre, respaldados por el ícono de la legalidad en Colombia, el

edificio del Congreso.

Como se mencionó anteriormente, la acción con mayor presencia es trabajo y ésta se asocia con personajes concentrados - puede verse Tejedora con discapacidad, Del campo a la ciudad, Brillando para vivir- y lánguidos –Soñador ambulante, Mujer de ébano, Sueños de hoy-. La concentración demuestra atención en el acto, ensimismamiento, reflexión, encuentro propio y capacidad de entrega. Estos aspectos resultan importantes pues en condiciones de pobreza con baja satisfacción de necesidades básicas se hacen más difíciles pues la atención se vuelca hacia la sobrevivencia.

Algo similar se puede ver en el estado físico. La mayoría de las imágenes muestran personas aseadas y sus ropas en orden. Solo seis de las 48 imágenes seleccionadas muestran a sus personajes desaseadas. Las mismas imágenes que muestran desarreglo en ropas e higiene comparten expresiones tristes. En Cosechando vida se aprecia como condición natural del campesino el tener tierra en sus uñas lo que no se aprecia como falta de higiene sino propio de la labor tal como lo percibieron los votantes que comentaron esta imagen.

En Tejedora con discapacidad y Cualquiera puede ser Héroe, se reúnen varios de los elementos hasta ahora

mencionados pues la mujer adulta mayor se muestra muy limpia, acicalada además, concentrada y está trabajando. Por su parte el adulto mayor, quien trabaja leyendo a turistas la historia de la Plaza Mayor de Bogotá, se ve débil, lánguido y triste.

3.2.2. Los objetos en relación directa con los personajes

La relación con objetos es obvia en las fotografías. En todas se dan distintos tipos de relaciones que marcan

identidad, acción, posesión, o ideologías. La identidad, a través de los objetos, da cuenta de lo que se es o a los grupos que se pertenece; son elementos comunes sobre los cuales no hay reparo porque hacen parte del mundo de vida (Giménez, 1997) y allí está la indumentaria y los utensilios de trabajo. En la Ilustración 10, pueden verse las fotografías Soñando tras las huellas del abuelo -donde la huella dactilar del adulto recoge identidad, tradición, unión y protección; el primerísimo plano hace íntima la escena-, e Identidad, Amor y Dignidad – desde una perspectiva cultural y política decididamente compuesta por el autor-, como claros ejemplos de estas ideas.

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Ilustración 10.- Los objetos marcan relaciones de identidad, pertenencia, acción. Aportan significativamente a la categoría ideológica.

Pero la relación personajes-objetos, también marca ideologías en cuanto relaciones de poder tensionando

asuntos políticos, culturales, históricos y sociales. Destaca, que en 7 fotografías aparecen íconos patrios sobresaliendo la bandera de Colombia en gorros, edificios y balacas. En Indígena (Ilustración 11) el teléfono celular figura como conector de culturas y temporalidades (primitivo – postmoderno), y las velas encendidas en Por la dignidad de Colombia (Ilustración 8) traen la idea de la participación como noción política y solidaria.

En Mi trabajo también me permite sembrar vida (Ilustración 10), se articula el medio ambiente a través de la planta con el vestido del ejecutivo, una conexión transgresora y promotora de encuentros.

3.3. Los escenarios

Estos marcan una relación sujeto – contexto y para el caso de las fotografías enseñan cómo el autor de la

imagen pone en consideración los elementos constitutivos de su creación. Se pueden tipificar como abiertos vs cerrados, públicos vs privados, urbanos vs rurales, sórdidos vs espléndidos, entre otras bajo la pregunta ¿en dónde coloca al personaje? Ó ¿de qué es merecedor el personaje?

En este sentido la mayor parte de los escenarios se caracterizan por ser abiertos y en condiciones limpias; aunque no se puede relacionar directamente el espacio abierto con espacio público, la coincidencia es

significativa pues de aquellos priman los públicos; entre lo rural-urbano, se imponen las fotografías urbanas. Los escenarios abiertos se articulan con conceptos como libertad y tranquilidad.

3.4. Ángulo de la toma

Ilustración 11.- Picada y contrapicada respectivamente. Si en la primera se empequeñece a los personajes,

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en la segunda se le reviste de mayor grandeza. Es una construcción ideológica y por tanto intencionada del fotó-grafo (a).

La mirada del fotógrafo se completa con el punto desde donde mira al personaje. Es por tanto, una construcción ideológica. En fotografía se reconocen rectos, picadas o contrapicadas (Ilustración 11). Desde la noción semiótica, mirar a otra persona en un ángulo horizontal o de frente (normal) implica equidad, nivelación; verla desde arriba, implica desequilibrio pues el que está abajo se ve más pequeño, disminuido y sin

poder; caso contrario, a quien se ve desde la contrapicada es decir de abajo hacia arriba, se le asume con poder, fuerza, dominio.

