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Caracterización morfométrica de los perros de la unidad estratigráfica 26 del pozo-depósito de la Tabacalera (Canis familiaris)

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Carmen Fernández Ochoa

Almudena Orejas Saco del Valle

Paloma García Díaz

Fernando Gil Sendino

Edición científica:

La Fábrica de Tabacos de Gijón Arqueología e Historia de un espacio milenario

La Fábrica de Tabacos de Gijón. Arqueología e Historia de un espacio milenario

Edición científica:Carmen Fernández Ochoa [et.al]

1.ª ed. Gijón: Ayuntamiento de Gijón, 2015

356 p: il. col. y n. 28 cm

En portada: Almudena Orejas Saco del Valle, Paloma García Díaz y Fernando Gil Sendino

ISBN: 978-84-89466-71-5

D.L.: AS 03929-2015

Fernández Ochoa, Carmen

Fábrica de Tabacos de Gijón-Restos Arqueológicos

Fábrica de Tabacos de Gijón-Historia

904(460.12 Gijón)

663.97(460.12 Gijón)

© de los textos e ilustraciones interiores: los autores

© de las fotos interiores: los autores

© Ayuntamiento de Gijón

© de esta edición: Ayuntamiento de GijónPlaza Mayor, 1. 33201 Gijón

Diseño: Manuel Fernández (MF)

Impresión:Cízero Digital, S.L.

Depósito legal: AS 03929-2015

ISBN: 978-84-89466-71-5

Impreso en España. Printed in Spain

Historia del edificio de la Fábrica de Tabacos de Gijón

Cigarreras de Gijón. La vida en torno a la Fábrica de Tabacos en clave de Historia Social

La Casa del Forno: Un "convento" provisional para las Agustinas Recoletas

El Convento de religiosas Agustinas Recoletas de Gijón.Sobriedad fundacional y continuidad clasicista

Los restos arqueológicos del Convento

La lucha por la supervivencia. Cimadevilla entre los siglos XV y XVII

El registro arqueológico. Excavaciones en el Sector 20

Estudio de los materiales arqueológicos

Arquitectura y función del pozo-depósito de Tabacalera

Paz García Quirós Nuria Vila Álvarez

Paz García QuirósNuria Vila Álvarez

Carmen Fernández Ochoa

Vidal de la Madrid Álvarez

Carmen Fernández Ochoa Paloma García Díaz Fernando Gil Sendino Yolanda Álvarez González

Laura Sampedro Redondo

Carmen Fernández Ochoa Paloma García Díaz Fernando Gil SendinoAlmudena Orejas Saco del Valle

Carmen Fernández Ochoa Fernando Gil SendinoJavier Salido Domínguez

Carmen Fernández OchoaAlmudena Orejas Saco del Valle Fernando Gil Sendino

22

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17

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Presentación

Introducción

Paisaje urbano, historia y sociedad. La Fábrica de Tabacos de Gijón

I

II

III

La génesis de un nuevo espacio urbano. El Convento de las monjas Agustinas Recoletas

Bajo el suelo de la Fábrica de Tabacos

3

2

1

4

5

6

7

8

9

Índice

El relleno sedimentario del pozo-depósito de la antigua Fábrica de Tabacos de Gijón: un archivo geológico de los siglos VI-VIII

Análisis sedimentológico del pozo-depósito de agua de la Tabacalera de Gijón. Interpretación de los resultados

Estudio palinológico del pozo-depósito de la Fábrica de Tabacos de Gijón

Las plantas enterradas: historia del uso y abandono del pozo-depósito de la Tabacalera de Gijón

La fauna del pozo-depósito roma-no de la Fábrica de Tabacos de Gijón. Aspectos generales de las unidades estratigráficas 25 y 26

Caracterización morfométrica de los perros de la unidad estratigráfica 26 del pozo-depósito de la Tabacalera (Canis familiaris)

¿Nativo o foráneo? El meloncillo de Tabacalera y su aportación a la historia de la especie

Los peces del pozo-depósito de Tabacalera (Unidad estratigráfica 26)

Los moluscos del pozo-depósito de Tabacalera

Los ácaros oribátidos subfósiles del pozo-depósito de la Tabacalera de Gijón. Aproximación a la reconstrucción del paleoambiente

Un ácaro confirma la presencia histórica de Microtus arvalis en la costa asturiana

Montserrat Jiménez-Sánchez Belén Naves-Ramos Daniel Ballesteros Santiago GiraltAna MorenoBlas Valero-Garcés Vicente Jiménez Muñoz

Juan Sánchez Díaz Sabina Asins VelisJuan Bautista Marco Segura

Sebastián Pérez Díaz José Antonio López Sáez

Yolanda Carrión Marco Leonor Peña-Chocarro Diego Sabato Esther Checa GómezElena López-Romero González de la Aleja

