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CUENTOS DE TERROR La monja blanca Autor: Gennaro Di Donna María Luisa despertó confundida sobre el banco verde y no fue hasta entonces que cayó en cuenta de la espantosa realidad de que estaba sola, absoluta y totalmente sola. Ese día tuvo que levantarse muy temprano para acompañar a la maestra Frandina y otros compañeritos hasta el Museo Diocesano, una casa muy grande y angua que antes era un convento para monjas, pero que ahora funcionaba como un gran museo donde se guardaban viejas campanas de iglesias, espejos alsimos y hasta algunas vírgenes que cambiaban sus vesdos y pelucas según la ocasión. María Luisa despertó confundida sobre el banco verde y no fue hasta entonces que cayó en cuenta de la espantosa realidad de que estaba sola, absoluta y totalmente sola. Ese día tuvo que levantarse muy temprano para acompañar a la maestra Frandina y otros compañeritos hasta el Museo Diocesano, una casa muy grande y angua que antes era un convento para monjas, pero que ahora funcionaba como un gran museo donde se guardaban viejas campanas de iglesias, espejos alsimos y hasta algunas vírgenes que cambiaban sus vesdos y pelucas según la ocasión. _ ¡Maestra, maestra Frandina, ¿Dónde está?, conteste! No pudo ver a la maestra ni a ninguno de sus compañeritos, ni a nadie que le dijera a donde se habían ido todos, corrió hasta la puerta principal que encontró cerrada, caminó por los pasillos y solo podía escuchar el taconeo agudo de sus zapatos sobre las viejas cerámicas de la gran casa solitaria. Pasaron algunos angusosos minutos hasta que pudo ver al final de un pasillo a una monjita blanca, muy joven y bonita, corrió hacia ella y abrazándola le dijo: _ ¡Hermanita, hermanita, ayúdeme! me han dejado sola y tengo miedo. La monjita la miró con cariño y agarrándola de la mano le respondió: _Vamos, no tengas miedo yo te llevaré. La niña caminó confiada agarradita de la mano. Escuchándose solo el taconeo de sus zapatos. De repente preguntó: _ Hermanita ¿Porqué enes las manos tan frías? La hermanita respondió: _Porque estoy muerta.

CUENTOS DE TERROR

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CUENTOS DE TERROR

La monja blanca

Autor: Gennaro Di Donna

María Luisa despertó confundida sobre el banco verde y no fue hasta entonces que cayó en cuenta de la espantosa realidad de que estaba sola, absoluta y totalmente sola. Ese día tuvo que levantarse muy temprano para acompañar a la maestra Frandina y otros compañeritos hasta el Museo Diocesano, una casa muy grande y antigua que antes era un convento para monjas, pero que ahora funcionaba como un gran museo donde se guardaban viejas campanas de iglesias, espejos altísimos y hasta algunas vírgenes que cambiaban sus vestidos y pelucas según la ocasión.

María Luisa despertó confundida sobre el banco verde y no fue hasta entonces que cayó en cuenta de la espantosa realidad de que estaba sola, absoluta y totalmente sola. Ese día tuvo que levantarse muy temprano para acompañar a la maestra Frandina y otros compañeritos hasta el Museo Diocesano, una casa muy grande y antigua que antes era un convento para monjas, pero que ahora funcionaba como un gran museo donde se guardaban viejas campanas de iglesias, espejos altísimos y hasta algunas vírgenes que cambiaban sus vestidos y pelucas según la ocasión.

_ ¡Maestra, maestra Frandina, ¿Dónde está?, conteste!

No pudo ver a la maestra ni a ninguno de sus compañeritos, ni a nadie que le dijera a donde se habían ido todos, corrió hasta la puerta principal que encontró cerrada, caminó por los pasillos y solo podía escuchar el taconeo agudo de sus zapatitos sobre las viejas cerámicas de la gran casa solitaria. Pasaron algunos angustiosos minutos hasta que pudo ver al final de un pasillo a una monjita blanca, muy joven y bonita, corrió hacia ella y abrazándola le dijo:

_ ¡Hermanita, hermanita, ayúdeme! me han dejado sola y tengo miedo.

La monjita la miró con cariño y agarrándola de la mano le respondió:

_Vamos, no tengas miedo yo te llevaré.

La niña caminó confiada agarradita de la mano. Escuchándose solo el taconeo de sus zapatitos. De repente preguntó:

_ Hermanita ¿Porqué tienes las manos tan frías?

La hermanita respondió:

_Porque estoy muerta.

La Maldición de un druida

Autor: Richard Chirinos Cruz

Ella prometió que se quedaría con migo, pero su muerte era inminente. Algo ocurrió que echó a perder nuestro plan de escape, y los culpables aún están cerca ocultos en las sombras, burlándose de nosotros por haberlo intentado, pero también curiosos de lo que pasaría ahora, de cómo el ángel de la muerte entraría por esa puerta para llevarse a mi amada.

Había otra cosa que se preguntaban, si yo aria algo al respecto, si me vengaría. O solo desaparecería en lo más profundo de la noche, pero la respuesta ni yo la sabia. No tenía tiempo para pensar solo para escuchar a London que yacía en el suelo, su figura sensual ahora tirada en el suelo llena de heridas y rasguños. Y esos agujeros en su cuello revelando el nombre de su asesino, porque si era un hecho que había muchos de su estirpe, solo había uno que esperaba su oportunidad para quitarle la vida. London, no fue hasta mucho después de conocerla que me revelo su verdadera naturaleza, criatura huérfana que viajo a cada rincón del mundo, por más de mil años sola, aburrida de la vida presencio el nacer de cada imperio, conoció a los eruditos más antiguos, vivió más de lo que un humano podía experimentar, y aun así todo le parecía tan pasajero que sería imposible disfrutarlo realmente, para ella la modernidad era solo otro paso aburrido en la existencia de este mundo. London anhelaba morir cuando la conocí, y aun así le ice prometer que no me abandonaría en este mundo al que yo tampoco pertenezco.

