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El “cuento en situación” como estrategia para desarrollar la resiliencia y
prevenir el burn out”
Lic. Elizabeth Gothelf - Lic.Cristina Alam
Elizabeth Gothelf Narradora oral y Lic. en Cs de la Educación
Cristina Alam Narradora Oral y Lic. en Psicología
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El “cuento en situación” como estrategia para
desarrollar la resiliencia y prevenir el burn out” Lic. Elizabeth Gothelf - Lic.Cristina Alam
“El hombre es siempre un narrador de historias; vive rodeado de
sus historias y de las ajenas, ve a través de ellas todo lo que
sucede; y trata de vivir su vida como si la contara.”
J.P. Sartre
1) Introducción Pensamos que los cuentos propios y ajenos, compartidos entre colegas o miembros de un equipo de trabajo de profesionales de la salud,
“administrados” en un dispositivo adecuado, pueden ayudar a fortalecer la resiliencia y prevenir el “Burn Out”, síndrome frecuente y preocupante entre los personas que trabajan prestando servicio a otras personas, sobre todo si
los destinatarios de ese servicio son sujetos vulnerables por estar en momentos tempranos de su desarrollo o tener alguna enfermedad.
A continuación fundamentamos esta afirmación intentando algunas reflexiones y referencias fruto de nuestras experiencias y nuestra indagación teórica.
2) Fundamentos
2 a) Sobre el burn out
Siguiendo el rastreo teórico realizado por Graciela Tonon1 podemos
conceptualizar el burnout como “… un síndrome identificado en la década del 70 por Freudenberguer y definido como un estado caracterizado por el
agotamiento, decepción y pérdida de interés, como consecuencia del trabajo cotidiano desarrollado por profesionales dedicados al servicio y la ayuda, que no logran alcanzar las expectativas depositadas en su trabajo. Posteriormente,
en 1976, la psicóloga estadounidense Cristina Maslach inició su investigación sobre el tema, estudiando las respuestas emocionales de profesionales que se
desempeñaban en actividades de ayuda a personas, señalando que este síndrome solo podía darse en las profesiones de ayuda, tanto en el área de la salud como de la educación.”
1 Graciela Tonon ; El desgaste profesional en trabajadores y trabajadoras sociales
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Este síndrome se caracteriza por los siguientes síntomas:
Cansancio emocional,
despersonalización
abandono de la realización personal.
El Dr. Ernesto Gil Deza2 sostiene que el síndrome de Burn Out se da a partir de
dos situaciones con las que los profesionales de la salud se enfrentan
continuamente:
“Aquella situación donde el curso es infausto, es decir, lamentablemente
prevemos lo que va a suceder indefectiblemente y además, somos incapaces
de actuar… El otro problema son las expectativas desmedidas, la
insatisfacción: es la relación entre la desmesura de lo que esperamos y la
realidad de lo que obtenemos.”
A lo que agrega:
“¿Cuáles son los desafíos en nuestra vida profesional que nos colocan antes
estas situaciones de estrés que a veces nos “queman”?
1. El manejo de la verdad
2. El problema de la enfermedad.
3. El cuidado de la familia.
4. El enfrentamiento de la muerte.”
Los puntos 1 y 3 requieren de los profesionales de la salud el desarrollo de
habilidades de comunicación y la capacidad de establecer vínculos empáticos.
Estas competencias cruciales, no son suficientemente atendidas ni en la
formación de base ni las capacitaciones en servicio de los profesionales de la
salud.
Por último las distintas reflexiones sobre el Síndrome de Burn Out, coinciden en destacar la dimensión psicosocial de esta enfermedad, tanto a nivel comunitario, como institucional y grupal. De hecho muchas de las medidas
preventivas apuntan al establecimiento de condiciones de trabajo en las que la coordinación de tareas en equipo, los espacios de contención, la distribución
del tiempo y las responsabilidades, etc. es fundamental.