Laura Llorente Rodríguez Carlos Nores QuesadaAntonio Sánchez Marco Arturo Morales Muñiz

Arturo Morales MuñizJimena López ArrabéSara Casado Violat Laura Llorente Rodríguez

Laura Llorente Rodríguez Carlos Nores Quesada Philippe Gaubert Arturo Morales Muñiz

Eufrasia Roselló Izquierdo Arturo Morales Muñiz

Laura Llorente Rodríguez Arturo Morales Muñiz

Andrea González Ibáñez

Andrea González Ibáñez Carlos Nores Quesada

IVArchivos bajo el barro 184

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Carmen Fernández Ochoa Avelino Gutiérrez González Almudena Orejas Saco del Valle

José Antonio Suárez García Pelayo González-Pumariega Solís Ramón Jesús Argüelles FragaBeatriz Rodríguez Fernández

Fernando Gil SendinoYolanda Álvarez González Luis Francisco López González Miguel Ángel López Marcos

Miguel Ángel López Marcos

Josefina Rascón Pérez Guillermo Pimentel de FranciscoManuel Campo MartínÓscar Cambra-MooArmando González Martín

Rafael Alonso Ojeda

EpílogoGijón entre la Antigüedad y la Edad Media

Anexos

Gijón entre a Antigüedad y la Edad Media

Anexo IDocumentación del edificio de la Fábrica de Tabacos y su contexto. Topometría láser 3D y cartografía inversa

Anexo IIExcavaciones en la antigua Fábrica de Tabacos. Naves y patios exteriores

Anexo IIIUso y abandono del pozo-depósito romano de la antigua Fábrica de Tabacos de Gijón a través de sus materiales y estado de conservación

Anexo IVEstudio de dos enterramientos hallados en la antigua Fábrica de Tabacos de Gijón

Anexo VEl acuífero del Cerro de Santa Catalina

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298

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The Tobacco Factory of Gijón. Archaeology and History of a millenary space

SUMMARY

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297

Car

acte

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ción

mor

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15 Caracterización morfométrica de los perros de la unidad estratigráfica 26 del pozo-depósito de la Tabacalera(Canis familiaris)

Arturo Morales Muñiz

Jimena López Arrabé

Sara Casado Violat

Laura Llorente Rodríguez1

1 ––– INTRODUCCIÓN

El grado de variación morfológica observado en el perro sobrepasa al de todos los carnívoros terrestres actuales (Ostrander, 2008). Aunque se cree que la mayoría de las más de 400 razas actualmente reco-nocidas existen desde que las exposiciones caninas comenzaron a hacerse populares, alrededor de 1850 (Björnerfeldt et al., 2008), ya en época romana hubo un primer intento de clasificación, basada en la funcio-nalidad, que dividió a los perros en tres grupos: Ca-nes Villatici (guardianes), Canes Pastorales (ovejeros) y Canes Venatici (rastreadores, corredores y cazadores) (Scharff, 1924; Clutton-Brock, 2002). Esta definición de los grupos raciales romanos vino de la mano de Marco Terencio Varrón, autor romano del siglo I a.C., en el li-bro III de su obra De re rustica (Goetz, 1912). La moderna clasificación racial del perro parte de los criterios introducidos en el siglo XIX por el Kennel Club británico, mediante la utilización de morfotipos basados en caracteres tales como el color, las carac-terísticas de la librea corporal y el temperamento. Ac-tualmente el estándar mundial es la clasificación esta-blecida por la Fédération Cynologique Internationale (FCI), que agrupa a las razas caninas en diez grupos mediante el uso de categorías similares, característi-cas que, obviamente, no se pueden determinar a partir de los huesos (Harcourt, 1974). Ello impide extrapolar la consideración de raza en cualquier análisis de res-tos arqueológicos donde, en el mejor de los casos, se habla de “grupos raciales” sin que sepamos a ciencia cierta a qué responden muchos. Dado que los progenitores de las razas modernas tuvieron su origen en periodos históricos, es induda-ble que los precursores de estos grupos y razas apa-recerán en los conjuntos arqueológicos, lo que hace necesarias investigaciones que confirmen o maticen los datos actuales. En este sentido, la osteometría

constituye una herramienta fundamental dado que sólo los huesos aparecen con regularidad en los registros arqueológicos. La relación entre el tamaño corporal y las dimen-siones o morfología de los huesos ha sido objeto de numerosos estudios, pudiendo, por ejemplo, estable-cerse mediante análisis alométricos diferencias óseas entre perros grandes y pequeños (Alpak et al., 2004). Así, los análisis osteométricos han permitido proponer morfologías típicas (morfotipos) que hoy han sido in-corporados a los criterios que definen las razas actua-les (Smith, 1998). En el presente trabajo se han analizado morfomé-tricamente los restos óseos de perro recuperados en el pozo de Tabacalera, a fin de realizar una estimación de la talla y la robustez ósea, así como proceder a su

