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La comunicación como objeto de estudio Sociedad y cultura contemporáneas 978-607-513-105-4 Página 1 Enfoques críticos sobre las redes digitales y la Web 2.0: desinformación, amateurismo, explotación y vigilancia Emiliano Treré * y Daniele Cargnelutti ** Resumen El presente artículo realiza una sistematización de las corrientes críticas y escépticas acerca del estudio de las redes digitales y de la Web 2.0. En primer lugar, se abordan las críticas relacionadas con el contenido de las plataformas digitales y los autores que han subrayado cómo éstas a menudo son espacios de desinformación y superficialidad, donde triunfan la “jibarización” y el amateurismo. En segundo lugar, el artículo aborda enfoques de autores que critican la economía política de las redes, evidenciando cómo estas tecnologías representan espacios de explotación, vigilancia y control de los llamados prosumidores, jugando un papel fundamental en la creación de un nuevo sector de la sociedad denominado cognitariado. A través de esta sistematización, el artículo pretende contribuir a la formación de una opinión que no caiga en las ingenuidades de los optimismos y determinismos tecnológicos, dejar detrás los relatos anecdóticos sobre las oportunidades de las redes digitales y facilitar la creación de visiones críticas respecto a la fiebre por la novedad y la democratización de las plataformas 2.0 que siguen dominando las reflexiones sobre la comunicación digital. Palabras Clave: Web 2.0, Redes Digitales, Enfoques Críticos, Economía Política de Internet, Explotación. * Doctor en Comunicación Multimedia, Profesor Investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Autónoma de Querétaro, México. ([email protected] ). ** Estudiante de la Licenciatura en Sociología en la Universidad Autónoma de Querétaro. ([email protected] ).

Enfoques críticos sobre las redes digitales y la Web 2.0: desinformación, amateurismo, explotación y vigilancia

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La comunicación como objeto de estudio

Sociedad y cultura contemporáneas 978-607-513-105-4

Página 1

Enfoques críticos sobre las redes digitales y la Web 2.0: desinformación,

amateurismo, explotación y vigilancia

Emiliano Treré* y Daniele Cargnelutti**

Resumen

El presente artículo realiza una sistematización de las corrientes críticas y escépticas

acerca del estudio de las redes digitales y de la Web 2.0. En primer lugar, se abordan las

críticas relacionadas con el contenido de las plataformas digitales y los autores que han

subrayado cómo éstas a menudo son espacios de desinformación y superficialidad,

donde triunfan la “jibarización” y el amateurismo. En segundo lugar, el artículo aborda

enfoques de autores que critican la economía política de las redes, evidenciando cómo

estas tecnologías representan espacios de explotación, vigilancia y control de los

llamados prosumidores, jugando un papel fundamental en la creación de un nuevo

sector de la sociedad denominado cognitariado. A través de esta sistematización, el

artículo pretende contribuir a la formación de una opinión que no caiga en las

ingenuidades de los optimismos y determinismos tecnológicos, dejar detrás los relatos

anecdóticos sobre las oportunidades de las redes digitales y facilitar la creación de

visiones críticas respecto a la fiebre por la novedad y la democratización de las

plataformas 2.0 que siguen dominando las reflexiones sobre la comunicación digital.

Palabras Clave: Web 2.0, Redes Digitales, Enfoques Críticos, Economía Política de

Internet, Explotación.

* Doctor en Comunicación Multimedia, Profesor Investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y

Sociales, Universidad Autónoma de Querétaro, México. ([email protected]).

** Estudiante de la Licenciatura en Sociología en la Universidad Autónoma de Querétaro. ([email protected]).

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Introducción

El estado del arte de los estudios sobre internet y sus posibilidades sigue siendo

dominado genéricamente, ya sea en espacios académicos como periodísticos, por

literatura que contempla con optimismo las posibilidades tecnológicas brindadas por

las tecnologías de la comunicación. Dentro de esta literatura es fácil encontrar autores

que declaran que la Red es el espacio donde, además de la superación de las barreras

espacio-temporales que implicaban mayor inversión de recursos, finalmente serán

efectivas las libertades de expresión, de asociación y de manifestación. Además, en los

