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Documento extraído de: CUENCA, J.M. (2004) El patrimonio en la didáctica de las ciencias sociales. Análisis de concepciones, dificultades y obstáculos para su integración en la enseñanza obligatoria. Universidad de Michigan. http://wwwlib.umi.com/cr/uhu/fullcit?p3126904 EL PATRIMONIO EN EL ÁMBITO DE EDUCACIÓN NO FORMAL. Según las definiciones que hemos visto sobre el patrimonio es evidente que el desarrollo de programas que conduzcan a su difusión se convierte en un factor fundamental para que los referentes patrimoniales adquieran sentido desde una consideración sociocultural. Sin embargo, en la inmensa mayoría de los casos, una gran parte de la sociedad se ha visto marginada de la posibilidad de participar en la interpretación y el conocimiento significativo de los referentes patrimoniales, limitándose de forma casi exclusiva a la visita a museos y monumentos, cuyo objetivo principal es la mera observación de las piezas, apoyada por carteles y folletos carentes en muchos casos de un planteamiento didáctico que realmente sirva para facilitar la comprensión de los contenidos sociales que reflejan. En los últimos años, a través de las nuevas interpretaciones que se le ha dado a la ley del Patrimonio Histórico Español y mediante la elaboración de diferentes normativas legales de carácter patrimonial por parte de las diversas Comunidades Autónomas que tienen competencias al respecto, se ha ido potenciando cada vez más la difusión social del patrimonio. Si se entiende que el patrimonio es un bien de y para la sociedad (teniendo en cuenta que la inmensa mayoría del presupuesto dedicado a la investigación y conservación de los elementos patrimoniales se extrae de fondos públicos), hay que considerar una obligación el poner en conocimiento de toda la población en general los resultados de las investigaciones científicas realizadas. Atendiendo a la idea de que los bienes culturales o patrimoniales lo son desde el momento en que repercuten en la sociedad, dejan de serlo y pierden su sentido cuando se mantienen en un círculo cerrado de especialistas en la investigación científica (Querol y Martínez, 1996). Por ello, como indica Campos (2001), es esta difusión la que hace rentable al patrimonio desde la perspectiva de su función social, siendo necesario potenciar la relación existente entre investigación y difusión a través del desarrollo de

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Documento extraído de: CUENCA, J.M. (2004) El patrimonio enla didáctica de las ciencias sociales. Análisis deconcepciones, dificultades y obstáculos para su integraciónen la enseñanza obligatoria. Universidad de Michigan.http://wwwlib.umi.com/cr/uhu/fullcit?p3126904 EL PATRIMONIO EN EL ÁMBITO DE EDUCACIÓN NO FORMAL. Según las definiciones que hemos visto sobre el patrimonio esevidente que el desarrollo de programas que conduzcan a sudifusión se convierte en un factor fundamental para que losreferentes patrimoniales adquieran sentido desde unaconsideración sociocultural. Sin embargo, en la inmensamayoría de los casos, una gran parte de la sociedad se havisto marginada de la posibilidad de participar en lainterpretación y el conocimiento significativo de losreferentes patrimoniales, limitándose de forma casi exclusivaa la visita a museos y monumentos, cuyo objetivo principal esla mera observación de las piezas, apoyada por carteles yfolletos carentes en muchos casos de un planteamientodidáctico que realmente sirva para facilitar la comprensiónde los contenidos sociales que reflejan.

En los últimos años, a través de las nuevasinterpretaciones que se le ha dado a la ley del PatrimonioHistórico Español y mediante la elaboración de diferentesnormativas legales de carácter patrimonial por parte de lasdiversas Comunidades Autónomas que tienen competencias alrespecto, se ha ido potenciando cada vez más la difusiónsocial del patrimonio. Si se entiende que el patrimonio es unbien de y para la sociedad (teniendo en cuenta que la inmensamayoría del presupuesto dedicado a la investigación yconservación de los elementos patrimoniales se extrae defondos públicos), hay que considerar una obligación el poneren conocimiento de toda la población en general losresultados de las investigaciones científicas realizadas.Atendiendo a la idea de que los bienes culturales opatrimoniales lo son desde el momento en que repercuten en lasociedad, dejan de serlo y pierden su sentido cuando semantienen en un círculo cerrado de especialistas en lainvestigación científica (Querol y Martínez, 1996). Por ello,como indica Campos (2001), es esta difusión la que hacerentable al patrimonio desde la perspectiva de su funciónsocial, siendo necesario potenciar la relación existenteentre investigación y difusión a través del desarrollo de

mecanismos por parte de las administraciones y de losinvestigadores. De esta forma, cuando con la progresiva socialización delpatrimonio se ha permitido una participación más directa a lapoblación profana en esta materia, sobresale otro problema:la planificación didáctica de estos espacios es pésima y lasposibilidades de comprensión por parte de la generalidad delos visitantes es prácticamente nula.