Por deseo suyo la hice mortal con un beso, nos amamos y pertenecimos como nunca nadie había amado y fue entonces que el karma nos alcanzó.

Ella dijo que solo a los humanos se les permitía amar, pero me amaba, yo le dije que obtendría el poder para cuidarla y defenderla, pues ella aun siendo inmortal caminaba bajo la luz del sol y sus enemigos observaban desde las sombras. Ahora crujo los dientes de impotencia y ella agoniza en el piso bañada en sangre, su cabello sigue rubio pero el color blanco de su piel está cambiando a gris. Sus ojos verdes enmarcados en el negro maquillaje, me observan pidiendo perdón con la mirada más melancólica. Ella me acaricia el rostro por última vez y me pide que rompa las leyes de la naturaleza una vez más. Un beso me pide, uno último sabiendo que me entregaría su inmortalidad al hacerlo y porque habría de querer la vida eterna, sin ella aquello sería lo mismo que vivir cada día en una habitación sin oxígeno.

Pero no pude decir que no, sus labios manchados de rojo oscuro me esperaban. Y el ángel de la muerte llego oportuno, pues lo quería como testigo, que se enterara el mundo espiritual que no les permitiría alejarla de mí. El emisario me vio cuando le quite a mí amada su último aliento, y me perteneció también su espíritu.

La sentí ser parte de mí y sentí el poder, levante la mirada buscando, buscando a alguien en particular, sabía que aún estaba aquí y podía sentirlo temblando, aterrorizado sabiendo que la situación se le había escapado de las manos y que podía hacer mas que esperar su turno para clamar misericordia y ambos sabíamos que la parca no se iría con las manos bacías.

La agonía.

Autor: Isabel Rosas

Introducía las pequeñas pastillas en mi boca a grandes puñados. Las lágrimas descendían de mis ojos a gran cantidad. En ese momento realmente queria morir,necesitaba morir. No era una razon, sino muchas que ya se habían juntado. Me acerqué al espejo a contemplar mi horrenda figura. No sabía que hacer. Divisé un cuchillo encima de la mesa junto a mi cama. Cuando lo tomé entre mis manos sentí que pesaba una tonelada, aún asi estaba decidida a pasarlo por mi muñeca. Fue en ese momento cuando sentí una extraña precencia detrás mio, me di la vuelta y vi a una mujer observandome. Vestía un vestido de otra época, el cual estaba todo ensangrentado al igual que su cara. Tenía rasguños y moretones que se extendían por todas las partes visibles de su cuerpo. Me llamó la atención la rosa que llevaba en la mano izquierda, cuando se acercó ami me di cuenta de que tambien tenía un cuchillo en la mano derecha. Cuando estaba lo suficientemente cerca como para sentir su putrefacto olor, con su rostro desfigurado me hizo una sonrisa perturbadora. Tomó la rosa y me la puso en una mano, al mismo tiempo enterraba su cuchillo directo en mi estómago. Me quedé sin aire, se me heló todo el cuerpo, sentía que me sacaban toda la carne de mi cuerpo. No pude controlas un grito escalofriante que me salió de las entrañas. Fue ahí cuando recién comprendí que aquella mujer venía a terminar con mis sufrimientos.

Introducía las pequeñas pastillas en mi boca a grandes puñados. Las lágrimas descendían de mis ojos a gran cantidad. En ese momento realmente queria morir,necesitaba morir. No era una razon, sino muchas que ya se habían juntado. Me acerqué al espejo a contemplar mi horrenda figura. No sabía que hacer. Divisé un cuchillo encima de la mesa junto a mi cama. Cuando lo tomé entre mis manos sentí que pesaba una tonelada, aún asi estaba decidida a pasarlo por mi muñeca. Fue en ese momento cuando sentí una extraña precencia detrás mio, me di la vuelta y vi a una mujer observandome. Vestía un vestido de otra época, el cual estaba todo ensangrentado al igual que su cara. Tenía rasguños y moretones que se extendían por todas las partes visibles de su cuerpo. Me llamó la atención la rosa que llevaba en la mano izquierda, cuando se acercó ami me di cuenta de que tambien tenía un cuchillo en la mano derecha. Cuando estaba lo suficientemente cerca como para sentir su putrefacto olor, con su rostro desfigurado me hizo una sonrisa perturbadora. Tomó la rosa y me la puso en una mano, al mismo tiempo enterraba su cuchillo directo en mi estómago. Me quedé sin aire, se me heló todo el cuerpo, sentía que me sacaban toda la carne de mi cuerpo. No pude controlas un grito escalofriante que me salió de las entrañas. Fue ahí cuando recién comprendí que aquella mujer venía a terminar con mis sufrimientos.

Desperté jadeando. No, no podia ser un sueño. Las pastillas se encontraban esparcidas en el suelo, me toqué mo estómago.No, no habia ni sentía nada. Luego miré mi mano. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, empezé a tiritar, ya nada tenía sentido. La rosa que me había dado la mujer estaba allí en mi mano.