últimos años, con la llegada de la Web 2.0, este optimismo se ha acrecentado y varios

autores sostienen que la Red, con sus evoluciones tecnológicas, ha superado las

limitaciones debidas a la linealidad y verticalidad de la Web 1.0, poniendo acento en las

oportunidades de interacción, horizontalidad y participación, todas ideas que apuntan

hacia un cierto nivel de democracia mediática. Dentro de esta tendencia, a la literatura

científica se aúnan discursos provenientes de los medios tradicionales que se esfuerzan

en resaltar la importancia de que los medios digitales se encuentren desligados de las

limitaciones típicas de la televisión, la radio y la prensa impresa. Este panorama

demuestra que se encuentra bien difundida una visión evolutiva de la Red, que se

sostiene sobre algunos postulados: (1) la existencia de una clara división temporal entre

la Web 1.0, surgida en los 90, y la Web 2.0 que la habría remplazado a partir del 2003; y

(2) la evolución del circuito comunicativo clásico –emisor, mensaje, receptor– a un

sistema más complejo de varios emisores y varios receptores que construyen

simultáneamente el mensaje y que supondría más posibilidades de participación en la

esfera pública. Sin embargo, descartando una visión puramente evolutiva y sustitutiva,

hay que destacar que a menudo nos encontramos con casos de plataformas que

funcionan con dinámicas híbridas que oscilan entre lo 1.0 y lo 2.0 y que las redes

frecuentemente siguen obedeciendo a dinámicas de verticalidad muy características de

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la supuesta “primera fase” de la Red. Finalmente, los discursos celebrativos acerca del

potencial liberador de los social media dentro de la ola de protestas y de las

insurrecciones del 2011 en el mundo árabe, en España, en Estados Unidos y en otros

países del mundo, han incrementando el tecno-entusiasmo reflejado en visiones

simplistas que conciben estas protestas como revoluciones por Facebook o Twitter y no

como estallidos sociales multicausales donde las tecnologías han jugado papeles

complejos y contradictorios (Barassi y Treré, 2012; Treré, 2011, 2012a, 2012b). Resulta

entonces de gran importancia empezar a considerar también las tesis de los autores que

articulan un discurso más crítico en torno a las potencialidades y a los presuntos

beneficios de la red de las redes. El objetivo de este artículo es realizar una revisión de

algunos de los más relevantes enfoques críticos sobre las redes sociales y la Web 2.0. La

exhaustividad va más allá de los objetivos de este artículo, que se limita a subrayar

unas tendencias criticas que desde diferentes latitudes y perspectivas han ido

cuestionando el papel de las redes digitales destacando sus limitaciones, riesgos y

problemáticas. Como primer paso en la sistematización de los enfoques críticos,

decidimos agrupar los escepticismos hacia las posibilidades de las redes digitales y de

la Web 2.0 en dos ejes principales de crítica, que a su vez se encuentran atravesados por

reflexiones teóricas y por análisis empíricos:

● Las críticas a la Red en términos de su contenido: la Web como espacio de

desinformación (Berardi, 1992, 1995, 2001), de superficialidad, amateurismo y

confusión (Keen, 2007, 2012), o polémica y retroceso (Wolton, 2000).

● Las críticas “estructurales”: el internet como nuevo mercado de explotación

(Terranova, 2000; Formenti, 2011), territorio de vigilancia y precarización del

trabajo (Fuchs, 2010, 2011; Morozov, 2011).

Nuestra breve revisión de la literatura pretende dar a conocer las visiones polémicas de

autores que son citados a menudo en el mundo sajón pero casi no son abordados en el

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mundo latino. Nuestro intento es entonces profundizar sobre todo las visiones de

autores que difícilmente son accesibles en castellano para fomentar un diálogo

productivo entre estos enfoques y las voces críticas del mundo iberoamericano

(Barranquero, 2012; Candón Mena 2013; Sierra Caballero 2006, 2011; entre otros). A lo

largo de las siguientes páginas nos enfocaremos primero en las críticas al contenido de

las redes, es decir, a los autores que cuestionan la calidad de la cultura producida en

entornos digitales. Luego abordaremos algunas de las aportaciones teóricas más

consistentes de la crítica neomarxista y económico-política a las redes digitales.