Tal como en la actualidad se plantean las concesiones deproyectos de investigación patrimoniales (arqueológicosfundamentalmente), obligándose a incluir en ellos un apartadoque contemple las necesidades de conservación de loselementos exhumados, así también debe hacerse yaimprescindible el anexo de otro sobre la difusión social delos resultados de la investigación puramente científica,evitando la destrucción o soterramiento de las estructurasdescubiertas en aquellos espacios relevantes para ladivulgación patrimonial. La falta de estudios desarrollados en esa línea es lacausante, en gran medida, de que la sociedad no tenga unaimagen real del patrimonio en general, provocándose más bienlo contrario, debido a las informaciones incorrectas queproporcionan la mayoría de los medios de comunicación(televisión, libros, revistas, películas, cómics…). Esteproblema es necesario remediarlo, por un doble motivo: enprimer lugar, la sociedad, como hemos dicho, tiene el derechoa conocer en qué consiste la metodología de investigaciónpatrimonial, su problemática y resultados, de una formacientífica y real, sin mitificaciones; por otra parte, estasinformaciones erróneas, en las que lo estético, loexcepcional o la búsqueda de tesoros se muestra como elfundamento que mueve la investigación, anima a la expoliacióny a la consiguiente destrucción de nuestro patrimonio (Laín,Lavín y Yáñez, 1996).

Es responsabilidad de los gestores del Patrimonio,apoyados por especialistas en diferentes áreas delconocimiento científico, comunicar de forma didáctica losprocesos y resultados de las investigaciones, con el fin decorregir estos problemas. Como ya hemos visto conanterioridad Llorens Prats (1997) emplea el términoactivaciones patrimoniales a todo el proceso de investigacióny gestión que conlleve a facilitar la interpretación social ysignificativa de los bienes culturales. Este proceso parte delo que él denomina pool patrimonial, espacio virtual dondehan de interrelacionarse naturaleza, historia e inspiracióncreativa, no pudiéndose considerar un elemento comopatrimonio hasta que en realidad no es activado, es decirhasta que no recibe el tratamiento, tan necesario comoespecífico, para que pueda ser difundido y comprendido portoda la sociedad.

Actualmente la difusión del patrimonio está cobrando cada vezmayor trascendencia a nivel internacional debido, a factorestecnológicos, sociológicos y culturales de ámbito universal,propios de la denominada sociedad de la información, hoy enpleno desarrollo (Moreno, I. 1999b) y a la extensión generaldel ocio y de lo lúdico, fruto del paso de una estructurasocial industrial a otra postindustrial, que ha convirtiendolo cultural, a su vez, en una industria que progresivamenteestá entrando de forma más rotunda en los circuitos demercado (Hernàndez Cardona, 1999). A ello hay que unir laactual tendencia de los países que constituyen la UniónEuropea de articular lazos identitarios en base alpatrimonio, que si bien da lugar a criterios unificadoresentre ellos,