Nimbo

Autor: Mario Curiel

Se había envuelto en los lujos angelicales que sólo los más oscuros sacerdotes conocían. Embelesado por una fijación propia de los recónditos anhelos encarnados en la viveza sublime de la naturaleza.

Absorto y perdido en una nube de deseo pernicioso se halló inmerso. No podía concebir tal panorama sobrenatural que exhortase a los sagrados libros o las páginas prohibidas de los antiguos profetas como aquel en que vivía uno de los ensueños de desenfreno y concupiscencia que marcarían una estela imborrable a lo largo de su camino eterno.

Se había envuelto en los lujos angelicales que sólo los más oscuros sacerdotes conocían. Embelesado por una fijación propia de los recónditos anhelos encarnados en la viveza sublime de la naturaleza.

Absorto y perdido en una nube de deseo pernicioso se halló inmerso. No podía concebir tal panorama sobrenatural que exhortase a los sagrados libros o las páginas prohibidas de los antiguos profetas como aquel en que vivía uno de los ensueños de desenfreno y concupiscencia que marcarían una estela imborrable a lo largo de su camino eterno.

Ninguna explicación era lo bastante fehaciente como para desterrar a la duda y brotar de las algodonadas tierras de la incertidumbre algún germinado de verdad.

Ya más de uno se preguntaba cómo había salido de tan rebosante acto sacrílego a la luz; sin embargo, y para indignación de los fieles al Único, pocos se preguntaban cómo era que habían aceptado tremenda invitación a tan inicuo festín.

La copiosa nube continúo sin vacilar su maltrecho e inevitable camino hacia el que sería otro espacio fértil para esparcir su inherente sombra de oscuridad, declarando una vez más la épica batalla a su antítesis el Sol.

Los haces de luz jamás vieron a tan vil adversario secundado por el ritmo que su propio creador había estimado. Así, el celaje cobijo al nimbo y a todo aquel que bajo su espectro se posare.

Perseguidas

Autor: Almendra Kluj

Es dificil recordar con exactitud un momento abordado por la incertidumbre en la vida, especialmente porque existen muchos.En mi caso no soy la excepcion hasta que hondeo en mis pensamientos y me llega una sensacion tan vacia como horrorosa.En base a un recuerdo con estas particularidades narro mi historia:Comienzo aclarando que eera verano y el dia estava espectacular, me encontraba con mis dos amigas una tarde, hacia calor y se nos antojo tomar un helado.Como es de imaginar las calles taban con chicos tirandose bombitas de agua y demas personas sentadas en sus veredas tomando terere.

Es dificil recordar con exactitud un momento abordado por la incertidumbre en la vida, especialmente porque existen muchos.En mi caso no soy la excepcion hasta que hondeo en mis pensamientos y me llega una sensacion tan vacia como horrorosa.En base a un recuerdo con estas particularidades narro mi historia:Comienzo aclarando que eera verano y el dia estava espectacular, me encontraba con mis dos amigas una tarde, hacia calor y se nos antojo tomar un helado.Como es de imaginar las calles taban con chicos tirándose bombitas de agua y demas personas sentadas en sus veredas tomando terere.

Ya al regreso de las dos cuadras que separaban mi casa del kiosko, comenze a sentirme con la perturbante y molesta sensacion de que nos estaban siguiendo, tanto que no podia deglutir el helado: los peros no paraban de ladrarnos;eso no lo entiendo¿porque los perros que ya te conocen y no ladran al verte, en otros momentos lo hacen de forma esporadica y sin sentido aparente?a mis amigas ya la conocian porque son del barrio al igual que estos perros.

Llegando a casa,nos percatamos que alguien entraba a mi casa,estabamos solas las tres puesto que mi abuela y mi mama estaban durmiendo lo poco que le quedaba de siesta.Entramos alarmadsa las tres, quizas es la vecina decia una, pero al revisar la casa a simple vista no habia nadie.Oimos ruidos en el baño y era la canilla que goteaba: de algo estoy segura el miedo le hace creer a las personas cosas que no son;Aunque por mas que tenia esa afirmacion en mi cabeza escuchamos los ladridos de mi perro y nos preguntamos porque lo hacia con tal fervorosidad.Al minuto mi abuela sale de su pieza y se dirije hacia nosotras y le comentamos el comportamiento extraño de los perros y ella nos advierte de la existencia de la maldad que aveces se instala en un terreno, de ahi se quedan vaya uno a saber de que manera espiritus,que nos nos deberia de sorprender que nos sigan.Exactamente mi abuela fue al punto de que mi casa estaba en un terreno maldito.Quedamos asustadas y nos imaginamos que tal vez algun espiritu nos seguia sin que nadie se diera cuenta solo los animales, en nuestro caso los perros;Es desalentador reconocer que quizas los tormentos estan al lado nuestro y que por mas personas que te rodeen nadie te puede ayudar a desligarte de esos espiritus que en concreto no existen pero de que los hay, los hay.