Críticas por contenido: desinformación, superficialidad y amateurismo en las

redes digitales

Este apartado está dedicado a un conjunto de críticas que pueden ser rastreadas dentro

de una fuerte tendencia conservadora caracterizada por una enorme desconfianza en

los usuarios, la información y, por último, la capacidad de cambio social de los entornos

digitales. Los argumentos que reúnen la mayoría de estas críticas podrían agruparse en

torno a las siguientes características de la Web 2.0: la explosión cuantitativa de la

información y de las fuentes, el acceso de cualquiera como productor o profesional de

la divulgación, la multiplicidad de las plataformas, la velocidad de procesamiento de

información y la reducción del tamaño de los mensajes. Este grupo de autores vincula

estas características a una general y profunda pérdida de calidad del tipo de

comunicación y del contenido de los contenidos que circulan en las redes digitales. Con

los inicios de la expansión del internet y su progresiva expansión, una de las primeras

críticas que surge está anclada en la cuestión del aumento desmesurado de información,

dado que esta multiplicidad y variedad conlleva consigo varias problemáticas (Wolton,

2000): en primer lugar, la coexistencia de lógicas de interés y lógicas de valores

contradictorias que, al caer en polémicas, más que progreso traen estancamiento y, por

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lo tanto, retroceso en el manejo de información. Como ejemplo de esto se pueden

mencionar las discusiones producidas en plataformas online como foros que a menudo

caían en discusiones cuyo único objetivo es el de ofender al otro.

Siguiendo con este tipo de críticas, en segundo lugar, se denuncia que la legitimidad de

la información comienza a plantar sus bases sobre la cantidad de veces que ésta es

reiterada y por la variedad de emisores que la sostienen. En consecuencia, esto reduce

las posibilidades de que la información sea juzgada ya sea por los méritos intrínsecos y

profundos de la misma, o ya sea por el contexto y los intereses de quien produce ciertos

contenidos.

Como ya lo denota el párrafo anterior, el aumento de la cantidad de información ha

implicado forzosamente el aumento de las fuentes de información. Esto tiene otras

implicaciones que apuntan hacia una de las críticas que ha sido más divulgada y

difundida entre los escépticos de la Red: el amateurismo (Keen, 2007, 2012; Romani y

Kuklinski, 2007; Serrano, 2013). Con la apertura de internet hacia la Web 2.0 y sus ya

mencionadas implicaciones de construcción en red de la información, se comenzó a

observar la ampliación de la participación a un gran número de individuos “no

preparados” en la creación y difusión de contenidos. De acorde con estas posturas

tecno-escépticas, esta falta de formación se traduce en una baja calidad de la mayoría de

los productos que circulan dentro de la Web 2.0. Como ejemplo de esto se han

explorado muchos nichos: la diferencia entre el vídeo musical de un artista reconocido

y los ensayos frente a la webcam disponibles en YouTube (Keen, 2007) o la decadencia

del periodismo a través de Twitter, que se topa con la pérdida de enormes cantidades

de información relevante que no cabe en los 140 caracteres estipulados (Trejo Delarbre,

2011). Y tan eficiente ha sido este Culto al Amateur que internet nos ha deslumbrado con

la siguiente fase de este fenómeno: el triunfo del amateur, que porta por bandera los

casos particulares de personas que han pasado del anonimato hasta el estado de

celebridad gracias sobre todo a la inteligente explotación de las plataformas de

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difusión y agregación como YouTube y Facebook: ejemplos perfectos de esto son

personajes famosos como la estrella del pop mundial Justin Bieber y lA multimillonaria

Paris Hilton.