también permite mantener referentes propios para cada una desus regiones, legitimizando así la dicotomíaunidad/diversidad cultural europea (Fischer, 1995). El Consejo de Europa, ya en 1969, redactó el Convenio Europeopara la Protección del Patrimonio Arqueológico, donderealizaba las primeras consideraciones respecto a la difusióndel patrimonio, concretamente en el artículo 4, pero seplanteaba desde el punto de vista científico, como mejora delos procesos de investigación históricos que se desarrollaranen cada uno de los países miembros. Posteriormente, la CartaEuropea del Patrimonio Arquitectónico, de 1975, realiza unavaloración general del patrimonio arquitectónico, estipulandoque éste es un capital de valor espiritual, cultural, socialy económico insustituible, suponiendo un valor educativodeterminante, que sin duda conduce al reconocimiento de ladiversidad, de las identidades múltiples y de la tolerancia.La destrucción de cualquiera de sus valores acumulados nosempobrece y ninguna creación nueva, por buena que sea,compensará la pérdida. Desde esta perspectiva, el patrimoniotiene un importante valor social, que puede adolecer decierta irracionalidad y fetichismo en la defensa de loselementos del pasado, así como una ya reconocida relevanciacientífica para la investigación histórica, aspecto que sedeclara en diversos documentos de índole europeo. No será hasta la elaboración de la Resolución Relativa a laAdaptación de los Sistemas Legislativos y Reglamentarios alos Requisitos de la Conservación Integrada del PatrimonioArquitectónico, firmada en 1976, cuando se dedique unapartado específico al estudio de acciones que conlleven a lainformación y educación del público, empleando todas lastécnicas de difusión posibles, haciendo especial hincapié enla televisión. En el Convenio para la Salvaguarda del PatrimonioArquitectónico de 1985, el tratamiento es ya mucho másabierto y socializador, considerando la trascendencia desensibilizar al público sobre el valor de la conservación delpatrimonio arquitectónico como elemento de identidad culturaly como fuente de inspiración y creatividad para lasgeneraciones presentes y futuras. Estas consideraciones respecto a la difusión patrimonial severán retomadas a nivel europeo, profundizando especialmenteen aspectos relacionados con la sensibilización social, en elConvenio para la Protección del Patrimonio Arqueológico de

1992 y en la 4ª Conferencia Europea de Ministros Responsablesdel Patrimonio Cultural de 1996, donde se gestan losproyectos de las Clases Europeas de Patrimonio, las JornadasEuropeas de Patrimonio y los Itinerarios Culturales, queconfiguran el programa de difusión patrimonial europeo. En la Recomendación relativa a la conservación de los SitiosCulturales integrada en las políticas del paisaje, adoptadaen 1995, se hace un estudio pormenorizado sobre la

difusión patrimonial, a través de campañas de información ysensibilización, que deben dirigirse a los siguientes grupossociales o profesionales:

a) El público en general. b) Los usuarios directos de los recursos naturales del

territorio (agricultores, propietarios de tierras,industriales, turistas, deportistas,…).

c) Representantes electos y políticos que tienenresponsabilidades sobre la ordenación del espacio o eldesarrollo económico y social.

d) Profesionales y técnicos que intervienen endiferentes campos que afecten a la configuración delentorno.

En todos estos procesos de difusión del patrimonio, uno delos factores fundamentales es la puesta en valor de loselementos patrimoniales, aunque el planteamiento educativotiene una consideración de carácter excepcional. El sentidode los proyectos de puesta en valor es de gran interés paraconseguir los objetivos de sensibilización cultural y deacercamiento del patrimonio a la sociedad, sin embargo, desdenuestro punto de vista, el término empleado no es muyacertado, como veremos más adelante, aunque sí lo es mucho

más que el de reanimación de monumentos1 o revitalización de

monumentos o edificios históricos2, anteriormente empleado enel Consejo de Europa, con un significado totalmentemonumentalista, relativo prácticamente de forma exclusiva alpatrimonio arquitectónico. A pesar de todas estas consideraciones teóricas, la difusióndel patrimonio no es un tema trabajado en la práctica con eldebido rigor ante el potencial de divulgación cultural y deaprovechamiento económico que presenta, pudiendo ser parte dela solución a los graves problemas de conservación ymantenimiento de espacios protegidos en nuestro país. Lo máshabitual en las visitas a estos espacios es que se reduzcancasi exclusivamente a la muestra de los elementos anecdóticoso de los resultados de las investigaciones científicas, sinun adecuado procesamiento didáctico de la información,apoyado en ocasiones por un guía, cuyos conocimientos acercade la difusión patrimonial son normalmente insuficientes oinexactos.

La Unión Europea también ha propuesto, en el documento deRecomendación relativa a la conservación de los SitiosCulturales integrada en las políticas del paisaje, 1 Resolución relativa a la reanimación de monumentos, adoptada en elaño 1966.