CUENTOS DE AMOR

Despertar

Autor: Marcela

Gracias a Dios me desperté y seguías ahí, a mi lado, en la cama, me levanté, te miré tan hermoso, dormido, me inspiraste una tranquilidad, a pesar de saber que no te iba a ver más, sino hasta la noche… pero ese día fue tan distinto a los otros que estoy empezando a aprender a vivir, porque cuando fui a buscar mi desayuno ya estabas sentado a la mesa, con una taza de café, no sé porque no me extrañé al verte tomar café si sé que no te agrada, aún así desayunamos, pero no hablamos, sólo nos mirábamos, con ver tus ojos me bastaba para saber cuán grande es tu amor, me despedí de ti sin dejar de ver tus ojos, entré a la ducha y por alguna razón te bañaste conmigo, deseaba abrazarte, besarte, pero algo me lo impedía, solamente te encontrabas en el mismo lugar que yo, nos deseábamos uno al otro, me excitaba tu mirada… entre nosotros nada pasaba, pero estaba feliz, te sentía cerca, tan cerca como hace tanto no lo estamos. Mi madre avisó que el almuerzo estaba listo, en la mesa nos encontrábamos todos, tú estabas de pie, no comías, yo te decía con mis ojos que te sentaras a mi lado, pero tu mirada no respondía, mientras almorzábamos parecía que no notaban tu presencia, ni siquiera encontré una mala cara de mi padre que advirtiera que no quería que estuvieras ahí, me sentía triste a pesar de que te sentía a la par mía, era como si no estuvieras ahí. Luego empecé a leer tus cartas, mientras lo hacía entraste, no te había percibido en la habitación, sino hasta q te sentaste al lado de mi cama, sonreíste y vi cuánto deseabas tocarme, sin embargo te abstuviste… lloré con cada palabra que leí, tú sólo me veías y tus ojos al contemplarme se inundaban de lágrimas, deseabas secar cada lágrima de mi rostro, sentí como tu mano se acercaba a mí, pero la evite, no entendía lo que me sucedía… cada carta la puse en su sitio y fui a ver TV, las veces que hemos estado frente a este aparato no nos importa que película ver, hasta el partido de fútbol ignoras por mí, sólo que esta vez fue tan distinto… elegí mi novela favorita, tú nada dijiste, creo que nada más contemplabas mi cara, me sentía un poco incómoda, recordaba las veces que me habías dicho que mi rostro, mis facciones te excitaban, me dio un poco de risa, al ver los pensamientos que inundaban mi mente tras ese recuerdo, seguí viendo la novela, cuántos besos, caricias, desprecio y dolor en la vida de cada uno de aquellos personajes, tú no quitabas la vista de mí, así transcurrieron dos largas horas de mi vida, con tus recuerdos, con tu mirada. El día pasaba y tú siempre a mi lado, me deleitaba con tu mirada, anhelaba caminar contigo tomados de la mano. Llegó la hora de dormir, el momento perfecto para estar solos en la intimidad de mi cuarto, de nuestro cuarto… El momento perfecto para dejar de soñar despierta.

Misterio

Autor: Sonia

El misterio de aquellos ojos me sedujo,desde el primer instante.Ávidos de conocimiento,de contemplación,de éxtasis...Mi primer día,mi primera clase en la universidad,mi primer profesor.Ocupé uno de los primeros asientos.Cuando entró,mirando a todos,casi uno a uno,se detuvo en mí.No podrás con ello,me decía mi padre,siempre pesimista.Más en cuanto a mí se refería.Razón no le faltaba.El misterio de aquellos ojos me sedujo,desde el primer instante.Ávidos de conocimiento,de contemplación,de éxtasis...Mi primer día,mi primera clase en la universidad,mi primer profesor.Ocupé uno de los primeros asientos.Cuando entró,mirando a todos,casi uno a uno,se detuvo en mí.No podrás con ello,me decía mi padre,siempre pesimista.Más en cuanto a mí se refería.Razón no le faltaba.Mi paso por el instituto había sido tortuoso,pero superé los baches y logré entrar por la puerta grande.Medicina,mi deseo,mi sueño.Fuí venciendo,año tras año.Me esforzaba y obtenía buenos resultados.Con él cruzaba miradas y nada más.Ni una palabra.Por fin me gradué.Me fuí.Volvimos a vernos pocos años mas tarde.Coincidimos en África.Los dos fuimos por trabajo,voluntarios.Nos unimos definitivamente.Nos amamos.Enfermé sin remedio,sin solución.Él no podía curarme.Sus ojos lloraban,impotentes...Cuando paseábamos juntos,me sostenía por la cintura.Mi debilidad era cada vez mayor.Un día nos acercamos al acantilado.Saltamos.Descendíamos velozmente,abrazados.Nos fundimos y volamos.Nos saltamos el peor capítulo y llegamos juntos arriba.¿Quién eres?,pregunté.Un misterio,respondió.Cada día baja a la Tierra,por ellos.Cada nochesube al cielo,por mí.

Karina

Autor: Alan Castro

Pase toda la noche pensando que decirle, como acercarme a ella sin que pensara que era un tonto, pero de solo pensar en sus hermosos ojos y a su rechazo me hacían dudar de confesarle lo que sentía por ella. Sonó el timbre del primer recreo y no hacia mas que mirarla, se veía hermosa, como si que ese suave sol de las 9 de la mañana la hiciera ver mas hermosa que de costumbre. Sonó el timbre para entrar a clases, recuerdo me toco religión, como mi madre me eximio de hacer religión debido a que ella era de una religión distinta me mandaron a la biblioteca, donde lo único que hice fue escribir en un cuaderno su nombre y el mio rodeado de corazones. Mientras mas avanzaba la hora mas nervioso me ponía, se acercaba la hora de salida, como que una parte de mi quería que fueran la una y otra parte no quería que llegara esa hora, bueno llego la hora sonó el timbre (el mas largo de mi época escolar) salí del colegio la espere pero no me atreví a hablarla, se me adelanto y al cabo de unas cuadras la alcance le dije que me gustaba mucho y que era la niña mas hermosa del colegio, ella se sonrojo y me agradeció las palabras, le tome la mano y le pregunte ¿Karina, quieres pololear conmigo? -si- me respondió ella. En ese momento fui el niño de 10 años mas feliz del mundo. Fue mi polola (novia o enamorada) por todo lo que quedaba del año y del verano, en marzo se mudo a otra ciudad, aunque han pasado mas de 20 años nunca me podre sacar de mi mente esa mañana después del colegio y me pregunto si ese es el amor verdadero uno que perdura en el inconsciente que de vez en cuando te acuerdas deseando volver a ser el niño aquel, capaz de amar en una forma tan limpia, poder recordar aquel amor tan antiguo quizás para muchos tonto, es mas nunca la bese en la boca, pero vive en mi cuando cierro los ojos y siempre estará presente en mis recuerdos.