Mastín del Pirineo 1Galgo 1Orito 2Pastor alemán 1Perro de aguas 1Labrador 1Bulldog 1Yorkshire 3Husky 1Carlino 1Chihuahua 2Lhasa apso 1Fox terrier 1Beagle 1Schnauzer 1Pastor belga 1Pekinés 1Teckel 1Boxer 1Terranova 1

Raza Nº de ejemplares

Tabla 1 Relación de razas y ejempla-res tomados como material de referencia

239

caracterización craniométrica. Con ello, se pretende no sólo aportar datos concretos de carácter descrip-tivo sino, sobre todo, sentar las bases de nuestros hoy inexistentes conocimientos sobre las poblaciones ca-ninas de la Península Ibérica entre la Antigüedad Tar-día y la Edad Media.

2 ––– MATERIAL Y MÉTODOS

Un elemento esencial de esta investigación ha sido el poder disponer de materiales de referencia que sir-viesen como vía de contraste e interpretación de los datos osteométricos obtenidos en la muestra arqueo-lógica. En nuestro caso, ante la imposibilidad de poder disponer de colecciones, materiales o datos publi-cados, que incorporasen los parámetros que aquí se pretendía obtener, optamos por utilizar los ejemplares de razas caninas de edad y sexo conocido de la colec-ción de Arturo Morales Muñiz, sita en el Laboratorio de Arqueozoología de la UAM (Tablas). Una vez elimi-nados los ejemplares no adultos, esta muestra quedó compuesta por un total de 24 ejemplares de 20 razas caninas, cuatro de las cuales son autóctonas españo-las (Mastín montaña del Pirineo, podenco orito, galgo y perro de aguas). Como conjunto, consideramos que esta muestra abarca la práctica totalidad de la varia-ción fenotípica que exhiben las razas de perros actua-les (tabla 1). A estos ejemplares se les ha aplicado la misma batería de medidas e índices post-craneales que se detallan más abajo, pero no así las medidas referidas al cráneo dado que esta información cranio-métrica sobre razas modernas puede consultarse sin

mayor problema en numerosas publicaciones (Alpak et al., 2004; Fédération Cynologique Internationale, 1982 y 2010). Para evitar errores de estimación de talla en el aná-lisis osteométrico fueron descartados todos aquellos huesos sin epifisar, pertenecientes a ejemplares por debajo de los 18 meses de edad. La investigación se ha centrado, por una parte, sobre el cráneo y, por otra, sobre los cinco grandes huesos apendiculares: húme-ro, radio, ulna, fémur y tibia (figura 1). No se han tenido en cuenta los huesos apendiculares fracturados por la imposibilidad de aplicar en ellos la batería de medidas propuestas. Las medidas siguen los criterios explicitados en el trabajo de Driesch (1976) en tanto que las siglas adaptadas al castellano son las ofrecidas por Miguel y Morales (1984). En el caso de los huesos apendi-culares, la medida utilizada para la estimación de las alzadas (HC) fue la Longitud máxima (Lm) (tabla 1 y figura 1). Se conjuntó esta medida con la Anchura mí-nima de la diáfisis (Amd) en las estimaciones del ín-dice de robustez (IR). Se tomaron la Longitud máxima desde la cabeza en el caso del fémur (Lmc; figura 1), la Longitud máxima lateral en la tibia (Ll; figura 1), el grosor mínimo de la diáfisis (fémur y tibia; figura 1), la Anchura proximal máxima (Ap; no ilustrada) y la An-chura distal máxima (Ad; no ilustrada) en los análisis discriminantes de exploración de la forma. En el caso de los cráneos La muestra de estudio consiste en los seis cráneos de adultos que mejor estado de conser-vación presentaban (figura 2). Las medidas craneales fueron la Longitud total (LT) y la Anchura máxima del arco cigomático (Alpak et al., 2004). Todas las medidas se expresan en milímetros y fueron registradas con ca-libre Powerfix con un error estimado de 0,5 mm. Para la estimación del índice de robustez ósea (IR) y la altura en la cruz (HC) hemos empleado los fac-tores y criterios proporcionados por Harcourt (1974) (tabla 2). El Índice craniométrico (figura 3) seleccio-nado ha sido el llamado Índice Cefálico (SI: Anchura

Izquierda:Figura 1 Ilustración de las principales medidas tomadas en huesos apendiculares

Derecha:Figura 2 Tibia de Teckel (B) y Tibia TS8 de Tabacalera (A) representadas a la misma escala. Se pueden apreciar las diferencias de tamaño y robustez existentes entre ambas así como su similitud morfológica

IR Amd*100/Lm Amd*100/Lm –– Amd*100/Lm Amd*100/Lm HC (3,43*Lm)-26,54 (3,18*Lm)+19,51 (2,78*Lm)+6,21 (3,14*Lm)-12,96 (2,92*Lm)+9,41

Húmero Radio Ulna Fémur Tibia

Tabla 2 Estimadores para el cálculo del índice de robustez (IR) ósea y la altura en la cruz (HC) a partir de los huesos largos (tomado de Harcourt, 1974).