2Dr. Ernesto Gil Deza;"Sindrome de Burnout en médicos:" Jornadas IntraMed 2005
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2 b) Sobre la resiliencia El término “resiliencia” proviene de la de la física y se utiliza para referir a una
propiedad de ciertos materiales (especialmente metales) de volver a su forma original después de haber sido forzados a deformarse. La palabra viene del latín “ resilere” que significa “volver a entrar saltando” o
“saltar hacia arriba” o “rebotar”.
J.Parral y otros3 definen a la resiliencia como “una especie de escudo que tenemos los seres humanos y que se manifiesta en una actitud esperanzadora frente la vida. Es la capacidad de ponerse en movimiento frente a la pérdida y
el involucrarse con uno mismo en la propia dinámica, a fin de que la reflexión nos lleve al autoconocimiento.”
Es interesante agregar que los autores antes citados, relacionan la resiliencia con la “entereza” y la “esperanza”. Y señalan el mito de Pandora como una
metáfora posible de la misma. Recordemos en apretada síntesis que de la caja de Pandora salieron todos los males que se esparcieron por el mundo pero la
esperanza quedo cautiva en el fondo. La definición de resiliencia más general que se ha utilizado en ciencias sociales
desde que el concepto se introdujo para el análisis de sujetos individuales y colectivos en situaciones de riesgo, es” … capacidad humana para enfrentar,
sobreponerse y ser fortalecidos o transformados por experiencias de adversidad.”(Edith Henderson Grotberg).
El fenómeno que llamó la atención y llevó a este constructo teórico fue la observación de niños y adolescentes que, expuestos a situaciones familiares y
sociales de alto riesgo, no daban las respuestas patológicas esperadas y, al contrario, mostraban respuestas adecuadas a estas situaciones que le servían
como aprendizaje para enfrentar mejor futuras experiencias traumáticas. Si observamos la evolución histórica del concepto, notamos que el mismo
emerge alrededor de los años 70 y en un primer momento se centra en un modelo estático en el que se destacan tres factores:
1.- los atributos individuales 2.- los atributos familiares. 3.- las características de los ambientes sociales.
La segunda generación de investigadores se centra en el proceso, es decir, en
la dinámica de los distintos factores resilientes. Al respecto dice Francisca
3 Aldo Melillo et al; Resiliencia. Descubriendo las propias fortalezas; Paidós 2001
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Infante4: “ El enfoque en resiliencia obliga a trabajadores de salud y a
profesionales del área social a fijarse en lo que Masten (2001) denomina “ordinary magic” o “magia cotidiana” expresión que remite a la evidencia de que el proceso de la adaptación positiva puede ocurrir en contextos cotidianos
de adversidad…… Por último este enfoque posee la ventaja de considerar que el proceso de adaptación resiliente no es responsabilidad única del individuo
sino de la ecología que lo rodea”
Progresivamente, la resiliencia pasa de ser vista como una capacidad fruto del atravesamiento positivo por una situación o condiciones de vida negativas, a considerarse como una competencia cuyo desarrollo puede ayudar a fortalecer
la salud mental y emocional de las personas, habilitándolas y preparándolas para enfrentar con entereza y creatividad, eventuales situaciones de riesgo.
Conectando la resiliencia con el burn out podemos decir que el síndrome de de burn out describe una patología en la que puede caer un sujeto con un grado
de resiliencia bajo. De este modo, si trabajamos en el fortalecimiento de la resiliencia, trabajaremos en la prevención del Burn out y no solo en su
recuperación.
¿Pero cómo se trabaja en el desarrollo de personas y grupos resilientes? En primer lugar, teniendo en cuenta que todos los estudios coinciden en que no se nace resiliente y no se desarrolla resiliencia en forma espontánea. El ser
humano nace en una cultura e inmerso en un lenguaje y se re- construye en el lenguaje.Además las personas vamos construyendo nuestra subjetividad y
nuestras respuestas al medio en el que vivimos en una red conversacional desde donde armamos, proyectamos y convivimos con nuestra historia. En consecuencia, para participar del lenguaje y por consiguiente entrar en la
cultura necesitamos al otro. Es impensable la resiliencia, y la prevención sin tener en cuenta la interacción con los otros.