Confesiones

Autor: Zeta

Sentado en el sillón de terciopelo verde, en el mismo cuarto al que llego hace 10 años, Kaleb le confesaba a Rebeca, que hace un año se había enamorado de otra mujer, o mejor dicho, había reflotado un sentimiento hundido en el recuerdo de su pasado juvenil. Ella, escuchaba casi sin mirarlo a los ojos, y dentro de su cuerpo oía la misma voz que le advertía cuando sus corazonadas eran ciertas. No quiso llorar, ni tampoco imaginar, solo se lamentó que no se equivocaba en sus presentimientos. Kaleb sintió que ya no cargaba el peso de una culpa tan grande, pero sabía, que perdía para siempre el amor de su bella esposa.

Aunque no era necesario contarlo, supo que el destino tenía tejido algo que no se le había revelado aún, afuera la ciudad era tan callada como la mirada de Rebeca, y el sonido de la lluvia de otoño acompañaba como fondo musical las confesiones, Rebeca le dijo que amaba a un rabino hace muchos años, y que la casualidad los había vuelto a reunir, y que aunque no habían tenido contacto físico, sabía que el no le haría sufrir como Kaleb.

Ambos, sintieron en sus almas, la paz y tranquilidad de decir la verdad y entendieron que sus vidas no serían las mismas, apagaron las velas y se entregaron a la pasión de sus carnes por última vez. Cuando terminaron, el sueño hizo lo propio, y al amanecer Kaleb dejo el lecho, y se encaminó a buscar al amor que dejo una vez, nada le aseguraba que podía volverla a ver, pero hoy como hace 100 años, la esperanza es lo último que se pierde.

Cenizas kafkianas

Autor: Silvia Hebe Bedini

Otro fin de semana que se impone y me obliga a transformar mis ganas en insectos Kafkianos. A esconderlas debajo de la cama para que no me ataquen en medio de una noche de viernes, una tarde de sábado o peor aún, en un atardecer de domingo.

Sólo tengo tus palabras ya viejas, tus imágenes que no son de hoy y mis fantasías siempre nuevas, y con eso debo armar mi refugio, mi plataforma de salto, mi red de caída, todo al mismo tiempo y en silencio, a “pasos de ciego”, de ciego que nunca aprendió nociones de tiempo.

Otro fin de semana que se impone y me obliga a transformar mis ganas en insectos Kafkianos. A esconderlas debajo de la cama para que no me ataquen en medio de una noche de viernes, una tarde de sábado o peor aún, en un atardecer de domingo.

Sólo tengo tus palabras ya viejas, tus imágenes que no son de hoy y mis fantasías siempre nuevas, y con eso debo armar mi refugio, mi plataforma de salto, mi red de caída, todo al mismo tiempo y en silencio, a “pasos de ciego”, de ciego que nunca aprendió nociones de tiempo.

Y si se tuviese acá, en este viernes caluroso de apenas brisas y de agua refrescante para nadarla sin sutilezas, si te aparecieras ahora en esta cocina justo al lado de esta ventana y pegado a esta mesa, creo que te pediría que te quedaras mirándome por un rato para realmente entenderme. Rodeada de papeles, libros y listas de cosas para hacer y aún no hechas. El mate casi frío, la bombilla apuntándome y yo sin hacer otra cosa que escribirte y leer tus versiones ya viejas.

Sólo tengo tus viejas palabras, mi espacio de siempre y tu inacabable ausencia.

Fantasías marchitas tiñendo de gris ceniza el tiempo

CUENTOS DE FANTASIAS

El nadador

Autor: Jon Velázquez

El nadador dio media vuelta y comenzó a nadar río arriba. Al principio el resto de nadadores no reparó en él, pero al cabo de unos minutos, todos los nadadores que se cruzaban con el nadador que nadaba río arriba se quedaban mirándolo horrorizados. El nadador continuó nadando río arriba sin importarle nada, notando la gruesa resistencia de la corriente y con la impresión de no avanzar. Sin embargo, poco a poco, rutinariamente, al nadador le pareció que nadar río abajo o río arriba era lo mismo.

El nadador dio media vuelta y comenzó a nadar río arriba. Al principio el resto de nadadores no reparó en él, pero al cabo de unos minutos, todos los nadadores que se cruzaban con el nadador que nadaba río arriba se quedaban mirándolo horrorizados. El nadador continuó nadando río arriba sin importarle nada, notando la gruesa resistencia de la corriente y con la impresión de no avanzar. Sin embargo, poco a poco, rutinariamente, al nadador le pareció que nadar río abajo o río arriba era lo mismo.

El nadador se hizo viejo “hace tanto que no me cruzo con un nadador” pensó después de caer en la cuenta del paso del tiempo, y por sorpresa, arribó en aguas estancadas, “ya no estoy dentro del río, me he vuelto loco” dijo en voz alta; calmadamente dejó de nadar hasta que su cuerpo estuvo en reposo, entonces el nadador descansó, incluso durmió posado sobre el límite.