Más adelante, aunándose a las críticas provocados por los elevados número de

productores y productos, se aborda la crítica desde la cuestión de la brevedad de las

acciones e intervenciones digitales (Trejo Delarbre, 2011). La plataforma idónea para

verificar este caso es Twitter, dado que éste termina siendo útil sólo “para transmitir

alertas, juicios breves o estado de ánimo” (ibid., p. 66). Además, lo sucedido en esta

plataforma ha servido a tal grado como para acuñar el término tuiterización (Serrano,

2013), el cual, a pesar de aludir explícitamente a Twitter, puede ser útil para designar

un fenómeno genérico de la Red donde se puede observar la transformación de la

brevedad en superficialidad en varios tipos de plataformas. La preocupación se acentúa

cuando este fenómeno se expande a espacios cuyos supuestos ejes temáticos –política,

periodismo, por mencionar algunas– no pueden ser sintetizadas en mensajes efímeros y

cortos. Como destacan Romani y Kuklinski:

El incremento de la velocidad en el acceso y el procesamiento de la información no hace a

las personas necesariamente más eficientes. Muchas veces, las ideas fluyen en formato post,

promoviendo pensamientos efímeros, como slogans, con fecha de caducidad, para públicos

carentes de tiempo de atención y por ende sin capacidad para la reflexión madura. Se vive,

se consume y se piensa en formato beta, un tipo de pensamiento de corto alcance que

dificulta distinguir entre conocimiento y ruido (2007, p.97).

Más allá de lo que se imprime en el término de tuiterización, hay palabras que aparecen

para denunciar efectos más profundos: el concepto de jibarización alude a una pérdida

de capacidades cognitivas debido a la reducción del mensaje (Serrano, 2013). La

velocidad, la pequeñez y lo efímero de la información conlleva al “destierro de la

profundización, pérdida de la capacidad autónoma de reflexión, incapacidad para la

elaboración independiente de conclusiones y, por último, ausencia de una mirada

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crítica de los acontecimientos”1. Esta última y atrevida afirmación nos lleva, finalmente,

a una de las críticas más radicales dentro de la escuela de los escepticismos: más allá de

la capacidad cognitiva de los individuos, la mente es atrofiada por esta nueva actividad

(Carr, 2011). De este modo, las nuevas tecnologías reciben el nombre de tecnologías

intelectuales que modifican negativamente las formas de hablar, escuchar, leer y

escribir, comprimiendo el vocabulario y simplificando la sintaxis.

Críticas estructurales: free labor, cognitariado y prosumidores digitales

Las primeras tendencias críticas están caracterizadas por la formulación de conceptos y

terminologías adecuadas que atienden correctamente la nueva situación, en este sentido

surgen conceptos como ‘trabajo gratuito’ o ‘trabajo no pagado’ –originalmente acuñado

como Free Labor (Terranova, 2000)– y la explicación del fenómeno del cognitariado –en

su idioma original, cognitariato (Berardi, 1995; 2001)–, palabra que indica la explotación

cognitiva del proletariado. Partiendo del concepto de free labor, es importante valerse de

otras nociones que explican la complejidad que se articula en torno al fenómeno

fácilmente identificable con el trabajo no pagado. El primero de ellos, la denominada

social factory, o, en castellano, fábrica social. Este concepto es acuñado por los

autonomistas italianos2 que desean describir el proceso que, sobre todo en los países

desarrollados, desplaza algunos procesos económicos del trabajo en la fábrica a la

sociedad fuera del espacio fábrica, que “pone en movimiento una maquinaria

verdaderamente compleja”3 (Negri, 2005). Este fenómeno se plantea no sólo como un

fenómeno económico, si no que se sitúa dentro de los aspectos culturales del mismo 1 Palabras mencionadas por Pascual Serrano en la presentación de su libro: La comunicación jibarizada. Cómo la tecnología ha cambiado nuestras mentes a través de su página Web (http://www.pascualserrano.net/mis_libros/la-comunicacion-jibarizada-como-la-tecnologia-ha-cambiado-nuestras-mentes). 2 Uno de los más importantes el filósofo italiano Antonio Negri, con su libro The Politics of Subversion, publicado en 1989, edición revisada 2005. 3 El texto original se encuentra escrito en inglés y para la cita se hace uso de una traducción propia; más adelante se repiten situaciones sea desde el inglés que del italiano, sólo se anunciarán como: traducción propia.