2 Resolución relativa a la adaptación de los sistemas legislativos yreglamentarios a los requisitos de la conservación integrada, de 1976.

publicado en 1995, los métodos para desarrollar procesos dedifusión del patrimonio, fundamentados en la información ysensibilización social y que se concretan en:

1. Materiales de gran difusión (tarjetas postales y folletos ilustrados que proporcionen información general sobre los conceptos básicos, las institucionesresponsables, los fenómenos y riesgos más importantes…).

2. Vídeos y mensajes publicitarios. 3. Obras de información general (textos divulgativos). 4. Exposiciones, seminarios y conferencias. 5. Nuevas técnicas de información y comunicación. 6. Manuales técnicos generales (investigaciones y

estudios en profundidad). 7. Manuales técnicos especializados (monografías sobre

bienes culturales específicos).

Estas consideraciones, aunque pormenorizadas, nos pareceninsuficientes y dejan de lado algunos de los procedimientosbásicos en esta línea, básicamente los referentes centradosen la educación formal, así como otros muchos, entre loscuales a continuación destacamos los que nos parecen másrelevantes y sobre los cuales realizamos algunos comentarios.

Los proyectos de puesta en valor cultural (término desdenuestra perspectiva no muy adecuado como ya hemos dicho)desarrollados durante estos últimos años, plantean unpatrimonio abierto, social y socializador, con unasfinalidades que han de repercutir directamente en lapoblación, en forma de rendimiento cultural (conocimiento denuestro patrimonio) y económico (turismo cultural). Estas dosvías deben considerarse puntos clave dentro de los programasde desarrollo sostenible, entendiéndose éstos como una nuevalínea impulsora de la riqueza comarcal, al mismo tiempo quese facilita la conservación de los elementos patrimoniales.

Sin embargo hay que señalar una línea más dentro deestas finalidades patrimoniales, basada en la perspectivacrítica. Desde esta visión, que desarrollaremos en elcapítulo V, ya en algunos de los diseños curriculares de laLOGSE, se pretende la capacitación de los ciudadanos parainterpretar y juzgar los referentes patrimoniales. Éstos se

articulan como símbolos socioculturales, que caracterizan alos ciudadanos como integrantes de una determinada sociedad,pudiendo encontrarse sometidos, a través de activacionespatrimoniales intencionadas, a manipulaciones político-

ideológicas por parte de algunos grupos sociales, sobrelo cual deben mantenerse actitudes preventivas y críticas(Prats y Hernández, 1999).

Todas estas consideraciones deben desarrollarse a travésde proyectos integrales de difusión didáctica del patrimonio,determinación que aunque en esencia es muy semejante, nosparece más apropiada que la más tradicional de puesta envalor cultural, ya que los elementos patrimoniales tienenvalor por ellos mismos, al menos como fuentes delconocimiento socio-histórico, objeto de interpretación através del análisis científico. Por ello, no es necesarioactuar sobre los mismos para proporcionarles un valorcultural, otra cosa es desarrollar determinados programas queactiven dichos elementos para su mayor aprovechamiento social(Prats, LL. 1997), siendo imprescindible un tratamientodidáctico apropiado para su implicación en programaseducativos y/o de difusión general del patrimonio.

El planteamiento de estos proyectos consiste en quetodos los referentes patrimoniales de una determinada zona olocalidad (ya sean elementos individuales, conjuntos omuseos) interactúen en programas complejos de caráctersocial, similares a los museos de ciudad que ya hemosconsiderado y presentado en algunas publicaciones y congresospara el caso concreto de los espacios urbanos (Cuenca yDomínguez, 2000a y 2001), de manera que estas institucionesse articulen como centros de coordinación interpretativa enlos que se disponga de los recursos e instrumentos necesariospara una interpretación global, coherente y significativa delentorno sociocultural en el que se inscribe a través de losreferentes patrimoniales.

De esta forma, a través de procesos de carácterdidáctico, con la aplicación de múltiples recursos, tantotradicionales como de última generación, los ciudadanosparticipan activamente de su patrimonio, al tiempo que soncapaces de comprender/interpretar significativamente loscontenidos sociohistóricos existentes en aquél y que losidentifican como individuos pertenecientes a una culturaconcreta englobada en una interculturalidad de expresiónuniversal. En estos proyectos el concepto clave es el deinterpretación, desde una perspectiva socialmente relevante,ya comentada con anterioridad. El diseño de los proyectos de difusión patrimonial debeincluirse dentro de las competencias que atañen a las