HÚMERO RADIOULNA

FÉMUR TIBIA

Car

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del arco cigomático x100/ Longitud total), que per-mite agrupar los cráneos dentro de las categorías de mesocéfalos, dolicocéfalos y braquicéfalos (Alpak et al., 2004). Todas las medidas tomadas en las piezas apendiculares de las muestras de Tabacalera y en las razas de perros actuales fueron sometidas a análisis de las funciones discriminantes según categorías para explorar la variabilidad existente en función de las variables osteométricas (Phillips et al., 2009). En este trabajo hemos limitado la exploración a dos huesos: el fémur y la tibia. Se han creado gráficos de dispersión para mostrar los resultados de cada análisis en don-de se visualiza, para cada categoría ósea, las distan-cias que existen entre las distintas piezas. Para evitar errores de interpretación, se han excluido del análisis aquellos huesos en los que no se habían podido tomar todas las medidas. Estos análisis se han llevado a cabo con el paquete estadístico StatGraphics Plus 5.0 para Windows. Para el análisis craniométrico se ha utiliza-do el programa StatGraphics Centurion XVI (versión 16.1.07) obteniendo gráfico de distancia de aglome-ración según el método del vecino más cercano, con euclideana cuadrada.

3 ––– RESULTADOS

La relación de restos de perros detectados en la UE 26 se encuentra detallada en la tabla 1 del capítulo La fau-na del pozo romano de la Fábrica de Tabacos de Gijón. Como puede verse allí, con 918 restos identificados, se trata de la principal colección de fauna macroscópica recolectada en el amortizado pozo. En ella, tanto la au-sencia de marcas antrópicas sobre los huesos como las frecuencias equilibradas de las diferentes catego-rías esqueléticas y las piezas derechas e izquierdas en el caso de los huesos apendiculares (tabla 3), nos indican que la incorporación de perros al depósito lo fue de carcasas completas. El NMI se estableció sobre la base del máximo to-tal de huesos sin epifisar (14 fémures izquierdos) más su equivalente en huesos epifisados (ulnas derechas), lo cual arroja un mínimo de 24 individuos (tabla 3). En-tre estos, los tres báculos recuperados indican la pre-sencia de otros tantos machos (vid. capítulo La fauna del pozo romano de la Fábrica de Tabacos de Gijón). Se trata sin duda de una infraestimación habida cuenta la fragilidad del hueso peneano. Por lo que a edades se refiere, aproximadamente un 45% pertenecen a hue-sos sin epifisar, lo que sugeriría una alta mortandad de juveniles en la presumible población. Los valores individualizados de los índices de ro-bustez de fémur y tibia, así como las alturas en la cruz de los ejemplares de referencia, aparecen referidos en la tabla 4. Estos mismos parámetros, referidos a la muestra de Tabacalera, aparecen reflejados en la tabla 5. La estadística de dispersión muestra que en los ejemplares de Tabacalera el rango de variación de las alturas a la cruz oscila entre 320,10-600,56 mm (tabla 6). Tanto las mínimas como las máximas pro-ceden de los valores obtenidos en las tibias. Excepto en los húmeros y tibias derechas, los coeficientes de variación son muy elevados, lo cual sugiere una baja homogeneidad muestral (tabla 6). En todos los casos parece existir una correlación negativa muy alta en-tre el índice de robustez de los huesos y la altura en la cruz estimada para los ejemplares a los que éstos

Figura 3 Diagrama de dispersión de los índices craniomé-tricos (C1-C6 especíme-nes seleccionados).

SI

Índice cefálico (SI)

Frec

uenc

ia

C3 C4 C5 C2 C1C60

48 50 52 54 56

0,4

0,8

1,2

1,6

2

C2 C3 C4 C5 C6C1

Húmero Izquierdo 6 4 7 17 Derecho 6 4 7 17Radio Izquierdo 6 5 9 20 Derecho 7 3 7 17Ulna Izquierdo 3 7 7 17 Derecho 2 11 5 18Fémur Izquierdo 5 4 14 23 Derecho 9 0 11 20Tibia Izquierdo 8 3 7 18 Derecho 7 2 10 19Total 59 43 84 186