En segundo lugar, y pensando en términos operativos, la resiliencia se construye sobre los siguientes pilares:
1. Introspección
2. Independencia 3. Capacidad para relacionarse 4. Iniciativa
5. Humor
4 Aldo Melillo et al; Resiliencia. Descubriendo las propias fortalezas; Paidós 2001
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6. Creatividad
7. Moralidad 8. Autoestima consistente.
Las actividades que apuntan al desarrollo de estos pilares, contribuyen a la construcción y fortalecimiento de la resiliencia.
En tanto los profesionales de la salud desarrollen y fortalezcan, individual y
grupalmente, su capacidad resiliente, estarán mejor equipados (personalmente hablando) para hacer frente a las situaciones traumáticas que la vida laboral cotidiana les plantea y su salud física y psíquica estará en mejores condiciones.
Esto también redundará en mayor eficacia técnica. Además, un equipo de trabajo resiliente, podrá ser agente de resiliencia con sus pacientes y otros
receptores de su servicio.
2 c) Sobre el cuento
El concepto de cuento se formaliza a partir de una definición de Edgar Allan Poe en 1842:
Un cuento es una pieza de ficción en prosa cuya brevedad permite
leerla de una sola vez, en forma ininterrumpida.
Cabe aclarar que ficción remite a mundos imaginarios que participan de la realidad. Plantean una solución imaginaria de una situación. No significa que tengan que ser cuentos fantásticos o maravillosos.(la novela histórica, o los
relatos autobiográficos, por ejemplo, son ficcionalizaciones).
Mónica Bruder5 nos recuerda que “La palabra cuento proviene del latín “computare” y significa contar, enumerar hechos; es decir relatar, narrar una historia que, como toda historia, necesita un argumento que la sustente, que
le otorgue un sentido, una razón de ser que le de vida.” y agrega luego que en el discurso cotidiano, cuando hablamos con nuestros amigos y familiares, el
verbo “contar” aparece en muchas oportunidades: ¿Te cuento?, Me contaron que…Contame, ¡No me cuentes!”
En su estudio sobre los usos psicoterapéuticos y pedagógicos de los cuentos nos dice que un cuento es:
5 Bruder, M. “El cuento y los afectos” Galerna 2000
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Una metáfora
Un tiempo y un espacio condensados, sometidos a una presión espiritual y formal (equivalente a un sueño)
Una secuencia narrativa: Inicio, nudo desenlace
Un juego // un objeto transicional que permite un pasaje entre
realidad y fantasía.
Una síntesis
Memoria
Y en este sentido los cuentos sirven para
Desarrollar la creatividad
Desarrollar la inteligencia
Desarrollar las emociones
Estimular el lenguaje
Estimular el humor
Discriminar realidad de fantasía
Aprender a dar y recibir
Sublimar
Elaborar conflictos
Trabajar sobre la propia identidad
2 c 1) Historia y relato
Los cuentos son narraciones y toda narración está formada por sucesos y expansiones. Las expansiones son tanto las acciones secundarias como las secuencias no narrativas insertas en la
historia (descripciones, diálogos, exposiciones / explicaciones). Así, las expansiones pueden ser suprimidas o modificadas sin
alterar la historia (lo que se narra). Sobre una historia pueden existir distintos relatos, (cómo se narra).
“El relato es la organización particular de los elementos de una historia o texto narrativo”
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2 c 2) Cuento y afecto El término afecto proviene del latín Affectus// afficere que significa “poner en estado de” Y podemos decir que lo que nos
afecta, nos produce efecto. Al respecto, Silvia Seoane6 nos invita a pensar en “… lo afectivo
en sentido amplio, como propone mi viejo diccionario Magister, el afecto como “cualquier pasión del ánimo”. La palabra afecto
está vinculada con el verbo afectar. Cuando nos cuentan y nos cantan somos afectados por la sensación que trae el
canto o el cuento; quedamos afectados, comprometidos por el relato o la canción. En este sentido, podemos seguir jugando con las vecindades lingüísticas y decir que estamos,
por estas producciones estéticas orales, siendo afectados a una cultura.”