didácticas específicas, concretamente y desde nuestraperspectiva globalizadora, a las didácticas de las CienciasSociales y Experimentales, ya que los didactas específicoscuentan con una doble formación que facilita estasactividades, los contenidos disciplinares de la ciencia dereferencia y los fundamentos y metodología didáctica(Hernàndez, Pibernat y Santacana, 1998). Desde este enfoque, Joaquim Prats (1997a) incluye ladidáctica del patrimonio como uno de los cinco campos deinvestigación en didáctica de las Ciencias Sociales,

fundamentado en los efectos educativos del turismo cultural yel empleo de los bienes patrimoniales como recurso educativo.Así abre como líneas de investigación dentro de este campotres ámbitos:

• la configuración de recursos didácticos para laexplicación e interpretación del patrimonio.

• La adecuación de los bienes patrimoniales, a través deinvestigaciones multidisciplinares, con el objeto deconseguir la recreación y presentación del bienpatrimonial.

• Estudio sobre las posibilidades didácticas entre losdiversos grupos de posibles usuarios de los bienespatrimoniales.

La elaboración de un proyecto de investigación didáctica quepueda funcionar de forma paralela, y preferiblementeinterrelacionada con el proyecto de investigación científica,de carácter disciplinar histórico, artístico, etc., llevaríaa una simbiosis que beneficiaría a ambas partes. Por un ladola vertiente didáctica recibiría el marco científiconecesario para una correcta divulgación patrimonial, mientrasque la de índole disciplinar encontraría la justificaciónsocial que ha perdido tras muchos años de investigaciónalejada de una inmensa mayoría de población no especializada.

Como efecto secundario, desde una lógica economicista, aeste planteamiento, se aportarían substanciales entradaseconómicas ante el creciente turismo cultural que recibendeterminadas comarcas y que se muestra, en la gran mayoría delos casos, insatisfecho por las deficientes condicionesinterpretativas de nuestro Patrimonio (Greffe, 1990; Marchenay Carrasco, 1996). De esta forma se puede llegar a conseguirun importante apoyo para la conservación y mantenimiento, porsus propios medios, del espacio patrimonial, dejando de seruna lacra para los exiguos presupuestos de las distintasadministraciones en materia cultural, tendiendo a lo que sepuede denominar una autogestión patrimonial.

Desde nuestra visión, la necesaria elaboración de unproyecto de investigación didáctica para la difusiónpatrimonial pasa, en primer lugar, por la determinación deunos objetivos, que normalmente nunca se han explicitado ensus aspectos didácticos y sociales y que determinan loscontenidos relevantes para su divulgación. A su vez hay que

diseñar una metodología de trabajo, teniendo en cuenta lascaracterísticas de los visitantes y del propio sitio oelemento sobre el que se centra el proyecto. Finalmente esnecesario el diseño de una propuesta de evaluación sobre losresultados del proyecto, una vez experimentado, de forma quese puedan mejorar o corregir, a manera de

proceso de feed back, las deficiencias detectadas. Loque se pretende con todo este proceso es la elaboración de unproyecto abierto, dinámico sociocrítico y relevante desde elpunto de vista de su valoración social.

Los museos, como instituciones que tienen las mayorescompetencias respecto a la difusión del patrimonio, han departir de estos proyectos en sus programas museográficos.Para ello es imprescindible articular una relación coherentey activa entre los museólogos, los especialistas en lasdisciplinas de referencia y los didactas en Ciencias Sociales(Hernàndez Cardona, 1998a), de manera que el resultado sea eldesarrollo de diseños expositivos comprensibles, que tenganuna repercusión social significativa para el entorno en elque se sitúa la institución, así como que fomente el interéspor el conocimiento del patrimonio de un determinado contextopor parte de los visitantes foráneos, proporcionando toda lainformación y recursos necesarios para ello. De esta forma,la institución museística adquiere un nuevo sentido ante loscambios sociales y culturales que se están produciendo en losúltimos años a nivel internacional (Gesché-Koning, 1998).

Aunque cada vez existen más ejemplos en los que hantenido lugar proyectos de divulgación del patrimonio, aun sonescasos los que cuentan en sus diseños con una perspectivadidáctica, ya que es prácticamente nula la participación deespecialistas en Didáctica de las Ciencias Sociales con unasuficiente formación patrimonial a la hora de llevar a cabolos proyectos de difusión social.