Con estas ideas apreciamos algunas imágenes en relación con el escenario donde se compusieron. En

Asentamiento Laura M Simmons (Ilustración 7) la mujer está en la puerta de su casa en retal de madera, sin ventanas aumentando la idea de vulnerabilidad, riesgo de incendio, disminución de supervivencia, entre otros; no obstante, su postura guarda cierta altivez y el ángulo recto permite verla en equidad, es decir le otorga posibilidad, de hecho, se alcanza ver un anuncio que oferta una habitación en arrendo. El mensaje es que de allí puede partir y la decisión está tomada.

Otras viviendas en condiciones similares explican lo contrario como lo es el Asentamiento Gustavo Restrepo, donde la fotografía no solo va de perfil sino además va en contrapicada, es decir, el fotógrafo está arriba y se inclina para tomar a los niños en la puerta de su casa la cual es en bahareque y guadua, igualmente insegura más como se aprecia que está en el vacío soportada por pilotes de madera. Refuerza la idea de imposibilidad e indefensión la actitud lánguida de los niños. Muy cercana a ésta, Resistencia muestra a una

mujer vendiendo fruta al frente de su rancho, sentada ella con actitud triste aunque tenga una sonrisa. Para los autores de estas imágenes, en relación a la idea de dignidad, sopesa más la posibilidad de sobrevivir que de bienvivir.

Contrario a lo anterior, los niños del Asentamiento Laura M Simmons (Ilustración 12), llenan el espacio y la toma se da desde una ligera contrapicada poniéndolos a la altura del cielo. Su actitud complementa esta idea de empoderamiento al verse sonrientes, dispuestos al ritual fotográfico. Una imagen que enseña con ángulo recto el mismo efecto de la anterior fotografía, es Mis alumnos, aquella donde se ven unos hombres haciendo una cartelera: la fotógrafa se puso al nivel de su actividad y ellos posan sonrientes con actitud resuelta pues no dejan su labor; los personajes se revisten de posibilidad, pese a estar trabajando en el suelo.

Ilustración 12.- El empoderamiento de los personajes es una acción decidida por el fotógrafo.

4. DISCUSIÓN

Las nociones de dignidad y desarrollo se enriquecen con la representación que hacen las personas a través de producciones creativas, como las del concurso de fotografía en desarrollo humano Persona, Dignidad y

Sociedad. Se trata de miradas dinámicas que expresan la experiencia vital y una particular manera de ver su

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realidad inmediata en donde aparecen las acciones cotidianas como el trabajo, el juego o el estudio, matizadas por la simbología que construye el autor a partir de sus procesos sociales y culturales. Exponerse como sujeto

creador de imágenes, mostrando el mundo interno y social que subyace en cada uno, es una forma de aportar a la construcción de ese conocimiento colectivo que identifica a una comunidad en un momento de su historia, pero al mismo tiempo, es la oportunidad de cambiar una práctica de producción de conocimiento al lograrlo desde la misma comunidad para conocer sus discursos y representaciones.

Fotografiar la realidad cercana, o recrearla para su simbología y significación, es un modo de acercarse al presente y una manera explícita de relacionarse con lo que sucede con los otros, sean cercanos o no, como el caso de los vendedores de la calle, tomados de forma inadvertida. Este acercamiento impulsa la comprensión y aporta a la formación de una mirada crítica al instante de separar una realidad dentro de un marco del cual hace referencia. No se puede transformar algo que no se conoce, asunto trascendental en una comunidad académica comprometida con una responsabilidad social desde la educación y la proyección social. Preguntar por la

dignidad de las personas se convierte entonces en el impulso a enfocar la mirada sobre las situaciones que vive la gente. Llama la atención el que la mayoría de los personajes de las fotografías son personas humildes, muchos campesinos, otros niños y adultos en condición de desplazamiento, así como adultos mayores con limitaciones físicas.

Parte de la responsabilidad de quienes estamos al frente de programas académicos o del trazado ontológico de acciones de intervención para el desarrollo humano, es conocer lo que para la gente es desarrollo y cómo conciben su condición humana, en consonancia con lo que Arturo Escobar explica la tarea de “hacer visibles las formas de conocimiento producidas por aquellos que son ‘objeto’ del desarrollo” (Escobar, 2005). Este sendero de reconocimiento profundiza el diálogo de saberes que quiere promoverse en materia de proyección social; se trata de construir desde la manera como el otro ve y aprecia su entorno.

Ahora bien, ese camino de reconocimiento, merece también una mirada crítica tras la identificación de las representaciones sociales, que, como se dijo, pueden llegar a validar y subvertir valores fundamentales como la

dignidad. Uno de los hallazgos más interesantes de esta exploración, fue identificar la noción de trabajo, que en el marco de los derechos humanos, debería ser coincidente o sinónimo con el de dignidad; sin embargo, por lo analizado a través de las fotografías concursantes, esto no coincide y por el contrario, el derecho se antepone al valor fundamental que es la dignidad.