Y abonando este pensamiento Clarissa Pinkolas Estéss7 observa:
“Cuando utilizamos los cuentos manejamos una energía arquetípica que podríamos describir metafóricamente como una
especie de electricidad… El arquetipo nos hace cambiar. El arquetipo nos infunde una
integridad y una resistencia reconocibles… tenemos que cerciorarnos de que las personas estén total y absolutamente conectadas con la electricidad de los cuentos que llevan consigo
y narran a los demás.”
3) A modo de conclusiones provisionales
Ahora estamos en condiciones de tender algunos puentes.
Si retomamos los síntomas del síndrome de Burn Out, cansancio emocional, despersonalización y abandono de la realización personal, vemos que los
mismos están ligados con el esfuerzo inconsciente, a modo de mecanismos de defensa, de desligarse del afecto, de “desafectarse” para que los afectos
6 Silvia Seoane; Tomar la palabra. Apuntes sobre oralidad y lectura. Ponencia presentada
en el Postítulo de Literatura Infantil y Juvenil – CePA. Ciudad de Buenos Aires, 18 de septiembre de 2004 7 Clarissa Pinkolas Estéss; Mujeres que corren con lobos
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negativos no incidan en uno mismo o al menos, permitan seguir operativo en
condiciones adversas, aunque ese “estar operativo” se convierta en acciones mecánicas que tratan a los sujetos del servicio como objetos.
Si el cuento oralmente compartido permite la afectación en el sentido citado por S. Seoane, los espacios de narración oral e intercambio de relatos, pueden
recuperar la conexión con afectos de distinto signo, vividos en el cuerpo, la voz y la escucha a través de una ficción que en principio no necesariamente
pertenece al oyente, y le permite, entonces bajar las barreras. El cuento o relato contado oralmente provoca efectos por el solo hecho de ser
escuchado y conecta con el placer primario porque remite a la infancia y a la calidez del hogar (sea este real o mítico), a la sensación de ser cuidado y
contenido, de ser arrullado, “apañado”8. Por otra parte, el “momento” del cuento contado o texto leído en voz alta y
compartido, genera un tiempo distinto del tiempo cotidiano. Cuando uno es capturado por la historia, la voz y el cuerpo que la transmiten, pierde noción
de pasado y futuro. El pensamiento deja de fugar hacia delante, hacia lo que “tengo que hacer después”. Se produce entonces una vivencia plena de “aquí y ahora”, una experiencia que en la rutina laboral y personal es cada vez más
difícil. En esa experiencia se recupera la conexión con uno mismo y con los compañeros de velada que empiezan a formar una trama a partir de los
relatos. El cuento entonces permite vivenciar y percibir el tiempo de otro modo, como
cualidad y no como cantidad. Conectar con la “calidad” del tiempo es fundamental, especialmente para las personas que trabajan con enfermos o
con niños, o con gerontes, y qué decir de los que prestan sus servicios a moribundos.
En relación con el tiempo, el cuento permite una experiencia simple en la acción pero compleja es su dimensión porque, por sus características
estructurales, es sintético, condensado y preciso. Esto significa que, a diferencia de una novela, un cuento puede narrar en 10 minutos una historia que ha transcurrido en años. Al mismo tiempo, un cuento minimalista podría
narrar en 10 min., una historia o el detalle de una historia, que ocurriría en un solo minuto en la vida real.
8 Término usado por A.M.Bovo
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Nos resulta interesante conectar estas reflexiones sobre el tiempo con lo que
Gil Deza9 enuncia como desafíos de la vida profesional que nos colocan antes
estas situaciones de estrés que a veces nos “queman”. Trabajar sobre el
“tiempo” en su calidad de “Kronos” (tiempo oportuno según los griegos), en su
calidad de tiempo subjetivo, en relación a su relatividad, etc. es importante a
al hora de afrontar el problema de la enfermedad, el cuidado de la familia, el
enfrentamiento con la muerte.