La mayoría de los trabajos en este sentido se hancentrado en el patrimonio histórico, tecnológico yetnológico, ya que la labor realizada en los museos quecubren esta diversidad temática ha sido muy importante en losúltimos años, básicamente a través de los GabinetesPedagógicos de Bellas Artes o de los Departamentos deEducación y Acción Cultural (DEAC), intentando laaproximación del público al patrimonio al ser conscientes dela dificultad y la capacidad de abstracción que requiere lainterpretación de estos restos para la gran mayoría de losciudadanos (Castellón y otros, 1996). Así se han diseñadogran cantidad de materiales (guías, cuadernos explicativos,juegos, folletos, CD-Rom…) y recursos expositivos (maquetas,dioramas, representaciones virtuales…) con esta intención.Sin embargo la contextualización, desde el amplio sentido delconcepto, es el elemento clave para la interpretación de los

elementos patrimoniales y supone un importante obstáculo paralos museos, de forma que la compresión significativa de loshechos sociohistóricos asociados a ellos, es un factorprácticamente imposible de conseguir con los procedimientosmuseográficos y medios técnicos que se están empleandomayoritariamente en la actualidad. Junto a ello, la difusiónque se ha venido realizando desde los museos, en la línea delo que hemos planteado anteriormente, no se ha insertado enprogramas didácticos integrados, que en gran parte podríahaber solucionado tal problema.

Por otro lado, el patrimonio arqueológico y tecnológico,junto al tratamiento dentro de los museos, tiene otracomponente de gran interés, el desarrollo de proyectos demusealización in situ. Es decir, se elimina el traslado delas piezas a los museos, desarrollándose un trabajo dedifusión patrimonial (lo que muchos autores llamanmusealización), de carácter más o menos didáctico, en elmismo lugar donde los restos aparecen, con lo que el problemade la contextualización, al menos de carácter espacial,desaparece.

Pérez-Juez (1999) realiza un interesante trabajo en elque desarrolla una clasificación en función a las diferentesformas de acondicionar los yacimientos arqueológicos para sucomprensión por parte del público. En esta publicación, laautora incluye cuatro grupos, con algunas matizaciones:

El nivel más básico de acondicionamiento consistiría enla “simple” consolidación y vallado de las estructuras. Eneste caso, el tratamiento didáctico del yacimiento es pocosignificativo, centrándose más las labores en la protecciónpatrimonial que en su difusión. Los ejemplos de estasituación son innumerables, ya que así se encuentran tratadosprácticamente todos los yacimientos arqueológicos situados enel estado español.

El siguiente nivel de acondicionamiento es larestauración o anastilosis de los restos localizados, queaporta nuevos elementos contextualizadores significativospara la comprensión del yacimiento y de su valor en undeterminado momento de la Historia. Sin embargo, a pesar deque se aporta mucha más información que en el caso anterior,existen problemas a la hora de determinar los criterios derestauración que se empleen, ya que si lo que pretendemos esconseguir que las estructuras sean comprensivas no siempre esposible usar exclusivamente los datos fiables 100%, aportadospor la investigación, siendo necesario la aplicación de datossupuestos o inferidos, lo que entra en grave conflicto conexpertos y técnicos. En esta situación, normalmente loscriterios comprensivos y de difusión social pasan a unsegundo lugar, primándose ante todo que la restauración seacientíficamente correcta.

Ejemplos de estos acondicionamientos los encontramos endiversos yacimientos, quizás los más conocidos y destacados,como pueden ser los de Itálica, Ampurias, Denia o Mérida,entre otros, donde en el mismo lugar se sitúan importantes

museos que pretenden explicar lo que, a causa de lasconsideraciones que se han seguido en el tratamiento delyacimiento no se ha podido conseguir in situ, dando lugar ala pérdida de gran parte de la contextualización y con ellodel significado socio-histórico del yacimiento (Gisbert,1992; García y Caballero, 1992).

A pesar de ello, ya en España se han desarrolladoalgunos proyectos que han ido más allá, lo que Pérez-Juezdenomina construcción del yacimiento, como tercer nivel de

su clasificación de acondicionamiento de éstos, teniendocomo referente las experiencias que desde el siglo pasado sehan desarrollado en otros países del ámbito europeo(Santacana, 1995). Los criterios que aquí se siguen son másarriesgados, aunque no por ello menos científicos,reconstruyéndose los yacimientos de forma que los visitantespuedan entender perfectamente la vida cotidiana en undeterminado momento del pasado, a través de representacionesvirtuales y múltiples recursos didácticos, siempre siguiendolas informaciones aportadas por la investigaciónarqueológica, en continua revisión y actualización.