TotalHueso Lado Nº huesos epifisados

Nº huesos epifisados fracturados

Nº huesos sin epifisar

Tabla 3 Desglose parasagital de los huesos apendiculares de la muestra

Gráfico 1 Correlación entre el índice de robustez (IR) y la altura a la cruz (HC). Coeficiente de correlación = -0,9176 (α = 0,05; n = 51; p-valor <0,001)

A

B C

241

pertenecen (gráfico 1). Tal hecho nos indica que son más robustos aquellos huesos pertenecientes a los in-dividuos de menor talla. Al igual que ocurrirá con las alzadas (vid. infra), de-tectamos una ausencia de valores intermedios para el índice de robustez, generándose de esta suerte dos agrupaciones, donde la más abundante presenta un índice con valores más bajos y un segundo grupo, mu-cho menor, con valores mayores. Por su parte, los índices de robustez ósea en los perros de Tabacalera oscilan entre 5,63 y 11,42, don-de la tibia vuelve a ser la pieza que presenta valores más extremos en los coeficientes de variación entre derechas e izquierdas, indicando, de nuevo, una baja homogeneidad muestral (tabla 6). Al representar gráficamente la dispersión de las al-zadas, es cuando se aprecia las dos poblaciones bien diferenciadas (gráfico 2). La población más abundante estaría representada por los animales de mayor talla (HC≥500 mm), con el grupo de perros de pequeño tamaño (HC<400 mm) mostrando también frecuen-cias apreciables. Lo llamativo es la notable ausencia

de ejemplares de tamaño medio, esto es, aquellos con alzadas comprendidas entre los 400 y los 500 mm. A destacar asimismo el que los resultados sean prácti-camente idénticos en todos los conjuntos analizados, tanto si se considera individualmente cada categoría (figuras 3A-E) como si se trata del combinado de datos (gráfico 2F). Todo ello confiere una notable robustez al dato (gráfico 2).

3.1. Afinidades con las razas modernas

3.1.1. Análisis comparativo del fémurEl gráfico de dispersión de las funciones discriminantes para las razas actuales muestra tres poblaciones bien diferenciadas, con cada una de las cuales se asocian los fémures de los perros de Tabacalera (gráfico 3).

Gráfico 2 Gráficos de frecuencias para las estimaciones de las al-turas en la cruz, expresadas en mm. A: Fémur; B: Tibia: C: Húmero; D: Radio; E: Ulna; F: Combinado de valores

Tabla 6 Descriptores estadísticos para el índice de robustez ósea (IR) y la altura en la cruz (HC) obtenidos en los huesos apendiculares seleccionados. M: Media; SD: Desviación típica; Min: Valor mínimo; Max: Valor máximo; CV: Coeficiente de variación. D: derecho; S: izquierdo

IR M 6,94 7,24 7,24 7,26 - - 6,87 7,11 6,07 6,11

SD 0,45 1,36 0,89 1,58 - - 0,25 1,69 0,31 2,08

Min 6,37 6,64 6,55 6,82 - - 6,55 6,76 5,63 5,71

Máx 7,50 9,95 9,31 10,34 - - 7,19 10,77 6,38 11,42

CV 6,42 17,77 12,10 19,36 - - 3,69 21,87 5,08 29,02

H C M 560,68 497,87 552,48 563,68 541,01 502,02 561,19 537,33 575,60 544,28

SD 27,93 100,66 66,62 102,62 58,29 124,97 62,67 93,91 21,05 101,58

Min 510,60 357,79 386,64 373,13 499,80 334,39 393,98 344,22 541,14 320,10

Máx 587,43 595,32 570,76 592,86 582,23 578,75 595,57 588,98 600,56 584,07

CV 5,04 20,18 12,65 20,17 10,77 26,49 11,58 18,69 3,69 20,03

Estimador Húmero Radio Ulna Fémur Tibia

D S D S D S D S D S

Gráfico 3 Diagrama de dispersión de las funciones discriminantes para los fémures, acorde con los valores y los centroides obtenidos con las dos pri-meras funciones canónicas para las razas modernas y los huesos del yacimiento, las cuales explican el 93,8% de la varianza total para todas las variables juntas y suponiendo igualdad de grupos