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capitalismo y, en este sentido, intenta denunciar una serie de procesos de creación de

valor y de capital que, al no estar identificados como procesos de trabajo, traen

ganancia para algunos sin que los directamente involucrados reciban remuneración

alguna. Siguiendo con el rastreo de los fundamentos del free labor, otro de los conceptos

sobre los cuales vale la pena hacer hincapié es la informática de la dominación –en

inglés informatics of domination– del Manifiesto Ciborg4 (Haraway, 1985). A pesar de que

este texto en general expresa una cierta inconformidad con los análisis marxistas del

trabajo, debido a un cierto mesianismo, Terranova cree que al acuñar el término

informática de la dominación se comienza ya a establecer una “relación entre

cibernética, trabajo y capital” (2000: p. 40).

Uno de los últimos conceptos de los que se vale esta investigadora es el de economía

digital –digital economy– acuñado a finales de los años 90 y que hace referencia a la

unión de dos fenómenos, la economía cultural postmoderna y la industria de la

información. Dentro del primer fenómeno, se incluyen a su vez cuestiones como el

papel de los medios de comunicación, de las artes y el apogeo de las universidades; por

otro lado, dentro del segundo, la autora habla de todo el complejo social que gira

entorno a la comunicación y a la información. Terranova insiste en que, a pesar de no

ser campos autónomos y excluyentes, al tratarse de dos aspectos distintos de la

sociedad, la combinación de estos –la economía digital– exige un esfuerzo teórico y

práctico más exigente, que además debe ser vinculado con los estudios de los medios,

entendidos a su vez como una combinación entre los estudios culturales y los estudios

políticos. Finalmente, la revisión conceptual de Tiziana Terranova termina planteando

la diferenciación entre digital economy y new economy. Mientras que por un lado la new

economy refiere un período histórico de especial proliferación de las empresas de

internet, la economía digital es un fenómeno mucho más amplio: a pesar de que 4 Manifesto Cyborg, recuperado en inglés [http://isites.harvard.edu/fs/docs/icb.topic1044395.files/April%2017/Haraway_Cyborg%20Manifesto.pdf], y en español [http://webs.uvigo.es/xenero/profesorado/beatriz_suarez/ciborg.pdf].

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también reconoce dentro de sí la creación de nuevas tecnologías y su importancia a

nivel económico, también incluye la cuestión de la creación de nuevos tipos de

trabajadores, indicando así un cambio más significativo y amplio de la economía y de la

sociedad. Asimismo, por economía digital se refiere a un sistema económico mixto que

incluye tres elementos: (1) el público (sobre todo a partir de inversión), (2) el guiado por

el mercado (haciendo referencia sobre todo al fenómeno de la commodification, es decir,

de mercantilización o transformación en mercancía) y (3) un elemento denominado gift

economy (reconocido como uno de los límites del sistema capitalista, un espacio que

logra escapar a las comunes reglas de oferta y demanda). Es así que llegamos al punto

central del trabajo de Terranova (2000): el concepto de trabajo no pagado, el free labor.

La autora lo define como “el momento cuando el consumo de cultura se traduce en

actividades productivas que son agradablemente asumidas y al mismo tiempo

desvergonzadamente explotadas”5. En otras palabras, lo que la investigadora italiana

denuncia con este término es que, con la llegada y expansión de internet, se ha

encontrado un soporte más para las tendencias contemporáneas de flexibilización del

trabajo, incremento del trabajo independiente, recalificación continua del trabajador y

prácticas como el supplementing (llevar trabajo suplementario al hogar). Es precisamente

en este sentido, para describir a las personas que se ven explotadas por las dinámicas

de la digital economy y del free labor, por lo que se articula un nuevo concepto a partir de

la teoría marxista: el cognitariado (Berardi, 2001). La formación de esta palabra es

bastante clara para entender su significado: proletariado cognitivo. En boca del autor:

La persona ha desaparecido, lo que queda es como un objeto inerte, irrelevante e inútil. El

hombre es libre, claro. Pero su tiempo está esclavizado. Su libertad es una ficción jurídica a

la que nada en la vida cotidiana concreta corresponde. Si tenemos en cuenta las condiciones

en que el trabajo de la mayoría de la humanidad, proletariado y cognitariado, se lleva a cabo

en realidad en nuestro tiempo, si examinamos las condiciones que el salario promedio a

5 Traducción propia.

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nivel mundial, si tenemos en cuenta la cancelación actual y ahora en gran parte se dio

cuenta del trabajo anterior derechos, se puede decir sin exageración retórica que vivimos en

un régimen de esclavitud (Berardi, 2005)6.