Al despertar, el nadador miró hacia la orilla y comprendió que ya no tenía miedo, la orilla se presentaba acogedora, sin piedras afiladas ni la traicionera corriente que siempre acaba empujando al nadador contra una muerte segura. Fue hasta la orilla y con decisión salió del río dirigiéndose hacia un elevado risco. Una vez arriba, oteó el horizonte río abajo y no vislumbró desembocadura ninguna, el río se retorcía sobre si mismo, penetrando el espacio y ocultándose para reaparecer tras de sí. “Es un laberinto” dijo el nadador para su capote, luego miró hacia arriba, e incrédulo vio la misma imagen “es infinito… eterno” murmuró el nadador y bajó del risco. De vuelta al río, se detuvo y observó el vuelo de un gorrión “ahora regreso al río” y tras una larga pausa añadió a la vez que echaba a andar “para morir”.

Las Gemelas

Autor: Claudia Sánchez

Hace mucho tiempo, en el mundo de la fantasía vivía dos hermanas que eran gemelas eran iguales por fuera y diferentes por dentro. Una se llamaba Lucía, era buena estudiante y cariñosa, otra se llamaba Rebeca era baja y perezosa. Lucía siempre sacaba muy buenas notas y Rebeca siempre cateaba. Un día, Rebeca le hecho un hechizo a Lucía para que se convirtiera en una araña y en el momento en que está fue a lanzar el hecho mágico, entró Willy un amigo de ellas dos, el cual conocía la maldad de Rebeca y la envida que esta sentía hacia la dulce y buena Lucía.

Willy detuvo la mano de Rebeca para que esta no pudiera lanzar el maléfico hechizo, que a su vez cayó sobre la misma Rebeca convirtiéndose ella misma en una fea y despreciable araña.

Tanto Lucía como Willy decidieron encerrar a la malvada araña Rebeca en una fría y oscura jaula donde pudiera pensar y arrepentirse de todo el mal que había causado a su hermana gemela y a toda la gente que tenía alrededor.

Lo que nadie sabe

Autor: Linda B. Sosa

En la parte más recondita y oscura del universo, existió un pequeño planeta lleno de caos y destrucción, su gobernante era alguien ebrio de poder que mientras más destruía más fuerte se hacía. El tenía como esclavos a la población y a un gran ejército.

Una vez al año, en su planeta, pasaba un cometa que traía luz y esperanza a las personas, esa era su única razón para seguir viviendo, pero esta vez no fue así. Muchos se preguntaron que había pasado con el cometa, pero nadie sabía la respuesta, desesperanzados y sin nada por que seguir luchando muchos se arrojaron al vacío y murierion.

En la parte más recondita y oscura del universo, existió un pequeño planeta lleno de caos y destrucción, su gobernante era alguien ebrio de poder que mientras más destruía más fuerte se hacía. El tenía como esclavos a la población y a un gran ejército.

Una vez al año, en su planeta, pasaba un cometa que traía luz y esperanza a las personas, esa era su única razón para seguir viviendo, pero esta vez no fue así. Muchos se preguntaron que había pasado con el cometa, pero nadie sabía la respuesta, desesperanzados y sin nada por que seguir luchando muchos se arrojaron al vacío y murierion.

Como ya no había tantas personas que dominar, el gobernante se puso furioso y ordenó a su ejército que partieran del planeta en busca de algo que destruir. El ejército, tal como dijo el gobernador, partieron en sus naves pero jamás regresaron. La espera se hacía cada vez más larga que el gobernante no pudo resistir un segundo más y se suicidó.

El planeta ya no tenía absolutamente nada, no había habitantes, la tierra era estéril, asi que se extinguió en el olvido. Muchos dicen que el planeta explotó, otros aseguran que la oscuridad misma se la tragó, pero la verdadera razón es la que nadie sabe.

Camila y sus sueños

Autor: Nicole

Camila era una niña de 9 años, con una gran imaginación, tenía unos sueños muy locos, los cuales siempre anotaba en su viejo diario, creía que todos los seres que eran diferentes o tenían un poder especial existían, ella decía que sirenas, brujas, vampiros, animales habladores, entre otros eran reales, que no eran personajes producidos por la imaginación de personas, que si estaban en cuentos, historias, libros, películas era porque alguien los tuvo que haber visto. Al escuchar lo que Camila decía todas las personas de su pueblo creían que estaba loca o que era una niña con exceso de imaginación, y así fue creciendo Camila siempre defendiendo sus pensamientos y escribiendo sus sueños locos.

Camila ya iba a cumplir 15 años y una noche antes de su fiesta no podía dormir así que bajo a la cocina por un vaso de leche, abrió la refrigeradora y, ¡sorpresa! miró un hermoso paisaje como en sus sueños, ella estaba muy feliz y emocionadísima, sintió una gran curiosidad y entró, vio que en ese lugar todo era mágico, todas las personas que habitan ahí eran muy parecidas a las que ella conocía pero con la diferencia, que cada una tenía un poder especial y se podían transformar según el poder que tenían , era un mundo muy diferente, no era como los sueños de ella sino mucho mejor, Camila estaba parada observando ese hermoso lugar ,de pronto un enanito la señaló y grito, todos suspendieron la actividad que estaban haciendo y empezaron a susurrar unos a otros, Camila no sabía lo que estaba pasando hasta que un perro llamado súper Fito fue volando donde ella y le dijo que por fin había llegado , durante años la habían esperado y la presentó como la Reina de aquel lugar, Camila estaba muy contenta en su nuevo mundo, pasaban los días pero ella sentía que le hacía falta algo y era su familia, y les dijo que no podía ser la reina por que debía volver de donde venía y aunque su mayor deseo era conocer lo que siempre había soñado, su deber era hacer que otros niños y niñas crean en sus sueños como ella lo hizo y se le cumplió , aunque sabe que después, cuando ella regrese nadie le va a creer lo que paso pero basta con que ella sepa que así lo fue. Todos muy tristes lo aceptaron pero debían continuar con sus vidas, de repente todo se empezó a oscurecer y oscurecer y una voz muy suave decía -despierta, despierta que ya es hora de que te alistes para tu fiesta mi bella reina.