HCH

Frec

uenc

y

3200

2

1

3

4

370 420 470 520 570 620

HCU

Frec

uenc

y

3200

0,8

0,6

0,4

0,2

1

370 420 470 520 570 620

HCR

Frec

uenc

y

3200

21

3

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5

370 420 470 520 570 620

HCF

Frec

uenc

y

3200

3

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4

370 420 470 520 570 620

HCT

Frec

uenc

y

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2

1

4

370 420 470 520 570 620

HC

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370 420 470 520 570 620

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242

Así, la mayor parte de estos huesos arqueológicos presentan semejanzas con el grupo formado por las razas mesomorfas y difieren claramente del grupo ra-cial formado por animales más grandes que ejempli-fica, a nivel del fémur, el lobo. En concreto, FS4 y FD8 parecen acusar notables similitudes con los Galgos. Al comparar el índice de robustez ósea y la altura en la cruz de estos ejemplares se puede también observar que son muy semejantes los valores del galgo y los proporcionados por FS4 y FD8, lo que refuerza los re-sultados del análisis discriminante (tablas 4 y 5). Adicionalmente se constata un grupo de huesos formado por los ejemplares FS2, FS3, FD6, FD7 y FD11, que se sitúan entre los galgos y los podencos oritos, con valores intermedios entre ambas razas, así como un último grupo, el formado por los huesos FS5, FD9, FD10 y FD12, muy similares a perros de tipo Husky (gráfico 3). Las razas de pequeño tamaño también aparecen agrupadas en el gráfico de dispersión de las funciones discriminantes, junto con uno de los huesos de Tabaca-lera (FS1), el cual muestra claras similitudes a nivel del fémur con el Bulldog. De nuevo aquí se pueden apoyar estos resultados con la comparación de los índices de ro-bustez ósea y las alturas a la cruz de ambos ejemplares.

3.1.2. Análisis comparativo de la tibiaLos resultados obtenidos para la tibia son parecidos a la información aportada por los fémures aunque con matizaciones (gráfico 4). Parece detectarse, de nuevo aquí, una marcada tendencia general de agrupación en tres poblaciones: (a) un grupo racial formado por animales macromorfos, entre los que se encuentran los lobos, (b) un grupo de animales mesomorfos donde junto a los Huskys, Galgos y Oritos se sitúan la mayor

parte de los huesos de Tabacalera y (c) un grupo for-mado por las razas de menor porte y, por lo general, algo más robustas, entre las que encontramos dos de las tibias de Tabacalera. En concreto, parece que las tibias TS1, TS4, TS5, TD9, TD14 y TD15 se asemejan claramente a las tibias de Galgo. Los huesos TS2, TS3, TD10 y TD11, poseen en cambio características intermedias entre los Gal-gos y los podencos Oritos mientras que las tibias TS6 y TD12 comparten más similitudes con los Huskys. En cualquier caso, en este análisis las funciones canónicas tienen una tendencia a discriminar más por las longi-tudes totales que por las medidas tomadas en las diá-fisis, por lo que parecen agruparse más en función de las alzadas que de la robustez ósea. De las dos tibias del yacimiento agrupadas con las razas notablemente más pequeñas, se aprecia que, de nuevo, una de ellas (TS7) presenta similitudes con el Bulldog, mientras que la otra, el hueso TS8 es idéntica a un morfotipo tipo Teckel (perro salchicha) (figura 2).En el primer caso (TS7), las estimaciones de las alturas a la cruz en función de la tibia son semejantes y los índices de robustez ósea presentan pocas diferencias con el bulldog. En el caso del TS8, aunque se trata del hueso más robusto y más corto de toda la muestra de Tabacalera, las diferencias en este caso con la raza ac-tual (Teckel) son más notables, puesto que esta raza

Tabla 4 Índices de Robustez ósea y Alturas a la cruz calculados para las razas. (*) El Fox Te-rrier no aparece en el análisis discriminante de la tibia por faltar medidas. (**) El Pastor belga no aparece en ninguno de los análisis discriminantes por faltar medidas

Tabla 5 Índices de robustez ósea y alturas a la cruz calculados para los fémures (FD y FS) y tibias (TD y TS) de Tabacale-ra. (*) TD13 no aparece en el análisis discriminante de la tibia por faltar medidas. (**) FD13 y FD14 no aparecen en el análisis discriminante del fémur por faltar medidas.

Mastín del Pirineo 7,18 7,15 693,58Galgo 6,73 5,60 629,14 Orito 6,50 6,00 453,22Pastor alemán 7,18 7,25 644,31Labrador 7,46 7,73 602,34Perro de aguas 10,22 10,63 320,50Bulldog 10,71 8,97 373,51Yorkshire 9,13 9,97 260,09Lobo 7,13 7,10 675,32Husky 7,35 7,00 560,52Carlino 9,06 8,57 275,24Chihuahua 9,19 8,25 198,45Lhasa apso 9,29 10,13 269,17Fox terrier(*) 7,43 - 381,84Beagle 9,69 10,05 264,44Schnauzer 8,94 7,86 461,65Pastor belga(**) 7,49 6,37 638,13Pekinés 9,69 10,32 256,23Teckel 12,42 14,16 219,71Boxer 7,72 7,05 608,85Terranova 7,66 8,09 714,23