A pesar de que las palabras antes citadas muestran que en buena medida este texto es

de una vena mucho más activista y política que académica, es posible notar que existe

un esfuerzo por articular como los fenómenos antes mencionados –economía digital,

dominación informática, trabajo no pagado– se anclan y afectan la materialidad de la

vida de los individuos. En primer lugar, las denuncias más clásicas como la pérdida del

tiempo libre, la anulación de la vida privada, la retribución que no corresponde al

trabajo, que se articulan con los beneficios ya sabidos para los que controlan el mercado

de trabajo y la vida de los obreros: el enriquecimiento, la flexibilización de la vidas, el

aumento de posibilidades. En pocas palabras, el aumento de la distancia entre ricos y

pobres causado por el neoliberalismo económico.

Cibernautas prosumidores: explotación, vigilancia y control en las redes

digitales

Habiendo reportado algunas de las críticas más fuertes a la Red desde su temporada

“1.0”, ahora vale la pena hacer un salto hacia el período identificado con la Web 2.0,

marcado por las nuevas posibilidades de las plataformas en red, basándonos sobre todo

en la estructura socio-política y económica de las plataformas, sin caer en ingenuidades

y optimismos respecto al funcionamiento real de las mismas. Conviene comenzar con la

obra de Christian Fuchs, quien, desde 2005, presenta una fuerte y clara tendencia de

crítica y escepticismo hacia el optimismo tecnológico. Dentro de su obra encontramos

tres ejes conceptuales que rigen su trabajo: (1) la crítica de la economía política de las

redes digitales (2) el destacar los mecanismos de vigilancia de las redes digitales y (3) el

6 Traducción propia. Del mismo modo es importante hacer notar que el trabajo es publicado antes de la fecha que se reporta, que simplemente es la fecha en la que el sitio de internet la ha publicado [http://eipcp.net/transversal/0704/bifo/en].

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cuestionamiento del prosumismo –prosumption–. Siguiendo el orden propuesto, el

primer espacio de crítica a la digital economy 2.0 es la crítica de la economía política. A lo

largo de toda su obra, Fuchs hace un constante retorno a la teoría marxista enalteciendo

la importancia de volver a Marx para entender las dinámicas de las plataformas Web

2.0 (2012, 2012a, 2013). Basándose en las teorías de Marx, Fuchs (2010, 2011) se sirve del

siguiente esquema que analizaremos a continuación:

Figura 1. Esquema de circulación de capital.7

Pero, antes de entrar en los pormenores del mismo, vale la pena aclarar qué entiende el

autor por ‘crítica de la economía política’. El objetivo primordial es el estudio de los

procesos económicos que producen el valor (valor de uso, valor de cambio y plusvalía), 7 Este esquema es obtenido del artículo “Web 2.0, Prosumption, and Surveillance”, rastreable en las fuentes como Fuchs, 2011.

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sin perder de vista que se hace con el sentido de mostrar por un lado la contraposición

de los intereses de los distintos actores involucrados y, por otro lado, mostrar las

contradicciones internas del mismo sistema. Lo innovador del aporte de Fuchs reside

en su capacidad de llevar estos análisis a la economía digital o a lo que él llama

estudios críticos de los medios y de la información8. La clave de esta traducción de las

esferas tradicionales de producción de capital a internet es que la economía digital,

como ya lo han evidenciado claramente tanto Terranova (2000) como Berardi (2001), es

que las nuevas tecnologías son capaces de impulsar el ciclo a través de la anulación de

los costos de mano de obra (capital variable = c cir) al mismo tiempo que reducen

parcialmente los costos de los medios de producción (capital constante = c fix). Fuchs

sostiene que la principal y más importante contradicción del sistema, que se origina en

los primeros ciclos de producción y se reitera en la economía digital, es que la plusvalía

se origina desde la fuerza de trabajo (propiedad del trabajador), pero quien se queda

con él es el capitalista o dueño de los medios de producción. Y esta contradicción sigue

sucediendo aun dentro de las redes digitales.