Respecto del manejo de la verdad, es interesante retomar el concepto de
“relato” como versión de una historia. Hay tantos relatos como narradores,
porque al hacer propia la historia, su forma toma la forma que consciente o
inconscientemente le da quien la cuenta. Y esto no significa que un relato es
más verdadero que otro, sino que está contado desde una perspectiva
particular. No hay relato neutral aunque su forma “despersonalizada” lo
pretenda, porque todo relato es un recorte de una historia hecho por alguien.
Lo que hay es relatos más eficaces que otros, más oportunos que otros, etc.
Respecto de las habilidades comunicacionales y la capacidad para establecer vínculos empáticos, consideramos las sesiones de relato compartido como espacios de gran ayuda. Al contar un cuento en una situación grupal se
produce un silencio peculiar: es espontáneo, atento, individual y compartido al mismo tiempo. Este silencio permite un desarrollo de la escucha que convierte
a los presentes, al decir de Vargas Llosa, en verdaderos “escuchadores”. ¿Qué es para nosotros un “escuchador”? Es una persona capaz de percibir
atentamente lo que se dice y cómo se dice, de concentrarse en lo que sucede y de conectar con el relato desde el pensamiento y desde la emoción en forma
simultánea. Un “escuchador”, a la hora de tomar la palabra, resuena con su entorno y es capaz de poner sus palabras al servicio de las necesidades de ese
preciso momento, dejando entre paréntesis la necesidad de ostentar trayectoria, autoridad, la compulsión a rivalizar, etc.
Aprender a “escuchar” con los oídos, la mente y el corazón, recuperar la capacidad de suspender la preparación de un argumento para responder en
forma reactiva a lo que el otro plantea, es fundamental a la hora de trabajar y aprender en equipo.
Sabemos que el trabajo en equipo es un principio muy declarado y poco practicado entre los profesionales de la salud (entre otros). Pensamos que
9 OP cit
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compartir espacios de narración y escucha de relatos, puede contribuir a
desarrollar una forma de escuchar que poco a poco se traslade a los espacios de trabajo en equipo propiamente dichos, en los que tengan que reflexionar o planificar la tarea específica que los convoca.
Además siguiendo a Rafael Echeverría10, el hombre es producto y productor de
historias. Las historias funcionan como refugios para los seres humanos y son
el “cemento” que une una sociedad. Las historias compartidas son producto de nuestras conversaciones. y van
formando nuestra memoria común. Un equipo que entreteje esta memoria cotidiana, con relatos cargados de afectos, momentos de placer compartido y
ficciones que se convierten en metáforas significativas para sus miembros, va construyendo una red vincular más propiciatoria del trabajo efectivo.
A su vez, conocer o no las historias del equipo puede marcar el grado de integración de un determinado miembro al mismo, tal como señala P.W.
Jackson: “El saber compartido de una serie de historias consabidas es el que funda, al menos en un aspecto, nuestro sentimiento de formar parte de una
comunidad. Si carece de ese saber, una persona es incapaz de participar totalmente en la comunidad social a la cual pertenece.”
Pensemos ahora en el uso de cuentos y relatos para el fortalecimiento de la resiliencia. Para esto nos permitimos pensar el cuento y el relato en lo que
vamos a llamar de aquí en más “cuento en situación”11. El “cuento en situación” (incluíremos en este concepto los términos cuento,
relato e historia indistintamente) es la enunciación de un texto narrativo oral (cualquiera sea su fuente, sea leído o dicho) en un tiempo y lugar compartido.
Es una enunciación en voz alta para la que hay “público”, “escuchadores”presenten en el momento de su producción. El cuento en situación incluye todo los preparativos previos a la enunciación propiamente
dicha y los trabajos de elaboración posteriores, sean estos espontáneos, guiados o ambos.
A partir del “cuento en situación” es posible pensar en dispositivos para el desarrollo de cada uno de los pilares de la resiliencia (o varios de ellos
integrados).