Raza IR Fémur IR Tibia HC

FS1 10,77 344,22FS2 6,96 537,33FS3 7,11 541,56FS4 6,76 588,98FS5 7,15 500,74FD6 7,00 538,58FD7 6,72 545,02FD8 6,87 590,23FD9 6,59 563,39FD10 7,12 498,86FD11 6,55 595,57FD12 7,19 561,19FD13(**) - 393,98FD14(**) - 582,23TS1 6,10 581,88TS2 5,71 541,14TS3 6,13 547,42TS4 5,95 584,07TS5 5,81 572,09TS6 6,97 536,91TS7 9,30 373,53TS8 11,42 320,10TD9 6,20 581,29TD10 5,63 541,14TD11 6,33 546,69TD12 6,38 583,63TD13(*) - 575,60TD14 - 600,56TD15 - 566,98

Ejemplar IR HC

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presenta una talla mucho menor con una robustez ósea muy elevada (figura 2). Por lo que se refiere al análisis de los seis cráneos completos, al agrupar los resultados en función del índice cefálico, se observan también aquí tres grupos bien diferenciados que se corresponden con cráneos braquicéfalos (SI inferior a 50), mesocéfalos (SI: 50-55 ) y dolicocéfalos (SI superior a 55). El grupo dominan-te corresponde al de menor índice craneal, que coinci-de con los perros de hocico proporcionalmente largo (C3 y C6) (Alpak et al., 2004).

4 –––DISCUSIÓN

Los datos referidos nos proporcionan un referente ini-gualable sobre los tipos de perro que existieron entre la Antigüedad y la Edad Media en el norte de la Pe-nínsula Ibérica. Las medidas de los huesos apendicu-lares estudiados revelan que las alturas en la cruz de los perros de Tabacalera variaban entre los 32 a los 60 cm, si bien los elevados coeficientes de variación que presentan todos los conjuntos indican una baja homogeneidad muestral. Así, la agrupación de datos refleja dos grandes sub-poblaciones: una formada por animales de tamaño mediano-grande y otra por ejem-plares de pequeño tamaño. Se evidencia, en cualquier caso, la ausencia tanto de animales macromorfos (de más de 65 cm de alzada) como de perros enanos (de porte por debajo de los 25 cm de alzada). Este desglose de alzadas entra dentro de los ran-gos de variación obtenidos por Harcourt (1974) en la Gran Bretaña anglosajona así como con los aportados por Bartosiewicz (2002) en la Panonia romana (Hun-gría). Sin embargo, difieren considerablemente de los perros medievales de Novgorod (Rusia) estudiados por Zinoviev (2010), donde la mayor parte son ejem-plares de talla mediana (esto es, con tallas comprendi-das entre los 40-50 cm de alzada).

La existencia de perros de tamaño mediano-gran-de, que, además, presentan índices de robustez bajos, sugiere morfotipos esbeltos —tipo galgo o poden-co—, que podrían haber sido utilizados para la caza, puesto que unos huesos largos y gráciles suelen estar asociados con una musculatura más adecuada para la carrera (Kemp et al., 2005). Este morfotipo podría ser similar al de los lebreles, que parecen constituir uno de los grupos raciales más antiguos (Vilà et al., 1997; Trantalidou, 2002) y cuyo origen parece remontarse al antiguo Egipto, hace ahora unos 6000 años (Fédération Cynologique Internationale, 2010). Morfotipos “galgoi-des” han sido ampliamente representados tanto en el arte romano como en el medieval y se postula que su llegada a España como raza autóctona reconocida (el llamado Galgo Español), se remontaría a épocas muy anteriores al periodo romano (Fédération Cynologique Internationale, 1982). Podencos, Galgos y Lebreles son razas muy parecidas, siendo algo más pequeños y robustos los primeros. El hecho de que el estudio os-teométrico detecte la existencia de bastantes ejempla-res en Tabacalera con morfologías intermedias entre estas razas, podría explicarse, precisamente, por las semejanzas que Podencos y Galgos muestran a nivel esquelético. Los ejemplares de Tabacalera de mayor tamaño y robustez podrían representar “proto-mastines” cuyos usos remitirían a animales de guarda o caza, más pare-cidos a razas de tipo lobuno. El “cave canem”, inmorta-lizado en los mosaicos de Pompeya, representaba este morfotipo o morfotipos similares en el siglo I d.C. La aparición de perros de tallas pequeñas vendría a indicarnos la presencia de animales de compañía (Zinoviev, 2010). Pero existen datos sobre ejemplares de similares características hallados en Inglaterra, en yacimientos romanos del siglo IV d.C., donde se su-girió que este tipo de perros podían ser más pareci-dos a sabuesos, relacionados con tareas de rastreo y no tanto de compañía (Baxter, 2002). En diversas re-presentaciones escultóricas de Mitra matando al toro aparece un perro de pequeño tamaño que bien podría asimilarse a este morfotipo. No descartamos, de todas formas, la idea de que este morfotipo represente animales de compañía, como refieren Mackinnon y Belanger (2002). Estos au-tores documentan restos óseos de lo que consideran un morfotipo Bichón Maltés en un yacimiento romano en Túnez, que permite postular la existencia de ese uso como animal de compañía en el siglo III d.C. Tal funcionalidad queda, pues, pendiente de confirmar en Tabacalera. Por lo que se refiere al Bulldog, actualmente consi-derado un animal de compañía, se especula con que sus antecesores procederían de los antiguos molosos de guerra romanos y griegos. El Bulldog no consta como tal raza (es decir, como perro de presa) sino has-ta bien entrado el siglo XVII, aunque existen referencias en la literatura inglesa del siglo XII a un “bandog” de pelea para la lucha con animales grandes (osos y