Es así como las fotografías nos permitieron ver en efecto a un ser humano desde unas condiciones físicas saludables cuando se trata de niños, pero con cierto grado de vulnerabilidad social cuando se trata de adultos trabajando. El trabajador parece responder a los mecanismos socioeconómicas de producción positivista (deber ser), antepuesto a su condición humana (ser) dado que en varias de las fotografías se aprecian ancianos en condiciones algo degradadas, ya sea por limitación física8, o haciendo trabajos pesados para su edad9. Si bien el trabajo dignifica al hombre, la dignidad puede separarse del trabajo al no desarrollarse en las condiciones que

cuiden del estado vital de la persona como su salud, incumpliendo de los parámetros legales y éticos de seguridad social al estar vinculados a la economía informal. Desde los discursos que acompañaron la exhibición fotográfica, el trabajo callejero, circense, se califica como "supervivencia a la colombiana", y el trabajo en la tercera edad dignificante, ideas que refuerzan la aceptación de este tipo de condiciones para vivir. Aceptar como natural trabajar con menoscabo de las condiciones de seguridad y bienestar, con la lógica necesidad de (sobre) vivir, invierte la jerarquía de los valores humanos, pues la dignidad se descentra colocándose posterior al trabajo.

Los fotógrafos y fotógrafas centraron su atención además del trabajo, en acciones como el estudio y actitudes resilientes. El estudio entra en relación con el ser cognoscente (López,Op. cit), donde el conocimiento se convierte en vehículo de inclusión, como lo muestran “Jóvenes dignos de ser parte de la sociedad”, quienes

portan alegremente sus libros; “El conocimiento dignifica al hombre”, un anciano habitante de calle leyendo en la Plaza de Bolívar; y, “Futuro”, un adolescente que tiene tras de sí en el fondo de la imagen una institución escolar. La representación social que se podría interpretar del estudio, sostiene el imaginario popular que solo escolarizándose se puede “llegar a ser alguien en la vida”, idea que coloca al sujeto, en este caso los niños, en el

8 Tejedora con discapacidad, y Resistencia.

9 Héroes invisibles, y Hombre de campo.

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futuro y no en el presente. Otra forma de expresarlo, es que desde esta representación los niños tienen más futuro que presente. Mostrar el estudio puede ser además, la manera de señalar una de las prioridades para el

común de las personas, después del trabajo. Estas ideas pueden sugerir el lugar que ocupa la educación en un contexto cultural.

La resiliencia se aprecia en las situaciones de ancianas que pese a sus respectivas discapacidades están

realizando labores manuales o de venta en la calle. Las actitudes resilientes destacan lo insólito y lo absurdo, pues quienes deberían estar en una circunstancia particular de atención, se encuentran laborando, en medio de la pobreza y acompañada, en el caso de la tejedora sin manos, por un televisor. Esto da cuenta del lugar que ocupan los discapacitados y las limitadas condiciones que hay para su sano vivir.

Algunas de las producciones se presentan como luchas o resistencias “Superando el dolor para vivir”, “Resistencia”, “No importa la edad”, “Héroes invisibles”, mas no aparece la noción de rechazo o protesta (Mounier, Óp. Cit.). Es arriesgado admitir aquí conformismos acríticos, no obstante condiciones como la indigencia, la limitación física motora o la pobreza se presentan como barreras a pesar de las cuales se logra adquirir conocimiento, ser productivo y ganar aceptación.

Llama también la atención que temas como ecología (que entra en relación con el desarrollo sustentable), la salud, tuvieron apenas una muestra, mientras otros ninguna. Fiestas, celebraciones, acciones deportivas o culturales, quedaron ausentes, así como la tenencia de bienes de consumo. Podría asumirse la falta de interés o que nuestros fotógrafos se volcaron por el ser y menos por el tener como posesión.

Otro aspecto revelador es que se apreció en distintas imágenes el sentido de adhesión y pertenencia como identidad, tanto étnica como nacional. Pocas, no obstante, son las producciones que llaman a la solidaridad y trabajo comunitario, pues prima el sujeto individual.

Con todo, la dignidad emerge desde las representaciones sociales como valor posterior al derecho al

trabajo y se instala en la búsqueda del querer ser a través de la educación. No se visibiliza en la salud, vivienda, transporte o aún en la canasta básica dentro de la línea de pobreza acercándose en muchos casos a condiciones de vida mínima (Larraín, 2002); tampoco es relevante en expresividades estéticas o lúdicas. Esto nos invita a que para pensar el desarrollo, bien sea desde una directriz institucional o en política pública, la dignidad debe colocarse antes de los derechos y ser su excusa inexorable.

AGRADECIMIENTOS

A toda la comunidad académica y administrativa de la UNAD, participantes y al jurado integrado por la socióloga Claudia Patricia Toro Ramírez10, a la semióloga y crítica de arte Elizabeth Hegyi Fodor, al investigador Luis Maldonado, al sociólogo Antonio Elizalde Hevia, y al Director de CINDE Alejandro Acosta.

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