Es evidente que estos yacimientos no necesitan museos,ya que la idea es la musealización de todo el espaciopatrimonial, localizándose en él copias de todos los objetosrelevantes aparecidos en los procesos de excavación. Este esel caso del poblado ibérico de Calafell (Tarragona), donde seha realizado un interesantísimo trabajo didáctico en el marcode un proyecto de difusión patrimonial (Santacana, 1997), quepermite la comprensión significativa de una poblaciónibérica, sus modos de vida. Muy posiblemente, el éxito deeste proyecto se encuentre en que la investigaciónarqueológica ha estado desde el principio completamenteimbricada con la investigación didáctica y sus procedimientosde aplicación práctica, en una continua actuación deretroalimentación. De igual manera podemos citar otrosproyectos similares como el de la Neocueva de Altamira, lasCuevas de Reclau (Soler, Maroto y Ortega, 1998), elyacimiento de Atapuerca (Luque, 2001; Moreno y Fernández,2001) o los trabajos realizados por el Patronato Flor de Maig(González Marcén y otros, 1998).

Finalmente, un último nivel de acondicionamientoconsistiría en los denominados parques de historia orecreaciones de la historia, donde ya no solo se reconstruyenlas estructuras, sino que incluso se llegan a desarrollarsimulaciones y dramatizaciones de hechos y personajeshistóricos, combinándolo con las actuaciones de la vidacotidiana de poblaciones en un determinado momento,partiendo, evidentemente de los datos obtenidos por lainvestigación histórica de un yacimiento. Es lo que en laliteratura especializada se ha dado en denominar livinghistory y a lo que ya Pluckrose (1993) daba gran relevanciaal trabajar el aprendizaje de la historia más allá del aula.Estos espacios se han experimentado básicamente en Estados

Unidos, con dos representantes destacados Williamsburg enVirgina y Plimoth Plantation en Massachusetts (Hernàndez,Pibernat y Santacana, 1998). Estos ejemplos muestran cómoesta forma de tratamiento patrimonial alcanza un mayor gradode comprensión por parte del visitante, ya que puede llegar aver una ciudad del pasado viva, con todos sus componentessocioeconómicos en actividad, aunque la aplicación que se hahecho de ello ha sido básicamente turística, más como unparque temático que como un elemento de difusión patrimonialdentro de un proyecto de investigación.

Podemos buscar los orígenes de estas experiencias, quehemos citado en los párrafos anteriores, en los parquesarqueológicos creados en Suecia a finales del siglo XIX(Santacana, 1995) como el de Skansen o Eketop a los que lesiguieron otros muchos en el norte de Europa. Junto a estosejemplos no podemos olvidar los denominados arqueódromos, quesurgieron en torno al construido en Borgoña y que también seconfiguraron como modelos para otros muchos dentro delentorno europeo (David, 1998).

Por otro lado, el patrimonio artístico ha sido lamanifestación patrimonial que tiene un menor índice detratamiento didáctico en el ámbito de la difusión cultural,posiblemente por que se ha considerado como la que menorcapacidad de abstracción requiere. Desde luego no estamos deacuerdo con esta visión, ya que el análisis del patrimonioartístico no debe ceñirse al conocimiento de los rasgosestilísticos sino, especialmente a las consideracionessociohistóricas que la obra de arte puede llevarnos aestudiar y comprender, siendo esto imposible sin untratamiento integrado con otras manifestacionespatrimoniales. A pesar de todas estas experiencias de tratamiento patrimonial que hemos visto hasta ahora, en la actualidad sigue siendo enormemente escasa la existencia de proyectos didácticos donde se desarrolle un planteamiento del patrimonio desde una perspectiva holística, como la forma potencialmente más coherente y significativa de hacer comprensible los elementos patrimoniales a la gran mayoría dela población. Por lo tanto es desde esta visión donde deben centrarse los esfuerzos y estudios futuros en el ámbito de trabajo de la divulgación cultural del patrimonio.