Gráfico 4 Diagrama de dispersión de las funciones discriminantes para las tibias, acorde con los valores y los centroides obtenidos con las dos primeras funciones canónicas para las razas modernas y los huesos arqueológicos, que explican el 92,5% de la varianza total para el con-junto global de las variables, asumiendo siempre una igualdad de grupos

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toros), lo que explicaría su etimología inglesa (Dicker-son, 2003; Fédération Cynologique Internationale, 2010). La historia del bulldog dificulta la interpretación de los resultados que se han obtenido en este estudio comparativo, puesto que carecemos de referencias que hagan pensar en la posible presencia de esta raza en esta fase. Sin embargo, existen datos de ejemplares con similares características a los hallados en Tabaca-lera en un yacimiento de la Inglaterra romana (siglo IV d.C.) aunque el autor interpreta estos restos como evi-dencia de sabuesos paticortos, no de bulldogs (Baxter, 2002). Ninguno de los cráneos hallados en Tabacalera, muestran una braquicefalia similar a la del Bulldog. Comoquiera que la definición de raza canina es un concepto moderno, se debe tener precaución al comparar los restos arqueológicos de perros con los de las razas actuales, dado lo problemático que puede ser ello en ausencia de datos genéticos indubitables, lo que no suele ser norma. Sin embargo, si se aplica con cautela y flexibilidad el criterio racial, resulta posible comparar osteológicamente los restos de perros re-cuperados en yacimientos con ejemplares modernos, pudiendo entonces realizarse las puestas en común de estos datos con los de los registros históricos (docu-mentales) y con los estudios de las habilidades propias de las razas conocidas. Ello posibilitaría encuadrar determinados morfotipos de las poblaciones caninas de épocas pretéritas con conjuntos o grupos raciales actuales, proporcionando información complementa-ria acerca de la apariencia, tamaño y funcionalidad de estos animales en el pasado (Phillips et al., 2009).

5 –––CONCLUSIONES

Gracias a los estudios morfométricos presentados se han podido establecer cuando menos dos poblacio-nes bien definidas en el nivel más antiguo de los que colmataron el pozo de la Tabacalera: (a) un primer grupo racial formado por animales mesomorfos, po-livalentes, que podrían haber sido utilizados como perros de caza, de guarda e incluso como perros pastores y (b) un segundo grupo, formado por ejem-plares más pequeños, aunque nunca enanos, muy parecidos a los actuales perros rastreadores, que po-drían haber desempeñado usos alternativos aún por determinar, convirtiéndose eventualmente en anima-les de compañía. Cabe destacar que los morfotipos extremos se vienen relacionando sistemáticamente con las clases sociales altas (Caius, 1729; Zinoviev, 2010), lo que po-dría sugerir que el núcleo de Tabacalera atestigua la presencia de un contexto “elitista”. Esto no parece concordar con el contexto general de la restante fauna, aunque existen excepciones (vid. capítulos dedicados al estudio del meloncillo y de los moluscos hallados en el pozo-depósito en este volumen). Además, aunque muchos de los restos óseos pertenecen a individuos juveniles, no existen signos de su uso peletero o como

alimento, prácticas al parecer extendidas en aquellos tiempos en los yacimientos rurales, así como en otros núcleos poblacionales constituidos mayoritariamente por grupos desfavorecidos (Zinoviev, 2010). En cualquier caso, se hace necesario profundizar en este tipo de investigación que aquí hemos circuns-crito por razones de espacio a un solo índice craneal y a dos huesos apendiculares, a fin de poder abordar la siempre discutida adscripción racial de los perros ar-queológicos desde unas bases más sólidas y proceder a una más fiable inferencia de la evolución canina en el solar ibérico. Los restos aún por estudiar recupera-dos en las tres unidades estratigráficas que reflejan la colmatación del pozo de Tabacalera contribuirán, sin duda, a ello.

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Arqueozoología (LAZ-UAM), Departamento de Biología,

Universidad Autónoma de Madrid. C/ Darwin, 2, 28049, Madrid.

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Jimena López: Departamento de Ecología Evolutiva, Museo Nacional

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NOTAS