Cernobio

Autor: Juan Mendoza

Sentado, más pomposo que lechuga fresca, en la terraza de su apartamento, Cernobio, con gran ansiedad, esperaba un indicio. Ya había transcurrido la mayor parte del día y solamente había visto pasar a una alegre nube de moscas con calentura a las que no les prestó mucha atención ya que no coincidían con los parámetros que le fueron dados acerca de una señal.

Desde el amanecer se había instalado en la terraza con una pequeña nevera repleta de comidas y bebidas, el teléfono al lado, el control remoto para abrir la puerta, y recipientes para desperdicios, incluyendo los de su cuerpo. De vez en cuando al levantarse de la silla de extensión, en el borde de la terraza, oteaba con unos binoculares la otra costa del Lago; o con el equipo de vídeo registraba el aletargado vuelo de los zamuros. Así se pasó el día lleno de angustias y expectativas.

Pasaban las nueve de la noche cuando una gorda y enorme flecha luminosa, anaranjada, e intermitente, acompañada de una música como de piedras de colores rodando por el lecho de un burbujeante río dulce, y un fuerte aroma de lirios andinos pasó flotando frente a su terraza. De la parte superior de la flecha se desprendían unos diminutos fuegos artificiales que no lograban gran altura; de la parte inferior, una lluvia color magenta cayendo allá abajo en la avenida, creaba un estruendoso río de plata sorprendiendo a los transeúntes.

Muy emocionado Cernobio disfrutó de la travesía de aquella increíble saeta; al perderla de vista por su izquierda en dirección al golfo, se quedó meditando sobre cuál era el mensaje de esa aparición, ya que en esa dirección nada se podía ver. Mientras los niños y adultos allá abajo en la avenida procuraban inútilmente recoger algunas muestras del río argento.

Elucubrando sobre cuál sería el anuncio le dieron las doce de la noche. Desilusionado y refunfuñando se fue a dormir jurando que nunca más volvería a leer horóscopos al mismo tiempo en que, lo que quedaba del río de plata se iba por las alcantarillas sin hacer ruido alguno.

CUENTOS DE NIÑOS

UGA LA TORTUGA

¡Caramba, todo me sale mal! se lamenta constantemente Uga, la tortuga. Y es que no es para menos: siempre llega tarde, es la última en acabar sus tareas, casi nunca consigue premios a la rapidez y, para colmo es una dormilona.

¡Esto tiene que cambiar! se propuso un buen día, harta de que sus compañeros del bosque le recriminaran por su poco esfuerzo al realizar sus tareas.

Y es que había optado por no intentar siquiera realizar actividades tan sencillas como amontonar hojitas secas caídas de los árboles en otoño, o quitar piedrecitas de camino hacia la charca donde chapoteaban los calurosos días de verano.

-¿Para qué preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo mis compañeros? Mejor es dedicarme a jugar y a descansar.

- No es una gran idea, dijo una hormiguita. Lo que verdaderamente cuenta no es hacer el trabajo en un tiempo récord; lo importante es acabarlo realizándolo lo mejor que sabes, pues siempre te quedará la recompensa de haberlo conseguido.

No todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que requieren tiempo y esfuerzo. Si no lo intentas nunca sabrás lo que eres capaz de hacer, y siempre te quedarás con la duda de si lo hubieras logrados alguna vez.

Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo que no probar y vivir con la duda. La constancia y la perseverancia son buenas aliadas para conseguir lo que nos proponemos; por ello yo te aconsejo que lo intentes. Hasta te puede sorprender de lo que eres capaz.

- ¡Caramba, hormiguita, me has tocado las fibras! Esto es lo que yo necesitaba: alguien que me ayudara a comprender el valor del esfuerzo; te prometo que lo intentaré.

Pasaron unos días y Uga, la tortuga, se esforzaba en sus quehaceres.

Se sentía feliz consigo misma pues cada día conseguía lo poquito que se proponía porque era consciente de que había hecho todo lo posible por lograrlo.

- He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse grandes e imposibles metas, sino acabar todas las pequeñas tareas que contribuyen a lograr grandes fines.

FIN

EL NIÑO Y LOS CLAVOS

Había un niño que tenía muy, pero que muy mal carácter. Un día, su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, que él clavase un clavo en la cerca de detrás de la casa.

El primer día, el niño clavó 37 clavos en la cerca. Al día siguiente, menos, y así con los días posteriores. Él niño se iba dando cuenta que era más fácil controlar su genio y su mal carácter, que clavar los clavos en la cerca.

Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y se lo dijo a su padre que no tenía que clavar ni un clavo en la cerca. Él había conseguido, por fin, controlar su mal temperamento.

Su padre, muy contento y satisfecho, sugirió entonces a su hijo que por cada día que controlase su carácter, que sacase un clavo de la cerca.