10
Echeverría, R.; Ontología del lenguaje; Granica 11
Este concepto es una construcción elaborada por C. Alam y E. Gothelf , en las reflexiones que dieron origen a este documento.
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11
Por dar un ejemplo, pensemos en la creatividad. Si tomamos a este pilar en
sentido amplio, podemos definirlo como “capacidad para generar condiciones de vida aptas para los deseos y ambiciones de un individuo, es decir, constituye la capacidad de “crear” las condiciones de satisfacción en el
mundo.”12
Complementando esta definición, podemos recordar la definición de respuesta espontánea de J. Moreno (creador del psicodrama), respuesta que es condición
necesaria para la emergencia de lo creativo: Una respuesta espontánea es una respuesta adecuada ante una situación nueva o una respuesta nueva ante una situación conocida.
Los aportes sobre el pensamiento lateral nos indican que el desarrollo de este
tipo de pensamiento, también considerado pensamiento creativo, es posible cuando logramos trascender los límites de la lógica cotidiana o formal y establecer nuevas relaciones entre elementos aparentemente inconexos,
lejanos o absurdos, levantando las barreras de nuestras restricciones inconscientes autoimpuestas.
He aquí la primera dificultad. Sé espontáneo o sé creativo es un mandato que se transmite habitualmente a las personas y encierra en sí mismo un paradoja
porque la condición de posibilidad de lo espontáneo o lo creativo es en un primer momento, la improvisación, para la que parece necesario carecer de
reglas, consignas, mandatos. Pero si pensamos que la creatividad no es un don, sino una capacidad a
desarrollar con cuya potencialidad venimos dotados y rastreamos su origen en el juego del niño que modifica la realidad en el espacio lúdico, hace activo lo
pasivo, aprende a insertarse en los diferentes campos, controla los miedos y así va modificando la realidad, lo que debemos preguntarnos es: Cuáles son las condiciones que tenemos que crear para que las respuestas espontáneas, el
juego, el pensamiento lateral emerjan y por ende se desarrolle la creatividad.
Pensamos que es necesario generar un espacio de permiso, confianza, y al decir de Peter Brook13, un “espacio vacío”.
El “cuento en situación” permite intimidad y genera una calidad de silencio no intimidatorio y compartido durante y después de la escucha, que genera
condiciones para la emergencia de la creatividad.
12
De Bono; E. “El pensamiento lateral” 13
Broke, P. “La puerta abierta” Alba Editorial, 1993
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Podemos decir que el “cuento en situación” va a permitir a los adultos
profesionales, entablar un vínculo primario y tomar distancia por un momento de la realidad cotidiana, para poder encontrar otras formas diferentes de posicionarse frente a esa realidad que por momentos les resulta pesada de
sobrellevar. O bien, el “cuento en situación” permitirá renovar la energía y reparar el propio campo emocional para prepararse mejor y afrontar las
situaciones adversas más fortalecidos.
Podríamos hacer un análisis exhaustivo de la contribución del “cuento en situación”, al desarrollo de cada uno de los pilares de la resiliencia (Introspección, independencia, capacidad para relacionarse, iniciativa, humor,
moralidad, autoestima consistente); pero nos extenderíamos demasiado. Además en el trabajo sobre un de los pilares suelen atravesarse los otros, con
mayor o menor intensidad y a veces más allá de nuestro control consciente, porque sabemos que la realidad vivida es siempre más compleja que los análisis que admite un texto expositivo.
En síntesis podemos decir que los sujetos que se hallan en espacios laborales
con alto riesgo de desembocar en el burn out, necesitan ayuda para encontrar recursos creativos y salir adelante de las situaciones adversas.
Pensamos que la posibilidad de escucharse narrando y/o escuchar a otros narrándose, crea un tiempo de juego con la palabra, con el recuerdo, con el
humor y los diferentes estados de ánimo y afectos, que va a promover la resiliencia y a aumentar las probabilidades de construir respuestas positivas en situaciones de adversidad.
Elizabeth E. Gothelf
Cristina Alam marzo 2007