Pasando al siguiente vector de la crítica, nos topamos con el problema de la vigilancia.

Fuchs sostiene que las características de participación y horizontalidad que se

estructuran en la Web 2.0, son justamente aquellas que permiten y facilitan los sistemas

de vigilancia. Para este autor la vigilancia se articula sobre todo en dos vertientes: por

un lado la económica y por otro la política. En lo que se refiere a la vertiente económica,

denuncia un comportamiento comparable al fenómeno de las subculturas en los

Estados Unidos y el Reino Unido durante los años 80. Esto significa que, a pesar de la

fuerte carga contracorriente que estas subculturas acarreaban, el mercado era capaz de

capar sus necesidades y satisfacerlas, reintegrándolas así en los procesos de

reproducción del sistema. Por otro lado, la ya sabida vigilancia política, debido al

8 Critical studies of media and information. Disponible para revisión en [http://fuchs.uti.at/papers/critical-studies-of-media-and-information/].

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acceso a la información casi ilimitada que los usuarios proporcionan, en particular en

las redes sociales. En este aspecto Fuchs habla de proletarización a través de inscripción

de los usuarios en una serie de discursos categorizantes.

Finalmente llegamos al concepto de prosumismo. Antes de explicarlo, vale la pena

atender a la revisión propuesta por Fuchs, de la evolución del término a lo largo de la

historia reciente. Tenemos en primer lugar el produsage, concepto que designa a la

acción misma de producir y usar simultáneamente contenidos. En segundo tenemos el

prosumer, concepto que se refiere a un tipo de individuo o clase social que realiza estas

dos acciones (producir y usar) simultáneamente. Finalmente llegamos a prosumption

(que nosotros denominamos prosumismo), concepto que ya engloba todo el fenómeno

general: la producción y el consumo simultáneo como un fenómeno social objetivo.

Llegados a este punto donde la evolución misma de la palabra nos ayuda a entender el

significado que ésta acarrea, es posible volver y hacer el vínculo entre este punto y la

crítica de la economía política para comprender plenamente el fenómeno que surge

cuando se coloca el concepto del prosumismo dentro de la realidad de la digital economy

y de la Web 2.0. Teniendo en cuenta lo que ya había mostrado Terranova (2000): el

trabajo no pagado; lo denunciado por los autonomistas italianos (Berardi, 1992, 1995): la

industria social, la reducción de costos de los medios de producción anunciada por

Fuchs, y finalmente la ya sabida búsqueda de horizontalidad de la Web 2.0, nos

enfrentamos con un complejo sistema de sobreexplotación.

Toda esta producción de crítica dura, ya sea desde la academia –con Fuchs y

Terranova– que desde el activismo y el periodismo –con Berardi–, encuentra lo que

podríamos llamar coloquialmente ‘la cereza del pastel’ cuando Carlo Formenti (2011)

publica su libro Felices y explotados9. La belleza estética que este texto aporta a todo el

9 El título original de esta obra se encuentra en italiano y es: Felici e sfruttati. Capitalismo digitale ed eclissi del lavoro.

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trabajo ya referenciado data en dos cuestiones: la felicidad de la explotación y los útiles

idiotas. En primer lugar llama felices y explotados a toda la clase de proletariado

cognitivo a la cual ya hacía referencia Berardi, pero ahora con el plus que de los

explotados gozan de una sensación ilusoria, causada por el discurso en torno a la Web

2.0, de libertad y autonomía. Por otro lado, útiles idiotas es una metáfora que utiliza el

investigador italiano para nombrar a aquellos que observan con ojos de descarado

optimismo a las nuevas tecnologías; nominación metafórica recuperada de la

denominación usada por la derecha para referirse a aquellos que, ignorando o

fingiendo ignorancia, se atrevían a defender al régimen soviético pese a sus atrocidades.

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FUENTES

Bibliográficas

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