Los días se pasaron y el niño pudo finalmente decir a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca. Entonces el padre llevó a su hijo, de la mano, hasta la cerca de detrás de la casa y le dijo:

- Mira, hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca. Jamás será la misma.

Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal carácter, dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa tanto que pidas perdón. La herida estará siempre allí. Y una herida física es igual que una herida verbal.

Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay que valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte.

Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron con que el niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN

DANIEL Y LAS PALABRAS MAGICAS

Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta palabras sin cesar.

Hay veces que las letras se unen solas para formar palabras fantásticas, imaginarias, y es que Daniel es mágico, es un mago de las palabras.

Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más quiere.

Es muy divertido ver la cara de mamá cuando descubre por la mañana un buenos días, preciosa debajo de la almohada; o cuando papá encuentra en su coche un te quiero de color azul.

Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir bien: gracias, te quiero, buenos días, por favor, lo siento, me gustas.

Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver la cara de felicidad de la gente cuando las oye.

Sabe bien que las palabras amables son mágicas, son como llaves que te abren la puerta de los demás.

Porque si tú eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta: ¿quieres intentarlo tú y ser un mago de las palabras amables?

FIN

CARRERA DE ZAPATILLAS

Había llegado por fin el gran día. Todos los animales del bosque se levantaron temprano porque ¡era el día de la gran carrera de zapatillas! A las nueve ya estaban todos reunidos junto al lago.

También estaba la jirafa, la más alta y hermosa del bosque. Pero era tan presumida que no quería ser amiga de los demás animales.

La jiraba comenzó a burlarse de sus amigos:

- Ja, ja, ja, ja, se reía de la tortuga que era tan bajita y tan lenta.- Jo, jo, jo, jo, se reía del rinoceronte que era tan gordo.- Je, je, je, je, se reía del elefante por su trompa tan larga.Y entonces, llegó la hora de la largada.

El zorro llevaba unas zapatillas a rayas amarillas y rojas. La cebra, unas rosadas con moños muy grandes. El mono llevaba unas zapatillas verdes con lunares anaranjados.

La tortuga se puso unas zapatillas blancas como las nubes. Y cuando estaban a punto de comenzar la carrera, la jirafa se puso a llorar desesperada.

Es que era tan alta, que ¡no podía atarse los cordones de sus zapatillas!

- Ahhh, ahhhh, ¡qué alguien me ayude! - gritó la jirafa.

Y todos los animales se quedaron mirándola. Pero el zorro fue a hablar con ella y le dijo:

- Tú te reías de los demás animales porque eran diferentes. Es cierto, todos somos diferentes, pero todos tenemos algo bueno y todos podemos ser amigos y ayudarnos cuando lo necesitamos.

Entonces la jirafa pidió perdón a todos por haberse reído de ellos. Y vinieron las hormigas, que rápidamente treparon por sus zapatillas para atarle los cordones.

Y por fin se pusieron todos los animales en la línea de partida. En sus marcas, preparados, listos, ¡YA!

Cuando terminó la carrera, todos festejaron porque habían ganado una nueva amiga que además había aprendido lo que significaba la amistad.

Colorín, colorón, si quieres tener muchos amigos, acéptalos como son.

FIN

SARA Y LUCIA

Érase una vez dos niñas muy amigas llamadas Sara y Lucía. Se conocían desde que eran muy pequeñas y compartían siempre todo la una con la otra.

Un día Sara y Lucía salieron de compras. Sara se probó una camiseta y le pidió a su amiga Lucía su opinión. Lucía, sin dudarlos dos veces, le dijo que no le gustaba cómo le quedaba y le aconsejó buscar otro modelo.

Sara y Lucía, un cuento para niños sobre la sinceridad

Entonces Sara se sintió ofendida y se marchó llorando de la tienda, dejando allí a su amiga.

Lucía se quedó muy triste y apenada por la reacción de su amiga.

No entendía su enfado ya que ella sólo le había dicho la verdad.

Al llegar a casa, Sara le contó a su madre lo sucedido y su madre le hizo ver que su amiga sólo había sido sincera con ella y no tenía que molestarse por ello.

Sara reflexionó y se dio cuenta de que su madre tenía razón.

Al día siguiente fue corriendo a disculparse con Lucía, que la perdonó de inmediato con una gran sonrisa.

Desde entonces, las dos amigas entendieron que la verdadera amistad se basa en la sinceridad.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado, y el que se enfade se quedará sentado.

FIN

PROLOGO

En esta antología se encontraran varias historias entretenidas de distintos tipo de género y países extranjeros estas historias o más bien dicho cuentos son interesantes, emocionantes, pues sirven para entretener un rato.

En esta antología hay diferentes cuentos de diferentes géneros como lo son de terror, románticos, infantiles y de fantasía.

El propósito de la presente antología es que los lectores jóvenes se interesen más hacia la lectura y conozcan nuevos cuentos que son entretenidos.

Los textos de esta antología fueron recopilados de un libro de trillos “un gran libro” y de internet y otros que mis papas han dicho.

Agradezco a mis padres por haberme ayudado a hacer este trabajo y a la maestra Yasmin Ortiz Castro por haberme ayudado en la elaboración de esta antología

Te invito estimado lector a leer esta antología entretenida con varios tipos de cuentos.

ESCUELA SECUNDARIA SNTE

SECCION “53”

NOMBRE DE LA ALUMNA:

JAZMÍN SUGEY LÓPEZ PORTILLO

GRADO Y GRUPO:

3 – “B”

NOMBRE DE LA MAESTRA:

YASMIN ORTIZ CASTRO